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Capítulo Uno: Experimento Las burbujas salían de su boca haciendo un molesto ruido en el agua. Aunque estaba sumergido en aquel cilindro con el agua azulada, podía respirar perfectamente por una mascarilla que llevaba. Sus ojos aún se acostumbraban a la reciente luz, la primera que veía en toda su corta vida. En cuanto se aclaró, pudo ver a aquella gente vestida de batas blancas, mirándolo con asombro a cada mínimo movimiento que hacía. Él dio un golpe en el cristal queriendo salir. No le gustaba ese lugar, el dolor de los tubos en su cuerpo, la angustia de no poder respirar correctamente, la visión borrosa, el no poder moverse con libertad -¡Suministradle el tranquilizante! Se escuchó a lo lejos. En un momento, su cuerpo se relajó, ya no le dolía nada y simplemente se durmió de nuevo. Sus escasos segundos en la vida, le habían resultado eternos. Ahora vendría la lluvia de imágenes de nuevo, tantos objetos, tantos idiomas distintos, tanta historia de los humanos. Todo le resultaba tremendamente abrumador, pero lograba coger aquella información con facilidad, demasiada facilidad. Cuando abrió los ojos de nuevo, vio que todo había cambiado drásticamente, había más maquinaria en la sala y el grupo de científicos a su cuidado había aumentado considerablemente. Un sólo pestañeo de él, para el resto eran horas de trabajo. Al cuarto pestañeo, ya era de noche, una mujer se acercó lentamente y puso una mano en el cristal diciendo con lentitud: -Mi pequeño... estoy tan orgullosa de ti. Ella era una mujer de pelo y ojos castaños claros, llevaba la misma bata que el resto, pero esta tenía una cinta negra en el brazo. Él sabía, por lo que le habían enseñado en aquellas imágenes, que eso representaba los grados. Era obvio que ella estaba en el más alto.


Él puso la mano en el cristal junto a la de la mujer, no supo el porqué lo hizo, simplemente lo hizo. -Pronto saldrás de ahí-Le dijo con una gran sonrisa-Y podré abrazar ese cuerpo peludito y acariciar esa cara escamosa-Ella se rió ante la expresión confusa de él-No te preocupes... nunca te trataremos como un monstruo. "Monstruo: Producción contra el orden normal de la naturaleza. Cosa excesivamente grande o extraordinaria. Persona o cosa muy fea. Persona muy cruel y perversa" Pensó de inmediato él y solo pudo tragar saliva. Ya había visto lo que le habían hecho a los "monstruos" a lo largo de la historia y no quería que le hicieran eso. -Te quiero, mi pequeño-Soltó casi llorando mientras retrocedía lentamenteHasta mañana, descansa bien. Ella apagó la luz y se fue lentamente sin decir nada más. De inmediato, él se durmió haciendo volver la lluvia de imágenes. Se despertó de golpe escuchando unos gritos de aquella mujer con otro hombre. -¡No! ¡No le harás eso a mi hijo! ¡¡Él no es un arma!! -Es para lo que creamos a esa... cosa. -No... no pienso dejar que le hagas nada a mi pequeño. -Es por el bien de la humanidad. -¿¡La humanidad!? ¡Eres un señor de la guerra! ¿¡Qué te importa a ti la humanidad o el avance científico?! ¡¡Hemos creado vida a partir de la nada!!Soltó señalándolo a él-Lo he creado yo... es mi hijo. El hombre le puso una mano en el hombro. -Lo siento, Karen... no hay otra opción. Ella sólo bajó la cabeza con tristeza y empezó a llorar en silencio, tapándose la cara con las manos.


Él se volvió a dormir. Las imágenes volvieron de nuevo, pero esta vez eran mucho más complejas de entender para él. Las emociones le parecía algo muy extraño y caótico. Una barra de carga, la cual estaba al 98%, apareció ante sus ojos y cuando cambió a 99% se apagó.

Capítulo Dos: Agua y Aire Él empezó a escuchar mucho jaleo fuera de su pequeño espacio. Abrió lentamente los ojos viéndolo todo destrozado, los que parecían soldados disparaban a algo fuera de su pequeña sala.


Cuando eso algo llegó a ellos, los destrozó con mucha facilidad y lo devoró manchándolo todo de sangre. No parecía ser el único de esas cosas que había suelta, parecían ser cientos de ellos por todos lados intentando huir. De entre los demás experimentos apareció ella, Karen. Agarró una roca del suelo y empezó a golpear el cristal que lo aprisionaba haciendo que el ensordecedor ruido le hiciera retorcerse. Ella se detuvo en seco al sentir como una bala le atravesaba el pecho golpeando en el cristal, manchándolo de sangre y agrietándolo por la fuerza de la bala. Ella se palpó ligeramente la herida viendo la enorme cantidad de sangre que salía de ella. En su último esfuerzo, puso las manos en el cristal diciéndole. -Te prometí que te sacaría de ahí...-Él puso las manos en el mismo sitio que el de ella-...mi hijo... Karen se deslizó por el cristal, cayendo al suelo inconsciente y muriendo por falta de sangre. Él aprovechó para hurgar un poco en la grieta de su cárcel de cristal para poder liberarse, pero sólo pudo caer dormido ante aquella posible oportunidad de escapar. Esta vez no hubo imágenes nuevas, ni sensaciones que mostrar. Por primera vez estaba soñando algo que había visto de verdad, la muerte de su madre. La veía una y otra vez, con exactitud milimétrica. Parecía que lo repetía una y otra vez sin poder cambiarlo ni una vez. Al volver a despertarse, pudo comprobar que todo estaba en ruinas. Donde se suponía que tenía que estar el cuerpo de Karen había una gran mancha de sangre en su lugar. Aprovechó ese momento para romper más el cristal hasta que finalmente cedió liberando todo el líquido junto a él. Se sacó la mascarilla viendo que tenía un tubo que le llegaba hasta la tráquea. Fue sacándose el resto de tubos viendo su exagerada longitud. De los hoyos que quedaban en sustitución se cerraron a gran velocidad.


Al mirar un charco en el suelo del líquido en el que estaba suspendido hace tan poco tiempo, vio su reflejo en él. No sabía cómo definirse a si mismo, en todo el conocimiento que había adquirido, nunca había visto a nada como él. Su figura era exacta a la de un humano normal. Su cuerpo estaba recubierto de un pelo negro azabache, aunque pudo comprobar que podía substituirlo por unas escamas azules oscuras muy resistentes. Su cabeza era muy parecida a la de un lagarto, pero recubierta de pelo y con cuatro orejas alargadas que le permitían escuchar todo a su alrededor. Sus ojos eran algo grandes en proporción a su cabeza y su cuerpo, los globos de estos reaccionaban ante la luz cambiando de color mientras que el iris le dejaba ver colores imposibles para cualquier humano y su pupila era rasgada como la de un gato, sólo que mucho más fina por la luz que allí había. Al mirarse los brazos, pudo comprobar que tenía manos dotadas de pulgares como la de los simios, peor en las piernas tenía unas patas similares a la de los mamíferos, como los leones o algún canido. Al dar la primera bocanada de aire, sus branquias desaparecieron en su cuello y sus pulmones empezaban a funcionar correctamente haciéndole notar una gran diferencia de cuando estaba en aquella pequeña cárcel de cristal. Sin más dilación, quiso explorar el lugar. Salió de aquella amplia sala y cerró la destrozada puerta con su larga y flexible cola.


Capítulo Tres: Zoo Humano Él caminaba por los innumerables pasillos de aquel lugar, con sus rápidos y grandes ojos, escaneaba todo a su alrededor sin dejarse ningún detalle sin analizar. Al llegar a una sala con un gran ventanal, se acercó a ella y vio que estaba en un edificio de, posiblemente, veinte o treinta plantas de altura más diez plantas subterráneas. Alrededor del edificio se había construido un muro para proteger el lugar del exterior, una ciudad aparentemente deshabitada, aunque él podía ver alguna que otra sombra moviéndose entre las callejuelas. Sin darle demasiada importancia, se dispuso a descender por la escalera de incendios, ya había visto el enorme huevo del ascensor completamente bloqueado. Al mirar hacia abajo en las escaleras, vio la profundidad exacta que había junto al ascensor, solo que este no estaba bloqueado por cadáveres ni trozos de metal afilados que podrían herirte. Se subió a la barandilla y saltó sin ningún temor bajando a todos los pisos a gran velocidad. Aterrizó se forma brusca aunque ágil, agrietando el suelo por el peso sumado a la velocidad de su caída. Se incorporó de forma normal y se dirigió al vestíbulo donde vio montones de cadáveres, principalmente mutados, experimentos anteriores a él. Todos eran extremadamente horrendos y se notaba que estaban empezando a descomponerse, él había pasado más tiempo dormido de lo que creía. Salió fuera, atravesó el patio y se adentró en las calles de aquella enorme ciudad. De vez en cuando escuchaba a algo corretear a su alrededor, sabía que iba a darle caza, pero no le importó, sabía que era algo inofensivo. Escuchó como el aire se cortaba a gran velocidad hacia él y, con un rápido movimiento de muñeca, agarró la flecha que iba dirigida a su cabeza. Al mirar de donde venía, pudo ver a una mujer de pelo rubio, casi blanquecino, y ojos azules profundos mirándole con horror. Él miró a la flecha y a la ballesta que sujetaba la mujer. Aquella humana no era ninguna amenaza, al contrario, sería una presa fácil si iba desarmada.


Decidió acercase a ella para devolverle la flecha, pero la mujer se asustó más y empezó a correr mientras gritaba, asustada, pidiendo auxilio. Lo que hubiese escondido por aquella ciudad, empezaba a moverse rápidamente hacia el ruido. Él, al ver el peligro inminente, decidió defender a aquella mujer. Aquel sentimiento era como un programa que debía cumplir. De su espalda salieron dos enormes alas, parecidas a las de un murciélago, y salió volando colocándose delante de la mujer para que dejara de huir, pero no sirvió de nada. Ella intentó frenar, cayéndose al suelo, ella siguió gritando por ayuda cuando algo la atacó. Parecía un humano, pero a la vez no lo era. Él lo agarró de la cabeza y se la arrancó de forma rápida, aunque el cuerpo seguía moviéndose de forma nerviosa y errática. Él apartó el cuerpo, viendo la mordedura en el brazo de la mujer. Sin pensárselo dos veces, le rompió el cuello de la forma menos dolorosa que pudo. Escondió el cadáver, como una costumbre humana, lo tapó con unas telas y lo rocío con una substancia que había salido de debajo de su lengua para ocultarla de cualquier depredador. La arrastró hasta un contenedor de basura, completamente vacío, y cerró la tapa usando otra glándula que soltaba una especie de ácido. Salió del callejón donde estaba el contenedor y escuchó unos lentos y temerosos pasos seguidos de la voz de una niña. -¿Mamá?-Al no obtener respuesta empezó a preocuparse-¿¡Ma--Mamá!?-La niña, al verle, se asustó un poco, aunque no tanto como lo hizo su madre-¿Q-quién eres tú?


Capítulo Cuatro: Expresión Él notaba que la niña estaba asustada, su cuerpo transpiraba, su respiración era agitada y su corazón iba a un ritmo frenético. Aunque, no escapaba como era costumbre cuando se estaba asustado de tal manera. -¿Qu--quién eres?-Tartamudeó la niña retrocediendo un paso mientras jugaba con sus dedos nerviosa-¿Me...? ¿Me entiendes...? Las cuerdas vocales de él se tensaron y su se volvió más fina para intentar imitar la forma de comunicarse humana. Movió las cuatro orejas hacia delante para escucharla mejor y, finalmente, abrió la boca para hablar. -Sí, te entiendo perfectamente-La niña se asustó un poco de su voz potente y con un retoque algo extraño. Él giró la cabeza e intentó cambiar su tono de voz-¿Mi voz te produce alguna sensación negativa?-Ahora era demasiado aguda-¿Esta tonalidad te resulta agradable? -S--Sí...-La niña sintió algo de confianza, aquel ser peludo le resultaba agradable y notaba algo raro en él, algo que, por su corta edad, no lograba etiquetar-¿Cómo te llamas? -El etiquetado de seres por "nombres" es sólo una invención humana. Los mamíferos se detectan entre sí por olores-Ella giró la cabeza confusaSupongo que la crías humanas no tienen suficiente coeficiente todavía para asimilar una forma de comunicación en un vocabulario de mayor nivel. -¿Qué? Él empezó a entender algunas cosas de ella. -No tengo nombre. -Pues... te llamaré... ¡Ex! ¿Te gusta "Ex"?-Asintió con la cabeza-¡Bien! Yo soy Laura-Miró a su alrededor-Oye, ¿Has visto a mi madre?


-¿Madre? -¿Sabes qué es una madre? La imagen de Karen desangrándose le vino a la mente. -Sí. -V--vale, es una chica rubia, em... es fácil saber quien es, no hay mucha... "gente" por aquí. -Sí, una de esa "gente" la mordió en el brazo, las extrañas bacterias que tienen esas... criaturas aún sin catalogar, son muy peligrosas. Lo único que pude hacer es acabar-- -De repente, un grupo de humanos llamó la atención de Laura, gritándole que se apartara de aquella "cosa". Ellos le apuntaban con armas, listos para disparar-Esas armas de fuego improvisadas podrían hacerte mucho daño, Laura. -¿Qué? -Creo que seré una buena madre... Abrazó a la niña, sacó sus alas a la vez que su cuerpo substituía el pelaje por las escamas y alzó el vuelo de forma rápida llevándola al techo de unos edificios, mientras sentía el punzante dolor de las balas atravesando su cuerpo o se quedaban dentro de él. Al llegar al techo del edifico soltó a la niña mientras los gritos de los humanos llamando por ella eran cada vez más fuertes. -¿Qué estás haciendo? ¡Esa es mi familia! No nos harían daño. -Ellos no comparten tu material genético. Ella iba a protestar, pero , al ver la sangre que emanaba de Ex, se asustó. Esta era de color azul. -¿Qué es eso...?


Él miró al suelo, a donde la niña miraba. -Sangre. Sin más miramientos, empezó a arrancarse las balas de su cuerpo a la vez que las heridas se curaban a gran velocidad. -¿Cómo haces eso? ¿No te duele? -Sí, el dolor es un sistema de alerta en el sistema nervioso. Al ver mis heridas, el dolor desaparece ya que soy consciente del riesgo. -Hablas muy raro...-Ella se levantó y se acercó a Ex agarrando una de sus manos-¡Tienes que llevarme de vuelta con ellos! -¿Estás segura de eso? Siguen sin der de tu familia -Estoy segura. Ex la agarró y descendió lentamente por el edificio y dejó a Laura en el suelo, dejándola volver con, lo que ella decía, era su familia. Para Ex, algo así era raro, ya que toda la información que tenía de protección era de animales salvajes con sus crías o familia directa, aunque, ahora que lo pensaba, él acababa de hacer lo mismo con otro sujeto de otra especie.


Capítulo Cinco: Inyección Los humanos que acompañaban a Laura le echaban un ojo a Ex de vez en cuando para ver que hacía, el notaba como el miedo les recorría el cuerpo al verlo. Sin saber qué hacer, desplegó las alas a punto de marcharse, aunque Laura se lo impidió. -¿A dónde vas? -No tengo nada que hacer aquí. Esta es, según tú, tu familia, -Pero...-Miró al resto de humanos, sabiendo que a ellos no les iba a gustar lo que estaba a punto de decir-Yo quiero que seas parte. Él giró la cabeza algo confuso. -Eso es imposible, un sujeto de una especie diferente no puede permanecer a una "familia" de humanos. Laura estuvo pensativa durante unos largos minutos, las palabras que usaba Ex eran demasiado cultas para ella, le resultaba algo difícil entenderle. -Y si... ¿...te adoptamos? Aquellas palabras hicieron temblar a los humanos que observaban al fondo, en silencio. -No creo que a ellos les parezca muy buena idea esa decisión. Laura se acercó a agarrar una de sus manos, intentando que cediera a su proposición. -Creen que no eres de fiar...


-No te he dado ninguna razón para que creas eso de mí. -No hace falta...-Ella le miró a los ojos, a esos ojos tan distintos a los suyos...yo sé que eres de fiar. Él intentó buscarle un sentido a esa frase, sin poder encontrarlo. -¿Cómo sabes eso? Laura bajó la mirada a su mano junto a la de él, eran tan distintas y, parecidas al mismo tiempo. -No lo sé... sólo... sólo lo siento-Se puso una mano en el pecho-Aquí. -Eso es tu corazón. Laura, al ver el doble sentido, se empezó a reír. Él veía las cosas de forma plana. Sabía que ella no podría explicárselo y decidió volver a preguntarle. -¿Te adoptamos? Ex miró hacia el edificio del que había salido, él no tenía ningún sitio a donde ir. A lo mejor donde estaban ellos habría algún sitio donde pudiera descansar. Volvió mirar a la niña, la cual estaba -De acuerdo. La felicidad que envolvió a Laura hizo que le abrazara de forma cariñosa. Al parecer, los pocos minutos que habían pasado juntos, le habían hecho encariñarse con aquel ser que no era de su misma especie, ni siquiera él sabía de qué especie podría ser. Algo nuevo, sin duda. Laura, sin más demora, se juntó con el resto de humanos para debatir sobre el tema. A Ex no le importaba demasiado si aceptaban o no, para él sólo era algo pasajero estar con aquella niña y su grupo de de humanos. Ya habían pasado varios minutos desde que empezaran a discutir la presencia de Ex en su hogar, en su refugio en medio de ese caos.


Capítulo Seis: Corazón Muerto Ex se incorporó repentinamente asustando a los dos hombres armados que le vigilaban. Ellos apuntaron con sus armas hacia él a la vez que temblaban levemente de miedo. Al mirar a su alrededor, vio que estaba en el aparcamiento de un Motel, el cual estaba rodeado por un muro hecho de forma improvisada con todo lo que se pudieron encontrar. El Motel estaba bastante descuidado, aunque, por lo que pudo ver de varias puertas abiertas, las habitaciones estaban impolutas. La cantidad de humanos en aquella pequeña fortaleza no era más de 15 y algunos estaban enfermos, no tardarían en morir a los pocos días. Al cabo de unos minutos, la mujer morena se acercó junto a Laura y tres personas más. Las cuales, junto a ella, parecían ser los cabecillas de aquel reducido grupo. -Iros-Les ordenó a los hombres armados, aunque ellos se fueron, no lo hicieron con mucha seguridad-Bueno, Ex-Quiso recalcar el nombre que le había puesto Laura-Después de debatirlo mucho tiempo... creo que te puedes quedar aquí... Laura, al escuchar aquella noticia, se lanzó al regazo de Ex abrazando su cuerpo recubierto por el suave pelaje. Aunque él no se lo devolvió y simplemente se quedó mirando hacia ella con seriedad. -¡Tengo que presentarte a todo el mundo! Dijo la niña con emoción a la vez que de separaba de él y le agarraba de la mano tirando de él para que la siguiera. Las presentaciones fueron rápidas. Tres guardias en lo alto del motel que vigilaban cualquier intruso, cuatro personas mayores que hacían ropas con


materiales muy trabajados, dos cazadores más los que dirigían al grupo hacían un total de dieciséis personas en aquel motel. Laura fue a una de las habitaciones donde había una anciana, la cual siempre llevaba un gorro de lana y un pañuelo por encima. -Mira, Abu. Este es mi amigo, se llama Ex. Él, al ver a la anciana, percibió algo, algo que sabía que entristecería mucho a Laura. -¡Oh, vaya! Eres más peludo de lo que pensé Dijo la señora con la voz gastada. Laura, dio un leve salto acordándose de algo. -Espera aquí, voy a buscar una cosa. Ella salió de la habitación a toda velocidad. -Bueno, hijo, ¿qué cuentas? Ex, mirándola fijamente, se sentó a su lado y pasó lentamente la mano por la cabeza sacándole el gorro, comprobando que no tenía ni un sólo mechón en la cabeza. -Usted tiene un tumor maligno... Ella se volvió a colocar el gorro. -Lo tengo desde hace poco... si alguien se enterase... Ex la miró extrañado. -¿Qué lleva a los humanos a mentir? La anciana se rió levemente, aquella pregunta era tan complicada de explicar.


-Hay muchos tipos de mentiras... las que yo cuento son para proteger a los seres que amo de que... se preocupen demasiado por mí y me traten de manera especial. -Pero ellos sufrirán en cuanto mueras. -Lo sé, pero...es más reconfortante para mí pensar que si se enteran de golpe, no sufrirán tanto como que si van... sufriendo a lo largo de los siguientes meses--Días. Corrigió él. La anciana, en vez de entristecerse, sonrió. -El lado bueno... es que me reuniré con mi esposo. Él, tras unos segundos sin decir nada, soltó: -Según su hipótesis de las mentiras... si miento a Laura sobre la muerte de su madre, ¿evitaré que sufra? Ella se quedó en silencio, algo atónita. -No, querido, no lo has entendido-Laura entró de repente poniendo una bufanda azul alrededor del cuello de Ex. -¡Te he traído algo de ropa!-Ella le dio una camiseta y un pantalón corto de diferentes tonos de azul-No creo que al resto le haga mucha gracia verte tus "no-vergüenzas".


Capítulo Siete: Extraño Los días pasaron, Ex cada vez era más aceptado entre los humanos, aunque algunos seguían desconfiando de aquel al que llamaban "monstruo". Ex ayudaba en la recolecta de alimento, los animales eran muy escasos y lo mejor que podían cazar era algún ave desprevenida por las afueras de la ciudad, dónde estaba el bosque. También ayudaba a hacer la ropa, armas cuerpo a cuerpo para defenderse e incluso ayudaba a los enfermos dándoles remedios hechos de plantas que les ayudaban a pasar un día más sin dolor. Aunque para la abuela de Laura, todo era más complicado. Ex estaba reunido con los cabecillas de aquel lugar. Se había transformado en un sujeto especial en la comunidad. La mujer de pelo castaño se sentó en una silla enfrente de un escritorio. Se frotó la cara frustrada por la situación. -Los alimentos no son suficientes... si seguimos así, moriremos de hambre. Debemos encontrar soluciones ya mismo. Ex levantó levemente la mano, pidiendo permiso para hablar, el cual fue concedido rápidamente. -Queda la ciudad. Por alguna razón, la electricidad de allí aún no se ha ido, debe haber mucha comida congelada. En las tiendas de jardinería habrá semillas-Miró por la ventana viendo el aparcamiento vacío-Si hacemos un huerto tendremos más posibilidades de tener comida sin tener que salir. Ella se levantó de golpe. -Buena idea... ¿Se puede saber por qué no lo has dicho antes? -Nadie me preguntaba.


-Bueno... dejando eso de lado... ¿Quién se ofrece?-Todos los allí presentes esquivaban las miradas, intentando quitar la atención sobre ellos-¿Nadie? ¿Susana? ¿Dexter? ¿Juan? ¿Nadie? Finalmente, Ex volvió a levantar la mano, ofreciéndose. -Yo iré. -Bueno, parece que Ex es el único que tiene huevos para ir ahí fuera. -¿Huevos? Yo no pongo huevos, ni los tengo. -...es una expresión. Sin más, Ex recogió una mochila para llevar todo lo que recogiera. Justo cuando iba a salir por la puerta, Laura le llama para que le detenga. -¡Hey! Te... ¿te vas? -Voy a por provisiones. El ceño de Laura se frunció de forma leve y sus ojos se volvieron más húmedos. -Oh... vale... -¿Estás triste?-Ella simplemente negó con la cabeza, aunque aquella expresión decía todo lo contrario-De acuerdo. Volveré en once minutos y seis segundos. -Vale... Ex extendió las alas a la vez que cambiaba el pelaje por las escamas, echando a volar de forma rápida a través del bosque hasta llegar a la ciudad. En cuanto aterrizó, recogió las alas, abrió pequeños globos oculares que cuidaban muy bien de su visión periférica y colocó sus orejas hacia atrás para escuchar cualquier movimiento de cualquier cosa que hubiese por allí.


Rápidamente, entró en las tiendas recogiendo todo alimento que pudo, cualquier aparato electrónico que necesitasen, incluso armas de fuego. Al llegar a una carnicería, donde alguna carne estaba podrida y otra perfectamente conservada en el congelador. En cuanto iba a recogerla, se dio cuenta de que se iba a descongelar de camino a su guarida. De repente, vio algo moverse a varios kilómetros de distancia, algo que le había llamado la atención de forma brutal Las puertas del edificio, del cual había salido sólo hacía unos días, se abrieron y se cerraron de forma rápida. Tenía la necesidad de investigar, pero se le acaba el tiempo de estar allí, le había dado a Laura un tiempo exacto y no quería fallarle. Sin pensárselo dos veces, volvió al motel, dejó las provisiones, acarició la cabeza de la niña diciéndole que le diera un par de minutos más y salió volando de nuevo, entrando en el edifico. Lo primero que vio fue a otro humano, con un traje especial. Una mezcla entre un traje anti radiación y un traje parecido al de un soldado. Ex hizo que sus escamas absorbieran todo la luz que recibiera, haciéndole totalmente transparente. Las puntas de sus dedos se hincharon y, al tocar la pared, una especie de pelos de carne se agarraron a esta dejándole caminar por las paredes como un lagarto, vigilado de cerca a aquel humano.


Capítulo Seis: Eyección Aquel humano subió directamente a los pisos superiores, seguido muy de cerca por Ex, y empezó a rebuscar entre las salas llenas de papeles. De un bordillo sacó lo que parecían cuatro imanes pequeños, lo cuales se separaron formando algo parecido a la pantalla de un teléfono y, con otro imán en su dedo índice, empezó a escribir en la pantalla que se había formado. Aquí Leonar, mensaje 432. He encontrado más informes sobre el Experimento W-Hizo varios trazos en la pantalla-Al parecer, estaban trabajando en una bacteria que volvía a los humano y animales más moldeable... lo suficientemente moldeable para que sus únicas funciones fueran las vitales: Nutrición, relación y reproducción. Aunque la bacteria hacía imposible cualquier tipo de reproducción ya que volvía estériles a los enfermos-Ex se resbaló de la pared y cayó al suelo con un ruido sordo, haciendo que Leo se diera la vuelta con un arma en las manos. Después de comprobar que allí no había nada, siguió con la grabación-Ejem... al parecer, algunos enfermos llegaban desarrollar una capacidad de escuchar infrasonidos Al mirar en más papeles y no encontrar nada, decidió acabar la grabación devolviendo los imanes a su sitio. Sin más, siguió explorando el lugar, subiendo aún más en el ascensor. Ex recordaba ese piso, lo recordaba como si fuese ayer. Leo siguió investigando el lugar, en cuanto abrió la puerta de la sala donde había nacido Ex, se quedó boquiabierto. -No puede ser...-Se empezó a reír de incredulidad a la vez que sacaba fotos a todo lo que podía-Al final decidieron hacerlo...-Se agachó para comprobar las huellas. Para él, eran completamente humanas-Tiene que haber un humano por aquí...-Miró por la enorme ventana de la sala viendo la ciudad y, a lo lejos, el bosque-...mis jefes no se lo van a creer...-Sacó de nuevo lo imanes-Aquí Leo, mensaje 433. Confirmación del Experimento X, al parecer ya encontraron como utilizar la bacteria como arma-Miró unos informes


parcialmente mojados- Me retracto, encontraron como utilizar el virus como arma. Leo salió de la sala en busca de más información útil. Aunque, esta vez, Ex no le siguió. Se bajó de la pared volviendo a su estado original y se quedó contemplando el lugar donde había sido creado hacía tan sólo unos días. Seguía sin poder olvidar la cara de Kate, llorando de felicidad al ver que, aquel al que llamaba su hijo, ya había crecido hasta tornar en la madurez. -¡Hey!-Ex se giró rápidamente viendo a Leo apuntándole con un arma-¿¡Q-Qué mierda eres!? Ex volvió a hacerse transparente, hizo un barrido a las piernas de Leo, le quitó el arma y, con un golpe, rompió el cristal de su casco a la vez que le apuntaba con si propia pistola a punto de disparar. Aunque, no pudo hacerlo, sus músculos se contarían evitando que disparara contra la cabeza de aquel humano. Leo, al ver el despiste en la mirada de Ex, apartó el arma y saltó rompiendo la ventana a la vez que abrían un jet pack, saliendo a gran velocidad de la ciudad. Ex, sin perder un sólo segundo, salió volando tras él, atravesaron la ciudad, el bosque y un gran lago. Aunque, al ver aquel muro más grande que el edificio del que habían salido, se detuvo en seco, dejando que Leo se marchase a través de una abertura automática que se cerró al pasar él. Ex pensaba atravesarlo por arriba, aunque recordó a Laura y su tiempo estaba casi agotado. Sin pensárselo, fue hacia la ciudad de nuevo, al llegar a la carnicería hizo que su cuerpo moviera toda la grasa había los brazos y hacia las piernas a la vez que sus músculos se hacían cada vez más grandes. Agarró un congelador y salió volando de nuevo hacia el Motel. Aunque no paraba de darle vueltas a lo que acababa de pasar.


Capítulo Nueve: Abrazo Ex aterrizó en medio de parking dejando el congelador hasta arriba de carne en el suelo. -¿¡Qué es todo esto!? Se quejó la chica morena. -Esto, Jane, es un congelador y, como su nombre indica--¡Sé lo que es un congelador! ¡Digo que porqué lo has traído! -La carne de podría poner si no se conserva debidamente. -Oh, buena idea. Laura apareció corriendo y abrazó las piernas de Ex. -¡Has vuelto! ¿Podemos jugar ya? -En un momento, tengo que hablar con los mayores. Laura volvió a poner aquella expresión de tristeza. -Vale... Esta vez, Ex, no le dio ninguna importancia a aquella expresión. Laura le había dicho que no era nada. Ex se reunió de nuevo con los cabecillas del grupo explicándole lo que había sucedido. -¿Cómo que un muro...? ¿Una pared?-Ex asintió con la cabeza, aunque aquella respuesta les incitaba más dudas-¿Y desde cuándo está ahí...?-Ex se encogió de hombros. La jefa se sentó frotándose la cabeza, confusa-Pero... he vivido toda mi vida aquí, en esta ciudad... he ido a miles de sitios antes de que


esas cosas llegaran de repente... ¿Cómo es posible?-Ella se levantó de nuevo, mirándole muy seria-Quiero verlo. Sin más, Ex les llevó hasta el muro a muchos kilómetros del refugio. -¿Es esto? Juan le miró serio. -¿A caso ves otra cose que pueda ser una muro? -...vete a la mierda. Axel, rápidamente, pudo tapar las orejas de Laura evitando que escuchara aquella grosería. -Oye, Ex, ¿Puedes pasar por encima del muro? -No, por encima hay un campo de fuerza que lanza una descarga muy potente a todo lo que toca. -¿Cómo que... "una descarga"? Ex agarró un trozo de madera y lo lanzó hacia arriba con todas sus fuerzas, pudiendo pasar por todo el enorme muro con facilidad hasta tocar el campo de fuerza que carbonizó la madera en un segundo. -Eso será lo que le pase a cualquier cosa que le toque. -Bueno, Ex, ya tienes algo nuevo que hacer... -De acuerdo. Semanas después... Todos salieron de sus habitaciones, de madrugada, escuchando un estruendoso ruido, parecido a la eyección de un enorme cohete.


Al mirar al cielo, vieron una especie de avión/nave enorme que se dirigía directamente a la ciudad, concretamente al edificio de donde había salido Ex. Él quiso averiguarlo de primera mano, aunque Laura se abrazó a él, temblando de miedo. -¡No vayas! Ex se arrodilló para estar a su altura. -Es muy probable que esa nave nos lleve a la libertad. Ella empezó a llorar y se abrazó más fuerte a Ex. -¡No vayas! Volvió a repetir completamente aterrorizada Ex no comprendía que le pasaba, allí iba a estar segura, tenía a su familia de acogida cuidando de ella. Sus pequeños gemidos hacían que se preocupara más y más por ella, pero no podía dejar escapar esta oportunidad. Sin pensarlo dos veces, besó la frente de Laura, hizo que su abuela la agarrara y Ex salió volando a gran velocidad. Ex sentía una rara sensación en el pecho, algo como si se lo apretaran, algo como angustia y preocupación. La imagen de Laura llorando de miedo volvía a su cabeza una y otra y otra vez. Aquella imagen en su cabeza le despistaba mucho, aunque la imagen de "su madre" desangrándose delante de él en sus primeros días de vida era algo que tampoco olvidaría nunca.


Capítulo Diez: Experimento Y Ex atravesó el bosque volando, aunque al llegar a la ciudad decidió volverse invisible y saltar entre los edificios para acercarse a la nave, la cual estaba aterrizando delante del edificio el cual él había salido. Cada vez que uno de aquellos "no-humanos" que frecuentaban la ciudad se acercaba a la nave, esta activaba unas armas que disparaban rápidamente. Ex pudo deducir que aquellas armas de activaban tanto por el calor como por el movimiento. Él bajó su temperatura hasta niveles casi mínimos y se arrastró sigilosamente, aunque algo lento, hacia la nave cuando esta abrió una compuerta dejando ver como alguien salía de dentro, un humano. En concreto era Leo el parecía bastante nervioso, no paraba de mirar a todos lados, seguramente para asegurarse de que Ex no estuviera por allí como la primera vez. Leo, esta vez, no llevaba el traje anti radiación, sino un traje como de licra muy ajustado con muchos aparatos electrónicos y circuitos por el traje. -E--es aquí, señor... Unos pasos pesados se acercaron a Leo, haciendo que de pusiera nerviosos. Una figura alta y corpulenta empezó a hacer crujir los dedos algo molesto. -¿Seguro que es aquí? -Sí... Aquí le vi... La figura corpulenta miró a los cadáveres de los No-humanos. -¿Y qué son esas cosas? -Se--según los--¡Deja de tartamudear! Me pones nerviosos.


-Lo siento, señor... Según los informes, estos son los resultados fallidos del Experimento W. -¿W? ¿Tan atrasados estaban? -Sí, señor... tenga en cuenta que esto fue hace muchos años atrás. -Ya... ¿Ya podemos irnos? Este sitio da asco... -No, señor, tenemos que comprobar el centro de experimentación para buscar al Experimento X. La sonrisa de dientes puntiagudos de la figura más alta centelleaba a la vez que crujía de nuevo sus dedos. -Genial, ¿dónde está ese rebelde? Me encantaría estamparle la cabeza contra el suelo. -A eso hemos venido también... a encontrarlo...-Leo extendió aquella pantalla como la última vez-Según los radares aquí hay varias personas... "vivas". -¿Y eso qué quieres decir? -No han contraído el virus del Experimento W, señor. La figura corpulenta bajo de la nave del todo, viendo el Centro de Experimentación. Esta tenía un aspecto muy similar al de Ex, sólo que mucho más grande y musculoso, además de que su pelaje era completamente blanco. -¿Qué es eso...? -¿Qué es qué, señor? El "Ex blanco" incrustó las garras en el asfalto y lo levantó justo por donde estaba Ex escondido. -¡Eso!


Obligó a Ex a moverse y a delatarse, volviéndose visible de nuevo. -¡Es él, señor! ¡¡Es el Experimento X!! -¡¡Cállate!! ¡Lo estoy viendo con mis propios ojos!-Esta vez hizo crujir su cuello-Por fin nos conocemos... este de aquí me ha hablado mucho de ti... je, parece que le has dejado marcado. Yo soy Uai Ex cambió el pelaje por escamas, en las muñecas y en los tobillos dejó salir alginas plumas y la cola la dejó peluda. Unas flechas y algunas balas fueron contra Uai, aunque él lo bloqueó todo con su brazo. Su sangre, al contrario que la de Ex, era roja, pero un rojo muy intenso, no como la de los humanos normales. -Je...-Se arrancó las flechas y las balas-Parece que tienes amigos-Ex giró un poco la cabeza abriendo todos los ojos que tenía, habían venido, incluso Laura-Oh, ya lo entiendo... ¿son tu familia? -Fuera. Les ordenó a los humanos, aunque ellos se negaron. Laura se logró soltar de su abuela y fue corriendo hacia él abrazándole la pierna. -Ex... -¿Cuánto necesitamos, Leo? -Con uno bastará. -"Con uno bastará"...-Recubrió su cuerpo de escamas-Lo mejor que he escuchado en todo el día.


Capítulo Once: Apoyo Uai arrastró a Ex dentro de la nave tirándolo bruscamente dentro de una jaula. Él estaba muy herido e inconsciente. Leo intentaba sujetar a Laura, la única superviviente, la cual pataleaba. Uai le agarró de los pelos y la arrastró dentro de la nave también y la metió en la misma jaula que Ex. -Vámonos de aquí, no soporto este sitio. -Sí, señor. Leo empezó a pilotar la nave, despegado, dejando los cadáveres del resto de humanos allí, tirados en el suelo, con enormes heridas que los mataron en segundos. La nave fue hacia la enorme muralla y Leo, pulsando un botón, la abrió, saliendo de allí. -Ve a La Colmena, dijeron. Será divertido, dijeron... Laura, mientras, sollozaba al lado de Ex, quien seguía inconsciente. -Por favor, por favor... despierta-Ella lloraba de forma ruidosa por el miedo y la tristeza de perder a su familia-¡Ex!-Empezó a zarandearlo intentando que reaccionase-¡Despierta! Uai dio un golpe seco en la jaula. -¡¡Cállate ya!! ¡Joder, que pesada la puta niña!-Se cruzó de brazos y se sentó en el asiento de copiloto, junto a Leo-Recuérdame porqué no puedo matarla. -Porque la necesitamos... si han vivido en La Colmena tanto tiempo sin infectarse por el Experimento W, tendrá los anticuerpos necesarios para la cura--


-Sí, sí, aburridas cosas científicas... haber que dice el jefe cuando vea a estos dos. -Seguro que se pone histérico. Uai se rió recordando veces pasadas. Mientras, Laura intentaba hacer el menor ruido posible mientras seguía llorando, Ex no se despertaba. Ella logró acurrucarse en el pecho de Ex haciendo que la rodeara con el brazo, ella se sentía más protegida así, él era como su padre ahora. -Despierta... Ex le abrazó con fuerza rodeándola con la cola, viendo como Uai se acercaba a la jaula. -Míralos que monos... la verdad es que me dais ganas de vomitar. ¿Sabes que le hice yo a mis padres? Les disparé en la cabeza y ahora...-Se señaló a si mismo-...soy esta genialidad... ¿A qué mola? -Estás loco... -¿¡A si!?-Él se acercó más la jaula, asustando más a Laura-Eres tú la que está abrazada a una máquina de matar. Piensa antes de hablar. -Deberías hacer lo mismo. -¿¡Cuánto falta!? -Ya estamos llegando, señor. -Genial... ¿Sabes "Ex"? Estoy deseando ver como el jefe te hace pedazos. Y tú, niñata, te van a sacar toda la sangre, te dejarán seca. Será divertido. La nave llegó hasta un descampado en medio de ninguna parte, el suelo se abrió dejando ver como se elevaba una plataforma donde la nave pudo aterrizar.


La plataforma empezó a descender, aquellas instalaciones eran inmensas, había miles de personas de un lado a otro, trabajando, experimentando. -Laura, agárrate fuerte a mi-Le susurró Ex al oído, algo que ella hizo sin pensarlo dos veces-Escúchame bien... a partir de ahora tienes que ser valiente... no quiero verte llorar ni una sola vez, ¿entendido? -S--Sí... La plataforma se detuvo en la planta más baja de aquel lugar, la cual debía der la planta -50. Las compuertas de la nave se abrieron, Uai y Leo estaban demasiado distraídos como para notar como Ex soltaba, desde unas glándulas debajo de su lengua, un líquido que derretía el acero. -¿Lista? -Sí... Ex cortó la jaula y salió volando tan rápido como pudo, aunque no fue demasiado lejos, unos cables metálicos le rodearon el cuello y Uai tiró de él haciendo que se estrellara contra el suelo de espaldas, intentando proteger a Laura. De repente la empujó dejando que solo él recibiera la descarga eléctrica.


Capítulo Doce: Oz Uai agarró a Laura por los pelos y presionó un nervio concreto de su hombro para que se desmayara, cayendo al suelo. Ex intentó ir hacia ella, pero las descargas constantes no dejaban ni que se levantará. -Lleváosla-Los soldados así lo hicieron, aunque uno en particular la trató de forma cuidadosa al resto. Uai se acercó a Ex, el cual seguía electrocutándose a cada mínimo movimiento que hacía-Y tú, querido amigo, es mejor que vayas a ver al jefe. Ex agarró la pierna de Uai en un descuido haciendo que los dos recibieran las descargas constantes. El que sostenía los cables los detuvo, Ex se subió encima de Uai, aún aturdido, y sacó unas cuchillas largas de hueso de sus muñecas y las incrustó con fuerza en el hombro y cuello del Experimento Y. Este la agarró y lo tiró sacándolo de encima, solo logró que Ex se liberará de los cables. Los soldados le apuntaron con todo tipo de armas en un segundo. Uai movía el hombro y el cuello haciendo que sus profundas heridas cicatrizasen con mucha rapidez. -¡No le disparéis, idiotas! Le necesitamos vivo. Ex extendió un ala y empezó a moverla para generar algo de viento, luego olfateó el aire para seguir el rastro de Laura. Él saltó justo enfrente de Uai y se sujetó fuertemente con la cola al suelo golpeando al Experimento Y en el pecho con las piernas consiguiendo un método de distracción para seguir el rastro saltando de soldado en soldado a la vez que los noqueaba de un golpe seco. Uai se levantó con el pelaje muy erizado.


-¡¡Puta cosa negra!! Algunas de las escamas entre su pelaje se pusieron de punta como si fueran cuernos, su cola se alargó y se fortificó en unos segundos y de su espalda salieron, de forma forzada, dos alas enormes, mucho más grandes que las de Ex. -¡¡Cambiad las armas por tranquilizantes para atraparlo!! ¡El primero que le haga daño le arranco las pelotas! ¿¡Está claro!? Los soldados le hicieron un saludo militar a la vez que gritaba: -¡Sí, señor! Todos a la vez. Las tropas se separaron optando por otros caminos, intentando cerrarle el paso a Ex, aunque no lo consiguieron. Él logró alcanzar a los soldados y los noqueó a todos sin pensarlo a la vez que recogía a Laura en brazos. Él le miró el pulso e incluso levantó uno de sus párpados y le puso una luz cerca para ver si reaccionaban. Ex la abrazó con delicadeza, susurrándole al oído. -Menos mal que te encuentras bien. Uai, de repente, soltó sobre Ex y Laura haciendo que chocaran contra una puerta y la atravesaran rompiéndola en mil pedazos. Ex, debajo de Uai, logró proteger a Laura entre sus brazos. Ex esquivó un puñetazo de su enemigo haciendo que el suelo de metal se abollase. Él levantó la lengua y lanzó una especie de ácido parecido al de unos insectos muy particulares. Él aprovechó la ceguera de Uai para sacarlo de encima de un golpe seco en el pecho que le hizo caerse de espaldas. Ex intento huir con Laura en brazos, pero Uai le agarró la cola lanzándolo contra la pared como si fuera una simple pelota atada a una cuerda. Por suerte logrará dejar a Laura en el suelo antes de que eso sucediera.


Uai, viendo a la niña totalmente indefensa, la agarró con su cola empezando a apretarla con intención de matarla, incluso sabiendo que sería severamente castigado por aquello. Ex, algo aturdido, siguió escupiendo el ácido en grandes cantidades quemando la piel de Uai y distrayéndolo, sacó sus cuchillas de hueso y le cortó la cola a la vez que agarraba a Laura en sus brazos de nuevo. Pocos segundos pasaron antes de que le creciera una nueva cola y se quitara el ácido del cuerpo, aunque no intentó atacar de nuevo y se limitó a sonreír de forma malévola. Ex sintió el cañón de una pistola justo detrás de su cabeza y no movió una sola pestaña. -No... te muevas.


Capítulo Trece: Experimento Z Ex abrió uno de sus ojos detrás de la nuca viendo al hombre que le encañonaba con una simple pistola, este era el mismo que había disparado a Karen, el mismo que disparó a su madre. -Suelta a la niña... Dijo con lentitud mirando fijamente a Ex sin ni siquiera pestañear. Le empujó para que se alejara e hizo un ademán a Uai para que lo vigilara mientras él agarraba la niña e inspeccionará en su nuca. -Eres idiota... ¡HAS TRAIDO A UNO DE LOS EXPERIMENTOS! Él dejó caer a Laura al suelo con brusquedad apuntando al pecho de Uai, haciendo que este se acobardase poniéndose de rodillas. -N-No lo sabía... parece una humana... -¡Esa era la idea, imbécil! ¡¡Lo has arruinado todo!! Ahora ya no te necesito... Ex aprovechó ese momento en el que no estaba la atención sobre él y pateó la pistola haciendo que disparara a la pared dejando a Uai intacto. La bala no era para nada común, dentro tenía un extraño líquido amarillo, al cual Uai temía bastante. Laura se levantó lentamente viendo su alrededor con asombro. -Recuerdo este lugar...-Ex volvió a aprobechar la distracción para quitarle el arma al hombre de un golpe haciendo cambiar las tornas-...yo nací aquí... Se fijó en la pared detrás del escritorio del hombre y empezó a caminar hacia allí con la atenta mirada de todos, sobretodo de Ex -Me has salvado...


Ex se exigió de hombros. -Creo que los humanos me han contagiado más de una costumbre. Laura posó la pequeña mano sobre un sitio concreto de la pared haciendo que se activara un panel escondido abriendo unas compuertas, dejando ver el oscuro interior de una cámara, la cual se iluminó con una luz blanca y tenue dejando ver a una persona dentro, con varios tubos conectados al dañado corazón y a los pulmones para que pudiera seguir viviendo. -Mamá... Susurró Laura acercándose a Karen lentamente. Ex, al escuchar el nombre, bajó el arma y si giró también acercándose a aquella sala, aunque no pudo dar más de dos pasos. Uai, aún aturdido por la repentina ayuda de Ex, vio como el hombre sacaba un cuchillo del mismo color que las balas. Él se interpuso y rompió con facilidad el brazo del hombre haciendo que se lo clavara él mismo. El brillo amarillo empezó a devorarle la carne con rapidez hasta dejar únicamente los huesos. -Espera...-Laura se fijó mejor en Karen-...tú no eres mi mamá Ella se rió con debilidad. Su delgadez era extrema y parecía que no podía moverse. -¿Tú mamá...? Bueno...-Se puso la mano en el vientre-...Técnicamente si lo soy. Ex pudo notar que la mujer que matara mucho tiempo atrás era muy parecida a Karen. -¿Qué...? -Madre... Ex entró en la habitación con lentitud, acercándose a la mujer con miedo e incertidumbre.


-Oh, mira quién está aquí... pensé que Jeff te habría usado para cualquier cosa... y ninguna buena-Le hizo un ademán-Ven, acércate-Ex lo hizo lo más rápido que pudo y se sentó al lado de ella, viéndola tal y como era sin ningún tipo de distorsión de ningún tipo, nada físico se interponía entre ellos-Mi pequeño... estoy tan orgullosa de ti...-Ella puso una mano en su mejilla acariciando el pelaje- ya has salido de allí... ya hace mucho tiempo-Le dijo con una gran sonrisa-Ya puedo abrazar ese cuerpo peludito y acariciar esa cara escamosa-Ella se rió ante la expresión triste de él-No te preocupes... nunca he pensado en ti como un monstruo.-Ella derramó varias lágrimas-Me gustaría tanto conocer a mi hijo...-Vio a Laura- a mis hijos... Ex se levantó frunciendo el ceño y se fue de aquella sala sin dar ninguna otra explicación.


Capítulo Catorce: XYZ A1 Ex fue rápido, desconcertó a Karen de los aparatos que la mantenían con vida, aunque la ataban a aquel lugar, y la enganchó en otra máquina que le permitió volver a respirar. -¿Qué estás haciendo? Le preguntaron varias veces los tres, aunque él no soltaba ninguna palabra y simplemente seguía trabajando, conectando a Karen a diferentes máquinas que la mantendrían con vida durante el procedimiento. Él la durmió con anestesia general, salió de allí corriendo llegando a una cámara frigorífica que guardaban varios tubos de ensayo con diferentes líquidos dentro de diferentes colores cada uno. El agarró unos específicamente: uno rojo y otro azul. Al volver con Karen, mezcló los dos líquidos y se los introdujo por vía intravenosa haciendo que las venas de la mujer se tiñeran de color violeta. Uai, al ver la reacción del cuerpo de la mujer, se preocupó. -¿Qué les has hecho? -He hecho que viva. -¿Y eso qué significa? Karen, o más bien su cuerpo, empezó a convulsionar a la vez que el líquido violeta se hacía más intenso en sus venas tiñendo la piel del mismo color. El pelo de su cuerpo de volvió grueso y largo, cubriendo cada centímetro de este a la vez que partes de su piel en el pecho y la espalda desarrollaran una especie de escamas. Ex le quitó la mascarilla que le administraba la anestesia. Instantáneamente, Katen, cogió mucho aire incorporándose en el suelo abriendo sus ojos de color violeta viendo el mundo desde otro punto de vista.


-¿Qué...? ¿Qué me ha pasado?-Se miró los brazos con inquietud a la vez que se levantaba comprando que su cuerpo era funcional de nuevo-¿Qué...? ¿Qué me has hecho? -Uno de los nuestros-Soltó Ex sin siquiera pestañear-Ahora si puedes conocer a tus hijos. ➿ Mientras tanto, Leo, se escabulló en la cámara frigorífica y agarró todos los tubos de ensayo que pudo, metiéndonos en un maletín. Miraba una y otra vez por su venía alguien, se notaba su nerviosismo a la legua. En cuanto dejó la cámara frigorífica totalmente vacía salió corriendo de allí, fue hacia el garaje y se subió a una pequeña cápsula de escape que podría usar fácilmente sin ser detectado por nadie. En cuanto estaba lejos de la base, se comunicó con alguien a través de unos paneles. -Ya los tengo. -Por fin-Le respondió el de la grabación-Has tardado mucho. -Bueno, debes entenderlo, si Jeff seguía vivo y los robaba me perseguiría hasta poder matarme. -Bien... ¿Y los líquidos funcionan?-Como respuesta, Leo le envío varias fotos de Ex, Uai, Laura y Karen transformada.-¿Y estos? -Experimento X, Experimento X, Experimento Y y, la última actualización, Experimento A1. Los dos últimos son las muestras de que pueden parecerse a humanos desde que nacen y que se pueden transformar. -¿Son estables? -Eso parece.


-Perfecto... ahora me toca a mí hacer lo que Jeff no pudo. ➿ Tiempo después, Ex, Uai, Laura y Karen salieron de aquel lugar y caminaron por días por un nuevo mundo para ellos, todo civilizado y como lo conocemos ahora. De repente, un día cualquiera, cuando estaban siguiendo con su viaje, a lo lejos, de una granja aparentemente abandonada, salió una inmensa explosión que les obligó ocultarse por la onda expansiva que esta había provocado. En cuanto el estruendo había pasado, se vio un enorme cráter en un desierto, el cual antes era aquella granja.

Fin


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