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La manida excusa de la sanidad madrileña

Bajo el lema "Madrid se levanta y exige Sanidad Pública y soluciones al Plan de Atención Primaria", el pasado día 12 tuvo lugar en Madrid la enésima protesta en supuesto favor de la salud pública, similar a las ocurridas en enero y noviembre, en la que colectivos politizados de todo tipo (la organizadora de la marcha feminista del 8-M, por ejemplo), asociaciones como Madres x el Cima y políticos de la izquierda madrileña trataron de acusar a Isabel Díaz Ayuso como responsable directa de un supuesto desmantelamiento de la sanidad pública madrileña.

Los motivos por los que se convocó esta propuesta son similares a la de las anteriores. La principal reivindicación fue la denuncia del Plan de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, área en la que los organizadores denuncian recortes de medios y de personal que estarían provocando el aumento de las listas de espera y la explotación y precariedad laboral del personal sanitario. La falta de personal médico y los supuestos continuos recortes presupuestarios, que denuncian argumentando que la Comunidad de Madrid está a la cola de la inversión en sanidad pública, son otras de las principales proclamas. ¿Qué piden? Esencialmente, mayor financiación y la contratación de nuevos sanitarios, a la vez que muestran su apoyo a la huelga indefinida que miles de médicos están llevando a cabo desde noviembre.

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Al escuchar a cualquiera de los manifestantes, cualquiera pensaría que el gobierno de Isabel Díaz Ayuso está desmontando el sistema madrileño de salud pública, que los sanitarios madrileños son explotados con jornadas infinitas a cambio de salarios mínimos y que los pacientes tardan meses en conseguir cita para cualquier mínima gestión; algo que contrastaría con el estado de la sanidad pública en el resto del país. ¿Pero es esto cierto? La realidad es que esta protesta no es más que un acto más con el que la izquierda trata de desacreditar la gestión de Ayuso. No los datos no respaldan el relato que los colectivos y partidos políticos de la izquierda madrileña

–desesperados ante su situación en las encuestas– tratan de imponer en las cabezas de los electores que irán a las urnas el próximo 28 de mayo. Es el cuento de la lechera que la izquierda madrileña lleva contando desde que Esperanza Aguirre reformó la sanidad madrileña.

Gastar más no es gastar mejor, y eso queda patente cuando comparamos el gasto y los resultados de la Comunidad de Madrid con el resto de las Comunidades Autónomas. Madrid es la región que menos gasta por habitante en políticas sociales y la que más lo ha reducido en los últimos años, pero los resultados de este gasto reflejan una mejor gestión que el resto de CCAA. El promedio nacional de tiempo de espera para ser operado es de 123 días, mientras que en la Comunidad de Madrid es de 73, un 40% inferior a pesar de ser la comunidad con menor gasto sanitario por habitante.

En cuanto a las consultas con especialistas, la espera media está en torno a los 65 días, y en la atención primaria se sitúa en torno a dos días. Madrid tiene, junto con el País Vasco y Navarra, las listas de esperas más cortas.

En cuanto a la cuestión de la Atención Primaria y la escasez de personal en general, la falta de sanitarios no es un problema exclusivo de la Comunidad de Madrid, sino que es un problema nacional, como se desprende de estudios del Ministerio de Sanidad como el “Informe Oferta-Necesidad de Especialistas Médicos”. Los bajos salarios que reciben los sanitarios en todo el país hacen que muchos prefieran ejercer en el extranjero. De hecho, las CCAA con los peores datos de personal per cápita son las gobernadas por la izquierda: Baleares, Canarias,

Andalucía (en la que gobierna el PP sólo desde 2019, tras más de cuarenta años de desgobierno socialista) y Castilla-La Mancha son las que regiones que menos médicos y médicos de familia por habitantes poseen. Por otro lado, Baleares, Extremadura y Aragón son las regiones en las que más pacientes tiene cada médico de atención primaria.

Aproximadamente un tercio de la red hospitalaria madrileña es de gestión privada, lo que, junto con el hecho de que los hospitales privados son en torno a un 27% más baratos que los de gestión pública, ha permitido que Madrid sea de las CCAA con mejores resultados a pesar de tener el presupuesto sanitario per cápita más bajo del país. La clave reside en la eficiencia del gasto sanitario gracias a la colabo- ración público-privada. Madrid cuenta con seis de los diez mejores hospitales de España, y diez hospitales madrileños se encuentran entre los mejores del mundo en algunas especialidades. El modelo de la Comunidad de Madrid no es perfecto, pero funciona mejor que el resto gracias al peso de la iniciativa y la gestión privada en él, y marca hacia dónde debe avanzar la sanidad española: hacia la gestión privada de los hospitales y centros de salud a la vez que se asegura la cobertura de todos los ciudadanos

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