Gobierno Bolivariano de Anzoátegui Tarek Wiliam Saab Gobernador Fondo Editorial
Eduardo Sifontes
COMARCA Revista Cultural Nº5
Primer semestre 2011 Director Alberto Rodríguez Carucci Jefe de Redacción Gonzalo Fragui Consejo de Redacción Edmundo Aray Enrique Plata Lourdes Contreras Héctor López Hermes Vargas Arturo Mora-Morales Diagramación Ever Delgado / Zayda Paredes
YesYka Quintero Portada
Salvador Valero Diseño de portada Mariam Saavedra Depósito Legal PP200602ME2255 Impreso en la Editorial Venezolana C. A.
A través de los últimos meses el ámbito cultural de América Latina se ha visto agitado por las diversas conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia de nuestros países, esta vez en un escenario que -por las nuevas situaciones que se presentan en varios de ellos- exige cada vez más razones, explicaciones y soluciones que glorificaciones, desfiles y discursos. La propia noción de independencia se ha visto sometida a revisiones, confrontada con el concepto de emancipación, que reclama la incorporación de realidades y sujetos históricos anteriormente invisibilizados. Esclavos y campesinos, indígenas, afroamericanos y mestizos, no menos importantes que los criollos en las luchas anticoloniales, fueron olvidados casi por completo en las “historias oficiales” con lo cual se impedía comprender tanto la significación de aquellos sectores en la búsqueda de la emancipación colectiva como los desniveles sociales y necesidades económicas de sus descendientes en las distintas realidades actuales. Para profundizar en estos temas, esta entrega de COMARCA ofrece un conjunto de textos que, esperamos, puedan cooperar en el desarrollo de los debates que demandan los doscientos años de la Independencia. Da inicio al dossier un agudo texto, quizás el último, del filosofo ecuatoriano Bolívar Echeverría, recientemente fallecido. Le siguen los trabajos de Félix López Rodríguez, Vladimir Acosta y Patricia Jiménez, ganador y participantes destacados en el Concurso Internacional de Investigaciones sobre la Emancipación que fuera convocado por la Fundación CELARG en 2010. Un material indispensable para ahondar tanto en la problemática conceptual como en los análisis críticos que solicitan los contextos del Bicentenario, útil a la vez para visualizar algunos de los retos fundamentales que viene planteando el nuevo milenio. Seguidamente, se ha incorporado un valioso ensayo del antropólogo Rodrigo Navarrete Sánchez sobre “Miguel Acosta Saignes y los modelos de la complejidad social para la Venezuela prehispánica”, con el cual la revista completa su dossier de reconocimiento al insigne maestro venezolano, publicado en el número anterior. El homenaje de esta entrega de COMARCA viene dedicado al artista plástico trujillano Salvador Valero, quien se revela a través de sus “sueños y reclamos”, convocando a una nueva toma de conciencia, a través de una faceta escasamente conocida de su producción cultural, como es su escritura, acompañada por sus fotografías, también de escasa difusión. Los documentos que ofrecemos fueron reunidos y presentados por la investigadora y profesora Carmen Araujo, quien nos permite conocer la personalidad y la plena dimensión del célebre pintor en su entera coherencia artística, estrechamente entrelazada con su compromiso social y sus más sensibles convicciones. Artículos sobre la tragedia de Haití, sobre la reciente y letal tecnología de los Estados Unidos para provocar desastres, sintonizan este número con algunas de las noticias más acuciantes de la actualidad mundial. En el segmento cultural, no hemos omitido las bajas sensibles que representan los fallecimientos de los maestros Bolívar Echeverría y Carlos Monsiváis, o la desaparición del Premio Nobel José Saramago, a quienes justamente se reconoce in memoriam. Sin olvidar el anecdotario sobre José Lezama Lima en el centenario de su nacimiento. En la sección literaria -como de costumbre- la poesía, la narrativa y la crónica ofrecen primicias de aquilatadas firmas que se enriquecen con las notas de crítica literaria y de cine y las páginas de reseñas de interés y actualidad que son habituales. Nuevamente nuestro agradecimiento al Fondo Editorial Eduardo Sifontes y al Gobernador de Anzoátegui, el poeta Tarek William Saab, gracias a los cuales el lector puede tener en sus manos esta edición de la revista. 1
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Independiente, ¿Quiénes?
Bolívar Echeverría
Dos siglos de resistencia popular, la historia no oficial
Félix López Rodríguez Rodríguez
pág. 3
pág. 5
Independencia y emancipación: élites y pueblo en los procesos independentistas Hispanoamericanos
Vladimir Acosta pág. 10
América en nuestras manos
Patricia Jiménez
pág. 19
Miguel Acosta Saignes y los modelos de complejidad Mi social soc para la Venezuela prehispánica ica
Rodrigo Navarrete Sánchez ez
Carmen Araujo Car
Salvador Valero su vida en palabras pág. 32
El Niño que fue perseguido por la luna Salvador Valero Sal
Un solar para criar gallinas y puercos
Salvador Valero pág. 37 Sal
Canto a Ramón Palomares C
Salvador Valero
pág. 39
“Hasta en nuestro lecho nos han colonizado”.
Entrevista de Ramón Palomares a Salvador Valero E
pág. 50
E El niño que fue Salvador Valero
Angélica María Salas G. pág. 54 An
Poesía Luis Ernesto Gómez Alexis Fernández Basilia Papastamatiu Chemané Arias
pág. 56 pág. 58 pág. 60 pág. 62
Sonata Son de la madera Leonardo Páez pág. 64 Arnold Ar Antonin: Las heridas de Haití Blanche Petrich M pág. 67 Más M allá del acantilado Tarek William Saab pág. 70
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Un U hombre llamado Saramago Luis Sepulveda pág. 72 Bolívar B Echeverría, redivivo Fernando Balseca pág. 73 Carlos Ca Monsiváis, una minoría inabarcable Carlos Bonfil pág. 74 EEUU EEU U ttiene la tecn tecnología militar para provocar desastres Chevige González Marcó pág. 76 Ant Antono tono José de Sucre, de vuelta en Ayacucho Alberto Rodríguez Carucci pág. 78 Co C Comienzo mi y fin del periplo de los papeles de Miranda Alí E. López Bohorquez pág. 81 Odiseo Od O diseo een busca de libertad Rodolfo Izaguirre pág. 85 Le Lezama ezam Lima Gonzalo Fragui pág. 87 Po Poética oéti de la nueva conciencia, lenguaje aleccionador y la palabra transformadora en n UN UNA de Lidda Franco Farías Pedro Pérez Aldana pág. 88 El aamor loco Gustavo Pereira pág. 92 La eerupción del lenguaje del alma o Collage de viaje L de John Martínez d e Jo Gladys Mendía pág. 95 Id Ideas dea Sionistas para asesinar a un pueblo y salir ileso Mariano Alí pág. 96 Moises Moi M ses de Alberto Jurado, Piezas en juego Rodolfo Quintero-Noguera pág. 97 Comarca
IIndependiente,
¿Quiénes? Bolívar Echeverría
Filósofo y ensayista ecuatoriano
El número redondo, doscientos, invita ya por sí sólo a hacer de la conmemoración de una efeméride, como es la del Grito de Independencia de Quito en 1810, una fiesta más encendida que los actos de protocolo a los que los gobiernos de nuestras repúblicas convocan sin falta, aunque cansinamente, todos los años. Un flash de la memoria: interminables filas de escolares bien peinados y uniformados, expuestos durante largas horas al sol inclemente en espera del paso de la comitiva gubernamental, amedrentados sofísticamente por el ejemplo de “los héroes que nos dieron la patria” y que habrían sufrido para ella muchísimo más que nosotros, sus herederos y beneficiarios.
Pero no sólo lo redondo del número convoca a ello, sino también una cierta similitud entre el trance por el que pasaba entonces la población de la parte hispánica del Continente y el trance por el que esa misma población pasa ahora: el de la conversión de un desastre en una refundación. La fiesta puede ser tal –destrucción y restauración imaginarias del mundo establecido-, y no una ceremonia vacía, en verdad hostil a la fiesta, porque el sujeto festivo parece estar nuevamente ahí, ya que no es otro que el sujeto que hoy en día, en distintos puntos del Continente, intenta recobrar su subjetividad perdida, tomar la iniciativa de reconstruir su mundo social. Y se trata de una fiesta de conmemoración de algo que sucedió entonces y en torno a cuyo recuerdo vale va la pena desatar al “espíritu de la fiesta”: la afirmación de la independencia económica indep y política polític respecto de España, y como com consecuencia de ella, la elección de un gobierno el republicano y la conforrep mación de numerosos m Estados nacionales y E partir de los membra p ddisjecta dejados por el derrumbe del Imperio de Español en América. Esp No deja de ser extraño nuestro festejo de la Inn dependencia. Aparentedep mente ment festejamos algo que tuvo la más alta importancia para una pequeña parte de la población de d la América española, pero que sólo apenas llegó a tocar a la ap mayoría de ella: la reivindicación de una plena libertad de movimiento por parte m de los propietarios de capital comercial y
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de producción exportadora y la fundación de una entidad político-administrativa nistrativa válida por sí misma. Para la mayoría, ayoría, que el yugo que la oprimía ostentase ase el sello y la bandera española, o el sello ello y la bandera “propios”, seguía siendo iendo igual de pesado y represor. Lo único que para ella nacía con n la Independencia era una esperanza: que las nuevas condiciones de explotación, por el hecho de ser diseñadas por criollos “compatriotas”, ”, fuesen menos inhumanas que las impuestas por los criollos dee fidelidad ciega a la patria ultramarina. Festejamos formalmente el nacimiento de unas repúblicas oligárquicas fallidas, que en doscientos años no supieron aprovechar las ventajas comparativas que les daba el sobre-explotar a los “compatriotas de segunda y tercera clase” y malbaratar los recursos naturales para apuntalar una economía capitalista más o menos viable y hacer real su proclamada independencia dentro del “concierto de las naciones”. Pero no digo que nuestro festejo sea extraño solo porque se somete a la tergiversación histórica que él implica. Digo que lo es porque percibo que, por debajo de la conmemoración oficial de la Independencia promotora de esas repúblicas, la gente festeja algo diferente, que parecería ser sólo un efecto colateral de la marcha pomposa pero endeble de ellas a lo largo de doscientos años; algo que ella misma descubre recién ahora, cuando se reconoce ciudadana de unas repúblicas que no se fundaron milagrosamente con las acciones heroicas de hace dos siglos, sino que se fueron formando poco a poco, lentamente y a contracorriente, en los márgenes y subsuelos a los que las confinó el “progreso” de esas repúblicas diseñadas solo para unos cuantos. Es un festejo extraño porque, llevándose a cabo como si fuera uno solo, es en verdad un festejo de doble piso, el de las repúblicas “formales” y articuladas, ansiosas por demostrar que su apuesta por una economía liberal capi-
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siendo talista sigue si válida y, por váli debajo de él, de confundido co ccon él, indistinguid ble a primeb ra vista, el de las repúblicas “informales” y “inf desarticuladas, desar que parecen enconpare trar en estos esto tiempos la oportunidad de salir sali a la luz y comenzar a existir. Se trata de dos proyectos republicanos diferentes, discontinuos entre sí: el uno comprometido con la modernidad capitalista, mientras el otro está abierto a modernidades aún inéditas; el uno dispuesto a aceptar la injusticia del presente en bien de una justicia planificada para el próximo futuro, el otro convencido de que, siempre, si la justicia futura no comienza hoy mismo, cuando comience ya será demasiado tarde. Y nada sería más equivocado hoy día que ignorar la discontinuidad de estos dos proyectos. No se trata de una nueva república que se esté afirmando al cumplir de manera más eficiente y con un “correctivo social” las mismas tareas que la anterior no supo cumplir, sino que lo está haciendo al plantearse otras tareas, de un orden diferente, que hubieran sido impensables para la anterior, dada su constitución oligárquica. No son solo los “excesos” de la economía capitalista en el último cuarto de siglo los que la refundación de la república pretende corregir, encauzándola por una vía “más justa”; lo que ella parece perseguir es más bien una justicia que esa economía nunca podría alcanzar. Extraño festejo, el nuestro, de la gesta independentista de hace dos siglos. Extraño por el malentendido que él encierra y que solo se hace manifiesto cuando la verdadera fiesta popular, rebasando la seudofiesta de las ceremonias formales, estalla en el escenario alucinado y alucinante de las calles y las plazas, con toda su voluntad de destrucción y re-construcción.
resistencia popular La historia no oficial
Dos siglos de
Félix López Rodríguez Periodista. Cuba
“Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia” Nebbia Mignona
Mucha tinta ha corrido sobre la historia oficial de América Latina. Bibliotecas atiborradas con enjundiosos estudios, investigaciones críticas, monografías, crónicas edulcoradas, mentiras enteras y medias verdades… Mitos y leyendas contados en castellano perfecto, mientras los escritores, cronistas e historiadores se inclinan, la mayoría de las veces, por desdeñar o tergiversas los testimonios de los pueblos quechua, guaraní, quiché, aymará, náhuatl…, una praxis que el escritor Camilo iilo José il J é Cela, interpretó sencilla, pero profundamente: “Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen”. No es secreto que en la historia oficial, pactadas en todas las épocas por los poderosos, escrita por la oligarquía ilustrada y bendecida por la santa iglesia, están definidos a gusto del consumidor los roles casi perfectos de “héroes” y “enemigos”. Si viajamos del 2009 al 1809 –como propone un salto retrospectivo del intelectual José Steinsleger-, “en Honduras y América Latina el enemigo es, cómo no, Hugo Chávez y la revolución bolivariana. Y antes de Hugo, Fidel y la revolución cubana. Y antes, los chicos de Moscú. Y antes los nacionalistas populares. Y antes, los liberales desmelenados. Y antes, los caudillos de la independencia. Y siempre, ayer y hoy, los pueblos de color”.1
Visto así, pareciera tener razón Leopoldo Marechal, toda vez que se cansó de ver pasar gatos por liebres: “La historia no es una ciencia; es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro”;2 dicho con de er u el e tino ti de José Ortega y Gasset, “Un historiador es un profeta ““U aal rrevés”. 3 Y conceptualizada por Arturo Jauretche, “La falsipo p ficcación (de la historia) es una política de la historia misma, po destinada a privarnos de la de experiencia que es la sabiduría ex madre”. 4 Con el perdón de los m sserios historiadores que en el mundo han sido, nos sobran m motivos para dudar, hurgar y m rrevisar hasta en el más insignificante de nuestros hechos n fundacionales. f A eso vamos en Dos siglos de mitos mal curados, un ensayo que parte de una interrogante obligada: ¿para qué sirve una conmemoración? Obvio que para recordar y celebrar públicamente un acontecimiento, pero si nos remitimos al latín, conmemorar significa aprender, de donde se derivarían otras interrogantes claves ¿qué hemos aprendido en América Latina en los dos últimos siglos? ¿Cuáles son las lecciones que nos deja la historia más allá de los archivos y los libros? ¿Cuántas cosas se nos han vuelto lugares comunes en 200 años? El 2009 removió al continente con el inicio de las celebraciones por los “dos siglos de la emancipación en nueve países”. El canal de televisión CNN en Español anunció efemérides, celebraciones y concursos, lo que en sí mismo ya es sospechoso de algo… Una agenda de fiestas y eventos a la que no le faltaron detractores,
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sobre todo entre quienes califican a los “gritos libertarios” como actos de conveniencia de las oligarquías criollas. Prefieren interpretar el período que va de 1808 a 1826, como un proceso político y militar que involucró a casi todos los territorios americanos gobernados por España, cuyo resultado fue el inicio del fin de aquellas oprobiosas divisiones administrativas de carácter colonial impuestas por monarcas españoles desde finales del siglo XV. Pero hablar de emancipación, a partir de los “gritos de independencia” de 1809-1810, parece algo más que injusto y demerita los auténticos alzamientos anteriores contra el dominio colonial: la rebelión de José Gabriel Túpac Amarú en el Virreinato del Perú (17801781), la insurrección de los hermanos Katari en Potosí, Bolivia (1781), el levantamiento de los comuneros del Paraguay (1717-1735) y del Virreinato de Nueva Granada, Colombia, (1781), entre otros. Ninguno de estos hombres o hechos aparecen en la historiografía oficial como protagonistas o hitos de la emancipación. Y ninguno de ellos se elevó a la condición de héroe nacional, cuando concluyeron las guerras del siglo XIX y los estados nacientes levantaron las estatuas de sus “precursores”. Por el contrario, las celebraciones que se iniciaron en el 2009 son el reconocimiento de la historia oficial a lo que se considera como el inicio de los procesos libertarios en América Latina: precedidos en 1804 por la poco reconocida independencia de Haití, en 1809 proclamaron su emancipación oficial, Bolivia y Ecuador; en 1810, Argentina, Chile, Colombia y México; en 1311, El Salvador, Paraguay y Venezuela; en 1821, Perú y Guatemala; y en 1822, Brasil. Además, ese mismo ciclo inspiró posteriormente las independencias de Panamá (1821), Uruguay (1830), República Dominicana (1844), Cuba (1890) y los restantes países de la región. Esta conmemoración reduccionista de la historia ya creó en Bolivia el primer enfrentamiento de la ¿celebración?, cuando el Gobierno del presidente aymará Evo Morales decidió rendir homenaje de Estado a los levantamien-
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tos indígenas de 1781, “como primeros gritos de libertad”, y no al de los criollos de 1809, encabezados por el paceño Pedro Domingo Murillo, al que “indigenistas radicales” consideran un traidor, porque prestó servicio en el ejército de la corona española durante la represión al alzamiento indígena de Túpac Katari, 28 años antes de la rebelión criolla. Para responder a la iniciativa del presidente Evo Morales, algunos historiadores sostuvieron que los levantamientos indígenas fueron “estallidos esporádicos de descontento contra las autoridades, pero sin planes concretos” (5). Así se minimiza la lucha de los de abajo contra el orden establecido; que dicho sea de paso no sólo servía a los intereses colonialistas, sino que beneficiaba a lo más selecto de la oligarquía criolla, de donde -¡vaya casualidad- también surgieron la gran mayoría de los héroes que la historia oficial subió luego a los pedestales. En honor a la verdad y a la cordura, los libros de historia deberían enseñar que las grandes transformaciones socio-políticas del pasado, “son el resultado de prolongados procesos de combustión lenta, que se inician muchas veces en lugares muy ajenos y en épocas distantes de las efemérides conmemorativas”.6 Así fue el tránsito de nuestros países hacia la formación de repúblicas independientes. ¿Por qué entonces la obsesión de trazar una línea de arrancada, en este caso una fecha, para señalar el inicio de la gesta emancipadora? Cierto es que la paternidad de la soberanía —200 años después de aquellas proclamaciones— está todavía confusa en la mayoría de los países del continente. Y eso nos confirma que “no puede concebirse una visión tan personalizada de la gesta colectiva de la independencia, como tampoco desconocer que la dinámica de ese proceso también dejó damnificados (el despojo territorial de los indígenas, el aplazamiento de la libertad de los esclavos), secuelas caudillistas, guerras prolongadas, aislamiento de los países libertados y el germen de nuevas hegemonías sobre la región”.7 ¿De cuál libertad estamos hablando: de la libertad de los pueblos
del régimen colonial, o de la libertad de las oligarquías criollas para construir su propio camino al margen de la tutela española? En las respuestas a esta interrogante, también podremos explicarnos el por qué los más brillantes líderes de aquella gesta, los que asumieron la campaña de independencia como vía para fundar en América Latina una gran nación, fueron traicionados, casi siempre, por una oligarquía que no secundaba ese proyecto. Las ausencias de estas realidades en la historia oficial no son causales. El contexto de los procesos emancipadores latinoamericanos ha sido deliberadamente recortado y limitado, al desconocerse la importancia de acontecimientos trascendentales que le antecedieron y que explican el recorrido de las luchas y la rebeldía de nuestros antepasados. En esas omisiones está enmascarado el deslinde ideológico, la servidumbre y opresión sobre los pueblos originarios, la esclavitud de los negros cazados en África y el tema abolicionista… También se pasa factura a quienes venidos de la opresión monárquica y la pobreza peninsular, continuaron por la base de los destinos
comunes, el mestizaje de amores compartidos y la laboriosidad, el encuentro real entre dos culturas.8 Una cosa es el pueblo español y otra la corona. Más allá de nuestras hermosas costas, bañadas por el Atlántico, el Pacífico y el Caribe, también afloran intereses y cuestionamientos sobre la conmemoración de los 200 años…, pero desde una óptica diferente. Los mismos que alardean de habernos “prestado a Rousseau para hacer nuestra independencia” y que nos recuerdan a menudo que “hasta los uniformes de nuestros libertadores eran napoleónicos”, ahora tratan de hacernos creer, desde Europa, que fue la crisis del Gobierno español y su guerra de independencia contra Francia lo que provocó que las colonias americanas quedaran sueltas y se independizaran. Una puesta teatral (¿otra más?) oportunamente respondida por la historiadora venezolana Carmen Bohórquez: “Si a ti te dicen eso, entonces aquí no hubo guerra, aquí no murió nadie, aquí no hubo libertadores: no hubo un Libertador Simón Bolívar, ni hubo otros como San Martín, como O´Higgins, como Sucre”.9 No es la primera vez que España pre-
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tende orientar, según sus intereses, la historia que involucra a América Latina. Por ahí está fresco el resultado de la influencia ibérica en la conmemoración de los 500 años del 12 de octubre de 1492, que finalmente se llamó “Encuentro de dos mundos” y donde no se habló del saqueo, de la violencia y del genocidio que representó la conquista. Para las “conmemoraciones” iniciadas en el 2009, España propuso la celebración de una fiesta única de la independencia. En el intento de borrar, deliberadamente, el origen de un concepto: recordemos que en nuestras tierras, el grito de “Viva el Rey, abajo la corrupción local” fue sustituido por la palabra “separatismo”, a la que siguió “emancipación”, que dio origen a “independencia”, detonante de una revolución epistemológica, que sirvió a los políticos e historiadores para contar el inicio del fin del dominio colonial español. Si bien es cierto que en América Latina se leyó mucho a los ilustrados y los insurgentes utilizaron a veces –según los grabados, pinturas y crónicas de la época- uniformes y tácticas que correspondían a la tradición militar napoleónica, no se puede negar que quienes se jugaron todo al sur del Rio Bravo, tuvieron muchísima creatividad política y militar: San Martín, por ejemplo, constituyó el Ejército del Sur reclutando y armando mapuches, guaraníes, aimaras, negros libertos y cimarrones, y con ellos recurrió tanto a las guerrillas, las montoneras y a la guerra formal.10 Ya es hora de que los colonizadores reconozcan su verdadero papel y la responsabilidad política, moral y material que tienen (y tendrán) en la historia no oficial de América Latina. Los pueblos se han encargado de desmontar, con paciencia, el entramado de hechos, leyendas y héroes que no fueron. Al propio tiempo se reconstruye, pieza por pieza de un rompecabezas de dos siglos, la verdad sobre nuestro origen y la estirpe peleadora de un continente al que le cercenaron, una y otra vez, las ansias de plena libertad y soberanía: todavía extenuados por la lucha contra el dominio colonial español, los latinoamericanos
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tuvieron que enfrentar la voracidad hegemónica que ya bajaba desde el Norte. Habló aquí de la pretensión imperial sobre los pueblos del Sur, que nació en 1786 y quedó delineada, explícitamente, en 1823, cuando la llamada doctrina Monroe proclamó a los cuatro vientos: “!América para los americanos!” Entendían que estos últimos eran los americanos del norte: los blancos, sajones y protestantes. Los pioneros llegados de Europa en nombre de la libertad y que establecieron “el mejor de los regímenes posibles”. Al encontrar el paraíso perdido, se vieron en la obligación de ampliar cada vez más su frontera, sus principios, su organización y sus valores. Con esa mística, entre religiosa y liberal, justificaron el exterminio de los indios, la conquista del Oeste, la guerra contra México, y la intervención en el proceso de independencia de la América española y portuguesa.11 Es importante anotar que la limitada cronología de la celebración bicentenaria, no sólo excluye aquellos
acontecimientos trascendentales anteriores a 1809-1810, sino también a las guerras independentistas de los antillanos desde principios del siglo XIX hasta nuestros días. Con ello, obviamente, se pretende evadir la presencia de Estados Unidos en esta historia. No se puede olvidar que horas después de alcanzar su libertad, cubanos y centroamericanos chocaron con la obsesión de unos gobernantes estadounidenses, jurados enemigos de la independencia de las Antillas españolas, mientras se preparaban con todas sus fuerzas para iniciar el despojo expansionista de la mitad de los territorios mexicanos. Consumado el robo, continuaron los invasores rumbo a Centroamérica y el Caribe. Quien dude de las consecuencias del “destino manifiesto”, al que la doctrina Monroe condenó a América Latina, sólo tiene que echar un vistazo a la realidad de Puerto Rico. En pleno siglo XXI sigue siendo la colonia enmascarada de Estados Unidos; muy cerca de otros 14 territorios insulares caribeños todavía ocupados por potencias europeas, que los utilizan de paraísos turísticos o trofeos de guerra, como es el caso de las Islas Malvinas, una colonia británica bien al Sur, que es reclamada desde 1833 por la República Argentina. Y sobran ejemplos de otras naciones, que aunque parecen independientes, han sido gobernadas por siempre desde las embajadas gringas, que no renuncian a la “protección de sus intereses”. Todo esto nos lo había advertido José Martí (1853-1895), pensador y patriota independentista, desconocido intencionalmente en cierta historia. Cuatro años antes de su muerte en combate, La Revista Ilustrada de Nueva York publicó el artículo “Nuestra América”, donde el prócer cubano advierte: “Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en
cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”. Ese “gigante de las siete leguas” del que hablaba Martí, para referirse a Estados Unidos, es responsable de la independencia inconclusa de América Latina. En Dos siglos de mitos mal curados se narran 313 historias. De ellas, 165 pertenecen a intervenciones norteamericanas en el continente (con tropas, marines y comandos especiales) y 62 golpes de Estado cívicomilitares (en la mayoría de los cuales se asomó la mano siniestra de la CIA). Quede claro, que no son los únicos golpes ni están todas las intervenciones, porque un libro no bastaría para realizar una cronología exacta de la infamia. Esto es sólo un extracto, digámosle “currículo”, de dos siglos de injerencia imperialista y de resistencia popular por conquistar la verdadera libertad de todos los dominios. NOTAS José Steinleger. América Latina (1760-2010). La Jornada. México, 15 de junio 2009. 2 Leopoldo Marechal. http://www. frasesypensamientos.com.ar/autor/ Leopoldo_marechal.html. 3 Ortega y Gasset: http//www.literato.es/ autor/jose_ortega_y_gassset. 4 Arturo Jauretche. http://centrojauretche blogspot.com/2009/01/sobre_las_2_ jornadas_de_ revisionismo.htmi. 5 Orlando Suárez. “Bolivia y su nueva ‘ley’ de la memoria histórica”. www.orlandosuarez. net/2009/07. 6 María Teresa Ripoll. “La Independencia, un proceso de ‘combustión lenta’. Contraste (Cartagena de Indias) (22) 2009. 7 Luis Javier Caicedo. “1810-201: Bicentenario de la Independencia de Colombia y de Latinoamérica”. http://www.otraparte.org/ actividades/literatura/luis_caicedo.html. 8 Jaime Richard. “El Bicentenario como oportunidad”, en Kaos en la Red. 9 Carmen Bohórquez. “España insinúa que no hubo libertadores en América Latina”. http:// www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia. php?t-2327&. 10 Idem 11 Doctrina Monroe, en artículo de Enciclopedia Libre Universal en Español, http://enciclopedia. us.es/index.php/DoctrinaMonroe. 1
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Independencia y emancipación: élites y pueblo en los procesos independentistas Hispanoamericanos Vladimir Acosta
Historiador. Profesor UCV
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Las revoluciones de independencia hispanoamericanas constituyen uno de los procesos más complejos y difíciles de analizar que nos haya legado la historia moderna. Luego de casi dos siglos estudiándolas y analizándolas sigue siendo imposible llegar, no digamos a dar por explicado lo fundamental de las mismas, sino ni siquiera, como ocurre en procesos comparables, sobre todo europeos, como las revoluciones inglesa, francesa o rusa, a alcanzar un criterio global compartido sobre sus grandes grandes rasgos, alcances e innegable signifi ificado. d Así, el primer error derivado de esto es que las luchas independentistas hispanoamericanas se suelen leer como revoluciones de independencia en el marco de las revoluciones burguesas de la época de ascenso de la burguesía y como luchas de liberación tempranas de países coloniales, tomando además como modelo, como referencia, el proceso de independencia de los Estados Unidos, que por cierto fue el modelo que trataron de imitar los próceres de las nuestras. Lo primero puede ser cierto dentro de ciertos límites, sobre todo en lo que toca a tempranas luchas de liberación contra el yugo colonial europeo. Pero lo que falla es la asimilación histórica a la independencia estadounidense como proceso del mismo tipo que los nuestros, porque la independencia estadounidense como proceso del mismo tipo que los nuestros, porque la independencia de Estados Unidos, proceso rápido, de bajo costo, claro y casi lineal
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que qu ue sí corresponde a ese modelo dee triunfo y ascenso capitalista t obtenido a partir de una corta ob bte y exitosa lucha independentista ex que triunfó sin hacer cambios q sociales revolucionarios y que ssoc mantuvo sometidos a indios y ma m negros, poco tiene que ver, más neg n allá aall de similitudes superficiales l s o generales o de contexto le colonial y de visiones sociales co diferentes, y en los que ni estadi ba b claro el carácter capitalista o burgués que se les atribuye ni n condujeron, por cierto después de un terrible desgaste, p a otra cosa que no fuera a la descomposición d i ió y fragmentación territorial y al reemplazo de una dependencia colonial, la española, por otra, capitalista e imperialista, una suerte de protectorado británico, para terminar alrededor de un siglo después, en las primeras décadas del siglo XX, atando a nuestros países a la dominación estadounidense. Es decir, que mientras nuestras largas y costosas independencias se hundían en la fragmentación territorial y en las guerras civiles de caudillos y líderes locales para llevarnos pronto a una nueva forma de dependencia, los Estados Unidos, que habían partido de un cuadro político y socioeconómico y de una dependencia colonial muy diferentes a los nuestros países hispanoamericanos, pudieron hacer, temprano, a fines del siglo XVIII y antes de la Revolución Francesa, con apoyo de las grandes potencias coloniales europeas enemigas de Inglaterra, una revolución de independencia muy poco revolucionaria, pero que por ello mismo, por su corta duración y bajo costo en destrucción, y
por contar con una clase dominante de perfiles y objetivos definidos, les permitió sin grandes cambios sociales (estos se dieron décadas después con la Guerra de Sucesión) emprender, primero un proceso de expansión territorial a expensar de las potencias coloniales europeas (Francia, España e Inglaterra) y de países vecinos como México, al que despojaron de la mitad de su territorio; y luego, impulsar un proceso interno de desarrollo capitalista acelerado que los convirtió poco más de un siglo después de lograda su independencia en una potencia capitalista ascendente y vigorosa con posibilidades de competir con las grandes potencias coloniales europeas por una hegemonía mundial que lograron a mediados del siglo XX. El segundo error es el que tiene que ver con el instrumental conceptual empleado para leer nuestras independencias (y no sólo ellas sino toda nuestra historia, aunque ahora me interesa únicamente la lectura de las independencias de nuestros países). Ocurre que los procesos históricos y revolucionarios europeos (y el estadounidense mismo, que es bastante asimilable a ellos; o mejor aún, cuya lectura ha terminado incidiendo sobre ellos), han sido y son leídos con aparatos conceptuales y teóricos capaces de explicarlos porque –ya sean instrumentales conservadores o revolucionarios- todos ellos son producto del análisis de esos mismos procesos. Las visiones históricas y sociológicas modernas, sean burguesas o marxistas, salieron todas de analizar la historia europea, o más adelante la euro/estadounidense, de modo que hay correspondencia conceptual entre esas realidades y el instrumental empleado para dar –o intentar dar- razón teórica de ellas. Nuestras realidades históricas y sociales latinoamericanas, ya sean coloniales, independentistas o contemporáneas, son bastante diferentes; y no es que no puedan ser leídas o explicadas con ese mismo aparato conceptual sino que de ordinario se lo ha hecho aplicándoselo casi a la fuerza para simplificar las cosas, para meter dogmáticamente a martillazos nuestra realidad en esos modelos olvidando que, aun teniendo importantes puntos comunes, las rea-
stras tienen aspectos lidades nuestras es son propios y claves que les orar los instruque sin elaborar ceptuales adementos conceptuales a entenderlos cuados para (sea dentro o fuera de os teóricos esos modelos europeos concebidos car las reapara explicar uropeas o lidades europeas mente el más exactamente atlántimundo noratlántita) no co capitalista) es posible avanomzar en la comprensión dee los mismos. mas Los temas son sabidoss y nalihan sido analiscutizados y discutidos muchas veces. uestras ¿Eran o no nuestras sociedades coloniastas, feules esclavistas, pitalistas? dales o capitalistas? ¿Fueron o no nuestras ncias revoluciones burgueindependencias sas? ¿Dónde estaba la burguesía? ¿Cómo se explican los caudillismos y cuál fue su papel? ¿Eran nuestros países naciones o tuvieron antes de serlo Estados nacionales llamados por ello a fracasar? Dejo claro de una vez por todas que no voy a detenerme ahora en estos temas. Y no voy a detenerme en ellos porque hacerlo me llevaría lejos de mi intención en este ensayo, intención mucho más modesta, que no es otra que tratar solamente de analizar e interpretar algunos aspectos, más concretos que teóricos aunque no por ello menos importantes, de nuestros procesos de independencia. El tercer error tiene que ver con el colonialismo. Porque lamentablemente, a doscientos años del comienzo de la lucha por nuestras independencias, logradas con tanto esfuerzo en la ya lejana tercera década del siglo XIX, el colonialismo sigue siendo nuestra realidad.
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Económica, social y cultural. Nuestros procesos de independencia, costosos y heroicos como fueron, no resolvieron nada de lo esencial. Alborotaron los problemas sociales creados y sostenidos por el régimen colonial español porque la élite criolla independista necesitaba usarlos como bandera para ganar necesario apoyo popular, pero sin resolverlos porque no había interés en hacerlo ya que quienes dirigieron la independencia y se aprovecharon de ella eran ellos mismos los causantes o beneficiarios de esos problemas dada su condición de explotadores. Así, la independencia, disfrazada de emancipación o utilizándola de manera interesada, sólo sirvió para mantener en el plano interno el dominio de las oligarquías criollas ahora libres de la sujeción a España y para cambiar poco después en el externo la dominación colonial española
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por la sujeción a la hegemonía británica y luego estadounidense. Las oligarquías criollas lograron el poder político por el que luchaban pero a cambio de sujetarse a una relación neocolonial, suerte de protectorado, con potencias capitalistas ascendentes, relación que necesitaban para sostener en el plano interno su régimen de explotación. Y este colonialismo, que perdura bajo diversas formas en nuestras sociedades actuales y por cierto no sólo respecto de los Estados Unidos sino ahora también de España, embarcada en una tercera conquista de América, tiene mucho que ver con la lectura sesgada de los procesos de independencia, lectura manipuladora actualizada por esa España prepotente de hoy, que pretende hacer de nuestras luchas independentistas meros apéndices del mediocre y fracasado liberalismo español de las primeras décadas del siglo XIX. En el plano ideológico y político, que es el que me interesa ahora, ese colonialismo sigue vivo, y se activa en momentos como éste, tocante a la conmemoración del inicio de la independencia, porque las oligarquías criollas, que después de lograda ésta no han hecho otra cosa para sostenerse en el poder que cambiar en forma complaciente un colonialismo por otro, aplican cualquier modelo europeo de moda capaz de permitirles manipular la lectura de la realidad e impedir lecturas críticas que revelen sus miserias y contradicciones. Pero también porque algunas de esas lecturas manipuladoras les sirven para renovar los modelos coloniales de estudio y de conducta social (visión elitesca de la historia, culto a los héroes que sus antepasados traicionaron o asesinaron, imitación de moldes y patrones europeos, racismo solapado o abierto, clasismo, desprecio por las masas e ignorancia de su papel en los procesos históricos, etc.) y para exaltar a partir de estos parámetros interesados la propia independencia que sus antepasados se apropiaron frenando cualquier proceso de emancipación de las clases populares. Pero en este caso, en el de esta celebración bicentenaria, habría que añadir un componente adicional. Y es que, a diferencia de otros mo-
mentos conmemorativos, en esta ocasión se está haciendo presente una América Latina que ha despertado, que quiere luchar por su verdadera independencia, por la emancipación que no se pudo lograr en 1824-25, y que mientras lucha por esa emancipación, justicia social y soberanía, está igualmente cuestionando esas lecturas sesgadas y manipuladoras. Y entonces, frente a este despertar y estos cuestionamientos de la historia oficial que ellas crearon, esas oligarquías, que tanto se sirvieron del culto a la independencia para su propio beneficio, ahora se muestran menos interesadas en ello; y se las ve hoy, ya sea identificándose con la interesada lectura española, ya sea no sólo devaluando a sus pueblos, a los que siempre despreciaron, sino a los propios héroes libertadores, de los que han vivido por cerca de dos siglos después de traicionarlos o asesinarlos. No resulta entonces demasiado difícil entender por qué el complejo proceso de nuestras independencias, convertido en Historia oficial y atrapado en una verdadera madeja de medias verdades y manipulaciones, está tan lleno de complejidades o simplificaciones artificiales y tan envuelto en todo tipo de interesados mitos. Lo que intento hacer en este ensayo no es por supuesto entrar a discutir y analizar a fondo este complejo conjunto de dificultades y problemas. He querido solamente dejarlas señaladas una vez más porque creo que son el marco teórico de cualquier estudio que quiera penetrar a fondo en la comprensión de nuestra realidad socio-económica y políticocultural; y concretamente en el conocimiento de nuestros frustrados o mediatizados procesos de independencia. De cualquier manera, es partiendo de ese marco que me limitaré, en lo que sigue, a describir, revisar y comentar en forma crítica algunos aspectos que considero particularmente importantes de nuestros procesos de independencia, sobre todo de su inicio, omitiendo sin duda muchos otros de no menor significación. Examinaré en detalle algunos de ellos, como es el caso de la constitución de las Juntas
criollas con las que se inicia la lucha independentista entre 1809 y 1811, primero que nada porque es justamente esta etapa de nuestra lucha de independencia la que estamos conmemorando ahora, y habrá sin duda más adelante tiempo para ir revisando y analizando las otras fases de esa larga lucha; pero también porque a pesar de que la creación de esas Juntas es descrita siempre en los textos de nuestra Historia oficial republicana, lo más frecuente es que esas descripciones sean limitadas, sesgadas o manipuladas. Y no es aventurado pensar que cuando se empieza mal la lectura de nuestros procesos de independencia no resulte fácil corregir sobre la marcha esa lectura. A menudo ocurre que se idealiza el proceso de constitución de las Juntas, sacándolas un tanto de la realidad y de las limitaciones históricas que tuvieron, convirtiéndolas casi siempre en Juntas independentistas cuando todavía no lo eran, siendo que algunas, como la argentina de mayo de 1810, después de dar origen a varios organismos de reemplazo como Junta Grande, Triunviratos y Directorios Supremos, tardó varios años en declarar la independencia, lo que sólo se hizo en 1816, mientras que a otras, como la bogotana de julio de 1810, se le atribuye en la Historia oficial colombiana una temprana declaración de independencia que no le corresponde. Pero también sucede que se silencian aspectos importantes de las mismas, como son por ejemplo, su carácter de golpes de Estado de las respectivas oligarquías criollas o de sectores de ellas contra el poder español; el papel que jugaron en algunas de esas conspiraciones las milicias criollas comprometidas con la conspiración y algo que es todavía más importante, la escasa presencia del pueblo en el movimiento que permite imponerlas, o la ausencia plena de éste a la hora de constituirlas. Y todo esto sin olvidar que, dada la ya vieja y siempre lamentable fragmentación de esta América llamada usualmente llamada hispánica (y de toda la América que llamamos latina), esas historias de Juntas –y hasta de independencias- suelen quedarse en el marco
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local de cada país, y es poco o nada lo que los naturales de uno de ellos conocen acerca de los procesos independentistas de los otros países hermanos, sobre todo en el caso de las Junta y del inicio de aquéllos, porque en general se tiene al menos una idea (aunque también bastante sesgada, incompleta y manipulada por lecturas oligárquicas o hasta chauvinistas) de la fase final en que esas luchas, o al menos la mayoría de ellas en el caso sudamericano, terminan fundiéndose en el territorio del Perú, centro de toda la reacción monárquica española, en las batallas finales por la liberación de todo el subcontinente. Otros aspectos no menos importantes (dejando de lado muchos de ellos) los tratará en cambio en forma menos detallada, por razones de espacio, ya que mi intención no es analizar en este trabajo todo el proceso independentista, y también porque mi limitaré en tales casos a plantear mi visión personal y a hacer mi lectura crítica de estos temas, apoyada, como hago siempre, en fuentes, en fechas y en hechos admitidos por todos y estudiados y analizados muchas veces desde posiciones y perspectivas diferentes. Al final, tratará de sacar algunas conclusiones, así sean, como suele suceder en estos casos, meros puntos de partida criticables y discutibles para otros ensayos más completos, tanto propios como ajenos.
II Emancipación e independencia
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Empiezo por un aspecto que me parece central y además previo el tema de emancipación e independencia. Los términos son –o parecen ser- sinónimos, o en todo caso se los usa como tales; y es usual hablar de nuestra emancipación, de nuestro proceso emancipador, de nuestra lucha emancipadora cuando nos referimos a nuestra independencia, a nuestro proceso independentista, a nuestra lucha por la independencia. Así, escuchamos o leemos en los discursos y en los textos históricos o políticos relativos a la independencia que mediante ésta nos emancipamos de España, y que la batalla
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de Ayacucho fue la culminación del proceso emancipador llevado a cabo por nuestros libertadores. Uno no sabría decir si el uso de estos términos como equivalentes, como sinónimos, es mero producto de su cercanía o parentesco semánticos o si hay detrás de ello, como se podría sospechar, un interés de la oligarquía dominante, heredera mezquina e inconsecuente de la victoria independentista, en imponer esta terminología, como de hecho lo ha logrado, para hacer confundir de algún modo las cosas, haciendo de la independencia un resultado absoluto que habría tenido como producto tanto la independencia misma como la emancipación. Para evitar malas interpretaciones de lo que digo, dejo claro que la confusión tiene cierta base y que se alimenta de la cercanía existente entre ambos términos: y repito que en principio emancipación e independencia pueden –y suelen- ser usados como sinónimos, lo que podría tener validez siempre y cuando nos atengamos al mero plano semántico y al uso técnico o literario de uno y otro concepto. Los diccionarios definen independencia diciendo que es “calidad o condición de independiente” y que se refiere en especial “a un Estado que no es tributario ni dependiente de otro”. La definición que dan de emancipación, en cambio, es un tanto más complicada. Después de afirmar que es “acción y efecto de emancipar o emanciparse”, lo que, como tautología que es, nada no dice, se centran en el significado histórico y jurídico del término, refiriéndolo al acceso de un menor de edad a la plenitud de sus derechos; y sería así “el instrumento legal mediante el cual el padre o tutor de un menor (y en ocasiones el Estado) renuncia a la patria potestad que ejerce legalmente sobre él confiriéndole la plena o semiplena capacidad jurídica”. Esta definición no nos sirve tampoco de mucho, porque para lo que me interesa habría que emplearla sólo por analogía. Pero por fortuna los mismos diccionarios hablan más delante de emancipar, y lo definen como “liberar a uno de la patria potestad, de la tutela o de la servidumbre”, añadiendo que en senti-
do figurado emancipar (más exacto habría sido decir “ser emancipado”) es “salir de la sujeción o dependencia en que se estaba”. Y esta lectura sí me resulta útil para lo que intento precisar, pues en nuestro proceso de independencia, si queremos entender su conflicto interno y la pobreza de sus resultados en lugar de seguir repitiendo las lecturas tradicionales, es necesario distinguir entre independencia propiamente dicha y emancipación, porque estrictamente hablando la primera, la independencia, era el objetivo claro y definido de la oligarquía criolla, objetivo en lo esencial meramente político, independizarse de España, cosa que se logra, mientras que la segunda, la emancipación, aunque nunca llegara a precisarse con igual claridad como proyecto debido a la debilidad, atraso político, falta de claridad ideológica y escasa fuerza orgánica de los sectores populares, era el objetivo, objetivo social, objetivo no logrado entonces, que estos sectores populares reclamaban aunque de modo confuso, y por el cual, cuando se decidieron a hacerlo o fueron arrastrados a ello, entraron a veces de un lado y a veces del otro en la lucha independentista encabezada por los criollos.
Esta es la idea central. Ahora bien, si entramos en detalles la cosa resulta aun más clara. La independencia, que tiene como antecedente inmediato las Juntas criollas de 1809-1811, que da origen a una larga y costosa guerra de liberación contra el dominio español y que concluye formalmente con la victoria patriota de Sucre en Ayacucho en 12824, se obtiene así en la década de los 20 del siglo XIX. La emancipación, si por ella entendemos –como intento plantear- no el logro de la independencia política por la élite criolla sino la conquista por las masas populares de la igualdad social de los partos, del acceso a una vida mejor, del derecho a la tierra, del derecho a la educación, del reconocimiento de los derechos de los indios y los negros y de la abolición de la esclavitud, es claro que más allá de algunas concesiones, no se logra en absoluto con la independencia. Y sólo para poner un ejemplo, la abolición de la esclavitud en los países en que ésta es, o ha sido, la base de la economía, apenas tiene lugar en la década de los 50 de ese mismo siglo XIX, cuando la esclavitud ha perdido importancia tanto en lo económico como en lo tocante ha a la cifra cifra de esclavos porque se h a ella ido convirtiendo ell la peonaje, misma en peonaje e, de modo que si sse aprueba dar la li liientonces bertad entonce es a los esclavos sse mehace mucho me esaldar nos para salda ar deuuna deu u-
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da social y moral con éstos que para permitirle a los terratenientes y oligarcas esclavistas que recuperen parte del dinero invertido en su compra, porque esos esclavos son ya en su mayoría viejos, de escaso rendimiento y están próximos a morir junto con la propia institución inhumana a la que han vivido sometidos. Independencia y emancipación son pues dos cosas –o dos causas- distintas y sólo se vinculan de manera estrecha, prestándose así a ser confundidas, porque los criollos independentistas llegan a un punto en el que necesitan prometer la igualdad a los pardos, la ciudadanía a los indios y la emancipación a los negros para ganarlos para una causa, la de ellos, los criollos, que es la independencia. Y lo hacen porque no pueden solos con los españoles. O mejor aún, porque la guerra de independencia, al mismo tiempo que es una lucha de liberación, es también una guerra civil, en la que los españoles son pocos y el enfrentamiento largo y sangriento que se lleva a cabo es mayoritariamente una guerra entre americanos que combaten de un lado, el de los españoles, y americanos que combaten del otro lado, el de la causa patriota. Independencia es el proyecto de los criollos, que quieren sacudirse el dominio colonial español, pero sin hacer o promover cambios sociales, buscando –como buscaban al principio- una lucha independentista al modo de la de Estados Unidos, con mucho apoyo europeo de potencias enemigas de la metrópoli colonial (España en su caso=, con una guerra libertadora de corta duración y bajo costo, con una independencia que les permitiera, como en el Norte americano, conservar la esclavitud negra y la sujeción de indios y de pobres. Los criollos no necesitaban emanciparse puesto que eran libres. Y no sólo libres sino esclavizadores de negros y despreciadores de pardos e indios sometidos a servidumbre y a una subordinación racial derivada del sistema de castas imperante. Los que querían emanciparse eran los pardos, los indios y sobre todo los negros, no los criollos. Lo que éstos
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llaman emancipación se refiere en todo caso a emanciparse del dominio político español, a conquistar una suerte de libertad que es la que se logra al alcanzar la mayoría de edad, que es uno de los significados limitados de emancipación. Pero la verdadera emancipación es la otra, la de los explotados, emancipación que los criollos, salvo una minoría, los más revolucionarios entre ellos, como Bolívar y Artigas, no conceden, no están dispuestos de ninguna manera a conceder porque atentaría contra su propia dominación. Salvo en unos pocos casos como el de la rebelión indígena de Tupac Amarú en el Perú o como el de los revolucionarios negros haitianos, en cuyo excepcional proceso sí se funden en un solo gran proyecto liberador la lucha por la independencia y la lucha por la emancipación, lo cierto es que la emancipación no llega a alcanzar nivel de proyecto, como el de los criollos en la lucha independentista. Pero es de todos modos al menos el esbozo de programa o la imprecisa pero arraigada idea de cambio, cambio social, que tienen los explotados: pobres, pardos, indios, negros, los cuales quieren libertad personal e igualdad social, emanciparse de la desigualdad y de la tutela, tanto de criollos como de españoles, pero sobre todo de la de los criollos que son entre ambos los más explotadores. Por eso es que a los criollos, que leen y admiran a los enciclopedistas de la Francia dieciochesca pero odian a la Revolución Francesa por su radicalismo y su violencia, este tipo de propuestas o de manifestaciones de corte emancipador les huele a Francia revolucionaria, a revolución popular, a revolución social. La emancipación de los partos y sobre todo de los negros esclavos no les gusta ni les conviene, la primera porque iguala a los despreciados pardos con ellos, que se sienten descendientes y herederos de los conquistadores españoles; la segunda porque afecta en forma directa su poder y sus intereses, y hasta les horroriza, porque la asocian con Haití, con rebelión de negros, con matanza de ricos y de
blancos, así sean blanco de medio pelo como buena parte de ellos. Ya en los casos tempranos de rebeliones de indígenas o de esclavos que estallan poco antes de iniciarse la lucha de independencia, los criollos, que aunque nunca apoyaron estas últimas simpatizaron a veces con las primeras y hasta colaboraron en algunas de ellas mientras tuviesen carácter moderado y se dirigiesen contra las brutalidades y atropellos del poder español, al no poder dirigirlas o controlarlas orientándolas sólo contra los españoles y limitándolas a objetivos moderados, se unieron entonces siempre a los españoles para aplastarlas porque su creciente radicalización las había vuelto peligrosas. Es lo que ocurre en el Perú con la rebelión de Tupac Amarú en 1780.1781, y luego en México, al estallar la lucha independentista en septiembre 1810, que a diferencia de todas las otras, no se inicia como un proceso moderado dirigido por la oligarquía criolla sino que explota como una rebelión indígena llena de contenidos emancipadores que aterrorizan, como antes sucediera en el Perú, a la oligarquía criolla mexicana, la cual, como la peruana del tiempo de la rebelión de Tupac Amaru, prefiere aliarse con los españoles para aplastarla, y, siguiendo con el caso de los mexicanos, esperar tiempos mejores que les permitan dirigir y hacer triunfar un caricaturesco proceso de independencia, sin pueblo y bien adaptado a su gusto elitesco y moderado. Pronto resulta evidente para ellos mismos que los criollos no tienen suficiente fuerza para
lograr solos la independencia. Ocurre entonces que en muchos casos de anterior pasividad social al menos relativa los sectores populares han despertado en medio del confuso conflicto desatado por el inicio de la lucha independentista y en otros en los que la lucha de corte emancipado de las clases de abajo se ha mantenido vivas pese a la represión, o ha renacido al calor de ese mismo conflicto, los oligarcas criollos que combaten por la independencia se ven obligados a estimularla, aunque siempre tratando de dirigirla, de limitarla y de aprovecharse de ella para vencer a los españoles, proceso este complejo y de múltiples facetas que toma años. Tanto ganarse al pueblo como vencer a los españoles. Por eso y para eso los criollos patriotas llaman al pueblo, a los llaneros, a los gauchos, a los indígenas y hasta los negros esclavos, les hacen ofertas engañosas de libertad y de igualdad y logran incorporar a parte de ellos a la lucha independentista, lucha que a ellos, los criollos, les interesa llevar al triunfo porque es la de ellos, pero no la de la mayoría del pueblo, aun cuando de su participación en ella éste también obtiene ciertos logros limitados que no cambian para ese pueblo las estructuras sociales explotadoras ni van al fondo de las cosas. Porque cuando ese lucha triunfa, entonces los criollos dejan abandonados a los pobres, a los indios, a los esclavos, o vuelven a someterlos a un sistema de dominación que si bien se escuda –para disfrazarse- en normas republicanas igualitarias en el plano teórico o declarativo, en realidad no hace otra cosa sino recrear bajo este nuevo marco
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la mayor parte de las anteriores formas de explotación. A los pardos al menos le conceden en el plano teórico la igualdad social aunque de todas formas siguen siendo discriminadas o excluidos. A los negros los traicionan, manteniendo la esclavitud y concediéndoles apenas una mezquina libertad de vientres que somete a los hijos de esclava nacidos libres a un sistema de aprendizaje prolongador en forma disfrazada de la misma esclavitud. A los llaneros grancolombianos les ofrecen tierras mediante bonos que luego les compran a vil precio los caudillos republicanos. A los gauchos los discriminan y los fuerzan a convertirse en peones de campo o en reclutas enviados a la frontera a masacrar a los indios de la pampa. La idea es someter a todas las gentes del campo al peonaje en las haciendas de los terratenientes, buena parte de los cuales son realistas reencauchados o próceres patriotas incorporados a la élite latifundista dueña y señora de las tierras. Y así, a llaneros y gauchos, que han combatido como héroes por la independencia de las élites criollas, éstas, seguras ya de su triunfo y sin más necesidad de halagarlos, les clavan libretas de circulación y les imponen códigos laborales represivos que imponen el trabajo obligatorio y el peonaje forzoso. A los pequeños campesinos les destruyen sus conucos para convertirlos en peones cometidos a trabajo forzoso en las haciendas, mientras ellos, los oligarcas, cuando no son grandes comerciantes o usureros en las ciudades, son entonces hacendados que se apropian de todas las tierras libres mediante adjudicación y reparto de baldíos. A los indios les imponen la privatización de las tierras comunes con el argumento de que se quiere hacerlos ciudadanos, categoría que para el pensamiento liberal dominante sólo se aplica a quienes son propietarios privados de algún bien, con el previsible resultado de que la mayor parte de esos indígenas devenidos en propietarios privados vende sus tierras a blancos criollos ricos o a indios mestizos más vivos o afortunados que ellos terminando también esos indígenas convertidos en peones de hacienda.
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Incluso buena parte de las tierras fértiles y libres es ofrecida por las élites liberarales o conservadoras que gobiernan como herederas de la independencia a la colonización europea, a objeto de “blanquear” nuestros países, y a empresarios extranjeros aun más voraces que la propia élite criolla, lo que hace que, frente a la espantosa miseria provocada por estas medidas, las luchas de los indígenas, campesinos y pobres por la emancipación se reaviven a todo lo largo del siglo XIX. Y en este caso vienen a ser, en la segunda mitad de ese siglo XIX, los herederos y beneficiarios de la independencia, esto es, las oligarquías criollas conservadoras o liberales, quienes las van a reprimir. Ejemplos notables de ello son los casos de Argentina y Chile con la llamada Conquista del Desierto, e igualmente lo es la brutal política mexicana de Porfirio Díaz respecto de las masas indígenas de su país. Creo que lo dicho es suficiente para mostrar la diferencia sustancial que he querido mostrar entre emancipación e independencia, distinción que puede ayudarnos a apreciar mejor los límites de esta última, pues, aunque limitada sólo a lo político y mediatizada luego por la sujeción de nuestros países a nuevas potencias capitalistas e imperialistas, como Inglaterra o Estados Unidos, la independencia se obtuvo en la tercera década del siglo XIX, mientras que la emancipación, esto es, la conquista de la justicia, la igualdad y el bienestar social de nuestros pueblos, no resuelta por la independencia ni hasta ahora por las numerosas luchas ulteriores, sigue siendo una tarea pendiente. Combinada por cierto de nuevo con la independencia, a casi dos siglos de haberla logrado en lo político, es preciso –en toda esta América liberada de España- romper con la sujeción a esas oligarquías internas y a esos poderosos intereses extranjeros, y las realidades inmediatas exigen ahora más que nunca llevar a cabo una lucha victoriosa por la plena soberanía de nuestros países en la que ambas tareas, emancipación e independencia, puedan al fin fundirse en un solo proceso.
América en nuestras manos
EL CALEIDOSCOPIO DE LAS INDEPENDENCIAS DE AMÉRICA LATINA
Patricia Jiménez Escritora - Cuba, Perú
Diversas denominaciones se utilizan para designar a la América mestiza, que formó parte de la dominación española y portuguesa y hoy se encuentra distribuida en veinte países ubicados en cuatro regiones geográficas más o menos diferenciadas: Mesoamérica, Centroamérica, Suramérica, y El Caribe. Las denominaciones Latinoamérica o América Latina –las de mayor aceptación-, América septentrional o meridional, Ibero América, Indo América,1 tienen cada unas connotaciones geográficas, culturales o políticas que generan amplias diatribas. En relación al término América Latina2, de relativa reciente utilización, hágase consciente que implica caer –una vez más- en una forma europeo centrista de nombrarla, sin reparar en que el término deja fuera a la gran población originaria y al amplio contingente africano que hoy forma parte de nuestras nacionalidades. Con esa espina nos seguiremos tropezando, ojalá no por siempre. América Latina no ha sellado su verdadera independencia y, sobre esa otra “independencia” de la que se conmemoran dos siglos, se ha escrito mucha historia bajo enfoques e interpretaciones diversos, fundamentalmente tres; de los colonizadores, del poder capitalista imperial, y de la posición céntrica y de izquierda del desarrollo. La visión de los pueblos originarios americanos acerca del devenir histórico de América no se identifica con ninguna de esas lecturas exactamente. De alguna forma se ha ido develando una confrontación de tres visiones distintas sobre lo que fuera, ya no la independencia sino la llegada de los europeos a América y la dominación de nuestro continente. Si se lanzase la pregunta ¿qué fue el descubrimiento de América? lo más probable es que la mayoría de los americanos
respondiera que ue fue la llegada de Colon en tres embarcaciones llamadas La Niña, La Pinta y Santa María, y el inicio de la conquista del nuevo mundo. undo. Esta es –tristemente- lo más difundida versión, a imagen y semejanza mejanza de lo que cuenta la mirada ada eurocentrista de lo que pasó de este lado del mundo a partirr del 1500, por redondear. Algunos lgunos más tibios pero –algo lgo es algono dispuestos a creerse el cuento del “En n buena hora te descubrí…”,, dirán que lo que se produjo dujo entonces fue el encuentro uentro entre dos culturas. Así lo afirmó en el Quinto Centenario la conciencia remordida mordida de la monarquía española pañola y su gobierno socialista. cialista. ¡Vaya desigual ual encuentro! Y una pequeñísima parte de los americanos –más más radicales- contestestará con otra pregunta: “?Qué descubrimiento, qué encuentro de dos culturas? El genonocidio más grande nde de la humanidad, dad, la destrucción n de civilizaciones milenarias, el saqueo o más aberrante y despiadado… adado… eso fue lo que trajeron jeron los europeos América”. ”. Y de todo hubo un poco.
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En cuanto al sistema implantado en América Latina durante su colonización, este no se corresponde con las formas encasillables de esclavismo, feudalismo (lo más próximo dada la época y la lógica del traslado de los modos de producción europeos hacia el nuevo mundo) o capitalismo. Sería acaso un “feudalismo esclavizante” con perspectivas de explotación capital, orgánica y convenientemente uncido al mercado mundial de la acumulación originaria, la mayor y más cruel exacción de riquezas que conoce la historia humana. Bajo el anterior supuesto sería incongruente extrapolar las condiciones que dieron pie a las revoluciones francesa y norteamericana y al nacimiento de nuevos regímenes en Europa, hacia la realidad americana de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Nuestros movimientos independentistas estarían influenciados por el contexto mundial, sí; por la situación que se vivía en las metrópolis con el consecuente descuido de los territorios coloniales, también; pero sobre todo por las contradicciones internas y muy particulares de nuestro continente, que tenía ya una historia antes del “descubrimiento” y la conquista y no dejó de seguir haciéndola a pesar de los conquistadores. ¿Por qué no fuimos capaces de construir la verdadera independencia y la soberanía en ese primer gran intento que se llamó la guerra de independencia? Porque nunca se planteó superar los viejos esquemas de entendimiento, dominación y desarrollo imperantes y trasladados de Europa. Porque lo que se trató de hacer –con independencia de las intenciones y a pesar de la gran hombrada de los padres fundadores- fue sustituir un poder por otro, un sector gobernante por otro, nunca se trazó un nuevo modelo de desarrollo y sociedad, y se hizo bajo la lógica de que se alcanzaban la libertad y la prosperidad. Porque el poder imperial naciente en los Estados Unidos y los poderes europeos en retirada entendieron desde el inicio la importancia de mantenernos desunidos, para poder ejercer su control sobre los pueblos latinoamericanos. En nuestros procesos de “independencia” primaron los
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pequeños nacionalismos alimentados por los grandes intereses imperiales, para aprovechar los ingentes recursos de la región, y para ello se promovieron divisiones y enfrentamientos que aún permanecen latentes en nuestros pueblos, entre Perú y Chile, entre Bolivia y Chile, entre Colombia y Venezuela, entre Uruguay y Argentina, entre Ecuador y Perú. Nos hemos convertido en países exportadores de materias primas con las cuales se enriquecían y se enriquecen los grandes randes centros coloniales, durante siglos fuimos os la fuente de riquezas más importantes con la que contó Europa, de allí que es inaceptable que ue se diga que los países de nuestra América son on pobres –Bolivia es el ejemplo más palpable-,, somos países empobrecidos por la codicia y el afán fán de riqueza de los centros de poder, por la explotación plotación y expoliación de nuestros recursos naturales. aturales. Igual puede decirse de África, que aparece parece como el continente más pobre del mundo, do, y que fue la fuente de mano de obra esclava ava trescientos años, durante los cuales fue desangrado esangrado ese continente. No es posible entender hoy la a situación del mundo, de Europa y Estados Unidos nidos que conforman un primer mundo lleno de riquezas, de África desangrada y empobrecida, a, y de nuestra América mestiza, sin reflexionarr sobre lo que significó el sometimiento de negros ros esclavos e indios americanos impuesto porr los poderes monstruosos de una América que ue aún no se independiza. Una constante en nuestras gestas stas y sobre todo en las construcciones sociales iales de la época moderna en los países dee América Latina ha sido la ausencia de participación ticipación de nuestros pueblos originarioss en esas revoluciones y procesos. Esto no quiere decir que no se les movilizara como mo fuerzas de combate o de contención, sino ino que no era la representación más genuina uina de los explotados la que encabezaba a el movimiento independentista de América, mérica, por más que se destaquen las principales ncipales insurrecciones indigenistas de laa lucha americana. El hecho es que a grandes
sectores de la población, a la masa de indios y negros que han seguido conformando los grupos más preteridos y marginados a lo largo de nuestra historia, toda conquista y toda actividad política, por progresista que pareciera, les hubo sido ajena, hasta que surge el primer gobierno de un presidente indígena en la América del Sur en la figura del boliviano Evo Morales. En Bolivia cambió la fisionomía del poder. Ha sido la pujanza del movimiento indígena p j lo que ha abierto la esperanza en que los homAmérica bres y las mujeres de Am puedan recuperar los principios de sus rraíces ancestrales dándoles dán validez en el muncontemporáneo. do contempor vislumbra Por fin se vislu reconciliación una reconcili pasado tanentre ese pasad negado y tas veces nega vilipendiado, con c las herencias de otras culturas que nos no han enriqueciendo ido enriqueci pero en–paradójico, per riquecimiento aal fin, porque pareciera parecier que la cultura a la larga siempre gana, hasta “perdiendo”-, aun“perdiendo”privilegiando que privileg el sentido de d que cultura anesa cultur cestral es lla que coloca la vida como el ccentro de la vida. proceso boEl proce liviano es comninguna replejo, ningu puede volución p pintarse ccomo hadas. cuento de h De hecho exiscruenta te una cru oposición a que
estas transformaciones reivindicativas se realicen. Esa oposición tiene como eje el racismo y basa sus fundamentos en que es inconcebible que unos “indios ignorantes” gobiernen el país. Suena como un recordatorio de lo que hace quinientos años interpretaran los colonizadores y de lo que siguen interpretando los guardianes del “orden” mundial; no es posible que se les conceda a los pueblos originarios –claro, ellos nunca les llamarían así- iguales derechos que a los descendientes de los invasores –tampoco se llamarían a sí mismos por su nombre. La situación internacional está caracterizada por una creciente globalización e interdependencia entre países y por enormes desigualdades entre las naciones y comunidades. Ello hace que una pequeña parte del mundo viva en la opulencia y el sobreconsumo, mientras que grandes mayorías no logran satisfacer sus necesidades más elementales. Si se quisiera pintar un panorama actual de Latinoamérica convendría imaginar un gigante herido, cansado de acumular no rencores sino rabias, aguijoneado y mordido por feroces chupasangres que no se sacian, carcomido desde adentro por sus cánceres y sus viejos achaques. Cuando el gigante se mira –sonriente todavía- en sus atlánticos y pacíficos espejos de mar, se reconoce muy bien a sí mismo, se inventa figuritas y constelaciones con sus extrañas cicatrices. El gigante lee los diarios, que no le conocen bien a él, aunque lleva el nombre de todos los hombres y mujeres que han sido: Cauplicán, Ixca Cienfuegos, Aureliano Buendía, Frida Khalo, Zumbi de los Palmares, Tina Modotti, Tupac Amaru, Antonio José de Sucre, Tiradentes, L’ouverture, Antonio Maceo, Tupac Katari, Roque Dalton, Micaela Bastidas, Rosendo Maqui, Francisco de Miranda, Sandino, Toni Guiteras, Cuauhtémoc, Juana Azurduy, José Cemi, Babalú Ayé… Entonces el gigante se pone a cantar, y es muchas voces. La América Latina de hoy anda sacudiéndose las pulgas, las pirañas. Con distintos matices entre un país y otro, varios gobiernos en el continente asumen posiciones de enfrentamiento al orden global y a quien lo encarna, al imperio
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estadounidense, que ha devenido en una especie de “corona” de los tiempos modernos. Esa confrontación no se da tanto hacia Europa, curiosamente. Este despertar de América Latina –al que se suma recientemente el triunfo del FMLN en el Salvador-, es destacable y reivindicador, no obstante no ha significado un cambio en el modelo de sociedad que se construye –quizás con excepción de Cuba, con muchos problemas propios-, lo que hace en buena medida que las masas de pueblo no se identifiquen a fondo con ese enfrentamiento a las fuerzas dominadoras, al injusto orden establecido. Y es que al interior de las sociedades se mantiene la misma dinámica de desarrollo centrado en el mercado y no en el hombre y su comunidad. A la gente no le basta –por no decir que no le importa tanto- decirse antiimperialista, sino además –y sobre todo- vivir en una sociedad más justa con autonomía, libertad y felicidad. Todos los recursos para acallar la voz de los pueblos encuentran terreno fértil donde falta la fraternidad, donde las izquierdas son débiles política, programática y moralmente, y donde los movimientos populares no tienen participación verdadera. América Latina, frente a las argucias del imperio para silenciarla, debe crear y retomar las instancias de coordinación internacional y hacer crecer un tejido social alternativo entre los pueblos. La unidad de los países de América es quizás una aspiración demasiado utópica. Tal vez la confluencia en algunos aspectos de la vida y el desarrollo, la articulación de acciones hacia un objetivo común, sean luces más cercanas que nos permitan avanzar. Un concepto clave para asumir el futuro de nuestra región es el de integración, que formó parte del ideario político de los padres de nuestras patrias y de los más lúcidos de los pensadores de la “independencia”, pero que no ha logrado concretarse por las fuerzas e intereses centrífugos que nos alejan. Nuestra América será grande e independiente en la medida en que supere sus diferencias circunstanciales y los pequeños nacionalismos, sin renunciar a la identidad propia de cada pueblo
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y respetando nuestras diferencias en medio de la rica multiculturalidad americana. Una integración americana desde las bases de la multiculturalidad reconocida y respetada será una auténtica oportunidad para la independencia. Uno de los mayores retos que se plantean para los países de América es resolver los elevadísimos niveles de pobreza y exclusión social, vencer las concepciones nacionalistas y las confrontaciones “históricas” que nos impiden ver la realidad de un mundo que hace indispensable la integración, y derrumbar las barreras mentales y culturales que un modelo de pensamiento centrado en un concepto errado e insostenible de bienestar y confort nos ha impuesto –por siglos de no independencia- al colectivo americano. Siendo el modelo hegemónico y dominante de desarrollo uno basado en la acumulación de riquezas, el mercado, la competencia y el individualismo, es indispensable construir una propuesta contra-hegemónica basada en una distribución más equitativa y justa de la riqueza, en la solidaridad, la complementariedad, el respeto a la diversidad y el reconocimiento del otro. Entonces el desafío más grande de América Latina, lo que demanda el momento histórico que enfrentamos, es un cambio del modelo de desarrollo y un nuevo referente de bienestar. Sólo seremos libres e independientes cuando dejemos de pensar en el bienestar se construye en base al modelo “americano” –del norte- de vida, basado en el consumo y la acumulación de bienes materiales, y asumamos un modelo mucho más humanista, basado en la satisfacción plena de las necesidades colectivas y el equilibrio y aprecio a la naturaleza. Sobre el legado de generaciones que nos anteceden y con la responsabilidad que los seres humanos debemos contraer con el futuro –en esta hora y con estas manos-, nos hace pensar y repensar Carpentier: “… Ti Noel había gastado su herencia y, a pesar de haber llegado a la última miseria, dejaba la misma herencia recibida. Era un cuerpo de carne transcurrida. Y comprendía, ahora, que el hombre nunca sabe para quién padece y espera. Padece y
espera y trabaja para gentes que nunca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es. En imponerse Tareas. En el Reino de los Cielos no hay grandeza que conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida, incógnita despejada, existir sin término, imposibilidad de sacrificio, reposo y deleite. Por ello, agobiado de penas y de Tareas, hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de Este Mundo.”3 América Latina, pese a todas las distancias y desaciertos arrastrados hasta el presente, sigue teniendo cerca su raíz. Si un pueblo, cuenca de saberes y espíritus negros e indios, tiene algo qué decir y qué hacer para desplazar el paradigma de la dominación y el sometimiento como base de la construcción del modelo de desarrollo y consumo que caracteriza a la sociedad actual hacia una soberanía basada en los conceptos de la felicidad y el respeto a la naturaleza y al otro, ese es el pueblo americano. ¿Cómo desterrar esa especie de nueva religión que tiene como dios la economía de mercado? ¿cómo quitarnos las anteojeras del dinero y la acumulación? Para los indígenas de nuestro tiempo, el sentido del “Vivir bien” es actuar en comunidad y en consecuencia con lo que se cree y se siente,
en armonía con las fuerzas de la naturaleza, es ser recíprocos. Esta filosofía se contrapone a la del “Vivir mejor”, a esa concepción lineal del progreso que transcurre entre la producción y la acumulación ilimitada de riquezas, obligándonos todo el tiempo a competir, a tener más, a compararnos, a tratar de ser mejores unos que otros, a pasarnos por encima… ¿para llegar adónde? ¿Economía? Claro que sí, donde el comercio sea justo y solidario; ¿sociedad? Inclusiva, equilibrada y armónica; ¿espiritualidad? Como espacio de fraternidad, confianza y cooperación. Estos valores se cultivan en el mundo de adentro, entre las personas, en el cosmos y la naturaleza. Es distinto creer que el mundo nos pertenece, a sentir que pertenecemos a él. Puede estar sucediendo a esta hora que a una “top model” se le dobla un tobillo mientras soporta los tacones sobre la pasarela, menuda desgracia. Mientras, en las calles de La Paz desfilan las mujeres como un río de sombreritos, que no se caen de sus cabezas aunque no los lleven prendidos con nada visible, ¿o sí?. Si se les ve bien, parecieran tener un eje que les atraviesa el cuerpo y el alma desde el suelo hasta el cielo. Ellas caminan dignamente por el tiempo, por la tierra, su casa.
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El Cacique imaginado:
Miguel Acosta Saignes
y los modelos de complejidad social para la
Venezuela prehispánica
Rodrigo Navarrete Sánchez Antropólogo. Universidad Central de Vnezuela
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En su artículo “La Sociología del Cacique”, publicado por primera vez en 1958, Miguel Acosta Saignes asevera que “Diversos sociólogos venezolanos se han empeñado en demostrar que el caudillismo ha sido, en nuestro país, un fenómeno hereditario de la sociedad, cuyos orígenes habrían estado en la existencia de gobernantes de tipo autoritario, en los caciques, que ellos conciben como régulos despóticos de nuestras sociedades prehispánicas”1. De hecho asegura que este cacique despótico representado por estos sociólogos no existió en el pasado americano ya que los gobiernos preestadales fundan su poder sobre el ejercicio democrático y, más aún, nunca son mencionados como tales por los cronistas. A partir de esta reflexión sobre la manipulación del pasado para la legitimación política del presente, en esta ponencia deseamos puntualizar dos aspectos en las teorías y desarrollos investigativos de Miguel Acosta Saignes que consideramos asociados con el desarrollo y aplicación de modelos de complejización social para la comprensión del pasado indígena venezolano. El primero está asociado precisamente con la comprensión general de visiones generales, inspiradas en una nueva visión evolutiva de las sociedades americanas, mientras que el segundo refiere a un problema más concreto, el cual gira en torno al uso de nociones de jerarquía social y conceptos de cacicazgo para la interpretación de dicho pasado. Desde inicios de la década de los sesenta, la presencia del modelo neoevolucionista en la teoría antropológica reinstauró la discusión sobre la complejidad social en el pasado americano y venezolano. Sin embargo, como es el caso de Acosta Saignes, existen en nuestro continente claros antecedentes a esta discusión en
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algunos científicos sociales influenciados por las teorías marxistas y evolucionistas clásicas, así como por el estudio de Áreas Culturales. Hacia mediados de los 50, la arqueología venezolana comienza a dar signos de madurez intelectual e institucional. Por una parte, Cruxent y Rouse, quienes habían comenzado a trabajar en 1941, desarrollaron una asociación profesional nal para un programa de arqueología nacionall que se prolongó y sistematizó hasta 1963. Desde su perspectiva, el rescate del pasado venezolano zolano se centraba en una visión artefactual y descriptiva scriptiva que pretendía ofrecer una síntesis cronológica nológica cultural a través de la definición estilística stilística artefactual. Otros, como Acosta Saignes nes reivindicaron una tradición socio-histórica ca nacionalista que había caracterizado una parte de la arqueología nacional en autores como omo Lisandro Alvarado –a quien reconoce como omo su maestro y el primer gran etnógrafo o de Venezuela- Julio C. Salas, Alfredo Jahh hh o Tulio Febres Cordero. Acosta Saigness se acercó al mismo objeto de estudio desde esde una perspectiva diametralmente opuesta ta a la del pensamiento normativo, y analizó ó las sociedades prehispánicas partiendo prinrincipalmente de los documentos históricos os y de las crónicas. Con esto no queremos decir ecir que Acosta Saignes descartó completamenmente la investigación arqueológica de campo mpo como método para obtener información ción sobre el pasado, sino que prefirió obtener ener información utilizando la metodología del historiador. Su obra más importante, Estudios de etnología antigua de Venezuela (1983) 1983) en 1954 representó un estudio social global y detallado de las etnias, basado en la información de los distintas cronistas, viajeros jeros e investigadores del pasado.
Básicamente, Acosta Saignes basa su posición metodológica en una hábil utilización del aporte clasificatorio-interpretativo de la Teoría de Áreas Culturales norteamericana. De hecho, el concepto de área cultural como una unidad geográfica con condiciones medioambientales relativamente homogéneas y con desarrollos culturales que podrían caracterizar también como particulares a esta área, conforma el modelo sobre el cual Acosta Saignes estructura su propuesta de áreas culturales venezolanas. Conjuga de esta manera los aportes de autores como Kriekeger para todo el continente americano. Steward y Murdock para Suramérica y Metraux para el área guyano-amazónica para darle forma al mapa cultural de nuestro territorio. De la misma manera, estas obras sirvieron como bases de datos etnográficos y arqueológicos y conformaron en gran medida su fuente de información general externa principal para colocar a Venezuela dentro del contexto continental. Es así como
estas obras se convierten en modelos metodológicos, frecuentemente referidos, para la producción de un inventario comparativo de los rasgos culturales, materiales y espirituales de las culturas pretéritas indígenas venezolanas para lograr una síntesis etnológica. A pesar de que en ella existen ciertos elementos deterministas ambientales, la obra de Acosta Saignes abogó por una comprensión más particularista y social de las culturas amerindias. Abordó el problema partiendo de una perspectiva epistemológica y ética en la que existe un compromiso con el conocimiento de las sociedades del pasado. Y es aquí donde consideramos que da un paso hacia una teoría sociales. En su estugeneral de los desarrollos desarr específicas, y de las dio de las áreas culturales cultu particular que las conforman, puso culturas en particula en especial énfasis en la comprensión de los sisdentro de medioambientes temas productivos d específicos. De hech hecho, consideramos que en a mayoría de los casos la visión de la singularidad Saignes prioriza –y ocupa el cultural en Acosta Sa primer lugar en sus llistados de rasgos culturales- los elementos aasociados a la producción, como la agricultura, y los asocia con el tipo y nivel de desarrollo de las sociedades. Aportó así los elementos de una antropología más probablemente derivada de los crítica, probab discursos nacio nacionalistas, que continuaron agitando a la iintelectualidad venezolana convulsionados años 50 y 60. de los convuls del marco más general contiDentro de también existe un acercamiento nental, tambi perspectiva más allá de la geoa una perspe cultural. Con frecuencia alude grafía cultu división que Steward realiza a la div o lo iinterno del área de Selva Tropical, pero especialmente Trop distinción entre Tribus de a la d Selva Tropical y Tribus Circumcaribes. Aún cuando duda “si se carib trata en realidad de una entidad históricamente real o si debehistó mos aceptar la denominación Circumcaribe, propuesta de C Steward y Kirchoff, simpor S
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plemente como un auxiliar metodológico para el estudio”, 2 utiliza su caracterización cultural por Steward cuando define el Área Caribe –y en cierta medida de los Arawakos Occidentales- de su propia división de áreas culturales para Venezuela. Lo que realmente subyace a esa distinción y al uso que Acosta Saignes hace de ella, es que permite diferenciar a los grupos más complejos asociados a estas áreas de los grupos de las áreas de Guayana Venezolana y de Recolectores, Cazadores y Pescadores (según su propia distinción) que ocupaban gran parte del sur y de los llanos centro-orientales venezolanos, los cuales fueron caracterizados como culturas tribales muy simples siguiendo a Metraux. Está claro entonces que Acosta Saignes, más allá de una mera descripción etnográfica exhaustiva de dicho pasado o de una clasificación cultural sistemática intentaba abrir puertas interpretativas para la comprensión de los procesos socioculturales venezolanos, frecuentemente dejando ver un modelo socioevolutivo en su caracterización histórica. Es indiscutible que esta visión social, cargada hacia una visión materialista al enfatizar los sistemas productivos como base para definir a algunas sociedades pretéritas, marcó la pauta para el desarrollo de los primeros acercamientos materialistas históricos en la arqueología venezolana. De hecho, consideramos que la Arqueología Social en Venezuela, sin lugar a dudas la primera escuela de pensamiento que asume una perspectiva abiertamente social para la comprensión del pasado venezolano, debe gran parte de su visión a Acosta Saignes como antecedente. Esta tendencia, al igual que Acosta Saignes, privilegió una discusión social vinculando el pasado indígena con el presente en un mismo proceso del cual somos partícipes directos. Su incorporación al panorama teórico de la arqueología venezolana favoreció la discusión de nuestras categorías y enfoques, mientras permitía la competencia epistemológica, política e institucional entre los distintos sectores de la tribuna arqueológica nacional. Influidos también por arqueólogos norteamericanos como Steward y Meggers, combinaron
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elementos teóricos marxistas y con interpretaciones del determinismo ambiental, los que coincidían al considerar que las relaciones del hombre con el medio y con otros hombres eran las que determinaban el tipo y el nivel de desarrollo de las sociedades. No es coincidencia que sea el mismo Acosta Saignes quien prologue la primera edición del texto clave de Mario Sanoja e Iraida Vargas Antiguas Formaciones y Modos de Producción Venezolanos, en 1974, en el cual los autores utilizan las nociones de área culturales pero asociándolas explícitamente con los modelos de organización social y niveles de desarrollo de los modos de producción caracterizados para el territorio venezolano. De hecho, Acosta Saignes en dicho prólogo plantea, “El intento de utilizar una conceptualización marxista ha llevado a Sanoja y Vargas a presentar las “áreas de producción prehispánicas”. Algunos se sorprenderán tal vez de que hayan trabajado para la última etapa prehispánica con la técnica de las “Áreas culturales”. No creemos que existe una contradicción insalvable si el acento es puesto, al delimitar áreas culturales”.3 E inmediatamente pasa a comparar el esquema de Sanoja y Vargas su mapa de Áreas de Producción indígenas propuesto en 1954 y modificado en 1970 y a enfatizar las coincidencias entre ambos enfoques. Con respecto al tema específico del cacicazgo, según Biord,4 el término cacique, vocablo arawako originalmente utilizado por los taínos, se ha utilizado “para designar al individuo que designaba la autoridad en una comunidad indígenas y, por extensión, se ha aplicado a la presencia de un liderazgo despótico local o regional, también denominado caciquismo. Es así como el concepto de cacique en nuestro contexto es, en parte, una creación colonial para entender y acomodar las estructuras indígenas a la necesidad de poder español. Por otro lado, se ha convertido en un término de carácter general que designa un estadio específico dentro de la evolución política de las sociedades asociada con el surgimiento de una jefatura centralizada y la jerarquía social. Es a partir de esta dico-
tomía en la noción de d cacicazgo que creemos se debee entender su concepción desde la a perspectiva de Acosta Saignes. es. Durante la optimista de post-guerra, ell ti i t era d t evolucionismo resurge en la teoría antropológica americana. El enfrentamiento con la aridez del empirismo histórico-cultural previo se reviste de una nueva teoría social general con este neoevolucionismo. Dentro de esta visión más social del pasado, el concepto de complejidad social y sus mecanismos cobran nuevo auge el tratar de explicar, dentro de la variabilidad el cambio social a lo largo del tiempo desde estructuras más simples hacia más complejas mediante el desarrollo y reestructuración de sus subsistemas e instituciones. Uno de los autores que antecedió y dio base a esta nueva concepción fue Julián Steward con su evolucionismo multilineal. En primer lugar, definió una relación determinante entre medio ambientes y tipos de sociedades desde una perspectiva adaptativa. En segundo lugar, supuso que la variabilidad cultural afecta los procesos y mecanismos evolutivos produciendo múltiples trayectorias culturalmente particulares. Sin embargo, un elemento faltaba en el esque-
ma: el cacicazgo o como categoría social intermedia entre la sociedad tribal igualitaria y la estructura estatal estructu e de clases. El cacicazgo se convirtió, así, en el paradigma para explicar en modelos di li d l generales esta transición. Según Carneiro,5 este concepto comenzó precisamente a formarse a partir de la obra Steward Handbook of South American Indians, no como una categoría social establecida sino como un tipo de sociedad específica. En su clasificación de Áreas Culturales de Suramérica, en principio eminentemente etnográfica y descriptiva, este autor establece categorías societales que implícitamente correlacionan tipos de ambientes con desarrollos culturales particulares. Entre los tipos sociales descritos él introduce en la discusión los grupos del área Circumcaribe como un nuevo tipo de sociedad entre las tribus igualitarias de la selva tropical y las zonas complejas estatales andinas. Ésta evidentemente no es sólo una distinción geográfica sino también evolutiva. El término cacicazgo como tal es utilizado por primera vez por Kalervo Oberg en su artículo “Tipos de Estructuras Sociales entre las Tribus de Tierras bajas de Centro y Suramérica” (1955),
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considerando los cacicazgos caribeños como prototípicos de sociedades con organizaciones de control regional gobernadas por un cacique principal que controla las aldeas periféricas a través de una jerarquía de caciques subordinados.6 En la obra de Acosta Saignes el caso de los Palenques (o Guarinos como también los denominó) de la Depresión del Unare es un caso emblemático en relación con esta d discusión. Apoyándose en el análisis de docu documentos coloniales especialmente cronistas tem tempranos del siglo XVI e inicios del XVII, así exploraciocomo en frecuentes exp nes arqueológicas qu que realizó Unare y de en la zona del Una Tamanaco (área la Selva de Tamana ocupación que suponía de oc este autor para este grupo), es desarrolla una int interesante sobre la conteorización sobr sociopolítica formación soci Palenque. numerosos “A tan nu corresponhabitantes co naturalmente, día, natura organización una organ política congruente con con los grandes pueblos y con la gran eextensión donde se endond contraban distribuidos. distr Había surgiHab un cierto do u tipo de estratificación, que ci aunque
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muy lejos todavía de la estructura de clases, se alejaba en muchos aspectos de la estructura puramente comunal”.7 En obras como Estudios de Etnología Antigua de Venezuela (1954) así como en otras posteriores como “La Sociología del Cacique” (1958) o Historia de Venezuela, Período Prehispánico (¿??) Acosta Saignes insiste en que el grupo Palenque para el período de contecto, a pesar habitar dentro de la gran área Caribe oriental venezolana y formar parte de dicho tronco lingüístico, mostraba características culturales más bien emparentadas con el tronco arawako, especialmente aquellas asociadas con su complejidad social. Según Rodríguez Yilo (1992), en la obra de Acosta Saignes se puntualizan elementos que definen un tipo de desarrollo cacical para la zona del Unare a través de la interpretación de las crónicas coloniales de los siglos XVI y XVII como Aguado (1963), Castellanos (1958), Fernández de Oviedo y Valdés (1959) y Simón (1963). Los Palenques son representados como una estructura sociopolítica jerárquica caracterizada por: 1 clara diferenciación entre el cacique y el shaman; 2) patrón de asentamiento de tres niveles, que incluía una aldea de primer orden con una población numerosa donde residía el cacique principal con residencias diferenciadas, empalizadas y depósitos, aldeas secundarias menos complejas donde residían los caciques secundarios y aldeas dispersas periféricas que dependían de las segundo orden; 3) uso o propiedad consensual de áreas de cacería, lagunas de pesca, armas o depósitos por parte de las élites; 4) presencia de líderes militares; 5) tratamiento diferencial hacia el cacique no sólo en las actividades cotidianas sino en las prácticas rituales y funerarias; 6) autoridad hereditaria a través de líneas de parentesco; 7) tributación a caciques secundarios, quienes a su vez tributaban al cacique principal; 8) milicias bajo las órdenes del cacique; 9) redistribución del excedente por parte de la clase dirigente; 10) intercambios comerciales y rituales frecuentes durante festines, ceremonias o funerales; 11) redes amplias de relaciones políticas, comerciales
y sociales basadas en criterios de subordinación y 12) presencia de materiales exóticos obtenidos mediante intercambio.8 Consideramos que esta particular caracterización Palenque por Acosta Saignes responde a una visión dicotómica en la que Venezuela –al menos para el período de contacto- estaba dividida en dos grandes bloques geográficoculturales con distintos potenciales y tendencias de desarrollo sociopolítico: el occidente, principalmente ocupado por grupos arawakos con una fuerte propensión hacia la jerarquización y la complejización, y el oriente, ocupado por grupos caribes que mantenían organizaciones sociopolíticas más simples en las que las jefaturas sólo quedaban subordinadas a circunstancias tribales específicas, usualmente asociadas a las necesidades bélicas. El mismo Acosta Saignes reconoce haber heredado este modelo de autores como Salas y aunque reconoce que debe flexibilizarse asegura que “como en la costa venezolana se encontraron grupos guerreros, de filiación Caribe, y otros Arahuacos, como los Caquetíos quienes, por el contrario, eran mansos y amigables, desde el primer momento quedó establecida la diferencia que habría de convertirse, andando el tiempo, en base de una clasificación de aspiraciones científicas”.9 En este sentido, el caso Palenque representaba una especie de anomalía geográfica dentro del esquema general para la sociopolítica nativa. Los rasgos culturales referidos por las crónicas como la presencia de empalizadas defensivas, la construcción de montículos, la jerarquía de asentamientos, la designación de jefes de guerra o el ritual de llevar en sillas cubiertas de oro al cacique, manifestaban una “arawakización” de un grupo Caribe. Es decir, niveles de complejidad social mayores a través de la influencia cultural lo que, a su vez, los acercaba a lo que las sociedades estratificadas definidas por Steward para el área circumcaribe. 10 Así vemos como en su obra existen claros indicios de que sus interpretaciones del pasado indígena venezolano estaban alimentadas, no siempre de manera explícita, por modelos de complejización social y nociones de evolución
social que requerían de tipos sociales como el cacicazgo para construir el puente jerárquico entre las sociedades igualitarias y el Estado clasista. Sin embargo, hay otro elemento que es ineludible en su visión. En la obra de Acosta Saignes existe siempre un consciente compromiso entre el conocimiento y sistemático del pasado y su contexto político de producción. Y es aquí donde entra en el juego la otra noción de cacique, aquella asociada con el proceso de conformación colonial de Venezuela y con el uso político de esta figura de líder en la formación del pensamiento político venezolano. Como mencionamos al inicio, en “Sociología del Cacique”, Acosta Saignes le da también un vuelco político a la discusión. Esta interpretación alude con más énfasis a la acepción de cacique como realidad política formalizada –o al menos reconocida- bajo el mandato colonial. Dichos caciques, dentro de un proceso de etnogénesis como el planteado por Whitehead o Hill para el Norte de Suramérica, se deben –si no exclusivamente, al menos en gran medida- a la presión de las estructuras de poder coloniales sobre las organizaciones nativas para formar mecanismos de control político cónsonos con sus estrategias. Para Acosta Saignes, el uso del concepto de cacique por parte de sociólogos positivistas para legitimar el caudillismo (recordemos que este artículo fue escrito en 1958) carece de fundamento científico. Autores como Arcaya o Gil Fortoul intentan encontrar en el pasado las razones para legitimar el despotismo al suponer que dichos caciques representaban líderes autoritarios individualistas. Por el contrario, Acosta Saignes plantea que “la característica de los gobiernos pre-estatales es el ejercicio democrático”11. Más en el de los individuos, el poder está en la colectividad que concede consensualmente el poder al líder. Así, “el rango no significa de ninguna manera una preponderancia individual”.12 Acusa finalmente a estos sociólogos de dejarse llevar por una concepción etnocéntrica en la que las sociedades preclasistas son representadas como “estructuras de comunidades civilizadas semifeudales”.
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Es así como en la obra de Acosta Saignes se conjugan tanto la base epistemológica sobre la que, en gran medida, se asienta la visión de los modelos de complejización social para el pasado, así como una discusión de dicho pasado a luz de las necesidades políticas del
presente. Dentro de su visión, ya sea que los caciques existieran o fuesen construidos desde el presente, Acosta Saignes apuesta siempre a un debate que transfiere función social a la interpretación del pasado.
NOTAS Miguel Acosta Saignes. Estudios de antropología, sociología, historia y folklore. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1980. P. 101. 2 Miguel Acosta Saignes. Estudios de Etnología antigua de Venezuela. La Habana, Casa de las Américas, 1983, p. 33 3 Mario Sanoja e Iraida Vargas. Antiguas formaciones y modos de producción venezolanos. 3ª ed. Caracas, Monte Ávila, 1992. P. 12 4 Horacio Biord. “Caciques”. En Diccionario de Historia de Venezuela. T. I. Caracas, Fundación Polaar, 1988, pp. 476-478. 5 Robert Carneiro. “The Chiefdom as Precursor of the State”. En: G. Jones y R. Kautz (editores). The Transition to Statehood in the New World. Cambridge University Press, 1981. Pp.38-44. 6 Elsa Redmon y Charles Spencer. “The Cacicazgo: an Indigenous Design”. En: J. Marcus y J.F. Zeitlin (editores). Caciques and their People: A volumen in Honor of Ronald Spores. Ann Arbor, Museum of Anthropology of the University of Michigan, 1994. P. 190. 7 Miguel Acosta Saignes. Historia de Venezuela. Época prehispánica. Caracas, Edime, 1975. P. 153. 8 Ana C. Rodríguez Yulo. Los Palenques. ¿Cacicazgos prehispánicos en el nororiente de Venezuela?. Caracas, Escuela de Antropología – UCV- 1992. (Trabajo de Grado) 9 Miguel Acosta Saignes. Estudios de Etnología Antigua de Venezuela. P. 51. 10 Ibid. P. 75. 11 Miguel Acosta Saignes. Estudios de antropología, sociología, historia y folklore. P. 95 12 Ibid. 96. 1
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Esculturas de Richard Moreno Fotografías: Richard Moreno y Luis Carrillo Comarca
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Salvador Valero Su vida en palabras Carmen Araujo
Profesora universitaria ULA-Trujillo Directora del Museo “Salvador Valero”
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En el año 1973, cercano cano a su muerte, escribió Salvador dor Valero: “Si yo pudiera detener el tiempo paraa que no me aniquilen mas de lo que mee ha aniquilado. me congratularia ratularia en alto grado por que me permitiría rmitiría en manchar y manchar lienzos. s. tablas y coletos donde ha vivido, vive ve y vivirá este pueblo y estos lugares. grupos de gentes y lugares hermosos. victímas de los destructores, del porviso rviso que nos lo dejó libertado nuestro ro Gran Bolivar”. Se refería, sin duda, uda, a su pasión: la pintura. En esos mismos términos, se denomiominó el fotógrafo de los pobres, res, para describir su segunda da pasión: la fotografía, lo que ciertamente queda demostrastrado en su centenar de imágenes ágenes en las que reproduce la gente ente más humilde que lo rodeaba. De manera muy especial, destaca su u producción escrita. La autobiografía,, cartas dedicadas a sus amigos y otras tras personas, poesía, ensayos, una importante portante reco-pilación de leyendas, suman man numerososs documentos en los que see refleja la preocupación de Salvador por or la pérdida de la identidad cultural, su admiración por la figura del Libertador Simón imón Bolívar, su posición frente a la política, ica, la guerra, la iglesia y la sociedad en general. eneral. De toda su obra, es la escrita la menos conocida, lo que conviertee en un gran compromiso y, al mismo tiempo, mpo, en una gran alegría el hacer la presentación tación de los textos que se ofrecen a continuación. ación Su selección no
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ha que fue perseguido ha sido sido fácil; “El niño n por infantil; una carta por la luna”, cuento cue dirigida a Carlos Contramestre, su entradirigida ñable ñable amigo; “Un solar para crear gallinas y puercos” p ercos” parte de sus anécdotas; y el pu Canto La intención Canto a Ramón Palomares. P de de esta esta selección selecció obedece al interés de mostrar mostrar al lector lect la variabilidad de las visiones Salvador y que a través visiones de S vis de de estos textos text identifiquen la personalidad nalidad de un hombre sin límites, cuyo pensamiento tiene una excuyo pens traordinaria ttr rao a rdina vigencia y cuya obra declara d eclara la l sencillez, la densidad, la nobleza y la la ccapacidad, apa visión v vi sió crítica de este artista si venezolano. Finalmente, he v en la entrevista iincorporado nc hecha h he ech cha por Ramón Palomares Valero; dos paisanos cona Salvador V versando. El Poeta pregunta, el Pintor versando. P con su peculiar modo de responde, co decir cosas, serenas y profundas. d ecir las cosa Considero importante el contenido de C onsidero imp documento que devela la figura eeste stee document pensante, sensible que fue iinfinita, n f i nita, pensa Salvador. S alv vador. interesante hacer notar que, al Es interesan obra de Salvador Valero, aabordar bordar la obr la pintura y eel dibujo, la fotografía la y lla a escritura, encontremos que, aún diversas áreas artísticas entré ssiendo iendo diversa elementos que las hacen cossí, í, eexisten xisten elem munes, especialmente los contenidos m unes, especia inspirados en ciertos rasgos ttemáticos, te emáticos, insp personalidad y sustentados en las de su personalid de cconvicciones onvicciones de compromiso social que identificaron. lo identificaron
Escribir representó para Salvador Valero la posibilidad de transmitir todas las ideas a las que llegó en sus reflexiones acerca de la vida, de la sociedad, del mundo. Quizá de toda su producción, sea en sus cartas donde destaca el sentido de la amistad, de su humildad y sus principios. A cada uno de los destinatarios se dirigía con respeto, comenzando siempre por un saludo a través del cual manifestaba lo que pensaba y lo que sentía, para luego irse paseando por diversos temas, insistiendo siempre en aquellos que reclamaban la atención a la cultura, la defensa de la identidad y la palabra crítica a las injusticias. La escritura de Salvador Valero, es, como puede verse en esta muestra, su mirada a la vida, su sentimiento por su país, su pasado triste, sus pasiones; la voz de un hombre que, habiendo encontrado en la palabra el medio para expresar todo ese mundo de cosas, no paró de escribir, como lo hizo con la pintura y con la fotografía. No puedo cerrar esta nota breve de presentación sin referirme a los nexos que me unen a Salvador Valero. En él encontré mis raíces,
me enseñó a amar mi tierra, mis montañas; en su pintura descubrí la presencia infinita del arte libre; en sus fotografías he visto a la mujer espontánea que en el fondo soy, lo es mi madre, lo somos todas las mujeres del mundo; y, de forma especial, en su escritura he visitado los caminos empinados de Los Andes, acompañando a viajeros, vendedores de chimó; he sido perseguida por la luna, fui testigo de la Inmolación de Hiroshima y hasta he hurgado en los baúles de la Mudanza del encanto. Todo esto, llevada de la mano de la palabra de Salvador, un hombre tan sencillo como denso, tan humilde como universal. Nacido entre las montañas de Escuque, apenas aprendiendo a leer y a escribir, sin haber recibido clases formales de pintura o de fotografía, logró suspenderse en el infinito mundo del arte, para dejar como legado a la humanidad un profundo pensamiento que es de competencia de todos. Por eso es un compromiso con él difundir su obra, leerla y releerla, reírse de sus ocurrencias, sorprenderse de sus imp impresiones tan bien planteadas, cómplice de sus arrebatos o aliado de hacerse cómplic reclamos. Salvador nos convoca sus sueños y rec a una toma de cconciencia. Nos invita a pensar como venezolanos, a defender lo en nosotros com que somos. Lo hace a través de más auténtico q Aquí están algunas de ellas. Que su palabra. Aqu análisis y el disfrute de todos. sea para el anál Salvador en una carta que reposa Escribió Salv en el Museo d de Arte Popular Salvador Valero: “Señor lector. Señor periódista. Señor reportero etcétera. Favor disimular, y favor: corregir mis errores ortograficos todas mis faltas de ortografía, etc.. etc...etc...” (3 de marzo de 1959). Aquí está parte de su escritura, como él la dejara, intacta, con sus errores ortográficos y todas sus faltas de ortografía. Con su impecable pensamiento y su viva voz.
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Comarca C Co oma marc ma rrcca
Serie: Narrativa:
El Niño que fue perseguido por la Luna Salvador Valero
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Esto sucedió en un lugar de los Andes venezolanos, cuando cierta noche una madre que necesitaba sal al para ponerle a laa masa de maíz con que ue iba a hacer las arepas para la cena tomó omó una locha de una repisa que había bía en la cocina y le dijo a uno de sus hijos, el menor de todos que por cariño lo llamaban en la casa y entre los vecinos con el apodo de Minucho, siendo su propio o nombre Isidoro Cayetano, le dijo vaya Minucho a la pulpería ría y me compra una locha dee sal, pero no se embrome porque ue es para echarle a la masa asa para hacer las arepas as para la cena. El niño obedien-temente recibió la a locha y partió para la pulpería que distaba cosa de cuatro cuadras de la casa, por el camino iba cantando de puro contento porque iba mirando a la luna que en esos momentos empezaba a asomarse por detrás de las altas serranías con su faz completa, pues era la noche de luna llena, el niño al verla tan grande, tan redonda y tan reluciente comenzó a reirse a carcajada limpia y se resolvió en gritarle diciendo Luna, Luna que sos redonda que te pareces a las pelotas de masa que mi mamá convierte en tostadas arepas, que comemos con
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queso. Luna, luna que se te ven las mismas quemaduras de las arepas que mi mamá tuesta budare de tues s ta t a en el b tierra. tierra a. Luna, Luna, que brillas más que las bradonde mi mamá zas dond asa las arepas que comemos con mojo comem de ají, así llegó gritando y contando a la pulpería, en contan pulpería le vendieron la pul locha de sal, mientras el la loch pulpero le embojotaba pulp la sal unos nubarrones habían cubierto n en parte a la luna, al regresar con la sal el niño volvió a mirarla esa vez la vio que apresurada corría y corría regendiendo por entre los nubarrones, el niño pensó y se dejó, la luna me está persiguiendo, eso fue porque se puso brava porque yo le grité diciéndole que se parecía a las arepas que hace mi mamá y a ella no le gustó, mientras el niño se decía eso asustado le parecía que la luna corría más y más regendiendo por entre los nubarrones, entonces el niño con su miedo aumentando se dijo allá viene, está brava voy a correr más, corrió y corrió hasta llegar a su casa, le entregó la sal a su madre, y ella al verlo hadeante y cansado le preguntó diciéndole, Minucho que te ha pasado que te veo como asustado, y entonces el niño le contestó diciéndole: mamá fue que me puse a mirar a la luna que me pareció tan
hermosa y como yo quise elogiarla le grité diciéndole que se parecía a las sabrosas arepas que tu haces que comemos con mojo de huevo con chicharrones, otras veces con queso y otras con ají, cuando entré a la pulpería ella estaba en un cielo azul muy lindo, pero cuando salí la vi que tenía mucha niebla y por entre la niebla la vi que corría y corría, como con ganas de agarrarme, y yo pensé que si se abajaba del cielo me podía llevar colgando de las orejas para donde ella vive, y entonces yo no podría volver a estar con usted y con mis hermanos, ni comer esas arepas tan buenas que a diario nos comemos; cuan-
do el niño terminó de relatar aquella aventura, su madre llena de ternura y amor lo abrazó y lo besó y tomándolo de una mano salió para el tierroso patio y le mostró a la luna, que en ese momento volvía a estar brillando en medio de un cielo limpio, el niño al verla de nuevo sin ninguna veladura de nubarrones se puso a bailar de sumo contento diciendo, mamá, mamaita ya la luna esta contenta conmigo, mírala que ya no da muestras de perseguirme parece que se ríe conmigo, al terminar el niño de decir aquello su madre volvió y le dijo, fíjate niño que la luna no es mala, ella es una lámpara de los millones de lámparas que adornan el verdadero y único templo donde existe Dios.
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Serie: Epístolas
Mi estimado Doctor Contramaestre, Espero que ud con toda su familia estén bien de Salud y demas que. su apreciado papá vaja mejorando: paso a decirle que recibi su carta estoi enterado de su contenido. Tambien me dijeron los jóvenes de la contrivución de un cuadro para la subasta. Sobre esto he pensado darle a ud una autorización para cuando ud venga a valera se la de a la Señora perez para que ud descoja el que le guste de las que estan depositados en el ateneo de aquí que son mios. No le digo que le puedo pintar uno en estos dias por el motivo de que me avisaron ya cuando se va a realizar la subasta. pero creo que a ud le guste alguno de los que están o tengo en ateneo de aquí. en estos dias voi a ver si escribo el asunto sobre la reunión donde escribire sobre nuestra decaida cultura. Sobre la intromision norteamericana. Sobre nuestro desaparecido fólklore y demás cosas. Saludeme al amigo Calzadilla hagame el favor le dice que pronto le elavoro el escrito sobre el ojo que pasa. yo en estos dias he estado metido de actór cinematográfico. los jovenes encargados de la pelicula le contarán. Saludeme a su señora y a toda esa buena gente.
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Su afmo amigo Salvador Valero Valera Octubre 12 de 1970
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Serie: Anécdotas
Un solar para criar gallinas y puercos Salvador Valero Cierta Vez solía yó salir a pasear en los días Domingos en compañía de un joven que tenía cierta instrucción , éste estaba enamorado de una campesina que tenía dos hermanas más, vivían con sus padres, esta gente eran por cierto eran gente de muy buenas costumbres pero carecían de instrucción y no comprendían lo que el joven les explicaba pues él era muy dado en hablar sobre asuntos científicos y un domingo les habló de astronomía cosa que su novia ni sus hermanas le entendieron. Aquí copio lo que sobre este caso tengo escrito en otro cuaderno que he titulado “Reminiscencias de mi vida”: sucede que una vez en que un amigo mío hablaba con unas muchachas ignorantes pues no sabían leer, mi amigo les habló sobre asuntos de astronomía diciéndoles que el sistema solar era muy grande que según cárculos astronómicos abarcaba centenares de millones al oír una de las muchachas lo que mi amigo les explicaba, con los ojos muy abiertos le contestó de este modo: hay quien tuviera un solar de ese tamaño para criar bastantes gallinas y puercos -y de todas clase de animales .
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Serie: Poesía
Canto a Ramón Palomares Salvador Valero
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Es el pueblo que canta la voz del poeta. El poeta que un día se escapó se escapó de las garras de la seguridad el poeta que. el cerro Garapao vio alejarse. lo vio cuando con su lira convertida en cuatro iva fugitivo a través de los montes huyó para salvar su cuerpo carnal por que en su cabeza iva la idea la idez del canto que el ajente de la segu ridad no podia destruir. y el garapao con. Su forma cónica con su forma piramidal se dijo dentro de su corazon de roca milinario el berdugo al servicio del tirano se cansará de perseguir la idea del poeta como se cansará el barbaro que. quiera destruirme a mi que soi de roca. por que si el bruto quiera matar al poeta el pico la pala. la dinamita y la polvora no no me destruirá a mi asi pensó el hermoso cerro guarapao la piramide donde Jaruma ocultó a su Diosa Icaque el cerro que en el mes de Noviembre se viste de niebla cuando las campanas del templo del pueblo tañen para recordar al bueno que murió tañen para el vandido que esta bajo tierra tañen por el que le negó el pan a un pobre tañen por el falso piadoso. tañen por rodos los que hicieron el mal que el cerro protestá y se avergüenza por eso se cubre de niebla para ocultar su hermosura y guardar sus secretos de gloria para donárselos al poeta que un dia huyó.
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para el poeta que. con su lira tranfor mada en cuatro huyó para cansar al verdugo asi como se cansará quien con el pico y la pala quiera destruir el Garapao con la media luna que la sigue. asi se fue el poeta máximo de Escuque haciendo trochas con sus pies mientras su lira convertida en cuatro era enarbolada asi a los alto. para despedirse de su pueblo y para protestar por la presencia inicua del agente de la seguridad El pueblo. Se quedó dormido pensando en el poeta pero Garapao quedo en la vela con su eterna mirada haci a la lejania esperando el tiempo de que la mano del tirano dejara de apretar y la profesia del poeta se cumplió el tirano cayó vino otro tambien hizo suyos los dineros del pueblo pero fue mas suave con el poeta. el poeta en la capital fue aclamado. Jaruma se asomó por detrás de Garapao Garapao se despojó de su vestido de niebla. para que el espiritu de Jaruma viera claro. y Jaruma se dijo alla mui lejos veo a Ramón Palomares no me equiboco. Pero debe venir mui cansado porque trae un haz de laureles tan grande que su lira convertida en cuatro viene oculta dentro del haz. asi pensó y dijo Jaruma en ese momento Jaruma se olvidó
del cruel español que estrujó a sus hijos el Español que robó al templo de Ycaque. del Español que a nombre de una extraña Religión cometió crímenes a su antojo Jaruma al divisar al poeta cargado de Laureles olvidó el odio hacia al Español su alegria lo hizo reir y sin apartar su vista de la lejania de las altas cordilleras azules. siempre cabalgado sobre Garapao gritó para que todo el pueblo y lugares sircumbesinos oyeran claro gritó. diciendo allá viene el poeta. trae muchos Laureles. su lira hecha cuatro no se ve por que los laureles la cubre. también le culumbro una pluma que brilla como fuego se dijo Jaruma esa debe ser la pluma que el poeta usará para escribir los versos que debe cantar a mi raza matirizada por el cruel Español. mientras Jaruma desde la cumbre de Garapao se decia eso el poeta avanza su silueta se dibujava mui clara avanzava sin miedo porque él sabiá que la seguria nacional habia sido sustituida por otra de nuevo uniforme pero que tan siquiera se permitia dejar cantar al poeta en verso épico de los Escu queyes El camino por donde avanza el poeta fue por la alta Cordillera por un camino que tomó el color de rosa asi lo vio el espiritu de Jaruma desde la cumbre de Garapao asi vio a Ramón
asi lo vio tambien el espiritu de la sacrificada hija de Jaruma la que salvó su honor la que perecio en la laguneta la que no quiso entregarse al Español la hija de Jarumaen espiritu como un tenue velo como una columna de humo blanco se fue alcanzando para alcanzar a ver al poeta. pero el poeta seguia marchando con su haz de laureles con su cuatro oculto el pensó que la lira esta estropeada por que ella de nuevo en mano habia pasado pero no fue así por que el poeta antes de llegar a su pueblo entró por otros pueblos y ciudades donde el barro humano se mezcla con l escaria el poeta tenia que clasificar reubicar . apartar el barro bíblico del pantano El barro de que se fabrica la cerámica fina el mismo barro que autómaticamente popula de la ciudad pupula en el pueblo y llena los autobuses que llena las calles y el comercio por allá encontró el poeta seres fabricados de barro pestilente de pantanos barro de albañal pero en la clasificación que hizo de esos seres fabricados con esa mala calidad de barros encontró seres hechos de fina arcilla que supieron comprender sus versos y que el poeta comprendio que podian entender lo que es bello en la naturaleza y todo lo que representa arte y ciencia el poeta dialogó con los que estavan fabricados por fina arcilla y despreciativamente apartoa un lado. a los que como ya lo dije
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estavan hechos de barro de pantano y barro de albañal eso lo hizo el poeta. clasificar lo que bíblicamente es materia util y desechó lo contaminado de impurezas. tambien el poeta fue a los cementerios mejor diai a los basureros donde son botados los deshechos humanos tenia que ir por dentro de tanta padredumbre del orgullo de la vanidad del odio de la envidia de la falsa piedad de la ambicion del crimen de la traición de la ambiccion de mando y demas maldades y por haber alli fue el porta para dialogar tambien con las particulas y los átomos de los que fueron vasos de arcilla noble alli estubo. pasó por en medio de cruzes y Estatuas, imágenes alcahuetas en cuyos pies. bajo las lozas pueden hallarse monos sarmentosos que un dia empeñaron el alenoso panal para asesinar y para robar l pueblo por eso el poeta no obstante estar en quellos basureros sonrió y hasta quiso tocar su arpa transfor mada en cuatro para cantarle en tono burlón a tanto desecha vanidad y orgullo pero él se contuvo y guardó respeto ante las nobles particulas y átomos de las que fueron arcilla fina y noble que si hubiera cantado en medio de aquellos basureros su canto como trompeta apocalíptica tal vez habria derribado a aquellas imágenes encubridodras del
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crimen y habría causado una resurreccion de mabaris endiablados y tambien una resurreccion de justos por eso mas bien el poeta calló por los campos y poblados poseídas de un fanatismo necrofilico religioso lo habrian tenido por un intruso y de un buscador de materias sagradas de los lugares donde la imágen y la cruz en la mayor parte se mantien en pie sobre lo que fue degenerado y uótpico El poeta como ya lo dije se obtuvo de cantar pero si labió con una sonrrisa revelándose de lastima y piedad pues la lira y canto del poeta tambien se apiada de la vanidad hecha cadaver que la imagen y la cruz encubren; cuando el poeta dejó atrás tanta basura su ser se volvio a iluminarse con la luz de su pura imaginacion poética retomó el camino que llevava a su pueblo natal y en su mente pasó otra vez como cinta cinematográfica todas las bellezas de los andes venezolanos que le motivaron nueva inspiración pero como era el mes de diciembre en el camino se encontró con una niña pobre. que llevava en sus manos un pobre muñeco de a locha de los que vienen de afuera exportados. tomandola de una mano mientras con la otra le acariciava su cabeza. le preguntó para donde iva y de donde venia ella con la cabeza agachada le dijo con voz mui triste vengo del festival del niño
y me han dado esto. y que viste en el festival ? niña le dijo a Ramón ella a esa pregunta contestó vi muchisima gente. muchos regalos que les dieron a los niños ricos a los pobres nos dieras esto una cosa asi esto nos lo dieron a los pobres habiendo mucha musica. Mucho cohete y mucho discurso. asi habló aquella niña de traje desgarrado contestando a la pregunta que le hizo el poeta mientras él acariciava a la niña ya en la lejania divisava a su pueblo con su torre. y templo. Liliputiens que consideró obra hecha por el hombre donde el hombre mismo ha querido o pretendido confinar a cristo El amante de los niños el poeta lloró ante aquella niña de pies descalzo ante aquella niña de estomago vacio. ante aquella niña de traje desgarrado. ante aquella niña hermosa ante aquella niña careteáda de sucio ante aquella niña que se sentia ofendida con su pobresa al recibir aquel muñequito de a locha en medio de una risotada Elite en medio de detonaciones de cohetes en medio de propaganda periodística en medio enfórico discursos en medio. de voces aumentadas por los altos parlantes ante la tristeza desgarradóra de aquella niña en el corazn del mismo volvio a aparecer su rebeldía sus ojos se enturviaron de pura protesta y como en un sueño que fue como pesadilla vio la mano velluda del gringo petrolero su cara monstruosa fumando su pipa con sus morrales repletos de
billetes de banco su cabeza coronada por un casco estilo explorador sus botas a lo sargentón mandón de naciones enteras aquello lo vio el poeta en su protesta vio aquel consentido personaje lo vio en medio del humo denso en medio del humo azabrado en medio de ese humo trajico que lo produce aquello que han dado por llamar el civilizador petrolero el poeta en su protesta vio a aquel monstruoso personaje servido por lacájas nacionales los mismos que son propagandistas y gobernantes que en ese dia festival del niño pobre habian hecho burla a toda la niñez del pueblo venezolano.
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en su enturaiomento que le habia producido la protesta el poeta no se habia percatado de que tenia a la niña recostada sobre su pecho esa vez llorando a lagrima viva y él al verla llorar el poeta lloró tambien inconsolablemente y pensó que el oro negro mejo dicho que el oro negro tan solo habia subido a los andes venezolanos no más que su humo siniestro para haogar a una niñez languida. Pobre y enfermiza donde cada año. con el festival del niño se le pretende engañar con una muñequita o un carrito de a locha mientras el sargentón internacional fuma su pipa rodeado de aúlicos. para despedirse de aquella niña venezolana que mantenía en sus manos a aquel muñequito de a locha el poeta se sacó del bolsillo de su pantalón un real diciendole. toma niña. vete a tu casa y no llores por las injusticias que te hacen. esos baltasáres de la opulencia que en comunicación con una Jerarquia comen y beben a su antojo mientras tu estas desnuda y hambreada abrazó y besó a la niña mientras ella con una sonrirsa reveladora de agradecimiento y de tristeza apretava en su mano al muñequito de a locha apretava aquel muñequito que con sus ojos saltónes tambien parecia que se sonreia no se sabe si era de tristeza o de protesta ante tanta injusticia social. la niña se alejó y se perdió. en el culebreado camino de la
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serranía mientras el poeta se secava las lagrimas siguio caminando. siguió caminando por aquellos altos lugares llegando a un poblado que en vez de poblado aquello parecía un triste villano donde una iglesia con musgosa torre se mantenia ante una desolada plaza donde pastavan unos chivos y donde un busto del libertador colocado sobre un enano pedestal tenia su faz tan triste que parecía que ya iva a llorar a llorar por aquel poblado donde como muestra de un pretendido desarrollo se oia el repungnante ruido que hacia una rocóla que desde un botiquin y que obstentava en el frente un letrero que decia botiquin El Progreso tome cerveza Polar y demas Licores nacionales y el poeta vio a unos campesinos embriagados que como amantes de una prostituta se mantenian cabezeadose a un lado de la Rocola que les gritava canciones mexicanas. aquel artefacto traido de afuera con la marca MADEIN USA que gritava canciones Mexicanas y colombianas que se comen los medios Reales que se comen lo que los hijos del obrero no se comen y mientras la rocola come los medios el otro dinero lo comen las botellas las botellas inspiradas que sirven para oir el obrero embriagado el grito de aquella prostituta mecanica nacida en norteamerica eso lo vio el poeta en aquel botiquin de aquel pueblucho arruinado caminó luego para visitar una
Escuela para visitar una biblioteca encontro la Escuela cerrada la encontró cerrada por que ese dia disque era dia del festival del niño y la escuela era triste tambien en la pared decía una polvorienta tabla Escuela mixta rural cerca de la escuela el poeta vio a cierto tipo vestido con una extraña indumentaria que no se sabia si era un emul de vandido de pelicula que no se sabia se era borracho caporal Mexicano que no se sabia si era gaucho argentino que no se sabia si era Colombiano antioqueño pues su antinacional vestimenta de todo tenia el poeta observó que de todo tenia pero menos de venezolano el tipo fumando un cigarro le hacía guiños y grosejos a la maestra y la maestra se retorcia agarrada a los bulustres de una vieja ventana cerca de aquella escuela sin niños el poeta pasando por una turtosa callejuela se encontró con un hombre con cara desolada el poeta le preguntó: señor por aquí no hai bibliotaca? El hombre escupio el chimó que llenava su boca y miroéle sorpresivamente respondio y que llama biblioteca señor: el poeta le explicó son libros que al estar reunidos se colocan en un almario para que las personas los lean. a lo explicado por el poeta el hombre con apariencia de mendigo
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contestó pues, yo no se que es eso lo que si se que he oido decir al Jefe es que este pueblo esta progresando mucho por el motivo de que ya tenemos un botiquin con musica de rocola. mientras aquel hombre hablava con el poeta aquel hombre taciturno y cabisbajo verdadero tipo que bien hacia juego con la desolación de aquel pueblucho como sonido nuevo y trajico aun se oia el grito de aquel maldito artefacto gritos que el poeta le comprimió su corazón aun mas que los gritos tragicos de la llorona que segun leyenda vaga por los montes en las noches de cuaresma eso lo sintió el poeta. con una angustia inesplicable se despidio de aquel hombre vivo representante de aquel pueblo triste. amargado y olvidado en una esquina de una de esas desoladas calles el poeta se encontró con otro tipo. esa era joven pero tenía la particularidad de que su vestimenta era de un novio Hippie. lucia camisa floreada. con colores donde aparecian los rojos – azules los verdes y los amarillos este tenia unos pantalones azules apretados en sus nalgas y piernas tambien una peluca tal vez cojia Mansón el diablo en el bolsillo traséro de su pantalón tenia metido un rollo de historietas de ficción cosa que el poeta pensó que tal vez eran esas leyendas de ficción venidas de norteamerica donde relucen los hechos policiacos Los hechos de atracos, Los hechos de robos sensacionales
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Los crímenes refinados Las violaciones Los incendios premeditados y demas crímenes habidos y por haber. en fin era la literatura basura la misma que norteamerica ha inundado a la pobre venezuela el tipo de marras con un codo apoyado en la esquina de una casa en otro tiempo estilo colonial pero al presente eran sus paredes eran sostenidas del innoble y vulgar zinc alli estava aquel tipo joven novicio Hippie alli estava haciendole el amor a una regordota sirvienta que reía mientras sostenia en su cabeza una olleta de agua. pues el agua que llevava aquella sirvienta la habia recogido en una asequia proxima por que aquel pueblucho no tenia acueducto el desarrollo tan cacaredo por los politicos y gobernantes para aquel desolado pueblo consistia en el botiquin la rocola. los techos de zinc y y las historietas de ficción el poeta no pudiendo contener su curiosidad preguntó a un niño harapiento que se encontró y que y le pidio una locha le preguntó quien era aquel tipo joven convertido en Hippie el niño harapiento le dijo con su voz fina ese es un bachiller que tiene sus taitas aquí. y vino a pasar. unas vacaciones. el poeta siguió caminando por aquellas turtosas calles y callejuelas de aquel triste pueblucho al atravezar por una callejuela unas muchachas palidas estavan asomádas en una ventana al verlo unas a otras se rieron se rieron como queriendo decir
con aquello que tal vez lo equibocaron con un intruso bohemio a la vista de aquello el poeta recordó aquello de que lo que nos refieren las obras selectas de Emilio Meriótti Sposito de cuando unas mujeres Cloroticas fatuamente se rieron de él tal vez creyendo un intruso anticatólico en su pueblo de ellos pero al poeta no le inportó lo de aquellas mujeres. por que pensó que aquellas mujeres eran tambien victimas de la anti Educación y de la anticultura. las vio riendose con risa de mostrador pero tuvo lastima de ellas luego pasó por otra callejuela alli vio a un pulpero que dormitava y lo mismo lo hacia otro que tal vez un parroquiano y el poeta sin saltar su haz de laureles y su lira convertida en cuatro cojió el camino pero sin dejar de observar caminó y camino por aquellas altas cerranías pasando por las mismas vio con dolor que manos criminales de lesa naturaleza habian incendiado gran parte de la montaña y su dolor aumentó mas adelante al ver que unos cazadores despiadados atroz mente asesinavan a las aves Canarias Pasando por un cáuse de lo que fue-
antes un rio el poeta se dijo. esto es la venezuela que. alguien dijo que era tierra. bendita por Dios hoy los venezolanos la estamos convirtiendola en un desierto y un erial. siguió caminando y de pronto se encontro con otro arruinado pueblo y en la turtósa calle principal de ese otro pueblucho vio un grupo de gente campesina aquel grupo lo componía ancianos de ambos sexo mujeres jóvenes y niños de todo tamaño por un desconchado letrero que habia en el frente de aquel local El poeta se informó
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que aquello no era otra cosa que un dispensario casi todos los presentes de aquel numero de personas sentados unos sobre otros bancos tenian el color palido cono la cera y dormitavan. otros bostezavan. unas madres les davan de mamar a sus raquíticos niños y otros lloravan desgarradosamente de hambre. el poeta se acercó a un anciano que llevava un garrote en una mano que era lo que les pasava. el anciano sobandose su canosa barba le dijo esto. es que estamos esperando al Doctor y ya van a ser las doce del dia. nosotros estamos aquí desde las primeras claras mientras eso decia aquel palido anciano el poeta vio a una mujer vestida de blanco que mostrando una cara tan adusta que le daba aires de pureza de mala educación de falta de cultura de falta de nobleza de alma que regañava aquella gente. con pureza de arpía el poeta le pregunto esta vez fue a una palida mujer quien era aquella mujer de traje de enfermera la palida mujer le dijo. Esta es la practicante que le ayuda al Doctor en este dispensario y la mujer de traje de enfermera seguía regañando con sus mas imperiosa y semi gangoza entre otras cosas que les gritó en medio de su carente educación y cultura
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les gritava vayansa no esperen al Doctor por que el esta de paseo vayanse. vayanse en aquel momento el poeta se le volvio aparecer su reveldía. miró al horizonte y de pura ira poética vio al horizonte de color rojo y los cumulos de nubes que en parte lo cubrian vio figuras cosmolistas de muchos hombres y mujeres que alzavan sus puños que parecía que protestavan contra aquel medico que estava de paseo y contra aquella mujer practicante. ayudante o curante para colmo mal educada y acomplejada de superioridad El poeta para no perturbar más su espiritu de cantor de altura para no presenciar el modo grocero de aquella mujer se quiso alejar pero se detuvo un poco para presenciar el regreso de aquel gran numero de enfermos pobres y hambrientos al no ser atendidos por el medico por que disque estava de paseo y para colmo netados y vejados aquella mujer que disimulava su insolencia con aquel traje blanco con aquel traje de medica con aquel traje de enfermera con aquel traje encubridor de su incultura y su falta de nobleza de alma. y lo pero de aquel encuentro vio que aquella insolente
mujer de traje blanco el poeta vio que les cerró con violencia la puerta de aquel local donde para colmo de males se distrivuian medicinas gratuitas de prueva de las que regalan los lavoratorios de eso se habia informado el poeta asi como se habia informado por uno de los presentes de que aquella mujer que se las hechava de practicante a mas de ser inculta llevava amores con el Doctor el poeta se dijo. esta pobre gente. enferma no son mas que. unos conejillos de indias fuera que de pacientemente esperan a un Doctor que está de paseo. se les insulta por boca de esa degenerada y inculta mujer que se las hecha de Doctora y cuando les dan alguna medicina esas medicinas son pruevas de lavoratorio esta pobre gente. lo repito estan convertidas en conejillas de las indias el poeta vio alejarse a toda la gente el ultimo que partio fue el mismo anciano que se penosamente se apoyava en un garrote ese anciano habia simpatizado con el poeta y ya para despedirce le dijo. vea ud joven. como nos tratan los que están a sueldo del Gobierno nos tratan como perros. y aun peor . pero. yo le aseguro joven que el dia llegará en que el pueblo venezolano acabará con todos estos abusos y atropellos y con los que se cojen el dinero del pueblo de eso se encargará una juventud que no se venda
una juventud que se haga digna de un juventud que tenga honor una juventud que no le tenga miedo al sacrificio una juventud honrrada. eso lo oyó el poeta de boca de aquel pobre anciano y lo anotó en su libreta por que el poeta consideró aquellas palabras de aquel anciano las consideró como una profecía fiel. que debe de cumplirse y se cumplirá enrremediblemente en su futuro el poeta salio de aquel otro pueblucho en la salida del mismo vio a un policia vestido con un uniforme un uniforme que es vez de parecerse a un uniforme de agente de la seguridad publica mas bien parecia por hajamiento vestido de borrachito trasnochado. el policia tambien llevava su quepiz aplastado. como maquinista de ferrocarril. y en su sintura un revolver un revolver tal vez des-comizado a algun grupo de aquellos lugares lo pensó asi el poeta al veraquella arma de tamaño descomunal arma que le dio reminiscencias del poder autoritario de otros tiempos siguio caminando el poeta sin saltar su haz de laureles ganador en caracas viendo las altas montañas que los malos venezolanos han querido destruir con su furor de deboradóres de la fauna y la flora asi llegó a Valera. a Valera la encontro festiva y alegre
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con su traje de esperanza con su traje de niña cumpleanéra con su traje navideño con su traje multicolor con su alegria de vailarina y las alegres bestiduras de sus muchachas la valera donde están resumidas todas las esperanzas y todas las alegrias asi siguió el poeta con su cargando con su cuatro y su haz de Laureles asi siguió por la ruta carretera via a su pueblo sin mostrar cansancio divisó a Garapao alla en el pico de Garapao estavan los espiritus de Jaruma y su hija Jaruma haciendo un alto parlante con sus dos manos llevadas a su boca gritó para que todos los habitantes oyeran claro diciendo ha llegado Ramón Palomares viene con su lira hecha cuatro y el haz de Laureles que bien se ha ganado cuando Jaruma dijo eso el espiritu de su hija se alzó lentamente tan largo y tan blanco que parecia una columna de blanca niebla asi entro Ramon a su pueblo a su pueblo que en esa hora era tambien triste pasando por las solitarias calles llego a la Plaza Bolivar. y alli al pie de la estatua con veneración y respeto coloco al pie del pedestal esos sus trofeos de poeta a la vez que alzó su cabeza para contemplar la paz del libertador.
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y para sorpresa suya lo vio triste, tambien con su mirada reveladora de profundos pensamientos del héroe que comprende y le duele de la trajedia moral y material del pueblo que sufre y que espera. alli estava Bolivar hecho bronce triste y pensativo teniendo a sus pies El prsente lirico del poeta nacido en aquel pueblo. alli estava el poeta contemplando la tristreza infinita de aquel bronze tristeza profunda tristeza por los que sufren y lloran el recuerdo y la reminiscencia de los dias de una cultura florecente asi estava el poeta contemplando al heroe triste hecho bronce cuando el reló de la torre dio doce campanadas que como profundo suspiro de niña moribunda de una niña de las muchas que gimen y que mueren en aquel pueblo aquellas campanas como notas clasiclas de una sinfonía reveladora de profunda y dulce tirsteza se fueron disluyendo en las montañas donde el gonzalito llora el exterminio de su raza y donde el arbol llora tambien el exterminio de la flora donde ha dejado la marca siniestra el barbaro incendiario el barbaro portador del havha y el machete el barbaro portador de la china y el barbaro portador de la escopeta y el rifle con aquellas campanas
al poeta le parecio que la faz de Bolivar ere mas triste mas conmovedora y por eso lloró tambien la soledad de aquel pueblo de aquel pueblo que trabaja. y que. con esperanza heroica espera la resurrección de su era de trabajo y cultura. asi estava el poeta cuando acerto pasar por alli Francisco Malrín que con sus pasados ochenta años por detrás iva testimoniando las pasadas tragedias las pasadas alegrias los pasados dramas la paz y la cultura y la popularidad de los hombres de un pueblo. Malrín se para y dijo mi pueblo esta Solo pero mucho de bueno vive en el hoi un poeta que canta sus penas y sus alegrias.
del cielo que enbuelbe a nuestro planeta; pero para alivio de mi pobre animo supongo que ud me perdonará tantos y tantos disparates. hagase cargo que yo soi un mendígo recostado sobre un muro de un templo ateniense que quiere tocar la lira para cantarle a los sufridos ante la presencia de un Homero. o nu Virgilio. ese Homero lo es ud. Y yo un infelíz intruso. ud es digno de jusar las grandas del templo de los Dioses Olimpicos con su resplandeciente lira en cambio yo no paso en ser mas que un poeta que larga sus brazos para cantar lo que mi torpe espiritu no puede realizar. Su amigo
Salvador
Valera 14 de abril de 1971
Salvador Valero C
Terminé este poema hoy 4 de abril de 1971. en Valera Profesor paisano Ramón. perdone todos los errores de este escrito; a mi me da pena ante ud pues. yo ante ud. que es uno de nuestros maximos poétas. yo me considero comparativamente como querer igualar ante nuestros viejos Caciquez andinos, me considero un niño que, con un carruzo pretende negár la comba azul
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“Hasta en nuestro lecho nos han colonizado” Esta entrevista la realiza Ramón Palomares en el marco del II Congreso Cultural de Cabimas q ue se efectuó en esta ciudad los Días 23,24 y 25 de octubre de 1970. Hoy la publicamos por aportar valiosos contenidos para caracterizar la vida y obra de tan insigne pintor trujillano.
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1.- ¿Cree usted que haya efectivamente en el País la situación de dependencia, colonialismo cultural y opresión imperialista? Efectivamente digo que Venezuela hace mucho tiempo, bastante, que está sometida al colonialismo, a la opresión imperialista Norteamericana donde en forma sutil ha intervenido. Está interviniendo tanto espiritual como materialmente en nuestras actividades internas ayudadas por nuestros gobiernos que bien se han convertido en lacayos colaboradores de los mismos. El pueblo engañadamente creyéndose que la intromisión norteamericana en asuntos culturales y costumbres ha sido portadora de un mensaje de perfecto modernismo y civilización ha acogido a esa misma intromisión para adaptarse a ella y se ha criado un desdén, un desprecio por todo lo autóctono, lo criollo y lo vernáculo. Quien estudie un poco lo desastroso que ha sido esta intromisión cultural y material norteamericana verá que ha llegado hasta nuestra porpia alimentación puesto que en nuestros hogares ya no se comen nuestras muy criollas, muy sabrosas y folklóricas arepas; por no ex-
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tenderse en más detalles sobre la alimentación de los habitantes venezolanos digo que hasta en las mismas normas arquitectónicas de nuestros pueblos y ciudades allí se ve la marca del ensargentonado imperialismo norteamericano porque algunos de nuestros jóvenes arquitectos creyéndose poseídos de esas formas para ellos novedosas incalculadas o traídas han transformado desastrosamente a los pueblos en aspectos muy antivenezolanos. Muchos de nuestros templos —por ejemplo— religiosos hoy tienen esas formas arquitectónicas tan antivenezolanas que algunos por su apariencia en vez de templos más bien parecen quintas de nuevo rico. ¿Y quienes son los culpables de que nuestros jóvenes arquitectos en su mayoría no se hayan propuesto a crearse una forma arquitectónica ambiental venezolana? Esos son nada menos que los norteamericanos así como nos han transformado a nuestras muy criollas sabrosas y autóctonas arepas convirtiéndolas en finas galletas de vitaminas y minerales así están influenciando en nuestros medios arquitectónicos ambientales y nuestras artes plásticas, nuestra cultura y pintura, en nuestra música y nuestra literatura allí está esa mano metida como una mano siniestra, alló está para transformar nuestras pocas ideas creativas. ¿Qué es esa literatura basura que lee el pueblo venezolano de que he hablado yo desde hace tiempo?
Esa literatura son esa cantidad de folletos, folletines y libros contentivos de todo género de maldades refinadas; como son cuentos y relatos policíacos, escenas de cuatreros donde relucen los robos, los crímenes, los secuestros, las violaciones, los timos, en fin, todo lo que es maldad refinada que nuestro pueblo quiere imitar y practicar. ¿Qué son o qué es el cine norteamericano? A esta pregunta y respuesta, autopregunta y autorespondida, digo que esa es la culminación de una escuela de bandidos, pistoleros, ladrones del más bajo hamponato y que muchos venezolanos están imitando hasta en sus poses. No es de extrañar ver en nuestros pueblos y ciudades a hombres que imitando a cualquier vaquero o bandido tejano exhibe esa indumentaria con cierto aire de orgullo y exhibicionismo muy antivenezolano. ¿Qué son esos juguetes o indumentarias que algunos padres de familia regalan a sus hijos por tiempo de navidad? A esta pregunta respondo: esos juguetes guerreristas son donde el niño aprende a manejar una supuesta ametralladora con su correspondiente collar de proyectiles, el tanque y demás artefactos que en realidad el niño hombre no será un soldado para salvar a su patria y limpiarla y barrer a los imperialistas, en cambio serán los futuros soldados de carne de
cañón que los mismos imperialistas utilizarán en sus futuras agresiones si esto continúa. Ante este pequeño pero elocuente cuadro sombrío que yo doy en la primera pregunta hecha por nuestro máximo poeta escuqueño venezolano Ramón Palomares terminó diciéndole que la cultural y económicamente estamos ante la presencia de una situación de dependencia, de colonialismo cultural y opresión imperialista y repito lo que siempre lo he dicho esto es bochornoso, esto es doloroso, esto es un conformismo tan fatal que vamos impasibles mientras nuestros gobiernos carentes de un espíritu revolucionario entran haciendo el papel de juglares y trovadores para complacer y divertir a los soberbios monarcas del imperialismo norteamericano. Pero, no obstante tanta humillación y tanto sometimiento, llegará el día en que el pueblo venezolano guiado por una futura juventud poseída de una verdadera dignidad de honra y honor levantará su voz y alzará sus puños y levantará el estandarte de la verdadera reivindicación donde nuestra cultura propia sea libertada de las cadenas que la atan con las gruesas cadenas del imperialismo americano, esa juventud a que me refiero será aquella juventud que no necesitará de antifaz contra los siniestros resplandores de la bomba atómica porque su luz agotera y destructora no matará el espíritu revolucionario. 2.- ¿En qué elementos observa usted una situación de colonialismo cultural? Según lo observado por mí el colonialismo norteamericano esté metido hasta en nuestros propios hogares, pues que en su mayoría, ellos los norteamericanos, han comercializado hasta en los propios lechos de los cónyuges y por eso han dificultado la paz de los mismos, puesto que con sus artefactos de lujo superfluo que han inventado han contribuido al desbarajuste económico privado de ese modo de alimentación a la familia, esto da una idea de cómo se ha compor-
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tado esta falsa civilización que ellos han metido aprovechando nuestra ingenuidad venezolana y espíritu imitativo de lo pasajero e inútil; con esto no quiero decir de que el venezolano no debe gozar de la comodidad y de la buena presentación. Precisamente yo escribí un cuento donde se refiere a un andino trujillano que se fue a trabajar a las petroleras del Zulia y cuando regresó para visitar a su familia llegó renegando de su propia tierra y dicho cuento termina en que el aludido se había convertido en un lacayo adulante de un jefe norteamericano; él le trajo por encargo una cama súper moderna para que la usar durante su matrimonio pero como el andino no supo manejar el artefacto ello dio por resultado que cuando la usó la noche de su boda el artefacto subió y subió hasta quedarse pegado en el techo del aposento con cónyuges y todo. Este pasaje de ese largo cuento da una idea, una crítica de lo que vemos y palpamos de la intromisión imperialista hasta en los propios hogares venezolanos, con esto queda resumida la segunda pregunta. 3.- ¿En qué sentidos advierte usted el trabajo del Congreso Cultural de Cabimas para combatir la dependencia del colonialismo cultural y la opresión imperialista? Yo respondo a su tercera pregunta diciendo que yo advierto el trabajo del Congreso celebrado en la ciudad de Cabimas como un importantísimo evento de alto nivel nacional y mundial porque él se compondrá de hombres y mujeres que con sus ánimos y sus corazones llenos de entusiasmo, de esperanza, de optimismo, van a tatar de salvar a nuestra cultura propia y aún la de otras partes del mundo de las garras de la tutela del imperialismo ya que desde hace tiempos sobre todo los pueblos de la América del Sur, han estado sometidos a la acción y voluntad de unos sargentos internacionales que fuera de la explotación que han hecho de los recursos y materia prima para sus industrias nos han introducido falsas ideas culturales para corromper nuestras propias ideas que deben dar origen a una perfecta y pura cultura donde nuestra artes, nuestras letras no sean entorpecidas y aplacadas.
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4.- ¿De qué manera, en su condición de artista e intelectual nacido del pueblo, combate usted el colonialismo cultural, la dependencia y la opresión imperialista? Mi manera de combatir el colonialismo cultural la he hecho por medio de mis escritos y de mi pintura que por cierto eso me ha traído cierto repudio de algunos pocos que aún se sienten simpatizantes de los altos personeros de las grandes empresas norteamericanas donde ellos desempeñan cargos o regalías que menoscaban la dignidad del obrero venezolano así como mis escritos y pintura han ido contra los gobiernos, desmembradores del territorio nacional, contra los despreciadores de nuestro folklore y de todo lo que es arte nacional, de ese modo he combatido a las actuaciones e ideas del imperialismo norteamericano y de su acólitos venezolanos que nade les importa el menoscabo cultural del pueblo venezolano ni de todo lo que vaya contra la grandeza del espíritu. Nuestros gobiernos tan sólo se limitan a dar unas vagas ideas culturales al pueblo mientras las insaciables empresas norteamericanas se llevan nuestras riquezas nacionales, de tal modo que tengo la satisfacción de que el pueblo venezolano, a quien estimo y quiero por ser yo una mínima partícula de él, me refiero al pueblo sufrido, hambreado, el que no conoce aún su auténtica cultura para repudiar la utopía, de afuera ha luchado y lucharé para ayudar su reivindicación cultural así como mi torpe pluma y mi torpe pincel. 5.- ¿Tiene su pintura y su obra intelectual —su obra literaria— algún sentido combativo contra el imperialismo? Ya lo dije en mi cuarta respuesta que el pueblo venezolano inculto y hambreado no me culpará de ser yo un solidario con el imperialismo norteamericano porque mi torpe pluma y mi torpe pincel los he empleado en mis pocos alcances para defenderlos y ayudarlos a sacarlo de su tragedia moral y material en que ha permanecido aplastado por el tremendo peso de la bota imperialista y la falta de interés de los gobiernos para levantar la cultura a un plano de verdadera grandeza.
6.- ¿Cómo participa en el Congreso o Cultural de Cabimas? Respuesta a esta pregunta. De cómo mo yo participaré en el Congreso Cultural de Cabimas bimas puedo decir que lo más posible participaré iparé con uno de mis burdos escritos y si es posible osible donar un cuadro pintado por mí para que ue sea una pequeña contribución económica para ara el mismo, fuera del que aportará el Doctor Contramaestre para la subasta que está en el Ateneo de la ciudad de Valera. No podré asistir personalmente a dicho congreso. Lo primero por motivo de salud y lo segundo por motivo de que en ell mes de diciembre se me acumula mucho trabajo. abajo. Pero lo que sí le aseguro que mi ánimo experixperimentará durante esos gloriosos días una a gran satisfacción al pensar que por primeraa vez en Venezuela y acaso en el mundo se reúne un congreso cultural como cosa única de esa clase de evento que animadamente, entusiasusiasmadamente lanzará un reto ante ese siniestro iestro monstruo opresor de pueblos que se llama imperialismo norteamericano. Allí se alzará ará la antorcha de la liberación cultural, allí se oirá la valiente voz del hombre y la mujer intelectual, ctual, la voz del eminente escritor, la voz limpia ia del poeta, la idea histórica del cronista, la imagen magen del pintor, las notas del músico, en fin, allí como una brilante llama estarán reunidos nidos todos los que se dan cuenta que Venezuela uela y América entera están en víspera de una noble liberación cultural, esta liberación que nacerá en la ciudad de Cabimas marcará un hecho trascendental, porque en esas tierras as de color africano fue donde comenzó a levantarse esos humos asfixiantes del oro o negro que mató las nobles costumbres de un pueblo que comenzará a fabricar su propia cultura. Termino, mi estimado poeta, en deecirle a usted amigo Ramón Palomares,, que como uno de los máximos poetas escuqueños ueños venezolanos, salúdolo a usted con el Congrengreso Cultural próximo a reunirse que estará ará en el corazón de todos los venezolanos y en el mundo entero.
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Wilfrido González Rosario
El niño que fue
Salvador Valero Angélica María Salas G.
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El discurso literario destinado a jóvenes y niños se ha visto sometido a múltiples polémicas, todas relacionadas as a qué “debe o no leer” el niño iño o o joven; más allá de ello see debería de observar con atenen-ción aspectos vinculados al lenguaje, lo estético y la temática fundamentalmente. te. Selección que parte del adulto lto y que debería estimular en los pequeños el interés por or descubrir y descubrirse a sí mismos dentro de un proceso so dialógico de lectura, entre el receptor y el texto. En estee sentido, los libros dirigidos a este particular tipo de lectorr (más exigente de lo que see cree) requieren abrirse hacia a la sencillez de un lenguajee que le comunique “algo” a quien lo lea, por tanto, loss enunciados del texto deben n consentir la comprensión de temas complejos a sencillos. El niño que fue Salvador Valero, del profesor Wilfrido González Rosario, ganó en el 2002 la VII Bienal Salvador Valero, en el Estado Trujillo, en la mención ensayo. Este se compone por nueve, de lo que denominamos, episodios, puesto que condensan diferentes etapas dentro de la vida del artista, a partir de su niñez y a través de su autobiografía. El autor recoge los ángulos más representativos de Salvador Valero, para elaborar
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el perfil de una infancia rodeada por la naturaleza y las privaciones. El texto combina fragmentos de vida y poesía, a fin de presentar la perspectiva de un mundo p lleno de magia y maravilla lle desde la mirada de un niño. de Se trata de la recreación de un imaginario rescatado de la nostalgia, de la palabra y del de lienzo. El primer episodio, “Poesía”, sía se despliega sobre la esencia del artista, mirándose ese en su palabra desprejuiciada de toda banalidad academicista “escrita sin reparos ortográ“ fico cos”, como lo haría un niño que qu aprende a escribir, a quien solo sol le interesa el contenido de lo que expresa. La palabra “trujillanidad” convive con las “tru distintas manifestaciones de la dist vida, además, de permitirle al v artista una amplia exploración de su ideal de amp región. En relación a ello “El camino” destaca los primeros tutores que tuvo Salvador Valero, para su creación plástica, lo cual se sintetiza en “el imaginario colectivo regional”, expresión que le otorga sentido a toda su obra. Luego, en “El relato autobiográfi co” y “Los cuentos y los cuenteros”, se subrayan las fuentes que evocan el universo de la oralidad, como lugar fantástico y reservorio de las creencias de su localidad. De este modo, las historias de los vecinos sobre encantos, aparecidos o momoyes, contribuyen a desarrollar
aún más su imaginación, provocando emociones cubiertas por la nostalgia, la ausencia del padre. También las imágenes religiosas y de la naturaleza encuentran su importancia en su mundo místico, en “Lo que asombra”, “El niño irrenunciable” y “La madre naturaleza”. El estado de contemplación de su entorno espiritual y cultural, admite el asombro ante el rostro de los distintos santos e imágenes; de igual modo, su medio ambiente le proporcionará el material suficiente, junto al canto de las chicharras. En ese continuo redescubrir, fantasear y observar está siempre presente el juego como germen de lo que posteriormente recreará en todas sus obras. Sus juegos de creación no solamente incorporan el entorno de lo natural, como la arcilla, medio de expresión más a su alcance y forma de deleite en sus casas, para las muñecas de sus hermanas. Luego de aquel esplendor y satisfacción, que acompaña siempre a toda obra concluida, sus obras terminaban donde habían comenzado: en la tierra de nuevo, puesto que la lluvia las diluía. De ésas incipientes labores emerge subsiguientemente su propuesta estética, denominada por él mismo “Casualismo”, de
allí que se le reconozca como el “Padre del casualismo”. Para asentar esa postura, Valero elaboró su ensayo “El casualismo. Arte Espontáneo universal y eterno”, que consiste en la observación atenta de la naturaleza, de la cual brotan las inspiraciones para desarrollar sus motivos a partir de las formas de las hojas, el moho, entre otros elementos que se traducen en formas humanas o animales. En todo, para él, había rasgos que permitían imaginar “formas tan sugestivas”. Se trata de “la captura estética” desprendida de la contemplación del entorno natural y humano, materializadas en la pintura o la palabra. Finalmente, Wilfrido González Rosario, cierra su ensayo con la imagen del niño que es motivado por un adulto, estimulado a “rehacer el mundo” a partir de su expresión. En líneas generales, El niño que fue Salvador Valero propone una aproximación hacia la perspectiva de la infancia del artista, a través de nueve ventanas abiertas para los lectores e investigadores, desde la emoción que suscita la niñez, con todas sus cargas de fantasía y misticismo. Orientaciones que responden a la reflexión del lector y a la indagación de quien desee explorar en cada una de ellas.
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Poemas de
Luis Ernesto Gómez La tarde
La tarde de todos los dioses viene Emerge en mi ventana Su sonido es fascinante Parece que sopla y es sinfónico su oleaje de sueño La tarde que de mi Florece se hace oscurecida y vuelve más temprano que nunca Siempre deshojándose durmiendo como mueren los soles se llevan todo por delante Sueñan como flor sempiterna su cuerpo colosal Se inclina su luz diagonada Como relieve de seres tardíos Llegará nuestra tarde pero en alta hora y todo vestigio nos inundará a las veinte día tras día cumplidos como mandato y todo sol que fueron los supremos -omni-impotentesse hará vértigo beso de incendio
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Ya no respiran los altísimos Ya no respiran sino nubes de naturaleza artificial y eran los dioses atardeciendo creándonos a su semejanza dejando fuego latiendo en nuestra carne justo antes de la noche rotunda que tienen por destino
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Evocación Por la Amazonia Nuestra selva suramericana
Madre Blanca Te invocamos Que te llame la floresta profunda y nos convoque su danza sobre los nenúfares y nos pasee por los arpegios de la montaña Que en un puñado de polvo y lluvia alucinante podamos devolver la vida por la tierra. Padre Silbido Te pedimos Que cruces transparentando nuestro cuerpo y te lleves a los miserables Que viaje por el aire el llamado que nos purifica Padre Ches Te urgimos Que destierres a los invasores Que no te devoren sin carne Que tu creación nos traiga muchas chozas de paja Que tu esperanza se prolongue con las cestas que nos traen la abundancia Que nos escuches cuando bailamos la danza de la lluvia con nuestros tambores Que fluya la sangre de la tierra y apague nuestra sed de siglos. Que venga nuestro canto la flor yekuana el río que somos la mano extendida en el corazón de la selva el gesto indio alimentándonos creándonos del maíz más tierno Madre Que el mundo se haga respirable Hoy te he visto Padre Errante como las estrellas volando por el río magnífico Invocamos tu secreto profundo Tu fuego de primer ancestro a concedernos de nuevo la vida.
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LUIS ERNESTO GÓMEZ Compositor, poeta y promotor cultural venezolano. Es autor de las obras sinfónicas “Dialéctica de lo Incierto” –merecedora del Premio Municipal de Música 2003- y “El Amauta Mariátegui”, para narrador y orquesta. Compilador de los libros Víctor Valero Mora, Patrimonio Cultural de Venezuela (Asamblea Nacional, 2006), 70 poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano (Ministerio de Comunicación e Información, 2006) y El corazón de Venezuela: Patria y Poesía (PDVSA, 2008/ Ediciones de la Presidencia de la República, 2009). En poesía, ha publicado El Otro Lado de la Página (CONAC, 2005) y Cuerpo de Piélago (Editorial El Pez Soluble, 2006). Una selección de sus poemas aparece en los libros Desde el Patio del Limonero (Editorial El Pez Soluble, 2006) y Amanecieron de Bala (Editorial El Perro y la Rana, 2007). Subdirector de la Revista Amazonia, Publicación del Parlamento Amazónico y la Asamblea Nacional.
Poema de
Alexis Fernández Memorias del Sur
Noche en Ologa
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La casa Que diariamente habitamos Guarda destellos de milenarios relámpgos Y en sus ventanas los pájaros Depositan antiguos minerales glaucos emparentados con el musgo Sus montañas lanzan El azul de sus cielos a sus ríos Y juntos corren hacia remotos parajes Donde navegaron esplendidas piraguas En sus riberas una fauna montesa anida en un follaje de ensueños Un rumor de viejas locomotoras Se desliza sobre rieles y traviesas invisibles Sumidos en la niebla (una madrina de guayacán atiza la mirada y deja caer una lágrima anudada en un pañuelo, una estación preterida, un sobre raído por la lluvia) Una madre de agua aún madruga en sus ríos afiebrados Y en sus puertos anclan viejos bongos cargados de doncellas El relámpago que zigzaguea cada noche ante las planchadas Deposita serpientes de oro en las casas de agua Y cede sus antiguos secretos a sus moradores Los astros –pendientes de la raya entre las aguas y el cieloRetozan con animales acuáticos y aves marinas que comen de sus destellos Y diseñan contra los nimbos rasantes de la tarde múltiples lienzos en sepia Sus hombres lanzan contra el relámpago El trono de un negro de presencia astral La imagen corre a zancadas sobre sus cabezas Baila sobre su hombros Canta ajé sambenito ajé al fuego del trueno y el relámpago
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Cuando anticipa las precipitaciones del chubasco Mientras los cueros replican su danza de siglos Sus mujeres despuntan el alba Con un martirizante golpe de rítmicas caderas Y el amanecer arde en la memoria del requinto Ante el chubasco que se fue Ante el golpe del tambor que reta al sueño, El río que nos lleva al alba amenaza con abondonarnos Ologa 2009.
Alexis Fernández Poeta, ensayista, Director de la revista Puerta de Agua.
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Poemas de
Basilia Papastamatiu
A José Lezama Lima, en su Centenario
Y con sus almas aún sin descubrir Las voces que mueren no pueden responder por ti
Una casta de intrépidos vela por nosotros prestan su poder a un pueblo irredento en un mundo increado haciendo gala de su renunciación Vientos y arenas los cubren bajo el cielo tormentoso estremecedores momentos que la mente no puede borrar Vanagloriándose de sus heridas muestran sus cicatrices y pregonan su agonía haciendo sonar sus caderas tan ruidosamente culpables Hasta que se desmoronan, infelices, como ultrajadas estatuas de la cima a la hoguera y de la luz grata, que reconcilia y fortalece, a su disolución nunca gloriosa en las tinieblas de la nada
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Podríamos preguntar por ellos todavía? Y desenterrar jardines y columnas ahora truncas que jamás nos sostuvieron?
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Trampas de la verdad Siente cómo nos llama y nos vigila, mirando desde su cavidad, la máscara del dragón ese ignoto ser que habita en nosotros escondido detrás del rostro ocultando su propio rostro y acechando nuestro pensamiento Es una descabellada aventura que nos convida a su final pero ay de los balbuceantes deseos, de su nostalgia por la carroña. Espejo que destroza la mirada. La tentación. La máscara. Todavía acaso entre nosotros
Pero mi alma no la encuentro Desde el fondo de mi alcoba recuerdo y pienso en un mundo de pasiones solitarias de hombres que el mal acorrata con sus ojos como relámpagos arrasados aguardando el fin de los tiempos
Descenso del amor Sumergidos en lo irreal del modo en que nos piensan la virtud que nos atribuyen la muerte que nos regalan volvemos a nuestros nuestros mordiendo las aguas suspendiendo el aliento la fiebre que como un tenebroso imán nos arranca minuciosamente fragmentos de vida
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BASILIA PAPASTAMATIU Poeta, crítica y traductora. Nació en 1940 en Argentina. Fue fundadora y editora de la revista literaria Airón. En los años sesenta residió en París, Vive desde 1969 en La Habana. Es actualmente subdirectora de la Revista La Letra del Escriba y miembro del Consejo de la Editorial Unión. Es además la coordinadora general del Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar y del Café Literario Aire de Luz, que promueve la nueva poesía cubana. Publicó en Argentina y en Cuba los libros de poesía El pensamiento común, 1966. Qué ensueños los envuelven, 1984; Paisaje habitual, 1086; Allí donde, 1996; Dónde estábamos entonces, 1998, Espectáculo privado, 2003. Interpretación de la historia (poesía reunida), 2008, y Cuando ya el paisaje es otro, 2008, por el que ha merecido el Premio Nacional de la Crítica Literaria en Cuba. Textos suyos han sido publicados y traducidos en países de nuestro continente y Europa. En el contexto de la Bienal de Arte de París fue escenificada, en el Museo de Arte Moderno, su obra “La Diana de Montemayor”, traducida al francés por Severo Sarduy. Entre otros reconocimientos, ha recibido en Cuba la distinción por la Cultura Cubana, que otorga el Ministerio de Cultura y la Medalla Majadahonda, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Poemas de
Chemané Arias Así como el tigre levanta el rostro ensangrentado por sobre la grupa de su víctima, así levanto yo mi rostro de entre tus piernas, lleno de savia. Tu cuerpo se mece como amapola. (Julio 2009)
Bolero Tus labios sin mis besos están muertos, pues eres como flor marchita y yo soy la lluvia que a la vida los incita. Mis manos sin tu pecho son ramas que no florecen, pues eres para ellos como el rocío al helecho. Como la piedra y el liquen. Y es que somos el árbol robusto y la tierra negra. Esta flor descolorida y estas lágrimas ajadas.
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(Julio 2009)
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VII Por la calle empedrada camina el poeta; la luz sonámbula de las bujías rebrilla en las cornisas, las ventanas y las puertas. Para el rigor de la cita quizá vista el poeta su levita. Camina con garbo y adusto ademán. Su rostro mulato no invita al desaire ni a la fiesta. Lleva un cristal fulgurando en el pecho, junto al insigne corazón. Ebúrnea la dama le aguarda entre paños de seda escarlata y maderas de Oriente -o nogal. La boca -los labios bermejos al licores el véspero decadente del viejo Occidente, quizá sea París, quizá Buenos Aires. Camina el poeta a su Amada y ella espera tras el humo y los topacios, pero no pasa nada hasta que él aparece y la mira... La visión en la noche es la Muerte, es la Diosa Iridiscente, la Dea, aquella carne y aquella psiquis, pero él persigue la Idea... detrás de los muslos y los ojos, más allá del mordisco y el éxtasis ...Se halla la selva de ninfas y templos augustos: los faunos, la lira. Allí Harmonía, allí es la Norma Allí Diana desflora CHEMANÉ ARIAS y se engasta en el alma Nacido en Tucupita, actual la innumerable palabra. Estado Delta Amacuro, en sepLa Esfinge rebrilla en su llama opalada, tiembre de 1978. Historiador del engendro que priva de paz Arte. Trabajó durante dos años y a los pies de la desvencijada torre en Egipto fotografiando los monumentos de El Cairo. Ha dado los adamantinos cisnes, tan ilustres como Júpiter, clases universitarias en Arapuey, despliegan alas al aire, Nueva Bolivia, Ejido y Mérida. encorvan el cuello Autor del libro La Iglesia de San y arrojan preguntas. Miguel de Boconó y su retablo La innumerable palabra es la luz, la verdad y la vida, mayor. Actualmente forma parte es el pedestal de la Virgen y Helios. de Encayapa, colectivo dedicaEn el principio Ella todo lo contiene: do a conocer y aplicar técnicas sólo hay Harmonía, constructivas de la arquitectura así lo saben los liróforos celestes. tradicional de Venezuela. (2005-2006)
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SONATA DE LA MADERA (Cuento inédito)
Leonardo Páez Escritor ecuatoriano - venezolano
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Los periodistas han acuñado la palabra “cangrejo” para emplearla en noticias referentes a averiguaciones policiales estancadas o, al menos, de lento avance, en relación con hechos delictivos de difícil esclarecimiento, como en el caso del ataque al renombrado violoncelista Anton Sicknachov. La cierta o teaaztral ingenuidad del sospechoso trae de cabeza a los investigadores. Como es de rigor en circunstancias similares se ha pedido la intervención de uno de los psiquiatras dependientes del organismo de seguridad del Estado. Entonces, el acusado y el psiquiatra: -Sí, por favor, continúe con los ojos cerrados. Bien, bien. Hablábamos de estudios musicales. Tengo interés en conocer los de usted. -No poseo estudios musicales. Soy el hecho musical propiamente entendido. -En sentido metafórico, tal vez. -No, doctor: en sentido real y concreto. -Puede abrir los ojos. -Sí. -Mire esta hoja de papel, mírela. -Contiene una partitura para barítono. -Correcto. Dígame, ¿canta usted frecuentemente? -El ejecutante hiere mis cuerdas y… ¡Oh, doctor, terminará por volverse loco!...Acéptelo de una vez: soy violoncelo, simple ente, violoncelo. -Instrumento musical con el don de la palabra. No me sorprende. Toquemos otro punto. ¿Quiere hablarme de su niñez? -Nunca la tuve. -Nueva metáfora. -Dispense usted, doctor: desearía hacerle una pregunta. -Nada más natural. -¿Mi declaración está siendo grabada? -Sí, señor. Es lo normal. Por otro lado,
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este es mi hogar; aquí no hay detectives, ni se han instalado lámparas mparas cegadoras. Es más, si usted decidiera cidiera huir podría hacerlo sin tropiezos, iezos, libremente; nadie intentará entará detenerlo. -¿Huir? ¿A dónde iría? Entonada por sí mismo, seguidamente, mente, la historia del hombre-violoncelo o viceversa: “Pertenezco a la generación de 1887. Soy el número cuatro uatro de los 29 hermanos, producto bruto de aquel innominado alumbramiento cumplido depri-sa, como cuando se escucha la preventiva exclamación “¡Corran, apúrense que vienee los vikingos!”. Con el trajinar de los años, tantos años, más de la mitad de nosotros os ha desaparecido de los estantes, Cierto día asomó por el taller un revendedor endedor de instrumentos. Fuii elegido a la ventura y conducido a la ofi ficina del maestro. Ávidamente, con ojos y manos, el marchante recorrió todo mi cuerpo, y al término de la mi-
nuciosa observación, comentó: “No, esto, no. Es demasiado ordinario”; y, a tranco tendido, se largó presurosamente. “En nuestra inagotable esperanza, confiábamos se produjera algún suceso malo o bueno, cualquier cosa, para tajar esta modorra de vivir, y nuestro deseo fue satisfecho: un acaudalado negociante y coleccionista ordenó al maestro la “creación” creación del violoncelo ideal, ide equiparable El maestro a una pintura de Picasso. Pica aceptó el reto; y, ccontratando expertos operarios y el empleo de maderas, comenzó el finas mad Nosotros, pobres trabajo. N mortales, permanecíamortale cariacontecidos en mos caria medio de nuestro empequeñecimiento. queñ “Llegó el día de entrega. Se nos fue la ent dado, por esa causa, dado conocer al pariente, y conoc espulgarlo punto por espulg punto. Despojándonos barniz apasionado de todo bar advertimos señaladas advertim de construcción fallas d a pesar del martillante elog elogio del maestro. Al joven instrumento lo hallamos cciertamente bello, de be belleza femenina; aadvertimos en él -y en eso había unanimidad en nuestro criterio- algo nuestr así como ssi se tratara de “una violonce violoncela”, si hubiera “violoncelas”; dicho esto con otras palabras, sentimos repulinstrumento, digása frente a un ins bisexual, influenciados, moslo, bisexua por su delatadora quien sabe, po y dulzona mirada mirad propia de los amanerados. con alegre desfile “La ceremonia se inició co por los corredores del taller. Cuando el afemi-
nado violoncelo acertó pasar cerca de nosotros y se puso al alcance de mi mano, perdí los estribos y desde lo alto de mi estante me arrojé sobre el marica. No recuerdo más. “Destartalado y maltrecho me vi luego, al recobrar el conocimiento, arrinconado por ahí, en el desván. Había fracasado, mientras el violoncelo afortunado no mostraba sino un leve rasguño en la parte trasera. “En una madrugada lloviosa murió el maestro. El hijo mayor del viejo se encargó del taller. No obstante lo ocurrido, mantenía firme mi opinión técnica y plástica respecto del amujerado violoncelo, acerca del cual, con motivo del incidente, algún órgano de prensa extremó elogios generalizados. “Al finalizar una de las espantosas guerras de este mundo, inexplicablemente, se registró inusitada demanda de violines y violoncelos. Sin pensar dos veces, con masilla cubrieron mis cicatrices; me dieron reiteradas manos de barniz, me colocaron la tablilla del puente, y más prestamente que mejor, me embarcaron con destino a Venezuela. En el puerto de La Guaira fui recibido por mi nuevo amo, hombre obeso y cincuentón. Estaba acompañado por un robusto muchacho de doce años, aproximadamente. “Este es mi hijo. Quiero hacer de él un buen violoncelista”, dijo al momento de presentármelo. Inmediatamente nos dirigimos hacia Caracas; y, las clases, dictadas por un sujeto flaco, calvo y barbudo, comenzaron de inmediato, a la par que comenzaba mi calvario. El arco en manos del fortachón aprendiz era usado como si se tratara de un zapapico, produciéndome terribles convulsiones hasta caer desvanecido. El padre del muchacho captó la situación y la inutilidad de continuar las clases: despidió al profesor, y sin preámbulos, me envió a una tienda de artefactos musicales. Después de mi corta convalecencia en ese lugar, fui adquirido por una dulce viuda norteamericana. Como ejecutante, la agraciada señora, no valía un comino, pero su natural simpatía, y sobre todo, su mirada de color azul profundo, lograban se pasara por alto la carencia de facultades musicales. Una tarde, en el jardín de la aristocrática residencia,
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me dijo: “Sería muy doloroso para mí si un día me dejaras. No quiero ni pensarlo”. Me besó tiernamente y se retiró a sus habitaciones. Al día siguiente, por la mañana, la encontré en su lecho, muerta. La casa se lleno de coronas funerarias y diligencias judiciales. Los llamados depositarios se hicieron cargo de todas las pertenencias de mi amiga desaparecida; y yo, como Edipo, sujeto a los mandatos del destino, fui a dar con mis huesos en el diminuto apartamento asignado al conserje del teatro municipal. El conserje redondeaba su sueldo con ganancias modestas en la compra y venta de instrumentos musicales viejos o visiblemente deteriorados. “Para entonces, con gran despliegue publicitario, se anunciaba la presentación de Sicknachov. Tocaría dos conciertos en nuestro teatro; y, lo asombroso, lo haría en el violoncelo de esta increíble historia. Si bien, por un lado, la noticia me desconcertó, por otro, sirvió para estimularme en la ejecución de nuevo intento, acaso el definitivo, contra el falsario, mi hermano, por desgracia. “En lo alto de los escenarios, como sistema de tramoya, está ubicado el peine o enrejado del telar, cuyo funcionamiento acciona para el ascenso y descenso de los trastos correspondientes a los distintos decorados. Casualmente permanecían allí, todavía, aquellos utilizados para el reciente montaje de la pieza “El tambor de hojalata”, del dramaturgo alemán Günter Grass. Las cosas estaban saliendo a pedir de boca. No quedaba sino esperar un poco. Llegó la noche del primer concierto. Con prudente antelación, subiendo por la escalerilla de caracol, llegué al telar y me situé en disimulado y estratégico lugar para mi evolución; los segundos me parecían años, pero llegó el instante glorioso de mi vida, y, sin más, tan pronto como diera comienzo el concierto, procedí a deshacer los lazos de las cuerdas amarradas a las crucetas de madera; funcionaron las poleas y, ¡cataplúm!, el enorme decorado se desplomó con gran estruendo sobre el concertista y el aburrido violoncelo. El señor Sicknachov fue rápidamente transportado a una clínica y operado de urgencia. Cuando los facultativos consideraron
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posible, habló con periodistas. Para sorpresa de todos, el artista declaró no hallarse afectado por la destrucción de su violoncelo, enfatizando: “El accidente me aleja para siempre de ese mediocre instrumento. Lo encontraba defectuoso, particularmente en el centro vibrador. No comprendo por qué estaba usándolo en mi concierto de debut. Ordinariamente empleo otro violoncelo; aquel me servía, por su fama, de propaganda únicamente”. De nuevo con el psiquiatra: -Escúcheme, doctor: de todos estos minuciosos detalles se hallan enterados los investigadores, mas no los aceptan como lógicos y comprensibles. Los funcionarios policiales se dan vuelta para sonreír. -Ah, pues, yo pienso de diferente manera. Doy absoluto crédito a todo cuanto me ha referido. Pero, y aquí viene lo engorroso, dígame, ¿podría yo suministrar información legal en tal sentido?... ¿afirmar que la especie sostenida por usted es verdadera, y, lógica, en consecuencia?... ¿No supone usted que también darían vuelta el rostro para sonreír, como usted ha mencionado con respecto a los investigadores? -Deje usted, doctor, mi posición de violoncelo. Acúseme de virtual culpabilidad en el atentado. Porque atenté a la vida del concertista, ¿no? -Nada más cierto. -¿Entonces? -Lamento mucho, pero… -¿Y qué será de mí? -Presumo lo internarán en uno de los establecimientos destinados a personas… -¡No, no lo diga!... ¡Ni pensarlo!... ¡No quiero nada con locos!... Son perversos, diabólicos. Y yo, con la esperanza de ser recluido en un establecimiento penitenciario para encontrar allí, a lo mejor, un pianista, presidiario como yo, con quien hubiera podido dar conciertos de música selecta en la celebración de los días patrios… Leonardo Páez, octubre 1986. (En una carta a Ximena) Transcripción del original escrito a máquina: X. Páez, febrero 2010.
Arnold Antonin:
Las heridas de
Haití
Blanche Petrich M.
Blanche Petrich M. Periodista mexicana - Analista internacional
y Cabo Haitiano, que Puerto Príncipe, tiene en su subsuelo la al cineasta Arnold El cineasta presenta un trabajo falla norte)”. Antonin le cruzó una con las primeras imágenes tras el Antonin agrega: sola idea por la cabeza sismo del 12 de enero. Nunca en la historia, ni cuando el 12 de enero siquiera después de los por la tarde empezó Ningún gobernante haitiano tomó tres desastres consecua sentir las sacudidas en serio las advertencias de una tivos que hubo en 2004 del sismo. ¡llegó! La catástrofe natural. y 2008 en Gonaives, catástrofe anunciada. por los huracanes, se La advertencia desoída. ha hecho un simulaÉl no sólo había tomado cro para preparar a la en serio las evidencias científicas que eran del conocimiento de los población ante una catástrofe natural. Ningún gobernantes de este país desde hacía tiempo so- gobernante nos tomó en serio. Pero sí lo hizo un sector de la sociedad civil. bre las altas probabilidades de un terremoto de esta magnitud, sino desde hacía años alentaba El movimiento ecologista Moun pu un Aiyti la movilización de varios frentes de la sociedad Bel (Gente por un Haití Bello) y el Foro Libre, civil para exigir la promoción de una cultura de que es un espacio de reflexión sobre diversas problemáticas, debatieron, documentaron y prevención en la sociedad y sus gobernantes. En 2004, Jean Bertrand Arístide, el entonces denunciaron. Su preocupación se materializó Presidente, recibió un estudio técnico elaborado con el desplome de una escuela en el barrio por el ingeniero geólogo Claude Prepetit en el Nerettes en 2008, con saldo de cerca de 30 que le advertía que, debido a las condiciones de alumnos muertos. La causa fue la mala calidad las dos fallas geológicas activas que recorren el de la construcción. En julio de 2009 la exigencia subsuelo de la isla por el norte y por el sur, era de una política preventiva incluso salió a las previsible un sismo de intensidad considerable calles. Una marcha partió del monumento del en un plazo de entre dos y diez años. Otros libertador Jaques Dessalines con el lema: No al sismológicos extranjeros respaldaron esta pre- suicidio colectivo. Pero, lamenta el dirigente de este movivisión; incluso aportaron más elementos. Aún antes, desde 1996, Prepetit había ini- miento, nos tomaron a la ligera, como siempre. ciado la publicación de artículos en el período La consecuencia no pudo haber sido peor. Le Nouvelliste e insistía en este riesgo. “Como Apocalipsis Now. las autoridades no pusieron atención –cuenta el científico-, inicié una campaña a nivel básico, Hace unos días, el prolífico documentalista sobre todo en las escuelas, tratando de sensibilizar a niños y jóvenes sobre la cultura de la (Antonin ha realizado más de 30 películas y prevención, sobre la necesidad de corregir el documentales, entre otro ¿El presidente tiene crecimiento anárquico y normar las construccio- sida?, Art Naif y la represión, GNB contra nes antisísmicas en las dos principales ciudades Atila entre otras) presentó por primera vez su (Puerto Príncipe, por donde corre la falla sur, trabajo más reciente, que se llama precisamente
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Crónica de un desastre anunciado: Apocalipsis Now. Muchos en el auditorio veían por primera vez las horribles imágenes que dieron la vuelta al mundo, ya que los haitiano no tuvieron ni luz ni televisión los primeros días de la emergencia. La penumbra de la sala se llenó de sobresaltos con las tomas impactantes del camarógrafo Kharmliaud Moise, quien pocos segundos después del desplome de todo un mundo a su alrededor salió a grabar a las calles enloquecidas. Al final de la función vino el debate, que pronto se convirtió en una lluvia de propuestas ciudadanas, todas ellas críticas a las directrices que sigue el plan oficial de la Comisión Interina de Reconstrucción Nacional. Este órganos, presidido por el presidente René Préval y el ex mandatario estadounidense Bill Clinton, cuenta, con la anuencia del Poder Legislativo, con poderes plenipotenciarios por el próximo año y medio. Viviendas construidas sobre la ladera de Camape Vert, en Puerto Príncipe, se precipitaron hacia la barranca en el terremoto Foto Alfredo Domínguez. Para cerrar el debate, Antonin declara: La batalla por la reconstrucción ha comenzado. Más tarde, en entrevista, expresa su esperanza de que en reacción a la imposición de esto que llama un virtual estado de excepción, pueda surgir un nuevo movimiento de la sociedad d civil.
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En nombre de los muertos, un cambio real -¿De qu qué depende que se pueda construir una alternativa? -De la clase política tradicional desde luego no. Ni siquiera los partidos de oposición tuvieron el peso suficiente para impedir que el Congreso aprobara los plenos poderes para Préval. Él controla muy bien estos órganos del poder, como un Maquiavelo del tercer mundo, con la corrupción. Después de la revolución de 1904 éste ha sido el país de la contrarrevolución permanente. -¿Cuáles son las posibilidades de crecimiento de la sociedad civil? -Primero hay que advertir que existe la tendencia que tiene el pueblo haitiano de instalarse en lo habitual, en el fatalismo. En la lucha por la sobrevivencia hay muy poco tiempo para reflexionar. Ese es un gran obstáculo. “El segundo obstáculo es la gran miseria de masas, que favorece también la falta de toma de conciencia. Aquí los viejos políticos no trabajan con la base, con el pueblo, los trabajadores, los campesinos. Por eso la esperanza está en los jóvenes. “Inmediatamente después del terremoto pensé que surgiría una actitud nacional de todas las clases sociales –media, burguesía, trabajadores y hasta los no trabajadores, porque hay una gran lumpenización del país-, que compartirían una nueva mística. Esperaba que en nombre de los muertos la gente se hubiera movilizado por un cambio real. Ésta fue una desgracia pero fue una gran oportunidad para arrancar sobre bases nueva, morales, ecológicas, aquí en donde la naturaleza es considerada como una enemiga. Pero Haití es el país de las oportunidades perdidas. Ese puede ser tema de mi próxima película”.
-¿Este movimiento t no puede exigir una explicación de u en qué ser va a gastar e todo ese dinero? t -Ha habido muchos esfuerzos, se han c creado muchos gruc pos de la sociedad p civil, urbanistas, arc quitectos, ingenieros, q jesuitas, sindicatos, j ecologistas. Hemos e discutido, hemos hed cho c propuestas al gobierno. El 19 de marzo b nos n citaron a una reunión solamente para u poder decir que conp sultaron a la sociedad s civil. En realidad sólo c querían que estampáramos nuestra firma en un documento que no habíamos visto antes. Una de nuestras propuestas para evitar que la reconstrucción sea sujeta a todas las fluctuaciones de la vida política en un año electoral, para que no sea rehén del clientelismo, la corrupción, era crear una entidad nacional autónoma, con una duración que vaya más allá del mandato de los gobiernos, que fuera una columna vertebral que permita consolidar los ministerios, las instituciones. Lo vieron como una amenaza, como un poder paralelo al Estado. No se aceptó. Aquí hay gente preparada, técnicos y políticos, geofísicos, hombres de leyes, economistas, sociólogos, historiadores, representantes de la sociedad civil, trabajadores, campesinos, del interior y la diáspora, para gestionar la reconstrucción. Ellos tendrían que ser los que decidan cuáles son los proyectos válidos, que no permitan el contratismo que sólo favorece a la oligarquía local, la corrupción, a las familias de los gobernantes. -¿Cree que esa oportunidad se perdió definitivamente? -No, todavía tengo esperanza. Si no, caería en depresión profunda.
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MÁS allá delACANTILADO Tarek William Saab Poeta
Al incendio del pasto y el camino en infinitas eras y centurias, siguen erosionados y vueltos a rehacer los parques del alma a través de los hundimientos del crimen, el fango y el desamparo de esta vida que siempre fue asediada por los extremos del colapso y la sangre… Herederos de una raza inmortal que sobrevivió a los siglos de los siglos: son los Poetas la hoguera que resta al milenio / para mantener alumbrado los arcanos más crueles de nuestra Humanidad… El hallazgo del inconsciente, la memoria y la expansión de los sueños: no fue como millones elogian: el resultado insomne de la ciencia; sino la obra arqueológica de orfebres del verbo que se precipitaron al fondo de sus más íntimos acantilados para emerger con los signos transcritos de la historia, más allá de todo exterminio. En qué anfiteatro marino -entonces-, en cuál plaza de piedra,… dónde?. En qué arena brotada de fogatas,… primera,, g , dónde fue la vez p
la reunión fundacional que congregó a los elegidos… dónde? el lugar primigenio de la logia que celebró la palabra para ser oída… dónde? en el pretérito de los continentes y glaciares?. A la ladera de los árboles? O a la vera de los montes?... - Antes que Petrarca desenterrara su “Cancionero”. Y los árabes entonaran “Las Mil y Una Noches” por las que luego cruzó el Dante. Antes que Homero inmemorial edificara /azul contra negro/ el origen de lo que escribimos en el aire. Antes mucho antes de Job y Salomón cocidos en el fuego de sus llagas, jardines y cientos de esposas… -Antes que nadie viera las inscripciones talladas por la furia en las Cuevas de Altamira. Antes que las naciones errabundas en medio de la nada buscaran salir de su desolación mandando al vacío señales de humo que el cielo borró. Antes mucho antes del coro de las bestias homicidas y después salvadas que hallara Darwin a las p puertas del suplicio… p
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Esculturas: Carla Di Martino
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-Antes de d todo espectacular monument to dicho y hollado por monumento los profeta as a través de legiones y profetas muchedu um muchedumbres enteras: Hubo la cong gre congregación de los iguales / para a alabar la canción… lla am misma, que hoy miles de millones de años después / seguimos cantando, unos privilegiados poetas del siglo XXI / convocados en la heroica Cuba de Fidel para enaltecer con honor la Defensa de la Humanidad. De nada valen traiciones y cobardías. El tesoro verdadero que ha hecho posible la existencia a pesar de hecatombes, siniestros y devoraciones perpetuas: es la posibilidad de vivir con la inteligencia moral de lo pensado. Por ello en este histórico Encuentro de Poetas en Defensa de la Humanidad, está junto a nosotros Miguel Hernández, inocente en el frente de batalla del 5to Regimiento, redentor de Teruel y Extremadura. Combativo en el 2do Congreso Internacional de Escritores Antifascistas celebrado durante La República en Madrid, 1937. Encarcelado. Clandestino. Asesinado. Y tiene apenas 31 años. - Miguel Hernández. ¡Presente! Aquí también con nosotros, el más joven de los mártires. El más inerme. Con el aura del santo masacrado, Javier Heraud. Perforado su cuerpo silvestre de 29 balazos. Regada el agua del río Madre de Dios con la sangre de sus poemas reunidos en El Viaje y los versos de El Río que en su adolescencia escribiera. Hoy Heráclito, tal vez le hubiese advertido lo doloroso que es morir dos veces ahogado en las aguas del mismo río. Y tiene sólo 21 años. - Javier Heraud. ¡Presente! También está entre nosotros como un Cristo fusilado de manera inmisericorde a los 40 años de su edad infantil, Roque Dalton. Victima
de envidias y traiciones en un final sepulcral inspirado en las páginas macabras que arruinaron a los hermanos Caín y Abel. Roque matado por sus verdugos en El Playón de El Salvador y su cadáver semi enterrado-despedazado por los animales del monte, nunca más sus familiares y el pueblo le pudieron velar. - Roque Dalton. ¡Presente!
III
Hace 20 años en el transito de todas las milenarias huellas atesoradas y esparcidas en las ciudades del viento que el sueño de los videntes soñó, Fernando Rendón, hizo nacer para siempre El Festival de Poesía de Medellín que hoy homenajeamos dado su singular coraje y valentía de ser lo que es, a pesar de las moto sierras y los cadáveres flotantes. En un salón contiguo (((que cabalga entre Medellín y Caracas))) este Festival Internacional de Poesía de La Habana, se hermana en la palabra y la acción comprometida en pleno siglo XXI con el ejemplo y la ética de anteriores y nuevos eventos que logran reunir a jóvenes entusiastas, a nostálgicos de todas las horas, a arbolarios y huidizos del ensangrentado crepúsculo que inunda los cielos y los desiertos de este tiempo ag agigantado ga tado po por la a fee de unos poetas y artistas que ho hoy frente a todos ustedes pro ocla proclamamos el gobierno y el reino del amorr y la paz, de la se ens sensualidad y el ffra fragor del incons sci inconsciente, de la herm ma hermandad y la justicia,, d de la clemencia y el p per perdón, de la batalla y la verdad, del social lism y la socialismo poesía un nid para unidas salvar d de n nosotros mism mos la humismos mani ida manidad.
¡ ¡Viva Fidel! F
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Saramago Saramago Saramago Saramago Saramago Saramago Un hombre llamado
Luis Sepúlveda Escritor chileno Esc
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“Caín”, la última últtima novela de Joséé Sa Saraaramago me llegó un día d de lluvia y el sob sobre bre que contenía el libro venía medio dio ded secho, pero la a tin tinta nta de bolígrafo es por p fortuna resistente ente y la dedicatoria a no o había sufrido daño. daño o. También llovía hace dieciocho años o año os en Bad Homburg, urg, un lugar cercano a Frankfurt donnde, cada año, o, empezaba reall mente la Feria del Libro, la mítica Buchmesse, durante una cena ofrecida por Ray-Güde Mertin, nuestra agente literaria. Y en esa tarde de lluvia, mientras todos bebíamos estupendos vinos alemanes, mientras escritores y editores de todo el mundo nos encontrábamos, tocábamos, narrábamos lo que en ese momento nos ocupaba, nadie se percató de que el timbre de la casa no funcionaba. De pronto, uno de los camareros se acercó a la anfitriona y le susurró: “en la puerta hay un hombre llamado Saramago”. Entonces entró ese hombre flaco acompañado de un ángel llamado Pilar, ese hombre que miraba a los ahí reunidos con ademanes de estar perdido, hasta que reconoció al novelista uruguayo Mario Delgado Aparaín y ambos se fundieron en un abrazo. A partir de ese momento se formó el rincón de los latinoamericanos que tratábamos de responder a las mil preguntas que nos hacía José Saramago, que sabía de nuestros países más que muchos de nosotros mismos.
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Saramag g entendía la solidaJosé Saramago ridad como un hecho consustancial nadi se jugó tanto por a vivir, nadie causaa justas y en tan poco tantas causas tiempo o Los que alguna vez tiempo. i lo invitamos a Chiapas, a los campamentos del T Tinduf, a la Araucanía, a cualquier territorio dee continente ameridel can n donde se precisara, cano n mensajito esperanno un zador carente de médula, sino un d discurso fuerte sobre los derech h humanos, la justiderechos cia y la dig g dignidad de los pobres, sabíamos quee lo más probable es t r poniendo nii nd d en n juego j que aceptara, su propia salud y su precioso tiempo de escritor enorme. José Saramago llegó a todos los lugares a los que creyó que tenía que llegar. Supo definir mejor que nadie lo que significaba ser un comunista en el confuso siglo XXI: es una cuestión de actitud, dijo, una cuestión de ética frente a los acontecimientos y la historia. Y ahora llueve también en Asturias cuando la radio me informa del deceso de ese hombre llamado Saramago, cuyo ejemplo es un ícono de la decencia social, y autor de libros que permanecerán en la memoria de los siglos. Será dura y difícil la senda de los preocupados por la ética sin la presencia de José Saramago. Será duro saber que no está cuando precisemos de su voz alentadora en las mil batallas pendientes contra un sistema feroz. Pero sé que una voz en nuestras conciencias, en los momentos de dudas o peligros, nos recordará que con nosotros todavía sigue el ejemplo de ese hombre, de ese hombre llamado Saramago.
Bolívar Echeverría Bolívar Echeverría,
redivivo
Fernando Balseca
Escritor y acádemico ecuatoriano
Cuenta el periódico electrónico ecuadorinmediato.com que, el sábado 5 de junio, los familiares de Bolívar Echeverría encontraron al pensador ecuatoriano inerte en su escritorio: había muerto de un infarto en su casa en la ciudad de México. Echeverría no solo actuó como un hombre de izquierda en un tiempo en que los referentes se derrumbaban (basta citar el Muro de Berlín) sino, además, como un marxista que sostuvo la necesidad de mantener renovados un pensamiento y una práctica transformadores. Nacido en Riobamba en 1941, se empeñó en conocer a fondo el funcionamiento del capitalismo y las maneras en que se podía contestarlo. Preocupado por las formas y los efectos de la cultura política moderna, en Valor de uso y utopía, de 1998, reflexionó sobre la modernidad, la revolución y la violencia. Hacer política de izquierda, para él, guardaba relación con “la actitud y la actividad más o menos espontánea o más o menos organizada de resistencia al proyecto civilizatorio de la modernidad capitalista”. Echeverría juntó con lucidez la teoría de la producción con los discursos históricos, semióticos y literarios. Por ejemplo, partió de un personaje de la novela La montaña mágica, de Thomas Mann, para meditar sobre la decadencia de la modernidad. Para ahondar sobre la civilización occidental, retomó a Friedrich Nietzsche y al poeta Rainer Maria Rilke; para aclarar el valor de uso hoy, revisó la obra de Charles Baudelaire y de Walter Benjamín, lector privilegiado del poeta. Una inquietud general marcó sus meditaciones: “en qué medida el proyecto teórico de Marx tiene todavía actualidad, puede ayudar aún a componer relatos explicativos de la vida social y de su historia”. Echeverría fue un cuestionador del marxismo que siempre revisitó el ideario original de Marx para extraer lecciones actualizadas. De allí que el contexto de los ensa-
yos de Vuelta de siglo, de 2006, lo mostró como un intelectual fino, innovador y comprometido con la crítica. El sobrecalentamiento de la Tierra, el agotamiento de los yacimientos petrolíferos, el desciframiento del genoma humano, el descubrimiento del agua en otros planetas del sistema solar, la generalización de la informática, la exploración de la nanotecnología, el empoderamiento femenino, la expansión de la categoría de migrantes, etcétera, fueron acontecimientos que no pasaron inadvertidos para él, pues el siglo XX nos instaló en una paradoja: “la historia de la modernidad capitalista es la historia de una realización de la esencia de la modernidad que ha sido sin embargo una negación sistemática de ella”. La barbarie en nombre de la cultura, la asión, la nación posnacional, lectura como pasión, el barroquismo latinoamericano, entre otros n dirección al cambio de siglo, tópicos, otorgan en el que ser de izquierda, para Echeverría, más or una eficacia política que que definirse por er estatal por el bien de las conquiste el poder na actitud ética de resismayorías, es una tencia y rebeldíaa frente a la enajenación y a la pérdida de la condición humana en los sujetos y en las comunidades. Como siempre que muere un escritor, la mejor maneraa de tenerlo vivo es leer arse tocar por sus fulsus libros y dejarse gurantes ideas. Echeverría nos enseñó que, aunque los modelos casacomunistas fracasaable ron, es inaceptable creer que ya no se debe luchar por un to, mundo más justo, más equitativo y más solidario.
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Carlos Monsiváis, una minoría inabarcable
Carlos Bonfil
Escritor y crítico de cine mexicano
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Al día siguiente de la pérdida del gran amigo e interlocutor que fue Carlos Monsiváis, queda entre sus amigos y familiares una mezcla extraña de desasosiego y orgullo. Desasosiego por no haber sabido tal vez calibrar enteramente la dimensión moral de un maestro y director de conciencias, y porque muchas de sus lecciones cayeron en el saco roto de esa desidia y pereza intelectual que sólo él sabía exponer y sacudir periódicamente. Como ninguno, Carlos enseñaba la urgencia de la indignación ante las injusticias sociales; como muy pocos, la necesidad también de poblar nuestras mañanas con materiales siempre renovados de emoción y asombro, ante una lectura, una película, una exposición o un concierto. Era un hombre cubierto todo él de hallazgos culturales que siempre comunicó con la misma voracidad y entusiasmo con que los descubría, al instante mismo en una llamada telefónica, desglosados después en un artículo o una reseña, ponderados críticamente en un ensayo.
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Ese pan nuestro de cada día, nadie lo dará ya hoy, al menos no con una generosidad parecida. En un medio político e intelectual marcado por el cinismo y la mentira, Monsiváis era también el último dique contra una mediocridad que hoy puede vanagloriarse de no tener ya vigía alguno ni censor que la señale. Al menos no de una talla parecida. A este desasosiego le acompaña hoy el placer y orgullo de haber compartido al lado suyo algunos de sus muchos entusiasmos y de sus no pocas intransigencias: la militancia de izquierda y el gusto por las causas perdidas, el gusto infinito y siempre renovable de la cinefilia, el amor incondicional por los animales, el rechazo de las hipocresías religiosas y de las mezquindades políticas, el asombro de los viajes, el acopio de las conquistas sexuales y el resignado abandono de toda certidumbre en la materia, la infatigable reconversión de ilusiones amorosas pasajeras en amistades verdaderamente perdurables, la misoginia lúdica muy pronto desmentida por la frecuentación gozosa de tantas mujeres, el gusto por los idiomas extranjeros como manera de quitar candados a libros y videos de tantas partes del mundo, el deseo de no transigir jamás en
nuestros afectos y convicciones para no perder en el tránsito a una madurez engañosa hoy un resto de candor adolescente. Recuerdo h o oy Carlos años, a Ca C rlos como lo conocí hace muchos años s, seductor en su desparpajo, entusiasta y feliz en medio de sus libros y películas, impaciente por transmitir su sabiduría, tan inabarcable como su gusto por la trivia, azotándose con la letra sentimental de un bolero, con furias de antiguo testamento, muy veleidoso y lleno de caprichos, y con esa gran generosidad que siempre le conquistó simpatías espontáneas en la calle, un raro privilegio entre nuestros intelectuales. Es síntoma lamentable de nuestros tiempos ver cómo en muy poco tiempo han desaparecido figuras tan excepcionales como Carlos Montemayor, Bolívar Echeverría, José Saramago, y ahora Carlos Monsiváis, dejando en la izquierda política un enorme vacío, y un tanto en el desamparo a muchas causas justas que con ellos pierden a sus mejores abogados. Proceden hoy tareas inmediatas: recuperar su legado moral, que es en lo esencial la defensa infatigable de los derechos de esas minorías políticas, religiosas, raciales y sexuales que gracias también a él hoy son inabarcables, luchar contra la intolerancia eclesiástica y la
homofobia, reducir a balbuceo un b albuceo incoherente el mediocre discurso de la derecha empresarial y política, rescatar el patrimonio del intelectual y coleccionista coleccio onista que fue capaz hoy de crear el museo que ho h y lleva su nombre y que habrá habr b á también de albergar su enorme biblioteca y sus videos para disfrute directo de la gente de su ciudad y de los visitantes del país entero. Las últimas frases en las memorias del filósofo Jean Paul Sartre pueden, sin rubor, aplicarse a la trayectoria de nuestro intelectual más riguroso y honesto: Lo que me gusta de mi locura es que siempre me protegió, desde el primer día, contra las seducciones de la elite: jamás me sentí el feliz propietario de un talento: mi único asunto fue salvarme, sin nada en las manos, sin nada en los bolsillos, con el trabajo y con la fe. De golpe esta pura opción dejaba de elevarme por encima de nadie: sin pertrechos, sin herramientas, me dediqué de cuerpo entero a salvarme de lleno. Si coloco la salvación imposible en el desván de los accesorios, ¿qué queda? Todo un hombre hecho de todos los hombres que los vale a todos y que vale lo que cualquiera de ellos.
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EEUU
tiene la tecnología militar para provocar
DESASTRES Chevige González Marcó Analista internacional venezolano
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Apenas 48 horas desp pués de que el mundo empezara a conocer sobre las terribles consecuencias generadas por el terremoto de 7,3 grados en la escala de Ritcher, registrado en Haití, ya Barack Obama anunciaba que 3 mil 500 soldados estadounidenses partirían de inmediato a Haití a brindar “sop lidaridad”. La tragedia de Haití generó expresiones inmediatas de cooperación por parte de decenas de países. El pequeño aeropuerto de Puerto Príncipe colapsó, ya Estados Unidos tiene control directo del aeropuerto. Según Roger Searle, profesor de geofísica en la Universidad de Dirham (Reino Unido), el terremoto de Haití fue 35 veces más potente que la bomba de Hiroshima. El catedrático también comparó la energía liberada por el terremoto en el país caribeño con la explosión de medio millón de toneladas de TNT. Sin embargo, según la tesis de Searle, la energía liberada en el terremoto de Haití es una centésima de la que estalló durante el devastador Tsunami en la denominada Banda Aceh, al sur de Asia. Sin duda ese tsunami y su poder destructor causó una terrible impresión en la humanidad. Algunos lectores dirán: esos fenómenos son la consecuencia de la contaminación y la destrucción del planeta; otros dirán: los terremotos siempre han existido y forman parte de la forma como está constituido nuestro planeta; y otros se preguntarán
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¿estos fenómenos tendrán únicamente causas naturales o alguna potencia interesada en seguir ocupando espacios estratégicos está detrás de un plan militar imperial de proporciones inimaginables? La Fuerza Área Estadounidense desarrolla un peligros proyecto, que parece sacado de una película de ficción, pero no lo es, y que la comunidad internacional no sabe si ya está en ejecución. Se trata del proyecto Haarp, un sistema que puede generar violentos e inesperados cambios en el clima. La traducción al castellano de las siglas Haarp es: Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Funciona a partir del ataque a la ionósfera con ondas de alta frecuencia con la potencia de IGW, lanzadas a partir de un complejo de antenas ubicadas en Alaska. Los estadounidenses habrían logrado reproducir artificialmente una aurora boreal. Mediante este sistema pueden utilizar la energía que está presente fuera del espacio terrestre y reconducirla a los fines de generar bruscos cambios de clima. De esa forma se podrían utilizar al Haarp como un arma de guerra. ¿Será el Haarp mito o paranoia antiestadounidense? No, es su resolución de 28 de enero de 1999 sobre medio ambiente, seguridad y política exterior (A4-0005/1999), el Parlamento Europeo señalaba que el programa HAARP manipulaba el medio ambiente con fines militares, y el organismo europeo, lejano de sospechas de ser antiimperialista, pidió que se estableciera un convenio internacional que prohibiera el desarrollo de la máquina del clima. De acuerdo con investigaciones científicas precedentes y relacionadas con la manipulación
de frecuencias en la ionósfera, se conoce que mediante satélites u otros instrumentos de reconducción se puede utilizar los llamados hipocampos que generan los Haarp para otros usos distintos al cambio climático, incluso para aspectos que no necesariamente son dañinos a la humanidad, como generar capa de ozono. Los Haarp potencialmente tendrían también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas. Investigaciones sobre el proyecto Haarp han surgido desde universidades estadounidenses y centros europeos. Uno de los pioneros en la investigación sobre Haarp es Nick Begich, un investigador científi co de Anchorage, Alaska, la región donde se ubican las antenas del proyecto. La investigación de Begich no fue sólo científica, sino también política. Descubrió las conexiones entre patentes reservadas y de carácter secreto del gobierno estadounidense, se, y luego de las empresas conexas que se iban haciendo cargo de patentes relacionadas. Entre ella denunció el investigador, habían algunas que se referían a “cómo hacer ‘Explosiones de tipo Nuclear sin Raciación’, sistemas radiantes de energía, el radar de sobrehorizonte, sistemas de detección para misiles que lleven cabezas nucleares, pulsos electromagnéticos antes producidos por armas termonucleares y otros recursoss de la Guerra Espacial”. Entre quienes han escrito o sobre proyectos relacionados os con los Haarp se encuentra Zbigniew Brzezinski, sk i,, q ski, qu quien uien
fuera asesor de seguridad del ex presidente Jimmy Carter, y a quien relacionan con la tendencia política dentro del sistema del poder estadounidense que representa Barack Obama. Brzezinski se refirió a las alternativas existentes para lograr cambios en el pensamiento de los seres humanos y en la guerra ecológica. Dijo que a pesar de las incomodidades que podría generar eso en ciertos sectores, el uso de tecnologías como los Haarp era inevitable. ¿Representaba una amenaza Haití para los intereses estadounidenses? Evidentemente no, tampoco es una nación que a simple vista posea recursos naturales indispensables parta Washigton. Lo que si representa Haití es una posición geográfica clave en el Caribe, en el contexto de una Latinoamérica que esté librando los procesos de recuperación de soberanía más importantes desde la Guerra de Independencia. Es además Haití, uno de los países más pobres del mundo, tratado tanto por EEUU como por algunas potencias europeas como un campo
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ANTONIO JOSÉ DE SUCRE de vuelta en Ayacucho Alberto Rodríguez Carucci Crítico literario - Profesor ULA
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En un artículo publicado en 1994, en la revista académica Iberoamericana. Nordic Journal of Latin American Studies, el reconocido historiador sueco Magnus Mörner comentaba cuánto sorprendía para entonces “que la historiografía hasta años recientes sobre el Gran Mariscal de Ayacucho haya sido escasa y de calidad mediocre”. Casi dieciséis años después de aquella dura crítica se puede decir, sin pecar de excesivo optimismo, que aquella circunstancia bibliográfica parece estar cambiando tanto en el orden cuantitativo como en el cualitativo, pues aparte de la existencia del Archivo de Sucre, editado íntegramente (1973 - 1996) en 15 volúmenes, un somero arqueo de la producción de obras sobre el célebre prócer puede ofrecer más de cuarenta estudios históricos entre los cuales se encuentran algunos verdaderamente notables, cuyo rigor investigativo esclarece de manera excepcional el conocimiento de la vida, pensamiento y trayectoria del Mariscal. Ese nutrido repertorio historiográfico ha tenido sus efectos en la cultura, y hoy es posible destacar la aparición sucesiva de media docena de novelas históricas, impresas entre 1994 y 2009, cuyos autores han asumido la figura de Antonio José de Sucre como el componente central de sus empeños narrativos, lo cual permite Comarca
deducir que el estudio de la personalidad y la significación del militar cumanés ha motivado nuevos imaginarios y diversos acercamientos con respecto al personaje, a escala internacional. La Biblioteca Ayacucho, siempre atenta ante la dinámica histórico-cultural de nuestra América, no ha perdido de vista la importancia de los hechos bibliográficos mencionados. En 1981 publicó la primera edición de este libro, De mi propia mano *, una compilación de textos de Antonio José de Sucre recogida en el número 90 de su Colección Clásica; luego, con un propósito más ampliamente divulgativo, difundió desde 1993 el volumen Documentos selectos del Mariscal, en el número 10 de la Colección Claves de América; en 1995 editó el curioso título Defensa de Sucre, de Domingo de Alcalá, número 19 de la Colección de bolsillo “La Expresión Americana” y, ese mismo año, imprimió un libro emblemático del historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, El Washington del Sur. Cuadros de la vida del mariscal Antonio José de Sucre, que forma parte de la vistosa Colección “Paralelos”. Ahora, dentro del marco que ofrecen las conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia, Biblioteca Ayacucho publica una segunda edición del libro De mi propia mano, mediante el cual se incorporó a Sucre
–hace casi treinta años- como integrante destacado del canon entre los clásicos del pensamiento hispanoamericano. El volumen que presentamos es una edición revisada, corregida y ampliada que mejora notablemente la de 1981, de la que se han mantenido sin embargo la selección y el prólogo de José Luis Salcedo Bastardo, pero agregando diez documentos fundamentales –de certero valor complementario- que aquel no había incluido por razones aparentemente inexplicables. La revisión y ajuste de la obra estuvo a cargo del historiador y profesor universitario Tomás Straka, quien se ocupó tanto de complementar la selección y la bibliografía como de actualizar la cronología, que en la primera edición fue preparada por Inés M. Quintero M. y Andrés Eloy Romero. La lectura del prólogo deja entender la clara admiración que profesó su autor al héroe de Ayacucho, pero no llega a la desmesura de configurarlo en la dimensión épica y sobrehumana que ha sido frecuente en las representaciones de nuestros próceres de la emancipación. Por el contrario, Sucre es descrito en sus distintas facetas, lo cual permite observar una recia personalidad que excede la mera dimensión militar a la cual nos tenía acostumbrados cierta historiografía de propósitos apologéticos. El trabajo de Salcedo Bastardo –sin soslayar los valores indiscutibles del estratega militar, no se detiene en éstos- sino que opta por resaltar los desempeños de Sucre como político de impecable ejercicio administrativo, como estadista, como diplomático, como legislador, a los que agrega sus cualidades como impulsador categórico en la fundación de universidades y en la creación de órganos de prensa, con lo cual diversifica significativamente la imagen convencionalmente difundida del Mariscal, reducida a una casi exclusiva figura de guerrero. La representatividad histórica de Sucre emerge así renovada mediante la presentación objetiva y desprejuiciada de su trayectoria, de su constatable autonomía de pensamiento y de su capacidad para asumir decisiones y riesgos por sí mismo, con el empeño, tesón y voluntad de sacrificio que le permitieron obtener sus grandes logros en las tareas de la construcción republicana que, consideradas de este modo, revelan
una personalidad mucho más rica, compleja y versátil que la del simple lugarteniente del Libertador, que llegó a desgastarse hasta el hastío del aquel lugar común mezquino y deformador del verdadero sujeto histórico al que Salcedo responde afirmando que “entre los cinco grandes venezolanos, que lo son por ser de América y por ser de la cultura, con Miranda, Bolívar, Bello y Rodríguez, hay que contar con Sucre”. (p. XV) Eso es precisamente lo que confirma la selección de los 335 documentos que constituyen el cuerpo autoral de este libro, De mi propia mano, compuesto por una colección de textos que se inscriben predominantemente dentro de la variada tipología del género epistolar, que abarca aquí declaraciones de intimidad autobiográfica, descripciones de circunstancias militares de diversa índole, relatos de la vida menuda en la cotidianidad, declaraciones de principios americanistas y de integración continental, testimonios históricos, alegatos jurídicos, pronunciamientos éticos, análisis y confrontaciones políticas, proyectos educativos de fundaciones institucionales, confesiones de decepción y desesperanza frente a los procesos de edificación republicanos, severas argumentaciones críticas con respecto a esos mismos procesos, entre otros muchos aspectos que reclaman un arduo trabajo de reclasificación y sistematización de este extenso repertorio documental, que recoge los textos más representativos de las perspectivas que alcanzó a tener Sucre sobre la realidad en que le tocó actuar y sobre la cual decidió escribir desde su vivencia infatigable. “La experiencia de Sucre –dice Salcedo Bastardo- deja calificada huella en sus cartas, las cuales componen casi un diario, donde va quedando la crónica para el conocimiento de los pueblos [de la América] del sur en esos años del génesis republicano”. (p. XXVI) Los documentos están ordenados en secuencia estrictamente cronológica, en conjuntos anuales que van de 1812 a 1830, dispuestos en una serie numeral que se ciñe al mismo orden. Están escritos en un lenguaje directo y espontáneo, en el cual se filtran a veces expresiones coloquiales, en ocasiones distintivas de la época, pero con una mesura, dignidad y corrección que distinguen
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el estilo de su autor. Es preciso acotar que entre el volumen, predominantemente integrado por cartas, caracterizadas erizadas casi siempre por sus trazos personalizados sonalizados y emotivos, se intercalan en la selección otros tipos discursivos vos no menos importantes, pero elaborados dentro de otros formatos, s, como las arengas, los bandos, los decretos cretos y las proclamas, que obedecen a distintos propósitos y fines, por lo o general de carácter político y/o militar, y por tanto despojados dee rasgos subjetivos, que reclaman man otros tipos de lectura, quee también es preciso encarar con on esmero analítico y comprensivo nsivo en el plano de sus significaciones ones históricas. Por otra parte, arte, es justo apuntar en esta reseña que Tomás Straka, curador or de la edición, escribió también una nota de presentación, que sigue al prólogo en la conformación mación del volumen,, en la que explica ca sintéticamen-te las razones por las cuales se decidió la inclusión de diez textos más, “que se distinguen por su alto valor histórico y que consideramos ineludibles en una compilación como la presente”. (p. XXX) Tales documentos aportan detalles de significación humana, donde Sucre revela sus afectos e inquietudes familiares, sus angustias personales ante los sucesos histórico-políticos, sus conflictos con personalidades como Simón Rodríguez o sus diferencias con Simón Bolívar, sus percepciones sobre el modo en que se manifiesta la opinión pública, sus concepciones sobre el trabajo, la ciudadanía, la educación, el republicanismo y la integración americana, su determinac dependentista, aún a costa de los mayores sacrificios, la declaración de su afecto
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y su despedida de Bolívar, junto con sus críticas explícitas ante los modos en que se venía conduciendo la construcción republicana. Salcedo Bastardo, en el prólogo que ya hemos citado, trató de sintetizar la trayectoria del Gran Mariscal de Ayacucho en estos términos que pueden ser justos o polémicos, según la percepción que se tenga de ellos: “Sucre fue un político a su pesar. La historia reconoce, sin embargo, que en ese estadista malgré lui había uno de los hombres más completos de la Independencia. Nunca defraudó la confianza ni la expectativa que se puso en sus ejecutorias. Actuó siempre de manera ejemplar, como un arquetipo de sólidas virtudes”. (p.XVI) Mucho se ha escrito hasta ahora sobre Antonio José de Sucre, inclusive desde sus propios tiempos. Se le ha denigrado, mitificado, disminuido, deformado o tergiversado en sus planteamientos y formulaciones doctrinarias, pero su escritura y su pensamiento constituyen una obra que aquí, en este volumen, De mi propia mano, queda bien representada para que los lectores de hoy puedan formarse sus propios juicios e interpretaciones según sus capacidades y límites de lectura. Biblioteca Ayacucho nos ofrece generosamente esa oportunidad, al rendirle este homenaje en el marco de la conmemoración continental del Bicentenario de la Independencia.
* Antonio José de Sucre. De mi propia mano. 2ª ed. Caracas, Biblioteca Ayacucho (Col. Clásica, 90), 2009. 593 pp.
Comienzo y fin del periplo de los papeles de
Miranda Alí Enrique López Bohórquez
Historiador y Profesor Universitario, U.L.A. - Mérida
La historiografía sobre la vida y actuación política dee i-Francisco de Miranda ha venito o do creciendo desde hace cierto on n tiempo, a medida que fueron oss divulgándose sus papeles, los oss cuales dieron origen a estudios difundidos dentro y fuera dell loss país a través de libros, artículos de publicaciones periódicass y discursos que comprenden los máss nzass variados aspectos de sus andanzas dos,, por Europa y los Estados Unidos, oyec-particularmente sobre sus proyecérica a tos libertarios de Hispanoamérica y, más específicamente, de Vene-ación n zuela. La más reciente publicación epara: es el libro de José María Antepara: Miranda y la emancipación suramericana que reedita la prestigiosa Fundación Biblioteca Ayacucho después de tres años de la primera edición, a la cual le preceden 196 años de su publicación en Londres, en 1810. De manera que la reimpresión de esta obra tiene varias significaciones. Es el comienzo de la difusión de las ideas de Miranda en Europa, a través de la aparición de un libro que contenía parte de sus papeles con su propia autorización. La labor realizada al efecto por José María Antepara, y la influencia que aquellas ideas tendrían en este ecuatoriano, considerado el máximo gestor de la emancipación de Guayaquil y uno de los más importantes próceres de la independencia americana. Se reeditan esos papeles con reflexiones preliminares de Antepara y un esclarecedor prólogo de Carmen Bohórquez en el marco de la conmoración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela. Y en una coyuntura en la que dos instituciones venezolanas se han disputado la guarda y custodia de los papeles de Francisco de Miranda.
El libro y sus autores Llamaría la atención que d después de haber identificado l autoría del libro con José la M María Antepara, ahora utilic cemos un plural para tal fin, p pero en realidad Miranda n puede excluirse de ello, no p pues ocupa con sus escritos la mayor parte de la obra. Se tr trata de una curioso libro en cu cuanto al contenido y propósi de su edición en inglés sito en 1810, como lo es también po el personaje a quien copor rresp pond llevar adelante la tarea rrespondió seleccionar los anexos documentales que dee seleccionar dieron cuerpo a la obra, pues en realidad no es un estudio sobre la emancipación americana, como podría sugerir el título, sino la divulgación de papeles de distinta naturaleza –escritos o recopilados por Miranda–, precedidos de un prefacio en que Antepara da cuenta del significado de la “Carta a los españoles americanos” de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, jesuita e intelectual peruano, denominado precursor por sus ideas en el proceso formativo del espíritu americanista y de la independencia del Perú. Inmediatamente dirige su atención a las gestiones de Miranda ante los gobernantes de Inglaterra, Francia y Rusia a favor de la emancipación de las colonias españolas, a los proyectos francés y británico para la misma causa, la actuación del venezolano en los ejércitos franceses, la expedición mirandina de 1806 y la concebida por el duque de Wellington, Arthur Wellesly, y la disquisición sobre la política apropiada que debía seguirse con respecto a la América del Sur. José María Antepara, natural de Guayaquil, se encontraba en Londres en 1809 cuando leyó en la Edinburgh Review un artículo del filósofo
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James Mill, en colaboración con Francisco de Miranda. En ese año había viajado desde México con la finalidad de adquirir un trapiche para el ingenio de propiedad de su suegro. El contenido de aquel artículo le indujo a querer conocer a uno de los autores, pues juzgó que contenía declaraciones y conjeturas muy interesantes acerca de su país natal y con respecto a Miranda, por lo que -por intervención de amigos comunes- logró ser recibido. Dice Antepara, después de entablar sucesivas conversaciones, que las “…perspectivas con respecto a los medios para procurar la felicidad de nuestro país de origen armonizaban mucho, así que él (Miranda) llegó a profesarme la suficiente confianza para permitirme leer cuidadosamente no pocos de sus papeles que se relacionaban con el grande objetivo de su vida: un gobierno libre y bueno para la América del Sur. Entre el inmenso número de documentos importantes que los sucesos de su vida, y sus esfuerzos, habían acumulado entre sus manos, y que yo tuve el placer de leer con cuidado, se hallaban algunos que, completos o en extractos, imaginé que podrían ser de grande utilidad, si se encontrasen al alcance de nuestros compatriotas y del mundo…” Ante tanto interés del ecuatoriano, y a petición de éste, Francisco Miranda accedió a que seleccionara, de sus más de sesenta volúmenes de documentos privados y de otra índole, aquellos que considerara de utilidad para la “noble causa americana”. La tarea fue inmediata, y Antepara consideró que partiendo del contenido del mencionado artículo seleccionaría los documentos fundamentales para hacer propaganda, en Europa y en América, de la necesidad de que definitivamente se tomara conciencia de que las colonias españolas suramericanas estaban maduras para dar inicio a su proceso emancipador. Los textos fueron entonces publicados en sus idiomas originales (español, inglés y francés), con traducción al inglés de escritos en la lengua española. Todos ellos se presentan en las dos ediciones de la Biblioteca Ayacucho con la excelente Traducción y Notas de Amelia Hernández y Andrés Cardinale. Dice la portada original del libro: South American Emancipation.
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Documents, historical and explanatory, shewing the designs which have been in progress, and the exertions made by General Miranda, for the attaiment of that objetct during the last twennty-five years. By J. M. Antepara a native of Guayaquil. London: Printed by R. Juigné, Nº 17, Margaret Street, Cavendish-Square; and may be had of all bookseller, 1810. Con unas medidas de 21.5 x 13 centímetros, de 299 páginas, en letras redondas y cursivas, a línea tirada. Textos en inglés, francés y español. Notas al pie de página, con un grabado en cobre con retrato de Miranda y una vista de Amberes. Datos estos suministrados por Blas Bruni Celli en su obra Venezuela en 5 siglos de imprenta (Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1998, pp. 80-83). Pedro Grases publicó los documentos en los cuales José María Antepara aparece vinculado a Francisco de Miranda en la edición del periódico El Colombiano. El ecuatoriano vino a Venezuela junto con Bolívar en el barco el Saphire. Grases señala que en mayo de 1812 es Capitán del Puerto (¿La Guaira?) con el grado de Capitán de Marina y que en el Archivo de Miranda hay diversas referencias a las actividades de Antepara con relación a la edición del libro.
Un prólogo y unas notas esclarecedoras del contenido de la obra Qué cosa distinta decir ante lo que Carmen L. Bohórquez Morán expone y analiza en el excelente prólogo a las ediciones venezolanas, pues en la misma, después de hacer consideraciones generales al significado de Miranda como precursor de la emancipación suramericana, a través de sus actuaciones en Europa a favor de una independencia inmediata, la historiadora zuliana sintetiza con la estructura de la obra de José María Antepara y del proyecto político de Francisco de Miranda para la América Meridional con agudeza y percepción histórica que conducen a calificarla como la más reciente historiadora experta en la obra mirandina. Su libro Francisco de Miranda. Precursor de las independencias de la América Latina, publicado en francés en 1998 y en español, revisado y ampliado, en 2006, así también lo
demuestra. Estudio en el que documental e historiográficamente la autora hace importantes contribuciones reflexivas sobre la vida y obra de Miranda, particularmente en la segunda parte, al tratar los problemas de la identidad y conciencia americana, y los fundamentos de una teoría de la patria continental en el pensamiento mirandino. Conclusión entonces de un corpus historiográfico iniciado por José María Antepara y continuado, entre otros, por James Biggs, J. Edsall, Arístides Rojas, José María de Rojas, John H. Sherman, William Robertson, Caracciolo Parra Pérez, José Nucete Sardi, Mariano Picón Salas, Pedro Grases, Manuel Pérez Vila, Josefina Rodríguez Alonso y Tomás Polanco Alcántara. Una bibliografía más amplia nos la ofrece Carmen Bohórquez en su citado libro. No menos importantes son las notas insertadas, además de las de José María Antepara, por la autora del prólogo y los traductores de los textos del francés y del inglés de Amelia Hernández y Andrés Cardinale, las cuales ayudan al lector a aclarar algunos hechos, conceptos, ideas y personajes mencionados.
Una mirada al fin último de los papeles mirandinos Buscando entonces qué decir en cuanto al aporte de José María Antepara, se nos ocurrió considerar lo que escogimos como título de
esta presentación: “Comienzo y fin del periplo de los papeles de Miranda”. Dice una famosa canción latinoamericana que “todo comienzo tiene su final”, y esa alegoría verídica de la vida de los seres humanos puede ser aplicada a unos textos de singular importancia para la comprensión de un ideario libertario que se concibió en Europa y que se llevó a la práctica en América. El comienzo se refiere precisamente a la publicación, por primera vez, en 1810, de parte de los papeles mirandinos por la labor acuciosa de José María Antepara, con la autorización de su autor y propietario, Francisco de Miranda: los más significativos para conocer las propuestas a los gobiernos de Inglaterra, Francia y Rusia de un proyecto emancipador suramericano. En once anexos, constituidos por documentos, Antepara dio a conocer, como propaganda, las gestiones de Miranda para llevar adelante su proyecto. Cartas, notas y extractos de obras históricas, textos completos de fragmentos de artículos de boletines, periódicos y revistas, discursos, opiniones diversas sobre la actuación mirandina, reportes e informes oficiales, órdenes militares, documentos sobre las expediciones de Miranda a Venezuela y de sus acciones en territorio francés, proclamas en su contra y correspondencia con las provincias de la América del Sur tras la situación de España a partir de la invasión por parte de Napoleón Bonaparte. Sin embargo, es ahora, después de más de un siglo, cuando los venezolanos tienen la oportunidad de conocer acerca de estos papeles mirandinos. Después de su localización y compra en Inglaterra por Caracciolo Parra Pérez, por disposición del gobierno de Juan Vicente Gómez, vienen al país para que quepa a Vicente Dávila el honor de hacer la edición y prologar los XXIV tomos del Archivo del General Miranda. Los primeros 14 fueron editados en Caracas entre 1929 y 1933; el 15 no se publicó hasta 1938; mientras que corresponden a los tomos 16 al 24 se imprimieron en La Habana en 1950; comprendiendo: viajes y diarios (17501800), viajes y documentos (1781-1785), cartas a Miranda (1775-1808), miscelánea (1771-1805),
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impresos y grabados (1775-1805), revolución francesa (1792-1793), comunicaciones oficiales (1792-1793), revista de comisaría, causas judiciales (1792-1793), muerte del Mariscal Duchastellet y cartas (1792-1808), cartas interceptadas (1792-1793), miscelánea (1792-1797), impresos y grabados (1792-1797), apéndice de cartas(1792-1801), negociaciones y diversos, y campañas. Este archivo fue nuevamente publicado de manera parcial, y con una clasificación distinta, bajo el título de Colombeia, bajo la coordinación y prólogo de Josefina Rodríguez de Alonso (Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1978-1988), sin culminarse la edición por razones que desconocemos. Otros autores fueron publicando selecciones de documentos, como fue el caso de William Spence Robertson (1928), José Nucete Sardi (1950), Mario H. Sánchez Barba (1977), José Luis Salcedo Bastardo (1982), André Libourel y Edgardo Mondolfi (1992). Buena parte de los mismos procedían del archivo mirandino y de otros archivos nacionales y extranjeros. Un último aspecto cabe mencionar en la etapa última del archivo, que el propio Miranda denominó Colombeia. Coincide la reimpresión del libro de José María Antepara, como antes señalamos, con dos hechos de singular importancia. El primero, en cuanto a inscribirse en la celebración nacional del Bicentenario de la Independencia de Hispanoamérica, con lo cual se rinde homenaje al precursor del proceso emancipador venezolano. El segundo, en el momento en que el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela transfiere el Archivo de Miranda, localizado por disposición de la última gestión gubernamental de Rafael Caldera en la Academia Nacional de la Historia, al Archivo General de la Nación. En aquella corporación académica reposaron por más de una década los papeles mirandinos como pieza de museo, exhibidos en una vitrina construida para tal fin, sin que se fueran utilizados por investigador alguno, y sin que se continuara la labor de nueva edición que realizaba Josefina Rodríguez de Alonso para culminar la publicación de Colombeia. Se trata de 63 tomos, contentivos de 26 referidos a
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viajes, 18 a negociaciones y 19 a la Revolución Francesa, en un total de 18.112 folios. Ese rescate y traslado se ha hecho con la intención de que dejen de ser los documentos mirandinos un objeto de museo para ponerse al servicio de la sociedad venezolana en general y de los investigadores en particular, a través de dos importantes tareas: la culminación de la edición de Colombeia, la digitalización de los documentos y la puesta en Internet en una página especializada. Con ello tanto el lector común como los historiadores tendrán acceso directo a los mismos sin la intermediación del funcionario que exige guantes y tapa boca, como debe ser, para la consulta de documentos históricos, si es que alguna vez hubo la oportunidad generalizada de la consulta de los papeles de Miranda en el tiempo en que estuvieron bajo la rigurosa custodia de la Academia Nacional de la Historia, pues solía remitir a los investigadores a la revisión de las mencionadas ediciones de Vicente Dávila y Josefina Rodríguez de Alonso. Nadie podrá desmentir esto, pues somos testigos de excepción cuando en cierta oportunidad preguntamos al respecto. Si antes hubo un número considerable de trabajos sobre la vida y obra de Francisco de Miranda, podemos imaginarnos lo que ocurrirá cuando historiadores nacionales y extranjeros tengan ese acceso, lo cual indudablemente fortalecerá la imagen del Precursor y de su actuación en las revoluciones europea y norteamericana, así como el conocimiento de sus andanzas privadas y públicas en aquellas lejanas tierras a favor de la causa independentista hispanoamericana, y hasta aportará aspectos desconocidos de su vida íntima y familiar. En cierta medida, la reedición de Documentos, históricos y explicativos, que muestran los proyectos que están en curso y los esfuerzos hechos por el general Miranda durante los últimos veinticinco años para la consecución de este objetivo”, subtítulo que dio José María Antepara a su Miranda y la Emancipación Suramericana, representa un adelanto a lo que presumimos ocurrirá cuando se tenga a disposición el contenido de los volúmenes que integran la famosa Colombeia.
¡Odiseo en busca de libertad! Rodolfo Izaguirre Crítico de cine
El personaje E es difícil por su diff temperamento, temp p vida erransu vi i te, laa búsqueda permanente de un ideal inalcanzable. al l Es Simón Rodríguez R cconocido en la Europa del siglo 19 con el nombre de Samuel Robinson. Al principio, creemos que el personaje de la ficción cinematográfica trata de escapar de nosotros pero en realidad lo que pretende es escapar de sí mismo para encontrar su verdadera liberación. Rechaza honores, lisonjas, una vida regalada; pero adora y venera sus libros y manuscritos y se abraza a la pobreza. Sin poder evitarlo, durante su larga vida de 85 años así se encontrara en Caracas, Londres, Viena y Paris; o en las tardes lluviosas de Bogotá o en Monteblanco, Santiago y Valparaíso; en Quito y Pativilca y hasta en los pueblos perdidos de Latacunga, Paita y Amotape, el nombre y la memoria de Simón Bolívar lo perseguirán desde el instante en el que lo tuvo a su cargo y fue su tutor y maestro. Samuel Robinson (alias) Simón Rodríguez conoció el exilio y recorrió medio mundo como un nuevo Odiseo; fue el Ulises de su época y jamás alcanzó a ver la Ítaca de la libertad que tanto anheló. Hombre difícil porque era como el viento y no como los árboles que echan raíces. Era igual a Andrés Bello aunque distinto: era impulsivo, tenaz; Bello era sereno, sosegado pero ambos tenían en común haber sido maestros del Libertador siendo ellos mismos
libertadores en el saber, en la cultura y en el pensamiento americanos. La única manera de atemperarlo, de aquietarlo es mediante el artificio empleado por Edmundo Aray y su equipo de realización: convertir a Simón Rodríguez en una figura de cerámica para que al igual que otros dos grandes de la Historia: Simón Bolívar y José Martí se anuncie también diciendo: “Simón Rodríguez, ¡Ése soy yo¡” Me refiero a los dos fascinantes y conmovedores films de animación que con figuras de barro y cerámica realizó Edmundo Aray: “Simón Bolívar, Ése soy yo”, 1994 y “José Martí, Ése soy yo”, 2005, respectivamente. Pero esta vez con Simón Rodríguez ¡no hay animación¡ Se trata de un largometraje de ficción en el que sólo la cámara se mueve de manera incesante, sin dar tregua, mientras las figuras permanecen inmóviles tal vez en un vano intento de Aray para detener, aunque fuese momentáneamente, la ráfaga que significó aquel ser sabio y singular, filósofo y educador que escandalizaba a las sociedades americanas de su época con sus audaces y visionarias concepciones pedagógicas. Las figuras elaboradas por los ceramistas Alba López y Ernesto Boichenco permanecen detenidas en sus movimientos pero con ellas ocurre algo desconcertante y difícil de explicar: la cámara, al desplazarse con envolvente suavidad, logra que el espectador sienta que el movimiento está en el interior de las imágenes; que las figuras de cerámica tienen alma. Es más, son tan tangibles los sentimientos que se gestan en ellas que nuestros ojos pueden escucharlos independientemente de las voces que los expresan. No hay excesos en esta infrecuente biografía cinematográfi ca narrada a través de la inmovilidad de sus personajes; tampoco estallidos de color y lujuriosas visiones del
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trópico. Los Andes imponen su discreción cromática pero hacen resaltar la serena belleza de las casas coloniales, sus pisos embaldosados, los zócalos azules, las columnas encaladas y las “tobosescas” tinajas de los corredores. El encanto visual está en los juegos de planos que describen los aposentos, los muebles, las estanterías y los libros de las bibliotecas; la fuente en el patio y sobre todo, la vacilante luz de las velas y las sombras que avanzan proyectadas en las paredes. Pero hay otra luz más intensa y significativa por el trasfondo épico que la sostiene: la luz que baña la Roma del célebre juramento de no encontrar descanso en el brazo hasta no ver libre a América del dominio español. Es la misma luz que vuelve a producirse años más tarde en alguno de los nostálgicos ensueños de Simón Rodríguez. Lo que no deja de ser un deslumbramiento poético propio de Edmundo Aray. La escenografía está cuidada con esmero, el vestuario sin objeciones y la iconografía tan acertada que supone una documentada investigación y observaciones inteligentes. En La dirección de arte de Jony Parra es excelente asi como la dirección de fotografía y el manejo de cámara de Gerard Uzcátegui egresado de la Escuela de medios de laa Universidad de Los Andes. El montaje sonoro o y la mezcla es obra de Miguel New y los efectos ctos visuales fueron realizados por Fabián Aray para mencionar algunos de loss miembros del equipo de filmación. ción. Fluye el río Magdalena, ena, hay un viaje a caballo, un encuentro en Paita con Manuela Sáenz… porque son los viajes incesantes de Simón Rodríguez, los reiterados exilios, la evasión a bordo de un buque americano que lo aventará hacia Kingston y luego su trabajo como cajista en una imprenta de Baltimore; las vueltas y revueltas
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de una vida sin sosiego impulsada por ideas pedagógicas y filosóficas que conspiraban contra el estamento político, la monarquía, el clero, la alta sociedad civil y exaltaban los valores de la Iluminación, los Derechos del Hombre, la abolición de la esclavitud y la convicción de que todos los hombres son ciudadanos. De allí la atención que Aray pone en la conspiración de Manuel Gual y de José Francisco España; en los diálogos de Bolívar y Humboldt; en la alusión a Chateaubriand y en el carácter policlasista de las Escuelas dirigidas por Don Simón; en su unión, finalmente, con una campesina… Pero más allá de trazar los rasgos biográficos de quien fuera maestro de El Libertador, el verdadero tema del film es el de la libertad. ¡La búsqueda de la libertad¡ El tiempo de una vida, la de Simón Rodríguez, dedicado a encontrarse no sólo a sí mismo sino a descubrir el camino que lo haría definitivamente libre al mismo tiempo que pone su empeño en alcanzar la verdadera liberación de los pueblos de América. Es el gran tema de este bello film: el de perseguir el anhelo nunca satisfecho de avanzar sobre el horizonte; de vencer las convenciones políticas o sociales; la afirmación de que no basta haber conquistado la indepenporque aun falta esa libertad dencia política porq lograrse individualmente en que sólo puede logr el saber y en la p perfección pedagógica. aquí estamos, frente a figuras Y aqu cerámica capaces de adquirir de cerám sorprendentes impulsos poéticos sorprend (¡Edmundo Aray es poeta con obra aquilatada y reconocida!) para devolvernos a través de la eterna magia del cine a una época de profundas transformaciones en la que un hombre insigne e irrepetible, considerado sin embargo como raro y extravagante, entró a la Historia diciendo: Simón Rodríguez, ¡Ése soy yo!
Lezama Lima
Gonzalo Fragui Poeta
Cada vez que voy a La Habana hago mi recorrido de siempre, visito el Quijote de Centro Habana, el Paseo del Prado y la Universidad. Me quedo un rato contemplando a mi amada alma mater hasta que siento la mirada terrible del celoso búho de ojos azules al final de las escalinatas. En las noches me levanto a alguna hora de la madrugada y, desde el apartamento de Norberto Codina, que queda en un cuarto piso, me pongo a ver si distingo al poeta José Lezama Lima por las azoteas como un gato. Eso era lo que le había respondido a Fernández Retamar cuando le preguntó qué iba a hacer si los gringos invadían. Lezama respondió que lo encontrarían por entre los tejados de La Habana con su forifai (Colt 45). Había que imaginarse aquello, sobre todo porque Lezama pesaba más de trescientas libras. Barroco y surrealismo en su máxima expresión. José María Andrés Fernando Lezama Lima nació el 19 de diciembre de 1910, en La Habana, donde murió en 1976. En los primeros cien años del poeta, que se cumplieron el mes pasado, celebro con vino de orquídeas y comparto con ustedes estas dos anécdotas.
I Lezama Lima fue entrevistado en una oportunidad por un académico francés. El entrevistador no entendía por qué, a pesar de que se hacían congresos en América y Europa y se impartían clases y conferencias sobre la obra de Lezama, el poeta nunca estaba presente. Le preguntó entonces que si era porque no lo dejaban salir
de la isla, o por alguna razón de salud, o porque le disgustaba estar en esos eventos, y Lezama, a quien no le gustaban los aviones, con su característica voz asmática, respondió: - Lo que pasa es que nunca he soportado la idea de estar separado de la eternidad por una lámina de aluminio.
II Lezama vivió gran partee de su vida, desde 1929 hasta a la muerte, en la Habana vieja, a, Trocadero 162, donde hoy hay y un museo. Un día lo visitaron varios escritores amigos y vieron que la casa era un poco húmeda, lo que ue no le hacía nada bien n al asma que Lezama tenía desde niño. Le preguntaron entonces que por qué no se mudaba. El poeta respondió como una serpiente bífida, su barroquismo le dictaba siempre una respuesta metafísica y otra terrenal. Agustín, todo cambio es diabólico, y además porque no consigo nadaa mejor por 30 pesos.
Poética de la nueva conciencia, lenguaje aleccionador n y la palabra transformadora en de
Lydda Franco Farías UNA Pedro Pérez Aldana Poeta venezolano
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Adentrarse en el poema escrito, en su esencia, en descubrirse a si mismo, en hacer suya la simbología del discurso poético, escudriñar la palabra hasta hallar la sustancia, volcarse de manera frontal, seguir el ritus que nos ofrece el texto, respirar profundo, deleitarse con lo divino, lo sagrado y lo profano, indagar hasta lo más mínimo y encontrarse con la intimidad de la obra, su corpus poético, con la poesía que se desprende en UNA. Paúl Hernadi citando a Susanne K. Langer, el cual infiere que: “el arte es creación de formar simbólicas del sentimiento humano”. Sin embargo, señala también: “una obra de arte es más que un ordenamiento de cosas determinadas. En Literatura el ordenamiento de las palabras resulta una “ilusión de vida”, aunque creada por el uso que el poeta hace del discurso”. Por tal motivo Hernadi plantea: “Sin duda, su concepto de “ilusión de vida”, que inmediatamente reside en, emerge de, y trasciende del discurso verbal, la lleva a considerar las obras literarias desde el punto de vista de los mundos imaginativos que evocan”. Por ello seguir el camino de la palabra que reside en el corpus poético, emerge de una necesidad de mostrarse ante el mundo y trasciende del lenguaje aleccionador en UNA de Lidda Franco Farías, es lograr comprender esa “ilusión de vida”, que la poeta siempre tuvo presente en su palabra transformadora en base a la nueva conciencia necesaria en una sociedad enteramente sumergida en una crisis espantosa de valores morales y espirituales. Para comprender la “ilusión de vida” que nos ofrece la poeta en UNA, es casi obligatorio, armarse de una valentía inequívoca, decidida, con un caparazón que sea capaz de soportar al entre-cuerpo de su lenguaje y al entre-cuerpo de su discurso poético. UNA nos invita a transitar un mundo maravilloso, tangible o intangible, total, el principio Comarca
de su creación poética nos hace aparentarnos con su lenguaje aleccionador y su palabra transformadora. “¿Estás oyendo cama el edicto de mi pereza? voy a desayunarme la claraboya de la mañana voy a atragantarme periódico con tus crónicas violentas voy a tener noticias del mundo hasta la ingesta de par en par ventanas muéstrenme lo que sin mi despierta”. Sin duda alguna, lo referido por Langer y Hernadi, demuestran que el lenguaje poético que reside en UNA, es aleccionador y a su vez su palabra resulta transformadora, claro está que convierte su lenguaje en un lenguaje de todos, sin ataduras, ni poses de imposturas, ni reinterpretaciones distintas a la esencia misma de esa “ilusión de vida”, marcada profundamente por su discurrir poético, donde centra la atención en el lado humano, tangible, palpable como un corazón enérgico, rebosante de alegría en el devenir con fe y optimismo, donde se mezcla esa palabra prodigiosa venida tal vez de la evocación a los dioses, que converge con el magma poético que se derrama ante el mundo en el cual la poeta cree. Un mundo distinto, diferente al mundo contemporáneo, donde el irrespeto y la maldad marcaron y distorsionaron el curso de la historia, en este caso la sensibilidad y la capacidad amatoria de la poeta, emerge de una necesidad y coyuntura histórica, es ofrecerse en solidaridad, es dar un paso al frente y reclamar con voz desafiante, basta de atropellos a la integridad como seres humanos, basta ya de tanto mal vivir, ese grito libertario es propicio en avisorar y alertar a la especie, que de no cambiar el rumbo de la
historia y de los hombres, caminamos hacia nuestra propia destrucción. Vivimos en una sociedad de acomodados, donde la banalidad nos envuelve en lo absurdo, alejados de la espiritualidad y los valores fundamentales del individuo, en UNA la poeta libra un acalorado combate contra la apatía y la ignominia, con la energía necesaria para pronunciarse ante el mundo y denunciar ante los ojos de esa sociedad moralista, la situación de la mujer, siempre en minusvalía y que la equidad de género en igualdad de condiciones se vaya al infierno, pues eso pretende el orden establecido de los hombres. “dancen muebles al ritmo que los aviente púlete piso en redención de no empañado espejo arde sin paz cocina del infierno tápate olla impúdica cuece a la sazón luego [evapórate suenen cubiertos en estampida muda a fregarse platos que les llego la hora la carta por favor quiero probar al albedrío niños culpables aúllenle a la luna no estoy de humor para lidiar con monstruos que no amor que no la señora decidió estar hoy indispuesta la señora hoy decidió estar dispuesta muy dispuesta”. No, no, en UNA no ocurre la barbarie, la paupérrima y anti-humana práctica de la desmemoria y el desamor, su palabra trasciende y retumba en el más recóndito liugar del universo, para exigir de manera decidida la justa reclamación, ante ese mundo varonil, embadurnado desde un concepción del desarraigo y el desamor, en esa mezcla anti-cultural y maléfica, donde convergen Chanel, Carolina Herrera, Armani, Versace, Sousa y su Miss Venezuela, las transnacionales de productos de belleza, siliconas, cirujias, im-
plann tes, Miami, Disneylandia, el sueño americano y la bienvenida al mundo mágico de la caja sonora y las imámágenes, ahora en pantalla plana y sonido stereo. La perfecta globalización de lo superfluo, lo anti-estético, lo falto de valores que transgrede la originalidad de la belleza natural y espiritual, que pretenden aislar a la mujer en una complejidad de inferioridad ante la moda, el mercado y el capital, donde en pleno siglo XXI, seguimos hablando de posturas de igualdad, pero que esa igualdad y equidad de género, se queda amalgamada en bufetes, leyes, parlamentos, ministerios, hogares, sirvientas, iglesias, salones de belleza, gobiernos, bares y burdeles. Al fin y al cabo a la poeta le importa muy poco o nada, la monstruosidad con que los engreídos e ignorantes traten su voz de vanguardia y de transformación revolucionaria de la nueva conciencia, lo que si importa y creo descifrar sus palabras, es que su lenguaje poético es aleccionador para la vida, la poeta pretende en UNA y lo logra, entregarse tal como es, en cuerpo y alma, en corazón y espíritu, en coraje y lucha, en conciencia y sacrificio, pues trata de cambiar el curso de la historia, no contada por lo vencedores, sino más bien por los vencidos, ella ensalza su propuesta poética, la sazona, la condimenta, la prepara para todos, la deja allí
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servida para digerirla, donde más bien pareciera evocar al poeta Vasco Iñaqui Zabaleta: “Allí les lanzo el verso a la calle, a ver quien lo recoge”. Sostiene César Chirinos, que: “Lidda es poeta de linaje antiguo y noble, poeta solariega, solapa las intenciones y juega, sabrosamente, con las dos intenciones que nos hablara Aristóteles. En el ritmo del juego de su palabra pone dos o más cosas de modo que cada una cubra parcialmente la otra, o monta una prenda de vestir sobre otra para redimensionar el espíritu o bicho viviente”. Lidda trasciende de ese linaje antiguo y noble, para mostrarse en su calidad humana y su pureza espiritual, la cual demostró durante toda su existencia. ¡Ah¡, pero en UNA nos habla en un tono más que desgarrador, desafiante, que no se deja vencer ni chantajear a las más mínimas pretensiones huecas e inhumanas. “con papel de lija froto la piel donde alguna vez estuvo tu tibieza parpadeante me estoy quedando en cueros y sin vos esqueleto ambulante y sin vos aliento de perros y sin vos terror averiado y sin vos con el alma en un hilo y sin vos y sin vos ay y sin vos y sin voz y sin voz”.
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Todo indica que la poética contenida en UNA de Lidda Franco Farías, esta tatuada e impregnada por un signo revelador, esa voz persistente, que no para de poetizar la vida, su discurso poético emerge como un puñal desafiante que penetra hasta desgarrar y desangrar el corazón más impío, de su alumbramiento ante el mundo y ante la vida. José Javier Franco nos dice: “La lengua, en la poesía (en la luz), hierve, y de no ser por esa voz (esa voz que es la piedra) no estaría en página alguna,
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como no nos sería posible leerla. La imposibilidad está sin embargo planteada. La poesía, no el poema es inaprehensible y, como dije apenas nos queda una huella oscura en las manos”. ¿Acaso no existe la posibilidad de hacernos una pregunta para internalizarla y hacer de UNA, la luz que resurge para alumbrar las tinieblas?. ¿Acaso no es una revelación ante la vida de soledad y desasosiego, que la poeta pretende liberarnos con su voz aleccionadora y transformadora?. Tal vez la poética reflejada en UNA, nos invita a converger con la luz, con esa piedra encendida, que quema hasta el tuétano de los huesos y que nos deja marcados en nuestro corazón palpitante, para revitalizarlo, revivirlo y descubrir que a través del lenguaje aleccionador y la palabra trasformadora, es posible construir un espacio de amor y de justicia que se derrama sobre todos los seres humanos. Por consiguiente, Lidda Franco Farías, nos invita a construir una sociedad distinta, la sociedad de la democracia emancipadora y liberadora, no en esa seudo-democracia que asaltó nuestras ilusiones, que nos dejó una historia marcada por la muerte, la desaparición, el terror, el horror, la tortura, la sangre, la masacre y el olvido. Sin lugar a dudas la poeta propone, sugiere y nos dice con firmeza: “De voces de mujeres, en las que de alguna forma, está mi propia voz. Es inevitable. Me indigna, por supuesto, el hecho objetivo de que las mujeres ocupen el escalón más bajo de la sociedad jerárquica, habrá, estoy segura, una respuesta, pero está tendrá que ser compartida. Aclaro entonces, que no soy feminista, No tengo ese complejo de Hipólita”. Esta poética trata de salvar en ambos casos a todos los invitados a converger con la luz, con la esperanza y el compromiso de construir una sociedad de iguales, de aceptar al otro, la otra, a los opuestos y semejantes, en un rito a la alegría, donde seme, se duela, se sufra, se comparta, alejados de la impostura de las poses y las máscaras, el egoísmo, el yoísmo y el individualismo carente de los más bellos sentimientos de amor a la humanidad.
“UNA amanece con el cuerpo de cera con la víspera haciendo piruetas con ojeras que delatan los retorcimientos del amor UNA sabe que tiene prejuicios y los va perfeccionando UNA es a-política UNA no se mete en camisas de once varas UNA estampa el beso curricular él se va con sus ínfulas con su ontológica suficiencia UNA comparte ante el tribunal de los hijos y cede ante la tiranía de los hijos UNA tiene el deber de ser bella porque entre otras cosas para eso está UNA y para comprar lo que nos vendan y para sufrir por la muchacha de la telenovela que es tan desgraciada (la muchacha y la telenovela) y para llorar de felicidad porque al final el sapo se convierte en magnate y se casa con ELLA UNA es tan sentimental UNA es tan fiel tan perrunamente fi el fiel Qué asquerosamente fiel es UNA UNA se asoma al espejo y comprueba lo que no es sabe qué cara va a poner qué silencio va arriar qué píldora de domesticidad va a tener ener que tragarse qué anticonceptiva es UNA UNA queda tendida Knoch aut para reaparecer al día siguiente pidiendo la revancha”. Transitar en UNA, es transitar al filo de la espada, se es o no se es, se vive o se malvive, se ama o se desama, no hay oportunidad unidad para desaveniencias ni vacilaciones, ess edulcorar
la poética del desarraigo, poética fulgurante, hecha luz, candil encendido en la lucha de los opuestos, alumbramiento de los espacios cerrados por la oscuridad, poesía necesaria para la vida, voz alentadora de los que no tienen voz, palabra salvadora de las inmundicias del mundo de los poderosos, voz desgarradora en los augurios de los tiempos por venir, cuerpo, alma y espíritu sobre la prepotencia de los malvados, voz acelerada que pregona a gritos la igualdad de las partes, voz disidente de todas disidencia, diálogo abierto a las venas del mundo, vaso comunicante para aquellos que nunca fueron escuchados, lenguaje aleccionador, palabra transformadora en la nueva y renovada conciencia. NOTAS: César Chirinos. Panegírico al acontecer poético. Lidda Franco Farías. Revista Literaria La Espada Rota. Nro. 28. Caracas. 2004. José Javier Franco, UNA, Lidda Franco Farías, Edición Conjunta del Departamento de Publicaciones de la Secretaria de cultura del Estado Zulia y la Asociación Cultural del Caribe, Ediciones Mar de Leva. Maracaibo. 1998. Paúl Hernadi, Teoría de los géneros literarios., Bosch. Casa Editorial S.A, Barcelona España. 1978.
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El amor loco
Gladys Mendía Gustavo Pereira Poeta
1. Infierno y paraíso
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En la ciudad siria de Hama existe un paseo-jardín que bordea el río Orontes y conduce a las milenarias norias que suben el agua hasta la red de canales que irrigan los huertos colindantes. El paseo lleva el nombre de uno de los más destacados poetas sirios de la dinastía abbasí, la cual llegó a gobernar con espíritu universalista y tolerante gran parte del mundo conocido por los europeos -el hoy llamado Medio Oriente y parte de Asia y África- durante los años que van del 750 al 1258 de nuestra era, año éste en que fue derribada por los mongoles. El poeta, al-Buhturi (quien vivió entre los años 819 y 897), había nacido en verdad no en Hama, sino en Manbiy, la también milenaria ciudad cercana al Éufrates rebautizada por los romanos Hierápolis, paso de las antiguas caravanas entre Bagdad y Damasco. Discípulo de Abu-Tammam, otro de los grandes poetas abbasíes de quien toma además del elemento histórico, la renovación estilística y la utilización de elementos opuestos para realzar el poder de la imagen, al-Buhturi, cortesano bajo el califato de al-Mutawakkil hasta el asesinato de éste en 861, dejó una obra relevante y llena de ingenio, aunque no exenta de altibajos y contrastes. En ella
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abundan referencias a importantes personajes de su tiempo, descripciones de la naturaleza, cuadros de alto lirismo y mordaces representaciones de la vida cotidiana. Se dice que el poeta fue temido por el poder de sus sátiras y que llegó a alcanzar grandes riquezas.
Esto último, al parecer, no le deparará el amor soñado, si nos atenemos a la letra de este poema suyo que hemos traducido de la versión francesa de René R. Khawam (La poésie arabe, des origines à nos jours, Paris, Seghers, 1975): Acepté el reencuentro y tu respuesta fue el abandono, acepté envilecerme y persististe en tu orgullo. Tu tiránico amor me infligió tormento, y lo que en ti seduce me engañó. Yo era libre y tú esclava, caí en servidumbre y a cambio fuiste libre. Tú que me subyugas sin cometer crimen sólo a ti pertenece la fuga posible lejos de mi esclavitud. Eres mi Paraíso, mi infierno, y el placer que me das me lastima y humilla.
2. Amor y misticismo En 1669 apareció en Francia un curioso libro con el nombre de Lettres portugaises, el cual transcribía un conjunto de cartas eróticas suscritas por damas lusitanas. Las misivas, dirigidas a soldados y gentilhommes franceses acantonados en el país ibérico, causaron en aquel tiempo tan gran revuelo –y no sólo por sus explícitos contenidos- que por mucho años se estuvo conjeturando y averiguando sobre la identidad de algunas de sus ciertas o supuestas autoras. Una de las verdaderas, la
monja Mariana Alcoforado, nacida en 1640 o poco antes, escribía a su amado, el conde Nöel de Chamilly: “Os agradezco desde el fondo de mi corazón la desesperación que me causáis, y detesto la tranquilidad en que vivía antes de conoceros. Adiós; amadme siempre y hacedme sufrir aún mayores males”. Los encierros provocan tempestades.
3. El triste amor Fernando de Alva Ixtlilxochitl (1578-1650) narra esta triste historia de amor protagonizada por Nezahualcóyotl (1402-1472), el más célebre gobernante y poeta del antiguo México, señor de Tezcoco -ciudad vecina y aliada de Tenochtitlán-, de quien el cronista fuera descendiente por vía materna. Y la cuenta advirtiendo que fue “la cosa más mal hecha que hizo en toda su vida”, pues “no le hallan otra más que ésta, digna de ser tenida por mala y abominada, aunque el celo y amor le cegó”. La historia es ésta: Hacia 1440, cuando le advirtieron que era llegada y hasta excedida la edad de haber esposa legítima que le diera sucesor conforme a la costumbre de sus antepasados chichimecas (aunque tenía numerosas concubinas e hijos), Nezahualcóyotl ordenó le llevaran algunas doncellas de las casas más antiguas y principales para escoger entre ellas con quien casarse. Eligió una, pero tan niña era que la entregó a su hermano mayor para que la criase y educase y, llegado el tiempo, la llevara a palacio para celebrar la boda. El rey no verá, sin embargo, cumplidos sus deseos, porque al cabo de pocos años su hermano muere y el hijo de éste, ignorando para qué efectos la criaba su padre, la desposa. El penoso incidente perturba grandemente al rey, quien poseído por la tristeza abandona el palacio y se encamina hacia los bosques. Allí, “no dándole gusto cuanto había, fue prosiguiendo su viaje hasta ir a dar al pueblo
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de Tepechpan”, donde lo recibe el señor de la ciudad y vasallo, Quaquauhtzin, uno de los catorce grandes del reino, quien le invita a su palacio y le presenta a su prometida Azcalxochitzin. “El rey, cuando vio aquella señora, que era su prima hermana, tan hermosa y dotada de gracias y bienes de naturaleza, le quitó todas las melancolías y tristezas que tría consigo y le robó el corazón, y disimulando lo mejor que pudo su pasión, se despidió de este señor y se fue a su corte, en donde dio orden con todo el secreto del mundo (sin jamás dar a sentir sus designios) de mandar quitar la vida a Quaquauhtzin”. Para disimular el crimen, Nezahualcóyotl acude a treta innoble. Ordena a Quaquauhtzin encabezar la vanguardia en la cercana “guerra florida” contra los tlaxcaltecas y a éstos “darle muerte honrosa” por ser autor de graves delitos. Y en prevención de todo equívoco encarga a dos de sus capitanes introducirlo en lo más expuesto y peligroso del combate. Quaquauhtzin, quien es también poeta o cuacapicque, comprende de inmediato el propósito de su rey. Como señor principal no está obligado a ir al frente, pero aún sospechando los motivos de su sacrificio acepta su destino y se apresta a morir. En vísperas de la batalla, narra Ixtlilxochitl, compone “unos cantos lastimosos, que cantó en un despedimento y convite que hizo de todos sus deudos y amigos. Ido que fue a esta jornada se quedó en ella muerto y hecho pedazos por los tlaxcaltecas”. Era el año 3 caña del calendario náhua, 1443 del cristiano. El poema, dedicado al rey a quien creía su amigo y llama por su sobrenombre Yoyontzin,
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figura entre los textos más conmovedores de la lírica náhua. En él, dirigiéndose a éste -y el comentario es del maestro Miguel León–Portilla, quien lo traduce en su libro Trece poetas del mundo azteca- le pide que su corazón, en vez de dar entrada a la perfidia “se abra como las flores y aprenda a caminar por las alturas”: (...) Deja abrir la corola de tu corazón, deja que ande por las alturas. Tú me aborreces, tú me destinas a la muerte. Ya me voy a su casa. Pereceré. Acaso por mí tú tengas que llorar, por mí tengas que afligirte, tú, amigo mío, pero yo ya me voy, yo ya me voy a su casa. Sólo esto dice mi corazón, no volveré una vez más, jamás volveré a salir sobre la tierra, yo ya me voy, ya me voy a su casa. Y en otro aparte: Llevaré conmigo las bellas flores, los bellos cantos (...). Se cuenta que Nezahualcóyotl, presente en el convite, no pudo evitar las lágrimas. Y que desde entonces, para acallar las silentes tormentas que a él acudían, componía cantos donde el amigo sacrificado gravitaba desde el misterio como una sombra imperecedera: Siento tristeza, sufro amargura, yo el príncipe Nezahualcóyotl, con flores y con cantos recuerdo a aquellos príncipes que se fueron Tezozomoctzin y Quaquauhtzin. ¿Aún se vive allá en el reino del Misterio? ¡Que vaya yo ya en pos de los príncipes! ¡Lléveles yo nuestras flores, y póngame yo con los bellos cantos junto a Tezozomoctzin y Quaquauhtzin!
La erupción del lenguaje del alma p g o Collage de viaje d de John Martínez Gladys Mendía Poeta venezolana en Chile
Si hay algo que me agrada de la tradición y actualidad cultural de Perú, es la numerosa cantidad de grupos literarios, cada uno de ellos en constante producción de revistas y fanzines, de recitales y encuentros. Fue entonces en el marco del Festival Cielo Abierto 2009 (organizado por el poeta John López y el Grupo Literario Anábasis) en la Ciudad Sagrada de Caral donde conocí a John Martínez (Lima, 1981), comunicador social, fundador y editor de la revista Marc el loco y el fanzine Lithopia. Puedo decir que la tierra tembló cuando recitaba sus poemas, aquel sacudón que llegó hasta el alma hizo que me acercara a hacerle algunas preguntas. Y ahí me presentó a Collage de viaje (Ediciones Altazor, Lima, 2009). Al leerlo, al experimentar toda esta poesía multitemporal/multiespacial, siento que me faltan herramientas para describirla, para acercarme a ella desde la palabra. Por un lado, está la imagen, fuertes proyecciones insospechadas y geniales: Luz de árboles decapitados atravesando la penumbra única representación afásica de las catástrofes intangibles.
brutal, con tal potencia sublimada que no se puede más que entregarse a estas visiones del caos; el decir, su carnicería, la sufrimos en cada verso, “el cadáver del lenguaje” se pierde en la desolación y el hastío latente de nuestros días: ”cadáveres de niños / emergen de mis venas / donde barcos de corsarios fantasmas / luchan contra la pérdida de luz “. No hay esperanza en este “destino de caer”, pero hay presencia, hay voces, incendiadas y cercenadas, pero voces al fin y al cabo: “escribir es tomar el océano / con la mano cercenada.” Es fácil sentirme identificada con este poemario, celebro con escándalo el gusto por lo abismal, por la caída lúcida y la pregunta sin respuesta que siempre acecha en “la fisura del insomnio”…pero a veces, en medio de todo esto, hay unos ojos que aunque lejanos acompañan y logran burlar el dolor: Aunque la distancia terrestre se aproxime con su doloroso tatuaje de adiós nosotros secretos dueños del mundo (todavía vida) caminamos separados pero juntos para cambiar la vida y redimir la muerte. Je t´aime.
Por otro, está la memoria y lo reflexivo del ser humano en la vida urbana/cosmopolita: Fotografías colgadas en la web -resurrección de un tiempo que fue míoabriendo una marea si me siento frente a la pc Y tú recuerdo tus ojos color caña dulce Color de licor rosarino y gotas de té de ojos q me abren y de senos q se encienden cuando el amor se hace polvo y cae lento al mundo. Collage de viaje, me va llevando desde lo lírico hasta lo coloquial y narrativo, con tal delicadeza
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Ideas sionistas para asesinar a un pueblo y salir ileso Mariano Alí
Periodista y director de Mundial los Andes 1040 AM
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¿Qué se le puede pedir a un estado que no tiene constitución y cuando se le exige algún ari que justifique sus acciones gumento normativo genocidas lo que presenta su presidente al mundo es un texto bíblico el cual interpreta como historia? Se le convoca a Israel para que dialogue, para que no desate una guerra nuclear, para que respete los derechos humanos y se someta a las normas internacionales; en fin, se le solicita que actúe desde la racionalidad política y no partiendo de fundamentalismos religiosos. Israel no quiere dialogar ni negociar la paz en Medio Oriente y menos aún aceptar la definición de las fronteras del Estado Palestino. Desde la creación forzada y artificial del estado de Israel con el contubernio de las Naciones Unidas, sus máximos representantes e ideólogos del sionismo han manejado un solo plan: desarabizar a través del genocidio y la colonización todos los espacios que ellos, según una visión dogmática, consideran como suyos. Ilan Pappé, historiador y conferencista de ciencia política de la Universidad de Haifa (Israel), autor además de varios libros dedicados a develar el entramado terrorista del estado de Israel, en uno de sus textos titulado “La limpieza étnica de Palestina”, revela las argucias y estrategias de David Ben Gurión (artífice del sionismo de origen Polaco y primer ministro de Israel entre los años1948-1954 y otra vez en 1955-1963). Este libro señala que Ben Guríón en 1946, un año antes de la RESOLUCIÓN 181 DE LA ONU, con la cual se le dio el beneplácito a Israel de expulsar a los palestinos de sus tierras, ya asumía sin ningún precepto moral, acabar con los palestinos. El plan lo calificó este representante del sionismo como Plan C (o Gimel en hebreo), y según las comunicaciones de Ben Gurión, encontradas por el profesor israelita Ilan Pappé, tenía como objetivo cumplir con los siguientes aspectos aún vigentes desde mi punto de vista: “1.- Matar a los líderes políticos palestinos. 2.- Matar a los palestinos agitadores y a quienes les proporcionan respaldo financiero.
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3.- Matar a los palestinos que actuaran contra los judíos. 4.- Destruir los medios de transporte palestinos. 5.- Destruir las fuentes de sustento de los palestinos: pozos de agua, molinos, etc. 6.- Otros….” Además en este ilustrativo libro, el escritor israelita, sustentando su investigación en documentos del propio estado de Israel como epístolas de Ben Gurión dirigidas a sus más fieles acólitos, explica las estrategias asumidas por el representante sionista quien en una carta remitida a la ejecutiva de la Agencia Judía en 1938 afirmó lo siguiente sobre la expulsión de los palestinos de su tierra en 1948: “Soy partidario del traslado forzoso, no veo nada de inmoral en él”. Cómo se evidencia en los hechos de ayer y hoy, la visión y acción hegemónica del sionismo está intacta, no ha cambiado ni cambiará si la actitud complaciente del mundo y en especial la de las grandes potencias, no se modifica ante el estado forajido de Israel. Sobre las advertencias hechas por el comandante Fidel sobre el rol que desempeña Israel en el belicoso escenario que se impone ante Irán y los palestinos, no queda más sino aceptar que otra vez los supuestos postulados del derecho internacional y el tan manoseado concepto de la autodeterminación de los pueblos ha quedado en el relativismo y las interpretaciones impuestas desde la Casa Blanca. Hoy, gracias al atrevimiento de israelitas honestos y valientes como el profesor Ilan Pappé, a la sabiduría de Fidel y al liderazgo del presidente Chávez y de muchos otros, podemos desenmascarar a la canalla sionista del estado de Israel; el cual, cuando quiere justificar sus asesinatos ante el mundo, nos recomienda ver las películas de Steven Spielberg como La lista de Schindler o leer La Toráh (leyes judías fundamentadas en supuestos religiosos), en vez de asumir el derecho internacional y reconocer que los sionistas mejoraron las tácticas de sus verdugos nazis para aniquilar sistemáticamente a un pueblo y quedar como víctimas ante el mudo.
Moisés de Alberto Jurado
y sus piezas en juego Rodolfo Quintero-Noguera Poeta
Quienes hemos decidido consasa agrar la vida a esta «empresa insensata» ta» llamada poesía [sea anónima su comm-pañía o limitada su responsabilidad] d]] conocemos el riesgo de invertir en n palabras y obtener el silencio, sólo o el silencio y nada más. Sostiene Occtavio Paz que en la poesía moderna a subyace la tentativa por abolir todass las significaciones de la palabra.... del lenguaje; en tanto que, ellaa misma se presiente como la verdad d primera y significado último de la a vida y el hombre. Atenerse a las palp abras es, a su vez, atenerse a la promiscuidad miscuidad de sus silencios... atenerse a la retórica de lo que callan y niegan, de lo que ocultan y celan, en una especie de acertijo, de escondrijo, de juego de dédalos cuyos pasadizos habrán de conducirnos a la autenticidad del sueño... a la inspiración genésica... a la verdad del poema. «Piezas en juego» [Puebla, México-2004] del poeta venezolano Moisés de Alberto Jurado, advierte —incluso desde su título— una lúdica cartilla que, al igual que el abecedario, ofrece un manojo de elementos que nos conmina a descubrir el orden [si lo tiene] y la «esencia geométrica» de sus poemas. Intuyo que la poesía, así entendida por Jurado, supone la contemplación de un espacio... de una superficie sobre la cual buscamos dar forma al gran rompecabezas de la vida, sin la garantía de llegar a concretar ni articular homogéneamente sus piezas. Leámoslo: «Abrir y ganar su espacio en el mundo / romper fuentes y quebrar el huevecillo / el grito de sentir finalmente el Sol / la vista que contiene el mundo / la vida es sagrada en su espacio y sus muertes / con todas sus piezas en juego». Decir que los versos de Jurado se anudan a la contemplación, se enlazan a un vistazo prolijo de la vida, a la otredad de un peatón
melancólico que, en la diaria m ciudadanería, vuelve su rostro ci en en afán de atar los cabos de una historia [que es su historia]; es aphi h enas en señalar uno de los caminos por p donde se adentra la palabra. Un U tono testimonial e intimista, confesional y solitario, discurre co en en su poesía... Es la vida y nada más... No diré autobiográficos, m empero los instantes vitales del em hombre buscan imponer el moho h tivo ti en su poesía. Ante una perversa y anodina sociedad, que nos sentencia a diaso rio al rigor del bullicio y la estupidez, resulta siempre una salida, un escape, un refugio la poesía. Sin ser ese su cometido «Piezas en juego» me permitió espantar la pesadez y la insolencia de un domingo sin sol. Domesticar el silencio que resguarda muy en el fondo la poesía, nos proporciona una dosis de esperanza para quienes —desde la palabra— nos jugamos la vida, para quienes entre amigos, cantos, mujeres y cervezas defendemos este proceso del hombre para el hombre… Siempre en contra de quienes, desde su no oculta insolencia, celebran las patéticas declaraciones de un vocero, nocivo y nauseabundo político de derecha y aplauden la «última ocurrencia» de Paulina Rubio en el Festival de Viña del Mar. La poesía siempre nos dará la posibilidad de habitar un nuevo tipo de paraíso, de vislumbrar un subterráneo cielo. Sé, sin embargo, que tarde o temprano el olvido será un león hambriento, quieras o no. Es en plan final que saludo y celebro, no sin entusiasmo, este volumen de versos de Moisés de Alberto Jurado, amigo y compañero en los umbrales y en los ocasos de la vida y de lo que nunca será, y sin embargo...
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