SEGURIDAD / No. 6 Ene - Feb 2009

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Díseres

Contenido EDITORIAL ESPACIO ESENCIAL

Alternativo Tai Chi Chuan Mariano Hernández Navarro

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Sociedad 7

Inteligencia emocional para padres “desesperados” con hijos adolescentes Graciela Campos Escalante

EL TEMA

Realidad 10 En busca de la seguridad perdida Rebeca Cervantes Alpuche

Dialéctica 15

Nuevas miradas sobre la seguridad

Felipe A. Pérez Hdez., Jesús Soriano Flores y German Estrada Laredo En acción

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Hacia un modelo de seguridad con perspectiva de derechos

Luis González Placencia Ilustrado 23

Jefe: ¡Ya se armó la boruca!

David Herrerías

JOLGORIO

Acércate a nosotros vía correo electrónico: diseres.posdata@gmail.com DÍSERES R es una publicación bimensual, gratuita, de contenido original y genuino. Los artículos, así como la publicidad, son responsabilidad de su autor o de la empresa anunciante, según corresponda. Se autoriza la reproducción total del Tema Central para beneficio propio o social. El uso no autorizado de los artículos elaborados por los colaboradores especiales queda prohibido. Impresa en los Talleres de Gesta Gráfica Impresores: Oaxaca No. 304 Col. Bellavista, C.P 37360. Tel. 713.21.76, Nextel 62*325663*1. Tiraje: 5000 ejemplares. León, Gto., México.

La nata y la crema 24

El último tirón 26

Crónica de un despertar

Christian Federico Rábago Ramírez

Memorias radiofónicas

Francisco Gárate Hernández

SECUENCIAS

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El sendero del dragón milenario o la ruta arquetípica (1ª parte) Anatolio Partida Sánchez

POSDATA

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Fotografía: Fernando Guriérrez Juárez


Tai Chi Chuan

Una Disciplina oriental que da más años a tu vida Mariano Hernández Navarro *

El Tai Chi Chuan es una técnica que goza

de gran auge en nuestros días. Por medio de ella es posible mejorar nuestro modo de respirar, el tono muscular, reducir los problemas circulatorios y de estrés, así como aprender a ver la vida desde un punto de vista más positivo. El Tai Chi Chuan es una modalidad del Kung Fu, siendo su traducción al español boxeo último supremo. Además de ser un arte marcial, es una gimnasia suave y relajada que ayuda a preservar y restablecer la salud de todos sus practicantes. Es el monje taoísta Chang Sang Feg, quien vivió hacia finales de la dinastía Sung (960-1120 d.e.c.), el personaje a quien se atribuye la paternidad del Tai Chi Chuan. Según cuenta la leyenda, Chang Sang

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Feg observó cierto día la lucha entre una grulla y una serpiente. El ataque del ave se realizaba en forma tosca, recta, y la serpiente lo eludía con movimientos circulares y suaves; al no poder con su rival, la grulla desistió en su propósito. Impresionado por la lucha que había observado, el monje meditó sobre ella y sentó la base de un arte marcial que permite a sus practicantes desarrollar un poderoso sistema de defensa sin traicionar los principios filosóficos taoístas de respetar toda manifestación de vida, así como desarrollar y preservar la salud. La idea fundamental del Tai Chi Chuan es la de ceder ante el ataque. El aprendizaje del Tai Chi Chuan se lleva a cabo en tres etapas, las cuales toman en cuenta los 3 tipos de energía que

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nuestro cuerpo contiene: la energía heredada, propia de lo que nos ha otorgado la naturaleza, la retroalimentada por medio del alimento que ingerimos y la inhalada, obtenida a través de la respiración. La primera etapa del aprendizaje, llamada física, otorga importancia al cuerpo físico, a aprender los movimientos correctos con método y estilo, hasta llegar a concentrarse voluntariamente en la suavidad y la relajación, lo que nos dará una salud estable.

La segunda etapa plantea el concepto de nutrir el desarrollo del chi o energía vital del cuerpo mediante ciertos ejercicios respiratorios que proponen el uso integral de nuestras capacidades pulmonares. Así se llega a la llamada respiración diafragmática o abdominal, que provoca el flujo de oxígeno a todo nuestro cuerpo. La tercera etapa, llamada shen, transforma la energía acumulada en la etapa anterior y convierte al Tai Chi en meditación en movimiento para llegar a un estado de conciencia en el que nos replanteamos quiénes somos y qué hacemos. El flujo de energía evita que

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las cargas cotidianas se estanquen en nuestro cuerpo, proporcionándonos una mejor salud y más años de vida. El Tai Chi Chuan puede ser cultivado por personas de cualquier edad o constitución física ya que no tiene contraindicación alguna. Su práctica constante nos lleva a disfrutar de una mejor calidad de vida, ya que eleva nuestra vitalidad, fuerza y armonía. *Profesor de Tai Chi con 29 años de experiencia. Entrenador profesional avalado por autoridades Chinas y certificado internacionalmente. Contacto: her_loong_tao@yahoo.com.mx

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Inteligencia Emocional para padres “desesperados” con hijos adolescentes Graciela Campos Escalante *

C

on el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste durante toda la vida. JORGE LUIS BORGES

¿Tienen relación los conflictos de padres e hijos adolescentes con el manejo de sus emociones? La etapa adolescente coincide con una crisis simultánea en los padres, quienes en ese momento deben tomar decisiones importantes con respecto a su vida laboral, profesional o de pareja. Si a ello le sumamos los cambios vertiginosos, tanto físicos como psicológicos, del hijo joven que atraviesa por esta etapa del desarrollo, entonces tenemos la fórmula perfecta: un explosivo que hace estallar emociones, sentimientos y pensamientos que, por su contenido, acarrean dificultades en ocasiones graves para la familia. Una emoción se produce cuando percibimos que nuestra integridad física o mental es amenazada. En ese momento, de manera automática, nuestros sistemas ESPACIO ESENCIAL Sociedad

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alertan para que podamos “escapar” de un peligro —supuesto o real—. Hasta aquí la respuesta es adecuada. Sin embargo, nuestro cerebro puede confundirse y reaccionar de la misma forma ante un pensamiento, una imagen, un recuerdo o una escena parecida a un hecho del pasado que nos lastimó. Es entonces cuando se activan las emociones ante una situación que en realidad es ficticia.

¿Por qué puede ponernos en peligro una emoción? En ocasiones, la respuesta emocional puede ser tan exagerada y fuera de lugar respecto al estímulo que la provoca, que nos desborda. Las emociones nos impiden discriminar el evento real del irreal. Nos bloquean el pensamiento, nos ciegan. Daniel Goleman presentó en 1983 algunas hipótesis acerca de la Inteligencia Emocional (IE). Él menciona en algunas de sus obras que el individuo se equivoca y manifiesta respuestas antiguas ante estímulos actuales. Esto significa que el estado emocional impide que el cerebro diferencie la situación actual de la que grabó como aprendizaje, ¡incluso desde generaciones que anteceden a la suya! Así, la capacidad de reflexión y pensamiento lógico se pierde y únicamente se manifiestan los impulsos. Una emoción aparentemente incontrolable puede llevarnos al deterioro o a la destrucción de la relación con quienes más amamos. En el caso de adolescentes, el papel de los padres ante sus emociones desbordadas, por el contrario, debería ser contenerlo, escucharlo, abrazarlo. 10

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Reflexionemos: ¿no somos adultos los padres?, ¿No es verdad que nuestras reacciones son controladas y maduras? O, tal vez, ¿nos traicionan también nuestras emociones en la comunicación con nuestros hijos?

¿Qué debemos hacer? Iniciar por nosotros, siendo adultos de tiempo completo. Ser padre o madre no es fácil, ya que nos exige templanza, asertividad, tolerancia a la frustración, empatía, una buena dosis de autoestima y autocontrol. Estas cualidades son requisito para participar como padres emocionalmente inteligentes en la relación con un adolescente. Obtendremos a cambio muchas satisfacciones. La más importante: que nuestros hijos aprendan también a manejar sus propias emociones y, especialmente, que las conductas entre padres e hijos sean concientes, con la finalidad de ser cada día familias más funcionales y equilibradas.

*Maestra en Terapia Familiar Sistémica por la Universidad del Valle de Atemajac y psicoterapeuta del alcoholismo y las adicciones Contacto: mtfgraciela_campos@hotmail.com

Sociedad ESPACIO ESENCIAL



En busca de la seguridad perdida Desde hace tiempo el tema de la seguri-

dad ha ocupado un lugar importante en el debate social. Esto se debe, entre otros factores, a que la seguridad pública es una de las reclamaciones más exigidas al Estado. La seguridad pública debe ser entendida como “el conjunto de normas, políticas y acciones coherentes y articuladas que tienden a garantizar la paz pública a través de la prevención y represión de los delitos y de las faltas contra el orden público, mediante el sistema de control penal y de policía administrativa” (Comisión de Seguridad Pública y Justicia del Distrito Federal). La seguridad pública es, además, una función “a cargo de la federación, el Distrito Fe-deral, los estados y los municipios, en sus respectivos ámbitos de competencia, con el fin de proveer las acciones necesarias para dar seguridad al ciudadano y a su familia, así como garantizar el orden y la paz públicos” (Diario Oficial de la Fede-ración, Programa Nacional de Seguridad Pública 2001-2006).

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Realidad el tema


Sin embargo, este concepto de lo que constituye la seguridad pública es relativamente reciente. En México, desde 1946 hasta fines de los años setenta hay una gran carencia de información acerca del tema. En 1968, el gobierno mexicano consideró el término como justificación para el control —con el uso de la fuerza— de la inconformidad. Es hasta 1989 cuando la Dirección Federal de Seguridad, quien analizaba hechos relacionados con la seguridad de la nación, se transforma en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, al que se le encarga la labor de investigar y tomar medidas de combate al delito. El aumento de la criminalidad en México y en los países latinoamericanos tuvo su máxima acentuación en los años de deterioro económico, lo que da pistas sobre algunas de las causas que pueden provocar este fenómeno. Actualmente, la inseguridad le cuesta a México 130 mil millones de dólares al año, equivalentes a 15% del Producto Interno Bruto anual, de acuerdo con un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (Gertz, 2008).

Instituciones como el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y la Secretaría de Seguridad Pública generan información cuantitativa acerca de la situación del país en materia de seguridad. No obstante, estos datos pueden aportar relativamente poco al panorama de las circunstancias, pues en ocasiones cuentan con escasa credibilidad entre la población.

el tema Realidad

A nivel nacional, el Estado de México, Distrito Federal y Baja California destacan en ese orden, por ser las entidades con niveles de victimización más altos. Campeche y Tlaxcala, por su parte, son los estados con menos delitos cometidos (según estadísticas de 2007 a la fecha). Guanajuato ocupa el vigésimo primer lugar general a nivel nacional por número de delitos cometidos. Los más comunes son: • Robo a transeúnte. Tanto hombres como mujeres son víctimas de este delito, y el rango de edad más común se encuentra entre los 30 y 34 años. Guanajuato se suma a las estadísticas siendo éste el delito con más incidencia en los últimos 10 años.

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seguridad

Realidades en cifras

Existen instituciones privadas que también generan información sobre el tema. Tal es el caso del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI), que se encargó de la Crime Victimization Survey —ICVS—, que en México se llamó Encuesta Internacional sobre Criminalidad y Victimización —ENICRIV—. Este proyecto fue auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y tuvo como objetivo superar las limitaciones de las estadísticas delictivas oficiales. La ENICRIV fue realizada durante 2004 y 2005, dando como resultado un panorama general de la situación en nuestro país frente al resto del mundo. Además, el ICESI realiza continuos estudios sobre la inseguridad nacional.


• Robo a casa habitación. Es el segundo delito con más frecuencia en México. A esto podemos aunar que las estadísticas indican la igualdad entre el porcentaje de intentos de robo y el de robos cometidos. El robo a casa habitación, comparado con los demás delitos, ubica al estado de Guanajuato en su posición más alta con respecto al resto de los estados, ocupando el décimo sitio. •Robo de accesorios y/o refacciones. En México, 1 de cada 10 propietarios de vehículos ha sufrido esta clase de robo, lo que parece indicar la existencia de fuertes mercados locales ilícitos de partes automotrices.

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•Robo total de vehículo. En nuestro país, el porcentaje de automóviles recuperados es superior a la mitad, ya que algunos son utilizados para otros delitos y abandonados, una vez consumados éstos. •Extorsión. En el primer semestre de 2008, este delito reportó un incremento de 600% en el país, escalando al primer lugar nacional. •Agresión física. Las agresiones más comunes provienen de familiares, mientras que el rango de edad del agresor más frecuente es de 26 a 35 años. Éste es el segundo delito más común en Guanajuato.

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• Delito sexual. La mujeres son las más agraviadas en este rubro, y los ofensores son, por amplia mayoría, personas que las ofendidas conocían. En Guanajuato, por cada 100 mil habitantes, hay 13 delitos sexuales, de los cuales 55% corresponden a violación. Sólo se denuncia el 15% de esta clase de delito. • Secuestro o secuestro express: este delito representa alrededor del 3% del total de los delitos. Por cada 100 mil habitantes en la entidad, se reportan 0.19 secuestros, cifra que le hace ocupar el número 27 a nivel nacional.

En saco roto: la denuncia como medida inútil La pérdida de tiempo que implica, seguida de la desconfianza a las autoridades y la falta de elementos para comprobar el ilícito, son las causas más comunes por las que la gente decide no presentar una denuncia. Dentro de este rubro se inserta un concepto que adquiere cada vez más fuerza: la cifra negra, definida por el ICESI como “aquellos delitos cometidos y no conocidos, conocidos y no denunciados o denunciados y no registrados; es decir, la cifra negra es la diferencia entre los delitos cometidos y los oficialmente registrados. Se denuncia menos de 1 delito por cada 5 que se cometen”.

Realidad el tema


El ICESI ha creado un espacio en línea para la denuncia (www.notecalles.org.mx), en donde se señala que 95% de las personas que registran delitos en el portal manifiestan no haber levantado una denuncia ante el Ministerio Público por desconfianza a la autoridad o por temor a represalias.

La propuesta del gobierno actual es incrementar los elementos policiales así como dotarlos de armas “efectivas” en la defensa del pueblo; no obstante, los programas de educación para dichos elementos no se desarrollan a la par y más bien contemplan sólo el armamento y no uso.

Un análisis realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo establece que la probabilidad de ser condenado en México por haber cometido un delito es del 1%; por lo tanto, la impunidad final en el país es de 99%.

El problema como lo vemos

¿En quién confiar? La institución policial ha perdido credibilidad ante los ciudadanos; la imagen de una policía represiva y abusiva, sumada a vicios pretéritos como la pereza, la ineficiencia y la corrupción, constituyen el imaginario presente, motivado siempre por la imagen que en los medios prevalece.

el tema Realidad

Sin embargo, ello no es más que la presentación de información que masifica la idea de inseguridad, terminando por incrementar la percepción de la misma y, simultáneamente, la profunda desconfianza frente a las fuerzas que tendrían que combatirla. Datos del ICESI arrojan que por cada 100 delitos que se cometen en el estado de Guanajuato, la población percibe un total de 465, aunque sólo 18 de ellos son registrados por las autoridades.

Respuestas colectivas a un problema de todos Hobbes sostenía que quien se suscribe al Estado espera que éste le brinde la seguridad deseada. No obstante, la inseguridad ha llegado a tal nivel que no sólo cuestiona el contrato social con el Estado y su capacidad de respuesta, sino que pone en entredicho la labor de los ciudadanos para resolver los problemas que a todos aquejan.

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El policía es un personaje a quien se dota de poder. Por ello, supondríamos que está entrenado con el criterio de cuándo y cómo ejercer dicho poder. Sin embargo, a la fecha, no existe una reglamentación que indique los criterios para actuar con violencia, por ejemplo; no hay tampoco procedimientos estándar para enfrentar las diferentes situaciones que pudieran presentarse, lo que provoca que los policías actúen “a criterio”. Por ello, no sólo se necesita una evaluacióne de las herramientas que se brindan a la fuerza policial sino una seria capacitación para que dichas herramientas provean a los uniformados de lo necesario para proteger la seguridad de todos.

La vastísima información que encontramos en los medios no es sino la selección de información que cada televisora, periódico, radiodifusora, etc. ha seleccionado de a-cuerdo a los criterios que han elegido para decidir lo “importante”.


seguridad

Un caso notable es el de la organización Viva Río, en Brasil, la cual surge a partir de la reacción ciudadana a la violencia; en un principio, las manifestaciones constituían el eje de sus acciones, después evolucionaron hasta crear una red de ciudadanos que atienden sus propias necesidades, considerando los derechos humanos no como un obstáculo para la seguridad pública sino como un punto de partida. Viva Río ha logrado, a diez años de su creación, el establecimiento de policías comunitarias, sistemas de educación que compensan la deserción, restricciones al comercio de armas, capacitación de policías y modernización de los servicios de custodia. Todo ello no sólo soluciona los conflictos buscando soluciones creativas, sino que involucra a los ciudadanos en la búsqueda de su propia tranquilidad. Con respecto a la República Mexicana, en Tlapa, Guerrero, los habitantes indígenas de la zona montañosa se organizaron para crear una policía comunitaria que evolucionó hasta ser un sistema integral de procuración y administración de justicia que contempla un verdadero esfuerzo por la readaptación social, usando mecanismos como el trabajo comunitario. A partir de ello, los índices delictivos han disminuido considerablemente, además de haber involucrado a 90 comunidades en la procuración de la justicia y seguridad local, integrando elementos como la conciliación entre el agraviado y el inculpado. Lo anterior no representa más que una invitación a ser partícipes en la búsqueda de nuestra propia seguridad. Sin embargo, el primer paso lo constituye la denuncia, que obliga a las autoridades a tomar en cuenta nuestra victimización.

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Denuncia: Por teléfono, al 089 para realizar una denuncia anónima. Por internet en: http://www.guanajuato.gob.mx/ssp

Fuentes: • Álvarez, Metztli (coord.), Arce, José Luis y González, Luis (2007). Aproximaciones empíricas al estudio de la inseguridad. • Comisión de Seguridad Pública y Justicia, Fundación D.F. Cambio XXI. Anteproyecto de líneas de gobierno para el D.F. en materia de seguridad pública y justicia. • Cruz, Luis Carlos (2007). Seguridad pública. • Gertz Manero, Alejandro (2008). México: inseguridad aniquilante. • González de la Vega, René (2000). Política criminológica mexicana. México: Porrúa. • Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI). Análisis de la percepción de inseguridad. • —. Atlas delictivo del fuero común 1997-2006. • —. Encuesta Internacional sobre Criminalidad y Victimización. •Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Estadísticas sobre seguridad y orden público 2002–2003. • Instituto para la Seguridad y la Democracia (INSYDE) (2004). Memorias del seminario Seguridad pública, prevención del delito y derechos humanos. • Jiménez, René Alejandro y Moreno, Lucía Mirell (2007). Reto fundamental: la inseguridad pública. • Peñaloza, Pedro José (2002). Los desafíos de la seguridad pública en México. • Suárez, María Eugenia (2006). Los policías: una averiguación antropológica. • http://www.guanajuato.gob.mx/ssp • http://www.icesi.org.mx • http://www.notecalles.org.mx • http://www.seguridadpublicaenmexico.org.mx • http://www.ssp.gob.mx • http://www.vivario.org.br

Realidad el tema


Nuevas miradas sobre la seguridad Enfoque psicológico

Felipe A. Pérez Hernández*

La inseguridad se ha convertido en un tema

recurrente en la sociedad, debido a los altos índices de violencia registrados en todo el país. La inseguridad pública erosiona la calidad de vida de todos, lesiona la cohesión social, lastima la convivencia civilizada, y es la primera de las injusticias sociales, la más lacerante, la más insoportable, la que más angustia e irrita a los ciudadanos (Barreda y Sayeg, 2003). Una de las formas de violencia generada por la mayoría de la gente, es la llamada violencia psicológica o emocional, y tiene como objetivo destruir los sentimientos y autoestima de la víctima, haciéndola dudar de su propia realidad y limitando sus recursos para sobrevivir (Ramírez, 2004). Para este caso específico, se recurre a la psicología criminal, la cual es señalada por estudiar al delincuente en cuanto autor del delito (Rodríguez, 1995).

el tema Dialéctica

Mas allá de la conducta violenta, nos preguntamos dónde nace o se origina ésta. La psicóloga Hilda Marchiori (1989) señala que la conducta delictiva es motivada por innumerables frustraciones ante necesidades internas o externas que debió soportar el individuo, tales como la carencia real del afecto. En la génesis de estados peligrosos en los jóvenes, el descubrimiento temprano de las tendencias agresivas o antisociales, sin duda, se relaciona con las influencias del ambiente, pero sería ilusorio creer que se puede eliminar el componente peligroso actuando tan solo sobre el mundo circundante (Marchiori, 1989).

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seguridad

La conducta delictiva es llevada a cabo por un ser humano en particular, el cual transgrede las leyes que rigen a la sociedad. La psicología criminal trata de averiguar qué es lo que induce a un sujeto a delinquir, qué significado tiene esa conducta para él, por qué la idea del castigo no lo atemoriza ni le hace renunciar a sus conductas criminales (Marchiori, 1989). Un ejemplo de esto lo vemos en el aumento de conductas delictivas llevadas a cabo por los jóvenes, a quienes no les atemoriza la idea del castigo, tal como la privación de su libertad o, aún peor, la pérdida de la propia vida.

Entre las características más notorias de la criminalidad actual, está su clara tendencia hacia la violencia. La carga de violencia que nos rodea va en continuo aumento, y ha entrado en preocupantes mecanismos de retroalimentación. No sabemos ya si la sociedad es violenta porque el cine, la televisión y demás medios de difusión son violentos, o si éstos son violentos porque la sociedad lo es (Rodríguez, 1995).


Si bien es responsabilidad del gobierno mantener un Estado seguro, al verse rebasado por la delincuencia debemos generar, como primera política pública, la autoprotección: de uno mismo y de los suyos, la familia. La mejor prevención que puede ejercer la sociedad ante el delito es evitar el contacto, de cualquier forma, con actividades ilícitas. Por parte del núcleo familiar se debe fomentar la armonía, la toma de acuerdos, mantener una comunicación asertiva, inyectar valores positivos a todos los miembros de la familia, y al exterior también fomentar el bien común, que puede diferir esencialmente de los bienes particulares, de un individuo o grupo de individuos, pero que es apto para servir o perfeccionar la naturaleza humana en cuanto tal, independientemente de las condiciones individuales en cada ser humano: raza, nacionalidad, edad, profesión, condiciones sociales, religiosas o económicas.

Enfoque desde los derechos humanos Jesús Soriano Flores*

Es absolutamente evidente que uno de

los reclamos que han permeado todos los sectores sociales en nuestro país en la actual circunstancia es, precisamente, el de la seguridad pública. Seguridad, en términos generales, implica un estado de ausencia de peligro, daño o riesgo; y específicamente, como una actividad del Estado, la seguridad pública se traduce en políticas públicas y, en general, acciones gubernamentales que tiendan a garantizar a las y los miembros de la sociedad estados de paz mediante la prevención y represión de conductas antisociales.

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Bibliografía •Barreda, Luís y Sayeg, Cecilia, (2003). La criminalidad en el Distrito Federal. México. •Echeburúa, Enrique, (1998). Personalidades violentas. •Marchiori, Hilda (1989). Psicología criminal. México. •Ramírez, Antonio (2004). Violencia masculina en el hogar. México. •Rodríguez, Luís (2003). Victimología. México. •— (1995). Criminología. México. •Staff, D., Breiling, J., Maser, J., Raskin (2002). Conducta antisocial, vol. 3. México. •Wolf, Werner (2005). Introducción a la psicología. México * Licenciado en Criminología por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Maestría en Ciencias Forenses por el INECIPE-GTO. Especialista en Psicología y Género en la Procuración de Justicia (UNAM-PGR-Fiscalía Especial para la Atención de Delitos relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres en el País). Actualmente labora para la PGJ en la Unidad de Investigación, donde se aborda el fenómeno delictivo desde las perspectivas social, psicológica, antropológica y criminológica. Contacto: felipe.perez@guanajuato.com

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Dialéctica el tema


Pero además, y consideramos que antes que otra cosa, la seguridad pública es un derecho humano, que se expresa en primera instancia como una prerrogativa fundamental que da lugar a la actuación específica del Estado. Por ello es que decimos que seguridad pública y derechos humanos forman un binomio indisoluble. En este orden conceptual, las personas tenemos derecho a una existencia segura, a vivir sin miedo, y el Estado tiene la obligación de proteger esta prerrogativa. El derecho a la seguridad pública entonces, es un derecho humano que, además, esta relacionado con otros derechos, en virtud de que no se pueden garantizar cabalmente la vida, la propiedad, la libertad y otros derechos fundamentales si se carece de seguridad. En consecuencia, todas aquellas posturas que consideren que la seguridad pública y los derechos humanos se oponen, constituyen mitos que es importante desterrar.

el tema Dialéctica

Las opiniones vertidas en el artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no de las instituciones a las que pertenece. *Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho y Administración Pública de la Universidad de Guanajuato, con estudios de Maestría en Derecho Constitucional y Amparo por la Universidad Iberoamericana León en coordinación con el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Actualmente es profesor de la Facultad de Derecho y Administración Pública de la Universidad de Guanajuato y del Instituto Estatal de Ciencias Penales. Está Encargado de la Coordinación del Centro Estatal de Derechos Humanos. Contacto: jesussorianomx@yahoo.com.mx

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En la teoría de los derechos humanos, se dice que éstos son fundamentales cuando se introducen en textos jurídicos. Así, el derecho a la seguridad es fundamental, no solamente reconocido en el ámbito nacional sino en el internacional. Por ejemplo, el artículo 3º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “todo individuo tiene derecho (…) a la seguridad de su persona”. Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el artículo 9º, fracción I, indica que “todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales”.

Los derechos humanos tienen como principal obligado para su satisfacción y cumplimiento al Estado. Es por ello que social y jurídicamente es perfectamente válido exigir a nuestras autoridades resultados efectivos que nos brinden mejores condiciones de vida, y en el caso de referencia, sobre todo tranquilidad y un estado de paz, en su acepción más amplia.


Enfoque desde las políticas públicas German Estrada Laredo*

“El norte del país está tomado por el ejército, los únicos que no nos hemos dado cuenta somos los ciudadanos”. Ciudadano anónimo

Entre

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el año pasado y lo que va de éste, según cifras de especialistas, han sido ejecutados en el país más de 4 mil personas, más de 450 policías y cerca de 50 militares. La “guerra” del gobierno contra la delincuencia organizada y el narcotráfico ha causado bajas civiles, un clima de inseguridad entre la población y creciente incredulidad hacia las instituciones, dejando al descubierto la corrupción y la impunidad existente por años en nuestra sociedad, pero a la que no le hacíamos mayor caso hasta que empezamos a ver ejecutados y descabezados por el país. 1. Todos tenemos derecho a la seguridad. La seguridad es un derecho resultado de una demanda de personas y pueblos para vivir dignamente, consensuado suficientemente por la sociedad que exige legítimamente su reconocimiento, garantía y realización por parte del Estado. Nuestra Constitución afirma que es responsabilidad del Estado garantizar a los ciudadanos su seguridad. La palabra seguridad viene del latín seguritas: significa estar libre de cuidados, de estar seguro frente a un peligro. Esta seguridad puede ser jurídica, pública o nacional, la idea central es la misma: estar seguro. La pregunta es: ¿el Estado mexicano nos está garantizando la seguridad? 20

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2. La corrupción y la impunidad lastres históricos para el desarrollo y la seguridad en el país. Si como sociedad nos atrevemos a vernos a los ojos y somos sinceros, no negaremos que la corrupción, tanto pública —gobiernos— como privada —empresas— y, por supuesto, la individual, han sido un lastre histórico para el desarrollo del país. La palabra corrupción significa desgaste, dejar de ser lo que se era. Así, el funcionario —de cualquier nivel— deja de ser lo que era para corromperse y, en vez de servir a la sociedad, servirse de ella. Pues bien, a esta corrupción tan acendrada en nuestra cultura, le sigue la impunidad. Quien corrompe queda impune. Con esta fórmula se fomenta la corrupción: “si me cachan, no pasa nada”. 3. Los antiguos “pactos” de la delincuencia organizada se están rehaciendo. Según especialistas, hace 10 años los Estados Unidos de América consumían 40 toneladas de cocaína al año; hoy día, el consumo es de 400 toneladas. El por qué del aumento es una pregunta que deberían contestarnos el gobierno norteamericano, la DEA, la CIA y demás aparatos de seguridad, además del pueblo norteamericano. ¿Realmente están haciendo su tarea? Este aumento de demanda ha fortalecido la estructura del crimen organizado en nuestro país, que actualmente opera en otros 46 países, lo que nos da una idea de la dimensión del problema. Los antiguos pactos del crimen organizado, Dialéctica el tema


desdibujados en la administración de Fox, se rehacen en la administración del presidente Calderón; los cárteles luchan entre sí por territorio, “rutas” de paso, “arreglos” con los tres niveles de gobierno y con el ejército; finalmente, por el control del mercado. 4. Entre más complejo el problema de la inseguridad, más inteligente tiene que ser la respuesta de la seguridad. En este contexto, todos y todas estamos directa e indirectamente afectados. Es por esto que la respuesta ante tal situación tiene que ser múltiple, inteligente, fundamentada en derecho y efectiva. Pretender que la solución es más ejército y más retenes es pecar de ingenuidad; pretender que la captura de más sicarios, anunciada con televisivo amarillismo, nos dará más tranquilidad, es cubrir las verdaderas soluciones y los verdaderos resultados. Por ejemplo: ¿cuántos “financieros” del crimen organizado se han detenido en el último sexenio, qué se hace con las sumas millonarias de dólares incautados, cuántos funcionarios y políticos están siendo procesados por lazos con el narcotráfico? Esa última la contesto yo: ninguno.

el tema Dialéctica

Se requiere también la participación de la sociedad civil organizada en la formulación y seguimiento de indicadores de avance en transparencia, democracia y combate a la corrupción. Los medios de comunicación precisan más objetividad, menos amarillismo, más información real, menos información de “Estado”. Vamos: cada quien aporta. Esperamos que algunas de estas ideas provoquen y ayuden para ir tejiendo juntos propuestas y soluciones, resultado no de la irracionalidad provocada por el miedo, del individualismo egoísta y la sola búsqueda de los intereses de un grupo por encima de todo y todos, sino de propuestas y soluciones producto de la razón, de la construcción del bien común y la justicia. No dejemos que este país se nos vaya entre las manos. *Responsable del Programa Universitario de Derechos Humanos, UIA León.

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La violencia genera más violencia es una máxima histórica que no debemos de olvidar. La estrategia de la delincuencia es responder a los golpes del gobierno con corrupción y procesos de violencia. El combate a la delincuencia organizada no tiene solución a mediano y largo plazo con más policía, más jueces o fiscales, sino con la modernización de estructuras de gobierno. Por el lado del Estado,

modernización del sistema de impartición de justicia, particularmente en lo referente a los ministerios públicos; reconstrucción de cuerpos de inteligencia y contrainteligencia, reformas legales progresistas y no retrogradas; procesos transparentes y claros para la selección de funcionarios y elementos de cuerpos policíacos, modernización de la organización de las fuerzas armadas, movilidad jerárquica, normatividad renovada y no desgastar al ejército en labores propias de cuerpos policíacos (esta recomendación fue hecha desde hace años al gobierno de México por parte de la oficina de Derechos Humanos de la ONU).


Hacia un modelo de seguridad con perspectiva de derechos

Luis González Placencia *

No es exagerado decir que, en los

seguridad

últimos veinte años, la seguridad se ha convertido en una obsesión que, si bien tiene base en la legítima preocupación por la salvaguarda de la integridad y los bienes de las personas, ha producido una paulatina cesión de libertades, abonando la brecha que el discurso dominante sobre la criminalidad ha construido entre la seguridad pública y los derechos humanos, y conformando un amplio, desafortunado e incluso autoritario respaldo a políticas de mano dura en diversos sectores de la sociedad. Brevemente, si por inseguridad se entiende solamente la producida por el delito, el resultado obvio es que el enfoque sobre su solución se haya centrado, de modo casi exclusivo y radical, en el combate a la delincuencia. De hecho, la visibilidad actual de la violencia asociada al delito y de su potencial como amenaza a la vida, la integridad y la propiedad de las personas, ha colocado el debate en términos perversamente maniqueos: en principio, reduciendo el conflicto social a una predominante tensión entre víctimas

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y perpetradores; enseguida, y en consecuencia, colocando a las personas frente al falso dilema que hace entonces depender su seguridad de la libertad del otro para atentar en contra suya. Al tornarse la política criminal en combate al delito, la estrategia se limita a la medición de fuerza con la delincuencia: reducción de garantías penales y procesales, incremento de penas, más poderes a la policía y los ministerios públicos, y militarización. El fracaso evidente de estas políticas ha incrementado el temor al delito y la indignación social por la impunidad, lo que a su vez acrecienta la severidad social y los sentimientos vindicativos, los llamados desde la sociedad y los partidos a la cadena perpetua y la pena de muerte, la indiferencia, y en algunos casos anuencia, en torno al maltrato y tortura de presuntos delincuentes y en posiciones extremas, el recurso a la justicia por propia mano. Si a ello se añaden las violaciones a derechos humanos producidas por operativos policiales, por fallas al debido proceso y por la violencia que hoy se vive en las cárceles, que, dicho sea de paso, se han convertido en bolsa de trabajo En acción el tema


para la delincuencia organizada, lo que resulta claro es que este modelo de seguridad no sólo no reduce la violencia; más bien, es fuente de nueva violencia — legal, institucional, estructural y de facto— funcional a la preexistente. En este escenario, la prioridad de una política pública eficiente la constituye, sin duda, la necesaria reducción de los niveles de violencia. La sociedad y el Estado deben encontrarse en acciones de mutua exigencia y compromiso con la reducción de la violencia. Es en este punto donde la seguridad se revela convergente con la democracia y la cultura de derechos. Y es que la reducción de la violencia es una función que sirve al fin de preservación de los derechos fundamentales, que no es otro que el fin del Estado Constitucional de Derecho. En esta visión, el compromiso implica hacer todo aquello que, estando en manos del Estado o de las personas, en lo que a cada uno toca, reduzca la violencia o bien, dejar de hacer aquello que la incremente. No hay espacio para desarrollar con amplitud este planteamiento, pero en síntesis, al Estado toca:

el tema En acción

2. Con esa visión, definir las funciones que ese modelo debe cubrir, en sentido amplio, para el logro de los fines perseguidos: en un primer nivel, la prevención y reducción de la violencia, de las violaciones de derechos fundamentales y delitos, y de lo que produce y actualiza la violencia institucional, así como, en su caso, su investigación, determinación y sanción; como función de segundo nivel, la legitimación de los procesos implicados en el modelo; y como funciones de tercer nivel, la coordinación entre sus elementos, la planeación y evaluación, así como la rendición de cuentas; 3. la armonización de subsistemas, normas, órganos, políticas y programas destinados a encauzar las funciones del modelo hacia los fines de acceso, garantía, protección y defensa de los derechos fundamentales, y 4. el establecimiento de condiciones para la construcción de ciudadanía responsable. A las personas, por su parte, les toca comprometerse en la reducción de la desigualdad que de suyo existe en las relaciones interpersonales —sociales, laborales, familiares—; con el acatamiento responsable de las normas y, en su caso, también de las sanciones por violarlas. En el marco de estas consideraciones generales, de largo plazo, pero también de largo alcance, cabe una miríada de posibles soluciones concretas e

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seguridad

1. Definir un modelo de seguridad que garantice los derechos fundamentales, lo que significa que seguridad no sólo comprende los riesgos que provienen de la delincuencia, sino todos los que constituyen amenazas a los derechos fundamentales —a la propiedad, la integridad y la vida—, pero también a un medio ambiente sano, a una vida adecuada, a salud, educación y trabajo,

a los satisfactores vitales, a la cultura.


seguridad

inmediatas que Estado y sociedad pueden llevar a cabo, cada uno por su parte, pero también en co e inter acción, para comenzar a construir sociedades solidarias y, en consecuencia, más seguras. La experiencia internacional muestra que los enfoques amplios sobre seguridad tienen efecto también en la reducción y control del delito. En México hay condiciones para desarrollar enfoques y propuestas que, con perspectiva de derechos, no sólo no se opongan, sino que sean ellas mismas, garantía de seguridad respecto de todo riesgo que nos amenace. Paradójicamente, la condición para emprender los cambios es asumir el 24

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riesgo de enfocar el delito con una lente más amplia, tan amplia que nos muestre incluso, que Estado y sociedad tenemos corresponsabilidad en el problema, y que, en esa medida, estamos ambos obligados a ser corresponsables también en su solución. *Doctor en Ciencias Penales por el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Maestro en Sociología del Derecho por el Internacional Institute for the Sociology of Law, con sede en Oñati, España. Es Investigador Nacional nivel 2, con sede académica en el Centro de Estudios Jurídicos y Políticos de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. A la fecha, es titular de la Tercera Visitaduría General de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Contacto: lgonzalezp@ms.cdhdf.org.mx

En acción el tema


seguridad

el tema ilustrado

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Díseres, a través de siete escritores regionales, concede a cada pecado capital una perspectiva literaria, siendo la pereza la primer visita a un mundo en el que todo es posible.

Crónica de un despertar

Christian Federico Rábago Ramírez*

Carlos despertó súbitamente y, cuando

se levantó de la cama, lo primero que vio fue la ventana abierta de su habitación. Específicamente, la forma en la que las cortinas, movidas por el viento de la mañana, habían tirado al suelo las botellas de cerveza, algunas no del todo vacías, que ahora yacían hechas añicos sobre el suelo, mientras el cálido líquido ámbar, turbio de ceniza de cigarros, se extendía perezosamente bajo la luz del sol matinal.

Cómo se le antojaba un cigarro... Se desplomó de nuevo sobre la cama, sintiendo las arrugas de las sábanas enredadas en su espalda. Miró hacia el buró y suspiró decepcionado al ver la cajetilla arrugada. No había manera de que estuviese en ese estado si aún tuviera un cigarro dentro. Ese crimen ni él se lo perdonaría. Compartió esta sabia reflexión con el tirol del techo, tratando de establecer jurisprudencia.

El se quedó mirando cómo el charco alcanzaba el primer par de calcetines. Alguna vez fueron blancos, en tiempo en que no existían esos molestos agujeros. Y mientras la tela de algodón cambiaba de color, Carlos se preguntó por qué no los había tirado. Bueno, tirados estaban.

Había cigarros en la sala. Tenía un leve recuerdo de que, unos días antes, Sergio había dejado media cajetilla de sus mentolados en el suelo, junto al sillón. Mentolados. Qué bajo había caído. Pero, bueno, era una situación especial. Aunque ¿de verdad valía

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La nata y la crema jolgorio


la pena levantarse de la cama por unos mentolados…?, ¿De verdad valía la pena levantarse? Carlos no podía concretar los pensamientos. Probablemente porque su interior llegó a la conclusión de que tampoco valía la pena pensar en ello. Pero no lo supo. Tampoco valía la pena. Lo molesto del asunto es que Carlos tenía una pequeña sensación. Nada demasiado fuerte, aunque sí persistente. Sentía que tenía algo que hacer. No sabía exactamente qué, pero sentía que era importante. Trató de refugiarse en su satisfactoria y placentera mente en blanco. Al paso de los años había descubierto que, si cesaba sus pensamientos, generalmente podía evadir con éxito cualquier responsabilidad, incluyendo las propias. Uno de sus máximos logros había sido controlar las ganas de ir al baño, y dejarlas hasta un tiempo más propicio: el día siguiente… la noche siguiente. Su récord personal llegaba a un día entero. ¿Y qué puede ser mejor que ir al baño? Para Carlos, dormir. Pero su técnica no estaba dando resultados. La sensación, de hecho, aumentaba. Carlos comenzó a darse cuenta de que, inevitablemente, llegaría el momento en el que tendría que dedicarse conscientemente a pensar en qué era aquello que tenía que hacer. La mosca entró, volando sin demasiada gracia, dando vueltas por la habitación.

jolgorio La nata y la crema

Ante la quietud del lugar, el insecto no parecía distinguir ninguna otra forma de vida. Aterrizó sobre la mano izquierda de Carlos, que estaba cerca de su oreja, y avanzó por su brazo. Y de pronto, voló y se posó sobre la punta de la nariz. Carlos pensó en espantarla… Pero, ¿para qué, si habría de volver? No tenía las fuerzas ni siquiera para ahuyentar a una mosca que, por otra parte, sólo hacía lo que sabe hacer. ¿Y él qué sabía hacer? Nada. No, se corrigió: sabía hacer algo que era bastante difícil. Carlos existía. Probablemente eso era precisamente lo que constituía la dichosa sensación que tenía Carlos. Tenía que existir. Pero, ¿para qué? La idea fue formándose en la cabeza de Carlos, y la mosca ni se percató de ello. Tampoco la rancia cerveza que seguía extendiéndose por el piso, alcanzando al mismo tiempo el segundo par de calcetines, y los raídos pantalones que habían acompañado las reflexiones de Carlos por las últimas 2 semanas. No quería seguir teniendo esa sensación molesta. No tenía sentido. Probablemente lo mejor sería… Y la mosca, de pronto, se quedó sin piso. Contacto: fedalebrije@hotmail.com

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Memorias Radiofónicas Francisco Gárate Hernández*

En los años setenta, los radiodifusores tenían en mente una sola cosa: hacer dinero.

Sin embargo, al vender sus espacios completos, es decir, las horas completas de transmisión, los productores hacían lo que querían en cuanto a contenido se refiere, y los costos se cubrían con cinco o seis anunciantes; los dueños, por supuesto estaban satisfechos con ese sistema. Las estaciones de amplitud modulada (A.M.), por su calidad de audio monoaural (sonido en un sólo canal)

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quedaron en desventaja al ser percibidos por los radioescuchas que ya tenían sintonizadores de frecuencia modulada (F.M.), porque el sonido estéreo significaba un lujo, un adorno y una distinción ante los demás. Ese detalle, que pareciera insignificante, fue el que provocó que la mass media cambiara este oleaje musical y programático por el afamado sistema California, que no era más que música y comerciales, con lo que la gente se sentía feliz, porque se evitaba el escuchar los noticieros y comentarios de la política, la guerra fría y todo lo que se movía en aquella época.

El último tirón jolgorio


La frecuencia modulada terminó por desplazar en rating a la amplitud modulada. Los de la A.M., al sentirse desprotegidos o con la desventaja de la calidad de audio, apostaron fervientemente por regresar a los programas de contenido, que en las décadas anteriores dieran motivo de orgullo a la radio, de la que surgieron excelentes elementos de la radiodifusión mexicana. Para completar los ciclos, las vueltas y muy al estilo de un boomerang, al fin, en el estado de Guanajuato, la radio trata de hacer más fuerte al medio. Ahora, la tecnología come un poco el rating: los CDs, el mp3, las memorias USB y la radio por internet, sin olvidar los celulares, son motivo por el cual las nuevas generaciones prefieran su música que la que ofrece la radio. Por suerte, parece que los experimentos y las tendencias se repiten. Las estaciones de radio de la localidad están día a día mejorando no sólo su tecnología, sino que, al igual, algunos locutores han iniciado el duro camino de reconquistar a ese auditorio perdido en el dial del radio, cuestión que podría parecer imposible, pero que puede lograrse al modificar los contenidos. Ante el contenido que vale la pena generar y el trabajo que ello implica, muchos programas son “importados” de otras ciudades, lo cual desemboca

jolgorio El último tirón

en programación que no contempla la mismas características demográficas, ni los temas particulares de interés (salvo la violencia, la carestía y el narcotráfico, que podrían llamarse generales). Por ello, los locutores no pueden especificar casos como los de nuestras regiones. ¿Qué hace falta entonces para retomar este romance? • Participar activamente en la radio, no sólo con sintonizarlo, sino exigir a quienes hablan una mejor o mayor capacidad para poder sustentar lo que se dice. • Profesionalizar la radio. • Dar seguimiento a los programas y participar en ellos, es decir, completar lo que se piensa, contestar a encuestas vía radio, teléfono, mensaje de texto o, en su caso, internet. • Saber de lo que se está hablando y poder hacer al término del programa un análisis de lo que se dijo. No sólo para el radioescucha, sino también para productores, locutores, conductores, jefes de información, musicalizadores, operadores, técnicos, etc. En fin, saber lo que tenemos que hacer es simplemente una corresponsabilidad ante el medio más hermoso que el hombre del siglo XX hubo realizado: la radio. ¿Qué escuchaste hoy…? *Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Contacto: f_garate_h@yahoo.com.mx

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Durante

mucho tiempo, han existido múltiples propuestas acerca de las más diversas formas en las que los seres humanos podemos comunicarnos con nosotros mismos y con los demás; una de las que mayor aceptación ha tenido, especialmente desde las ciencias naturales, es la matemática, a la que se asume como el lenguaje universal por excelencia. No obstante, desde una fenomenología cualitativamente distinta, este lenguaje podría excederse en su soberbia, al dar cuenta de apenas algunos aspectos de la vida de las personas, constituyéndose en un diminuto fragmento del maravilloso lenguaje arquetípico con el que Carl Gustav Jung descubre y describe la noción de arquetipos del subconsciente colectivo que se manifiestan, comunes a la humanidad toda, a través del único lenguaje que lo puede hacer posible: los sueños; ellos comparten la misma noción de universalidad, independientes de la lógica. Es decir, en palabras de Erich Fromm, es el hermoso leguaje olvidado de los sueños. Guillermo González Hernández

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secuencias


El Sendero del Dragón Milenario o la Ruta Arquetípica (1ª parte) Afrontar la vida con conciencia plena es un

reto. El Universo, la naturaleza, Dios o como lo quieras llamar, nos plantea el enigma de nuestra propia evolución. La naturaleza nos desarrolla hasta cierto punto y luego nos abandona, dejándonos continuar nuestra evolución por nuestro propio esfuerzo; vivir y morir, o aun degenerar y perder la oportunidad de desarrollar el potencial que nos es posible como seres humanos. La evolución y el desarrollo son una cuestión de esfuerzo y voluntad propia, que requiere la ayuda de quienes ya emprendieron el camino y lograron cierto desarrollo (maestros) o, por lo menos, cierto conocimiento del sendero.

MTG E. Anatolio Partida Sánchez *. Ancho, alto y profundo es el reino de los arquetipos, y lleno todo él de cosas diversas; hay allí toda suerte de bestias y pájaros; mares sin riveras e incontables estrellas, ¡belleza que embelesa! Y un peligro siempre presente: la alegría, lo mismo que la tristeza, son afiladas como espadas. Tal vez un hombre pueda sentirse dichoso de haber vagado por ese reino, pero su misma plenitud y condición arcana (arquetípica) atan la lengua del viajero que desea describirlo. Mientras se está en él, resulta peligroso hacer demasiadas preguntas, no vaya ser que las puertas se cierren y desaparezcan las llaves.

En la búsqueda de un camino para mejorar mi ser y mi existencia, me perdí y terminé en un laberinto con tantas opciones que caminé sin rumbo. Pero poco a poco, y a fuerza de caminar, fui descubriendo algunas pistas de por dónde comenzar y a tener algunas ideas de cómo salir del atolladero y reencontrar el rumbo. Con las pistas dejadas por antiguos caminantes e ideas, fui elaborando un mapa al que llamo El Sendero del Dragón Milenario.

El mapa lleva a un camino interior y tiene varios requisitos a cumplir para llevar a buen término el viaje. Requiere comprender y resolver muchos acertijos, como:

El viaje que describe comienza en el mundo de la razón, pero lleva a caminos extraños y complicados en el mundo de la fantasía y la subjetividad. Debo advertir que son rutas peligrosas, como lo narra un antiguo viajero de este ancestral mundo, J.R.R. Tolkien (autor de El Señor de los Anillos), quien describe el reino arquetípico de la fantasía como una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios.

Y muchos más. También es necesario utilizar complicados símbolos, como el Eneagrama, que nos muestra los nueve rostros del alma, para poder seguir avanzando y entender sus indicaciones.

SECUENCIAS

•Para poder avanzar hay que retroceder. •Para encontrar el más allá, hay que empezar por el más acá. •Yo Soy nosotros, no Soy uno, somos muchos.

Continúa en el siguiente número… * Maestro en Terapia Gestalt.

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POSDATA El siguiente texto es resultado de la colaboración de una de nuestras lectoras quien, impulsada por el número de Díseres sobre alcoholismo, quiso compartir su experiencia.

Soy Anna, y soy hija de un alcohólico. Mucho se ha escrito sobre la terrible y devastadora enfermedad del alcoholismo, que progresiva e irreversiblemente se encarga de minar la mente, el cuerpo y el espíritu de sus víctimas. Alcohólicos Anónimos ha sido el único lugar del mundo en donde millones de individuos han logrado detener la ingesta de alcohol por periodos muy prolongados e incluso definitivos. Sin embargo, “controlar” la enfermedad no significa “curarla”. Pero no es el alcohólico en sí en quien me gustaría profundizar, sino en los familiares del adicto, quienes sin ser concientes también son víctimas de un padecimiento irreversible, progresivo y mortal. Me gustaría invitarles a la siguiente reflexión: por cada alcohólico, existen por lo menos quince personas alrededor suyo, entre padres, hermanos, hijos, cónyuge, amigos íntimos etc., quienes son directamente afectados física, emocional y espiritualmente por la enfermedad de su alcohólico(a). 32

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Coodependencia (sic) es el nombre que se le ha dado a la consecuencia familiar del alcoholismo, y de muchos otros patrones disfuncionales en nuestra sociedad. Ella se define como “permitir que la conducta de otra persona te afecte hasta obsesionarse con controlar la conducta de ésta”. Sin necesidad de ingerir alcohol, los coodependientes llegamos a hacer y decir infinidad de locuras, iguales o peores a las que tanto rechazamos en el alcohólico o adicto. A lo largo de nueve años, he dedicado gran parte de mi tiempo a recuperarme de los estragos que me ocasionó el haber vivido dentro de un hogar afectado por el alcoholismo. A los 21 años llegué a la puerta de un programa de doce pasos llamado Al-Anon, en donde los familiares y amigos de los adictos se reúnen para compartir sus experiencias, su fortaleza y su esperanza. Fue entonces, y sólo entonces, que pude encontrar respuestas a tantas interrogantes, y un bálsamo poderosísimo a mi dolor. Fue impactante para mí la identificación que encontré con todos esos seres humanos, que no sólo sabían del caos que era vivir con un “borracho”, sino que, al igual que yo, experimentaban trastornos como una personalidad controladora o muy permisiva, la intensidad y la brusquedad en el cambio de las

emociones, siempre relegar las propias necesidades, la sensación continua de soledad e inadecuación, etc. De acuerdo con estudios realizados a más de dos mil hijos de alcohólicos en Estados Unidos por la Dra. Claudia Black, encontré que la mayoría de nosotros teníamos estas y muchas más características en común. Fuera de los programas especializados de doce pasos como Al-Anon o Hijos Adultos de Alcohólicos y de algunas instituciones particulares especializadas en adicciones, nadie nos brinda atención eficaz, ni una orientación específica sobre todos estos trastornos. Específicamente, a los hijos adultos de alcohólicos o adictos, no tienen mucho que ofrecernos. Para mí, ha sido la mayor de las bendiciones el tener acceso a un programa de recuperación que me ha devuelto las ganas y la alegría de vivir, el respeto por mí misma y por el padre alcohólico que me tocó tener y al que, por cierto, amo profundamente. Conocer a fondo su enfermedad me otorgó la capacidad de perdón y de sanación que tanto necesitaba.

“Lo malo no es vivir con un alcohólico: sino no saber vivir con un alcohólico”. Aprender este dificilísimo arte bien vale la pena.

Recuerda que POSDATA es tu sección, escríbenos: diseres.posdata@gmail.com posdata

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