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Se inspira de la vida Teté Espinoza

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EVA LONGORIA

EVA LONGORIA

Conversamos con la actriz originaria de Veracruz, sobre sus nuevos proyectos, por un lado, la película original de Netflix, El último vagón, del director Ernesto Contreras; también, sobre la conmovedora obra de teatro

Wenses y Lala: "es un proyecto que ha visto pasar mi vida".

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por CARLOS MORA

¡Qué bonito trabajo en la cinta El último vagón, de Ernesto Contreras!, ¿cómo te sientes?

Súper feliz la verdad, ha sido un regalo bien hermoso poder ver el resultado. Fue una experiencia tan maravillosa, la historia es hermosa, el proceso fue precioso, maravilloso y para mí trabajar con Ernesto Contreras siempre ha sido gozo, es una gran persona, super profesional y es un gran director que tiene claro todo.

Y que te digo de mis compañeros, con algunos ya había trabajado y otros por primera vez me los encontré, pero me dí cuanta que son unas bellas personas, todos muy profesionales, estoy agradecidísima, además con la vida de que me haya puesto en ese lugar y me hayan dado este personaje.

Estoy festejando y recibiendo comentarios bien bonitos acerca de la historia, de la película y de todo lo que les ha provocado. Mucha gente se relaciona con la vida del ferrocarril, tiene historias sobre sus abuelos o sus papás, o tuvieron una infancia muy parecida, todo eso ha sido un alimento precioso para mi alma, me siento muy contenta.

Compartes este proyecto con la maestra Adriana Barraza, ¿qué sientes?

Ha sido un encuentro maravilloso, obviamente ya había visto su trabajo y ya la admiraba, pero a partir de que la conocí como compañera la admiro más, es un ser humano tan generoso, humilde y bondadoso.

Me dio una clase de humildad en cada uno de los días de llamados, llegabas a desayunar y le encantaba que te sentaras con ella, y empezaba a preguntar cosas sobre uno, eso casi nadie lo hace.

La verdad estoy enamorada de ella, no sólo por su capacidad histriónica y de tocar los corazones, sino porque también toca los corazones fuera de la pantalla, eso es para mí lo más importante. Todos mis respetos para ella, la adoro.

Es una historia de niños, ¿cómo te sentiste trabajando con ellos?

¡Padrísimo!, siempre es un gran reto porque son seres humanos que no tienen límites, estuve sorprendida de cuánto interés, motivación y voluntad ponían para estar ahí los chavitos.

Estoy impresionada y me doy cuenta que la mayoría quieren dedicarse a la actuación, es una pasión innata que tienen, ojalá yo hubiera tenido esa claridad a su edad.

Estuvimos en un lugar en Tlaxcala por tres meses, algunos vivían en el hotel otros nos quedamos en la hacienda, verlos jugar y siendo niños fue hermoso, pero también tenían el compromiso de estar en la pantalla, era otro punto y aparte.

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