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En adultos mayores

El proceso normal del envejecimiento produce cambios en la estructura y funcionamiento del sistema cardiovascular; estos cambios no representan una enfermedad, pero si se asocian a otros factores como el tabaquismo, diabetes, alteraciones de colesterol o triglicéridos o a una vida sedentaria, pueden favorecer la aparición de enfermedades como: hipertensión, arritmias, infartos, insuficiencia cardíaca o eventos vasculares cerebrales, entre otros. De hecho, los problemas cardiovasculares son el tipo de enfermedad más común en los adultos mayores: en nuestro país alrededor del 40% de los adultos mayores tiene hipertensión, y la enfermedad cardiovascular como tal es la primera causa de muerte en mayores de 65 años en México, y en todo el mundo.

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Además de los cambios que el envejecimiento ocasiona al sistema cardiovascular, es importante considerar de qué manera las enfermedades cardiovasculares afectan al individuo y su curso de vida; en los adultos mayores, este tipo de enfermedades pueden asociarse a depresión, polifarmacia (tomar muchos medicamentos), dependencia, demencia, sobrecarga del cuidador, aumento en los costos de atención médica y deterioro en la calidad de vida.

Con frecuencia los adultos mayores visitan diversos especialistas y profesionales de la salud, aumentando la posibilidad de que se les receten múltiples fármacos; es necesaria una evaluación minuciosa de todos estos medicamentos, además de aquellos que se obtienen sin receta médica, suplementos, herbolaria o medicina alternativa, ya que pudieran empeorar la evolución de sus enfermedades, tener interacciones entre sí y aumentar la posibilidad de reacciones adversas a medicamentos. Por todo lo anterior, los adultos mayores con enfermedades cardiovasculares se benefician de la evaluación por un médico especialista en Geriatría, quien trabajará en conjunto con el cardiólogo y de ser necesario, con un equipo multidisciplinario; los objetivos de este trabajo en equipo serán no solo relacionados con prevenir la mortalidad o disminuir los síntomas, sino también con mantener la independencia, prevenir la discapacidad, reducir las hospitalizaciones, orientar a la familia en los cuidados necesarios y sobre todo priorizar los objetivos que sean más importantes para el adulto mayor y por ende, mejorar su calidad de vida.

La doctora Diana L. Paniagua Santos es médico especialista en Geriatría, con práctica privada e institucional, así como profesora universitaria de la asignatura de Geriatría y Gerontología.

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