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EGRESADOS
DR. JOSÉ RAFAEL ROMERO
ES DIRECTOR DEL CENTRO NACIONAL DE INMUNIZACIÓN Y ENFERMEDADES RESPIRATORIAS EN ESTADOS UNIDOS
POR ARTURO PADILLA
e pequeño imaginó que se dedicaría a atender como médico a niños en una colonia, y que su vida sería muy tranquila. Pero estaba equivocado, porque su afán de aprender, su liderazgo y su experiencia lo llevaron a Estados Unidos, donde se convirtió en director del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias (NCIRD: National Center for Immunization and Respiratory Diseases) en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de ese país.
Es el Dr. José Rafael Romero, médico dedicado a las enfermedades infecciosas pediátricas, con más de
Dcuarenta años de experiencia en el campo de la medicina y egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara en 1977. Como director del NCIRD, encabeza los esfuerzos para prevenir enfermedades, discapacidad y fallecimientos a través de la inmunización y el control de padecimientos respiratorios, una responsabilidad enorme, pero él siente que puede enfrentarla gracias a su formación y experiencia. Nació en la Ciudad de México, en 1955. Desde niño quería ser médico, y cuando su familia se mudó a Guadalajara, se inscribió en la carrera de Medicina de la UAG. Reconoce que la carrera era difícil, pero aprendió a ser un gran médico. “Si te preparas aquí, puede ser médico en cualquier país. Recibes entrenamiento y conocimiento para superar cualquier reto y alcanzar tus metas. Debo decir que me ha ido muy bien, y es gracias a lo que aprendí en la Autónoma”, dijo. MÉDICO, INVESTIGADOR Y MAESTRO El Dr. José Rafael Romero recibió formación posdoctoral en Pediatría en el Hospital Universitario de SUNY Stony Brook, donde fue nombrado jefe de Residentes. Luego continuó su formación médica como becario en Microbiología Molecular, se capacitó en un programa de Neurovirología, y finalmente fue becario clínico en Enfermedades Infecciosas Pediátricas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado.
El egresado distinguido, acompañado por el vicerrector de Ciencias de la Salud, Dr. Alfonso Petersen, y el vicerrector administrativo, Mtro. Juan Carlos Leaño.
En 2020 fue nombrado secretario del Departamento de Salud de Arkansas, Estados Unidos, y ocupó un puesto en el gabinete de gobierno de este estado. Se desempeñó como director médico en ADH y fue designado secretario de Salud interino por el gobernador Asa Hutchinson en mayo de 2020. Así mismo fue director de la Sección de Enfermedades Infecciosas Pediátricas en la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas y en el Hospital Pediátrico de Arkansas de 2008 a 2020. También es profesor de Pediatría en el Departamento de Pediatría de la UAMS (University of Arkansas for Medical Sciences).
Sus intereses en la investigación médica, relató el Dr. Romero, incluyen la patogenia molecular, la epidemiología y el diagnóstico de infecciones por enterovirus, aspectos clínicos y terapéuticos de enterovirus, virus del herpes, citomegalovirus, tuberculosis pediátrica e infecciones neumocócicas.
Ha dedicado gran parte de su vida a brindar atención médica de calidad a la sociedad, y asegura que la importancia de la educación médica es una prioridad en todas partes. “Se necesitan médicos primarios con conocimientos culturales de diversos países, que sean humanistas, que se preparen y lleven el mejor cuidado a sus pacientes”.
El Dr. José Romero fue galardonado en junio de 2022 con la medalla “Lic. Antonio Leaño Álvarez del Castillo”, reconocimiento que otorga la UAG a sus egresados distinguidos en los campos de las humanidades, ciencias y educación.
Dr. José Rafael Romero, destacado directivo médico en Estados Unidos, y orgulloso egresado de la UAG.
ALMA MATER 26
Por Salvador Echeagaray Director del Departamento de Filosofía, UAG
LA MORALIDAD
Bien sabido es que se quitaron de las aulas materias escolares de formación humana. Lamentablemente, asignaturas como Filosofía, Ética y Civismo se consideraron obsoletas y desaparecieron de los programas de educación media de nuestro país. ¡Lástima!, es una concepción errónea. Es también una de las causas del ambiente moralmente deteriorado en el que vivimos actualmente.
Aquellas materias nos enseñaban a pensar, a ser mejores personas, a ser buenos ciudadanos. La ética, por ejemplo, nos forma en la moralidad, nos enseña a distinguir entre lo bueno y lo malo, lo lícito y lo prohibido, lo justo y lo injusto, valoraciones necesarias para que exista orden social.
Y ¿qué es lo bueno?... Bueno es lo que favorece a la naturaleza humana. Por ejemplo, si conservar la salud es bueno, exponerse a perderla excediéndonos en los vicios del alcohol, del tabaquismo o de las drogas es malo. ¿Qué es lo lícito?... Lícito es aquello que podemos hacer sin menoscabar la integridad personal o de las posesiones de otro. En el otro extremo está lo prohibido, aquello que por ley natural o positiva no debemos hacer. Que todos actuemos dentro de lo que es lícito es una condición necesaria para mantener el orden social.
Lo justo es dar a cada uno lo que se merece. Lo injusto es perjudicar a la persona en su integridad o en sus bienes.
Y para saber específicamente la bondad o malicia del acto, es necesario conocer las llamadas fuentes de moralidad, que son el objeto, la finalidad y las circunstancias.
El objeto es la esencia de un acto; por ejemplo, la esencia de mentir es engañar, la esencia de dar limosna es ayudar.
El fin es la intención de quien actúa. Alguien, por ejemplo, puede dar limosna con un fin bueno: ayudar; sin embargo, ese fin puede empañarse si doy limosna para que otros vean lo generoso que soy.
Las circunstancias son los adjuntos que rodean al acto. Son de modo, el lugar, el tiempo, etcétera. Por ejemplo, puedo dar limosna suficiente, la doy con amabilidad y cuido que nadie me vea, entonces mi acto es muy bueno. Pero si doy limosna de malas y sólo las monedas que me estorban en el pantalón, pues mi acto no fue tan bueno.
Por tanto, para que un acto sea bueno, deben ser buenos el objeto, el fin y las circunstancias. Para que sea malo, basta con que sea mala alguna de las fuentes de moralidad.
Por cierto, existen las fuentes de moralidad aplicadas a la educación, de las cuales platicaremos en otra ocasión.