Revista Ciudad Edi 19

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Revista de Asuntos Urbanos

ISSN: 0123-238X

Ediciรณn 19

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Corporaciรณn

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Foto: Yojan Valencia

PORTADA

CONTENIDO Editorial.................................................................................................................................2 Los edificios “tuguriales”, otro modo de la indignidad Por: Reinaldo Spitaletta..................................................................................................................3

Juniniar

Por: Álvaro Cadavid M..................................................................................................................7

Desarrollo sostenible es la luz que oscurece

Por: Lucio Capalbo.......................................................................................................................11

La doble estrella: el surrealismo en iberoamerica de Raúl Henao

(El Oso Hormiguero Editor. Medellín. 2010)...............................................................................13

La doble estrella: el surrealismo en iberoamerica de Raúl Henao

Por: Oscar González.....................................................................................................................15

José Luis Sampedro .................................................................................................18 Una gestión por objetivos

Por: Federico Giraldo Valencia......................................................................................................25

La muerte de la conversación Por: José Manuel Solá..................................................................................................................28

El amanecer del neoliberalismo Por: Sandra Russo........................................................................................................................30

“La revolución es inevitable y será ecológica; la gente quiere menos capital y más bienestar”

Por: Nacho Martín Castelló.........................................................................................................33

La metáfora de la guerra en la ciudad Por: Antonio Arenas B...................................................................................................................35

Botellas de agua traen luz a los filipinos

Por Yahoo! Noticias......................................................................................................................38

Vivienda social Por: Luisa Fernanda Vergara Oviedo............................................................................................40

Tres poetas… a la sombra de sus versos

Por: Olga Lucía Echeverrig...........................................................................................................43

CIUDAD, revista de asuntos urbanos Edicion No. 19 Diciembre 2011 - Enero 2012 Licencia 0013 de mayo de 1984 ISSN 0123-238X Sede: Calle 48 Nº 38 – 55 Tel: 228 16 83 CORPORACIÓN CIUDAD, Centro de estudios urbanos Medellín, Colombia E-mail: corporacionciudad@une.net.co, lguillermoalvarez@gmail.com - revistaciudadcolombia@gmail.com Revista virtual http://issuu.com/revistaciudadcolombia Director Guillermo Álvarez Á. Consejo Editorial Darlo Ruíz Gómez, Mario Vélez S, Fernando Viviescas M, Gustavo Vivas R, Osvaldo León Gómez C, Federico Giraldo V. Diseño y Diagramación Imago Fotodiseño Tel: 583 9447 Carrera 66 No. 48C - 13 info@imagofotodiseno.com www.imagofotodiseno.com Fotografía Imago Fotodiseño Contabilidad Fabio Cardona Vargas Suscripciones y Ventas Calle 48 Nº 38 – 55 Tel: 228 16 83 Cel: 315 830 67 31 Corresponsales Gustavo Vivas R. España; Elsa Ruiz, Francia Gloria Havautis, EE-UU María Clara Mejía B. EE.UU Amantina Osorio R. Canadá Diana Madrigal, Alemania Fundadores John Jairo Hoyos Ochoa Luis Guillermo Álvarez Álvarez Cofundadores Estanislao Zuleta (+), Fernado Cruz Kronfiy, Fabián Rendón(+), Carlos Granada, Dario Ruíz Gómez, MarioVélez S. Andrés Velásquez R, Fernando Viviescas M, Gustavo Vivas R, Osvaldo León Gómez, Federico Giraldo Valencia, José Luís Rodríguez Solis, Hubert Ariza, Jaques April, Emilio Latorre, Edgar Váquez B, German Colmenares, Anibal Patiño, Alberto Saldarriaga R, Verónica Perfetti, Benjamín Barney, Jorge Mazo, Samuel Jaramillo, Antonio Montañas, Rogelio Salmona(+), Silvia Arango, Armando Silva, Pedro Santana, Gloria Gaitán, Saúl Sánchez, María Clara Mejía, Amantina Osorio R, Juan Camilo Ruiz, Fabio Betancur, Carlos Estaban Arrubla P, Jaime Jaramillo Panesso, Carlos Julio Calle, Juan Luis Mejía, Fernando Arbeláez, Alberto Aguire, Manuel Mejia Vallejo(+), Luis Guillermo Pardo, Juan Fernando Álvarez (+), Omar Castillo, Aura López, Juan Guillermo Betancur, Hernán Henao Delgado(+), Margarita Gómez, José Martínez S, Elsa Ruiz, Beatriz Gómez, Gloria Lucía George, María Eugenia Beltrán, Gloria Burgos, Victor Gaviria, Rubén Darío Lotero, Ramiro Tejada, Fernando Baena, Alberto Baena, Pedro Cano(+), Raúl González, Ligia Pimienta(+), Luz Ruiz de Baena(+), Jorge Rodas, Edwin Diez, Alvaro Pardo C.(+), Hernán Darío Villegas, María Eugenia Arango, Antonio Restrepo(+), Juan Guillermo López(+). CIUDAD, Revista de Asuntos Urbanos, es una publicación que revela, en palabras, e imágenes, el devenir de las ciudades colombianas y que se propone articular discusiones sobre la vida urbana, con el fin de hacer de la ciudad una humana y alegre residencia y morada para el ciudadano. Siendo de carácter pluralista e interdisciplinaria las opiniones expresadas son de los autores, reservando la sección editorial para manifestar los puntos de vista o criterios de la revista. «La Ciudad para los ciudadano» Resume nuestro criterio urbanístico sobre la ciudad LAS OPINIONES FIRMADAS SON RESPONSABILIDAD ÚNICA DE SUS AUTORES

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Editorial Nuestro propósito de revelar en Ciudad, revista de asuntos urbanos, en palabras e imágenes plásticas y literarias, el devenir de las ciudades colombianas, grandes y pequeñas, nos ha animado durante las 19 ediciones realizadas con ésta, pero que nunca será la completa visión d e la compleja realidad urbana; lo cual confirma su pertinencia y necesidad. La ciudad globalizada de hoy se ha tornado violenta e incontrolable. Debido a los excesos concentracioncitas del modelo de vida acumulativo, en el cual todo aquello que no sea convertible en mercancía o dinero es subestimado y excluido, llegando al desenfrenado imperio de las cosas. Así, el gigantismo de las ciudades subyugadas por el imperio de la automatización, la velocidad y el automotor, desplazan al individuociudadano a la despersonalización unidimensional de su existencia. En la ciudad globalizada no hay sentido de pertenencia e identidad, no hay sentido de lugar ni de comunidad, no hay sentido del ser sino del estar y de l tener. ¿ Dónde están la llamaradas de la infancia, adónde aquéllos vuelos infantiles en el solar de la casa? ¿Donde esta la gallada del barrio? ¿Dónde la barra de la esquina? Vale la pena preguntar si todavía es factible preservar los asentamientos humanos que perviven como vida barrial en la ciudad. ¿Será factible una ciudad cimentada en asentamientos barriales como ciudad comunitaria, amigable, solidaria, no autoritaria; alternativa al conglomerado caos agresivo actual? (Téngase en cuenta que la palabra “comunidad” le huele feo a los tecnócratas y directores de “industrias culturales”) Este asunto urbano por excelencia, expuesto en el articulo de Reinaldo Spitaletta, lo trataremos como tema central de la edición Ciudad 20, lo invitamos a enviar su aporte. Igualmente no podemos ignorar la deuda ecológica y ambiental que la ciudad tiene con la ruralidad, de la cual obtiene los bienes y servicios ambientales de agua, aire alimentos y energía. “La ciudad para los ciudadanos” sigue siendo un desafío. ¿Ciudad democrática representativa, todavía? ¿Ciudad democrática participativa? ¿Ciudad…? Bienvenida la reflexión para construir pensamiento de ciudad alternativa. Tambien nos puedes ver virtual en http://issuu.com/revistaciudadcolombia y escribir a revistaciudadcolombia@gmail.com 2

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Los edificios “tuguriales”, otro modo de la indignidad

Por: Reinaldo Spitaletta

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l barrio, ese fragmento de ciudad, que para algunos es el primer contacto con la urbe, está en fuga. Ya está siendo parte de una arqueología, que podríamos, por ejemplo, pesquisar en viejos tangos, tal vez la canción que mejor describe y analiza esos lugares íntimos, entrañables, que ahora, en ciudades como Medellín, están en desbandada. Y hoy, aquello de “barriecito querido, nunca te podré olvidar”, o esto otro de “barrio plateado por la luna” pueden ser una memoria histórica, lejana, un asunto de vejeces y anacronismos. O una nostalgia de pacotilla.

El barrio, que para ciertas personas es la infancia de la ciudad, es, hoy, una pieza de museo urbano. Hacia su extinción y desbarajuste lo han conducido no solo los nuevos planeadores y constructores, sino, además, los factores de inseguridad, la “guetificación” de las ciudades, los despropósitos de los que ambicionan construir en altura edificaciones de dimensiones carcelarias, o como también sucede, tuguriales. Quién quita. Hoy, los novísimos apartamentos, son una representación de la falta de libertad, de los hacinamientos en espacios como calabozos, que tantas veces son levantados con materiales deleznables y con ahorros

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de espanto para aumentar las ganancias de los constructores. Pero, antes de meternos en los desventurados cuarenta o cincuenta metros cuadrados de los modernos apartamentos, volvamos a la barriada. Aquella de la tienda de esquina y el café de conversaciones, la de los espacios amplios físicos e imaginados, la que huele a pan fresco y a pelota callejera. En los barrios de clase media, las casas eran generosas, con uno o dos patios, abundancia interior de cielo y sol, también posibilidades para sentir de cerca la lluvia. Había corredores y adentro se podía tener un jardín. Espacio había para que los pelados, en caso de no poder salir a la calle, jugaran con pelotas de plástico o las niñas avivaran su imaginación con bulliciosas rondas internas y muñequeros. Aquellos barrios, con criterio en la comodidad espacial, eran propicios para ejercer la conversación, la reunión familiar, la visita de vecinos y parientes. Para la solidaridad y la comunicación. El barrio era sinónimo de intercambio: de palabras, de serenatas, y de comestibles, juegos, enamoramientos y de alguna picardía. Había en ellos un sentido del otro, de su nombre y oficio, de sus circunstancias y preferencias. La señora podía admirar el 4

vestido nuevo de su vecina y al tendero le llegaban, frescas, las noticias del sector. Un barrio era una manera del carácter, del sentido de pertenencia y por qué no, de la identidad. La gente tenía nombre y hasta sobrenombre. El barrio –infancia de ciudad- era la primera experiencia urbana, el contacto inicial con aceras y ladrillos, con aleros y terrazas. Había un ejercicio de la vista (a veces, claro, del olfato también): estaba hecho para ver. Unas veces, las muchachas; otras, los tejados; en una opción distinta, las maneras de poblarse la calle o quedarse sola cuando el sol hacía rato se había marchado. Era, como en algún poema de Baudelaire, una fiesta para los ojos. Había la posibilidad de mirar un antejardín con francesinos y matas de balazo, con crotos y rosales. O desde el balcón, observar el paso airoso de Teresa o Inés. Y en la calle había pregones (voceadores de prensa, el vendedor de pan, el de helados…), y movimiento de muchachos persiguiendo un balón, o el transitar voluptuoso de Lucía en una bicicleta. El barrio era una convocatoria a los asombros y también a lo común y corriente, como, por ejemplo, una charla de señoras a la entrada de una casa.

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A diferencia de los centros cosmopolitas y multitudinarios, en el barrio no se perdía el alma ni la noción de individuo. Cada uno podía ser y ser reconocido, pese a los chismes y consejas. Había, incluso, posibilidades para el “voyeur”, para aquel que se escondía tras las ventanas y cortinas para observar a la señora de enfrente, que a veces se vestía como una provocación, o aquel que hacía las veces de cámara, cual si fuera un vigilante más de la cotidianidad. Pero, en ciudades como Medellín, esa visión, ahora con un tinte cultura rupestre, o de cosas idas, como de extrañamiento, ya no es posible, o cada vez es menor. El barrio, digo, está dando sus últimos estertores. Y aunque el significado de barrio trasciende lo catastral, la ladrillería y el cemento, es decir, lo material, hoy es una presencia menor, en medio de una ciudad que crece hacia arriba, hacia el cielo. Ni siquiera es posible pensar hoy, como alguna vez lo imaginó Le Corbusier,

en la construcción de edificios, con separaciones entre sí, con espacios para el verde y lo público. No. Es un hacinamiento, en los que, además, la estética está ausente. No es asunto de buen gusto sino de economía, de especulaciones inmobiliarias. De rendimiento y rentabilidad del espacio. No es posible crear un barrio de edificios. Sin embargo, en Medellín, desde hace algunas décadas, han proliferado las construcciones verticales. La invasión de las mismas, ha modificado, no siempre para mejorar, la visión de los barrios tradicionales. Un caso típico: Boston. Ya nada recuerda los caserones de otros días, porque los han derrumbado, y como en un tango, las casas viejas dieron paso a la máquina, al denominado progreso. Esos edificios no son propiamente el canto a la comodidad, sino, más bien, a una emergencia, a una emboscada. Cuando comenzaron los “planeadores” a autorizar el de-

rrumbamiento de casas para reemplazarlas por edificios, a los barrios les llegó su agonía. Pasó -sigue sucediendo- en históricos sectores como Buenos Aires y Miraflores. Los edificios (algunos los llaman esperpentos) son, además de feos, con apartamentos estrechos, más propios para aprisionar que para decir que se vive. No sólo hubo un atentado contra el paisaje (desaparecieron para muchos las montañas), sino contra la dignidad. En esas covachas no están dadas las gracias de la amplitud y aun de los espacios para la necesaria intimidad del habitante, sino maneras de la reclusión. En aquellas mazmorras modernas, suele pasar que el niño no puede ver el mundo como novedad (lo que sí pasaba en el barrio), sólo como un aprisionamiento de los sentidos. Puede acontecer que para los nuevos habitantes de aquellas prisiones, no haya el modo del deslumbramiento por conocer, por saber de los otros, por tener una conexión con el entorno. Hay como una especie de ex-

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tirpamiento de la palabra, la sumisión a un silencio entre paredes frías y ventanales que se cubren para evitar las miradas de los otros. Con los nuevos edificios, como los que, por ejemplo, ahora erigen en barrios como La Floresta, que incluso han sido motivo de denuncia de parte de sus habitantes tradicionales, desaparecen los modos de la ensoñación que eran factibles en la calle, en las casas grandes, en la tertulia de tienda. Ya ni siquiera es posible el saludo entre vecinos, quizá solo haya un levantar de cejas para el portero. “¡Cambia París! Mas nada se mueve en mi tristeza”, poetizaba Baudelaire en momentos en que la Ciudad Luz era arrasada en sus vejeces, en sus callejones y se levantaban palacetes y se abrían los bulevares propiciados por Haussmann, con un interés político: evitar que en los levantamientos populares se armaran (como por ejemplo en 1848 y 1871) las barricadas. En Medellín, las casas confortables se van al piso para darles paso a los “tugurios” en altura. Pero ni siquiera se trata aquí de un asunto político (de la polis). Es más de mezquindades y de vulneración de derechos. Puede que como en un cuento de Tolstoi, un hombre no requiera mucha 6

tierra para vivir, pero sí, sobre todo en la ciudad moderna, necesita espacios interiores cómodos y desde luego una espacialidad pública de alta calidad. Decía al principio que el tango es la canción que mejor ha descrito el desarrollo de la ciudad, sus contradicciones, sus cafés y esquinas, las desilusiones del hombre y los contextos barriales. Ya por estos lares, no hay –o quedan muy pocos- caserones de tejas ni se dan romances en los antejardines con verjas, como aquel cantado por un poeta urbano: “La casa tenía una reja, pintada con quejas y cantos de amor…”. Y en los novísimos apartamentos ni siquiera hay modos para que entre un pedacito de cielo.

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Ah, bueno. Y de otro lado, los edificios “tuguriales”, que muchas veces son de estrato tres, cuatro y cinco, se han generado en los últimos años en Medellín para albergar a habitantes pobres, como los de Moravia, Niquitao y otros barrios. Los han metido en una especie de campos de concentración. No hubo para la nueva ubicación estudios culturales, de procedencia, de impacto social. Y hoy estos conjuntos residenciales (como los situados en Pajarito, La Aurora y otros) son foco de desencuentros entre sus habitantes. La unanimidad –o casi- es que la ciudad debe crecer hacia arriba, porque ya no hay espacio. Y que los barrios tradicionales deben ser reemplazados por un amontonamiento de edificios. Una colmena. ¿Y lo ambiental? ¿Y la comunicación? ¿Y los espacios verdes, los parques, los lugares de reunión? ¿Y el derecho a tener una vivienda digna? ¿El derecho al paisaje? A la ciudad, según van las cosas, la esperan momentos terroríficos. Como pueden ser los de las enormes soledades que se apachurran y hacinan en los carcelarios apartamentos de los nuevos edificios tuguriales.


Juniniar Por: Álvaro Cadavid M

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e vez en cuando, y sólo por urgente necesidad, llego al centro de la ciudad y más especialmente a la zona de Junín entre La Playa y el Parque de Bolívar y no puedo dejar de añorar el Junín de mi época. Y esta añoranza no es solamente una cuestión de la transformación física que sufrió el entorno, sino el cambio social y cultural de lo que antes fuera una verdadera zona rosa para los “pipiolos”,“piernipeludos” o “cocacolos” de nuestra generación. Allí llegábamos todos los estudiantes del Jorge Robledo, San José, San Ignacio , Calasanz, Marco Fidel o Pascual Bravo engominados con Glostora, Anzora o Lord Cheseline y olorosos a Pino Silvestre o a Vetíver y con nuestros bluyines Wrangler o Lee, con pretina brillada con pomada Brasso

y mocasines apaches o tenis Croydon blanqueados con Griffin, a pararnos como garzas en El Cardesco o en la puerta del exclusivísimo Club Unión, hoy un centro comercial más, a mirar y a suspirar por las uniformadas chicas de La Presentación , de La Enseñanza, de María Auxiliadora o del Marymount (con la falda por debajo de la rodilla) y a echarle piropos como: “parece que dieron vacaciones en el cielo porque se les voló un angelito”, o los más atrevidos: “ si como camina cocina, me le como hasta el pegao”. Indudablemente que esa desvanecida conexión paisa quedó relegada al plano de los recuerdos, pues ahora lo que fue el Doña María donde íbamos a comer papitas a la francesa con Coca Cola se convirtió en un restaurante más, el teatro María

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Victoria en otro centro comercial, el extraordinario teatro Junín donde vimos las mejores zarzuelas españolas, a la declamadora argentina Bertha Zingermann, a la Orquesta t í p i c a To kio, a Bill Halley y sus Cometas o a Campitos y sus Tres Reyes Vagos se volvió el inexpresivo edificio Coltejer, el Salón de billares y Academia de ajedrez Metropol, centro obligado de intelectuales y vagos de Medellín y de propiedad de don Harry Gainer, padre de Aura Cristina Gainer , es hoy una venta de artesanías y camisetas. El pasaje La Playa – Parque de Bolívar evolucionó en un completo mercado persa lleno de vendedores, donde lo pensable y lo impensable se enfrentan en una lucha mercantil sin tregua, como la venta de discos y libros piratas, loteros, gente entregando papelitos con propaganda de adivinas, palacios del colesterol llamados El Tragadero, El Embuchadero o El Meloneadero “todo a $500” y hasta la grotesca y nauseabunda chunchurria tiene un gran palco de honor. Y lo que una vez fue la zona más exclusiva de Medellín se convirtió en un paraíso para rebuscadores, atracadores, prostitutas y travestis.¡Qué pesar! . Juniniar, para los que tuvimos la dicha de experimentarlo, era una experiencia casi religiosa donde se conjugaban la inocen8

cia y la malicia en un contubernio falaz, pues las imposiciones morales de la época no permitían la libre expresión sexual de la que hoy en día gozan las nuevas generaciones de “sardinos y sardinas” llenas de tatuajes y de piercings . Para nosotros el reto de la conquista empezaba en Junín, pues era allí el sitio de encuentro obligado de los jóvenes ávidos de acercamiento y cargados de hormonas. El teatro Lido, recién restaurado, era cómplice incondicional de encuentros furtivos entre chicos y chicas que se escapaban de los colegios, nunca mixtos, para encontrarse a ver a Sissy Emperatriz , a Pili y Mili y sus comedias rosa, a La Novicia Rebelde, Los Diez Mandamientos, El Bombero Atómico, Tuya en septiembre, Nunca en Domingo o al Doctor Zhivago y salir luego a comer conos de ron con pasas a la heladería San Francisco o, si la mesada era buena, al Salón Versalles a comer sánduches de queso derretido, al Astor a comer “moritos” con jugo de mandarina o al Sayonara y su ensalada de frutas con helado. Era en estos lugares donde se formalizaban los noviazgos de las Santamaría con los Mora o de las Echavarría con los Lara, la élite de la sociedad medellinense. Luego de una tarde de infantil acercamiento y de una ocasional “chupada de piña” en el teatro, era normal salir como dos tortolitos tomados de la mano recorriendo parsimoniosamente a Junín para regresar a los respectivos colegios e inventar las excusas-mentiras del porqué de la ausencia a las aulas escolares. Esa misma noche no faltaba el tío alcahueta que financiara la serenata, no con mariachi ni mucho menos con un conjunto vallenato, sino con un trío de guitarras como Los Romanceros cantando Chacha Linda o Bendición Celestial, el Trío América, Los Albinos o el trío Ensueño de Roger Jalil, el apuesto ecuatoriano-árabe por el cual se derretían las novias de uno. Los sitios de reunión de los músicos eran El Escorial, El Crillón o el Primero de Mayo, a la vuelta

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de Junín con La Playa frente al teatro Metro Avenida. Al llegar a la ventana de la amada ella tímidamente encendía la luz después de la segunda canción para manifestar su aceptación y su presencia. Por supuesto que no faltaba el amigo borracho, que en voz alta pedía silencio para que no se despertara la novia, le indicaba al trío el orden de las canciones y luego se orinaba en la llanta del taxi. ¡Qué pena con la chica!. Al final de la serenata aparecían como por arte de magia sitios como el Bar Argentino, El Pakistán o Marta Pintuco, Cándida Rivillas, La Nena o alguna de las casas de lenocinio de Lovaina o El Fundungo y sus alrededores, todas con música en vivo y bombillito rojo en la puerta. Dentro de estos lupanares siempre había un gobelino con una escena de caza de un príncipe y su séquito, lo mismo que una araña gigante con un bombillo rojo intermitente debajo del arácnido. ¡Ah!..y ya en las horas de la madrugada no podía faltar la arepa con carne asada de El Ventiadero, el bisteck a caballo en El Cañaveral o los tamales de El Capitán López. !Ah bueno que pasábamos!... Y el que niegue que estas fueron unas deliciosas experiencias miente como una vil sirvienta cartagüeña.

cultura general muy vasta el que nos tocó a todos los de esa privilegiada generación de adolescentes en la “veya biya” de esos años.

Como quiera que sea, de la mística del “juninazo” sólo quedan fragmentos de imágenes de aquella era dorada de ilusiones y alborada de nuestros primeros amores, donde lo más importante era el respeto por la mujer y la delicadeza del hombre en su trato hacia ella. Era la maravillosa época de las poesías , donde todos los jóvenes escuchábamos al Indio Duarte o a Rodrigo Correa Palacio y nos sabíamos de memoria El Duelo del Mayoral , El Brindis del Bohemio o La Canción de la Vida Profunda , escuchábamos en la radio las voces de Mario Lanza , Ferruccio Tagliavini, Mario del Mónaco, Charles Aznavour o Edith Piaff , las orquestas de Mantovani, Frank Pourcel o Raymond Lefevre y también las canciones de Nat King Cole, Alfredo Sadel, Eddie Gormé y Los Panchos, Nicola di Bari y Gigliola Cinquetti. No era extraño que en nuestras tertulias juveniles comentáramos acerca de libros como La Metamorfosis de Franz Kafka, Los Miserables de Victor Hugo, La Guerra y la Paz de Fiódor Dostoievski y hasta Lolita de Vladimir Navokov. En fin, era un período de

Fue también una época inocente y ”montañera”, donde el equivalente a Disneylandia era una tarde entera montando en las escaleras eléctricas del almacén Caravana (“El gigante de los precios enanos”) y en la cual florecieron las “heladerías” de la 70 como La Careta, El Coche Rojo, El Dino Rojo y sitios elegantes como el Fujiyama y El Fantasio y “grilles” más oscuritos como El Buho, La Ballena de Jonás o el grill La Montaña con sus “hermosas meseritas” para llevar a los “numeritos” de aquel entonces, hoy llamadas “prepago”, a “bailar amacizao el botecito”. Las chicas “bien” tenían una libreta de autógrafos con dedicatoria de todas las compañeritas de colegio y de sus amigos más cercanos (“Un autógrafo me pides, un autógrafo te doy, nunca cambies a tus padres por los jóvenes de hoy”, etc…), papelitos guardados entre los libros con acrósticos que el novio o un amigo “muy sabido” elaboraba con el nombre de ellas, álbumes con fotos y también “grazitos”. en blanco y negro con el borde recortado con tijera de pico y pegadas al álbum con

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esquineros Además fue el período romántico del pañuelo con el nombre del novio bordado con uno de los cabellos de la novia y de un respeto profundo hacia los mayores, que eran quienes mandaban. A las chicas no les podía faltar el inseparable “neceser” Mesacé cuyo contenido era siempre el mismo: billetera Buxton, cepillo Fuller, botellita de plástico de Kleer Lac para retocarse “la toga”, un frasquito miniatura de Channel Nº 5, cigarrillos Parliament o Chesterfield y “candela” Ronson o Colibrí. Y por la noche, de 7 a 10, no faltaba la visita con “candelero”, el hermanito menor que siempre pedía plata para evaporarse por diez minutos o, en el peor de los casos, una suegra malencarada que fingía estar tejiendo algo pero que de vez en cuando manifestaba su rolliza presencia con una molesta tos protagónica. ¡Qué pereza!...o nos cuidaba a través del vidrio del Sagrado Corazon de la sala.

Las fiestas de quince años eran en la casa de la chica, con orquesta, meseros y llorada de la quinceañera pues el día anterior había peleado con el novio (el pobre no tenía plata para el regalo). Unos cuantos años después, cuando por fin se formalizaba la relación, los preparativos para la boda empezaban en Parisina donde se escogía la tela para las damitas de honor, después Saraflor donde se compraban los muebles, luego en Mora Hermanos para los electrodomésticos y, si la novia era “de modito”, se alquilaba el Club Unión y se contrataba a Lucho Bermúdez o a la Italian Jazz para que amenizara la fiesta. ¡Qué tiempos aquellos!. Pero de aquel delicioso y respetuoso entorno hacia las mujeres y hacia los ancianos sólo nos quedan los recuerdos, a los que ya “borramos el primer fichero” y somos abuelos de los sardinos “emos”, “metrosexuales” o “gays”, a quienes no se les pue-

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de reprender y mucho menos disciplinar o “darle una pela” si roban en un almacén o despedazan el carro de un vecino, pues como la ley los protege pueden hacer lo que les venga en gana impunemente pero, eso sí, nos exigen a “los cuchos” que los mantengamos y les compremos tenis de $250.000 y que les demos dinero continuamente para “la rumba” o de lo contrario entablan una demanda “por intromisión en el desarrollo de la libre personalidad”, y nos pueden quitar la patria potestad y hasta nos pueden “encanar”. Parece una telenovela, pero es la realidad actual. Aseguran que cuando uno dice que todo tiempo pasado fue mejor es porque ya está viejo. En ese caso abiertamente me declaro un fósil del Cretáceo Superior, puesto que el Junín que vivimos sí fue un millón de veces mejor que el de ahora y los jóvenes de la actualidad ni se imaginan lo que era ese Medellín , sano y pícaro, vivaz y rezandero, santo y pecador, todo al mismo tiempo. Pero todo evoluciona, y ese Junín romántico no pudo escapar a la metamorfosis comercial que lo transformó en una calle fría, sin alma y llena de desechos físicos y humanos, donde los únicos testigos que sobreviven son el Salón Versalles y el Astor, como dinosaurios que se resisten a morir ante el cataclismo tecnológico e informático que robotizó el pensamiento humano del siglo XXI alrededor del planeta y al cual no somos ajenos. Y si es verdad que recordar es vivir, ¡yo soy inmortal!...


Desarrollo sostenible es la luz que oscurece Por: Lucio Capalbo director del CCP (Cambio civilizacion planetaria, Buenos Aires - Argentina)

Desarrollo sustentable, ese oximoron...

con el «adjetivo» habrá que examinar críticamente el sustantivo.

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ace unos 40 años que se acuñó el concepto de Desarrollo Sustentable (hoy se habla más de sostenible... de mi parte y con fundamento etimológíco digo: es lo mismo !). Hace ya unos 20, en especial desde aquella prometedora Cumbre de Rio, que el “concepto” se difundió entre los gobiernos, los medios de masa, las ONG, la universidad y la escuela, y hasta entre los empresarios. Concepto. Pero... ¿cuál es el concepto? Jorge Luis Borges nos habló del oximoron: una frase contradictoria en sí misma, de cumplimiento imposible. «Hielo líquido», «Luz que oscurece» son ejemplos. Reflexiono sobre «Desarrollo sostenible». Creo que antes de analizar como cumplir

Mientras sigamos concibiendo «desarrollo» primera y principalmente como crecimiento económico, el adjetivo «sostenible» será pura retórica decorativa, inviable de toda inviabilidad... Oximoron ! En el pensamiento dominante, ese que circula en los discursos políticos, en los diarios, la TV y hasta entre las ONG menos precavidas, la cuestión de la sostenibilidad pasa exclusivamente por un conjunto de medidas pragmáticas y técnicas, que sin cuestionar en lo fundamental el «desarrollo» (crecimiento) intenta continuar con los mismos circuitos de producción y consumo -devastación deberíamos decirpero maquillándolos con tecnologías más limpias y ambientalmente amigables... No es que estas tecnologías, estas acciones sobre los síntomas, sean negativas. Hasta podrían ser un buen complemento de transformaciones más profundas.

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alguien será capaz de hacerlo? Creo que sólo la sociedad civil organizada, la humanidad esplegando su inteligencia colectiva y su fuerzas autocurativas, desde cada municipio, desde cada comunidad local. Que tendrá como aliada la cada vez más violenta respuesta de los ecosistemas, achicando tiempos y espacios, y forzando el viraje, al menos parcial, de este inmenso Titanic, nuestro oasis cósmico, la Nave Tierra. El problema es que las medidas pragmáticas no llegarán a revertir a tiempo la crisis ambiental: la exponencial escalada de la extinción de especies debido al estrangulamiento de la exoenergía por actividad humana, o el cambio climático. Como ha dicho hace un siglo y medio Bahá›u›lláh, la Civilización Material, si es llevada al exceso mostrará ser una fuente tan prolífica de males como lo es de bienes cuando es mantenida dentro de los límites de la moderación. La única salida a la crisis ambiental es el cambio valórico, civilizatorio. Una sociedad mundial una y diversa iluminada por principios espirituales, donde lo intangible -lo esencial que es invisible a los ojos, como decía Exuperí- pase a ser el centro de la escena humana. Esto implica nada menos que una drástica reducción del consumo: pero no de los que menos tienen hoy, sino de ese acaso 20 % que consume en promedio unas 30 veces más que el resto. Paul Ekins nos hablaba ya en los 80, desde la UNESCO, de la frugalidad, una noción «subversiva».

Medidas pragmáticas, sintomáticas, paliativas. Al igual que el «combate a la pobreza»: si se insiste en resolver ante todo los problemas físicos y materiales, los programas de desarrollo fracasarán aún en ese cometido. ¿Quiénes operarán el cambio? Los sectores hegemónicos seguro que no. Ignorantes, indiferentes, cómplices, paralizados o inescrupulosos responsables directos que se dicen «después de mí, el Diluvio», como el escorpión que pica y mata a la rana que lo ayudó a cruzar el río y se hunde con ella, no escaparán a su naturaleza: el afán de lucro y acumulación ilimitada de las empresas (en cuanto sujetos colectivos y más allá de las buenas intenciones de los individuos). Ellos tal vez sueñen con la colonización de Marte, para seguir depredando. Y abajo quedará la humanidad envuelta en una atroz calamidad sin precedentes, que según Lovelock, autor de la hipótesis Gaia, la djarará reducida al 10 % a fin del siglo XXI. ¿Quién lo hará entonces, si es que

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Resta entonces la pregunta fundamental que todos debemos hacernos ¿de dónde obtendrá la Sociedad Civil el impulso valórico y el punto de unidad para emprender esta gran transición? ¿Se trata de una construcción sinérgica colectiva, un Todo emergiendo como realidad superior a partir de la interrelación armónica y cooperativa de sus partes? En cierta medida si. Sin embargo, si el ser humano sólo es producto de su cultura, la cultura sería invariable, o bien se degradaría permanentemente a consecuencia de la entropía que rige todo cuanto existe. Parecería necesaria una fuente externa, capaz de inspirar este cambio histórico, este salto cuántico, este punto de inflexión señalado por Laszlo y tantos otros pensadores contemporáneos. En algún momento los pueblos deberán darse una respuesta violenta respuesta de los ecosistemas, achicando tiempos y espacios, y forzando el viraje, al menos parcial, de este inmenso Titanic, nuestro oasis cósmico, la Nave Tierra.


La doble estrella: el surrealismo en iberoamerica de Raúl Henao

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l poeta surrealista colombiano Raúl Henao acaba de publicar La Doble Estrella, una recopilación que abarca 25 años de ensayos sobre los aspectos del surrealismo que lo cautivaron. Dos antologías poéticas lo llevaron a tomar el camino del surrealismo: Antología de la poesía surrealista de lengua francesa, de Aldo Pellegrini (1961) y la, también influyente, Antología del poesía surrealista latinoamericana de Stefan Baciu (1974). BenjaminPéret, por otra parte, incitó a Baciu a componer una antología en los años 50, que se terminó con el beneplácito de Jean Louis Bedouin. Estos dos geniales libros fueron decisivos para Henao, quien se convirtió en un poeta contestatario al igual que Antonin Artaud, BenjaminPéret o EdouardJaguer que se sirvieron de la poesía para re-encantarse por la vida. Con Stefan Baciu, Henao compuso, en 1982, la antología Poetas parasurrealistas latinoamericanos, en la cual presentaban a los poetas surrealistas que aparecieron luego de los grupos históricos en torno a Mandrágora (Chile), EL uso de la palabra (Perú) o Boas (Argentina). Los ensayos y conversaciones de Henao dan prueba de su pasión, de sus inspiraciones (como, por ejemplo, la poesía de César Moro y la de Jorge Cáceres, además de temas como el éxtasis, lo maravilloso y la obscenidad). La entrevista realizada con Octavio Paz en 1984, y que no figuraenPasión crítica: Conversaciones con Octavio Paz (1985) resulta muy cautivante. El escritor mexicano habla, entre otras cosas, de la rigidez ortodoxa que se manifiesta a veces en los escritos de los jóvenes surrealistas, y nos pone en guardia contra toda tendencia que pretende someter el surrealismo a la moda del día.

Laurens Vancrevel Escritor y poeta holandés, director de la revista surrealista Brumes Blondes.

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en lo extranjero del espíritu, en la parte no revelada de la consciencia y la inconsciencia que sólo se obtiene usando el puente del sueño, podrán llegar hasta el fondo secreto de las connotaciones que irradian de la poesía de Henao, de su lenguaje, siempre abierto a las visitaciones de lo maravilloso.

Raúl Henao: minero del espíritu

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aúl Henao, poeta al servicio de la imaginación – ese río de lava que él navega para entrar en la noche de los encantamientos-es uno de los más fieles exponentes del surrealismo en Iberoamérica. En Henao se conjugan de una manera poco frecuente en nuestras letras, el poeta y el ensayista, el investigador penetrante del acontecer poético mundial y el creador incesante que ha escrito libros memorables de poesía, entre los cuales se destaca con un fulgor extraño, Sol negro, donde se fragua a través de las imágenes insólitas una realidad que trasciende la mediocridad cotidiana, una realidad que abre las puertas al deseo, al humor, a las asociaciones irreverentes, a las transformaciones, al amor carnal, sentido como júbilo y fuga. La poesía de Henao, al igual que sus ensayos, están conformados

dentro de un marco de investigaciones profundas y sustanciales de la realidad absoluta. Y esto sucede porque para él la poesía no es impostura, ni constituye un mero oficio literario, ni un tránsito pasajero, sino que es una legítima actividad del espíritu, deviniendo materia propia de su existencia. La actividad creadora de Raúl Henao responde a las más altas urgencias existenciales, a su actitud ante la vida, a su compromiso con la poesía, a su rebeldía ante los poderes. En esos espejos de fiebre donde refleja su rostro, nuestro poeta se nos presenta como defensor del “amor magnífico sobre la vida sórdida”, el amor, “esperanza de desesperación”, combate, lucha, fuerzas en completa expansión y contracción: locura. Quienes sean capaces de internarse en ese mundo ensoñado, irracionalmente lúcido, ese descenso siniestro

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Paralelamente a su actividad poética, Raúl Henao ha desarrollado por muchos años una intensa labor investigativa, ensayística, plasmada en su libro, La doble estrella: el surrealismo en Iberoamérica, publicado en el 2008 por la editorial Endymion, Medellín, Colombia. Las notas y entrevistas poéticas que aparecieron en aquella fecha sirvieron para que los lectores disfrutáramos de unos textos repletos de observaciones inteligentes, llenos de una lucidez que demostraban el conocimiento absoluto que Henao tiene sobre la materia que trata. Con esta segunda edición, corregida y aumentada, de La doble estrella, publicada por El oso hormiguero editor, igualmente en Medellín, volvemos a internarnos en ese mundo que Henao nos presenta, un mundo habitado por artistas, poetas y escritores que lo han acompañado en la travesía. Poeta siempre, este libro de Raúl Henao es poesía por otros medios.

Fernando Palenzuela Considerado el último poeta surrealista cubano vivo. En el pasado hizo parte de la mítica revista Lunes de Revolución dirigida por Guillermo Cabrera Infante.


Sobre la doble estrella: el surrealismo en Iberoamérica de Raúl Henao Por: Oscar González

“La poesía es un medio de comunicar cierta cantidad de humanidad, de elementos de vida que uno tiene en sí mismo” Tristán Tzara

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unca sabremos decir más de lo que decimos, toda vez que nunca se puede determinar lo que queremos decir, no obstante que la intención sea la de decirlo todo. Y más aquí, cuando voy a hablar de Raúl Henao, ante quien se puede decir todo y no decir nada, teniendo conciencia de que no todo ha de decirse. Y ante esa inminencia del decir, y decirnos ante él y ustedes, se desencadena una turbulencia exaltada, una excitación indecible. Porque no sabría uno si hablar de la historia que se ha hecho alrededor del ser lector obstinado y lúcido de Raúl Henao, y de lo que hemos vivido como sus lectores, o decir de él lo que ha sido para nuestra vida del intelecto -que no eso que llaman obscenamente vida intelectual-, cuando le leímos hace ya, -¿quién tendrá mi rostro de aquel entonces, para volver a mirarme?-, 35 años. Pero entonces voy a hablarles de un libro, de este libro que hoy pública (reedición) Raúl Henao, La Doble Estrella. Para mí muchos de los ensayos incluidos en este libro, no me eran desconocidos, ya que he sido uno de esos lectores, quizá un lector nada más, de esos que lee por Preferencia, como titula uno de sus libros Julien Gracq. Quiero decir, que ya los había leído, la mayoría de ellos, en revistas y periódicos, pues como ese lector de Preferencias, movido por ellas; la Preferencia como motor móvil de mi universo de lector, yo buscaba todo lo que Raúl Henao había escrito, y

hoy todavía poseo muchos de estos ensayos. Nunca he dudado en tenerlos y leerlos, y hasta podría decir que he sido dominado por la Belleza convulsiva de los mismos. Tenerlos todavía en mí, en medio de las contradicciones, de los miedos, de las prevenciones que suscitan, tanto ellos como Raúl en nuestro medio, realmente me escandaliza. Nunca he cedido a la intención de destruirlos o de quemarlos, pues mi relación incandescente con ellos y con Raúl Henao, ha mantenido hasta hoy su indestructible Cantidad hechizada, su extremo de tensión siempre transparente en el Bosque de símbolos. Y sí Raúl nos habla constantemente de lo que Goethe denominaba extraordinariamente “Afinidades Electivas”, y de lo que ha formado sus relaciones con la poesía y la literatura, para mí, lo han sido mis lecturas por el método de Preferencias. De allí que como un lector que Prefiere, es necesario a ese lector, que cada libro que lee, le sea esencial a su interés fascinado, a su intolerancia radical y a su observatorio de sensaciones excesivas. O sea, que contribuya a su formación, a su crítica y a su

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crisis de manera libertaria. Y eso han sido para mí los ensayos de Raúl Henao, y básicamente los que él, ha incluido en este libro La Doble Estrella. Decía que estos ensayos (y las entrevistas) no me eran desconocidos, pero quisiera decir, también, que cada que los leo, hallo en ellos un poder y una provocación nuevas, y por lo mismo, los leo en muchos momentos de mi vida, y ellos, nunca, disminuyen su sentido, su símbolo indecible sobre mí. Y es porque siento que son como rayos que inclusive, caen cuando no hay tormenta. Tienen esa misma esencia de los ensayos de Baudelaire, Breton, de Westphalen, de Paz, de César Moro, de Yeats, de René Dau-

mal, de Leiris, de Pizarnik, de Pellegrini, de Bataille o de Bonnefoy. Yo los hallo en la misma concentrada forma del ensayo que hace suscitación insólita de sentido, porque lleva a hacer relaciones, construcción de relaciones. Ya el lector que queda fascinado por esa construcción de relaciones de sentido, siente en él, la tensión necesaria para hacerlas, que no son ni obedecerán nunca más a una pose o a una condición snobista. El ensayo en este libro de Raúl Henao, alcanza pues para mí, estos momentos de máxima realización, de más densidad mallarmeana, porque hay aquí, y no es un misterio para nadie, la búsqueda interminable e insaciable por comunicar, la videncia del poeta con la reflexión del

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ensayista. En Raúl, ha existido desde siempre esa inclinación exuberante, exacerbada que lo ha llevado a tender los hilos entre la videncia intuitiva y la reflexión exaltada, que es la que hace de nosotros sus lectores. Para Raúl Henao el ensayo, ha de poseer, la cantidad necesaria de poder crítico, de insolencia estética, de intolerancia radicalmente lúcida, de provocación de lo contrario, de conexión secreta, de incitación a la coincidencia turbadora como la llama Breton, y no ser un mero texto academicista, que prueba y corrobora medias verdades, realiza la mediocridad, propone la resolución, determina el caos, hace cesar la turbulencia de lo insólito.


Escribir un ensayo para Raúl, es también realizar en él, vaciar en él su experiencia vital y espiritual, y no cualquier experiencia, sino aquella que yo llamo, la de la visión; visión porque hace concurrir estruendosamente la realidad con los movimientos meteóricos de su percepción. En Raúl Henao el poeta y el ensayista no están escindidos, sino que realizan el arscombinandi necesario. Estos ensayos nos dan los indicios para decirlo, nos indican hacia dónde y por qué se orienta la sensibilidad imantada de Raúl Henao. Para escribir ensayos así, como lo hemos dicho, hay que tener el poder de la imantación, o sea, aquel poder que tiene el poeta para excavar en sus sentidos y con sus sentidos lo que hay en un texto que le transforme. Leer es aquí: ponerse a prueba con el vacío, con el misterio, con lo desconocido. Y así es como la imantación es la que hace devenir lo que se dice del texto, lo que se ilumina del texto. Raúl, en estos ensayos de La Doble Estrella, nos ha iluminado, nos ilumina los textos, los llena de otros sentidos, los revela de otra manera a sus lectores. Por eso mismo, estos ensayos son y serán para nosotros sus lectores, de hoy y de siempre, una de las vías iniciáticas, surrealistas, que desde la cuál podremos decir: No ha sido destruida la tentativa de la vida por inclinarse hacia sí misma y hacia los otros, en la dimensión de lo maravilloso, como lo dice Raúl Henao: “Confieso abiertamente mi amor por lo maravilloso, lo maravilloso que,

después de todo es cuanto inspira y seduce al niño que habita en mí, el único que todavía me lleva, por ejemplo, a leer o escribir poesía en medio de un mundo de grises adultos obedientes solo a los dictados de la política, el dinero y el poder establecido” (2).

Raúl, gracias a tu vida y a tu obra, estamos para celebrarte y celebrarnos de haberte conocido y siempre invocando el sol negro de la poesía, como me lo enseñas hoy todavía, en este momento en el que tú libro, La Doble Estrella hace y continuará haciendo en mí Carro Triunfal del Antinomio, su trayecto meteórico indecible. 1. HUGNET, Georges. La aventura dada. Madrid. Ediciones Júcar. 1973. Pág. 111. 2. El Mundo Semanal. El Mundo. Medellín. 28 Febrero. 1981. Pág. 4.

Medellín, 14 Diciembre 2010. Día de San Juan de la Cruz, Santo Patrono de los Poetas

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José Luis Sampedro

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l escritor español José Luis Sampedro azuzó a los jóvenes a indignarse y reaccionar. Ahora les pasa el relevo. El economista, literato y pensador, de 94 años, cree que el capitalismo se acaba y la actual “barbarie” del mundo dará paso a un nuevo sistema. No nos oye llegar. Está de espaldas frente al ventanal. Es mediodía, la luz entra a chorro y su figura se recorta contra el azul intenso del mar al otro lado del cristal. Un claroscuro perfecto: los pelos de punta, las orejas despegadas, la espalda recta, la diestra arañando un folio con un bolígrafo. La viva imagen de la introspección. José Luis Sampedro no es un hombre de acción. Al menos en sentido estricto. El pensamiento, la reflexión y la contemplación han sido a la vez su alimento y su legado. A sus 94 años, sordo y aquejado, que no quejoso, de diversos males de su

edad, escribe todos los días. Así, a mano, con el papel apoyado sobre una tabla, compuso el prólogo del célebre Indignaos -de Stéphane Hessel y un capítulo de Reacciona, los ensayos que han espoleado el Movimiento 15-M. “Mi única ambición ahora es morir como un río en el mar. Ya noto la sal” “Esto acaba por degradación moral. Hemos olvidado justicia y dignidad” “Me pueden apartar y jubilar. Pero no me pueden jubilar de mí mismo” Nos encontramos en su apartamento alquilado en la misma arena de la playa de Mijas (Málaga) días antes de que los indignados tomaran la Puerta del Sol. Se le veía frágil. Un gigante de metro noventa todo piel y huesos y ojos transparentes clavándose en los del prójimo. Un místico. Pero un místico lúcido. Y ena-

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morado. Su esposa, la escritora Olga Lucas, 30 años menor, le sostiene en todos los sentidos. Ella es sus oídos, sus ojos y sus antenas. Pero el que piensa -y el que actúa pensando- es él. Juntos firman Cuarteto para un solista (Plaza y Janés), la “novela de ideas o ensayo novelado” que publica ahora y que constituye su testamento intelectual. Quisimos verle de nuevo para saber cómo saludaba, por fin, la reacción de los jóvenes. No fue posible. El celo de Olga le protege del mundo. Quizá de más. Pero gracias a ella está vivo, o eso dice él. ¿Cómo ve el mundo desde aquí? Nuestro tiempo es para mí, esencialmente, un tiempo de barbarie. Y no me refiero solo a violencia, sino a una civilización que ha degradado los valores que integraban su naturaleza. Un valor era la justicia. Dígame si Guantánamo o lo que pasa en China es justicia. Se juzga a la gente en virtud de la presunción de culpabilidad. Todo eso del ataque preventivo, un nombre eufónico para hablar de la ley de la selva. En 2000 años, la humanidad ha progresado técnicamente de forma fabulosa, pero nos seguimos matando con una codicia y una falta de solidaridad escandalosas. No hemos aprendido a vivir juntos y en paz.

En su libro, los cuatro elementos: tierra, fuego, agua y aire, se reúnen para lograr la supervivencia de los humanos. Sí, porque el hombre los está olvidando. Los cuatro se preocupan porque, al alejarse de ellos, se aleja de su naturaleza.

dos peculiaridades: la palabra, y con ella el pensamiento, las ideologías y las creencias. Y la sensación de superioridad, pensar que es inmortal. Eso es lo que los cuatro no reconocen. Una cosa es la vida espiritual, incluso el sentimiento de que hay más allá, y otra las religiones con funcionarios que las explotan. Cuando el hombre se cree por encima de la naturaleza, piensa que puede transformarla, iluso. ¿Qué le sugiere que en el siglo XXI se declare santo a Juan Pablo II, fallecido hace cinco años? Hay una gran diferencia entre verdad y creencia. La verdad es la que podemos comprobar, y las creencias pertenecen a la zona imaginaria.

Se ha creído más de lo que es, se piensa por encima del cosmos. Los cuatro dicen: mientras crean en nosotros, serán humanos. Si no, peligran. Dice que el hombre es al universo lo que la neurona al hombre: una célula pensante, pero una más. Dentro de mí hay millones de células como dentro del cosmos hay millones de seres. El hombre tiene

Pero esa creencia articula la vida de millones de personas. Y conduce a la idea de que hace falta una administración para entretener las almas, repararlas si se deforman, asegurarles si hacen todo bien un asiento en el paraíso. Para determinar nuestra conducta, las creencias son más importantes que la verdad. Y los que creen en esa inmortalidad hacen bien en comportarse según ella. Lo que hacen mal es exigir que los demás lo hagan. Obviamente, no es creyente. Yo no puedo decir si hay Dios o no. Creo que no, pero no tengo seguridad. Ahora, tengo

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la seguridad de que el Dios que nos vende el Vaticano es falso, y lo compruebo leyendo la Biblia con la razón y no con la fe. Cuando creemos lo que no vemos, acabamos por no ver lo que tenemos delante. En su vida habrá habido gozo y sufrimiento. ¿No envidia la paz de los creyentes?Esa es una de las razones por las que existen religiones, hay quien se cree a

los dioses porque se ve inseguro ante el mundo. Además, todos tenemos necesidad de afecto, y pensar que hay alguien que nos protege es consolador. Pero mi actitud de no usar ese consuelo también. Mire, yo estoy a punto de morirme y estoy tan tranquilo. Gracias a ella [mira a su esposa], que me da una enorme

tranquilidad y a la que le debo la vida. Si no fuera por ella, yo estaba muerto hace tiempo. ¿El amor es el consuelo del agnóstico? La gente suele identificar el amor con el hecho de hacer el amor, y piensa que a mi edad no tiene sentido. Claro que lo tiene. La compenetración, el afecto, el saberse sin hablar. Para mí, eso es más que siete Nobel. El goce de la vida no es cuestión de cantidad, sino de sensibilidad, intensidad, compenetración. La ternura da una intensidad profundísima. Y para eso no necesito el alma, tengo la mente. El cerebro, a base de combinar ideas como hace, peor, un ordenador, construye un mundo mental que da las sensaciones que se atribuyen al alma. Yo tengo memoria, algún entendimiento y voluntad. El mundo es energía. Todos tenemos una chispa. A lo que llaman alma, yo lo llamo mente. ¿Y frente al miedo a la muerte? Frente al exterior que no podemos conocer del todo hay una actitud de inquietud e indefensión. Eso nos lleva a decir: voy a transformar el mundo,

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como dicen ahora. Yo no pretendo cambiarlo, sino estar en armonía con él, y eso supone una vida que cursa como un río. El río trisca montaña abajo, luego se remansa, y llega un punto, como estoy yo, en que acaba. Mi ambición es morir como un río, ya noto la sal. Piense en lo bonito de esa muerte. El río es agua dulce y ve que cambia. Pero lo acepta y muere feliz porque cuando se da cuenta ya es mar. Ese es un consuelo. No necesito la esperanza de un personaje que me acoja. Admito que haya más allá, pero no un señor pendiente de José Luis. Y que lo mande al cielo o al infierno. O que diga, a este lo pongo en coma y lo tengo así seis meses. Eso no es vida humana, eso es ser una coliflor. Pero hay quien dice: Dios es el dueño de la vida, y hay que agradecerle y dedicarle mi sufrimiento. Pero, bueno, ¿qué creencia tiene quien piensa que Dios se regocija con el sufrimiento? Esas ideas me parecen monstruosas. Estar contra la eutanasia, con garantías, me parece de una irracionalidad propia de una mentalidad primitiva. ¿Ha hecho testamento vital? No, pero ella [su esposa] sabe que, llegado el momento, quiero que me dé el potingue. [Interviene ella: “Sí, pero tienes que hacerlo, no quiero ir a la cárcel”]. Lo haremos. Hay que aceptar que acabamos. A mí me han dado la vida, quien fuera, y he procurado hacer lo que debemos hacer todos, vivir. Pero vivir siendo quienes


somos, solo así alcanzaremos el máximo nivel. Para mí, el desarrollo de un país no es que se ponga a la altura de Estados Unidos. Es que desarrolle sus posibilidades al máximo. Yo fui una semilla, y he tratado de ser yo al máximo. No sé si mi obra es buena o mala, lo que digo es que la hice lo mejor que pude. Como neurona, he tratado de incorporar la mía a los demás, porque somos todos juntos y un hombre solo no es nada. Dicen que China está a punto de superar a Estados Unidos en desarrollo. El desarrollo está pensando en la rentabilidad. Lo importante no son esas tres palabras que ahora todo lo mandan: productividad, competitividad e innovación. En vez de productividad, propongo vitalidad; en vez de competitividad, cooperación, y frente a esa innovación que consiste en inventar cosas para venderlas, creación. Esa es otra. El arte es mercancía. Esos artistas como Hirst, que cogen una cabeza de vaca, le ponen un diamante y se forran. Perdonen, pero eso no me parece desarrollo. El desarrollo humano sería el que condujera a que cesaran las luchas y supiéramos tolerarnos. Y ser libres, pero todos, porque la libertad es de todos o no es. Decía usted: “¿Libertad? Vaya a un supermercado sin dinero y verá lo libre que es”. El mercado no da la libertad. La libertad es como una cometa. Vuela porque está atada a la responsabilidad del que maneja. Lo sabían los

revolucionarios franceses: libertad, igualdad, fraternidad. Hay que tener el pensamiento libre y crítico. Para ser yo, la poca cosa, la neurona que sea, necesito pensar con libertad. Con la libertad de la cometa. Mire las elecciones. Hay unas campañas fabulosas para inculcar a la gente lo que tiene que votar. Y como el poder tiene unos medios extraordinarios de difusión, que son de persuasión, logra que se vote a quien se vota y pase lo que pasa. ¿Y qué pasa?: ganan unas veces unos y otras otros. Pues mire, usted perdone que me extrañe de que la gente vote a un señor como Berlusconi. ¿Eso es porque la gente no piensa? Porque la gente no hace crítica, porque acepta la creencia que le proponen a base de bombardearle con los medios. Los titulares de los periódicos son efímeros, tienen muy poca importancia frente a cosas como Guantánamo, un insulto a la justicia y a la inteligencia. ¿Y de Japón? ¿Y de Haití? Del sida en África, o de la falta de educación, no habla nadie porque no interesa al poder, que es el que dispone de los medios, que dicen lo que al poder le interesa. Contra eso hay que indignarse, reaccionar y decir no. ¿Me está diciendo que los periodistas trabajamos a las órdenes del poder y el mercado? No todos. Los hay que se resisten y reaccionan. Pero incluso los que siguen la corriente lo hacen inconscien-

temente: eso que llaman la información es una parte de lo que pasa, ocultando todo lo demás. Como cuando en una biblioteca hay libros delante y no dejan ver lo de atrás. Lo hacen inconscientemente porque saben que eso es lo que vende. Ahora se sabe la audiencia exacta de cada noticia y existe la tentación de ofrecer lo que se pide. Claro, a mí me hacen muchas veces el elogio del ordenador. Estoy de acuerdo, pero si usted se acostumbra a consultar el ordenador en vez de pensar, acabará pensando lo que le diga el ordenador. Esto es parecido. El periodista sabe que o hace lo que conviene o se arriesga, y se lo piensa. Su protagonista es un viejo profesor internado en un sanatorio. Su psiquiatra dice que antes sus pacientes eran los deprimidos, y ahora, los ansiosos. ¿Eso tiene que ver con el progreso que nos arrolla? Eso me lo dijo mi amigo el doctor Valentín Fuster. Algo de eso hay. Fíjese en que cada vez dependemos más de las creaciones mecánicas y científicas. Piense cuánto tiempo dedicamos a usar máquinas. Yo no sé ni hablar por el móvil, no me interesa. Gracias a mi mujer, que se entera de lo que hay y me lo cuenta. Pero el mundo es el que es. ¿La alternativa es volver al pasado? Otra cosa que decía Fuster: vamos a parar y hablar del asunto. Pero no son capaces. Los que tienen poder quieren más poder; los que tienen dinero,

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más dinero; los banqueros que están forrados quieren sueldos más altos, y a la vez le dicen al obrero que hay que trabajar más y cobrar menos, ¡pero bueno! ¿Por qué no se para un rato la rueda y se reflexiona? Porque a los que mandan no les conviene, por eso no favorecen el pensamiento crítico, sino el transmitido por sus medios y por la educación, porque eso empieza en la niñez. Ahora lo de Bolonia es entregar la Universidad a los financieros e industriales. Y se estudiará lo que convenga para producir más. Algunos piensan que hay que estudiar lo que se precisa. Que de la pasión no se vive. Yo aconsejo que el chico haga lo que le guste, porque rendirá más y vivirá más feliz, aunque gane menos. Una razón por la que hay tanto paro es que nuestro boomestaba montado en esto [señala las torres de la playa]. Era especulación. Además se atrajo a una mano de obra que no está capacitada para nada más. Ahora cómo la trasladas. Fíjese que la productividad se consigue con máquinas, todo elimina mano de obra. El músculo no encuentra trabajo. Yo mismo ahora no sería capaz de dar clases porque no manejo el ordenador. Si hubiera sensatez, si nos educaran para ello, reaccionaríamos y diríamos: alto, paremos a pensar. Racionalicemos el crecimiento demográfico. En España somos los menos prolíficos del mundo. La reflexión la ha de hacer el mundo entero. Vamos a redistribuir la producción. El poder no quiere reflexionar porque no le interesa

cambiar. Mientras, se corrompe todo, el sistema se hunde, entramos en esta barbarie. Como pasó al final de Roma. Ahora viene otra sociedad. El sistema capitalista se ha terminado: ya no funciona. ¿Cuánto de vida le da? ¿Llegará a verlo? No se lo puedo decir, pero estoy seguro de que en este siglo se empezará a notar la imposibilidad de mantener el desarrollo y las políticas autoritarias de esta manera, que encuentran cada vez más resistencia, y habrá cambios profundos. Quizá la primera reacción del poder sea el autoritarismo y entraremos en un despotismo científico. En el siglo XVIII hubo un despotismo ilustrado, ahora habrá una situación en la que unos ricos selectos dispongan de todo el progreso mientras en África y Asia hay lo que hay. ¿La brecha científica separará a ricos y pobres? La ciencia está en manos del dinero. Pero las creaciones científicas se hacen con un propósito y luego tienen otras consecuencias. Internet ha permitido lo que llaman globalización: pasar el poder de los políticos a los financieros. Pero la globalización, al tiempo que ha permitido a los ricos dominar más el mercado, ha creado los foros sociales que pueden minarles. En el sistema está el germen de la disidencia. Claro, crea armas para otros, son consecuencias no deseadas de la técnica creada a demanda del poder. Ocurrirán cosas que no

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puedo prever, pero que conducirán a una situación distinta. En su libro parece que tenía previsto el terremoto, el tsunami y el desastre nuclear de Japón. Hombre, es que tiene que pasar. Lo que me sorprende del tsunami es que una técnica como la nuclear, avanzadísima y todo lo que quiera, sabe poner en marcha una central, pero no sabe pararla. Y pasa no solo en la técnica. El Gobierno americano es capaz de montar Guantánamo, y resulta que no es capaz de desmantelarlo. Que no se les suban tanto las campanillas a los líderes científicos y políticos. Tienen puntos débiles. ¿Qué le pareció la reacción del pueblo japonés ante la catástrofe, o los islandeses que han emplumado a los financieros? En Islandia ha ocurrido esto porque es un país pequeño donde hay la posibilidad de unirse, aquí no. Estamos divididos deliberadamente para que seamos menos eficaces. La civilización moderna trata de individualizarnos y decirnos: usted es un individuo, usted es el rey de la creación, usted elija, usted tiene derecho, usted tiene libertad. Si aquí se reunieran todos los jóvenes, pero todos, podrían hacerse grandes cambios. Pero no se harán, porque los del PP harán lo que les dicen, y los del PSOE harán lo mismo. ¿No hay también apatía y conformismo de la mayoría? Sí, porque al mismo tiempo que nos dividen y nos mantienen en la ignorancia, nos ofrecen


otros alicientes: el espectáculo, los festivales, el fútbol, y se desahogan por ese lado. Está todo montado también para ocultar lo que pasa detrás de la cortina. En cambio, nadie parece darse cuenta de que el señor Rajoy es el primer aliado de los que nos causan los problemas de crédito, porque dice en todos los foros que España está muy mal. La gente no reflexiona sobre eso, porque esa es una razón para no votar a esas personas que denigran a su país solo porque no son ellos los que gobiernan. Llevamos ocho años de Gobierno socialista. ¿No han estado a la altura? No, por una razón muy sencilla: no son socialistas. Es un Gobierno capitalista que pasa por socialdemócrata. El socialismo no habría privatizado Telefónica. Ahora anuncia que va a despedir a 8.000 obreros; si fuera del Estado, no lo haría. Y dirán: la empresa pública es menos rentable. Pero ¿para quién? Las empresas privadas dan más dinero para el director, no para los obreros. Y si viene otro Gobierno, será más capitalista aún. Los Gobiernos no evitaron la crisis financiera y los pueblos siguen votando a quien ha hecho las cosas mal. ¿Quiénes provocaron la crisis?: los banqueros. ¿Quiénes salieron antes?: los banqueros. ¿Quiénes siguen ganando mientras el resto está parado?: los banqueros. ¿Quiénes les manda?: el capital. Hablando de los trabajadores que ‘sobran’, la gente tendrá que trabajar para sobrevivir. Claro, pero si trabajan todos, tendría que ser en producciones de más baja rentabilidad. Y al

poder, eso le tiene sin cuidado. Mientras mande el capital, esto no tiene arreglo, pero entretanto se está erosionando el sistema por dentro. Habrá una gran reacción si sigue la cosa así, esto no puede continuar. ¿Esto va a explotar? Sí, esto se acaba. No le puedo decir cómo, pero lo estoy viendo, y además por degradación ética y moral, porque se han olvidado de la solidaridad, de la justicia, de la dignidad. La corrupción es que los hombres que han de gobernar se ofrecen en venta. El capitalismo lo convierte todo en mercancía. Somos naturaleza, y poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe. ¿Este libro es una especie de testamento intelectual? Bueno, aún estoy aquí y escribo cada día. Ahora estoy tomando notas pensando en hacer una

cosa breve, porque no puedo hacer planes para una novela. Quisiera hacer un librito sobre mi visión del mundo originado en el vacío, y en el vacío surge la energía. Siempre tiene las mismas obsesiones. Sí, sobre todo desde que empecé a despejar cosas que me habían enseñado y a ver al hombre como especie biológica, como un ser privilegiado, pero natural. ¿Cómo ve su vida desde sus 94 años? Yo me considero un inmigrante en esta España. La manera de ser se construye en la adolescencia. Yo me construí en la España de los años treinta. En el 36 tenía 19 años, empezaba a vivir. Y entonces vino la catástrofe. Soy un inmigrante que no puede volver a su país porque ha desaparecido. En la Guerra Civil estuve en los dos campos, pero la dictadura fue una

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monstruosidad, aún hay quien dice que se vivía con placidez, serían ellos. La Universidad fue decisiva, dar clase es para mí tan importante como la literatura y la economía. Luego vino la etapa de padre de familia. Tuve la desgracia de perder a mi mujer, y no pensaba casarme, pero quién se resiste [mira a su esposa]. Nos encontramos en el balneario de Alhama. Yo iba cada año porque tenía lumbago. Ella se fue a su sitio, yo al mío, nos escribimos y hasta hoy. ¿Uno se enamora de forma distinta a los 80 años que a los 30? En el fondo se enamora uno igual, los dioses cambian de ropa, pero así son los dioses. Y las diosas. Tuve esa suerte, y aquí estoy, feliz. ¿Cuáles han sido los placeres de su vida? Placeres sencillos: la lectura ha sido extraordinario. Con la música he disfrutado muchísimo, he tocado un poco el piano y el violín, pero sobre todo he escuchado, y ahora la sordera me priva de esto. La contemplación ha sido importante. Hablo muchísimo conmigo, me trato mucho. ¿Y discuten? A veces. La felicidad en gran parte es llevarse bien con uno, y luego con los que están cerca. Dice que esta casa frente al mar es su sanatorio de reposo mental. ¿Qué encuentra aquí? He comprado todo lo que se ve desde la terraza, sí, es mío. Usted se ríe, pero imagine que soy archimillonario y he adquirido ese trozo de mar, ¿qué haría con él? Pues lo mismo que ahora,

porque no tengo la obsesión de ser propietario, que es lo que hace que los ricos compren la vaca de Hirst. Lo contemplaría, pasearía y dejaría que la gente se moje, porque no me perjudica. Pero la gente quiere ser propietaria, porque quiere mandar, y quien posee una cosa quiere otra. Hace falta menos para vivir bien. ¿Qué es lo imprescindible? El afecto. Y quien no lo tenga, afecto hacia sí mismo, hacia la naturaleza, hacia un perro. Fuster, a los estresados les decía: cómprese un animal de compañía, aunque sea un loro, y hable con él. No se precisa mucho más. En este siglo de tantos inventos, ¿de cuál disfruta más? De los libros y la música. Me refería a algo de la modernidad. El ascensor es un gran invento. Si no tiene propiedades, ¿cuál es su patrimonio? Mis ideas, mi memoria, lo que tengo en la cabeza, lo que soy. Aprendiz de mí mismo, eso he sido toda mi vida. En el libro dice: “Me pueden apartar, me pueden jubilar, pero no me pueden jubilar de mí mismo”. Mientras me rija la cabeza y pueda ir al baño solo, estoy aquí tan campante. Ya lo he dicho: mi única ambición es morirme sin molestar. Pero no le veo triste. Por qué voy a estarlo, no puedo estar mejor para mi edad. Me refiero a ese Apocalipsis del que habla. Hasta hace poco pensaba que esta barbarie era

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una tragedia. Ahora creo que es una crisis de evolución de un sistema a otro. El cosmos no para de cambiar. Y lo mismo que ha inventado la vida y la cultura humana, inventará lo nuevo, el sistema que sustituirá al capitalismo. Yo tengo mi consuelo en mi manera de pensar, y acepto lo que se me viene encima. Por qué voy a estar triste, si estamos rodeados de milagros. Piense en un huevo. Un gran invento sin técnicos, sin científicos, sin nada. El huevo es una maravilla. Eterno aprendiz de sí mismo José Luis Sampedro (Barcelona, 1917) siempre aspiró a ser él mismo “al máximo”. Hijo de un médico militar, creció en Tánger (arriba, con cuatro años) y otras plazas a las que su padre fue destinado. La Guerra Civil le sorprendió en Santander con 19 años, cuando acababa de aprobar una oposición a funcionario de aduanas. “Hombre de orden”, fue movilizado por el Ejército de la República, aunque después se pasó al bando nacional. L a Universidad, a la que acudió de mayor y donde es catedrático de Estructura Económica, fue el germen de su disidencia intelectual y moral con la dictadura. Economía humanista es su obra más conocida en este campo. Escritor y académico, sus novelas El río que nos lleva, La sonrisa etrusca- han tenido éxito de público y se han llevado al cine y al teatro. En 2011 ha recibido la Orden de las Artes y las Letras.


Una gestión por objetivos Por: Federico Giraldo Valencia - Expresidente Sociedad Colombiana de Economistas

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i algún proceso intenso ha tenido el país en los últimos 25 años ha sido el de su creciente e irreversible urbanización. Pasamos de ser en los años 50 y 60, y por supuesto más atrás, una sociedad rural, a una citadina. Con el agregado positivo de que tenemos unas 20 ciudades intermedias, aunque la Capital concentra, por solo citar dos variables, más del 60% del Producto Interno y del empleo en el país. O sea, una acentuada concentración, cuyas tendencias parecen ser crecientes, de no existir políticas que orienten esa dinámica hacía la desconcentración. Bajo esta premisa elemental, vale la pena ponderar cómo también la evolución de los preceptos constitucionales y normati-

vos, desde la Carta Magna de 1991 hasta legislaciones específicas, se han orientado a establecer y desarrollar principios para “ modernizar “ nuestro ordenamiento territorial y adaptarlo a los imperativos descentralistas y autonomistas. Recordemos que el propio Emmanuel Kant en su célebre ensayo sobre la “ paz perpetua “ planteaba que esta es eminentemente federal, desde tiempos remotos. Recientemente la Ley 1454 del 28 de Junio de éste año, consagra las normas para la organización político-administrativa del territorio colombiano. Se suma entonces a lo ya preceptuado en los últimos años sobre elección popular de alcaldes y gobernadores, sobre planes de ordenamiento y planes plurianuales de inversiones, sobre

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política agraria y a la intensificación creciente del conflicto interno y sus factores determinantes asociados a actividades ilícitas de todo tipo, se ha producido en muchas regiones del país lo que los expertos califican como una “ captura “ de las instancias locales como Loterías, Sistemas de Salud, Regalías, Empresas Industriales y Comerciales y los propios cargos de elección popular como Alcaldías y Gobernaciones, por parte de sectores regulados por intereses particulares ajenos al bien común. Por decir lo menos. la redistribución de Regalías, recientemente aprobada, en fin, un conjunto de herramientas y recursos con las cuales las administraciones locales y sus poderes pueden y deben realizar lo que se denomina Gestión por Objetivos, en lo que esta Ley califica como construcción colectiva de país. Pasaron 20 años para que el Legislativo finalmente definiera este Estatuto. Investigadores de la talla del Maestro Falls Borda, que tantos aportes realizó a nuestras Ciencias Sociales, seguramente tendrían hoy en día observaciones a los alcances y a la efectividad con las que estas disposiciones puedan realmente “ conectar políticas públicas entre las escalas Nación-Departamentos- áreas Metropolitanas- Municipios y los recursos presupuestales correspondientes “. En el análisis propositivo de estas falencias debemos detenernos un poco, más ahora que se avecinan las elecciones “ territoriales “ del 30 de Octubre. Porque a la par del proceso de urbanización, surgido paralelamente al sistema UPAC de financiación de vivienda, a la ausencia de

En el panorama político-electoral sí que se reflejan y retroalimentan esas condiciones. Buena parte de los Partidos son empresas electorales, surgidas en la lógica de financiadores o contribuyentes de las campañas que esperan retribuciones del Estado por reposición de gastos y además contratos, nombramientos y prebendas. Así las cosas, se explica en buena medida el diagnóstico del párrafo anterior y, lo más grave, la crisis de la democracia real. Sin embargo, si algo tenemos cierto los colombianos es que subsistimos no obstante las contradicciones. Por ello podría decirse que tenemos un país de Regiones, pero de desarrollo desigual. Y en ese sentido la Ley en mención puede propiciar desarrollos positivos, dependiendo de los “ equipos “, de la transparencia, compromiso, mentalidad y prospectiva, con que los mandatarios logren trazar y ejecutar rumbos. Si algún factor ha faltado es precisamente “ visión “, es decir, perspectiva de mediano y largo plazo. Buen comienzo fueron los Planes de Desarrollo y los de Inversión, orientados a establecer objetivos y prio-

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ridades, pues de otra manera todo se limita a eso que los Economistas denominamos “ ensayo y error “, que es casi como decir, a pura intuición, o lo que muchas veces es peor, según el afán de los estrechos intereses particulares representados en los gobiernos. Si hay alguna dimensión ausente en estas dos décadas largas de desarrollos normativos territoriales es la de la participación. Se refleja en abstencionismo electoral, en indiferencia ciudadana e incluso en una pasividad cómplice frente a los asuntos públicos y su manejo. Consideramos que al Estado y a los Partidos les corresponde la principal responsabilidad en la superación de este déficit que sólo trae ilegitimidad, impunidad y corrupción. Y que impide precisamente construir democracia no sólo representativa sino participativa.

des con entes afines. Los Proyectos Estratégicos Regionales de Ordenamiento Territorial. Los Esquemas Asociativos o Contratos-Plan interadministrativos, la figura de provincias ( intra o interdepartamentales ), en fin, todas estas nuevas figuras de nuestro Estado Republicano Unitario, deben ser parte del debate y las propuestas ahora que los Candidatos en las distintas escalas presentan sus programas y estrategias. De esta forma podemos rediseñar lo que he calificado como “ globalocalización “, es decir, Ciudades abiertas a su entorno y dispuestas a internacionalizarse, en base a su Capital Humano, sus vocaciones productivas y de servicios, su digitalización, bilinguismo y conectividad y sus alianzas con empresas y sectores aca-

démicos, que contribuyan a superar el “ cortoplacismo “ de una Administración, por la perspectiva incluyente de varias generaciones. Y es allí donde nos volvemos a situar en la Ciudad y en la solución estructural de sus problemas prioritarios. Y este ejercicio exige no sólo diagnósticos sino consideraciones asociadas a recursos, contratación y rendición de cuentas. Esto último sí que resulta indispensable y está en la Gerencia Pública moderna reflejada en indicadores y en acceso a la información, a las ofertas de servicios por dependencias, a la contratación, a la ejecución de cronogramas, etc. ¡ Que la ciudadanía conozca y comparta la Hoja de Ruta de la Ciudad es un imperativo democrático ¡.

Teniendo esto claro, otra conclusión es que tenemos una brecha enorme entre ciudadanía y potenciales normativos, que sólo podrá superarse por una amplia pedagogía de lo público, especialmente entre las nuevas generaciones y la sociedad civil y sus organizaciones. Y ello compete a las instituciones políticas y por supuesto educativas y comunicacionales. Uno de los nuevos “potenciales normativos “es precisamente esta Ley 1454/2011 a través de la cual se puede “ redimensionar “el desarrollo y a la par que se consolidan las ventajas competitivas propias se proyecta la escala de las complementariedaISSN: 0123-238X • 19 Ciudad, revista de asuntos urbanos 27


La muerte de la conversación

Por: José Manuel Solá

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cabo de leer en internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos les decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los ring tones interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las mesas mientras hablan a gritos. La noticia me produjo envidia. Personalmente, ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y profunda, bebiendo café o chocolate, sin que mi interlocutor me deje con la palabra en la boca, porque suena su celular. En ocasiones es peor. Hace poco estaba en una reunión de trabajo que simplemente se disolvió porque tres de las cinco personas que estábamos en la mesa empezaron a atender sus llamadas urgentes por celular. Era un caos indescriptible

de conversaciones al mismo tiempo. Gracias al celular, la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso. Cada vez es peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido el pudor. Todo el mundo grita por su móvil, desde el lugar mismo en que se encuentra. No niego las virtudes de la comunicación por celular. La velocidad, el don de la ubicuidad que produce y por supuesto, la integración que ha propiciado para muchos sectores antes al margen de la telefonía. Pero me preocupa que mientras más nos comunicamos en la distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca. Me impresiona la dependencia que tenemos del teléfono. Preferimos perder la cédula que el móvil, pues con frecuencia, la tarjeta sim funciona más que nuestra

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propia memoria. El celular más que un instrumento, parece una extensión del cuerpo, y casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando pasan las horas y este no suena. Por eso quizá algunos nunca lo apagan. ¡Ni en cine! He visto a más de uno contestar en voz baja para decir: “Estoy en cine, ahora te llamo”. También puedo percibir la sensación de desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen en el avión que está a punto de despegar que es hora de apagar los celulares. También he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de los timbres más populares y todos en acto reflejo nos llevamos la mano al bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato. Pero de todos, los Blackberry merecen capítulo aparte. las personas se vuelven enajenadas y autistas. El Blackberry en

el escritorio. Un pitido que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de contestar de inmediato. Lo veo teclear un rato, masajear la bolita, y sonreír; luego mirarme y decir: “¿En qué íbamos?”. Pero ya la conversación se ha ido al traste. No conozco a nadie que tenga Blackberry y no sea adicto a éste. Alguien me decía que antes, en las mañanas al levantarse, su primer instinto era tomarse un buen café. Ahora su primer acto cotidiano es tomar su aparato y responder al instante todos sus mensajes. Es la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo, de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo virtual que terminará acabando con el otrora delicioso placer de conversar con el otro, frente a frente.

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El amanecer del neoliberalismo Keynes vs. Hayek Por: Sandra Russo

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propósito de la reunión en Buenos Aires de la Sociedad de Mont Pelerin, me puse a releer algunos párrafos de su fundador, el Premio Nobel de Economía 1974, Friedrich Hayek. Descubrí a la Sociedad de Mont Pelerin cuando estaba escribiendo Jallalla, mi libro sobre Milagro Sala. Paradojas. Buscando contexto para hablar de una organización social de excluidos que surgió en los ’90 en la provincia más pobre de un país salvajemente neoliberal, me topé con Hayek. Fue a través del libro Jujuy bajo el fuego neoliberal, editado en 2010 por la Universidad de Jujuy y compilado por

el historiador Marcelo Lagos, que accedí al pensamiento de la Sociedad de Mont Pelerin. Era un acierto de ese libro incluir un capítulo introductorio sobre los postulados de ese economista austríaco, era necesario pasar por Hayek para entender la pobreza jujeña. Se ha señalado en estos días que cuando Mario Vargas Llosa habla de la libertad, se refiere a la libertad de mercado, aunque hable de las libertades individuales, que son mucho más defendibles ante audiencias masivas. Después de todo, también la palabra “liberal” tiene sus yeites: en algún sentido, liberales somos todos los que no

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somos conservadores. El liberalismo inspiró a Whitman en su Canto a mí mismo. Pero la Sociedad de Mont Pelerin no habla exactamente de poesía. Para Hayek, el mercado era una “fuerza natural”. Habla de él hasta con cierta lírica, y no importa qué es lo que haya que sacrificarle: el mercado es un dios pagano que exige víctimas propiciatorias. Lo extremo del pensamiento de Hayek fue creer a rajatabla en la sabiduría de los movimientos intestinales del mercado, casi se diría que los confundió con una coreografía celestial. Sin insistir demasiado en la fe democrática, Hayek sí insistió en la idea de mercado como una matemática con leyes propias a cuyo ritmo las sociedades deben abandonarse: éstas son, más específicamente, “las leyes de la desigualdad”. Hayek defiende la desigualdad. Y cree que el Estado no tiene que hacer nada para remediarla. Ese es el paradigma neoliberal por excelencia, el que nunca se explicita, pero es la consecuencia, la experiencia, la memoria las que nos lo indican como certeza. Veámoslo a Macri. Pero Hayek era un intelectual y en consecuencia defendió su teoría sin los eufemismos que sus seguidores usan como máscaras, ya que ahora, después de la verdadera experiencia neoliberal –después de todo,

escalón, con algunos más adelantados que otros”, escribió Hayek. Si el Estado interviene para remediar la desigualdad, a eso lo llama “usar la fuerza”, y eso “destruye la libertad”. Y no hay peor enemigo del mercado que la organización social de cualquier tipo. La gente no tiene por qué andar organizándose, y los políticos no sirven para mucho: Hayek decidió que sus seguidores serían intelectuales, economistas, escritores. Hayek trabajó sólo teoría–, si hicieran campaña diciendo la verdad, nadie los votaría. Ese es el verdadero problema de esa ideología ante las democracias populares latinoamericanas. No los “populismos”. El pensamiento que nació al fragor histórico de los Estados nazi, comunista o fascista, necesita siempre tener enfrente un eje autoritario para erigirse en defensor de la libertad. Y, en rigor, cualquier Estado que defienda a los débiles es para ellos autoritario. El deber del buen Estado neoliberal es privatizar, no estatizar. Y su fortaleza es la impiedad. “El rápido progreso económico parece ser en gran medida el resultado de la desigualdad, y resultaría imposible sin ella. El progreso a tan rápido índice no puede proseguir a base de un frente unificado sino que ha de tener lugar en forma de

Una breve digresión: la prueba y efecto del Pensamiento Unico, y el dispositivo de transmisión de poder que puso en marcha Hayek, es el caso de Aznar y Rodríguez Zapatero, o los partidos a los que representan, el PP y el PSOE. Aznar forma parte de la Sociedad de Mont Pelerin. Zapatero no, pero aplica las recetas neoliberales y España parece tener un gobierno socialista, pero qué importa. Vargas Llosa ahora votará por Humala, que parece de izquierda, pero qué importa: la apuesta siempre será neutralizar a la política, infiltrarse en la realidad como “una fuerza natural” contra la que no se puede hacer nada. Hayek concibió un orden económico defendido por economistas e intelectuales para prescindir de la política. Ese es el espíritu de la Sociedad de Mont Pelerin, el nombre de la estación suiza en la que mantuvieron la primera reunión, en 1944. Entre los pre-

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una letra que hace constar sus fuentes bibliográficas. El estribillo es: (Juntos) Hemos discutido al revés y al derecho por más de un siglo. (Keynes) Yo quiero dirigir los mercados. (Hayek) Yo quiero liberarlos. (Juntos) Hay un ciclo de auge y contracción y buenas razones para temerlo. (Hayek) Culpa a los bajos intereses. (Keynes) No... Es el espíritu animal. En 1974, Hayek compartió el Nobel de Economía con el sueco Gunar Myldar, un inspirador de Keynes. En los ’70, cuando el neoliberalismo ya era aplicado en varios países en democracia y en dictaduras, Myldar renunció a él, y pidió que se anulase el Nobel de Economía. En la ocasión, acusó a Hayek de “carecer por completo de conocimientos epistemológicos”. sentes estaba el joven Milton Fridman, a su vez Premio Nobel 1976, y quien se cargaría luego todos los dudosos laureles de la aplicación del neoliberalismo. Aunque en su época existían realmente los enigmas de los regímenes totalitarios, Hayek demostró desde un principio que el suyo era un pensamiento tan radical que no podía virar el eje: pronto se convirtió en el principal detractor de las ideas de otro economista que buscaba respuesta para la Gran Depresión y cuyas ideas fueron las elegidas para dar vuelta la página histórica con el New Deal y luego con el Plan Marshall. El gran duelo económico y político de los años ’30 lo mantuvieron Friedrich Hayek y John Maynard Keynes. Se me ocurrió googlear Hayek vs. Keynes, y lo que saltó fue un rap. Increíble. Lo produjo John Papola, un creativo ex MTV y Nickelodeon que ahora trabaja en Spike TV. Es un rap educativo, y con

En el fondo de esa objeción está el reproche por el fanatismo acrítico a las leyes del mercado, la sobreestimación de la economía y el desprecio por la política, especialmente por aquella que se piense como herramienta igualadora. Hayek no negó el “espíritu animal” del mercado, su salvajismo, la inercia en la que el grande se come al chico. Pero lo avaló, argumentando por ejemplo que muchas veces los países crecen gracias al desempleo, y que en consecuencia el Estado no debe hacer nada para evitarlo. Lo enmascaró con su idea de la libertad, de un modo que hoy suena brutal y pueril: “Cada hombre es libre de morirse de hambre”, aseguró. El debate Keynes Vs. Hayek no está saldado. Lo demuestra la Sociedad de Mont Pelerin en Buenos Aires, y Vargas Llosa hablando de la libertad. Es bueno saber de qué habla Vargas Llosa cuando habla de libertad.

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“La revolución es inevitable y será ecológica; la gente quiere menos capital y más bienestar” Vandana Shiva, en un momento de la entrevista. Ana Torregrosa

Premio Nobel Alternativo y ponente del Festival Rototom. Inspirada por personajes como Einstein o Gandhi, física nuclear y filósofa, esta ambientalista india rechaza la energía nuclear por ser contaminante e inventada para matar. Defiende la ecología como parte inseparable de los derechos humanos y sigue creyendo más que nunca en una alternativa al brutal capitalismo basada en el amor y la no violencia. Por: Nacho Martín Castelló

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i hay algo que alguien recuerda la primera vez que habla con Vandana Shiva es su sonrisa cautivadora, asombrosamente constante, siempre dispuesta a compartir los pequeños secretos de la felicidad; esos que hacen que este mundo siga mereciendo la pena.

naturales: petróleo, minerales, agua... Y si alguien no respeta la tierra, tampoco puede respetar los derechos humanos. Todo el mundo tiene derecho a los recursos naturales.

¿Puede la ecología parar las guerras?

¿Existe alternativa al capitalismo? La mayoría del mundo sobrevive fuera del capitalismo; en mi país, el 95% de la población. Y la mayor parte de la historia de la humanidad no ha tenido capitalismo.

¡Sólo la ecología puede parar las guerras! Porque las guerras se hacen por recursos

Pero el capitalismo de los países occidentales sí influye en el resto del mun-

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do, para bien o para mal.... En los últimos 50 años la parte mala se ha hecho más grande. En vuestros países, el capitalismo tenía una cara social y ello ha llevado a muchos a desistir en su lucha contra él. Por eso pasa ahora lo que vemos en crisis como la de Grecia, España, Irlanda o Islandia, y estos son sólo unos pocos de los primeros países donde pasará. También está pasando en Inglaterra. En nuestro mundo, el capitalismo entra y te roba la tierra, con su cara más brutal. En el vuestro la crisis ha hecho que el capitalismo se quite esa careta social y empezáis a vivir el capitalismo brutal. En Grecia creen que han empezado una revolución que liderarán con España e Italia para cambiar el mundo, aunque aún no saben cómo... Visité la Puerta del Sol y veo que el 50% de la población han sido expulsados por el sistema económico, un 49% de desempleo entre los jóvenes; que es como decirles «no tenemos sitio para ti en el sistema». Hay gente tirada en las calles, hay inteligencia en la calle, y va a buscar un cambio. Es inevitable esa revolución; no puedes excluir del sistema al 50% de la sociedad y esperar que nada ocurra. Lo que va a ocurrir no dependerá del sistema financiero. La gente quiere menos capital y más bienestar. Sea cual sea el cambio será ecológico y sostenible. No es ninguna utopía vacía. Es un imperativo ecológico y social. En los 70 usted se abrazaba a los árboles para evitar que los talaran.

¿Debería la gente abrazar árboles más a menudo? La gente debería abrazar más a menudo todas las cosas valiosas. Los árboles son valiosos, el suelo es valioso, los niños lo son. Tenemos que declarar con amor: «¡tú no vas a destruir estas cosas valiosas!». ¿Por qué ecología y derechos humanos están vinculados? La ilusión de la filosofía mecanicista y el capitalismo han intentado meter en nuestras mentes que están separados y que no somos parte de la naturaleza. Lo cierto es que el capitalismo financiero crece, pero el bienestar humano no. Las cosas más básicas vienen de la tierra. La energía nuclear es la más cara y peligrosa y aún nos dicen que es limpia y segura. La fast-food está destruyendo nuestros bosques y matando nuestros cuerpos, desconecta nuestro cerebro para que no pensemos y no elijamos; los fertilizantes contaminan aguas y con los transgénicos estamos contaminando y destrozando la diversidad de miles de especies para que alguien patente un monocultivo. ¿Qué significa para usted no-violencia? ¿Cree que la Satyagraha de Gandhi (lucha pacífica) es posible hoy en día pese a la violencia de los gobiernos? El principio de la no-violencia es no dañar ni a la tierra ni a los seres vivientes. En India estamos aplicando la Satyagraha de Gandhi con la defensa de

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las semillas; y en las calles de India se está practicando noviolencia contra los políticos corruptos. Y sí, los gobiernos son más violentos porque la globalización capitalista exige una acción militar violenta. Hay gente que muere, pero si tu respuesta es coger una pistola te aseguro que ya habrás perdido, porque los ejércitos capitalistas tienen más armas de las que tu nunca podrás llegar a tener. La no-violencia es más ética, efectiva y evita que se criminalice a un movimiento. Desde el miedo no lo puedes hacer, sólo con amor, también es una cuestión de conexiones... y el momento mágico llega. ¿Es la falta de contacto con la naturaleza la causa de tanto estrés, infelicidad, depresiones...? Tiene incluso un nombre: Desorden por Déficit de naturaleza. Se ha comprobado con mucha gente que se pone bien nada más tener contacto con la naturaleza. ¿Cuál es su mayor lección aprendida? Que no hay una fuerza más potente que el amor. Como ejemplo te puedo decir que estoy aquí con mi hijo. Soy madre soltera y la mayor parte de las cosas buenas que he hecho han sido guiadas por mi amor por él, por mi deseo de que tenga lo mejor. Podría haber sido una persona enfadada y descontenta, pero he hecho del amor un enriquecimiento para mi vida.


La metáfora de la guerra en la ciudad (Necrópolis, la última novela del escritor colombiano, Santiago Gamboa) Por: Antonio Arenas B antonioarebe1@hotmail.com

“Toda guerra de liberación es sagrada, toda guerra de opresión es maldita”

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Lacordaire

os agentes de la globalización y las nuevas relaciones de poder siguen las pautas del mercado de los bienes de consumo que sitúan la guerra como una estrategia de seducción y la instalan en la conciencia de los sujetos causando miedo, intimidación o euforia. Los encantos del conflicto bélico su persuasión y la publicidad nos hacen sordos frente a la realidad social. Estamos confinados en las ciudades para impedir los desmanes de la guerra. La forma en que la gente vive con el miedo y la angustia, se vuelve parte de la solución de las contradicciones existentes de una sociedad acorralada por las armas y los artefactos bélicos. Nos vemos obligados hacer uso de nuestra razón e inteligen-

cia. Hay que tener el valor de servirnos de nuestra propia razón. No razonar, ni pensar la guerra, ni hablar sobre ella, se constituye en un disfrute que mantiene el olvido. Hoy vale más el grito a la guerra, que el diálogo sobre la convivencia y las formas racionales de resolver los conflictos. La guerra urbana está sujeta al tiempo, y se sustenta en el tiempo, por lo que no se quiere renunciar a ese mecanismo. No se sabe necesariamente donde va finalizar el conflicto, hay que hacer del diálogo un principio efectivo, aún las cosas sucedan. En el interesante libro: “La sociedad sitiada”, Zygmunt Bauman nos habla de cómo, la sociedad y el Estado están cercados por la globalización, la guerra y la biodiversidad. La sociedad

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duo ante la guerra no es más que un paria o un desplazado en el mundo globalizado. Es ineludible entonces, leer las guerras contemporáneas en los contextos globales y en las lógicas de reconocimiento, asimetrías y la vocación beligerante.

tiene la tendencia a desaparecer, las instituciones políticas son confinadas, geográficamente y atadas al suelo de las ciudades e incapaces de hacer frente a las oleadas de violencia. Este sociólogo postmoderno estudia la política global, las políticas de vida y la velocidad sobre la lentitud y lo sólido en los seres humanos y de cómo todo esto se desvanece en una sociedad líquida. En sus interpretaciones examina la guerra y establece la frontera global, las batallas de reconocimiento, las guerras asimétricas y la guerra como vocación, para concluir que, todas ellas son un absurdo derivado de la globalización, libradas en las circunstancias globales y a la medida del mercado global y no de un pequeño territorio. Dice Bauman, que lo que está en juego es el principio mismo de territorialidad y su abolición. Afirma además, que las partes en conflicto ayudan, de una u otra manera, a consolidar la “nueva extraterritorialidad” de las personas. Es decir, el indivi-

La novela Necrópolis del escritor colombiano, Santiago Gamboa, pretende ser “la Metáfora de la guerra”. La idea de una sociedad sitiada. La ciudad de Jerusalén, acorralada por la guerra. La ficción es desigual y contada de manera lineal, con visos reflexivos y una carga ideológica frente al conflicto humano presente. La peor lacra que amenaza con desaparecer la sociedad es la guerra. La urbe descrita se compone de un conjunto de destinos individuales, sin vínculos ni acciones colectivas. Personajes, acciones, existencias asimétricas que sólo se acoplan por la guerra y una invitación a un congreso de biógrafos. La fábula de Santiago Gamboa, no va más allá de 450 páginas y está construida como una maraña de (13) cuentos o novelas cortas, que confluyen en una misma historia con un final feliz, místico y lejos del ruido de la guerra y todo lo citadino. El tema fundamental de la novela es la guerra; mejor, una ciudad milenaria y devota circundada por la guerra. Jerusalén es el infierno urbano de la conflagración de las vidas y de lo carnavalesco de la existencia humana. El miedo, la amistad, las violencias urbanas son cruzadas por el sexo, la droga, y la pornografía de consumo masivo. Coexiste en la novela

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un narrador-autor, mejor “un escritor colombiano” que, relata la farsa humana y va detrás de cada personaje en busca de su historia, su vida, sus intrigas y secretos. Guerra, sexo, porno, drogas y un suicidio. Todo es como una inmovilización líquida. La ilusión que reconstruye un mundo actual, Se ve así la humanidad constreñida por los males actuales. Las irregularidades de unas vidas narradas en medio del conflicto Israel- Palestino. Hay ironía en la muerte de un pastor evangélico, que fue drogadicto, criminal en conversión y bienaventurado. Se suicida en medio del congreso en un acto teatral exagerado. Hay sátira en una bella actriz porno, Sabina Vedovelli, salida de la nada y con un pasado de drogadicción y violaciones. Enseña sobre el placer y el goce del cuerpo por medio del video porno y su escultural cuerpo de hembra postmoderna. Habla sin rodeos del sexo, del amor por el cuerpo y el placer carnal. Hay también un librero y biógrafo francés (Edgar Miret Supervielle) que relata, con sarcasmo, las peripecias y el juego de su vida. Un empresario judío colombiano (Moisés Kaplan) que huye de la guerra. Una periodista extranjera que conjuga el placer de los vicios urbanos. Un escritor invitado al azar a un congreso de biógrafos, unas mujeres compañeras y cómplices de hombres bienaventurados. La paradoja consiste en que el escritor convaleciente, no había podido escribir hasta ser invitado al “congreso”. Todo ocurre en el aparatoso hotel: el “King David” en la venerable


ciudad de Jerusalén. Dos espacios sitiados por la guerra. Cada asistente al congreso expone al público sus ideas. Estallan las bombas y el desastre es total al final de las conferencias con la confabulación y suicidio de José Maturana. El escenario parece derrumbarse, la gente se refugia en los silos y surge la anarquía, el miedo y la zozobra. ¿Qué sentido tiene un congreso de biógrafos en medio de la guerra? Vaya sarcasmo. Burla y comedia. ¿Quién era realmente José Maturana? ¿Un doble personaje? Los relatos de las vidas representan, en la ficción una cadena de artificios que el lector va hilando a lo largo de la historia. En los umbrales de la contemporaneidad, en las ciudades, lo que brota es la violencia, esta es la principal incertidumbre que afrontan las personas. Las dificultades que en una sociedad genera un estado de guerra son prácticos, no son abstractos, ni obtusos. La destrucción, la muerte, los miedos, las separaciones de improviso, la protección de la vida, las muertes colectivas o selectivas, el desarraigo, el desplazamiento, las vidas que se van y no vuelven, lo incierto del día a día. La guerra es la peor peste de la humanidad. Actúa como una fuerza ciega, fatal; produce en los humanos una conducta de aprensión aleatoria que desafía todas las expectativas de la vida y el uso de la razón. La guerra es el caos total, el reparo, la perplejidad. Un juego de fuerzas desconectadas y descontroladas que proceden sobre la sociedad y acentúan el poderío de los imperios, impone

ideas arbitrarias y afianza el poder de los países desarrollados. En la guerra quienes pierden casi siempre son los niños, las mujeres y los viejos. Necrópolis, como cementerio urbano no es más que un resultado de la realidad social. Un concierto de los vicios actuales. En la nóvela Necrópolis, el” congreso de biógrafos”, es un simulacro para contar los horrores de la guerra y la hipocresía de las sociedades. En la historia el contexto es el conflicto y no la oración, la palabra escrita o hablada. El goce y la felicidad no existen y cada ponente en el congreso emite un discurso ficticio y el destinatario no será el lector, sino la humanidad. La invención es la reminiscencia del presente. Podemos preguntarnos: ¿es esta una historia verdadera? Ah todas las guerras, dicen ser verdaderas y por una causa justa, pero imperecederamente ocultan los intereses de los poderosos. Las guerras de ayer y de hoy, son las raíces de un incansable horror y repulsión ante el exterminio de vidas. Guerras inútiles, sin soluciones finales. En la guerra, al igual que en la novela Necrópolis, las identidades individuales se pierden, sólo queda el miedo y la desdicha. La turbación y la violencia se trenzan hasta el punto de resultar inseparables. En toda guerra se pierde la razón, la cultura y la memoria. Quien pierde la memoria colectiva, pierde la identidad, el presente y el futuro. La guerra es una complicación que supone cierta perplejidad. Un no saber qué camino coger. Al igual que los desastres naturales queda mu-

cho por enmendar. En la novela Necrópolis, la expuesta guerra es ficticia y somete a la diatriba la coexistencia humana. Se asume la guerra con sospechas y sin discusión, la conflagración es un acto humano atroz. En la ficción hay juegos, me refiero a juegos del lenguaje, a los juegos de ajedrez, de pornografía y juegos de consumo, de sexo y droga; como formas de evasión. Juegos de vida, parodias de existencias inútiles, similitudes y amistades. La invención literaria se apoya en entramados textuales, en la interposición de unas voces; en las frecuencias de varios personajes, la intromisión de un narrador como ejercicio complementario al lector. La novela, no es más que una habilidad literaria que coopera en la actualización del miedo y la angustia. El lector de Necrópolis, entenderá que el mundo es real y no se evade con la droga o el sexo. La violencia no es perfecta y no poseerá circunstancias de felicidad establecidas en ninguna parte del mundo. La “extraterritorialidad” toca con las personas, el exterminio humano y la depredación de la naturaleza. Se habla de una ciudad sitiada por la guerra y, cualquiera que sea su intención, aún se imagine el final como una isla, un lugar pertinente, lejano, feliz. Los sujetos y su naturaleza mortal sentirán la pérdida. Leer la novela, Necrópolis no es más que un pliegue de la experiencia humana. Esa búsqueda de un reposo imposible o inalcanzable en la sociedad sitiada por la guerra.

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Botellas de agua traen luz a los filipinos Por Yahoo! Noticias

¡Y se hizo la luz! No hizo falta un proyecto complejo de tendido eléctrico, ni quemar miles de litros de combustible. Una simple idea ha permitido atrapar la potencia del sol en una bombilla para alumbrar las desvencijadas y oscuras viviendas de una comunidad humilde en Filipinas.

L

a lámpara no es más que una botella transparente de plástico rellena con agua purificada y lejía, que se inserta en orificios abiertos en los techos para aprovechar la luz exterior durante el día.

Con el uso de energía 100 por ciento renovable y materiales de fácil adquisición, la inicitiva mejora la calidad de vida y alivia el bolsillo de los filipinos, cuyos ingresos generalmente no sobrepasan los $18 al mes.

El efecto es sorprendente. Los rayos del sol viajan a través del envase y la mezcla genera una refracción brillante de 360 grados, que ilumina cualquier habitación con la misma intensidad de una bombilla eléctrica de 55 Watts, a un costo de $2 a $5.

El procedimiento es sencillo y no requiere mucho entrenamiento. Se llena la botella transparente de 1.5 litros con agua purificada, agregando 3 cucharadas de lejía líquida y luego se sella la tapa herméticamente. La lejía evita el desarrollo del moho en la solución, que puede durar hasta 5 años, mientras el agua destilada o purificada aporta mayor claridad.

El proyecto “Un litro de luz” de la organización MyShelter Foundation Inc. tiene la ambiciosa meta de traer luz a 1 millón de hogares tan pronto como el 2012, en un país donde el alto costo de la electricidad es una de las principales preocupaciones.

Una vez preparada la mezcla, se hace un orificio de 1 pulgada X 1 pulgada en una lámina de Zinc o fibra de vidrio, donde

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La bombilla solar es una innovación de los estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EEUU, y se basa en los principios de Tecnologías Apropiadas -”un concepto que provee tecnología simple y fácilmente replicable para satisfacer las necesidades básicas de las comunidades en desarrollo”. Hasta el momento ha traído beneficios a vecindarios de Brasil, México y Filipinas. se inserta la botella hasta la mitad. Luego se perfora un agujero similar en el techo de la casa y se ajusta con firmeza el artefacto, teniendo como tope la pequeña lámina. Finalmente se aplica un sellador potente para evitar filtraciones. Este es el resultado:

El proyecto ha despertado gran interés en la red por su originalidad e impacto social. Para conocer más detalles, hacer donaciones o registrarse como voluntario visite http://www. aliteroflight.org/, o las páginas de la organización en Facebook, Youtube o Twitter. Fotos cortesía de MyShelter Foundation Inc.”

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Vivienda social

Por: Luisa Fernanda Vergara Oviedo Estudiante 6° semestre arquitectura. Universidad Pontifica Bolivariana.

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ara nadie es mentira que en este mundo globalizado y desarrollista, se volvió primordial y casi único, medir el progreso de un país a partir del capital que entra o sale de este, del comportamiento de la línea consumista de cada persona, de cuantas multinacionales descaradamente entran al país para apropiarse y explotar, con permiso del gobierno, vastas áreas de territorio hasta agotar los “recursos naturales”; y deshumanizar la vida urbana, haciendo de la ciudad un conglomerado de adefecios descontextualizaos del territorio, sin carácter e identidad. Claro, edificios con una pobre calidad espacial, llevados a las arbitrariedad formal, donde cada autor desarrolla su obra

caprichosamente, edificios o más bien simples metros cuadrados construidos, replicando verticalmente desde un mismo plano, que más que emoción o poesía arquitectónica, parecieran ser la imagen del egoísmo y mediocridad de quienes se hacen llamar arquitectos. Porque, a fin de cuentas son ellos, los verdaderos maestros de cada obra, quienes deberían responsabilizarse y hacer valer su estatus de “personas cultas que saben de geometría”, o al menos acordarse del fin único de hacer arquitectura; generación de espacios a partir de la necesidad de una determinada población, integrando técnica, ética y estética. Pero, claro, está es la sociedad de la masificación, donde sentimos que progresamos

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si el país engorda; más es mejor, más es sentir que el gobierno sí está trabajando y aportando a las personas lo que ellas necesitan. Lastimosamente pocas veces se tiene un filtro para darse cuenta de que toda esta actuación, es una simple cortina de humo, para ellos poder demostrar que alguito hacen. La vivienda, la cual debería ser un resultado físico que le permita a las personas habitar espacios saludables y cómodos, es una víctima más de la especulación, estas poesías traducidas en espacios que eran las viviendas, son ahora meros productos materiales sin sentimiento, sin sentido del morar o habitar, sin espacios para deleitar el estar solos: mercancías que se negocian en el medio inmobiliario, donde mayor rentabilidad es materiales de menor calidad, más metraje construido, sacrificando espacios libres que hagan las veces de espacios públicos recreativos, más pisos, más viviendas vendidas, más dinero. Una ecuación que por donde se le mire el resultado siempre será cuánto dinero se ganó.

En el caso particular del proyecto de vivienda social que me encuentro desarrollando actualmente en la universidad, el objetivo principal es retomar temas, que justamente han pasado a un segundo plano debido a la mediocridad y ambición de constructores y arquitectos, y como tampoco todo es culpa de ellos, hay que decirlo por el poco espacio construible que queda en la ciudad de Medellín. Y darle a estos espacios la importancia que realmente estos merecen para el morar o habitar. El patio se vuelve el elemento a partir del cual se generan las unidades habitacionales, pero en este caso uno que se integra al espacio público; el andén y la calle, al mismo tiempo y por la manera como se integran las unidades, aparecen espacios totalmente públicos y abiertos hacia la trama urbana de la ciudad, y unos mas reservados pero de carácter colectivo, desarrollados en cada nivel del conjunto. La idea de patio no se entiende en este

Por esto es necesario entender que no diseñamos para nosotros mismos, que la arquitectura no es una balanza de egos, ni mucho menos un producto del cual se pueda sacar una rentabilidad económica, y que ella, al igual que el arte, es un lienzo para expresar lo que sentimos, un medio que es emocional, y se vuelve serio porque el resultado físico, será el lugar que tendrá que habitar con seguridad, comodidad y dignidad una persona. ISSN: 0123-238X •19

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caso como el espacio residual que cumpla funciones relacionadas estrictamente con el aseo de la vivienda, sino más bien como un lugar en el que confluyan las actividades sociales y recreativas que difícilmente se pueden realizar en muchos de los proyectos de interés social de la actualidad La imagen de las señoras tendiendo la ropa al aire libre, mientras niños juegan cerca de ellas, el encuentro de vecinos en la entrada de sus respectivas viviendas, jóvenes y ancianos sentados frente a las tienda conversación y una mirada de lo que pasa en la calle, un juego de parques en el espacio que se genera frente a la puerta de sus casas y cubiertas que se hagan productivas a través del cultivo.

Un imaginario del proyecto, donde se va mas allá de lo que se supone necesita una vivienda, mas allá de una simple distribución de espacios y metros, para volcarla hacia el exterior y poder entenderla como un conjunto de pequeños núcleos que necesitan de un espacio colectivo que las articule para permitir la sana convivencia de sus habitantes. Viviendas que no se pueden pensar sin entender su integración y relación con la ciudad y entorno inmediato, pues no son simples núcleos herméticos con espacios que responden a funciones especificas, en este caso se han ubicado en una zona de recuperación que le permita a los habitantes acceder con facilidad a servicios y equipamientos, a través de espacios libres que funcionen como actores de transición entre la vivienda y los elementos que ofrece la ciudad.

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Tres poetas… a la sombra de sus versos Por: Olga Lucía Echeverrig – Periodista cultural, realizadora radial y orientadora de talleres de iniciación en la escritura creativa de las bibliotecas de Comfenalco. e-mail : lostrabajosylosdías@yahoo.com

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ruman Capote el excelente escritor estadounidense dijo que todas las personas tienen la disposición de trabajar creativamente. Lo que sucede es que la mayoría jamás lo nota. Esta afirmación es muy cierta pero también lo es, que algunos de los que se consideran muy notados, es decir que se declaran “artistas” en cualquiera de las artes que existen, no son necesariamente los únicos que acompañan su vida al compás de la creación. Pues hay muchos seres humanos que incluso en oficios aparentemente nada poéticos, escriben, pues aunque sus labores sean pedestres y comunes ellos componen y cantan versos.

de sus afanes, trabajando la zapatería, la mecánica o incluso disfrutando del jubiloso tiempo de la jubilación. Sus libretas los acompañan hasta cuando duermen.

Hablaré aquí de las muchas personas que escriben cuentos y poemas por absoluta amistad con las palabras, casi como un vicio pues no pertenecen a círculos literarios, ni a tertulias, ni son amigos de ninguna editorial, ni tienen influencias, ni ínfulas de escritores, sencillamente viven y escriben. Casi en silencio y sin ninguna amargura por ello, pues no les preocupa la fama, ni el reconocimiento y muchos menos el prestigio pues son en el fondo más sabios que los que están al otro lado del río. Pues admiten sin reparos como una natural conclusión que eso de escribir en ellos es una absoluta locura. Como no tienen contactos con nadie que los publique, sus escritos están en cuadernos y libretas viejas en medio

Escribir creativamente es pues un derecho, y siguiendo con Capote “el que no imagina es como el que no suda; almacena veneno”.

Escriben allí a su ritmo, algunos diariamente, otros cuando pueden, pero siempre bajo el signo común de un trabajo creativo que les impulsa a escribir cosas buenas, regulares y malas como cualquier escritor, incluso reconocido. Las academias y los eruditos establecen cánones y categorías que a estos artistas poco les importa y no porque desamen su oficio de escribir-vivir. Si no porque sus escritos no compiten con nadie, son para ellos como su respiración.

Todo esto para presentar tres poetas anónimos para el gran público, pero conocidos para el árbol de la poesía que viene siendo como el mismo árbol de la vida. Tres poetas que viven a la sombra de sus versos, que escriben a cotrapelo de toda posibilidad mientras arregla motores de carros viejos en Bello como GUILLERMO SANCHEZ BOTERO de 69 años, o mientras hace y repara zapatos como ADOLFO VALENCIA MAZO de 64 años que en su zapatería cerca a la Placita de Flores, en medio de cueros y pegantes, le da vida

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a sus escritos o como el que descansa después de haber trabajado toda la vida en el pueblo con café, como es el caso de Don Bernardo Molina López de 89 años. Para ellos este pequeño tributo de reconocimiento a la poesía anónima que anda y vive sin afanes pero que de algún modo es hermana de la poesía universal, este homenaje es para los hombres y mujeres del común, que van a pie por la vida con trabajos duros, pero que a pesar de tener todo en contra se apropiaron de su derecho a escribir y exploraron su disposición creativa sin pedirle permiso a nadie. Y así

anónimamente como quien se acompaña de un perro callejero sus poemas viven y respiran con ellos. Yo he tenido el gusto de entrevistarlos y divulgar sus poemas desde el programa radial que realizo para la emisora cultural de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, 100.4 F.M que sale al aire todos los martes a las 8:30 de la noche, pero si algún amable lector de esta revista se animara a publicarles algo sería bienvenido y un regalo enorme para estos poetas andantes.

1. Poemas de Guillermo Sánchez Botero (Nació en Sonsón, (Ant.) vivió en Manizales por muchos años y allí tuvo un exitoso taller de mecánica automotriz. Actualmente vive en Bello, Antioquia y aunque su oficio ya no tiene la prosperidad de otros tiempos es poeta de nacimiento y con letras mayúsculas) AL CANEY - de Guillermo Sánchez Botero. Viejo café “Caney”, qué será ahora de tu esquina tu mesa y tus canciones… yo soy un esquinero que te añora borracho de dolor y evocaciones. Yo crecí en tus mesas cafetín de antaño y viví en tu esquina mis mejores años, yo soy de la barra del tiempo pasado: la de Arlex Valencia, “Chinga” y Jota Mario. Yo soy de esa barra que se fue esfumando buscando otros sueños y horizontes anchos yo me fui una tarde, casi sin pensarlo dejando mi novia mi casa y mi barrio. No hubo despedidas, ni abrazos, ni llantos, partí simplemente, sin rumbo, ni faro; trajiné senderos, conocí poblados y a golpes, la vida me fue modelando. Besé muchas bocas y gusté el amargo sabor de los besos del amor comprado, tuve ratos buenos, tuve ratos malos y me puse viejo sin saber ni cuándo. Y hoy, lejos de todo, solo, abandonado, aún tengo patentes tus recuerdos gratos: la barra, la esquina y “El Caney”, hermano, mesas y baldosas con olor a tango. 44 Ciudad, revista de asuntos urbanos 19 • ISSN: 0123-238X


POR QUE SÍ – poema de Guillermo Sánchez Botero. Yo escribo porque sí sencillamente porque a pesar de todos los consejos de mi madre y mi padre y mis parientes aspiré a ser poeta y quedé lejos. Por eso escribo yo, porque en mi mente algo que no es virtud sino complejo una locura tierna, intermitente me induce a borronar cuadernos viejos. Yo escribo por placer y no pretendo me elogie la crítica y no entiendo de asonancia, de métrica y de rima Engarzando palabras soy dichoso y cuento que soy Lorca o un Donoso sin importarme un chulo lo que digan. MAL DE BOTERO – poema de Guillermo Sánchez Botero Moreno como yo, medio bohemio médico especialista, descendiente de arriero bastante enamorado, de buen genio y un defecto gravísimo: es Botero Defecto que heredó del bisabuelo que perseguía con piedras los luceros y en vez de plata amontonó recuerdos para gastar cuando estuviera viejo Mirándolo de lejos no aparenta el toque de locura que atormenta a todos los que llevan su apellido Que los hace tornar impredecibles trajinar por senderos increíbles y gustar de placeres prohibidos. LAS COSAS SIMPLES poema de Guillermo Sánchez Botero Amo las cosas simples: café de sobremesa Los labios entre abiertos y el olor a cerveza Amo las cosas tiernas: la muñeca olvidada Y las cosas que fueron y que ya no son nada Amo la gente humilde que sufre y no se queja Las costumbres antiguas y las canciones viejas Adoro los recuerdos que me mantienen vivo La risa de los niños y los besos furtivos Amo a quienes me odian, siguiendo al Nazareno ISSN: 0123-238X •19

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El perdón es el arma con que atacan los buenos Adoro las mujeres, una me dio la vida Y aunque fue un desengaño la quiero todavía Amo las cosas tristes con gusto a despedida Los recuerdos que duelen y las copas vacías Adora los amigos que nunca me abandonan Aunque tengo defectos, me quieren y perdonan Amo las tardes grises y mi pueblo lejano A los que no me olvidan y a los que me olvidaron Amo mucho el dolor porque es la esencia Y es el principio y fin de la existencia Amo la soledad cuando preciso a solas dialogar conmigo mismo Adoro la tristeza, la pena, el desencanto Las esperanzas muertas y el frío camposanto Amo las ilusiones, adoro las quimeras Los sueños imposibles y la mujer ajena Amo, por fin, la vida, los sueños, la alegría Y esta fe que me empuja a luchar todavía 2. Poema de Adolfo Valencia Mazo (Nació en San Roque, Ant. se desempeña como zapatero de profesión, cerca a la Placita de Flores de Medellín y es poeta de corazón) HOJA DE VIDA- poema de Adolfo Valencia Mazo Yo soy Adolfo Valencia Mazo, para completar, nacido en humilde hogar, sinónimo de pobreza, mas tuve una gran riqueza que nunca pude gastar. Digamos para empezar que no asistió mi padre y cambio tuve tres madres que me dieron mucho amor. Nací sin inhibiciones, con algunas condiciones en el arte de pintar, también en el de cantar y en hacer declamaciones. Hice algunas incursiones en programas de teatro escribí varios relatos y también los dirigí, sin embargo estoy aquí ya viejo haciendo zapatos. Mis mencionadas riquezas son: la gran familia mía, mi salud y mi alegría y mi sensata conciencia. Eso me parece grato y siempre he sido feliz, y aunque mi materia gris me dio genio para rato, no hice el bachillerato, pero sí fui panadero, también estuve de hachero y en Socoda hice contrato. 46 Ciudad, revista de asuntos urbanos 19 • ISSN: 0123-238X


Trabajé en una farmacia, fue despensa de cocina, también barman de cantina y estuve pintando casas. Y como vengo de raza de paisas echaos pa’ lante, estuve de navegante en el río Magdalena, pescando en la noche plena, bajo estrellas titilantes. Me tocó hacer de labriego en cultivos de maíz, plátano y ajonjolí, de arroz y hasta fui vaquero. De las labores que ejercí las más fastidiosas fueron: caña, maíz y azadón, plátano y ajonjolí. Trabajé en topografía, midiendo y marcando trochas y gané bolos y lochas por brechas que en tierra abría. Empleado en un juzgado, me echó la moza del juez, así me tocó otra vez, volver a lo del pescado. Estuve cortando cañas y también sufrí el bochorno de estar atizando el horno con bagazo en una estancia. Como no tuve constancia para estar en un oficio me faltó un poco de juicio para poder progresar y entonces hube de optar por poner algún servicio. Alquilé un bar restaurante que tampoco progresó, estuve de profesor en el SENA y fui brillante. Sin embargo la constante que rige todo mi sino volvió y me cerró el camino, y entonces este “todero” se quedó de zapatero, pues ese fue mi destino. De toda esta trayectoria solo queda la experiencia y en mi tranquila conciencia, nada afecta mi memoria. Puede ser que esta mi historia a nadie sirva de ejemplo, satisfecho yo contemplo que a nadie daño le hice, pues aunque servir, yo quise, no soplaron buenos vientos. Dios me perdone si acaso, desperdicié mis talentos ojalá cambien los tiempos para aprovechar el plazo. Eso ha sido suficiente para sentirme contento del espíritu tan fuerte que me puso Dios adentro. 3. POEMAS DE DON BERNARDO MOLINA L. (Nació en Santa Rosa de Osos (Ant) y vivió por muchos años en Sonsón hasta que se jubiló con la Federación de Cafeteros de Colombia y aunque poeta natural, por razones de trabajo solo empezó a escribir después de jubilarse. Lleva desde entonces 29 años escribiendo y reencontrándose con ese llamado que sintió desde jovencito) PATRIA CHICA- de Don Bernardo Molina López Santa Rosa de Osos, preciosa por estar en la torre de una sierra, donde la Virgen seca sus rebozos y la historia poética se aferra. Donde la curvatura soberana, de un azul escrupuloso tiene nido, ISSN: 0123-238X •19

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y el tañir de cristal de una campana registra los valores que se han ido. Porque guarda el valor del antioqueño, que rompió el azadón en franca lucha; pero que continúa siendo dueño, de un amor nacional que no lo escucha. Porque ha tocado el cielo con las manos, de humildes leñadores y poetas; que cantan al dolor de sus hermanos, cuando elevan al cielo sus cometas. Porque han labrado con cincel de espigas, la historia colonial del antioqueño que entre cargas de luchas y fatigas bordaba la esperanza de sus sueños. Y vamos todos de azadón al hombro, a ver dónde sembramos el maíz y dónde sepultamos el escombro que tira el hombre para ser feliz. Por tus hombres y mujeres todos, cabalgando en corceles de ilusión nos untamos de barro hasta los codos y hacemos florecer el corazón. DICTÁMENES ABSURDOS – de Don Bernardo Molina López La poesía sí es para mostrarse siempre que se presente la ocasión aunque muchos sostengan que su puesto debiera ser debajo de un colchón. Aunque los necios fijen sus principios y los sabios sus claras directrices, nunca se logrará que la begonia nos de su floración en las raíces. ¿Qué se dijera de un naranjo muy frondoso que el agrónomo lo obligue a producir medio metro debajo de la tierra porque las naranjas no debieran existir? La poesía se hizo para verse, igual que la belleza femenina, igual que las flores de begonia del balcón primoroso de la esquina. Igual que las naranjas deliciosas que se dan en la huerta de José amarillas, redondas, exquisitas como esa juventud que se nos fue. 48 Ciudad, revista de asuntos urbanos 19 • ISSN: 0123-238X


CORPORACIÓN GAIA

¡Trabajamos con responsabilidad social por la diversidad cultural y la conservación de la biodiversidad! ISSN: 0123-238X •19

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Teléfono: 413 7872 - E-mail: gaia@une.net.co


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