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Dos tormentas: Puerto Rico en carne viva Manuel Martínez Maldonado

Manuel Martínez Maldonado

I. Irma

Durante la Segunda Guerra Mundial se temía que al ocupar Francia y apoderarse de sus colonias en África el Reich fuera a lanzar expediciones invasoras desde las costas senegaleses a Sur América o al Caribe. Esa amenaza nunca se plasmó, pero hace unos meses las islas Cabo Verde (la República de Cabo Verde) no muy lejos de Senegal fueron lugar de la formación de una invasión catastrófica para el Caribe: allí se formó la terriblemente formidable Irma, el 30 de agosto. Desde el principio su fuerza propendía a convertirse en algo letal y eso se hizo evidente sin mucha espera: en poco menos de tres días pasó de onda tropical a huracán categoría 3, y en un abrir y cerrar de su ojo a categoría 5, horas después. Sus vientos despiadados que la hicieron, después del huracán María la tormenta más fuerte del mundo en 2017, y la lluvia que trajo consigo, arrasaron con Barbuda, San Bartolomé, San Martín, Anguila y las Islas Vírgenes, dejando a su paso muertes, tres de las cuales ocurrieron en nuestro suelo. Esto a pesar de que muchos ciudadanos acudieron a los refugios que tradicionalmente se les ofrecen. Sus efectos materiales en Puerto Rico fueron profundos. Tras regodearse por el norte de nuestra isla varias horas sus vientos dejaron en el suelo los árboles y los postes cuyos cables y cordeles suplen de electricidad a los residentes del territorio. En corto tiempo más de 600,000 personas quedaron sin energía eléctrica y 50,000 sin servicios de agua, números que fueron subiendo vertiginosamente

según las comunicaciones fueron mejorando y los efectos se fueron contabilizando mejor. A través de la isla las inundaciones impidieron que muchos pudieran resguardarse en lugares más seguros o que la ayuda gubernamental alcanzara a los necesitados. La situación resultó ser un ensayo general macabro para peores cosas por venir con María.

II. Irma en Cuba

A las cuatro de la tarde el día que Irma arribó en Cuba las olas del malecón que bordea gran parte de La Habana ya rompían con tal fuerza que el agua comenzó a acumularse en esa avenida y en las arterias vehiculares que de allí parten. Con el agua a la cintura numerosos ciudadanos vadearon hasta refugios más altos. Muchos edificios dilapidados y debilitados por años de falta de arreglo y reparación perdieron partes de su estructura y lanzaron pedazos de mampostería y bloques a los que vivían en pisos más bajos. Así murieron varios de las siete personas que sucumbieron en La Habana como resultado del huracán. Personas que viven en edificios cuya solidez es cuestionable despidieron las esperanzas de que los rescataran y, a pesar de sus quejas, se les hizo imposible evacuar las viviendas que muchos piensan son trampas mortales que con el tiempo han de manifestarse. Otros tuvieron la suerte que sus vecinos les ofrecieron sus casas para burlar los vientos y el agua torrencial. Sin embargo, el gobierno informó que miles de personas fueron evacuadas de la ciudad y de más de un millón de

lugares vulnerables a través de la isla. Además, una vez pasada la tormenta, se tomó la precaución de evitar el hacinamiento evacuando en autobuses muchos de los residentes del centro de La Habana. Según informó la prensa internacional, aunque la burocracia puede ser lenta e ineficiente “si en algo tienen destrezas los trabajadores es en la mitigación de desastres”. Si se considera la pobre condición de los edificios y la vivienda, evidentes para mí en un viaje a Cuba hace unos días, pocos fallecieron allí en uno de los desastres naturales más terribles de la historia del Caribe. Un aspecto crítico de la ayuda preventiva se evidencia en que la industria farmacéutica cubana redujo la producción de muchas medicinas para asegurar que habría suficientes sales en caso de necesitarse para la hidratación de pacientes. También se aseguró que la producción de pan no se debilitara y la noche antes se usó gasolina y leña para cocerlo. Ambas actividades fueron constatadas por The Guardian en su

edición del 13 de septiembre de 2017. En contraste a lo que sucedió en Puerto Rico, Telesurtv.net reportó que Venezuela, Ecuador, Panamá, El Salvador y Rusia ofrecieron ayuda humanitaria, algo que la isla colonia no puede recibir gracias a las leyes de cabotaje (el Merchant Marine Act de 1920, también conocida como el acta Jones) y las paranoias del gobierno norteño.

III. Calentamiento global y Trump

Entre Irma y María anduvo José quien muy caballeroso, a pesar de llegar a categoría 4, decidió no entorpecer el show de las dos cíclopes, y no tocó tierra. Fue a disiparse en el alto Atlántico sin pena ni gloria, seguramente con su hombría herida. Mientras tanto, la administración Trump exageraba la ayuda que le daba a lugares como Houston, donde el huracán Harvey derramó más de cincuenta pulgadas de agua, y a Puerto Rico, algo que relataré más adelante . Como

sabrán, el presidente cree que el calentamiento global es un engaño perpetrado por los chinos y aprovechó para decir públicamente que en Puerto Rico el desastre (“the mess”) era de la “hechura de ellos mismos (queriendo decir los puertorriqueños)”. De hecho, es el calentamiento de las aguas del Atlántico lo que ha causado que desde agosto hasta hoy diez depresiones tropicales se haya tornado en huracanes. Los que niegan que los cambios de temperatura son el resultado del recargamiento de bióxido de carbono lanzado a la atmósfera por irresponsables usan el argumento que estas tormentas hubieran sucedido de todas formas. Que son “ciclos” de la atmósfera y que el aumento en la temperatura global no tiene nada que ver con ellas. Sí, es posible que se formaran depresiones tropicales sin ayuda de los que contaminan la atmósfera, pero sabemos por la mayoría de pruebas y análisis científicos constatables, que la aguas calientes aumentan la fuerza de las tormentas y que el aire caliente contiene más humedad. Algo que

hasta un sapo sabe. Como ejemplo, las temperaturas en el Golfo de México en el verano antes de Harvey alcanzaron niveles de 2.7 a 7.2 grados más altos que el promedio. (Joshua Jelly-Schapiro; New York Review of Books, 23 de noviembre de 2017) ¡No en balde los baldes de precipitación causados por Harvey! Sin embargo, los republicanos que controlan el congreso de los Estados Unidos insisten en que el cambio climático nada tiene que ver con la actividad humana ni las tormentas y han permitido que Trump remueva a su país del Acuerdo Climático de París a pesar de que los científicos serios han probado la relación entre la temperatura de la atmósfera y los océanos como causas del aumento en eventos atmosféricos desastrosos.

IV. Economía y salud

María se convirtió en tormenta tropical el 16 de septiembre y, dada la temperatura de las aguas, alcanzó categoría 5 dos días después. Orgullosa de su nuevo

estatus practicó su capacidad destructiva en Dominica antes de llegar a Puerto Rico para arroparlo en viento y lluvia e inducir los destrozos mayores que ha sufrido la isla desde que San Felipe casi la aniquiló en 1928. Ese huracán acabó eliminando la industria del café y forzó al monocultivo de la caña, movida que fue funesta no solo para Puerto Rico sino, al fin y al cabo, para Cuba. María parece haberlo destruido todo. Si es cierto que Irma trastornó el turismo Cubano con su paso por el noroeste de la isla, particularmente en sus cayos norteños, el país se repuso relativamente rápido y, como testigo ocular entre noviembre 11 y el 18 del corriente, es poco, si algo, lo que permanece dañado (fuera de los edificios destruidos que estaban por sucumbir). La gente tiene luz y agua, que ha faltado en Puerto Rico por más de 60 días. El aeropuerto Luis Muñoz Marín estuvo inoperante por varios días y muchos hoteles en los que se depende para nuestro turismo también.

Hay que entender que dos semanas antes de arribar María aún quedaban 80,000 personas sin electricidad y, como si fuera una amarga epifanía, el gobierno se dio cuenta que, además de su deuda impagable de más de $78 billones de dólares (ver más adelante para el más reciente estimado) la Autoridad Eléctrica de Puerto Rico (PREPA) estaba en banca rota también, con deudas de sobre $9 billones. Peor aún, la edad promedio de las plantas generadoras de electricidad es 44 años, y el mantenimiento y reemplazo que habían recibido, deficiente y superficial. A la situación había que añadirle que desde el 2012, la Autoridad ha perdido 30% de sus empleados. No debe sorprender entonces que cualquier efecto sobre la maquinaria eléctrica, las plantas claves como Palo Seco, y las subestaciones que relevan la energía en la red tuviera un efecto multiplicador sobre las deficiencias que se manifestaron. El resultado final fue que aproximadamente tres millones quedaron sin electricidad (The New York Times; 21 de septiembre de 2017) y 44% de la población carecía de agua (Washington Post; 6 de octubre de 2017).

CNN Money (28 de septiembre de 2017) y el Japan Times (4 de octubre de 2017) estimaron daños de más de $90 billones de dólares causados por la tormenta, y Mother Jones (13 noviembre de 2017) citó al gobernador R. Rosselló con un nuevo cálculo de poco más de $95 billones. Rosselló desglosó los gastos como sigue: $46 billones para la reparación y reconstrucción de viviendas dañadas o destruidas, $30 billones para reparar la infraestructura, y $17.9 para recuperación a largo plazo.

Para octubre 24 Prensa Asociada y Fox News reportaron 51 muertes como resultado de o asociadas al huracán, pero ya sabemos que la cifra se acerca a ¡500! La incompetencia en contabilizar los casos fatales revela la falta de cohesión en el gobierno y refleja el resultado de la ausencia casi completa del secretario de salud durante los periodos más difíciles. Tal vez para mitigar su evidente distanciamiento de lo que ocurría a su alrededor, el neurocirujano sugirió vacunar las mascotas que compartirían con sus dueños los refugios. Aunque la vacunación de animales puede ayudar a disminuir la propagación por contacto con la orina de los animales portadores, la posibilidad que las mascotas infecten a sus dueños es poca, a menos que vivan en lugares donde pululan las ratas o animales infectados. En el mundo entero los casos asilados y las epidemias se deben principalmente a contacto directo con la orina de esos roedores o con aguas contaminadas con orina. Se ha circulado en algunos medios que había 76 casos sospechosos y dos confirmados, pero desde octubre 25, no se sabe nada más. La falta de información al respecto, como en el caso de las muertes, incrementa la desconfianza en la información que se recibe del departamento de salud.

Peor todavía, el barco hospital USNS Confort llegó a Puerto Rico una semana después que el huracán pasara, pero sus 250 camas y su equipo, lo último en el mercado desde el punto de vista de equipo médico, casi no se usaron a pesar de los problemas de abarrotamiento

en los hospitales locales. El gobernador explicó que “problemas de comunicación” impidieron los referidos por bastante tiempo. Por fin, una vez resuelto este otro problema de falta de coherencia gubernamental se atendieron sobre 1500 pacientes y se llevaron a cabo sobre 150 cirugías y varios partos. ¿Cuánto más hubieron hecho si la incompetencia gubernamental no fuera tan abundante?

V. Saqueo y abuso

Poco después de que María nos devastara el gobierno azul volvió a las prácticas por las cuales lo conocemos bien y contrató—por $300 millones—una compañía de Montana que tenía dos empleados. Whitefish suena a chiste: el juego del pescaito o “go fish”. Sin embargo, para una isla quebrada acudir a una compañía sin experiencia y sin empleados, nos hace pensar que lo que estaban pescando los que compusieron la idea de Whitefish eran dólares. Una exoficial del Departamento de Energía de los Estados Unidos, cuestionó inmediatamente la lógica y la practicidad de dicha movida. También le pareció extraña a muchos congresistas y senadores norteamericanos y se sospechó que el secretario de lo interior (EE.UU.) Ryan Zinke, quien es de Whitefish, Montana, estuviera involucrado en un esquema para privatizar PREPA. (Washington Post; “Small Montana firm lands Puerto Rico’s biggest contract to get the power back on”. 23 de octubre de 2017), algo que el ejecutivo negó más tarde (en realidad nos se sabe). Luego de que FEMA desaprobara del contrato (Reuters; “FEMA cites concerns over repair contract in Puerto Rico.” 27 de octubre de 2017) y que varias auditorías lo encontraran sospechoso el gobernador Rosselló ordenó que lo cancelaran. La pregunta es obvia, ¿quién ordenó que lo firmaran? ¿Quién trajo la compañía a la atención de este gobierno que ha mostrado que su forte es el desmadre y la incapacidad comunicativa? ¿Cómo es posible que el gobernador no supiera los detalles del contrato y el perfil y la ejecutoria de la compañía? Cuando se vuelva

a alguna similitud de normalidad una investigación de todo este escándalo es mandatoria. Están, además, los tejemanejes de los múltiples contratos con compañías recién formadas por donantes y allegados al PNP para manejar los donativos a la isla y para dar servicios a los necesitados.

La respuesta del gobierno de EE.UU. a la catástrofe tardó unos días y fue parcial en el sentido que las leyes de cabotaje (Acta Jones de 1920) continuaron evitando que ayuda humanitaria en barcos no procedentes de EE.UU. pudieran anclar en la isla. Cuando se otorgó un permiso para sobrepasar en Acta Jones fue por 7 días, y solo para el transporte de combustible. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) concluyó que habría suficientes barcos con la bandera de EE.UU. para mitigar los problemas y no se necesitaba ayuda de más ningún lugar (Ver página web de DHS; “DHS Signs Jones Act Waiver”, 8 de septiembre de 2017; The New York Times; “The Law Strangling Puerto Rico”, 25 de septiembre de 2017).

Cuando todavía no emergíamos de nuestro asombro con la lentitud de la ayuda, vino la visita de Donald Trump en octubre 3 en la que le tiró toallas de papel a un grupo de personas, dijo que Katrina “sí era un verdadero desastre” sugiriendo que María no lo era (Huffington Post; Frej, Willa; Fang, Marina; 3 de octubre de 2017; “Trump Downplays Puerto Rico’s Suffering, Says It’s Not A ‘Real Catastrophe Like Katrina’”). Y como si fuera poco, que Puerto Rico “había desbalanceado el presupuesto de la nación”. Ante las críticas de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz sobre la pobre y lenta ayuda, la tildó de tener “pobres habilidades de liderazgo” (NYRB, 23 de noviembre de 2017; p. 59). Descontento al parecer de su falta de empatía y de seriedad, trató de alcanzar un nadir más bajo con un twit en el que el presidente indicó “que FEMA y los militares no podían estar en Puerto Rico para siempre” (Chicago Tribune; Thomas, Ken; Taylor, Andrew; 12 de octubre de 2017; “Trump lashes out at Puerto Rico as

House passes $36.5 billion aid package”). Sin embargo, John F. Kelley, jefe de personal de Casa Blanca indicó que la ayuda duraría hasta que se completara el trabajo. Es evidente que Trump no sabe que los EE.UU. han estado aquí por 119 años llevándose nuestro dinero y que los prestamistas de Wall Street han engañado a nuestros gobiernos prestándole dinero que no pueden pagar. Como parte del saqueo, el congreso aprobó un préstamo de $4.9 billones, cantidad irrisoria para lo que se necesita, y agobiante para un isla cuya deuda, incluyendo obligaciones por las pensiones, ronda ahora los $123 billones (The New Yorker; Sheelah Kohlatkar; “Profiting from Puerto Rico’s Pain”; 6 de noviembre de 2017). Lo que sí, y como se indica en la columna que acabo de citar, después de María muchos deudores han abandonado la idea que podrán cobrar. Mientras tanto, como señala Kohlatkar, desde 2014, Puerto Rico ha gastado $300 millones en consultorías sobre cómo manejar la deuda. En 2017 solo, el gobierno ha gastado $1 millón mensual pagándole a la firma McKinseypor “consultoría estratégica”.

VI. La situación, similitudes y el futuro

Mencioné al principio de esta columna la segunda guerra mundial con toda intención. Desde entonces hasta la caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 la isla tenía valor estratégico por su posición geográfica, pero desde entonces y después del cierre de las bases de Ramey y de Roosevelt Roads, y los desarrollos electrónicos que permiten acciones bélicas desde un laptop, poco le importamos a los EE.UU. Los que quieren argumentar contrariamente viven en un autoengaño continuo. Aquellos que no se dan cuenta que las consecuencias de Irma y María y las acciones del gobierno PNP alejan cada vez más la anexión de Puerto Rico a EE.UU., viven en una burbuja en las que todos tienen la misma alucinación y comparten el desconocimiento político— la oposición de los americanos al anexionismo de una isla pobre y endeudada y, dicen, habitada por mulatos— que es responsable por sus sueños fantasiosos.

¿Cuál es la diferencia entre el bloqueo de Cuba y el bloqueo de Puerto Rico a través de las leyes de cabotaje? Ninguno, pues limita la habilidad de ambos

para negociar mejores términos con otros países para muchas cosas. ¿Quiénes son los peores enemigos de Cuba y sus ciudadanos? Los cubanos que han cabilideado con los republicanos norteamericanos a favor del embargo. ¿Quiénes son los peores enemigos de Puerto Rico? Los puertorriqueños que viven aquí y quieren ser estado y no han hecho nada en contra de las leyes de cabotaje. Por lo menos los cubanos que están a favor del embrago no viven en Cuba.

De cara al futuro hago las siguientes sugerencias (se que hay muchas y las pueden añadir): Desde ya hay que olvidarse de gastar dinero en cabildeo por la estadidad. Desde hoy: 1. Hay que concentrar en asegurar el sistema eléctrico soterrando los cables en las zonas urbanas.

2. Hay que suprimir el desarrollo de nuevas urbanizaciones y rehabilitar la vivienda urbana.

3. Hay que recurrir al viento y al sol como fuente de energía y decirle adiós al petróleo y a los que se lucran de su manejo y venta.

4. Hay que reducir el tamaños de la legislatura teniendo ocho distritos políticos: Arecibo, Caguas, Carolina, Guayama, Humacao, Mayagüez, Ponce, y San Juan. Cada uno tendría dos representantes (senadores). Un vice Gobernador electo sería el presidente del cuerpo, con voz, pero con voto únicamente cuando haya empate entre los miembros.

5. Cuanto antes se redistribuirán las alcaldías entre los distritos y habrá solo 8 alcaldes. 6. Desde hoy no se aceptará ninguna promesa de campaña que no sea hacer cumplir con estos preceptos; se votará en contra de cualquiera que quiera desviarse de ellos.

El único legado que debe dejar una gobernadora o gobernador es cumplir con que Puerto Rico jamás vuelva a carecer de lo básico para la vida: electricidad, agua potable, y un techo firme sobre la cabeza de toda familia y ciudadano que vive solo, sin distinción de género u orientación sexual en ambos casos. En otras palabras, el único legado es mejorar la infraestructura de Puerto Rico.

Todo gobernante asegurará que toda la infraestructura será mantenida con inspecciones y reparaciones cada cuatro años. El gobierno usará todos sus edificios y disminuirá los gastos de alquiler. No habrá dinero externo para las campañas políticas, que durarán cuatro meses hasta el día antes de la elección general. El gobierno asignará dinero a los tres partidos tradicionales para la campaña.

Puerto Rico se convertirá en una nación donde la agricultura y la industria alimentaria provea por lo menos 50% de la comida que consumimos. Puerto Rico exigirá la eliminación de las leyes de cabotaje. Se negociará la condición de ser ciudadano norteamericano, que parece ser una petición mayoritaria en la isla. De ser rechazada se buscará el reconocimiento internacional de la ciudadanía puertorriqueña.

__________ Publicado originalmente en 80 grados en noviembre de 2017. Fotos de https://earthobservatory.nasa.gov/

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