Cascabel 34
Literaturas
Muestra del Taller de la Serpiente UABCS Escriben: Patricia Vazquez Correa María José Vázquez Moreno Martha Rodriguez Rangel Carmen Benítez Raygoza Liliana Diaz Indra Avilés Cecilia Angelina Nora Soto Sasha Aguilera Sosa Ana Laura Gonzalez Castro Joaquin Maldonado Gabriel Rivera Avilés Arturo Hernández Villalba Armando Bustamante Manjarrez Ángel Eduardo Sánchez Gil Carlos Padilla Ramos La Paz, B.C.S. junio del 2017
Revista Cascabel
La Paz, B.C.S. junio 2017
No. 34
Director:
Raúl Cota Álvarez
Consejo editorial: Julio César Félix Lerma Raúl Antonio Cota Ecatl López Daniel Olimón
En este número: Patricia Vazquez Correa María José Vázquez Moreno Martha Rodriguez Rangel Carmen Benítez Raygoza Liliana Diaz Indra Avilés Cecilia Angelina Nora Soto Sasha Aguilera Sosa Ana Laura Gonzalez Castro Joaquin Maldonado Gabriel Rivera Avilés Arturo Hernández Villalba Armando Bustamante Manjarrez Ángel Eduardo Sánchez Gil Carlos Padilla Ramos Revista Cascabel es una publicación independiente circula trimestralmente en la ciudad de La Paz, B.C.S. y diversos puntos del país. se autoriza el uso del material siempre y cuando se cite la fuente
INTRODUCCIÓN
El trabajo de taller literario no es completo si no sale del aula y dialoga con el lector, si no se muestra fuera de los límites en los que fue creado.
Hoy se reúnen en las páginas de Revista Cascabel 16 autores que entregan una muestra del trabajo realizado a lo largo de tres meses en los géneros de poesía y narrativa, obras que fueron nutriéndose con herramientas, consejos, lectura y comentarios al oficio, siempre desde el respeto al autor y la humildad de éste ante la crítica en busca de fomentar la autocrítica y aplicarla a la mejora del trabajo literario.
Las páginas de Revista Cascabel están de nuevo habitadas por las letras de nuevas e interesantes propuestas poéticas y narrativas, en busca de lectores y su imaginación. Bienvenidos.
Raúl Cota Álvarez
Armando Bustamante Manjarrez
Malestar (I)
-
¿Usted cree que la política sea un arte…? No sé, ni me interesa ¿A qué se debe el enojo...? Debido a que ya me “arté”… de ella ¡Ah!
Malestar (II) -
¿Usted cree que la política sea una ciencia…? Sí, la del Mal ¡Ummnn…!
Malestar (III) -
¿Usted cree que la política sea un arte o una ciencia…? Las dos cosas a la vez ¿Podría ampliar su opinión…? Es el arte de la simulación y el engaño, además ocupa el método científico para nunca explicar el famoso enriquecimiento inexplicable
-
Gracias.
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Indra Avilés
A la par
Amiga de leches y copos, diré si no me equivoco, sin mí pareces tan hueca, no saben, sin ti soy simpleza. Tengo nervios de joven premura, ideas de loco suponiendo aventuras. Dos piezas con una comisión, plasmando claro la razón. Créeme, seré bueno al tocarte, te quiero sincera para amarte. ¿Sabes que dibujo raíces y escribo historias? No palidezcas, cantemos como amigos, bribona. Anda que la tinta no ha secado y el amo ha vuelto desesperado.
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Ana González
Memorias de Jack
A través de la ventana contempló el cielo, maravillado por aquella aurora boreal que dibujó la figura de una cebra y se desvaneció al instante, dejando un resplandor azul en el horizonte. Decidió tomar su bicicleta y los pensamientos giraron cómo trompos buscando negocio con el pasado. Recordó el aire frío y la ventisca que nunca paralizó sus enérgicas piernas, el cable de seguridad y su medición ajustada al arnés, el piolet grabado con el caracol de la deidad, las cuadras cubiertas con el candor de la nieve y la colección de monedas que cambió por el viaje en el territorio polar. Lo recordaba cómo si fuera ayer y el tiempo permaneciera inmóvil cómo la estatua del reino que solía visitar. Pero la caída en la vía de la montaña lo desalentó, y una joroba le apareció. Ahora tiene un trabajo de oficina y aún le duele.
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Mescalina
Reventé, caminé sin pies con manos amarradas catorce voces en el pecho y ninguna en el bolsillo. Arrastré palabras blancas en hojas muertas versos pétreos en senderos llanos agua caliente en colores amargos y de aquel paso peregrino brotaron aullidos. Saturé la página de escalofriantes heridas llené la boca de impresionantes sorbos. Y de la náusea arraigada escribí aquí.
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Joaquín Maldonado
Los minutos y las horas
Uno pierde los minutos y las horas caminando entre Esquerro y Abasolo calle abajo y hacia el malecón entre el calor y los puestos de chinos miras esa foto relojes de arena en los aparadores los vendedores ambulantes del viejo barrio el calor de la ciudad las calles con árboles de la india las aceras de mosaico bañadas de sombra miras de nuevo la foto y sonríes sin darte cuenta es una tarde espléndida la gente que camina y se aleja que sale de foco entre el calor y la sombra
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Veinte de abril
Veinte de abril. Hoy Carlos y María cumplen ocho años de casados. Sería un gran día si tan solo María no hubiera descubierto el ticket de SARA´s en el saco de él hace una semana, era una compra importante, algo caro para alguna de las amantes que sin duda él tenía en su oficina. Ella revisó el Facebook de Carlos, estaban las fotos de una reunión en la empresa el viernes pasado, había una mujer rubia quien sonreía en todas las fotos, de seguro a ella le había regalado algo, un perfume, un reloj, quizá una pulsera. Por la tarde empezó a beber. Recordó que su esposo tenía una pistola en su buró, fue por ella, la tomó, se sentó en la cama, lloró un poco y la guardó en su bolsa. Salió a la calle, subió a su auto y fue a SARA´s. Preguntó por el ticket, lo sentimos, solo podemos decirle que el cliente pidió que se enviara el paquete a domicilio, no podemos darle más información. De regreso paso a un Oxxo, compró una botella de vodka con mandarina, una bolsa de hielo y cargó saldo en su celular. Llegó a su casa. Eran las tres y Carlos llegaría a las cinco. Se bañó, se arregló un poco y se sirvió un vaso grande de vodka, vinieron a su mente las fotos de Facebook, la sonrisa de la mujer rubia le parecía burlona, llena de rabia tomo la pistola. Tocaron a la puerta. Sonó un disparo y Carlos cayó al suelo, traía el traje azul marino, la corbata y la camisa rosa que ella le había regalado en su cumpleaños, se veía impecable a sus cuarenta y cinco años sino fuera por la pequeña mancha de sangre que asomaba por su camisa. Sonó el teléfono, María levanto la bocina sin hablar siquiera, eran de SARA´s, querían entregar un paquete que días antes alguien de nombre Carlos había comprado para regalo. 8
Patricia Vazquez Correa Sueño 1.0 Más allá de temer al juicio del tiempo, la deidad de mi ser lanzó una moneda. La caída de caracol en el horizonte, provocó un aire de candor en la pierna derecha. Cuesta arriba, seguí por la vía de asfalto con la bicicleta ponchada. Me costó trabajo descubrirme nuevamente en este absurdo territorio. Recordé, ayer mi pensamiento estaba atónito como estatua de cebra, en los dorados campos de un reino desconocido. Entonces, al doblar la cuadra, una ventisca resbaló sobre la joroba de un instante azul. Supe que ya no era negocio hacer la medición cielo y antes de cerrar la ventana, decidí cortar el cable de energía, que hizo girar velozmente el trompo que anidaba en mi cerebro.
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Cecilia Angelina El tercer día es peor Amaneció el tercer día y yo aun llorando. El dolor en el pecho no se va, aunque me tiro del cabello tratando que me duela algo que no sea el corazón nada sirve. Se quedan los cabellos rubios enredados en mis dedos, pero el torrente de emociones que tengo no me deja sentir más. De mi boca escapan lastimeros sollozos que rebotan en las paredes de la solitaria casa, cada vez que veo su foto en el pizarrón de corcho. La cabeza me duele de tanto pensar y recordar, si pudiera me arrancaría el cerebro para deshacerme de todo, así quizá deje de llorar y el dolor acabe; es lo que necesito. Han pasado los días y pensé que iba a mejorar, tenía la pequeña esperanza de olvidarlo al pasar el tiempo, en cambio se volvió peor, no dejo de pensar. Por ratos he podido dormir, y el dolor me sigue en sueños donde también me deja, igualito que en la realidad. Ya no aguanto. Anhelo que regrese, que se dé cuenta de que esa no lo va a querer como lo quiero yo. Quiero que se quede conmigo. No he salido de casa, solo he visto como los días han ido corriendo desde la ventana abierta. Esta mañana, mientras el sol empezaba a pintar el cielo, me ha prometido que si me lanzo el suelo empedrado me recibirá quitándome el dolor del corazón y también los recuerdos que asedian mi cabeza. Trate de callarla, pero cada vez que miro siento que, de hecho, lo requiero. Deseo perderme del mundo, porque necesito que el dolor acabe, y saltar parece tan fácil. Tan sencillo como levantarme de la cama y dar unos pasos, quitar el espejo de la silla para acercarla a la ventana, y poner un pie encima para trepar al alféizar. Lo difícil es no mirar el pizarrón y esa foto, pero puedo lograrlo; de lo demás, nada que pensar. Solo hay que caer. 11
Estaciones Traté de olvidar, de no seguir la huella de tu zapato hasta la cruz de tu amor sin embargo fallé, termine por el mundo buscando un arco más perfecto que el de las cejas que adornan tus ojos, para lanzar a las estrellas flechas de pluma y usar su luz en el camino a la piedra de tus labios. Me tomé el primer tequila en una silla cerca del mar esperando que las olas me devuelvan al primer día, y a mi mente vino otro poema que escribí con el lápiz del que fluyen letras igual que lluvia. Los versos terminaron escapando, mira arriba, en el cielo, esos pájaros volando son las mismas palabras con que una vez te encerré junto a la luna en una botella. Quizá llegue una noche de primavera transformada en mariposa dispuesta a quedarme el verano para alejar el calor de tus sueños con un abanico de libros rosas, hasta ver nacer la luna de otoño en tus manos esperando me quieras aun cuando empiece el frío y juntos encender una fogata de poesía que nos mantenga tibios, y repetir el ciclo, mil veces cada estación.
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Carlos Padilla Ramos Despertar Después de un despertar abrupto, me doy cuenta de cuándo fue que todo esto empezó. Empezó al perderte, ahí fue. Justo cuando entendí a plenitud que te había perdido para siempre y sin remedio. Tanto hacer planes desde que nos vimos por primera vez. Tanto andar de arriba para abajo, arriesgándolo todo siempre. Hasta tú misma estuviste siempre formando parte de esos riesgos. Ahora siento como quema la frialdad de la soledad. Estoy por completo cierto que así la sentías tú con mis ausencias y te la guardabas. Siempre estabas bien, al menos eso es lo que yo miraba ¿o será que así lo quería ver? Todo el tiempo fuera de casa trabajando ¡Otra vez, y siempre trabajando! Eternamente ocupado y preocupado por ser el buen proveedor, para terminar valiendo madres, al final de todo. Haciendo un resumen exhaustivo, mis provisiones nunca contemplaron una atención, ni cercana ni cálida para ti. Ahora que te fuiste, vuelan todo tipo de imágenes recriminando la pobreza de mis actitudes, mi fría concepción del buen proveedor. ¿Soñé? No lo entiendo, sin embargo juraría que estuviste aquí. Sí, anoche. No sé a qué hora fue que llegaste, pero hicimos el amor hasta desmayar. Hasta quedar sin fuerza. Hasta agotar todas la energías y las ganas. Pero hay algo extraño que no alcanzo a eslabonar. Esta mañana al despertar, me encontré acostado y en el piso. Me levanté entre dudas. Fui a la cama y no te estabas ahí. Busqué por el resto de la casa y no encontré absolutamente nada. Te grité y no escuché nunca tu respuesta. De regreso a la recámara, al abrir la puerta, me miré despertando, aún permanecía acostado y en el piso. ¿Extraño? ¡Por supuesto que sí! Pero ahora lo recuerdo con claridad. Te perdí, hace tres días. Descansas en tu sepultura, yo mismo coloqué aquel maldito puño de tierra. Ya no estás, ni estarás conmigo nunca. Así es como terminé por despertar llorando, sin remedio. 13
Tatuaje de polvo Un paisaje llano, albo sin nada que brindar hace presencia sobre una planicie que se asoma pletórica de amorfo imaginar. Por allá, en el fondo nace un punto un punto blanco donde empiezo adivinar tu lúcida presencia. Mis pinceles abaten los colores dibujan sin cesar tus líneas tus recuerdos perdidos tus rotas ilusiones. Luego rebusco en la distancia conveniente al amparo de una perspectiva que no existe sólo para encontrar el vacío nuevamente. El blanco se aposenta con su trazo ingrávido donde concebí colores para tí y se queja la idea trascendente. Vuelvo a atacar las mezclas pero ahora con violencia tan sólo para despertar ante una escena que amenaza con la presencia de tu olvido Se perfila al final que he saturado el lienzo con esa huella abominable que entristece el alma y deja cicatrices en el polvo del olvido.
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Lliliana Díaz
R.I.P. PARAGUAS Que tristeza encontrarte en un espacio postrado con el universo a tu cargo fragmentado y al observar solo huecos vacíos opacan la luminosidad y protección cuando el cielo se cae ó el sol amenaza con volverse terrestre
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ADIÓS Los zapatos no se desgastaron ante tanta inclemencia recorrían tantos caminos y terminaban limpios al final ahora estarán relucientes a los pies de la cruz
SOLEDAD Silencio sonido cautivo luchando saltar al abismo estremeces mi pecho pero cual pared lo bloquea y solo emerge mi respiración
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Martha Rodríguez Rangel EN ALGÚN LUGAR DEL PATIO
Te gustaba secar tu cabello Ondulado y entrecano Sentada al sol, Lo recuerdo siempre! Acompañada del humeante café Con la chalina a la espalda Y la biblia en la mano Devorabas las letras, Deseando que no obscureciera jamás. Tus acompañantes, el frondoso jazmín, Y el colorido laurel Perfumaban y adornaban Tu querido patio. Meditabas las oraciones Y tus historias vividas. las alegrías y tristezas Se reflejaban en tu rostro. La sabiduría y la dulzura de tus palabras y consejos, me acompañan en la vida. Sé que te puedo encontrar En algún lugar del patio. Te honro diciéndote Fuiste y eres mi poesía Madre mía. 17
GLADIADOR Hombre de espíritu, aventurero y libre Hombre de montaña dunas y mar Piel de sal Hombre de alma de cantera Indomable a la tempestad Cabalgas a la vida con fuerza de titán Hombre con corazón noble y generoso Hombre de canto y guitarra De luz y fuerte mirar Bendecido por la divinidad Con hijos mujer y hogar.
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Carmen Benítez Raygoza
La tinta no ha secado Si como tinta en libro perdido mi recuerdo se ha extraviado en las oscuras y profundas aguas del silencio le aclaro no fui yo quien insistió en esta relación que cada vez usted convierte en un vaivén de hojas flotando por el viento e invito a que reconozca que ante su insistente demanda de ser parte importante de mi vida que gira en torno a mis ocupaciones no ha sido acorde sus palabras y comportamiento le recuerdo una vez que este corazón se cierre a sus emociones que poco atiende cerraré la puerta dejando atrás sus pocas atenciones que a cuenta gotas llegan a este corazón que anhela cual turbulento mar en el océano de pasiones y seguiremos escribiendo porque la tinta no ha secado y el corazón sigue latiendo por su presencia y mi alma añora cumplir con nuestros sueños.
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Mi amor de soñadora Observo en el papel sus cejas, sus ojos, su mano sostiene un lápiz escribe un libro que su mente reflexiona más, su corazón de piedra en el oscuro mar. No permite salir ni por casualidad a flote sentimientos presos en botella de cristal tan solo a veces un abanico destellante de luz emerge para volver herméticamente a confinar. No, no esperaré sentada en la silla del olvido soy pasión que revolotea cual ave en libertad estos labios esperan para gritar su nombre soltar el vuelo como mariposa al emigrar. La cruz del olvido lentamente se está acercando ¡escucho pájaros!, su trino anuncia su llegada su luna me sostiene en esta espera las estrellas me recuerdan su mirada ¿esperaré?… ¡tal vez!, porque la vida pasa.
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Nora Soto
Dragones en la ciudad
Luz roja. Se detiene bruscamente el auto eléctrico de Amalthea, no pudo seguir. Sabe que el dragón se acercará a su puerta y cierra las piernas. El libro electrónico es lo primero que ve en asiento continuo y la acomoda en su regazo. Lleva tres meses manejando por la misma ruta, es la única vía directa a su destino. La criatura se mueve dificultosa. Todos los ojos están sobre su andar, mientras los sus suyos arden sin limitarse. Su aliento conspira en el cristal. No hay fuego en su lengua, el fuego sale por sus ojos cuando observa en el interior una entrepierna. Amalthea desea escupirle rayos pero no se atreve. Desesperada acciona el botón de hélice pero el auto no responde a la quietud del viento.
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Obra de arte
Atesté el lienzo de aterradoras huellas Mis macabros pinceles fueron delineando el contorno de tu piel. cada trazo, cada línea, cada gota de sangre. Los versos la prosa Tinta roja, tus venas. Terribles consecuencias después de los besos las caricias, los orgasmos. Una funesta obra he dejado en nuestra cama móvil.
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Eduardo Sánchez
Vagar En el agobio febril aspiro a ver la salida, mariposa que escudriña algún vestigio radiante en la cerrazón de la noche. Contemplar la luna dentro de una botella, pájaro al vuelo que atrapa mi palabra no escuchada, lápiz que desgarra la hoja empapada de lluvia y no escribe. Sentir una piedra y no labios en un beso añorado. Ojos dilatados, cejas fruncidas, quiebro la botella, libero la luna en mis manos, faro. Del mar emerge mi silla, navío inatacable. Abro en abanico libros, velas henchidas de palabras. Congrego estrellas con el lápiz, constelaciones, guías. Travesía antes que suceda que me quiten los zapatos y pongan mis brazos en cruz.
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Luneta Cuanta magia guarda el patio ese espacio peculiar giros sin fin, que entre sueños infantiles armaban un maratón cuando el banco de taller era nave reluciente, submarino misterioso y trebejos oxidados los anhelados juguetes. Nunca acababa la fiesta solo el garaje nocturno invadía la intimidad alegría, fin de semana, descalzos y enjabonados restregábamos sus lozas. Domingos entre familia, rechinido de columpios, alboroto con los perros el humo del asador con olores exquisitos esparcidos por la casa bajo la sombra del árbol que los contempló crecer cruza el umbral la goleta que llega al puerto gustosa de su navegar ligero, preámbulo de la casa donde el viento se une al canto de las palmas afinadas por donde el sol entre cocos ilumina el crepúsculo estival. Pláticas interesantes, risas inundan la tarde con fragancia de café mezclado con el de tierra cuando acaba de llover plantas que se renuevan de inmediato dando flores satisfechas, ataviadas con un color singular moscos que pican las piernas no entorpecen la ocasión. Domingos de cumpleaños regocijo de los niños cuando rompen la piñata noches inolvidables con sus mesas bien vestidas, iluminadas con cera para recibir amigos guarda un secreto rincón donde se observa la luna, cuantas noches en silencio con ella hemos platicado. Quedan millones de historias que en el patio acontecieron, cada una es un poema que nos hace respirar. 24
Gabriel Rivera Avilés
Si volvieran los 30 30
Cuando iba entrando al pueblo se sorprendió al ver aquel paisaje tan disparejo, habían construido mansiones, hombres armados y equipo de comunicación custodiaban los alrededores, sólo quedaban algunas casas antiguas, la iglesia y la chimenea que era la imagen emblemática de ese antiguo pueblo minero que tuvo su prosperidad en el siglo XIX y ahora formaba parte del jardín de una de las mansiones. Se dirigió a la casa de su primo. -¡Buenos días! - ¡Buenos días! ¿Y ese milagro? -Ya ves, aquí dando la vuelta. -¡Órale! Ta bien. -Cómo ha cambiado el pueblo. -¡si!, hay mucho pinche político y narcos. La clase política se había vuelto más cínica, aprobaron leyes que los protegían contra señalamientos que el pueblo les levantaba, a los capos de la mafia ya se les veía en lugares públicos con escoltas fuertemente armados, autos de lujo y un conjunto musical siguiéndolos, la procuración de Justicia era una mierda. 25
-¿Sigues cuidando la casa del politiquillo aquel? -Si, cuando viene con su familia se quedan en la casa y cuando trae movidas con morrillas se quedan en la cabaña que construyó en el cerro. -Jajaja pinche viejo pelón lo van a venir cachando. -Jajaja si pues pero a mí se me hace que la vieja ya sabe y se hace pendeja. -Jajaja, oye ¿Y todavía tiene la colección de las carabinas 30.30? -Si, ahí las tiene en exhibición en la sala, una vez al mes le ayudo a limpiarlas. -¡Órale!, ¿Tu carnal y la palomilla todavía sigue jugando béisbol? -Simón los sábados en el estadio. - ¿Y los guaruras y esos cabrones no van a ver el juego? -Nel, nomás la palomilla, esos cabrones nos ven como si fuéramos hormigas, ni nos pelan, nomás cuando ocupan chamba de albañilería, plomería o jardinería. -Si, así son, se creen como si fueran los dueños de una hacienda y nosotros los criados…
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Arturo Hernandez Villalba AROMA A CHICLE de huellas pequeñas mis pies te extrañan. Desde que te fuiste mi camino es una larga despedida y el regreso un deletreo constante del adiós. El miedo se sembró en mis pasos y mi sombra ya no besa la tierra que espera la figura de mis pies. Aroma a chicle de huellas pequeñas contigo se quedaron las partes importantes de los sueños, las llaves maestras y las bromas que hoy harían reír muchas mujeres. Aroma a chicle de huellas pequeñas mis pies te extrañan, ahora te encuentro en este cuello, y todo el camino, de ida o vuelta, se detiene, y esta mujer me es infancia.
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Hay un tigre en la casa que desgarra por dentro al que lo mira
EDUARDO LIZALDE
EN ALGÚN LUGAR DEL PATIO HAY UN POEMA, que acecha estas mis manos que no quieren escribirlo. En algún lugar del patio hay una sombra que rodea la casa golpeando las paredes, que empaña de despedida las ventanas y deja la palabra Adiós en la perilla de las puertas. En algún lugar del patio hay una bestia, que desgarra por dentro al que lo mira, que desgarra el palpito inconcluso de la noche, que desgarra para alimentar su olvido. En algún lugar del patio hay un amor viejo, que tiende a lo marchito, que se recuesta debajo de los arboles para robar la primavera. En algún lugar del patio hay un poema que ha entrado varias veces ya a la casa mientras dormimos y entonces se alimenta.
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Maria José Vázquez Moreno El libro
Dos cosas no nos han de faltar: las delicias de la carne y las delicias de la literatura. Sei Shōnagon
Libro bajo la almohada, ¿qué tintas te marcan? descríbeme los placeres lo que te conmueve hasta el espasmo la espesura de tu secreto lo que tus hojas anhelan. Soy la calígrafa del deseo soy desobediencia soy terremoto soy la enamorada que redescubre su cuerpo en la redondez del laberinto que turba el ombligo del cielo. Pinceles húmedos trazan ideogramas en la espalda de la vidente, flores tatuadas en los brazos del árbol, sobre el mapa dorado de tus sueños me trazo, navego en cada orgasmo por los deltas sagrados que juntas nos llevan al mar.
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Nace el poema
Dentro de mí algo se gesta, cada sílaba rasga mi entraña, manos sobre el escritorio, llega la náusea, está vivo.
Versos fragmentados sangran en la punta de mis dedos, briaga de esta tinta nueva, me atrevo, me dejo ir, junto letras, reescribo, borro palabras, creo formas, la hoja reclama su sangre.
Con mi sanguino plagué el papel de cicatrices, entre lágrimas y saliva, nace, respira, abre los ojos mi poema.
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Cascabel 34
Muestra del Taller de la Serpiente UABCS
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