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LAS PRIORIDADES DE LA PRESIDENTA LAS PRIORIDADES DE LA PRESIDENTA

Por: Leonardo Curzio. Investigador titular del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, académico y periodista. Ha dado cátedra en el Centro de Estudios Navales y el Colegio de la Defensa Nacional. Medalla al Mérito Militar Docente - Medalla al Mérito Naval Docente.

La próxima presidenta de México tiene en el arranque de su sexenio retos y oportunidades enormes. Claudia Sheinbaum (CSP) tendrá más poder que ningún otro presidente y podrá, con su mayoría parlamentaria, reescribir la Constitución. De allí que las expectativas sean altas y los riesgos también. Tiene una oportunidad irrepetible para hacer lo que ningún otro presidente ha hecho: crear instituciones incluyentes y disolver algunos de los nudos más importantes que tiene este país, como el de procuración y administración de la justicia.

Nuevo estilo de gobernar y comunicar

En materia política e institucional, la presidenta deberá marcar un nuevo estilo en la forma de gobernar y comunicar. Descartadas las “mañaneras” como opción por la propia presidenta, deberá construir un nuevo modelo de comunicación que le permita mantener la cercanía con sus bases, que ha sido un elemento clave del modelo de gestión morenista, al mismo tiempo intentar reducir la polarización y la cantidad de falsedades y abiertas mentiras utilizadas en estos años para fortalecer la postura del gobierno. Veremos cómo articula su modelo de comunicación.

Gabinete de pesos completos

Es posible adelantar, por la composición de su gabinete, que no está peleada con el mérito. Ha convocado a experimentados políticos con los que ha tenido en el pasado diferencias y, por lo tanto tendremos, en el sentido clásico de la palabra, un gabinete de pesos completos, con una enorme rivalidad entre ellos, que bien gestionada puede elevar los niveles de desempeño del gobierno en general.

Cohabitación con un líder social

Deberá marcar una línea para convivir con López Obrador. Como ha ocurrido en varias repúblicas sudamericanas, se puede dar la cohabitación de un líder social y un líder estatal (como es el caso de Evo Morales y Luis Arce Catacora), pero no siempre es fácil gestionarla. Claudia deberá reafirmar su propia autoridad y estimular que la sombra del anterior presidente se convierta en una presencia protectora y no se perciba un ánimo de opacarla o peor todavía, condicionar sus políticas. López Obrador sigue teniendo mucha fuerza en el imaginario social y en los liderazgos legislativos, que en muchos sentidos le deben su cargo a él, por tanto, puede ser muy útil para alinearlos.

Concentración del poder

Lo más importante es determinar los alcances que tendrá el famoso Plan “C” que amenaza con convertirse en un mar de incertidumbre. Sigue siendo un plan que despierta más preguntas que entusiasmos. Tiene, además, la coloración de ser un plan de final del sexenio. No es, en ningún caso, una apertura brillante para la presidenta Sheinbaum.

Resta por ver si encuentra una solución de continuidad para satisfacer el ánimo vindicativo de AMLO, con una reforma que resulte aceptable para los mercados y evitar así pasar una factura de inestabilidad a todo el sistema institucional y de paso acentuar la concentración de poderes en el Ejecutivo.

La concentración de poder amenaza con sacar a México del terreno de la competencia democrática y regresarlo a los tiempos del partido hegemónico y la política de régimen, cuya característica principal es el vínculo indisoluble entre partido y gobierno.

Presupuesto, fiscal, déficit, prioridades

En lo económico, sus prioridades empiezan con la confección del presupuesto. Deberá proceder a la consolidación fiscal y bajar el déficit a un nivel de 3.5% del PIB, así como determinar qué va a hacer con Petróleos Mexicanos cuya plataforma de producción es la menor en 40 años y una deuda superior a los 100 mil millones de dólares, que sigue siendo una importante carga en el presupuesto federal.

Será importante activar los motores internos para que el descenso en los niveles de crecimiento no afecten el ánimo nacional y no tumben la recaudación.

En el consenso de los expertos, está claro que los dos primeros años de su mandato tendrá que lidiar con un menor crecimiento del registrado en 2023 y 2024, una inflación que se resiste y las necesidades de gasto serán crecientes. El gasto en pensiones pasó de 3.3% al 4.1% del PIB y seguirá creciendo. El gasto en desarrollo social se ubica ya en el 12.1% y el servicio de la deuda en 3.3 por ciento.

Infraestructura y certeza jurídica

Tendrá que tomar las decisiones pertinentes en infraestructura y certeza jurídica, para que el potencial que se deriva de la relocalización tenga su máxima expresión. No hay demasiado espacio fiscal para la inversión pública y por tanto tendrá que relanzar de alguna manera la figura de las asociaciones público- privadas. Ha empezado a delinear la misma con la construcción de dos grandes vías férreas.

Tiene también como prioridad crear energía suficiente y de fuentes sostenibles, de tal manera que nos pongamos a tono con las tendencias internacionales.

Tendrá que negociar con el gobierno de los Estados Unidos la llamada “cláusula sunset” en el 2026 y manejar los flecos que le ha dejado la administración de López Obrador en energía eléctrica, el acero y los transgénicos para que no se conviertan en irritantes en la relación.

Gestionar economía y comercio; Seguridad y migración con EU

En el ámbito internacional, la vecindad obliga a los dos países a gestionar tres grandes temas de manera simultánea: la economía y el comercio; la seguridad y la migración, que tienen, a su vez, diferentes grados de institucionalización y mecanismos de resolución de conflictos.

1) Economía y comercio están reglamentados por el USMCA (Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá), que vino a sustituir al NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y regula el comercio de bienes y servicios. Este flujo no ha dejado de desarrollarse y, según las últimas mediciones, México es el primer proveedor a la economía norteamericana. Según datos del censo norteamericano, las exportaciones mexicanas rebasaron los 475 mil millones, mientras China se mantuvo en 427 mil millones en 2023. El “nearshoring” ha incentivado esta mutua dependencia entre las dos economías.

2) En seguridad no existe un tratado que vincule a las partes y permita resolver conflictos con paneles de controversia y mecanismos establecidos. Existen acuerdos pactados por cada administración, cuyo alcance es precisamente el término de un gobierno. Eso ha impedido que las relaciones en este ámbito tengan la estabilidad que referíamos en el anterior. La situación es particularmente tensa por el tráfico de estupefacientes y sustancias ilícitas (fentanilo).

3) La migración tiene al segmento de los republicanos profundamente inquieto por lo que ellos llaman “una política de fronteras abiertas”, que no existe en la realidad. El flujo de migrantes ha sido tan importante que hablan ya de una “invasión”. La combinación de mexicanos que emigran a los Estados Unidos, más los centro y sudamericanos que pasan por México, que son migrantes económicos y refugiados políticos que huyen de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua principalmente, generan tensión en varios puntos de la frontera.

Del buen vecino a la desconfianza

La experiencia es que un gobierno demócrata, como el de Biden, trabaja con el paradigma que podríamos calificar como el “buen vecino que busca soluciones constructivas”. Con Trump la cooperación bilateral se da sobre la lógica de la desconfianza y la imposición. Es todo un síntoma de descomposición que los temas fronterizos sean, en la plataforma del Partido Republicano, los más importantes. Bajo la lógica del “make América great again”, el Partido Republicano ha regresado a una retórica nativista, soberanista y neoproteccionista.

Estas son, en sustancia, las prioridades en los campos político, económico y diplomático que tendrá que enfrentar la próxima presidenta de México.

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