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PANDEMIA Y VEJEZ

OPINIÓN ALMA MATER 28

Por Dra. Gabriela Guerrero Diéguez

Y el mundo sacrificó a los ancianos”. Es el título de un artículo que recién leí, publicado por CNN Breaking News. Esto me lleva a dar una opinión, personal pero basada en hechos, tratando de responder las preguntas que un amigo me hizo hace un par de días: ¿es seguro el mundo para los ancianos? ¿Vale la pena alargar la esperanza de vida? ¿Se justifica dar preferencia a un joven sobre un anciano en cuanto a brindar recursos médicos para tratar de salvar su vida? Amigo, me pones en una encrucijada para darte respuestas categóricas.

La crisis del covid-19 puso de manifiesto la fragilidad de la vida de los ancianos, su cada vez menor participación en la vida económica y social, la carencia de recursos que sustenten la calidad y extensión de vida de este segmento de la población, y la imposición de criterios pragmático-utilitaristas en las decisiones tomadas. Son hechos fehacientes que hablan por sí solos: ● En Italia, el gobierno de Lombardía pidió a los hogares de ancianos que facilitaran espacio para pacientes no-críticos con covid-19, lo cual los convirtió en “bombas biológicas de tiempo”. ● En España, el ejército fue reclutado para ayudar en medio de la pandemia y encontró residentes de asilos “abandonados” muertos en sus camas. ● En Francia, en una investigación para el Journal of the American Medical Directors Association , 24 de 140 residentes murieron en cinco días después de haber sido aislados en sus habitaciones con el coronavirus. ● Inglaterra y Gales mostraron que 38% de las muertes por coronavirus ocurrieron en asilos. ● “Se ha prestado mucha atención a los hospitales y a la transmisión comunitaria, pero no a los hogares de ancianos, lo cual refleja el bajo estatus que tiene el sector de la atención en muchos países”, dijo Comas Herrera (Investigadora de la London School of Economics). ● En Estados Unidos, las residencias de la tercera edad fueron denominadas “zona cero” del brote, según un informe publicado en el Journal of the American Medical Association.

● Un estudio de HelpAge International clasificó a los países de acuerdo con el bienestar social y económico de los ancianos. México se encuentra en el lugar 56.

En cuanto a alargar la esperanza de vida, valdría la pena considerar que el concepto va ligado a la cantidad y calidad de vida, sobre todo en la medida en que los gobiernos y sus sistemas de salud protejan a las personas de la tercera edad; esto lleva implícita la previsión, con décadas de antelación, de proveer los recursos necesarios para que la seguridad social cubra las necesidades específicas de este segmento de la población. Todos tenemos el mismo derecho a la vida, y no es ético aplicar una especie de “eutanasia selectiva” o “económica”.

Cabe decir que en las familias mexicanas priva un respeto ancestral por los ancianos. No está muy arraigada la costumbre de enviarlos a los asilos, tanto por la economía familiar como por el apego afectivo a los “abuelitos”. Justo es reconocer la loable actitud que han tenido, durante la pandemia, muchos de los adultos jóvenes que, con el afán de proteger del contagio a sus padres y abuelos, han llevando el aislamiento social a los extremos y poniendo de manifiesto el auténtico amor por sus ancestros con hechos, con entrega, no sólo con palabras.

Definitivamente, uno de los mayores desafíos que enfrentarán los gobiernos, y una gran prueba para nuestros valores, será brindar seguridad y bienestar, en todos aspectos, a este segmento de la población. México tiene un gran reto, porque para 2050 se calcula que los adultos de 60 años o más conformarán 26% de su población. Es un buen punto para la reflexión.

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