Revista CIS n°2

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Primer semestre 2003

Publicación

CENTRO INVESTIGACIÓN SOCIAL Año 2 número 2

UN TECHO PARA CHILE E INFOCAP La Pobreza que nos une: Un camino de equidad Cátedra Alberto Hurtado de Liderazgo Social 2002 Informe sobre el desarrollo humano del PNUD: Aceledaros cambios y debilitamiento en nuestra cultura Entrevista a Pedro Güell La vivienda social en Chile: Una mirada desde America latina y el Caribe Por Joan Mac Donald Estudio descriptivo de la situación post-erradicación de las familias de campamentos en la región Metropolitana Casa nueva, ¿vida nueva?: el paradógico amanecer en las villas Por Juan Carlos Skewes

Revista semestral

La evolución del voluntariado entre 1990-2000 Por Sebastián Zulueta

CIS CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL


INDICE

Editorial

1

Cátedra

2

“La pobreza que nos une: un camino de equidad” Entrevista

8

Pedro Guell comenta el último Informe sobre Desarrollo Humano PNUD 2002 Director del CIS Isabel Brain Equipo Publicación Elisa Tonkin María Paz Turner

Opinión

12

Vivienda Social en Chile: Una mirada desde América Latina y el Caribe Joan Mc Donald Investigación

14

Estudio descriptivo de la situación Post-erradicación Colaboradores Soledad Waidele Mercedes Rivadeneira

de las familias de campamentos en la Región Metropolitana Casa nueva, ¿vida nueva?: El paradójico amanecer en las villas Juan Carlos Skewes

Diseño

Opinión

28

Macarena Cortés Evolución del Voluntariado en Chile entre 1990-2000 Sebastián Zolueta Impresión CEPCO

cis@untechoparachile.cl

www.untechoparachile.cl/cis


16. 465 mediaguas se han construido desde que hace seis años un grupo de jóvenes se dispusieron a buscar una forma de disminuir la extrema pobreza en Chile. 60.000 voluntarios se han puesto en contacto con 16.465 hogares pobres de Chile. Construimos, nos sentamos a la mesa, conversamos, nos encontramos con la realidad de 59.9021 familias que viven en los campamentos de Chile. 6*3 mt2 son las dimensiones de la mediagua, pero esto es a primera vista. Ese espacio, aparentemente tan pequeño ha dado lugar a discusiones, reflexiones y proyectos. Entramos con la mediagua, con las relaciones que posibilita, con los sueños y esperanzas que despierta y, aunque aparentemente sea la misma, hoy se puede decir que la hemos ido mejorando. El hacerse cargo de esa experiencia y el compromiso que asumimos ha llevado a embarcarse en otros desafíos dentro de los cuales se inserta el Centro de Investigación Social (CIS). Tal como planteamos en el número anterior, la responsabilidad del Centro de Investigación Social de Un techo para Chile es aprovechar su principal recurso: la experiencia en campamentos. A partir de ésta, el CIS investiga, evalúa, propone y denuncia. Busca el diálogo con el desinformado, con el interesado en el tema de la superación de la pobreza, y con el que toma decisiones que involucran el futuro y las expectativas de muchos con quienes estamos comprometidos. La búsqueda de ese diálogo se tradujo en el IV Seminario de Un Techo para Chile “Del Campamento a la Villa”2 , realizado a mediados del 2002 y dirigido a los universitarios. La base de este seminario fue el “Estudio Descriptivo de la Situación Post Erradicación de Campamentos en la Región Metropolitana”, cuyos principales resultados se presentan en el artículo central de este número de la revista. Al igual que en la primera edición, también se incluyen dos ponencias de lo que fue la Cátedra Alberto Hurtado de Liderazgo Social que en esta oportunidad giró en torno al tema, “La Pobreza que nos une: un camino de equidad”. Por último, queremos rescatar en este segundo ejemplar la participación de estudiantes en práctica, tanto en la realización de la revista como en estudios y evaluaciones al interior del CIS, los cuales comprometen su profesión en la búsqueda de un aporte a la superación de la pobreza. Cuando se imprime el primer número de una revista, siempre está el desafío de producir una reflexión profunda y que ésta se mantenga en el tiempo. Sólo así se justifica y tiene sentido la publicación de un segundo ejemplar. Creemos que esta edición es reflejo de un proyecto que continúa, que ha tomado fuerza y que espera seguir aportando a través de su trabajo, para que esas 59.902 familias puedan realizar el sueño de la casa propia e integrarse a la sociedad en que viven.

EDITORIAL

EDITORIAL

1 Centro de Investigación Social UtpCh, CNC 2001-02, 2002. 2 Investigación realizada por Centro Investigación Social UtpCh, segundo semestre 2002.


CÁTEDRA

Como ya es tradición, entre agosto y octubre del año pasado se realizó la sexta versión de la Cátedra Alberto Hurtado de Liderazgo Social, organizada por el CIS de Un Techo para Chile y la Universidad Alberto Hurtado. La cátedra busca responder a la necesidad de los jóvenes universitarios de enriquecer su experiencia con un enfoque más académico, que les permita contar con más y mejores herramientas para enfrentar una acción futura más responsable en la tarea de superar la pobreza. En esta ocación se intentó que los grandes temas de contingencia nacional relacionados con la superación de la pobreza, fueran tratados por los diferentes invitados para lograr una comprensión práctica y acotada de la realidad social de nuestro país.

CÁTEDRA DE LIDERAZGO SOCIAL ALBERTO HURTADO La pobreza que nos une: un camino de equidad Este desafío de generar una reflexión seria y profunda en torno a los temas que forman parte del interés y preocupación nacional, se concretó en las seis sesiones que abordaron el tema que guió la cátedra: Rol del Estado en la Superación de la Pobreza. El caso del Sistema Chile Solidario. Berta Teitelboim y Francisca Márquez. Desarrollo Económico. El caso de la Agenda Pro-Crecimiento. Juan Claro y el ministro Jorge Rodríguez. Educación y Movilidad Social. Pilares del desarrollo. Juan Eduardo García Huidobro y Lucía Santa Cruz. Medios de Comunicación y Campañas Solidarias. ¿Contribución o perjuicio? Enrique García y Ximena Casajeros. Desarrollo Humano. El Informe PNUD en Chile. Rolf Foerster y Pedro Güell. Universidad y País. Forjando un compromiso solidario. Fernando Montes y Luis Riveros. Sin duda uno de los temas más importantes durante el año 2002 en lo que refiere a políticas de superación de pobreza, fue el Sistema Chile Solidario. Este programa de promoción social es uno de los desafíos más grandes del gobierno del Presidente Ricardo Lagos y uno de los más emblemáticos, por su novedad y nuevo enfoque, el cual conjuga los conceptos de asistencia y promoción. En las siguientes páginas destacamos los extractos de la exposición de Berta Teitelboim, en ese tiempo Secretaria Ejecutiva del sistema, quien explica en qué consiste Chile Solidario y de Francisca Márquez, antropóloga, quien comentada las ventajas y desventajas que según su visión, tiene este programa.


Extracto primera sesión cátedra 2002

BERTA TEILTELBOIM; ex Secretaria Ejecutiva del Sistema Chile Solidario

Chile Solidario: Asistencia y promoción para las familias más pobres

El diagnóstico realizado por Berta Teiltelboim, es que durante los últimos 10 años ha habido una importante disminución de la pobreza y de la indigencia en nuestro país. Los estudios demuestran que las políticas sociales que se utilizaron a principios de los ’90 fueron muy efectivas para disminuir la pobreza, pero no así la extrema pobreza o pobreza dura, la cual desde el año 1996 presenta un estancamiento en las cifras representando el 5,7% de la población (CASEN 2000). Para Berta Teitelboim los subsidios monetarios y las políticas que han dirigido los gobiernos a ciertos grupos han estado focalizadas en los pobres, pero no han llegado de forma efectiva a los sectores de pobreza dura, puesto que la política social en Chile es de carácter universal, y sólo se complementa con programas focalizados. Por esta razón, surge el Sistema Chile Solidario, que busca llegar directamente a las personas más pobres y cambiar en cierto sentido la política social del país. El sistema opera bajo la tutela del MIDEPLAN y coordina dos elementos centrales: la asistencia y la promoción. Según Berta Teitelboim para el Sistema Chile Solidario lo más importante es la promoción de las familias, pero dada la situación de carencia extrema en que viven también reciben un componente o bono monetario

El nuevo plan de gobierno diseñado para terminar con la extrema pobreza es un sistema de prestaciones que tiene a la familia como sujeto fundamental, ofreciendo un apoyo personalizado al 5% de los más pobres. Para ello se establece un Contrato Familiar que resguarda el cumplimiento de los compromisos contraídos. De esta manera, el Estado pone al servicio de este grupo diferentes apoyos y recursos y a su vez las familias se comprometen a cumplir con las metas acordadas. Lo que diferencia al Sistema Chile Solidario de los demás programas del sector público, es que actúa a través de una oferta del Estado y no a través de la demanda de las familias. La oferta llega a través del municipio, los cuales juegan un rol importantísimo en el funcionamiento del sistema. Hasta el momento 322 municipalidades están participando y sólo dos de ellas se han rehusado a hacerlo, quedando fuera del sistema. Chile Solidario cuenta con tres componentes. El primero es el apoyo psicosocial e incentivo de protección familiar a aquellos núcleos más pobres del país. Éste es realizado


CÁTEDRA

Chile Solidario: Asistencia y promoción entre las familias más pobres

por profesionales vinculados al área social quienes intervienen en la familia y la visitan periódicamente durante veinticuatro meses. Las personas especializadas de los municipios conversan con los miembros de la familia, donde se plantean los problemas para luego trabajarlos en conjunto. Un ejemplo de problema que dio Berta Teitelboim fue la identificación. Hay gente que no tiene carné o certificado de nacimiento, papeles indispensables para postular a la mayoría de los programas. Por esta razón, muchos parten por ahí. Sin embargo, “el punto de partida” depende de la familia y de sus problemas. No obstante lo anterior, necesariamente, a la cuarta o quinta semana ya deben tener concordadas sus primeras metas. Aquellas familias que, pese a los acuerdos no cumplan con sus metas, quedarán fuera del sistema, ya que el compromiso de salir adelante es clave y la familia que no se compromete, no es parte de Chile Solidario. El apoyo psicosocial a las familias es intensivo en los primeros seis meses, luego empieza a disminuir, porque es una forma de ir distanciándose de la familia y que comience a avanzar por ella misma. Sin embargo, si necesitan más apoyo pueden tenerlo. El trabajo está diseñado para que, luego de los veinticuatro meses, las familias entren al sistema y queden conectadas a la red social. Este ingreso no implica que todas las familias tendrán empleo. Según la expositora, lo óptimo es que por lo menos un miembro lo tenga, pero esto no se garantiza, ya que muchas personas, especialmente mujeres, son jóvenes jefas de hogar con niños pequeños y tienen serios problemas para dejarlos. Los ámbitos de intervención varían dependiendo de la familia y sus necesidades más urgentes. Algunas de las dimensiones son: identificación, salud, educación, dinámica familiar, capacitación, inserción laboral o nivelación de estudios. El segundo componente del sistema son los subsidios monetarios y bono de protección familiar. Esto significa que todas las familias que pertenezcan al sistema tienen derecho a recibir el subsidio, sólo si cumplen con los requisitos para obtenerlo. El bono va disminuyendo en forma paulatina, cada seis meses va tomando otro valor para evitar generar dependencia en las familias respecto al aporte monetario. Comienza con $10.500 mensuales durante los seis primeros meses, luego pasa a $8.000 entre el séptimo mes y el año; $5.500 entre el mes número trece y el año y medio, para terminar con $3.500 en los últimos seis meses. Para la ex Secretaria Ejecutiva de Chile Solidario ésto representa un pequeño empuje económico, ya que algunas

familias no han postulado al sistema por la falta de dinero para pagar la micro e ir al municipio a hacer la postulación. El beneficio está asociado al cumplimiento del Contrato Familiar que firma cada núcleo. Las familias que luego de dos años hayan cumplido con el acuerdo son premiadas automáticamente con una asignación de protección que equivale al valor de un subsidio familiar, que se prolonga por tres años. Las familias que al doceavo mes no cumplen con las metas convenidas son egresadas del componente psicosocial y dejan de percibir el bono de protección familiar, entregándoles sólo una asignación de protección que equivale al monto de un SUF (Subsidio Único Familiar). A las familias que integran el sistema se les garantiza la asignación de prestaciones monetarias tradicionales a las cuales tienen derecho. Algunas de ellas son: Subsidio Único Familiar (SUF) para todos los menores de 18 años, Pensión Asistencial de Vejez (PASIS) para todos los mayores de 65 años y Subsidio de Agua Potable (SAP). El último componente, refiere al acceso preferente de estas familias a los programas de promoción social. Según la expositora en esta área han conseguido buenos resultados, ya que hasta el momento están trabajando con veinticinco instituciones, todas al servicio de las familias. Por otra parte, los programas de promoción contemplan diferentes dimensiones tales como: nivelación de estudios y/o de competencias laborales, ayudas técnicas para personas con discapacidad, prevención y rehabilitación de drogas, atención de niños en situación de riesgo y cotización previsional para los jefes de familia cesantes integrados al sistema a partir del año 2005. Por último, haciendo referencia a los resultados que se esperan y las expectativas para el futuro del progama, Berta Teitelboim afirmó que para el 2005 esperaban atender a 250.000 familias. Su forma de ingreso a Chile Solidario es cada dos meses, ya que la metodología de trabajo no permite que las familias asistan todas al mismo tiempo. Durante el año 2002 ingresaron más de 44 mil familias; el 2003 se espera que lo hagan 60 mil; el 2004, 59 mil y el año 2005, 33 mil. Este último año se realizará una evaluación del sistema y se analizará qué continuidad tendrá. Al terminar, la expositora quiso destacar dos cosas. Primero que el perfil de las familias con las que se trabaja es complicado, ya que se encuentran fuera de la fuerza laboral, han perdido la esperanza y muchos son analfabetos. Por esa razón, en muchos casos el sistema comienza por una nivelación y no por generar ingresos. Y segundo, recalcó que el trabajo va dirigido a toda la familia y cada una avanza según su ritmo y compromiso.


FRANCISCA MÁRQUEZ: Antropóloga, Doctora en Sociología Universidad Católica de Lovaina. Extracto primera sesión cátedra 2002

Chile Solidario: Aciertos y desaciertos Antes de empezar su exposición, Francisca Márquez consideró importante hacer una aclaración sobre el sentimiento de culpa que muchos chilenos sienten con respecto a la pobreza. “¿Culpa de qué?”, dijo. Según ella, la culpa no sirve de nada, sólo lleva a paralizarse y encerrarse en uno mismo. No produce ni rabia ni vergüenza. Por esta razón, invitó a los jóvenes presentes a valerse de su creatividad y capacidad de reflexión para salir fuera de sí mismos y jugarse por las transformaciones profundas de nuestra sociedad. Luego de esta introducción analizó el Sistema Chile Solidario y resaltó diversos puntos. Comenzó reconociendo que el Estado (“por fin”, como dijo ella) acertadamente comenzó a preocuparse por los más pobres de los pobres.

Aquellos que se quedaron atrás en la carrera de la modernización, desarrollo y crecimiento, principalmente en la década de los 90´. Todavía hay un grupo duro que no se sube a este carro y cree que el programa Chile Solidario, incorpora algunos elementos nuevos para revertir la situación. El primer aspecto que resaltó fue el cambio en el Estado, quien asume una acción más proactiva con la pobreza. Esto significa que las prestaciones sociales están focalizadas automáticamente en las familias más pobres, (sin postulación previa), y no sobre la base de la demanda de los individuos a los servicios públicos. El Estado es el que toca la puerta a quienes no acceden a él. Según ella, esto permite acercarnos más al concepto de derecho. El otro punto que destacó fue el fuerte énfasis que pone el programa en el apoyo psicosocial y que la familia sea el eje de intervención. Francisca Márquez cree que hoy es imposible comprender la extrema pobreza y los profundos procesos que la construyen, si no se la aborda desde una mirada familiar. El tercer cambio que resaltó fue la incorporación del concepto de “egreso” de la red estatal como principio central del sistema. Y como cuarto punto agregó el concepto de integralidad presente en el programa, que a pesar de no ser algo nuevo, (pues ya estaba presente como principio rector de las políticas sociales desde comienzo de los noventa), Chile Solidario logra combinar dos elementos que, siempre han sido opuestos y que en este caso han sido abordados en forma novedosa: la asistencia y la promoción. Es decir, el dejar instaladas ciertas capacidades en la persona. En lo que refiere a puntos de discusión, esta antropóloga comenzó por el concepto de egreso, que inaugura una preocupación, por parte del Estado, por no acrecentar su clientela de manera permanente. Señala que efectivamente, detrás de la superación de la pobreza tiene que existir autonomía con respecto a la red estatal, “si no, no es superación de nada… Sin este punto tendremos en los pasillos de los municipios a mucha gente esperando


CÁTEDRA

Chile Solidario: Aciertos y desaciertos

constantemente”, dice Francisca Márquez. Por esta razón, considera que el egreso es central, pero debe estar problematizado y no pensar el concepto como una sanción. Reconoce que algo de esto existe en el programa Chile Solidario. “Si es que no cumple con el Contrato Familiar pierde los beneficios”. La solución no es la expulsión obligada del sistema, sino la creación de un sistema social que contenga los soportes básicos para generar oportunidades que gatillen, efectiva y sustentablemente, los procesos de movilidad social. Sólo así habría superación de la pobreza. El Sistema Chile Solidario propone un compromiso contractual entre las mismas familias y el Estado. En el acuerdo, el Estado protege y abre oportunidades y las familias aseguran “esforzarse” durante uno o dos años en función del logro de mejorar su situación de pobreza. Aquellos que lo cumplen, tendrán un “premio”, que consiste en que el subsidio permanecerá después del segundo año. Sin embargo, quienes no cumplan durante el primer año, serán expulsados del sistema de atención psicosocial y permanecerán con un subsidio equivalente al SUF (Subsidio Único Familiar). Respecto a esta concepción de egreso, la expositora presentó varias objeciones. La primera fue el significado de pobreza, la homologación entre estrato indigente o pobre (es decir bajo la línea de la pobreza) y la cultura de la pobreza. El nuevo enfoque de política social parte del supuesto que los indigentes comparten una misma cultura, la cultura de la pobreza, resignación y el dejarse estar. Para Francisca Máquez, la invitación que hace el Estado a esforzarse refleja muy bien este pensamiento, ya que la desesperanza aprendida caracteriza a una buena parte de la pobreza dura. Sin embargo, para romper con ella el esfuerzo no basta, por muy firmado que esté. Lo importante para la expositora, en términos de estrategia y diseño de política, es no olvidar que la pobreza, entendida ya sea como carencia de ingresos o disposición cultural, es por sobre todo una construcción social de largo aliento. A su juicio, ni la desesperanza ni la pobreza se superan por la simple voluntad o el esfuerzo de las personas. Tampoco por una cartera de subsidios, un contrato firmado y menos en el lapsus de un año. Según ella en este país tendemos a creer que somos uno solo, en la homogeneidad y no nos damos cuenta que hay muchas culturas de la pobreza.

Otro aspecto crítico del programa al que se refirió la antropóloga, está en el tipo de gestión centrado en la relación Familia – Estado, uno a uno. El principal peligro de este enfoque puede estar en el descuido del acceso de las familias a círculos sociales diversos, más allá de los límites del hogar y el Estado. En este sentido, existiría un cierto riesgo en este programa de transformarlos en sujetos de asistencia estatal, aislándolos de sus comunidades y redes sociales. Para superar la pobreza es indispensable que a las personas se les ayude a ampliar y abrir nuevos espacios sociales. El éxito del sistema, señala, no puede estar centrado solo en la relación uno a uno; una familia y un funcionario público. En ella se abren muchas interrogantes sobre la cualidad del vínculo y las capacidades del promotor para entender esta importante tarea. La responsabilidad de sacar a una familia de la cultura de la pobreza es muy grande. La expositora asegura que hay un tema de cultura pública y funcionaria que no es menor, como por ejemplo la “humillación” que sufren los más pobres por parte del aparato funcionario. Por lo tanto, depositar todo este programa en la relación cara a cara es complejo y arriesgado. Además, hay que tener en cuenta que esta relación se construye entre las cuatro paredes de la casa, dificultando el control social y comunitario sobre lo que allí sucede. El último alcance que hace Francisca Márquez sobre el Sistema Chile Solidario es referente el egreso y el trabajo. La extrema pobreza es un segmento vulnerable y poco atractivo para el mundo laboral, pero el acceso al trabajo es clave para lograr cuotas mínimas de movilidad social. Chile Solidario no puede ser pensado sin un eslabón con este mercado laboral, porque de lo contrario asegura que no habría sólo un problema de ingreso, sino también de identidad. “¿Desde dónde me levanto como ciudadano, desde dónde construyo la autonomía respecto a esta red estatal?” dice la antropóloga. Sin trabajo difícilmente las familias pueden tener otra alternativa que no sea la dependencia de la asistencia social del municipio. No hay posibilidad de superación de la pobreza sin trabajo y éste es el talón de Aquiles de las políticas sociales. A su juicio el Estado debe abrir y empujar nuevas oportunidades en este ámbito. Francisca Márquez llamó a reflexionar en torno a la propuesta de Chile Solidario, cuidando que este sistema no termine reforzando y creando una nueva masa de asistidos entre los más pobres. Algo muy diferente a lo que busca.


¿QUIÉNES VIVEN EN LOS CAMPAMENTOS? Magdalena Zarhi

Psicóloga Educacional Coordinadora Académica Infocap en Campamentos

Son osados y aventureros -se cambian de casa sin ver los diarios ni regodearse por los barrios-, o desprendidos por tan poca prenda; prendidos si son, y alegres y buenos para el hueveo y la fiesta. A veces andan de mal genio y son buenos para gritar, también para hablar. Te cuentan sin pelos en la lengua sus desgracias, porque es pan de cada día o porque el pudor y la vergüenza se olvidan para que no los olviden. A otros es difícil sacarles palabras por las pocas que conocen o porque la timidez no los deja pronunciarlas. Algunos son aperrados y han pasado la vida despertándose temprano, trabajando doce horas diarias o buscando frustrados trabajos por horas, por semanas, por temporadas, por cuanto sea y por lo que sea. Otros son más cómodos y cuesta sacarlos de la casa, porque de tanto acostumbrarlos a que los saquen ya no salen solos, y poco hay que los convenza que levantarse vale la pena. Muchos cargan cargas cargadísimas, pasados pesados, mucho sueño soñado no más, mejor dormirse de frentón. En general viven con su pareja y con los niños (los tuyos, los míos y los nuestros), cuando tienen suerte. Muchos no pueden vivir con sus hijos, porque no caben o porque a veces es mejor que no entren. Todos babean por sus cabros chicos, aunque algunos se los dicen poco, porque no saben cómo o tienen poca paciencia. Estos niños más que piropos, escuchan gritos y retos, que son “unos malos”, “unos demonios”, “unos tontos” y “unos buenos para nada”. De a poco se van convenciendo de eso, como lo hicieron sus padres. La coquetería femenina se lleva o se deja debajo del colchón mientras pasa el invierno o salen del barro, mejor el buzo para andar por la mugre. Algunas mujeres son unas enamoradizas de sus maridos, y esperan que pase rápido el día para conversar y regalonearse de noche. Otras prefieren ver al príncipe azul en las teleseries, en su historia mejor usar la cabeza para no hacer repetir a sus hijos lo que vivieron ellas. Pero muchas veces la historia pesa más de lo que quisieran, y no saben cómo, han llegado a vivir como sus madres. A algunos hombres les gusta que los atiendan después del trabajo, y antes. Ser servidos después de tanto servir; dueños y poderosos al fin, descargar los reclamos en mandados, después les tocará a ellas con los chicos, y los chicos esperarán a grandes. Conseguir la casa propia es el sueño de todos, el baño en la casa y la primera ducha tiene que durar horas. La plata para la libreta es como el boleto de la lotería, y el juntar fondos un difícil desafío para trabajar en conjunto. Se agradece comiendo en cantidad, con grandes panes amasados y carbonadas. Critican poco, porque mucho de lo poco que han tenido, es malo y sin muchos puntos de comparación es difícil exigir lo justo. Son algo de eso, de esa, de este, de ella, un poco de ti, otro de yo, así de complejos, llenos de contradicciones y de dudas, de miedos y sueños, y buscan como todos, encontrar el amor.


ENTREVISTA

INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO DEL PNUD: ACELERADOS CAMBIOS Y DEBILITAMIENTO DE NUESTRA CULTURA La identidad y la cultura son temas que el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 2002 ha puesto en discusión. Qué hay detrás de estos conceptos y cuál es la importancia que tienen para nuestra sociedad, son puntos que analiza este informe. Uno de los aspectos que más resalta esta investigación es el déficit cultural que está viviendo Chile. Pedro Güell, comenta la causas e implicancias de este déficit y las consecuencias que conlleva para las sectores más pobres del país.

Pedro Güell: Sociólogo de la Universidad de Chile y doctor en Sociología de la Universidad de Erlangen-Nuremberg, Alemania. Actualmente es Coordinador Ejecutivo del Informe de Desarrollo Humano del PNUD en Chile y profesor de sociología en la Universidad Católica y La Frontera.

¿Qué significa que Chile experimente un déficit cultural?

¿Qué consecuencias y amenazas puede traer un debilitamiento en este ámbito?

Para entender los problemas que acarrea un déficit cultural o un debilitamiento de nuestros proyectos colectivos, es necesario saber que la cultura y la identidad cultural es aquello que permite que un grupo humano pueda plantearse metas comunes, coordinar sus acciones y emprenderlas. La cultura es una de las condiciones para que un grupo pueda actuar en conjunto. Sin embargo, no es sólo un proceso, sino también aquello que permite, cuando la sociedad y los grupos humanos son fuertes, que cada una de las personas pueda realizar sus propios proyectos. No hay nadie que pueda efectuar sus planes de vida sino es gracias a un colectivo que le da los recursos simbólicos y materiales.

Por una parte, nos cuesta más o no podemos lograr aquellos productos que sólo son elaborados por un actor colectivo. Por ejemplo: la democracia, los derechos humanos, la justicia, la igualdad, ya que son frutos de la sociedad para la sociedad. La democracia no es la característica de una institución, es el modo de vida de una sociedad y eso sólo se consigue por un actor colectivo. Y por otra parte, cuando se debilita esta capacidad cultural de actuar en conjunto, de construir una sociedad fuerte, de saber dónde queremos ir, qué es lo que nos junta y motiva, se hace muy difícil también que las personas puedan llevar adelante exitosamente sus proyectos de vida personal. Son estas dos grandes amenazas y difi-

“Si la gente vive bien junta, si coopera de manera de enriquecerse mutuamente, amplía sus opciones individuales. De esta forma, el desarrollo humano se preocupa no sólo por la gente como individuo, sino además por la forma en que éstos interactúan y cooperan en las comunidades” (Pnud 1996,63).


cultades las que pueden poner en riesgo o no ser capaces de sustentar la solidez que requieren procesos como la democracia, la justicia y la igualdad. Vida colectiva y vida personal son los dos campos donde trabajó el último informe. Según lo señalado en el último informe, ¿Cuán grave es para el país este déficit? No es una situación grave. Es normal que las culturas cambien, que estas transformaciones produzcan terremotos de fondo, dificultades, inseguridades e incertidumbres. Lo que no sería normal es que no nos hiciéramos cargo de nuestros cambios culturales y que no hiciéramos lo posible por prevenir las consecuencias negativas. Chile está viviendo un proceso de cambio muy acelerado y lo que ocurre es que estamos viendo algunas de sus consecuencias, tanto en la convivencia democrática como en la vida personal. Lo preocupante es que no siempre hemos tenido la lucidez para observar estos cambios y hacernos cargo. A veces nos gustaría decir que todo está bien y que todo sigue igual.

mos capaces de hacernos cargo de ellas, replantearlas, buscar soluciones, deliberar creativamente y tolerantemente sobre estos temas, y hacer que Chile salga más fortalecido de ésto. VALORACIÓN DE CAMBIOS Y ORIENTACIÓN HACIA LO CHILENO (porcentaje) Orientación hacia lo chileno Si usted mira los cambios en el país, Chileno Chileno Chileno diría que estos cambios... orgulloso inseguro molesto Total Tienen una dirección clara

25

10

7

36

Son cambios sin brújula, no tienen destino

27

45

29

34

A pesar de los cambios, las cosas son iguales

45

44

63

50

3

1

1

2

100

100

100

100

NS-NR Total

Fuente: Pnud 2002

¿Los chilenos somos capaces de ver éstos cambios culturales?

¿Hay en nuestra estructura social elementos que nos hagan más propensos a sufrir un déficit cultural?

Durante el año 2002 hemos vivido procesos que nos han hecho darnos cuenta que en Chile sí está pasando algo. Hemos visto un tremendo remezón en la legitimidad de las instituciones, como por ejemplo el Ejército y sus casos de corrupción de armas y al parecer también de drogas, la Iglesia y el caso de los abusos sexuales, la política y el tema de la corrupción, el fútbol y la cuasi quiebra de uno de los equipos más importantes. Las instituciones que han estado más presentes en nuestra vida cotidiana, en un año o meses, se vieron sacudidas de su sitio. Esto obviamente que afecta nuestras vidas. Además está el tema económico, la imagen que teníamos de un país tremendamente exitoso en este punto, hoy día no es tan obvio. El año 2002 fue el año que conversamos y nos sorprendimos de nosotros mismos. En algunos casos tuvo consecuencias muy positivas, como la conversación pública que surgió después de los desnudos de Tunick. Pero no ocurrió lo mismo, con las instituciones. Si uno ve la última encuesta CERC, la legitimidad de todas las instituciones han bajado en relación a años anteriores. Éstas son como el rayado de cancha, donde nosotros jugamos, si desaparecen las líneas o dejamos de creer que son correctas y sólidas, no podemos jugar. Un debilitamiento de las instituciones es automáticamente un debilitamiento de la acción colectiva y produce un remezón tan grande como una transformación cultural. Ha sido un año complicado, pero por lo mismo un año de oportunidades. Si somos capaces de reconocer las debilidades y amenazas de nuestra convivencia, también sere-

El déficit cultural en Chile tiene ver con que somos un país que históricamente le tiene mucho miedo al conflicto. Que prefiere el consenso antes que el disenso, y que lleva esta preferencia a límites a veces exagerados. A fin de conseguir acuerdos o ausencia de conflictos somos capaces de pagar precios muy altos en la calidad de nuestra convivencia, en la capacidad de reconocer los conflictos sociales reales y en nuestra disposición a mirar diferencias y a innovar. Hemos seguido mirándonos, pensando y reflexionando sobre nosotros mismos como si en Chile no hubiese pasado nada y decorándonos con elementos como “el tigre” o creyendo que ya no somos de este barrio latinoamericano. Esa imagen de un país en que pasan pocas cosas, donde nada ha cambiado, y con puras virtudes, a veces choca con la realidad de un país que se ha hecho notablemente diverso, que tiene muchos dolores en la memoria, un país que teme mucho porque no sabe para dónde va. Ese es el conflicto cultural, no es que no haya cultura, porque cultura siempre va a haber, lo que hay es una disonancia entre la imagen cultural que tenemos de nosotros mismos y las experiencias que estamos viviendo. Nuestra cultura no nos permite entender lo qué nos pasa, y esta es una debilidad cultural. No tener los imaginarios, los lenguajes, los símbolos y los espacios que nos permitan entender lo que nos está pasando y reconocer ahí las oportunidades y amenazas que tenemos. En definitiva, lo que existe es un desfase grande entre los cambios que han ocurrido y la capacidad que tenemos de entender esos cambios a partir de nuestra cultura.


ENTREVISTA

“No es la erosión de los antiguos, sino la debilidad de los nuevos imaginarios colectivos de nosotros, lo que constituye el problema de la cultura en chile” (Pnud 2002). ¿Cómo se manifiesta ésta debilidad en la vida cotidiana de los chilenos? Se observa en las dificultades de las personas para actuar. Por ejemplo: la desafección con respecto a la política y la democracia. Las cifras demuestran que la gente no cree que la política y la democracia sean un buen instrumento para actuar colectivamente. Ese es un déficit de cultura que se observa cuando un país cree que tiene problemas que no pueden resolverse colectivamente. Otro ejemplo, es la acción individual. Todos tenemos proyectos de vida propios, pero nadie puede desarrollarlos por si solo. Uno necesita de un sistema educacional, una familia que te haya dado las seguridades afectivas, espacios, etc. El individualismo que tendemos a observar en Chile, en muchos casos tiene que ver con la debilidad cultural de una sociedad que no construye proyectos de vida personales al mismo tiempo que sociales. Uno necesita de la sociedad para ser el más individuo de los individuos, y una sociedad con debilidad cultural ofrece pocas posibilidades y pocos recursos a las personas para desarrollar sus proyectos de vida. No hay proyectos de vida fuertes sin sociedades fuertes. ¿CON CUÁLES DE LAS SIGUIENTES FRASES ESTÁ USTED MÁS DE ACUERDO? (porcentaje) La democracia es preferible a cualquier forma de gobierno

45

n algunas circunstancias E es mejor un gobierno autoritario

18

A la gente le da lo mismo el tipo de gobierno

32

NS-NR

5

Total

100

Fuente: Pnud 2002

10

sobre las diferencias, sin embargo, hoy en día estamos experimentando cambios muy radicales. Primero la individuación, nos vemos mucho más como individuos que como miembros indisolubles de una sociedad. Esto tiene que ver con el debilitamiento del Estado, de los partidos, las ideologías, de los grandes espacios comunes y con las formas nuevas de trabajo. Lo segundo, es el aumento de la tolerancia, es un país que avanza en el respeto a las diferencias. ¿Este déficit cultural se observa y afecta a todos los segmentos sociales por igual? Sí, en nuestro estudio se aprecia que afecta a todos los segmentos, pero de distinta manera. Las oportunidades y amenazas que brinda este cambio cultural obviamente son distintas según el segmento. Si tomamos la cultura como un recurso de acción, obviamente los cambios y debilidades culturales afectan mucho más a aquellos que tienen menos recursos. Hay personas que pueden llevar adelante sus proyectos de vida aunque exista un debilitamiento cultural, pero no en el caso de los más pobres. Si se caracteriza a los a los pobres desde una perspectiva cultural, no es que sean mejores o peores, sino que disponen de menos recursos o, dicho de otro modo, son aquellos que más requieren de los recursos colectivos para poder vivir dignamente y poder integrarse a la comunidad. En una sociedad donde hay un debilitamiento cultural, son los pobres los primeros perjudicados, porque son ellos los que primero necesitan de capacidades colectivas. MIRANDO EL RUMBO QUE HA TOMADO SU VIDA, USTED CREE QUE ESE RUMBO HA SIDO PRINCIPALMENTE EL RESULTADO DE ...(porcentaje)

Grupo socioeconómico

BC1 C2

C3

D Total

Sus decisiones personales

65

54

46

35

44

Las circunstancias que le ha tocado vivir

33

43

53 64

55

2

3

NS-NR Total

1

1

1

100 100 100 100 100

¿Cuál diría, a grandes rasgos, que es la identidad del chileno? ¿Es muy diferente a la que teníamos años atrás?

Fuente: Pnud 2002

La palabra identidad no es buena para hablar de estas cosas, porque pareciera que fuera un sello imborrable y estamos hablando de procesos que tienen muchos cambios. La mejor palabra es imaginario, que es la imagen que nos hacemos de nosotros mismos para poder actuar y ahí hay dos elementos; continuidad y cambio. Chile es un país que desde los orígenes ha puesto el orden por

Hemos observado dos fenómenos. Uno es que los pobres resienten más el impacto de la inseguridad que trae este cambio. El mundo pobre es hoy en día tremendamente inseguro. Por otra parte este segmento, ya sea por inseguridad o porque no encuentran en la sociedad los recursos culturales que necesitan para actuar, tienden a retraerse

¿Cómo se traduce este problema en ellos?


más. Existe una especie de individuación asocial. De tal manera, que el mundo pobre empieza a sentirse acorralado y por ende se producen resentimientos muy fuertes contra la política, las instituciones, los poderes, etc. ¿Qué consecuencias trae esta inseguridad y retracción que usted mencionaba para los más pobres de nuestro país? En este caso sí que podríamos hablar de gravedad, porque los esfuerzos que hagamos para superar la pobreza parten con problemáticas muy grandes. Los pobres sienten que no tienen los recursos culturales que les permiten aprovechar lo que se le debe dar. Esta retracción es grave, el no creer que con las reglas del juego de la sociedad puedan salir adelante, puede conducirlos a conductas anómicas o de compensación. No es así en todos los casos, pero sí es un caldo de cultivo. ¿Qué es lo que carácteriza a las personas de menos recursos? Hoy, aunque estas personas no se identifican con la pobreza y menos con la pobreza en un sentido económico, hay un rasgo que podría caracterizar a cierta cultura, el de sentirse marginado, la experiencia de sentirse perdedor. En Chile hay una fuerte inclinación entre los que se ven como ganadores en la historia de los cambios y aquellos que se ven como perdedores. A pesar de que hoy en Chile somos más tolerantes, la gente sigue diciendo que se siente discriminada por su apariencia, por su manera de hablar o por el lugar donde viven. Una de las formas más grandes de discriminación que hemos desarrollado tiene que ver con el tema espacial. Santiago es una ciudad en la cual los grados de interpenetración de los mundos sociales y de convivencia son muy débiles. Es muy fuerte la sensación de exclusión, de caminar por la ciudad que por definición es el lugar común y sentirse transformado inmediatamente en sospechoso. A su juicio ¿A qué se debe este hecho? Esto tiene que ver con las desconfianzas colectivas que proyectamos en el otro, el pobre. Cuando uno está inseguro hay dos posibilidades: ser muy valiente en manejar y hablar de nuestras inseguridades o transformar al otro en el origen y causa de nuestros temores. Somos una sociedad con grandes dificultades para conversar sobre los con-

flictos y por lo mismo no nos cuesta nada estigmatizar. Usted en otras oportunidades ha resaltado la importancia del reconocimiento ¿Por qué es tan fundamental? El reconocimiento tiene que ver con el poder y afecta mucho a los más pobres, porque es más fácil borrarlos del mapa. Ahora, la importancia radica en que nadie existe sino gracias a la mirada del otro. Uno existe gracias a la red de afectos y derechos que nos dan los demás, pero también tiene que ver con el mismo individuo. Yo no puedo existir sino porque hay otro. Aquí hay una cierto individualismo arrogante que piensa que se puede existir sin el otro, por muy débil que sea. ¿Cómo podemos integrar a los más pobres a nuestra identidad o imaginario colectivo? Primero, necesitamos un país dispuesto a conversar, a deliberar sobre lo que queremos. No hay otra manera de hacerlo en democracia y en modernidad. Con respecto a la pobreza, necesitamos comprender que la igualdad, el respeto y el reconocimiento no se van a dar de manera espontánea, creyendo que hay un sistema que funciona produciendo igualdad para todos. Tiene que haber un acto deliberado como sociedad de incorporar al otro, porque lo necesitamos. No hay colectivo si no están todos puestos adentro. Hay que reponer la memoria que está herida que nos hace temerle al otro y construir colectivamente una disposición a un sacrificio por los demás. ¿Cuándo cree que hemos de superar la pobreza? No sé cuándo concretamente, pero sí que es posible. Esto tiene dos condiciones; una es obviamente la creación de los recursos materiales que permiten que las personas experimenten una integración real a la sociedad. Sin embargo, esto no basta si falta el reconocimiento del otro, si falta solidaridad social y crecimiento económico. Estos tres elementos son posibles y representan la oportunidad que nos abre hoy día el cambio cultural. Ahora bien, nada va a darse espontáneamente, sólo en la medida en que la sociedad esté dispuesta a hacerlo, y la forma en que lo va a lograr es a través de las instituciones que garantizan la convivencia democrática, ya que no hay superación de la pobreza sin una institucionalidad democrática fuerte.

“El desarrollo humano del país, en un sentido más amplio, se vincula con el desarrollo de una política cultural inclusiva, amplia, generosa, libre y abierta a la crítica” Ricardo Lagos E. Presidente de la República, mayo, 2000

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OPINIÓN

Joan Mac Donald Arquitecta Pontificia Universidad Católica de Chile Presidenta Servicio Latinoamericano y Asiático de Vivienda Popular (SELAVIP)

LA VIVIENDA SOCIAL EN CHILE: UNA MIRADA DESDE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Urbanización y ciudades América Latina y el Caribe es hoy una de las regiones más urbanas del planeta, junto a los países europeos y de América del Norte. En contraste con estas regiones “desarrolladas” que poseen recursos para construir centros provistos de buenas infraestructuras y viviendas para todos sus habitantes, nosotros pertenecemos al mundo en desarrollo, donde existen limitadas posibilidades para ofrecer una calidad de vida adecuada para la mayoría de su población urbana. Por ello, en nuestras ciudades se acentúan los contrastes entre la ciudad “formal”, con barrios que poseen todos los adelantos de la modernidad donde viven los ricos, y aquella ciudad de los pobres en que existe carencia generalizada de servicios y condiciones básicas para que estas familias puedan progresar y dejar de ser pobres. La segregación urbana que caracteriza a las ciudades de América Latina plantea un especial desafío a las políticas de vivienda social, las cuales hasta ahora más bien han acentuado este fenómeno. Se trata de avanzar hacia políticas que favorezcan la inclusión de las familias pobres en las ciudades. Otros procesos que han acompañado a la urbanización también plantean la necesidad de revisar las políticas de vivienda social de nuestra región. Por ejemplo, la transición demográfica, caracterizada por cambios en la mortalidad y la fecundidad, ha generado nuevos patrones familiares, con un visible aumento de los hogares pequeños, por ejemplo, las familias encabezadas por mujeres, o aquellas constituidas por ancianos, etc. A su vez, la inserción laboral de la mujer también contribuye a la aparición de nuevas características, necesidades y expectativas de los habitantes respecto de sus viviendas y barrios en las ciudades latinoamericanas.

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Empleo urbano, ingreso

pobreza

y

concentración

del

Un hecho importante del panorama regional ha sido la evolución reciente de nuestras economías. Si bien se reconoce hoy que las ciudades son los “motores” del desarrollo en una economía globalizada, ellas no logran ofrecer en nuestra región, empleos suficientes para sus habitantes. El desempleo es alto y va en aumento, mientras la proporción de empleos del sector informal y precario tiende a crecer en la oferta laboral. Las políticas y los proyectos de desarrollo urbano y habitacional deberían preocuparse de manera especial de promover, y no frenar la creación de empleos, sobre todo para los más pobres. Después de la década de los ochenta, que en América Latina ha sido llamada “la década perdida” por los retrocesos que experimentaron los países en materia social, los avances en materia de alivio a la pobreza han sido pocos y desiguales. Mientras países como Chile han logrado disminuir significativamente la pobreza a cifras inferiores al 20% de su población, en otros países como Honduras y Nicaragua los pobres siguen siendo un 60 o 70% del total. Además, situaciones específicas que ocurrieron en varios países hacia el año 2000 nuevamente llevaron a aumentos de los niveles de pobreza en muchos casos en que la tendencia durante los años noventa fue positiva. A este cuadro se suma la mala distribución del ingreso que ha sido histórica en nuestra región, según la cual los ricos ganan muchísimo mientras los pobres no tienen como sobrevivir. En países como Chile y Brasil esta concentración del ingreso acentúa las escandalosas diferencias entre los barrios y las habitaciones de los que tienen más recursos, y aquellos donde se alojan los que no cuentan con ingresos suficientes.


DÉFICIT HABITACIONAL RELATIVO POR MIL HABITANTES, APROX.1990, FUENTE CEPAL D. Cuant./1000 Def. Cual/1000

160 140 120 100 80 60 40 20

Argentina Bolivia Brazil Chile Colombia Costa Rica Cuba Ecuador El Salvador Guatemala Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Uruguay Venezuela

0

Panorama habitacional chileno en los 90´ Chile posee una larga trayectoria en materia de políticas habitacionales, a lo largo de la cual se ha ido acumulando una valiosa experiencia valorada por todos los países de la región. Las estadísticas disponibles sitúan a Chile entre los países con mejor nivel habitacional, en índices similares a Cuba, México y Panamá. Eso no significa que podamos estar contentos con nuestro cuadro habitacional. A comienzos de los noventa, una de cada dos familias tenía problemas de vivienda; hoy uno de cada tres aún los tiene. Por eso, en los años recientes los gobiernos han puesto énfasis en producir suficientes viviendas para las familias allegadas y sin casa, junto con instituciones como la Fundación de Viviendas Hogar de Cristo, que colabora entregando mediaguas para que el sueño de un techo propio pueda empezar a concretarse. Logros y desafíos de las políticas habitacionales chilenas Desde una óptica cuantitativa, el proceso habitacional de los últimos años ha sido exitoso. Los niveles de producción de viviendas llegaron en los años noventa en promedio a las 120.000 unidades, de las cuales 75.300 correspondían a los diversos programas del Estado, orientados a familias que no pueden acceder por su cuenta a una vivienda propia. Sobre la base de un gasto público destinado a vivienda comparativamente alto y sostenido, se han explorado y consolidado diversas alternativas

programáticas para atender a las familias más pobres, que establece una gama de posibilidades de acceso a la vivienda según las posibilidades y características de los hogares. Otro aspecto positivo de la política habitacional chilena ha sido la focalización lograda en materia de vivienda. Mientras en muchos países de la región los recursos destinados a vivienda social terminan favoreciendo a los estratos medios y altos, en Chile un 38% del gasto social en vivienda va al primer quintil de ingresos, que es el más pobre del país. Entre las debilidades que requieren superarse en los próximos años está el sesgo acentuado que tiene nuestra política de vivienda hacia la producción de viviendas nuevas, que le ha dificultado instalar programas masivos de mejoramiento y mantención de las viviendas existentes. Debe dejarse atrás el énfasis excesivo en la construcción de casas nuevas para mirar de manera más integral cómo mejorar las condiciones habitacionales de las familias, sobre todo de las más pobres, articulando los proyectos netamente habitacionales con intervenciones de desarrollo social, capacitación para el empleo, equipamiento e inclusión urbana. Desde una perspectiva más amplia, se trata de construir barrios y ciudades que ofrezcan a todos sus habitantes – y no sólo a unos pocos privilegiados como sucede hasta ahora - una mejor calidad de vida y mayores oportunidades para realizarse en todos los planos. No deberíamos olvidar, en esta nueva etapa, que una política de vivienda social no se justifica ni se mide por la cantidad de casas que hace, sino, por su capacidad efectiva para mejorar las condiciones en que habitan los pobres. EVOLUCIÓN CUADRO HABITACIONAL PORCENTAJE DE HOGARES SEGÚN CASEN 2000

100%

9.9

3.8 26.6

32.3

80% 7.1

60% 11.0

40%

62.5

46.7

20%

0

1990 Sin déficit Allegamiento

2000 Precariedad Prec. + Alleg.

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INVESTIGACIÓN

Isabel Brain / M. José Concha* / Paula Del Campo* Sociólogas Pontificia Universidad Católica de Chile

ESTUDIO DESCRIPTIVO DE LA SITUACIÓN POST-ERRADICACIÓN DE LAS FAMILIAS DE CAMPAMENTOS EN LA REGIÓN METROPOLITANA (EDP-E) Este artículo presenta los principales resultados del EDP-E a través del cual se caracteriza la situación social, económica, familiar y habitacional de las familias que han sido trasladadas de campamentos a villas en la Región Metropolitana. Estos datos permiten conocer la nueva realidad de las familias erradicadas, describiendo los aspectos tanto positivos como negativos asociados al cambio de vivienda y barrio. Este estudio se enmarca en la concepción de que en la última década la política habitacional en Chile ha sido exitosa, logrando cubrir en gran parte la demanda de vivienda que se genera cada año, además de disminuir significativamente el déficit de arrastre que persistía desde hace ya varias décadas. La mayor eficiencia y cobertura adquirida en el último decenio, han hecho de la política chilena en esta área, un modelo a seguir en otros países de la región. No obstante, a pesar de los logros alcanzados, es posible observar ciertas falencias dentro de la política de vivienda. Por una parte, se puede indicar la falta de focalización de los subsidios habitacionales hacia los sectores más pobres (Ver tabla 1), lo que se expresa, por ejemplo en que solo el 2,2%1 de las familias que acceden a la vivienda social básica proviene de campamentos. TABLA 1: DISTRIBUCIÓN DE HOGARES BENEFICIARIOS DE PROGRAMAS DE VIVIENDAS CON SUBSIDIOS QUINTIL

HOGARES BENEFICIARIOS HOGARES CON DÉFICIT

I

22%

53.5%

II

23%

47.6%

III

23%

38.4%

IV

21%

31%

V

11%

16.6%

Fuente: Mideplan. Casen 2000

Otro aspecto donde se observa debilidad en la política habitacional refiere a la calidad de la solución pueto que no logra resolver integralmente la problemática de la marginalidad habitacional. Esto significaría garantizar a las familias no sólo el acceso a la vivienda, sino también entregar herramientas que le permitan una adecuada integración a su nueva situación habitacional y social. El Ministerio de Vivienda y Urbanismo, reconociendo ésta situación, diseña dos programas que buscan atender la demanda de vivienda del 20% más pobre de la población, los cuales no tienen capacidad financiera para involucrarse en el pago de un crédito hipotecario. Éstos son el “Fondo Solidario de Vivienda”, el cual otorga subsidios a grupos que postulan colectivamente con una propuesta habitacional, y el programa “Vivienda Dinámica Sin Deuda”. Ambos programas se orientan a atender la demanda de familias cuyo puntaje CAS2 promedio sea igual o inferior a 543 (línea de pobreza nacional), permitiendo focalizar el trabajo en los grupos más pobres. A su vez, estos programas son acogidos por Chile Barrio, organización perteneciente al Minvu, único encargado desde 1997 de intervenir en los asentamientos precarios de nuestro país3. A ésta iniciativa, se suma el compromiso público realizado por el Presidente Ricardo Lagos ante el congreso de erradicar y/o radicar4 los campamentos de Chile. En este discurso señaló que, “A partir del año 2003 estas soluciones habitacionales van a aumentar a 25.000 anuales, (....) para resolver, de aquí al 2006, la situación de las 105.000 familias que el año ´97 vivían en campamentos”5.

* Estudio realizado como parte de Seminario de Título 1 2 3 4 5

14

Estudio de “Diagnóstico de medición de satisfacción de beneficiarios de vivienda básica”. INVI 2001 Indice medición situación de pobreza, utilizado por el Mideplan. Trabaja solo en los campamentos catastrados hasta 1996. Realizado por el Minvu. Radicar: otorgar servicios básicos de infraestructura habitacional a los campamentos que pueden permanecer en el mismo sitio o terreno. Erradicar: trasladar a las familias de un campamento a una nueva localidad con infraestructura habitacional básica. Mensaje presidencial al inicio de la legislatura ordinaria. 21 mayo del año 2002.


En definitiva, si se asume que tanto la política de mayor focalización, como el compromiso de (er)radicación de campamentos se harán efectivos, es posible prever que el 2,2% expresado anteriormente aumentará en forma considerable en los próximos años, transformando a las familias que provienen de campamentos en un grupo significativo de beneficiarios de vivienda básica. Ante este escenario, surge la pregunta por el impacto o efecto que tendrá esta política de (er)radicación en los beneficiarios. Así, el EDP-E realizado por el Centro de Investigación Social de Un techo para Chile, representa un esfuerzo por dar respuesta a esta interrogante, describiendo la situación social de las familias que ya han sido erradicadas de campamentos y derivadas a villas en la Región Metropolitana. La finalidad de este estudio fue acercarse a la realidad de estas familias, conocer su percepción frente al cambio experimentado y, de este modo, contribuir con nuevos elementos de análisis que permitan mejorar las soluciones habitacionales que se entregan a las familias que sufren la realidad del campamento. En este sentido, el objetivo es poder ayudar en el diseño, gestión e implementación de una política de vivienda exitosa no sólo en términos cuantitativos (número de soluciones habitacionales que se entregan) sino también cualitativos (calidad e integralidad de la solución). A continuación se presentan, luego de una breve descripción metodológica, los principales resultados encontrados. DISEÑO METODOLÓGICO En el diseño de la investigación se consideraron dos estudios que sirvieron como referente básico. El primero, “Diagnóstico Sistema de Medición de Satisfacción de Beneficiarios de Vivienda Básica”6 y el segundo, “Estudio Descriptivo de la Situación Post-Erradicación de los habitantes de la población Raúl Silva Henríquez provenientes de los campamentos Rigoberto Jara y Las Torres”7. Ambos aportaron conceptos como satisfacción residencial y calidad de vida, a partir de los cuales se definieron los ámbitos de análisis que permitieron identificar las principales dificultades y logros de los pobladores erradicados de campamentos en la R.M. Las dimensiones analizadas fueron principalmente cuatro: 1. Territorial-habitacional: refiere a las condiciones de habitabilidad de los nuevos pobladores. 2. Económico-laboral: impacto y efecto del cambio, en el ingreso de las familias beneficiadas (estructura del gasto, ahorro, nivel endeudamiento) y en las oportunidades de empleo. 3. Familiar: impacto de la vivienda en la percepción de

la dinámica familiar, y en variables como hacinamiento y promiscuidad. 4. Social: nivel de integración de los pobladores a la nueva comunidad. Se indagó en las relaciones sociales de los pobladores con la comunidad, con instituciones públicas que otorgan servicios, y con las ong´s que intervienen en las villas. Para obtener un marco global de la situación post-erradicación de campamentos en la Región Metropolitana, y comparar la situación actual de las familias respecto a su situación anterior, se seleccionó una muestra representativa considerando las 1.919 familias que habían sido (er)radicadas de campamentos en la RM entre 1998 y febrero de 2002 y que postularon en forma colectiva a través del Programa Chile Barrio8. UNIDAD DE ANÁLISIS: Opiniones de los jefes(as) de hogar de las familias erradicadas de campamentos. DISEÑO MUESTRAL: Selección aleatoria proporcional de una muestra representativa de 208 casos. ERROR MUESTRAL: 6,4 % DIVISIÓN DE LA MUESTRA: - 125 casos en villas grandes (más de 300 viviendas) - 83 casos en villas pequeñas (menos de 300 vivien das) INSTRUMENTO: Encuesta de 28 preguntas cerradas aplicadas durante mayo y junio del 2002 en 14 villas o poblaciones ubicadas en 12 comunas de la Región Metropolitana en las que viven familias erradicadas de 32 campamentos. Antes de exponer los principales resultados de este estudio es importante hacer mención a dos aspectos de la investigación que explican los límites de ésta. Lo primero se relaciona con el tiempo que las familias llevan viviendo en las nuevas poblaciones. Al considerar las familias erradicadas entre 1998 y febrero 2002, las opiniones de los jefes(as) de hogar obtenidas a través de la encuesta se enmarcan en una experiencia de vida en las villas que no excede los cinco años, esto implica que los aspectos positivos asociados al cambio pueden tender a declinar y los problemas encontrados pueden aumentar en el futuro. Lo segundo refiere al diseño de la investigación, el cual es de corte transversal, por lo que no se conoce la situación anterior de los hogares, sino sólo la percepción de los encuestados respecto a los cambios experimentados del paso del campamento a la villa.

6 Estudio encargado por MINVU en marzo 2001, realizado en las 13 regiones del país y donde se encuestaron a 2.146 jefas de hogar de viviendas básicas tipo A, B y C. 7 Hogar de Cristo. Abril 2001. 8 Información obtenida a través de Chile Barrio y Municipalidades correspondientes.

15


INVESTIGACIÓN

PRINCIPALES RESULTADOS: I Caracterización familias erradicadas de campamentos en la R. M: En términos generales la situación social de las familias erradicadas según línea de pobreza es bastante precaria, puesto que la mayor parte de los hogares vive en condiciones de pobreza (77,9%) de los cuales un 40,4% son indigentes9. “LÍNEA DE POBREZA” (%)

50 40,4

37,5

40 30

22,1 20 10 0

INDIGENTE

POBRE

Dentro de éstas cifras, se obtiene que el 85% de las familias tiene entre 1 a 3 hijos y, que aún cuando las familias llevan poco tiempo en sus nuevas viviendas, un 12,5% de ellas vive con un hogar allegado en su vivienda con un promedio de 2,4 personas allegadas por vivienda. II La Vivienda y el Barrio: Para conocer la evaluación que hacen los jefes de hogar respecto a su vivienda, se elaboró un índice de valoración de ésta, promediando la evaluación que los encuestados hicieron de los distintos recintos de su vivienda (dormitorios, living-comedor, cocina, baño, muros, distribución de ambientes, tamaño, higiene y protección ante catástrofes). Los resultados encontrados a partir de este índice hablan de una evaluación bastante positiva de las familias erradicadas respecto a su vivienda y las condiciones materiales de ésta. El 66,3% de las familias está satisfecho con su vivienda y solo el 4,4% la evalúa definitivamente mala.

NO POBRE

Son familias mas bien jóvenes siendo la edad promedio de los jefes de hogar 37 años, los cuales en su mayoría comparten la vivienda con una pareja (81,3%), de los cuales el 43,8% convive y un 37,5% está casado. El nivel de escolaridad de los jefes de hogar, es bastante bajo, puesto que gran parte de ellos (45,7%) no ha terminado la educación básica, siendo el promedio de educación 7 años, el cual se encuentra por debajo del promedio nacional, que para el caso del Quintil I es 7,8 años, y para el Quintil II es 8,6 años de educación10. Este promedio se relaciona directamente con la línea de pobreza, es decir a más años de educación mejor es la posición del hogar respecto al nivel de pobreza. Así, se obtuvo que en los hogares “indigentes” el promedio de años de educación son 6, para los hogares “pobres” son 7 años y para los jefes de hogar en situación de “no pobres” son 8 años. Respecto al número de residentes por vivienda, se encuentra que en promedio habitan 4,4 personas por vivienda, cifra superior al promedio nacional de 3,9 (Casen 2000).

ÍNDICE DE VALORACIÓN DE LA VIVIENDA (%)

60

56,9

50

40 29,3

30

20

10

9,4 4,4

0

MUY BUENA

BUENA

REGULAR

MALA

PRESENCIA DE ALLEGADOS EN LA VIVIENDA (%) 100

87,5

80 60 40 20 0

12,5

SI

Otro aspecto evaluado por las familias erradicadas de campamentos refiere al equipamiento barrial y acceso a servicios básicos. Frente a este tema los jefes de hogar, al igual que con la vivienda, realizaron una evaluación positiva del nuevo barrio, declarando que están en mejores condiciones que cuando vivían en el campamento. El índice de satisfacción con la infraestructura barrial muestra que un 62,4% de los jefes de hogar se encuentra altamente satisfecho en este aspecto.

NO

9 Definición de pobreza utilizada por Mideplan, basada en el ingreso per cápita de cada integrante de la familia. 10 Fuente: Mideplan. Casen 2000

16


ÍNDICE DE INSATISFACCIÓN CON LA INFRAESTRUCTURA BARRIAL RESPECTO AL CAMPAMENTO (%) 80 70

62,4

60 50 40 30

19,7

17,9

IGUAL QUE ANTES

PEOR QUE ANTES

20 10

Luego, si se examinan los distintos elementos que componen la deuda de las familias, se encuentra que el mayor nivel de endeudamiento está dado por el no pago de dividendos ($96.372 promedio), situación que vive el 63% de las familias erradicadas. A lo anterior se agrega que el 38% de ellas debe entre seis y más meses el pago de dividendos. El segundo elemento que más aporta a la deuda familiar corresponde a deudas con casas comerciales. Como es de suponer, si se observa el promedio general de deuda de los hogares en cada una de las categorías de la línea de pobreza, los hogares “indigentes”, son los que poseen el nivel de deuda mayor, puesto que el 88,1% de ellos tiene deudas, con un promedio de $195.203.

0

MEJOR QUE ANTES

Los ítems mejor evaluados fueron el “acceso a la locomoción colectiva”, “acceso a consultorios y postas”, “las áreas verdes”, “la pavimentación de las calles y pasajes”, y la “limpieza del barrio y alumbrado público”. Ahora bien, si se comparan las opiniones de las familias según el tamaño de las villas, se observa que existe una mejor evaluación respecto a las variables estructurales del barrio en las villas “grandes” que en las villas “pequeñas”, lo que se explica por el mejor acceso que tienen éstas a los servicios en general y porque se encuentran mejor equipadas que las villas pequeñas. III Situación Económica y Trabajo: Al evaluar el impacto que tuvo el cambio de vivienda en la situación económica de las familias erradicadas de campamentos, se observa un deterioro significativo, lo que se explica principalmente por el importante nivel de endeudamiento en que se encuentran. De esta manera, al momento de aplicar la encuesta, el 75% de las familias se encontraba endeudada por lo menos en uno de los ítem contemplados (dividendos, servicios básicos, casas comerciales, almacenes del barrio, teléfono fijo y celular), y el monto promedio de la deuda correspondía a $186.937. COMPOSICIÓN DE LA DEUDA DE LOS HOGARES

Servicios Básicos 12% Teléfono 12%

Dividendo 63%

DEUDA PROMEDIO DE LOS HOGARES SEGÚN LÍNEA DE POBREZA

Miles $ 200.000

$195.203

150.000

$115.715 100.000

$85.354

50.000

0

INDIGENTE

POBRE

NO POBRE

El alto nivel de endeudamiento descrito, contrasta con el bajo nivel adquisitivo de las familias, siendo el ingreso promedio de los hogares $123.281, lo que se traduce en un ingreso promedio per cápita de $29.840. A su vez, la capacidad de ahorro es bastante débil, puesto que solo el 11,5% de las familias ha podido ahorrar desde que llegó a la villa. A lo anterior se suma el hecho que más de la mitad de las familias reciben alguna ayuda gubernamental (59,6%). Es decir, el nivel de autonomía de los hogares es bastante bajo, puesto que la mayoría de ellas requiere de alguna ayuda externa para sobrevivir. Los subsidios que reciben el mayor número de familias son la Tarjeta de Gratuidad (30%) y el Subsidio Único Familiar (28%).

Comercio 13%

17


INVESTIGACIÓN

TIPO DE SUBSIDIOS QUE RECIBIERON DURANTE EL ÚLTIMO MES

Tarjeta Gratuidad 30%

PASIS 1% Jubilación 3%

80 70

SUF 28%

62,5

60 50 40 30

22,1 15,4

20

Agua Potable 5% Recién Nacido 5% Medicamentos 14%

Alimentos 4% Maternal 6% Asistencia Jurídica 4%

Otro factor que permite describir la situación económica de las familias erradicadas de campamentos es su situación laboral; los problemas y dificultades que enfrentan respecto a su situación de empleo, aún cuando es necesario aclarar que la situación laboral depende fuertemente de factores no relacionados al cambio del campamento a la villa. Al momento de aplicación de la encuesta se constató que casi la mitad (49%) de los jefes de hogar se encontraba sin trabajo, de los cuales un 66,7% eran mujeres y un 23,5% eran hombres. Además el 39% de los que sí trabajaban tenían una situación laboral precaria, es decir, sin contrato ni previsión. Dentro de este grupo las mujeres se encontraban en una situación de mayor vulnerabilidad puesto que el 72,7% de las mujeres que se hallaban trabajando lo hacían bajo condiciones irregulares. IV Situación Familiar Un papel predominante en la socialización y en desarrollo de la experiencia urbana de vida, lo ejerce la familia. Por esta razón, se intentó conocer el impacto que tuvo el cambio de vivienda en la dinámica familiar, es decir, lo que ocurre al interior de la vivienda y en su círculo más próximo. Para ello se consideró la percepción de los jefes de hogar respecto a temas como salud, privacidad en el hogar, relación de pareja, relación con los hijos, entre otros. El 62.5% de los jefes de hogar considera que su situación familiar está mejor después de la erradicación. Sin embargo, es preciso destacar que esta evaluación positiva contrasta con un número importante de familias (22,1%) que considera que se encuentra “peor que antes” (el campamento), situación que puede explicarse por las dificultades económico-laborales de las familias producto de las deudas y nuevas obligaciones que deben enfrentar las familias.

18

EVELUACIÓN DE LA SITUACIÓN FAMILIAR POST-ERRADICACIÓN (%)

10 0

MEJOR QUE ANTES

IGUAL QUE ANTES

PEOR QUE ANTES

A su vez, el 63% de los jefes de hogar considera que las condiciones de salud de su familia ha mejorado considerablemente respecto al campamento. El 70,2% de las familias considera que en cuanto a “privacidad del hogar” se encuentra mejor que en el campamento y el 52,6% cree que producto del cambio espacial, las relaciones familiares (pareja e hijos) han mejorado. EVALUACIÓN DE LAS RELACIONES FAMILIARES (%)

60

52,6

50

37,6

40 30 20

9,9

10 0

MEJOR QUE ANTES

IGUAL QUE ANTES

PEOR QUE ANTES

V La Comunidad En relación a este punto se analizó el nivel de integración de las familias erradicadas al nuevo barrio, y se elaboró un índice de satisfacción con la comunidad (se evaluaron ocho variables relacionadas con la comunidad, utilizadas en el estudio del INVI 2001). Al dar cuenta de lo que sucede socialmente al interior de las villas, se encuentra que existe dificultad de integración a la comunidad por parte de las familias erradicadas de campamentos. Este problema se manifiesta principalmente en tres aspectos. En primer lugar, existe muy baja confianza en los vecinos, puesto que el 72,6% de ellos confía como máximo en una persona. Estos resultados no difieren mucho respecto a lo que ocurre a nivel nacional


como lo indica el Informe PNUD 2000, cuando dice que el 63% de los chilenos manifiesta desconfianza en las personas, sin embargo, en el caso de las familias erradicadas la falta de confianza se suma al hecho de que un bajo porcentaje de personas han logrado hacer nuevas amistades con sujetos no provenientes de campamento, dando cuenta de una suerte de aislamiento respecto al resto de la comunidad. En segundo lugar, el 64,4% se siente discriminado en su nuevo barrio. Esta situación se acentúa dependiendo del tamaño de las poblaciones. Así, el 71,2% en las villas grandes y el 54,2% en las villas pequeñas, se siente discriminado por los vecinos de la villa que no provienen de campamentos. Y en tercer lugar, existe una disminución de la participa-

ción en organizaciones comunitarias respecto al campamento. El 56,7% de los jefes de hogar está participando en una organización actualmente, en contraste con cerca del 80% que lo hacía en el campamento. Las organizaciones comunitarias en las que existe mayor participación son grupos religiosos, centro de padres y juntas de vecinos. Respecto a los motivos por los cuales no participan, destaca que el 33% no tiene interés en ello y que el 19% no lo hace por tener problemas con los vecinos. A los problemas de integración, se suma el bajo nivel de satisfacción que muestran las familias erradicadas de campamentos respecto a la nueva comunidad; sólo el 9% de los jefes de hogar cree que está mejor que antes. Por el contrario, el 42% se siente más insatisfecho con la comunidad en su nuevo barrio.

ÍNDICE SATISFACCIÓN CON LA COMUNIDAD (%)

Privacidad Hogar

17,3

Tranquilidad del Barrio

60,1

Tráfico de Drogas

73,3

Consumo de Alcohol y Drogas en las Calles

81,5

Peleas y Riñas

74,3

Asaltos

57,6

Robos

61,8

Seguridad

44,7

PEOR QUE ANTES (campamento)

Al observar la evaluación que hacen las familias respecto a la comunidad en cada uno de los ítems considerados para la construcción del índice de satisfacción, se encuentra que los aspectos peor evaluados de la vida en las villas son “peleas y riñas”, “consumo de alcohol y drogas en las calles” y “tráfico de drogas”. Un factor que al parecer incide en el nivel de satisfacción respecto a la comunidad es el tamaño de la población o villa, puesto que en las villas grandes el nivel de satisfacción con la comunidad es más bajo que en las villas de menor tamaño. Al conocer el contexto social en que se encuentran estas familias, surge la pregunta por cuáles son sus expectativas futuras, cuáles son sus prioridades en la vida. Para intentar dar respuesta a ésta interrogante se hizo a los jefes de hogar la siguiente pregunta “De las siguientes alternativas, elija las tres que usted considera más impor-

tantes para su futuro”: vivir en un lugar mejor, convivir en armonía con los vecinos, tener un empleo, mejorar la casa, aprender algún oficio, que los hijos terminen sus estudios, mantener la unidad familiar, poder ahorrar, tener tiempo y espacio para distraerse y divertirse, y otros. Así, se obtuvo que las expectativas de los jefes de hogar respecto a su futuro se basan principalmente en tres aspectos: familiar, económico-laboral, y habitacional. De esta manera, el 69,2% de los jefes de hogar presenta como primera preferencia que los hijos terminen sus estudios. Como segunda preferencia mencionan tener un empleo y mantener la unidad familiar, opción que fue escogida en ambos casos por el 47,7% de los jefes de hogar. Y en tercer lugar, el 43,1% de los jefes de hogar declara que quiere “vivir en un lugar mejor”. Esto último, permite suponer que para las familias erradicadas el traslado del campamento a la villa, más que un cambio definitivo es una etapa más su historia habitacional.

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INVESTIGACIÓN

OBSERVACIONES Y COMENTARIOS Los resultados recién expuestos nos permiten esbozar una respuesta a la pregunta por cuál es la situación en la que viven las familias erradicadas de campamentos en la R.M. De esta manera, si interpretamos los resultados según los aspectos positivos y negativos de la vida de las familias erradicadas tocante a su vivienda y nueva vida en las villas, es posible realizar tres grandes conclusiones. Por una parte, es indudable que el cambio del campamento a la villa trae consigo un progreso material importante que es positivo para las familias y lo demuestra el alto nivel de satisfacción con la vivienda y la infraestructura barrial. El punto de partida y comparación son los campamentos; asentamientos ilegales que no cuentan con infraestructura básica de saneamiento y servicios básicos, además de contar con viviendas de alta precariedad material y que por tanto prestan bajos niveles de seguridad a quienes las habitan. Por esta razón, pasar desde una situación como la descrita a la obtención de viviendas de material sólido y que otorgan servicio regular de luz, agua y alcantarillado representa un cambio importante y positivo. A su vez, la vida en la nueva vivienda, en opinión de los jefes de hogar, ha significado tener una mejoría en las relaciones familiares y un cambio aún más importante en la salud de las familias. Estos beneficios en salud que recaen en los mismos beneficiarios, disminuyen los costos por enfermedades para el país y aumenta la calidad de vida de las familias, por lo tanto, estamos frente a una política de vivienda que en este ámbito muestra efectos bastante beneficiosos. Del análisis de los resultados se desprende otro tema importante de ser considerado, que refiere a la situación económica-laboral de las familias, las cuales han visto mermada su condición económica básicamente por las nuevas responsabilidades que conlleva el cambio de vivienda, tales como pago de dividendos, agua, luz, gas, entre otros. La política de vivienda no tiene como objetivo mejorar la situación económica de las familias, claramente es un tema que escapa a ella, sin embargo no hay que desconocer los efectos que provoca este paso del campamento a la villa en términos de la situación de pobreza de las familias, puesto que gran parte de ellas se encuentra bajo la línea

de la pobreza e indigencia. Con el cambio a una vivienda mejor no se puede compren-

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der ni suponer un cambio sustantivo en la situación de pobreza de las familias erradicadas de campamentos. Por último, los resultados hablan de importantes problemas sociales o comunitarios al interior de las poblaciones que impiden una adecuada integración social de estas familias a la nueva comunidad. La sensación de discriminación, sumado a la percepción de aumento de problemas sociales como drogadicción, violencia, tráfico de drogas, delincuencia, entre otros, dan cuenta de un cambio negativo en éste ámbito si se compara con la vida en los campamentos. Los beneficios materiales obtenidos producto del cambio de vivienda se ven, en parte, opacados por las dificultades que tienen éstas familias para enfrentar las nuevas problemáticas sociales relacionadas al cambio. Al analizar los factores que inciden en el proceso de cambio y adaptación a la villa, el tamaño de las poblaciones juega un papel importante, siendo mayores los costos sociales asociados al cambio en las poblaciones grandes que en las poblaciones pequeñas, tema que debiera ser considerado a la hora de diseñar poblaciones de vivienda básica. Lo descrito en este artículo nos habla de una política que tiene un impacto importante en la calidad de vida de las familias en términos de su situación de vivienda, pero que muestra grandes deficiencias en aquellos aspectos que acompañan el cambio. Esto nos lleva a plantearnos varias preguntas, por ejemplo, de qué forma la política de vivienda puede, con sus herramientas y posibilidades, aminorar los problemas sociales de las familias que han sido erradicadas a nuevas poblaciones. Qué rol juegan el diseño y configuración de los espacios públicos dentro de las villas en la construcción de lugares que fomenten la integración y apropiación por parte de sus habitantes. En qué medida estos problemas pueden prevenirse a través de un trabajo con las familias que sea anterior al traslado. Cómo lograr en definitiva una mejora real en la calidad de vida de estas familias que provienen de campamentos entendiendo el cambio de vivienda como un paso que, dada la situación social de éstas familias, excede a la misma vivienda. Es indudable la complejidad del tema, del traslado derivan problemas que no solo atañen a la política de vivienda directamente, sino que también aparecen problemas que escapan a sus posibilidades. Por tanto, toda política de erradicación de campamentos que busque mejorar la calidad de vida de las familias debe abordar el desafío desde una mirada integral, que contemple no sólo la satisfacción con la vivienda, sino aquellos aspectos físico-espaciales y psico-sociales involucrados en el período post-erradicación; factores que pueden jugar un rol importante a la hora de evaluar el cambio del campamento a la villa como un cambio real en la situación social de las familias más pobres.


Juan Carlos Skewes V.

Antropólogo U. Chile. Phd U. Minnesota

Profesor Universidad Austral de Chile

Los círculos sólo existen en el cielo, así por lo menos lo sugería un viejo antropólogo. En la realidad mundana, los círculos son irregulares, toscos, sinuosos a veces. Así también ocurre con la habitación popular: no hay casas perfectas para el pueblo (tampoco creo que las hayan para los otros ciudadanos). No todos requieren lo mismo, no todos se benefician de las mismas soluciones. Las villas, por ejemplo, traen aparejadas ventajas incuestionables: agua potable, corriente al interior de la casa, alcantarillado, luz eléctrica. Es difícil que alguien se resistiera a estas comodidades. Sin embargo, una exploración más en detalle sugiere que no todo es como planificadores, residentes y arquitectos quisieran. La villa, que acoge a millares de familias sin casa, tiene sus bemoles, y los predios que atrás se dejaron no eran sólo tierras baldías. Despertar en una villa después de una vida en un campamento no es fácil. No es algo enteramente bueno ni algo enteramente malo. No obstante, es un cambio fundamental, un hecho traumático en la vida de cualquier familia. En lo que sigue me propongo compartir algunas interrogantes acerca de estas transformaciones en la vida de los habitantes marginales de las grandes ciudades. Para hacer este ejercicio me apoyaré en mi propia experiencia de campo, informada por algunos supuestos teóricos y por la percepción de los protagonistas de estas transiciones en el suelo urbano expresada no sólo a través de palabras sino también de dibujos. En mi experiencia de terreno acompaño a dos grupos: uno, pobladores de un antiguo micro campamento de Pudahuel, el otro, los emigrados que, a través de los programas sociales de la vivienda accedieron, en 1990, a la Villa San Luis de Maipú. Para ello instalo en el campamento una mediagua de emergencia cedida gentilmente por el municipio y, durante un año, me integro a las redes sociales que unen a los vecinos de lo que en adelante fue mi barrio con aquellos que dieron finalmente con la soñada casa propia. Esta experiencia sirve de trasfondo para hacer la comparación entre una situación y otra. Sobre esta base postulo una aproximación teórica, metodológica y práctica acerca de la relación entre la ciudad y sus más desventajados habitantes, algunos de cuyos aspectos procuro compartir en adelante. Entre estos aspectos el más importante es el de conceptuar a los pobres de la ciudad en su interrelación con el medio urbano más que en la constitución interna de su propio mundo. Esto es, entender sus formas de organización y prácticas de vida como el resultado de su relación con la sociedad mayor.

OTROS TEJIDOS PARA OTROS HABITANTES La necesidad de constituir tales tejidos sociales deviene de una inserción desigual en el plano urbano. Ello porque el habitante marginal debe procurarse, a como dé lugar, de los medios de vida que para el citadino están dados casi por definición. No cabe, pues, entender que el diseño de un campamento, por ejemplo, sea gratuito y que sólo responda a los hábitos de un grupo residencial precario. Por el contrario, el diseño espacial del campamento, como cualquier otro aspecto de su estructura física, social, o cultural, es sintomático de la inserción que el grupo tiene en la sociedad de la que es parte. La invitación consiste en así entender las formaciones físicas y sociales como un diálogo complejo entre grupos humanos diversos y con el estado. La forma que los propios actores tienen de percibir la relación con el medio urbano pone de relieve la desigualdad con que unos y otros se posicionan en el mapa de la ciudad. El ciudadano pleno se posesiona del hábitat, emplazando sobre el plano su infraestructura y recursos. La ciudad es, desde esta perspectiva, un arsenal de recursos dispuesto para el goce y aprovechamiento. Así queda de manifiesto en la forma como jóvenes del sector de altos ingresos dibujan su ciudad. Por el contrario, desde la perspectiva del habitante marginado, lo que queda de relieve es un gran vacío, un enigma, del cual no es parte y fuera de cuyos márgenes se dibujan tímidos los trazos que describen el propio habitar (dibujos 1 y 2). Para el ciudadano periférico es, pues, preciso recrear aquello que al citadino pleno le es dado y, para hacerlo, no puede valerse sino de ejercicios informales a través de los que genera recursos que le son vitales. En su dimensión material, el campamento aparece como un artificio

INVESTIGACIÓN

CASA NUEVA, ¿VIDA NUEVA?: EL PARADÓJICO AMANECER EN LAS VILLAS

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INVESTIGACIÓN 22

ignorado en las prácticas institucionales.

DIBUJO 1: El mapa de Santiago dibujado por un joven de Pudahuel

ARTEFACTOS RESIDENCIALES El campamento es un artificio arquitectónico que persiste a pesar de la rotación de sus inquilinos y que permite evidenciar ante los ojos de sus residentes los recursos que contingentemente puede usar para encarar la vida cotidiana (por ejemplo, la centrífuga de la vecina). Su diseño, laberíntico casi por definición, le permite mimetizarse, enmascararse en el contexto urbano y, de ese modo, hospedar a quienes, de otro modo, no podrían vivir en la ciudad. Quienes transponen su umbral adquieren nueva vida, reciben otros nombres y otras identidades: ese don Carlitos adquiere para sí una identidad que le es extraña, como la pudo ser para la Señorita Peluquera o para el Caballero de los Monos, cuando les asignaron sus papeles en el campamento. Se trata de papeles, identidades y vidas efímeras, que perduran y se sostienen en el interior del campamento, ocultas y protegidas frente a un medio externo que las más de las veces es hostil. Semejante transitoriedad facilita la rotación de vecinos. A diferencia de las tomas de terreno, la estrategia de los micro campamentos se basa en el anonimato y el ocultamiento, tal como lo sugiere el dibujo que un visitante hace del lugar (dibujo 3). El campamento, en tanto artificio para acomodar vidas marginales, adquiere existencia propia, diferenciándose de una ciudad en la que prima la separación de las cosas, los cuerpos, las vidas y las almas. En el campamento, por el contrario, lo que se demarca es su límite con el medio urbano externo. En su interior otra es la vida que transcu-

concebido para ocultar o disimular actividades no siempre consistentes con la norma social. En este territorio, invisible en buena parte, se constituye un complejo nudo de relaciones humanas. Esta nudo hace posible la perpetuación, en suelo urbano, de un limbo jurídico, generando el espacio necesario para que una variada gama de personajes saque provecho del valor residual de las cosas, viviendo sobre la base de complementar de sus actividades. En el campamento se produce así un delicado e invisible tejido social – cuyas funciones (protectora, sustentadora, amortiguadora) un agente externo fácilmente puede obviar, tejido que se desvanece con la remoción de tablas y enseres desde el lugar en que un grupo humano ha habitado por más de treinta años. De ahí el peligro de planificar cual si no hubiese historia tras aquello que se busca modificar. Tres aspectos en la vida de un campamento son los que me interesa subrayar en lo que sigue: su diseño laberíntico, su carácter colectivo, y su integración a los medios comunitarios. La interacción de estos tres aspectos posibilitan no sólo la continuidad de las ocupaciones irregulares – que es lo preocupa a la opinión pública – sino la regulación de conflictos sociales – tema relativamente

DIBUJO 2: El mapa de Santiago dibujado por un joven de Las Condes


una posta de hospital. El espacio comunitario, intersticial entre las unidades residenciales, es un espacio de permanente negociación de las actividades y conflictos sociales. Su existencia sirve para amortiguar peleas que de otro modo se desencadenan bajo formas catastróficas.

DIBUJO 3: El campamento visto por un visitante rre. En efecto, todo en el campamento es visible o audible, todo se puede tocar u olfatear y, por lo tanto, se hace accesible para el conocimiento, uso y control colectivo. Así, por ejemplo, los bienes se ponen a disposición de quienes los necesiten; se sabe quien está de pago o quien vendió algo, se sabe a quien pedir y cuando. Es justamente esta condición la que permite sortear las vallas económicas, jurídicas y sociales que se imponen a quienes viven en un campamento. SER COLECTIVO La proximidad de cuerpos y vidas fuerza a otra regulación de la vida social. Los eventos al interior del campamento involucran a todos. Para bien o para mal, lo perpetrado lo es – en forma directa o indirecta – por todos. Lo perpetrado puede ser materia de inquisición o de admiración, expresión de caridad o simple delito; su función no es otra que la de expandir la base de sustentación de los vecinos. En un dibujo hecho por una vecina (dibujo 4), ironiza sobre la situación poniendo de relieve aspectos que resultan ser tabú en otros sectores sociales: los ratones, la ropa de interior, la violencia y las drogas se despliegan ante la mirada de los vecinos en el espacio comunitario del campamento. Lo que desde otro punto de vista pudiera parecer una exaltación de lo antisocial, a la luz de la experiencia se revela como una fina regulación de conflictos sociales. Un ejemplo interesante se relaciona con los conflictos conyugales. Para vecinos es fácil intervenir cuando un hombre golpea a su mujer. “ ¡Se le está pasando la mano, vecino!”. Basta el llamado de atención de un tercero para neutralizar lo que de otro modo culminaría en

INTERESES BARRIALES El tercer aspecto en la vida de un campamento se relaciona a su inserción en el medio comunitario. La verdad es que vecinas y vecinos del sector comunal se quejan de “esta gente de mal vivir”, pero pareciera ser igualmente cierto que no dejan de ser rentables estos malos vecinos. El micro campamento que conocí se inscribía en redes sociales más vastas y más invisibles. Más que un asentamiento autosuficiente, como muchas veces parecieran ser los campamentos, se trata más bien de un nodo a través del que se articulan redes sociales por las que fluyen bienes, servicios y todo tipo de intercambios. Lo inmóvil está, o pareciera estar, poblado de puro movimiento. Objetos (robados, abandonados, donados) transitan por este mundo, mutando su naturaleza (como el refrigerador que se convierte en alacena), cambiando de manos, entregándose al usufructo colectivo (como el martillo que se ofrece a quien lo necesita). De los flujos de un campamento se benefician no sólo sus residentes sino vecinos que a diario vienen a trocar objetos, a servirse de favores, a comprar, a hacer encargos. El campamento invita a ser visto como un punto donde se encuentran actores diversos que, por depender de la informalidad para su sustento, buscan el amparo de un sitio anónimo para conducir algunos de sus quehaceres. Curiosamente, la ausencia del campamento alivia ciertos problemas (“Por ahí asaltan”, aseguran los pudahuelinos) pero no conocemos aquello que agrava. EN EL DESCAMPADO Paradójicamente, la aglomeración en la periferia, en un

DIBUJO 4: El espacio comunitario

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INVESTIGACIÓN

primer momento, al menos, deja en la intemperie social a buena parte de quienes, en sus antiguas habitaciones habían consolidado una cierta estabilidad. La Villa San Luis de Maipú, que a través de la crónica rojas ha adquirido con los años notoriedad pública, fue el destino de la mitad de los moradores del campamento pudahuelino al que nos hemos referido. Tras un traumático y desordenado traslado, los pobladores reconocen la estrechez de las nuevas condiciones de vida. “Me doy una vuelta y ya estoy al otro lado de la casa”, “doña Nina no cabía en el baño”, “Tuve que botar casi todo lo que traía”, “No me cabían los muebles”, son todas expresiones conocidas en estos territorios. Al salir a las calles se siente con mayor rigor el aspecto negativo del anhelado cambio. La casa propia se levanta en barrio ajeno. Los vecinos son desconocidos, y peligrosos también. Así por lo menos se cree o se dice. Unos son de tal o cual población, “que está llena de patos malos”, o “los que vienen de allá no se tienen buena con los de acá”. Algo evoca un clima de guerra interna: los pobres se hacen vuelto contra sí mismos, proclamando territorios y defendiendo bastiones, quedando avenidas y calles entregadas a la violencia de las bandas. Ello ocurre al tanto que los viejos tejidos se han resblandecido, quedando los residentes expuestos a una suerte de intemperie social, la que se hace sentir con mayor intensidad a lo menos en tres aspectos de la vida social del margen: la transformación del orden social, la especialización residencial del hábitat, y la urgente necesidad de dinero. UN NUEVO CLIMA SOCIAL Las villas son asentamientos masivos, traslados mayúsculos de la población marginal. Se trata de concentraciones de pobres. Las vistas aéreas son elocuentes en este sentido: el poniente de Maipú, por ejemplo, evoca un gigantesco penitenciario al que la ciudad ha sometido a sus menos afortunados residentes. A diferencia de las chimbas y guangualíes de antaño, se trata de territorios planos, cuya sola función es la de albergar una fuerza de trabajo que no siempre encuentra clara inserción en los mercados ocupacionales. No existe aquí ni recreación ni fiesta, al modo de antaño, ni mucho menos complejidad a través de las fronteras sociales (dibujo 5). Los nuevos residentes saben que sólo hay un modo de sortear el escollo en que viven: amurallarse en sus viviendas. A diferencia del campamento, llama la atención la proliferación de rejas, protecciones, candados y todo medio de autoprotección. La casa busca crecer hacia adentro, en tanto que a la villa se ha privado del principal mecanismo de regulación social que tenía el campamento, a saber, el espacio comunitario. En efecto, los campamentos (como los antiguos cités y conventillos) cuentan con espacios comunes a través de los que produce la interacción y el control social entre los residentes. Asfixiante, como pudiera parecer, este mecanismo ase-

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DIBUJO 5: La villa vista por un joven gura el conocimiento recíproco de los residentes y el procesamiento colectivo de los conflictos que se producen al interior. La villa, en cambio, entrega sus espacios públicos a la policía, en el mejor de los casos, o, lo más habitual, a las pandillas. Más allá de los límites de sus casas, los moradores no encuentran mayor protección. BARRIOS RESIDENCIALES La villa es concebida como un barrio residencial. Ello supone que la principal función del espacio construido es la de servir de habitación. Ello importan imponer una concepción de lo residencial a una población que en buena parte ha dependido de sus viviendas como un medio de producción. Ni una carretela, ni mucho menos un caballo encuentran lugar en la villa, y, sin embargo, son (o fueron) importantes medios de vida para los residentes. La cantidad de actividades asociadas a la residencia en un campamento son diversas y todas ellas proveen una base de vida para sus moradores. La chatarra, tierra de hoja, talleres de calzado, almacenamiento y reciclaje de materiales son parte de este repertorio de la vida económica del margen. Tendrá razón el planificador al afirmar que muchas de las actividades en la periferia, además de ilícitas pueden ser dañinas para la salud, pero la Villa San Luis pareciera demostrar que su erradicación es más devastadora que cualquier intervención alternativa. Al especializarse la función residencial desaparecen la posibilidad de complementar actividades, como ocurre en un campamento. Al igual que en otros dominios, semejante escenario sólo puede estimular una competencia más bien agresiva entre vecinos que aspiran a los mismos fines. Así, pues, mientras en el campamento un vecino me decía: “A mi vecino le di ese pedazo (de terreno) porque


yo no podía cuidarlo”, no es menos cierto que en la villa, “el primer problema lo tuvimos por la reja”. CUESTIÓN DE DINERO La ausencia de actividades alternativas, la ruptura de las redes de cooperación y la imposibilidad de hacer un uso sistemático del valor residual de los bienes, asociado a la presencia de pagos mensuales que antes no se hacían, lleva inevitablemente a una dependencia creciente con respecto del dinero. Esto que, bajo el prisma de la mirada económica puede ser obvio y hasta simple de resolver, trastrueca buena parte de la vida y organización familiar de los residentes de la periferia. Piénsese, por ejemplo, en quienes pueden producir dinero y bajo qué condiciones y de ello resultará una tensión inevitable del mundo marginal en sus nuevos asentamientos. En efecto, mujeres jóvenes y hombres adultos son quienes tienen mejores opciones en los mercados laborales urbanos. El sueño de una adolescente es “ser como esas señoritas que ande de traje en el metro”, promotoras o vendedoras de cualquier tipo (dibujo 6). Mientras en el campamento las mujeres soñaban con cursos de aeróbica, en la villa la capacitación técnica era más requerida. “Y, si nos dejan, ¿cómo nos vamos a arreglar?”, se preguntaban las vecinas. El dinero organiza y estratifica la vida social. Su posesión y uso confiere prestigio y poder a quien lo tiene. A diferencia del campamento, nuevas categorías sociales cobran vida en la villa: aparecen arrendatarios y allegados, poseídos y desposeídos. En la vida familiar, la mujer madre y sin trabajo se vuelve en exceso dependiente y vulnerable ante su marido, no contando para su defensa – como antes en el campamento – de aquella red de mujeres dispuesta a neutralizar cualquier agresión contra ella. Ancianos y desvalidos son los más desprotegidos en el nuevo escenario. “Yo le llevo comida a la Abuelita”, me comentaba una vecina, refiriéndose a la más anciana de las pobladoras, con quien no tenía relación de parentesco. Esta solidaridad se desvanece en un territorio en que no sólo son desconocidos unos y otros sino también percibidos como amenazantes y peligrosos. En el nuevo escenario, los hijos hombres entrañan una doble función que los distancia de sus familias. De una parte, reflejan la frustración de sus padres que no disponen de los medios que quisieran para apoyarles en su desarrollo. Son fuente principal de gasto y angustia familiar. A la par, aunque no equipados para el mercado laboral, son especialmente vulneDIBUJO 6: rables ante la delincuencia, el único Imagen de mujer en medio que les permite acceder al una villa

dinero. La estratificación familiar se replantea, privilegiándose en ella a los hombres y ganando espacio la mujer trabajadora. Los otros personajes de la escena social, antaño protagonistas, van perdiendo toda su influencia y autoridad social. CONCLUSIONES Los campamentos en tanto formas de organizar el espacio residencial representan los medios creativos que los pobladores marginales han desarrollado para encarar la precariedad como condición de vida. Por medio de un ingenioso diseño espacial y una particular inserción en el medio territorial se aseguran de una provisión continua de recursos de vida. A la par logran amortiguar conflictos que de otro modo se tornan incontrolables. El tránsito hacia la villa interfiere en ambos mecanismos: limita las posibilidades de generar ingresos y elimina los sistemas de control interno de las comunidades marginales. La delincuencia y la violencia no son sino resultados esperables de la intervención en tales espacios. No cabe duda que las políticas de vivienda tienen su lado exitoso y tampoco cabe cuestionar la necesidad de implementar mejoras en los barrios populares. La pregunta casi obvia es cómo hacerlo. En primer lugar, es preciso abandonar ciertas formas de pensamiento y acción que intervienen tal como si la realidad no existiera o como si la realidad en su conjunto fuera pura negatividad. Para que una intervención tenga sentido, los ciudadanos del más pobre origen nos sugieren, en segundo lugar, que algo cabe aprender de su experiencia; que tal vez la solución con que ellos dieron no resulta, a la postre, lo catastrófica como algunas villas han llegado a ser. La invitación queda abierta a explorar las posibilidades habitacionales que mejor beneficien a los desposeídos de la ciudad. La villa sin duda es una posibilidad, especialmente para aquellos que han accedido a una inserción en los mercados formales del trabajo. Otros, en cambio, necesitan de otras alternativas. La anciana que en el campamento es motivo de la solidaridad comunitaria se vuelve en extremo vulnerable a la indigencia en cualquier otro contexto. La madre desempleada y sin marido arriesga el apoyo de sus pares en las villas y puede terminar aseando pisos ajenos en los departamentos vecinos. Necesitamos aprender de los campamentos, no para perpetuarlos (porque resulta de suyo que no son hospedajes dignos para una ciudadanía plena) sino para derivar de ellos las normas que regulan la habitación popular. De estas normas, tal vez la que más convoque la imaginación del planificador es la del acomodo de la diversidad: en un campamento coexisten casas familiares, piezas personales, albergues, y todo tipo de soluciones que no fuerzan la exclusión. De modo análogo podría plantearse que la solución al problema habitacional de los pobres no es sólo una, que el desafío radica en encontrar aquellas soluciones que mejor se ajustan a cada grupo en particular.

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“HISTORIAS DE CAMPAMENTOS” Extracto del libro: “Historias de campamentos”. CIS Un Techo para Chile

“La pena más grande, es de ser discriminada por la sociedad por ser sencillos y con bajos recursos, no voy a decir pobres porque somos más ricos que cualquiera, tenemos las ganas de salir adelante y ya lo hemos logrado y estamos conformes y felices de ser de La Negra.” Emiliana, Campamento: La Negra (I Región) Nº de habitantes: 5730 Nº de familias: 1506 Nº de allegados: 0 Nº total de viviendas: 1506 “No podemos sólo pedir, tenemos que luchar para lograr que las tomas pasen a un pasado de sacrificio y de esfuerzo, y pensar, que cada día podremos superarnos más..” Norma, Campamento: La Pampa (I Región) Nº de habitantes: 7277 Nº de familias: 1915 Nº de allegados: 0 Nº total de viviendas: 1915

La Negra

“..Yo creo que si uno se pone, uno puede,..si uno se pone, demás que puede...” Paty, Campamento: Amanecer del Elqui (IV Región) Nº de habitantes: 104 Nº de familias: 35 Nº de allegados: 0 Nº total de viviendas: 35 “... ahora tenemos otra cosa porque luchar, la casa propia...” Ingrid, Campamento: Amanecer del Elqui (IV Región) “Yo creo que hay individualismo afuera, acá trabajamos todos unidos en comunidad y esa es una diferencia muy grande. Afuera cada cual vive su vida y se las arregla.... acá todos vivimos en comunidad y la pinta es lo de menos.” Carol, Campamento: Nasur (RM) Nº de habitantes: 6771 Nº de familias: 1823 Nº de allegados: 62 Nº total de viviendas: 1741 “No yo no digo que vivo en campamento. La otra vez fui al hospital y dije que vivía en Renca, en el sector Perejil, Chorrillos, casa 10, listo, se acabó, más dismulao’ poh.” Nayadeth, Campamento: Villa Esperanza (RM) Nº de habitantes: 180 Nº de familias: 44 Nº de allegados: 2 Nº total de viviendas: 44

Línea Férrea

“(...) yo le dije a mi mamá: ya mai yo me voy, quiero tener mi casa, como sea pero quiero tenerla. Así que partimos, agarramos mis cosas, todo, las camas, todo lo que teníamos y los fuimos con puro nylon y hicimos una ranchita” Oriana, Campamento: Monte Los Olivos (VIII Región) Nº de habitantes: 355 Nº de familias: 75 Nº de allegados: 0 Nº total de viviendas: 75. “(...) yo no discrimino a nadie, ni al presidente, porque el presidente tampoco tiene la culpa de que seamos pobres, el resto de la gente tampoco.” Edith, Campamento: Oro Verde (VIII Región) Nº de habitantes: 47 Nº de familias: 10 Nº de allegados: 0 Nº total de viviendas: 10 “Mi peor momento aquí fue cuando se me estaba volando mi techo. Eran las cuatro de la mañana, pero sabes que el vecino pescó unos lazos y yo creo que en puros calzoncillos, se levantó porque sintió que se estaba volando (...), gracias a Dios mi vecino tuvo como te digiera, esa valentía y esas ganas de ayudar” Claudia, Campamento: Línea Férrea (X Región) Nº de habitantes: 133 Nº de familias: 69 Nº de allegados: 7 Nº total de viviendas: 69

Amanecer del Elqui

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El Saque

La Pampa

Línea Férrea


Ampliación Recabarren

Pichicautín

Línea Férrea

Línea Férrea

Pichicautín

Los Girasoles

Oro Verde

Porvenir

Ampliación Recabarren

La Poza

La Chimba

Los Girasoles

La Poza

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OPINIÓN

Sebastián Zulueta Azócar Ingeniero Comercial, Estudiante Magíster Sociología UC

LA EVOLUCIÓN DEL VOLUNTARIADO ENTRE 1990 Y 2000 En el presente artículo se exponen algunos de los resultados de la tesis de magister de Sebastián Zulueta, quien busca profundizar en la evolución del voluntariado en nuestro país en los últimos diez años. Con esto, intenta aportar a una comprensión más acabada de la etapa en que se encuentra el voluntariado actualmente y las condiciones que influyen en él, permitiendo así tener un mejor alcance de las tendencias futuras, y de las estrategias necesarias para su fortalecimiento.

¿Por qué estudiar el voluntariado y cuál es la importancia de fomentar su desarrollo?

Yo con otros, con otros, muchos otros, te vamos expulsando de la tierra a la luna para que allí te quedes fría y encarcelada mirando con un ojo el pan y los racimos que cubrirá la tierra de mañana.

no sufren esa exclusión. De esta manera lograríamos alcanzar una sociedad solidariamente sustentable, donde la problemática social no sólo es asumida por los Gobiernos, el Sector Privado u otras organizaciones, sino que cada persona haga suya la responsabilidad de trabajar por un país más justo.

Vivimos en una sociedad en que un gran número de personas viven en la marginación, viéndose privadas de un acceso adecuado a la salud, al bienestar económico, a la justicia, a la educación, al conocimiento, al poder opinar e influir Una mayor conciencia de la imporen las decisiones que les afectan, entre tancia del voluntariado otras. Esto hace que sean excluidas de nuestra sociedad en distintas esferas, lo Diversas son las razones por las cuales, que se traduce en muchas ocasiones, en en este último tiempo las organizacioPablo Neruda, una imposibilidad de salir de su situanes de voluntariado y del Tercer Sector ción de marginación, e incluso caer en han cobrado gran relevancia y protagoOda a la Pobreza círculos viciosos donde una exclusión nismo alrededor del mundo. En la XII puede llevar a otras. Es aquí donde el Conferencia Internacional de Filantropía, voluntariado juega un rol preponderante, en la medida realizada en Australia (julio del 2000) por la Universidad que ofrece expectativas de inclusión de personas margi- de Johns Hopkins, se nombraron 5 aspectos principales nadas hacia los distintos ámbitos de la sociedad de la cual de su importancia: 1) la mayor flexibilidad y capacidad están excluidos. Por esta razón es que existe una gran de respuesta, en comparación con el Estado y el Sector variedad de voluntariados, que trabajan en esas esferas: Privado, debido a su autonomía y su capacidad de tomar el que trabaja en salud (consultorios móviles, atención riesgos; 2) su conocimiento preciso de las necesidades de gratuita); en educación (preuniversitarios sociales, pro- las comunidades donde intervienen; 3) su compromiso gramas de alfabetización); en temas legales; en temas con los valores de la comunidad con que trabaja, debido económicos (capacitación de microempresarios, progra- a su cercanía, lo cual permite la creación de estrechos mas de microcréditos), etc. niveles de confianza; 4) su habilidad para recaudar recurEs en este sentido, que se hace relevante fomentar el sos propios de las comunidades, ya que las personas que voluntariado, en la medida que es una forma de ayudar la componen se sienten parte de los proyectos y ven los a generar capacidades solidarias en personas que están beneficios de forma directa; y 5) su capacidad de promoen condición de ayudar a otros. Así, por ejemplo, la supe- ver la formación de redes sociales, tan necesarias para ración de la pobreza no radicaría sólo en el hecho de movilizar a las comunidades, impulsando relaciones entre trabajar para que las personas salgan de su situación los distintos sectores. de pobreza, ni de empoderarlas para que lo hagan, sino Por otro lado, en la Cuarta Conferencia de la ISTR (Intertambién de empoderar en solidaridad a las personas que national Society for Third Sector) realizada en Dublín

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(julio 2000), se agregaron, paralelamente: 6) los menores costos en otorgar servicios; 7) la capacidad de crear sistemas de voluntariado; y 8) el incentivo a que los beneficiarios sean co-ejecutores de lo proyectos. En definitiva, estas razones, sumado a los altos niveles de transparencia y confianza que transmiten dentro y entre los países, han hecho que este Tercer Sector se convierta en una instancia relevante en el desarrollo de los países, y en la realización de políticas redistributivas, democratizadoras, y participativas. Sin embargo, y pese a la importancia que tiene y ha tenido históricamente el Tercer Sector y el Voluntariado, son muy recientes las investigaciones y las políticas que buscan sistematizar el conocimiento con respecto a este tema. Esto impide que se realice una detallada conceptualización y estructuración del Tercer Sector, que permita a los países impulsar políticas más adecuadas para el fomento de éste. También se hace difícil el estudio de las condiciones socio-culturales que han llevado a que en determinados países se desarrolle una mayor actividad por parte de la Sociedad Civil. El estudio del voluntariado en Chile El año 2001, se organizó y celebró en Chile el Año Internacional del Voluntariado (AIV). Esta fue la primera vez que un número importante de organizaciones de voluntarios se reunían, dando cuenta de una gran diversidad de iniciativas. Ante esto, se tuvo que comenzar por establecer definiciones básicas de voluntariado que sirvieran para definir criterios de cuáles eran las organizaciones a las que les correspondía participar en esa celebración, entre otros temas. En esa dinámica de discusiones se observó que había un desconocimiento generalizado de la historia del voluntariado, lo cual dificultaba llegar a consensos. Fruto de esto, y en el marco del Plan de Fortalecimiento de Voluntariado del Gobierno de Chile (llevado a cabo a través de la División de Organismos Sociales –DOS), a principios del año 2002 se licitaron dos investigaciones que darían cuenta de aproximaciones teóricas y empíricas del voluntariado en Chile, y que serán un valioso insumo para la investigación científicai. Sin embargo, el conocimiento del voluntariado en Chile todavía es muy escaso, lo cual es un obstáculo para que avance en la conformación de su propia identidad, que necesariamente pasa por un reconocimiento y aceptación de su propia diversidad, y por un avance en la información que se tiene sobre su composición y de los factores que han influido e influyen en su desarrollo. El presente artículo se basa en los resultados de una investigación cuantitativaii, que busca profundizar, específicamente, en la evolución del voluntariado en nuestro país en los últimos 10 años. Con esto, se pretende aportar a una comprensión más profunda de la etapa actual en que se encuentra el voluntariado y de las condiciones

que han influido en ella, que permita hacer un alcance de las tendencias futuras, y las estrategias necesarias para su fortalecimiento. ¿Qué es voluntariado? Como aproximación a una definición de este concepto, voluntariado es toda acción que: - va en beneficio de otros - que es asumido de forma libre y sin coerción - que no busca remuneración financiera alguna - y que opera de forma organizada, en el marco de una planificación. Estos aspectos del voluntariado son los que alcanzan mayor consenso y están presentes en la mayoría de las definiciones de voluntariadoiii (Wilson, 2000). Que vaya en beneficio de otros implica que el voluntariado se basa en la solidaridad, en la capacidad de ser conscientes de las necesidades de otras personas y motivarse a actuar; que sea libre, es la base de la voluntariedad, del trabajo que es asumido como elección personal; que no busque remuneración, es la característica que lo distingue del trabajo remuneradoiv aunque, en algunos países y programas –incluyendo la política que han adoptado los Centros Regionales de Voluntariado impulsados desde el Plan de Fomento al Voluntariado del Gobierno de Chile-, se permite el pago de los “gastos de bolsillo” de los voluntarios –movilización y alimentación-, estipulando que esta actividad es un derecho y que nadie debiera estar privado de la posibilidad de hacerlo; por último, el que opere de forma organizada, distingue al voluntariado de otras actividades que pueden estar basadas en la voluntariedad espontánea. Así, el hacer una acción solidaria aislada, como ayudar a una persona que acaba de tener un accidente, no entraría en esta definición de voluntariado debido a que no es una acción sistemática, organizada, ni persigue objetivos preestablecidos. El voluntariado, sin embargo, puede incluir muchas otras distinciones: en el plano de la motivación podría ser clasificado como individualista o altruista; en el plano de la acción podría ser visto como promocional o asistencial, o también tradicional o emergente; en el plano de la organización, puede ser visto como participativo o jerárquico, formal o informal, etc. Estas distinciones no siempre tienen consenso, y dependen mucho de las condiciones históricas y culturales de la sociedad de la cual se hable. Evolución del voluntariado en Chile en los últimos años Es interesante preguntarse cuál ha sido la evolución del voluntariado chileno en los últimos años. Con esto, se podría dar respuesta a distintas inquietudes: ¿ha habido un aumento del voluntariado?, ¿cuáles han sido las áreas

29


OPINIÓN

de voluntariado que mayor desarrollo han tenido? ¿cómo han ido cambiando las motivaciones para hacer voluntariado?, ¿cómo ha afectado a las organizaciones el cambio en el voluntariado? Para responder a estas preguntas, fue necesario aproximarse al objeto de estudio desde distintas perspectivas, recabando información cuantitativa y cualitativa, que permitiera acercarse, de mejor forma, a la complejidad del voluntariado. Para realizar el análisis cuantitativo, la única fuente que presenta información sobre el voluntariado en Chile (específicamente para los años 1990 y 2000), es la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey, 1990, 2000), que en Chile ha sido llevada a cabo por la agencia de opinión MORI. En una muestra de 1.500 casos y de representación nacional, la Encuesta pregunta sobre el trabajo no remunerado en organizaciones e iniciativas voluntariasv. En las alternativas de voluntariado que ofrece la Encuesta Mundial de Valores, hay algunas prácticas que se relacionan inmediatamente con el concepto de voluntariado, como son el de Bienestar Social, el de Salud, el trabajo en el Tercer Mundo, etc. Estas organizaciones serán agrupadas bajo el concepto de “voluntariado social”. Sin embargo, hay otras alternativas que pueden no relacionarse inmediatamente con voluntariado, como es el caso

del trabajo no remunerado en Asociaciones Profesionales, Sindicatos, Partidos Políticos, Deporte y Recreación, entre otras. A modo de simplificación, y con el objeto de no entrar en una discusión que puede tomar algún tiempo presentar, se adoptará la propuesta hecha por FLACSO en su “Investigación sobre la conversación social y opinión pública del voluntariado” (2002) –que también incluye estas y otras alternativas-, donde proponen que estas organizaciones se agrupen bajo el concepto de “Voluntariado de Intereses” en la medida que en ellos, las personas influyen en las decisiones que les afectan. Por último, se puede hablar separadamente del voluntariado religioso, en la medida que no esté relacionado con el Voluntariado Social o el de Interés. La evidencia empírica que arroja la Encuesta muestra que, mientras que en el año 1990 un 29,6% de la población entrevistada declaraba hacer trabajo no remunerado en alguna de las organizaciones o actividades de voluntariado, en el año 2000 este porcentaje aumentó a 42,6%. En la Tabla 1 podemos apreciar el aumento porcentual del voluntariado. Si hacemos una estimación de la población que hace voluntariado en cada año, multiplicando el porcentaje obtenido por el total de la población chilena (estimada por el INE de 13.100.000 para 1990, y

TABLA 1: PORCENTAJE, NÚMERO* Y CAMBIO PORCENTUAL** DE MIEMBROS Y VOLUNTARIOS, PARA LOS AÑOS 1990 Y 2000

Miembros

Voluntarios

%Población

Nº Personas*

%Población

1990

45,0%

5.895.000

29,6%

3.877.600

2000

49,0%

7.350.000

42,6%

6.390.000

24,7%

64,8%

Cambio porcentual**

Nº Personas*

* Estimación de población en base a las estimaciones del INE para c/año: 13.100.000 en 1990; 15.000.000 en el 2000 ** Cambio porcentual de la estimación de población

de 15.000.000 para el 2000), se daría que para el año 1990 un total de 3.877.600 personas eran voluntarias en el país, los que aumentaron a 6.390.000 voluntarios en el año 2000. Esto significa un aumento estimado de 64,8% de la población voluntaria estimada. Este porcentaje combina el aumento en la tasa de voluntariado con el aumento poblacionalvi. La Encuesta Mundial de Valores nos permite hacer una división del voluntariado según áreas o sectoresvii. En la tabla 2 se puede observar la proporción que ocupa cada área de trabajo voluntario, sobre el total de voluntariado realizado. Estos datos están separados para el año 1990 y 2000, y ordenados según su tamaño. En ambos períodos se han mantenido las cuatro organizaciones que mayor proporción de voluntariado reportaron. El primer lugar lo tienen las Iglesias y Organizaciones Religiosasviii (23,6% para 1990 y 24% para el 2000), seguido de las

30

organizaciones Deportivas y de Recreación (12,9% para 1990 y 17,4% para el 2000); las de Educación, arte y cultura (12,4% para 1990 y 10,2% para el 2000); y las de Bienestar Social en cuarto lugar (7,2% para 1990 y 8,5% para el 2000). Podemos observar que los mayores cambios en posición dentro del voluntariado, se ven en el aumento de la proporción de organizaciones de Grupos de Mujeres (3,2% para 1990 y 6,6% para el 2000), de Asociaciones Profesionales (2,8% para 1990 y 3,4% para el 2000) y de Paz (1,1% para 1990 y 3,2% para el 2000); y la disminución en la participación voluntaria en Grupos o Partidos Políticos (4,5% para 1990 y 2,6% para el 2000) y en Sindicatos (4,1% en 1990 a 3,4% en el 2000). Se pueden analizar los cambios en el voluntariado según algunas variables demográficas. Con respecto a la edad –se dividió la población en tres grupos etáreos: 18 a 29;


TABLA 2: PROPORCIÓN DE CADA ÁREA EN TOTAL DE VOLUNTARIADO, Nº DE ORGANIZACIONES POR VOLUNTARIO RANKING DE PROPORCIÓN

1990

RANKING DE PROPORCIÓN

2000

1 Iglesia y religión

23,6%

1 Iglesia y religión

24,0%

2 Deporte y recreación

12,9%

2 Deporte y recreación

17,4%

3 Educación, arte y cultura

12,4%

3 Educación, arte y cultura

10,2%

4 Bienestar social

7,2%

4 Bienestar social

8,5%

5 Trabajo con jóvenes

7,2%

5 Grupos mujeres

6,6%

6 Pobreza, empleo...

6,5%

6 Trabajo con jóvenes

5,9%

7 Otras

5,7%

7

Pobreza, empleo...

5,3%

8 Partidos políticos

4,5%

8

Salud

4,2%

9 Sindicatos

4,1%

9

Sindicatos

3,4%

10 Salud

4,1% 10

Asoc. profesionales

3,4%

11 Grupos mujeres

3,2%

Paz

3,2%

12 Ecología y DD anim.

3,0% 12

Ecología y DD anim.

2,9%

13 Asoc. profesionales

2,8% 13

Partidos políticos

2,6%

14 DDHH

1,8% 14

DDHH

2,3%

15 Paz

1,1% 15

Otras

0,0%

Total

11

100,0% Total

100,0%

Fuente: Encuesta Mundial de Valores 1990-2000, MORI Chile.

30 a 49; y 50 o más-, se observa que hubo un aumento de voluntariado en todas las edades debido, principalmente al crecimiento demográfico del país. Sin embargo, el grupo etáreo que mayor crecimiento tuvo fue el de mayores de 50 años, que pasó de tener una participación del 26% del total de voluntarios a un 30%. Con respecto a la edad de los voluntarios, se puede afirmar que ha habido un aumento de la participación voluntaria por parte de las mujeres, ya que en 1990 las mujeres eran 49% del voluntariado (y los hombres el 51%), mientras que en el año 2000 las mujeres pasaron a ser el 51,2% del voluntariado. Los resultados anteriores se explican, en parte, por el envejecimiento de la población, según fuentes del INE. También se pueden analizar los cambios en el voluntariado según variables sociales y culturales. Por ejemplo, se observa que aumentó en gran medida la proporción de voluntarios de educación alta (que comenzaron sus estudios superiores) de un 32% a un 37%, y disminuyó la proporción de personas con educación baja (que estudiaron hasta principios de la educación media o menos) de un 28% en 1990 a un 24% en el 2000. Con respecto a los niveles de ingreso de los voluntarios, se observa que aumentó la proporción de voluntarios con niveles de ingreso alto y bajo, y disminuyó en pequeña medida los voluntarios de niveles de ingresos medios (Tabla 3). Estos resultados darían razón a la teoría del voluntariado que se basa en el Capital Humano, que postula que en la medida que las personas posean una mejor salud, mayo-

TABLA 3: % NACIONAL DE VOLUNTARIOS SEGÚN NIVEL DE INGRESO INGRESO

1990

bajo

7,8%

medio

12,1%

alto

9,1%

2000 13,3% 11,1% 16,7%

Fuente: Encuesta Mundial de Valores 1990-2000, MORI Chile.

res ingresos, mayor educación, estarán más capacitados para hacer voluntariado. Otra variable que se puede mencionar es el nivel de confianza. Se observa que en ambos períodos el nivel de confianza de los voluntarios (en base a la pregunta “usted piensa que se puede confiar en la mayoría de las personas”) es mayor que el de los no voluntarios (Tabla 4). Esto confirmaría la teoría del voluntariado del Capital Social, que postula que en la medida que las personas tienen TABLA 4: NIVEL DE CONFIANZA SEGÚN VOLUNTARIOS O NO VOLUNTARIOS, 1990-2000 CONFIANZA no voluntarios voluntarios

Total

1990

20,4%

28,3%

22,7%

2000

20,3%

26,2%

22,8%

Fuente: Encuesta Mundial de Valores 1990-2000, MORI Chile.

31


OPINIÓN

mayores niveles de confianza, mayores redes sociales y familiares, las probabilidades de hacer voluntariado aumentan. ¿Es lo mismo hablar de voluntariado en 1990 que en el año 2000? El año 1990 marca el fin de un período en que Chile estuvo marcado por el Régimen Militar, por lo cual hablar de voluntariado en esa fecha exige remontarse a ese período previo. En esos años el hito de voluntariado que tuvo mayor visibilidad fue el realizado por las Damas de Colores, que era un voluntariado de asistencia (a enfermos, niños, discapacitados...), compuesto por mujeres. La mayoría fueron apoyadas por el Gobierno, y estaban a cargo de las esposas de los máximos jefes de las Fuerzas Armadas. Esto llevó a cierta monopolización del concepto “voluntariado”, dado a que se identificaba fuertemente con este determinado tipo de prácticas. También llevó a una cierta politización del término que en algunos sectores, que se mantiene hasta nuestro tiempo. Todo lo anterior llevó a que un gran número de personas no se identificara o no quisieran llamarse “voluntarios”. Por otro lado, surgió un gran número de iniciativas enfocadas a enfrentar la situación de pobreza que golpeó a

nuestro país a principios de los ´80, causada, en gran parte, por la crisis económica. Entre éstas se cuentan las Ollas Comunes, los Comités Solidarios, los Trabajos de Verano universitarios, entre otros. Aquí, la Iglesia jugó un papel preponderante al fomentar gran número de estas iniciativas. También surgió un voluntariado ligado a fines políticos, que buscaba ayudar a personas que sufrían persecuciones, o que trabajaban fuertemente por la restitución de la democracia. Algunas de estas iniciativas fueron canalizadas a través de las denominadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Entonces, al comparar 1990 con el 2000, necesariamente hay que tomar en cuenta los cambios que se han dado entre esos años, tanto a nivel nacional o social, como a nivel del voluntariado. Y estos cambios no son menores: el regreso de la democracia y de las libertades de asociación, que antes impedían la libre agrupación o levantaban un manto de sospechas ante ellas; el gran desarrollo económico que tuvo Chile en la década de los ´90, que puede haber influido en que las personas estén en mejores condiciones para ayudar a otros (hay que saber que el voluntariado tiene una estrecha correlación con los niveles de ingreso de un país, lo cual queda demostrado al ver que los países más desarrollados poseen mayores tasas de voluntariado (gráfico 1); el gran avance en la lucha

GRÁFICO 1: RELACIÓN ENTRE PNB PER CAPITA Y % DE VOLUNTARIADO, EN EL AÑO 1990 30.000

PRODUCTO NACIONAL BRUTO PER CAPITA 1990

japón suecia dinamarca alemania (oeste) noruega finlandia

25.000

islandia

usa

francia austria bélgica

20.000

canadá paises bajos

italia

15.000 irlanda del norte

alemania (este)

eslovenia irlanda

10.000 corea

5.000

0

portugal estonia rusia méxico argentina lituania letonia brazil hungría chile bulgaria rumania

china

-5.000 10

20

30

40

50

60

PORCENTAJE VOLUNTARIADO Este gráfico muestra la correlación positiva entre nivel de ingreso y Voluntariado, que queda representada a través de la recta.

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contra la pobreza que permitió que ésta se redujera de un 40% a un 20%; los impulsos de la globalización, y sobre todo los avances de la tecnología (recordemos que en 1990 Internet no existía, y las organizaciones sociales, por lo tanto, no contaban con los beneficios que esto les podía reportar). También hay que tomar en cuenta los cambios que ha habido en el voluntariado, como una mayor toma de conciencia de la importancia del voluntariado (que se refleja en una mayor cobertura mediática a iniciativas de esta índole, y en un respaldo y apoyo de la opinión pública a estas prácticasix); un mayor respaldo desde el sector empresarial; la profesionalización del voluntariado al interior de las organizaciones sociales, que se ha traducido en la creación de departamentos de voluntariado y en la implementación de programas para el desarrollo de estas prácticas; el fuerte ingreso de los jóvenes, quienes fueron socializados en una época no tan politizada como la que les tocó a generaciones anteriores; el desarrollo de prácticas solidarias que antes no eran abarcadas, como los grupos de autoayuda o el voluntariado profesional entre otros cambios.

i) Fruto de estas investigaciones, ya se ha editado un libro llamado “Voluntariado en Chile: lo plural y lo diverso” (2002), y la segunda investigación está por ser publicada ii) En el marco de una serie de investigaciones que forman parte de un proyecto de Tesis para postular al grado de Magister en Sociología en la PUC. iii) Wilson, John. Volunteering. Annual Review of Sociology, 2000, 26:215-240. iv) En AIV 2001 surgió la pregunta de si las personas que trabajan en los programas Servicio País o en Adopta un Hermano (de la FUNASUPO) eran o no voluntarios. En esa ocasión, se llegó a la conclusión de que, pese a que son trabajos fuertemente basados en la solidaridad, no podían ser catalogados como “voluntarios” debido a que reciben remuneración. v) Las organizaciones o iniciativas que se incluyen en la encuesta son: 1) Bienestar Social (servicios de bienestar social para la tercera edad, personas con discapacidad o con alguna otra privación); 2) Salud; 3) Educación y Cultura (educación, arte, música, o actividades culturales); 4) Desarrollo del Tercer Mundo; 5) Trabajo de Jóvenes (organizaciones tales como Scouts o clubs de jóvenes); 6) Acción Comunitaria Local (en temas tales como pobreza, empleo, vivienda, igualdad racial); 7) Grupos de Mujeres; 8) Medio Ambiente; 9) Movimientos de Paz; 10) Asociaciones de Profesionales; 11) Partidos o Grupos Políticos; 12) Deporte y Recreación; 13) Derechos de los Animales; 14) Sindicatos 15) Organizaciones Religiosas (que tengan relación con alguna iglesia o culto); y Otras. vi) El porcentaje de voluntariado que entrega la Encuesta Mundial de Valores es mucho mayor que los porcentajes obtenidos por otras investigaciones en Chile. Esto encontraría una explicación en la forma que se hizo la pregunta de si la persona es o no es voluntario. Como vimos anteriormente, la Encuesta Mundial de Valores pregunta si es que la persona “hace trabajo

Todo lo anterior nos hace pensar que no es lo mismo hablar de voluntariado en 1990 que en nuestros días, lo que puede llevar a que una simple comparación cuantitativa sea escasa para comparar la evolución que ha tenido. Son muchas otras las preguntas que quedan en el aire, que han sido abarcadas desde una mirada cualitativa: ¿puede ser que el concepto haya evolucionado, y ahora más personas asocien distintas acciones solidarias a voluntariado?, ¿cómo era el voluntariado antes de 1973? ¿cómo cambiaron las motivaciones de hacer voluntariado?, ¿cuáles han sido las principales condiciones culturales económicas, legales y políticas que han influido en la evolución del voluntariado?, ¿cómo ha cambiado la valoración del voluntariado por parte de la sociedad? Es de esperar que este artículo haya, más que dado respuestas, despertado algunas preguntas, y que sirva de motivación para que otras personas se interesen por el estudio del voluntariado, desde perspectivas inexploradas, lo que será fundamental para avanzar hacia la construcción de un país solidariamente sustentable… solidariamente vivo.

no remunerado en una serie de organizaciones o actividades voluntarias”. Al contrario de otras encuestas, que preguntan si las personas son o no “Voluntarios”, la Encuesta Mundial de Valores supera el problema de prejuicios o desconocimiento ante el concepto de voluntariado que, como se verá más adelante, son muy fuertes en nuestro país. En otras palabras, esta encuesta incluye a las personas que no se quieren llamar “voluntarios” y a los que no saben que son voluntarios. vii) Al interpretar estos datos hay que tener algunas precauciones relacionadas al diseño de la Encuesta. Una persona puede declarar hacer voluntariado en más de una organización. Sin embargo, ante la imposibilidad de discriminar a cuál de esas organizaciones se le dedica más tiempo, se hace el supuesto de que la persona dedica igual tiempo a cada voluntariado. Esto lleva a distintos problemas interpretativos. En primer lugar, una persona que declara ser voluntario haciendo una hora a la semana de trabajo voluntario, será considerada de la misma forma que la persona que se declara voluntario y que trabaja voluntariamente 48 horas a la semana. En segundo lugar, una persona que declara hacer voluntariado en 5 organizaciones de voluntariado, será considerada como “un” voluntario en cada una de ellas, siendo imposible discriminar entre las organizaciones a las que le dedica más o menos tiempo. Hay que tener en cuenta estas consideraciones al momento de sacar conclusiones. viii) Estas organizaciones pueden presentar cierta ambigüedad, ya que muchas organizaciones religiosas se dedican al trabajo en el área Bienestar Social, lo que puede llevar a una doble contabilización. Una forma de solucionar este problema sería separando no por organizaciones, sino por área. Así, el trabajo religioso relacionado con materias del desarrollo espiritual será distinto al trabajo religioso enfocado a Servicio social. ix) Ver estudio FLACSO, MORI, CERC, 2002, sobre la conversación social del voluntariado.

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MAPA SOCIAL MAPA SOCIAL DE CHILE I

por José Joaquín Prieto

Número de campamentos en Chile en el 2001

MAPA SOCIAL DE CHILE II

Jefes de hogar que habitan en una mediagua en el 2002

DE CHILE

34



CIS CENTRO DE INVESTIGACIĂ“N SOCIAL

cis@untechoparachile.cl

www.untechoparachile.cl/cis


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