Revista CIS 15

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CIS CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL de Un Techo para Chile

Pobreza urbana en Latinoamérica

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Volumen 9 | Segundo semestre 2011 ISSN 0719-2169


Contenidos revistacis15

Reseña Foto portada: Imagen: Jesse August Swanson, voluntario UTPMP - Colombia. Altos de la Florida, Comuna 4 de Soacha, Colombia.

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Editorial

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Evolución del espacio doméstico en “blocks” de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjuntos de vivienda básica. Por Tai Lin

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La distribución del ingreso en el Perú: 1980 – 2010. Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

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‘Sostenidos en colectivo’: Una aproximación al proceso de individuación de los jóvenes en campamento. Por Rodolfo Martinic y Valentina Bravo

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Entrevista a Bernardo Kliksberg. Nuevos desafíos para la lucha contra la pobreza y desigualdad en América Latina.

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Relevamiento de barrios informales en el Aglomerado del Gran Buenos Aires y en la Provincia de Córdoba. Por María Julia Gabosi, Juan Dattoli e Ignacio Pérez

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Las muertes por armas de fuego en El Salvador: la reproducción de una cultura de violencia. Por Juan Pablo Duhalde

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Información para colaboraciones en Revista CIS de Un Techo para Chile.


Revista CIS del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile. Domicilio de la publicación: Departamental 440, San Joaquín, Santiago de Chile Disponible en: http://www.untechoparachile.cl/cis La Revista CIS es una publicación semestral de carácter académico editada por el Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile. Su principal objetivo es ser un espacio de reflexión y denuncia acerca de temas relacionados con pobreza y desigualdad social en América Latina mediante la publicación de trabajos de investigación o artículos académicos vinculados a dichos temas. Éstos pueden haber surgido del trabajo del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile o no. Toda contribución debe enviarse a cis@untechoparachile.cl

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CIS CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL de Un Techo para Chile

Editado e impreso en Santiago de Chile Director Centro de Investigación Social (CIS) Ignacio Pérez Editora Revista CIS: Elisa Salinas Diseño Gráfico: Fernanda Cruz Consejo Editorial: Jorge Atria, Estudiante de Doctorado en Sociología / Freie Universität Berlin, Alemania Isabel Brain, Coordinadora ProUrbana Centro de Políticas Públicas UC Patricio Domínguez, Instituto de Sociología UC Pedro Pablo Seguel, Sociólogo. Magíster (c) en Sociología / Universidad Católica de Chile Luis Hernán Vargas, División de Desarrollo Social CEPAL ISSN: 0719-2169 (versión impresa) 0719-2177 (versión en línea)

Pobreza urbana en Latinoamérica

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Volumen 9 | Segundo semestre 2011 ISSN 0719-2169


Fotografía: UTPMP


Al respecto, podemos argumentar que a pesar de que el español es la lengua más hablada, no podemos ignorar la presencia de otros idiomas como el portugués, el creole y el quechua, entre muchos otros. Asimismo, a pesar de que a grandes rasgos toda Latinoamérica vivió en el pasado un período de dominación europea seguida de un proceso de emancipación, conformación del Estado – Nación y una serie de ensayos de modelos de desarrollo, existen infinitos matices que enriquecen esta historia. Algo similar ocurre en el ámbito de la religión: a modo general podemos hablar de que la mayoría de los habitantes de América Latina practica el cristianismo con rasgos de sincretismo local. Sin embargo, al adentrarnos en el estudio local, aparece una amplia variedad de creencias que va desde los menonitas a la religión vudú. En este sentido podemos preguntarnos ¿qué es lo que une a Uruguay con Haití, a Brasil con Honduras o a Bolivia con Panamá? La principal certeza en este contexto es preocupante, y está íntimamente vinculada con nuestros desafíos pendientes como región; la pobreza y la desigualdad social son los rasgos compartidos que saltan a la vista de forma más evidente. Las cifras son bastante decidoras: según los datos entregados por la Cepal, en América Latina habitan actualmente 603.174.000 personas, de las cuales 1 de cada 3 viven bajo la línea de la pobreza. Asimismo, UN Habitat EDITORIAL REVISTA 15 Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile

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Editorial

Al enfrentarnos al bicentenario de los procesos independentistas que dieron origen a las Repúblicas Latinoamericanas, la reflexión en torno a nuestros desafíos pendientes como región se vuelve un ejercicio casi obligatorio. En este sentido, el primer elemento que surge es la pregunta por la identidad Latinoamericana. Por una parte, es evidente que los países de la región tenemos en común ciertas características que nos unen. A modo de ejemplo podemos mencionar que compartimos, además de una localización en el orbe, una lengua, un pasado, y un sistema de creencias. Pero tan cierto como afirmar que tenemos rasgos comunes, es afirmar que somos una región heterogénea.

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Editorial

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indica que alrededor de 128.000.000 personas viven en asentamientos precarios en América Latina. En la práctica, esto está estrechamente relacionado con que, de cada 1.000 niños que nacen, 23 mueran antes de los 5 años. Es decir, que como región tenemos una tasa de mortalidad infantil relativamente alta, similar a la de Vietnam. Por otra parte, es bastante sabido ya que Latinoamérica es la región más desigual del mundo. Esta desigualdad en el acceso a las oportunidades y en la calidad de vida se vive de manera vergonzosa tanto dentro de los países como entre éstos. Podemos mencionar aquí por ejemplo a Bolivia, Chile o Brasil que registran altos niveles de desigualdad según el índice Gini. Quizás lo más escandaloso a este respecto, sea la situación de países como Guatemala que han registrado un alza en esta medición durante los últimos años. Lo inaceptable de este hecho es que se opone abiertamente al tipo de desarrollo hacia el cual debiésemos avanzar como región, esto es, lograr crecimiento e igualdad.

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En Un Techo para Chile – Un Techo para mi País reconocemos esta realidad como nuestro principal desafío. Frente a la constatación de que a estas alturas la pobreza parece ser un problema endémico en Latinoamérica, el modelo que proponemos para enfrentarlo, considera indispensable adoptar un enfoque latinoamericano en la lucha contra la pobreza. Es por esto que estamos presentes en 19 países de la región, trabajando junto a pobladores y voluntarios por la generación de barrios sustentables, no sólo en cuanto a la vivienda sino también en cuanto a la consolidación de redes comunitarias. Como Centro de Investigación Social de esta institución, creemos que es imposible superar la pobreza y la desigualdad sin conocer sus causas y dinámicas más profundas, generando insumos para la participación en el diseño e implementación de políticas públicas.

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En este contexto, el objetivo del presente número de la Revista CIS n°15 es dar cuenta de las diversas formas que toma la pobreza, y específicamente la pobreza urbana en América Latina. Esta es nuestra forma de aportar a los desafíos pendientes de nuestra región.


Investigación

EVOLUCIÓN DEL ESPACIO DOMÉSTICO EN “BLOCKS” DE VIVIENDA SOCIAL. AUTOCONSTRUCCIÓN Y VULNERABILIDAD EN CONJUNTOS DE VIVIENDA BÁSICA¹ Resumen

Abstract

Los abundantemente documentados efectos negativos del programa de vivienda básica, llevaron hace alrededor de 10 años a cambiar la política pública de vivienda social en Chile. Sin embargo, extensos conjuntos de vivienda de baja calidad, edificados al alero de este programa, siguen de pie. Estos vecindarios construidos por el Estado han sido profundamente alterados por sus habitantes, que han ampliado informalmente sus hogares. El presente artículo es el resultado de un trabajo de investigación llevado a cabo por el Centro de Investigación Social (CIS) de Un Techo para Chile, dónde adoptando un enfoque de vulnerabilidad social y una perspectiva multidisciplinar, se relacionan las ampliaciones en las viviendas con tres aspectos: el control de los padres sobre los hijos al interior de la vivienda, la incorporación de actividades económicas al hogar, y la articulación de la relación entre el espacio doméstico, y el público. El espacio público aparece como la principal fuente de los riesgos que los pobladores enfrentan a diario, por lo que los hogares buscan maximizar los beneficios que pueden obtener de éste, pero a la vez, minimizando el contacto con él.

The widely documented negative effects of basic housing program led to a change on public policy for social housing in Chile about 10 years ago. However, extensive villages of low-quality housing built under this program are still standing. These neighborhoods built by the State have been deeply altered by its inhabitants, who have expanded their homes informally. This article is the result of a research work that studied the means and the reasons behind these informal modifications. Adopting a vulnerability approach and a multidisciplinary perspective we found three main aspects to which these changes are related with: parental control over their children at home, the realization of economical activities inside the house and the relationship between domestic and public space. The public space appears as the main source of the risks that dwellers must face every day. As an answer to this, homes seek to maximize the benefits they can obtain from it while minimizing the contact between them. Keywords: Basic Housing – Vulnerability – Social condominium – Self Building – Urban Poverty

Palabras claves: Vivienda Básica – Vulnerabilidad – Condominio Social – Autoconstrucción – Pobreza urbana Evolución del espacio doméstico en “blocks” de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjuntos de vivienda básica Por Tai Lin Muñoz

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Tai Lin Muñoz | Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile

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Investigación 1. Introducción: la pobreza urbana en Chile y Latinoamérica La cuestión de la pobreza urbana tiene larga data tanto en Chile como en Latinoamérica. A nivel regional, es posible observar una alta preferencia de los pobres latinoamericanos por asentarse en las principales ciudades del continente. Las favelas, villas miseria, barriadas, callampas y todo un imaginario asociado a la producción popular del hábitat, son reflejo de la centralidad que han ocupado los asentamientos populares tanto en la discusión académica como en el imaginario colectivo. José Matos Mar (1955) caracterizó tempranamente a este hábitat y a sus habitantes, como un espacio tendiente a la organización comunitaria para la concreción de sus fines, proclive a la autoconstrucción en la medida de sus propias capacidades técnicas, y con una marcada inclinación a generar lazos con intereses políticos para obtener beneficios del aparato público. En la misma dirección apuntan otros trabajos que, aunque con perspectivas teóricas diferentes, ponen el foco sobre los pobres urbanos y sus movimientos. En esta línea encontramos también los trabajos sobre movimientos de pobladores de Castells (1973), y las historias de los pobres urbanos de Espinoza (1987), Garcés (2002) o de Ramón (1990 y 2000), solo por citar algunos ejemplos. Esta realidad antigua y común a todo el continente, se anuncia hoy como un fenómeno de dimensiones globales en el mundo en desarrollo, como predica Mike Davis en “Planet of Slums” (2006). En este contexto, Chile se presenta en apariencia como un caso diferente, debido a la polí-

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(1) Este artículo forma parte de una investigación más amplia llevada a cabo por el

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Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile sobre conjuntos de vivienda social generados por la política de vivienda básica que se extendió en Chile desde los años 1980 hasta los primeros del 2000, titulada “Construyendo en Vivienda Social, la relación del Espacio Público y Doméstico en Vivienda Social”. En este artículo se presentan los principales resultados referentes al espacio doméstico.

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tica de vivienda aplicada durante el último tercio de siglo. Chile fue capaz de construir vivienda social suficiente para que hoy, según datos de Un Techo para Chile (CIS, 2007) y del Ministerio de Vivienda (MINVU, 2011) los campamentos –nombre contemporáneo para las antiguas “callampas”estén reducidos a alrededor de 30 mil familias, realidad lejana del déficit de vivienda de alrededor de 900 mil unidades que se manejaba, por ejemplo, a principio de los 90. Así, a diferencia del resto del continente, la informalidad de los asentamientos populares en Chile parece ir en retirada, al igual que la autoconstrucción. Asimismo, el poblador que privilegiaba la acción colectiva, que se vinculaba con políticos y que tenía su fe puesta en el Estado, también parece haber quedado en el pasado. Sin embargo, el grueso de la política de vivienda sobre la que se funda este avance ha tenido a la vez, efectos altamente negativos sobre la calidad de vida de los sectores más vulnerables. Así, el estudio sobre la pobreza urbana en Chile, un país que ha tenido un crecimiento económico elevado y políticas sociales relativamente efectivas en la superación de la pobreza, debe abordarse a sabiendas de que uno encontrará una pobreza “diferente”, en el sentido que desafía la noción tradicional de pobreza urbana latinoamericana. Por un lado se trata de una pobreza que habita viviendas entregadas por el Estado, que cuenta con disponibilidad de servicios básicos, y localizada en la cercanía de escuelas públicas, consultorios de salud y otros servicios públicos, los que con el paso del tiempo se instalaron cerca de los conjuntos. Por otro lado, se trata de familias que tienen mayores herramientas para superar la precariedad y desplegar estrategias de movilidad social que antes. En este contexto, el presente estudio se centra sobre un tipo específico de vivienda colectiva, originado en la política implementada por la dictadura de Augusto Pinochet y continuada por los cuatro gobiernos democráticos que le sucedieron, y que acumula entre 15 y 20 años de vida. Este tipo de vivienda es conocido popularmente como “block”,


El MINVU realizó, a fines de los años 90, estudios de satisfacción residencial publicados a comienzos de la década siguiente. Estos concluyeron, hace diez años, que existían buenos niveles de capital social, y que la dimensión más crítica era la relacionada con la evolución de la familia, siendo las familias con hijos los más insatisfechos con la vivienda básica. Una década más tarde, es posible constatar alto número de ampliaciones, así como la llegada de arrendatarios y nuevos propietarios, hecho que obliga a cuestionar la validez actual de éstos (MINVU, 2001). No existen aún políticas públicas articuladas y sostenidas para enfrentar un problema que fue suficientemente claro para modificar la política de vivienda, pero no para hacerse cargo de los habitantes de estos densos conjuntos. Como veremos, en este contexto, la autoconstrucción y modificación de la vivienda y la ocupación de espacios informales es aún parte del repertorio de respuestas de los pobladores para enfrentar la pobreza. El siguiente trabajo indaga sobre la relación que existe entre vivienda y sus habitantes en contextos de vulnerabilidad. Intenta ir más allá de los usos que se le dan a la vivienda como un activo, utilizando una mirada interdisciplinar para estudiar el espacio doméstico como una realidad integral, en la que ciertas características específicas de la vulnerabilidad de las familias se expresan en la evolución de la vivienda. Al mismo tiempo, se intenta comprender cómo las características de la vivienda afectan la condición de riesgo a la pobreza, potenciando o dificultado el despliegue de recursos.

2. La política de vivienda social en Chile 2.a. El auge de la política de vivienda liberal y la exclusión de la autoconstrucción La política de vivienda social constituye una de las políticas públicas más antiguas y sostenidas en la Historia de Chile. Desde la Ley de habitaciones obreras en 1906, la responsabilidad del Estado por generar un stock suficiente de vivienda social se ha materializado de diferentes formas, en el contexto de los distintos enfoques ideológicos que los gobiernos que se sucedieron el siglo XX decidieron imprimirle a la política de vivienda. A grandes rasgos, es posible observar que se privilegiaron tipologías de vivienda flexibles, que permitieran la participación del usuario ya sea en la autoconstrucción directa de su vivienda o con la adquisición de vivienda que reconociera el crecimiento familiar, y pudiera por lo tanto, tener posibilidades de ampliación. De esta manera se reconoció siempre la capacidad de construir de los beneficiarios de la vivienda, y se aprovechó este recurso, aunque con matices, como parte de la solución. Así lo señalan los estudios realizados por Edwin Haramoto (1983 y 1988) y Rodrigo Hidalgo (2005). Sin embargo, en los últimos 30 años, ha predominado en la política de vivienda un estilo radicalmente diferente, que Ana Sugranyes (2005) caracteriza como un modelo liberal de política pública. En concordancia con las transformaciones políticas y económicas derivadas de la dictadura, el Estado se valió de la herramienta del subsidio a la demanda, focalizado en los sectores más vulnerables, para posibilitar el acceso a una vivienda adquirida en el mercado. Así se habría pasado de un modelo más bien socio-urbano, a uno que incentivaba la entrada de privados a la provisión de vivienda económica (p. 27). Acompañado del subsidio, debutó el programa de vivienda básica, que implicó la construcción de vivienda “finalizada” de características muy elementales, y sin posibilidad de ampliación como

Evolución del espacio doméstico en “blocks” de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjuntos de vivienda básica Por Tai Lin Muñoz

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o como “condominio social” para la política pública. Existe poco conocimiento empírico acumulado acerca de los habitantes de estos conjuntos. No existen datos precisos acerca de cuántas familias viven en estos conjuntos, ni de cómo enfrentan la pobreza. Sí se sabe que han sufrido efectos negativos por la calidad y ubicación de sus hogares, lo que ha sido extensamente documentado.

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Investigación hasta el momento se había ensayado en el grueso de las políticas de vivienda. Ana Sugranyes (2005) plantea que, tanto en dictadura como en democracia, se desconfió de los programas de vivienda progresiva (con posibilidad de crecimiento) porque promovían el crecimiento de las viviendas según lógicas de campamento; porque no era propiamente tal “entregar vivienda”; y porque no resultaba en un negocio que entregara muchas utilidades a los promotores inmobiliarios. De esta manera, se privilegió siempre la vivienda finalizada. 2.b. Efectos sociales de la política de vivienda

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Las consecuencias que generó este programa de vivienda, focalizado en sectores vulnerables y basado en la construcción masiva y en serie en terrenos de bajo precio, están estudiadas y prolíficamente difundidas: desintegración social y enfermedades mentales; deserción escolar, delincuencia y drogadicción, entre otros (Ducci, 2007; Tironi, 2003 y Rodríguez y Sugranyes, 2004, 2005).

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Dentro del diagnóstico se detecta un efecto que produce segregación socio-espacial, caracterizada por producir territorios periféricos socialmente homogéneos. El programa de vivienda básica fue un programa focalizado en las capas más vulnerables de la sociedad, de forma tal que mientras estuvo en vigor, se encargó de dar vivienda, y con ella, una ubicación en la ciudad a los sectores populares. La necesidad de construir en terrenos baratos, las economías de escala aplicadas por los privados en grandes conjuntos, además de la efectividad de la focalización, produjeron expulsión hacia la periferia, segregación y homogeneidad social. Existe acuerdo en torno a la idea de que la segregación ha producido una disminución en la geografía de oportunidades, lo que se puede constatar en mayores niveles de desempleo e inacción juvenil (Sabatini, Wormald et al, 2010). Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

A pesar de que la política de vivienda cambió, durante los más de veinte años que estuvo vigente, alcanzó a producir una obra extendida y abundante. Según un estudio realizado por ATISBA (2010) recientemente publicado, alrededor de 1,7 millones de personas en Chile, viven en la periferia homogénea, empobrecida. Solamente al sur de Santiago habitarían 254 mil personas –una población similar a la de Talca-.

3. De la pobreza urbana a la vulnerabilidad urbana 3.a. Transformaciones de la pobreza urbana Manuel Tironi (2003), bajo el concepto de “Nueva Pobreza Urbana”, caracteriza una transformación en la pobreza. Este cambio se caracteriza porque, quienes viven en esta condición tienen mejores condiciones materiales que antes, pero sin embargo, sufren una mayor exclusión reflejada en fenómenos como la drogadicción, la deserción escolar y la delincuencia, entre otros. Estos problemas que acompañarían a los pobres contemporáneos afectan a los hogares de una forma diferente a como lo hacían las carencias tradicionales. Mientras que la pobreza como un déficit material sólo puede ser entendida como individuos, familias y comunidades padeciendo esa condición, la nueva pobreza consistiría en fenómenos que afectan a las familias estando presentes cerca de ellas, como una externalidad de su entorno, y no tanto ya como algo que se padece. En otras palabras, y a modo de ejemplo, no se trata de que las familias vulnerables padezcan de drogadicción, - afirmación que además de poco precisa sería una generalización injusta e indeseable- sino que se ven afectadas por los efectos negativos derivados del tráfico y consumo de drogas cercanos a ellas, tales como la despacificación de la vida cotidiana, la inseguridad del espacio público o la estigmatización que cae sobre sus lugares de residencia.


3.b. Un enfoque de vulnerabilidad para la pobreza urbana La evolución de la pobreza ha requerido, en América Latina y en el mundo, nuevas herramientas conceptuales para el desarrollo académico y de políticas públicas. Así, ha aparecido en el horizonte teórico el concepto de vulnerabilidad como una forma dinámica de entender la pobreza, que supera la visión de la carencia material. Así lo señala Kaztman (1999 p. 8). La vulnerabilidad aparecería en el repertorio conceptual cuando se hace necesario entender las razones de fondo que subyacen a la pobreza y la distancia entre indicadores y teoría, razones que no eran explicadas satisfactoriamente mediante los enfoques tradicionales. Explica que la pobreza es una caja negra que es necesario abrir, refiriéndose de esa manera a la necesidad de entender la pobreza integralmente y en la variedad de dimensiones que la componen. Pizarro (2001, p.11) identifica las raíces del concepto en dos vertientes, ambas en relación a riesgos de diverso tipo. Por un lado estarían los estudios sobre desastres naturales, su impacto en las comunidades, y el diseño de estrategias para enfrentarlos; y por otro, los estudios sobre el efecto de los cambios socioeconómicos mayores en poblaciones rurales. Pizarro se centra en los traumas socioeconómicos,

dejando fuera una dimensión más amplia de vulnerabilidad. Un concepto más amplio entrega Busso (2001), que analiza el devenir conceptual y analítico de la vulnerabilidad y la caracteriza “como un proceso multidimensional que confluye en el riesgo o probabilidad del individuo, hogar o comunidad de ser herido, lesionado o dañado ante cambios o permanencia de situaciones externas y/o internas.” (p. 8) Los tres autores anteriores plantean dos elementos útiles para el desarrollo teórico de esta investigación, que requiere una definición amplia del término para escapar justamente de las nociones más economicistas, y para explorar adecuadamente sus implicaciones urbanas concretas en una villa de vivienda básica. Primero, la característica multidimensional de la vulnerabilidad que permite trascender a los problemas derivados de los cambios socioeconómicos a gran escala, y establecer un abanico amplio de riesgos de diversos orígenes, y segundo, su padecimiento diferenciado a distintos niveles de organización social, ya sea por individuos, hogares o comunidades. Preliminarmente, y en general, se entiende la vulnerabilidad como un riesgo a eventos de todo tipo, que puede repercutir en una disminución de la calidad de vida de hogares y comunidades. En específico para los conjuntos de vivienda básica, se entenderá como un riesgo originado por la inseguridad del espacio público, sumada a dimensiones más comúnmente analizadas de la vulnerabilidad, como riesgo a eventos socioeconómicos traumáticos o riesgo a desastres naturales, entre otros. La vulnerabilidad tendría una segunda dimensión además de la del riesgo. Esta sería, la de los activos. Este concepto, según Kaztman (1999) se encuentra largamente usado en la literatura económica, y por lo tanto, el abordarlo revestiría la complejidad de tener que hacerse cargo de los sesgos economicistas que le siguen. Los activos además, extienden la discusión teórica sobre recursos y estrategias.

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Así, constatamos que las consecuencias de esta política no son sólo ciertos efectos negativos aislados, sino que es posible hablar de una transformación en la pobreza urbana tradicional. Según Salcedo, Sabatini y Rasse (2009) los pobladores optan hoy por proyectos individuales antes que colectivos. Ello se debería a diferentes motivos: por un lado la conquista de una vivienda entrega un horizonte de “necesidad satisfecha” que hace menos necesaria la organización, y que deriva en la persecución de proyectos más individuales. Se suma a esto el abandono del Estado, los partidos políticos y la propia iglesia católica, que solían tener una gran cuota de responsabilidad en la organización de las poblaciones.

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Esta segunda dimensión, en términos generales referiría a las capacidades propias de los pobres para movilizar recursos en torno a estrategias de diverso tipo. El propósito es consensuado por todos los autores antes referidos: por un lado individuos o grupos vulnerables movilizan sus recursos para mantener sus condiciones “actuales” de vida y no empeorar. Por otro, despliegan sus recursos generando estrategias de integración y movilidad social. Éste es, sin duda, el cambio más radical que ofrece el enfoque de vulnerabilidad: el comprender no sólo las carencias de la pobreza sino que también los recursos particulares de los personas (como individuos, como familias o como comunidades) para enfrentarla.

Respecto al barrio, Wormald (op cit.) lo aborda como una variable que influye en el acceso a las oportunidades del hogar, es decir, influyendo en los proyectos de movilidad e integración de los hogares vulnerables. Más en específico, al incluir las estrategias para enfrentar la pobreza y los proyectos de movilidad, se nos abre un abanico de posibles respuestas a la pregunta que nos planteamos en el presente trabajo acerca de las razones subyacentes a la evolución del espacio doméstico en vivienda básica, y la forma en que las modificaciones y ampliaciones responden a las características específicas de la pobreza que padecen las familias que las habitan.

Esta segunda dimensión de la vulnerabilidad, ofrece la ventaja de abrir nuevas perspectivas para analizar y comprender de mejor forma la relación entre vivienda, barrio y hogares vulnerables. En un amplio estudio sobre tendencias de la vulnerabilidad que aborda también la vivienda y el barrio, Guillermo Wormald, Luz Cereceda y Pamela Ugalde (2002) concluyeron que la vivienda era un recurso evidente de los hogares para enfrentar la vulnerabilidad. Al respecto, levantan tres puntos que vale la pena rescatar: La utilización de la vivienda como un lugar para acoger a familiares lejanos o cercanos, temporal o permanentemente, en la forma de allegados. De esta manera, el hogar se hace cargo de los miembros jóvenes que se encuentran iniciando sus propios proyectos familiares y no tienen recursos para dejar la casa, u otro familiar necesitado. A la vez, el hogar podría aumentar sus ingresos al tener más de un núcleo familiar, repartiendo los gastos. Otra característica de la vivienda es que concentra parte importante de los ahorros e inversiones del hogar. Esto revela que la casa propia es un proyecto de largo plazo, “que no se acaba con su adquisición” (p. 207). Además, se hace visible que la casa es el soporte físico de los proyectos de mejora en la calidad de vida. Por último, la vivienda entrega la posibilidad de establecer alguna actividad económica en su interior, para apoyar el ingreso del hogar.

4. La autoconstrucción como problema de investigación

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4.a. La participación del usuario La participación del usuario en la construcción de la vivienda había sido una cuestión central en el devenir de la política habitacional durante el siglo XX. Los diferentes gobiernos le otorgaron distintos roles al beneficiario en la construcción de la vivienda. Así podemos observar que durante el mandato de Carlos Ibáñez (1952 – 1958) se le entregó por completo esta responsabilidad al beneficiario; que durante la presidencia de Eduardo Frei M. (1964 – 1970) se ensayó una modalidad “flexible”; mientras que durante el gobierno de Salvador Allende (1970 – 1973) la vivienda se concibió como instrumento de desarrollo de valores humanos y sociales (Haramoto, 1983). Recién implementada la política liberal, Joan Mac Donald (1983) estudió el uso que las familias dieron a las viviendas que recibieron en distintos gobiernos, con distintas miradas ideológicas y políticas, y cómo éstas se traducían en diferentes tipologías de vivienda. El autor concluye que más allá de la tipología original, y la forma en que se plani-


En específico, al analizar un conjunto de viviendas de 3 pisos en bloque, con departamentos terminados, aunque ampliables, entregados por la Unidad Popular, se obtuvo que la satisfacción de las familias originarias de campamentos en esta tipología era baja, y se detectó tempranamente deterioro del lugar, en comparación a otros conjuntos de modalidad autoconstruida. Las ampliaciones se llevaron a cabo de modo distinto al planificado en las tipologías de vivienda, haciendo patente el poco conocimiento empírico que tenía el Estado sobre las familias a las que entregó solución. El estudio, por su temprana realización, no alcanzó a profundizar en las modalidades de vivienda básica terminada que se implementaron a fines de los años 1970. A partir de lo anterior es posible concluir que el usuario de la vivienda siempre se hará partícipe del crecimiento y modificación de ésta, más allá de las intenciones originales de los proyectistas, y por lo tanto, siempre habrá un nivel de progresividad, entendida ésta como la capacidad de ampliar y/o modificar las viviendas. En 1983, ya se había detectado que los usuarios “se las arreglan” para ampliar sus viviendas aunque éstas no contemplaran la posibilidad de crecer. Este podría ser visto como un ejemplo incipiente de la realidad actual de los bloques de los años 1990, mucho más rígidos en todo sentido. 4.b. El Bloque como un tipo de vivienda de producción masiva y terminada La nueva política diseñada a fines de los ‘70 no fue puesta en práctica de manera masiva hasta mediado de los años ‘80 (Sugranyes, 2005 p. 29). De esta forma el arribo de la democracia en los ‘90 significó el desafío de enfrentar un déficit que, aunque partidarios y opositores de la dictadura

nunca consensuaron en cantidad, en el más optimista de los escenarios se empinaba sobre 900 mil unidades (Hidalgo, 2005). Este hecho marcó el devenir de la política pública que persiguió por todos los medios acabar con el déficit que se presentaba como una amenaza a la estabilidad política de la transición. La decisión no fue cambiar la política sino perfeccionarla y aumentar el número de viviendas construidas para cubrir rápidamente el déficit. Se incluyó una modalidad de postulación colectiva, se profundizó la focalización diferenciando tramos y priorizando sectores vulnerables (MINVU, 2006). Con esto, se incrementó el efecto segregador de la política de vivienda. Así, el programa de vivienda básica originado en dictadura y reforzado en democracia se transformó en la principal arma para derrotar el déficit de vivienda en Chile. Según el informe sobre el déficit habitacional del MINVU (2006), éste fue controlado recién en la década de 1990 a través del programa de vivienda básica y sus tipologías de vivienda específicas. No existen catastros publicados sobre las tipologías de vivienda construidas, en qué cantidades y de qué forma se construyeron en cada lugar. Solo cabe mencionar el trabajo realizado por Juan Pablo Gutiérrez e Ignacio Selles (2010) para la Región Metropolitana. Al respecto concluyen que el tipo de vivienda básica más utilizado fue el tipo C, que corresponde a edificios de departamentos generalmente de 3 pisos, llamados “blocks”. De este tipo, la tipología más empleada, es la disposición de blocks en paralelo, enfrentados en un patio común que reúne las circulaciones horizontales y verticales. Este tipo está compuesto por departamentos de 40 metros cuadrados, agrupados en edificios de 3 pisos de una crujía. Como se muestra en las imágenes 1 y 2, su entrega contemplaba las instalaciones sanitarias básicas y un dormitorio principal mientras que otros dos dormitorios podrían ser construidos por los dueños. Una característica de estos departamentos es la estrecha relación que queda establecida entre el espacio doméstico y el exterior. Ello

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ficó la futura ampliación, las familias continuaron la edificación de acuerdo a sus propias necesidades y habilidades para construir.

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Investigación se debe a que, en la forma entregada, las ventanas de los dormitorios y baño dan a la calle y espacios comunes directamente y sin mediación. Imagen 1: Planta Departamento

Fuente: Selles y Gutiérrez 2010

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Imagen 2: Corte Conjunto

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Este tipo de vivienda se explica en el contexto de un sistema que debe producir masivamente, y por lo tanto, tiende a optimizar los recursos mediante la reproducción de un objeto. Los bloques, son en efecto, todos similares salvo pequeñas modificaciones: variaciones en su altura, y en su distribución interna. El bloque, fue construido indistintamente en todo tipo y formas de terreno, adaptándose a las configuraciones de los antiguos terrenos (Rodríguez y Sugranyes, 2005). El bloque de vivienda fue una solución pensada en función de optimizar los recursos para las empresas que los construyeron, y no desde una perspectiva del usuario. Es en teoría, un tipo de vivienda que no admite autoconstrucción ni ningún tipo de progresividad. Sin embargo son famosas las imágenes de departamentos de bloques ampliados, ya sea tomándose el primer piso, o en volúmenes precarios que sobresalen de las fachadas (Castillo, 2010). Reconocidas son las imágenes de las ampliaciones en departamentos de vivienda, ya sea bajo el nombre de “palafitos urbanos” (Pizarro, 2005) o “el problema de los con techo” (Rodríguez, 2005). Estas imágenes son reveladoras de una política que no entendió, o deliberadamente ignoró las necesidades y características de los beneficiarios de vivienda. Paradójicamente, estas imágenes son también en la actualidad íconos de la autoconstrucción de vivienda en Chile.

5. Aspectos metodológicos El presente estudio se plantea a través de una metodología cualitativa que aspira a alcanzar un conocimiento, que aunque no sea representativo, pueda abordar en profundidad la realidad de los conjuntos de vivienda básica, a modo de “primera palabra” para una discusión más amplia de esta problemática a futuro.

Fuente: Selles y Gutiérrez 2010 Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

El problema de estudio planteó un desafío disciplinar por


Esta aparente dicotomía puede inducir a entender como lo objetivo y subjetivo, lo material y lo simbólico elementos independientes y diferentes. En el caso de la vivienda y sus habitantes tal distinción es indeseable. Como señala Márquez (2005 p.178) “La vivienda es indisociable del hogar y del proyecto colectivo de perpetuarlo”. Vivienda y barrio no son meros elementos pasivos a la hora de reflejar identidades de clase (Ariztía, 2009). La vivienda y el barrio deben ser entendidos de forma integral con sus habitantes, entendiendo que no hay vivienda, ni barrio, ni territorio, sin comprender que éstos se construyen a diario a través de las diversas prácticas de sus habitantes o grupos de éstos. Así, a pesar de que el presente trabajo analiza principalmente la evolución del espacio doméstico, éste no excluye al espacio público. La relación entre ambos espacios es estrecha y sensible, como ya se verá. La propuesta metodológica del presente estudio propone una mirada multidisciplinar que exige la combinación de instrumentos provenientes tanto de las Ciencias Sociales como de la Arquitectura y el Estudio del espacio. Es decir, se complementaron instrumentos de recolección de datos cualitativos con registros gráficos como fotografías y esquemas de planta, levantando datos observables y no observables de espacio doméstico y público.

De acuerdo a lo anterior, se eligió un conjunto de instrumentos que incluyó entrevista semi estructurada, recorrido comentado, levantamiento de planimetrías, y observación de campo. Éstos se aplicaron en forma de un set de instrumentos estructurados en torno a una entrevista, en la que entre preguntas se dejaba espacio para recorrer la vivienda, hacer observaciones, y realizar registros gráficos. En cada conjunto de vivienda básica se aplicó un recorrido acompañado, para empezar a levantar características generales de las villas, y conocer los posibles casos de estudio que ayudaran a diseñar la muestra. Posteriormente, se contactaron otros informantes, utilizando el método de “bola de nieve”. En una última etapa se eligieron casos relevantes que no quedaban representados debido al alcance de la red que implica el método anterior. De esta forma, se abarcaron todos los casos de ampliación y modificación visibles.

6. Una primera aproximación a los conjuntos de vivienda básica: Tipos observables de ampliación El terreno de este estudio se realizó en dos conjuntos periféricos de la ciudad. Tanto las comunas en las que se emplazan, como la propia posición de los conjuntos tienen una condición limítrofe. El primero de ellos se trata de un conjunto pequeño y acotado en sus límites en Renca. El segundo en cambio, se trata un grupo de conjuntos que conviven entre viviendas sociales de otras tipologías en La Pintana. El estudio del espacio doméstico se abordó a partir de casos observables de ampliaciones y modificaciones. Los edificios de vivienda en las dos villas visitadas presentan los mismos tipos de ampliaciones reconocibles. Éstas

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la múltiples variables a las que se enfrentó al iniciar la exploración. Por un lado, se consideraron los aspectos arquitectónicos de las viviendas básicas entregadas por el Estado y modificadas por los usuarios. Por otra parte, se tomó en cuenta también las características de los habitantes de estas villas y la problemática social en la que están sumergidos. Los instrumentos aplicados para la recolección de datos se hacen cargo de esta dicotomía, teniendo en cuenta por un lado la propia subjetividad de los habitantes de estas viviendas, y por el otro la evolución y modificación del espacio construido, elementos “objetivos” observados, dibujados y fotografiados.

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Investigación constituyen diversos tipos de evolución en las viviendas, y se expresan en el espacio público de distinta manera. A pesar de que existían formas muy diversas, es posible distinguir a grandes rasgos tres tipos de ellas. Éstas son las que se presentan a continuación.

Imagen 4: Tomas en primer piso

Imagen 3: Ampliación en piso superior

Fuente: Elaboración propia

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Imagen 5: Balcones Cerrados en patio común

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Fuente: Elaboración propia

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Fuente: Elaboración propia


La modificación más evidente, distinguible e instalada en el imaginario colectivo es el de la ampliación a través de pilares, bautizada por el semanal “The Clinic” como “palafito urbano” (Pizarro, 2011). Un segundo tipo, que no debe ser confundido con el anterior, lo componen las modificaciones en primer piso, denominadas tomas. La diferencia de ésta con la ampliación ya mencionada, radica en que, tal como su nombre lo indica, este tipo de modificación se acerca más a la lógica de la toma de terreno que a la de una ampliación. Por último, tenemos los balcones cerrados con rejas en el lado interior de los conjuntos, los que se presentan a modo de celdas que median el acceso al departamento. Este último tipo de modificación está presente únicamente en pisos superiores, ya que en el primero supondría la obstrucción de los recorridos. Reconocidos estos casos, las entrevistas se aplicaron según lo indicado en la tabla 1, a los distintos casos observables. Tabla 1 MUESTRA CASOS

AMPLIACIÓN

TIPO OBSERVABLE BALCÓN TOMA

Caso 2

x

Caso 3

x

Caso 4

Fuente: Elaboración propia

Imagen B: Ampliación sobre pilares

x

Caso 5

x x

Caso 7 Caso 8

Imagen A: Ampliaciones en columna

x

Caso 1

Caso 6

MODIFICACIONES INTERNAS

6.a. Ampliaciones

x x

Caso 9 Caso 10

x

Caso 11

x

Caso 12

Total

x 5

2

4

4 Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia Evolución del espacio doméstico en “blocks” de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjuntos de vivienda básica Por Tai Lin Muñoz

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x

Caso 13

13


Investigación Las ampliaciones se ubican en los costados exteriores de las naves, por lo que son las más visibles en el espacio público. Se presentan en diferentes dimensiones, materialidades, alturas y tamaños. A veces las ampliaciones son continuas en altura, superponiéndose la de los pisos superiores a la de los inferiores (imagen A), siendo las superiores más ligeras y las inferiores más robustas en estructura. Otras veces se hacen de forma aislada (imagen B) a través pilares de acero que sostienen una ampliación en el aire. La opacidad o presencia o ausencia de vanos como ventanas u otros, también suponen evidencia de que las funciones que acogen estos nuevos recintos son diferentes.

Imagen D: Paso bajo Balcones

La construcción de estas ampliaciones supone un acuerdo entre vecinos que no siempre se logra de forma explícita. 6.b. Los Balcones Cerrados:

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Imagen C: Balcones Cerrados

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Fuente: Elaboración propia

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Fuente: Elaboración propia

Otro tipo observable son los balcones cerrados o como se denominarán de aquí en adelante, simplemente balcones. Éstos aparecen en el espacio interior de las naves, ocupando una franja cuyo grosor está determinado por el descanso de las escaleras. Estos balcones en su mayoría son espacios exteriores a los departamentos, colocados antes del acceso a éste, con una longitud que varía entre el tamaño del descanso de la escalera y el frente del departamento entero (imagen C). Los balcones se encuentran techados y enrejados, es decir, completamente cerrados, aunque mantienen su condición de exterior. Muchos balcones colocan plantas o vegetación en los vacíos, logrando conseguir un espacio exterior semipermeable a la vista. En sus interiores albergan actividades domésticas que requieren de un espacio exterior y que no estaban acogidas en el diseño original de los departamentos, como colgar la ropa. En otros casos se observan acumulaciones de objetos a modo de bodegaje. Su construcción requiere un par de pilares soportantes


empotrados en el patio. Los balcones cubren, y de alguna manera delimitan y configuran implícitamente los costados del patio, actuando como una cubierta para los recorridos y protegiendo del clima los accesos de los departamentos de primer piso (imagen D). En general no hay oposición entre los vecinos del primer piso a su construcción, a pesar de que los patios con muchos balcones se ven obscurecidos.

Imagen F: Tomas de anchos irregulares destinadas a bodegajes

6.c. Tomas

Fuente: Elaboración propia

Las tomas se manifiestan con diferentes tipologías según la orientación que tengan; si enfrenta al espacio público o no. Las tomas por el costado largo del edificio tienden a mantener una línea regular (imagen E), mientras que las tomas en los extremos irregularizan el borde (imagen F).

Al mismo tiempo, las tomas albergan diferentes funciones. Tal como se puede observar en la Imagen G, algunos cuartos se construyen como locales comerciales, otros como ampliaciones del espacio interior de los hogares, otros como patio, y otros como cuartos para guardar autos o realizar bodegaje, por lo que el material de construcción es precario, apilándose paneles, fierros, etc. Así los bordes del espacio público que se enfrenta a los extremos de las naves se irregulariza en su volumen, y materialidad, y se vuelve opaco por cuanto mucho de estas bodegas no tienen ventanas ni accesos.

Imagen E: Tomas de ancho regular

Imagen G: Instalación de comercios en tomas

Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia Evolución del espacio doméstico en “blocks” de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjuntos de vivienda básica Por Tai Lin Muñoz

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Las tomas del terreno circundante a las naves constituye la forma de ampliación que genera mayor impacto sobre el espacio público. Éstas, según revelan las entrevistas realizadas en primer piso, se hicieron apenas se entregaron los departamentos y las posibilidades materiales de las familias lo permitieron. El caso 1 cuenta que éstas se hicieron apenas se habitó la villa, y el caso 9 describe cómo se hicieron según las posibilidades materiales de los vecinos.

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Investigación Así comprobamos que, de todos los tipos observables, las tomas son las que mayor impacto tienen sobre el espacio público, alterando tanto los aspectos morfológicos como funcionales de éste. Se producen nuevas relaciones evidentes entre espacio público y doméstico, producto de los patios y almacenes, al mismo tiempo que se ve alterada la sensación de seguridad en éste.

7. Modificaciones internas del espacio doméstico

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Referirse a las transformaciones internas del espacio doméstico permite abordar en profundidad la cuestión de las motivaciones tras las diferentes modificaciones manifestadas en el espacio público. Junto con ampliar el espacio doméstico, éste sufre modificaciones internas en su distribución cambiando en mayor o menor medida la estructura programática del hogar. Estos dos tipos de cambios no están necesariamente relacionados ya que es posible encontrar hogares que han modificado internamente sus departamentos sin añadir metros cuadrados a su vivienda.

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Las modificaciones son sucesivas, de forma que cada departamento cambia más de una vez su distribución durante su trayectoria. En este estudio, se encontró que las razones subyacentes a estas modificaciones tienen que ver con tres ámbitos. La evolución propia del grupo familiar y la forma de ejercer la autoridad por parte de los padres en un contexto de vulnerabilidad; la incorporación al espacio doméstico de actividades económicas, ya sean productivas o de servicio al comercio; y por último, la mediación con el espacio exterior, el que se presenta como la principal amenaza a la calidad de vida. “…fuimos modificando de a poco, todavía no hemos terminado; de a poco estamos modificando el departamento y tratando de mejorar…” (caso 5) Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

“daba lo mismo tener dos dormitorios no más, pero después como llegó el segundo hijo trasformamos de nuevo el departamento. Después vino el negocio así que ahí lo volvimos a trasformar…” (Caso 7) 7.a. El grupo familiar y la autoridad paterna En primer lugar analizaremos los casos de ampliaciones que se relacionan con el grupo familiar, la evolución de éste, y el control de los padres sobre sus hijos. En este sentido, es importante notar que los recintos que se ven modificados con mayor frecuencia son los dormitorios y la cocina, los que albergan las actividades más privadas y domésticas del hogar. Esto revela una fuerte incidencia de las necesidades puramente familiares en la evolución del espacio doméstico. Éstas se expresan en dos ámbitos distintos y deben entenderse dentro del contexto de vulnerabilidad en que se desenvuelve la familia, amenazada por fenómenos presentes en el espacio público y habitando una vivienda reducida. Un primer ámbito tiene que ver con la evolución del grupo familiar, que condiciona distintos tipos de modificaciones según crecen los hijos o se suman o restan miembros del grupo. El segundo se relaciona a la forma en que se expresa la autoridad paterna y la vigilancia sobre los hijos, que configura la posición de los recintos. Los hogares entrevistados tienden a construir dormitorios para separar a los diferentes grupos familiares presentes en un hogar con más de un grupo familiar, o a separar a los hijos de los padres. Sin embargo, también manifiestan un control implícito a las actividades de los hijos, a los cuales exigen horarios de llegada al hogar y restricciones a todo tipo de actividades realizadas en el espacio exterior. Así, ambos ámbitos son aparentemente contradictorios por cuanto mientras el primero privilegia la separación e individualidad, el otro demanda control de los progenitores sobre las actividades de los hijos.


“(…)es preferible achicar la cocina y hacer otro dormitorio para separar a los niños (…)Él tiene 17 años y no sale para afuera porque nosotros no lo dejamos salir mucho porque a los 17 años allá afuera aquí es malo…” (caso 7)

Imagen 7: Planta Caso 2

Es posible observar en los diferentes testimonios cómo se resuelve esta paradoja en la arquitectura del espacio doméstico. Se separan los dormitorios del resto del hogar, y entre los dormitorios, el primero y más accesible es siempre el del progenitor, de forma tal que sea necesario pasar por fuera, o incluso por dentro de éste, para llegar a los dormitorios de los hijos. Imagen 6: Planta Caso 7

Fuente: Elaboración propia

En el caso 7 se construyeron dormitorios y se amplió la cocina. En torno a un pasillo se ubicó primero el dormitorio de los padres, y después el de los hijos. Esto se hizo de forma tal que el dormitorio de los padres queda en una posición panóptica sobre el hogar, teniendo el control sobre el recorrido del pasillo por el que los hijos deben transitar. En el caso 2 se construyó una ampliación para alojar un segundo hogar. Esta ampliación extiende la cocina y construye dos dormitorios, de forma tal que, para llegar al de la hija menor, se exige el paso de ésta a través del de sus progenitores. De esta manera se sacrifica privacidad por control.

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Fuente: Elaboración propia

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Investigación 7.b. Actividades económicas en el espacio doméstico Pasaremos ahora a analizar las modificaciones internas de las viviendas relacionadas a actividades económicas que se realizan al interior del hogar. Durante el terreno, se observó que es usual la incorporación de actividades económicas en el espacio de la vivienda como apoyo al ingreso familiar, que además se relacionan con la permanencia de las mujeres dentro del hogar. Éstas desarrollan todo tipo de actividades: desde la manufactura, a la venta de productos y servicios –almacenaje y venta de comidao el almacenado de productos que se comercializan fuera del hogar.

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El establecimiento de actividades económicas productivas puede redundar en la modificación completa del programa de la vivienda, transformándose en talleres que conviven con la cotidianidad doméstica, o construyendo los espacios e infraestructuras necesarias para actividades de comercio. Las actividades se incorporan a distintos recintos de la casa, por lo que a menudo la transformación programática puede comprender la vivienda entera.

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Las actividades domésticas se compatibilizan de dos formas: ampliando los recintos que acogen estas labores, o superponiendo las funciones en un mismo recinto que cambia de función durante el día, en la medida de que los diferentes integrantes del grupo familiar están presentes o no en la vivienda. Los espacios que más frecuentemente se amplían son la cocina, el comedor o la sala de estar para acoger talleres de costuras, artesanías, o preparación de alimentos. Durante el día, estando las mujeres solas o con una compañía reducida, adaptan los recintos a sus labores, desplegando las herramientas o maquinarias que en otros momentos están guardados. "(...) La cocina la sacamos porque tenía que trabajar… y el baño lo sacamos también porque necesitábamos el living comedor amplio“ (caso 5) Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

“(…) o sea todo quedaba súper chico, súper reducido, igual yo no tengo muchas cosas, pero igual por el espacio más que nada, espacio y tiempo, porque trabajo en todo” (caso7) El Caso 7 es especialmente notable ya que se han incorporado tres actividades diferentes. En la cocina ampliada se preparan colaciones para vender a un jardín infantil adyacente, en el estar existen máquinas de coser, y en una pieza delantera se implementó un almacén que es atendido a través de un timbre. En esta vivienda se incorporaron las actividades productivas al quehacer doméstico. Se cocina para la familia y para vender, se teje y cose mientras se ve la teleserie, y se atiende el almacén solo cuando los clientes lo solicitan a través del timbre. Todos los recintos se han adaptado. Imagen 8: Planta Caso 5

Fuente: Elaboración propia


El caso 5 sólo incorpora una actividad económica, entregando colaciones y sirviéndolas dentro del mismo hogar. Por lo tanto amplía la cocina y el comedor trasladando el baño hacia el fondo del hogar, operación delicada ya que supone establecer nuevas instalaciones de agua potable y alcantarillado, sin alterar las del resto del edificio

El control de las relaciones visuales se logra a través de una variedad de estrategias, algunas más simples como la implementación de cortinaje, hasta la construcción de balcones y tomas de antejardines. Imagen 9: Vista desde interior de departamento

Como resulta evidente, estas actividades requieren una interacción del espacio doméstico con el exterior, ya sea para atender y acoger clientes dentro del espacio doméstico, o para adquirir materiales o vender los productos. 7.c. Mediación con el espacio exterior

Las acciones emprendidas por los hogares devienen en modificaciones que median entre el espacio doméstico y el público, y se manifiestan en el control de las relaciones visuales entre ambos, el establecimiento de antejardines para distanciarse físicamente, la modificación de los recorridos internos de la vivienda que puede incluir la clausura del acceso original y la apertura de uno nuevo, la configuración de una vía de escape, y la redistribución de recintos para proteger la actividades más sensibles.

Fuente: Elaboración propia

Mediante la construcción de balcones cerrados con rejas, y la utilización de elementos vegetales en los balcones, los hogares logran establecer una permeabilidad controlada a la luz, definiendo con precisión el grado de privacidad que se desea lograr con el exterior. De no existir estos balcones, las ventanas se enfrentan en un espacio reducido, estableciendo una relación visual directa entre departamentos que se enfrentan. En la imagen 9 se aprecia cómo se obstaculiza la relación visual con el departamento de enfrente. Las cortinas, las rejas, y las plantas, se establecen como capas que permiten controlar cuánto se ve y se deja ver. Las tomas, a través de la altura y opacidad de sus cerramientos controlan esta relación. En general, los cerra-

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Una serie de acciones que se inician en el interior de la vivienda y se expresan en el exterior están vinculadas a las relaciones entre el espacio doméstico y público, y cómo el primero media su relación con el segundo, articulando aquello que necesita del exterior con lo que prefiere evitar. Algunas de estas relaciones tienen que ver con las actividades económicas desarrolladas en el hogar. Otras se proponen mantener niveles mínimos de privacidad en una tipología de vivienda que en sus reducidos espacios se caracteriza por dejar pocas distancias entre viviendas. Un tercer tipo se relaciona con la protección del espacio doméstico de los peligros que las familias identifican en el espacio público.

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Investigación mientos hacia espacios públicos transitados tienden a tener menos vanos, y ser más altos, que los que enfrentan espacios más amplios o menos transitados. Además de filtrar la vista, los balcones y tomas ponen una evidente distancia física entre los accesos de los departamentos y sus ventanas, y lo que pasa en las calles. “Aquí la vecina se tomó ese pedacito, tiene cerradito e hizo su jardín ahí. Además de que es una forma de protegerse, porque ella es abuelita, tiene sus años…” (recorrido comentado en La Pintana) Tanto los balcones como las tomas, son en alguna medida, expropiaciones del espacio común y público. Éstas quitan lugar y ponen distancia a actividades peligrosas o indeseadas, y para utilizar un espacio exterior de forma controlada por el espacio doméstico. Algunos usos que se le dan son colgadero de ropa o espacio de juego.

de influencia del espacio doméstico. "(…) era la terraza, y lo tuvimos abierto un buen tiempo, hasta que llegaron unos vecinos muy malos aquí al lado, que se fueron gracias a Dios, entonces se ponían en la baranda y se ponían a gritar a todo chancho y los hijos y se ponían a jugar y golpeaban la puerta. Así que al final construimos esa reja ahí, como nadie más tenía que pasar por acá (...) " (caso 11) “(…) lo hicimos nosotros, lo que pasa es que se venía a juntar la gente agrupada a tomar y todo el cuento de la esquina, entonces decidimos cerrar, hablamos con los vecinos de arriba y nunca ha habido ningún problema” (caso 7) “Yo necesito algo con techo, yo necesito para la ropa, y necesito todo el espacio cerrado para protegerme, para que no me entren a robar” (caso 4) Imagen 11: Planta Caso 4

Imagen 10: Niño jugando en toma frente a espacio público

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Fuente: Elaboración propia

La imagen 10 muestra una toma que no supone un cambio de uso del suelo respecto del espacio público sobre el cual creció –una plaza-. En ella se observa un niño jugando detrás de un corral que todo lo que hace es delimitar el área

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Fuente: Elaboración propia


El caso 5 establece una salida de emergencia de la cual los principales beneficiarios son los niños del hogar. La salida se dirige a un patio tomado del espacio público, cercado y cerrado que hace las veces de una zona de seguridad. Lo mismo ocurre en el caso 7. Por otro lado, los casos 3 y 10 muestran el acceso original clausurado, y la construcción de nuevas entradas por espacios públicos. Son accesos ubicados en tomas y ampliaciones, y que prefieren un acceso a la calle antes que al patio común.

Imagen 12: Acceso clausurado por patio común Caso 3

Fuente: Elaboración propia

Imagen 13: Acceso nuevo por espacio público Caso 10

Fuente: Elaboración propia

Observando las plantas de departamentos analizados, es posible añadir que las modificaciones de los recintos y la construcción de antejardines tienen por objetivo aislar los recintos más sensibles del espacio privado de la calle, a la cual el departamento original se enfrentaba directamente a través de las ventanas. Los dormitorios tienden a buscar después de las ampliaciones, posiciones más bien mediterráneas, en las que tal como se ha explicado, la habitación de los padres se coloca en una posición de control sobre el de los hijos.

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Otra costumbre relacionada con la mediación del espacio público por el espacio doméstico, es que los departamentos de primer piso cambien sus accesos desde el patio común de la nave, hacia el espacio público, a través de la construcción de puertas de accesos en las ampliaciones o tomas. Estas acciones reflejan una valoración negativa del espacio que acoge las circulaciones. Esto puede deberse a la presencia de ruido, basura y peligros; a la intención de transitar de forma más expedita entre el interior y exterior, o a obtener un mejor control visual de la salida. A veces el cambio en el acceso va acompañado del establecimiento de una segunda salida o ruta de escape, que puede o no ser la puerta original. Es lo que sucede en el caso 5 y 7 “La mayoría de las veces salgo por aquí [la toma], porque así salgo más rápido a comprar, me queda más directo para todo, aparte así salgo y no me molesta nadie” (caso 12) "Si, la tenemos como vía de escape en realidad, por cualquier cosa siempre hay que tenerla. Por eso yo trasladé a los chicos, porque originalmente mis hijos estaban acá. Ahora es más fácil, ellos tienen acceso a salir directo ahí, porque por dentro [el patio común] es difícil…“ (caso 5)

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Investigación 8. Observaciones finales Si bien la progresividad en la vivienda se ha entendido tradicionalmente como una posibilidad otorgada por el tipo de vivienda o solución diseñada (Por ejemplo Tapia y Mesías, 2002 y Herrera, 2003), este trabajo pone en relieve que tanto la vivienda, como el espacio doméstico tienen una condición inherentemente progresiva. Esto se debe a que, aun cuando las viviendas no hayan sido diseñadas con posibilidad de ampliación, los usuarios han encontrado caminos para modificarlas tanto estructural como funcionalmente.

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Estas modificaciones no nacen del simple hecho de hacer crecer la vivienda junto con el aumento de integrantes de la familia que la habita, sino que es una relación compleja, en la que el tamaño familiar se pondera con otros factores que conforman la condición de vulnerabilidad a la que se enfrentan cotidianamente.

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Esta vulnerabilidad incluye un amplio abanico de riesgos presentes en el exterior de la vivienda, desde terremotos a problemas de seguridad derivados del narcotráfico. De esta forma, la vulnerabilidad en lo urbano radica en el exterior. Si bien no excluye precariedades propias de la familia, ni la cantidad de integrantes del grupo familiar, la condición específica de esta vulnerabilidad se manifiesta en los riesgos del espacio público y comunitario: en los recorridos que se realizan entre la vivienda y el transporte público, en que los niños adquieran malos hábitos por malas amistades, en las peleas entre pandillas, en los que roban por droga, los ajustes de cuenta entre narcos, en los micro basurales, en pisar desperdicios de perros, y un largo etc. Si bien el presente trabajo posterga un análisis más detallado sobre el espacio público y comunitario, las referencias sobre éstos desde lo privado permiten señalar que son la fuente de los riesgos valorados negativamente. Lo que ocurre fuera de las viviendas en los conjuntos de vivienda básica es tanto o más problemático que los reduRevista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

cidos metros cuadrados del hogar, y las modificaciones, ampliaciones y tomas tienen mucho más que ver con superar las dificultades provenientes del exterior, que con una simple demanda de metros cuadrados por habitantes. El reducido espacio de la vivienda debe ser leído en este contexto. La poca disponibilidad de espacio exige reestructurar continuamente el espacio doméstico, adquiriendo éste una condición móvil y plástica. La movilidad se presenta en la conversión de recintos durante el día, ya sea para las actividades económicas insertadas en el hogar, o para suplir la falta de recintos. La plasticidad se expresa en la sucesión de modificaciones realizadas a los largos de los años. La vivienda se modifica para mediar esta relación con lo público, con el riesgo. Esta relación es tensionada por problemas del hogar: el control sobre los hijos, a quienes hay que controlar para que no adquieran malos hábitos en el exterior, asegurándoles un espacio dentro de la casa; y por la localización de negocios productivos o comerciales en el hogar, que demandan una mayor interacción con el exterior. Así, se produce una Arquitectura que maximiza la relación de lo público y privado, pero minimizando el contacto entre ambos. El espacio doméstico (vivienda y familia) es selectivo sobre las relaciones que establece con el exterior, moviendo la línea de lo público y lo privado, o estableciendo capas entre ambas dimensiones. Evidentemente, los pobladores son constructores de su propio hábitat. A pesar de que los proyectistas de las viviendas pensaron lo contrario, –desde arquitectos a autoridades de Gobierno- la autoconstrucción ha persistido como un recurso disponible y utilizado. Ahora, lo hacen a través de proyectos familiares, más que colectivos, aunque no están del todo ausentes los discursos de asociación y solidaridad con los otros.


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Aunque la representatividad de este estudio es limitada por su condición cualitativa, abre interrogantes útiles tanto para seguir profundizándolas e indagando en posibles respuestas, como para las posibles políticas públicas venideras. La relación compleja entre la vivienda y el espacio público demanda intervenciones integrales, desafiando la especificidad de las políticas públicas y la forma en que se focalizan. El conjunto, el barrio, el hábitat popular, deben ser abordados al mismo tiempo en todas sus dimensiones. Intervenciones aisladas y focalizadas en viviendas en conjuntos distintos que no intervengan en lo público estarán destinadas a reproducir los efectos negativos que políticas públicas de las mismas características vieron nacer.

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Investigación

LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO EN EL PERÚ: 1980-2010¹ Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor² | Departamento de Economía – Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) Perú

Resumen

Abstract

América Latina reporta los mayores niveles de desigualdad en la distribución de ingresos a nivel mundial; Perú, en este sentido, presenta una problemática particular. Si se evalúa el valor de largo plazo de la desigualdad según el coeficiente de Gini, se encuentra que Perú es uno de los países más desiguales, incluso dentro de la región, con un coeficiente de Gini que fluctúa históricamente en torno de 0.60. Más aún, a pesar de que el PBI per cápita en términos reales se elevó en casi 50% durante la última década, los ingresos reales de los asalariados cayeron durante el mismo período, aproximadamente 5,3% en el sector privado y 1% en el sector público, sugiriendo que la participación de los beneficios en el ingreso nacional debe haberse elevado. Estos hechos nos llevan a concluir que Perú sigue siendo un país en el que persiste un alto grado de desigualdad. ¿Cómo ha evolucionado la desigualdad en el Perú en el periodo 1980-2010? ¿Qué variables han determinado esta evolución? Estas son las dos preguntas centrales que este artículo busca responder.

Latin America reports the highest levels of income inequality worldwide, and Peru stand out in this aspect showing a particularly important problem. If we evaluate the long-run level of inequality using the Gini coefficient we find that Peru is one of the most unequal countries, even within the region, with a Gini coefficient historically fluctuating around 0.60. Furthermore, even though real income per capita GDP rose in 50% during the last decade, real income for wage-earners fell during the same period, approximately, 5.3% in the private sector and 1% in the public sector, suggesting that the participation of benefits in the national income has increased. These facts lead us to conclude that Peru persists as a country highly unequal. How has income inequality in Peru evolved in the 19802010 period? What variables have determined this evolution? These are the two main questions this paper seeks to answer. Keywords: Economic inequality – Income inequality – Gini coefficient – Functional distribution – Income distribution.

(1) Este documento es la versión corta de la publicación presentada en el libro del Departamento de Economía de la PUCP (Ver Bibliografía). Invitamos a los lectores de este artículo a ver también la versión completa en la referencia. Dicho documento forma parte de una investigación interdisciplinaria en la Facultad de Ciencias Sociales sobre los determinantes de la desigualdad en la historia republicana del Perú, en la que participan Waldo Mendoza, Carlos Contreras, Cristina Mazzeo y Sinesio López.

(2) Agradecemos los valiosos comentarios de Myriam Quispe-Agnoli a una versión preliminar de este documento. Evidentemente, cualquier error restante es de nuestra entera responsabilidad.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

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Palabras claves: Desigualdad económica – Desigualdad de ingresos – Coeficiente de Gini – Distribución funcional – Distribución de ingresos.

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Investigación 1. Introducción América Latina es, desde hace un tiempo, la región más desigual en términos de la distribución de ingresos a nivel mundial (PNUD, 2010). En los años noventa, el coeficiente de Gini, para el ingreso, promedio fue de 0.522 en América Latina, mientras que en los países de la OCDE, Europa Oriental y Asia fue de 0.342, 0.328 y 0.412, respectivamente (PNUD, 2010).

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Para el caso del Perú, una de las características más resaltantes de la distribución del ingreso es la persistencia de un alto grado de desigualdad. El valor de largo plazo de la desigualdad del ingreso se ha mantenido en torno de 0.60, medido por el coeficiente de Gini, una de las cifras más altas a nivel mundial (Figueroa, 2010). Según un clásico trabajo en el tema (Webb & Figueroa, 1975) la desigualdad en el ingreso en Perú se elevó entre 1950 y 1966, alcanzando hacia fines de ese periodo un coeficiente de Gini de 0.6. Ese grado de desigualdad se mantuvo casi invariable hasta finales de la década de 1980 mientras que cálculos más recientes para los años 2003 (Figueroa, 2009) y 2004 (Yamada & Castro, 2006) hallan un coeficiente de Gini, para el ingreso, similar al observado cuatro décadas atrás.

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Desde entonces, pocos estudios han abordado el tema de la desigualdad de ingresos a nivel nacional. Sin embargo, a partir del análisis de las series de ingresos de los trabajadores asalariados publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) de Perú, se desprende que los ingresos laborales de los trabajadores del sector público y el sector privado no han seguido el ritmo de crecimiento del PBI per cápita. En el período 2001-2009, mientras el PBI real per cápita se elevó en casi 50%, el salario real del sector privado descendió en 5% y los sueldos en el sector público se mantuvieron prácticamente estancados. Estas cifras sugieren que la fracción de los beneficios en el ingreso nacional debe haberse elevado y que, por tanto, Perú sigue siendo un país muy desigual. En el contexto descrito, el objetivo general de este artícuRevista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

lo es describir la evolución del grado de desigualdad en el Perú en el periodo 1980-2010 e intentar explicar los factores que determinan dicha desigualdad. El artículo está compuesto por la introducción y siete secciones. En la segunda sección, se revisa brevemente la teoría que indaga la relación causal entre crecimiento económico y desigualdad. En la tercera sección, se repasa la literatura en torno a los factores que determinarían la desigualdad. Más adelante, se aborda la evolución histórica de la desigualdad de ingresos en Perú, usando como variable de medición el coeficiente de Gini. En el quinto acápite, se realiza una presentación de la metodología empleada para la corrección del coeficiente de Gini a través las cuentas nacionales, para la construcción de un índice que nos permita aproximarnos a la evolución de los ingresos reales de los trabajadores independientes. En la sexta sección, se presentan los resultados obtenidos, para luego, en la penúltima sección, esbozar las posibles causas de la desigualdad identificadas para el caso de Perú. Finalmente, se analizan las conclusiones e implicancias en términos de política económica que se desprenden del desarrollo del documento.

2. Crecimiento económico y distribución del ingreso Una de las razones por las que el estudio de la desigualdad en la distribución de ingresos ocupa un lugar central en la literatura económica, es porque puede tener un impacto negativo sobre el crecimiento económico. Una distribución desigual del ingreso genera externalidades negativas para la sociedad y para la economía. Existe amplia evidencia internacional en torno a los efectos perniciosos de la desigualdad sobre la economía, expresada en la tasa de crecimiento del PBI per cápita3. Entonces, la pregunta por la alta y persistente desigualdad en Perú es una pregunta intrínsecamente relacionada a la viabilidad de un creci-


La literatura sobre el tema identifica que los principales canales por los cuales la desigualdad tiene impactos negativos sobre el crecimiento son la inversión privada y las instituciones4. Por una parte, la inestabilidad sociopolítica generada, cuando el nivel de desigualdad es muy alto, disuade la inversión privada, local y extranjera (Alesina & Perotti, 1996; Figueroa, 1993, 2003). El aumento de la desigualdad también está asociado a un crecimiento en la tasa de criminalidad, lo que también desincentiva la inversión privada (Fajnzylber et al., 2002). Por otra parte, la conflictividad social y política, que se generan producto de la desigualdad, se traducen en mayor debilidad institucional, y consecuentemente, en vulnerabilidad ante choques externos sobre el crecimiento (Rodrik, 1998). Así, es posible establecer que en el largo plazo la desigualdad impide que el crecimiento económico sea sostenido en el tiempo, con las evidentes consecuencias sobre el bienestar (Berg & Ostry, 2011).

3. Los determinantes de la desigualdad Kuznets (1955) sugirió que la desigualdad es un componente natural del proceso de desarrollo económico. Según la hipótesis de la “curva de Kuznets” –una U invertida que vincula el grado de desigualdad con el ingreso per cápita-, la desigualdad se eleva en las primeras etapas del desarrollo, alcanza un máximo, y luego desciende. Según esta explicación, en la primera etapa del desarrollo, la de la industrialización y urbanización, el traslado de la población (3) Para una revisión detallada de esta literatura, ver Ravallion (2001). Sin embargo, debe advertirse que la discusión acerca del efecto de la distribución del ingreso sobre el crecimiento económico está lejos de haber concluido. Ver Mendoza et al. (2011) para las referencias al debate. (4) Otros mecanismos importantes mencionados por la literatura son la acumulación sub-óptima de capital humano y el uso ineficiente de recursos para mantener forzosamente el orden desigual por parte de la élite beneficiada, o para alterarlo por parte de los descontentos con la situación (Berg & Ostry 2011).

de la zona rural, donde la distribución del ingreso es relativamente igualitaria, a la zona industrial o urbana, donde la distribución es muy desigual, empeora la distribución del ingreso agregada. Posteriormente, la distribución del ingreso empieza a mejorar debido a la universalización de la educación, que da oportunidades de mayores ingresos a la población pobre y a la puesta en marcha de reformas institucionales que significan la transferencia de recursos estatales a los segmentos más pobres de la población. Aunque la explicación no es muy exhaustiva, ha servido de motivación para una abundante literatura sobre la relación entre crecimiento y desigualdad5. La acción del Estado, mediante la política fiscal y la política de precios relativos, también afecta a la distribución del ingreso. La incidencia impositiva neta (impuestos menos gastos públicos) puede ser distinta para los sectores moderno y tradicional, afectando los flujos netos de ingreso y riqueza entre estos sectores. De este modo, la distribución secundaria, o distribución del ingreso después de impuestos, puede ser muy distinta a la distribución original, cuando se incorpora el efecto en los ingresos de la transferencia neta de recursos (i.e. gastos en bienes públicos menos impuestos) desde el Estado hacia el sector privado (Figueroa 1993). Sin embargo, es importante destacar que la desigualdad económica (en sus diferentes dimensiones) es un fenómeno persistente, siendo esto particularmente cierto en contextos de baja movilidad social. Esta persistencia, en el mediano y largo plazo, se da principalmente a través de las diferencias en niveles de inversión en capital humano de una generación en la otra. Dado que la inversión de los padres en la salud y educación de sus hijos está determinada en gran medida por los ingresos, ante la imperfección de los mercados de créditos educativos, el ingreso (5) El autor, de hecho, advierte que sus explicaciones debían ser tomadas como “especulaciones iniciales” de los hechos observados.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

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miento económico prolongado y estable.

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Investigación de los padres se convierte en el mejor predictor del nivel de educación que obtendrán los hijos, con lo que la distribución de ingresos encuentra una forma de reproducirse. Estas diferencias pueden llegar a traducirse en diferencias biológicas: la malnutrición, el sometimiento al trabajo desde edades tempranas y el acceso diferenciado a servicios médicos (en particular, a edades tempranas) llevan a diferencias físicas y biológicas entre “castas” de una misma sociedad (Boix, 2011), sobretodo bajo regímenes políticos altamente jerarquizados y con poca movilidad social6. La historia local también tiene un rol como determinante de la distribución del ingreso (Robinson & Sokoloff, 2003; Figueroa, 1999) pues la desigualdad está relacionada con los mecanismos de exclusión social y éstos son el resultado de las condiciones iniciales con las que partieron los países en términos de la distribución de los stocks de activos económicos y sociales. Así, países que nacieron multiculturales y multi-étnicos tendrán un grado más alto de desigualdad (Figueroa, 1999).

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Las explicaciones de la desigualdad en el caso peruano comparten algunos aspectos de la literatura internacional pero es necesario hacer algunas precisiones. Por ejemplo, para el período de auge económico de 1950-67, la explicación más aceptada para explicar la persistencia de la desigualdad es el dualismo entre un sector moderno-industrial y otro tradicional-agrícola, sumado a un estilo de crecimiento vertical más que horizontal (Webb & Figueroa, 1975). Esto estuvo asociado a un crecimiento más rápido de la inversión y, por ende el valor agregado por trabajador, en el sector moderno que en el tradicional. Este estilo de crecimiento, primario-exportador, está asociado a una mayor desigualdad, lo que es particularmente cierto en una economía rentista7 como la peruana (ibid).

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4. La desigualdad en el Perú A pesar del crecimiento generalizado que la economía peruana experimentó entre 1950 y 1966, la desigualdad en ingresos se elevó hasta alcanzar un coeficiente de Gini8 de 0.60 a finales de ese periodo (Webb & Figueroa, 1975). Saavedra & Díaz (1999) encuentran que, desde entonces hasta finales de la década de 1990, la medición de la desigualdad elaborada en base a encuestas de hogares, cuando estos datos están disponibles, muestra una reducción continua de la desigualdad del ingreso, desde 1970 (con un Gini-Ingreso alrededor de 0.55) hasta fines de los noventa (0.38), en especial, después de las reformas estructurales llevadas a cabo a inicios de la década de 1990. Sin embargo, los autores indican que los estudios que se basan en cuentas nacionales no encuentran la misma tendencia, en particular Webb & Figueroa (1975) y Figueroa (1982). La razón puede estar en los problemas de medición de la desigualdad que se originan en el uso de los datos de encuestas de hogares, sobre los que volveremos en la siguiente sección.

(6) En democracia, la capacidad institucional de exigir mejoras en las condiciones de

Yamada & Castro (2006), usando los datos de cuentas nacionales en lugar de los datos de encuestas de hogares, obtienen el Gini (de ingreso y de consumo) de algunos años, de acuerdo a la disponibilidad de información9, entre 1997 y 2004. Sus cálculos muestran diferencias importantes, respecto de los oficiales, en magnitudes y tendencias: en el período analizado, mientras el Gini-Ingreso de encuestas de hogares cae en 2% aproximadamente, de 0.486 a 0.477, con datos de cuentas nacionales, éste crece en 12% en el mismo período, de 0.614 a 0.687. Por su parte, se observa que el Gini-Consumo de encuestas de hogares se reduce en 8% aproximadamente, de 0.409 a 0.376, mientras que el de cuentas nacionales crece en 32%, de 0.428 a 0.56610.

vida debería mitigar este problema de diferenciación intergeneracional. (7) Las rentas son ingresos que no derivan directamente del proceso productivo, sino que son producto de alguna imperfección del mercado, de algún privilegio estatal o de causas puramente económicas, como es el caso de la producción ligada a los recursos naturales.

(8) Por brevedad, en adelante nos referiremos al Coeficiente de Gini como Gini-Ingreso o Gini-Consumo, según corresponda. (9) La principal restricción para los autores es la falta de cifras confiables y comparables de pobreza (ver sección 5).

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5. El marco de análisis En esta sección, presentamos los dos enfoques que empleamos para aproximarnos a la medición de la desigualdad en la distribución del ingreso en el Perú. Por un lado, explicaremos cómo podemos construir series que nos (10) La metodología propuesta por los autores también permite descomponer los cambios en la pobreza en: aquellos ocasionados por el crecimiento económico (aumento del ingreso medio) y aquellos ocasionados por la mejora en la distribución. Entre 1997 y 2001, para el aumento en la pobreza (+6.4%), el empeoramiento de la desigualdad (5.8%) fue un determinante más importante que el bajo crecimiento económico (+0.7%). Entre 2001 y 2004, si bien el crecimiento económico ayudó a reducir la pobreza fuertemente (-3.8%), el empeoramiento distributivo compensó casi toda la mejora que el crecimiento trajo (+2.8%). (11) Otros autores consideran importante la evolución de otras variables en la determinación de la desigualdad en el país. Para una revisión completa, ver el documento original.

aproximen a la distribución funcional del ingreso. Por otro lado, presentaremos el procedimiento para ajustar el Gini proveniente de las encuestas de hogares con las cifras de las cuenta nacionales para el período más largo posible. La necesidad de mediciones alternativas de la desigualdad se hace patente ante las inconsistencias en las mediciones usuales y oficiales12. Estas inconsistencias tienen su origen en las limitaciones de las encuestas de hogares como instrumento para conocer la distribución del ingreso. Saavedra & Díaz (1999) sostienen que estas encuestas excluyen aproximadamente al 1% más rico de la distribución, lo que es particularmente problemático dada la importancia de la cola superior para explicar la desigualdad en el caso peruano, además de no estar diseñadas para reportar formas de riqueza de los hogares más ricos, por ejemplo, sus activos financieros. 5.1. La distribución funcional del ingreso Siguiendo a Figueroa (1993), para analizar la distribución del ingreso en el Perú, distinguimos tres grupos sociales: la clase propietaria, los trabajadores asalariados del sector público y el privado, y los trabajadores autoempleados en pequeñas unidades productivas, en la ciudad y el campo. Entonces, la ecuación de la distribución del ingreso en el Perú sería: (5.1)

Donde B son los beneficios, W la masa salarial y V el ingreso de los autoempleados. La masa salarial proviene de los ingresos que reciben los trabajadores en el sector privado y en el público. Estos ingresos resultan de multiplicar los salarios por trabajador (w1,w2), por el número de trabajadores (L1,L2). (5.2)

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Escobal y Ponce (2010) siguen el mismo procedimiento usado por Yamada y Castro (2006), actualizando además los datos. Sus cálculos para el año 2004 coinciden casi exactamente con aquellos obtenidos por Yamada y Castro. En años posteriores, el Gini se reduce en cerca de 10%, incluso aquel calculado usando las cuentas nacionales. Sin embargo señalan que algunos aspectos de la desigualdad están empeorando sustancialmente, en particular, la desigualdad espacial. De hecho, para las provincias rurales, la distribución del gasto no sólo se ha desplazado hacia valores menores, sino también se ha vuelto más dispersa. A nivel provincial, la distribución del ingreso se ha vuelto pronunciadamente bimodal: es decir, si bien hay una menor dispersión, existe un grupo de provincias (i.e., las rurales) que convergen a ciertos niveles de ingreso y otro grupo que converge a niveles superiores de ingreso. Algunos de los elementos que impulsan esta divergencia son el acceso a educación diferenciada (rural-urbano) y la propia diferenciación entre los sectores rural y urbano dentro de las mismas provincias. Para los autores, dicha desigualdad se origina en una desigualdad en el acceso a servicios y activos públicos, entre otros factores11.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

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(12) Ver Saavedra & Díaz, 1999 o Yamada & Castro, 200


Investigación El ingreso de los trabajadores autoempleados corresponde al de la ciudad y el campo. También en este caso el ingreso total resulta del ingreso per cápita (v1,v2), multiplicado por el número total de trabajadores autoempleados, en el campo y la ciudad (T1,T2). (5.3) Así, el ingreso nacional está distribuido entre los empresarios, los trabajadores asalariados del sector privado y del sector público y los trabajadores autoempleados del campo y la ciudad. (5.4) En consecuencia, la fracción del ingreso que corresponde a cada uno de los generadores de ingresos vendrá dada por: (5.5) 5.2. El coeficiente de Gini corregido por cuentas nacionales13 Bajo la hipótesis de una distribución log-normal de los ingresos personales, cuyos dos únicos parámetros relevantes para la construcción son la media μ y la desviación estándar σ, se pueden construir expresiones teóricas para el Gini y la incidencia de la pobreza, a saber: (5.6)

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(5.7)

donde la expresión (5.6) es el coeficiente de Gini, G, y la segunda representa la tasa de incidencia de pobreza, P0;

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(13) Esta sección se basa sustancialmente en el trabajo de López & Servén (2006).

con z como la línea de la pobreza monetaria, v la media del ingreso y Φ(.) la función de densidad acumulada de la distribución normal. Dado que las dos primeras son conocidas (z es exógena y presentada por el INEI y v se obtiene de las cuentas nacionales), y se tienen estimadores de la incidencia de la pobreza14, σ puede ser recuperado de (5.7) y usado para obtener un G acorde con el ingreso medio obtenido en las cuentas nacionales. La hipótesis de que el ingreso sigue una distribución lognormal es respaldada para la mayoría de países (López & Servén, 2006), incluyendo el caso peruano, aunque débilmente (Yamada & Castro, 2006). Una característica de esta distribución es que la moda de los ingresos es menor que su media, lo que implica que gran parte de la población percibe ingresos moderados y sólo una pequeña parte percibe ingresos altos. Por ende, hay una gran dispersión en la distribución, a consecuencia de la amplia diferencia entre los ingresos más altos y los ingresos alrededor de la moda, lo que es consistente con las características empíricas de la distribución del ingreso en Perú15. Para este trabajo, asumiremos que se mantiene la hipótesis de log-normalidad, tal como hacen Yamada & Castro (2006), y usamos medidas alternativas para la media del ingreso, pues el PBI per cápita incluye un componente que no es percibido por las familias nacionales, esto es, la renta neta de factores y que puede ser importante en magnitud. Los resultados se presentan en la sección 6. El problema más importante de este enfoque es que requiere el uso de una única línea de pobreza a nivel nacional, ignorando diferencias regionales en precios y consu(14) A pesar de que las encuestas de hogares son un mal instrumento para evaluar la desigualdad, funcionan bien para conocer la incidencia de la pobreza (López & Servén 2006). (15) Es importante resaltar que los resultados presentados en la siguiente sección son similares a los obtenidos si asumimos otras distribuciones, con colas más pesadas, i.e. con una aún mayor participación en los ingresos por parte de las familias más ricas (Escobal & Ponce 2010).


A pesar de que existen algunas otras consideraciones menores16, el método es útil para obtener mediciones largas de la desigualdad. En este caso, este enfoque nos permite obtener una serie para el Gini, para el período 1985-2010.

6. Principales resultados En esta sección, presentamos los principales resultados del enfoque metodológico empleado para el periodo 19802010. En primer lugar, analizaremos la evolución de las series de ingresos de cada grupo de trabajadores en el marco de la metodología de Figueroa a fin de identificar las principales tendencias en la evolución de la desigualdad. Luego, presentaremos la serie del Coeficiente de Gini corregido para el período 1985-2010 y su descripción. 6.1. Ingresos de trabajadores del campo y la ciudad En el Gráfico 6.1, se presenta la evolución comparada de los ingresos reales de los trabajadores asalariados del sector público y privado, de los términos de intercambio de la economía campesina, de la remuneración mínima vital, del PBI per cápita real y de un índice de pobreza reconstruido a partir de las cifras presentadas en los trabajos de (16) La más interesante es la corrección de las cifras de consumo agregado de las cuentas nacionales para no considerar el consumo de bienes durables, usando información de encuestas de hogares. Esta corrección, sin embargo, no nos aleja mucho de las cifras que hemos encontrado. Para las demás consideraciones, ver López & Servén (2006).

Figueroa (1993) y Chacaltana (2005)17. La serie de ingreso mínimo vital nos servirá para aproximar los ingresos de los trabajadores independientes urbanos, y la serie de términos de intercambio para aproximar los ingresos de los trabajadores independientes del sector rural18. La evolución de los ingresos de los trabajadores en el periodo comprendido entre 1980 y 2010 puede ser dividido en dos etapas. En una primera etapa, que abarca básicamente la década de los ochenta, se observa una caída notable del poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores asalariados y no asalariados, agravada por el ajuste económico de 1990. Recién a partir de 1991, empieza un proceso lento de recuperación. Entre 1981 y 1990, los ingresos reales del sector privado se reducen en 65,6%, mientras que el ingreso real del sector público experimenta una caída aún más abrupta, de 84,4%. Además, la fuerte caída en el ingreso real de los trabajadores del sector público, estuvo acompañada de una reducción importante en el número trabajadores de este sector, a inicios de la década de 1990. Para los trabajadores no asalariados, las tendencias son análogas. Entre 1980 y 1990, los ingresos reales de trabajadores independientes urbanos y del sector rural se habrían reducido en 76,6% y 82,3%, respectivamente. Si bien estas cifras pueden ser explicadas por un contexto de crisis generalizada, la extraordinaria recuperación de la economía, después de la crisis, no guarda correspondencia con el crecimiento excesivamente lento de los ingresos laborales en las dos décadas posteriores.

(17) Este índice presenta la evolución de la tasa de incidencia de la pobreza (1994=100) en los 25 años evaluados, de acuerdo a las cifras de pobreza presentadas. (18) La razón por la cual se consideran dos series para los términos de intercambio se detalla en el apéndice. En lo que sigue del documento, se empleará como referencia para el análisis el índice que sólo considera, para el cálculo de los precios de exportación, los precios de los principales bienes agrícolas producidos en la sierra sur.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

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mo que sí son considerados en las encuestas de hogares. En realidad, este problema supone ajustar dicha línea de pobreza para que la incidencia de la pobreza predicha por el modelo coincida con aquella obtenida de las encuestas de hogares. En países como Perú, con fuentes diversas y dispersas de información de la incidencia de la pobreza, en particular entre 1985 y 1995, este supuesto implica cierta arbitrariedad en la elección de la línea de pobreza.

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Investigación Así, si bien el sueldo medio real del sector privado de 2010 es 60.8% más elevado que el de 1990, representa apenas el 55.5% del nivel alcanzado en 1981. Más drásticamente, si bien entre 1990 y 2010 hubo un crecimiento de 36.7% en el sueldo medio real de los trabajadores del sector público, dicho sueldo representa sólo el 21.3% del nivel alcanzado en 1981. Es necesario notar que estamos comparando periodos que involucran dos modelos de participación del Estados diferentes. Gráfico 6.1: Evolución de los Ingresos de los Trabajadores Asalariados y No Asalariados, 1980-2009 (Índice 1994=100) 600 500 400 300 200 100 0 1980

1985

1990

Sueldo Sector Público Ingresos Independientes Urbanos 1/

1995

2000

2005

2010

Fuente: INEI y BCRP

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Finalmente, resulta útil analizar la dinámica de la última década. En ella, se experimentó un marcado auge económico y el PBI per cápita real creció en aproximadamente 50%. Sin embargo, el desempeño de las series de ingresos de los trabajadores resultó menos alentador: el salario real del sector privado cayó en 5.3% y los sueldos en el sector público se redujeron en aproximadamente 1%.

Sueldo Sector Privado Ingresos Independientes Rurales 2/

1/ Ingresos aproximados usando la remuneración mínima vital 2/ Ingresos aproximados usando los términos de intercambio de la economía campesina

34

Por otro lado, del análisis de la evolución conjunta de los ingresos de los trabajadores y de la serie de ingreso promedio a nivel nacional, se desprende un proceso de continuo crecimiento de la desigualdad pues, a pesar de las colosales dimensiones de la caída en las series de ingresos de la fuerza laboral, entre 1980 y 1990, el nivel de ingresos per cápita real sólo se reduce en 27.6% mientras que, entre 1990 y 2010, crece en casi 90%. Más aún, el producto per cápita real, a diferencia de las series de ingresos de trabajadores, sí experimentó un crecimiento real (36%, acumulado, en 2010) respecto de su valor alcanzado en 1980.

Estos resultados se replican para los trabajadores independientes. La remuneración mínima vital creció en 50.2% entre 1990 y 2010; sin embargo, la remuneración correspondiente a 2010 representa apenas el 35.1% del ingreso mínimo vital real fijado en 1980. Finalmente, en lo que respecta a la economía campesina, si bien se produjo un importante crecimiento del poder adquisitivo de los bienes producidos al interior de la economía respecto de los bienes industriales importados, esta medida del poder adquisitivo en 2009 representaba apenas 62.6% del valor en 1980. Todo ello sugiere un proceso de empobrecimiento relativo de la fuerza laboral asalariada y no asalariada aún no resuelto.

Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

Gráfico 6.2: Evolución de los Ingresos, 2000-2010 (Índice 2000=100) 160 150 140 130 120 110 90 80

2000

2001

2002

PIB per cápita

2003

2004

2005

2006

Salarios Privados

2007

2008

2009

2010

Sueldos Públicos

Fuente: BCRP e INEI; Elaboración propia

En lo que respecta a los trabajadores no asalariados, se observa un crecimiento respecto de los niveles alcanzados en 2000 pero a una tasa mucho menor que la del crecimiento del ingreso nacional promedio. Ello sugiere que la tendencia hacia una mayor desigualdad se ha reforzado con el crecimiento económico.


Si bien no existen series que nos aproximen a los ingresos de los estratos más altos de la población, podemos aproximarnos a ellos midiendo la diferencia que existe entre el ingreso/consumo agregado obtenido de las encuestas de hogares y el ingreso/consumo de las cuentas nacionales pues es factible asumir que todo ese diferencial es atribuible a dichos hogares, por lo que es una buena proxy de su situación19. Gráfico 6.3: Evolución del Ingreso y Consumo Agregado del 1% más rico de los Hogares, 1985-2010 (Millones de Soles de 1994)

Como se observa, dichos hogares han visto aumentar el valor de su consumo e ingreso agregado, a lo largo del período 1985-2010, después de una leve caída hacia mediados de la década de 1990. Es notable que estos hogares, alrededor del fin de siglo, hayan visto un aumento en el ingreso y en el consumo, siendo ellos un grupo social relativamente chico, mientras que los ingresos reales de otros grupos cayeron. Esto constituye evidencia indirecta de que los hogares más ricos tuvieron una suerte distinta al resto de los hogares durante la década de 1990 y después.

45,000

30,000

15,000 1985

1990

1995

Ingreso

2000

2005

2010

Consumo

1/ El indicador para Ingreso/Consumo corresponde a la diferencia entre el Ingreso/Consumo de las Cuentas Nacionales y el agregado de las Encuestas de Hogares. Dicha diferencia, según lo discutido en este trabajo, debe corresponder a los hogares más ricos.

Fuente: Saavedra y Díaz (1999), Yamada y Castro (2006); Elaboración propia

De acuerdo a Saavedra & Díaz (1999) y Yamada & Castro (2006), la brecha respecto al ingreso representa el 40.2%, 30.8% y 26.9% del agregado de cuentas nacionales en 1985, 1994 y 1996, respectivamente. Por su parte, la brecha respecto al consumo representa el 28.5%, 39%, 33.4% y 27% respecto del agregado de cuentas nacionales en 1985, 1994, 1996 y 2004, respectivamente. Así, se puede calcular el valor del diferencial del consumo y del ingreso que los hogares más ricos aportan al total nacional20. Dicho valor está expresado en unidades monetarias, y representa (19) Si bien es cierto que también existe un problema de muestreo en la cola inferior de la distribución de ingresos, no es razonable esperar que dichos hogares aporten mucho al diferencial entre agregados de encuestas y cuentas nacionales.

Finalmente, si bien existe un grave problema de medición en las cifras que publica el INEI sobre la distribución funcional del ingreso, como consecuencia de que el ingreso de los trabajadores independientes es incorporado en la serie que corresponde al excedente de explotación21, resulta útil comparar cómo ha evolucionado la serie de remuneraciones respecto de la serie de excedente de explotación. En el Gráfico 6.4, se puede apreciar cómo las participaciones de ambos componentes del ingreso han mantenido una tendencia más o menos constante en las últimas dos décadas. Sin embargo, la brecha entre ambas series creció dos veces durante este periodo: primero entre 1991 y 1993 (20) Se hace el supuesto de que la brecha del ingreso en 2004 es igual a la brecha del consumo para el mismo año, i.e. 27%. Además, se asume que ésta se mantiene igual en 2010, con lo que podemos recuperar el valor del consumo y del ingreso para dicho año. Evidentemente, si este supuesto sobreestimara el tamaño de la brecha, nuestras conclusiones cambiarían sólo si la tendencia cambiara sustancialmente, lo cual consideramos improbable pues estas brechas no han cambiado sustancialmente durante la década previa. (21) El excedente de explotación, en teoría, es la parte de la renta generada en el proceso productivo que no corresponde a la remuneración de la mano de obra, ni a la compensación al capital físico, ni al pago de impuestos. Sin embargo, como explicamos, la existencia de trabajo no asalariado e informal deviene en complicaciones para la medición precisa.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

revistacis

Soles de 1994

60,000

el valor del Consumo y del Ingreso de los hogares en la cola superior, poco más del 1% superior de la distribución (Saavedra & Díaz, 1999).

35


Investigación y luego entre 2003 y 2008. Lo que sugiere una profundización de la desigualdad en este periodo que refuerza la conclusión obtenida en secciones previas.

40,8

22,6

55% 50%

0.6 45% 0.5

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

1995

1994

1993

40%

Remuneraciones

Excedente de explotación

6.2. Corrección del Coeficiente de Gini En esta sección, buscamos extender los resultados de Yamada & Castro (2006), y Escobal & Ponce (2010), evaluando diferentes medidas del consumo y el ingreso de cuentas nacionales. Como se mencionó en la sección 5, los inputs de este método son la tasa de incidencia de la pobreza P0, obtenida de las encuestas de hogares, la línea de pobreza nacional z y la media del ingreso/consumo. Sin embargo, para el caso nacional, existen importantes diferencias entre medidas del ingreso/consumo aparentemente similares, como el PBI per cápita y el PNB per cápita. Dichas diferencias tienen impactos cuya importancia evaluaremos a continuación. Desigualdad en el Ingreso

revistacis

60%

0.7

Fuente: INEI

36

Gráfico 6.5: Evolución de la Desigualdad en el Ingreso (Coef. de Gini para el Ingreso), 1985-2011 0.8

1992

65 60 55 50 40 45 30 25 20 15

1991

Porcentaje

Gráfico 6.4: Evolución de la participación de las remuneraciones y del excedente de explotación en el Producto Bruto Interno, 1991-2009

encuestas de hogares, y la serie de la incidencia de la pobreza, calculado por diferentes autores. Para ambos casos, se hace uso de una línea de pobreza de S/. 1’850 de 1994, por año22.

Primero, en el Gráfico 6.5, se presenta la estimación del Gini-Ingreso entre 1985 y 2010. En él, se observan las dos series del Gini corregido, la serie del Gini oficial, en base a Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

0.4

35%

0.3 1985

1990

1995

Gini Corregido-PBI (Eje Izq.) Gini Corregido-PNB (Eje Izq.)

2000

2005

2010

30%

Gini Oficial (Eje Izq.) Pobreza (%)

1/ Los datos de pobreza para algunos años enre 1985 y 1994 son interpolaciones dada la falta de información confiable

Fuente: BM, BCRP, INEI; Elaboración propia

La corrección del Gini-Ingreso se hace con la serie del PBI per cápita y con la serie del PNB per cápita. La diferencia entre ambas medidas del ingreso, que corresponde a la Renta Neta de Factores, es positiva para el caso peruano, debido principalmente a los pagos a factores extranjeros empleados en las actividades extractivas dentro del país, y relativamente grande (i.e. el 5% del total del PBI en el período evaluado). Dado que dichas rentas no son percibidas por las familias nacionales, no tiene sentido incluirlas en el cálculo de la desigualdad nacional. Sin embargo, las dos series del Gini corregido evolucionan de manera muy similar y cercana, indicando que la omisión de esta considera(22) Dicha línea fue determinada en base a una calibración hecha para ajustar a los resultados de autores previos, que hicieron la corrección que aquí presentamos pero sólo para algunos años. Esta línea, transformada a valores nominales, es consistente con la usada en las encuestas de hogares.


Gráfico 6.6: Evolución de las medidas de Ingreso y Consumo per cápita, 1985-2010 60% 8000

Ambas series además muestran que el Gini-Ingreso oficial está por debajo del corregido en alrededor de 30%. En el período 1997-2004, el indicador corregido y el indicador oficial tienen tendencias opuestas, tal como comentan Yamada & Castro (2006), a pesar de que para la corrección usamos una tasa de pobreza decreciente. En general, nuestros resultados son consistentes con los de Yamada & Castro (2006) y Escobal & Ponce (2010), lo cual respalda la evidencia de que la desigualdad de ingresos aumentó entre fines de la década de 1990 e inicios de la década de 2000 y de que ha ido reduciéndose desde entonces, aunque mucho más lentamente que la pobreza.

7000

55%

6000

50%

5000

45%

4000

40%

3000

35%

Nuevos Soles de 1994

ción no impacta sustancialmente sobre la medición de la desigualdad ni sobre su evolución.

2000 1985

1990

1995

Cons. Privado. p.c. PNB pc

2000

2005

2010

30%

PBI p.c. Pobreza (Eje Der.)

1/ Los puntos de color blanco de la serie de la pobreza provienen de las fuentes. Los otros puntos son interpolaciones.

Fuente: Chacalatana (2006), BCRP, INEI; Elaboración propia

Es importante resaltar la importancia de los datos sobre la incidencia de pobreza en el resultado final del cálculo del Gini. En el período 1997-2001, no hay un consenso claro respecto a cuál es la incidencia de la pobreza, debido principalmente a la multiplicidad de fuentes y su dispersión. Ello hizo necesario optar por la consideración de las tasas presentadas en Chacaltana (2006) para el período 1985-97, que provienen a su vez de una serie de trabajos previos, a

pesar de que las tasas son sustancialmente más altas que las oficiales. No obstante, son tasas consistentes con los resultados de las correcciones previas del Gini hechas por otros autores y con las tasas reportadas en otras fuentes. Para el período más reciente, a partir de 2001, hacemos uso de las cifras reportadas por el INEI, que muestran una rápida y sorprendente reducción de la pobreza durante el período 2006-2010. Es necesario enfatizar que es dicha tendencia la que determina que la desigualdad estimada se reduzca notablemente en el mismo período. Desigualdad en el Consumo Para estimar la serie del Gini-Consumo entre 1985 y 2010, usamos la serie de datos del Consumo Privado, elaborada por el BCRP. Aunque la corrección usando cuentas nacionales eleva el Gini-Consumo en alrededor de un 25% de su valor oficial23, (23) Cabe aclarar que la información sobre el Gini-Consumo oficial antes de 1997 proviene no de una serie en el INEI, sino de fuentes secundarias dentro de sus publicaciones. En ese sentido, los datos oficiales presentados en el Gráfico 5.7 no son enteramente comparables entre antes y después de 1997.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

revistacis

Por otra parte, desde mediados de la década de 1980 hasta su fin, la desigualdad creció debido al aumento importante de la incidencia de la pobreza y al pequeño crecimiento de 1985-87 seguido por la brusca caída de 1988-92. La estabilización macroeconómica que siguió permitió una reducción de la pobreza y una mejora en los niveles de ingresos, lo que llevó a una reducción de la desigualdad. Cuando la velocidad de la recuperación macroeconómica se redujo frente a la velocidad en la reducción de la pobreza, la desigualdad comenzó a crecer. En 1997, tenemos un cambio en la fuente de los datos de pobreza, lo cual implica que sea difícil comparar antes y después de este año. Sin embargo, se mantiene la tendencia creciente hasta inicios de la década de 2000.

37


Investigación en comparación al Gini-Ingreso, ha tenido una evolución distinta aunque siempre menor en niveles que el Gini-Ingreso, y como se aprecia en el Gráfico 6.7. Sin embargo, la evolución del Gini-Consumo muestra también las mismas tendencias generales que el Gini-Ingreso. Se observa el crecimiento de la desigualdad a mediados de la década de 1980, que luego se revierte durante la crisis que fue una crisis que redujo las desigualdades (Jaramillo & Saavedra 2011). Fue el crecimiento económico de fines de la década de 1990 acompañado de una estabilización y un sucesivo aumento en la pobreza lo que causó que la desigualdad suba hacia fines de la década: evidentemente, si la pobreza no se reducía, el crecimiento estaba favoreciendo a los hogares del medio y del extremo superior de la distribución de ingresos. Gráfico 6.7: Evolución de la Desigualdad en el Consumo (Coef. de Gini para el Consumo), 1985-2010 1/ 60%

0.8

55%

Nuevos Soles de 1994

0.7

50% 0.6 45% 0.5 40% 0.4

35%

0.3 1985

1990

1995

Gini Corregido - C Priv. (Eje Izq.)

2000

Gini Oficial (Eje Izq.)

2005

2010

Pobreza (Eje Der.)

revistacis

Fuente: BM, BCRP, INEI; Elaboración propia

En general, la corrección del Gini nos indica que hay una subestimación importante de la desigualdad de ingresos en el país. La corrección además nos permite obtener una serie de 25 años del coeficiente de Gini, que es consistente con investigaciones previas.

Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

La evidencia presentada muestra que la desigualdad es una característica persistente en la economía peruana. ¿Por qué la desigualdad es tan persistente en el Perú? Como se mencionó previamente, la desigualdad puede estar asociada, esencialmente, al estilo de crecimiento económico y a la carencia de una política fiscal redistributiva, en especial desde el sector educación. Adicionalmente, la desigualdad puede estar vinculada al tipo de apertura al comercio internacional. En esta sección, intentaremos describir los mecanismos por los que cada uno de estos factores puede explicar el actual grado de desigualdad en el Perú. 7.1. El modelo de crecimiento económico El modelo del crecimiento vigente en Perú se caracteriza por una clara dependencia de actividades extractivas, un escaso eslabonamiento industrial y una heterogeneidad productiva marcada por la elevada concentración de la fuerza laboral en sectores de baja productividad. Son precisamente estas características las que derivan en una pronunciada desigualdad en el ingreso.

30%

1/ Los datos de pobreza para ciertos años entre 1985 y 1994 son interpolaciones por la falta de información confiable.

38

7. Las causas de la desigualdad en el Perú

Por una parte, la industria extractiva en el Perú está asociada directamente a la participación del capital extranjero, en la forma de enclaves económicos, con pocos eslabonamientos hacia atrás o hacia adelante, en comparación a otros tipos de industrias (Jiménez, 2010). Estas estructuras productivas configuran un escenario donde naturalmente se da una marcada desigualdad en los ingresos laborales, incluso si no hubiera desigualdad en la productividad, debido a la asignación de los derechos de explotación de los recursos. Además, la participación del capital extranjero en la actividad extractiva, hace necesaria la presencia de


Sin embargo, el rasgo más evidente es la heterogeneidad en la productividad. En Perú, coexisten métodos de producción modernos y eficientes, asociados principalmente a la participación del capital extranjero, con métodos de producción obsoletos y poco eficientes, asociados al sector terciario. De hecho, este problema es conocido como la tercerización de la economía por Jiménez (2010), quien argumenta que el modelo económico de crecimiento mantiene una gran proporción de la PEA empleada en el sector terciario (71.7%), con baja productividad.

120

Electricidad y Agua

100

Minería

80

Manufactura 60

Transp. y Com. Hoteles y Rest.

40 20

Construcción

Pesca Agricultura, Caza y Silvicultura

Comercio

Servicios

0 0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

% de la Fuerza Laboral

Fuente: INEI; Elaboración propia

urbanos del país. Además, la alta incidencia de la pobreza sumada a la falta de infraestructura vial impide que ocurra una dinámica de expansión de mercados que lleve a una mejora en el rendimiento de los productores locales vía la división de trabajo provocada por el aumento en la escala de la producción. De hecho, para Jiménez (2010), este es un elemento fundamental en la consolidación de una “Economía Nacional de Mercado”, i.e. la construcción de una demanda suficiente interna, capaz de generar un círculo virtuoso al expandir los límites de la producción nacional.

Jiménez (2010) también señala que el modelo económico ha estado asociado a un estancamiento en el crecimiento de la intensidad en capital de la producción desde 1980, aproximadamente. Esto es particularmente relevante si consideramos que los sectores con mayor productividad son aquellos que tienen una mayor intensidad en capital, como se aprecia en el Gráfico 7.1.

El impacto que tiene este problema de ausencia de mercados internos es más sentido fuera de Lima y del eje exportador de la costa. Dado que en la sierra y en la selva, excluyendo a la actividad primario-exportadora, no existe la facilidad de producción y exportación de productos demandados en el extranjero, la inexistencia de mercados locales para la producción limita las posibilidades de desarrollo de industria y agricultura industrial, a su vez limitando las posibilidades de crecimiento descentralizado, lo que impacta necesariamente sobre la desigualdad, particularmente, en el nivel espacial.

Igualmente, a nivel geográfico, es importante observar que Perú tiene un problema de conexión que impide la integración horizontal y vertical de los diferentes centros

Otro elemento importante en el estilo de crecimiento ha estado asociado a la apertura comercial. Las reformas estructurales implementadas a inicios de la década de La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

revistacis

En contraste, existe poco desarrollo de la actividad manufacturera en Perú, así como una muy insuficiente industrialización de la actividad agropecuaria. Ambos tipos de industria son usualmente las que emplean de manera masiva a los trabajadores, y en trabajos de alto valor agregado, con varias encadenamientos hacia atrás y hacia adelante. Consecuentemente, existe un problema de trabajo suficiente, asociado al poco valor agregado en las etapas de producción.

Gráfico 7.1: Productividad Media Anual por Sectores, 2008

Miles de Nuevos Soles de 1994

personal de confianza, que recibe remuneraciones por encima de su aparente productividad marginal. Finalmente, la volatilidad en los precios de los minerales también contribuye a la desigualdad, dado que suele beneficiar a aquellos agentes cuya remuneración o beneficio no está fija, a diferencia de lo que ocurre con los asalariados.

39


Investigación 1990 significaron una apertura creciente de la economía respecto de los mercados internacionales y la implementación de un patrón de especialización de acuerdo con el criterio de ventajas comparativas. Como consecuencia de ello, se reforzó el rol de los sectores intensivos en la explotación de recursos naturales y de trabajo poco calificado como ejes del modelo de desarrollo, aún vigente en la economía peruana. La estructura productiva resultante de este proceso se caracteriza principalmente por su alta concentración en actividades extractivas y de explotación de recursos naturales; efectos multiplicadores sobre el empleo relativamente bajos como consecuencia de la alta dependencia respecto de insumos y bienes de capital importados; una alta dispersión de las productividades laborales (ver Gráfico 7.1) y de los salarios; y una configuración peculiar de las industrias primarias y las industrias manufactureras, de acuerdo con la cual, las primeras estarían básicamente orientadas a los mercados internacionales y generarían relativamente pocos efectos multiplicadores sobre los ingresos, mientras que las segundas se concentrarían en el mercado nacional y tendrían una mayor capacidad de absorción de empleo (Tello, 2008)24.

revistacis

7.2 El rol del Estado

40

Mediante las políticas fiscales, el Estado puede alterar la distribución del ingreso en la economía. Por una parte, los instrumentos de tributación gravan directamente la riqueza (en stock o en flujo) de los agentes o indirectamente, al gravar las transacciones económicas. Por su parte, el gasto público influye sobre la distribución de ingreso al transferir parte de esos fondos a las familias, ya sea en forma de infraestructura, servicios o transferencias líquidas. A continuación, se analiza el rol de estas dos políticas, desde la perspectiva de Figueroa (1993). (24) Para una profundización sobre el rol de la apertura comercial en la desigualdad, ver el documento original.

Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

La política tributaria Figueroa (1993) indica que un aumento de la importancia de los impuestos indirectos respecto de los ingresos tributarios totales indica una transformación regresiva de la estructura tributaria, dado que ellos afectan principalmente a las familias de pocos ingresos. Por el contrario, una estructura impositiva basada en los impuestos directos es más progresiva, toda vez que la base impositiva es el patrimonio. El impacto distributivo de los impuestos indirectos depende de qué participación respecto del gasto del hogar tienen los bienes gravados. En el caso de los impuestos a bienes importados, es presumible que el impuesto gravado sea progresivo. En el caso de los impuestos a combustibles, el impacto es regresivo25 debido a la importancia que tienen en la producción y comercialización de bienes de consumo. Entonces, una mayor importancia de los impuestos a importaciones y una menor importancia de los impuestos a combustibles, ambas respecto del total de impuestos indirectos, harán a la estructura tributaria más progresiva. De acuerdo a Figueroa (1993), durante la década de 1980 (i) se reduce la participación de los impuestos directos en la recaudación total (1980: 35.2%; 1990: 17%); (ii) se reduce la participación del impuesto a la renta dentro de los impuestos directos (1980: 83.2%; 1989: 36.8%); (iii) se reduce el peso de los impuestos a importaciones (1980: 38.3%; 1990: 25.9%) y (iv) aumenta el de los impuestos a combustibles, ambas respecto del total de impuestos indirectos (1980: 9.2%; 1990: 37.3%). Dichas características configuran una estructura tributaria más regresiva, de acuerdo a lo argumentado.

(25) Ver Pascó Font & Briceño (1992) y Haughton (2005).


Gráfico 7.2: Indicadores de la Estructura Tributaria (%), 1970-2010 100%

80%

60%

40%

20%

0% 1970

1975

1980

1985

1990

Imp. Directos / Rec. Total Imp. a Import. / Imp. Indirectos 1/

1995

2000

2005

2010

IR / Imp. Directos Imp. Combust. / Imp. Indirectos

1/ Se incluye el IGV a las importaciones.

acuerdo a los criterios usados por Figueroa (1993), debido a una recuperación de los impuestos directos, estabilidad en la participación de los impuestos a las importaciones y un retroceso importante del impuesto a los combustibles. El extraordinario crecimiento del impuesto a la renta de la minería, asociado a los excelentes precios internacionales de los minerales, explica en parte este resultado, aunque también es importante mencionar la reestructuración de la autoridad tributaria a inicios de la década de 1990. Sin embargo, de acuerdo a los indicadores presentados, la situación tributaria es muy similar respecto a la de inicios de la década de 1970 y sólo ligeramente mejor que la situación en 1980 (ver Gráfico 7.2). El rol del gasto público

Fuente: BCRP; Elaboración propia

Así, durante el período 1990-2010, se observa que la estructura tributaria se volvió en general más progresiva, de (26) Aunque este hecho no es negativo per se, es necesario también que la política tributaria afronte el problema de la desigualdad en el stock de riqueza, i.e. la posesión de activos.

Es innegable que ha habido avances importantes, en especial en la última década, respecto a la progresividad del gasto público, principalmente debido a la expansión en la provisión de servicios públicos mediante la construcción de infraestructura y el desarrollo de programas de transferencias a las poblaciones de menores ingresos. Sin embargo, bajo una mirada de largo plazo, los avances recientes aparecen como una recuperación de una política fiscal que reduce la desigualdad, rol que fue debilitado desde la crisis de fines de la década de 1980 y hasta fines de la década de 1990. Durante la década de 1980 y particularmente hacia el final de ella, Figueroa (1993) observa que la política de gasto público agravó el problema distributivo. Las razones para ello fueron (i) la reducción importante que hubo en el gasto público social per cápita (ii) el retroceso en la calidad de los bienes y servicios provistos por el Estado, particularmente en educación y salud; y (iii) el reducido impacto en reducción de la pobreza que tuvieron los programas de compensación social. Volveremos a este enfoque más adelante.

La distribución del ingreso en el Perú: 1980-2010 Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

revistacis

Desde 1990 hasta 2010, se observan ciertos cambios en la estructura tributaria. Aumenta la participación de los impuestos directos respecto del total de ingresos tributarios (1990: 17.0%; 2010: 40.1%). Además, la participación del impuesto a la renta respecto del total de impuestos directos se mantuvo muy cerca de 100% durante las dos últimas décadas26. También hubo una reducción en el impuesto a combustibles (1990: 37.3%; 2010: 5.7%). La participación de los impuestos a las importaciones se mantuvo estable alrededor de 40%, por gran parte de las dos décadas evaluadas, luego de un aumento importante a inicios de la década de 1990. Luego, el elemento progresivo de la estructura tributaria se ha mantenido estable, mientras el regresivo ha retrocedido sustancialmente, aunque persisten elementos regresivos en los impuestos indirectos, como por ejemplo, el Impuesto General a las Ventas (IGV).

41


Investigación Para la década de 1990, aunque el gasto social se incrementó, tanto como porcentaje del PBI como per cápita (ver Gráfico 6.3), hubo un notable sesgo asistencialista, que habría diluido el efecto del gasto social sobre la reducción de la pobreza en el corto plazo. Gráfico 7.3: Evolución del Gasto Social desde 1990, (% del PBI) 1/ 10

250

8

200

6

150

4

100

2

50

0 1990

0 1992

1994

1994

1996

Gasto Social como % del PBI

1998

2000

2002

2006

2008

Gasto Social per cápita (S/. De 2000)

1/ Se trata del gasto en educación, salud y saneamiento, seguridad y asistencia social, y programas de vivienda.

Una característica general del gasto social es que es progresivo si medimos su participación como porcentaje respecto del consumo/ingreso de las familias, pero esta característica casi desaparece si se evalúa el valor absoluto de la contribución para cada familia (Haughton, 2005; Yamada & Castro, 2006), lo que no es sorprendente dadas las facilidades en el acceso a la educación y a la salud que tienen las familias más ricas. De hecho, se observa esta característica en estos dos rubros. Según cifras del año 2000, en el primero de estos rubros, el decil más pobre y el decil más rico reciben aportes del gasto público que son 15.6% y 2.9% del consumo del hogar respectivamente; sin embargo, en valores absolutos, esto equivale a S/. 250 para el decil superior y S/. 144 para el decil inferior (Haughton, 2005). Más aún, como porcentaje del gasto total del Estado, los hogares del decil más pobre y los del decil más rico reciben 7.9% y 12.7%, respectivamente (íbid.). Es decir, el gasto público en educación sigue siendo regresivo, pues son más favorecidos los que más tienen. De la misma manera, el Estado dedica una mayor parte del gasto de salud a los deciles superiores de la distribución27.

revistacis

Fuente: CEPAL; Elaboración propia

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En la última década, el gasto público agregado ha sido progresivo (Jaramillo & Saavedra, 2011; Haughton, 2005). El gasto público social, en especial las transferencias monetarias y no monetarias, se ha convertido en un componente importante del consumo total de las familias más pobres. Así, de acuerdo a Haughton (2005), en 2000 el gasto público social representaba 41,7% del gasto de las familias del decil inferior (del gasto). De la misma manera, la construcción de infraestructura pública ha devenido en un mayor acceso a servicios públicos. Estas mejoras se han orientado hacia los sectores urbanos de menores ingresos y sectores rurales, lo que constituye un rasgo redistributivo. Sin embargo, estos elementos “(…) de ninguna manera demuestran que las acciones del Estado hayan sido efectivas en reducir la desigualdad” (Jaramillo & Saavedra, 2011: 63). Es decir, son condición necesaria pero no suficiente. Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

A pesar de lo anterior, el gasto público en su totalidad sí tiene un impacto redistributivo. De hecho, de acuerdo a Haughton (2005), cuando se evalúa el impacto de los impuestos y el gasto público social, los seis deciles inferiores son beneficiarios netos de gasto público, mientras que los cuatro deciles superiores son contribuyentes netos de impuestos28. Así, los resultados antes mencionados muestran un problema de focalización. A continuación, analizaremos los impactos distributivos de la evolución del gasto público en las dos últimas décadas siguiendo a Figueroa (1993). Dicho autor sostiene que (27) Ver Haughton (2005) y el documento original. (28) Cabe anotar que el mismo autor indica que sus resultados no son concluyentes dado que sólo se incluye el gasto social “claro”, i.e. salud, educación y “subsidios sociales” (principalmente, programas de ayuda alimentaria y donación de material educativo).


los cambios en el gasto público tienen impactos distributivamente no neutrales, en tanto algunos grupos dependen más del gasto que otros. Ello ocurre tanto en salud como en educación. Gráfico 7.4: Evolución y Composición del Gasto Social 1/, 1990-2008, (% del PBI) 5

Vivienda

4

3

Educación

2

Salud

1

0 1990

producto para la educación, de manera importante, y, en menor medida, para la salud. Ello, además, fue acompañado por un crecimiento más o menos estable del producto, lo cual implica que tanto el gasto en salud como el gasto en educación se incrementaron en niveles absolutos. Bajo el enfoque de Figueroa, entonces, cabría decir que el progreso del gasto público ha sido distributivamente favorable.

1992

1994

1994

1996

1998

2000

2002

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2008

1/ Se excluye del gráfico al gasto en seguridad social y a las demás transferencias

Bajo este enfoque, Figueroa (1993) observa que la reducción de la participación del gasto en educación y en salud respecto del PBI en la década de 1980 significó una magnificación de la desigualdad, en tanto condenó a los usuarios pobres de dichos servicios a obtener una peor calidad y forzó a los usuarios no pobres (o menos pobres, en cualquier caso) a migrar al sector privado, lo que amplió la brecha de oportunidades a lo largo de la distribución de ingresos. Es esencial observar que la reducción de la participación fue acompañada por una reducción también en el PBI, como consecuencia de la crisis económica. Luego, los efectos comentados por Figueroa se derivan precisamente de ese empeoramiento en niveles absolutos del gasto en educación y en salud.

En resumen, se observa que dentro del período 1980-2010, la primera década vio un pronunciado giro de la estructura tributaria y del gasto hacia la desigualdad, en especial hacia fines de la década, debido a la crisis del Estado. En la siguiente década, la de 1990, la estructura tributaria se volvió más progresiva y el gasto social aumentó considerablemente. Esta tendencia se mantuvo, en líneas generales, hacia la década de 2000. Sin embargo, aún persiste un componente regresivo fuerte tanto en la política tributaria como en la de gasto, y existe evidencia indirecta que apunta a una reducción de la calidad de los servicios públicos, en relación a la situación hace dos décadas.

Para las dos últimas décadas, después del análisis de Figueroa (1993), la situación es difícil de analizar bajo el mismo enfoque. Como parte del proceso de recuperación post-crisis, se incrementó el gasto como proporción del

(29) Dada la escasez de los recursos del Estado, la ampliación de la cobertura devino necesariamente en una progresiva pauperización de la plana docente frente a las condiciones laborales que caracterizaban la provisión pública de los servicios educativos (Valencia y Webb 2006). Para una profundización en el análisis distributivo de la evolución del gasto en educación, ver el artículo original.

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Fuente: CEPAL; Elaboración propia

Sin embargo, los indicadores presentados en la Sección 6 (ver Gráfico 6.1), indican que la evolución de los sueldos del sector público, en términos reales, no ha recuperado aún la importante caída que sufrió a fines de 1980, por lo que los sueldos públicos son en la actualidad en promedio tres veces menores que los de mediados de 1980. En la línea de Figueroa (1993), el bajo nivel de sueldo del sector público indica que la calidad del gasto en educación y salud no ha recuperado, en promedio, el nivel relativo que tenía en 1970. Así, a pesar que el tamaño de la oferta pública de salud y educación ha crecido en las últimas décadas, lo más probable es que la recuperación haya sido incompleta29.

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Investigación 8. Conclusiones e implicancias de política económica

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El discurso oficial asegura que la desigualdad se ha reducido. En realidad, diferentes estudios muestran que la reducción real es menor que la reportada oficialmente, y que ciertas dimensiones de la desigualdad de ingresos están volviéndose cada vez más relevantes. Para aproximarnos a la reducción real de la desigualdad, se construyeron series que aproximan la evolución de los ingresos reales de cuatro categorías laborales: empleados del sector privado, del sector público, independientes rurales y urbanos. Luego, se realizó una corrección de las cifras oficiales del Coeficiente de Gini con información de las Cuentas Nacionales y se construyó, bajo la metodología presentada en López y Servén (2006), una serie del mismo entre 1985 y 2010. Los resultados hallados indican que la desigualdad en el país no ha mejorado en la magnitud reportada por las cifras oficiales y que de hecho se ha mantenido en torno de los niveles alcanzados en la década de 1980 e incluso en la de 1970.

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Además, de acuerdo a nuestra aproximación a la distribución funcional del ingreso30, algunos grupos han visto su ingreso real mermado en relación a su situación en la década de 1970 y 1980, a pesar de los progresos logrados a fines de 1990 e inicios de la década de 2000. La evolución de los ingresos de los trabajadores en el periodo comprendido entre 1980 y 2010 puede ser dividido en dos etapas. Durante la década de 1980 e inicios de la siguiente, los ingresos reales de los trabajadores experimentaron una drástica caída, agravada por el ajuste económico de 1990. En contraste, la segunda etapa, que comprende las dos últimas décadas, se caracteriza por una lenta recuperación de los ingresos reales. No obstante, las cifras nos muestran que este proceso ha sido incompleto y que exhibe una brecha (30) La distribución funcional del ingreso hace referencia a la distribución de las rentas generadas durante el proceso productivo según la participación de los diferentes factores de producción.

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importante respecto del ritmo de crecimiento experimentado por el PBI per cápita durante ese mismo periodo. Así, mientras que el PBI per cápita real de 2010 representó el 136% de su valor alcanzado en 1980, en todos los casos, los niveles de remuneraciones reales de los trabajadores alcanzados en 2010 representan menos del 70% de los niveles alcanzados en 1981, siendo particularmente grave el caso de los trabajadores del sector público cuyo ingreso representa sólo el 21.3% del nivel alcanzado en 1981. Esta situación sugiere claramente un empeoramiento absoluto y relativo del poder adquisitivo de los trabajadores y una fuerte agudización de la desigualdad como consecuencia de la menor participación de los ingresos laborales en el producto interno. Así, se encontró que el Perú sigue siendo un país muy desigual, casi como el que Webb y Figueroa (1975) encontraron. La distribución del ingreso, aproximado desde las cuentas nacionales con los ingresos reales promedio de los trabajadores independientes y autoempleados, del campo y la ciudad muestra que la desigualdad continúa siendo una problemática importante. Así, el Perú de hoy, el del crecimiento a ritmo de crucero, el de la inflación baja, el de la reducción importante de la pobreza, en suma, el del “milagro peruano”, sigue siendo un país muy desigual. La raíz de esta situación parece estar en el estilo de crecimiento económico de una economía abierta fundamentada en la exportación de productos primarios, y en la incapacidad del Estado para modificar, a través de la política fiscal, la distribución del ingreso generada por el mercado. En primer lugar, el crecimiento peruano de las últimas décadas ha resultado en una estructura productiva muy heterogénea. Hay un problema de empleo directamente asociado a la existencia de muy bajos niveles de productividad. Otro problema importante es la falta de integración geográfica, que permite el crecimiento de la desigualdad territorial y sofoca la posibilidad de un mercado interno. Ello a su vez refuerza la dinámica de crecimiento hacia


Las opciones de política son dos. En primer lugar, la ruta más complicada es modificar el estilo de crecimiento actual hacia uno basado en el mercado interno o en la exportación de productos manufactureros. Esto puede mejorar la distribución del ingreso pero puede significar también un descenso en la tasa de crecimiento potencial de nuestra economía. Cualquiera de estas opciones es compleja, e implica un cambio en el estilo de crecimiento prevaleciente en el país durante los últimos 20 años. La otra ruta a explorar, es la de una política fiscal capaz de modificar la distribución original del ingreso. Una política tributaria basada en el mayor gravamen a la explotación de recursos no renovables, especialmente mineros, así como en la propiedad, a través del impuesto predial, puede contribuir a mejorar la distribución del ingreso. Asimismo, el mejor uso de los fondos públicos, especialmente en educación, puede ser un instrumento capaz de mejorar la distribución del ingreso y elevar la tasa de crecimiento potencial de la economía.

9. Apéndice metodológico En esta sección, se realizará una descripción detallada de las variables que se emplearon para aproximar los ingresos de los trabajadores asalariados y los trabajadores autoempleados, haciendo particular énfasis en la metodología empleada para el cálculo de los términos de intercambio del sector agrícola campesino.

cálculo de la evolución de los salarios de ambos sectores se emplearon las series de sueldos y salarios reales mensuales registradas en la base de datos del INEI, las cuales abarcan el periodo 1980-2010. La tasa de crecimiento anual de los ingresos de los trabajadores del sector público se calculó usando la serie de la remuneración mensual promedio del gobierno general a precios de 1994 mientras que, para el cálculo de la tasa de crecimiento anual de los ingresos de trabajadores del sector privado, se recurrió a la serie del sueldo mensual promedio del sector privado de Lima Metropolitana también a precios de 199431. Los trabajadores autoempleados Los ingresos de los trabajadores autoempleados están conformados por el ingreso de los autoempleados del campo y la ciudad. Inicialmente, se esperaba poder aproximar la evolución del ingreso de los autoempleados urbanos a partir de los precios de los servicios intensivos en mano de obra; sin embargo, la información histórica de precios registrada por el INEI no se encuentra lo suficientemente desagregada. Por ello, optamos por usar la serie de remuneración mínima vital a precios de 1994. La justificación para el uso de esta variable es que el salario mínimo constituye una proxy del costo de oportunidad de no emplearse en el sector privado para los trabajadores con bajos niveles de calificación. Por otro lado, a fin de estimar la evolución de los ingresos de los autoempleados rurales, se procedió a replicar la metodología empleada por Figueroa (1993). Para la construcción de la canasta de bienes exportados e importados y la asignación del peso relativo de cada uno de estos bienes en la canasta, el autor emplea la estructura de gastos e ingresos de una muestra de familias campesinas de la sierra

Los trabajadores asalariados La masa salarial está compuesta por los ingresos de los asalariados del sector público y del sector privado. Para el

(31) Respecto de esta última serie, es necesario tener en cuenta que los datos provienen de la encuesta nacional de sueldos y salarios que ha experimentado numerosas modificaciones metodológicas. Para mayor información, ver el documento original.

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afuera y los mecanismos por los cuales el crecimiento económico beneficia sólo a ciertas regiones y genera desigualdad.

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Investigación sur del Perú. El supuesto que subyace al uso de esta muestra, como lo hace explícito el autor, es que los ingresos de los campesinos de la sierra sur constituyen un buen indicador del ingreso de los campesinos en general.

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Dada la escasa disponibilidad de información sobre series largas de precios, sobre todo en lo que respecta a los bienes industriales, se optó por realizar una medida alternativa de los términos de intercambio, la cual incluye un menor número de bienes en relación a los incluidos por Figueroa. Sin embargo, la necesidad de descartar algunos precios nos permitió obtener una serie de términos de intercambio que abarca un periodo más largo, sin que ello implicara una pérdida de consistencia en los resultados, pues esta serie reproduce bastante bien las fluctuaciones esperadas en el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores del campo. El índice propuesto tiene la siguiente estructura:

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En el numerador se encuentran los precios de exportación de la economía campesina. Estos precios resultan de calcular, primero, el precio promedio del maíz, la papa y el trigo en una muestra de departamentos que sólo incluye a los departamentos que conforman la sierra sur (Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Puno) y luego calcular la media de estos precios ponderados. En el denominador se registran el índice de precios de los bienes que la economía campesina importa. Los bienes incluidos son básicamente bienes alimenticios con algún grado de procesamiento industrial: aceite a granel, arroz corriente, fideos al granel, pan francés, leche evaporada y cerveza, todos con igual ponderación.

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Finalmente, es necesario observar dos limitaciones de esta metodología. La primera es que al calcular los términos de intercambio de cada año en base a una canasta invariable en el tiempo no estamos considerando el efecto sustitución ante los sucesivos cambios en precios. Sin embargo, es probable que este efecto no tenga un impacto significativo neto tan alto dado que, a nivel de la canasta ‘exportadora’, la migración hacia otros cultivos ante cambios en precios de bienes agrícolas se ve restringida por el elevado grado de incertidumbre asociado a la agricultura lo cual limita las fuentes de financiamiento a las que pueden efectivamente acceder los miembros de este sector. Los bienes incluidos en la canasta importada, por otro lado, entran en la categoría de bienes necesarios por lo que sería implausible que sufran cambios drásticos en sus ponderaciones al interior de la canasta o que dejen de formar parte de ella. La segunda limitación es que no considera dentro de la canasta importada la producción que la unidad agrícola retiene para auto-consumo, lo cual tiene el efecto de sobredimensionar las fluctuaciones en los ingresos reales de las unidades de producción agrícola, como señalan Escobal & Castillo (1992).


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Investigación

"SOSTENIDOS EN COLECTIVO": UNA APROXIMACIÓN AL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN DE LOS JÓVENES EN CAMPAMENTO Rodolfo Martinic y Valentina Bravo | Sociología Universidad Católica ¹

Resumen

Abstract

El presente artículo es una aproximación al proceso de individuación de los jóvenes que viven en campamentos. Según datos de Un Techo para Chile, casi la mitad de las personas que viven en campamentos son niños y jóvenes que, por lo general, llevan alrededor de diez años en el mismo lugar. Ello da cuenta que hoy día existen personas que han nacido y se han desarrollado en el contexto del campamento, configurando su individualidad en condiciones de precariedad y vulnerabilidad social.

This article is an approach to the process of individuation of teenagers living in slums. According to Un Techo para Chile, about half of people living in slums are children and teenagers who have lived nearly ten years in the same place. This fact shows that today there are people who were born, grown up and developed themselves in context of slums, forming their individuality in conditions of precariousness and social vulnerability. The goal was to explore the process of individuation of teenagers who have lived more than a half of their lives in slums. This was done using a perspective that combines the social structural processes with personal experiences. The conclusion refers to the great importance of social bonds as supports for teenagers to deal with current structural challenges and support their own existence in the world. Keywords: Individuation – Structural testing – Existential supports – Teenagers – Slums

(1) Este artículo es el resultado del taller de título para optar al grado de Sociólogo de la Universidad realizado en el Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile.

"Sostenidos en colectivo": Una aproximación al proceso de individuación de los jóvenes en campamento Por Rodolfo Martinic y Valentina Bravo

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La apuesta consistió en explorar el proceso de individuación de los jóvenes que han vivido más de la mitad de sus vidas en campamentos. Para ello se hizo uso de una perspectiva de interpretación que articula los procesos estructurales de una sociedad con las experiencias personales de los individuos. Se observa, a modo de conclusión, la gran importancia que tienen los vínculos sociales como soportes existenciales para lidiar con las pruebas estructurales a las que se enfrentan y para sostener la existencia de los jóvenes en el mundo. Palabras claves: Individuación – Pruebas estructurales – Soportes existenciales – Jóvenes – Campamento

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Investigación 1. Introducción De acuerdo a la información que entrega la última Encuesta de Campamentos RM de UTPCH 2010, el 44% de las familias viven en campamentos hace 8 o más años. Aquello significa que al día existen generaciones de niños y jóvenes que llevan viviendo toda su vida en campamentos, conformándose como individuos bajo esa vulnerable realidad. Ciertamente, vivir en un campamento no significa únicamente enfrentar carencias de orden material, también involucra serios problemas de vulnerabilidad y exclusión social, es decir, implica afrontar la “imposibilidad de participar plenamente de la sociedad (…) viviendo procesos de desventaja en términos de educación, formación de empleo, vivienda, etc.”(Sotelsek, 2007). En ese sentido, los niños y jóvenes son formados en un contexto comunitario que se caracteriza por tener pocas oportunidades laborales y escasas posibilidades de integración que les permitan salir del entorno en el que viven. A pesar de ello, el vínculo social que se genera en estas condiciones es caracterizado como fuerte y homogéneo, operando muchas veces como mecanismos de sobrevivencia. (Wormald, 2003)

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La importancia de comprender la individuación de los jóvenes que viven en campamentos es, sin duda, crucial. Como se explica en CIS & UNICEF (2011), el mismo hecho de que jóvenes vivan en este contexto, privados muchas veces de derechos básicos como educación, vivienda, nutrición e información “…es lo que va consolidando o incluso ampliando las disparidades sociales y económicas”, y a su vez, deja a los niños en situaciones de vulnerabilidad como “la explotación, los malos tratos, la violencia, la discriminación y la estigmatización”. Además, no se debe dejar de considerar la relevancia de las etapas que involucran la niñez y adolescencia en la construcción individual del sí mismo. Estudiar a los jóvenes implica poner especial énfasis en los procesos de socializa-

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ción primaria que se llevan a cabo al interior de la familia y, también, en la socialización secundaria que se vive en la escuela. Por eso al estudiar a los jóvenes de campamento, al tiempo de considerar el contexto de alta privación material y exclusión en que se encuentran, no se debe olvidar que se encuentran atravesando “los períodos constitutivos de las primeras disposiciones mentales y comportamentales que van a marcar duramente a los individuos” (Lahire, 2006). A raíz de estos antecedentes, surge la apuesta por explorar el proceso de individuación de los jóvenes que han vivido gran parte de su vida en campamento. Ahora bien, ¿qué se entiende por individuación?

2. Individuación como estrategia de interpretación del individuo La sociología alberga tres estrategias que ubican al individuo como el principal objeto analítico de la modernidad. Una es la socialización, la cual se ha enfocado en las formas de transmisión cultural por medio de la cual una sociedad se provee de un tipo de individuo específico. En otras palabras, la socialización refiere a la fabricación psicológica y social del individuo de una sociedad en cuanto a normas, valores, destrezas, etc. Otra perspectiva corresponde a la subjetivación, en donde la preocupación por el individuo gira en torno a los mecanismos de control y de poder que se abren con el proceso de racionalización en la sociedad moderna y se ciñen sobre éste. En este contexto, la emancipación es la problemática fundamental en donde el individuo tiene que convertirse en actor para fabricarse como sujeto (Martuccelli, 2007). Ambas perspectivas concentraron los mayores esfuerzos de los sociólogos que trabajaron al calor de la idea de sociedad. En contraste, la individuación, como tercera estrategia de comprensión del individuo, deja atrás la idea de sociedad como operador analítico y en su lugar sitúa


El presente estudio, que intentó aproximarse al proceso de individuación de los jóvenes que han vivido gran parte de sus vidas en campamentos, se realizó a la luz de la óptica descrita. Para ello fue necesario movilizar dos nociones fundamentales mediante las cuales se desglosó lo que se entendía por individuación. Nos referimos a la noción de prueba estructural y a la de soporte existencial, las cuales se exponen a continuación. 2.a. Pruebas estructurales Para emprender un estudio acerca de la individuación es necesario poner atención en los factores estructurales con que una realidad social específica fabrica a sus individuos. Dichos factores serán entendidos como pruebas estructurales a las cuales están sometidos los individuos en una sociedad. A través de las pruebas estructurales es posible articular, por un lado, “las modalidades efectivas en que los individuos toman conciencia y enfrentan los grandes desafíos de su existencia y, por otro lado, una representación reflexiva pero distanciada de los hechos vividos, y animada por una escrupulosa voluntad de poner en relación los fenómenos sociales y las experiencias individuales” (Martuccelli, 2007). En pocas palabras, mediante la noción de prueba estructural se hace posible relacionar los procesos estructurales de una sociedad con las experiencias personales de los individuos.

El supuesto de fondo tras esta noción, es que por medio de la percepción de los individuos es posible visualizar el trabajo de la sociedad, o dicho de otro modo, que el funcionamiento de la sociedad que forja a los individuos pasa por la inteligencia de cada uno de ellos. Las pruebas estructurales, de esta forma, reaniman la ya clásica imaginación sociológica de Charles Wright Mills, según la cual “ni la vida de un individuo ni la historia de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas” (1961). Pero, ¿Cuáles son los elementos constitutivos de una prueba estructural? Las pruebas estructurales poseen cuatro dimensiones fundamentales (Martuccelli 2006, 2007). a) En primer lugar, los individuos viven las pruebas, por lo que pueden llevarlas a discurso. Suponen, por tanto, la capacidad de los individuos de percibirse sometidos a un conjunto de desafíos o problemas específicos. Por ello, y en tanto relato, las pruebas son inseparables de una comprensión de los fenómenos sociales desde el ángulo de los individuos. b) En segundo lugar, son situaciones que los individuos se hallan obligados a enfrentar por razones estructurales. En ese sentido, el acento se ubica en la capacidad de respuesta que tienen los individuos frente a los procesos que les exigen. c) En tercer lugar, entrañan mecanismos de evaluación, en ciertos casos formalizados y en otros informales, ante los cuales el individuo es sometido y cuyo resultado, tanto en el éxito como en el fracaso, forja su existencia. En las pruebas estructurales el resultado de la evaluación está siempre abierto, es decir, es completamente contingente. De esta forma, las pruebas estructurales son sensibles al diferencial de capitales o recursos que movilizan los distintos individuos al enfrentarse a ellas.

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al individuo, afirmando la creciente singularización de las trayectorias individuales como un factor que prima por sobre la posición que ocupa el actor en la sociedad. Con una seria vocación histórica, la individuación expresa su preocupación central en la pregunta ¿Qué tipo de individuo fabrica estructuralmente una sociedad histórica? De este modo, la individuación busca interpretar los cambios históricos de una sociedad en el horizonte de la vida de los individuos, estableciendo un diálogo permanente entre los factores estructurales y la inteligencia de los individuos (Martuccelli, 2007).

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Investigación d) En cuarto lugar, las pruebas no refieren a cualquier tipo de desafío que marcan un antes y un después en la vida de los individuos. Resultan indisociables de un conjunto de grandes desafíos estructurales a los que los individuos están obligados a responder en función de la sociedad y el periodo histórico en el que viven. Las pruebas son desafíos históricamente producidos, desigualmente distribuidos, que los individuos se ven obligados a enfrentar (Martuccelli, 2007). Expresan la voluntad de realizar una macro-sociología, de conocer una sociedad a partir del conjunto estandarizado de pruebas a los que somete a sus individuos, sin una lógica posicional ni descendente que interprete el actuar de los actores. Bajo esta premisa, es posible estudiar el modo de individuación de un contexto social específico a través de un número limitado pero significativo de pruebas. Así se demuestra en la investigación realizada acerca la individuación de las capas medias en la sociedad francesa: Forgé par l’épreuve. L’individu dans la France contemporaine (2006). En este estudio se consideraron pruebas estructurales referentes a dos órdenes de la vida social, a saber, uno relativo a las instituciones y otro al lazo social. En cuanto al primer grupo, se consideraron los ámbitos institucionales típicos que se instalan en la modernidad como la escuela, la familia, el trabajo y la ciudad. En tanto las pruebas relativas al lazo social, consignan la relación consigo mismo, la relación con los otros, la relación con los colectivos y la relación con la historia.

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2.b. Soportes existenciales

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Los soportes existenciales surgen de la constatación de la precaria existencia en el mundo del ser humano y de la consecuente necesidad de afirmarse desde algún punto exterior. Esta problemática tiene la mácula de la escisión inicial de la modernidad entre individuo y mundo, pero Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

adquiere su expresión mayúscula en el siglo XX cuando la soledad comienza a establecerse como una experiencia generalizada. Bajo el abrigo de la reflexión en torno a los problemas existenciales tan en boga en la época, los problemas relacionados con las experiencias límites como la soledad, el absurdo y el suicidio fueron abordados principalmente desde la filosofía. (Martuccelli, 2010) Sin embargo, lo que fue problematizado desde una óptica existencial, en contados casos captó el interés sociológico. La imagen del individuo moderno es la del sujeto libre e independiente, que dejando a un lado el tutelaje de la tradición y de la autoridad, se da a sí mismo su ley y junto a sus iguales, en común acuerdo, construyen el orden social. Esta figura, tan presente desde la ilustración, fue el principal inhibidor de la problemática de los soportes existenciales debido a que extendió la ficción de un individuo sostenido únicamente desde el interior. La paradoja histórica, sin embargo, es que en el momento en que el individuo se pensó a sí mismo como autopropulsado, coincidió precisamente con la etapa de la modernidad en que las instituciones sociales (como la familia, la escuela, el Estado, etc.) gozaron de mayor estabilidad (Martuccelli 2007, 2010). En una palabra, no existe individuo sin un entramado de soportes externos que posibiliten su existencia. Los soportes se conjugan en una dimensión que es a la vez social y existencial, que refiere al esfuerzo del individuo por sostenerse en el mundo. En efecto, en la escisión entre individuo y mundo que abre la experiencia moderna del individuo, éste no sobrevive a no ser que logre proveerse de un equipamiento adecuado de soportes. En ese sentido, lo importante para una sociología de los soportes es conocer “cómo los individuos se construyen un entorno existencial combinando relaciones u objetos, experiencias o actividades diversas, próximas o lejanas, que, en la ecología así constituida, va o no a dotarse de significaciones absolutamente singulares” (Martuccelli, 2007).


De esta manera, los soportes se comprenden como el espacio social que se ha ganado la persona y que le permiten ser un individuo. Los soportes, la posibilidad de existencia del individuo en el mundo, son interpretados principalmente como recursos, tanto materiales como sociales, que han sido adquiridos en función de la inserción en el mundo del trabajo. Sin la presencia de una red de soportes -garantizados por la propiedad de algo más que la fuerza de trabajo- el individuo no puede afirmarse en el mundo. Es puro individuo, pura carestía. La individualidad, entonces, se torna negativa al definirse por la falta: la falta de consideración, de seguridad, de bienes seguros y de vínculos estables. La figura paradigmática del desafiliado (o del individuo desprovisto de soportes) es la del vagabundo. Desde la perspectiva ampliada de los soportes, se realiza una seria crítica a la noción que desarrolla Castel. En efecto, se argumenta que reduciendo los soportes a recursos

principalmente de orden económico e institucional, la individuación se torna un proceso accesible para quienes pueden garantizar una posición en la estructura social y un determinado tipo de propiedad, negando así la posibilidad de sostén a los sectores que viven en condiciones de insuficiencia material (Martuccelli, 2007). Efectivamente, uno de los factores esenciales y que sirve de contra ejemplo a esta visión estrecha de los soportes es que en condiciones de precariedad las redes y los círculos sociales, tanto familiares como amicales, pueden funcionar como soportes existenciales de los individuos. En este sentido, el recurrir a la familia o los amigos “puede en situaciones de crisis aparecer como una ayuda decisiva, a veces la última, para escapar a la exclusión o precariedad”. (Martuccelli, 2007)

3. Metodología del estudio La investigación realizada constó de una metodología cualitativa, llevada a cabo mediante entrevistas semiestructuradas. La unidad de análisis y observación corresponden a jóvenes de campamentos entre 14 y 19 años que han vivido más de la mitad de sus vidas en campamentos ubicados en el Gran Santiago. El método de análisis que se utilizó fue grounded theory y, en conformidad con ello, se realizó un muestreo teórico para elegir los campamentos. De este modo, los criterios de selección de la muestra se ajustaron a los conceptos que fueron emergiendo a medida que avanzaba el terreno. Así, a partir de la construcción tentativa de categorías se fueron eligiendo las características de los campamentos, de manera que las entrevistas realizadas en un campamento aportaron conceptos para la selección de los campamentos posteriores. De este modo, los criterios que estructuraron la muestra de campamentos fueron: su ubicación (urbano/rural), la

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Actualmente en sociología se pueden distinguir dos maneras de abordar la problemática de los soportes (Martuccelli, 2007): una perspectiva ampliada, que es la que hemos desarrollado, y otra restringida, que entiende la importancia de los soportes en el proceso de constitución del individuo moderno exclusivamente desde la propiedad. En esta línea es que se encuentran los trabajos de Robert Castel. Al rastrear los cambios que ha sufrido el asalariado en Francia desde la cuestión social, con el objetivo de calibrar las amenazas de fractura y desintegración en los órdenes sociales contemporáneos, es que surge la problemática de los soportes sociales para el autor. En el corazón de su análisis se encuentra la relación del individuo con el trabajo, bajo el entendido de que en la sociedad moderna es el principal mecanismo de inscripción en la estructura social. En ese sentido, es notorio el hecho de que “existe una correlación entre el lugar que se ocupa en la división social del trabajo y la participación en las redes de sociabilidad y en los sistemas de protección que ‘cubren’ a un individuo ante los riesgos de la existencia” (Castel, 1997).

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Investigación antigüedad de la intervención de UTPCH (prolongada/reciente), y el tipo de asentamiento (campamento/barrio). El resultado fue una muestra de tres campamentos y un barrio, los cuales se presentan a continuación. • Bosque Hermoso, Lampa: Campamento ubicado en zona rural de la Región Metropolitana con intervención prolongada de UTPCH. • Toma de Peñalolén, Peñalolén: Campamento ubicado en zona urbana de la Región Metropolitana con intervención prolongada de UTPCH • Las parcelas de Mapuhue, La Pintana: Campamento ubicado en zona urbana de la Región Metropolitana con intervención reciente de UTPCH (marzo del 2011). • Barrio Ochagavía, San Bernardo: Barrio que se construyó producto del trabajo con UTPCH para parte de las familias del campamento de Ochagavía. Los jóvenes que participaron en las entrevistas fueron seleccionados de acuerdo a la edad que tenían, al tiempo que vivieron en el campamento y al sexo. Así, se realizaron un total de 14 entrevistas (7 hombres y 7 mujeres) las cuales fueron realizadas entre los meses de Septiembre y Noviembre del año 2011. La muestra definitiva queda expuesta en la siguiente tabla.

4. Resultados del estudio I. Pruebas estructurales A continuación se exponen las pruebas estructurales que se identificaron como parte del proceso de individuación de los jóvenes que han vivido gran parte de su vida en campamentos. En total se trata de cuatro pruebas estructurales: tres relativas al dominio institucional y solamente una referida al lazo social. En cuanto al primer grupo de pruebas estructurales, éstas refieren a la familia, la escuela y la discriminación en el colegio. Mientras que la prueba relativa al lazo social se relaciona con la administración de las relaciones con los otros dentro del campamento. Para facilitar el entendimiento de las pruebas estructurales formuladas, se adoptó un esquema que entiende la noción en tres términos. En primer lugar, una prueba está constituida por condiciones estructurales que ubican a los individuos en una situación de obligatoriedad. En segundo lugar, una prueba es un desafío que corresponde a la forma en que se presentan las condiciones estructurales a los individuos. Por último, la prueba incluye una respuesta que equivale a la manera en que los individuos hacen frente al desafío. 1. Factores o condiciones Estructurales

2. Desafío

3. Estrategia y recursos utilizads por los individuos

Obligatoriedad

Puesta a prueba

Respuesta

revistacis

Prueba estructural

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Bosque Hermoso Lampa

La Toma Peñalolén

Las Parcelas La Pintana

Barrio Ochagavía

Hombres

3

2

1

1

Mujeres

2

2

2

1

Fuente: Elaboración propia

Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

Fuente: Elaboración propia


I.a. Familia a) Prueba estructural: Familia 1) Condiciones estructurales

Cadena ontogénetica, uno viene al mundo gracias a dos personas

2) Desafío

Forma en que padre y madre asumen sus roles

3) Respuesta

Espacio o rol que tiene el joven en la familia

tiene que encarar la difícil responsabilidad de sustentar el hogar, lo que genera una tensión en su vida teniendo que compatibilizar las responsabilidades del colegio con las del hogar. A pesar de que aquello agota y estresa, ayuda a que el joven se perciba a sí mismo en un proceso de preparación para la vida adulta. Así, al concentrar responsabilidades en la familia, el hijo queda a medio camino entre un joven y un adulto.

Fuente: Elaboración propia

Por el contrario, en los casos en que los padres abren espacios donde se exige la ayuda o presencia de sus hijos, la experiencia familiar se vuelve una prueba más difícil de superar. El desempleo y las condiciones precarias de trabajo a las que se ven enfrentadas las familias de los campamentos, son las principales razones estructurales que imposibilitan que el padre pueda fungir como un sostenedor económico del hogar. En un contexto así, el hijo

Sin embargo, cuando la presencia del padre tambalea (en caso de tener problemas con el alcohol) o cuando definitivamente no se encuentra presente en el hogar (sea por deceso, separación o nunca haberlo conocido), es donde la prueba familiar tiene su mayor expresión. Estas condicionantes, que además posicionan a la madre en el centro de la familia como única figura afectiva y moral, generan que el joven entienda que su trabajo consiste en responder en aquellos espacios en que la figura paterna afloja. En el caso del hombre, estos están relacionados con la protección del hogar. "¿Cuál sientes que es tu rol en la casa? Soy como el hombre en la casa, como no hay nadie... ¿En qué ves reflejado eso? Mi mamá tiene una pareja y cuando ella se pone a pelear con él, a mi me llena y lo echo de la casa" (Hombre, Bosque Hermoso) La significación del rol del hijo hombre en tanto protector del hogar, se encuentra íntimamente asociada a la configuración de la propia masculinidad y la asunción del rol en reemplazo del padre se hace principalmente ejerciendo la violencia física. Una violencia que en ningún caso es entendida como arbitraria, debido a que encarna la protección del hogar, de la dignidad de la familia y principalmente de las mujeres que la componen. En cuanto a la figura materna, en contraposición a la del padre, ésta representa la estabilidad en el hogar. En la ma-

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La prueba estructural familiar que enfrentan los jóvenes de campamento (que sin duda puede ser la misma para todos los jóvenes de la sociedad) se relaciona con el modo en que quienes encabezan la familia asumen sus roles en tanto padres. Se observa que existe una afinidad electiva entre la presencia y responsabilidad en el hogar que establecen los padres con el espacio y las exigencias que el hijo tiene que ocupar en la familia. De este modo, cuando los padres desempeñan su rol de acuerdo a la forma tradicional, vale decir, un padre que actúa como protector, dador de cierta formación ético-valórica y sostén económico del hogar (Gallardo et al., 2006); y una madre a cargo del cuidado de sus hijos como de las tareas domésticas del hogar (Amarís, 2004), el hijo no tiene mayores responsabilidades en la familia que la de ayudar en el orden y aseo del hogar. Incluso los padres llegan a desalentar que el hijo tenga ocupaciones más allá de las que le competen, las cuales responden principalmente al colegio. En este contexto, la experiencia familiar no representa una puesta a prueba difícil de sortear.

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Investigación yoría de los testimonios, la madre es la principal figura de autoridad para los jóvenes y quien en última instancia tiene el control de sus actividades y actitudes. Es quien al estar presente protege e inculca a sus hijos valores y modos de ser, quien entrega afecto y consideración, pero también, en muchos casos quien sustenta económicamente el hogar. No obstante, existen casos en que la madre se aleja de todo aquello y su presencia no estabiliza el hogar. En este contexto, la hija mayor debe cubrir las funciones que su madre desatiende teniendo que organizar el hogar y preocuparse completamente por sus hermanos menores. Se aprecia así que al atravesar la prueba familiar, los jóvenes deben asumir responsabilidades y funciones para apoyar a la familia que les abren el camino hacia la vida adulta. Sin embargo, aquello no significa únicamente un paso anticipado a la adultez, también implica la definición de sus roles de género. En efecto, las tareas que los jóvenes asumen en el hogar obedecen a una clara división sexual del trabajo. Así, mientras los hombres asumen responsabilidades relacionadas con el sustento económico o la protección del hogar (función pública o productiva), las mujeres se encargan de los quehaceres de la casa o asumen el cuidado de sus hermanos (función doméstica o reproductiva). I.b. Escuela b) Prueba estructural: La escuela 1) Condiciones estructurales

Orden constitucional nacional que establece la

Las familias de campamento tienen acceso a una oferta de colegios determinada con una cultura escolar específica

3) Respuesta

Al hablar de cultura escolar nos referimos al “conjunto de normas, hábitos y prácticas (…) sedimentadas a lo largo del tiempo en forma de reglas del juego, no puestas en entredicho, y compartidas por sus actores, en el seno de las instituciones educativas...” (Viñao, 2002). En concreto, la cultura escolar que define a la oferta de colegios de los jóvenes de campamentos se caracteriza por distintos factores que imposibilitan otorgar una educación de calidad e incluso un trato digno e igualitario a sus alumnos. En ese sentido, a través de los testimonios se puede apreciar cómo la relación con los profesores está marcada por la debilidad que éstos poseen en tanto figura de autoridad, manifiesta en el hecho de que no logran hacerse obedecer por sus alumnos ni mantener el orden en el aula. Si bien existe en los relatos la noción de que el docente es una autoridad a la que hay que respetar, los jóvenes entablan con sus profesores una relación que se caracteriza por la horizontalidad.

obligatoriedad de cursar los niveles de enseñanza básica y media

2) Desafío

La prueba escolar se encuentra relacionada con la cultura escolar específica que caracteriza la oferta de colegios a la cual tienen acceso las familias que viven en campamento. De acuerdo a los testimonios, lo que caracteriza dicha cultura escolar es una cierta inestabilidad institucional. Por su parte, el modo en que los jóvenes de campamento atraviesan el desafío escolar se encuentra diferenciado según la capacidad que tiene la familia de funcionar como un soporte en la prueba.

Modo en que los jóvenes enfrentan la prueba

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escolar Fuente: Elaboración propia

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Esta debilidad del profesor como figura de autoridad, se expresa también a través de cierta permisividad en la observancia de los deberes y reglas de los alumnos, particularmente en la flexibilidad del cumplimiento de los horarios y de los plazos, y en la poca exigencia en las evaluaciones. Un elemento que ilustra esto último se observa con las “oportunidades” que dan los profesores a los alumnos, que consisten en que a fin de año los jóvenes realicen evaluaciones no oficiales que les permitan subir sus


Lo anterior también se relaciona con la valoración que los jóvenes tienen de la educación. Ésta es percibida sobre todo en su dimensión formal: en la importancia de la certificación, de haber obtenido el 4° medio, muchas veces sin importar con qué méritos. En este contexto, la importancia del 4° medio se basa en la seguridad y confianza en sí mismo que entrega, expresada en la creencia de que el éxito en la prueba escolar entrega un valor agregado al momento de enfrentarse al mundo laboral y buscar empleo, sobre todo frente a otros que no finalizaron el colegio. "¿Crees que son menos las oportunidades que tienes para encontrar pega [por vivir en campamento]? No sé, (...) como voy a tener 4° medio, voy a tener mi cartón, donde vaya igual voy a tener para trabajar. Si tengo estudios es bueno, ¿cachai? Pero si no tengo estudios estoy cagao, tendría que ir al campo. (...) Si en algunas pegas te mandan a barrer si no tienes estudios. En cambio si tu tení tu cartón, te mandan por último de ayudante, después te suben." (Hombre, Bosque Hermoso) Sin embargo, la obtención del cuarto medio tiene a veces significados más profundos. La importancia de haber completado el colegio se relaciona también, con la percepción de que en el futuro no se correrá la misma suerte en la vida de quienes no lo hicieron, como los propios padres. En este sentido, el 4° medio marca un hito en la biografía personal con respecto a la de los padres, porque se cree que el haber terminado la escuela permitirá llegar más lejos que los padres o, por lo menos, no terminar de la misma manera.

prueba escolar, se encuentra relacionado con la capacidad de la familia de fungir como soporte. Así, en el testimonio de los jóvenes que han tenido una trayectoria escolar estable se observa la importancia que le otorgan a la presencia de su familia en la formación de un hábito escolar y en la preocupación constante de que mantengan un desempeño adecuado. En ciertos casos, la presencia de los padres se muestra tan determinante que, a ojos del propio joven, ha definido el curso de su trayectoria escolar. Existe en los jóvenes la autoconsciencia de las propias limitaciones que se expresa en el sentimiento de que no se es bueno en la escuela. Aquella percepción es fruto de lo difícil que resultó incorporarse al colegio, lograr aprender y que eso se manifestara en un buen rendimiento académico. Estas experiencias, sin duda, se logran sobrellevar de mejor manera con el apoyo de la familia. Así, por ejemplo, la búsqueda de una escuela de lenguaje por los padres representa una forma de apuntalar la socialización del joven, persiguiendo que su incorporación al colegio sea exitosa. En contraste, se observa que las experiencias de fracaso escolar de los jóvenes, como la repitencia de curso, van comúnmente acompañadas de falta de conocimiento y preocupación por parte de los padres o familiares sobre la situación escolar del hijo. Por ejemplo no es extraño que éstos no asistan a clases por largas temporadas sin que sus padres se enteren, y al momento de enterarse no incurran en sanciones y lo vean como algo natural. En tanto, el colegio como el primer espacio institucional que los jóvenes enfrentan fuera de los límites del campamento, en ciertos casos los desafía de una segunda manera. En este contexto, una segunda prueba estructural que tiene lugar en el colegio se relaciona con la discriminación.

Ahora bien, el éxito o fracaso de los jóvenes al enfrentar la "Sostenidos en colectivo": Una aproximación al proceso de individuación de los jóvenes en campamento Por Rodolfo Martinic y Valentina Bravo

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calificaciones y así evitar repetir el curso. De este modo, se genera en los jóvenes la percepción de que sin importar el desempeño académico que se tenga durante el año, existen instancias de negociación con los profesores que permitirán no repetir.

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Investigación I.c. Discriminación c) Prueba estructural: Discriminación 1) Condiciones estructurales

Orden constitucional nacional que establece la obligatoriedad de cursar los niveles de enseñanza básica y media

2) Desafío

Primera experiencia de encuentro con un otro que no vive en sus mismas condiciones

3) Respuesta

tanto, no se discriminan, mientras que el “afuera” es el momento de la diferencia, donde pesa la mirada degradante de los otros.

Los modos de enfrentar la discriminación se caracterizan por revelar las experiencia a otras

"Para mi es bueno vivir alrededor de gente como uno, que no se discriminan entre ellos. En cambio, si uno sale hacia afuera, por el solo hecho de ser pobre a uno lo discriminan, pero por el hecho de ser de campamento te discriminan más" (Hombre, La Toma de Peñalolén)

personas, además de la forma en que comienzan a ser aceptados y no se les discrimina Fuente: Elaboración propia

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Antes que nada, es necesario señalar que esta experiencia se hace presente exclusivamente en los jóvenes que viven en campamentos ubicados en la zona urbana de Santiago. La principal hipótesis que se establece sobre la ausencia de discriminación en la zona rural se debe a que entre el campamento y el entorno no existen amplias diferencias en términos socioeconómicos y/o de estilos de vida, por lo tanto, no se perciben diferencias entre las personas. De este modo, la homogeneidad entre el campamento y su entorno disiparían la discriminación. En cambio, en los campamentos urbanos, al existir una diferencia más marcada con el entorno, se viven experiencias de discriminación.

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En las entrevistas de los jóvenes de la Toma de Peñalolén, fue recurrente que al hablar de discriminación surgiera la denotación del campamento como un “adentro”. El campamento aparece así como un espacio separado de un “afuera”, como un territorio cerrado donde viven los pobres y se les mantiene a distancia del resto de la ciudad. En este sentido, a una cierta organización espacial de la comuna se le establecen límites adicionales de carácter simbólicos. El “adentro” se torna un lugar en el cual las personas comparten una misma condición de desventaja socioeconómica, donde se relacionan entre iguales y, por Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

El colegio, en este sentido, representa la primera “salida” del “adentro” por motivos institucionales y constituye el primer encuentro que han tenido los jóvenes de campamento con un otro que no vive en el mismo lugar. De esta forma, el colegio se constituye como la primera experiencia institucional de los jóvenes fuera del campamento que los hace tomar conciencia de que el lugar en donde se vive no es igual al del resto de los compañeros. La discriminación que se vive en el colegio proviene principalmente de los compañeros de curso, aunque en algunos casos, los profesores y apoderados de la escuela también colaboran. Así, en los casos más extremos, la discriminación llega a construir un trato institucional del colegio, expresado en la estigmatización, por medio de la cual se anticipan culpables de robos y accidentes que no tienen un testigo. La discriminación constituye una situación difícil de vivir y también es una experiencia complicada de compartir con otros, porque afecta en plena infancia y los motivos no se entienden muy bien. Cuando la experiencia se comparte y el joven no se ensimisma, revelarlo ante los padres cuesta más que a los amigos. Sin embargo, por medio de una conversación o un consejo los padres ayudan al hijo a enfrentar y a comprender la situación, a darle un sentido a la discriminación desde el punto de vista de las condiciones de precariedad en las que se vive, para que no se sientan


“peleando a la contra”. A su vez, cuando la experiencia es compartida con los amigos del campamento, el hecho de haber pasado por lo mismo logra formar una experiencia común que facilita el diálogo y la apertura. En cualquiera de los casos, relatar lo vivido contribuye a conformar una imagen de sí mismo, reconociendo la diferencia y afirmándose frente al agravio del resto. A medida que el joven crece, la importancia que se le da al vivir en un campamento en las relaciones sociales va disminuyendo. Sin embargo, más que el tiempo, lo que ayuda a relativizar la discriminación y hacerle perder gravidez, son los soportes existenciales de los jóvenes como la familia, los amigos, la sociabilidad del campamento y, en ciertos casos, la pertenencia a la iglesia. Si es que el individuo se ve soportado por un entramado existencial así, la superación de la discriminación se hace más fácil. Sin embargo, en la prueba que se expone a continuación se evidencia que aquella sociabilidad que sirve en muchos casos como soporte, en otros casos se convierte en un desafío. Los jóvenes –y también sus familias- deben saber controlar la presencia de los vecinos del campamento en sus vidas y aquello representa una prueba estructural relativa al lazo social. I.d. Relaciones con otros c) Prueba estructural: Administración de las relaciones con los otros

estructurales

Densidad y contigüidad de las viviendas dentro del campamento que redunda en una sobre-exposición a los otros

2) Desafío

Necesidad de administrar las relaciones con la demás gente que vive en el campamento

3) Respuesta

El principio de civilidad, de acuerdo con Sennett (2002), posibilita las relaciones entre extraños en el espacio público debido a que se entiende “como la actividad que protege a las personas y que no obstante les permite disfrutar de mutua compañía. Usar una máscara es la esencia de la civilidad (…). El propósito de la civilidad es proteger a los otros de la carga de uno mismo”. Bajo esta perspectiva, los rumores que circulan en el campamento trastocan el orden de la civilidad, rompiendo la impersonalidad del trato con extraños e impidiendo justamente la mutua compañía. Su importancia es tan real que suele destacarse como el principal atributo de las relaciones vecinales.

Modo de gestionar las relaciones con los vecinos

"Es que como los mismos vecinos como que quieren ellos meterse en tu vida así a la fuerza po. Andan preguntando oye qué pasó, oye... Como que andan preocupado de lo que uno hace po. Por eso nosotros estamos como bien aislados para allá." (Mujer, La Pintana)

Fuente: Elaboración propia

Uno de los temas recurrentes en los testimonios con res-

En este sentido, el desafío de cómo administrar a los otros impele a emprender estrategias para lidiar con la intrusi-

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1) Condiciones

pecto a las relaciones al interior del campamento es la abundancia de rumores que involucran a la gente del lugar y que circulan por todo el territorio. A esta experiencia, presente en todos los campamentos sin excepción, se le dio la siguiente interpretación como prueba estructural. Una de las principales características que tienen los campamentos en tanto asentamientos irregulares, es la densidad y contigüidad de las viviendas, que genera una relación cercana y, a la vez, expuesta a los vecinos. Ello pone en juego el derecho a la intimidad y a la privacidad de las personas. Los jóvenes expresaron recurrentemente la sensación de encontrarse sobre-expuestos a los otros, de que el otro profundiza indebidamente en la privacidad de uno. Lo que postulamos en esta prueba, es que lo que se ve afectado tras los rumores en el campamento es el principio de civilidad de las relaciones sociales.

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Investigación vidad. La principal forma que adquiere esta estrategia se relaciona con la búsqueda de un principio impersonal que rija las relaciones, es decir, en no darle al otro la posibilidad de profundizar en uno. En las entrevistas aquello aparece tras la frecuente expresión del “Hola y chao”, utilizada en cada encuentro fortuito e indeseado al deambular en el campamento para no entramparse en una conversación que termine más allá de lo requerido por la cordialidad. Este principio impersonal que se expresa a través del “Hola y chao” tiene su base en el conocimiento previo del otro, en saber cómo es la otra persona y los riesgos que acarrea relacionarse con ella. En ese sentido, el “Hola y chao” constituye una estrategia consciente y deliberada para sostener las relaciones, pero por sobre todo para protegerse y prevenir la intromisión.

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Adoptar esta estrategia para administrar las relaciones con los vecinos a menudo trae como consecuencia un repliegue de lo que sucede en el campamento. Cuando el repliegue es parcial, la renuncia a involucrarse con los vecinos excluye a quienes se consideran los más cercanos. En cambio, cuando el repliegue es total y se cortan de forma categórica las relaciones con los otros, el distanciamiento involucra una suerte de encierro en el hogar. Al parecer, esta reacción no se trata sólo de una actitud adoptada individualmente por los jóvenes, sino más bien parece ser una posición de familia. En ese sentido hablaríamos de una predisposición formada en el hogar a no embarcarse en una relación con los otros.

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Por otra parte, las divisiones que subsisten al interior del campamento son también una expresión de la prueba de administrar las relación con los otros. Esta división que representa una fragmentación de los vínculos al interior del campamento y que a menudo toma la forma de una re-duplicación de las diferencias sociales que existen en la sociedad chilena, la cual se manifiesta por medio de las categorías de pertenencia “los de arriba/los de abajo” o “los Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

de al lado/los del otro lado”, responde en última instancia a una diferencia en torno a los estilos de vida que cada parte lleva y concibe. De este modo, en función de la fragmentación que delinea el campamento, se podría hablar de la existencia de dos estilos de vida que llevan las familias y que son completamente diferentes. Estos dos estilos de vida, en última instancia, se alinean correctamente con el dilema entre “sobreponerse o dejarse estar” presente en el estudio de Martínez y Palacios (1996). "(...) a osea que de acá para arriba no más... Sí poh, si nos tienen "saltado" como "Las Condes", así como el barrio y todo el basural pa abajo..." (Mujer, La Toma de Peñalolén) Desde el lado de la división en la cual se encuentran los jóvenes de nuestro estudio, la otra parte es percibida como conformada por gente problemática e incluso, peligrosa. Así, las diferencias dividen el tejido social del campamento, ayudan a simplificar el desafío relativo a la administración de las relaciones adentro del campamento. De alguna u otra manera, las diferencias territoriales y en estilos de vida que se viven dentro del campamento demarcan con quiénes se establecen relaciones y con quiénes no, sin necesidad de saber cómo son los otros con mayor detalle. II. Soportes existenciales II.a. El soporte familiar: La madre El primer soporte que salta a la vista y que es transversal a las experiencias de vida de los jóvenes de todos los campamentos es la familia, principalmente la figura materna. En realidad, nunca se trata de la familia en su totalidad, como si en su unidad fuera un soporte. En tanto soporte, la figura materna se caracteriza en los jóvenes por ser completamente consiente y ser la referencia instantánea al momento de hablar de lo que no podría


"Oye y ¿Qué tan importante es tu mamá en tu vida? No... Mi mamá es todo. Mi mamá se muere, yo me mato. En serio. Yo así, decidido, me mato" (Hombre, Ochagavía) Frecuentemente la importancia de la madre es ensalzada en contraposición a la figura paterna, es decir que la madre como soporte existencial emerge con frecuencia en las experiencias de los jóvenes en las que el padre, por distintos motivos, no se encuentra presente. En otros términos, la relación que enaltece a la madre y le otorga una posición de soporte vital tensiona la presencia y estabilidad de ella en el hogar, por un lado, con la intermitencia e, inclusive, ausencia total del padre en la familia. En general, si es que el padre se caracteriza por su despreocupación, la madre lo hace por su preocupación irrestricta. Si es que el padre maltrata verbalmente al joven, la madre entrega respeto y cariño. Incluso si la madre impone autoridad y determina un castigo, éste se acata y se cumple, sin embargo si el padre lo hace, se desobedece y se desacredita su autoridad. En los casos más trágicos, cuando el joven ha tenido que hacer frente al fallecimiento de su padre, la relevancia de la madre en la vida del joven se ve potenciada porque pasa a ser el único referente parental. En ese sentido, posee una importancia, además de fundamental, exclusiva ya que el joven se encuentra privado del apoyo paterno. De este modo, la relación con la madre en tanto soporte, a la vez que se potencia, se torna unívoca y se percibe en términos

de dependencia, como si la presencia materna fuese condición de posibilidad de la propia existencia del hijo. No obstante, junto a esta dimensión afectiva del soporte materno, se considera también la importancia de su rol en tanto soporte económico de la vida del joven. La dimensión económica del soporte materno se percibe principalmente cuando se toma conciencia de que en este mundo, se queda a la deriva si desaparece la figura materna, sin protección ni sustento económico para mantener la propia vida. En ese sentido, la relación con la madre se puede volver una dependencia no solo en un sentido afectivo y emocional, también lo es en materia económica y, en este contexto, el indicador de aquello es la autoconciencia de la propia precariedad y fragilidad en la situación hipotética de que la progenitora desaparezca del mundo. Con la impronta única que tiene la madre en la vida de los jóvenes que viven en campamentos no se quiere dar a entender que, en la propia valoración de los soportes existenciales que hacen los jóvenes el asunto tiene la lógica de suma cero y que no existe espacio en sus experiencias para que ambos padres se constituyan como soporte. La presencia de la madre posee estampa única en la vida de los jóvenes, pero no en todos los casos es ésta exclusiva y excluyente del padre y de otros miembros de la familia. La excepción, cuando la familia no logra ser un soporte existencial para el joven -sin hacer hincapié en los detalles- contiene el descargo contra la familia porque nunca estuvieron ligados a su desarrollo y siempre fue difícil confiar en ellos, pero por sobre todo, porque sus padres nunca supieron darle confianza en sí mismo. II.b. El soporte de las redes: Sociabilidad El círculo de amigos dentro del campamento constituye también uno de los soportes existenciales de mayor relevancia en las experiencias de los jóvenes de campamento,

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dejar de existir en sus vidas. Esto se comprende en toda su expresión al poner en relieve el lugar en el ciclo de la vida en que se encuentran los jóvenes, la adolescencia plena, que se caracteriza por una dependencia en la mayoría de los casos afectiva y económica. En tal situación, la vida individual del joven se percibe como inexorablemente atada a la de la propia madre, lo que se entiende al notar la fuerte carga pasional o inclusive dramática con que se describe el vínculo.

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Investigación sin embargo su protagonismo e importancia es desigual de acuerdo a la zona en que se ubica el campamento. En efecto, no en todos los campamentos los amigos tienen la misma importancia en tanto soporte existencial de los jóvenes y la causa de aquello no es tan fácil de dilucidar mediante este estudio. En el caso de la Toma de Peñalolén, si se considera no sólo la robustez de los vínculos amicales sino también el capital social que aflora en circunstancias críticas entre vecinos, hace fácil pensar que el campamento en sí es un soporte para los jóvenes. En efecto, este campamento en particular se caracteriza por estar claramente definido tanto en sus límites territoriales como simbólicos y, además, por el fuerte sentimiento de pertenencia que, pese a las experiencias negativas, los jóvenes poseen. Y es justamente ese sentimiento de pertenencia el que parece ser construido en gran medida por las relaciones de amistad que se forjan en el campamento.

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Así, cuando se conversa acerca del campamento y las experiencias que han vivido, la referencia al espacio e importancia que han ocupado las amistades en la vida que han llevado en el campamento es infaltable y posee una fuerte carga emotiva. Parte vital de la vida que se ha llevado en el campamento está ligada a las experiencias de amistad, al vivir con otros. En ese sentido, el vínculo de amistad en la Toma de Peñalolén se basa en la experiencia de haber ido creciendo durante gran parte de la vida con otros, bajo la mirada de otros y, por supuesto, junto al otro. En el fondo, el amigo no es sólo un testigo de la vida de la otra persona: el hecho de haber enfrentado juntos un cúmulo de experiencias comunes, convierte al amigo en un compañero, en un colaborador activo en la construcción de la biografía personal.

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Es esta naturaleza del vínculo amical la que no sólo lo constituye como soporte existencial de los jóvenes, además contribuye a conformar un fuerte arraigo con el camRevista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

pamento. En efecto, la percepción de que la amistad que se establece con los otros tiene un sustrato macizo, genera un sentimiento de unidad y pertenencia en el campamento y un sentirse a gusto, cómodo, como en casa. En este aspecto, es interesante analizar la forma en que este sentimiento de pertenencia, este fuerte arraigo generado con el campamento y creado en la interacción con los amigos, ayuda en la configuración del campamento como un “adentro”. La semántica que involucra la denotación del “adentro” considera, además de lo visto en la prueba relativa a la discriminación, un calor hogareño que al salir de su dominio, es decir, al irrumpir en el “afuera”, reporta la sensación de una extranjería, de estar en un lugar que no es el que uno ha conocido desde siempre y en el cual se está rodeado de conocidos. Sin embargo, en los casos en que se ha sufrido el deterioro paulatino de las redes amicales del campamento producto de que las familias han comenzado a migrar del campamento, el vínculo establecido que hay en ese “adentro” también toma otras formas que sirven de soporte existencial a la vida de los jóvenes. En la toma de Peñalolén, la sociabilidad que existe entre los vecinos, las relaciones cotidianas que se mantienen con las personas, se puede considerar como un soporte existencial, en la medida que el conocimiento de los otros, el no sentirse rodeados de extraños sino de gente conocida, hace más llevable la vida adentro del campamento. Es necesario aclarar que no se está argumentando que en la Toma de Peñalolén se viva una utopía caracterizada por relaciones completamente fraternales. De hecho allí los individuos también son sometidos al desafío de tener que saber cómo administrar a los otros en condiciones donde los rumores proliferan. Sin embargo, en este campamento se observa que, pese a esas experiencias donde se trastocan los límites de la privacidad e intimidad individual, los vecinos comparten entre ellos y actualizan los vínculos


Si bien los amigos constituyen un soporte de los jóvenes que viven en campamentos, esto no ocurre en todos los campamentos por igual. Tanto en Bosque Hermoso como en Las Parcelas de Mapuhue los jóvenes no suelen mantener relaciones de amistad con personas de su edad y del mismo campamento. Aquello llama la atención porque no se trata de un fenómeno aislado, sino que por el contrario es un hecho bastante transversal. Sin embargo, de acuerdo a lo que los jóvenes narran en las entrevistas, esta situación no fue siempre así: en el pasado mantuvieron amistades con personas de su edad en el campamento. Dos motivos son los que se esgrimen como justificación de este cambio. El primero se relaciona con el ciclo de la vida del joven: en la infancia, era posible salir de la casa y juntarse con los demás niños a compartir y jugar, pero al crecer, la diferencia de intereses impide aquel compartir. El segundo motivo dice relación con alguna experiencia de cinismo o traición que los jóvenes dicen haber sufrido durante su vida en el campamento, que desembocó en el repliegue hace el hogar. Estas experiencias están muy vinculadas al desafío de saber administrar a los otros, ya que ellos, siempre en el papel de víctima y no de victimario, entienden que la gente de su entorno no puede entablar relaciones serias sin caer en habladurías y rumores. III.c. La religión y la iglesia como soportes existenciales La religión puede ser el soporte existencial de los jóvenes de campamento que tiene más formas de manifestarse. En primer lugar, la religión incluye a los jóvenes en una iglesia, en una comunidad de creyentes. Los jóvenes, en ese sentido, además de tener una actividad en la cual ocupar su tiempo, poseen un espacio de encuentro con otros en

el cual pueden compartir sus experiencias, conocer las de otros y recibir orientaciones. La religión y la iglesia aparecen como soportes existenciales cruciales en la vida de ciertos jóvenes, aunque en muchos de los casos no aparecen. Los puntos de apoyo que entrega la religión son diversos, por lo que conviene ir por partes. La compenetración que se vive en la comunidad de creyentes ayuda a formar vínculos y, con ello, a crear un sentido de pertenencia a un grupo de personas. En esos términos y parafraseando a Durkheim (2003), el creyente es alguien que siente que puede más en la vida, y aquella sensación está fundada en la pertenencia a un colectivo y en las prácticas que se llevan cabo dentro de éste. Lo interesante de aquello es que este poder que distribuye la iglesia en sus creyentes, en el caso de los jóvenes que viven en campamentos se realza aún más, pues las condiciones de insuficiencia material y el mínimo acceso a la estructura de oportunidades de la sociedad se enfrentan de una manera distinta. Esa es la intención tras la frase “no echarse a morir”: es creer que las restricciones que se tienen por haber nacido en una posición desaventajada en la sociedad no tienen la última palabra. Aunque la religión en última instancia depende de una comunidad de fieles que, en tanto soporte existencial, es real y visible, también tiene expresiones invisibles en la vida de los jóvenes. "Oye y, cuándo todo sale mal, esos días negros. ¿Cuál es tu refugio? ¿En qué te refugias? En la reflexión. Pienso en no sé po, lo veo más por el lado religioso. Pienso que mañana será mejor, pienso en eso. O las cosas pasan por algo, después de lo malo viene lo bueno." (Hombre, La Toma de Peñalolén) Por medio de la cita se puede apreciar cómo la religión

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que han creado durante años. En definitiva, las relaciones con los vecinos pueden ser buenas o malas, sin embargo, en La Toma al final del día lo que queda es la percepción de una sociabilidad fuerte con los demás.

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Investigación se puede manifestar como un apoyo no percibido, por lo menos de manera explícita, por el joven en su calidad de soporte. La religión como soporte invisible. Esto porque la reflexión parece ser una actividad individual, realizada en la soledad cuando no hay nadie más que quien reflexiona. Sin embargo, el hábito de reflexionar sobre los problemas desde una orientación religiosa no nace individualmente, sino que es en el seno de la comunidad de fieles donde se desarrollan tales disposiciones para enfrentar los problemas. A la vez, la reflexión como una disposición adquirida en la participación continua en el grupo de creyentes, tiene una función muy importante en los jóvenes. A través de la reflexión de acuerdo a los preceptos y orientaciones de la religión, el joven logra racionalizar las propias experiencias otorgándoles un sentido, una coherencia con y en el mundo.

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Fotografía: Un Techo para Chile

Ese es el principal trabajo de la religión como sostén de la vida de los jóvenes. En tanto soporte existencial internalizado en el individuo, la pertenencia a la iglesia sirve para explicar las experiencias trágicas que se han tenido que enfrentar en la vida, las organiza en una serie de causalidades que hacen más asimilables las duras vivencias, pero por sobre todo, ayudan a encontrar un consuelo ante la desdicha.

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Una de las consecuencias de la reflexión en la vida de los jóvenes es su contribución en la formación de la imagen que los jóvenes se hacen de sí mismos, en tanto individuos que enfrentan la vida desde la precariedad. Se entiende aquí que la reflexión que los jóvenes realizan desde una matriz religiosa, ayuda a entenderse a sí mismos como sometidos a un conjunto de desafíos que los curten y les forman el carácter. Así, al pasar por el tamiz de la religión las experiencias duras que se han tenido que vivir, son dotadas de sentido e incluso de cierta causalidad, la percepción de sí mismo es la de un joven que se ha ejercitado en su relación con el mundo, se ha tonificado y vuelto más fuerte.


El desarrollo de este estudio tuvo como motivación el sincero interés por explorar y sugerir ciertos lineamientos en lo que corresponde a la individuación de jóvenes en situación de campamento. En este sentido, el objetivo en ningún caso fue acabar el tema, y por ello nos complace el haber aportado en el desarrollo de una línea de investigación todavía incipiente, pero prometedora. Fue el afán y deseo de llevar con claridad a trabajo empírico la estrategia analítica de la individuación lo que primó en todo momento y en virtud de aquello en este espacio dedicado a las conclusiones queremos ocuparnos de dos preguntas que se han respondido sólo en parte a lo largo del análisis de los datos recabados. La primera de ella se relaciona con las pruebas estructurales a las cuales están sometidos los jóvenes de campamento, esta es, ¿Cuáles son las consecuencias para los jóvenes de campamento de enfrentar cada una de las pruebas estructurales? Sin lugar a dudas, la prueba estructural familiar podría entenderse como el desafío más importante que los jóvenes tienen que atravesar. La prueba familiar pone su foco en las figuras paternas y la mayor dificultad que se observa, es lo que ocurre en los casos que no se cuenta con la presencia estable de uno de los dos padres en la familia, por lo general el padre. En conformidad con lo expuesto, cuando los padres desempeñan un rol ceñido al tipo-ideal de roles tradicionales, se observa cómo el espacio y las responsabilidades que recaen sobre el hijo están suscritas a la de sus quehaceres de joven, como cumplir en la escuela y ayudar en el orden del hogar. En contraste, cuando esto no sucede y, al menos, una de las figuras desatiende las tareas de los padres, se aprecia que, tanto el espacio como la carga del joven en la familia crecen. En estos casos ellos se ven obligados a ejercer funciones como las de proveedor, jefe del hogar o, derechamente, reemplazante de uno

de los padres. Aquello anticipa responsabilidades que no son propiamente las de un joven y ayuda a delinear los roles de género de los jóvenes, en tanto las funciones que se ejercen obedecen a una clara división del trabajo según sexo. Sin embargo, lo interesante de estas dos situaciones es que, con mayor o menor trabajo, los padres, y especialmente la madre, siempre conservan el estatuto de soporte existencial para enfrentar los desafíos estructurales. Con todo, es necesario aclarar que esta forma de abordar la prueba estructural familiar no es algo exclusivo de los campamentos, sino que probablemente se replica en jóvenes que se encuentran en condiciones vulnerabilidad en general. Así, el aporte de este trabajo radica en desentrañar un problema posiblemente común a quienes atraviesan dicha etapa de la vida y más específicamente, en entregar evidencia empírica que describa la prueba estructural familiar de los jóvenes que viven en campamentos. Las consecuencias de esta prueba estructural se ven nítidamente reflejadas en la prueba escolar. En este contexto, el maridaje que existe entre familia y escuela, la intersección entre estos dos ámbitos de socialización, es clave tanto en las experiencias de éxito como de fracaso que los jóvenes viven en el colegio. Sin importar que la cultura escolar representativa de la oferta de colegios a la cual tienen acceso los jóvenes se caracterice por su inestabilidad institucional, la trayectoria escolar no corre la misma suerte si los padres no fungen como soporte. La escuela, por otro lado, se puede apreciar como una institución que sí logra entregar un tipo de confianza en sí mismos a los jóvenes, la cual refiere principalmente a la obtención del certificado del 4° medio rendido. Lo esencial de esta valoración que hacen los jóvenes es que el haber terminado el colegio entrega mayor seguridad para enfrentar el mundo laboral y, además, permite hacer una diferencia en la propia vida con respecto a las trayectorias escolares inconclusas de los padres.

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5. Conclusiones

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Investigación

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Como se ha argumentado, la prueba estructural que plantea la escuela abre el espacio para que los jóvenes, en especial los de campamentos urbanos, enfrenten una prueba adicional: La discriminación. El sentido inaugural que ésta posee como la primera experiencia en la cual los jóvenes de campamentos urbanos comparten con coetáneos que no viven en un campamento, plantea sin duda un desafío difícil de enfrentar, sobre todo al considerar la temprana edad en la que se encuentran. La consecuencia de aquello es la toma de conciencia de que se es diferente a quienes no pertenecen en el campamento. Sin embargo esta diferencia no queda dada por un atributo innato o de carácter personal, sino más bien por un factor contingente y que responde al azar, a saber: el haber nacido en condiciones de precariedad. Al momento de enfrentar la discriminación, la presencia de la familia y del núcleo de amigos, sumado en algunos casos a la pertenencia a la iglesia, es la clave para asumir que se proviene de campamento. Son los soportes que sirven para comprender mejor las trayectorias de superación o, más precisamente, de resiliencia. En ese sentido, esta percepción de sí mismo como distinto, se transforma también en una oportunidad para no comprender el lugar donde se vive como algo que los disminuya, sino como una carácterística que termina por enriquecer la propia individualidad, porque se entiende que al enfrentar las adversidades que implica el campamento, se decanta en un modo de ser distinto.

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Por último, en relación a la prueba de administración de las relaciones con los otros en el campamento, es el carácter de la sociabilidad del campamento lo que marca la diferencia en cómo se enfrenta el desafío. En los casos en que la sociabilidad es fuerte, los problemas en la gestión y manejo de las relaciones que trastocan la privacidad se hacen presentes pero la prueba se encuentra nivelada por el peso de los soportes amicales. En los casos contrarios, cuando este soporte es difuso o simplemente no existe, la administración de los otros se expresa en un repliegue Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

hacia el hogar caracterizado por la ruptura de los vínculos amicales en el entorno cercano. Lo más importante a tener en cuenta en este circuito de pruebas estructurales, es que el hilo que une los diferentes desafíos, y que corresponde a la manera en que los jóvenes enfrentan cada una de ellas, está hecho de la materia de los soportes existenciales que apuntalan la presencia en el mundo. Explicitados los puntos relativos a cada prueba estructural, la pregunta que surge es: ¿Cuál es el tipo de individuo que emerge luego de vivir la mayor parte de la vida en un campamento? La respuesta no es sencilla y en ningún caso se pretende cerrar la discusión en esta investigación. Sin embargo, podemos contribuir con algunas ideas. Lo que se aprecia en este estudio es que el tipo de individuo correspondiente a los jóvenes que han vivido gran parte de su vida en campamento, tiene como principal rasgo el encontrarse fuertemente soportado desde sus vínculos comunitarios. En efecto, ya sea la familia y sus integrantes, la sociabilidad y el círculo de amigos, o la religión y la iglesia, en cada uno de estos casos los soportes existenciales se caracterizan por la pertenencia del joven a un grupo de personas o colectivo. Es por lo tanto la solidaridad grupal presente en los campamentos, dada incluso en algunos casos únicamente por la familia, la que sostiene la existencia de los jóvenes y ayuda a definir parte de su modo de ser en tanto individuo. La presencia de estos soportes fundados en la colectividad, se realza en toda su importancia al evidenciar su exclusividad. En efecto, la situación de precariedad material en la que viven los jóvenes de campamento tiene como implicancia principal que, tanto al momento de enfrentar un desafío estructural o al hablar de cómo se sostienen en el mundo, el único recurso social al cual pueden acudir son los soportes existenciales de la solidaridad grupal. En la


medida en que las condiciones del campamento imposibilitan la acumulación de otros recursos, como capital económico y capital cultural, la dependencia de los jóvenes con este tipo de soportes es total.

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Así, los soportes como la familia, la sociabilidad del campamento y la pertenencia a la iglesia, conforman un blindaje de las existencias individuales de los jóvenes ante las adversidades que se enfrentan, y que contribuyen a seguir dotando de significados a las categorías adentro/afuera que definen al campamento. En este sentido, el adentro del campamento corresponde al lugar donde la individualidad de los jóvenes se ensambla en la pertenencia a un grupo y desde el cual se enfrentan y se piensan los desafíos. El adentro, como fuente de solidaridad grupal, garantiza siempre el arraigo de los individuos, ya sea al campamento –como en el caso de los asentamientos urbanos- o a la pura familia –como característica de los asentamientos rurales. En esta medida, si el adentro del campamento se define por la fortaleza de su solidaridad, el afuera lo hace por su debilidad institucional, por la dificultad del ensamblaje del individuo en formas de asociación no comunitarias. De este modo, el arraigo que se vive al interior del campamento no dura más allá de sus límites y el joven en la ciudad no es más que pura individualidad. En este contexto, cabe hacerse la siguiente pregunta ya esgrimida por Martuccelli (2007): Si todos los individuos tienen soportes existenciales, ¿Bastan éstos para afianzar la individuación?

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Entrevista

Fotografía: UTPMP

Argentino. Considerado el padre de la Gerencia Social, y pionero del capital social, la responsabilidad social empresarial, y la ética para el desarrollo. Autor de 50 obras y centenares de trabajos de amplio uso internacional. Designado Doctor Honoris Causa por múltiples Universidades. Asesor de la ONU, OPS, Unesco, y otros organismos internacionales. Gran Maestro de la Universidad de Buenos Aires. Por Nicolás Berardi Entrevista a Bernardo Kliksberg Nuevos desafíos para la lucha contra la pobreza y desigualdad en América Latina

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ENTREVISTA A BERNARDO KLIKSBERG: NUEVOS DESAFÍOS PARA LA LUCHA CONTRA LA POBREZA Y DESIGUALDAD EN AMÉRICA LATINA

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Para comenzar, me gustaría revisar su visión en torno a ciertos conceptos claves: ¿qué es para usted la pobreza y el desarrollo? ¿Cuál es la relación entre ambos? En primer término debemos aclarar que la pobreza no es una abstracción sino que significa cosas muy concretas. Por ejemplo, podemos mencionar que actualmente en el mundo hay 8 millones de niños que no llegan a cumplir los 5 años de edad porque mueren de pobreza, esto es, por razones completamente imputables a la pobreza. Entre estas razones, tenemos que 2,5 millones de niños perecen por neumonía, enfermedad fácilmente tratable si se cuenta con los medicamentos adecuados, que cuestan 35 centavos de dólar. La pobreza significa también 1,6 millones de personas que mueren por malaria. Entonces, enfrentar esto es absolutamente posible; la pobreza es siempre enfrentable porque el mundo es infinito en la posibilidad de desarrollar sus recursos.

Fotografía: Bernardo Kliksberg

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Bernardo Kliksberg

Entrevista

Vemos así que no hay excusas para la pobreza ya que ésta se debe únicamente a la falta de equidad y de sabiduría social en la organización del planeta. En cuanto se coloca como prioridad la equidad y la seguridad social, la pobreza es combatible y retrocede. Entonces la sensación es de mucha rabia y dolor frente a esto que es absolutamente inadmisible. Como puede ser que estemos condenando

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a muerte a tantos niños, jóvenes y mujeres embarazadas. Las cifras son absolutamente concretas: 350 mil mujeres mueren cada año durante el embarazo y parto por causas absolutamente prevenibles. Entonces, la pobreza es una brutal perversidad de nuestro tiempo que no tiene justificación ninguna. Por otra parte, la relación entre pobreza y desarrollo no es lineal. A veces se piensa que en cuanto hay desarrollo, mágicamente, desaparece la pobreza y que por lo tanto no habría que destinar muchos recursos para combatirla, sino más bien buscar el desarrollo. Esta es una noción que ha sido refutada por la realidad. El crecimiento económico y el desarrollo son imprescindibles para derrotar la pobreza, pero no la arreglan mecánicamente. En la práctica hay un tema de desigualdades que no se puede ignorar ya que un país puede crecer pero si tiene una alta desigualdad en su interior, muy poco de ese crecimiento llega a los sectores que más lo necesitan. Tiene que haber crecimiento, pero en base a políticas que potencien las oportunidades para las personas más pobres, políticas que generen equidad, políticas que incluyan. Un ejemplo claro de modelo de crecimiento que combate la pobreza, es el crecimiento basado en la universalización de la educación, como en el caso de los países nórdicos, don-


Entonces tenemos que crecimiento no significa necesariamente que se esté combatiendo la pobreza. Para lograr esto, debe existir un modelo económico cuyo objetivo central sea la superación de la pobreza y además, ésta debe ser el instrumento a través del cual se construya el crecimiento. Cuanto más se construya el crecimiento abriendo oportunida-

des para todos, más fuerte va a ser el desarrollo en términos de reducción de la pobreza. Podemos poner por ejemplo el modelo del Uruguay actual, que es un modelo basado en la inclusión de la población. Por una parte, es un modelo que ha dado muy buenos resultados económicos, logrando un crecimiento de entre 6 y 7% anual en los últimos años, pero a la vez es un crecimiento que está basado en aumentar seriamente los niveles de educación, de salud pública y la inversión directa en la lucha contra la pobreza. Así, Uruguay bajó en seis años la tasa de pobreza de un 39% a un 15% de la población. La conclusión de todo esto es que el desarrollo es fundamental para reducir la pobreza, pero solo no garantiza absolutamente nada. Tiene que haber todo un modelo que se proponga explícitamente la reducción de la pobreza y donde la política social sea una base del funcionamiento de la política económica. El informe de desarrollo del 2011 señala que sostenibilidad y equidad son desafíos claves que deben tratarse de forma conjunta a nivel mundial. En este sentido, y tomando en cuenta la incidencia que puede tener el medioambiente en las capacidades que las sociedades tienen, ¿cómo podemos orientarnos hacia un desarrollo sustentable? Bueno, la misma indignidad que se está produciendo respecto a la

pobreza, se está produciendo con respecto al maltrato del medioambiente. Existe una cultura centrada en la maximización del lucro de unas pocas personas que es causa de la extrema pobreza por una parte, y del daño al medioambiente por otra. No hay escrúpulos en la forma en cómo se encara al medioambiente. Es absolutamente posible cambiar esto, creando una matriz de desarrollo que procure el equilibrio permanente entre la preservación del medioambiente y la lucha por el desarrollo, tanto económico como social. Esto no es solamente posible sino que es imprescindible; no tenemos alternativa. Cada golpe importante que se le da al medioambiente en primer término afecta a los pobres del mundo. La destrucción del medioambiente no es un proceso que afecte por igual a todos los sectores. El índice de vulnerabilidad frente al cambio climático muestra que la vulnerabilidad de las personas que viven en países pobres es 80 veces más alta que la de las personas que viven en países ricos. Hay en este momento 300 mil víctimas del cambio climático por año y son todos pobres: campesinos, pescadores pobres, personas que viven en lugares de riesgo de inundaciones y que carecen de viviendas dignas. Así esta pregunta está muy relacionada con la anterior ya que los pobres del mundo son los que están pagando más caro por el cambio climático.

Entrevista a Bernardo Kliksberg Nuevos desafíos para la lucha contra la pobreza y desigualdad en América Latina

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de todos tienen educación y por lo tanto, todos tienen oportunidades. En cambio un crecimiento como el de la dictadura militar de Pinochet, donde hubo un desarrollo económico importante en Chile pero en el cual las desigualdades se dispararon, aumenta la pobreza. Así, a pesar de que durante esta dictadura hubo un crecimiento económico considerable, la pobreza se duplicó durante el período. Un caso más extremo aún es el de Guinea ecuatorial, un pequeño país africano donde se descubrió petróleo hace algunos años. Allí, a pesar de que el país está inundado en petróleo y de que es el tercer productor de petróleo de África, el 90% de su población es pobre y presenta una de las mayores tasas de mortalidad infantil del planeta; mueren 150 de cada mil niños antes de alcanzar los 5 años de edad. Esto nos demuestra que a los más pobres no necesariamente les sirve el crecimiento ya que puede que las ganancias de ese crecimiento queden exclusivamente concentradas en unos pocos.

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Entrevista

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Frente a este escenario, debemos tomar en cuenta que es posible construir una economía sana y al mismo tiempo respetar y preservar el clima. Eso requerirá en primer lugar entrar en el capítulo de las energías limpias y la economía verde, y aquí las posibilidades son muy interesantes. Por ejemplo en Argentina se han descubierto en el último tiempo las posibilidades de desarrollo de energía eólica y ya hay cierto desarrollo empresarial por parte de quienes ven posibilidades económicas en este ámbito y que a la vez, están abriendo el campo de las energías limpias. Entonces hay todo un campo a desarrollar pero mientras el lucro más absoluto y sin ninguna responsabilidad rija las decisiones, seguiremos utilizando las energías contaminantes, seguiremos causando daño al medioambiente, destruyendo los equilibrios y con ello perjudicando en primer lugar a los más pobres.

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Uno de los temas en los que usted más se ha enfocado es la responsabilidad social empresarial, ¿existe diferencias entre la RSE y la filantropía? Existen y son importantes. La filantropía es el impulso inicial de interés por el otro. Este impulso debe ser valorado, estimulado y es absolutamente positivo. Ahora, frente a un mundo en el que hay 1.200 millones de personas que ganan menos de 1,25 dólares diarios, es decir, que viven en condición de pobreza extrema o indi-

gencia, y 3 mil millones de personas que viven en la pobreza, se necesita más. Y esto es la RSE. De la misma forma en que se necesita un esfuerzo adicional en términos de políticas públicas, se necesita que la empresa privada, como motor central de la economía, se imbrique mucho más en la colaboración con las políticas públicas en la lucha contra la pobreza. Esto no quiere decir que la RSE deba reemplazar a las políticas públicas, porque son éstas las que en una sociedad democrática deben proveer los derechos básicos a los ciudadanos. Pero la empresa privada concentra importantes cuotas de desarrollo tecnológico y de innovación, y por lo tanto puede aportar junto a dinero, tecnologías de punta, espacios en internet y gerencia, entre otros. La demanda por RSE es el llamado a que la empresa aporte más. Esto está siendo comprendido por empresarios de avanzada en el planeta pero se necesita mucho más.

del derecho a la vivienda en gran escala. Pero se necesita más, se necesitan empresas que apoyen mucho más a Un Techo y que ayuden mucho más en general. Actualmente, las empresas que son consideradas modelos a nivel mundial en RSE, han dejado de lado la lógica del lucro como único indicador del rendimiento de la empresa. En sus balances anuales estas empresas ponen al mismo nivel de la rentabilidad, su contribución al medioambiente y al desarrollo social. Así, los propios empresarios han planteado que se necesita avanzar hacia un capitalismo inclusivo y responsable, y que por lo tanto tiene que haber un replanteamiento en la forma en cómo concebimos la empresa. Asimismo, han expuesto que en los momentos de crisis es justamente cuando los aportes a las instituciones que trabajan en la lucha contra la pobreza tienen que subir y no bajar. No le vamos a hacer pagar la crisis a los pobres del mundo.

La RSE implica una empresa preocupada por la cooperación en las políticas públicas, y al mismo tiempo, transparente, responsable por el trato con su personal, los consumidores y el medioambiente. Las empresas que están ayudando a Un Techo para Chile y Un Techo para Mi País no están haciendo sólo filantropía sino que responsabilidad social empresarial porque forman parte de un proyecto cuyo objetivo es la restitución

¿Qué lugar e importancia tiene el voluntariado en las estrategias de desarrollo actual para América Latina? ¿Es todo voluntariado un reflejo de compromiso cívico y un espacio de formación de ciudadanía? ¿Cómo se puede potenciar un trabajo que se oriente en esa línea? El voluntariado produce en los países desarrollados más del 5% del PIB, o sea no es un actor menor sino que es un porcentaje cuantitativamen-

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te significativo de la actividad económica de éstos. En segundo lugar, el voluntariado es importantísimo cualitativamente hablando, en cuanto está con los pobres, junto a los pobres y desde los pobres. Además, concentra una carga de solidaridad, humanismo y de respeto por la cultura de la pobreza que le da una fuerza tremenda a su trabajo. Actualmente, las cifras nos demuestran que el voluntariado se ha revalorizado con no menos de 130 millones de personas que trabajan alrededor del mundo por marcar la diferencia.

En 2011 se realizó el primer encuentro comunitario en Perú, donde se reunieron más de 100 líderes de asentamientos de América Latina. En esta instancia, los participantes hicieron patente sus principales preocupaciones: por una parte, los

Fotografía: UTPMP

Lo que falta es el apoyo desde las políticas públicas ya que hoy no la tiene. Queda un largo camino por recorrer en este sentido. Un ejemplo es exponer el voluntariado en la educación; es deseable que en todos los niveles de ésta se eduque el sentido del voluntariado, y que se apoye desde las políticas públicas. El voluntariado es una esperanza. Solos no van a solucionar los problemas, pero acompañando a políticas públicas responsables y con el apoyo de la responsabilidad social empresarial, forman el trío que puede hacer la diferencia.

Entrevista a Bernardo Kliksberg Nuevos desafíos para la lucha contra la pobreza y desigualdad en América Latina

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Entrevista

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Fotografía: UTPMP - Colombia

líderes y sus comunidades no son tomados en cuenta por las autoridades en el diseño, ejecución y fiscalización de las políticas sociales. Por otro lado, existe una privación del acceso real a la tierra, a la vivienda y a los servicios básicos. ¿Cuál es su opinión acerca de estas reivindicaciones? El coeficiente Gini para ingresos en América Latina es muy regresivo. Ahora si medimos el coeficiente Gini para la distribución de la tierra, es mucho peor todavía. Ello significa que persiste una fuertísima concentración de la tierra en pocas manos al mismo tiempo que una multitud de campesinos con parcelas ínfimas o sin tierras del todo. El problema es absolutamente real y fundamental: los países que han producido grandes saltos económicos han hecho posible el acceso a la tierra. Por ejemplo, podemos mencionar las grandes reformas agrarias que se hicieron en el sudeste asiático: Corea, Tailandia, Malasia, incluso Japón e Israel.

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Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

La capacidad de hacerse escuchar por parte de los líderes y los sectores más pobres de la población de América Latina es una capacidad limitada en América Latina; ésta es una vieja lucha. Ellos pueden votar pero no pueden hacer escuchar su voz porque no tienen fuerza económica ni fuerza política. Parte de la lucha de toda la sociedad por tener una sociedad más democrática y una


Una de las estrategias para el desarrollo que encuentra alto consenso es potenciar la educación. Sin embargo, no todos los países tienen los mismos modelos ni los mismos resultados. ¿Cuál es el rol del Estado, y los impuestos, para garantizar su equidad y calidad? ¿Cuál es su opinión acerca del caso chileno y su modelo educativo actual? ¿Cuál sería el modelo educativo ejemplar en la actua-

lidad para una mejora educativa en América Latina? La educación debe ser prioridad absoluta tanto para las personas, como para los países. Por un lado porque sin educación no hay competitividad, ni progreso tecnológico, ni inserción en el siglo XXI. Pero por otro lado, porque es un fin en sí mismo; hay que darle a todos los seres humanos el derecho a una educación plena y eso no está sucediendo hoy. A pesar de que hay avances como el amplio acceso a la educación primaria en América Latina, quedan desafíos pendientes muy importantes, como el 50% de los jóvenes que no termina la escuela secundaria, como las abismantes desigualdades en la calidad de la educación que reciben los distintos sectores de la sociedad, o las bajas remuneraciones de los profesores en América Latina, que ganan comparativamente mucho menos que en los países que tienen grandes logros educativos como Corea y Finlandia. La baja inversión en América Latina es otro desafío central. La pelea que llevan adelante los estudiantes chilenos por reformas en la educación tiene objetivos muy concretos que están vinculados con lo que estamos señalando. El primer objetivo es la educación gratis. Sin esto, muchos no van a poder acceder jamás a la calidad, como lo muestran los altísimos costos que tiene la universidad en Chile, que

dejan automáticamente fuera a una parte importante de la población. Segundo, educación de calidad para todos. Esto está en la Biblia y en todos lados, todos los seres humanos debieran tener el derecho de acceder a una educación de calidad. Tercero, los estudiantes chilenos señalan que no debiera haber educación regida por el lucro. Ésta puede ser pública o privada pero no debe ser regida por el lucro. Esas tres consignas parecen hacer sentido por el gran apoyo que han encontrado en la opinión pública en Chile y en el continente, porque es un problema de todo el continente. Hay países que muestran que se puede dar una solución. Costa Rica está a la cabeza de ellos porque hace lo imposible porque la educación sea gratis y de calidad para todos, y el lucro en la educación está minimizado. Es una sociedad que a pesar de que tiene pocos recursos económicos, invierte el 6% del PIB en educación, cuando la media de América Latina es de un 4,2%. Actualmente hay esfuerzos importantes a este respecto en Argentina, Uruguay y Brasil. Argentina es hoy el país líder en América Latina en cuanto a la inversión en educación, con un 6,49%. Brasil ha hecho un gran esfuerzo y está cerca de estas dimensiones, al igual que Uruguay. Así, vemos que el problema es enfrentable pero hay que ponerlo en el centro de las prioridades.

Entrevista a Bernardo Kliksberg Nuevos desafíos para la lucha contra la pobreza y desigualdad en América Latina

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democracia más activa en América Latina, debe ser dar voz y voto real a los sectores más marginados. Hay avances en esa dirección en América Latina actualmente. Por ejemplo en Brasil, donde se logró sacar a 40 millones de personas de la pobreza, se le está devolviendo voz y voto a los ciudadanos ya que esto fue realizado mediante programas donde ellos fueron incluidos en el diseño e implementación, como el Programa Bolsa Familia y el Programa Brasil sin miseria. También en Argentina ha habido un proceso significativo de empoderamiento. De todas formas se necesita mucho más, en todos los países de la región se necesitan mayores instancias de democratización como para que los pobres tengan verdaderamente, por una parte voz y voto, y por otra, real acceso a hacer productiva la tierra. Para esto se necesita una política muy enérgica de financiamiento de pequeños agricultores, de tecnificación, de acercamiento a los mercados, etc.

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Entrevista

revistacis

Finalmente, nos gustaría conocer su opinión acerca de cuáles son los principales desafíos para el bicentenario de América Latina respecto a la superación de la pobreza. América Latina ha avanzado mucho en términos de democratización, institucionalidad, derechos humanos, materia económica, pero hay que comprender esto tomando en cuenta que existen varias Américas Latinas. Hay una América Latina al sur y otra al norte; y aunque toda América Latina tiene como desafío superar la pobreza, ésta es muchísimo mayor en el norte. Según los últimos datos de CEPAL un 31,4% de la población de la región vive en condiciones de pobreza. Esta es una cifra inadmisible. América Latina tiene como segundo desafío la desigualdad, ya que sigue siendo la región más desigual del mundo. La desigualdad es causa central de la pobreza y se combate con educación y salud de buena calidad para todos, y por supuesto, con vivienda para todos, que es el trabajo monumental que está realizando Un Techo, colaborando con las políticas públicas. La desigualdad se combate a través de políticas que abran oportunidades para todos.

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en su historia. América Latina es un continente profundamente creyente y activo en materia de valores morales y éticos. Hay creencias en valores fundamentales que han sido parte de toda su historia, que iluminaron la gesta libertaria, etc. Ahí están las claves. América Latina necesita una economía con rostro humano, donde quepan todos y todos tengan la posibilidad de desarrollar plenamente su ser: que no haya hambre, que haya desarrollo cultural, desarrollo educativo, espiritual, etc. Una economía para todos los seres humanos y para todos los aspectos del ser humano. Ese el proyecto hacia el cual debiera marchar América Latina.

Por último, el tercer desafío de América Latina es construir un proyecto, decidir hacia dónde va; y este proyecto no hay que elegirlo necesariamente de entre las opciones circulantes. Creo más bien que el proyecto está Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis


Artículo

RELEVAMIENTO DE BARRIOS INFORMALES EN EL AGLOMERADO DEL GRAN BUENOS AIRES Y LA PROVINCIA DE CÓRDOBA Juan Dattoli, María Julia Gabosi e Ignacio Pérez | Un Techo para mi País Argentina y Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile

Durante el 2011 se realizaron en Argentina los relevamientos de barrios informales en el Aglomerado de Buenos Aires y en la Provincia de Córdoba. Mediante el levantamiento de esta información, Un Techo para mi País – Argentina se hizo cargo del principal problema que hasta ese momento había encontrado para su trabajo: la falta de datos confiables que permitieran establecer con claridad la magnitud del fenómeno de los asentamientos informales. Así, mediante el trabajo con voluntarios, se logró dar cuenta de una realidad que, hasta antes de esta medición, era totalmente incierta. Los resultados muestran las principales características de cada uno de estos barrios ubicados en AGBA y en la provincia de Córdoba, destacando la precariedad habitacional y la falta de acceso a la ciudad. Dada la importancia de los datos obtenidos, este estudio adquirió gran relevancia a nivel nacional y permitió no sólo nutrir el trabajo que realiza UTPMP – Argentina, sino que también ser una fuente de información confiable para todos los actores que trabajan en temas vinculados a vivienda social. Palabras claves: Catastro – Asentamientos informales – Argentina - Vivienda social

Abstract During 2011 a cadastre was made by Un Techo para mi País in Argentina’s two principal cities: Buenos Aires and Cordoba. The main objective of this study was to put an end to the lack of reliable data showing the scale of informal settlement presence, which had been the biggest obstacle to the job that the NGO does in Argentina. The participation of volunteers in the application of the cadastre was of great importance and the outcome of their work is a document that reveals the real scale of the problem. The results of the study show the main characteristics of the slums located in the periphery of Buenos Aires and Córdoba province, specially the precarious conditions of housing and the constraints in the access to the city and the opportunities that it brings. Due to the importance of the conclusions that the study shows it acquired great visibility in the medias, becoming not only an important tool for the work of UTPMP but also an important source of reliable data for anyone interested in topics related with social housing. Keywords: Cadastre – Slums – Argentina – Social Housing

Relevamiento de barrios informales en el Aglomerado del Gran Buenos Aires y la Provincia de Córdoba Por Juan Dattoli, María Julia Gabosi e Ignacio Pérez

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Resumen

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Artículo 1. Introducción Un Techo para mi País está presente en la Argentina desde el año 2003, cuando se abrió una sede en la ciudad de Córdoba. Buenos Aires, le siguió en el año 2006, y hoy es sede de la Oficina Nacional, desde donde se le brinda apoyo a las otras cinco sedes argentinas que funcionan en las provincias de Córdoba, Misiones, Salta y Neuquén. En estos ocho años de trabajo junto a las familias más vulnerables del país, hemos construido más de 3.800 viviendas de emergencia y participado activamente en 54 barrios a través de mesas de trabajo. Los voluntarios de Un Techo para mi País diariamente compartimos con los vecinos de los asentamientos y vemos una cruda realidad.

revistacis

La evidencia constatada mediante el trabajo en terreno nos había permitido intuir tempranamente que los principales problemas de estos asentamientos son la falta de acceso a servicios básicos, las severas carencias en materia habitacional y lo que es peor: un profundo desarraigo vinculado a la exclusión social consecuencia de la segregación residencial que viven los pobladores de los asentamientos informales. Sin embargo la falta de cifras actualizadas que reflejen la magnitud y evolución del fenómeno, y la dificultad que presenta el relevamiento de éstas para los gobiernos, nos impedía establecer con certeza la cantidad de villas y asentamientos que existían tanto en el Gran Buenos Aires, como en la Provincia de Córdoba. Al mismo tiempo, observamos la escasez general de información sobre estas temáticas en nuestro país y, por consecuencia, la nula existencia de políticas públicas específicas para dar solución a la situación de pobreza y pobreza extrema en que viven las familias habitantes de los asentamientos de nuestro país.

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De esta manera la realización de un relevamiento1 de asentamientos informales que nos permitiera dar cuenta de (1) Metodología también conocida como Catastro.

Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

esta coyuntura surgió como un gran desafío para Un Techo para mi País – Argentina. La idea era que la información recabada en este estudio no sólo nutriera nuestro propio trabajo, sino que también nos permitiera poner estos datos a disposición de todos los actores que trabajan con temas de viviendas sociales. Así, nuestra intención fue por una parte, dar a conocer a la sociedad la realidad en la que viven diariamente miles de familias, ayudando a visibilizar a quienes por su condición de pobreza y segregación permanecen excluidos de nuestras ciudades y de las políticas públicas. Al mismo tiempo, mediante la realización del relevamiento, se pretendía disponer de datos certeros que nos permitieran avanzar en la búsqueda de soluciones que se ajustaran verdaderamente a los problemas sociales propios de este tipo particular de pobreza.

2. Contextualización: lo que sabíamos Buenos Aires y Córdoba son las provincias más pobladas de Argentina con 15.625.084 habitantes y 3.308.876 respectivamente, sin contar a los 2.891.082 que viven en la Ciudad Autónoma. Ambas provincias reúnen el 47% de la población del país (INDEC, 2010). La mayoría de la población de Buenos Aires vive concentrada, en un pequeño porcentaje del territorio que llamamos “Aglomerado del Gran Buenos Aires” (AGBA). El AGBA alberga a más de 14.000.000 personas y es una zona compuesta por los 30 municipios que rodean a la Ciudad Autónoma (ciudad capital de Argentina que funciona políticamente independiente de la Provincia de Buenos Aires). Por su parte, la provincia de Córdoba tiene reunida el 40,18% de su población en Córdoba Capital, uno de los 26 departamentos que la integran, con 1.329.604 de habitantes, convirtiéndola en la segunda aglomeración urbana más grande del país después del Gran Buenos Aires (Ministerio de Economía, 2006). Entendemos como asentamiento informal a un conjunto de un mínimo de 8 familias agrupadas o contiguas, que no


cuentan con acceso regular a al menos uno de los servicios básicos (agua potable, luz eléctrica y alcantarillado público) y que se encuentran en una situación irregular de tenencia del terreno (CIS, 2007). No es nuevo decir que, durante décadas, Argentina se caracterizó por presentar un déficit habitacional estructural tanto en el número de viviendas, como en la calidad de las mismas. Los primeros barrios informales fueron conocidos como “villas” y surgieron en la década del treinta, aunque su número creció a partir de los años cuarenta, en el marco de intensas migraciones internas (fundamentalmente rural-urbano). Este proceso fue concomitante a la descomposición de las economías rurales del interior del país, momento en el que comenzó a implementarse el modelo económico de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI). En los años 80 comenzaron a desarrollarse una serie de ocupaciones con características distintas a las de las villas, denominadas “asentamientos”; éstos, a diferencia de las villas, respetan el trazado urbano. Los primeros asentamientos aparecieron durante el régimen militar que gobernó a la Argentina entre 1976-1983, el cual provocó profundas transformaciones socio-económicas. Un claro ejemplo es la sanción del Decreto-Ley Nº 8912/77. Se trata de un vasto cuerpo legal que, entre otras cosas, veda la subdivisión de tierras en lotes pequeños. Esta es una ley altamente prohibitiva que imposibilita la realización de loteos populares, y por lo tanto, impide que la clase trabajadora pueda acceder terrenos pagando tarifas acorde a sus ingresos. Estas transformaciones generaron un fuerte impacto sobre las estrategias que históricamente los sectores populares habían desarrollado para acceder a la vivienda.

3. Aspectos formales del Catastro Relevamientos similares a los realizados en Buenos Aires y Córdoba este año, ya se habían llevado a cabo por Un Techo Para Mi País en otros países del continente tales como El Salvador y Uruguay. Para la concreción del catastro, es fundamental la labor de los voluntarios de Techo. Durante el año pasado en Buenos Aires y Córdoba se movilizaron más de 600 voluntarios que durante meses recolectaron información de las diferentes jurisdicciones y organismos públicos para identificar la cantidad de barrios informales y permitir su localización a fin de construir la información de base necesaria para el relevamiento en terreno. En la etapa de relevamiento de terreno, la metodología que se aplicó para el AGBS y la Provincia de Córdoba presentó variaciones. En el caso del Aglomerado del Gran Buenos Aires, los voluntarios visitaron, geo-referenciaron y se contactaron con los referentes y dirigentes de los distintos barrios informales ubicados en cada uno de los municipios. Así, durante el fin de semana del 9 y 10 de abril, 450 voluntarios relevaron la información relativa a cada barrio, a través de encuestas estandarizadas que se aplicaron a los respectivos dirigentes, con el objetivo de censar y describir cada uno de los barrios informales de los municipios del AGBA y elaborar un mapa de los mismos. En el caso de la Provincia de Córdoba el relevamiento de información demoró más tiempo; se trabajó con menos voluntarios y el proceso estuvo compuesto por dos instancias. En primer lugar se recorrieron los 25 departamentos,

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En Buenos Aires actualmente se produce una peligrosa paradoja: es el territorio argentino donde crecen más rápido tanto los barrios informales como las urbanizaciones cerradas. Este proceso ha dado lugar a la consolidación de un nuevo patrón urbano que refleja una fuerte pola-

rización social. De un lado se ubican, las capas medias y altas de mayores recursos que habitan en nuevas urbanizaciones cerradas y por otro lado, tenemos a los grupos de menores recursos que se asientan en viviendas precarias, dentro de urbanizaciones con profundas carencias en la dotación de infraestructura y servicios.

Relevamiento de barrios informales en el Aglomerado del Gran Buenos Aires y la Provincia de Córdoba Por Juan Dattoli, María Julia Gabosi e Ignacio Pérez

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Artículo excluyendo a Córdoba Capital, con el objetivo de identificar los asentamientos, sus respectivos referentes y entrevistar a éstos últimos. El registro completo de la provincia demandó el compromiso de 40 voluntarios durante cuatro meses. La segunda instancia correspondió al catastro de Córdoba Capital. En aquella ocasión trabajaron 200 voluntarios, recorriendo los asentamientos y encuestando a los líderes barriales. Una vez finalizado el relevamiento y el procesamiento de los datos, se presentaron los informes. El de Córdoba fue presentado en el mes de Septiembre en la Universidad Católica de Córdoba y en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Luego, en Octubre el catastro de AGBA se expuso en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En ambas ocasiones, se presentaron los principales resultados ante funcionarios públicos, miembros de organizaciones sociales, voluntarios de UTPMP, estudiantes, académicos y referentes barriales.

El primer dato relevante es la cuantificación de asentamientos, número que hasta antes de este estudio era absolutamente incierto. Los relevamientos de asentamientos informales en Córdoba y Buenos Aires determinaron que existen 864 asentamientos en AGBA, y 238 en la Provincia de Córdoba. Con ello, se puede decir además que 508.144 familias viven en los asentamientos y villas de AGBA y 26.719 lo hacen en la provincia de Córdoba. Por otra parte, esta medición permitió determinar que en el caso de AGBA, el mayor crecimiento de villas y asentamientos se produjo durante el período comprendido entre el año 2001 y el 2010. Este diagnóstico coincide con lo que ocurre en la Provincia de Córdoba, donde 62% de los asentamientos tuvo su período de mayor crecimiento entre los 2001 y 2011. Gráfico #1: Período de mayor crecimiento de villas y asentamientos en AGBA 55,6%

60 50

4. Resultados

40 30

Los resultados de los relevamientos realizados en la provincia de Córdoba y en el Gran Buenos Aires dan a conocer información importante en diferentes aspectos. Entre ellos, encontramos la cuantificación de las villas y asentamientos informales en el territorio, la cantidad de familias que viven en dicha condición, la relación con la tenencia del terreno y el acceso a servicios básicos, entre otras dimensiones de análisis.

20 10 0

12,9%

11,9% Hasta 1980

Entre 1981 y 1990

19,6%

Entre 1991 y 2000

Entre 2001 y 2011

Fuente: Catastro 2011, UTPMP

Gráfico #2: Período de mayor crecimiento de villas y asentamientos en Córdoba 62%

Cuadro #1: Cantidad de asentamientos

80

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60

82

N° de Asentamientos

N° de Familias

40

AGBA

864

508.144

20

9%

CBA Provincia

238

26.719

0

Hasta 1980

Fuente: UTPMP Argentina 2011 Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

13% Entre 1981 y 1990

Fuente: Catastro 2011, UTPMP

16%

Entre 1991 y 2000

Entre 2001 y 2011


Cuadro #2: Acceso a servicios básicos en asentamientos informales de AGBA y Córdoba (%) AGBA

Córdoba

Acceso a alumbrado público

79,4

61,3

Acceso a desagües pluviales

20

7,6

Acceso a red de agua potable

32,4

66

Acceso a red de Gas

16,6

6,5

se eleva al 61,3%, mientras que sólo un 31,9% cuenta con acceso a energía eléctrica a través de la red pública, y un 7,6 % cuenta con acceso a desagües pluviales. De manera similar a lo que ocurre en el caso de AGBA, en la Provincia de Córdoba el 93,5% de los asentamientos no cuentan con acceso a red de gas. Por otra parte, el 66% de los asentamientos cuentan con acceso al sistema de agua potable de la red pública, lo que muestra un escenario bastante diferente al observado en AGBA. Otro factor muy importante de analizar, es la localización de los asentamientos en el entramado urbano. Esto se debe a que éste es un buen predictor de la manera en cómo los habitantes de estos asentamientos logran vincularse con las redes formales de bienestar (salud, educación, transporte, etc.), y con ello, la conexión que tendrán con una mejor Geografía de oportunidades (Galster & Killen, 1995). Cuadro #3: Distancia de las villas y asentamientos de la Provincia de Córdoba a los servicios e instituciones públicas

Escuela primaria pública más cercana Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km) Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde

Fuente: Elaboración propia en base a Catastro 2011, UTPMP

Respecto al acceso a servicios básicos, tenemos que un 79,4% de las villas y asentamientos del AGBA tiene acceso al servicio de alumbrado público, mientras que sólo un 20% tiene acceso a desagües pluviales, un 32,4% tiene acceso al agua potable de la red pública y el 83,4% de los asentamientos y villas no cuenta con acceso a red de gas. Al analizar los mismos indicadores de acceso a servicios básicos para el caso de la Provincia de Córdoba, vemos que el acceso de los asentamientos al alumbrado público

79,8% 16,4% 2,1% 1,7% 0%

Escuela secundaria pública más cercana Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km) Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde

52,1% 32,8% 7,6% 5,8% 1,7%

Relevamiento de barrios informales en el Aglomerado del Gran Buenos Aires y la Provincia de Córdoba Por Juan Dattoli, María Julia Gabosi e Ignacio Pérez

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Respecto a la propiedad de los terrenos donde se emplazan los asentamientos, los datos obtenidos en este estudio indican que ésta es mayoritariamente fiscal. Al desagregar por área estudiada vemos que en la Provincia de Córdoba el 59% de los terrenos es de propiedad fiscal, mientras que en AGBA este tipo de propiedad se eleva alcanzando a un 52,4 % del total de asentamientos. Asimismo, llama la atención que tanto para AGBA como para los asentamientos de la Provincia de Córdoba los intentos de desalojamiento durante el último año han sido bajos (14,6% y 11,4% respectivamente). Por último, también en relación a los terrenos, se observa una práctica bastante común que tiene que ver con el usufructo de tierras de las cuales no se tiene propiedad. Esto se ve reflejado en cuanto el 72,6% de las familias que llegan a vivir a un asentamiento compran o arriendan dicha propiedad de manera irregular o informal. El mismo fenómeno se observa en un 35,4 % del total de familias que viven en asentamientos informales en la Provincia de Córdoba.

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Artículo Posta de salud más cercana

Cuadro #4: Distancia de las villas y asentamientos del AGBA a los servicios e instituciones públicas

Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 59,7% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 24,4% Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km) Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde

3,4% 8,8% 3,7%

Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde

Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 15,5% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 26,5% Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde

16% 41,6% 0,4%

Parada de transporte público más cercana

Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde

2,5% 9,7% 3,3%

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Fuente: Catastro 2011, UTPMP

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Para el caso de la Provincia de Córdoba, vemos que el 79,8% de los casos analizados tiene acceso a escuelas primarias a 10 cuadras o menos de los asentamientos, lo que para las escuelas secundarias se reduce a un 52,1%. Respecto de la cercanía a centros de salud pública, se obtiene que el 59.7% de los asentamientos y villas cuenta con un centro de atención primaria a 10 cuadras o menos. Sin embargo, el acceso a hospitales públicos es menos ágil dado que el 41,6% de los asentamientos está a más de 50 cuadras (o 5 kms) del hospital público más cercano. Por último, el acceso a las redes de transporte para los asentamientos ubicados en la Provincia de Córdoba nos indica que un 78,2 % del total de éstos con una parada de transporte público a 10 cuadras o menos. Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

Total

1,3% 0,6% 0% 100%

Escuela secundaria pública más cercana Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 57,6% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 29,7% Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km)

Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 78,2% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 6,3% Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km)

Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 84,3% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 13,8% Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km)

Hospital público más cercano

Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km)

Escuela primaria pública más cercana

Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde Total

5,2% 6,4% 1,1% 100%

Hospital público más cercano Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km) Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde Total

7% 28,4% 20,7% 43,5% 0,4% 100%

Sala médica más cercana Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 67,7% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 25,7% Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km) Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde Total

3,5% 2,5% 0,6% 100%


Dentro del asentamiento o a menos de 10 cuadras 95,5% Entre 11 y 30 cuadras (1-3 km) 3,9% Entre 31 y 50 cuadras (3-5 km) Más de 50 cuadras (+5 km) No sabe/ No responde Total

0,1% 0,2% 0,3% 100%

Fuente: Catastro 2011, UTPMP

Por su parte, para los asentamientos y villas del AGBA se observa que el 84,3% cuenta con una escuela primaria a 10 cuadras o menos del asentamiento. Esta cifra, de manera análoga a lo que ocurre en el caso de Córdoba, desciende a un 57,6% al tomar en consideración la cercanía a escuelas secundarias. Al analizar la cercanía con centros de salud pública, se observa que el 67,7% de los asentamientos informales cuenta con un centro de atención primaria a 10 cuadras o menos, mientras que sólo un 7 % de los asentamientos tiene un hospital público a menos de 10 cuadras, y el 43,5% cuenta se ubica a una distancia de más de 50 cuadras del hospital más cercano. Por último, respecto del acceso al transporte público más cercano, observamos que cerca del 95,5% de los asentamientos cuenta con una parada de transporte a 10 cuadras o menos.

5. Consecuencias del Estudio Es interesante analizar el significado que tuvo el Catastro realizado por Un Techo para mi País – Argentina a nivel nacional, en cuanto logró develar una realidad que hasta el momento era muy poco conocida. El revuelo que causaron los datos quedó demostrado por la gran presencia mediática que rodeó la presentación del Catastro, y que puso a UTPMP en las primeras planas de los diarios más leídos del país, como La Nación, Clarín y La Voz. La noticia incluso cruzó los mares y llegó a salir en medios de Europa y otros países de América Latina. Del mismo modo, los datos también fueron publicados por los noticieros en televisión. Durante semanas

la problemática de la vivienda fue establecida en la agenda de los medios, especialmente en las radios y en internet. Se logró poner el tema en boca de los candidatos a Intendentes (alcaldes), Gobernadores y Presidente. Incluso desde el Gobierno varios funcionarios de Nación, Provincia y de algunos municipios, se vieron obligados a desmentir los datos del informe, pero sin poder contrarrestar la información entregada por esta medición con datos propios. Además de la instalación del tema en la opinión pública, Un Techo para mi País – Argentina ha logrado instalarse como referente en la problemática habitacional, el acceso a la tierra y la superación de la pobreza. A nivel voluntariado, el equipo de Buenos Aires pudo expandirse territorialmente por fuera de los límites de la Ciudad Autónoma, sede de nuestra oficina, y gracias a eso hoy contamos con voluntarios comprometidos en los 30 municipios en donde se hizo el relevamiento. Esto fue consecuencia de la convocatoria a voluntarios locales para recorrer sus propias ciudades que después decidieron sumarse como equipo fijo para trabajar en dichos barrios. Esto permitió la consolidación de equipos en el AGBA y fortalecer el equipo de Córdoba. Este relevamiento también sirvió para poder planificar a largo plazo la expansión a nuevos asentamientos en donde trabajar. Hoy se cuenta con una base de datos muy completa e incluso cada asentamiento está georeferenciado lo que facilita nuestra presencia en los mismos.

6. Desafíos para el futuro Tal como precisan los datos que hemos expuesto más arriba, los asentamientos informales siguen evidenciando fuertes déficits en materia de acceso a los servicios públicos domiciliarios de calidad y a una infraestructura urbana adecuada. Aún tras un período de crecimiento y de reactivación de la economía nacional, no se han podido revertir las brechas que determinan un acceso diferencial

Relevamiento de barrios informales en el Aglomerado del Gran Buenos Aires y la Provincia de Córdoba Por Juan Dattoli, María Julia Gabosi e Ignacio Pérez

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Parada de transporte público más cercana

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Artículo a los servicios de acuerdo a las condiciones residenciales y económicas de los usuarios. Así, el déficit en el acceso al derecho a una vivienda adecuada se traduce de manera lineal al déficit en el acceso a la ciudad, también como derecho. Pese a ello, es importante considerar que el posicionamiento de las villas y asentamientos está lejos de ser azaroso, muchas veces estos buscan posicionarse de manera estratégica en función de tener mejor acceso a ciertas redes formales de servicios (salud, educación, transportes, etc.). El rol del Estado frente a las villas y los asentamientos es uno de los aspectos centrales en la configuración del fenómeno abordado. El Estado es en este sentido un actor privilegiado en la construcción de la ciudad y en las condiciones sociales de su apropiación mediante la elaboración e implementación de políticas habitacionales y de urbanismo. En este sentido, consideramos que es necesario elaborar políticas que incorporen una perspectiva más amplia que supere aquella centrada únicamente en el mejoramiento de la vivienda. En esos términos, garantizar una política pública que comprenda incentivos para una localización integrada a los beneficios de la ciudad, es fundamental a la hora de generar mayores oportunidades de movilidad social desde la vivienda.

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Lo cierto es que hasta que no se incorporen políticas que asuman una perspectiva más compleja en torno al hábitat, las villas y los asentamientos seguirán siendo una molestia al paisaje urbano, constituyéndose en una suerte de mancha presente allí, en el centro del espacio.

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Siguiendo a Merklen (1997), la ilegalidad del origen, el desorden, la inseguridad y la miseria que representan estos espacios desmiente, a lo largo y ancho de la Argentina, el ideal de progreso, bienestar e igualdad de oportunidades que los gobernantes querrían asegurar. De esta manera las villas y los asentamientos evocan los límites que presentan los modelos de desarrollo e integración social devolviendo una imagen incómoda que lesiona importantes aspectos de la identidad nacional. Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

Bibliografía Brain, I. Prieto, J. y Sabatini, F. (2010) Vivir en Campamentos: ¿Camino hacia la vivienda formal o estrategia de localización para enfrentar la vulnerabilidad?. EURE, 36, (109) pp. 111-141. CIS (2007). Catastro nacional de Campamentos CIS UTPCH. Centro de Investigación Social (CIS) de Un Techo para Chile. Santiago, Chile. Galster, P. y Killen, S. (1995) The geography of metropolitan opportunity: A reconnaissance and conceptual framework. Housing Policy Debate, 6 (1). Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INDEC. (2010) Censo 2010. Recuperado el 2 marzo de 2012 de http:// www.indec.gov.ar/ Merklen, S. (1997) Organización comunitaria y práctica política, Revista Sociedad Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 149. Ministerio de Economía. (2006) Panorama Económico Provincial, Córdoba 2006. Recuperado el 2 marzo de 2012 de http://www.uic.org.ar/ UTPMP – Argentina (2011) Relevamiento de Asentamientos Informales de la Provincia de Córdoba, Recuperado el 2 marzo de 2012 de http://www.untechoparamipais.org/ argentina/sites/default/files/Catastrocordobafinal.pdf UTPMP – Argentina (2011) Relevamiento de Asentamientos Informales de la Provincia de Buenos Aires, Recuperado el 2 marzo de 2012 de http://www.untechoparamipais.org/argentina/sites/default/files/catastro-2011buenos-aires.pdf


Artículo

LAS MUERTES POR ARMAS DE FUEGO EN EL SALVADOR: LA REPRODUCCIÓN DE UNA CULTURA DE VIOLENCIA Juan Pablo Duhalde | Sociólogo Universidad Alberto Hurtado.

La violencia es un problema complejo y multicausal que es parte de nuestra vida cotidiana, sus expresiones afectan a la sociedad en general y en sus variados efectos todos participan. América Latina arrastra un legado de violencia y muerte, donde las armas de fuego cumplen un rol preponderante. De todos los países del continente, El Salvador es uno de los ejemplos que de forma más clara ilustra esta situación. Día tras día, salvadoreños y salvadoreñas confrontan la cercanía de una muerte violenta, ya sea por causa de sus convicciones o como víctimas inocentes de una lucha cuyas consecuencias directas o indirectas nadie puede eludir. El presente artículo analiza el fenómeno de la violencia por armas de fuego en El Salvador. Para esto, se analiza en una primera parte cómo es posible que en contextos de países que no se consideran de guerra, los índices de violencia y muertes por armas sean más elevados que en países en conflicto armado. En segundo lugar se analiza el fenómeno de la cultura de violencia existente en dicho país, a partir de su manifestación máxima: las muertes violentas a manos de armas de fuego.

Abstract Violence is a complex multicausal problem that is part of our everyday life. Its expressions affect society in general and everyone is involved in its various effects. Latin America drags a bequest of violence and death in which firearms play a predominant role. Above all countries in the continent, El Salvador is one of the examples that illustrate this situation in a clearer way. Day after day, Salvadorans confront the proximity of a violent death. This article analyzes the phenomenon of violence by firearms in El Salvador. In the first place we examine how it is possible that in contexts that are not considered of war, but neither of peace, the indicating factors of violence and deaths by weapons are higher than in those countries in armed conflict. Secondly, we analyze the phenomenon of culture of violence in this country taking on account its ultimate manifestation: violent deaths caused by firearms. Keywords: El Salvador – Violence – Civil war – Firearms

Palabras claves: El Salvador – Violencia – Guerra civil – Armas de fuego. Las muertes por armas de fuego en el salvador: la reproducción de una cultura de violencia Por Juan Pablo Duhalde

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Resumen

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Artículo 1. Introducción “Un conductor enardecido atacó a balazos un autobús de la ruta 113 y causó lesiones en dos personas que viajaban en la unidad. El hecho se habría derivado de supuestas disputas de tránsito entre el atacante y el motorista del bus” (“Dos heridos en ataque de bus”, La Prensa Gráfica, 25 de junio de 1999, p.16). “Violencia social o delincuencia; sea cual sea, lo cierto es que desde el sábado hasta ayer se contabilizaron al menos 44 homicidios en todo el territorio nacional. La racha de violencia dispara las cifras, de por sí elevadas, de hechos de sangre; la mayoría de homicidios es cometida con armas de fuego y, al parecer, casi todos quedarán en la impunidad porque se desconoce a los autores y qué motivó las diferentes acciones de violencia” (“Continúa imparable la racha de crímenes”, El Diario de Hoy, 17 de mayo de 2006, p.9).

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“Entre el sábado y domingo fueron asesinadas 19 personas en todo el país según los reportes oficiales de la Policía Nacional Civil. La primera víctima fue identificada como Joaquín Roque Mancía de 36 años, quien fue asesinado en la calle principal del cantón Planes de Las Delicias. Dos horas más tarde, en la colonia Las Glorietas, dos sujetos ametrallaron a varias personas que se encontraban en el interior de un billar”. (“Asesinados 19 salvadoreños”, El Diario de Hoy, 13 de julio de 2010, p.4).

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Noticias como las anteriores llenan gran parte de las páginas de los diarios salvadoreños desde hace ya, varios años. Este tipo de noticias no sólo muestra las dimensiones de la violencia que aquejan al país, sino también la frecuente utilización de armas de fuego en la ejecución de los homicidios. De acuerdo con los informes de la Policía Nacional Civil, entre 1999 y 2009, en más del 76% de los homicidios cometidos se utilizaron armas. El tema de la violencia en El Salvador es una de las preocuRevista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

paciones principales que tiene la ciudadanía, las instituciones públicas y privadas, convirtiéndose en un importante obstáculo para el desarrollo humano. Como plantea el Informe sobre Desarrollo Humano para América Central 2009-2010: “las personas y las comunidades ven restringidas sus opciones reales de vida y de organización debido a las amenazas contra la seguridad física y psicológica, así como contra bienes públicos fundamentales” (PNUD, 2009). Actualmente, los niveles de violencia armada existentes en El Salvador demandan respuestas nuevas. Ante esto, la invitación de este trabajo es a reflexionar en torno a este fenómeno teniendo en cuenta toda su complejidad, y sin perder de vista que la violencia por armas de fuego es la de mayor costo e impacto sobre la vida de las personas. Así, mediante este artículo se pretende responder la siguiente pregunta: ¿Por qué tras la firma de los Acuerdos de Paz en 1992 que dio por finalizada la guerra civil en El Salvador, las armas de fuego continúan siendo la principal herramienta para reproducir la violencia en la cultura salvadoreña? En el caso de un contexto complejo como El Salvador, donde la violencia y las armas de fuego están expandidas sin control, es importante cuestionar e indagar más allá de lo simplemente visible para observar el fenómeno desde una perspectiva que de cuenta de los diversos factores que intervienen en el clima actual de violencia en el país centroamericano.

2. Centroamérica: un contexto de violencia 2.a. Historial de conflictos A través de su historia, las sociedades latinoamericanas han vivido dictaduras y diversos conflictos sociales, acre-


Existen altos índices de pobreza en Centroamérica. Para aquellos países en los que hay información disponible, un gran porcentaje de la población vive con menos de dos dólares al día, incluyendo Guatemala (37%), Honduras (44%), El Salvador (58%) y Nicaragua (80%) (UNODC, 2007). Un indicador que tiene relación con los niveles de pobreza, es el grado de inequidad que existe en una sociedad. La inequidad en los ingresos se expresa comúnmente en la tabla conocida como índice Gini1, en la que el cero representa un estado de equidad perfecto y el 100 un estado de inequidad perfecta. Basado en estas cifras, se puede decir que Centroamérica es una de las regiones más inequitativas en el mundo. Cuadro I: Índice de Gini sobre la desigualdad del ingreso (0 significa igualdada, 100 significa desigualdad perfecta) 60 50 43

40

55

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52

50

56

58

58

44

30 20

25

10

South Africa

Colombia

Panamá

Guatemala

El Salvador

Costa Rica

0

Nigeria

Fuente: Reporte sobre Desarrollo Humano 2006 (1) Coeficiente de Gini: Mide el grado en que la distribución de los ingresos (o del consumo) entre individuos u hogares de un país se desvía con respecto a una distribución en condiciones de perfecta igualdad. El Coeficiente mide el área situada entre la curva de Lorenz y una línea hipotética de igualdad absoluta. El valor 0 representa la igualdad perfecta, y el 100, la desigualdad total.

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Los efectos y repercusiones de la violencia han sido profundos y se hacen latentes en la actualidad. En varios conflictos de la región se utilizaron estrategias terroristas, incluida la ejecución pública de civiles, secuestros, torturas y violaciones colectivas. El hecho de que una buena parte de la población presenció, experimentó o participó en esas brutalidades ha generado un orden generalizado de violencia: “la violencia puede convertirse en “algo normal” en

2.b. Pobreza y desigualdad

Nicaragua

Los países centroamericanos registran un historial de violencia, asociada a conflictos que enfrentaron a partidos políticos y que posteriormente desataron fuertes guerras civiles. Los países de la región que han sido afectados por los conflictos de guerras civiles en gran escala son Guatemala (1960 a 1996), El Salvador (1980 a 1992) y Nicaragua (1972 a 1991). Estos países experimentaron la violencia estatal, expresada en el uso incontrolado de la fuerza para mantener un orden ideologizado. Se debe destacar que también en sus raíces históricas han pasado por una violencia social que confrontó y confronta a individuos frente al Estado y a los patrones con los trabajadores (huelgas, marchas, toma de carreteras y edificios, etc.), fenómeno desencadenado por la concentración de riqueza en una clase de élite, además de una fuerte exclusión social, económica y política de grandes sectores de la población.

comunidades en la cuales mucha gente se vio expuesta a actos de crueldad, y puede aceptarse tácitamente como medio legítimo de solución de controversias” (UNODC, 2007:14).

Japón

centados por la violencia política desatada en el último cuarto del siglo XX. Sin embargo, pensar en El Salvador y su actual problema de violencia criminal, nos hace enfrentar una violencia diferente que produce perplejidad. No es lo mismo pensar el tema de la violencia en Chile, que presenta una tasa de homicidios de 1,9 por cada cien mil habitantes, que para El Salvador, donde la cifra se eleva a 71 por cada cien mil habitantes. La estadística presentada por Naciones Unidas es sumamente preocupante, dando cuenta de un grave problema a nivel nacional y ubicando a El Salvador como uno de los países más violentos a nivel latinoamericano, muy por sobre el promedio mundial (que es de 6,5 homicidios por cien mil habitantes según registros ONU).

Las muertes por armas de fuego en el salvador: la reproducción de una cultura de violencia Por Juan Pablo Duhalde

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Artículo A nivel mundial, sólo hay 18 países de los que se tiene información disponible dentro del Índice Gini de 52 o más. 7 se encuentran en África, 11 están en Latinoamérica, y 4 de ellos se encuentran en Centroamérica: El Salvador (52), Honduras (54), Guatemala (55) y Panamá (56). Por tanto, cuatro de los siete países de Centroamérica se encuentran dentro de los países más inequitativos en el mundo.

3. ¿Por qué pensar desde las armas de fuego?

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El Salvador, con una extensión de 20.742 km2 y una población de casi 6 millones de personas según el último censo del 2007, es el país más densamente poblado de América continental. Actualmente vive una compleja situación en donde los altos niveles de violencia, delincuencia e inseguridad, no sólo tienen repercusiones inmediatas y directas sobre la convivencia y la calidad de vida de las personas, sino que también constituyen un obstáculo para la consolidación de la gobernabilidad democrática que incide de forma negativa en el desarrollo del país.

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un estudio realizado en 1997 (Cruz y González, 1997), El Salvador llegó a tener una tasa nacional de alrededor de 140 homicidios por cada cien mil habitantes entre los años 1994 y 1995. Según datos actualizados hasta 2009, proporcionados por la Dirección de Logística del Ministerio de Defensa Nacional de El Salvador, se estima que en el país circulan entre 450.000 y 500.000 armas de fuego, en donde más del 60% son ilegales. Los homicidios con armas han representado durante el periodo 1999-2009 más del 76% del total. La participación de armas en los asesinatos descendió significativamente entre 1999 y 2003 (4.4 puntos), pero desde entonces (salvo un ligero descenso en 2008) los homicidios con armas de fuego han aumentado su participación relativa respecto al total. Probablemente, este dato vendría a indicar que a partir de 2003 las armas de fuego se han consolidado como la herramienta homicida en El Salvador. Cuadro II: Tasa de homicidios total y tasa de homicidios con armas de fuego desde 1999 hasta 2009. Tasa de homicidios con armas de fuego

Tasa de homicidios

Tras años de guerra civil, la firma de los Acuerdos de Paz en 1992 produjo expectativas no sólo de tranquilidad, sino de una disminución notable de los niveles de violencia imperantes en la sociedad. No obstante, la paz no trajo consigo el fin de la violencia. Las tasas de homicidios tendieron a incrementarse en relación al período de guerra, de forma que el país alcanzó uno de los mayores niveles de violencia letal en América Latina y en el mundo (Cruz y González, 1997).

Fuente: Instituto Médico Legal y Policía Nacional Civil (2009)

En los años 90’ la tasa salvadoreña de homicidios era ya un indicador de la violencia endémica; si se toma en cuenta los parámetros de medición implantados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), una tasa se considera como epidemia cuando supera los 10 homicidios por cada cien mil habitantes (Rattinoff, 1996). Efectivamente, según

El año 2009 acabó con un total de 4.382 muertes, lo que determinó una tasa de 71 homicidios por cada cien mil habitantes. La tasa de homicidios con armas de fuego para el mismo año fue de 53.8. Este indicador se ha mantenido constante a lo largo de los años, siguiendo una tendencia similar a la tasa de homicidios total; es decir, cuando au-

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62 43

45

32.6

1999

2000

57

49 40

39

40 49.4

32.1

71

65

51.7

53.8 45.9

35.8 28.1

27.5

28.2

2001

2002

2003

2004

2005

2006

52

2007

40.4

2008

2009


Estos datos revelan la importancia de centrar el análisis en las armas de fuego, debido principalmente a su capacidad natural para hacer daño sobre las personas. Las armas de fuego aumentan la posibilidad de víctimas mortales, ya que son más eficaces y contribuyen a que la violencia genere mayor daño, muerte y sufrimiento: “las armas de fuego son hechas exclusivamente para matar, y por eso su letalidad y eficacia son mucho mayores y las chances de supervivencia de la víctima, mucho menores” (Bandeira, 2006: 14). Por otra parte, las armas de fuego poseen las siguientes características: son de fácil acceso, transporte, uso y pueden ser encubiertas con facilidad; pertenecen al individuo, no al Estado; y, debido a su capacidad intrínseca para hacer daño, aumentan la posibilidad de víctimas mortales. Cuando se utiliza un arma de fuego, existe una mayor probabilidad de que la acción termine en homicidio. El poder que otorga un arma puede utilizarse para obtener algo sin necesidad de que haya un contacto físico que provoque lesiones. Aun así, las consecuencias de un desenlace fatal cuando se usan armas son cuatro veces más que cuando se usan armas blancas (Beltrán et al, 1998).

4. Las muertes por armas de fuego en una cultura de violencia Hay cierto consenso en definir la violencia como el uso o amenaza de la fuerza física o psicológica, con la intención de hacer daño y como una forma de resolver los conflictos (Guerrero, 1997; McAlister, 1998; Tironi y Weinstein, 1990). Supone la existencia de un victimario o agente de la violencia, que puede ser militar, policía, civil, delincuente, integrante de pandilla, padres, jóvenes, niños, mujeres, etc. Además, supone la participación de una o más víctimas,

que son todas aquellas personas que reciben, padecen o sufren, en su persona o bienes, el efecto de la violencia. Por último, contiene un objetivo o finalidad de la acción violenta. Para el caso específico de El Salvador: “La violencia es un fenómeno complejo, tanto en sus manifestaciones como en las razones que dan cuenta de él. La transición de la posguerra con sus carencias y limitaciones ha contribuido a generar un conjunto de circunstancias que alimentan la persistencia de una cultura de la violencia, a lo que hay que agregar el individualismo neoliberal, la circulación no controlada de armas, el abuso del alcohol, las drogas y la pobreza” (UCA, 1997: 24). Bastante se ha escrito sobre la violencia en El Salvador. Desde los antiguos estudios que mostraban niveles extremadamente altos de violencia y homicidios por armas (Alvarenga, 1996), hasta las declaraciones de funcionarios y de la población apuntando que la violencia es el principal problema del país en la actualidad (PNUD, 2009). Un complejo terreno en donde interactúan la historia, la política y la cultura, está detrás de la violencia en El Salvador. Si bien el país inicia el camino hacia la consolidación democrática después de los Acuerdos de Paz en 1992, el progreso se ve amenazado por los alarmantes niveles de violencia social que se dan a partir de la década de los noventa. En toda esta violencia es donde las armas de fuego juegan un papel de gran relevancia: “Una de las peculiaridades de una sociedad que acaba de atravesar una guerra civil, es la existencia de armamento ligero en manos de civiles y la consiguiente dificultad para controlar los procesos de desarme de la población. En el caso salvadoreño, estas circunstancias se conjugaron con otros elementos para dar paso a la exacerbación de la violencia de posguerra” (PNUD, 2003: 13). Por otro lado, desde hace un tiempo que la comunidad internacional ha empezado a darse cuenta de las dimensio-

Las muertes por armas de fuego en el salvador: la reproducción de una cultura de violencia Por Juan Pablo Duhalde

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mentan los homicidios, aumenta también la participación de las armas en estos.

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Artículo nes y los efectos devastadores que tiene la proliferación de armas de fuego. Naciones Unidas calcula que hay más de 500 millones de armas en circulación en el mundo, lo que representa un arma por cada doce personas en el planeta. Según el Consejo Nacional de Seguridad Pública de El Salvador, entre 1992 y 1998 se destruyeron más de 10 mil armas. A pesar de la medida, en el territorio nacional existen entre 450 y 500 mil armas, de las cuales sólo 220 mil han sido registradas legalmente (Ministerio de la Defensa Nacional, 2010). Se debe tener claro que las armas de fuego no constituyen la causa original de la violencia que azota al país desde que se firmaron los Acuerdos de Paz, pero sin duda que una “cultura de porte de armas”2 determina la frecuencia, la letalidad y las consecuencias que deja la violencia armada en las relaciones sociales de los salvadoreños. La violencia y su expresión más evidente, los homicidios, tienen causas más profundas y estructurales, que se ven favorecidas por una serie de circunstancias que facilitan su aparición y reproducción. Las armas de fuego en manos de los ciudadanos son parte de esas circunstancias, al igual que la pobreza, corrupción, hacinamiento y desigualdad que azotan a El Salvador.

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Como se mencionó anteriormente, este análisis sobre las armas en El Salvador parte del supuesto de que éstas no sólo constituyen una amenaza para la sociedad, sino que sobre todo constituyen un riesgo para la salud pública de los ciudadanos, pues afectan de manera directa la salud e introducen un riesgo de mortalidad que de otra forma no existiría, constituyendo un peligro para los derechos de los ciudadanos. Esto supone la posibilidad de que una persona pueda imponer a otras personas condiciones que

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(2) Para dejar establecido la existencia de una “cultura de porte de armas”, no es preciso que los actores partícipes de estos valores den manifestaciones de violencia en todas las circunstancias. El sistema normativo prescribe que en determinadas circunstancias de interacción social, todos los miembros que comparten tal sistema de valores habrán de reaccionar con violencia armada.

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vulneren su integridad como ser humano, además de otorgar poder para negarle el derecho más fundamental de todos, el de la vida: “La violencia ejercida a través de las armas siempre tiene un resultado que compromete la salud de la persona y afecta sus posibilidades de supervivencia, luego de haber sido dañado por las mismas” (Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, 2001: 123). Por esto es importante entender que no toda la violencia está asociada a las armas de fuego, pero el uso de un arma contra otra persona sí implica un acto de violencia. Durante décadas las armas han servido para eso, han contribuido a someter a muchos, a reivindicar los derechos propios pasando sobre los demás y para hacer valer las posiciones particulares sobre las colectivas. Se debe dejar en claro que la violencia se puede abordar desde numerosas perspectivas. Este análisis privilegia su enfoque como construcción cultural. Es complejo dar explicaciones contundentes y únicas sobre su origen, sin embargo, a partir del análisis de la violencia podemos llegar a comprender mejor la formación de los códigos éticos que rigen la cultura de una sociedad como la salvadoreña. La forma en que Durkheim (1967) entiende el concepto de cultura es pertinente para el contexto que aquí se analiza. Dentro de la teoría del sociólogo francés, el concepto de cultura es moral y ambos funcionan en un sentido muy similar, ya que la moral sería el espejo de la cultura, o sea, las fuerzas que cohesionan al individuo y la sociedad desde la perspectiva de la necesidad de integración social. Por tanto, cultura aparece como el conjunto de reglas y códigos compartidos que producen los rasgos estables de una sociedad y la coordinación de las acciones de los sujetos. Sociedad y cultura, aunque analíticamente sean independientes, mantienen relaciones directas entre sí. Cada una de ellas puede explicarse en términos de la otra: a una so-


Si la violencia se sitúa como parte estructural de la cultura en El Salvador, entonces es posible hablar de una “cultura de violencia”. Este concepto inicialmente matizado por Martín-Baró (1983), y posteriormente desarrollado por Cruz (1997) y Huezo (2000), refiere al sistema de normas y valores sociales que acepta la violencia como elemento destacado en las pautas de relación entre las personas, “constituye una estructura de representaciones y actitudes que tienen como resultado un discurso a través del cual la violencia se reproduce” (Huezo, 2000: 119). Por ende, refiere al predominio del uso de la violencia como forma socialmente aceptada (moral) para relacionarse con los demás. Sin embargo, se debe dejar en claro que sería erróneo interpretar la existencia de una cultura de violencia sólo por el hecho de que un país tenga elevados índices de homicidios. También sería un error asumir que por cultura de violencia se entiende que todos sus miembros son igualmente violentos. Más bien, se puede hablar de cultura de violencia cuando existe una norma social más o menos compartida que legitima su aparición y uso en la vida cotidiana de los individuos. En El Salvador, la guerra civil determinó graves consecuencias para el desarrollo del país y para el respeto de la vida humana, exacerbando la ya existente cultura de violencia. En tal sentido, los Acuerdos de Paz que pusieron fin al enfrentamiento bélico resolvieron eficientemente las diferencias políticas que alimentaban el conflicto, pero no prepararon a la sociedad salvadoreña para resolver las

secuelas de la guerra. Es aquí donde se produce un desorden moral desde la perspectiva de Durkheim, siendo un peligro característico de las sociedades complejas, ya que los mismos factores que permitieron el fin del conflicto, comienzan a generar marginalidad, delincuencia e individuos armados. La violencia practicada por generaciones ha estimulado una dinámica que, alimentada por otras situaciones del contexto, no sólo afecta a la sociedad en su conjunto, sino que permea la subjetividad convirtiendo a cada uno de los salvadoreños en agentes activos de su reproducción (González, 1997: 441). La violencia, sea ésta de carácter delincuencial, social o político, es el producto de diversos factores que permiten su aparición y luego se retroalimentan, como la circulación ilegal de armas de guerra, la delincuencia común desencadenada por la falta de empleos, el aumento de la pobreza y exclusión social, las deficientes oportunidades de educación, entre otras características del contexto salvadoreño. Aunque no se cuenta con estadísticas institucionales, no es extraño encontrar en las crónicas y en los relatos de la vida social salvadoreña previa al conflicto (Alvarenga, 1996; White, 1970), numerosas referencias a la frecuencia con la cual muchos poseían armas y las portaban en sus actividades cotidianas. Esto nos lleva a pensar en las armas de fuego dentro del ámbito cultural. Así, la aparente preferencia de muchos salvadoreños por el uso de las armas no sería una pauta de comportamiento reciente, sino que formaría parte de un sistema de valores en donde las armas son socialmente permitidas, aceptadas y, en cierto modo, admiradas. No debemos olvidar que la mayor parte de la violencia, independiente de cuál sea ésta (de ataque, de defensa, de control, de opresión, de liberación, de desagravio, etc.) ocurre en un contexto humano, tiene un valor social y requiere de una justificación. Esto es fundamental para comprender el por qué de la relación entre armas de fuego, violencia y cultura.

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ciedad (cultura) dada le corresponde siempre una cultura (sociedad) determinada. La experiencia común indica que las formas culturales sobreviven a sus marcos históricos de origen, por lo que la cultura no sólo refleja su contexto, sino que también la organiza, trasciende y transforma, tal como es el caso de El Salvador, en donde se manifiesta y reproduce una denominada “cultura de violencia”.

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Artículo 5. Conclusiones La guerra que sacudió a El Salvador fue un fenómeno social envolvente y generalizado. A pesar de que no fue vivido con la misma intensidad por todos los salvadoreños, sus efectos se hicieron sentir en toda la población. Durante el conflicto bélico muchos civiles fueron víctimas o testigos de innumerables hechos de barbarie como muertes violentas, torturas, secuestros, desapariciones, así como de otros hechos que violentaban sus derechos. Según las evidencias recogidas sobre el período antes del conflicto, los salvadoreños ya tenían un conflicto serio de violencia. Todo lo anterior nos permite concluir que esta problemática no es nueva y no fue creada por la guerra, aunque ésta contribuyó enormemente a que la violencia se institucionalizara en el sistema de valores y normas que rigen de forma tácita las interacciones personales.

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Al caracterizar la cultura que sustenta las interacciones sociales de los salvadoreños, es prácticamente imposible dejar de mencionar la violencia como vía a través de la cual los ciudadanos se han relacionado desde tiempos remotos. Esto es una cultura de violencia, que reproduce una forma de pensamiento que marca la relación de muchos salvadoreños y salvadoreñas con las armas de fuego, en donde su posesión garantiza supuestamente la capacidad de relacionarse con los demás de forma segura, además de otorgar un estatus de respeto y de poder con los demás (Bandeira, 2006).

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Hace 20 años se firmaron los Acuerdos de Paz en El Salvador, sin embargo, actualmente mueren más salvadoreños y salvadoreñas por efecto de las armas de fuego que durante el conflicto armado interno. Los medios escritos, radiales y televisivos relatan las tragedias que viven las familias salvadoreñas efecto de las armas: desde niños alcanzados por balas perdidas; padres que no regresaron a casa porque una bala los asesinó; hijos que se quedan sin madre, etc. Del mismo modo, las estadísticas reflejan de Revista del Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile www.untechoparachile.cl/cis

forma clara la incidencia cada vez mayor de las armas de fuego en hechos violentos. Los datos expuestos en este trabajo, muestran que la mayor parte de los homicidios que se cometen en el país se llevan a cabo con armas. Las armas, antes de cualquier interpretación sobre su uso, son instrumentos para provocar daño y, en tal sentido, representan un riesgo para la integridad de las personas. Por tanto, el efecto negativo que tienen las armas sobre la sociedad y su desarrollo nunca ha sido cuestionado, sus impactos son múltiples y de naturaleza diversa: El primero y básico, es la pérdida de vidas humanas y la multiplicación de casos de lesiones en la ciudadanía. Segundo, los conflictos armados obstaculizan el funcionamiento del Estado de Derecho y la provisión de servicios públicos a los ciudadanos, como el transporte, la salud y la educación. Tercero, la violencia compromete el crecimiento económico, destruye la infraestructura, los bienes individuales y colectivos, distancia a las personas de sus fuentes de trabajo, espanta las inversiones y los capitales extranjeros. En cuarto lugar, la violencia provoca numerosos desplazamientos de poblaciones que huyen de la misma. Estos cambios demográficos súbitos y forzados son catastróficos desde el punto de vista humano y económico. La existencia de un sistema de normas que promueve y justifica la violencia como forma privilegiada de resolver conflictos, niega la posibilidad de construir una sociedad basada en el diálogo y en el respeto. Es por esto que resulta importante mencionar que en la prevención de la violencia están involucradas las autoridades políticas como eje conductor del proceso, las instituciones con una constante colaboración y la comunidad como personas que exigen y actúan en pro de asegurar sus derechos básicos, como lo es la seguridad ciudadana (Mockus, 2001). La participación de la sociedad es determinante para fomentar


una cultura de prevención del delito, ya que las posibilidades de éxito de los programas de seguridad dependen del apoyo ciudadano. Este es uno de los principales desafíos para los países latinoamericanos en la actualidad, que deben trabajar en conjunto por un continente menos violento y vulnerable. Partiendo de la premisa de que la violencia en El Salvador es un problema arraigado en la estructura social, en la medida en que responde a la desigualdad y las brutalidades históricas sufridas por sus habitantes, el presente trabajo revela un contexto en el que la violencia se normaliza y en el que actualmente las preferencias por el uso de armas de fuego se legitiman, en tanto son parte de un todo coherente que utiliza estos instrumentos para la regulación de la convivencia, para hacer frente a las cotidianidades, para responder a las amenazas, defenderse de los criminales, en una palabra: conducirse frente a la vida.

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Un país con cerca de medio millón de armas en manos de civiles no puede identificarse como un país pacífico, sobre todo cuando posee uno de los índices más elevados de violencia en el mundo y una población que se habituó a la cotidianeidad de la muerte. Salvadoreños y salvadoreñas son las principales víctimas en este contexto, ya que las muertes por armas de fuego no distinguen entre quienes las portan y aquellos hacia quienes va dirigida la munición, como tampoco discriminan entre jóvenes y niños, entre mujeres y hombres, o ciudadanos honrados y delincuentes. Las armas son un componente importante de una ética social de violencia, de una epidemia hasta ahora sin control.

Las muertes por armas de fuego en el salvador: la reproducción de una cultura de violencia Por Juan Pablo Duhalde

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INFORMACIÓN PARA COLABORACIONES REVISTA CIS de Un Techo para Chile

Se abre la convocatoria a estudiantes universitarios y académicos para el envío de trabajos. Éstos pueden ser artículos resultantes de investigaciones o ensayos de opinión. Los trabajos deberán guiarse por las normas que se detallan a continuación. Formato de presentación de los artículos 1. Los artículos se recibirán escritos en procesador de texto WORD para PC. Su extensión deberá ser de entre 4.000 y 10.000 palabras incluyendo cuadros, gráficos y referencias bibliográficas. 2. Deberá incluirse, en una página aparte, una portada donde aparezca el título del trabajo, autor (es), nombre de la institución de estudios o de trabajo y país. 3. Los artículos deberán ir encabezados por: título, resumen de 200 palabras máximo, con su versión en inglés y un máximo de 5 palabras claves en los 2 idiomas. Más abajo debe venir el desarrollo del artículo estructurado en introducción, capítulos o secciones y conclusiones. Al final se debe incluir el listado bibliográfico. 4. Las referencias bibliográficas en el documento deberán estar regidas según la norma APA.

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5. Gráficos, tablas, cuadros, etc., deberán ser perfectamente nítidos y formar parte del contenido del texto. Las fotos deberán adjuntarse en archivos separados, con resolución mínima de 250 dpi en formato tiff o jpg, tamaño 10x15 cms. Todo el material gráfico debe ser identificado, llevar leyenda explicativa, la fuente al pie del elemento correspondiente y estar vinculado con el texto,

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señalando su ubicación en el artículo de esta manera: (insertar aquí cuadro n°1). 6. Las opiniones y contenidos de las colaboraciones son de responsabilidad exclusiva de los autores; la revista del CIS se reserva el derecho de efectuar las modificaciones que sean necesarias para adaptarlas a los requerimientos de edición. Cualquier restricción legal que afecte a los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores.

Bibliografía Al final del artículo deberá incluirse la lista completa de bibliografía utilizada, rigiéndose según el formato de las normas APA. El listado deberá ir en orden alfabético por apellido de autores citados.

Derechos de autor Los autores de los artículos que sean aprobados para su publicación, deberán firmar un documento mediante el cual autorizan al Centro de Investigación Social de Un Techo para Chile a publicar su artículo de manera digital e impresa.

Envío de manuscritos Se recibirán las colaboraciones vía correo electrónico a Elisa Salinas, dirección: elisa.salinas@untechoparachile.org. Los artículos deberán ir en formato WORD, y las imágenes aparte en formato tiff o jpg. Más información en www.untechoparachile.cl/cis

Procedimientos de evaluación de artículos 1. Al recibir los artículos, se comprobará su pertinencia temática y el cumplimiento de los aspectos formales. 2. Una vez terminado el plazo estipulado para la recepción de colaboraciones, se iniciará el proceso de evaluación por parte del comité editorial. Cada trabajo será revisado por al menos dos evaluadores externos de acuerdo a su contenido y estructura.

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3. Luego de la evaluación, el editor enviará al autor un formulario con las observaciones tanto formales como de contenido, para que éste proceda a realizar las correcciones pertinentes.

Información para colaboraciones Revista CIS de Un Techo para Chile Equipo Revista CIS

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De este nĂşmero de la revista del Centro de InvestigaciĂłn Social de Un Techo para Chile se imprimeron 1500 ejemplares en Alfabeta artes grĂĄficas en Marzo del 2012.



Contenidos revistacis15

1

Editorial

3

Evolución del espacio doméstico en “blocks” de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjuntos de vivienda básica. Por Tai Lin

27

La distribución del ingreso en el Perú: 1980 – 2010. Por Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor

51

‘Sostenidos en colectivo’: Una aproximación al proceso de individuación de los jóvenes en campamento. Por Rodolfo Martinic y Valentina Bravo

71

Entrevista a Bernardo Kliksberg. Nuevos desafíos para la lucha contra la pobreza y desigualdad en América Latina.

79

Relevamiento de barrios informales en el Aglomerado del Gran Buenos Aires y en la Provincia de Córdoba. Por María Julia Gabosi, Juan Dattoli e Ignacio Pérez

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Las muertes por armas de fuego en El Salvador: la reproducción de una cultura de violencia. Por Juan Pablo Duhalde

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Información para colaboraciones en Revista CIS de Un Techo para Chile.

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