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"Los retos de nuestro presente son globales"

Conversamos con el nuevo presidente del Institut Ostrom, el gran think tank liberal catalán, que nos comenta el estado de la organización y sus retos de futuro.

Juan Pina

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Hola, Pau, enhorabuena por tu nueva responsabilidad. Por favor, cuéntanos por qué se ha producido el relevo y cuáles son tus principales retos al frente del Institut Ostrom (IO) en esta nueva etapa.

El Institut Ostrom se creó ya hace seis años. En toda organización joven hay dos caminos posibles: la consolidación de la visión y del proyecto, o la progresiva dilución. Afortunadamente el Institut ha tomado el primero de los caminos: con cerca de setenta artículos académicos e informes publicados, docenas de jornadas y seminarios organizados de alto nivel y una influencia significativa en la agenda pública. Estamos ante un think tank arraigado que se ha ganado el carácter de referente en determinadas temáticas como la economía digital, la competencia, la política energética o la reforma institucional. Mi compañero y predecesor, Eric Herrera, ha sido una pieza fundamental en este camino de consolidación y crecimiento, pero una vez alcanzado este punto de estabilidad consideró oportuno dar un paso al lado e impulsar la creación de una nueva junta que, a diferencia de los primeros años de la organización, debe estar focalizada ahora en mantener la posición de liderazgo intelectual en el debate público desde la defensa de las libertades.

El IO es una realidad muy consolidada ya en Catalunya, ¿cuáles crees que son sus mayores fortalezas?

En Catalunya se ha desarrollado un proceso político de alta tensión que ha propiciado el ascenso de posicionamientos populistas y liderazgos muy nuevos con poco bagaje en el ámbito de las políticas públicas. Este marco social ha propiciado un paso atrás en la defensa de los valores como la libertad personal, la competencia, la seguridad jurídica o el desarrollo económico También ha emergido con fuerza un movimiento NIMBY —del acrónimo inglés «Not In My Back Yard»—, es decir, una corriente que se opone sistemáticamente a nuevos proyectos de reforma o desarrollo eco- nómico, el movimiento del “no a todo”: no a la implementación de grandes proyectos de energías renovables, no a la ampliación del aeropuerto de Barcelona, no a la retribución de los donantes de plasma, no a la libre competencia en el sector de la movilidad urbana… a menudo, en coexistencia con aproximaciones platónicas o idílicas a la política pública: propuestas de renta universal que exceden el presupuesto global autonómico, limitaciones de precios por ley. En este escenario de políticas infantilistas era (y es) necesario que se pongan sobre la mesa trabajos de rigor académico, con evidencias, con cifras, con ejercicios de política pública comparada: ¿Cómo lo solucionan otros países? ¿Qué ocurre en regiones donde se ha tomado una línea similar? También es necesario que se dé voz a personas expertas con un conocimiento profundo sobre cada temática en cuestión. El Institut ha conseguido aportar datos y argumentos para que la ciudadanía pueda formar una opinión mejor informada y contrastada, en los distintos debates complejos que vivimos en el día a día.

En seis años, podemos afirmar que hemos cumplido nuestro objetivo de consolidarnos como un polo de pensamiento relevante en Cataluña, trabajan- do sobre tres pilares fundamentales: la generación de conocimiento y debate a partir de la evidencia y las buenas prácticas internacionales, la divulgación de las ideas de la libertad y la influencia en las instituciones de nuestro país.

¿Y cuáles son las áreas de mejora estructural en las que aún es necesario que se esfuerce el IO?

El Institut Ostrom es una organización joven que ha destacado por un alto nivel de actividad en la creación de contenidos y presencia en la arena pública y mediática. En esta primera etapa, esto ha sido posible gracias a una red de personas de distintos ámbitos profesionales —la ciencia, la empresa, la industria, el derecho, etc.— comprometidos con los valores y la misión de la institución Incrementar el ritmo actual de creación de contenidos e influencia pública exige, sin embargo, un mayor grado de profesionalización. Este proceso se ha estado ejecutando durante el último año y requerirá transitar de la actual figura legal de asociación a la de fundación, que nos va a permitir estructurar mejor la gestión y la financiación del Instituto para así llegar más lejos en la creación y difusión de conocimiento.

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