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Pichincha y su Batalla

Este 24 de mayo de 2023 se conmemoran 202 años de la Batalla de Pichincha, una fecha cívica en que recordamos este hecho histórico, que es la liberación de Quito del dominio colonial español y que marcó el inicio de la vida republicana de lo que hoy es Ecuador.

De ahí la gran importancia que tiene la batalla de Pichincha, ya que dio como consecuencia la liberación total del actual territorio ecuatoriano, que pasó luego a integrar el distrito sur de la Gran Colombia, permaneciendo así hasta 1830, cuando se separó del Estado creado por Bolívar y proclamó su propia independencia.

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Su Historia

La batalla que selló la libertad a nuestra patria fue librada entre las tropas realistas del Gral. Melchor Aymerich y las fuerzas patriotas conducidas por el Gral. Antonio José de Sucre.

Luego de una agotadora campaña militar que se había iniciado en Guayaquil a principios de 1822, a mediados de mayo, Sucre se acercaba a la ciudad de Quito y, para evitar encontrarse con los españoles, dispuso que sus tropas flanquearan al enemigo subiendo las heladas laderas del volcán Cotopaxi, hasta aparecer el 16 de mayo en el valle de los Chillos. Ese mismo día, al descubrir la estrategia de Sucre, los españoles se replegaron y entraron en Quito, ocupando las principales calles del sur de la ciudad.

Las piezas se movían como en el tablero de un ajedrez bélico, en el que vencería el más astuto.

La noche del 23 de mayo de 1822, protegido por las sombras, el ejército de Sucre, integrado por 2.971 hombres entre guayaquileños, cuencanos, argentinos, chilenos, colombianos, peruanos e ingleses. Empezó a escalar silenciosamente el volcán Pichincha, buscando la mejor ubicación para la batalla que sellaría la independencia de esta parte de América; a la vanguardia, el Gral. Córdova avanzaba con el batallón “Alto Magdalena” mientras que el batallón inglés “Albión” se encargaba de proteger la retaguardia, y custodiar y distribuir el parque.

La batalla fue, sangrienta y feroz, pues las fuerzas realistas estaban conscientes de que su derrota significaría el fin del dominio español en esta parte del continente. Al amanecer del 24 de mayo, en las faldas del Pichincha y teniendo como premio la libertad, la ciudad y el pueblo de Quito fueron emocionados testigos del momento más gloriosos de su historia.

Al caer la tarde, viendo que ya los españoles no podían continuar luchando, Sucre se acercó a la ciudad y por medio de O’Leary intimó a la rendición de Aymerich, quien comprendiendo que ya no podría resistir el empuje de los patriotas, aceptó la honrosa capitulación que Sucre le ofreció, la que fue convenida y ratificada al día siguiente, estipulándose en ella la entrega de la ciudad y del fuerte del Panecillo, con todo lo demás que existía en el territorio de Quito, incluyendo el de Pasto, gracias a lo cual Bolívar pudo consolidar la independencia de Colombia.

El héroe Abdón Calderón

Héroe de esta jornada fue el Tnte. Abdón Calderón, del batallón Yaguachi, quien a pesar de haber sufrido varias heridas no abandonó el campo de batalla, y manteniendo en alto la gloriosa bandera de celeste y blanco permaneció en él hasta que los españoles fueron derrotados.

En el parte militar sobre la Batalla del Pichincha, el Gral. Sucre elogió su heroismo y valor:

En tanto, hago una particular memoria de la conducta del teniente Abdón Calderón, que habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas, no quiso retirarse del combate. Probablemente morirá, pero el Gobierno de la República sabrá recompensar a su familia los servicios de este oficial heroico”.

El Libertador, Simón Bolivar, al escuchar sobre su valentía en batalla, lo ascendió de manera póstuma a capitán. Por ello, en los eventos militares se cumple el decreto de Bolívar:

“Que a la Primera Compañía del Batallón Yaguachi no se le ponga otro capitán.”

“Que al pasar revista en dicha Compañía, Abdón Calderón sea considerado vivo, y que al ser llamado por su nombre, toda la tropa responda: Murió gloriosamente en Pichincha, pero vive en nuestros corazones”

Esta batalla, sin duda, condensa varios procesos de larga duración que configuraron la cultura política moderna en la que nos desarrollamos en la actualidad.

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