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SIMPOSIO
HISTORICIDAD Y VIRTUDES DE JUAN DIEGO
SE REALIZÓ EL VI SIMPOSIO GUADALUPANO, CON LA PARTICIPACIÓN DEL DR. JUAN TOSCANO Y EL PBRO. CARLOS MUÑOZ.
POR ALFREDO ARNOLD
a personalidad del santo que recibió el mensaje de la Virgen de Guadalupe, y en cuyo burdo ayate se estampó milagrosamente la imagen de la Morenita del Tepeyac, se expuso durante el VI Simposio Guadalupano, que se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Guadalajara, por parte de los conferencistas, el Dr. Juan Miguel Toscano García de Quevedo y el Pbro. Mtro. Carlos Alberto Muñoz Casalín.
L“San Juan Diego y el Acontecimiento Guadalupano” fue el título del simposio realizado en el auditorio Dr. Luis Garibay Gutiérrez de la UAG, donde se dieron cita autoridades, maestros, estudiantes e invitados. Antes de las exposiciones, el rector, Lic. Antonio Leaño Reyes, dio la bienvenida a los asistentes y les extendió un breve mensaje, en el que afirmó que la Virgen de Guadalupe ocupa un lugar muy especial en la universidad, la que se ha consagrado a su protección. Dijo también que los retos del mundo moderno han puesto en riesgo a la familia y otras instituciones, por lo que es necesario fortalecer entre los jóvenes los valores trascendentes. Por su parte, el Mtro. Jorge Tinoco Flores, director del Centro de Estudios Humanísticos, que junto con el Sindicato Académico y Administrativo de la institución organizó esta jornada, dijo que el pueblo mexicano, escogido y bendecido para sembrar la semilla de la hispanidad, tiene ahora la misión histórica de colaborar en la difusión del mensaje guadalupano. FIGURA HISTÓRICA El Dr. Juan Toscano, directivo universitario ampliamente reconocido en el medio cultural, disertó sobre “el Juan Diego histórico”. El Acontecimiento Guadalupano tuvo lugar en diciembre de 1531, apenas diez años después de la caída de Tenochtitlán, cuando aún latían los recuerdos amargos de la conquista.
Dr. Juan Miguel Toscano García de Quevedo.
La existencia histórica de Juan Diego está plenamente comprobada no solo en el libro Nican Mopohua, escrito por Antonio Valeriano, nacido en Azcapotzalco, gobernante de México-Tenochtitlán de 1573 a 1599 y rector del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, sino también por otros documentos, entre ellos el “Pregón del Ataval”, escrito por el cacique Francisco Plácido apenas unos días después de las apariciones. Otro testimonio es el de Andrés de Tapia, de 1560, en el que da detalles de la milagrosa impresión de la imagen en el ayate. Un documento muy valioso es el testamento de Juan Diego, que la Real Academia de Madrid desechó por “impertinente, inútil y ridículo” pero del cual existe copia en el Archivo General de la Nación. Luis Laso de la Vega (1649) recopiló en “El gran acontecimiento” todos los documentos guadalupanos conocidos hasta entonces, y otros más populares son el Nican Mocopohua (distinto del Nican Mopohua) y el Códice Florentino.
El Dr. Toscano también habló sobre el ambiente que se vivía en la capital de la Nueva España, que apenas se estaba limpiando de los vestigios de la guerra; los problemas de lenguaje; la situación de los españoles, que estaban dejando el rol de conquistadores para convertirse en colonizadores; muchos encomenderos se oponían a la evangelización, y tuvo que pasar un tiempo antes de que fray Bartolomé de las Casas convenciera en la metrópoli que los indios eran seres con alma. El ambiente era completamente adverso, pero milagrosamente ocurrió el acontecimiento del Tepeyac, la evangelización y el nacimiento de una nueva raza.
VIRTUDES EXCEPCIONALES El padre Carlos Muñoz destacó la personalidad de San Juan Diego, basándose principalmente en dos textos: “Lo que todo mexicano debe saber” y “El milagro guadalupano”.
El vidente Juan Diego ya era un hombre adulto cuando ocurrieron las apariciones, tenía 57 años. Se le había bautizado a los 31, enviudó a los 35 y murió a la edad de 74 años. Era un devoto sólido, hasta cierto punto ingenuo, ya que trató de esconderse de la Virgen yéndose por otro camino porque su tío estaba muy enfermo.
El conferencista habló sobre las virtudes observadas en Juan Diego antes, durante y después de las apariciones. Sus datos biográficos revelan que era respetuoso, obediente, constante, sacrificado, humilde, firme y agradecido, entre otras cualidades. Juan Diego vivió 17 años más después de las apariciones, tiempo que dedicó al cuidado de la pequeña capilla que el obispo fray Juan de Zumárraga mandó construir, tal como lo había pedido la Virgen.
El padre Muñoz Casalín dijo que, si bien es necesario conocer históricamente los hechos milagrosos ocurridos en el Tepeyac, lo más importante es llevar a la práctica el mensaje de la Madre de Dios.
Al finalizar la conferencia, el Lic. Ramón Velasco Sánchez, secretario del Sindicato Académico y Administrativo de la UAG, hizo una reflexión sobre las conferencias y dio por terminado el evento.
Pbro. Carlos Alberto Muñoz Casalín.