Día 5

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DÍA 5: viernes 19 de julio Gobernabilidad Democrática: Participación Política

Fundación Social

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Elaborada por Fundación Social 1

INTRODUCCIÓN

Más de cinco décadas de conflicto armado interno han sido necesarias para cristalizar un proceso que, aunque endeble, parece marcar un antes y un después en materia de negociaciones de paz en Colombia. Se trata de una propuesta que se ha denominado “acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, documento marco de la mesa de conversaciones entre el gobierno nacional y las FARC-EP. Desde el 4 de septiembre de 2012 comenzó este proceso, que se ha constituido como una gran oportunidad para ponerle fin al conflicto armado interno que se ha desarrollado en el país. Ahora, los diálogos de paz se están llevando en La Habana,2 Cuba, a puertas cerradas y en lo que algunos analistas y activistas consideran “de espaldas al país”. Cinco puntos se pretenden negociar en esta fase del proceso : la política de desarrollo agrario integral, la participación política, el fin del conflicto, las drogas ilícitas, y el tema de víctimas. En este momento, las partes se encuentran debatiendo sobre uno de los puntos álgidos de la negociación: la participación política. En particular son tres puntos los que salen a flote. En primer lugar, los derechos y garantías de la oposición de cara a la firma del acuerdo final y el acceso a los medios de comunicación. Luego, los mecanismos democráticos de participación ciudadana. Finalmente, las medidas efectivas para promover mayor participación en la política de todos los sectores, tanto en lo local como en lo nacional, en igualdad de condiciones y con garantías de seguridad. Frente a esta particular coyuntura se encuentra la Redprodepaz, organización que ha permanecido en la búsqueda constante de la construcción de la paz mediante el reconocimiento de procesos de desarrollo humano sostenible que generen bienestar a las diferentes

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Andrés Sáenz Peñas Profesional Nacional del área de Incidencia en Política Pública de la Fundación Social. Contacto: asaenz@fundacion-social.com.co y Sergio Arturo Pérez Rojas pasante del área de Incidencia en Política Pública de la Fundación Social. 2. La primera fase fue el encuentro exploratorio que tuvo como sede La Habana, Cuba, entre febrero 23 y agosto 26 de 2012, que contó con la participación del Gobierno de la República de Cuba y del Gobierno de Noruega como garantes, y con el apoyo del Gobierno de Venezuela como facilitador de logística y acompañante. En teoría la fase final es de instrumentación e implementación del acuerdo, momento en el que ocurriría la dejación de armas y el cese de hostilidades, acompañado de la 5 consecución y verificación de los acuerdos

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regiones del país.3 Ahora, la Red enfrenta una etapa de cambios única para que sus componentes, los PDP, lleven la batuta de la transformación local en un nuevo periodo histórico para el país: el posconflicto. Las inquietudes que surgen son tantas, como los retos existentes en la consolidación de una paz justa, sostenible, integral y duradera. Dentro de estas, una se destaca por su carácter reciente e inesperado. ¿Deben los PDP, los pobladores y la Red participar en el ejercicio de la política? Y, si es así, ¿qué clase de actores pueden o deben llegar a ser? Sobre estos interrogantes se centró el último de los días de la semana de reflexión convocada por la Redprodepaz. A continuación se expresan las principales ideas y conclusiones sobre la materia.

3. De hecho, la Red, que inició en el año 2002, es un sistema de coordinación de la sociedad civil. Desde su nacimiento, esta organización se ha caracterizado por promover y apoyar firmemente a los PDP. Como resultado de lo anterior, hace presencia en más de 20 departamentos a través de la articulación que la misma hace con 19 PDP en diferentes zonas del territorio nacional. Se hace referencia a conflictos de orden económico, social, político, armado; entre otros.

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LOS PUNTOS CENTRALES

La discusión giró en torno a una pregunta que poco a poco fue depurando su propia respuesta a partir de las experiencias de los pobladores. En la inquietud sobre ¿qué clase de actor político deben ser los PDP?, se encontraron todo tipo de posiciones. Por un lado, la Fundación Red Desarrollo y Paz de los Montes de María (Red Montemariana) aseveró que el rol de los PDP debe ser de acompañamiento a la sociedad desde la lógica de la incidencia en política pública. Por su parte, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) destacó el fortalecimiento de la relación de los programas con las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) del territorio, para compartir experiencias y crear alianzas comunes. Asimismo, la Corporación Programa Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro (CPDPMC) recalcó que lo principal es empezar por la formación de ciudadanos y por el empoderamiento de las comunidades frente a la política. “Se deben conocer los espacios de decisión para incidir en la política”, aseguró su vocero. La Corporación Desarrollo y Paz del Tolima (Tolipaz), en cambio, sostuvo que si bien se debe continuar incidiendo desde los territorios en las políticas públicas de los municipios y en los departamentos para que se puedan generar resultados en las regiones, adicionalmente, “tenemos que organizarnos porque ya estamos enviando mensajes claros de que necesitamos espacios en el Congreso, en las Asambleas, en las Alcaldías”. Sin duda, se encontraron en un debate amplio posiciones provocadoras sobre cuál debe ser el rol de los PDP frente a la participación en política, al entender estos como expresiones que, en alianza con actores representativos de las regiones, promueven procesos incluyentes de amplia participación ciudadana con el fin de generar condiciones de desarrollo y paz bajo un enfoque de desarrollo humano integral sostenible. Ahora bien, no solo los invitados de la red de pobladores se hicieron sentir en el auditorio. La participación amplia de los asistentes se hizo sentir en este momento de reflexión con ideas igualmente interesantes. El Presidente honorario de la Red, Monseñor Leonardo Gómez, comentó: “nos damos cuenta que vamos por buen camino y que estamos bien para llegar al fin de la guerra en Colombia”. La alta figura de la iglesia destacó en ese sentido que está bien que algunos actores de los PDP se lancen al ruedo político y que, en ese sentido, lo importante es hacer acompañamiento a los políticos, para formarlos, para que no se tuerzan.” Por su parte, una de las asistentes mencionó a los presentes algo que en su criterio no se podía dejar pasar: “recordemos que no todos los PDP hacen política, sino incidencia en 4


política pública”. En esa medida, la formación a los líderes para que incidan públicamente y la construcción de sujetos políticos son los ejes gravitacionales sobre los que se deben entender la participación de los programas en la arena de lo público.

El público inquiere De aquella gran inquietud surgieron otra serie de preguntas para los pobladores, de acuerdo a sus objetivos como PDP y al contexto en el que sus colaboradores se desenvuelven en terreno. Ante inquietudes como: ¿qué piensa hacer Tolipaz ante un escenario sin armas?, sus voceros recordaron las situaciones de alta complejidad en que realizan su labor: “hay 124.000 desplazados en la región, debemos centrarnos mucho en la reconciliación y el perdón entre los pobladores, entre los afectados para poder lograr participación, retorno y acompañamiento”. Destacaron de igual forma la necesidad de una presencia real y efectiva del Estado. Al CRIC se le planteó el siguiente interrogante: ¿cuál es la posición del Consejo frente a los diálogos de paz y frente a la insurgencia? Ante lo cual se respondió que el grupo más afectados por el conflicto ha sido la población indígena, lo cual ha generado un avance pausado en el proceso de reivindicación de derechos y de consecución de los objetivos de la organización. 5


Sin embargo, se recalcó que “el movimiento indígena tiene la capacidad para hablar con la guerrilla, así como tiene capacidad para hablar con el ejército”, lo cual tuvo una relación directa con el siguiente interrogante al CRIC, que giró en torno a la posición del movimiento indígena frente a los desafíos electorales. “El tema electoral cuando no estamos preparados nos ha traído mucho problemas y divisiones al interior. Tenemos que organizarnos mejor”. Destacaron el reto de formar conciencia y que la política los lleve a la unidad y no a la desunión. Cuestiones similares surgieron para la Red Montemariana y para la CPDPMC, relacionadas con el ejercicio de la política en sus respectivos contextos. El primero recordó que la organización ya había participado en elecciones, pero que más que un movimiento político era un movimiento social. Para la Corporación por su parte: “más que hacer política se trata de construir una política sana, formando a los líderes de las regiones para la incidencia”. Su vocero sentenció: “los PDP hacemos política ahora, lo que no debemos hacer es politiquería”. Solo una de las preguntas del conversatorio se dirigió a todos los programas, razón por la cual el presente texto quiere destacarla. Se trata de: ¿cómo comprenden y asumen (los programas) la participación política y ciudadana de las mujeres? Diferentes posiciones se encontraron en este punto. Por una parte, la Red Montemariana lo comprende como un eje estratégico dentro del PDP. “Muchos hombres fueron asesinados por dinámicas del conflicto. Hoy, el proceso de la red de mujeres está muy fortalecido y tiene reconocimiento internacional”. Destacaron que son ahora las mujeres quienes están llevando la batuta de estos procesos en el territorio. Desde la posición del movimiento indígena, el CRIC recordó que ha tenido mujeres gobernadoras, consejeras y concejalas, pero a su vez: “no hablamos de género, sino de familia”, en aquella concepción de familia igual a hogar. Igualmente se destaca que dentro de su criterio de igualdad de género han establecido en las instancias de participación una posición salomónica de 50% de participación para las mujeres y 50% para los hombres. 6


Tolipaz se refirió más directamente a la política nacional, destacando el “absurdo” de la Ley de Cuotas, pues en su criterio “discrimina la participación directa que tiene la mujer en el país”. Para ellos no tiene sentido que solo el 30% de las mujeres estén llamadas a participar si constituyen más del 50% de la población. “Nosotros propusimos que se lleve ese tema a las mesas de paz de La Habana para que se constituya un partido político de las mujeres”. Finalizaron comentando sobre su trabajo en formación a las mujeres. Finalmente, para la CPDPMC “la política de la mujer empieza en casa”. Se refería al proyecto Casa de la Mujer en el que reúnen a más de 400 mujeres que combinan en este recinto las ideas de trabajo, paz y hogar. Apoyadas por la Corporación, para que la cual: “sí existen los espacios de participación (para las mujeres), pero no los aprovechamos porque no se puede hacer política en Colombia sin corrupción”. Sin duda, un llamado de atención a continuar trabajando desde la sociedad civil por presionar cambios en el poder público para representar los verdaderos intereses de ciudadanas y ciudadanos.

Una lógica común Las visiones de los pobladores no fueron deterministas, sino abiertas a una mutua retroalimentación de aprendizajes y experiencias. Esto permitió develar cierta acción compartida sobre el papel que deben tener tanto pobladores como los PDP de cara a un nuevo contexto nacional. En esa medida, se comprendió en papel de sus integrantes como de naturaleza política, en la medida en que está vinculada directamente con el interés de lo público, sin que esto implique una participación en las dinámicas electorales. Igualmente, se percibió un consenso muy fuerte sobre la importancia que tienen los PDP, no solo en cada uno de los cinco puntos que actualmente se están discutiendo en La Habana, sino también en el cumplimiento y en la ejecución de los proyectos pertinentes, todo esto en el marco del posconflicto. Otra idea común que se alcanzó en este punto fue el de la necesidad de que la labor de los PDP siga con la misma fuerza y energía, independientemente de si el conflicto armado llega a su fin o no. En ese sentido, el trabajo de la Red no debe ser otro que el de redoblar esfuerzos para continuar en los procesos de acompañamiento y empoderamiento de la base social del país. La participación política generó diversas opiniones entre los presentes, quienes se debatían entre la disyuntiva de una participación política más electoral, o de acompañamiento y control a la gestión de lo público. Ante esta situación se debe tener en cuenta qué más allá de que se escoja una de las labores fundamentales de los PDP es incidir en política, y que dicha incidencia se puede hacer de diversas maneras. En ese sentido, conviene mencionar el pensamiento de Monseñor Leonardo Gómez cuando señaló que si los PDP se decidían a participar en política, los mismos debían educar muy 7


bien a sus representantes y que si por el contrario desistían de esa opción, dichas organizaciones debían buscar la manera de hacer presión a los políticos, cualquiera fuese su ideología, para que respondieran ante las demandas sociales de la comunidad. Finalmente, existió un consenso muy marcado sobre la importancia que juega el papel de las mujeres en la construcción de una sociedad en paz y de la necesidad de cambios estructurales por parte de la institucionalidad pública en la materia (reforma Ley de Cuotas), pero también de las aproximaciones que sobre el tema se tienen al interior de la Red y de los PDP.

VISIONES PROSPECTIVAS La semana de reflexión contó a su vez con una serie de expertos, quienes desde diferentes orillas debatieron sobre el actual proceso de paz en La Habana y el papel que debían cumplir los PDP como expresiones de la sociedad civil en una dinámica de posconflicto. El eje central de la discusión giró en torno a la pertinencia o no de la participación política de los programas en la arena electoral y en los espacios de incidencia en política pública. Diferentes visiones se hicieron presentes. León Valencia, columnista de la Revista Semana, invitó a los PDP a examinar desde lo local como sería la participación política de las guerrillas en un eventual acuerdo de paz. “En los dos periodos de Uribe sentí que la Red se dedicó más a los temas de desarrollo, pero es importante retomar la lógica política con la que nació”. Para el analista ahora que regresa el tema de una paz negociada a la agenda pública es ingente una actuación efectiva de sociedad civil en la mesa de conversaciones en Cuba.

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El constitucionalista y político, Álvaro Leyva, quien ha sido reconocido como uno de los impulsores más fuertes de la paz en Colombia, reconoció el valor de los hombres y mujeres que trabajan en los PDP. “Lo que hacen ustedes es realmente acción política, realmente inspiradora, y lo hacen desde abajo hacia arriba”. Luego remató con una de sus ideas-fuerza en la intervención: “créanme, todos ustedes son políticos”. Por su parte, la coordinadora nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres, Marina Gallego aseguró que la paz no se iba a lograr en Cuba y que, al contrario eran las iniciativas como los PDP las que iban a sustentar el posconflicto: “somos la infraestructura para la paz”, sentenció. Para Gallego, el Estado mira a la sociedad civil de forma desdeñosa e increpó al Ejecutivo para que “voltee la torta” y se siente con ellos a debatir del proceso de paz.

Feliciano Valencia, líder de la Asociación de Cabildos del Norte del Cauca (ACIN), y pre candidato presidencial, tuvo una mirada mucho más radical sobre el tema de la participación. “No seamos ingenuos, las transacciones sociales para cambiar la vida de la gente también se dan en el ejercicio electoral”. El vocero indígena comentó que el gran desafío para los PDP era cómo sopesar dos realidades: la participación en el ejercicio de la coyuntura electoral y el fortalecimiento de las labores de incidencia en la gestión de lo público. Para Valencia, resulta absurdo que los pueblos indígenas sean fuertes en la resistencia y en la unidad, pero malos en lo electoral. “Antes el tema electoral se lo dejábamos a los movimientos políticos y eso creó un divorcio con quienes hacemos acción social”. En ese sentido, la Redprodepaz tendría que liderar la transformación de los programas ante el llamado de la participación política. “Le apostamos a estos procesos de construir en Red y de participar en política es porque estamos conscientes de que solas y solos no podemos”, fue la proclama con la que continúo su intervención el pre candidato presidencial. Finalizó preguntando al auditorio: “¿podemos constituirnos en un movimiento político y social con aspiración de poder? (Y) ¿en manos de quienes vamos a dejar el proceso de construir la paz?”, un llamado a la acción que fue interpretado y acogido de formas distintas por el auditorio.

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Una lógica común Ante la riqueza del debate, varias intervenciones aunaron terreno para ahondar en los recovecos del proceso de paz. Monseñor Leonardo Gómez tomó la vocería para dejar en el aire una pregunta que el mismo respondió: “¿qué hace frente al problema de que continúe la violencia en el contexto de las negociaciones de paz?”: Su propuesta fue que los PDP se lanzaran sin miedo a dialogar con la insurgencia en esas zonas y a recuperar el habla. Por su parte, el Coordinador Nacional de la Redprodepaz, Gonzalo Murillo, indagó sobre los pros y los contras de una constituyente, propuesta de las FARC-EP en la mesa de La Habana. Álvaro Leyva le contestó que “una paz duradera requiere unos acuerdos estructurales”. Para el político un tema tan complejo como la paz no se puede refrendar por un referendo, que en su criterio es un mecanismo de participación ciudadana para temas muy locales. Otro asistente le inquirió sobre, ¿cómo se podía construir una gobernanza para la paz? Aquí el ex constituyente aseguró que “la paz del gobierno, que no es una paz de Estado, es totalmente diferente a la paz que se está trabajando en los PDP”. En esa medida, planteó que una gobernanza efectiva requería la participación de las regiones en las decisiones del estado central y la asistencia de los programas a La Habana para garantizar los intereses de la sociedad civil en el proceso. Inquietudes más generales surgieron del debate, incluyendo la forma en que se podría dar el proceso de desmovilización de los insurgentes, una vez se haya logrado un acuerdo de terminación del conflicto. Leyva comentó que no creía en desmovilizaciones como la que ocurrió con paramilitares. En ese sentido se espera que los PDP aporten ideas para incluir otro tipo de desmovilización, que incluya zonas especiales de trabajo, por ejemplo. La coordinadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres contestó un interrogante diferente del público: “¿qué posibilidades veía en liderar un proceso para que el tema de la equidad de género se dé a través de un referendo liderado por su Ruta?” Ante ello explicó que se debía participar en las instancias oficiales del Estado, pero “si no tenemos alcaldes, gobernadores, concejales o congresistas con una apuesta clara en el tema de mujeres o que sean mujeres no creo que se pueda avanzar mucho en el tema”. Gallego cree que la solución está en un proceso de radicalización de la democracia. El proceso al que hace referencia es que la Ley de Cuotas pasé el mínimo de participación de mujeres en cargos públicos de los partidos de 30% al 50%. La líder feminista considera que la guerra tiene un carácter exclusivamente patriarcal y que su Ruta trabaja desde el pacifismo como una herramienta para la convivencia en lo local. No duda en asegurar que “no importa que tengamos una paz imperfecta, es mejor eso a más violencia”. Una frase en la que todos los panelistas estuvieron de acuerdo. 10


El precandidato presidencial de la mesa respondió a otra inquietud de un asistente: ¿cómo se pueden blindar y proteger los procesos comunitarios de las dinámicas de conflicto desde los PDP? Su respuesta fue otra pregunta provocadora: “¿por qué no hacer una minga de diálogos?”. Para el líder de la ACIN valdría la pena que la Red organizara una jornada de diálogos sobre el tema: “valdría la pena explorar mecanismos sociales ágiles para llevar nuestra visión en materia de incidencia a otras instancias”. Según él, esto blindaría los procesos, construyendo confianza y alianzas estratégicas.

UNA LECTURA TRANSVERSAL Diferentes visiones prospectivas se encontraron de la mano de cuatro expertos en materia de paz. Varios aprendizajes quedaron inmersos de forma explícita e implícita con las posiciones y comentarios de los invitados. En primer lugar, se presentó un consenso entre los actores que sin ser explícito fue evidente: los PDP tienen una vocación política que se debe ejercer en forma responsable desde dos aristas de una misma figura: desde la incidencia en política pública, y desde la participación directa en política a través del ejercicio electoral. En segundo lugar, se exteriorizó una conclusión algo contradictoria. Por una parte, se entendió el proceso de paz en La Habana como una paz negociada de espaldas a la realidad nacional y que no constituía una política del Estado. Por otra parte, se instó a los PDP a que participaran en forma activa y efectiva de la mesa de diálogo a través de la Redprodepaz. 11


La lectura que se puede hacer sobre este elemento es que el proceso en realidad tiene un alto potencial por traer finalmente la paz a un país desangrado por el conflicto armado, pero que se necesita a la sociedad civil en la mesa. Adicionalmente, las posiciones de las mujeres y los indígenas se consideraron subrepresentadas y se hizo un llamado a prender las alarmas del gobierno para que la paz sea un consenso de todas y todos los colombianos. En tercer lugar, los expertos mencionaron de diferentes formas una idea única que se puede resumir en que los PDP son “la infraestructura de la paz”. En otras palabras, la relevancia y el papel como actores transformadores de la realidad en el territorio de los programas no pierde vigencia alguna con la firma de un posible acuerdo de terminación del conflicto. Al contrario, los verdaderos movilizadores en lo local de una paz positiva, del perdón, de la reconciliación y de la convivencia son los Programas de Desarrollo y Paz. Frente al tema de las rutas, una de las ideas de León Valencia dio la impresión de ser ampliamente aceptada: “el papel grande de la Redprodepaz está en el 2015 en las elecciones locales. Creo que debería existir un plan para intervenir en estas elecciones, que atienda las necesidades de cada municipio”. Para el analista sería un gran punto para el pluralismo y para el posconflicto. Sin embargo, es importante igualmente mencionar que, como se recordó en los aprendizajes de la red de pobladores, no todos los PDP nacieron con una intencionalidad política. En esa medida, se debe analizar cada contexto de forma particular y en pleno respeto por la naturaleza de cada programa sin que esto sea óbice para que la Red, en su labor de coordinación, jalone una estrategia que permita recuperar la vocación política de los defensores de la verdadera paz de Colombia, de cara al posconflicto.

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