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200 AÑOS DE VIDA INDEPENDIENTE
Por Arturo Castro Barrantes
Costa Rica: un pueblo amante de la paz
"Dichosa la madre costarricense que sabe que su hijo al nacer jamás será soldado”.
La frase pronunciada por el conocido político japonés, Ryoichi Sasakawa, encierra una de las características de la sociedad costarricense que, a juicio de los expertos, ha marcado el presente del país centroamericano con la población más pequeña de la región.
Hace 73 años, en 1948, Costa Rica registró el último conflicto armado de su historia, producto del cual el gobierno liderado por José Figueres Ferrer decidió abolir el ejército.
59 años antes, el 1 de noviembre de 1889, el pueblo se levantó para defender la elección de José Joaquín Rodríguez como presidente de la república, ante un intento del presidente en ejercicio, Bernardo Soto, de desconocer los resultados electorales. Soto, respetando la decisión del pueblo costarricense, reconoció su derrota y se apartó del poder, evitando el derramamiento de sangre. Ese episodio histórico se marca como el nacimiento de la democracia más antigua de Latinoamérica, región en la cual, de acuerdo con un informe de The Economist Intelligence Unit, sólo Uruguay y Costa Rica califican como “democracias plenas”.
“De todos los países centroamericanos, se considera que Costa Rica tiene el gobierno más estable y democrático. Su constitución de 1949 prevé una legislatura unicameral, un sistema judicial justo y un organismo electoral independiente. Además, la Constitución abolió el ejército del país, otorgó a las mujeres el derecho al voto y proporcionó otras garantías sociales, económicas y educativas para todos sus ciudadanos. Durante las décadas de 1970 y 1980, Costa Rica logró mantenerse relativamente en paz en comparación con sus vecinos devastados por la guerra. Tiene una de las más altas tasas de alfabetización (más de nueve décimas) en el hemisferio occidental y un sistema educativo sólido desde la primaria hasta el nivel universitario. Varias universidades de renombre y una activa red de librerías y editoriales tienden a hacer de San José el núcleo de la vida intelectual en Centroamérica. Debido a la reputación pacífica del país y su compromiso con los derechos humanos, varias organizaciones no gubernamentales y fundaciones prodemocráticas tienen su sede en San José. Costa Rica también es conocida por su fuerte compromiso con el medio ambiente y por proteger sus numerosos parques nacionales. Estos factores, junto con una industria del ecoturismo establecida, han atraído la inversión extranjera, lo que cambió la economía del país, de una basada en la agricultura, a una dominada por los servicios y la tecnología a fines del siglo 20”, afirma la enciclopedia Británica.
El observatorio de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) afirma que, aunque todavía mantiene un gran sector agrícola, Costa Rica ha expandido su economía para incluir industrias sólidas de tecnología y turismo y que “el nivel de vida es relativamente alto”.
Retos para un futuro mejor
De acuerdo con el Banco Mundial, “en muchos aspectos, Costa Rica es una historia de éxito en términos de desarrollo”, ya que se considera un país de ingresos medianos altos, que ha mostrado un crecimiento económico constante durante los últimos 25 años, resultado de una estrategia orientada hacia el exterior, basada en la apertura a la inversión extranjera y la liberalización gradual del comercio.
“La combinación de estabilidad política, contrato social y crecimiento constante ha dado como resultado una de las tasas de pobreza más bajas de América Latina y el Caribe, donde la proporción de la población con ingresos diarios por debajo de los US$5,5 por persona por día disminuyó levemente del 12,9% al 10,6%, entre el 2010 y el 2019”.
El Banco Mundial dice que el éxito del país en las últimas décadas también se refleja en sus sólidos indicadores de desarrollo humano, que han contribuido a que ascienda en la clasificación mundial, por encima de los demás países de la región.
“Mientras se celebran estos logros, el país enfrenta desafíos económicos y sociales asociados con la pandemia de COVID-19 que ha golpeado duramente a Costa Rica, y necesita continuar construyendo las bases para restaurar el crecimiento y continuar la reducción de la pobreza de manera sostenible en la poscrisis. A pesar de su sólido sistema de salud y la respuesta oportuna a la crisis, la pandemia tuvo un gran impacto en su economía. Se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo un 4,6% en el 2020, la mayor caída en cuatro décadas, impulsada por fuertes disminuciones en la inversión y el consumo privado. Uno de cada cinco trabajadores estaba desempleado en el cuarto trimestre del 2020. A pesar de los fuertes esfuerzos de mitigación, se estima que 124.000 personas cayeron en la pobreza, elevando esa tasa al 13% en el 2020. La crisis también interrumpió la incipiente consolidación fiscal de Costa Rica construida sobre importantes reformas en el 2018 y el 2019”.
La entidad financiera espera que el PIB crezca un 2,6% en el 2021, apoyado por la mejora de las condiciones externas y la recuperación de la confianza de los agentes económicos. “A medida que la campaña de vacunación se despliega en todo el mundo (y en Costa Rica), se eliminan las restricciones
de movilidad y el turismo se recupera por completo; se espera que el crecimiento se acelere al 3,3% para el 2022. La reciente adhesión a la OCDE sustenta reformas estructurales que refuerzan aún más las perspectivas de crecimiento”.
“En este contexto, se destacan dos urgentes desafíos de desarrollo: la situación fiscal y la persistente desigualdad. Estos desafíos afectan los pilares básicos del modelo de desarrollo costarricense: inclusión, crecimiento y sostenibilidad”, afirma el Banco Mundial.
El porcentaje de abstencionismo (31,8% en las elecciones del 2014 y 33,8% en las del 2018) de las próximas elecciones nacionales de febrero del 2022, tendrá que derrotar un malestar social incrementado por el hecho de que los últimos dos fiscales generales se acogieran a su pensión millonaria de manera prematura ante los dos escándalos de corrupción más grandes de la historia costarricense; -en un caso de corrupción que supera los US$126 millones- y la también cuestionada falta de supervisión por parte de la Contraloría General de la República y la aparente ineficacia de los mecanismos de control legales que desincentivan la corrupción.
De acuerdo con el Informe Regional de Desarrollo Humano 2021, del Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), el 91% de la población costarricense cree que su país está gobernado en beneficio de unos pocos, lo cual podría implicar un crecimiento sustancial en el porcentaje de abstencionismo de las elecciones presidenciales del 2022.
Más peligroso aún, los altos porcentajes de insatisfacción ciudadana han sido el motivo del levantamiento armado de los pueblos latinoamericanos a lo largo de la historia y podrían poner en riesgo la estabilidad política de la que tanto se enorgullece ese país centroamericano.
Cartago: fe, tradición y esencia del ser costarricense
"Tan linda es mi Costa Rica, que la Virgen de los Ángeles bajó y cuando la vio tan bonita, al cielo jamás regresó”.
Así canta la popular joya musical, escrita por el cantautor nicaragüense Constantino “Tino” López Guerra, que hace retumbar los corazones costarricenses en cualquier parte del mundo donde se encuentren.
Y es que, precisamente, la Virgen de los Ángeles bajó en Cartago. Ahí tiene su Basílica, que cada 2 de agosto congrega a cientos de miles de romeros quienes, desde los pueblos más remotos, caminan incluso cientos de kilómetros para rendir tributo a “La Negrita”, Patrona de Costa Rica.
Ahí, en la “Vieja Metrópoli”, como le llaman los costarricenses a la que fuera la capital colonial del país desde la fecha de su fundación, en 1563, por el conquistador español Juan Vásquez de Coronado, hasta 1823, año en que se presentó la primera guerra civil entre republicanos e imperialistas que desembocó en el establecimiento de San José como nueva y definitiva capital del país, yacen algunas joyas arquitectónicas del periodo colonial, entre las que se conservan con orgullo las ruinas de la Parroquia, construida en 1575 y que fueron destruidas por dos terremotos, que solo dejaron en pie los muros exteriores.
A su ayuntamiento llegó el 13 de octubre de 1821, a caballo y casi un mes después, proveniente de la provincia de Guatemala, la inesperada noticia de que Costa Rica dejaba de ser parte del Imperio Español, debido a la decisión tomada en Guatemala el 15 de septiembre de 1821. El 29 de octubre, luego de un cabildo abierto convocado por el entonces gobernador, Costa Rica se convertía en una nueva nación independiente.
En 1842, se fundó el Colegio de San Luis Gonzaga, la institución de educación secundaria más antigua del país, la cual inició su funcionamiento hasta 1869, debido al derrocamiento del gobierno poco después de su fundación y que, aún hoy, forma a las jóvenes generaciones en sus aulas.
En 1910, un terremoto de magnitud y profundidad desconocidas terminó de acabar con el ya maltrecho legado arquitectónico colonial, que tanto daño sufrió en el llamado “Terremoto de San Estanislao”, de 1822, que obligó a las autoridades de la ciudad a demoler el histórico edificio del cabildo.
La provincia de Cartago es mucho más que la ciudad del mismo nombre y pocos costarricenses hacen alguna diferencia entre ambas. Es el hogar de los imponentes volcanes Irazú y Turrialba, del Monumento Nacional Guayabo -evidencia de un asentamiento precolombino desarrollado en las cercanías de la ciudad de Turrialba-, de las reservas naturales Río Macho, Las Vueltas y Los Santos y de la zona protegida Río Tuis, así como del Parque Nacional Tapantí.
El Valle de Orosi, alberga las Ruinas de Ujarrás, el sitio de una de las iglesias más antiguas de Costa Rica, construida en 1693 y cuya patrona era la Virgen del Rescate, oficialmente conocida como Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Rescate de Ujarrás, un destino turístico por excelencia para los visitantes de esa provincia.
Papa, chayotes, café, flores ornamentales y ganadería lechera figuran entre las principales actividades agrícolas de los “paperos”, como se les conoce a los cartagineses, “cartagos” o “brumosos”, llamados así por las nubladas y frías tardes provinciales.
Hablar de Cartago es hacerlo de Costa Rica, de su historia más añeja, de su fe y de sus creencias más profundas.