EDICIÓN DE AGOSTO 2016

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AGOSTO 2016

TACORA, los fantasmas de aguas calientes MONITO DEL MONTE, nuestro marsupial de ojos grande DESIERTO COLOR, un recuerdos en colores



VOLCÁN TACORA En la zona de las cumbres fronterizas de Chile, en la comuna de Putre, Provincia de Parinacota, se ubica un silencioso poblado que lleva el nombre del volcán que corona este inhóspito paisaje...

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MONITO DEL MONTE La selva valdiviana (Pluviselva valdiviana) es un nicho de vida único en el mundo, cuyo nivel de precipitación alcanza como promedio desde los 1.500 mm a los 4.500 mm anualmente...

DESIERTO COLOR La fitocenosis en un ecosistema complejo y extremo como el del desierto depende sólo de los nutrientes que el suelo aparentemente yerto...


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n la zona de las cumbres fronterizas de Chile, en la comuna de Putre, Provincia de Parinacota, se ubica un silencioso poblado que lleva el nombre del volcán que corona este inhóspito paisaje; el Tacora (latitud sur 17º 43´ longitud W 69º 46´), este se encuentra a 40 kilómetros de la capital comunal Visviri. Pero nuestra historia se escribió a diecisiete kilómetros de ahí, por un camino exigente e intrincado que se eleva a 4200 m.s.n.m. ahí encontramos abandonadas y roídas las instalaciones de Planta azufrera de Aguas Calientes, bajo la sombra del Volcán Tacora que parece desformarse por la perspectiva y el brillo de sus hielos eternos que rasguñan el cielo intensamente azul. Aquí la historia de Chile tiene largas páginas escritas en estos desolados lugares. La minería ha sido siempre parte de la riqueza del país, el salitre interpretó un papel valioso para el progreso en el siglo pasado, pero también el Azufre llevó a muchas personas a trasladar sus sueños y esperanzas, a la cima de sus ambiciones, textualmente hablando. Y esos sueños nacían de la planta de Aguas Calientes, que extraía y elaboraba azufre al explotar los yacimientos de Caliche (vocablo quechua que significa “sal”, mineral de alta concentración de nitrato y yodo)

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en las laderas del Tacora y su gemelo el Chupiquiña, ambos a casi 6.000 metros de altura. La Compañía Nacional de Azufre transportaba el producto a Villa Industrial en los vagones, del que fue por aquel entonces, el tendido ferroviario más alto del mundo. La tecnología no era un método presente en las faenas de extracción del mineral, trabajaban a tajo abierto o también en socavones y cuevas bastante irregulares, haciendo la selección a mano del material para bajarlo después en torres anda niveles que se descuelgan aun en la quietud de la sublime altura. La minería de la época empleaba para la elaboración de su amarillo producto tres sistemas: la sublimación en retortas, a fuego directo; la fusión en autoclaves fijas o giratorias, con vapor sobrecalentado. Y la flotación que se localizaba al costado noroeste del volcán Tacora. Más allá de los aspectos técnicos de estas antiguas faenas, no es de sorprender que los mineros de antaño debieran ser casi invencibles o muy desquiciados para luchar con la puna y el frío, extrayendo el mineral de las fauces mismas del volcán, sin las tecnologías actuales de ropas de doble capa, ni las mínimas medidas de seguridad hoy exigidas.

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La impetuosidad de la minería tenaz y exploratoria de aquel entonces, no sólo trajo dinero y estabilidad laboral para quienes vivían prácticamente en sus laderas, sino que muy probablemente les arrebató sus vidas en accidentes o enfermedades causadas por las malas condiciones laborales de la época. Son muchas las historias que se tejieron no sólo alrededor de la Azufrera, sino de sus trenes y trochas que subían y bajaban de la planta para llevar el mineral. Hoy la planta de Aguas Calientes es un pueblo fantasma, que sólo algunos aventureros han visitado. Desde un punto elevado dominando las instalaciones y casi al borde de desaparecer por el mal estado de conservación, está la casa de la Administración que no deja de crujir con el viento helado, es imposible no sentir aquella nostalgia por lo que se extingue silenciosamente sin poder hacer nada para cambiar su destino. Desde las ventanas que aun tienen trozos de vidrio, que una vez protegió a sus ocupantes, se divisan varios metros más abajo las casas, la planta procesadora, la pulpería y una vertiente de aguas termales que le dio el nombre de Aguas Calientes a estos solitarios rastros de presencia humana. Desde este punto el paisaje se percibe como una paleta de un pintor, con colores de origen mineral como ocre, terracota, verde y amarillo enriquecidos con texturas aireadas por cientos de millones de años, que esboza las obras de arte de la naturaleza corroyendo y transformando los suelos. 18


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En el silencio de la noche se percibe como un eco lejano, la agitada vida de la planta en su apogeo productivo y sin temor a la incredulidad se siente la mirada espía de los trabajadores desde las ventanas y puertas impregnadas con su presencia fantasmal. ¡Es verdad¡, como los relatos lo demuestran, es inquietante oír de voz de personal de Carabineros de frontera sus encuentros con lo desconocido...”Mientras hacíamos patrullaje en la frontera, la noche nos sorprendió en la azufrera, algunos de los colegas se quedaron abajo en la pulpería para dormir ahí, cuando de repente y entre sueños la planta cobró vida, en la mitad de la negra noche; gente que caminaba, ventanas que se habrían, ruidos de golpeteos como de maquinaria en pleno funcionamiento...” (Relato verídico del carabinero de frontera Chávez). Es como invadir un sueño suspendido en las manos del tiempo y el olvido, es cierto que en estos singulares valles y quebradas hay extraños relatos que nadie podría explicar coherentemente, aunque mil veces se repitan ante sus ojos.

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Pero la realidad habla de otra cosa, la necesidad imperiosa de preservar y proteger estas añosas instalaciones, que se desdibujan de la memoria de las personas que una vez dejaron sus vidas aquí. Las historias que quedaron atrapadas en estas paredes de adobe y que formaron parte en las memorias de nuestro país, no sólo en el aspecto económico industrial, sino que en la vida de las familias que depositaron sus esperanzas, el aire de sus pulmones y la sangre de sus venas, para subsistir. Haciendo que la fuerza de sus espíritus se grabara en el limbo del tiempo. La planta azufrera de Aguas Calientes representa un hito sin comparación, en el largo camino de progreso que a Chile le ha costado seguir. Y eso es un legado que debemos rescatar de las manos del olvido para no dejar morir de nuevo nuestros monumentos y recuerdos más sensibles.

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a selva valdiviana (Pluviselva valdiviana) es un nicho de vida único en el mundo, cuyo nivel de precipitación alcanza como promedio desde los 1.500 mm a los 4.500 mm anualmente, esto es suficiente para generar las condiciones perfectas para la vida, sus suelos “trumaos” derivados de ceniza volcánica que permiten el desarrollo de especies arbóreas de gran tamaño y tupidas formaciones arbustivas que le merecen el nombre de selva. Es así que viajamos a la Región de los Ríos en busca del Monito del Monte (Dromiciops gliroides) una especie que tiene como hábitat los vetustos bosques nativos heterogéneos que están compuestos por Arrayanes (Luma apiculata), Ulmos (Eucriphya cordifolia), Tepas (Laurelia philipiana) y Canelos (Drimys winteri) por nombrar algunos. Este es un pequeño marsupial de 19,5 a 25 cm de largo y de 15 a 32 gms de peso, pertenece a una familia y un orden único viviente que es la Microbiotheria, pero no está sola en nuestro país, además existen otras tres especies de marsupios, la Yaca (Thylamys elegans), la Comadrejita Trompuda (Rhyncholestes raphanurus) y la Comadreja enana (Thylamys pallidior)

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pero la diferencia es que nuestro citado Monito está más emparentado con los marsupiales australianos que con los sudamericanos ya nombrados, esto se debe a que probablemente durante la separación de los continentes (Antartica, Australia y Sudamérica) hace unos cincuenta millones de años ésta especie quedó atrapada aquí y en una pequeña parte de Argentina. Marcela Franco, investigadora Posdoctoral del Instituto de Ecología y Evolución de la Universidad Austral. Nos comenta que la distribución territorial del Monito del Monte no es continua, por que es una especie que depende cien por ciento del bosque nativo; ya que se distribuye entre las regiones VII y X, desde Río Claro hasta Chiloé continental (desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de altura); por ello no es posible encontrarlo viviendo o anidando en plantaciones de pinos o eucaliptos, a menos que estos sirvan como corredor, ya que hace nidos ovalados con Quila (Chusquea quila) y musgos, flora que sólo se desarrolla en bosques hidrófilos templados ricos en bambúsaceas o bosques de Nothofagus ubicados en Argentina.

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Pero esta especie de hábitos nocturnos y crepusculares tiene un muy particular comportamiento o estrategia fisiológica que es conocida como “sopor” o estado de hibernación, y al entrar en este estado de aletargamiento que realizan en invierno disminuyen su ritmo cardiaco, tasa metabólica y respiración. Absorbiendo con ello los costos energéticos que las condiciones tan extremas de estas selvas demandan al cuerpo de estos pequeños marsupiales trepadores. Por ello, tiene una dieta más bien variada, ya que incluye insectos, semillas, frutos, plantas vasculares e incluso aves juveniles, su extrema agilidad para desplazarse en los árboles gracias a su cola prensil y dedo oponible en sus patas posteriores lo convierten en una especie de difícil estudio y observación.

Estudios realizados han concluido que esta especie es más abundante de lo que se creía, gracias al resultado de correcciones realizadas en los datos de muestreo, su tasa de reproductividad en los meses de primavera y su gestación intrauterina que se desarrolla hasta fines de Octubre permite el nacimiento de 2 a 4 crías a fines de Noviembre lo que resulta en una inagotable fuente de fortalecimiento de una población sana. Pero esto no significa que esté fuera de peligro. La tala comercial de los bosques en el sur de Chile, ha ido creciendo exponencialmente en proporción a las necesidades de calefacción de los hogares, entonces surge de todas formas una suerte de situación de riesgo para la población de este marsupial que se encuentra en un estado de conservación vulnerable.

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“La tierra provee lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la avaricia de cada hombre� Mahatma Gand hi

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a fitocenosis en un ecosistema complejo y extremo como el del desierto depende sólo de los nutrientes que el suelo aparentemente yerto le puede entregar, pero en ocasiones una condición climatológica simple, pero desconcertante, transforma este principio, y nos encontramos con estas imágenes que parecieran no pertenecer este tipo de medio ambiente. El desierto florido se extiende entre la latitud 27º S y los 28º S en un área que comprende Copiapó y Vallenar. Normalmente, las llanuras de arena de este desierto reciben entre los 50 mm de agua lluvia por año, pero en los años del Niño, tormentas atípicas traen un incremento en las precipitaciones sobre estas áreas. Históricamente las semillas de las flores, de las cuales algunas han permanecido dormidas por años, comienzan a germinar, entonces el páramo árido renace en una explosión de floración, alcanzando un punto máximo entre los mese de septiembre y octubre, sólo por unas pocas semanas transformado estas tierras en un verdadero jardín nacido de la nada. Entonces, luego de ese corto periodo tal como aparecen… desaparecen secándose y hay que esperar hasta la próxima oportunidad para verlas

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Añañuca naranja (Rodophiala sp)

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Lirio de campo (Alstroemeria magnifica) 53


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florecer en siguiente año, o en cinco o diez años más. Al norte de Copiapó, el espacio de tiempo que hay entre las lluvias es muy largo, entonces hay semillas que no sobreviven a ese lapso, excepto las que logran aparecer en unos pocos lugares aislados que poseen un microclima distinto y especial. Como el caso de las montañas que están alrededor de Vicuña en la IV región, el área experimenta un florecimiento en los años de lluvias, pero en comparación del desierto del norte es un efecto menor, debido al pastoreo de cabras o los cultivos. Cada año esta floración se convierte en un fenómeno muy apetecido por botánicos y amantes de la fotografía escénica, cada especie con su mayor o menor despliegue de colorido atraerá a los polinizadores, una tarea ardua ya que en ellos queda la responsabilidad de transportar el polen de las efímeras flores que permitirá las nuevas generaciones de plantas. Pero se trata de un siclo misterioso e indescriptible, como es el caso de la vida de las cigarras que se ocultan bajo la tierra por años y emergen sólo para procrear la siguiente generación y morir de inmediato, ¿acaso estas plantas ocultas en tierra seca casi todo el año, florecen para crear este vistoso paisaje? lo más probable es que no sea así, de ellas

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Amancay (Balbisia peduncularis) 57


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Suspiro del mar (Nolana paradoxa) 59


dependen una biodiversidad distinta tanto en forma como en posición en la cadena alimenticia, en que participan todos en una orquestada simbiosis, por ejemplo; al brotar las flores atraen a un cantidad incontable de insectos que se alimentan de los néctares, y a su vez el masivo arribo de insectos trae bonanza alimenticia para pequeños reptiles que hacen de ellos su plato favorito, esta abundancia da pie para que las aves y roedores vean también su oportunidad para nutrirse con ellos y así la cadena continua con mamíferos mayores que merodean estas praderas como los zorros. Es un claro ejemplo del equilibrio natural que no debe ser interrumpido, este especial del Desierto Florido del norte grande, es un llamado para captar nuestra atención, acerca de lo que vemos; esto no es simple belleza escénica, que si viene cierto es una maravillosa muestra de color como una paleta de pintor, es más que eso… es vida, pura y equilibrada de la cual depende un ecosistema entero, este principio se aplica a todo cuanto vemos e “invadimos”, una basura por mínima que nos parezca puede en un plazo de tiempo muy corto, afectar la capacidad de resiliencia de un ecosistema, que invisible ante nuestros ojos, nos afectará tarde o temprano. Revista BIOMA 2016

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Estrella de luz (Zephyra sp.) 61


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“El mundo se mueve a un ritmo tan acelerado que la mayoria de las personas irrumpio en el siglo XXI olvidando sus origenes. Debiera ser al reves. Deberiamos valorizar nuestras raices y nuestra cultura, y utilizarlas como cimientos para construir nuestro futuro� ForoPatrimonio Mundial, Pekin (China)



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