14 minute read

LA VISION DE VIEQUES COMO UNA COLONIA DENTRO DE OTRA EN USMAIL

LETRAS

La visión de Vieques como una colonia dentro de otra en Usmaíl

Por: Lorez Manon Martínez

46 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

Pedro Juan Soto publica Usmaíl en el 1959 en la cual colocó a la isla nena de Vieques como escenario principal y resulta importante destacar la situación histórica- política – social de Puerto Rico para poder abordar esta obra. El escenario escogido por Soto es importante ya que refleja la relación colonial existente entre la isla grande, Puerto Rico, y Estados Unidos. El contexto histórico en la cual está enmarcada la novela es entre los años 1930 y 1950. Dos programas federales son mencionados en la obra: la P.R.E.R.A (Puerto Rican Emergency Release Administration) y la P.R.R.A (Puerto Rican Reconstruction Company). El primer programa mencionado (P.R.E.R.A) respondió a una extensión del Nuevo Trato del entonces presidente Franklin Delano Roosevelt. Este plan se llevó a cabo entre los años 1933 a 1936 y más que cambiar el sistema económico o social tuvo como objetivo aliviar la crisis y la miseria en que se sumió la isla a causa de los sucesos de La Gran Depresión en 1929, el desempleo y el paso de dos fenómenos atmosféricos: San Felipe en 1928 y San Ciriaco en 1932. Sin embargo, este alivio económico tuvo pocos efectos positivos y se le conoció como “el mantengo”, puesto que este programa comenzó a facilitar subsidios alimentarios a la población y en 1934, el 35% de la población puertorriqueña dependía de ello. El segundo gran proyecto, la P.R.R.A, fue una agencia destinada para la reconstrucción de Puerto Rico, como medida alterna al Plan Chardón y se responsabilizó en la compra de tierras y de los asentamientos de las familias en las parcelas. Los años restantes cubiertos en la obra de Pedro Juan Soto son aquellos en los que vemos el comienzo del programa “Manos a la Obra” cuando el Partido Popular Democrático sube al poder. Mucho más importante que todo este cuadro político- económico que encontramos en la isla, encontramos la invasión del ejército norteamericano en la isla de Vieques, la construcción de una base naval y el uso de terrenos viequenses para las prácticas de tiro.

A raíz de lo mencionado anteriormente, toda esta situación trae consigo otras problemáticas sociales presentadas por Pedro Juan Soto en Usmaíl como la prostitución, el racismo, la pobreza, la ineficacia de servicios básicos de salud y la ineptitud de los partidos

políticos locales en lograr mejoras para el pueblo. Problemas que siguen vigentes en la isla. Por otro lado, la dominación de la Marina en Vieques llegó a tal extremo que los pescadores viequenses no les permitían pescar libremente. Esta situación es presentada por Soto a través del personaje de Juan Solero: “Pero él mismo, a pesar de sus críticas a los otros, comenzaba a mostrarse inquieto ante las ordenanzas que la Marina extendía para impedir la pesca en tantas millas a la redonda del lugar” (225). En Usmaíl, Vieques es presentado como un microcosmo de la Isla Grande, pues más allá de la ocupación militar la novela presenta la ocupación social, cultural y económica que sufre Vieques y el resto de la isla.

La trama de Usmaíl se divide en tres partes y cada una lleva el nombre de tres personajes femeninos centrales en la novela: Chefa, Nana Luisa y Cisa. La primera parte nos introduce a Chefa, una mujer negra, natural de Vieques, que se enamora de Mr. Adams; un norteamericano encargado de la P.R.E.R.A en la Isla Nena y que luego de dejar embarazada a Chefa la abandona antes de que esta dé a luz a un niño. La mujer le pone Usmaíl a la criatura dentro de una sicosis provocada por la espera de alguna carta por Mr. Adams que nunca llega. Poco tiempo después, Chefa muere y Nana Luisa, la curandera del barrio, se hace cargo de él. A medida que el niño crece y descubre su procedencia racial y el significado verdadero de su nombre (US Mail), va creando dentro de sí una lucha de identidad, que dará fin cuando asesina a un militar norteamericano, declarando que su nombre es Negro y no Usmaíl. El tema de la identidad puertorriqueña lo vemos principalmente en este personaje. Pedro Juan Soto retrata la marginalización del puertorriqueño a través de Usmaíl, tema muy común entre los escritores de la generación de la Literatura de la Postguerra, que representaron en sus obras la problemática social, política y económica a raíz de la llegada de los norteamericanos a la isla y la dependencia socioeconómica en la que se sumió el puertorriqueño al punto de ir perdiendo poco a poco su identidad.

Como se mencionó anteriormente, Usmaíl está dividida en tres partes cumpliendo esto con varios

JUN 2021: Solsticios / 47

48 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

propósitos: fecundación y nacimiento, niñez y pubertad. El hijo de Chefa nunca la conoció y tan pronto esta muere, Nana Luisa es quien se encarga de su crianza y su educación social. La formación de Usmaíl al lado de Nana Luisa fomenta una personalidad débil, dependiente e incapaz de valerse por sí mismo. Cuando llega a la etapa de la pubertad, conoce a Cisa. Una mujer mucho mayor que él, de tez blanca y muy dominante. Pareciera que Usmaíl anda en busca de una figura materna que llene el vacío de su madre, al mismo tiempo que podemos ver un paralelismo con la situación de Puerto Rico: de una “madre” española, pasó a manos de una “madrastra” norteamericana a la que nunca le permitieron “ser” con toda libertad. A través de toda la novela Pedro Juan Soto presenta al habitante de Vieques, totalmente despojado de su propia tierra, desmoralizado por la invasión militar sintiéndose extraño, humillado y atropellado. Vieques es retratada como una colonia dentro de otra colonia, como el propio Mr. Adams presenta en el momento que espera contestación de un traslado que pidió al gobierno central: “Puerto Rico: colonia norteamericana… y llave del Canal de Panamá, como algunos tontos estaban empeñados en bautizarla. Y eso de estar viviendo en la colonia de una colonia ya no era para él” (49). Del mismo modo, la denuncia que hace Soto ante el atropello del gobierno norteamericano hacia los viequenses la vemos en personajes como en el de Nana Luisa: De un lado, los que no estaban dispuestos a ceder la tierra a los americanos. Del otro, los que estaban dispuestos a ceder la isla entera porque la democracia - ¡ah, la espléndida y maravillosa y divina democracia de los “demos gracias”! – tenía que perdurar y Vieques no podía dejar de contribuir a esa doctrina, al enaltecimiento de bellos ideales, al ademán victorioso de alzar la antorcha de la libertad…, aunque se le quemara la mano. (191)

La voz narrativa en Usmaíl (narrador heterodiegético) es la que constantemente nos pone al tanto de la situación de los residentes en Vieques. Nos describe el estado de miseria física del viequense cuando nos describe a los hombres y mujeres como “moñosos y raquíticos” (16) con “rostros mohínos, lívidos” (25) y a los niños con sus “barrigas hinchadas” (25). Más aun, el entorno también contribuye a este cuadro tétrico y mísero en la Isla Nena cuando Soto, a través del narrador nos describe un domingo en Vieques como uno “esmirriado -largo, flaco de entretenimiento, lívido-, alimentado con las sobras de aquella resolana. El calor era asfixiante”. (39)

Sin embargo, la crítica más fuerte que hace Pedro Juan Soto en Usmaíl es sobre el coloniaje. Samir Amin, en la introducción del libro de Franz Fanon, Piel negra, máscaras blancas, en el epígrafe “Colonialismo externo y colonialismo interno” define colonialismo como: “una forma particular de expansión de determinadas formaciones centrales (calificadas por este hecho de potencias imperialistas) fundada sobre la sumisión de los países conquistados (las colonias) al poder político de las metrópolis”. (Amin, 7) En este caso, explica Amin que la colonización es “exterior” porque tanto las metrópolis y las colonias son entidades distintas, aunque las segundas estén bajo el dominio político de las primeras. Más adelante, en el mismo epígrafe, Samir Amin añade que la colonización es exterior desde el punto de vista de la metrópolis porque son naciones más industrializadas y modernas. No obstante, estos avances nunca beneficiaron a las colonias. En Usmaíl, Pedro Juan Soto señala a la nación norteamericana como la responsable de la situación en que se encuentra la isla municipio. Uno de los aspectos que más critica es las ayudas federales, pues la burocracia y las promesas eran mayores que las propias ayudas; estas llegaban tarde y cuando llegaban rayaban en lo ridículo:

JUN 2021: Solsticios / 49

Todo se volvía papeleo y promesas, aunque alguna que otra vez cierto funcionario se hubiera encontrado en medio de un sembrado sobre el cual el sol tirara piedras calientes y hubiera resuelto que una cisterna era necesaria para darle colorido al paisaje. (92)

Esos programas no tenían como objetivo rehabilitar socialmente a los habitantes de Vieques, pues solo se ocupaban de proveerles alimentos para que continuaran viviendo del sistema, pero no generaban empleos. Por otro lado, los alimentos que se distribuían a la población no correspondían a la realidad cultural del pueblo. La ignorancia y desfachatez del gobierno principal proveedor del mantengo se hace visible en la novela con el incidente de la avena Quaker, cuando Chefa le lleva a Nana Luisa la lata que le dio la P.R.E.R.A para ver si ella sabía para qué se usaba. Nana Luisa apenas sabía leer y las palabras “Quaker Oats no significaba nada para ella” (34). Dada la ignorancia para su uso Nana Luisa decide usarla como incienso “cada vez que, de ahora en adelante, llegara a ella un ser necesitado de un despojo o una santiguada” (36). Esta misma crítica aparece en otro incidente cuando varios vecinos comentan que una persona encontró un dedo en una lata de salchichas de la P.R.E.R.A: “¡Por mi madre, un deo to aguachoso y blandito! Él mismo me lo enseñó…la lata decía sal-chi-chas… En inglés, claro” (53). A medida que transcurre la novela, podemos ver que la dependencia hacia el mantengo crece en la población y Usmaíl se lamenta de esta situación pues ve que la gente se alimenta cada vez más de estos productos enlatados de la P.R.E.R.A.

Otra crítica que hace el autor, producto del coloniaje, es la ineptitud de los partidos políticos locales en lograr mejoras para el pueblo. En primera instancia, el gobierno estadounidense le presta poca importancia a los problemas insulares: “…sabía que la alharaca de los partidos insulares influía bien poco en la alta jerarquía gubernamental” (57). Y, en segundo lugar, ningún líder

político de renombre como Albizu, Barceló o Iglesias abogaban por el bienestar de los viequenses (57). Por otro lado, a través del personaje de Mr. Adams vemos reflejado la imagen que tienen los norteamericanos de los puertorriqueños. Mr. Adams es el encargado del programa de la P.R.E.R.A en Vieques y amante de Chefa. Este personaje se convierte en símbolo de la cultura norteamericana y a la misma vez una víctima de ella. Para Mr. Adams los puertorriqueños “eran escoria, gusanejos, inmundicia a la que jamás se le debió otorgar la ciudadanía americana” (17). El narrador de la obra nos permite conocer los más íntimos pensamientos de Mr. Adams dejando al desnudo su desprecio y resentimiento por los puertorriqueños. Luego, vemos como busca desquitarse por todo ese rencor que siente hacia los puertorriqueños teniendo relaciones sexuales con Chefa como señal de superioridad. Al saber que ella queda embarazada, decide huir de Vieques dejando desamparada a la negra con su mulatito. Mr. Adams también es víctima de su propia cultura pues a pesar de sus títulos universitarios fue enviado a ese rincón llamado Vieques y todas sus peticiones al gobierno norteamericano de traslado eran negadas.

En la obra, Pedro Juan Soto también nos hace un planteamiento en cuanto al problema racial. Al comienzo de la novela se da una relación interracial entre Mr. Adams y Chefa, de la cual nace Usmaíl producto de la unión de razas. Este personaje es descrito una sola vez en toda la novela, cuando era niño: “El muchachito de pelo de serrín y narices demasiado chatas y labios demasiado gruesos para la blancura de su piel…” (95). El hecho de que su piel sea blanca hace que Usmaíl no se perciba como una persona negra. A medida que va avanzando la obra, Usmaíl cambia radicalmente acerca de la percepción que tiene de sí mismo. En un principio, todo lo norteamericano y blanco le parecía admirable y bueno. Ya casi al final de la novela notamos un cambio en cuanto a esa idea cuando él mismo se autodenomina negro y blanco y le da asco acostarse con su mujer blanca, Cisa. En la parte final de la obra vemos a un Usmaíl autodenominándose como Negro. Dice que se llama Negro y no Usmaíl una vez que es arrestado por matar

50 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

a un soldado norteamericano en el Viejo San Juan. Por otra parte, el nombre de Usmaíl es presentado en la obra como símbolo de la colonia, por eso es que el muchacho lo veía como una maldición y quería ir donde un juez a cambiárselo: “Naturalmente, todo era producto de su maldito nombre, que no se lo había dado ningún brujo sino su propia caprichosa madre… Le diría al juez o al notario o a quien tuviera que ver con eso: “Yo me vua llamar Celedonio” (265). A pesar de toda la violencia que Usmaíl ha vivido, encuentra que, con la muerte del Marino, símbolo de la muerte de su madre y de su padre y del asesinato de Guimbo, ha ganado un poco de paz. Por otro lado, consiguió determinar su procedencia racial, crecer y hacerse más hombre sintiéndose que por fin hace algo por la patria.

A lo largo de este análisis hemos visto como Pedro Juan Soto condena a la nación norteamericana por todos los males sociales que padece la sociedad puertorriqueña. Las ayudas federales antes mencionadas no resuelven la crisis social y económica por la cual atraviesa la isla propiciando, más bien el mantengo, situación que prevalece todavía hoy día en la isla; el mismo perro, pero con otro collar. Los líderes de los partidos políticos locales se ven imposibilitados en arreglar estos males, dada la poca importancia que el gobierno norteamericano le da a la isla, pero son quienes en realidad la gobiernan; coloniaje puro y duro que aún prevalece en nuestra isla. Pedro Juan Soto también plantea el complejo de inferioridad del puertorriqueño que piensa que todo lo que proviene de Estados Unidos es mejor, visto esto a través del personaje de Usmaíl en casi toda la novela hasta la parte final. Otro problema que presenta Soto en Usmaíl es la relación matriarcal que ha tenido Puerto Rico durante toda su existencia desde la llegada de los españoles hasta que pasó a manos de la nación norteamericana. Solo cuando la isla corte el cordón umbilical de una vez y por todas podrá comportarse como un adulto y tomar las riendas de su vida.

La novela Usmaíl presenta a una nación puertorriqueña que sufre y se encuentra en un laberinto sin salida por no poder afrontar sus males y salir de ellos. El desempleo, la falta de interés del gobierno norteamericano

en solucionar el problema del estatus político, las ayudas federales que continúan perpetuando el famoso “mantengo”, la ineficacia de los partidos políticos locales en mejorar la situación del país son temas en esta obra que siguen vigentes en el Puerto Rico de hoy. Las preguntas ¿quiénes somos? y ¿hacia dónde vamos? aun no tienen respuestas, lo cual deja a la isla en ese limbo, en ese mundo errante llamado “colonia”, mejor conocido como “territorio no incorporado”. Todos estos escritores puertorriqueños que pertenecen a la generación del 45 o de la Literatura de la postguerra dieron visos de lo que sería Puerto Rico si no se rompía con el colonialismo disfrazado de Estado Libre Asociado. Una y otra vez el gobierno norteamericano nos recuerda de una forma u otra que hemos sido, somos y seremos una colonia si el pueblo no decide cortar con esa relación dependiente que le ha tenido amarrado por más de 500 años. El caso Sánchez Valle, la Ley Promesa, las pocas ayudas federales recibidas por los huracanes Irma y María y los sismos sufridos en el área sur de la isla son solo algunos ejemplos de que el pueblo puertorriqueño no es más que un ciudadano de segunda categoría ante la nación norteamericana. Al igual que Usmaíl, al final de la novela nos encontramos en un hueco negro y solos.

Bibliografía

Fanon, Franz. Piel negra, máscaras blancas. Ediciones Akal, S.A., 2009.

Feiman, Gloria. “El tema de Puerto Rico en Abelardo Díaz Alfaro, René Marqués y Pedro Juan Soto”. Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, no. 69, 1975, pp. 16-23.

Soto, Pedro J. Usmaíl. Editorial Cultural, 1959.

Umpierre, Luz M. “Corrientes Ideológicas en el “Usmaíl” de Pedro Juan Soto”. Revista Bilingüe, vol. 8, no. 1, 1981, pp.62-74.

JUN 2021: Solsticios / 51

This article is from: