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La entrevista

PRIMER ACTO Escena Uno

Recepción de colegio católico. (La SECRETARIA está en su escritorio atendiendo el teléfono. Entra DAVID con una carpeta en la mano.)

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DAVID Buenos días. Escena Dos SECRETARIA Buenos días. Oficina de coordinación. DAVID Señorita, tengo cita a las 9:30 con la seño- (La coordinadora CRISTINA está en su escritorio organizando docura… permítame… la señora Cristina Santos. mentos. Entra DAVID.) SECRETARIA Cristina Sánchez. La seño-ri-ta coordinadora. Puede sentarse. Ella lo atenderá en un DAVID Buenos días. momento, está en una reunión. Siga, siéntese. ¿Le CRISTINA Buenos días. Su nombre es… provoca un tinto, o una agüita aromática? DAVID David Vergara. DAVID Un tintico, muchas gracias. CRISTINA ¿Esa es su hoja de vida? (Señala la carpeta en la mano de SECRETARIA Bien pueda sumercé. ¿Cuánta azú- DAVID.) car? DAVID Sí señorita coordinadora. Bien pueda. (Se la entrega y se sienDAVID Solito está perfecto. ta frente a CRISTINA.) SECRETARIA (Sirve un café, se lo entrega a DAVID CRISTINA (Ojea los documentos de DAVID.) Permítame. Viene usted y se dirige a CRISTINA.) Ya va el siguiente. de trabajar con varias escuelas públicas. Ah, estuvo en el colegio… ese DAVID ¿Hay alguna otra persona en turno con la es de los hermanos maristas. señorita coordinadora antes de mí? DAVID Sí señora. Estuve allá unos tres años. SECRETARIA No señor. Enseguida lo atiende la CRISTINA ¿Y por qué salió de allá? coordinadora y luego el padre rector. DAVID Pues ellos quisieron cambiar la clase de taller por otras, DAVID ¿El colegio es católico? entonces entraron unos hermanos maristas como profesores a las SECRETARIA ¡Por supuesto! Desde siempre. Ah, nuevas clases. mire, ella es la coordinadora: la de la bata. Yo creo CRISTINA Bueno, nosotros llevamos dos años trabajando talleres y que ya va a recibirlo porque abrió la puerta de la hasta ahora vamos a empezar el de electricidad. Veo que vive cerca. oficina. (El teléfono del escritorio suena.) Debe ser En el centro, prácticamente. Hay una ruta del colegio que pasa por ella. Permítame. (Contesta.) ¿Aló? Sí señorita. Sí la Séptima más o menos cerca de su dirección. Usted debe estar aquí profesora, sí… sí… no señorita. Espére- antes de las seis de la mañana. Los niños me un momento por favor. (Se retira el teléfono y habla con DAVID.) Profesor, «Tengo muy presente el llegan a las 6:20 a. m. y las clases inician a las 6:50 a. m., después de la formación, el ¿usted trae su hoja de vida? Externado. Toda esa gente llamado a lista y la oración. DAVID Sí señorita: aquí mismo. de los barrios de los cerros, DAVID Hay que estar a las… SECRETARIA Bien. (Regresa al teléfo- de esas invasiones de CRISTINA … antes de las seis. El padre recno y habla con CRISTINA.) ¿Aló? Profe- delincuentes, ponía a sus tor hace una pequeña reunión de profesores sora, él trae sus papeles. Bueno señora. Sí señora. Bueno señora. Ya le digo. hijos a estudiar ahí. Había todos los días. (El teléfono suena.) Excúseme. (Contesta.) ¿Aló? ¡Claro! Ya estoy (Cuelga.) La profesora lo espera, siga. de todo. Se encontraba uno terminando. Ya voy. Dígale por favor que DAVID Gracias. unas cosas…» ya voy. Le encargo un tintico mija. Ya voy.

(Cuelga.) Deme un momento profesor, yo busco al chico de personal para que cuadre su contrato. Él le hablará de asuntos administrativos… y económicos, supongo que le interesa. DAVID Pues sí… aunque algunos conocidos me han hablado más o menos de las condiciones del colegio. CRISTINA Bueno. Ahora regreso. Bienvenido. (Sale.) DAVID ¡Muchas gracias! (DAVID muestra emoción y se persigna.) 41 LA EN Autor: Carlos Enrique Sierra Mejía Ilustradora: Laura Daniela Ardila Hernández TRE DRAMATIS PERSONAE David Vergara Padre rector Cristina Sánchez Secretaria VIS Agustín Escenario: Recepción de colegio católico, oficina de coordinación. TA

Escena Tres

Oficina de coordinación. (DAVID está en la silla frente al escritorio. Entra el PADRE rector.)

PADRE Buenos días. (Mira con detenimiento a DAVID Luego lee algunas páginas de la hoja de vida que sigue sobre el escritorio.) DAVID Buenos días. PADRE De manera que usted es el profesor David Vergara. DAVID Sí señor. PADRE Padre. Padre. Soy el rector del colegio. DAVID Mucho gusto profesor. PADRE Padre, le repito. Ya no soy profesor desde hace mucho tiempo. DAVID Mucho gusto padre. PADRE Esta es su hoja de vida. Usted no viene de un colegio católico. DAVID Trabajé en la sede de la 39 de los hermanos maristas, señor rector. PADRE Padre rector. Me refiero a que usted no estudió en colegio católico. DAVID ¡Ah! No señor. Estudié en colegios públicos. A mi papá lo trasladaban del trabajo frecuentemente, así que me cambiaron de colegio varias veces. PADRE Yo fui capellán de un colegio grande que queda ahí por la Séptima, más allá de la Universidad Pontificia.

su atención al currículo de DAVID.) En un momento tuve que ir a la parte de atrás del grupo en pleno sermón, porque sonó un estruendo espantoso cerca de las gradas… DAVID Así son los chicos. PADRE Así no son los chicos. Así son ESOS chicos de allá. Cuando fui a ver, habían echado al piso un baldado de agua «Esos muchachos sin que alguien del aseo había dejado por ahí mal puesto. De esos baldes de lata que se usaban antes. (Se dirige a la recepción.)quien los controle en casa ¿Qué se hizo esta muchacha? (Regreasa su atención a DAVID.) pues no saben comportarse. Cuando me volví para delante, desde allá sentí otra vez las Son todos unos gamines.» risitas y vi el espacio. ¡El maldito de nuevo se había quedado sentado! Yo le llegué prestico al puesto de atrás de él, que ya DAVID ¿Como por los lados del Externado? me las olía con el personaje. ¡Me provocaba despellejarlo! ¿No le parece? PADRE Ahí precisamente, profesor. En ese mismo. (Mira de nuevo a la recepción, molesto.) Me tocó servirme agua de esta porDAVID ¡Ahí estudié yo un tiempo…! que no me escuchó la chica. PADRE Yo también estuve en el Externado una tem- DAVID Debe estar al teléfono. Hace rato la vi ocupada en eso. porada. ¿No me recuerda usted? PADRE Entonces lo cogí de la patilla y lo alcé con rabia. De verdad que no DAVID No me suena, señor rector… padre. hay derecho. Y cuando estuvo de pie le dije: «Ni se sobe. Y le juro por el PADRE Tengo muy presente el Externado. Toda esa sagrado rostro del creador y aquí en la casa de él, que si la próxima vez que gente de los barrios de los cerros, de esas invasiones debamos erguirnos, usted no lo hace, lo hago echar como un perro del colede delincuentes, ponía a sus hijos a estudiar ahí. Ha- gio. A ver si sus papás están por encima de Cristo. ¡¿Entendió?!» bía de todo. Se encontraba uno unas cosas… DAVID Seguramente era necesario, aunque algo extremo… DAVID Sí recuerdo que había algunos compañeros de PADRE Extremo al que llegó él, sin duda. Al momentico, justo en ese talante. Pero también… la consagración, monseñor dijo: «Levantemos el corazón» con PADRE … me viene a la memoria muy especialmente esa voz de tenor que se mandaba y todos respondimos: una vez en que el obispo nos invitó a la homilía en «Lo tenemos levantado hacia el señor…». Primero hubo la que él mismo se dirigiría a los fieles. Me pidió que un murmullo atrás. Luego las vocecitas y el eco. La llevara a los jóvenes del colegio. Nos dijo lo mismo a varios sacerdotes. Era todo un honor, claro. Esta es su hoja de vida ¿cierto? Mil novecientos sesenta y… treinta años larguitos ¿no? DAVID Sí señor. Treinta y… PADRE Sí, sí. En la catedral primada. ¿La conoce? DAVID Por supuesto. Todos en la ciudad deben conocerla. PADRE A esa celebración llevé a unos cursos noveno o décimo tal vez. A esos ya los tenía yo más o menos bien adiestraditos. Iba entre ellos un muchachito… un zarrapastroso endemoniado que vivía cerca del colegio. El desgraciado, porque la gracia divina no estuvo con él, ni se postraba ni se arrodillaba ni se ponía de pie acústica de la sede cuando era debido. Un condenado es maravillosa. rebelde al que le faltó mano dura DAVID Sí lo es. sin duda. Esta dirección de resi- PADRE Miré al púldencia que pone usted aquí, ¿qué pito y allá vi el rostro barrio viene a ser? lívido del obispo que DAVID La Persev… se ahogaba. En frente de PADRE La Perseverancia, claro. De él, el tipejo seguía sentado. allá eran varios, sí. Tenía vigilado al ca- ¡Mono, maldito hereje majadefrecito este en la primera fila de ro! ¡¿Qué está haciendo?! las bancas, porque además no era DAVID ¿Qué hizo el chico? muy alto. Esos muchachos sin quien PADRE Él se acomodó no sé cómo en la los controle en casa pues no saben com- silla, con la cremallera del pantalón del uniforme abierta y delante 42 portarse. Son todos unos gamines. (Alza la voz dirigiéndose a la recepción.) Niña, ¿me trae un cafecito por favor? (Regresa de su señoría me dijo: “Lo que usted me pidió, señor: estoy erguido y lo tengo levantado hacia el señor”. DAVID ¡¿Ah…?!

PADRE ¡Vergara! DAVID ¿Vergara? PADRE Sí mono. Y el día en que lo devolví a sus papás le dije que ese pecado lo iba a perseguir. ¿Cierto? DAVID ¿Señor? PADRE ¡Padre rector! Usted no tiene idea, gusano, de todo lo que tuve que hacer para disculparme con el obispo. Tantos años y yo en este barrio perdido en un colegio cualquiera a mi edad… todo por su culpa maldito infeliz. DAVID ¿Yo? Padre, se equivoca. Yo le juro… PADRE ¡No me jure un carajo, maldito! Por lo menos la vida me lo volvió a poner en el camino. Imbécil. Los mismos crespos de Satanás: ese desorden dentro y fuera de esa cabeza. Cuando menos se hubiera peluqueado mono. Aquí no me entra. Largo de mi colegio. DAVID U… usted me confunde…

PADRE ¡Usted ya venía confundido! Largo de aquí.

Nunca vuelva. (Entra CRISTINA.)

DAVID Pero padre rector, la coordinadora… ahí está. Profesora, dígale. Es que el padre rector… PADRE Al fin se lo aprendió, ¿no? Pa-dre-rec-tor. Y mientras yo lo sea, usted no va a trabajar aquí. (Alza la voz dirigiéndose a la recepción.) Niña, llámeme a don Agustín, márquele a la extensión. Como no esté dormido en portería. (Entra AGUSTÍN.) ¡Ah, mírelo! ¡Qué casualidad! Don Agustín, sáquenme a este tipo de aquí. ¡Y que no vuelva a entrar! (AGUSTÍN se acerca a DAVID y le señala la salida.)

DAVID Pero yo… AGUSTÍN Señor, acompáñeme a la salida por favor. DAVID Yo… ya… Esto es una injusticia. Todo es un malentendido. Permítanme una palabra. (AGUSTÍN agarra a DAVID por el brazo y este se queja pero acaba saliendo con poca resistencia.) PADRE Agárrelo y échelo de aquí. Y si toca, llame a la policía. CRISTINA Pero…

PADRE Profesora, acompáñeme a mi oficina. Esto es increíble.

CRISTINA ¿Qué pasó padre rector? ¿Ya? PADRE Pasó que la justicia divina me lo trajo al fin Cristina. CRISTINA ¿Seguro Padre rector? Porque van más de veinte, y usted dele que dele con la convocatoria de empleo desde que le contaron que el tipo estaba de profesor técnico. PADRE Tiene que ser este. Yo creo. No puede haber tantos que se le parezcan. El apellido y la cara y las greñas. Este es. Este sí era. CRISTINA Bueno Padre rector. Ojalá, porque los otros también se parecían. A ver si por fin dejamos el asunto en paz. Ya es justo. PADRE Justo. Cristina, este era. Pero… y si no era. Ser justo no es fácil. CRISTINA Aquí vamos Padre rector. Este era. Déjelo así. PADRE Es que yo no puedo con el cargo de conciencia. Este era, pero ¿y si no? Yo no puedo dejar las cosas así. CRISTINA Padre rector, por favor. PADRE Yo no podría perdonármelo Cristina. Hágame el favor, ponga el anuncio una vez más, la última. (Al cielo, en tono de súplica.) ¿Sí sería este? Pobre muchacho. Ojalá fuera. Señor, perdóname. Así es la vida. (Dirigiéndose a CRISTINA.) Dígale a la niña que tenga la bondad. Gracias. CRISTINA Bueno, usted es el rector, Padre. (Toma el teléfono mientras el PADRE rector sale.) ¿Señorita? Llame al periódico por favor. Sí. Otra vez. ¿Cómo le parece? Sí. Y por favor tráigale al padre un té de hierbas que usted ya sabe cómo se pone en estos casos. Gracias.

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