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Don Ismael y la pandemia // Gabriel Contreras

El distanciamiento social es una de las medidas claves para frenar el contagio del coronavirus SARS-CoV-2 durante la pandemia que ha asolado y asombrado al mundo a lo largo de 2020. Se nos repite a cada momento por diversas vías: “No salgas”, “Quédate en casa”.

Pero el hecho es que don Ismael nada a contracorriente de esas campañas. Es como si no tuviera cautela. Se resiste a acatarlo.

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Don Ismael tiene 75 años y no la tiene fácil. Vive al día. Su historia la boceta el periodista Jaime Maya en las páginas de Milenio. Como puede, don Ismael acude diariamente al cruce de Carranza y Olmos, en Tampico, y ahí, frente a una farmacia, trata de vender sus gelatinas.

Es 12 de abril y la pandemia ha cobrado ya más de 200 vidas en México. El titular del Poder Ejecutivo y el subsecretario de Salud no cesan de insistir sobre la estrategia de evitar el contacto para eludir el contagio, y eso ha dejado las calles desiertas y a don Ismael sin ventas.

Don Ismael le ha confesado a Jaime Maya que tiene miedo, pero también le dice que no tiene alternativa. Para él, el aislamiento es algo impensable.

Ciertamente no podría disfrutar de la cuarentena dictada por el gobierno. En su vocabulario, no existe el home office ni el teletrabajo… No puede divertirse viendo Netflix porque no tiene Netflix. Tampoco tiene presencia en Instagram o en Reddit... Tiene miedo, pero con todo y miedo le toca salir a la calle a vender gelatinas. De eso come. Para él, eso es todo.

Habría que pensar en la gente como don Ismael. No es uno. Son millones.

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