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Vibeke L. Betances Lacourt

Enseñando a leer, doce años después: La lectura como herramienta decolonizadora dentro del salón de clases universitario

Irónicamente, enseñarle a leer a jóvenes que han pasado, como mínimo, doce años de su carrera escolar pensando que saben hacerlo ha sido una de las mejores experiencias dentro de mi vida profesional. Al comienzo de cada semestre recibo decenas de estudiantes orgullosos de haber entrado en lo que es considerado una de las universidades más exigentes del país; la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez. De entre los once recintos que componen el sistema UPR, este en específico, se destaca por la competitividad de sus estudiantes cuyos coros en celebración de su alma mater suelen ser “muchos quieren… pocos pueden”. Por lo tanto, estoy frente a un estudiantado que genuinamente considera que el curso de Español es un espacio desperdiciado dentro de sus currículos: según ellos, ya saben leer. No obstante, estos jóvenes son producto de un sistema educativo que, cuando más o cuando menos, se limitó a enseñarles a leer para memorizar: repetir. En otras palabras, son estudiantes muy buenos que no comprenden todo el potencial creativo y ciudadano que tienen en sus manos. A partir de este panorama, mi principal reto se divide en dos: 1) ¿cómo llevar a estos jóvenes a descubrir por ellos mismos que no están leyendo de una manera competente 1 ? y 2) ¿cómo hacer de la lectura una herramienta de decolonización dentro del salón de clases? Hablar de un estado colonial en Puerto Rico es hablar de más de quinientos años de historia. Por lo tanto, no debería sorprender una educación cuya finalidad ronda los intereses político-económicos del imperio. Desde la instauración del Departamento de Instrucción Pública, conocido hoy como el

1 Se utiliza el término lector competente según lo define Antonio Mendoza Fillola en “El lector ingenuo y el lector competente: Pautas para la reflexión sobre la competencia lectora” (2000).

Departamento de Educación, la educación pública de mi país ha estado al servicio del estado. De hecho, continúa siendo, así pues, luego de 95 años teniendo puertorriqueños como Secretarios de Educación, en el 2017, el gobernador nombró a una estadounidense como Secretaria de Educación quien, avalada por el Tribunal Supremo, ordenó un masivo cierre de escuelas. Valdría la pena señalar que a la luz del 2019 la Secretaria de Educación dimitió de su cargo y está bajo investigación por el Buró Federal de Investigación por sus gestiones dentro de dicha dependencia gubernamental. En el libro La americanización de Puerto Rico y el sistema de instrucción pública, Aida Negrón de Montilla recoge documentos gubernamentales en los que se deja al descubierto la intención adoctrinadora de dicho sistema. Lo mismo afirma el profesor e historiador Mario Cancel cuando señala que “La presencia de Estados Unidos en Puerto Rico a partir del 1898 dirigió (la educación) hacia el objetivo de americanizar a los puertorriqueños” (Cancel 321). Por lo tanto, el sistema de instrucción pública de Puerto Rico nace a manos del imperio estadounidense con la intensión de adoctrinar a los niños y niñas puertorriqueñas.

El problema de la educación en Puerto Rico queda definido desde sus orígenes. Según establece Ngugi WaThiong’o en Decolonising the Mind: “Aprender, para un niño colonizado, se convierte en una actividad cerebral y no en una experiencia emocionalmente sentida” (19). Es decir que el proceso cognoscitivo dentro de la colonia se limita a repetir lo que se les es enseñado y no a experimentar lo que sucede a sus alrededores. En Puerto Rico sucede de ese modo. La meta de este tipo de educación se convierte en que los jóvenes vean el modelo creado por otras personas en circunstancias que no son las de ellos y que las repitan: mientras mejor sea la repetición, más se les dirá que han aprendido. Tanto Wa Thiong’o como Paulo Freire resaltan la importancia del texto y el contexto. Para el último, el vínculo entre texto y contexto permite sentar las bases de la educación liberadora. Por otro lado, Wa Thiong’o se enfoca en señalar, sobre todo, la distancia en la educación colonial entre el contexto -- lo que les rodea-- y el texto --lo que se les enseña--. Para él, esa distancia es la que sienta las bases de la creación y mantenimiento de una mentalidad colonizada. Afirma que en África “lo atípico es visto como normal y lo normal

como atípico” (27). Esta dinámica imperial que Wa Thiong’o nombra mentalidad del colonizado es la misma que se percibe en la ciudanía puertorriqueña. Lamentablemente, la mayor parte de las ocasiones, esta mentalidad es fomentada desde grados elementales y se mantiene a través del tiempo gracias a los medios de comunicación. Así pues, se habla tanto de la supuesta benevolencia de los arawuacos ante la llegada de los conquistadores hasta del terror de ser un país independiente por la supuesta pérdida de negocios norteamericanos. Tomando en consideración el texto de Wa Thiong’o, con el tiempo no me ha quedado más que aceptar que en efecto “la enajenación colonial interviene de dos formas: un distanciamiento activo de la realidad que nos rodea y una activa identificación con aquello que es más lejano a nuestro entorno” (28). Por lo tanto, es precisamente ante esto que posiciono mis clases. Mi meta es lograr que los estudiantes vean en la lectura crítica una herramienta que no solo les servirá en sus demás cursos, sino que comprendan que a través de ella comenzarán a formarse como ciudadanos comprometidos. Ahora bien, antes de entrar de lleno en mi reflexión, me parece necesario hacer una aclaración. Mi ponencia no pretende ser una investigación de base científica cargada de información cuantitativa ni cualitativa. Más bien intenta dejar al descubierto mi experiencia como docente enfocada en lograr enseñar un curso cuya finalidad es formar ciudadanos conscientes, que lean y piensen de manera crítica. No obstante, desde mis años de estudiante, estuve inmersa en el campo de la investigación acción participativa. Por lo tanto, como docente, esto ha sido parte de mi día a día. Este tipo de investigación tiene como meta desarrollar desde la práctica un conocimiento que mejore los procesos e intervenciones pedagógicos. Así que, para mí, el salón de clases se convierte en el espacio de investigación.

Reenfoques: La lectura y la participación activa

El primer semestre que dicté el curso de Español Básico confirmé que, para los estudiantes, en palabras de Freire, “en lugar de ser el texto y su comprensión, el desafío pasa a ser su memorización” (48). Aprendí ese semestre que para poder demostrarle a los estudiantes que debían estar más conscientes de sus prácticas y procesos lectores tenía que llevarlos a aceptar que, en efecto, leían para memorizar. Es por

esto que, en los siguientes semestres que he dictado clases, empiezo haciéndoles una breve historia que va de la siguiente manera: “Juan era un chico de 17 años. Este había nacido en Mayagüez en enero del 1990. Él tenía una camisa amarilla y unos pantalones negros. En cambio, su papá, solía ponerse una camisa azul y un mahón. Juan no salía mucho y tenía un solo mejor amigo: ese mejor amigo era su papá”. Luego de hacerles la breve historia les pido que apunten todo aquello que anotarían en un repaso. Las contestaciones suelen ser las esperadas: “Juan”, “Mayagüez” y “enero 1990”. La norma es que solo una o dos personas digan que les parecía curioso el hecho de que, aun teniendo 17 años, Juan solo tuviera un amigo y que, además, no saliera mucho. En ese caso, los estudiantes que

señalan ese detalle suelen además vincularlo con sus experiencias como jóvenes que prefieren salir con sus amistades. No obstante, cuando les pregunto a esas mismas personas qué apuntaron como “información importante”, los datos que ofrecen nada tiene que ver con lo que dijeron. Un ejercicio tan sencillo como ese, me permite demostrarles que están acostumbrados a memorizar y a repetir, pero no a analizar la información.

Primera lección: La importancia de la palabra

El primer texto que utilizo en el salón de clases se lo debo a la Dra. Julia Cristina OrtízLugo. Cuando comencé a ser Ayudante de Cátedra, “El ejercicio del poder” y “La construcción de la

identidad” (D. Cassany) fueron dos de los textos -no literarios- que recomendó utilizar en nuestros salones. A partir de esto y como introducción a la unidad, les suelo hacer la siguiente pregunta a los estudiantes: “¿Para qué sirven las palabras? ¿Para qué sirve leer?”. Las contestaciones, nuevamente, tienden a ser las esperadas: “para ser más cultos”, “para mostrar lo bello”. Y si bien que en cualquier otra ocasión una contestación así dejaría a varias personas felices, ya dentro del salón de clases, suele ser obvio que ni siquiera para eso se acercan a los libros. Es entonces cuando entran en juego las lecturas de Cassany. Las dos afirmaciones claves que se desprenden de esos textos son las siguientes: “Al hacer uso de cualquier género discursivo se está construyendo una identidad” y “A través de estos se ejerce o se subvierte el poder dentro de una sociedad”. Entender el poder que tienen los géneros discursivos que utilizan los hace repensar la importancia de leer de manera crítica: ¿qué tal si ya no se lee para memorizar, sino para cuestionar?

Segunda lección: El viaje fuera del país con un boleto de retorno cuasi inmediato

Hablar de las situaciones sociopolíticas en Puerto Rico constituye un duro reto. Generalmente las opiniones están fundamentadas en lo que señalan los medios de comunicación o las tradiciones familiares. Por lo tanto, el traer a la discusión los temas que aquejan a la población puertorriqueña es un asunto complejo. Dentro de este panorama se corre el riesgo de entrar a una discusión mediada por opiniones sin datos que sustenten lo que se afirma. Cada vez que entro al salón de clases tomo en consideración ese detalle y como primera estrategia de enseñanza los divido siempre en pequeños grupos de cinco o seis personas para que antes de ofrecerme una respuesta, realicen entre ellos una breve discusión socializada. De esta dinámica he aprendido que: 1) los estudiantes se sienten más seguros a la hora de participar de manera activa en la clase al validar sus respuestas con sus pares y 2) se dan cuenta que el contexto inmediato que los rodea no es el que rodea a sus demás compañeros: Puerto Rico no es una, sino múltiples experiencias. Por lo tanto, comprenden que es necesario la discusión de ideas mediada por el genuino interés de comprender lo que el otro o la otra quiere decir. El primer ejercicio que gira en torno a las estrategias lectoras que les ofrezco nace gracias al libro de la Dra. Hilda Quintana Didáctica de la comprensión lectora. Para desarrollarlo le pido a los estudiantes que lean dos textos que narran --desde dos perspectivas distintas-- los sucesos de la marcha del 1 de mayo del 2017 que se celebró en la ciudad capital de Puerto Rico y que terminó con varios arrestos. El primer texto con el que trabajan se titula “Destrozos y violencia durante el paro nacional” y fue publicado en un periódico de la Isla. Por otro lado, el segundo texto se titula “Mei-Dei” y fue publicado en la página Parpadeando de la Dra. Rima Brusi Gil. Antes de asignar el texto les pregunto a los estudiantes su opinión con respecto al suceso. Luego les presento las imágenes de ambos textos para que me digan su parecer. Sus opiniones suelen estar bastante divididas entre los que creen que fue un paro violento y una apertura al vandalismo y los que piensan que los medios de comunicación no se enfocaron en los asuntos positivos y las propuestas. Les recuerdo, entonces, que la intuición es una manera válida de comenzar a posicionarse sobre los asuntos, pero es solo la primera parte: siempre es necesario buscar más información para sustentar lo que se piensa. Les pido entonces a los estudiantes, como ejercicio rector, que intenten crear un perfil del autor o de la autora que redactó el texto. Para eso, el primer paso es buscar las palabras claves o pistas contextuales que les permitan identificar la subjetividad del autor o autora y apuntarlas en una tabla para poder realizar

su perfil sustentado con evidencia. Como ejercicio final les pido que adopten una postura con respecto al tema tomando en consideración lo leído. Las posturas, claro está, suelen ser repensadas y replanteadas: la importancia de opinar de manera informada comienza a entenderse. La lectura entonces implica para ellos la comprensión de lo leído y, finalmente, el posicionamiento ante ello. No obstante, hay temas más difíciles de trabajar. Uno de los textos que llevo a clase es la transcripción de la charla de Ngugi Wa Thiongo: “En contra del feudalismo lingüístico y el colonialismo lingüístico”. En él, WaThiong’o expone las relaciones de poder que, mediadas por las relaciones entre las lenguas, se entablan en un país. Las primeras veces que asigné el texto no comprendía como un texto sencillo se les hacía tan difícil de comprender a los jóvenes. Decidí entonces ir con ellos parte por

parte en el texto pidiéndoles que hicieran un listado de las palabras que más se repetían. Finalmente llegaban a la conclusión de que eran aquellas que vinculaban las lenguas con las relaciones de poder. No obstante, identificar la propuesta del autor seguía haciéndoseles difícil. En miras de comprender lo que sucedía les pedí la solución que ellos darían. Para mi asombro, la contestación solía ser “crear un idioma universal”,

que de paso, terminaba siendo el “inglés”. Según sus percepciones, Puerto Rico era una demostración de cómo el inglés podía hacer que nos comunicáramos con más personas: esa era la solución. La importancia de la cultura y cómo esta va de la mano de una lengua materna era lo que estaban pasando por alto. ¡Pero, claro! ¿Cómo no saber eso desde un inicio? Todavía no habían aprendido a silenciar la voz que les exige que se escuchen a ellos mismos y no al autor. Para subsanar esto, decidí dirigirlos al párrafo en el que se encontraba la propuesta para que se enfocaran en aquello que de momento marcaba el cambio en lo que WaThiongo había ido diciendo. De ese modo lograron encontrar la propuesta: un sistema de redes entre lenguas mediante traducciones. Finalmente, aprovechando la defensa que habían hecho de la enseñanza del inglés en el país, les presenté las razones que están consignadas en los libros de historia que no les dan a leer. Basta una oración como: “La gran masa de puertorriqueños son pasivos y plásticos… sus ideales están en nuestras manos para crearlos y moldearlos.” (Montilla), para que repiensen lo dicho. De momento, el texto de Wa Thiong’o no está tan lejano, hay un vínculo con el país y esto da pie a que cuestionen lo que por tradición dan por válido. El sacarlos del país para luego traerlos de vuelta, les permite cuestionar sus posturas y opiniones, haciendo uso de todas las estrategias lectoras necesarias, para ir más allá de lo primero que se nos es narrado: la sospecha no necesariamente es mala. Lo mismo sucede cuando se hablan de asuntos relacionados a la violencia machista dentro del país. Para la unidad que dedico al asunto de género, suelo llevar el cuento de Mario Benedetti “Réquiem con tostadas”, los cortes de periódico digitales de Puerto Rico y los comentarios a estos en línea. La pregunta con la que inicio la clase es: “¿Existe la violencia machista en Puerto Rico?” Las contestaciones: “muy

poca”, “hemos mejorado bastante”. Luego, leemos “Réquiem con tostadas”. La lectura es guiada. Suelo pedirles a los estudiantes que reorganicen la información que da el texto con la tabla que ven en la página siguiente. Luego de leer el texto y completar la tabla les pido a los jóvenes que me digan qué piensan sobre los personajes y sus situaciones. Haciendo uso de las citas que recopilaron a través de todo el texto los estudiantes me comunican que no solo comprendieron mejor el texto luego de leerlo haciendo uso de la estrategia que les presenté, sino que son capaces de ver cómo el texto señala que no todos los hombres son iguales. Finalmente, suelo presentarles una diapositiva en la que se ven varios casos de hombres que ultimaron a sus parejas y luego, presento los comentarios que se hacen en dichas noticias. En sus mentes, Puerto Rico comienza a hacerse más grande, ya no es el pequeño espacio que “yo” ocupo, sino que va más allá de sus realidades individuales. Puerto Rico, entonces, es un país diverso con asuntos que deben ser pensados y trabajados.

Apuntes para concluir

Como dije al inicio, mi ponencia no pretendía ser un estudio riguroso, sino un dejar al descubierto mis experiencias como educadora. El tiempo enseñando me ha dejado claro que es necesario siempre mantenerse en un continuo proceso de investigación. En un país colonizado, la educación es una de las pocas herramientas que nos quedan. Desde mi experiencia, la lectura crítica remueve, con mayor destreza, las vendas que no nos permiten ver lo que sucede a nuestro alrededor. Sin embargo, este tipo de educación no es la norma, ni siquiera en la universidad. Si bien las profesoras que han estado antes que yo, y resalto figuras como las doctoras Julia Cristina Ortiz, Elsa Arroyo y Carmen Rivera, han ido trazando la ruta, todavía queda mucho por realizar. Es necesario hacer de la clase de Español Básico, más allá del papel, un curso que realmente provoque a los estudiantes, que salga de los confines de la literatura y que, no por eso implique la negación de esta, sino la inclusión de otros géneros discursivos que necesitan ser analizados y discutidos dentro del salón de clases para formar ciudadanos comprometidos y competentes. No obstante, por ahora, me conformo con saber que, si en el día de hoy me dijeran, “enseñar a leer, ¿para qué?”, contestaría que les enseño a leer para que aprendan a ser ciudadanos conscientes de lo que ocurre en su país. En otras palabras, que enseño a leer porque es la base y cimiento de toda mi esperanza.

________ Ponencia presentada en el IX Congreso Internacional de la Catedra UNESCO 2018, CUENCA – ECUADOR.

Referencias mínimas:

Benedetti, Mario. “Réquiem con tostadas”. La muerte y otras sorpresas. Madrid:Alfaguara, 1968.

Brusi Gil, Rima. “¡Mei-dei!”. Parpadeando. 21 mayo 2017. En línea.

Cancel, Mario y Héctor Feliciano. Puerto Rico su transformación en el tiempo. San Juan: Editorial Cordillera, 2008.

Cassany, Daniel. Taller de textos. Leer, escribir y comentar en al aula. Barcelona: Paidós, 2006.

El Nuevo Día. “Destrozos y violencia durante el paro nacional”. El Nuevo Día. 1 mayo 2017. En línea.

Freire, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar. México: Siglo XXI Editores, 1994.

---. La importancia de leer y el proceso de liberación. México: Siglo XXI Editores, 1984. ---. Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores, 1968.

Mendoza Fillola, Antonio. “El lector ingenuo y el lector competente: Pautas para la reflexión sobre la competencia lectora”. Puertas a la lectura. 9.10, 2000. pp. 120 127.

Negrón de Montilla, Aida. La americanización de Puerto Rico y el sistema de instrucción pública, 1900-1930. Rio Piedras: Editorial UPR, 1977.

Quintana, Hilda. Didáctica de la comprensión lectora. Cataño: Editorial SM, 2010. Wa Thiong’o, Ngũgĩ. Decolonizar la mente: La política lingüística de la literatura Africana. España: Grupo Penguin Random House, 2015.

---. “En contra del feudalismo lingüístico y el darwinismo lingüístico: Relaciones de poderentre las lenguas”. Derechos lingüísticos. 3 octubre 2009. En línea.

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