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ARTE
Por Arturo Castro Barrantes.
Su medio de expresión: las artes plásticas
La artista Ilse Ortiz de Manzanares identifica en el arte abstracto el lenguaje que le permite externar los pensamientos y sentimientos que plasma en sus obras.
Frente a un lienzo, y meditándolo profundamente, eligió el arte abstracto. Siguió meditando y decidió integrarlo con metales figurados y desfigurados, hierro o acero que habría que trabajar con mucha inspiración, fuerza y paciencia, hasta lograr que el material luciera roto, carcomido e hiriente, con fisuras difíciles de romper, pero armonizándolas con el agregado de colores, luces y sombras (claroscuro), para así lograr las desfiguraciones y roturas propuestas.
Para la artista nicaragüense Ilse Ortiz de Manzanares, este proceso involucró muchos años de meditación, aprendizaje y trabajo incansables, alimentados por las obras de grandes pintores que tuvo la oportunidad de observar, apreciar y analizar en diferentes museos y galerías. Además, está su lucha constante por alcanzar la superación y la innovación, hasta encontrar y lograr nuevos temas y nuevas formas de expresión, lo que logró con la incorporación en la obra de latas recicladas.
“Es muy importante que la obra exprese con libertad el mensaje que desea transmitir, para así respetar el don que Dios regaló al autor”, asegura Ortiz.
La combinación de visitas a museos, donde observó las obras de grandes genios de las artes plásticas, con mucha meditación, le permitió optar por el cubismo, admirada e impactada por obras de Picasso y de Braque, entre otros grandes maestros del arte.
“Observé en sus obras mucha fuerza y, sobre todo, libertad para expresarse mediante la combinación de diversas formas (a veces sin forma), principalmente lineales, pero a veces, por evitar afirmar que siempre, alimentadas con círculos y luces, que se armonizan en el ojo del observador. Obviamente, la pintura en lienzo, enriquecida creativamente con formas y elementos sólidos que superan al simple lienzo, fue lo que me orientó y me permitió decidirme por incursionar en otras formas de expresión artística y, así, con la obsesión por algo novedoso y con mucho trabajo constante, me ubiqué en la escultura, la cual ofrece nuevas formas de expresión que permiten a cada observador llegar a apreciaciones más profundas, propias y variadas, según los diferentes ángulos de observación”.
Amplia trayectoria
La pintura en lienzo, transformada y engrandecida con elementos sólidos que sobrepasan los límites del marco, se constituyó en la guía para incursionar en la escultura.
“Una vez decidida y obsesionada por la escultura, comencé con el uso indispensable de materiales fuertes y sólidos, como la madera, el hierro, el acero y otros metales. El ser joven da mucha energía y fuerza en la lucha para alcanzar las metas y la edad da madurez. Es entonces que uno piensa y decide divulgar los conocimientos adquiridos a través de su propia experiencia”.
La artista afirma que las obras y exposiciones requieren de mucho tiempo, en las cuales ella y sus colaboradores trabajan continuamente.
“El tamaño de las obras es importante: piezas grandes pueden requerir de tres meses y las pequeñas algo menos; pero hay composiciones que llevan tres, cuatro y cinco piezas para integrar un conjunto de esculturas en una sola obra.”
“LAS OBRAS SE ENCARGAN, POR SÍ SOLAS, DE ESTABLECER UN DIÁLOGO CON EL ESPECTADOR, SITUADO FRENTE A ELLAS O CIRCULANDO EN TORNO A LAS MISMAS”, ILSE ORTIZ DE MANZANAREZ
De acuerdo con Ortiz, para una exposición, se necesitan al menos seis o siete obras, las cuales se encargan, por sí solas, de establecer un diálogo con el espectador, situado frente a ellas o circulando en torno a las mismas.
Según explica la artista, le gustan las esculturas monocromáticas y la luz del día, que es variante, ya que les da diferentes coloridos según la posición del sol.
“Continúo trabajando. Me invitan a participar en exposiciones dentro y fuera de Nicaragua. Dios me ha bendecido. Seguiré trabajando espero unos añitos que me regale el Señor y dando gracias por su Amor, porque Él siempre me acompaña”.
ILSE ORTIZ DE MANZANARES
Ha centrado su práctica artística en torno a la exploración de los metales y su inherente fragilidad.
A través de la pintura, ha desarrollado una serie titulada “Sólidos heridos” donde retrata metales pesados en estado vulnerable, destrozados y rotos. Este enfoque artístico sirve como metáfora de la frágil naturaleza de la vida misma. Recuerda a los espectadores que a pesar de la percepción de seguridad y estabilidad, la vida puede perderse o dañarse fácilmente en cualquier momento dado.
En su obra más reciente, Ortiz de Manzanares ha ampliado su repertorio artístico para incluir la escultura. Crea piezas grandes y voluminosas, así como formas minimalistas y geométricas. Estas esculturas están impregnadas de un rico simbolismo que refleja la interpretación del mundo y la espiritualidad del artista.
A través de su exploración de los metales y su fragilidad, Ortiz de Manzanares insta a los espectadores a contemplar la naturaleza transitoria de la existencia y el delicado equilibrio entre la fuerza y la vulnerabilidad.
Sus obras de arte sirven como recordatorios visuales de la impermanencia de la vida y la necesidad de apreciar cada momento.
Al incursionar en la escultura, Ortiz de Manzanares amplía su lenguaje artístico, ofreciendo nuevas vías de autoexpresión y una exploración más profunda de sus intereses temáticos.
Sus esculturas invitan a los espectadores a interactuar con formas tridimensionales que transmiten un significado profundo y provocan introspección.
A través de su pintura y escultura, Ilse Ortiz de Manzanares invita al público a reflexionar sobre la naturaleza frágil pero resistente de la existencia, instándonos a valorar y proteger los aspectos preciosos de la vida que tan fácilmente se pueden dar por sentado.
Para referencia de las obras que ilustran este artículo y asesoría a su colección, contacte:
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