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VIDA SALUDABLE

VIDA SALUDABLE

EL DESIGN THINKING

POR UNIVERSIA MÉXICO

El Design Thinking (pensamiento enfocado al diseño) es una herramienta muy común en los departamentos de diseño gráfico y entre los encargados de innovar en las estrategias de negocio y de producto.

Lo novedoso ha sido descubrir el potencial del método aplicado en la educación, sobre todo en la universidad, para potenciar el nacimiento de nuevos proyectos de investigación y como estrategia de estudio global para un aprendizaje óptimo en los estudiantes.

Recopilar información y dar rienda suelta a la creatividad son factores esenciales en este método de trabajo, que se desarrolló de forma teórica en la Universidad de Stanford en la década de 1970 y cambió la forma de concebir los procesos de innovación en empresas y departamentos de diseño. Ya no solo se aplica en la generación de ideas, sino al contrastar su efectividad.

Para un Design Thinking exitoso deben reunirse estas características: 1. Trabajar en equipo para crear un ambiente de motivación y creatividad. 2. Intercambiar ideas y generar un espacio donde se incentive el pensamiento expansivo y nada se descarte. 3. Potenciar lo visual para comprender ideas y desarrollarlas de manera efectiva. 4. Equilibrar el análisis con la intuición, dando peso a lo analítico y lo empírico.

En la vida universitaria se requiere formar emprendedores que combinen el razonamiento analítico con el pensamiento creativo. Del mismo modo, se necesitan profesores que apliquen nuevos métodos de enseñanza basados en experiencias y en la participación colectiva.

6FASES DEL PROCESO DEL DESIGN THINKING:

1. Definir el reto

Es importante comenzar sabiendo cuál es la meta que queremos alcanzar. Cuanto más claro sea el objetivo, más fácil será planear la ruta para conseguirlo.

2. Observar.

El trabajo de campo, la búsqueda de información y la obtención de datos es la manera más fiable y profesional de comenzar un proyecto o configurar el estudio de una materia. Es importante recopilar fuentes y documentación que ratifiquen y den sentido a la idea y su desarrollo.

3. Entender.

Una vez analizados los datos, debemos haber obtenido una visión general del tema que nos ocupa y, según nuestro enfoque, ser capaces de ver cuál es la necesidad que deseamos cubrir o el problema que requiere solución; definir el estado de la cuestión, y ser conscientes de los conceptos necesarios para dominar la materia y aplicarla.

6. Probar.

Toca poner en práctica lo ideado y que otros interactúen con lo que hemos creado o que conozcan la idea sobre la que hemos trabajado. Es importante recibir feedback para introducir correcciones o ver si nos hemos podido equivocar durante el proceso. La información recogida en esta fase es vital para el éxito del desarrollo.

4. Idear.

Es momento de poner la mente en marcha y dar máxima prioridad a la creatividad. En esta fase del proceso debemos generar hipótesis, preguntas, ideas y todo tipo de recursos que, en un primer momento, creamos que son válidos para dar respuesta a lo definido en la fase de entendimiento.

5. Crear un prototipo.

Aquí tenemos la oportunidad de crear algo tangible, ya sea un producto, una fórmula o una tesis. Hay muchas herramientas que podemos usar en esta parte del desarrollo para crear un prototipo más visual. Sobre todo, con la idea de corregirlo y trabajar sobre él para perfeccionarlo. Es momento de validar lo creado y prepararlo para exponerlo y presentarlo ante personas ajenas al proceso.

Ahora solo corresponde aplicar este método en el ámbito universitario. No cabe duda de que el Design Thinking constituye una forma de trabajo ágil, completa y en la que se evoluciona hacia la obtención de resultados definidos para el estudiante y el profesor.

OPINIÓNArtículo ALMA MATER 34

Por Martha Ivette Flores Aceves Diplomada en Gerontología Psicoanalítica

¿Y QUÉ HACEMOS AHORA?

Vivimos en una sociedad donde la vida apresurada y lo virtual han cobrado valor y se han convertido en protagonistas en las relaciones interpersonales. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), en 2018, los usuarios de internet en México utilizaron la red para comunicarse (90.3%) y para obtener información (86.3%). Comunicarse y obtener información son las dos funciones principales de estos dispositivos.

El impacto de estos datos es enorme. Nos hemos acostumbrado a un ritmo de vida rápido, con múltiples traslados. Las horas en automóvil o el transporte público forman parte de nuestra cotidianidad, lo que nos obliga a mirar constantemente el celular. La gran mayoría regresa a su hogar cansado, haciendo tareas pendientes de la casa, de los hijos, y listos para tomar el celular, revisar algunas redes sociales y dormir.

Sin embargo, la situación del mundo con el covid-19 cambió las reglas; nos llevó a permanecer más tiempo en casa, lo que implica convivir con la familia y preocuparnos por los que están lejos; también a pasar tiempo en soledad, modificar las actividades diarias, de trabajo, así como reorganizar cada uno su tiempo y vida. Entonces, esta necesidad nos planteó una pregunta interesante: “¿Y qué hacemos ahora?”

Al estar encerrados, muchos tomaron en cuenta la necesidad de mantener una rutina, tener actividades como hacer ejercicio, aprender a cocinar, hacer ese rompecabezas imposible y otras.

Otros decidieron reflexionar sobre sí mismos, su vida y quienes la comparten. Recordar quiénes somos y las cosas que nos gusta hacer cuando no estamos corriendo pudo ser un tema, y es buena idea seguir haciéndolo después de la emergencia. Encontrar nuestro lado artístico, bailar, cantar, actuar, leer, escribir, pintar, dibujar… estoy segura de que muchos exploraron esas habilidades.

Fue tiempo de conocer y reconocer a la gente que está a nuestro alrededor, dedicar tiempo de calidad a las personas que queremos y podemos tener cerca, y hacer uso de lo virtual para reconectar con quienes están lejos, preguntar cómo están y escuchar, contestar cómo estamos y responder con más que un simple “bien”.

Si no fue así, creo que es momento de ponernos imaginativos, desempolvar la creatividad y la empatía humana que siempre han estado ahí esperando, y así encontrar respuestas, ya sea con los seres queridos o con uno mismo.

El planeta necesitaba un respiro. Nosotros también lo necesitamos, pero si no nos dimos el tiempo, aprovechemos para llenar nuestros pulmones con aire renovado. Seamos más conscientes de que estamos vivos, cuidemos de nosotros mismos y de los otros a nuestro alrededor; aprendamos a jugar, y demos paso también a la contemplación, la oración y reflexión, no solo en tiempos de emergencia, también en los de paz, cuando pase la tormenta. Siempre.

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