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ARTÍCULO
MEJORA TU VOCABULARIO
POR UNIVERSIA MÉXICO
Para tener éxito en los estudios, es necesario que adquieras soltura en tu forma de hablar y en la expresión de tus ideas por escrito. La forma como nos dirigimos al mundo en distintos contextos dice mucho sobre nuestra personalidad y capacidades. Si llegas a una entrevista de trabajo y quedas mudo, no sabes comunicar tus ideas o no puedes llamar las cosas por su nombre, darás una pésima impresión y difícilmente te contratarán. Lo mismo te sucederá al responder un cuestionario de examen en la universidad con lenguaje soez y limitado.
Además de ayudarte a superar estos obstáculos, un vocabulario amplio te permitirá desarrollar tu inteligencia y capacidad de argumentación, ordenar tus pensamientos y abrir tu mente a la cultura y el aprendizaje.
Para ayudarte a lograrlo, te presentamos cuatro formas de ampliar tu vocabulario. Y como la práctica es la mejor forma de mejora, dedica tiempo a plasmar tus ideas y crear textos propios de una persona que lee, aprende y aplica nuevos conocimientos. 1. LEE TODO LO QUE PUEDAS.
Está demostrado que la mejor forma de enriquecer tu vocabulario es la lectura. Cualquier tipo de lectura, siempre que esté bien redactada y sin errores. Prueba con libros, novelas, cuentos, artículos, notas del periódico e incluso blogs y sitios de internet de tu interés.
2. INCORPORA PAULATINAMENTE LAS NUEVAS PALABRAS QUE APRENDAS.
Cada vez que aprendas una palabra, intenta utilizarla lo antes posible. Una vez que logres emplearla, verás cómo se incorporará a tu memoria casi de forma automática. Para ello, es vital que consultes bien los diccionarios para comprender su significado, conocer sus sinónimos y que su uso enriquezca tu forma de expresarte.
3. AVERIGUA SINÓNIMOS.
Otra forma efectiva de añadir palabras a tu diccionario mental es buscar sinónimos; esta es la mejor forma de conseguir que un texto sea fluido, atractivo y riguroso. Casi todas las palabras tienen sinónimos, y los procesadores de texto como Word te ayudarán mucho en este sentido.
Para que tu vocabulario sea más rico y orientado hacia las ramas de conocimiento que te gustan, es muy recomendable que leas artículos científicos y con cierto rigor profesional, de manera que vayas familiarizándote con nuevos conceptos y formas de expresar las ideas.
4. ESTUDIA LAS RAÍCES DE LAS PALABRAS.
Si bien es imposible para un ser humano normal conocer todas las palabras de su idioma, con algo de práctica podrás adivinar muchas por sus raíces griegas o latinas. Conociendo algunas de las raíces más utilizadas en el español podrás deducir el significado de muchísimas palabras.
ALMA MATER 38
Por Elvira Zorrero Lara Máster en Educación
LOS ESTUDIANTES Y LA MIGRACIÓN
El mundo enfrenta grandes desafíos, a los que no podemos ser ajenos, como el cambio climático, pobreza, conflictos bélicos, pandemias y migración. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CELAC) define la migración como el cambio de residencia que implica el traspaso de un límite geográfico. Esto puede ser algo positivo, siempre y cuando se haga por voluntad propia y se deba a la búsqueda de crecimiento profesional o educativo. Sin embargo, cuando ocurre por falta de empleo, conflictos, terrorismo o por cualquier tipo de violación a los Derechos Humanos, la migración se convierte en un hecho negativo para cualquier persona.
Corrientes migratorias ocurrieron en tiempos recientes en Europa. Miles de personas viajaron de un continente a otro, arriesgando su vida, en busca de refugio o de mejores condiciones de vida. Esto lo vemos actualmente en nuestro país, imágenes que reflejan angustia. Es preocupante que estos hechos están ocurriendo de manera más frecuente y en diversas partes del mundo, y no podemos ser indiferentes a esta realidad.
Diversos sectores de la sociedad alzan la voz sobre el tema, algunos organismos internacionales han convocado a reuniones, varios líderes mundiales buscan despertar conciencia sobre la migración, y ciertos países han revisado sus políticas migratorias; sin embargo, al ser un problema tan complejo, la solución no se ha logrado.
Por eso, vale la pena que el sector educativo reflexione sobre su responsabilidad y el papel que desempeñará en los conflictos que afectan a la sociedad, porque en sus aulas se encuentra el futuro de la humanidad, en cuyas manos está el poder de cambiar el rumbo del mundo.
Para ello, las instituciones educativas pueden comenzar con pequeñas acciones que contribuyan a la formación social de las nuevas generaciones. En primer lugar, debe promover entre los jóvenes una comprensión profunda de los problemas del mundo; la mayoría de ellos, por las redes sociales, están al tanto de lo que ocurre en diversas latitudes, pero desconocen el fondo de los hechos y consideran que nada de eso les afecta. Es necesario situar la migración en su justa dimensión. No todo es blanco o negro, hay matices, y los jóvenes deben aprender a discernir.
También es importante fortalecer el emprendimiento, con acciones innovadoras de impacto social, que contribuyan al bien común y lleven a la sociedad en general a un mejor futuro.
Otra acción consiste en sensibilizar a los jóvenes. No podemos ser ajenos a las tragedias que otras personas viven, y podemos comenzar desde el ejemplo, promoviendo que los docentes conozcan a sus alumnos, que estén junto a ellos para guiarlos en su desarrollo y se interesen por sus intereses y proyectos.
Sin lugar a duda, los problemas que enfrente la humanidad continuarán, pero serán importantes las soluciones que se den, por lo que debemos fomentar la paz, la caridad, la solidaridad, el compromiso, el respeto y la valentía desde cada acción que emprendamos, y tener muy presente que no solo se están formando en las instituciones educativas licenciados, ingenieros, médicos, sino ciudadanos del mundo y agentes de cambio.
ALMA MATER 40
Por Ivette Flores
Psicóloga de la Dirección de Asistencia Social UAG
¿POR QUÉ DECIDIMOS PROCRASTINAR?
Nuestras emociones lo explican
La palabra procrastinación viene del verbo latino procrastinare, ‘postergar hasta mañana’, pero también deriva de la palabra griega akrasia, que quiere decir ‘hacer algo en contra de nuestro mejor juicio’.
Procrastinar es, entonces, postergar una actividad o tarea mientras ocupamos el tiempo en otras actividades “menos importantes”; por ejemplo, en vez de trabajar en el reporte que el jefe encargó para mañana, de pronto nos dan ganas de reorganizar los cajones, sacar todo, limpiar y acomodar por colores. No es que seas flojo, reorganizar los cajones también es una tarea que requiere energía y concentración.
La procrastinación tiene más que ver con las emociones alrededor de las tareas que debemos realizar, que generalmente incluyen inseguridad, frustración y ansiedad, de forma que lo que realmente hacemos al postergar la tarea es aplazar la emoción negativa que nos provoca.
“Tener” que hacer una tarea específica puede despertar sentimientos de impotencia, acompañados de ideas sobre no ser suficientemente bueno o capaz de hacerla. También podemos sentir frustración por querer hacerla a la perfección, a tal punto que estas ideas inmovilizan. El escenario que imaginamos es tan catastrófico que mejor ya ni lo intentamos. Es posible caer en el autosabotaje: por miedo a no poder, a no ser suficiente, no nos damos la oportunidad de hacer algo nuevo, de mejorar, y nos quedamos sin movernos.
A final de cuentas, procrastinar nos trae una sensación de alivio solo al principio, porque las tareas siguen ahí y es necesario llevarlas a cabo. Si no las hacemos, vienen la culpa y la tristeza por no haber aprovechado el tiempo, por no movernos.
Podemos ayudarnos buscando métodos y formas nuevas de organizar el tiempo y nuestros recursos, tratar de determinar prioridades y dividir el objetivo en pequeñas metas, de manera que no luzcan tan grandes e inalcanzables. También podemos darnos espacios para respirar, descansar y tener momentos de esparcimiento.
Pero también es importante saber que manejar la procrastinación tiene que ver con manejar nuestras emociones: preguntarnos qué sentimos, qué nos asusta, y ser amables con nosotros mismos. Podemos preguntarnos si es mejor intentarlo con la posibilidad de fallar, o jamás intentar por miedo a fallar.