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LA FARSA DE SOLO SER BUENA PERSONA
Por: Brenda María Cervantes Hoyos
inspirada con una homilía de resurrección es que decido compartir este tema que vamos pasando desapercibido, porque se va colando como algo bueno, que al parecer está bien, pero resulta ser una moda del engaño. Esta idea tomó más auge a inicios de la pandemia, derivado del cierre de templos e iglesias, capillas, centros religiosos y sectarios, desde ahí se ha echado a andar tanto que, hasta quien profesa alguna religión, se refugia en la comodidad de la excusa mediocre de «basta ser buena persona», para no esforzarse y arroparse en la relatividad que abraza cada personalidad.
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Las redes sociales han sido el medio para que se desplace como pólvora la idea de que ser buena persona es lo más importante, ante Dios o en su mayoría elimina hasta la idea de un ser supremo. En esa idea ni siquiera importa cuál Dios o de quién se trate, a veces hasta a la naturaleza misma y de índoles similares, para algunos solo es necesario ver la frase vacía, por ejemplo: «La mejor religión es ser buena persona» con una imagen bonita, como un paisaje o algo muy estético, basta con verlo para que sea la semilla, que germina en el interior y se crea o comience a creer que es una buena idea. Pero esto no es más que un robo de identidad, coartar las verdades con lo subjetivo. Estas ideas tienen éxito porque es cómodo para las personas creerse buenos solo con declararlo, en el entendido de que siendo este parámetro la subjetividad de lo que cada individuo entiende con ser buena persona.
Pudiera ser, un hombre que tiene un trabajo bastante agotador y trabaja seis días a la semana, tiene familia y se limita a entregar cada semana a la esposa lo que él considera conveniente para los gastos de los alimentos, el resto del tiempo que no trabaja se toma alguna cerveza con los amigos, pero no pasa tiempo con su familia, pero él considera que es buena persona, porque trabaja mucho para llevar el pan a la casa; o también algún hijo que visite cada semana a sus padres pero que en general conviva más con su teléfono celular que con ellos, pero se cree buen persona porque acude a visitar a sus papás. "
Sin tiempo de calidad, es muy gravoso, esto es conformismo, el hecho de que, bajo esta corriente el hombre sea la medida de todas las cosas, sin existir una verdad sobre cuál es la medida, no lograremos nada al ser tan relativos..." porque caeremos en el fracaso de ser conformistas, lo que nos nublará la visión de lo verdadero y valioso, alejándonos del propósito final o de lo que según se pretende, ser en realidad una buena persona. La declaración de que «La verdadera religión es ser buena persona», al parecer pretende que se asuma que es la única y correcta al señalarse como verdadera. Esto resulta un engaño, porque nada que no esté institucionalizado podrá contar con un orden, un parámetro de lo que es y de lo que debe ser, es huir de la verdad y de la importancia de las instituciones, pero solo a contentillo, porque, aunque parezca exagerado, invita a no creer en las instituciones religiosas porque cada uno basta, es autosuficiente en su existencia y en su ser, pero sí siguen confiando en el resto de las instituciones, no se diga las financieras o en los servicios de salud. No podemos tener una decisión a medias y a contentillo de que solo las instituciones son valiosas cuando puedo obtener algo a cambio de ellas, pero las religiones no, porque exigen mucho, mejor soy «buena persona».
Es una farsa, porque esta idea no está sustentada bajo una institución que norme los actos y los determine acorde al concepto, por el contrario, al no estar reglamentado o tener alguna guía que regule con una verdad objetiva, cualquiera puede decir y creer ser buena persona sin serlo, siendo cómodo sobrellevar la vida en su falsa bondad que, en muchos de los casos se puede alejar de los designios reales de Dios, por albergar en su criterio una falacia sin sentido.
Debemos tener claro que, con independencia de lo que dicen, que cada cabeza es un mundo, debemos tomar en cuenta y ser objetivos que, la conozcamos o no, siempre hay una verdad, aunque no concuerde con nuestros pensamientos o acciones. Sí existe la determinación de lo correcto, de lo verdadero, ya lo dijo Jesucristo, «Yo Soy el camino, la verdad y la vida, el que crea en mí vivirá para siempre», está sí es una promesa y recompensa, si somos buenos, estaremos en la eternidad, ¿qué promesa tiene la simple idea de ser «buena persona» sin ningún Dios, creyendo que somos auto suficientes, cuando solo son corazones falsos y vacíos.
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