Revista no 7

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CRECEMOS PARA SERVIR

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OFICINA PRINCIPAL: Calle Bolívar No. 21-26 Tel: 646724 Fax: 646984 SECCION DROGUERIA: 646778 GRANADA-ANTIOQUIA AGENCIA: Corregimiento de Santa Ana NIT. 890.981.912 MEDELLIN: Calle 46 No. 53A-14 Teléfonos: 381 3064 - 381 3065 - 381 3063 Fax: 5123638

La participación y autogestión comunitaria, son herramientas que el Cooperativismo promueve para el desarrollo de una verdadera Sociedad Democrática.


Ciudad, revista de asuntos urbanos

CI1T AD

Licencia 001356 de Mayo de 1984 Edición No. 7-8. Diciembre/97 - Enero/98 Sede: Carrera 54 No. 53 - 35 CORPORACION CIUDAD Centro de Estudios Urbanos TELEFAX: 511 92 38 Meddlin - Colombia

Director Luis Guillenno Alvarez Alvarez Consejo Editorial: ' Darío Ruíz Gómez, Mario Eduardo VéJez S.,Andrés Velásquez R., Femando Viviescas M., Gustavo Vivas R, Oswaldo León Gómez C. Federico Giraldo Valencia Jefe de Redacción: José Matiínez Sánchez. Colaboradores: Fernando Cruz Kronf1y, Jaques April, Emilio Latorre. Edgar Vásquez B, Gennán Colmenares, Anibal Patiiio. AlbeJio Saldan'iaga, Verónica Perfetti, BenjaminBarney. Jorge Mazo, Samuel Jaramillo, Antonio Montafía, Rogel jo Salmona, Silvia Arango, Annando Silva, Pedro Santana. Saúl Sánchez, 'Juan Camilo Ruíz, Fabio Betancur, Carlos Anubla P, Jaime Jaramil10 Panesso, Carlos Julio Calle, Luis Femando Arbeláez, Alberto AguÍlTe, Manuel Mejía Vallejo, Juan Luis Mejía, Aura López" Juan Guil1el1110 Betancur, Margarita Gómez, Carlos Arie! Mejía . .Jo,é Mattinez S.,Elsa Ruíz, Beatriz Gómez (¡iraldo. Amantina Osmio, Claudia Lucía Alvan::z, Gloria Burgos, Sergio Trujil1o, , Victor Gaviria, Rubén Daría Lotero, Ramiro T~iada, Jaime Velásquez, Luis Guillenno Pardo C., Horacio Serpa Uribe, Hubert D. Ariza R., Gloria Helena Pineda G., Gloria Agudt,l u , Femando Baena R. Pedro Cano A, Raúl González H. Diseño: Revista Ciudad Fotografía: David Domb Raúl González H. Pintores: Femando Ramírez, Fabio Bedoya, Osear Jaramillo, Satumino Ramirez, Rosa Vélez, Clemencia Cartagena Contabilidad Fabio Cardona Vargas Coordinador de Publicidad: Tibisay Arcia Peña Abelardo Osario Escobar Suscripciones y Ventas: Corporación Ciudad CaJTera 54 No 53-35 Te1efax: 5119238 Corresponsales: Gustavo Vivas R.-Espafía; María Clara Mejía B.-EE. UU: Pedro Cano A-New York. Fotomecánica: León Fotomecánica Tel 512 23 64 Elaboración e Impresión: Colofón Ediciones- Mec,lellín Tel. 51 1 92 3R

Ciudad, Revista de Asuntos Urbanos, es una publieación que revela, en palabras e imágenes, el devenir de las ciudades colombianas y que se propone articular discusiones sobre la vida urbana con el interés de hacer de la cilldad una hunwna y digna residencia para el ciudadano. Siendo de carácter pluralista e ínterdiscíplinaria; las ópiniones expresadas son de los autores. reservando la sección editorial para manifestar los puntos de vista de la Revista.

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EDITORIAL EL CAFE Federico rvkdina Cano

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CARTELERA

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VIEJO OSCAR COLI! ]ohnny Ramírez METAFISICA DE BARES Y CAFES Daría Ruíz Gón.. . ez

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EL CAFE COMO LUGAR DE MEMORIA Fernando Cruz Kronfly

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DE BARES Y TIEMPOS PERDIDOS EN UNA NOCHE Francisco Javier Saldarriaga LOS BARES Luz Eug<:nia Pérez LA RISA DEL ENANO José Maníncz Sánchez VIAJERA NOCTIVAGA Alba Rocío Rojas León

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LOS BARES CJTADINOS COMO ESCENARIO DE LO POLlFONICO Raúl Botero Torres EN NUESTRA OBSESION UN MEDELLlN Jaira Guzman NOCHE, BARES Y ESE BOHEMIO Reinalcla Es'pitaleta SENDEROS, BULEVA.RES y NUEVOS ('OIJlG')S VISUALES DEL METRO l'vkrra de rvJ<:clelJín-Gereneia de Pla'l<:'LL:i611 y Desarrollo EL PASADO ES DEMASIADO PEQUEÑO PARA HABITARLO Nathan Carckls AREAS DE SENSATEZ EN EL CRECIMIENTO INCONTROLADO Nathan Gardels

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Bditorial Bares y bohemia en la ciudad estan ligados existencialmente al devenir de la ciudad y de la CI Jltura urbana; los primeros como instituciones públicas y el segundo como comportamiento libertario, constituyen el escenario y condimento que estuvjeron desde los orígenes, asociados al surgimiento de tertulias, cofradías y conspiraciones, La bohemia, o bohemía somo ritma la canción, expresa mucho de la espiritualidad de un pueblo, de su carácter y el café-bar es una marca identificatoria en la evolución del ciudadano y de la eiudac: En estos lugares se vive con efervescenciél porque en ellos corno en La Fiesta, el indiViduo se integra y se hace social y sociable, se colectiviza. En el bar "el prohombre y el villano bailan y se dan la ¡"nano" Tan antiguos como la c~dad son el bary la bohemia, auncuando cambien e! estilo, el decorado,! el fermento. Sinembrago en el actual contexto urbano mantienen su tradición atractiva para el disfrute del tiempo no laboral, que evoca nostalgias e invita al recogimiento Es un lugar de libertad y al mismo tiempo un lugarcie afectividad, en el cual el encuentro hace vital el diálogo genial o prosaico, irónico o mordaz, ingenuo o iluminado La vitalidad de una ciudad se evidencia en su vida nocturna, es algo qu.e habla de progreso y democracia, de su modernidad o postmodernidad y su civilidad; algo que certifica je su grado de urbanización y humanismo. Y que habla también de erotismo, ritualidades y lúdicas; de la lucidez del borrac!l::) o I ,1 embriaguez ensoñadora. Entonces el bar se convierte er algo sacro, en altar, en nicho, muy a pesar de :a CI JltLJra oficiosa • y de la doble moral estigmatizadora.

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La truculencia de los centros de las ciudades, dan cuenta de!a explosivicad de los ciudadanos, de su segregación y polarización, de su fragmentación, migración y desplazamiento pobiacional; pero en los bares los gestos reverenciales y paganos manifiestan una comunión que evidencia admisión, asi sea precaria, de el otro, es decir de conciudadania oorque eso es el bar: e'llugar-punto de encuentro en que cor vergen todos los no lugares para dar locuacidad a !a palabra

- Por ser además tem;::!G de rituales paganos, el bar tiene de repugnante y atractivo a la vez.., un halo misterioso

;,,; y un argo de sentjnle,ltal. De ésos algo tratan los diversos escr'itos que sobre el tema hoy publicamos. Y que, estalllO:3 segllros, invitan a urgar aún más sobre estos recintos de la paiabra y del sentimiento. Por esto creemos que, como el bebE;r'or aquél, quedamos iniciados.


El café: La disponibilidad de la palabra Por Federico Medina Cano O)

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I café surgió en el si g lo V JI e o loglaterra paralelamente a los salones franceses. Aparece en un momento en que el café, e! :.:.::!:!:: té y el chocolate se convirtieron en bebidas :~,}:(~:(::,:,~~~(~,,:::::((, de m oda en E u ro p a . E stos establecimientos nacieron con e! ingreso de! café a Europa' y la cultura que acompañaba esta bebida(2). La atmósfera de estos lugares, desde su primera aparición, era de amable discusión, de intercambio de ideas, de sociabilidad. Se les identificaba con las ideas liberales, con la libertad de expresión, con el pensamiento crítico y en algunos casos con el afán de conspirar. Eran lugares en los que se eliminaban fas diferencias sociales y la solemnidad de "trato de las cortes. Los salones eran para círculos cerrados de la nobleza y de la alta burguesía, en su interior los gustos y las maneras eran elitistas, se hablaba de arte, literatura y filosofía. Los cafés por el contrario eran instituciones públicas y como lugar de reunión agrupaban a los hombres de todafias capas sociales. En ellos imperaba I el «sentido común», se hablaba de política y tenía'h su espacio e!juego y los negocios. Dispersó el protocolo ylos

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ritos inflexibles y ordenados de la sociedad cortesana: sus principios eran la igualdad y la movilidad social. No sólo eran lugares de reunión, en ellos se depuraban las idea:>, se ampliaban los conocimientos, se construyeron al calor de la discusión los principios democráticos. Eran frecuentados por sectores mayoritarios que escuchaban allí, en un lenguaje llano y tranquilo, las conclusiones de la ciencia y de la filosofía. Fue en sus inicios el lugar de la modernización y del progreso('». En el contexto urbano actual el café conserva su ientido tradicional: es uno de los enclaves de la sociabilidad masculina, es un territorio por fuera del medio familiar donde el hombre'pasa sus momentos de ocio, consume los momentos de su tiempo libre, y renueva ritualmente sus aficiones, sus creencias y sus puntos de vista. Es el lugar del descanso y de la permanente disponibilidad. «El café era la segunda habitación del padre, el ámbito del eructo proverbial y la conversación del que eran excluidas las mujeres»(4) (5).

Licenciado en Filosofía y Letras, Maestría de Literatura Latinoamericana.

El café, el té y el chocolate hicieron su aparición en Europa en los siglos XVII y XVIIJ. No eran alimentos de un alto valor nutritivo (carecíal'/. de cualquier valor como alimento) pero se convirtieron en una costumbre social que contribuía a amenizar la existencia. El café era originario del sur de Arabia, el té era originario de China y el chocolate de América tropical. El hábito de tomar café probablemente lo divulgaron los Jiolande~es, lo mismo que el del consumo del té, el uso del chocolate como bebida lo generalizaron los españoles. El café y el té eran productos caros (el café dejo de serlo hasta que su cultivo se difundió por el sureste asiático y por algunos países de Suramérica), el chocolate era una bebida popular (en el noroeste de Europa se asociaba con las clases más humildes). (J)

El café era una bebida social e ingresó a Europa como una bebida que poseía propiedades únicas (era un estimulate suave). Su exotismo, las controversias que suscitó, la misma clandestinidad con que algunas veces se rea:izó su consumo, convirtieron esta bebida en un tema seductor para los poetas y escritores. El café, como el vino, se le consideraba un perturbador de la mente «<un sedicioso perturbador del mundo))), un tónico del intelecto que fortalecía el espíritu, un instigador del pensamiento, un excitador intelectual que inducía a la reflexión, despertaba en quien lo bebía la alJudeza me,ntal (iluminaba el ingenio haciendolo alegre y vivaz para repeler fir;amente los ar8~mentos y las ~xclamaciqnes), la capacidad de VIS IOn (permltla «apreciar las cosas con los OJos abiertoS))), )1 ~stlmulaba la fantasla y la znsplraclOn. «Cae el cafe en el estomago. desde entonc~s todo se agIta: [as Ideas Irrumpen como batallones del gran ejercito en el campo de batalla, y se traba la lucha. 10s recuerdos aCl/den en pOSIC/UTl de ataque con las insignias desplegadas; la caballería ligera de las comparaciones desfila a ~alope; la artillería de la lógica acude con sus carros y sus pertrechos; las frases'espirituales avanzan como francotiradores; las imágenes se almean; el papel se cubre con tinra, después la lucha comienza y acabapor torrentes de agua negra, como la batallapor la pólvora, igualmente negra» (Honorato de Balzac. Citado por.' Osario lizarazo, 1. A. El árbol turbulento. Bogotá, Imprenta del Banco de la Republica, 1954. Pág. 124). (3)

Neumeister, Sebastián. «La ciudad como teatro de la memoria» Revista de occidente. # 145 junio 1993. Pág. 67.

(') Verdú, Vicente. Sentimientos de la vida cotidiana. Madrid, Ed. Libertarías, 1984. Pág. 111 «En muchos casos el marido, al volver a su casa, entraba en realidad en la casa de su mujer: ella reinaba en su morad~. En este espacio el hombre no podía tomar iniciativas sin manchar, romper o molestar. Muchas veces esto implicaba que la sociabilidad propzamente masculzna buscara territorios más propicios fuera de lafamilia» Antaine Prost «Fronteras y espacios de lo privado» Historia de la Vida privada. Tomo V Madrid, Ed Taurus, 18989. Pag. 78.

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El café es un espacio ritual, un I al común. Es una área pública donde el campo mo social o colectivo tiende a estar ricualizado. Las regl de comportamiento y los gestOs que allí se realizan on simbólicos. Los ritos .cumplen una función de reconocimiento: insertan al individuo en una tradición (sin la cual se siente perdido y desarraigado), reafirman el sentimiento de identidad tanto individual como colectivo, lo vinculan a una clase social y lo convierten en miembro aceptado de la comunidad. El café es parte del escenario público: es uno de los lu are comunes de llegada, es un sitio de reunión. Es el lugar de la convivialidad, de la proximidad o de la projimidad(6). Es un ámbito ceremonial de la vida ciudadana: es una región abierta, un lugar de encuentro en el que es posible dirigirse a los demás sin ningún pretexto determinado, sin un objetivo específico o sin buscar una finalidad. El palabreo, el rumor, la charla intrascendente" la francachela, la conversación anodina que acompaña la vida de todos los días, el intercambio de impresiones son.algunas de las actividades humanas que facilitan la socialidad. El compartir opiniones comunes o disentir sobre ellas, el poner en común las vivencias o la experiencia individual por medio de la palabra, el trazar conjeturas o explicaciones sobre lo ocurrido, el confirmar en el diálogo informal las creencias colectivas, son acciones que le dan consistencia a la vida comunitaria. El visitar el café forma parte de las actividades aciales de esparcimiento. Sirven de marco para las reuniones de amigos y para las discusiones; son lugares de mucha efervescencia, en ellos reina una animación que facilita los contactos y la integración. Algunos no son sólo puntos de reunión, son lugares de encuentro, puntos para citar a un amigo. El sólo hecho de estar sentado en un café "O puede considerarse un acto sociable, es la materialización ~ de un deseo aunque pasivo de participar en la vida ~ colectiva; es un baluarte transitorio desde el cual el ~ visitante puede observar (como un voyeur) la vida que "O transcurre(7l, los movimientos de la ciudad y de sus .J gentes, y, a la vez, ser visto(8).

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MafJesoli. Michel. El tiempo de Las tribus. Barcelona, Ed Icaria. 1990. Pág. 61.

(6).

O»Lo importame en el café es:.dejar ir los ojos, músculos y espíritu. Distenderse, así corno el gato cuando hace el arco con su columna vertebral y estira sus patas para que elfluido le irrigue cada fibra. La lección que da elfelino es la del reposo... La mirada del buen parroquiano de café debe ser apasionada, pero razonable, impreganda del sentimiento de que nada urge ni es absolutamente necesario» (González, Fernando. El hermafrodita dormido. Medellín, Ed. UP.B., 1994. Pág 63). Sue, Roger. El ocio. México, Fondo de Cultura Económica, 1982. Pág. J27, 128.

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El café no promueve la ideología de la circulación. No es el lugar al que se llega intempestivamente en el vagabundear por laciudad, en el recorrido multidireccional o discontinuo por el espacio urbano. El café está en el itinerario habitual: es un lugar propio, un lugar usual. Está cerca del trabajo, cerca de la parada del autobús o de los lugares de más vida en la ciudad, cerca de la casa,.en el corazón del barrio o simplemente en la esquina. Es un lugar que pertenece a la vida del barrio, de la ciudad o del pueblo. Tradicionalmente en el espacio urbano o del barrio el espacio exterior no es del tOdo público. El espacio del barrio se distingue perfectamente del espacio privado, pero en ningún momento se cierra a él sino que forma una especie de zona protectora. El café no es ni totalmente público, ni exactamente privado. En él la vida privada encuentra una prolongación, un apoyo, un eco y a veces también una censura.


Las personas que se reúnen en el café disponen de su tiempo, no se ven limitades por presiones externas, ni por las obligaciones laborales ni sociales. A su interior se suspende el ritmo del trabajo. El tiempo que se permanece en su interior es un preludio al reposo nocturno O vespertino o a la quietud del fin de semana. Es un tiempo cordial en que se puede compartir la bebida y la conversación, disfrutar del silencio o de la contemplación del movimiento de la ciudad y sus gentes. Es un momento lleno de vitalidad, en que la existencia se renueva. En él el cliente se toma unas copas o un café con los amigos que lo acompañan desde el trabajo, antes de volver a casa. Es el lugar de transición entre el mundo del trabajo y el mundo íntimo de la vida doméstica (No solo la actividad del día laboral termina en los cafés, también allí la vida de la ciudad comienza, los clientes antes de ir para su trabajo inician su día con una raza de café o una pausa para ver despertar y desperezar la ciudad). También existe el café de los viernes o de los fines de semana, de los domingos, donde se comparte con los amigos de toda la vida una taza de café, una cerveza o unas copas de aguardiente. No está lleno por temporadas, sus mesas siempre permanecen ocupadas. o es un lugar de ocasión,' se frecuenta rítmicamente. Tiene sus clientes permanentes que en momentos del día distintos o en jornadas laborales diferentes lo visitan asiduamente. El café es un espacio habitual. Cuenta con personajes asiduos, que incluso tienen asientos tácitamente reservados. Los parroquianos tienen al menos un apellido, a veces incluso un nombre (o un apodo), o una costumbre en el consumo que es conocida por sus dueños (una bebida asignada o un lugar en el establecimiento). Es el espacio donde se afirman costumbres o ritos, preferencias o deseos. Sus camareros (o meseros) están incorporados a la historia del establecimiento: su personalidad, el conocimiento que tiene de los clientes, su forma de vestirse son otros de los tantos atractivos de estos lugares. Muchos de ellos (o de ellas) beben café o licor con los clientes, los acompañan en su consumo (es frecuente que un parroquiano los invite a tomar una c6pa de su cuenta) o participan de clima y del intercam bio v~rbal que se realiza. El camarero acoge la demanda del cliente y la satisface personal mente, es 'un asistente personal. La ciudad no es solo una organización racional, funciona también como imaginario, como reino del Mythos, como fábula. Cada ciudad tiene sus leyendas,

sus espacios construidos con sueños e ilusiones. De esta imagen de la ciudad participa el café. Entre la ciudad y algunos cafés se establece una identidad: nacieron con ella, son parte de su pasado y del de sus gentes, son leyenda. Al café lo rodea un halo sentimental: puede ser también un reducto, un «nicho", una zona «reservada». Es el lugar del encuentro, de la cita clandestina que puede llegar hasta la promiscuidad. Es el lugar de la fantasía injertada en la vida cotidiana, de la aventura, Es un espacio utópico: tó'do lo que en él acontece cobra otro sentido, se torna en hazaña. Estos cafés tradicionales lLev-aban la marca del destino y del azar: en sus interiores era común encontrar ambientaciones falsamente suntuosas, conjuntos de espejos (con marcos de moldura dorada y filigranas) o de luces que multiplicaban la figura y las sombra:s, y provocaban el juego de la apariencia; también era frecuente encontrar molduras con adornos de estuco y de yeso dorado, columnas, cornisas y pilastras, zócalos altos., o el cielorraso adornado con motivos grecorromanos. Estaba decorado con gobelinos, láminas o pinturas nostálgicas y distantes (con paisajes remotos, perros de presa y aves de cetrería, mujeres extáticas, «ninfas y diosas llevando montones de frutas, manjarC;tS y aves en sus cabezas(Y) que abrían la puerta a la ilusión (en una fusión de citas de la história de la pintura y de la mitología). Sus espacios interiores no eran abiertos, en él abundaban los rincones o recovecos que permitían la intriga y la discreción «<los laberintos que copian las formas sinuosas de la conciencia y del pensamiento»). La luz era poca y tenue, la música de fondo apenas se escuchaba. El mundo de sombras y de murmullos que se creaba facilitaba el encuentro y el diálogo: era un medio que invitaba a la discreción, al recato, que resaltaba tanto la importancia de la palabra como el enorme valor que posee el escuchar.

Berman, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire. de Bogotá, Siglo XIX, 1991 Pág. 148.

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San/ajé

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El café no es equivalente en los sectores mayoritarios del exclusivo club social o de los bares sofisticados. No es un círculo cerrado: no hay dificultad de acceso. No es el lugar para exhibir vanidades, ni el espacio donde una clase se ofrece en espectáculo al resto de la sociedad. A su interior no se cuecen las últimas noticias, las anécdotas íntimas del poder, no se satisfacen curiosidades, no se conocen los movimientos más pequeños de los demás (las rentas, los amores, las enfermedades, la «situación»), ni las indiscreciones claves del éxito mundano. El café pertenece a la cotidianidad más cercana, al deambular de las gentes de la ciudad y sus rutinas.

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Es «el lugar del discurso,,(I0), el círculo donde se ostenta el podcr de la palabra. Las palabras que se intercambian en el café pertenecen a un registro diferente. N o es el lugar de la confidencia, ni del diálogo serio y comprometido. Se habla muy poco de la vida privada, y cuando se aborda en algunos de sus asuntos es siempre bajo un discurso lleno de convenciones que no hace necesario desnudar la intimidad y la privacidad fren te a su interlocutof: Se prefieren los asuntos laborales (rememorar lo ocurrido durante el tiempo laboral); los asunto de negocios se abordan sin asumir en rigor lo dicho, y de una manera descuidada se frecuentan los asuntos políticos (se quiere «arreglar el país»). Es un movimiento que no se detiene jamás, un alud de palabras que sólo necesita como pretexto cuaJe¡ uier suceso, un encuentro o una emoción que se puede compartir con otros. El café cumple una función fundamental: en la charla, en el juego de la palabra se mueven y manipulan los Clementos fijos sobre los cuales se apoya una lengua y L1na cultura, sus valores, sus mitos y sus símbolos(ll). (10) Aries, Philippe. Ensayos de la memoria 1943- 1983. Santofé de Bogotá, Ed Norma, 1996. Pág 318.

Duvignaud, lean. El juego del juego. México, Fondo de Cultura Económica, 1982. Pág. 36, 37

En el café circula la palabra acampanada de la circulación de la bebida: los que se reúnen en el café son comensales en una misma mesa. La mesaes por excelencia el lugar de la convivencia, el lugar del discurso y del enunciado(l2l. Culturalmente la mesa tiene un doble significado: es un mueble social, el mueble de la reunión, y también el mueble del diálogo(J.1l. De un lado, está he<.:ha para ser rodeada (todos sus lados se pueden ocupar). Situada en medio del espacio disponible se ofre<.:e a las aproximaciones de todos, a la reunión cotidiana o periódica. Es el centro es pacial alrededor del cual las personas que frecuentan el café tienen una cita tácita y permanente. De otro, es una superficie plana que le brinda a cada persona un espacio gestual personal. «La postura de expansión física da a la reflexión, a la palabra, su entera libertad. Los rostros se dan la cara y las miradas se compenetran. La mano, liberada del trabajo, puede edicarse (Otalmente al esfuerzo ~xpresivo. Cada uno se enfrenta a todos los demás y, a su vez, Se entrega(14l. Es el lugar privilegiado para el diálogo, la búsqueda común, la éleliberación, para poner en mmún sugerencias proyectos, para intercambiar impresiones. La actitud de los contertulios en el café no es la discreción, ni la distancia. El que se sienta en la mesa asume una actitud abierta. Se desvanecen las actitudes

Stourdze-Pleissis. Marie-Noely HelenSthrohl, «El conocimiento del comedor)). En Duvignaud, lean. Sociología .del conocimiento. México, Fondo de Cultura Económica, 1982. Pág 232.

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Barbotin, Edmond El lenguaje del cuerpo. Tomo JI. Pamplona, Eunsa, 1977. Pág 272, 273

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pomposas y engreídas, el tono trascendente y la hueca grandilocuencia, y se privilegia la humildad y lasinceridad. Los diálogos transcurren' "ein una aire' alegre pero bondadoso. Las palabras están~te'~estidasde simplicidad y autenticidad. El objetivo es lograr un diálogo reposado y ponderado: en el que todos se puedan expresar libremente y ace¡}ren que el otro se enuncie a su vez. Aunque se pueden dar discusiones, no se busca ejercer el poder o imponer una verdad. No se busca arrebatar la palabra, imponer un sentido, ni se pretende dogmatizar. La circulación del sentido alcanza una particular vivacidad. La tertulia es una filantropía del alma que propicia la «amistad grande y pactada para pensar»(15). El diálogo estimula el pensamiento, cada persona descubre en la palabra del.otro un estímulo para continuar y prolongar su intervención. Las conversaciones cruZadas pueden ser de muy distinta calidad, pueden ir desde la vulgaridad y la intrascendencia, la lúdica verbal, las maniobras verbales, el duelo cortés, la contienda de ingenio verbal, hasta las cimas de la contemplación filosófica y la reflexión más

El café y la

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elaborada. Los rostros abandonan su parquedad y las limitaciones que el trato social les impone: los rostros se hacen más expresivos, los rasgos sé distienden y asumen una nueva vitalidad. En el intercambio hay un código fundamental: el humor. Es un diálogo que lo atraviesa la búsqueda de la broma picante, la nota oportuna. El café es el lugar del juego y del habla, de las especulaciones lúdicas; es el espacio donde el habla no necesita justificación para fluir, para presentarse en toda su riqueza y disponibilidad. Es

El café como sitio de encuentro público tuvo sus antecesores. «Antés existía la venta (la trattoria italiana), el albergue (albergo) o la hostería (osteria), lugares destinados tanto a servir comidas a domicilio, como a albergar y a dar de comer a un huésped pasajero»(1b). También entre ellos estaba la taberna y el cabaret, que eran lugares -donde se bebía y vendía vino, y en el imaginario de su época tenían mala fama y eran frecuentados por gentes de baja condición. Pew el cabaret tiene su evolución: en el siglo XIX se convierte en lugar de reunión de intelecturales y artistas, y de pequeños cenáculos.

el tiempo para el chisme y el albur, para cazar la oportunidad y tejer la ironía, para el devaneo inútil y el diálogo entrecortado o fragmentario. Lo que allí se dice no tiene consecuencias, «no se le sostiene a nadie». Aunque todo lo que se dice en este ambiente lúdico no impide que se expresen asuntos en tono confidencial y personal.

El café, aunque aparece más tarde, se prolonga más en el tiempo que el cabaret y todavía conserva la gran mayoría de sus rasgos; el cabaret, como se entendió en el siglo XIX brilla muy corto tiempo, pierde su potencia creadora y es su plantado por un espectáculo para turistas que de sus formas originales conserva muy poco y sólo exhibe «fragmentos fugaces de un sexo deslucido y sórdido» y espectáculos musicales deleznables(17).

(/6) Aries, Philippe. Op. cit. Pág. 318. Gómez de la Serna. Citado por Martínez, Juana. «El café de., Pamba. Gomez de la Serna e Hispanoamérica». Gaceta. # 18, octubre (/7) Hernando, Alberto. «La mstagia del cabaret». Quimera # 78, 1993. Pág.16. Pág. 62

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El cabaret fue un fenómeno cultural sin fronteras. Sus orígenes como epicentro cultural contestatario se sitúan entre la bohemia(l~) y la ebullición revolucionaria internacionalista. En sus comienzos (finales del siglo pasado) era el espacio donde se condensaban yconjuraban los imaginarios de la sociedad burguesa con arrebatos de locuras, odios y fascinaciones, explosiones de felicidad decretada, y el renacer de utopías y de la esperanza social(l9). Era un santuario que reunía un público heteróclito y ocioso: en su interior se aglutinaban escépticos, artíStas, literatos extravagantes o excéntricos,. anarquistas, gente dispar, bohemios desclasados y los más variados habitantes del mundo marginal. Pero de su origen político inicial se deslizó hacia lo artístico y lo literario, fue una mezcla de club literario y de grupo artístico radical. En su intimidad se conformó lo más granado de las vanguardias y el pensamiento subversivo y perverso de la bohemia:baudeleriana. Escritores, músicos y artistas se reunían en el cabaret para denunciar las desigualdades sociales, la podredumbre del sistema

político, la hipocresía moral; para con su fuerza y su imaginación arrolladora, con su ingenio verbal desmontar la expresión figurativa del naturalismo y abrir nuevos caminos para la expresión.

E n su intimidad convivían la sátira política y la arenga revolucionaria, las canciones en argot y las perfomances inéditas, los debates acalorados y los intercambios de ideas, los textos antibelicistas, las provocativas fabulaciones de la vanguardia, lasexperieneias artísticas más interesa!'1tes (era un escaparate de las tendencias

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enfrentamientos ficticios con el poder(2lJ). Era un

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mundo de espectáculos en el que intercalaban

pictóricas y de disefio de vanguardia) y los

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. pequeñas piezas de teatro, las diversiones más vulgares, las canciones populares y cabareteras, las varietés y las caricaturas políticas, y los sketchs sarcásticos. Pero no todo era di versión yevasión, ....'" .",

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La bohemia es uno de los momentos finales de una revolución cultural. iniciada en el siglo XiX, contra ras normas y .valores de la oc sociedad burguesa, contra sus costumbres centradas en el trabajo, el ahorro, -la moderación y elpuritanismo. Se inspiraron en el romanticismo y'su culto a la exaltación del yo, a la autenticidad y el placer. Eran un movimiento contestatario de las convenciones y las instituciones sociales, del espiritu de laépocafundado en el dinero, el trabajo, en un racionalismo estrecho y un ascetismo económico y corporal. Su meta era vivir con la máxima intensidad, con desenfreno, guiarse por los propios impulsos y las presiones de la pasión, abrir el campo de las experiencias y de la imaginación. Eranpregoneros de un individualismo ilimitado y hedonista. Gil/es Lipovetsky. La era del vacío. Barcelona, Ed. Anagrama, 1986. Pa_: 83.

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exhibicionismo y erotismo difuso, en su mundo

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Hernando, Alberto. Op. cit. Pág. 64.

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de luces y de música se creó un foro de agitación y debate, de conspiración y encuentro. Era un ágora común y un lugar de encuentro, en que se llevaban a cabo búsquedas artísticas einnovacioncs, y se materializaban en proyectos utopías y sociedades diferentes.

(20}

lbid. Pág. 65.


Cuando el cabaret se agota y de la forma original y su gloria pasada sólo queda un simulacro de su mitología artificiosa y sensiblera, el café continuó con la función que este cumplía (paralelamente realizó una la~or de este tipo)(21). En el café no encontramos el mundo de luces y espectáculos de cabaret, pero se mantiene la tertulia y el debate verbal con la misma pasión y fuerza provocadora, yel clima de conspiración. El café es un espacio íntimo, un lugar de acogida, un refugio (<<un dodecaedro de luz») frente a las amenazas de la civilización, del mundo del dinero

del diálogo. El café es el ágora donde se canjean ingeniosidades y sutilezas, se forjan figuras asombrosas, se ponen aprueba las creaciones personales y el ingen io(lJ). El café fue a finales del siglo pasado el núcleo vital de la bohemia, de los que s6lo «ambicionaban robarle inspiración a la tristeza». Era el espacio viral de los que haciendo gala de una aristocracia 'espiritual, de una rebuscada estilización se oponían a la mesocracia del dinero. Los bohemios eran un grupo de inconformes culturales y morales, eran un grupo de intelectuales que

y la fortuna, y los brillos del poder. Es ~na estancia, que al margen del progreso y su mundo material de confort, crea un clima de reconciliación, de serenidad y estabilidad, y renueva la pa~ión por la vida: «En la noche, como pájaros en su jaula, podemos en aqueste ambiente esponjar nuestro plu maje, regodearnos de nuestra vida sin grandes conflictOs, de nuestra gran resignación de vivir y morir./oO' Ya no hay mundo, ya no cree nadie en el mundo; no se puede creer en el mundo; sólo tenemos estos pequeños lugares íntimos donde encontrarnos»(22l.

En los cafés especializados para intelectuales, para artistas,. para la intelligentsia del lugar, pontifican los cenáculos literarios, se elaboran los manifiestos o se fraguan los derroteros marginales del pensamiento. No aspira a reemplazar el quehacer académico, en el diálogo intelectual que se da a su interior prima el afán por lo heterogéneo, por el desorden de las figuras y las cosas, la aventura del pensamiento, la búsqueda de los itinerarios más sorprendentes. Es la pasión por las ideas, el tiroteo mental en el que se mezclan licores, cafés y conceptos, y del que emana el sabor de lecturas apresuradas e improvisadas, de la heterodoxia o de las posiciones más ortodoxas. Es el quehacer intelectual animado por la lógica del juego, por el placer verbal, por la sensualidad (2/} Martinez, Juana. «El café de Pamba. Gomez de la Serna e Hispanoamérica». Gaceta # 18. octubre de 1993. Pág. 16.

(22)

Gómez de la Serna. Op cit. Pág. 16. 17

se refugiaban én lo esotérico, lo legendario y lo exótico como un medio de sublimación, en un onirismo fantasioso como una respuesta a la hipocresía reinante, al positivismo pragmático y a las presiones del realismo burgués. Para cllos el café era parte de la escenografía típica del fin de «Los otros. por aplastante mayoría. nos trasladamos al Café de Siempre. a murmurar. a leer. (/ mentir. a beber. a reir. a vivir la vida más prajitnda. más intensa, más segura, o la menos dura. que es está vida amable de la literatura.

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y luego en el café... corren, vuelan las horas -Las horas soñadoras. las horas más sonoras-o Porque en el Cristal de nuestros vasos 'hemos visto morir muchos ocasos y hemos visto nacer muchas auroras!» . . . Ciro Mendia «La tertulia del Negro Cano» Revista Umversldad de Medellin # 46 Junio de 1985 Ciudad, Revista de asuntos urbanos


siecle. En ellos exhibía la bohemia su halo de rareza, la carencia de límites, la excentricidad al vestir, la urgencia de derrochar el dinero; en ellos llevaba a la práctica la consigna de vivir desesperadamente, y experimentaba el poder de contemplar aquello que el resto de los mo,rrales jamás podía vislumbrar. Los bohemios veneraban tanto las creencias bienhechoras de la improvisación como el aura mágica que rodeaba la noche. La noche para ellos no tenía un sentido funcional: no era el tiempo para dormir, reproducirse sin extravíos y recuperar la fuerza laboral; no era el momento de quietud que enlaza el trabajo de la tarde con la jornada que se inicia la mañana siguiente. La noche, por un lado, se asociaba con el pecado, el vicio, la conspiración, la experiencia del exilio y de la clandestinidad, la derrota. Y, por otro, era el espacio de lo dionisíaco, de la ebriedad, de la creatividad anclada en lo irracional y el desvarío. La noche era un espacio revelante, era el momento en que ;e manife taba el fervor de ser, la abundancia divina, el desbordamiento y el exceso esencial. En los cafés se experimentaba la vida de la noche como el único tiempo habitable y se vivía el sentimiento de derrota y pobreza material; se sentía, como en un t(;m pIo, el llamado de las musas entre el humo del tabaco, el ajenjo y las bebidas espirituosas. Era un lu.gar sagrado, en el que los bohemios se entregaban ritualmente a la embriaguez y sentían el llamado de la ensoñación. El café era parte de los paraísos artificiales que éreaban el alcohol y las drogas, era el lugar apoteósico para la iniciación artística. En su interior se tejían leyendas y relatos, se vivían extJa vagancias y excentricidades, se tramaban rebeliones ~

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Dios y la sociedad,- se blasfemaba y se con1erían

.;Q, ,acrilegios:>con los que se expresaba la inconformidad .:; c'ultural y !)loral con la sociedad.

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Los cafés para jugadores de cartas, de billar, atraen por su movimiento y dinamicidad. Con sus camareros, su ambientación solamente funéional, sus mesas para el juego -dispuestas no sólo para los jugadores sino también para los espectadores y curiosos-, su luz abundante, su aire caliente saturado de humo de cigimillo, la barra siempre limpia y las filas de botellas que le sirven de telón de fondo a quien la atiende, el ir y venir de sus clien tes (el movimiento perpetuo de curiosos y parroquianos), el café introduce un ingrediente de cambio: libera la vida diaria del 'fugo de la rutina, de su malestar y dosis de aburrimiento. La vida cobra otra dimensión: el tiempo se detiene y todo gravita al rededor de la tensión que produce el juego, del cruce de las apuestas y de la seducción del riesgo. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

La modernidad con sus luces de neón, el sonido multiplicado de los equipos electrónicos, la vida acosada de la ciudad transformó el café en un lugar funcional, en un espacio que solo revela su deterioro y su obsolescencia. Es la expresión de la erranza del hombre urbano, de su Ir y venir, de la incertidumbre que acosa la vida diaria, del malestar de la vida moderna y del yugo del trabajo mecanizado y repctido, del poco uso que puede hacer de su tiempo. Se convierten en lugares de tránsito rápido, de paso, donde se manifiesta la fugacidad que rodea los actos del hombre actual. Anexas al café aparecen en la sociedad actual yen vida de las ciudades dos lugares que relevaD al café en algunas de sus funciones o sustituyen con otras las formas de socialización que le caracterizan: la discoteca y la cafetería. I~

La discoteca y el juego de la apariencia. La discoteca en el mundo de los jóvenes (parece que el café estuviera sólo reservado a los adultos) es un espacio imporrante de socialización. No es la continuación de la sala de baile. Es un espacio que permite la aparición de nuevas formas ceremoniales en los momentos de ocio. Pero en ·Ia discoteca lo socia) es sustiruido por su apariencia: la discoteca es un espacio de exposición. La mirada, el gesto Y 1a parafernalia del vestido (o dc la moda) son los protal1',nistas de la comunicación. E Icuerpo transformado por el maquillaje, cl peinado, la indumentaria, se expone a la mirada de los otros. Se habla muy poco, el ruido de la música no lo permite; allí sólo se va ha hacer acto de presencia: para ver a otros o para ser vistos. 4

Estos lugares están hechos más para bailar que para dialogar. Aunque está decorada con sillones bajos, sofás y rincones ocultos y apenas iluminados, el espacio central por excelencia, alrededor del cual gira la actividad es la pista. Lo que existe alrededor es un espacio intermedio, una situación transitoria. En este espacio interior cientos de personas bai lan pero cada uno parece estar bailando para sí mismo. El baile deja de ser entendido en términos de repetición de pasos fijos y se convierte en un movimiento que más parece expresar las pulsioncs incollScicntes del Ello. No se baila en parejas ni con el esquema coactivo de <<llevar el paso».


El baile en su sentido tradicional era una actividad ceremonial. En él las parejas en actitud solemne recreaban su deseo de sofisticación. Con la obediencia exaCta de los silencios musicales, la fuerza de los giros, el paso reiterativo e insistente (que se desdoblaba en mil y una contorsiones sin quebrar la estructura de los movimientos), la cantidad de energía que se ponía en el movimiento del cuerpo, la pose corporal (el talle erguido, la alegría facial), la forma como se tomaba el cuerpo de la pareja, el cuidado de la compostura (los excesos estaban mal vistos), el arrobamiento de la entrega (la pareja se percibía como un solo ser) el bailar se asumía como una actividad altamente codificada y rigurosa: era «todo un arte». El baile estaba animado por el placer de experimentar la propia fuerza y la flexibilidad, de dejarse llevar por los pasos, siguiendo un ritmo, y ceñir su cuerpo al del compañero o compañera (encerraba un valor ritual en las relaciones entre las parejas: <<la representación de la fiesta, la dramatización de la búsqueda y el cortejo erótico»). En la discoteca el baile abandona el rito de la pareja y resalta la individualidad. El movimiento y el ritmo del cuerpo se vive desde el interior (la interioridad se exalta como en los rituales antiguos) y no para producir un efecto exterior. Pero, al mismo tiempo. el baile se colectiviza, se «gregariza»: «se podría decir que existe un baile multitud en el que es la multitud la que baila. En este bailemultitud, el sujeto está a la vez totalmente aislado como sujeto, ya que no hay parejas, está perdido, diluido en una especie de nosotros pasivo, un 'baile nosotros', un nosotros bailando que rompe totalmente con las costumbres, por cierto no muy antiguas del 'nosotros-dos'»(Z4). El sujeto se deshace como individuo, aumenta su soledad y se pierde en la colectividad, ~n un nosotros danzante y frenético. En el mundo de la discoteca el bailar tiene otro sentido al que se asumía en el salón de baile. Con los ritmos modernos (entre ellos el rack) nadie tiene

Barthes, Roland. «El cuerpo de nuevo» Diálogos # 123. Vol. 3. Marzo 1985. Pág. 6

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21/

obligaciones con un método para bailar (ZSJ, ni el objetivo es exhibir su virtuosismo (concentrar al rededor de él las miradas), adueñarse de la pista y conquistar con sus movimientos y elasticidad el escenario. El bailar no es un acto de acrobacia, no es una actividad madura, ni el resultado de días y días de ensayos, la reunión de contorsiones y piruetas, de giros y vueltas. Ni es una' actividad que trata de interpretar en su coreografía las súplicas del ritmo o buscar el instante preciso para dar el salto o quebrar creativamente la secuencia de movimientos. En la discoteca se rinde culto a la improvisación: en el baile todo está permitido, no existe un código que hay que respetar, ni movimientos que se deben repetir, cualquiera puede imponer su estilo con desenfado aún sin preocuparse de los movimientos de su pareja.. La posmodernidad trae como consecuencia una formidable explosión musical. La música, con su continuidad, se ha convertido en un factor de primera necesidad: se hace deporte, se trabaja, se deambula oyendo música. La música y el ritmo es parte del entorno cotidiano e inmediato del hombre. Tradicionalmente estaba circunscrita a instantes y momentos precisos (el salón de baile, el concierto, las pausas laborales y los «tiempos muertos" -mientras se viajaba en autobús o en automóvil, por ejemplo-; no se estudiaba, ni se trabajaba con' música por que disipaba la mente: la privación de la

(25} Monsivais, Carlos. «Es el baile del pinguino lin baile elegante y fino» Dialogas # 77, Vol. 13/5, Sept-oct. 1977. Pág. 14.

Ciudad, Revista de asuntos urbanos


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muslca era parte de una dl~~lpl1na personal y de la formación del carácter). En la actualidad se escucha música durante todo el día «como si tuviese necesidad de permanecer fuera, de ser transportado y envuelto en un ambiente sincopado, como si necesitara una desrealización estimulante, eufórica o embriagante del mundo»(26). Además el individuo se vuelve cinético. Todo es ritmo: gracias a las innovaciones tecnológicas (la estereofonía, la música electrónica, el walkman(27), los sonidos cósmicos) participa de él con todo su cuerpo y sus sentidos. Es un deseo de sentir más, de «viaja[» o «volar», de vibrar, de sumergirse en el mundo del sonido y acompasar sus pulsiones y sensaciones. De este proyecto cultural forma parte la discoteca. En su interior todo es música y ritmo. La tecnología es E ~ promotora de experiencias extáticas, de estados alterados ..:: ~ de conciencia a través de los cuales los danzantes acceden ~ a la percepción simulada de «otra realidad», de otra "::l dimenSión. El espacio acústico apoya la ruptura con la

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realidad. Mediante el mantenimiento de un volumen elevado se alteran los mecanismo:; cognoscitivos propios de las situaciones ordinarias. o es fácil localizar la fuente de sonido y al danzante lo asalta un sentimiento de envoltura constante. Los movimientos, que siguen el ritmo de la música, llegan en un momento tal a imeriorizarse que se adecuan al ritmo de la respiración, al aumento progrcsivo del cansancio y a lo elevado de la temperatura ambiental. La iluminación, sincronizada también, incrementa la posibilidad de llegar a un estado de trance. El espacio material desaparece y los participantes pierden durante cortos momentos, pero repetidos, la posibilidad de enfocar un lugar cualquiera a su alrededor. Los destellos producen una percepción visual segmentada, las luces de colores se convierten en centros de atención alternativos, y los efectos espedaks y el rayo láser sumergen al participe en un mundo casi mágico donde en cada segundo sucede algo inesperadd 2R).

La cafetería: sinónimo de la modernidad. La cafetqía es un lugar de socialización abierto a un público intersexual (a las parejas o a amplios grupos de amigos). Fue en sus inicios el lugar que hacia posible en el espacio urbano los encuencros amorosos t:ntrt: j()v-t:nes. Eran el sinónimo de la modernidad, de lo novedoso y esto las rodeaba de un aura especial, las erotizaba.

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(26)

Lipovetsky, Gil/es. Op cil pág. 23.

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El walkman no es sólo un lector de cassettes, es una nueva modalidad de consumo individual (íntimo) de la música. Es una tecnología que le permite al sujeto que lo escucha regular a su amaño el entorno, crear a ¡.¡ su alrededor una «burbuja comunicacional», y experimentar el placer de N estar solo entre la masa, de estar simultaneamente en un sitio y porji/era .... de él. Es un objeto nómada: no está anclado en un sólo lugar, puede acompañar a su portador a donde él se desplaza. Además de usarse en los espaciosprivados (como complemento de las actividades domésticas), también se emplea en los espaCios exteriores, al caminar y recorrer trayectos a pie o en vehículo, o durante la actividad deportiva, por ejemplo. Además establece nuevas conexiones entre el cuerpo y la música: él que lo lleva evoluciona con la música, adapta los movimientos de su cuerpo al ritmo de las piezas musicales que escucha. Flichy, Patrice. Una historia de la comunicación moderna. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1993. Pág. 221, 223. (27).

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La cafetería hoyes uno de los signos de la constante circulación contemporánea: practica la dinámica de 10 cambiante. Es simplemente funcional e impersonal. Como todo proceso comercial captura y expulsa a su cliente en un tiempo mínimo para permitir que el interesado consuma y pueda dejar libre la plaza para el siguiente. No es como el café una sede, es el espacio del consumo acelerado.

Torrijos, Fernando «Sobre el uso estético del espacio». En Fernádez Arenas, José. Arte ejimero y espacio estético. Barcelona, Ed Anthropos. 1988 Pág 68-71. (28)


Es una mescolanza: sirven no solo café o algún licor, le ofrecep al cliente alimentos variados, pasteles (o cualquier artículo de repostería), helados o derivados de la leche, refrescos o jugos naturales, combinados o picadas como en un restaurante típico o comidas rápidas. La cafetería hace desvanecer las referencias, las clasif,icaciones y las topologías. Expende licor, pero no es un lugar para embriagarse; satisface el apetito de la comida, pero no es el lugar de la comida abundante: armoniza con la frugalidad de la merienda, el desayuno o de las comidas intermedias. Los alimentos que ofrece no forman parte de un espectro amplio ni de una línea muy exclusiva, tienen un sabor standard (<<el grado cero» del sabor) y una indefinición que no se compromete con un campo culinario en especial. Sus alimentos son expresión de una cocina sin misterios, sobria y sencilla, compuesta por alimentos simples, nutritivos y escasamente condimentados. Desconoce los matices, las variacioneso las modulaciones del sabor, el choque de sabores o de sensaciones. Es una cocina razonable en la que cada sabor es lo que es y se evitan los contrastes que puedan confundir(29).

La cafetería es la expresión del ambiente <:ultural de la ciudad con sus ideas de limpieza y arreglo de comidas, con sus patrones de urbanidad y conocimiento del valor nutritivo de los alimentos. A su interior se transforman los modos de comer y beber, de cocinar y de servir. No se percibe el aroma de los alimentos, su proceso de fabricación y la dedicación que supone su preparación. Su espacio está concebido para ocultar la transformación de los alimentos (el proceso manual de su preparación). Su forma de servirlos refleja un culto a la higiene y a la salud. Son limpiosysimétricos ensu presenUlción; el afán por la asepsia y por presentarlos sin mácula lo hace neutros. En la presentación de los alimcntos impera la planificación, un rigor casi mecánico en el que es fundamental hacer resaltar la limpieza. Aunque se usan muy poco los cubiertos (se come casi con la mano o con' el mínimo de cubiertos -casi siempre de plástico-) el cliente no toca los alimentos y los condimentos, c,ada uno de ellos viene envuelto en bolsas de papel o de plástico, yen la dosis justa para el consumo individual. Los sirven en platos plásticos o en material desechable (cartón o icopor), cubiertos con plástico para evitar que alguien los Aparece como un lugar anexo a la industria de los toque, y con una buena cantidad de servilletas. Además alimentos(30): los alimentos dan la impresión de estar al retirar rápidamente los platos (o botarlos cuando son preparados con anterioridad y en el momento de servirlos desechables) después de comer evita que el público que se combinan como si se tratara de una fórmula (como los la frecuentan pueda contemplar el espectáculo de las platos fríos o la comida que sirven en los aviones). No sobras y los residuos. tienen el sabor del alimento acabado, por eso en las mesas abundan los condimentos, los adobos, las especies o aderezos (la mostaza, la salsa de tomate, la pimictnta,Ja mayonesa, el ají, las cremas para la ensalada). El sabor corre de cuenta del cliente.

(29). Paz, Ocravio. El ogro filantrópico. México, Joaquín Mortiz, 1979. Pág. 217.

La alimentación se ha convertido en una industria. Lo productps que el hombre habitalmente consumía en la intimidad de su hogar (que llegaban directamente del campo) hoy le llegan a sus manos transformados y han sufrido un proceso de modificación de su naturaleza por un proceso industrial (como lo vemos en las legumbres precocidas, las tortas y el pure instantáneo, el café soluble, la diversidad de productos lácteos). El hombre de hoy no invierte su tiempo en la preparación de sus alimentos, elproceso tradicional de 'la preparación de alimentos se desplaza de la cocina a la industria y el hombre dedica cada vez menos tiempo a su preparación. La cafeteríaforma parte de este proceso de recuperación del tiempo. (30).

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La cafetería no le ofrece a las personas que la frecuentan el espectáculo de la abundancia, de la profusión de los manjares en un desorden confuso, de los platos artísticamente preparados, ni la idea de la comida como fiesta, como el «gran banquete». El comer no' es una fiesta gastronómica en la que se exploren nuevas oportundiades y se experimenten recetas elaboradas y cocinas distintas o exóticas (la cocina festiva se caracteriza por su relativa riqueza -real o imaginariay por su denso contenido simbólico y representativo). Es una comida para el sustento: en su elaboración sobresale su practicidad sobre la creatividad. Es Hna comida sustancial que no admite la variedad, que deja a un lado la estética y la búsqueda formal (no es una cocina para ver sino para comer)(3l). La cafetería es la mesa rasa(32) que no incita la imaginación, que refuerza la idea generalizada en la sociedad industrial de la comida para el trabajo. En la Pill{ora H.os<I V01cz presentación de I,os alimentos despoja el acto de comer de lo que en él hay de fantástico y ritual yde innovador (de búsqueda de gustos nuevos), y resalta como factores fundamentales su valor nutritivo, la asepsia en su preparación y la frescura de los materiales con que son preparados. Sus alimentos no evocan ninguna CUltura,; ninguna tradición, ni la historia de los hombres que la concibieron: los platos que le ofrece al diente están desterritorializados, expresan la idea difusa de lo occidental. Tam poco expresan el largo tiem po Semprini, Andrea y Fabio Tropea. «Dadnos elpan de cada dio ». 11 Simposio Internacional de Semiótica. Universidad de Oviedo. 1988 Pág.4I5y42J.

(JI)

(11).

Stourdze-Pleissis, Marie-Noel y Helen Sthroh!. Op. cit

Ciudad, Revista de asuntos urbanos

de la maceración o los procesos pacientes del añejamiento o la fermentación: los alimentos que ofrece confirman el alto valor del tiempo en la sociedad acrual, la imponancia social de la rapidez y de la efectividad. En las cateferías de autoservicio (como en los restaurantes de empresas o en los comedores de las universidades) el servicio está racionalizado hasta el máxi mo. El cliente inicialmente antes de sentarse debe pasar por una mostrador dispuesto a lo largo de la cafetería en la que selecciona y toma personalemente su pedido, los alimentos que va ha consumir y las bebidas frías o calientes (al final están las máquinas automáticas para bebidas). Estos mostradores están colocados a lo largo de las cocinas de producción rápida. Elgrupodeoperarios está adiestrado en la producción en serie: están dispuestos linealmente (cada uno en su lugar de trabajo) y forma~_yna cadena, en este proceso cada uno realiza determinadas operaciones de acuerdo a un «libreto» rigurosamente preestablecido o prepara ciertos platos en el menor tiempo posible. Cuando el c1ieme entra pasa por esta cadena como por una especie de correa de transmisión. Este proceso tiene un objetivo: se simplifica el trabajo y se acelera el servicio al usuario. La falta de confort del servicio en línea a la que se le suma la búsqueda del asiento, se le justifica al cliente por los precios moderados y la rapidez con que se come: el autoservicio le da al usuario una sensación de independencia y de autonomía en el manejo del tiempo, y elimina las esperas. Este proceso se hace más funcional cuando descargan a los camareros de la obligación de cobrar. En muchas de estas


cafeterías el pago sin dinero es una práctica corriente. Antes de ir al restaurante el cliente paga en una caja de emplazamiento central y obtiene por ello un comprobante con las cantidades y el tipo de productos, y con él pide la comida o la bebida en las barras. La cafetería dispone de un escaparate donde se exhiben algunos de los productos que allí se venden (o una serie de vallas luminosas que le ofrecen al cliente -estéticamente presentados- los productos que le ofrecen para su consumo). No tiene mesas solamente, la cafetería posee como módulo principal una barra, rápida, acelerada y angosta (algunas de ellas se basan únicamente en este módulo); esta parece una cinta sin fin en la que pasan una gran cantidad de público en la misma unidad de tiempo. No tiene sillas móviles, están fijas al suelo y dispuestas a una distancia tal que no incómoda o no permite el contacto corporal o el intercambio con el vecino. El comer no es un acto én grupo, ni convoca al diálogo: cada cliente es un consumidor a solas, es como un cliente frente a una ventanilla, que consume sin placer y con la impresión dc que por su demora esta obstruyendo el consumo de otros. Si no tiene barra el salón, las mesas ylas sillas están dispuestas según una estructura inflexible (que es el reflejo de un orden económico sin plasticidad) cuyo efecto psicológico la relaciona con la rigidez de una máquina o de una unidad productiva. El usuario de la' cafetería suprime del acto de comer su contenido teatral. La mesa no está decorada, ni embellecida: no hay lugar para las vajillas costosas, ni para la plata, el cris.tal o la porcelana, por ejempl?.No se busca un efecto estético en la iluminación de la mesa, ni en la cuidada colocación de los comensales; tampoco se busca poner en práctica la etiqueta ritual de los modales, ni el tono de formalidad

que asume el comensal con su gestualidad rígida y su vestido. El comer en la cafetería no demanda destreza en la manipulación de los cubiertos y de los alimentos. ni en la disposición y el orden en el que deben se servidos, es una actividad meramente funcional desprovista de cualquier elemento estético.o ritual. Además el visitante de la cafetería tiene el tiempo contado, no disfruta del tiempo de la espera, de las pausas entre los alimentos y del diálogo que puede llenar estos vacíos. Cuando hace su pedido inmediatamente le sirven sus alimentos (las comidas ya están preparadas y no es ~cesario esperar para que ras preparen. La cafetería es rápida como lo requiere la vida de hoy. El camarero conoce el valor que posee el tiempo para su cliente y le evita cualquier tipo molestia: no le quiere dar al usuario la impresión de que su tiempo se está malgastando) y con la misma rapidez debe comer y dejar el sitio disponible para otro cliente{33l. En las cafeterías que no milizan el amoservicio el camarero es una pIeza móvil que discurre o se camufla en el ambiente. Tiene uniforme y lleva en su rostrO el sello de la eficiencia: su objetivo es servir rápidamente. No presta asesoría sobre los secretos de la cocina como el camarero tradicional, es un sujeto «sin habla» que traslada la orden de pedido a un almacén de alimentos. Cumple sólo una función: hace circular los pedidos y los clientes. La cafetería no contiene en su arquitectura los materiales que en los. res'taurantes antiguos reflejan nobleza y resaltan el valor de la tradición: el cobre, el hierro, la madera, la porcelana, el mármol o el cristal Berger, John. «La comida y los modos de comen>. El sentido de vista. Madrid, Alianza Univ., 1990. Pág. 38, 39.

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reflejarse sobre el vidrio, el metal o el acrílico da la impresión de una fresca frialdad.

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(tallado y de colores suntuosos y bellos). En su presentación interior se parece más a un laboratorio. Está hecha con materiales brillantes, pulidos, como la fórmica, el aluminio, el acrílico, el plástico, el acero inoxidable, el teflón. No tiene los tonos oscuros y espesos del café, los colores suntuosos o sombríos, ni colores violentos que puedan confundir al visitante o provocar un clima de tensión o de pasión. Su interior está pintado con colores pastel o diurnos: aparece como la prolongación del exterior, de la luminosidad de la calle (de la claridad del día). Su iluminación no es como en los restaurantes de gran categoría que la luz escasa (solo la indispensable para que los clientes puedan orientarse) y crea un ambiente de intimidad y exclusividad, y sirve en la disposición de las mesas para estimular al'formación de grupos y crear la impresión de estar entre amigos. Es un espacio muy iluminado"(su luz interior por su intensidad y disposición es equivalente de la luz diurna), con sus luces de neón aspira a crear en el usuario la idea de un espacio sin pasado, sin huellas de otras gentes y sin memoria. No existen zonas poco iluminadas, la luz cenital (el techo completamente iluminado) uniformiza todo el local y al Ciudad, Revista de asuntos urbanos

Como complemento está también lacreación de un clima acústico y un clima térmico. Las cafeterías necesitan de cierto fondo de ruido para conservar un buen humor gastronómico. Cuando el nivel de ruido es alto debido a la circulación de clientes y meseros, para depurar el bullicio utilizan música de fondo. Lo mismo hacen cuando la cafetería esté frecuentada por pocos clientes, con la música buscan opacar la impresión de desolación que produce una sala vacía. El clima térmico es moderado, la temperatura interior, a pesar del calor de las lámparas y de la actividad de la cocina, no es elevada. En la cafetería la atmósfera interior es refrescante, el ambiente es grato y permite crear un espacio sin tiempo en la cual el cliente no siente el paso de las horas. Para el clima olfativo dispone de un sistema de ventiladores o de aire acondicionado que le ofrece al usuario un aire limpio y de buena calidad (la higiene es el principio fundamental); aunque el comedor está en comunicación con la cocina, el aire está ausente de olores fuertes de grasa, humo o alimentos rancios.


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La Corporación Plan es una organización interdisciplinaria en el área de Artes Plásticas. Den tro de sus fortal ezas es tá 1a realizaci ó n de fJfoyectos urbanos y comunitari.os de inwrés nacional. Entre sus SOCIOS se encuentran los artistas, Gloria Angel, Mabel Herrera, Gloria Arango, Albeiro Londoño, Bernardo Bustamante, Abelardo Osorio (Corporación Plan: Artistas Plásticos ,..1_ Antioauia).

Esta intervenclOn en el espacio público.(Plazoletadela Veracruz) ha sido seleccionada al salón de Artes Visuales de Colcultura.

Espacios Temporales "Recorrer la ciudad, apropiárnosl.a aquí o allá, no.es o~ra cosa .que abnr una ventana alll1fil1l to, abatlrl os al tos . muros, aligerar el ensueño, atraI:,ar el tiempo entre los rescoldos extranos y a veces frágiles de la memoria".

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.espa~ial,/s~no sln:bol~c~

1 d O ' Escobar* función e ar o sono concepcIón

La ciudad es y ha 'sido siempre una op9rrunid.ad social y ~,u.nca un lug?r de aIslamIento· la maXlma creaclOn del hombre e's un extraordinario encuentro de él, con su presente, pero además, con su pasado y su futuro.

.e t: El sitio es en donde:eI espacio ú' empieza a ser identificado y relacionado no solamente con una

* Escullor, Promotor Cultural y Asesor de Entidades Culturales.

con toda la con que se cargan los espacIos. EXlst~ al p~recer, una clara v leíble claslbcaclOn lkl espacio d~sde el punto de vista cultural, que debemos aprender a entender, para lograrlo intervenir, como un espacio de relaciones, involucrando la cultura en última i'nstancia, pues al fin y al cabo, la ciudad es ante todo una construcción. El espacio público es un patrimonio cultural, el cual merece una lectura más detenida; en él st: gradúan y jerarquizan diferentt.:s formas. de la actividad social, desde la reul1lón de n~asas al encuentro furtivo. Es así, como el artista puede condicionar y es condicionado por las diferentes formas de utilizar el espacio.

sígnicas que habrán de conveJ:tirse t;;n el núcko c<.:ntl'aJ, y C:i a uaves de t;;stos objetos, dispucstos de esw m.ill1era, donde se puec!t; crt;;ar sign\Js nu<,,;vos.

Al intervenir el espacio público, se buscacon ello, quelarelaciónArtistaCiudad, tonlt.: otros giros, que conlleven a lacreación desimbologías o imaginarios y enriquezcan su percepción; dándonos a la tarea de intensificar la exiswncia a los habitantes o transeúntes del lugar, logrando que el espacio se despeje de ese carácter negati vo para ci erta clase y más aun en una ciudad donde la cultura equivocadamente se asocIa a clase social. La ciudad posee en el centro de e1lamisma, todas las culturas " que periféricamente se asientan, de esta manera, se propone una forma de mirar, lo CJue siempre ha estado, llamando la atención sobre un lugar específico del centro d.e la ciud~d, para hacer un parén tesIs t;;n la vl~a (,:otidiana, generando otra memofla que no es recuperación de una historia, ya que planteamos otra mirada, que dé la oportunidad de resigniticar, replantear y abordar un espacio patrimonial como la fuente de la iglesia La Veracruz; El agua comprimida de la cual carec~ y los colores que se dispersan con el.tl en'lpo del deshiele, son signos que ponen en movimiento ciertas asociaciones formales, ciertas estructuracIOnes

Estamos hablando de las relaciones qUt;; el espIXtador est,lbJece con su medio físico,' q Ile en la práctIca puedc asimilarse a Iln IenguJ.je embebido de cultura de las ci udad t:s y se trad uce en d sentido eI<,;; identidad del habitante con el lugar <.:11 d que la imagen es un,l forma de kctIH,' s<,;;cuencial (1<:.:1 <':SP'I<.:IO, donde se elefine una forma dc territorialidad.

En una 6poca, en la 1I11e cue:;nta m<ts lo efímero que lo perm;Ulentc, donde lo pasajero tiene más efecto que lo eterno.. es lógico enwnces que se proponga una iJ;~ervenci(~l,drmera v ck ahí su nomhr¡;;: Lspauos I <;mpor;;¡les, La provocación primaria, d~b.ida al estímulo repetidamente:; reCibido, la miraela desapercibicla (kl <,,;spcctaclor dt;; su cotidianidad, se transforma en una mirada l;lá:·;'activa. que leincÍtaa pensar y cuestionarse sobre ese' entorno cotidiano transtorlnado por esta serie de objetos,

En un área urbana ck continuos cambios v de l11utantes Ca(;hadas. lo qUl: queda ele nostálgico lJ no, es U1~a huella, una marca, pero nolamel11ona completa que el asfalto ha desproporci on ado. Es posible vislumbrar ese;; sentimicn to de desarraigo qU¡; se ha apolkrado del habitante ele la (;illc!ad vese desarraigo es mayor cuanelo el homl~re pierde (;ontacto (;on SI] patrlmOIlI(l, pues se le esfuma alJlld.lo que sul'ge de sus acciones v refleja lo que cs, (;omo s¡;;rcreador.·Lo p~ltrill1ollial estú "ahí", t:n el paisaje Ilrhano \' natural. en las pertt:nencias', objetos '/ S!tll,):> CilIos qlle el homhre deja teStlmol.1lü de su hact:r v dell)1oml::llto que VIve uJando <.:labora, crea fJ Imagi na ;O¡U;j obras, Pe;;ro el hombr(; golpl::ado por el desarraigo no percibe el ahí de su patfl mon 10,


Clf1f~

:.LeilAl

Ateneo Productores Culturales Asociados

Propuestas Alternas al Festival de Arte

El Ministerio de Cultura se mueve

Convocaron al seminario taller de Gestión Cultural con el auspicio de Cokultura, Fondos T1ixtos de Promoción de: la Cultura y Artes de Antioquia y otras entidades con el deseo de satisfacer la necesidad de capacitación en gestión que tienen los líderes culturales, necesidad ratitlcada en el informe presentado por la mesa de la cultura conformada para desarrollar parámetros del Plan Estratégico de N1t:del1ín, que en el rnoml:nw se adelanta eL a ciudad.

Alterno al Polémico Festival-Bienal de Arre llanHdo "CIU DAD DE J\,IEDELLI "Arte para tOdos, se presentaron propuestas de Arre Urbano, entre estos el grupo conformado por Gloria .laramillo, Rodrigo Correa y Clara Rt.:strepo (La Negra), una obra de intervención p,',blica, buscando gent.:rar una acti tud crítica frt.:n te a tópicus: lil)crtad, prohibición, arre-consumo.

Según inform<;;s ck p rl;IlS;'¡ <;; I rn ín il'itllJ de la cultura l{amiJ'o Ü:iorio ha \,;stado muy dinámico en el m.ontajc del ministerio. La parte organizaeional incluye la reestructuración de Colcultura V la creación- d~ departamento; y divi:;iones en las diferentes áreas del hacer culrural v artístico en el p<lís: todo con hase CI~ 10 establecido en]¡, Lev de la cultuJ'a, Anuncia d ministro que para la vigencia de 199H, la cultura en Colon.bia por tln comenzará asalir de los cenicientos presupllestos, adquiriendo jerarC¡llía que le permita asum,Ír las nuevas responsabilidades respecto de la pluriculturidad de la nación colombiana en época de globalización, y específicamente con relación a la promoción ckl artista v Sl1 protección social y laboral.

Este seminario taller de gestión es una excelentt.: actividad que ha de l:ontribuir alm.ejoram-ientO del hacer v la producción cultural, como un fomento a la construcción de un diálogo entre los líderes, di namizadores, represen tan tes 'culturales y los artistas. '-

La Comisión Asesora para la cultura del Concejo de Medellín Convocó al Concurso Nacional de L-<':nsavocel11 el temaLACIUDAD para ~una reflexión desd..: tOdas las disciplinas. Sea esta la oportunidad para que los ciudadanos de la ciudad, miren por encima de los hOITlbros de la l,~formalidad y de la escolástica académica y n'luestren sin adocenamientos retórnicos e inconclusos la ciudad ea su actual rcalidadmúltiple, dinámica, pluralista con renovados rostros, mlhicas, olores y sudores. La ciudad que en su ,icmpre renovado paisaje, aprende a dar espacio a todos sus ciudadanos. Creemos que desde el Concefo de Medellín, es factible propiciar cond uctas ci udadanas de verdadera civilidad enlamedidaque;;;los ediles asuman la cultura urban:

Dice el gru po "Cread ort:s" el.: verdaderas ficciont.:s de;;; nllestU, realidad, haciéndonos ciudadanos de los medios; nos enlaza \' nos mantiene separados (Rebail~ ideal) que promucven algllnos SllCeSOS soci oeconóm i coso

A R

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La reciente aprobación del presupues[() para la cultura en el Conpes y de importantes empréstitos internacionales, apenas si alcanzarán para despegar, teniendo en l:uenta que en el país el déficit con el sector es de grandes dimensiones, Pero ahí vamos. Quienes impulsamos con entusiasmo estc ministerio, esperamos que sus fru ros rcd unckn en enriquecer la cultura de la civilidad en el pais, en acrecen tar la scnsi hil ¡dad artística, en ampliar los servicios y la seguridad social del artista: v creemos que ello depende en muy buena mcdida ele la desce;;;ntralización "descamarillada" \' "deselitizada", ele cara al arrista,con ¿ si n pedegrec, y de cara a la ciudadanía, a la gente.


Viejo Osear Colil Por Johnny Rarnírez

c.

Para ese 8ran ami80 transeúnte, 'que le sonrió a la noche con toda la demencia de su vida. Para ese ami80 que sin estar, siempre será incluído en la fiesta, para él, que recibió la muerte sonriendo y con toda la fidelidad de la amistad, vive aún en" estas caBes de ciudad. \

Me haré susurro en la calle

y

pen~traré las ventanas

con los solsticios de un "Iuóño. Nlánochele pondré una sonrisa marítima

y "a su aire impre8nado de violento estupor le re8alarée1 corazón embria8ado de

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Me' h8.('éfa~lasma, yna lúpida opción que perniita ser transeúnte al desvelado. llare1a Juer:?ia de un. placer sin miedo ) co~ mis ami80s libros en las calles, buscaré e1'8rito alegre,

Ciudad, Revista de 'asuntos urbanos


Metafísica d~ bares y cafés Por Darío Ruíz Gómez(34)

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n acontecimiento fundamental e~ la transformación de las

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aparición del café como espacio de relación social. En su estudio sobre los pasajes de París y Baudelaire, "Iluminac-iones lI", esta nueva tipología es clave en el nuevo uso de la ciudad con otras tipologías como el estudio, el apartamento. O sea una nueva manera de empleo del tiempo, de relación social, de vida amorosa. El tedio, el spleen son el producto o mejor el resultado de un tiempo que de pronto se ha hecho vacío pues igualmente la vida se ha hecho banal. El horror vacui alcanza aq uí su cota más alta y el fin de siglo transcurre entre la bilis de ese tedio existencial, entre esa angustia sin contenido. El café se convierte naturalmente en el refugio. Esta tipología tal como lo señalan Roberto Calasso y Richard Sennet se fue dando a finales del siglo XVIII alrededor del Palais Royal, intercambio y conspiraciones políticas, roce social y vanidad mundana. El café va dividiéndose según los diversos estamentos sociales, va configurando un público diferente. En Inglaterra las tabernas fueron utilizadas astutamente para las entonces prohibidas reuniones de la clase trabajadora. (3./JEscritor y Periodista, crítico de Arte y Arquitectura, profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia, ensayista y columnista de varios periódicos nacionales y extrangeros. Entre otros libros ha publicado: "Hojas en el patio", "Esta ternura que tengo para voz", "En tierra de paganos ", "Historia de la cultura en Antioquia ".

Pero este tipo de taberna terriblemente descrita por Zola, por el Lawrence de "Padres yamantes" y que es una fatalidad de fin de semana para el trabajador embrutecido por el trabajo, dará paso luego a un tipo de bar de barrio donde se incluyen niños y mujeres, donde la familia proletaria busca un espacio de diálogo y diversión. Las clases altas, como recuerda Sennet, prefieren el silencio de los pubs. Viena hace del café su espacio definitorio de vida urbana y todavía en una mesa del Café Central un maniquí que semeja a Peter Altenberg, lee diariamente el periódico y les recuerda a todos que para este gran poeta el café fue su hábitat natural, su único hogar.

hombre de regularcstarura, de mirada dura y de barbilla se preparaba para llegar a Rusia e iniciar así la revolución bolchevique.

¿Dónde está ahora el café donde Verlaine conoció a Rimbaud? Un piadoso tabernero de Viena permitía que]oseph Roth bebiera sin cobrarle un céntimo. Pero en Zurich aún se conserva un café definitivo en la historia de este siglo, el café Voltaire donde en 1914 mientras los dadaístas, Tzara, Bretón, Aragón preparaban la asonada dadaísta en otra mesa un

y de esrose trata, de complicidades para diferenciar el bar de ejecutivos que sanar:nente se tOma unos martinis, el salón de té disfrazado de bar y donde ciertas damas disimulan su verdadera capacidad de perfidia o esos bares donde las nuevas clases medias posando de intelectuales eluden el abismo de las verdaderas preguntas o sea el exceso, el delirio que lleva al extravío y a la poesía.

¿Cómo se llama el bar donde el marinero alcoholizado que siente que la ciudad se mueve como un inmenso barco se va al fondo de la barra y se esconde en las sombras más oscuras? En "Solar caustic" Malcom Lowry otro habitante consuetudinario de los bares del mundo no nos dice ese otro gran alcohólico, Jack London, el bebedor verdadero disimula ante los profanos el nombre y la dirección de los lugares donde su desesperación encuentra la debida complicidad.

Ciudad, Revista de asuntos urbanos

N


La moral de la pequeña burguesía hizo ver el café como un lugar de pecado cuando era exactamente lo contrario. Si recuerdo a übdulio y Julián, a Leóz Zafir, a cientos de abogados, demócratas derrotados por la violencia conservadora a partir del año 48 sólo veo en esos empolvados y vetustos cafés con meseras tan antiguas como sus contertulios, ritos de purificación de seres derrotados, el silencio amargo de quienes hicieron parte de un proyecto de país democrático y de pronto fueron lanzados a la nada. Los gays, las lesbianas, los ganaderos, los zootecnistas, los hinchas del DIM o de Nacional tienen sus bares específicos, desligados en cierto modo del barullo de la ciudad y de hecho constituyen tipologías urbanas sin las cuales es imposible concebir la nueva ciudad, pero el café como centro de la diversidad de la vida urbana ha sabido recuperar su dimensión específica de territorios de desolados, de apátridas unidos

solamente por el hilo de la secreta esperanza que alienta en quien afirma la vida precisamente porque no espera nada de ella. ¿No lo aprendí en la alucinante vida de barrio donde efectivamente en las mesas del café "aprendí filosofía, timba y la poesía cruel de no pensar más en mí" y aún sigo viendo la Ñata contra el vidrio? Que cada cual dé testimonio de esta impronta metafísica de un espacio donde la función del encuentro, la función del licor se trascienden finalmente hacia márgenes de vida que sólo la música o la poesía pueden convertir en arte. Hablar del café como hablar de la taberna, de! bar es referirse a situaciones existenciales donde la ciudad es ,un factor determinante ya seacomouna callada condena yacomo la redención que la alegría hace a través de la amistad y el canto tal como lo instituyeron para siempre quienes desde e! siglo XIII le dieron

identidad a la taberna o sea los Goliardos. Espacio de mismidad donde cl alma se contempla no solo en el brillo de los espejos sino en ese silencio quc brota súbitamente en medio de la mejor compañía. Hay aquí entonces una noción de la memoria que pane no de alusiones a la infancia, a la misma adolescencia sino que curiosamente parte de esta espacialidad, de este territorio mental donde la geografía tiene la vastedad de las experiencias acumuladas, de los sueños que no fueron sueños y por eso no cs historia como cronología sino instante revivido incesantemente. Porque si existe el diálogo, la canción compartida existe también y secretamente el acuerdo de obedecer a los imperativos del silencio interior. ¿Por eso decimos quc huímos al bar? Las imágenes que se acumulan cada día nos permiten un conocimiento de nosotros mismos que nunc"a habíamos tenido en cuenta y que suponen una inesperada genealogía. ¡Por qué hace dos años al llegar a la Puerta del Sol en Madrid sentí de repente la imagen de aque! viejo con e! cual conversaba yo en los largos días de invierno en el Café Levarue, ese viejo que había sido amigo de U namuno y me hablaba de la elegancia y belleza de éste?' fampoco estaba el Café de la Flor pero me pareció ver la orquesta de damas regordetas que tocaba vals y polcas a un auditorio de ancianos que tomaban café con croasant y luchaban por no dormirse. ¿Por qué estaba yo ahí?

uuaaa, KeVlsra lle asuntos urbanos


En la historia de esta ciudad el nombre de cafés como "La Bastilla", "El Pilsen", "El Tosca", "La Bolsa" no son meras anécdotas sino que están asociados a hechos determinantes de la vida urbana en este caso a la represión conservadora de los años 48 en adelante y al hecho de que en esos cafés se refugiaron todos los perseguidos, todo~ los expulsados injustamente de sus trabajos. El calificativo de "vida bohemia" propio, repito, de la mentalidad pequeño burguesa que veía en todo creador un desadaptado que "no hacía nada" soslayaba lo que había en el fondo de esa represión: el ham bre, las necesidades, la dignidad atropellada ¿Quién ha hecho el censo de quienes en ese olvido debieron recurrir al suicidio? ¿Cuántos murieron masacrados en los bares y tabernas de los barrios durante la bárbara represión de Maza Márquez en plena guerra con el llamadoCarteldeMedellín? Lugares convertidos secretamente en altares

conmemorativos de una ciudad que ya no necesita de monumentos a héroes patrios. Memoria invisible que no es historia sino hito de algo definitivo en la expectativa de la nueva ciudad: la sentimentalidad. Tuvo acaso otra patria distinta a los bares Charles Bukovsky, tuvo acaso

otros conciudadanos que ese fresco humano maravilloso de patrias, ofendidos que retrató con grandeza y cuyo lenguaje convirtió en gran literatura? Estos someros detalles bastan para demostrar la importancia de bares y cantinas, del café en la ciudad moderna y pasmod.eroa tal como con su clarividente visión lo vio Adolfo Loas, otro perseguido por la sociedad de bienpensanres: un espacio cualificado por la clase de preguntas que aloja, por la clase de interrogantes que utiliza para convertir a la cofradía de amigos en testigos activos del malestar de una época, diseño, decoración donde los sueños vuelan entre las volutas de los cigarrillos y las evanescencias del licor. Ciudad, Revista de asuntos urbanos


¿Cuántos bares alcanzó a Censar en Socia -la ciudad con más bares por metro cuadrado en el mundo- Peter Handke? Una pequeña ciudad fría y pobre que vioel itinerado grandioso de Don Antonio Machado a qué raZOnes acude para Justificar tanto bar? El mismo Handke sin mucha fortuna hay que decirlo indaga por ese aparato definitivo que es el juke-box o la pianola o como decimos aquí simplemente el piano: h/cual indica que la indagación se extiende hasta el infinito prácticamente ya que de la utilización astuta de la música ¿no es aquí donde descubrimos la

vocación precisa de un bar, el carácter preciso de sus contertulios?- a los significados del decorado, de las mesas, a la presencia o nó de la barra, a la presencia del juego de espejos, hay toda una gama ele comid raciones que pacientemente debe ser llenada. Tarea de estudiosos que no beben pero que guardan suficientemente amor a la vida como para saber mostrar estos diarios ejercicios de cultura urbana en la verdadera dimensión que tienen como talleres permanentes de lenguaje, como espacios cordiales para

los desamparados, como dEdo refugio de mujeres solas y de seres quc sólo hablan con la copu o consigo mismo. Eje de ciudad que se mantiene en el centro de la imaginación para que de este modo la noción de ciudad sohreviva, akance nuevas cotas en los imagi naríos comunes como espacio de libertad freme al deber alienante, freme a la falta de imaginación de los burócratas y como vigencia de la cultura de la noche, premisa indispensable del gesto cultural.

Pinlol" Saturnino ILllllín.:z

Ciudad, Revista de asuntos urbanos


El café

co~o

lugar de

la lDeltloria Por Fernando Cruz Kronflyt35l

"'tE;

1

brotaban densas nubes de humo de .!!,!!!!!! . quemas de tabaco J:J: entidad cultural y tan que subían al cielo :~:,:~h~~rrr~~~,'::~r"::: re Iacionad a con e I junto con unos des pliegue de la palabra pero también buenos jirones de del ensimismamiento solitario, que infamia. Pero, no fue capaz de dar origen a un lugar tan obstante que el absolutamente particular en la café era un lugar compleja geografía de la ciudad sólo para hombres, moderna. De acuerdo con cierto su atención al diccionario que tengo a la mano, público había sido además de otros varios significados el delegada a unas café es también "una casa o sitio tales fulanas público donde se vende y toma esta denominadas bebida y otras consumiciones". La coperas. Al primera imagen que viene a mi mente escribirla aquí, dudo que esta palabra . de un café como lugar dice entonces pudiera haber quedado registrada en relación con una esquina de la plaza el diccionario, por lo que enseguida central de mi ciudad natal, busco y me encuentro con lo denominada "café Canaima", que siguiente: "mujer que atiende a la corresponde exactamente con los términos de la definición del dicciorfario. Se trataba, en efecto, de un lugar donde vendían a los hombres tazas de café y consumiciones alcohólicas a discreción, hasta el amanecer. Al caer la tarde, papá y sus amigotes iban a sentarse en aquella esquina de la plaza, por cuya acera no se atrevían siquiera a pasar las mujeres, porque de inmediato quedaban desnudadas. El café: fue siempre, como se sabe, hasta hoy, un lugar reservado para los hombres y sus lenguas maledicentes, de donde a veces salían palabrotas y siempre

(J5)

1 café es una bebida

~~s~~r~~s~,~~Otat:t~

Profesor Titular de la Universidad del Valle.

clientela en bares y cafés". E n mi vida pasada, debo admitirlo con una cierta nostalgia, las coperas fueron siempre mis amigas, y en aquello que las telenovelas de ahora denominan el corazón hay todavía en mí un lugar tibio para su amistad y su recuerdo.

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Desde laépocaen que papá iba a sentarse al café al caer la tarde y mamá se quedaba pensativa, con la mirada mucho menos perdida que desperdiciada en la ventana y en la línea polvosa que se extendía por el horizonte, el café como lugar se convirtió para mí en algo supremamenre enigmático. Y como el destino de los hombres consiste casi siempre en repetir, como con agujas hechas de picos de loros, el mismo camino de los mayores, apcnas murió papá y fuí adolescente lo primero que hice fue ir a sentarme en aquel café para constatar lo que allí se Ciudad, Revista de asuntos urbanos

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sentía y el modo como desde allí se veía pasar el tráfago del mundo. Lo que más me llamaba la atención eran las faldas de las coperas, por supuesto, y la manera como los hombres pasaban sus manos por su trasero y el desenfado de ellas al reir y al circular entre las mesas, como pavos reales. Jamás ví a una mujer que .no fuera una copera o un bicho de la noche venir a sentarse a un café. Las coperas sabían ser buenas amigotas de los hombres y tenían delantales con bolsillos y se rociaban lociones ordinarias que casi siempre me hacían estornudar. Pero, aún así, «uando me pasaba de copas solía pedirles que se dejaran mordisquear el pescuezo y ellas se ca~cajeaban nerviosas y yo veía pasar por sus ojos sombras espesas que a veces eran casi del color de las violetas. De la idea del café a .Ia idea de la cafetería hubo siempre una distancia infinita. Ambos fueron ~ siempre" dos lugares .~ diferentes y en realidad ~ culturalmenre casi = ~ opuestos, a pesar de tener .; encomúnel hecho de girar ~ alrededor del expendio = del café como bebida. o ; Pero la sola circunstancia ....~ de ser la cafetería un sitio ~ familiar y n6 únicamente para hombres, hizo de la cafetáía con papá ~ y los tíos, y aunque las que allí hacían el servicio también eran mujeres, no (lbstante constituían la expresión de otro talante y tenían otro tipo de mirada y se reían tan supremamente diferente. Para una mujer popular, trabajar como empleada en una cafetería no era lo mismo que trabajar Ciudad, Revista de asuntos urbanos

de copera en un café. Aquel que haya tenido hermanas en edad de trabajar y amigotes en las esquinas del barrio sabe muy bien establecer y comprender el sentido de esta diferencia.

simuladores de intelectuales que: por entonces lo frecuentaban. Lkgué a su puerta, entré, pero lo q1.1e ví de repente me pareció un poco falso, como si estuviera mirando una tarjeta Pinto." I¡odri~() Is""" 1I. postal. Salí de nuevo i la ~~~ puerta y allí mismo tropecé la entrada de otro café, el "Titanic", que tenía hasta quilla y escotillas y forma de barco, y cuyos reservados del segundo pISO ofrecían a la clientela mesas dispuestas en una especie de plataforma que reproducía de todo a todo la cubierta de un buque. Y allí recalé, mareado y casi de bruces, claro. Sabía muy bien que al otro lado, a unos pocos metros pero siempre en la alta mar de la noche, pastaban los intelectuales su heno seco y el interminable ronroneo de su tertulia, pero yo, que para entonces era sólo un solitario y que para todas partes andaba con mi Pascal en el bolsillo de mi chaqueta, prefería el silencio del segundo piso del "Titanic",con rodoysu oleaje y el aliento salitroso' de sus marismas, al prestigioso ronroneo del "Automático". Ahora que recuerdo Cuando me hice hombre y debí viajar a Santafé para iniciar mis aquellos tiempos, piensoquePascaljamás estudios, apenas dejé mi maleta en hubiera podido imaginar el lugar donde casa de mi tía Chamsi salí a laAvenida con los siglos habría de ser leído, y mucho Jiménez a buscar el "Café menos por quién. Automático". Ya tenía noticias del Poco a poco empecé a darme poeta De Greiffy de lo que significaba cuenta de que la clientela de los cafés aquel lugar como sitio de encuentro de los intelectuales de verdad y los de mi ciudad natal no era la misma


clientela de los cafés de Santafé. Allá los cafés eran visitados por hombres maduros y ordinarios que hablaban de negocios, de fincas y de mujeres que se masticaban como golosinas, mientras en Santafé los cafés se veían poblados de muchachos universitarios que se sentaban en las mesas a leer solitarios o en grupo, siempre cargados de libros, y que se amanecí8 n estudiando y con los ojos como platos de vajillas inglesas y con el estómago . lleno de cafeína y muy poco sólidos, salvo el arroz y las lentejas, que can el paso de los años Oscar Collazos me enseiló a preparar con tanta destreza y maestría, en ausencia de la abundancia y en presencia de la iliquidez. Cuando venía de vacaciones de Santafé a S,!ntiago de Cali, ya de estudiante universi tario y corrompido por la acción perturbadora de los libros, me propuse buscar en mi ciudad un lugar público donde poder releer a León Brunschvicg, a atto Weininger, a Nicolai Hartmann, a Edmundo Husserl y a MaxScheler, a Heidegger y a Sartre, algo así como una pléyade extraña y un tanto caótica e indigesta cuyo pensamiento devorado a pedazos me traía trastornado desde hacía varios meses. Cerca de la plaza de Caycedo había visto varios cafés de época que hasta entonces sólo me había limitado a observar por fuera, pero que a partir de aquel entonces me propuse frecuentar. Ya traía la costumbre adquirida en Santafé de leer en los 'cafés, con la mayor concentración y en medio del bullicio, donde había conseguido despachar uno tras otro libros completos de la camada existencialista que me'dejaron así de descompensado como pueden verme y víctima del desaliento con el que todavía circulo. Las coperas caleñas, tan caleñas del rabo como siempre y tan caleñas de la cabeza, ciara, presenciaban el asunto y se extrañaban y no p0dían ni creer lo

que estaban observando, al verme hacerse bro¡;ar ue aquellas carnes tan joven y tan siniestro leer de un que con tanta displicli:ncin pnsaban modo que parecía tan concentrado y por mi lado. enfermizo, como de convaleciente de tifoidea, haciendo gala de tanto Recuerdo el "Nápoles", claro, ensimisIl\amiento y devoción, tal con especial susto y cariño, pues comoellasnohabíanvistonuncaantes fue allí donde trabajó aquella a nadie en su vida. Y todo esto cartageneraquesellevódeunzarpa'W mientras despachaba pequeñas tazas mis ahorros de casi un año mediante de café que iba arrinconando en una un sólo empujón maestro de su esquina de la mesa, la una enseguida cintura. Y el modo comoyo enseguida de la otra, siempre con la música de me quedé viendo un chispero los valses argentinos y los tangos al mientras ella se vestía con semejante fondo. Pero era porque no sabían lo pompa, estirando la palma de su mano, mucho que yo entre tanto me distraía en un hotelucho de cerca de la vieja pensando en ellas y en sus traseros, Estación del Ferrocarril, que por aquel pero sobre todo en sus pechos entonces ya había volado por los aires descubiertos y en sus muslos con ocasión de la explosión del 7 de apretados, mientras leía o me hacía agosto de 1957. Pero asíy el que leía, subrayaba y todo no hice mío el escar to ma ba apuntes encor "ienro y la experiencia vado encima de las vivida no me sirvió pobres páginas, de nada. Pues mucho más por agarrado a mi causadelatimid Pascal fuí a que por caus sentarme de de mi miopía. nuevo en los Pero Sartre cafés del podía con centro de t o do, al Santiago la dad e de Cali, Bn.uW1vicg a inten y d e tar con Weininger, quistar de modo el interés que mlen de otras tras con coperas un OJO Y m á s leí a I a incautas, N áusea mediante con elorr el expe me enfren diente de taba al leer en frenesí ya la solitario y de pensar, baja humeda que mecausa ntristecido el sólo olfatear (le repente, tal los perfumes popu como el mismo lares con que se aseallo plDponía, rociaban aquellas en aquello de que, pieles de rifa barata iéndolo bien,el hombre s tan sólo una frágil caña, y el sólo imaginar los jugos y los gemidos que pod rí~a~n!llllIlii.""llIlcrtuandomucho un junco que una Ciudad, Revista de asuntos urbanos

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insignificante chispa del universo puede muy bien calcinar cuando lo quiera, aunque de todos modos no deja de ser una caña pensante a pesar de su fragilidad y de su parecido con un horrible gusano de tierra. Metáforas e imágenes pascalianas 'horribles que sinembargo me dejaban extasiado. Pero mientras leía estos tristes pensamientos y bebía tazas de café que despachaba una enseguida de la otra, con los párpados bajos, de todos modos y para permanecer fiel al principio de la Esperanza no podía dejar de mirar aquellos traseros que se llevaban por el aire lo mejor de mis ahorros y me exprimían el corazón con tanto desparpajo, falta de piedad y tan probada eficiencia. Todo lo cual me permitió comprender a las mil maravillas, muchos años más tarde, 'g aquella enigmática frase de Marx ~ traída a propósito de su reflexión sobre la modernidad por Marshall ~ Berman, según la cual todo lo que es ;el sólido se desvanece en el aire.

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Si yo quisiera ir a sentarme ahora mismo a esos cafés que conocí ~ de adolescentes en el centro de mi ~ ciudad, esos lugares ya np existen. Y me pregunto por qué debió de ser así, ~ no sin dejar de reconocer que las ciudades tienen su movimiento y que mientras algo nace algo de todos modos agoniza y muere. Y si no, que vayan y le pregunten a las inmobiliarias. Sinembargo, no en todas partes ocurre lo mismo ni de la misma manera. Hay ciudades que he Q

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Ciudad, Revista.de asuntos urbanos

conocido donde la memoria urbana existe y tiene un altísimo sentido y donde la voracidad de las inmobiliarias ha sido mantenida en la raya. Hace muchos años estuve caminando feliz por las calles de Lisboa, cosa que recomiendo a los in-felices, em peñado en llevar a cabo el recorrido de los lugares más entrañables de Pessoa, y frente al paisaje del Tajo me encontré finalmente con el café "Martinho daArcada", donde el poeta solía ir a escribir y a beber café y a tomarse unas copas con sus pocos amigos, entre los que recuerdo a Costa Brochado, Raúl Leal, Antonio Balto y Augusto Ferreira, en una mesa que siem pre atendía el criado Joáo Franco, lugar donde ideó la creación de su revista Orpheu. Y allí me senté y leí "Aniversario", varias veces, y bebí vino verde y al día siguiente regresé y me despedí del lugar mientras bebía copas enteras de Aguardiente Velha Antiqua, Reserva das Caves Salgalhos, que no dudo al recomendar a los pessoanos auténticos. Pues bien, hace pocos meses volví a Lisboa, cuya zona céntrica junto a la Rua Garret fue destruida en parte por un incendio. Pero aún así pude hacer el mismo recorrido de hace bastantes años, por el Chiado, y tuve el placerde sentir que podía reencontrarme conmigo mismo a través de las imágenes de mi memoria mediante el hallazgo de los mismos lugares del otro día, siguiendo el curso de callejuelas intactas y senderos urbanos que descienden casi siempre a la Plaza de Rocío, tal y como si el tiempo allí estuviera dedicado a conservar lo substancial sin oponerse a la idea de un cierto cambio imperceptible y necesario. La misma sensación experimenté en Barcelona y en Madrid, a pesar de todo. Pero también en Buenos Aires, donde "La Biela" y el "Café Tortoni" y "El Molino" son lugares simbólicos que aún perduran para la vida simbólica de la me~rópoli y que resisten al paso del tIempo mientras murmuran sin abrir siq uiera su boca el relato de una historia vivida

que tributa a una memoria que los protege pero que esos mismos lugares tienen el poder de confirmar, reproducir culturalmente y perfumar con su presencia cotidiana. Los cafés de mi adokscl.:Ill:m y de mi juventud son para mi alma lo mismo que cierros lugares del Berlín 1900 para Walter Benjamín, perdonada me sea la inmodestia. Pero es que al leer a Benjamín sentí que se trataba de lo mismo, yeso es lo que vale. No alcanzo a imaginar mi ciudad natal sin el "Canaima", mi Santiago de Cali sin el "Gato Negro" y sin el "Nápoles", y mi Santafé dc Bogotá sin el "Titanic", el "Toledano" y el "Automático". Lugares maSCUl~!lOSy para hombres ganados para la palabra O para el silencio causado por el ensimismamiento, hombres llenos de enigmas, de conversaciones pendientes, de meditaciones solitarias, de dudas, cargados de humo de tabacoy de ensoñaciones. Lugares de tri fu leas y de cicatrices. Y, sin saber muy bien por qué, siempre mi Pascal en mi bolsillo. Y mi Nietszche y en otro tiempo mi UnamuIlu y mi Sartre y mi Marx y mi Freud. Pero muy poco de todo aquello existe aún en los lugares que me vieron nacer y crecer, y a veces siento que mi memoria personal ha -sido mucho más respetada cn Lisboa, Barcelona, Viena, Madrid y Buenos Aires que en mi propia casa. Basta leer aquel capítulo de "El Danubio", donde Claudia Magris se refiere a los cafés de Viena, para entender lo que se siente cuando esos luga~es aún pueden ser nombrados y tienen tan alto significado en la memoria urbana y aún pueden ser visitados para tomarse un café y desde allí ver pasar el mundo por delante de sus puertas, como en el poema de Baudelaire en el bulevar del París de entonces. Y esto ineconsuela, porquesé que estOs lugares aún están ahí y que por el sólo hecho de perdurar me pertenecen.


De Bares y ti~lDpos perdidos

en una noche Por Francisco Javier Saldarriaga (F.J. Sagó)(36J

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an pasado ya varios años desde que Guayaquil se perdió en el olvido popular

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nuevo Medellín es una ciudad que se transforma cada noche y oculta en la oscuridad de sus bares y sitios nocturnos los anhelos y frustraciones juveniles.

Recuerdos que no viví En 1965, mi padre, un joven de clase media, procedente de una familia tradicionalista y comerciante por excelencia, combinaba su rutinario tiempo entre el trabajo en bares y cafés, y la agitada viáa nocturna que se gozaba en el Medellín de aquella época. A sus casi 20 añ'os, mi progenitor, Augusto, como lo conocían en el mundo de los negocios nocturnos, era todo un conocedor de Guayaquil (punto de encuentro obligado para propios y extraños), de sus zonas aledañas y del centro de la ciudad.

4 de la madrugada a administrar alguno de los bares de los Saldarriaga. El ritual diario exigía, como mi abuelo decía, una buena presentación que diferenciara al dueño de un borracho cualquiera y esto sólo se podía conseguir con un fino vestido de paño, que en aquel entonces, era el traje de moda para los jóvenes. De esta manera, el legado de clase y distinción que recibió mi padre, también lo recibió su padre de su padre y así generaciones atrás, hasta llegar a "Adán Saldarriaga" cuando le dio su primera hoja de parra a Caín "Augusto" Saldarriaga, hijo. El café Los Andes ubicado en Palacé con Santiago, el bar Claro de Luna en Carabobo, el barCauca entre

Carabobo y Bolívar, en la hoy extinta calle de los tambores y el bar El Rosal en Palacé, son algunos ejemplos del renombre de la familia de la cual provengo en el gremio, que hoy profanan con el nombre de "Cantinas" . El Medellín nocturno a mediados de los 60's, a falt'a de ser un sitio salvaje y hostil, donde al igual que en Vietnam sólo sobrevivían lo más fuertes, era un lugar propicio para la bohem ¡a, la amistad y el placer. Guayaquil, a diferencia de hoy, evocaba la nostalgia de aq uella mujer amada, del negocio a finiquitar el día que se abría paso en la tranquila noche, del amigo de infancia, del hermano lejos, de la soledad, la

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Gracias a su condición de hijo mayory al pretexto de ser un pésimo estudiante (pero bueno para los números), Augusto, se dedicó desde escasos 14 años a enterarse de los negocios de su padre, mi abuelo, Y fue por esta razón que pocos años más tarde terminó levantándose a las Estudiante de Comunicación Social Universidad de Antioquia.

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o no eran respetadas, porl1ue si una mujer que se preciara U\j decenre pisaba, sin imporrar la hura, un sitio de estos ¡Santa· madre!. era considerada de lo peor. Pero no todas las chicas que frecuentaban estos lugares fueron "malas"; algunas tuvieron dinero y poder y se dedicaron, por rebeldía o desdicha, a negociar con su cuerpo.

amargura y el desengaño que sólo el licor podía apaciguar, porque, eso sí, la noche carecía de encanto sin el preciado elixir. Al fin y al cabo, licor era sinónimo de diversión yno de vicio, y si no, ¿qué borracho ha dicho lo contrario?

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La zona rosa de aquellos años era pues, el centro de la ciudad y la diversión contenía desde el encuentro con amigos para ir a tomarse unos tragos, hasta terminar con las chicas de la vida alegre. La hora no importaba porque estos negocios permanecían abiertos las 24 horas o como dirían en este tiempo: en "jornada continua" y la rumba aunque parezca increíble, variaba según el lugar donde se realizara: a los bares o cafés (que al capo daban lo mismo) se iba a beber toda clase de licor y a escuchar sentados desde una silla o acostado sobre una mesa (según el estado de ebriedad), al artista que minutos antes un tipo desconocido había programado en· el piano o rockola. En los clubes privados, los de la alcurnia de la ciudad, se reunían Ciudad, Revista de asuntos urbanos

en torno a unas cuantas piezas de tango que degustaban mientras veían bailar a sus hijos y hablaban de economía y política. Lo anterior se desarrollaba en un fin de semana normal, porque si un artista de renombre pisaba la ciudad, los pocos "conciertos acústicos" que realizaba eran necesariamente contratados con El Club Campestre, El Rodeo u otro· club cualquiera de esos que abundaban para la clase alta de la época. Las heladerías sí eran mixtas, es decir, el único sitio neutral donde las diferentes clases sociales se encontraban para divertirse. Aquí los chicos y las chicas se reunían, se veían y se chupaban... un delicioso helado. La música moderna en aquel tiempo eran el twist, el cha, cha, cha, el Ye, ye y el Go, go, que no sólo enloquecía corazones sino que marcó un hito en las generaciones futuras. o quise hablar antes de novios ni de parejas porque en los lugares de vida nocturna, como bares y cafés, las únicas señoritas, o no eran señoritas

Aunque en los 60's en Norteamérica los jóvenes violaron normas de comportamiento social operantes, los hippies con SLI cabello largo, sus "símbolos extraños", sus ropas anchas y su ideología no incursionaron en nuestra dudad como se piensa, a excepción del legendario festival de Ancón, que logre aglutinar a hippics, en su mayoría muchachos con ansias de rebelarse contra la opresión de una sociedad conservadora, llegaron de todas partes del país y de Latinoamérica. Los jóvenes en su mayoría muy arraigados a la tradición de la ciudad, decidieron no acoger con tal desenfreno este legado gringo, excepto una tergiversación dc la moda. El hippie en aquel entonces era un rico rebelde o era un pobre desadaptado que luchaba por su liberación. Porque sin duda alguna, el hipismo entró a Medellín con dificultad y no prosperó como un movimiento sólido, ya que los paisas incorporaron modas pero no ideologías, excepto algunas excepciones como la de Carolo y otros, que aun en nuestros días se dignan llamar y vivir como hippies. Y si hablar de hippie es hablar de marihuana, pues bien, la cxótica plantita era consumida por aquellos locos que con el lema de paz, amor y naturaleza, se rebelaron también contra los vicios convencionales y crearon otro, que aún hoyes repudiado por el común de los


citadinos, pero no por ello menos consumido. Ahora el Hippie se entiende como el artesano o como el vago, razón de más para reducir un alternativa de vida, que transformó la mentalidad hace 40 años. Son tres décadas en las cuales Medellín ha cambiado mucho más de lo que mi padre nunca antes imaginó, Guayaquil es sólo el recuerdo de una ciudad que fue viva para mis antecesores. Las Zonas de diversión y los gustos han cambiado conforme las tendencias musicales de jóvenes en busca de identidad.

La Nueva Sangre El crepúsculo ha terminado y los gatos comienzan a trepar sigilosamente por el techo de viejas casas que descienden desde las montañas como peldaños de una torre derrumbada. Al fondo se divisa el titilar de la ciudad. Los jóvenes han terminado sus labores comunes en una sociedad agi tada. Las obligaci'ones estr'esantes del estudio

o del trabajo han terminado y es hora para la metamorfosis. La vida nocturna que ofrece esta ciudad es tentador.a y excitante, y la rumba comienza cuando inmensos amplificadores de sonido retumban en los débiles tímpanos de jóvenes que buscan emociones fuertes en la oscuridad prometedora del cielo. Son las 9 de la noche, hora propicia para salir a la jungla de concreto,1 con autos que forman serpientes de lata; de ruidos estridentes que es peran adq uirir vida con el movimiento juvenil. Ya la gente no va a Guayaquil a pasar un rato de diversión. Guayaquil ha dejado de ser el emporio comercial de antes para convertirse en un nido de ladrones, viejas prostitutas y hombres vestidos de polvo, hombres que se agrupan en las construcciones derruidas de la vieja ciudad, para dormir en sus carros de madera como caracoles cansados. Poco a poco los cafés y bares, hoy llamados cantinas, desaparecen ante la mirada desconcertada e impotente de ancianos que viven de recuerdos y m ueren de nostalgia y soledad por el

Medellín de ayer. i Yno hay nada q ue hacer!. Esta ciudad ha crccido tanto que ya el centro, sólo es sinónimo L1e trafico pesado, dolores de cabeza, inseguridad y violencia, en una palabra: problemas. Ahora, en la segunda década de los noventas, los bares son diferentes a los cafés y éstos difieren de la heladerías y Clubes sociales, que son otra cosa. "Es un tiempo lleno de tecnicismos inútiles que rayan en lo absurdo", repite el discurso de los teóricos a una juventud que se ha resumido como "Generación' X". Pero como si no importara más que la compañía para afrontar esta decadencia colectiva; Pipe, Mao, Pao, Naty, Caty y otro gran número de "chicos abreviados" frecuentan sitios comunes y gastados, para sentirse bien, para ser masa, iuchando cada uno por la ilusión de ser originales, únicos, inigualables. La Zona Rosa de Medellín está ubicada en el barrio El Poblado, antiguamente lugar de fincas de los más pudientes. Aunque la situación no ha cambiado mucho, ya que los dueños siguen siendo los mismos adinerados, la presentación de este lugar no. Los bares y cafés que ahora son distintos, se han esparcido por toda la calle 10 hasta llegar a las discotecas las palmas, antes pastizales de ganado, en la vía que conduce al oriente antioqueño. Los campos que aún quedan tras los levantamientos de inmensos edificios, están enmallados y adquieren el nombre de "Unidades Cerradas con zonas verdes". Es cierto, la rumba se ha ido alejando de la Avenida Setenta para El Poblado, dejando sólo el recuerdo de salsa, por,que en las nuevas discotecas sólo se escuchan merengues Ciudad, Revista de asuntos urbanos

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nuevos y salsa romántica, combinada con lo que suena en las emisoras. Las emisoras, que en ultimas deciden quién está a la vanguardia musical. Ya está lo suficientemente oscuro para salir y, como algo programado, cientos de jóvenes comienzan a emerger de sus hogares para reunirse en las afueras de uno de tantos bares que abundan en la ciudad. ¿Qué será hoy? El Pu b, en las Palmas; Atmósfera Cero y Rap and Slam (antes Retro Bar e Imsomnia) en la avenida las Vegas; Montreaux en la 80 con la 33; todos sacan sus barajas de posibilidades pues, al fin y al cabo, muchos de ellos van a irse a parar frente al establecimiento a conversar con slls camaradas y beber ,unas cuantas cervezas. Porque la música es la misma en todos los lugares y porque el ruido emitido al interior no deja nunca entablar un plática.

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. En las afueras de los bares, los chicos y chicas, pierden sus nombres y son simplemente gomelos,

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al ternativos, metaleros, punkeros, skates, raperos, new waves o uno de tantos estilos que ellos mismos se han inventado para sentirse diferente~. Y parte de esa diferencia la ha marcado'su apariencia. Los trajes finos de paño son un recuerdo "ridículo" del pasado, ahora la moda revive la cultura hippie de los sesenta. Al parecer muchos padres pensarán que cada vez que su hijo escudriña en los baúles de la ropa vieja, debe sentir nostalgia de la vida de antes e intentan revivir las costumbres de un pasado "que siempre fue mejor" para los viejos .. ¿Quién iba a imaginar que las niñas de bien, se vestirían con Jeans rotos, zapatos viejos, camisas manchadas y cabello sucio y enredado? Ellas, que paran inalterables ante las miradas atónitas de sus padres, se sienten liberadas, autosuficientes y muy mujeres a pesar de su corta edad. Con sus multicolores maletas a la espalda, incursionan en bares, porque a los cafés no se va a bailar sino a escuchar vieja guardia (de esa que tocaban The Doors, The Beatles, The Rolling Stones, The Who), música que expresa el deseo tácito de rebeldía de una generación que necesita el dinero de sus padres para rebelarse, música con tradición extranjera yeso es lo importante.

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Adentro del bar, la oscuridad de la entrada se va perdiendo conforme el juego de luces de la pista de baile se acerca, allí al calor de una canción de moda, cientos de jóvenes se apretujan y saltan al compás del ritmo; ¡que viva el pago!, grita una garganta enardecida, un nuevo baile que libera la energía reprimida

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durante la semana. Así, perdida entre la náusea y el sofoco de cuerpos ajenos comprimidos, apretados y sudorosos, lIna mujer rueda entre la masa mientras cierra sus ojos para dejarse arrastrar por la música. Las sutiles gQtas de sudor acarician sus mejillas v su camisa ceñida color aluminio adquiere una consistencia pegajos~l tras el contacto con hombres ajenos. El ritmo cadencioso, los cuerpos apretujados pero felices, ese hacinamiento buscado, el solo choque parecía producirle una satisfacción que atravesaba los límites dcl orgasmo. Aqucllas manos desconocidas tocando sus senos y otras más audaces que rozaban su feminidad, no eran motivo de preocupación para ella, ya que desde el momento en que decidió sumergirse en el baile, sabía lo que sucedería. Siguió danzando. La canción agonizaba, ella lo sabía, pero no abrió los ojos, sólo siguió allí rebotando de aquí para allá,


recibiendo golpes y ¡porqué no!, soportando la caída de chicos que se lanzaban a la piscina humana en busca de un chapuzón de liberación. Olores, sonidos y choques con un solo fin: satisfacción. Claro está, sin violencia, porque cuandp la',situación se calienta, el baile culmina, la filosofía del pago desaparece y la rencilla se arma. Son las tres de la madrugada, han pasado 6 horas asfixiantes dentro de un bar alternativo, donde la estrechez más que un castigo es un placer por el cual hay que pagar un cover. El licor ha liberado la adrenalina y Una niña menor de edad, de las que abundan en el lugar, permanece ebria en una esquina mientras el. joven que querí atrapar, la besa, succiona su cuello y la aprieta contra l pared, acaricia su trasero y 1, toca en part~s, donde fines de semana atrás, las mano de arras jóvenes se han introducido a explorar. Para una juventud cervecera por excelencia, el licor es un buen entremés, sin impooor la marca o calidad, porque en la calle no hay diferencia 'enrre el que tiene una botella de whisky o el que consume vinos Saenz (de esos que llaman tres patadas), y la marihuana también se consume, pero nunca al interior de lugares públIcos. El sol que marca la presencia de un nuevo dfa se acerca peligrosamente y es hora de regresar a casa, de dejar aquellos bares, sitios donde el tiempo se detiene y todo es permitido, desde la deshinbición sexual hasta el aislamiento en una esq uina oscura, mientras pasan los efecros del alcohol.

Los lúgubres y oscuros espacios para el éxtasis, la música, y la libertad, han encendido sus luces señalando la hora del cierre y, cual campanazo en escuela pública, los m uch~chos con cara de insatisfacción regresan al mundo real, a un planeta donde su cabello amatillo, verde o rojo desenrona con esos pantalones a cuadros, la camisa fosforescente y los zapatos roídos por el pasar de los años. Una vez más los amigos dc farra se despi den; los

ocas 10 ales unen us labios antes de la dolorosa partida,porque tal vez ésta sea la primera y última noche que se vean; las niñas menores de edad (que parecen multiplicarse como virus), revisan en sus pequeñas maletas que efectivamente su cédula falsa, pasaporte a la lujuria nocturna, está al interior de la billetera; los conocidos por costumbre, se despiden elevando sus cejas o moviendo levemente la cabeza, y los garos testigos mudos de estas extrañas noches, continúan copulando,

maullando y luchando por un pedazo de ratón que todavía queda, porq ue no se sabe si la próxima noche será igual.

U n fin después de terminar El Barnaby Jones ha muerto y con él, nosotros los amantes de la müsica underground, hemos quedado a la deriva, esperando que algün disk-jockey amigo se apiade de nuesto sufrir y nos coloque dos o tres piezas en la noche. A Juan, mi amigo de toda la vida, deicle que se , volvió alternativo, ya no sale de esos bares, su aspecto ha cambiro-o radicalmente. El nUl,;vQ sujeto que alguna vez llamé hermano me resulta irreconocible, ni siquiera su cabello es igual, ahora luce verde y combina a la perfección con sus zapatos del mismo color, y su raro tatuaje y la areta que se ha clavado en la nariz me resultan desconcertantes. Es como si fuera otro, y de hecho lo es. De lo poco que hablamos cada vez que nos encontramos, es de su idolatría por «un Kobain (vocalista de Nirvana, agrupación de un género- musical llamado Grounge "Chillido", que se suicidió a principios de 1994). Atrás han quedado los temas profundos, el chucu-chllCll, las confidencias, las interesantes charlas sobre mastLIrbación y el1igmas sexuales y otras cosas de hombres como los dilemas sobre soledad o mujeres.'Sus gustos han cambiado y lo mismo ha pasado conmigo y con esta cuidad que cambia cada vez que vos parpadeás.

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En Telecomunicaciones, una alternativa para el municipio colombiano


LOS bares Espacio de semejantes y solitarios Por Luz Eugenia Pérez(37)

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inscrita en la ciudad, ese inme~so ser que se mueve a ¡~:¡¡::¡! . d.iario en rit,mos .que cada vez s~ viven y se ¡:¡:¡:¡:¡j:j sienten mas agitados me llevo a abordar i¡:i:ii:::::::¡:::¡:::)~::::r::::::¡:r::::::::::::¡ en mi trabajo de grados, esos espacios tan delimitados y concurridos, donde la Vida, Maestra Vida!, se resuelve o se disuelve con facilidad y en instantes sin restricciones: LOS BARES.

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La historia de la humanidad ha sido la historia de las relaciones: del hombre con la naturaleza, del hombre con quienes le- rodean y, del hombre consigo mismo. En cada una de estas relaciones establecidas ha habido siempre un elemento dinámico que impulsa al hombre a conocer, pulir y a disfrutar los aspectos en que se proyecta: el elemento lúdico. Señala el elemento lúdico, el hacer gozoso del .hombre. La esfera que le permite llenar de sentido su ocupación vital; en esta medida la acción lúdica fomenta los valores expresivos, espirituales y sociales, tendiendo siempre a solidificar y enriquecer el aspecto que da sentido a las asociaciones del hombre: La Solidaridad. .1'

La época, está caracterizada por sociedades capitalistas, regidas a partir del dominio que ejercen sobre la masa quienes detentan el poder. Este hecho marca todas las estructuras sobre las que se erige el sistema; el estado regula y maneja no sólo lo que se relaciona con producción y tiempo de trabajo, sino también todo aquello que tiene que ver con el tiempo libre de la colectividad.

La fuerza vital que concierne a lo lúdico se ha mostrado con el correr del tiempo. con la historia como algo imperecedero en el hombre, aún a pesar de lo que implican las determinantes sociales im puestas. De ello se ha encargado la inmaterialidad que le reviste en tanto, energía superior y vital que alimenta y mueve la vida misma; más allá del consumo, más cerca de lo vivencial, del sentir. Dentro de la historia del hombre, la cultura ha sido la garantía de permanencia de éste y la ciudad ha sido testigo y presencia de ella: "Construir es colaborar con la tierra, imprimir una marca humana en un paisaje que se modificará así para siempre; es tambiCn contribuir a ese lento cambio que constituye la vida de las ciudades... He multiplicado todo lo posible esas colmenas de la abeja humana. El plomero y el albañil, el ingeniero y el arquitecto presiden esos' ntl.cimientos de ciudades; la operación exige así mismo ciertos dones de rabdomante. En un mundo que los bosques, el desierto, las llanuras incultas cubren en su mayor parte, resulta bello el espectáculo de una calle pavimentada, un templo dedicado a cualquier dios, los baños-y letrinas públicos, la tienda donde el barbero discute con sus clientes las noticias de Roma, la del pastelero, la del vendedor de sandalias, la del librero, la enseña de un médico, un teatro... I ,a ciudad: el marco,

Las sociedades inodernasr desacralizadas han cambiado la magia que acompañó tanto tiempo al hombre en eldesarrollo de la acción ritual y que le sirvió de puente con el Universo, con lo Cósmico, por haceres que trascienden muy poco o nada la diversión.

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Recreóloga del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid.

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la consrrUCClOn humana, monótona si se quiere pero como on monóronas las celdillas de cera henchidas de mil, el lugar de intercambios y contacros, la plaza a la que acuden los campesinos para vender sus productos y donde se quedan mirando boquiabiertos las pinturas de un pórtico... " Es la ciudad obra del hombre, el espejo de sus necesidades, la factoría de su actividad y de sus sueños. Cada una de las calles de la ciudad son su historia, y el espacio urbano el medio en donde el hombre se descubre a sí mismo como parte de una totalidad y da significación a su existencia como miembro de ella. La calle, lugar de encuentro y relación va siendo desplazada por grandes vías, ya no para pasear sino para pasar. La casa del hombre se diluye entre cemento y vallas; el barrio que fue la extensión de la casa permitía la identificación de sus moradores, hoyes un espacio separado por mallas, privatizado: el diseño moderno aisla y ñiega al hombre su destino ciudadano. En el iryvenir por la ciudad encontramos espacios adecuados para funciones de habitabilidad y producción; funciones en torno a la recreación y la cultura. El bar ocupa su lugar dentro del marco urbano; existen a lo largo

espontaneidad. Hermosas o feas, buenali o malas, despreciables o admirables llenan los bares con su presencia. Juegan al gaw y al ratón con el deseo y el ardor de los clientes; en su lugar de rrabajo la mujer salanera desempeña su oficio y vive su lugar dc rrabajo lúdicamente: Está el cliente, el oficio y alIado su amiga, su compañero, su amante. Conoce al dedillo la [elarana vital que día a día allí se urde. Conoce los recovecos y las reglas que allí opcran. Conoce la diferencia del día y la noche y el efecto que esw produce. Siguen siendo mujeres aun en medio del deterioro; en el bar son las magas de la noche: saben por qué el varón las busca, lo que les proporciona un vasto conocimiento de las emociqncs y pasiones humanas, por lo cual se van haciendo más sueltas para permitir su expresión y más calculadoras, para saber cuánto permiten. Reconocen la jungla que habitan y como cualquier ciudadano asumen el trabajo y la vida con suficiente heroísmo como para saber equilibrar lo humano, hermoso y horrendo que nos circunda. El bar es un espacio sujeto a la regulación del tiempo exterior, que irrumpe en el tiempo rccreado rompiendo lafascinación que Semejantes y Solitarios han inventado; se ven compelidos a regresar al sitio que les e~ propio para el día siguiente continuar cl hacer productivo.

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ancho de la ciudad, son punto de encuentro, de confluencia. Se les encuentra en sectores específicos o en medio de zonas industriales, comerciales o educativas. En los barrios populares se encuentran infinidad de Graneros Mixtos donde;se encuentran alimentos para la subsistencia, la mente y el espíritu. Otros ofrecen espacio para los juegos de mesa: cartas, dominó, poker, billares etc. Visitados en general por hombres que asistidos por mujeres dejan diluir las horas, los pensamientos o su silencio en compañía de un amigo o del licor como compañero. La presencia femenina en el bar tamiza el dolor del visitante o acrecienta su alegría. Allí en ese mundo masculino la mujer discurre con naturalidad y Ciudad, Revista de asuntos urbanos

Ofrecen los bares música variada y popular, se especializan en un género que garantiza regularidad de asistencia en tanto satisface el deseo y el sentir elel cliente. En unos se escuchan tangos, en otros baladas, los hay con vallenatos, ritmos tropicales o salsa. Tiene el bar como compañera a la noche. Ella, secundada por la merma del ritmo productivo", la luna, las estrellas y la penumbra llenan el espacio con una connotación diferente a la atmósfera del agitado día. La noche es el ticmpo del encuentro, la disolución y la rumba. Al bar se dirige la clase popular en la noche; para ellos no fueron hechas las tabernas, las discotecas ni el teatro. Es en ese espacio reducido donde el ser interior se desnuda, donde sólo el sentir aflora. Donde el pudor se expresa o se regala; espacio donde el roJo encendido es el padre de los colores aliado del violeta, el verde y el amarillo. Donde las luces. de neón y negra permiten que toclo 10 que el bar eontient;; resplandezca: las pinturas, afiches y dibujos de las paredes y del techo, la ropa, los clientes, los ojos y la piel sudada de quienes ocupan esta nave. Sí, en definitiva el bar en la noche y desde el juevcs, se convierte en una nave donde el pueblo puede permitirse la expresión que la sociedad y su condición de explotados les resta.


a nsa de enano Cuento Por José Martínez Sánchez(38)

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1 1 enanoSansón-pues ;,~i:;:'; así lo llamaba la fI: salonera Florinda~i¡: : : ¡ comenzó a frecuencar t'~":?!¡:¡¡(¡:(::y::::\¡\ m ucho antes q ue yo el Oro de Munich, centro de reunión de la comunidad universitaria v rumbera de la ciudad. Era Ulí hombrecito de uno con veinte de estatura, manos gordas, pómulos salientes y nariz redonda como un tomate maduro. Sentado en un taburete de espaldar metálico, frente a una copa de licor, sus piernas cortas parecían dos tarritos de grasa q u e seguían el compás de la música con rápidos movimientos de salsómano. Cuenta Florindaqueuna vez I lo vieron llegar al salón vestido con ropa de payaso, solicitó una pieza del Caribe e hizo una demostración de baile qll,e algún día lo colocará entre los grandes bailarines del continente.

D e s d e entonces no volvió a pagar un solo centa va por concepto de licor. Todos se disputaban el derecho de ser sus anfitriones en la mesa, le servían las copas repletas hasta el borde y él las bebía comó si aquello no Premiado y seleccionado en varios concursos nacionales de cuento. Autor de las novelas "El camino perdido" y "Las pequeñas desdichas". En el campo de la literatura infantil y juvenil ha publicado "El niño que se atrevió a volar" y "Chiquicuentos al revés para leer otra vez". (3H)

fuera licor sino una sustancia azucarada. Difícilmente la bebida producía en su temperamento efectos contrarios a su mancra habitual. Allí, rodeado de amigos, mujeres, luces y cigarros, encontraba un buen motivo para invertir las energías de sus cuarenta años. Era como si los dcfectos de los hombres desaparecieran con el advenimiento de las noches alegres. Las mujeres, por su parte, lo veían como a un

hombre total, dotado de cualidadcs nada comunes entre quienes acudían al bar con el ánimo de desterrar la nostalgia de sus corazones. Lo saludaban con un abrazo y un beso y lo invitaban a compartir sus reflexiones. El aceptaba como buen caballero esos momentos de esparcimiento.

Cierta vez ci reuló el rumor ue que el enano Sansón tenía una novia, pero nadie le había oído mencionar el tcma, seguramentt: para no despenar curiosidad por algo que era exclusivo dc su intimidad. El gigante Lulú • porquc así lo llamaban la salonera Florinda- dijo que Liz Carranza, estudiante de química de la universidad, había hecho algunos experimentos para que el cuerpo del enano aumentara de tamaño, pero que en vista del fracaso se dedicó a escribir poemas existencialistas en las paredes de los baños donde delataba a Sansón como al verdadero culpable de sus sentimientos. Todos rieron como el que más, pero él asumió ese aire de dignidad ofendida que lo llevó a distanciarse paulatinamente del grupo. Por esa época visité el Oro d.e Munich y como muchos otros me enamoré de la música, de las luces y de las mujeres que bailaban solitarias bajo el hechizo del ritmo. El enano, situado frente a mí, muy poco disfrutaba de la alegría. La tristeza lo Ciudad, Revista de asuntos urbanos


devoraba por dentro y pensé que su dolor debía traspasar la barrera de lo cotidiano, arañándole con tal intensidad que las lágrimas resbalaban lentas por sus mejillas hasta confundirse con el vómito de los borrachos. Florinda se sentó junto a mí y señaló con la punta del lapicero por encima de la mesa siguiente. - El enano está llorando - dijo. - ¿Sabe qué le sucede? - El gigante Lulú lo ha ofendido. - ¿Y quién es ese gigante? - El que está allá, al fondo.

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Desvié la mirada hacia el lugar que la mujer indicaba. Bajo los dos huecos oscuros de una nariz aquilina, la boca del gig~nte formaba distintas figuras al hablar, pero era difícil saber qué decía por'lue el estridor de la música ahogaba el conte;nido de las palabras. Se veía que su carácter bonachón estaba aflojando algún incidente humorístico de la maquinaria de su memoria, pues la hilera de dientes blancos flotaba como sostenida en el fondo oscuro de una piel diluida en la atmósfera borrosa de la calle. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

Su cabeza, que sobresalía por encima de los demás cuerpos, permanecía asegurada sobre un torso de hombros anchos que debían resistir el peso de muchas arrobas de vida. Estimé su estatura en uno con noventa y traté de establecer un contraste profundo entre ambas inc;lividualidades (la del enano y la del gigante) mas la única idea que logré concebir fue la de que ambos pertenecían a mundos diferentes, aunque uno y otro estuvieran allí unidos por una necesidad evidente de comunicación. - Debe de ser un basketbalista - dije. - Es un levantador de pesas -agregó Florinda, con los ojos fijos en el rostro del enano-, cuando termina sus prácticas en el gimnasio viene a este bar con el objetivo preciso de burlarse de Sansón. Florinda me contó los detalles sobre la aparición del enano en el Oro de Munich, las posteriores rumbas en compañía del grupo universitario y la causa de su aislamiento. Durante varias noches observé en él esa

actitud de hombrecito martirizado por . circunstancias adversas, revividas en cada trago de licor que ahora debía pagar con dinero de su propio bolsillo. Por el brillo de sus ojos descubrí 4 u t: aquel sentimienro de abandono largamente almacen@.do comenzaba a convertirse en un odio mortal contra el gigante Lulú. Com prendí, más que nunca, que el enano Sansón estaba obligado a recurrir a una vieja artimaña de circo para borrar el oprobio de su contrario, pues de orra manera acabaría por morirse de tristeza con los tarritos de los pies rígidos como dos tubos de hierro. Como yo, supongo, él debió sentir un poco de alivio cuando nuestras miradas se cruzaron una expresión de fraternidad que nadie podría impedir. Lovi ll~gar hasta mi mesa con la copa de licor aumentada entre sus dedos, trepó a la silla de al lado con esa habilidad de hombrecillo avezado a las dificultades propias de su condición y allí se quedó por un momento en silencio. - Al principio todo iba muy biendijo al cabo de un rato-, pero el gigante Lullt ha hecho mi vida imposible. - Es un gigante sin importancia le dije. - ¿Usted cree? - De todo corazón


El enano asintió con una inclinación de cabeza. Llamó a la mesera y ordenó un par de tragos. Flot1nda fue al mostrador, llenó las copas y luego las depositó sobre la mesa. • Usted trae un poco de paz a mi espíritu -volvió a decir el enano con voz queda-o Seguramente debe haber sufrido en esta vida. - Desde luego - confirmé-, en esta época es muy común el sufrimiento. El me miró a los ojos, insistente, como invitándome a descubrir algo que no lograba explicar con palabras. - Comprendo perfectamente dije, y levanté la copa para brindar por nuestra nueva amistad. A partir de aquella noche mis visitas al Oro de Munich se hicieron más permanentes. Me interesaba, sobre todo, profundizar en algunos antecedentes del enano Sansón, convencido de que podía existir algo más interesante en el libro de su vida. En los .preves intervalos que se sucedían entre la culminación de un

disco y el comienzo del otro, me fue poniendo al corriente de su vida anterior. La mayor parte de sus cuarenta años había transcurrido en un circo que logró sobrevivir a muchos años de constantes viajes por el interior del país. Ya desde les cinco años acompañaba a su madre ante un. público ávido de espectáculo. Ella ponía a prueba sus dotes de excelente bailarina y él la secundaba en los movimientos previamente ensayados. Pero a la cumbre de su carrera sólo llegó cuando se hizo domador de leones y metía su cabeza entre las quijadas provistas de afiliados colmillos. El público vibraba de terror en las graderías y estallaba en aplausos al ver de nuevo su cabeza a salvo del peligro. Con la muerte de su madre se hizo más difícil la vida en el circo. Derrumbado sobre las carpas dobladas, frente a los leones hambrientos, esperaba la llegada del dueño con víveres para la nueva temporada. Pero el hambre obligó a los miembros del circo a buscar otros medios de subsistencia. Los enanos se dispersaron por las grandes ciudades vestidos de payasos y fueron

contratados en los almacenes pum anunciar los productos en parlantes de mano. Le pregunté a Sansón si el gigante Lulú conocía aquellos aspectos definitivos de su vida y me respondió que nadie en el Oro de Munich estaba enterado. Tal vez por ello los momentos de alegría que compartió con cl grupo universitario degeneraron en burlas y ofensas soterradas. Pero cntre los asistentes incondicionales que acudían a escuchar la música del salón, el gigante Lulú parecía avivar en él roda la furia de su sangre. Una tarde lo encontré sentado en el sitio de costumbre. El salón se hallaba casi vacío y Florinda y el dueño conversaban despreocupadamente en un extremo del mostrador. Me vio llegar sin despegar la mano izquierda de su frente, como empeñado en ocultrar el dolor que todos intuían, pero que sólo yo podía comprender. - Tienes que ser más optimista le dije. - Eso ni pensarlo -anotó él-, ahora que voy a matar al gigante siento que moriré con mi enemigo. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

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Las ¡luces se encendieron de pronto, Poco a poco comenzaron a llegar los miembros de la comunidad universitaria y se fueron dispersando a lo largo del salón. Ahora los movimientos de Florinda eran más rápidos. Entretenida en atender a la clientela, sus caderas perdían la armonía del ritmo. pero luego se detenía y bailaba un momento antes de. volver a lo mismo. El gigante Lulú apareció a las ocho menos cuarto, bailó dando salticos hacia uno y otro lado y fue donde sus amigos que lo recibieron con aplausos y gritos. - Es un imbécil -dijo el enano sin quitarle los ojos de encima. Llamó a la mesera y ésta se acercó con las manos en la cintura-o Dígale al gigante que lo vaya matar. Soltó la frase de un golpe, como para que no quedara la menor duda. Florinda regresó minutos después con el mensaje: - Dice que e;stá listo a morir. - Entonces dígale que lo espero en la calle. El enano descendió de lal silla y salió con.algo en la mano derecha. - Es un cuchillo -advirtió Florinda. Esperéelcursos deloshechossin moverme del puesto. El gigante había ~ salido también, pero yo no podía ver lo "5 que ocurría porque me encontraba lejos ~ de la puerta. Seguí con la mirada los 'E gestos de la salonera que permanecía j muy atenta a lo que sucedía en la calle. - Lulú se ha quitado la camisa -dijo-o - ¿Está armado? -le pregunté- No lo creo. - ¿Y Sansón? - Se dirige hacia él, todavía con el paquete en la mano. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

Aquello comenzaba a tornarse molesto. Pensé abandonar el local tan pronto como la salonera me diera una idea exacta de quién había quedado, tendido sobre la calle. Posiblemente el enano, pero si estaba armado era bien probable que el gigante Lulú no lograr" aicanzarlo con sus manazas. - Están muy cerca, pero no se tiran -agregó Florinda-. Me incorporé de la silla, decidido a desaparecer para evitar líos con la policía. No quería ser testigo de ningún crimen. En caso de que venciera el gigante, denunciarlo significaría tener a un enemigo buscándome por toda la ciudad para cobrar venganza. Y si el enano salía victorioso, faltar a la lealtad de un amigo sería como pasar todo el restO de mi vida culpándome por no haber tomado la determinación a tiempo. Mis pensamientos fueron interrumpidos ,por el vocingleo de los curiosos. Después vino un estallido de risas. Algo había ocurrido allá en la calle mientras yo me debatía interiormente. Vi los labios de Florinda que se abrieron en una carcajada. - El gigante está muerto -dijo-o Algunos universitarios se perdieron en la oscuridad con el cuerpo del gigante y el resto ingresó al interior del recinto. El enano volvió junto a mí y se encaramó en la silla, sonriente por debajo de su nariz de tomate. Por un momentO imaginé al gigante Lulú entrando al Oro de Munich, moviendo su corpachón de hombre ágil con muchos kilos de vida. Detuve la mirada a la altura de la

puerta, preguntándome si el enano habría tenido valor para interrumpir la vida de un semejante y sus palabras penetraron tan nítidas en mis oídos que por primera vez lo vi como al ser más despreciable del mundo. El había comenzado a reír con una especie de cinismo desbordado, repitiendo a menudo la frase que debió permancccr cncogida en su mente hasta el instame del triunfo: - Si llegara a resucitar, lo mataría de nuevo. Me miró como buscando 1<' aprobación a sus palabras, pero en vezdecompartirel regocijo lo fulminé con toda la ira represada en mis ojos. - Si mataste al gigante ya no eres mi amigo -le dije-o El enano Sansón dejó de reír, se dobló sobre la silla y bajó la cabeza. Ahora su actitud volvía a ser la misma de las noches anteriores. - No te preocupes - murmuró. y abandonó el salón en silencio. Sin él, la música era como el retorno de una paz que envolv:ía los clle-rpos, obligándolos a seguir aquel ritmo frenético de tambores en lajungla. A pesar de que la amismd enúe el enano y yo había terminado, volví a frecuentar el Oro de M unich durante varias noches. El enano se había esfumado, pero en cambio me impresionó ver al gigante Lulú en su sitio de costumbre. La ·salonera Florinda me dijo desde el mostrador:

- Tú serás la próxima víctima. Entonces comprendí la risa del enano.


Viajera Noctívaga Por Alba RoCÍo Rojas

León(39)

Lugar~ a

los que arribarnn... buscando la sumbra para el amor. Lugares rw resaltados por ~ingún mapa de tu.rismo repentinamente ubicados en el rL7fltru del universo. Tesoro: Orlando Gallo, 1997

1 '''tE~ 1 C,epú,culo, p,eámbulo de la noche, ::':'¡':':;, anuncia la llegada de la ciudad de las sombras. El tra~ajo cesa al atar~ecer, luego de una Jornada laboriosa, :::::m:,::::,:,:,:,:::,:::::¡:::\¡¡\}"} acelerada, y estresante, por la realidad cotidiana de la supervivencia económica, y cede el paso al ritual de la noche. El deseo toma forma, en medio de las luces de neón multicolores, mientras las citas se cumplen en aquellos diversos lugares en donde la ciudad nocturna empieza a existir: deseosa, erótica, luminosa, placentera, diferente y rumbera.

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La libertad que confiere la noche invita a disfrutar de los espacios de los sueños, de los deseos. La noche es joven. Las miradas de mujeres y de hombres recorren las calles, y las avenidas, en busca de los puntos de encuentro, según el mapa de los espacios que los convocan a una noche noctívaga. Los días de la tierra y las noches del cielo estrellado se orientan a la ceremonia del contacto de los cuerpos, de la música, del licor, del lenguaje de las miradas y los gestos, de los olores, de la conversación, de la reducción del olvido y de la locura. Los deseos y los miedos pululan por la Medellín nocturnal. Pero estos celtincas, no han sido obstáculo para que la fiesta trasnochadora atienda sus restricciones. En ésta época, la gente de diversas: edades, sexos, tendencias, profesiones, oficios y clases sociales, fecue'ntan, desde los lunes y con más intensidad los viernes y sábados, aquellos "corredores" de rumba que se han formado en esta ciudad: las Palmas, la Zona Rosa de El Poblado, los Centros Comerciales (Monterrey, Unicentro), las Torres de Bomboná, la Zona Fuscia del Centro (área de influencia de la Plaza y los teatros), la Mota, la 80, la 70, la 33, San Juan, Villa del Aburrá, Colombia, La Bolera, Suramericana, Carlos E. Restrepo, la Zona Rosa de la Universidad de Antioquia, la 4S (Av.

(39)

Comunicadora Social y Periodista,

Carlos Gardel), los puentes de la oriental y Ayacucho, son los más visitados. En estas "ciudades" ocultas se mueve la vida nocturna de los medellinenses, lugares que separan y unen el adentro y el afuera de cada cual, am parados por la penumbra, las volutas de humo, la música, el licor y la grata compañía. Pero, ¿se va a un espacio para revivir el pasado, disfrutar el presente o para encontrar el futuro? Cada cual se permite definir su propio itinerario para ir a un lugar en otro, a alimentar la pesadumbre ante los cambios de la ciudad, de la metópoli, de la provincia; o a evocar con nostalgia sus historias personales; o a gozar de la diversión noctúmbula. Las señales particulares de cada lugar son claves que permiten reconocer el estilo que convoca a entrar a un ambiente y conectarse con su circuito. Esta ciudad brinda diversos ámbitos: bar, café, cantina, discoteca, cafetería, estanquillo, grill, billar, estadero, granero, heladería, salsamentaria, charcutería, restaurante, Ciudad, Revista de asuntos urbanos


riendas, taberna o pizzería (V. que permiten a la mujer y al hombre construir su imaginario de la ciudada nocturna, de acuerdo con las vivencias existenciales que lo acompañan.

~losario);

Distintos espacios se pueden acoger en Medellín para un nuevo itinerario nocturnal: 109 bares, 3 bar-restaurantes, 9 bar y restaurantes, 42 cafés, 3 caférestaurantes, 70 cafeterías, 29 cafetería y restaurantes, 17 discotecas, 3S estanquillos, 125 graneros, 78 heladerías, 41 tabernas, 26 tiendas, 7 tiendas mixtas, 16 billares, 22 charcuterías, 7 estaderos, 297 restaurantes, S grill discoteca, 1 grill estadero, 2 grilles, 1 grill club, 8 clubres y Ocantina (fuente: Medellín, Valle de Aburrá yOrienteCercano, 1997. Páginas blancas: Publicar; EEPP de Medellín). Relaciones diferentes se tejen en la noche, las cuales se escapan alojo distraído por el continuo ir y venir de la gente; pero, un viajero noctívago sí logra distinguir los puntos de encuentro de la ciudad. Las vidas secretas y avenwreras atraviesan la urbe, la bohemia incom prendida o festejante, los amantes clandestinos, las parejas enamoradas, los poetas consumados o en potencia, los eternos portadores, los ejecutivos sin máscara de "

... N

Ciudad, Revista de asuntos urbanos

anillo blanco, los jubilados que miran pasar la juve'ntud, los homosexuales concros o amparados, por la noche, los ladrones, los vaciladores de colegialas, las señoras, las trabajadoras sexuales, los punkeros, los metaleros, los gomelos, los new wave, los rockeros, los jóvcncs de ayer y los muchachos de hoy, los travestis, los cigarrilleros y 10i) habitantes de la noche, los dueños de la calle y los hombres y las mujeres solas fue rodas, cada día los deseos se vuelven recuerdos; son los caprichos del tiempo que se resisten a desaparccer.

y estos espacios para la memoria, la gente los frecuenta atraída-por la calidad de la atención, el encantO del lugar, el tipo de música, la decoración, la intimidad, la rumba, los precios, los encuentros y los contactos. Así, se puede decir que "los sitios lo Ilarllan a una", porque la ci udad está recreada en' los espacios y en los acontecimientos de su prcsente y pasado, luces, cuadros, barras, rincones, susurros, decibeles, cuerpos, roStroS, aromas, pavesas y tintineo de copas. Todo esto convoca a la vida noctámbula en la ciudad. También, el tipo de programa de la noche: conciertOs, lectura de poesía, teatro, videos, T.V., para el fútbol, la danza, son pu~tos a favor de la afluencia a un lugar, así como la seguridad.


vislumbran muchas soledades, en hombres y en mujeres: se busca escapar al tedio de la desesperanza, de la intolerancia, de las historias desaforrunadas, del vacío no colmado de palabras. ni de afccto.

A pesar de tanta diversidad, por lo general, los adultos se recogen en los sitios más tranquilos como cosas, apartamentos o fincas, como forma de terminar una noche. Pero, los jóvenes cada vez son más _ávidos de encontrar nuevas maneras de gozar la ciudad nocturna, hasta avanzada la madrugada. La aventura, el quebrantar las normas sociales y de la familia, son marcas de aceptación congéneros, de autoafirmación, de reconocimiento. Y como la noche es propicia para el deleite, es notorio cómo en la cultura paisa de esta generación se observa la ostentación de lo que se tiene y aprovecha el sitio para hacer alarde de los bienes materials.s: carro, moto, ropa de marca, el perfume, la moda, el consumismo, el dinero; así como de la mujer acompañante, con sus atributos físicos. Es el tener, el poseer, no el ser; cambio de valores. Aunque la mujer sí ha ganado un espacio en el encuentro con el otro. Si decide salir sola lleva un dinero, se sienta en la barra, consume, pide; música, acepta rechaza el abordaje masculino que va en plan de conquista, o lo acepta. Y si va -acompañada, participa del pago de la cuenta, decide lugares para disfrutar de la noche, participa de la baca o paga a lo americano cuando va en grupo. Y es en el espacio de la barra en donde se

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Brecha generacional también se advierte- en el tipo d~ licor y en la música. Los tragos fuertes como brandy, tequila y ginebra, son los que más consume la juventud actual. Ysi de precio se trata, se van jerarquizando hasta . llegar al vino Familia Sáenz (tres patadas) o al chamberlain (alcohol _alhelí mezclado con cocacola, F"''''graf.. 1)"";<1 I)olllh leche, yogourr o lecherita) común en los punkeros y metaleros. El aguardiente y el ron son de los veteranos y la cerveza es para todos, jovenes o adultos. La idea es no emborracharse hasta quedar inconsciente, sino estar entonados. La clasificación de un lugar nocturno también se puede hacer por el volumen de los decibeles, ya sea por el estruendo por la ambientación agradable del espacio, para escuchar jazz, rock, rap, grunge, punk, tecno, reggae, dance, ska, pop, metal, discotequera, tango, bolero, ranchera, disco, americana, salsa, de los "60s" clásica o nueva era. Y también, si el lugar es alternativo, gayo heterosexual, o si allí es a donde van los "pillos", los veteranos, los salsómanos, los rumberos ...


y así, la ciudad repite su vida alternando las luces solares y las sombras chinescas de la penumbra. Se descubre lo poco que es de una, lo mucho que ha tenido y que se desvaneció en la madrugada, y lo que no se ha poseído y no se tendrá jamás. Los noctámbu'los se desplazan de sitio en sitio, calle arriba, carrera abajo por las veloces avenidas. Los bictívagos representan las mismas aceras urbanas, con actores de antifaz, en cada rincón, en cada esquina, en cada espacio propicio, en donde hay que reconocer los infiernos y los paraísos, para hacerlos durar en la memoria del imaginario individual como habitante citadino.

En la ciudad de las postales, de las guías turísticas, se cree ya haber vivido una noche igual a ésta o a Hq uella, en la efímera felicidad que ésta o a aquella, en la efímera felicidad que ésta ofrece. Pero es en aquellos lugares no destacados por los mapas urbanos, en donde la ciudad existe, transpira vida y goce, sin exigir retornos, en donde sólo se conoce la partida de aquel maravilloso lugar noctivago que durante unas luces fuc el centro del universo, en donde habitó aque! deseo.

GLOSARIO BAR: Local en que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador. BILLAR: 'Casa pública o aposento privado donde están la mesa o mesas para este juego. CANTINA: Puesto público en que se venden bebidas y algunos comestibles. Arg,' Méj, Par. y Urug. CAFE·TABERNA: Sala donde se despachan bebidas y se interpretan canciones de carácter frívolo o ligero. TEATRO: Sala donde se despacha café y otras consumiciones, y en la que se representa una obra teatral corta. CAFETERIA: Despacho de café y otras bebidas, donde a veces se sirven aperitivos y comidas. CLUB: Lugar de esparcimiento donde se bebe y se baila y en el que suelen ofrecerse espectáculos musicales, habitualmente de noche. CHARCUTERIA: Chacinería, tienda en que se vende chacina: carne de puerco adobada de la que se suelen hacer chorizos y otros embutidos. DISCOTECA: Local público donde sirven bebidas y se baila al son de música disco. ESTANCO: Tienda en que se vende aguardiente ESTANQUILLO: Taberna de vinos y licores (Ecuador). ESTADERO: (Antigua). El que tenía bodegón o taberna. GRANERO: Sitio en donde se recoje y custodia el grano. GRILL: (No aparece). HELADERIA: Establecimiento donde se hacen y venden helados. RESTAURANTE: Establecimiento público donde se sirven comidas y bebidas, mediante precio, para ser consumidas en el mismo local. SALSAMENTARIA: Tienda donde se venden al público, embutidos, carnes curadas, etc. TABERNA: Establecimiento público de carácter popular, donde se sirven y expenden bebidas y, a veces, se sirven comidas. TIENDA: Casa, puerto o lugar donde se venden al público artículos de comercio al por menor. Fuente: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española 210. ed. Madrid. España-Calpe, 1992. 2 vol. Ciudad, Revista de asuntos urbanos


Los bares citadinos COIDO escenario de lo polifónico Por Raúl Botero Torres

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(40)

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Darío f2uíz Cóm('}z ,

asta hace mu y pocos años temas como el de la vida cotidiana y los lugares en donde ella transcurre, que es el que

pretendemos desarrollar en este artículo 1 resultaban irrelevantes para muchos teóricos interesados en explicar de una manera coherente los procesos históricos y sociales. En el mejor de los casos eran objeto. de comentarios más o menos episódicos por parte de los comunicadores, o de personas con pretensiones de serlo. Con la consolidación simultánea de saberes como la Semiótica, la Pragmática y la Microsociología o Sociología de la vida cotidiana, esta última ha ido ganando de manera muy irregular y contradictoria, el estatuto de objeto en el campo de las ciencias sociales. Teóricos como Agnes Heller y Henri Lefebvre, Fab!o Giralda, Armando Silva y Jesús Martín' Barbero, entre otros, han permitido asumir esa cotidianidad de una manera problemática en la medida en que han demostrado la complejidad pertinente a ese nivel.de la vida social. Sus trabajos convierten en problema teórico lo que para muchos es solo un misterio o, lo que es peor, algo insignificante.

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La vida cotidiana asumida como objeto de reflexión teórica aparece, entonces, como un espacio simbólico que supera con creces los límites de una apariencia más o menos anodina y trivial. En palabras de Agnes Heller "la vida cotidiana es la vida de todo hombre. La vive cada cual, sin excepción alguna, cualquiera que sea el lugar que le asigne la división del trabajo intelectual y físico. Nadie consigue identificarse con su actividad

(;0) Poeta y ensayista. Mágister en lingüística de la Universidad de Antioquia. Profesor Asistente de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.

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humano-específica hasta el punto de poder desprenderse enteramente de la cotidianidad. Y a la inversa, no hay hombre alguno, por "insustancial» que sea, que viva sólo la cotidianidad, aunque sin duda ésta le absorberá principalmente."(4l) 'Es decir, se trata de aceptar que los procesos de interreiaciQn subjetiva constitutivos de toda sociedad, no solo ocurren en términos y plazos de largo alcance, que pueden y deben ser abordados por los historiadores; sino que también pueden darse y se dan de acuerdo con demandas de carácter coyuntural. Des~e esta perspectiva esa vida cotidiana es abordada como un haz de posibilidades que están relacionadas con los afanes p~opios de un monumento, que quizá puedan ser explicados por una dialéctica de lo concreto. Más allá de esa inmecl.iatez, el análisis de esa misma vida cotidiana hace intelegibles los l

(41)

Heller, Agnes. Historia y vida cotidiana. Ediciones Grijalbo. Pg 39. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

.. ii1


antecedentes y las expectativas de los sujetos que hacen su vida de acuerdo con las líneas de una determinada visión del mundd42 ) En este momento tenemos más o menos claro que esa vida cotidiana ocurre en lugares como la casa familiar, los sitios de trabajo, las calles, los parques y los bares, en o consonancia con leyes y principios de una naturaleza .:: = abstracta que tienen múltiples resonancias desde sus ~ 'O implicaturas en los niveles de lo simbólico y de lo .E imaginario. Las acciones realizadas allí satisfacen lInas ~o demandas concretas, derivadas de factores 'Se completamente episódicos. Sin duda ello es así. Pero ~ . t·ambién lo es, que responden a exigencias planteadas . ~ más ampliamente parlas' formaciones imaginarias que E ~ resultan pertinentes a las formaciones sociales construidas .5 por los sujetos más alla de su voluntad, pero no de su ~ deseo. Podemos, entonces, afirmar más o menos '"~ categóricamente que todas y cada una de esas acciones : tiene, por ejemplo, una explicación desde las ciencias del j lenguaje como la Retóri,ca y la Pragmática. También es ~ posible explicarlas de Urla manera satisfactoria desde la "l' Antropología y la Sociología. Q,

.

La categoría de visión del mundofue introducida en el campo de las ciencias sociales por Lucien Goldman a partir de sus indagaciones sobre la sociología de la novela, pero al plantearla él no hizo otra cosa que actualizar una propuesta de Georg Lukacs. En la actualidad autores como Walter Benjamín, Waldo Rossy Andrés Ortíz-Osés le han imprimido una dinámica bastante sugestiva.

(42)

Ciudad, Revista de asuntos urbanos

De tOdos los escenarios de lo cotidiano que hemos mencionauo nos interesan los bares citadinos, en tanro reconocemos en ellos configuraciones de un enromo urbano que aparece como bastante sugestivo, en la medida en que está consmuido por unas prácticas materiales, unos elementos simbólicos y unas relaciones imaginarias específicas. Un acuerdo táciro asignaa estos lugares yaquienes concurren a ellos, la alegría y el placer. Se va al bar para Eomar unos tragos y escuchar música. En síntesis, para divertirse. Todos sabemos, sin embargo, que esto no siempre sucede: allí son convocados con mucha frecuencia el dolor y el sufrimiento. T,os bares de Guayaquil y de scctores similares a ellos por su significación, recubiertos por los poderes imaginarios de la leyenda, parecen haber sido muchas veces más lugares de expiación y purificación del dolor, que lugares para la práctica del gozo. Es decir, pretendemos demos[[ar que en los bares se configuran unas prácticas de relación intersubjetiva que si bien están relacionadas con la construcción de... una cierta clase de realidad.(43) También nos interesa mostrar que esas prácticas son pgs-ibles porque en ellas se hace uso de unas variables ele simbolización, de las cuales el lenguaJe aparece con la de mayor incidencia, en razón de su complejidad y de sus posibilidades. Finalmente, nos parece pertinente señalar la participación de las elaboraciones que los sujetos están haciendo en todo momento desde lo imaginario. Las prácticas de relación intersubjetiva configuradas en los bares citadinos están filtradas por los lenguajes y m; En un ensayo tindado Llll'elllidlld desde IlIlingüistica, creemos haber demostrado que la realidad no existe como 7ln absoluto, sino que mas bien tiene las características de un constructor teórico que los sujetos elaboran en la medida en que combinan sus percepciones de lo real bajo la condición de componentes problemáticos.


por ello apuntan, como el conjunto de las relaciones logradas de esta manera, a la asignación de unas funciones para cada uno de los participantes. De esos lenguajes mencionados resultan relevantes el verbal y el gestual, 'pero es indiscutible que los colores, las texturas y las proxemias, también juegan un papel muy importante. En la medida en que elementos como las palabras y los gestos resultan básicos desde su dimensiones lingüística y paralingüística, es casi obvi que las formas de interacción fundamental se derivan d lo conversacional. Sin embargo, junto a esa dinámica conversacional están otras, por ejemplo, aquellas que devienen del manejo del cuerpo. Todos sabemos que en un momento determinado puede ser muy importante la posición física que se adopta o la distancia que nos separa del otro. Las interrela ciones conversacionales han sido estudiadas por las distintas ',o ciencias del lenguaje, pero sin duda las contribuciones más significativas se derivan de los análisis semiótico y pragmático.(44) En los bares se conversa, como en cualquiera otro lugar, de acuerdo con reglas más o menos fijas. Solo que esas resultan siendo acatadas de una

Entre los teóricos que es obligatorio citar en este caso están Paúl Grice, Mijail Bajan y John Searle, Del primero es importante destacar su propuesta sobre las máximas conversacionales que muestra una conversación cualquiera se acoge implícita o explícitamente a Unas reglas de cooperación muy definidas, Del segundo, su demostración de la naturaleza polifónica de todo uso del lenguaje porparte de los sujetos. Finalmente de Searle hay que subrayar su análisis sobre los actos de habla, que aquí resulta bastante útil,

manera bastante par[Ícular. Por ejemplo, aquel principió greiciano que señala la impOT,tancia de los turnOs en las prácticas conversacionales aq uí termina dependiendo de la fuerza que tengan factores exógenos a la --conversación propiamente dicha. Depende. entre ouas cosas, de la capacidad ersuasiva ostentada por aquel que en un momento determinado tiene el papel de destinador, o de sus antecedentes, que los interlocutOres manejaráp. amo información pragmá tica. Esas conversaciones adas en los bares resultan respondiendo de una m a n e r a b a's tan t e reiterada a las demandas instauradas por el imaginario colectivo de la sociedad, no importa cual sea.(45) Para demos trarlo bastaría remitirse a una conversación esco gida de manera aleatoria = en ese contexto de .¡;

..

~

lo cítadino. Siempre 1 -= estaremos frente a una ,!~', actualización de las posibili ." •.•.~ ' ) dI'" dad es polifónicas de- toda'" ~ enunciación. Como lo han :" oemostrado con claridad Bajtín y § Ducrot,cuando un sujeto hace uso : oe un lenguaje como el verbal, a través ~ de él se expresan múltiples voces. "E

"

.Q

Ese sujeto talvez diga lo que tiene intención de decir, pero también es posiblé que termine diciendo algo que no pretendía decir y que lo dice porque la cultura y

(44)

(45) Entre nosotros, por ejemplo, ese imaginario colectivo está exigiéndole a los hombres, más que a las mujeres. demostrar su papel protagónico en la sociedad a partir de su fuerza o de su arrojo. Todavía es posible escuchar en nuestro medio aquello de que "los hombres son de la calle".

Ciudad, Revista de asuntos urbanos

..."'"

.......


la sociedad se lo imponen de distintas maneras. Un .~ejemplo patético de ello lo tenemos en la cita que nos '0

'= sirve de epígrafe. Ese hombre interlocuta de una manera 'O

.;- trivial, imponiéndose a su deseo, porque la idelogía así se ~ lo exige. 9uando quisiera expresar su amor a la mujer, lo

.~ que termina diciendo es una fórmula retórica insulsa. La

.

~

estructura explícita de su decir encubre a otras estructuras

. ~ que existen como implícitas yen esa medida se inscriben o

u

8 en el nivel de estructura profunda. Adicionalmente a ello, e

derrocharlas en eljuego. Tiene necesidad de ver, de oir, de tocar, de gustar, y la necesidad de reunir estas percepciones en un mundo". (46) Pues bien, si lo anterior puede ser aceptado, nosotros podríamos afirmar aquí y ahora que los bares resultan siendo esos lugares en donde se asume el derroche de los placeres y de las pell.as. Es como si pudiera decirse que lo propio allí es el manejo hiperbólico de las pasiones humanas. Ese gasto de energía mencionado por Lefebvre, supone el dimensionamiento

j probablemente estén en los márgenes de la estructura

simbólico de los elementos que constituyen a lo real. Toda esa parafernalia de los bares, entre la cual aparece como muy importantes la posición y el tamaño de los objetos, está creando siempre unas condiciones materiales

social, y por ello sus 'usos del lenguaje terminen

que hacen significar los objetos. Todos los elementos

patentizando unas estrategias de dominación que no

tienen una función referida al contexto. Por eso no es

dejan de ser eficaces por ser sutiles.

casual la foto de Gardel o la de Cortijo y su Com bo. Están allí para expresar unas filiaciones y unas exclusiones. Es decir, para hacer manifiesta una elección.

~

....

hay unas implicaturas no manifiestas que se derivan de

.~

los papeles que las ideologías dominantes le asignan a los .2 sujetos participantes. Este hombre y esta mujer

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En un libro suyo Henri Lefebvre ha señalado lo siguiente: "El ser humano tiene también la necesidad de acumular energías y la de gastarlas, e incluso, Ciudad, Revista de asuntos urbanos

(46)

Lefebvre, Henri. El derecho a la ciuda{L Ediciones Península. Pg J23.


TEST'IGO DE LO QUE HACE EL HOMBRE PARA EL HOMBRE.


I


Noche, bares y ese bohentio Crónica para invocar la luz de un traganíquel y las voces ebrias del callejón Por Reinaldo Espitaleta H. (48)

a noche es una convocatoria. Una suerte de invocación. Un desdoblamiento. Laciudad enciende sus lámparas para dar paso a las claras sombras, a los nítidos personajes que, e;;11 la farsa di"urna, no han podido actuar. Yentonces la noc!., ; se vuelve múscara. Le otorga otro color a la piel, di~;fraza de ebriedad las palabras. Hay otro olor: el del orinal activo del bar; el de la mujer que se perfuma para ejercerun oficio muy antiguo; el de la vendedora de fritangas. Son numerosos los aromas de la noche. Y grafito: "escribime, pero no me;; orin6s"; la deposición del mendigo sobre;; la,Flcera; el vómito asfáltico del borracho. Noche de turbulencia y pasión.

y de ajetreos que prolongan la \Iida del hacedor de emparedados, de la copera, del ciego que toda hora está en sombra. Y del ladrón de esquina. La noche llega, con su carga asombrosa (tan,bién penumbrosa) de neonesy fosforescencias de Wurlitzer. La moneda cae al abismo oscuro y Grotala voz, el bandoneón, la lucidez de un violín. Siente uno de pronto la "garganta con arena" de Goyeneche, cantor de punto y coma, de frases

cun sigilo, un palpjwr inwnso. Y, de súbito, los arpegios, los punteos, notas al vuelo, voces diciendo tcqllieros, prometiendo otCa vida. Y esa cortina abrién,dose Sl][il (;;n seílal de agradecimiento. Después, el silencio. Y inverosímiles, que rasga los olvidos y nos llena de perpkjidadt:s v suspiros. La noche prolonga las esperas. Hay, en alguna parte, una mujer que obst:rva el reloj, que;; escllcha campanadas, que no se duerme.I Sic;;:ntt: la cama ancha; se voltea de un lado a otro. Murmura lIna oración. Llama. Nadie llega, sin embargo. Cuando un nií10 llora, Jo~

entonces, adentro, alglJien quedaba en vela, acariciando la almohada, tarareando lnentalmente In caneado. Era una mt:zcla de luna y glJirarru, de

EUleblo Ochoa [etlntnLbajo}, Antonlo

i c.no de apaldu IVIDllnl:GonulD vuJoJ, Oj~tor (p~l, CcnnlÍn PD:wul.1I fvlollnl,

Roberto VIcco ({laut.), CIlriI:atura tnedlla de HoradO

fantasmas de la nocht: se asustan, de;;tjt:nen su paso ele silencio y se sientan a esperar la próxima oscuridad Ayer la noche traía serenatas. Una ventana, unos hombres acercándose

Lon¡u.

1031.

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verso y estrellas. Con ladridos incluidos. Con espías desde otras ventanas. Había murmuraciones y deseos ocu 1tos. Y 11 nas ganas enormes de volverse canción sin fin.

En el JoniO de la

(48) Periodista, columnista del Periódico El Colombiano y El Mundo.

noche;; cabalga lo irlsospechado. Más que un gato sobr<.: cl tejado (caliente;; o frío, sc;;:gún el barrio), más" que un "horizonte de pt:rros" y aislados gri II os 11 rhan os, 1a nocht: trat; ahora el

LA TERTULIA DEL "NEGRO" Pel'Onajes: Jesus Re$tro:po

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Ldm de Gn:lfT; C1ro Mend,ía.: El

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Cano: Efe Cómet; AlfonliD Castro',

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ilwocar. Se llama a los vivos y a los rnuerws. y hay alguien que admira a Faulkner y otro que se mucre por las novelas de la catalana M ereé Rodorcda. Y el señor que nunca deja de hablar de los políticos de antes, que, viéndolo bien, en nada difieren de los de ahora. O sí: son menos sabedores de los m.isterios de la palabra. Eso dice él. O es probable que \'os vas a estar u nas horas, esas horas que s~lo la noche otorga, en aquel bar de Javier, en el qUt: uno siem.pre ve una mezda grata de albañiles y latOneros con univerSitarios y señoras separac.!as. Es un bar con patio florecido y, además, con pájar01i.. Lo malo es que están enjaulados. Pero cantan. O lloran, no desasosiego: la voz bronca del disparo, el lamento del herido, la sangre sobre el pavimento. Pero tanibién, en medio del desamparo, son posibles otras sorpresas. Un encuentro con una piel distinta a la del tambor; la conjunción de sueños; la reconstrucción de utopías. La noche está dispuesta a conquistar y ser conquistada.

y lo pUSO en el centro de la ci udad, en una calle clásica, porque desdc el pnnclplO tenía nadaisras y existencialistas y marxistas, y también impresores, médicos, músicos y borrachos de rodas las horas. Y llegaban los estudiantes dc inglés a ejercer sus primeras palabra_s extranjeras, y las muchachas del colegio cercano a pedir una coca cola con conversaciones de geografía v álgebra, y el barbero de la vuelta a

se sabe ya. Allí se escucha aquello

seguir afeitando con el verbo. Porq ue,

miedo las vanguardias, las I1U3VaS

como vos sabés, un bar es un lugar

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voces de la ciudad. Orros sonidos,

(puede ser bien o mal iluminado)

más rcvolucionarios. Porque

para que oficien lo's hablantes. No está hecho para los silencios, sino

combinar. en asuntos de.un.bár como ése, la tradición con la hetc~rodoxia.

para la locuacidad.

Con todo, es fraternal d ambiente.

.ª...La noche abre las .= ~.. puertas del bar. .

Otro mLmdo, con mostrador y &1 .. mamparas, con cuadritos de cantores, oC ~ con una muchacha que se sienta a Z esperar. Cada uno tendrá su elegido. N '" Vos, quizá, irás a aquél donde atiende Iván, un señor que fundó un pueblo minero, un pueblo que ya no es, porque se acabó el oro, y entonces él decidió trocar su destino poruno muy similar al de buscador de metales preciosos: el de ser dueño de un bar. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

que Horacio Ferrer denominó como la mCIsica clásica de hoy. Antes era mejor -opinan algunos- porque uno pedía lo que quería escuchar y Javier iba. buscaba, sacaba longpla ys. miraba casetcs, y tras una hora o dos, pues te ponía lo solicitado. Ahora hay un "piano" de compacts, muy atractivo, de espectacular sonido. Pero no tiene [Oda lo que vos quisieras que tu-viese, porq ue, parece, al hombrt: le dan

y empezando por lván '!

l~ay que

Porque hay bares así, donde ~entís

acabando por el último de losdientes

vos te

como en una cofradía.

(ése al que siempre le dicen: "qué

Incluso, te tratan mejor que en tu

pena, vamos a cerrar"), el bar de esa

casa. Tal vez por eso era que todos

calle imprescindible está hecho para

íbamos, en otro tiempo, a un barcito,


sin ornamentos, sin cuadros, vacías (y mugrientas incluso) las paredes. Y sin música. La música éramos nosotros. y nosotros ér,amos la decoración. Era el bar de Guillermo. Tal vez haya sido el más famoso establecimiento de esa naturaleza que hubo en el centro de la ciudad. Porque uno era la guitarra y el vocalista y el poeta y el escultor. Porque uno cantaba en aquella mesa, yel otro recitaba en la otra. Porque, a medianoche, todas las voces se unían, en un canto general, que ni Neruda, caramba.

y a veces, cuando la noche estaba en plenitud, aparecía un negro, como salido de.antiguas plantaciones de caña de azúcar, como venido de un campo de algodón, con sus spirituals y sus blues y su voz de bajo profundo, y nos atosigaba con su presencia sudorosa. Vos lo invitabas a unos tragos y luego le pedías u.n asunto imposible para él: cantar Sury Malena, que eran, por lo demás, los únicos dos tangos que el negro se sabía, aunque, en verdad, a esa hora de la noche, él le hurtaba!' algunos .versos. Pero su canción tenía, sí, la sal del recuerdo y ~l frío del último encuentro. El negro tenía una voz de callejón y de pena, que, bueno, a veces vos y él terminaban llorando, como abrazados a un rencor.

dos o tres frascos de licor, o se aspira un moño de marihuana. Bohemio es el que tiene a la noche como filosofía, como tiempo para el ejercicio (o el oficio) de vivir. Deambula la calle, se alimenta de lunas, lleva estrellas en los bolsillos, y le da lo mismo pararse junto a una cloaca o sentarse en la silla de un bar. Puede cantar una serenata por su cuenta, sin necesidad de novias ni músicos. El mismo es la música. Puede quedarse junto a una ceiba de la avenida, recostarse ahí a mirar la ciudad, las sombras, el tieri1po que se va. Puede unirse de pronto a esos muchachos y muchachas que cantan en la otra cuadra. O montarse en la radiopatrulla, sin ser policía ni detenido. Se parece más al vagabundo, que es un ser libre. No lo I afectan las modas ni quiere tener tenis

de marca. Ni sueña con ser ~jcoutivo, ni jefe de redacción, ni mando medio, ni dueño de una galería de: arre. Tampoco le interesan los candidatos ni los concejales ni los arríbistas. No tiene afectos por el poder. Es un ser extraño, incá¡,1Odo para los que siguen las reglas al pie de la letra. Su madre es la noche. Es un huérfano en el dia, cuando ya no es capaz de abrir los ojos, porq ue lo hiere la luz. Quizá el bohemio es un pariente atroz de Drácula. Con la diferencia de que aquél vive de su propia sangre y no piensa en la inmortalidad. Carece de porvenir, pero d~tí'O de sí tiene unas ganas inm~ de que la noche llegue rápido. dure bastante. Tanto como la medida de SLlS sueños.

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La noche es la partera de la bohemia. Bohemio no es aquel que cree escribirá -o pintará o esculpirá- mejor si se mantiene en los bares, si se toma Ciudad, Revista de asuntos urbanos


LA POlVOU NO ES LO UNICO QUE SE ESTALLA ,¡-

Oiga. La pólvora es el juego más peligroso que se le puede dar a un Niño. El estallido de cualquier tipo de pólvora, puede llegar a estallarle Los oídos. Así como lo oye: No queremos niños quemados con pólvora En esta navidad.

La pólvora no es un iuego de niños.

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secretaría Privada

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Senderos bulevares y nuevos códigos visuales del Metro i

Metro de Medellín-Gerencia de Planeación y Desarrollo

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invitación que nos

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par tic i par a los lectores la experiencia de la obra de acondicionamiento urbano de las áreas influenciadas por el paso del Tren Metropolitano, experiencia vivida no sólo a nivel práctico, sino también c0f!l0 concepción teórica de un proceso que la ciudad desde hace algunos años ha visto como la Recuperación Ciudadana del Espacio Urbano a partir del Sistema Metro. Sin lugar a dudas, un concepto importante que se manejó desde el inicio del proyecto fue el relacionado con los nuevos códigos visuales y paisajístiCOS que se deberían incorporar al diseño general de la propHesta. Si la antigua trama urbana de la ciudad creó un sistema de códigos visuales propios que no necesitaron contar con una señalización adecuada, -tal como debió ser previsto en los años 60s cuando los nuevos planes viales, el concepto de vías rápidas que segmentó el centro de la ciudad, careCieron de unos códigos acordes con estas nuevas vive"ncias-. Ahora el Metro tenía que abrir la expectativa de los nuevos recorridos a partir de lo que cada Estación suponía frente a los códigos de la vieja trama, frente a la incertidumbre creada en un espacio en donde no estaban incluidos los códigos de la modernidad. Se trató

entonces de desarrollar estos conceptos, y aprovechamos la oportunidad que teníamos para vicalizar en lo urbano y lo social algunas zonas, (logradas especialinente a partir de las integraciones peatonales Oriente -Occidente) necesarias para el funcionamiento del Sistema. Así se comenzó a ntanejar la noción de Sendero o Bulevar, referida por un lado a aquellos recorridos constreñidos por el diseño de los nuevos espacios urbanos, v por otro lado a los caminos que espontáneamente van fijando la~ gentes a través de hitos marcados por la costumbre, por los nuevos usos sugeridos por la invitación a caminar que el Merro debía hacer. modificando de manera radical eLuso del espacio urbano, al dilata¡

prácticamente hasta el infinito la noción del camin'o y subre rodo, en cada ciudadano la noción de terri toria! idad. En este caso de los Senderos del Ivl etro, la noción de recorrido está marcada por objetos, -Bolardos de separación, luminarias;: bancas, casetas come reiales, carteleras, fuemcs, etc" diseñados bajo la concepción de un nuevo lenguaje, textu ras, colores, diseño de pisos, colores, olores y ruidos precisos que la experiencia del caminante ve a rra\'és de lo que suponen las horas del día, las luces de la noche, los días diáfanos del verano o los días melancólicos de la lluvia, convirtiéndolos en un callado elemento significativo de su propia \'ida.

Ciudad, Revista de asuntos urbanos


Aquí el di eñador dispuso la geometría de las zonas verdes y racionalizó los senderos sin olvidar la fuerza y el vigor de la costumbre que recurre siempre a imágenes que ya viven en cada ciudadano; porque la significaéión no se inventa gratuitamente como creen cierras semióticos, sino que la significación está implícita en los contenidos sentimentales que el ciudadano referencia en un color, en una textura, eñ la ge¿-rnetría de un aviso, etc. El nuevo Parque Berrío, es un ejemplo de ésto.

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De la experiencia de la obra de Acondicionamiento Urbano llevado a cabo por el Metro, se ha comprendido que en esencia las Estaciones en su sentido mas primario son un recinto espacial simplemente acotado que conservan el carácter territorial inherente al sistema lineal '/" del metro, inmerso hoy en la ciudad. Así mismo, creemos que el valor arquitectónico de los Bulevares del Metro, radica en la utilidad y acierto que supone entender la estructura antigua de la ciudad', .su grado de abstracción y universalidaetfuncional, incorporándolo a un nuevo proyecto, el del encuentro" Estación-Ciudad", para dar solución racion~l al problema de la integración formai y funcional en un medio urbano. De hecho la racionalidad del Metro, la presencia de su tecnología supondría un conrraste violento con la vieja trama de la ciudad, con los tradicionales elementos que Ciudad, Revista de asuntos urbanos

una idea [mal de ciudad, dcun sistema completo que ahora se hace además idea global.

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configuran ya su imagen visual, pero aquí el Metro ha buscado el contraste como elemento estético que permite la presencia de nuevos códigos visuales ya la vez renueva los vieJOS códigos gastados en la mayoría dc los casos por la indiferencia. La mirada es un elemento fundamental en la percepción de estos códigos, va reconociendo los espacios, margando valor de referencia y posibilitando la convivencia dinámica de lo antiguo con lo nuevo . Un sistema de transporte no se reduce a llevar y rraer pasajerO'> sino a dar en el usuario la noción de rrayecw. De ahí la acertada creación de paisaje que hizo el ¡VIetro, pues el ciudadano corriente es parte creativa de esta noción cuando el nuevo medio de transporte le permite la \'isión del paisaje y también la reflexión. Igualmente el planeamienw urbanístiéo dcl \Ietro, puso énfasis en s u preocu pación por el pais~IJe, por la composición o recomposición formal de la ciudad y en ello se distingue del planeamiento de hace unas décadas al que \iene a rcvisar v sustituir. Sin embargo, tienc con el anterior planeamienw el objetivo de

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planificadores de este proceso, llamamos "intervenciones urbanas" las que deben panir ,le este tI po de consic1<.:racioJles y no de diseños en abstracto que luego desechará el usuario. Aquí valdría la pena citar la metodología que utiliza la 'artista francesa Sopilic Calle, que se dedica d{JrJnte días ~l seguir a un ciudadano para certificar sus hábitos, sus cosrum bres, sus hambres de paisaje y de música. ¡-\Igo parecido también está haciendo el \ letro en un estudio <..j uc busca definir los nuevos senderos pearonJ.les y los nuevos recorridos de los barrios a las Estaciones, dotando así a laciudad ele una verdader3 cultura pcatonal. Creemos entOnces que con el \,letro se han logrado crear nuevos cód igos, expandir los senderos, c!cl11ocracizdrlos, llevando al enCllentro y al cumplimientO de la cita pcro rambién a lo inesperado que surge cuando se ha permitido a la ciudad descubrirse como una sola, mostrando nuevas formas de cOlllunicacióll en los nuevos espacios creados para el acercamiento y la cOlwi\'encia. ~:n todo ello radica. el hc:cho de que en la actualidad, el metro sc haya convertido en un aprcciable rnonumento urbano, símbolo de la cultura contemporánea de .\.ledellín.


Bl pasado es deDlasiado pequeño para habitarlo Entrevista con Nathan Gardels Por Nathan Gardels(49l

I mundo tendrá diez mi millones de habitantes a mediados del próximo siglo; sólo en Asia habrá 50 megaciudades con más de 20 millones cada una. ¿Serán esas j'f;*~~~~f"' ciudades todas iguales, genéricas? ¿Cómo será la vida diaria en ellas? ¿La civilización urbana llegará a su fin con el surgimiento de las megaciudades? De ello se ocupan dos de los arquitectos más importantes de nuestros días: el holandés Rem Koolhaas y el norteamericano Frank Gehry entrevistados por Nathan Gardels para _New Perspectives Quarterly, con cuya autorización se reproducen aquí sus declaraciones.

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y, así, de una identidad centrada. Su historia pasada importa poco a medida que se convierten en receptáculos de crecimiento desordenado desbordados de humanidad y cultura mundial. En este espacio puro del presente surge lo que ustcd llama la "Ciudad Genérica". Según dijo usted, Singapur, la ciudad genérica más exiwsa I,;S "una ecología de lo contemporáneo". ¿No dice usted en sus obras y escritos: "Asumamos esta tabula rasa y celebrémosla. Los lamentos por la ausencia de historia son un reflejo tedioso. ¿No c:s deseable la presencia de la historia"?

Rem Koolhaas, autor de Delirious New York y S, NI, L, XL, es el escritor sobre urbanismo más estimulante de nuestros días. Entre los muchos proyectos de la Oficina de Arquitectura Metropolitana, con sede en Ronerdam, está el gigantesco Centro de Convenciones de Lille, . equidistante de Bruselas, París y Londres. NATHAN GARDELS; Octavio Paz rechaza el tér-mino "posmoderno". Cree que hemos roto completamente con la modernidad y vivimos en "un tiempo sin medida, o tiempo puro". Quiere decir que la modernidad cambiaba a la tradición por el futuro. Y después del fracaso de la idea de progreso y del comunismo, tampoco tenemos fe en el futuro. Eso nos deja abandonados permanentemente en el efímero presente. No hay tampoco ruinas, ni utopía. Este tiempo puro tampoco es pesimista ni optimista. Es libre. Una tabula rasa. De igual manera, excepto por el núcleo central de las ciudades europeas, las ciudades del planeta están convirtiéndose en una especie de "espacio puro" como los Angeles, liberada del cautiverio del centro tradicional. ,j())Estos textos los reproducimos por la vigencia e importancia para contribuir a la polémica sobre el desarrollo de nuestras ciudades. Tomado de la "Revista Vuelta". Ciudad, Revista de asunlos urbanos


Suele verse como Llna pérdida. Pero ocurre a tal cscida, que debe significar algo. ¿Cuáles son las dcsvcntajas de la identidad e, lI1versamente, las ventajas de la vacicdad? ¿Qué queda, una vez desechada la identidad? ¿Lo genérico;>

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REM KOOLHAAS: No. Nunca eliminaría voluntariamente la historia. Me gusta la histOria. Lo que me disgusta es la manera en que se ha diagnosticado como causa de una flotante ansiedad colectiva la ausencia de histOria, centro y lugar, al mismo tiempo que gran parte de la humanidad parece felizmente capaz de habitar la "novedad" que ha sido construida excavando en la tabula rasa. Navegar en la angustia por el pasado perdido -aún en Estados Unidos, devorados por la nostalgia en tOdos los niveles, desde los populistas hasta los más elitistas- nos cierra los ojos ante la emergencia incipiente de otro mundo, otra ciudad, otra manera de ser felices. De alguna manera no podemos imaginar que algo contemporáneo -hecho por nosotros- pueda contribuir a la idem·idad. Pero que el crecimiento humano sea exponencial implica que el pasado se volverá en algún momento demasiado pequeño para habitarlo y compartirlo con quienes estén vivos.

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Además, <de un modo :-; angustiosamente sentimental y o ~ emocional, esta "otra manera" se '"~ rechaza sin más, como si apestara. ¡;j No es nunca analizada; descrita o oc investigada. ¿Es la ciudad lt'l contemporánea como el aeropuerto contemporáneo -siempre igual? ¿Es posible teorizar esta convergencia? Y si fuera aSÍ, ¿a qué configuración última se aspira? La convergencia sólo es posible al precio de cambiar de identidad. Ciudad, Revista de asuntos urbanos

Por eso, para hacer mi libro S, ¡vI, L, XL, yo mismo voy a Singapur y trato de entenderla. Como ahí scñalo, me encontré a los ocho años en un barco en el puerro de Singapur. No desembarcamos pero recuerdo el olor -dulce y podrido, las dos cosas hasta el agobio. El año pasado fui otra vez. El olor se había ido. Y Singapur se había ido, había sido desechada, reconstruida. Era una ciudad completaineme nueva. Casi todo en Singapur tiene menos de 30 afios, la ci udad rcprcsenta la producción ideológica de las pasadas eres décadas en su forma pura, no comaminada de vestigios contexruales sobre vivientes. Está dirigida por un régimen que ha excluido el azar y el accidente. Hasta su naturaleza está totalmente rehecha. Es pura imención: Si hay caos, es un caos con autor; si hay fealdad, es fealdad Jiseñada; si es absurdo, es absurdo por volumad. Por cierto, no estoy de acuerdo con Octavio Paz cuando dice que hemos roto con la modernidad. Veo el presente como apoteosis convulsiva de la modernIzación.


La visión pos moderna es esencialmente una forma de simplificación que desempeña un papel importante en la celebración de la modernización. Elimina la inquietud y la resistencia, es un lubricante para lo moderno. N. G.: ¿La Ciudad Genérica empezó en Estados Unidos? R.K.:¿ Es tan profundamente poco original que sólo puede ser importada? La Ciudad Genérica también existe ahora en Asia, Europa, Australia, Africa. El movimiento definitivo del campo y la agricultura a la ciudad no es un cambio a la ciudad como la conocemos: es un paso a -la Ciudad Genérica, a una ciudad tan penetrante que ha llegado al campo. Algunos continentes, como Asia, aspiran a la Ciudad Genérica; otros se avergüenzan de ella. Muchas Ciudadcs Genéricas son asiáticas, porque Asia tiende hacia lo tropical -convergiendo alrededor del Ecuador, donde vive la mayor cantidad de gente. Un día, este producto que desecha la civilización occidental será de nuevo absolutamente exótico, a través de la resemantización que su misma diseminación despierta.

,. N. G.: Su actitud hacia Singapur parece ambivalente. Ha escrito que Singapur "es una ciudad sin cualidades", una "metrópolis Poteomkin". Pero no escatima su admiración al hablar de "la nueva norma que se sintetiza en Singapur: una dura desvergüenza confuciana, una especia de extremo poder de la eficiencia que impulsará la modernización asiática". Es resto de Asia, donde habráSO megaciudadesconmás de 20 millones de habitantes cada una, quicre emular a Singapur, llevándolo a comentar que "dos millones de personas no pueden estar equivocadas." Pareciera que Asia no tiene sino dos alternativas: la ordenada Singapur o las ci udades caóticas tipo Bladerunner que pueden visl umbrarse ya en Calcuta o en Shangai. ¿No es Singapur la ciudad asiática más preparada para entrar al siglo XXI?

R. K.: También se podría decir que Singapur cs Bladerunner (una corporación). Y campoco creo que sea el lugar más preparado para entrar ,'n el siglo XXI. Es enteramente nueva y,' al mismc tiempo, está increíblemente pasada de moda, en el selltido de que ha sido completamente planeada. Es lo wnuario de lo flexiblc. Es Llna ciudad "real" donde los absolutos se han convenido en obstáculos. Es grave, y por lo mismo gravemente vulncrable, por definición, en su camino a la obsolencia. Está construida para durar y así envejecerá. Será viablc mientras todos conozcan su lugar, pero no para siempre.-Hacc poco estu\c en una isla en Tailandia y encontré un modelo aún más adelantado: un mínimo de electrónica y un rnínimo de esencia -bambú, hojas de palma, hierro corrugado. El tubo fluorescente -es el incremento mínimo de modernidad. Algunas veces dos restaurantes comparten una sola luz a través de interruptores puestos en palmeras, que de repente iluminan un claro en la jungla. Esta especie de "ligereza" parece muy capaz de lidiar con cualquier cosa que se presente en el siglo XXI.

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:'\. G.: ¿Entonces, qué parecerá la ciudad asiática? ·R. K.: Precisamente- para encontrar respuestas a esta pregunta estoy trabajando en el "Proyecto sobre la ciudad" en Harvard, donde cada año investigamos miles de tesis interrelacionadas con un tema diferente. El tema de este año es el Delta del Río Perla, una región que incluye una gran diversidad de ciudades, algunas bien conocidas: Hong Kong, Macao, Guangzhou; otras, menos, Ciudad. Revista de asuntos urbanos


como Shenzen, Zuhai y Dong Guang. Estamos tratando de extraer de nuestra investigación -que incluye arquitectura, infraestructura, paisaje, ideología, demografía- un nuevo aparato conceptual para d.iscutir los nuevos fenómenos urbanos. Este conjunto de ciudades en el Delta del Río Perla está destinado a convertirse en una de las megaciudades del mundo. El área tiene ya mcís de 25 millones de habitantes.

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Pero, ¿cómo llamamos a este grupo de ciudades, primero sin relación, cada una con su propia historia? Sugerimos el nombre de "La Ciudad de las Diferencias Exacerbadas". Es innegablemente una metrópolis futura, pero cada componente se defil'e a sí misma en términos de su máxima diferencia de todas las demás. También las llamamos "Metrópolis basrardas" porque un componente es demasiado denso, una es una ciudad jardín, una es cara y por lo tanto otra, barata. Debido a esto, probablemente, la ciudad asiática del futuro tendrá todas las condiciones dentro dc su espacio -ligereza y pesadez, intensidad y dispersión, vivaéidad y sosiego- más que una característica dominante. Si hay ventajas en una mcgaciudad, con una "inaguantable" demografía de 20-30 millones de habitantes, esa multiplicidad tiene que ser una de ellas.

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Otro concepto que nos ayudará a definir las [superficies de maI''iana es "Huida". ¡;¡ Huida no es una ciudad, ni tampoco un paisaje, sino una o condición post-urbana. Es obvio que el mundo dc 2050, '"' con sus 10 mil millones de personas, estará cubicrco por una gran cantidad de Huida. Será la condición genérica penetrante, acentuada por un suceso aquí y allá, arquitectura posiblemente. N. G.: Usted dijo "la calle está muerta". "Qué significa? Ciudad, Revista ele asuntos urbanos

R. K.: La calle esrú muerta sobre LOdo porque parece que rodas las ciudades nuevas son cada vez menos densas y cada ve", más irregulares y dispersas. Pero la vitalidad rlepende de la densidad De tiempo en tiempu parece que a la gente le gusta la densidad. Siente la necesidad, aparentememe, de algo agitado. Pero no demasiado. No todmi 1m; días. Lo Interesante de "Ciry Walk" (una calle principal artificial de riendas, donde la gente compra y pasea) en la Ciudad Universal, en Los Angeles, es que crea la densidad en una ciudad decrecimiento incontrolado. ¡Y es un éxiw! Quiere elecir que sólo los ¡nuertos pueden ~er resucitados. ~. G.: ¿Qué piensa de la rnuv an unciada posibilidad ele que el cyberespacio sea la nue"a calle, la plaza de nuestras ci udades de crecimienro incontrolac!o, ciudades de aislamiento conecrado, y los cyberpaseanres se paseen por la red como Baudelaire por P~lrís:'

R. 1'-.: Es ,'crdad que la Red ha establecido una increíble comunidad agitada, unicla v bullente. Es verdad que se puede ser un paseante en el cyherespacio. Pero, "puedes ser más quc un paseante? ]",r que la gente existe como cuerpo, tienc que "csucion,rrsc" en algún lugar. Quizá la riqueza tumultuosa del cyberespacio quiera decir algo sobre la manifiesta carestía, el minimalismo de la nueva condición urbana. Quizá la Ciudad (ienérica triunfe porque cl nberespacio provea el exceso complementario. La Ciudad Genérica es lo que queda Un~l vez que \"<rsras secciones de vida urbana han cruzado rnás allá, al cyberespacio. Es un lugar de sensaciones débiles \ diseminadas, de pocas y esparcidas emocIOnes . Pero 50\ Y sigo siendo un arquitecto. Continuo apostando, p'or así decirlo, al continuo deseo de intercambio ele cualquier clase. El punto ahora es si podemos imaginar híbridos elel espacio real y del cyberespacio. [\,1 C.: ¿ Las Ci udades Cenéricas no serían

redundantes, con la misma cultura niundial? ¿í'vlickey Mouse, \ ladonna y Baywatch sc verá en codos lados~ ;Ci udades dc "abu rri mien to variado", como dijo !\'L:í.ximo (;orkY ele Cone\' lsland? Aún así, al mismo tiempo, esas Ciud~clc" Gcnirica'l, rábula rasa. serán el hogar de La Raza CÓSI1l ica: un mosaico m ulticulru ral, completamente homogéneo.


R.K.: En cada uso horario, hay cuando menos tres representaciones de la comedia musical Cats. El mundo se diría rodeado por un anillo de Saturno de maullidos. Sí, creo que la "amenaza" de la homogeneidad se ha exagerado grotescamente. Para quienes tienen oj,os es cada vez ,más evidente que la globalización implica, además, una explosión de diferencia. La Ciudad Genérica es, como usted sugiere, seriamente multirracial, con un promedio de un 8% de negros, 12% de blancos, 27% de hispánicos, 37% de chinos asiáticos, 6% indeterminado y 10% de otros. N.G.: Grandes odas al comercio y las finanzas se elevan a los cielos en Kuala L.. umpur y Shangai, que toman la delantera con los edificios más altos del mundo; en el Islam árabe se siguen construyendo mezquitas y monumentos para la fe y el martirio. Sin embargo, los arquitectos más interesantes de Occidente están construyendo catedrales de los grandes imperios del espectáculo. Usteó construye para los Estudios Universal, y Frank Gehry, Michael Graves y Arata Isozaki para Disney. ¿Qué está pasando? R.K.: Loquehacediferentealos Estudios Universal de Disneylandia es que es un lugar de producción auténtica. Ahí se hacen películas y programas de televisión. También hay un lugar de consumo, el parque con un tema. City \Valkes extraño, es un lugar de simulación que casI se ha vuelto auténtico. Así que no nos hemos entregado definitivamente a hacer catedrales. Tenemos que organizar y aprovechar al máximo el beneficio s,sKial de la coexistencia en un solo lugar de muchas realidades y condiciones, con un solo paisaje.

EuroDisney es la única institución que cor tm mínimo de dignidad.

pu~de recibirlos

~.G.: Arara Isozaki dice que quiere conHUUlr "arquirectura SIn ironía". Le gusta construIr en Estados Unidos, dice, porque no hay ironfa, distancia ni conflicto con el territorio ancestral. "Las ruinas son el sentimiento patético acerca de lo que se pere! ió", e! ice. ¿Su proyecto e!e los Estados Universal es arquitectura sin Ironía?

R..K.: ¿Puede alguien eludir la ironía hoy? En América .hay grandes ironías. una de ellas es que una cultura que estaba a punto dc scr novcdad ha abandonado su papel en su desarrolJoy nueva definición. Lo que me importa, que podría ser el resultado de un "vuelo hacia atrás" colectivo, es que New York, que era, si algo, una ciudad real, una ciudad sin selección: sin moralidad exclusiva, está ahora expulsando, como en una espeCIe de farsa bíblica, el sccwr complew del pecado. Una facción de gente de buen juicio ha causado la mUerte de la Calle 42. Un último territorio del azar, la posibilidad y, lo más importante, la urbanIdad -El Metropolitan- es eliminado en nombre de la rehabilitación y de Disney. Por no entender las ciudades, la vida urbana, las mataremos. Y cuando est.én muertas, nos retorceremos las manos y comenzaremos a darles respiración de boca a boca.

N.G.: Un crítico francés ha dicho que EuroDisney es un "Chernobyl cultural". ¿Puede un parque Disney ser unChernobyl en Europa, pero no en América? R.K.: EuroDisney puede ser considerado como un Cl:l.ernobyl cultural sólo porque los europeos nismos lo rechazan en masa. Se han negado a tomar en serio el asunto de la cultura de masas, a pesar de la evidencia abrumadora de que el Beaujolais, el,capuchino o el Coliseo Romano, han sido incapaces de evitarla. La cultura de masas es el secreto sucio del intelectual europeo. Aborrecen a las hordas que van allá, pero

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Ciudad, Revista (k ",suntos urbanos


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Areas de sensatez en el crecilDiento incontrolado Entrevista con Natban Gardels Por

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La arquitectura, como la escultura, es tiempo puesto en materia. Pero el tiempo no se detiene, a nque la materia permanece. Frank G hry el célebre arquitecto de la Cali omia contemporánea, ha tratado e congelar este movimiento en sus 0!1 trucciones, de encontrar el punto equilibrio <,<ntre la quietud y el mO\-imiento. De manera similar, el arquitecto japonés Arata Isozaki ha r tado de encontrar en sus edificios I punto medio, en el que el Este encuentre al Oeste en una cultura olobalizadora. Juntar su esfuerzo es umentar el significado aparte del caos, para crear momentos de sensatez nel crecimiento incontrolado. Frank Gehry, uno de los principales rquitectos de Estados Unidos, fue entrevistado por Nathan Gardels en u estudio en Santa Mónica, California. NATHAN GARDELS.: Enla ta de arquitectura El Croquis, ice usted que dejaba Estados Unidos por España porque "Estados Unidos no entiende la arquitectura". ¿Qué qui o decir? \"Í

FRANK GEHRY: Bueno, no los dejo. Quiero decir que a Europa le interesa la arquitectura. A estados - Estos textos los reproducimospor la vigencia importancia para contribuir a la polémica sobre el desarrollo de nuestras ciudades. Tomado de la "Revista Vuelta".

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Unidos le interesan los edificios. No es lo mismo. En Europa importa la arquitectura. Tienen ese legado en su lugar en el orden armónico de sus principales ciudades. De hecho, ese legado construido está asfixiándolos. Los hiere. Los estrangula. No pueden deshacerse de esos. No saben qué hacer con ello. Sus ciudades están creciendo. Las presiones son las mismas en París, Los Angeles oTokio. Cuando vivía en París en los años sesenta, Claude Parent propuso una "ciudad contigua" que se las arreglara con el crecimiento y la modernización. Así que construyeron La Défense. Construyeron una ciudad nueva, ¡así no tienen que enfrentar la ciudad vieja!

Ahora bien; he tratado, como arquitecto, a dos presidentes franceses: Jacques Chirac y Francois Miterrand. Miterrand me llalIló un día. Llevaba la arquitectura, el estilo, en la sangre, en las entrañas. ¿Sc imagina a un presidente en funciones, que llame a un arquitecto en Estados Unidos? ConocíaaKurt van Weiszacker cuando era presidente de Alemania; a Helmutt Schmidt y a Juan Carlos de España. Acabo de terminar un cdificio en Praga, que discutí en detalle con Vac1av Havel. He discutido de arquitectura, entre tragos, con el emperador de Japón. Nunca he conocido a un presidente norteamericano. ¿Se imagina a Bill Ciudad, Revista de asuntos urbanos

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porque es seductor. La industria to.da está volviéndose una suerte de carnaval mundial gigantesco, embaucador, bien financiado. Mi padre trabajó en uno '(je esos carnavales itinerantes. Á veces , 'vagando por ahí, observé una "moralidad diferente". G~lalquier cosa -mujeres gordas o esperpentossirve para vender boleros y rener a la gente en la carpa.

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ClintonoaBobDole, Ronald Reagan o R i c h a r d N i x o n llamando a un arquitecto? Eso dice mucho sobre lo poco importante que es el espacio público en Estados Unidos en estos tiempos.

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N.G.: Por otro lado, usted ha ';; conocido y construido para la gente " de veras influyente en Estados : Unidos: los emperadores del <1 ~ espectáculo de Disney.

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..'" F.G.: En ellos reside el poder y : cada vez son más grandes. Es verdad, E hice algún trabajo para ellos en ~ EuroDI~mey,pero no creÓ que lo haga ~ de nuevo. No soy el adecuado para los proyectos con un tema. Incluso cuando hice el Pabellón en E uro Disney me resistí a todos los intentos de darle un tema acorde con la imagen de Disney. El edificio iba a estar en un área de relajamiento, donde después de andar, la gente pasearía Ciudad, Revista de asuntos urbanos

N.G.: Usted ha hablado de su fascinación por una escultura del Shiva danzante que pertenece al Norton Simon \1 useum. Y parecía haber tratado de atrapar ese movimiento congelado, como Jo llamó cn algunas de sus obras. "1 'anto el Guggenhim Museum en Bilbao, España, como los planos para el Disney Hall con sus "olas de piedra" y el Samsung Museum of Modero Art en Seúl, Korea, parecen aUapar por algunas tiendas y gastaría algunas esta conjunción de quietud y monedas. Constuí un espacio movimi~nw, orden y desorden. Como abstracto. Me dieron la oporrunidad cl Shiva danzante, esas estructuras de hacer el interior, pero tcrnatizado . Más papistas que el papá, dije que no son modelos de deseq uili brio. quería hacer nada de eso. Me' Reflejan una inestabilidad del ser equivoqué: estando preñado a medias, característica de nuestra era, o quizás debí haber llegado hasta las Cdtimas de la realidad misma. Su IntentQ de consecuencias. Entonces trajeron a capturar este movimiento congeTado otros para hacer el interior; en tre otras cn la arquitectura corresponde a los cosas, colocaron una estatua de ([abajas científicos de Ilya Prigogine, Mickey Mouse. Y hasta con la menor el físico de la teoría del caos que ganó figura realista un espacio abstracto el Premio Nobel ~n 1977. Oiga lo que pierde. l'vlickey Mouse sc volvió la dice: imagen cen tral. Si el reloj fue el símbolo de la Además, realmente he llegado ciencia clásica, la escultura es más el a creer que la industria del símbolo de hoy. La escultura es el entretenimiento está com prometida, tiempo puesto en la materia. En en gran medida, con una especie de algunas de las más bellas toma de poder de nuestras manifestaciones de la escultura, como sensibilidades: la sustitución de la en el Shiva danzante o en los templos realidad por la ficción, la promoción miniatura de Guerrero, aparece muy de todo lo que puede ser espectáculo claramente la búsqueda de una unión para hacer dólares. Es alarmante, entre quietud \' movimiento, tiempo


detenido y tiempo que pasa. Esta confrontación -la unidad oculta, exactamente como la luz y la oscuridad- es lo que dará a nuestra era su unicidad. En cierto sentido, toda la cultura es un intento por temporalizar la materia. Hoy, el símbolo de un trabajo hecho tantO en las ciencia físicas como en las sociales es ane porque el arte da cuerpo a algunos elementos que conforman las reglas dadas, y alfaS elementos que inesperadamente surgen a través del proceso de creación. Sin embargo, dentro de las reglas hay muchas opciones o puntos de bifurcación que pueden conducir en direcciones completamente impredecibles.

F.G.: Tiene tOda la razón. Mc sorprende la cita de Prigogine. También yo estoy buscando eso, aunque guiado por la intuición y no tan conscientemente por el intelectO. Todo está en el sentido del movimiento. ¿Qué es lo que veo cuando miro por la puena) Un avión que vuela, un autO que pasa. Todo se mueve. Es nuestro encorno. La arquitectura debe ocuparse dc él. Acabo de terminar un edificio en Alemania, en Bad Oyenhausen. La mejor manera de mirar el edificio es cruzar la carretera, ir al bar, sentarse ahí y acechar. Grandes camiones pasan silbando. Cuando van por el camino se adaptan a la forma del edificio. El movimiento de los camiones no se opone al edificio inmóvil, sino que se integra a él. ~o lo hice a propósito, sino intuitivamente. Dicho edificio me

impreSIOna tantO como el Shiva danzante. Me sentaba ahí, nada más viendo al Shiva uanzante del Norton Simon. Fue una escultura notable. Juro que se llluvÍa. ¿Cómo lo hicieron? Tuve un semímiemo similar cuando vi los mármoles de Elguin.(~I) La armadura de los guerreros parecía estar echada hacia fuera. Se podía sentir el movimiento. Esas observaciones afectaron mucho mi trabajo. Cuando salía a los suburbios y veía extenderse esas enormes extensiones de viviendas me sentía fascinado. Había que ver esas hileras interminables de estructuras de madera con' pilas de madera amontonadas alrededor. Era realmente emocionante. En rcalidad se veía mucho mejor que cuando las cosas estaban ya terminadas.

Incluyendo reglas y opciones descanando el determinismo de la clencia c1ásicala ciencia contemporánea está haciendo más precisas nuestras relaciones con la naturaleza. También encuentro una corresp'ondencia con nuestros grandes poetas. Las musas del momento han sabido siempre que el instante de la iluminación es ese punto de equilibrio entre ser y llegar a ser. Czeslaw Milóz habla del "momento eterno tomado por el movimiento, como un destcllo en la corriente de un río oscuro". Aunque muchos lo consideran un descontruccionista que arroja fragmentos desconectados en sus edificios, ¿realmente no hay una síntesis, una unidad oculta en sus diseños?

Colección de antiguas esculturas atenienses en el Museo Británico. (N. del T.). Ciudad·.. Revista de asunLOs urbanos

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Fantaseaba: ¿Qué tal si arrojara todas esas pilas de madera al aire y las congelara en pleno vuelo? Sería magnífico. N.G.: Así que, frente a la aparente desconexión de insignificancias voladoras, a cambio de una unidad detrás de la realidad, descubrimos la conjunción del tiempo que pasa y del tiempo detenido. El posmodernismo, parece', nos ha guiado hacia atrás, hacia la emrada de los antiguos que concibieron elShiva danzante. F.G.: Todo ha sido pensado ya. Es un alivio.

N.G.: Octavio Paz rechaza el término "posmoderno". Cree que hemos roto completamente con la modernidad y ahora vivimos en un

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"tiempo sin medida, o un tIempo puro". Quiere decir que la modernidad primero abandonó la tradición en pos de la tierra prometida del IT\añana, aunque después del fracaso dél com unismo y del progreso, ya no tenernos fe en el [muro, en la LitOpía. Lo que nos deja abandonados en la tábula rasa del permanentemente efímero presente. El tiempo puro no es optimista ni pesimista. Es libre. En Los Angeles no ha\ utOpía (especialmente después de los disturbios de 1992), ni hay ru i nas -el centro se ha movido por completO cuatro veces en los últimos 1(JO años. La Roma antigua o Estambul tienen más ruinas desde hace milenios. Crear arquitectura aquí debe ser como construir en "el espacio puro". Su ensayo "El individuo creativo y el conservadurismo cultur~ll" es

esencialmente un manifiesto del espacio puro. Podríamos incluliO decir que su propuesta del Disney (;ollcen Hall es más un símbolo pelfecro de la ciudad de lo que sus parrncinUlJutelJ imaginaron. F:I tiempu puru ~e encuentra con el espacio puro en el movimiento congelado de esas olas de piedra. Hoy, esta cs nuestra realidad. F.G: Sospecho que hay algo de verdad aL¡ LI í, he tocado cierra manera de ver. Personalmente, creo que es difícil afirmar tales cosas. Soy una aspiradora. Escucho. Miro. Y luego re-presento con mis herramientas. En cuanto al espacio puro del presente, hay niuchas limitaciones. ¿Por qué nuesrros líderes y el público en general qUlcren vivir tamo en el pasado? Parece que mientras menos fe tienen en el futuro, más quieren anclar su identidad en el pasado. Pero el pasado se ha ido. Es una ficción de nuescra inseguridad. Anclar la arq ui tecrura en el pasado es constr~ir parques nostálgicos. Es hacer simulacros de la herencia. Y es una negación. El ancla nos está derribando. Si pudiéramos desengancharnos de nuestras anclas podríamos sobrevivir. Necesitamos enfremar el preseme y lidiar con él-tr;Ítcse del problema del SIDA, los poruioseros, el crimen, la división racial, la contaminación. Tiene mérito una ciudad que 1 sabe su identid<\d, como lo tiene una persona que conoce su identidad. Los Angeles no tiene yayn sentido de sí misma. Después de la Segunda Guerra Mundial, Los Angeles se

Ciudad, Revista de asuntos urbanos


Irtil',enlaciudad qui~ntaes~ncial mI ,imicnw rápidodel automóvil, ¡lJd~lcl de corredores lineales h o ~ P ~l r a ¡; I a u t o . \~r i Is h i r c k, :1rd. la lía principal. corre a lo r..: del ccntro hast<l la pLtva y I 111 e a pohlación eCOnnl11lUI " nlL.imcntc diversa. Rev<;I~1 a la ,~bd \:;)1110 un organismo vivo. El 'Lho de: qu<.: ~I MI1SCO elt: Arte de L,.., -\ngelcs sc localic<.: a medio -,mino entrc <;;1 centro v el mar en \il..,ilirc· indio:.:a que alguien ... tCrIOrm<.:IH;c tuvo en mente un 1 -, o. m:ts c!ispcrso pero todavía rdcnado moddo de lo que una ~I ld~ld puede scr. Era úniea. lira 11eJor enwnccs qlle eualllllier otra Lllldad ckl siglo XX. porqllc ul1cion:lba.

Pcro, al tinal, la ciudad de I,os \ngeks de\:idió emular el centro model() siglo XIX. Y no funcionó. PorcJlle (OcJa d área no tiene vi viendas, -ino sólo oticinas, se usa solamente la miud del ti~mr(): no es 111 uy dieientc desde cl plinto de: vista de k:; impuestos. Sah'o los pr"':!io:;eros, la ge;;nte va a trabajar en g";'ncles torres '.Ie cristal CO)) un alto porcentaje de 'acanccs, y luego se va. Adhe;;rido a c::st~ pesado molde mental, todo intento de planificación trata una y otra ve/o de s:Jlvar el centro dc Ilna cillClad que nosalie lo que es. Supongo 'lIle;; Los .r\ngo:.:ks está at:lda al eentro do:.: I .siglo Xl»como a un ancla, pero IlO puedo Ver Cómo (;;s capaz de funcionar.

ahandona las anclas es nuestro eonte:mporáneo temporal -uste:cI designó un rnuse;;o en Los Ange:ks con est: nombrt:-, la condición t:s una e:>pceie de vacío. latllralmente, todos buscamos u.n lazo con lo ett:rno, con algo permanente, con

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centro. En

una conversación con .loan Didion, cstuvimos de aCllerdo cn quc sería indigno estar enterrado ¡;n LA. Aquí

el terrt:no no es bastante profundo para llna buena tIlmba. Mi pesadilla póstllma sería que: me elHerraran en uno de csos ccmenterios a lo largo de la autopista que lleva al aeropuerto.

I'vle imagino mejor mis cenizas /Úd que 1'10 estamos viviendo e:n el pre:senw. Muy poca gente viv~ en e:! presentt:: los anistas y cierta inteiligentsi~ dispuesta a correr ~se nesgo. N.C· En d másampliost:ntido, el otro lacio del panorama que:

N.C.: ,\rata l:>ozaki,cJ arquitecto japon":s, h~l dicho Qllo:.: le gusta constrllir cn Estad·os linidos porque no hay ironía. En relaei{Hleon las antigllas sfÍciec!acle,. cumo .lapón, I~O hay un territorio ancestral, \' por lo tanto lo que lIno qllierc L!'<::oar e.s una no distancia dcl COIHC:Xro. No h,tY contlicto o:.:on la historia cn Escados Unidos, que. comO ./<::"n l3alldrillard cscribió, es csenciall1lcntc "un espacio rnás un espíritll de ficción": un espacIO pllro.

csparcidas al viento de las ruinas de: ¡vlonte A1Gán (;;n Oaxaca, entre esos sólidos, antiguos bloques de piedra.

F.C.: Yo prefiero que mis eenizas st:an esparcidas sobre el mar. Es permane,He, aunque se ¡nueva.

lsozaki con traste', su edi tíci o de la I\dministr:lción ek l)isl1ev VI'orld en Orlando con Sil Concert 'Hall e: 1), Tokio. En Kioto, los n"dicionaJistas se opusit;:ron a sU disello por consickrarloindigno del antiguo centro t;:spiricual ele;; Jap{¡n. lsozaki arguyó quc Kio[{) era más p'cqllt:ño ,-o o<; que un parque con tc;rnil donde los autobuses ele turistas ekscargan grupos de japoneses en buso:.:a de un


pasado que hoy no tiene realidad para ellos. "Podrían llevar también orejas de Mickey Mouse", dijo Isozaki a los tradicionalistas enfurecidos. Con la llegada dd espacio puro, lo auténtico st: vuelvt: inauténtica,Y viceversa. F.C.: Hastaaquí, no puedosino estar ck acuerdo. Al mismo tit:lnpo, creo, por supuesto, que hay algo diferente. Kioto surgió de una cultura refinada a través de los siglos. Dt:sarrolJó un método dt: construir y una estética que signiticaban algo. Se formó t:n un crisol dt: tit:mpo, sen ti mit:nto y cultura, que tt:nían q Ut: Vt:r con una conexión espiri tlIal con la naturakza. Cuando llevé ahí a mis niílos, se convirtió en una partt: importantedesu experiencia. Disney World no es eso. Es un paseo. Una fantasía. Una película construida. No era Kioto. Podría ser denigrado al igual qut: un parque temático, como dict: Isozaki. Pero sus orígenes son reales. Y es valioso ver a Kioto al igual qUt: es v:!lioso ver a Picasso.

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F.G.: Visualmente, Tokio es mi ciudad favorita. Es en parte la densidad lo que mt: gusta, y también su calidad transitoria. Tienen la hisroria, pero no SL: han detenido por L:SO. En una calk usted encontrará un templo junto a un edificio de ocho pisos de 1950, junto a un edificio de trein ta pisos construido en los seten tao Luego, hay letreros de nt:ón portados hldos,'y una carre,tera en medio qUt: sale al espacio. Es dinámica, corno esos juegos dt: construcción con los que nos divertíamos de niílos. A lo largo de las autopistas y en la parte b aj a del a 13 ahí a d t: T o ki o, construyeron esos centros de eOlwt:nción tamailo Godzilla. Pero son elegantes, y más compromt:tidos con la arquitt:ctura de lo qUl:: podría e'ncontrarst: en Estados Unidos; Están claramt:nte conectados con un sentido del estilo. Luego construirían t:sos t:nloquecidos centros de esquí a put:rta cerrada qUt: se parecen a la Torrt: EiffeJ. Es raro, pero hermoso.

F.C.: Eso es la libertad. Creo ;¡c; qut:cset:st:1t:spaciopurodelqut:nos '" ha estado hablando. Quizás Rt:m tt:nga razón, y esta fornu cubra la mayoría del planeta.

Hoy veo t,;n Tokio lo qut: Vt:O t,;n mi escritor favorito, Salman Rushdie. Es como Jamt:s Joyct:: sus novelas son episódicasy tienen finaks

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N.C.: Las ciudades europeas podrían ser asfixiadas y ancladas por su hermosa,ordt:nadaarrnonía. ¿Pero no t:stá el resto del mundo -Escados Unidos, América Latina, Asia- siendo llevad'o rumbo al crecimiento incontrolado o a una congestión última? Como Ciudadt:s Genéricas todas parecerán iguales ¿no es así? Cuando los balseros llegaron al surde California después dt: la Guerra de Vietnam, recft:aron la ficción de su pasado en un falso estil<? oriental a lo . largo dt: todo el Westminstt;r 130ulevard, en un "Little Saigón". Ahora, dos décadas más tarde, ¡la misma ciudad Ha Chi Minh está L:mpezandoa parL:cerun "LittleSaigón"!

..C.: Según Rem Koolhaas. el arquitt:cto holandés, al tinal del siglo

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no existe. Hc;mos lJegado a la t:dad de la "Ciudad" Ct:nérica. liberada del "cautiverio del ct:ntro" -y la personalidad, la identidad y las linlitaciones asociadas con t:so. La mitad de los residentes se irán al cybert:spacio y viviremos tada la vida en la perift:ria t1otante, dt:sanclada. ¿Debemos dejar nuestros inciertos laJnentos atrás y sólp abrazar este futuro abierto?

abit;rtos. Vün a wdos lados. cti ~ll:tl;; direcciones a la vez. I ,{J'J persollajes cicn<..:n (.;ap<l~ do;; ido;;ncidaLl. identidades pluralc~ Ahor¡¡ bi<;I1, cuando dan el paso s)guiCl'HC, COll"10 yalo h,an hecho t;1l el úka cieShinjlJkl.l en Tokio, hay sólo editlcio,; (!c 50 pisos v parece la ha. 1\ ven ida el e N UCVil York. Luego file impo:;ll>lc. Cuando se vuelvan Hlás graneles nece:;irarán más tierra, yeso st;rá ellan do d nrnin en todo 10 dt:más. N.C.: ¿Cuál es Sil imagen de la ciudad futura? Para Koolhaas, las ciudac\t:s viejas de Asia ciarán t;;] pa:H) a la Ciudad C(,;;nérica. cn la medida t:n que ::;nn destruid;;¡s 'por las mt:gat:structuras para dar cabida a la inundación ckmográtiea. Pasará Una cosa u otra, (Iv manent ord enada, I;0n10 ' en IS' , lngapur, o d e una Illant;(a Inas distópiea. como en Bladefllnncr. Simpk:ll1t:l1te. como Koolhns lo ponl,;. "el pasado es dt:n1Hsiaclo pt;;qUCl1o para habitarlo". F.G.: No s6 si sl:amos l:apaees de esptclllar sobre el futuro. Conoct:l1los trozos y pie'l.:as. pt:ro no poclt:mos saber cómo SI,; ver;1 la totalidad. No creo que haYa que esperar mucho de qu~ emocionarse, sin l::mbargo. Hoy hay úreas de sensatt:z dt: una t:sc.:ala cal q u 1,; todavía son visibks en el l;;lOS. En el futuro las áreas de sensatt:z se volverán minúsculas. Quizá c:nconcc:; los t:dificios qUt: estoy haciendo part:zca que st: mueven, finalmente se desmaterializarún t:n el 6tcr. La gran t:scala lo dominará todo. Debido al rápido crecimiento cil.; .'\sia, están interesados t:n los l;c1ificios. no en la arC¡llitectllra. He siclo invitado 01 China, pero los he reclJ<l/.ado porque sé qllt: la gcntl; con.scruYt: a I;,;sl;alu Donald Trump. El chino Trump. Como dice un amigo n1.ío: ya It: cayó a China.


EL DESARROLLO DEL SECTOR COOPERATIVO TIENE SENTIDO EN TANTO CONTRIBUYA AL DESARROLLO DE LA SOCIEDAD

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No 7 - 8

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BIBlIOTECA CENTRAL "CARLOS CASTlV SMVEDRA"

PALACIO DE LA ell..TURA "RAFAS... URIBE URIBE" CARRERA 51 No. 52-«1

2" PISO - TEL 251-14-4<&. EXT. 239

PJ 1336 SEP/72 -DANCOOf



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