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No estoy Soñando Paco Olvera
No estoy soñando
Paco Olvera
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En recuerdo de Flavio Minués
Justo cuando iba a comenzar a escribir, en el iPad comenzó “Creo estar soñando”, con los hermanos Carrión. La vida es sueño, ciertamente, y en un sueño se ha transformado la vida de Flavio. Nos enteramos por Alex que su existencia material finalizó el sábado 20 de marzo, recién entrado el equinoccio de la primavera de este año. Siempre hay cierres y hay inicios a nuestro alrededor, sólo que no lo sabemos o no los conocemos. También leí por la mañana que, en el acelerador de Hadrones del CERN en Europa, se debate sobre una nueva partícula, que por el momento es teórica, pero que debe existir para poder explicar por qué se generan más electrones que muones. Con igual ignorancia no logro comprender porque deben pasar estas cosas, pero yo espero que la ausencia de Flavio deje una irradiación enorme de alegría, cuya única explicación es que nos deja sus recuerdos para construir una existencia feliz para los que permanecemos con vida. Alex nos dice que en vida fue un hombre sencillo, como todos aquellos que aquí estamos y a nuestra partida, no habría reconocimientos públicos, pero ciertamente, los hay y los habrá de las personas que los rodearon y con los que convivió, y con todos los que rodeamos a sus seres queridos, como Alex, Silvia y Alex, formando una masa crítica de cariño que él ha legado y que ahora hace una reacción en cadena. Este es un sencillo homenaje para él, tal vez partió sólo, pero lo acompañamos ahora en nuestro recuerdo.
Como una fatal e irónica coincidencia, nos enteramos de que su cuerpo abandonado de la vida fue hallado en el “Río de los Remedios”, por lo que propongo que revirtamos la ironía con cariño y lo situemos a él sumergido en el “Río de los Recuerdos”. Estoy escuchando al fondo la música de “Juan Salvador Gaviota”, que nos dice Alex que a Flavio le gustaba mucho, que me hace recordar a mi cuñado Martín, que también le gustaba mucho, y le regaló ese disco a mi hermana; junto con Martín, Flavio ya disfrutan de nuevo de la paz que esta música siempre le ha dado. Yo también vi la película, y fue el segundo libro completo que leí en mi vida, luego de “El Principito”, sin entender todo, sentía una inspiración especial, que ahora siento de nuevo. Propongo disolver la pena del fallecimiento de Flavio en los recuerdos maravillosos, en el cariño y lo uno a un flujo enorme de recuerdos de otros que han partido, como algunos de nuestros padres, primos, primas, sobrinos, sobrinas, que están aquí, por el milagro que explicaba Pedro
cuando fuimos a conmemorar a don Chava, que re-cordar, es pasar de nuevo por el corazón.
Está vida es inexplicable, estas muertes lo son más. Vivamos para homenajear a todos ellos. Mis abrazos fraternos a todos ustedes hermanos del alma, y hoy en particular a Silvia, Alex y toda su familia. QEPD Flavio.
Maradona, ¿ídolo o villano?
Gonzalo Duchén
Diego Armando Maradona, ídolo para muchos y villano para otros, fue un jugador de fútbol que maravilló con su juego en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado. Tal vez el punto más alto de su carrera fue alcanzar el título de Campeón del Mundo junto a sus compañeros de la selección argentina en 1986. Ese mundial se jugó en México (era la primera vez que un país volvía a ser la sede de la final de un campeonato mundial) debido a que Colombia no pudo organizarlo por los problemas sociales y económicos que atravesaba en aquel momento.
Tuve la suerte de asistir en aquel campeonato a uno de los partidos más esperados, tal vez por las circunstancias del momento: Argentina contra Inglaterra. Tenía poco de haber pasado la Guerra de las Malvinas, una aventura con la que el gobierno argentino pretendió distraer la atención de su pueblo que ya estaba bastante molesto con la dictadura y que representó a la postre una tragedia y la caída definitiva de los militares.
En aquel partido se vieron las dos caras de un genio, el bueno y el malo. Al bueno lo reconocí en el segundo gol argentino, cuando inspirado tomó el balón en el medio campo, lo pegó a sus pies y empezó a burlar a los jugadores ingleses hasta llegar al arco y consumar el máximo acto del fútbol metiendo un gol de antología, para muchos el gol del siglo. Al genio malo lo conocí en la noche al ver la repetición del primer gol argentino. Yo me encontraba en la tribuna alta, detrás del arco que defendían los argentinos. Desde allá era difícil entender que ocurría y el porqué de los reclamos de los jugadores ingleses, pensé que reclamaban un fuera de lugar. Fue triste y al mismo tiempo jocoso enterarme que el gol se metió con la mano.
Aquel partido lo podríamos ver como una huella digital de la vida de nuestro personaje de marras. Llegó a la cúspide de su vida con aquel segundo gol maravilloso y también llegó a lo más profundo de lo condenable al hacer trampa en el primero.
El gran pecado de Maradona fue su ignorancia, su falta de una preparación mínima, su falta de escuela. Su ignorancia lo llevó a caer en vicios que lo convirtieron en un personaje grotesco y ridículo.
Toda su vida extradeportiva fue un constante error que lo llevó a ser utilizado de manera infame por líderes de la peor calaña, que le hicieron creer que su opinión era tomada en cuenta. Creyó ingenuamente que los Castro, Chávez, Maduro o Morales de verdad eran sus amigos, nada más alejado de la realidad.