Revista Cuaresma 2016

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CUARESMA

de Sevilla

A単o 2016

Revista



Editorial

Cuaresma 2016 Como desde hace once años, las primeras letras de esta publicación que ahora tiene entre sus manos, deben y merecen dar forma a unas palabras de agradecimiento, puesto que estas páginas que ahora se dispone a consumir no son más que el fruto del trabajo y del cariño, mucho, de una ingente cantidad de personas, algunas recién incorporadas a esta “familia” de Cuaresma y otras, quienes llevan ya desde hace bastante ayudando a poner ante los ojos de sevillanos y foráneos esta cofradía de papel que asoma por la puerta en estas fechas tan señaladas. También son tradicionales en estas líneas ciertas interpretaciones sobre cómo la ciudad convive con sus problemas y cómo de ellos vamos dando cuenta en estas páginas. Y nos alegra, aunque desde nuestra humilde y poco equiparable perspectiva, ir comprobando cómo parece que lo peor de la manida crisis tiene pinta de haber quedado atrás: han sido numerosas las llamadas y peticiones de nuevos clientes por encontrar un espacio publicitario en la revista y no todas han podido ser atendidas, puesto que el espacio es finito y la fidelidad de nuestros patrocinadores, ¡laus deo!, deja pocos huecos, cosa que significa, y no solo económicamente, mucho para nosotros.

Pero como no todo puede ser del color azul del cielo despejado con el que soñamos para los días de semana santa, sí que queremos dejar constancia de la preocupación que, en torno a todos los ámbitos de nuestra vida como cofrades, sevillanos y ciudadanos, percibimos de los tiempos y modos con los que nos vemos obligados a convivir. No nos parece de recibo el grado de crispación, e incluso virulencia, que podemos detectar en ese peculiar universo de las redes sociales, arma de comunicación importante -a la que nada ni nadie debe renunciar- pero con un poder de destrucción tan masivo como pocos hemos conocido. Y es que, amparados por el anonimato y la cobardía, se suceden ataques, descalificaciones y calumnias con demasiada impunidad, confundiendo el derecho de la libertad de opinión con el ataque hacia unas costumbres (religiosas, sí, religiosas) que desde hace siglos han conferido el carácter de esta ciudad. Por ello, y desde estas líneas, animamos a disfrutar de Sevilla y su semana santa desde el respeto a la tradición, a lo que cultural y económicamente supone para la ciudad, y, principalmente, a los valores religiosos y espirituales que soportan esta manera de entender las enseñanzas de los evangelios. Pedimos, exigimos y merecemos un respeto, ese mismo que parece tan en desudo en tantos ámbitos de nuestra vida. Que los niños que hoy piden cera a los nazarenos sean mañana personas respetuosas, tolerantes y valientes a la hora de afrontar la Fe que han heredado de sus mayores.

REVISTA CUARESMA DE SEVILLA 2016 Director: Juan Salas. Dirección Creativa y Comercial: Fernando Salazar. Dirección Artística: Ángel Bajuelo. Fotografías: Salazar - Bajuelo y distintos autores. Diseño y maquetación: Belén Briones (Sulime Diseño de Soluciones). Imprime: Imprenta Rojo. Depósito Legal: SE-1595-06 (Queda prohíbida la reproducción total o parcial de esta obra, salvo expresa autorización de los propietarios de sus derechos)

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Carta del Alcalde de Sevilla Ya van acabando estos días de Cuaresma, este tiempo que hora a hora va reuniendo los ecos de la Semana Santa que llega, como cada año y como nunca, porque la emoción con que se recibe y con que se ultiman sus preparativos nace siempre con la fuerza de un nuevo inicio.

La ciudad se vuelca con esta fiesta, participa y la disfruta. Sólo con ese compromiso con ella misma puede Sevilla hacer grandes cosas el resto del año, grandes proyectos comunes de los que la Semana Santa es uno de los mejores ejemplos. La Semana Santa es uno de los principales atractivos para quien quiere conocer nuestra

Turismo


cultura, nuestras tradiciones, nuestras calles, nuestra forma de entender la vida. Esa forma de vida es precisamente el producto de la hospitalidad de siglos con otros pueblos, hospitalidad que, sobre todo en la Cuaresma, practicamos con quien nos visita, y producto también del más profundo y sincero

Saluda Alcalde respeto a nuestras tradiciones, siendo estas patrimonio particular de cada sevillano y sevillana y del conjunto de esta ciudad. Es la imagen que reciben los turistas que llegan para disfrutar de nuestra Semana Santa y de todo lo que Sevilla puede ofrecer. Quiero aprovechar estas líneas para agradecerle a las y los artífices de esta imagen: al personal encargado de velar por la seguridad, el transporte o la limpieza; a las personas que, como quienes forman parte de la revista Cuaresma, ponen todo su tiempo y todo su talento al servicio de estas fiestas; a las hermandades y cofradías, y, especialmente, a ti, a usted, a cada sevillana y sevillano que pone de su parte para que la ciudad siga haciendo de estos días los más señalados del calendario de Sevilla, desde aquí y para el resto del mundo. Les deseo una feliz Semana Santa. Juan Espadas Cejas Alcalde de Sevilla



Otoño azul y plata Fue el sábado 24 de octubre cuando Sevilla se invitó a un poquito de Domingo de Ramos por adelantado. Más de 12 horas estuvo la Virgen de la Hiniesta en la calle, en conmemoración de su 450º aniversario fundacional como corporación de penitencia , para lo que se ideó una salida extraordinaria que la llevó por una serie de templos en los que ha residido la corporación de San Julián a lo largo de tantos años y otros lugares significativos que no suelen formar parte del tradicional itinerario dominical en la semana santa. Acompañada en todo momento por un numeroso público, sobre todo en las horas centrales de la tarde y primeras de la noche, el cortejo alcanzó su sede canónica con las primeras luces del domingo. Una jornada superlativa e inolvidable para los miles de sevillanos -hermanos, vecinos o simples devotos- que viven y sueñan con sus corazones azules y plata.

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1. La Virgen de la Hiniesta, en la Iglesia de los Terceros, sede de la hermandad de la Cena, a donde llegó pasada la media noche. 2. El paso de palio, delante de la espléndida fachada de San Luis de los Franceses, donde estuvo radicada la parroquia durante parte de los años 40, obligada por el incendio que sufrió San Julián a cargo de las hordas republicana durante la Guerra Civil. 3. La dolorosa de Castillo Lastrucci deja atrás Santa Marina, desde donde efectuó salida procesional en la primera mitad de los 90, durante el tiempo que duraron las obras de restauración (1989-1994) de su sede canónica.

Fotografías: Salazar - Bajuelo



Un Lunes Santo Real La jornada del Lunes Santo de 2015, 30 de marzo, pasará a la historia de la Semana Santa de Sevilla. S.M. el Rey Felipe VI, en su primera semana santa como jefe del Estado, visitó nuestra ciudad y no quiso perderse algunos de los momentos más significativos de la jornada cofrade. Desde las primeras horas del mediodía hasta bien entrada la tarde, acompañado por distintas autoridades, disfrutó de las cofradías y del cariño que le profesaron sevillanos y visitantes.

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1. S.M. el Rey contempla, desde la Delegación del Gobierno, el paso del Señor Cautivo de Santa Genoveva. 2. Visita a los titulares de la Hermandad del Museo en las primeras horas de la tarde del Lunes Santo. 3. Felipe VI concede la venia desde el palquillo de La Campana a la Hermandad de la Redención. 4 y 5. Acompañado por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz, admira el misterio del Beso de Judas. Minutos después fue invitado a llamar al paso de la Virgen del Rocío. 6. En la sacristía de la parroquia de San Andrés, S.M. el Rey firma en el libro de honor de la Hermandad de Santa Marta. Fotografías: Salazar - Bajuelo, ABC de Sevilla y El Correo de Andalucía



de vísperas Tiempo deTiempo vísperas Fotografías: Salazar - Bajuelo y ABC de Sevilla

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1. Cartel anunciador de la Semana Santa 2016, obra de César Ramírez. 2. y 3. Jesús Martín Cartaya, maestro de fotógrafos, recibiendo el premio de El Llamador de manos del alcalde de Sevilla, Juan Espadas. 4. El crucificado de las Cinco Llagas, en la Catedral, durante la celebración del clásico Vía Crucis del primer lunes de Cuaresma, organizado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías.

4 Fotografía: Salazar-Bajuelo



Romance de tu guapura Pero qué bonita eres, Dulcinea de San Gil, hilandera de Velázquez, doña Jimena del Cid y Piedad de Miguel Ángel. Eres pupila de Bécquer, eres la Beatriz de Dante. Pero qué bonita eres, para Bernini eres Dafne, Dama de Baza y de Elche, eres la Ofelia de Hamlet, mil y una noches al verte los ojos de Sherezade. Telethusa que no duerme, Atenea de las artes, Helena, Ariadna, Penélope, Victoria de Samotracia, pero qué bonita eres, eres Soledad lorquiana, Julieta cuando se muere, faraona soberana, gran esfinge de Guizé,

Nefertiti la egipciana, Madonna de Rafael, la cazadora Diana, la Concepción de Murillo, la diosa Venus de Itálica, de Boticcelli y de Milo. En Mileto fuiste Aspasia, Antígona para Esquilo, en la libertad estatua, en Goya fuiste un estilo y del Toboso en la Mancha. En Valdés Leal, chuchillo, en Zurbarán una Santa, Afrodita en el Olimpo, en Egipto Cleopatra, para Cervantes molino, la más Preciosa gitana, para Quevedo un suspiro, para don Juan no alcanzada, para don Álvaro el sino, para Leonardo pintada con una sonrisa en vilo, y en Calderón de la Barca eres el sueño perdido que Segismundo te canta. En Macondo te han escrito y te han perdido en la Arcadia, eres en Ocnos un mito y en Carmen Laffón, Doñana. Pero qué bonita eres, Zenobia juanramoniana, costumbrismo de Esquivel, la Guiomar machadiana, anhelo

por Alberto García Reyes

de Montañés, quimera de la Roldana, paz de Cansinos Assens, la muerte rauda de Sawa, de Montesinos la miel, eres la reina de Juana, el león de Rafael, un Rodrigo de Triana con voz de Lole y Manuel, América en esmeraldas, el Gallo en el redondel, pentagrama en Font de Anta, nenúfar verde en Monet, el velo de Santa Ángela, estatuario de José y del Niño de la Palma, cartucho de Pepe Luis, la media de uno de Camas, el amor de Almutamid, el Pali por sevillanas, luna creciente de abril, Caracol con sus campanas, Pastora con su mandil, el cuerpo de la Giralda, pesares del Peregil, el mástil de la guitarra, la velilla del

candil, seguiriya de la fragua, carbonería febril ardiendo en la calle Parras, Vallejo roto en San Luis, un tango de Aurora Vargas, la soleá de Joaquín, un muletazo del Paula, que ni Antonio el Bailarín, bailó jamás como bailas. Eres la musa de Albéniz, en Turina eres sonata, una cantiña del Beni, la vida breve de Falla, la cabal de Franconetti, amor brujo y serenata, las aguas del río Betis, la luz de la Madrugada, la noche alumbrando el cenit y ocaso de la mañana. Eres más bella que nadie, eres la que siempre gana, eres el eco que truena en la maleta italiana que nos puso la sentencia de padecer cinco llagas. Eres la mayor almena del castillo que nos guarda, la cumbre de la belleza de esta tierra de Esperanza. Por eso aquí a las mujeres que son guapas por condena no les decimos bonitas: las llamamos Macarena.



El mundo es redondo rueda Tiempo de yvísperas

por Julio Jiménez Heras

El último dobladillo casi toca el suelo, justo por encima de los zapatos. Lo poco que quedaba cogido en el hombro da de sí para ahormarse al cuerpo cambiante del nazareno. La que se preveía una túnica para un buen puñado de años prestará el último servicio a su actual dueño la próxima Semana Santa. Se llenará de nuevo de cera, se desprenderá de nuevo de ella en la tintorería. Al cabo de un año -o de dosvolverán a recogerse los dobladillos y a estrecharse la medida de los hombros para hacer el molde del nazareno que viene detrás, aún más pequeño. Ya guarda el sueño de los justos en el ropero la ropa de monaguillo que pasó de mano en mano cuando todo era alegría, canasto de caramelos y quedarse frito en el carro cuando la cofradía llevaba un rato en la calle. El veterano nazareno, doblado ya el Cabo de Hornos, perderá gustosamente su sitio en la cofradía para mudarse al tramo del hijo mayor, que ya se quema orgullosamente las manos con la cera de la noche. Intentando alargar su estancia en la cofradía antes de que lo saquen de la fila. Volver a los mármoles del templo es uno de los primeros ritos iniciáticos del joven nazareno. Así crecen los cuerpos, menguan las túnicas, se achican los capirotes y envejece el color de las medallas.

Las calles por las que van y vuelven a la iglesia han ido cambiando con los años, habitualmente a peor. Los modos, los sonidos y las maneras de la cofradía también han cambiado con el paso de los años. Y la jornada ha crecido en número de cofradías en todo este tiempo. La Semana Santa en la calle que él vivió tiene ya poco que ver con la que enseña a sus hijos, con cierta sensación de predicador en el desierto, de transmitir una Semana Santa que vive más en su memoria que en la verdad de la ciudad. La Semana Santa que empieza en el presbiterio de la Basílica de San Lorenzo. Que enseña en brazos al más chico de la casa cuando se acerca un misterio de plumas, sayones y tronos. La vida le irá mostrando que más allá de la palmera de Zaqueo o del brillo de las cornetas, la verdad está en la mirada alta del Cachorro. En la cara de la Virgen de la Esperanza. En lo poco que permanece mientras el resto del mundo gira. Por eso esta verdad cuenta el tiempo por siglos. En San Gil, en el Patrocinio, en San Lorenzo. Les cambiaron los pasos, el hábito de sus nazarenos y el nacer y el morir de sus miles de hermanos, que ahora sacan sus papeletas de sitio desde el smartphone. Los nazarenos de las túnicas menguantes crecerán y enseñarán a sus hijos que el mundo es redondo y rueda, que para eso se quitan y se ponen los dobladillos, para que las verdades de Sevilla sigan dando sentido a la vida. Fotografías: Salazar - Bajuelo y Beatriz Colado


Entre el cielo y el suelo Range Weahter Forecast) europeo. Ambos tienen varias salidas al día -cuatro el GFS y dos el ECMWF- que van hasta +384 horas en el primer caso y hasta +240 horas en el segundo. Para realizar una predicción lo que se hace es estudiar varías salidas consecutivas para el mismo día, con el objeto de comparar tendencias dentro del mismo modelo así como similitudes y diferencias entre ambos. Ello quiere decir que cualquier fenómeno que aparezca en una salida, ya sea una borrasca profunda o un anticiclón potente, no se van a considerar como predicción hasta que dicho fenómeno no aparezca en varías salidas consecutivas y en ambos modelos. Hay que tener en cuenta que cuanto más alejados en el tiempo estemos más posible es que los modelos cambien y por tanto una predicción a más de diez días vista es susceptible de tener pocas probabilidades de ser válida. Llega la cuaresma y con ella, todos los ritos que año tras año nos acompañan. Uno de ellos, demasiado en boga en estos últimos años, es preguntarse sobre el tiempo que nos va a hacer. Aprovecho esta oportunidad que me brindan para dar mi visión como aficionado a la meteorología, dejando claro que NO es una ciencia exacta debido, entre otras cosas, al comportamiento caótico, es decir impredecible muchas veces, del tiempo. Por otra parte, intentar hacer una predicción a más de diez días vista es ciencia ficción: páginas webs, foros, twitter, Facebook, incluso los mensajes al móvil, todo es poco para que el cofrade pueda saber el tiempo que hará en la semana mayor según Sevilla y poder asegurarse que sus titulares lucirán magníficos bajo un sol radiante y un cielo azul después de un año de trabajo. Para realizar las predicciones que nos encontramos en las distintas webs, así como en los telediarios, los meteorólogos se sirven de diversos modelos de predicción. Dichos modelos son programas informáticos que “modelizan” la situación en el futuro usando los datos actuales a través de ecuaciones diferenciales muy complicadas y de difícil manejo. Debido a esto, cuanto más lejos del presente vayamos más podrán diferir dichos modelos. Los dos modelos más usados son el GFS (Global Forecast System) americano y el ECMWF (European Centre for Medium-

Una vez que nos vamos acercando a la fecha en cuestión entra en juego un tercer modelo de predicción, el HIRLAM, propio del AEMET (la Agencia Estatal de Meteorología) que se usa para predicciones a más corto plazo (+48 h). Si, como todos esperamos, las predicciones apuntan a días de estabilidad el trabajo predictivo acaba aquí. Se habla de tiempo estable y soleado y se disfrutan de las cofradías. Pero si, por otro lado, los datos apuntan a días inestables con tendencia a las precipitaciones entonces entran en juego las imágenes a tiempo real del satélite y del radar. Es imposible averiguar el momento en el que el agua puede llegar a un punto determinado con más de tres o cuatro horas de antelación. Se intenta hacer un seguimiento de las mismas por medio del radar, y de las


por Antonio Delgado Fotografía: Salazar-Bajuelo, ABC y El Correo de Andalucía

nubes por medio del satélite para ver cuánto tiempo puede tardar la lluvia en afectarnos o qué puede emplear en pasar. Y siempre rezar para que no se produzca algún núcleo de rápida evolución que ni siquiera aparezca en el radar. Cuanto más débil y localizada sea la lluvia más difícil de predecir su aparición. El tópico de que predecir el tiempo en primavera es muy difícil no por tópico deja de ser cierto. Las mejorías transitorias, las precipitaciones de rápida evolución o los días que abren a partir de las 14 horas van a seguir existiendo siempre, pero cuanto más información tenga una junta de gobierno más fácil será para ella tomar una decisión acertada. Para finalizar, me gustaría comentar que en demasiadas ocasiones, la labor de alguien como yo, que ayuda a una junta de gobierno a tomar una decisión trascendental es un momento tan crítico como resulta un cabildo extraordinario de salida, es bastante complicada.

Muchas veces se encuentra uno muy lejos de Sevilla, uno intenta compaginar su yo cofrade con su yo aficionado a la meteorología: el cofrade quiere ver los tramos de nazarenos en la calle y el meteorólogo sabe lo traicionera que puede ser la lluvia. La decisión más fácil es siempre el no salir si hay riesgo de lluvia, pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de sentimientos y no de cuestiones objetivas. De todas maneras esperemos que para la Semana Santa de 2016 no haya que mirar al cielo sino a los pasos. Tiempo al tiempo.



SantĂ­simo Cristo del Amor - Domingo de Ramos



Apuntes DOMINGO de RAMOS Siempre nos cuesta trabajo dar consejos o recomendaciones para un Domingo de Ramos. Sea usted visitante o sevillano de pura cepa, sea consciente desde primera hora de que se presta a disfrutar de una jornada única e irrepetible. Desde que comience el día vaya acostumbrándose a la bulla, masa ingente de personas dispuestas a hacer cola para visitar a las hermandades en sus templos antes de las salidas –incluso aquellas que efectúan sus desfiles procesionales en los próximos días abren hoy sus puertas- y no desespere si a medida que llega la tarde y la noche le cuesta más trabajo de lo esperado encontrar lugar en cualquier calle para ver el tránsito de una hermandad, o para poder tomar un refrigerio. Es Sevilla y es Domingo de Ramos… Este es el día en el que los sevillanos se reencuentran con la infancia, reflejada en esos nazarenitos blancos con la cruz de Santiago roja, con ocasión de la salida de la Borriquita. La popular “rampla” volverá a ser ese peculiar puente que pose sobre el suelo sevillano el paso de los niños, así como horas más tarde los de sus mayores de la cofradía del Amor. Anote la Plaza del Salvador como uno de los escenarios imprescindibles del día. La primera hermandad en poner sus pasos en la calle es La Paz. El parque al mediodía -no nos cansamos de decirlo, año tras año- es un enclave más que recomendable, sobre todo si busca un sitio con amplitud, pero si prefiere verla en un horario más tardío, déjese caer por el Arenal o ya, en la intimidad de la noche, en la recogida

por las calles adyacentes a la parroquia. Las primeras horas de la tarde nos llevan a la salida de Jesús Despojado, tan recomendable en esos momentos como en los instantes previos a su recogida, en las primeras horas de la ya noche, pero ambos repletos de gente, así que no le será sencillo... San Roque se puede ver cómodamente a la salida de su templo, pero si no le asustan las apreturas, espérenla de regreso y acompañen sus pasos en el bonito recorrido de regreso tras dejar atrás la iglesia de San Esteban. La hermandad de la Sagrada Cena abarrota las calles próximas a su sede tanto a la salida como a la entrada, así que mejor aguárdela a la noche. La Estrella inaugura la semana mayor según Triana. El puente a la ida con la luz de la media tarde o el tránsito por la calle Adriano, ya de noche parando ante la capilla del Baratillo, debe quedar subrayado entre sus planes porque la tarde por San Pablo o Reyes Católicos se convierte en un (casi) imposible. La noche, perfecta aliada, hace aún más bella a la cofradía de la Hiniesta. Desde que se escapa por Doña María Coronel hasta San Marcos y de ahí hasta San Julián podrá disfrutar de escenarios insuperables. Y para terminar, nada mejor que coger sitio desde pronto en la aforada calle Santa Ángela a la espera de los pasos de la Amargura en su camino de regreso. Precioso e intimista el rezo, el canto, de las Hermanas de la Cruz de rodillas en el zaguán del convento. Pero si no quiere esperar tanto, véala por la tarde en la Alameda o por la plaza del Salvador, ya de regreso a su templo.


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El día que no existió por Javier Rubio

de lanzamiento de nuestro gozo a la que acaban de abrírsele las puertas del cielo para que un reguerito de nazarenitos blancos hilvane con sus pespuntes la carrera oficial donde irán cosidos nuestros anhelos durante una semana completa.

Ocurrió algunas veces un Domingo de Ramos lluvioso, cenizo y gris, pero yo no los recuerdo. Hubo días plomizos, ventosos, desabridos y fríos como un mármol, pero se me han olvidado. Echo la vista atrás, después de tanto tiempo, y no logro acordarme de ninguno de esos días feos, escurridizos y esquinados que se esconden tras las nubes de primavera jugando al escondite. Qué le vamos a hacer. La memoria es selectiva y uno sólo recuerda Domingos de Ramos esplendentes, luminosos y blancos como la estela de un cometa que nos visitara de año en año, fiel a su cita con la órbita terrestre. Sólo veo blancor espejeando en el jardincillo delante de la parroquia de San Sebastián donde forman los nazarenos de la Paz. Sólo recuerdo sol alto de marzo asomándose a la muralla de la Macarena por San Julián. Y un cielo abierto como la mano de una novia que me esperara al otro lado del río, en la orilla de Sevilla, mientras cruza el puente la Estrella. Hubo un Domingo de Ramos que se desbarató, o eso me han contado, porque soy incapaz de poner en pie los recuerdos, que sólo me conducen por la calle pisando los adoquines en los que reverberan los siglos camino del compás de la Laguna, mancebía antigua y hoy Molviedro olvidado, medio perdido camino de ninguna parte. Llovió un día y otro granizó, según tengo entendido después de leer las crónicas y los anales de un tiempo que ya no existe, que ni es el tuyo ni es el mío, porque no nos lleva al Salvador, a esa rampa

Ya no me hace falta ver el Domingo de Ramos, porque lo he hecho mío, como el viejo Simeón vio cumplida la profecía en la fiesta de la Presentación. Ya puede nublarse y caer chuzos de punta todos los Domingos de Ramos que me queden por vivir porque yo ya lo he conocido por los siglos de los siglos, amén. Y guardando mi alma ese recuerdo de días en sazón como fruta madura, ¿cómo queréis que me llegue el entendimiento para traer a la memoria un Domingo de Ramos desapacible, monótono o resquebrajado? Ese día nunca existió y mienten quienes digan que lo han conocido. Ese día de palmas, de ramones moteando de verde el albor de la mañana, de luz cegadora doblando las esquinas, de cálido céfiro transparente no puede ser ese mismo Domingo de Ramos tristón y aburrido que decís. Os desmienten los hechos, incontrovertidos e irrefutables, que suceden alrededor: el palio de Gracia y Esperanza atravesando la trinchera encalada de la memoria viva de la ciudad por Caballerizas; el misterio sangrante hecho Amor filial en el Salvador; el rompeolas dorado chocando con la fuerza de mil cornetas contra el Silencio ante Herodes; el río extendido a los pies de una Estrella caída del cielo justo en San Jacinto; el Arenal despojado de sus ropajes de barrio de tronío para que entre la Virgen de los Dolores y Misericordia; el despreciable gesto del vil Judas apartándose de la Cena fraternal; la Hiniesta renacida de sus cenizas cuantas veces sea necesario; el parque infinito de una infanta de España para una Reina a punto de ser coronada. Qué más pruebas queréis de que el Domingo de Ramos es glorioso, bendito y único como dicta la memoria de nuestra frágil condición humana. Puede que lloviera acaso un Domingo de Ramos, pero entonces no fue ese día primero de nuestra impaciencia, portal de todo nuestro entusiasmo, atrio de ese palacio majestuoso amueblado de recuerdos que llamamos Semana Santa.

El artículo

Domingo de Ramos





Sant铆simo Cristo de la Expiraci贸n (El Museo) - Lunes Santo



Apuntes LUNES SANTO No estará SM el Rey, como sucedió el año pasado en tan histórica visita, pero hoy vuelve a ser Lunes Santo y pocas cosas se parecerán a las que se vivieron en la jornada de ayer. Por la mañana el aspecto de la ciudad es muy parecido al de cualquier lunes -hablamos de una jornada laborable- así que nos resultará fácil adivinar que a medida que vayan cayendo las horas de la tarde las calles se irán poblando de gente en mayor medida, lo que hace más que recomendable aprovechar las primeras horas del día para ver cofradías. Se estrena la nómina con la hermandad del Polígono de San Pablo, que viene desde su barrio, lejano, sí, pero no tan distante. Aunque los escenarios de sus primeras y últimas horas no sean las calle intimistas que tanto puedan gustarnos, las muestras de emotividad que a buen seguro podremos contemplar entre sus gentes justificarán la visita a esa Sevilla extramuros. Igual de recomendable resulta la salida del Tiro de Línea, donde Santa Genoveva pone en la calle cientos de nazarenos en dirección al centro. Su paso por el parque de María Luisa o el tránsito bajo el Arco del Postigo son también recomendaciones a tener en cuenta si a esa hora de la tarde no ha decidido cruzar el río en dirección al Tardón, donde San Gonzalo, quizás la cofradía con el andar con más personalidad en su paso de misterio, se entrega a su gente entre los naranjos en flor de sus calles, parando frente al asilo de ancianos de la Avenida

de Coria para que los mayores del barrio disfruten también un rato de la Semana Santa. Cae la tarde y Santa Marta sale de San Andrés abarrotando las inmediaciones del templo. Inténtelo en esos momentos o guárdese para el regreso, pero sin despistarse porque se le puede escapar el día sin poder verla y eso sería imperdonable. La salida de Las Aguas y las primeras calles de su recorrido por el Arenal parecen de obligado cumplimiento, con la novedad del tránsito por Zaragoza y San Pablo. Desde la Cuesta del Rosario hasta la Alfalfa busque un hueco, echándole valor, eso sí, en el que acomodarse, es un decir, para admirar el misterio del Beso de Judas y escuchar la más rociera de las marchas tras el palio de la Virgen del Rocío. Intimista y sobrecogedor el tránsito de la Vera Cruz por las calles Francos, Chapineros y Álvarez Quintero, nada que ver con el ambiente bullicioso y colorista de las primeras horas de la jornada. Para el final de la noche deben apuntar las entradas de Las Penas en San Vicente, muy concurrida, especialmente con el paso de virgen, y a escasos metros e instantes después, la de la hermandad del Museo si no tiene inconveniente en acostarse tarde. Si hay algo de prisa, aproveche el nuevo recorrido de vuelta por el Arenal -García de Vinuesa, Castelar, Molviedro...- para contemplar una de las grandes novedades en cuanto a itinerarios de esta semana santa de 2016.


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Un Lunes Santo nuevo por Ulises Bidón Vigil de Quiñones

una jornada que ya se conformó como crucial para entender la particular liturgia de la ciudad en la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. No será hasta 2008 cuando se incorpore la hermandad del Polígono de San Pablo, del Señor Cautivo y Rescatado, procesionando desde el sevillanísimo barrio, tan alejado como el que más del casco histórico. Muchos creerán que siempre han existido procesiones a la Catedral de Sevilla durante toda la Semana Santa, pero no. Y es que hasta hace menos de un siglo, el segundo día la semana mayor se celebraba sin que hubiera una sola procesión en la calle. Resulta complicado imaginarlo, sí, cuando vemos esas riadas de personas en el puente para ver pasar a San Gonzalo o en la salida de Santa Marta, u horas más tarde, por la Alfalfa cuando vuelve el misterio de la cofradía de la Redención... Fue en 1924 cuando echó a rodar el Lunes Santo con pasos en la calle, haciendo estación de penitencia las hermandades de Las Penas de San Vicente, Las Aguas de San Jacinto y ” las Aguas del Museo”, que procesionaba con anterioridad en la jornada del Viernes Santo. En 1944 se incorpora la reorganizada cofradía de la Vera Cruz por un grupo de jóvenes, entre ellos mi padre, Álvaro Bidón García. La idea de la hermandad, inicialmente, era volver a salir en su día, la penúltima de la noche del Jueves Santo. Posteriormente se suman en 1948 la hermandad de San Gonzalo, en 1953, Santa Marta, en 1955 lo hace -desde lejísimos- Santa Genoveva y en 1959 llega la Redención., así que, en apenas 30 años la ciudad había sido capaz de regalarse, de la absoluta nada,

Hoy es un día joven, pero con mucha hondura. Así recibe el beso de Judas en el Huerto de los Olivos; es presentado ante Anás y Caifás, siendo acusado por ellos ante el Rey Herodes, para luego caer apresado, Cautivo y maniatado. Tras ser cargado con la cruz, cae al suelo y una vez crucificado, aparece en expiración, muerto en la cruz y luego es trasladado a una sepultura nueva. Hoy esta muerte injusta, pero necesaria para perdonar nuestros pecados, los tuyos y los míos, encuentra justificación para poder ser salvados y así abrirnos las puertas del cielo. Con ella, Cristo ha vencido a la muerte, nuestra muerte. Y viendo su Padre Dios esta kénosis, esta humildad, este descendimiento, lo ha resucitado de entre los muertos, lo ha levantado sobre todo poder y lo ha exaltado a su derecha. Acojamos esta su misericordia en este “Año Jubilar de la Misericordia” con la conversión y la confesión de los pecados. Esta es nuestra fe, que podamos vivir cristianamente le alegría de Cristo Resucitado en todas nuestras Hermandades y comunidades cristianas. Faltan todavía unos días, pero me permito desde ya desearles una feliz Pascua de Resurrección. Fotografía: Martín Cartaya

El artículo

Lunes SANTO





Sagrada Presentaci贸n de Jes煤s al Pueblo (San Benito) - Martes Santo



Apuntes MARTES SANTO Cada Martes Santo es un maravilloso libro en blanco que se nos presenta para ser reescrito año tras años, bien a base de nuevas experiencias, bien mezclando alguna probatura junto a otra retahíla de lugares clásicos, de costumbres que pueden permanecer inalterables, y es que hay cofradías que se citan inexorablemente con los sevillanos (o visitantes) año tras año, en la misma calle, bajo el mismo naranjo, en la misma esquina... El día empieza pronto y muy lejos del centro. La todavía joven hermandad del Cerro parece no querer entender de distancias y otros factores a priori disuasorios y da, año tras año, una magnífica lección de lo que supone una estación de penitencia. En sus calles, entre su gente, podrá disfrutar de escenarios e imágenes muy distintas a lo que luego le deparará la jornada. Si se considera un valiente y no le importa esperar varias horas de pie, váyase a las puertas de San Esteban para contemplar la salida más complicada de toda la Semana Santa. Pero si prefiere aguardar a la noche, espérela horas más tarde en una abarrotada Alfalfa. También a primeras horas de la tarde la salida de Los Javieres congrega a cada vez mayor número de personas en las inmediaciones de Omnium Sanctorum, en la popularísima calle Feria. El cortejo procesional de San Benito requiere estudiar y buscar un buen emplazamiento puesto que con sus tres pasos ofrece una visión muy completa de lo

que suponen una cofradía: impresionante misterio de la Presentación, precioso crucificado de la Sangre y sevillanísimo el palio de la Encarnación. Si pueden, aguanten hasta que pase por la Alfalfa ya de regreso o en la anchura de Luis Montoto, una vez dejada atrás la ciudad intramuros. La tarde también recomienda la cofradía de Los Estudiantes por el barrio del Arenal, aunque quizás lo más emotivo -lo repetimos año tras año- es esperarla a la salida de la Catedral y acompañarla desde ahí a la Plaza del Triunfo. ¡Qué maravilla es ver pasar a la corporación universitaria por la calle Miguel de Mañara! Antes, las salidas de la Candelaria o de Santa Cruz se llenan de gente, aunque estas hermandades se ven de un modo más cómodo en plena noche. La segunda, ya de vuelta por Mateos Gago y por la maravillosa Plaza de la Alianza hasta entrar en su templo y la primera, en los célebres jardines de Murillo en las primeras horas de la madrugada, si bien el cuerpo puede pedirle acompañarla por la antigua judería camino de su casa en San Nicolás. Hemos dejado para el final la entrada más tardía de toda la semana mayor. Si no le asusta la hora, vaya a San Lorenzo a esperar la recogida del Dulce Nombre. Merece la pena, ¡qué dos pasos tiene esta hermandad! Pero si no está dispuesto a trasnochar, búsquela en las inmediaciones de la Plaza del Duque, horas antes, donde no le va a resultar sencillo...


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Luces de la memoria

por Manuel J. Fernández

El Martes Santo desanda lo andado en los relojes de la vida y conduce inexorablemente a un ayer de luces que muchos no conocimos por edad pero que abrazamos con la nostalgia de quien lo ha vivido y lo recuerda con cariño. De esta regresión son responsables directas las cofradías de barrios o arrabales: las que han nacido en los horizontes extramuros de la ciudad y ostentan la responsabilidad de navegar en el poso de las melancolías, tomando caminos imborrables que se conservan de generación en generación como el mejor de los legados. Es lo que ocurre, por ejemplo, en El Cerro del Águila, donde se abre en canal la memoria entre palomas blancas, saetas y pétalos de euforia. El Cristo del Desamparo y Abandono y la Virgen de los Dolores consiguen tejer tapices de recuerdos y emociones retomando la tradición de las hilaturas de la desaparecida factoría de Hytasa. La estampa de vecinos sentados en la puerta de sus casas, aguardando el mágico instante de saludar a su Virgen antes de la partida, hace que las agujas retrocedan en el tiempo y, en un abrir y cerrar de ojos, el barrio vuelva a ser aquel antiguo Cortijo de Maestrescuela, el cerro donde anidaban las águilas. Es el misterio de unas horas que vuelan hacia lo que fue y no se olvida. Es entonces cuando parece escucharse las soleares del Bizco de Amate en la taberna La Reja o el trasiego de las crecidas de un Tamarguillo traicionero e indomable. Retazos de un barrio que ha forjado una identidad propia agarrado al manto de su Virgen. Al que, por cierto, no se separaría ni en Carrera Oficial.

No hay murallas ni calle Oriente ni puente sobre el ferrocarril, pero el poder de Roma sigue avivando el álbum de la memoria, confabulando con sus vecinos para conservar las páginas del pasado. La Calzada ya no es aquel arrabal de corralones y casas de vecinos donde no siempre había con que llenar la olla. Tampoco queda rastro de la taberna en la que asomaba Poncio Pilatos al salir de la iglesia, como describía Núñez de Herrera. Ni del antiguo Cuartel del Sacrificio donde se escuchaban los gritos de los presos torturados. El barrio ha cambiado y ahora lo conforman torretas de edificios modernos. Sin embargo, la cofradía de San Benito rescata la nostalgia de los vecinos con las chicotás de su inabarcable misterio y el vuelo de la Palomita que vino a posarse a este lado del río. El tiempo ha desdibujado los hitos urbanos de su camino natural a la Catedral pero la hermandad discurre por la memoria intacta del barrio al que no deja de cantar Pascual González. El Cristo de la ventana añora (y hasta llora) los recados de Salud y Buen Viaje que recibía a diario de quienes buscaban su bendición antes de dejar Sevilla y echarse a la carretera por la antigua Puerta de Carmona. Mientras, la calle Feria evoca los tiempos del mercado del siglo XIII con sus antiguos oficios al paso del Cristo de las Almas y la Virgen de Gracia y Amparo. Pero si hay un tapiz que condensa a la perfección la esencia del Martes Santo, ese es el que se doctora en la fe con la Buena Muerte de Cristo. La salida de la cofradía universitaria desde el Rectorado es el mejor exponente de la fugacidad de la belleza que estos días se hace presente en cualquier rincón de la ciudad. Aquella misma belleza que es reclamo para el que busca llenarse de cañonazos de sentimientos con los que ir completando la colección de estampas. Puede que el tiempo las torne en blanco y negro pero siempre tendrán color y vida al paso de las cofradías con las que hemos crecido nosotros y nuestros padres. Imágenes que triunfan y sobre las que siempre surge la misma pregunta al llegar a casa con el cansancio de la jornada y el programa de mano doblado en el bolsillo: ¿Cómo habría pintado Velázquez la Sevilla que susurra al paso del Cristo de las Misericordias? ¿Y la que brilla al compás de la Candelaria por los Jardines de Murillo? ¿Y la que se eleva entre el incienso del pebetero que vuelve a San Lorenzo de madrugada?

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Martes SANTO





SantĂ­simo Cristo de la Sed - MiĂŠrcoles Santo



Apuntes MIÉRCOLES SANTO Doblaremos el ecuador de la semana mayor cuando le demos carpetazo (en San Vicente o San Andrés) a la noche de hoy. Se irán consumiendo las horas, y notaremos que enfilamos, una vez más, el camino del descenso hacia la eterna llanura que nos llega cada Domingo de Resurrección. Pero el día de hoy es rico en matices y contrastes y merece mucho la pena tener todas las capacidades dispuestas a no dejar pasar ni el más mínimo detalle. La jornada, al igual que en los días precedentes, comienza casi por la mañana. La cofradía de La Sed, muy alejada del centro, se echa a la calle con el sol, esperemos, en todo lo alto. La primera hora por su barrio, el regreso ya avanzada la noche o el paso por la Alfalfa son emplazamientos recomendables. La hermandad del Carmen Doloroso se estrenó en 2007, y poco a poco va ganando en profundidad ante los ojos de la Sevilla cofrade. Espérela en la Alameda, donde gozará de algo de espacio, lo que se hará más complicada a medida que vaya avanzando el reloj. Vayámonos a los barrios, haciendo un aparte para San Bernardo y el Arenal. La simpar cofradía de los toreros ofrece estampas imborrables en buena parte de su recorrido, siendo quizás las calles de la feligresía a la salida -Gallinato, San Bernardo- o la vuelta sobre el puente vecino, iluminado por los focos de los bomberos, cita tan recomendables como obligadas. Y para el Baratillo, pocos lugares más aconsejables que su barrio, bien a la salida o en el regreso, desde el

Arco del Postigo hasta la cercana capilla, aunque probablemente “no quepa un alfiler”. El centro de la ciudad pone en la calle hoy a cuatro cofradías señeras, cada una en su estilo, de fondos y formas muy personales, alejadas de las normas que se imponen en las cada vez más populosas hermandades de barrio. Si quiere ver bien el Buen Fin, apóstese en San Lorenzo escasos minutos después de su salida o espérela con cierta holgura cuando regrese por la Gavidia, ya en plena noche. Impresionante es la salida del misterio de La Lanzada desde San Martín, así como el regreso, no menos multitudinario, desde que deja atrás la plaza de San Andrés. Le costará trabajo encontrar hueco pero seguro que le merece la pena. La noche es el escenario perfecto para presenciar el sobrio cortejo del Cristo de Burgos, preferentemente desde las inmediaciones de la Alfalfa hasta su entrada, pero si le conviene otro horario, vaya a buscarla a la salida de la Catedral. Si no le gustan las bullas, reserva cierta hora de la tarde para presenciar las Siete Palabras en cualquier lugar de su recuperado itinerario por su barrio -Baños, Goles, Puerta Real-, o bien espérela por la noche en la Plaza Nueva o en la siempre recomendable entrada en su templo, rodeado por el perfume de los naranjos de la calle Cardenal Cisneros. Y hablando de entradas, si se atreve, pocas como la de Los Panaderos, aunque si le resulta excesivamente tardía, vaya a Argote de Molina y vea cómo sube ese barco la popular Cuesta del Bacalao.


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Coplas del fugaz Miércoles por Antonio Burgos

Vaya puente y vaya luz.../ Sube desde San Bernardo/ el Cristo de la Salud. No le digas el Puente/ de los Bomberos:/ San Bernardo lo hace/ de los toreros. Se puso luz de Velázquez,/ que junto al Cristo venía.../ Sevilla... Pepe Luis Vázquez. Parecía un paseíllo,/ junto al Cristo, su torero;/ los adoquines del puente/ me parecían de albero/ y palcos las barandillas/ mirando al barrio artillero. La vida, qué mano a mano:/ pronto cayó del cartel/ Manolo Vázquez, su hermano. Lo sabe el barrio, Manuel:/ ya toreas para siempre/ de frente ante el Gran Poder. En la Puerta de la Carne,/ cañones de artillería,/ Pepe Luis hace el cartucho/ junto a la pescadería:/ cuarto y mitad, cañonazo/ de la gracia de Sevilla. La levantá ha esparramao/ la gracia que lleva dentro/ el cartucho de pescao./Se ha vuelto claveles rojos,/ se ha vuelto lirio morao. Palio del Refugio,/ tus respiraderos/ tienen los remates, los machos y cabos/ de un vestío torero. Virgen de Consolación:/ ay, qué ojos tan azules,/ Purísima Concepción. Qué suerte tiene que ser,/ ser cántaro de aguaor/ junto al Cristo de la Sed. ¿Y a mí me vas a decir/ que está lejos La Campana?/ Lejos, la Ciudad Jardín... /La Campana no está lejos:/ llevo al Cristo de la Sed,/ de la cuarta soy costero. Qué injusto siempre el destino:/ “Nadie habla de mi caballo”,/ viene largando Longinos. Al pasar por los palcos,/ cómo bracea;/ es el más cartujano/ que hay en Judea.

Ay, si lo llega a coger/ con el Tercero Ligero/ el Brigada Rafael,/ tocando Campanilleros/ con aquel clarín de miel,/ de miel y de caramelo... San Martín tiene tres cosas/ que no las tiene Triana:/ una Europa en su plazuela,/ Longinos y La Lanzada. Vente, niña, al Arenal,/pá saber cómo es Sevilla,/ vente, niña, al Arenal:/ se forma una cofradía/ en el patio de cuadrillas.../ y es la cosa más normal. En la plaza El Arenal,/ paseíllo de los tramos/ de Piedad y Caridad. Faltan los alguacillos/ cuando en la plaza se forman/ los tramos del Baratillo./ (Y El Pali por lo bajini/va y me dice: “Ahora mismito/le digo que baje al Quini.”) En La Piedad de su muerte,/ Cristo en brazos de su Madre/ es Dios repartiendo suerte. Y en cuanto cruza el cancel, /La Piedad baratillera/ acaba con tó el papel. !Vendo dos gradas,/ para ver a la Virgen/ por La Campana! Si son sol alto,/ ya pronto va a ponerse/ por el Barranco. Guadalquivires de pena/ con los versos de Florencio/ La Caridad siempre estrena. Mientras tallaba su Cristo,/ Vázquez el Viejo decía:/ si su nombre es de Castilla,/ yo lo hago de Sevilla/ al pasar la Alcaicería./ Ha pasado, ya lo han visto:/ su gubia nunca mentía. Madre de Dios de la Palma,/ ¿cómo puedes, Madre mía,/ con tus ojos tan inmensos/ caber por la Alcaicería? En la Ciudad de la Gracia/ siempre El Mudo de Santa Ana/ va con Las Siete Palabras. Esto es Sevilla: /¡qué discursos da El Mudo/ con la manguilla! Tu túnica franciscana,/ nazareno del Buen Fin,/ al hacerse sevillana/ es del color de Sor Angela,/ no de Francisco de Asís. Préstamelo, Rafael, /empréstamelo un momento,/ que lo ponga en el papel:/ «Fíjate qué bien andaba/ el paso del Prendimiento/ que hasta se paró el reloj/ que está en el Ayuntamiento». Y por calle Tetuán/ vareaban el olivo,/ qué fuerza, las levantás. Cuando a la de Regla ve,/ se santiagua hasta la cera/ con la cruz de San Andrés. Acepta un clavel mío,/ Virgen de Regla:/ el clavel de Rocío,/ que es de tu tierra./ Que Chipiona/ hoy te reza por ella,/ como una ola. (Capilla Los Panaeros,/ mañana ya es Jueves Santo,/ qué poco dura lo bueno.) Fotografía: Juan Salas Rubio

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Miércoles SANTO



Nuestra Madre y Se帽ora de la Merced (Pasi贸n)- Jueves Santo



Apuntes JUEVES SANTO Año tras año nos reiteramos en dejar de manifiesto la importancia de la fecha de hoy, Jueves Santo, dentro del calendario de la ciudad. El telón se levanta mucho antes de que se ponga en la calle la primera cofradía. Los templos de las hermandades que habrán de hacer estación de penitencia por la tarde -y aquellas que lo harán en la celebre madrugá sevillana- presentan grandes colas de nativos y visitantes dispuestos a no perderse un detalle. Ninguna fecha más emotiva y sevillana que ésta del jueves, donde las señoras de mantillas y los caballeros de chaqueta y corbata siguen ofreciendo una imagen de la ciudad tan típica como hábilmente configurada. Pero vayamos al grano: si preguntan a cualquiera por un emplazamiento aconsejable para ver la cofradía de La Exaltación, seguro que les recomiendan la salida -ojalá que para 2017 ya lo pueda hacer desde su templo- y las primeras calles de su itinerario. Sin lugar a dudas, acertarán si aceptan el consejo, pero en el mismo sitio, ya de regreso, gozarán de sensaciones similares con bastante menos apreturas. Puede ver la cofradía de Los Negritos también cómodamente en sus primeras horas en la calle, pero si quieren disfrutar de un escenario perfecto, acudan ya de noche a la Plaza de Pilatos. No se van a arrepentir. El barrio de Los Remedios, escenario de la inminente Feria de Abril, también tiene su cofradía: Las Cigarreras sale de su capilla en la ya abandonada

Fábrica de Tabacos, pero qué duda cabe que es más bello el paso por las calles del Arenal -Temprado-Arfe-Gamazo- en las primeras horas de la tarde. Al mismo tiempo se abren las puertas de la capilla del Rosario, sede de Montesión, en una abarrotadísima calle Feria. Desde ahí hasta la Campana apenas encontrará un hueco para verla, por lo que es muy recomendable su más que clásico recorrido de vuelta- Santa Ángela, San Juan de la Palma-, con media Sevilla pensando ya en la inminente madrugá. La salida de la Quinta Angustia es prácticamente inaccesible si ha decidido acudir con poca antelación, pero merece la pena el esfuerzo, como también le satisfará presenciar su paso cuando abandone la Catedral y enfile el Arco del Postigo y las calles del barrio del Arenal. Al igual que le aconsejábamos antes con Montesión, haga lo mismo con El Valle. Aguárdela en su camino de regreso, donde sin duda podrá disfrutarla en un ambiente más íntimo que el que se respira en su multitudinaria salida. Sus tres pasos hablan de la Semana Santa más clásica. Y Pasión… Todo adquiere el carácter de la Sevilla eterna cuando el Señor baja por la rampa de la Iglesia del Salvador. La salida volverá a atestar, como cada año, la plaza del mismo nombre, pero hay escenarios que compensan el sacrificio. Si no consigue sitio entre la multitud, sea paciente y apueste por el mismo emplazamiento unas hora más tarde, ya de regreso.


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El día de las esencias por Marcelino Manzano Vilches

dieron despojarte de la firme decisión de cumplir la voluntad del Padre. Ni cuando te azotaron, aunque duela tanto verte y sostener tu mirada cuando cruzas el río desde Los Remedios, atado a la columna.

¿Qué buen cofrade puede dejar de ver el Jueves Santo? El día en que se saborean todas las esencias de la Semana Santa. Uno de esos días en que la luz se viste de Sevilla, se hermosea elegantona, porque tiene que competir (inútil vencer) con la luminosidad inefable del Hijo de Dios que se hace cercano y encontradizo en el Sagrario. Sí, está claro, qué buen cofrade puede dejar de ver tanta belleza, tanta complejidad emocional, en las hermandades que salen el Jueves Santo. Pienso esto mientras regreso a la sacristía, llevando colgada en mi pecho la llave del Arca del Sagrario, para el cual la Sacramental de San Vicente ha construido su efímero monumento, honrando a Cristo que se hace Pan Vivo que baja del Cielo. Efímero, pero sublime. Todo es poco para gastarlo en honrar al Señor, como ya en 1511 nos enseñó por aquí Doña Teresa Enríquez (ojalá algún día en los altares). Hemos terminado la Misa de la Cena del Señor y la posterior procesión de traslado del Santísimo al Monumento. Me agarro a la llave del Arca y pienso en el gran don que me dio Jesucristo al elegirme como sacerdote a pesar de mi pequeñez e indignidad. Es el tesoro más grande de mi vida. Es mi único tesoro. ¿Por dónde andarán ahora Los Negros? ¡Cuánto quería mi difunta madre a la Virgen de los Ángeles, tantos años vecinas por San Roque! Ya caminará saliendo a la Plaza, y el Cristo, dejando atrás los palcos de San Francisco en busca de la Catedral. Me desvisto, dejando alba, estola y casulla sobre la cajonera. A ti, Cristo de la Fundación, te desnudaron por completo para clavarte en la Cruz. Pero no pu-

¿Qué buen cofrade puede dejar de ver el Jueves Santo? Me arrodillo en el reclinatorio del Monumento. Y sólo puedo amarte, Señor, y pedirte por la gente de mi Parroquia y de las hermandades de Sevilla. Pedirte por mis hermanos sacerdotes también. Y por los que sufren, los que comparten el dolor de Cristo clavado y elevado en la Cruz. Mis recuerdos de infancia son asombros en la Plaza de la Alfalfa a media luz, viendo el paso de la Exaltación con mis padres, sonando “Cristo del Amor”. Cómo puede uno enamorarse de algo que no es una persona. La Semana Santa me robó el corazón un Jueves Santo viendo la Exaltación. Creo que oigo ecos de tambores que bajan por Cardenal Cisneros. Montesión entra en Campana. Sabes que llega tu Hora, Señor. Yo te veo orando al Padre, como ahora eres su presencia viva delante de mí. Yo rezo contigo, y mira que me cuesta tomar las palabras precisas. Mejor mirarte, con mirada baja, dulce y misericordiosa, como mira la Reina del Rosario y Madre de Montesión. Ha venido la noche. Muy cerca de aquí, en la Magdalena, te están bajando de la Cruz ante una Madre que en su Quinta Angustia ya no le quedan más lágrimas que derramar. En el Valle, la Madre de Jesús tiene ojos verdes que no nos cansamos de mirar. Tampoco dejo de mirar al Sagrario. Y evoco tu rostro, Señor mío de Pasión. Eres el más bello de los hombres y en tus labios se derrama la gracia… Me levanto del reclinatorio y cierro la Parroquia. San Vicente volverá abrirse dentro de un rato, cuando el Señor camine de regreso a San Lorenzo y nos quiera regalar su presencia al alba durante unos minutos. Ha sido un Jueves Santo, como siempre, hermoso. Y debo ser un buen cofrade porque, en la intimidad del Sagrario, con los ojos de la fe, no me he perdido ni una cofradía. Porque allí donde estás Tú, Misericordia que se hace Pan Vivo, siempre es Jueves Santo.

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Jueves SANTO


MANU SÁNCHEZ

“SI JERUSALÉN ES TIERRA SANTA, SEVILLA ES LA GLORIA”

por Juan Salas Rubio

Fotografía: Salazar-Bajuelo y archivo Manuel Sánchez Vázquez

Son once las Cuaresmas que llevamos poniendo estas páginas ante ustedes, y han sido muchos, y muy principales, los personajes que han pasado por estas páginas para ofrecerles su particular versión y visión sobre Sevilla y su Semana Santa. Pero ninguno ha costado tanto sentar ante el fotógrafo y la grabadora como Manu Sánchez. Devoto de Paco Gandía, “un sevillano serio”. Presentador, showman, guionista, productor, periodista (aunque empezó la carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones) y empresario con más de 70 nóminas a sus espaldas. Este joven pero consolidado valor del panorama audiovisual español es un perfecto conocedor de cómo se vive la pasión según Sevilla, sin olvidar ni un solo minuto su procedencia y devoción por su pueblo, Dos Hermanas, y sus cofradías. Y sobre todo, su familia y sus padres, a quienes no se quita de la boca.

Manu Sánchez, hombre de éxito, es un cofrade de largo recorrido...

Cofrade implicado, por lo que nos cuenta.

Pues sí. Pertenezco a una familia creyente y con un enorme apego a la Semana Santa. Mi hermandad es la de la Oración en el Huerto y la Virgen de los Dolores de Dos Hermanas, que procesiona el miércoles santo, y por diferentes cuestiones, soy uno más en la nómina de San Gonzalo -mi padre, costalero en el pueblo, iba acompañado por la banda de Ntra. Sra de la Salud, él le pedía a Ella por mi abuelo, y así llegué al Tardón- y del Gran Poder, del que mi abuela materna era muy devota, al que visitaba todos los viernes y acompañaba detrás del paso cada Madrugá.

Exactamente. En mi Oración en el Huerto he hecho y sido casi de todo. En la actualidad sigo saliendo de pertiguero del paso de misterio, y he desempeñado el cargo de secretario de la junta de gobierno, sobre todo por mi pasión por la historia, la documentación, conocer el por qué las cosas fueron y están siendo de determinada manera...¡un ratón de biblioteca! Pero antes fui niño de función principal, protestación de fe, monaguillo, acólito, nazarenito, el que sacaba el libro de reglas, que es una insignia muy especial para nosotros...vamos, que he recorrido todo el escalafón. Lo mejor que me ha dado vivir en hermandad es que me ha ayudado mucho a saber vivir en sociedad.


Y esa pasión por la semana santa de su pueblo y la de Sevilla, ¿cómo se puede compatibilizar en los mismos siete días y casi a las mismas horas? Bueno, es simplemente cuestión de organización: a las ocho o nueve cofradías que cada día salen en Sevilla, sumo una o dos más, la del pueblo, y me organizo para estar aquí y allá. Me pierdo pocas cosas y es que ya no creo que haya siquiera “frontera” entre el pueblo y la capital. Se me da bien llevar para adelante esta “pasión doble”. ¿Dónde está su rincón en Sevilla? Sin duda, en el barrio del Arenal, el mejor lugar del Universo, a falta de unos rinconcitos de Saturno y Urano que me quedan por conocer. Viví durante unos años en la calle Castelar, número 2, 4º A, un lugar privilegiado que nos servía a mis compañeros de piso -y socios- como vivienda y oficina, y que además tenía unos balcones a la calle de lujo en los días de la semana mayor. Allí nació el personaje (¿no presumen los americanos de fundar empresas en un garaje? Pues yo, en el mejor sitio del Arenal) y allí me enamoré de las cofradías del barrio, aunque por cuestiones de compatibilidad, al Baratillo tuve que quererlo de otra forma porque coincide con mi salida en Dos Hermanas. ¿Es cierto que una de sus frustraciones es no haber podido ser costalero? Pues sí, me hubiese encantado y de joven lo intenté, casi de un modo inconsciente: me presenté a una igualá, y cuando el capataz me vio con mi metro noventa y cuatro... Total, que la opción que me queda es hablar con la familia Gasol y convencerlos, junto a unos pocos All Stars de la NBA y formar una cuadrilla, je, je, je. Aunque ser alto tiene muchas ventajas cuando se trata de ver cofradías en la calle...

¿Cómo es un miércoles santo para usted? Pues quizás el día más especial del año. Por la mañana, toca misa de hermandad. Después, convivir con los hermanos, intercambiar opiniones y prepararnos para la tarde. La verdad es que a pesar de ser muy popular en el pueblo, la gente me respeta y entiende que mi cometido en la cofradía es una cosa muy seria y más seria que la hago yo. Pero ser serio no es triste, ojo. Y aunque yo salgo en el misterio, quiero subrayar mi tremendo cariño por mi Virgen de los Dolores, devoción histórica de las muchísimas almaceneras (mujeres dedicadas a la aceituna) del pueblo, algo parecido a lo que ocurría en Sevilla antiguamente con las cigarreras. Soy consciente de lo que significa hacer estación de penitencia, y como reza el lema de mi hermandad, hago oración y caridad. Es mi momento de mirar hacia adentro, de estar conmigo mismo. Volvamos a Sevilla y sus devociones... Pues son muchas y muy variadas. Muero en y con la Macarena. Creo que es la corporación que “revoluciona” la estética y lleva los cánones de la semana santa a lo que conocemos hoy. Otro lugar que me encanta es ver la salida del Silencio. Y venero a la hermandad



sentido ritual de cada día de la semana santa, me gusta tener unas pautas fijas, unas citas ineludibles que no quiero ni espero variar en los años de mi vida. Y a pesar de ser alguien abierto y social, me gusta plantear mi semana santa desde un punto de vista muy personal, muy para mí. No me gusta moverme con grandes grupos ni pandillas numerosas. Mejor pocos y muy bien avenidos. ¿Más de cristos que de vírgenes?

por ese afán historicista que tengo: me emociona saber cómo allí cuidan y tienen presente tantas tradiciones y tantas cosas que han sabido mantener generación tras generación. En mi profesión, nada genera mayor horror vacui que el silencio, así que podrá entender el peso filosófico que un silencio tiene para mí. Otro “momentazo” es el de la entrada del Museo, tanto el cristo, en absoluto recogimiento, como la virgen, con las saetas, la música...y los cuadros de los artistas que tiene por vecinos. Estas devociones parecen justificadas, pero ¿hay alguna que no tenga cómo explicar? Sí que las hay. Una de ellas es ésta, el Silencio, a la que me han “invitado” amigos para formar parte... pero me cuesta, me da mucho respeto, aunque a lo mejor algún día me llega el momento. Y otra, y no sabía explicar el por qué, es la Quinta Angustia. Me gusta con locura, pero no me atrevería a irrumpir en su mundo ni podría decir por qué para mi es tan especial. Es tan familiar que no sabría cómo presentarme ni qué contarles... ¿Lo más significativo de estos días? Para mí, la semana santa es mi cordón umbilical con mi ciudad, que es Sevilla, pero sobre todo con mis padres. Sevilla se reconoce y reencuentra consigo misma cada semana santa. Aunque en lo particular, para mí un lunes santo no es nada mejor que estar todo lo posible disfrutando del recorrido de mi cofradía, San Gonzalo, y siempre con la compañía de mi madre y de mi padre. Me gusta el

Teóricamente, sí. Aparte de que en mi cofradía salgo en el paso del señor, soy mucho de la Buena Muerte y del Cristo del Amor. Me parecen dos crucificados soberbios, perfectamente ejecutados, de los que te tocan el alma viéndolos pasar en el absoluto silencio que los rodea. Y también sé paladear cosas que quizás puedan pasar desapercibidas -me gusta ver el cortejo completo, de cruz de guía a banda, todas las insignias, los acólitos bien formados, siendo y estando serios en la callecomo, por ejemplo, los distintos guiones de las facultades que salen cada martes santo. Le tengo mucho respeto a todo lo que emana del ámbito universitario. Pero vivimos en una ciudad muy mariana... Cierto. Me gusta mucho el palio de Guadalupe (y la historia de la hermandad, que ha pasado por distintos sitios), el del Dulce Nombre, el de las Angustias de los Gitanos, la Soledad de San Lorenzo, que nos enseña una semana santa. Pero desde que por razones de trabajo estoy tan vinculado a México, sube año tras año mi afecto por la virgen niña de Luis Álvarez Duarte.



Me hablaba con anterioridad de los barrios... Son imprescindibles, el complemento perfecto a las que antes hemos citado. Tallas y hermandades tan hundidas en el tiempo, en el respeto y aprendizaje generación tras generación... Pero el presente y el futuro está en los barrios, que es donde queda demostrado que todo esto es producto de los sevillanos, constituidos como sociedad civil. Este es el verdadero fenómeno que explica lo que es nuestra semana santa. Los barrios toman entidad, hacen de sus hermandades sus banderas que los identifican. El Cerro, o el Polígono, no podrían ser lo que son si alguien sacara de allí sus hermandades. En los barrios de Sevilla han sido las hermandades los verdaderos puntales de la sociedad civil y civilizada: allí se han juntado vecinos, se han ayudado unos a otros, se recuerda a los que ya no están. ¿Quién tiene esa fuerza?

Pero esa fortaleza no nos hace del todo invulnerables... Nuestra semana santa tiene dos vías de agua: una está dentro, en manos de aquellos que han banalizado esto, como los sacapasos, esos costaleros con tanto afán de exhibicionismo y protagonismo, que parecen disfrutar más fuera del paso que debajo de él y también aquellos otros que usan a la cofradía un pretexto en su posicionamiento social o incluso político. Demasiadas prima donnas, demasiado postureo, un barroco mal entendido... Y otra viene, históricamente, de fuera, por parte de aquellos que no saben ni quieren entender lo que supone, incluso económicamente para la ciudad, la celebración de la semana santa: ¿cuánto valdría un evento que moviera tanta gente y generase tal actividad económica en todos los sectores? Estarían de acuerdo si fuera un congreso de telefonía móvil, pero se

quejan de que un día al año les cuesta entrar en el garaje de su casa... ¡Pero si la hermandad lleva allí cientos de años más que usted, señor! Sevilla es un museo en la calle donde se muestran distintas corrientes artísticas, una ópera a cielo abierto, y hay grandes músicos, escultores, pintores o escritores que se iniciaron en su actividad artística porque, siendo niños, querían componer, pintar, tallar o escribir algo de su Dios. Aunque siempre es muy útil ponerse un rato en la piel del otro, y sí es cierto que hay cosas que pueden ser modulables. Hablando de escribir, ¿se ve usted como pregonero? He hecho cositas, reconozco haber buceado en antiguos pregones, disfrutar, cómo no, con el de Rodríguez Buzón. He jugado a escribir trocitos de pregón...y a lo mejor eso fue lo que me llevó a no querer ser ingeniero y sí a lo que soy hoy en día: contador de cosas. Y hablando de pregones, estoy feliz y satisfecho, sin que haya dicho una sola palabra, con Rafa Serna y lo que supone para él ser pregonero. Lo está disfrutando como un chiquillo y estoy convencido de que sobre el atril habrá un antes y un después. ¿Yo? De momento, no estoy disponible, aunque quizás algún día, cuando tenga más edad y por tanto, más cosas que contar... Todavía vivo la semana santa como hijo de mi padre y nieto de mi abuelo. Dejemos pasar una década y ya veremos si alguien se acuerda de mí. Retrocedamos en el tiempo cuatro años y recordemos su defensa ante aquella intolerable intromisión de una cadena nacional con ocasión de la salida de San Gonzalo. Parece que atacar o señalar a los andaluces es fácil e incluso rentable. Como sabemos reírnos tan bien, parece que eso nos obliga a permitir que se rían de nosotros de cualquier manera. Recuerdo haber visto aquella tarde de la primavera de 2012 un enorme revuelo en twitter y cómo muchas personas me daban traslado de sus quedas por un programa de La Sexta (https://www.youtube.com/ watch?v=VNJ6UkrPWwE) donde un supuesto reportero alemán preguntaba a un costalero si, en caso de lesión, se daría de baja para no trabajar al día siguiente o interpelaba a una señora muy mayor sobre las emociones que le producía ver a su virgen sobre el paso. La interpretación a aquellas respuestas fue tan



zafia que me tocó los costados. Y me dolió especialmente porque el director de la cadena, al que conocía de sus tiempos en Canal Sur, Mario López, era un enamorado de Sevilla y no podía dar crédito a lo que me estaban contando. Tan fue así que la propia emisora envió una carta al ayuntamiento pidiendo disculpas. Pero yo tenía aquella noche programa, y tras un debate con mi equipo, decidimos que había que hacer y decir algo, que para eso estábamos en Andalucía y así lo hicimos. Esto pasa también en el fútbol. Yo soy bético, y veo a todo el mundo en el estadio con todos sus dientes y me pregunto: ¿qué habilidad tienen todas las semanas para dar con el único tío al que le faltan los dientes? ¿por qué tenemos que ser los béticos los grasiosos? ¿no hay frikis en San Mamés ni colgaos en el Bernabéu? Toman la parte por el todo y eso es periodismo de mamarracho total. Una trampa que los cofrades, y los andaluces en general, no debemos consentir más. Donde se hace la tele para toda España no entienden que la semana santa y nuestra religiosidad va en el ADN. Y cuando le respondes con los mismos argumentos, cuando se contesta desde Andalucía a los medios centralistas, lo que para ellos es hacer humor no sirve si eres tú quien contraataca con las mismas armas. Y además hay que ser torpe para reírse de los andaluces, pues somos más del 20% de los espectadores de España. Se enfadaron conmigo, incluso se ofendieron, pero aunque nos vean como monos de feria, hay que enseñar los dientes y demostrar que, siendo monos, sabemos morder. Por cierto, aquel programa apenas sobrevivió un par de semanas tras el revuelo...

Al sevillano le encanta hacer de cicerone -en su justa medida- en estos días con la gente que nos vista. Probablemente, como nos venden tan mal por ahí, nos sentimos encantados de poder trasladar nuestra versión, nuestros detalles, nuestras pequeñas historias. Yo creo que en el fondo, nos gusta mucho poder contar y enseñar. Y no olvidemos que hay hermandades que fundaron quienes vinieron de fuera: los Negritos, Montserrat... Esta ciudad puede ser muchas cosas, pero el carácter abierto de los sevillanos... Aquí siempre han

cabido todos y hemos conseguido que quien nos visite no se limite a ser un simple visitante, sino que llegue a ser participante en todo este maravilloso invento nuestro. Y los que no compartan este fe, ¿pueden sentirse involucrados? Por supuesto. Yo me imagino, presenciando una celebración hinduista, o compartiendo ciertos rezos musulmanes, y estoy seguro que alrededor de esas creencias se crea un aura distinta, solemne. Yo disfrutaría experimentando algo así aunque mi fe sea la católica y estoy seguro que hay muchos que saben paladear lo mucho y bueno de nuestra forma de entender la semana santa aunque sea desde la distancia de los principios católicos. Solo por la plasticidad, por los colores, los sabores, el propio entorno... ¡hablamos del espectáculo público más grande del mundo! ¿Qué cree que será consecuencia futura de los tiempos y formas que vivimos en estos tiempos?

Dejemos la polémica y sabiendo que muchos de los que nos leen han venido también de fuera en estos días, ¿qué tiene para ellos?

Como sevillano, no estoy de acuerdo en eso de que todo debe ser como toda la vida... eso lo suele decir alguien que piensa que el toda la vida es lo mismo que el toda



su vida. Desconocen que todo es producto de una continua evolución. Veremos cómo dentro de cincuenta años las setas serán un clásico y alguien pretenderá pintarlas de verde... Hay que adaptarse a los tiempos, la semana santa de Sevilla es un ser vivo, y por tanto, en evolución. Ahora tenemos un problema, ¡bendito problema!, como es el de la masificación, pero creo que cuantos más, mejor. Aunque esos más, que sean mínimamente educados. Me decía hace poco María Galiana, quien ocupó el año pasado estas mismas páginas, que el futuro nos obligará a una nuevas formas (¿numerus clausus?) y no habrá más opción, ni quizá mejor, que adaptarse a ellas, como ha venido pasando en las generaciones que nos precedieron. ¿Y son y seremos educados, viendo cuáles son los modos de la juventud de hoy?

de 2016, pienso que será todavía mejor la de 2020, y no me puedo quedar con la visión idílica de tiempos pasados: ¡es que en la Sevilla decimonónica no había aire acondicionado ni cuartos de baño! Vamos a hacer un ejercicio de optimismo, caramba. Vamos a ir terminado. Usted, que ha conseguido hacer realidad tantos sueños, ¿qué puesto le gustaría ostentar, una sola vez, en cualquiera de las cofradías de Sevilla? Créame lo que voy a decir. Puede que en algún momento haya soñado con ser armao, pertiguero del Silencio, costalero en el Gran Poder... pero de verdad, de verdad, lo que me gustaría ser, por una vez, es muñidor de la Mortaja. A pesar de que por mi carácter

Yo creo en los jóvenes, y cuando tenga 80 años, espero seguir creyendo en ellos. Hace unos días, Ortiz Nuevo me refería un artículo de Bécquer, a los diez años de haberse creado la Feria de Abril, donde se quejaba de que los valores de la feria...¡se estaban perdiendo! Los chicos de hoy en día están, generalmente, muy preparados y a pesar del peligro del mal uso de las redes sociales y de que todo tiene demasiado eco, no tengo ningún miedo ni a los jóvenes ni al futuro. Incluso entiendo cómo hay determinadas posturas políticas interesadas en mostrar una actitud beligerante, pero creo que no es más que un atrezzo para la búsqueda de votos. A mí me gusta la Sevilla

pueda costar trabajo creerlo, me identifico mucho con esa visión interiorista, incluso demasiado seria a veces, de interpretar los días de la pasión, muerte y resurrección. Así que, si hace falta..¡aquí estoy! Le veremos, pues, por nuestras calles en estos días. Por supuesto. No estoy dispuesto a perderme nada, aunque mi nuevo programa en Canal Sur TV me está ocupando mucho tiempo. Y es que, como dice mi madre, “si Jerusalén es Tierra Santa, Sevilla es el paraiso”. No solo me verán, sino que algunos me padecerán: meterse en una bulla, y que te acabe tocando detrás de un tío de metro noventa y cuatro... ¡Buena semana santa a todos y que el tiempo se apiade de nosotros!



Y en Triana, mi Esperanza por Carlos Herrera Crusset

Y en Triana, mi Esperanza Y en Triana, la señora Que por las aguas avanza Con seis varales de eslora

Y sirviéndole de amparo Donde las aguas se abren Triana tiene su faro En la Capilla del Carmen

Adiós, Madre y Capitana Tengas feliz singladura Mañana por la mañana Tu cara aún será más pura

Una calle de barrio viejo Que se convierte en altar Y en barco que va parejo Como un palio por la mar

Pañuelos de despedida Que se echan a volar Como lágrimas caídas Que se ahogan en la mar

Y de vuelta por la bocana Del puente a la embocadura El aire de tu Triana Te ceñirá la cintura

Oleaje de blanca cera desde babor a estribor la mecen por habaneras de corneta y de tambor

Bronce que tañe en repique En la espadaña del puerto mientras abajo, en el dique parte un Palio a mar abierto

Mientras, la sangre batiente De las almas en espera Dará color de poniente A esta pronta primavera

Sus banderas, estandartes Marineros de costal En la gente, su baluarte Y en su memoria, arrabal

Un viento por la trasera chicotá tras chicotá la lleva hasta la ribera de la misma Madrugá

Leva anclas, barlovento que hoy le sirve de vigía entre el recodo del viento su bendita cruz de guía

Su Palio, vela mayor Su itinerario, la aurora Su timón, un llamador Y en el puente, la Señora

Un suave balanceo Tiene su vieja madera En su bodega, ajetreo De hombre y trabajadera

Doce horas de crucero corazones en bonanza que en Triana, marineros ya navega la Esperanza

De grumete, un aguaó por la proa, nazarenos en la mar, un resplandor y allá en el cielo, ni un trueno

El horizonte, Sevilla hacia Catedral avanza Que más allá de la orilla Tiene espejo esta Esperanza Extracto del pregón de la Semana Santa de Sevilla, pronunciado por Carlos Herrera Crusset, en el Teatro de la Maestranza el 1 de abril de 2001.

Fotografía: Salazar - Bajuelo



María Santísimas de las Angustias Coronada (Los Gitanos) - Madrugá



Apuntes MADRUGÁ Después de otro año de deliberaciones y debates acerca de los horarios e itinerarios que habrán de cuadrar el imposible círculo de la Madrugá, la solución -al menos para este 2016- vuelve a estar en lo experimentado en años anteriores, apenas con unos ligeros matices que no invitan a gritar el ¡eureka! De todos modos, centrémonos en el nudo gordiano, el que nos imposibilita establecer un criterio infalible en esta noche en la que la ciudad permanece despierta, con ganas de ser testigo de todo cuanto acontezca. No se sorprenda ni busque explicaciones lógicas: Sevilla y su Semana Santa son así. Y ello llena de orgullo a la propia ciudad y a sus habitantes. Si quiere contemplar la mayor concentración de espectadores en un mismo emplazamiento, comience la noche acercándose a las inmediaciones de la Basílica para presenciar la salida de la Macarena. Es cuestión de echarle valor… Cualquier sitio justifica la espera por verla. De mañana en San Juan de la Palma, en su barrio de regreso, en el silencio de la noche o con el estruendo de cualquier marcha pasa la Macarena por delante de sus ojos. Piense en cuánta gente en este planeta querría estar en su lugar y siéntase un privilegiado. Casi en los mismos términos podríamos referirnos para hablar del Señor de Sevilla, ese Gran Poder universal cuya devoción no conoce otra frontera que la del propio mundo. Disfrute de sensaciones inolvidables colándose en San Lorenzo durante la salida, o aproveche las primeras luces del nuevo día

para, es un decir, encontrar en emplazamiento más cómodo. Los Gitanos abarrotan todas las calles a su paso. Precioso el comienzo de su recorrido de ida, así como ya por la mañana, la subida de la Cuesta del Rosario hasta la Alfalfa. En verdad, elija el sitio que elija no hay posibilidad ninguna de error. Triana es mucha Triana en esta jornada. Su Esperanza cruza el puente en dirección a Sevilla y sus gentes deciden no dejarla sola en ningún momento. Casi imposible encontrar sitio en Pureza o el Altozano en esas primeras horas, ni siquiera en San Pablo o la plaza de la Magdalena, pero quien algo quiere... Otra oportunidad pasa por aventurarse a la mañana en el barrio, donde nada es igual a lo que haya visto o le reste por ver. El Silencio, madre y maestra, casi 700 años enseñando qué y cómo es la severidad de la Sevilla penitente. Nada es igual a lo que pasa en esta cofradía. Ni formas ni fondos se le asemejan en cualquier otro lado. Disfrute saboreando su salida o contémplela con algo más de espacio a su regreso por el Salvador, aunque si quiere un escenario peculiar, la calle San Miguel será novedad en este 2016. Veremos a ver por cuánto tiempo... El Calvario es la cofradía que menos público arrastra de la jornada, pero ello no quiere decir que no sea de una belleza comparable a la del resto. Destacable es su salida entre el silencio de quienes abarrotan la plaza de la Magdalena, como también lo es el paso por Molviedro, ya de regreso, a punto de nacer el nuevo día.


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LOS GITANOS

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Dos madrugadas en una por Ernesto Sanguino

ja túnica tenga el detalle elegante y femenino que su madre, como nadie, le imprimía al colocarla debida y sevillanamente…

Su nombre es Juan Antonio. El domicilio donde reside desde que nació está muy cerca de la calle San Vicente, collación en la que han vivido varias generaciones de la misma estirpe que le han antecedido. Su apellido siempre ha estado vinculado a la hermandad de la Parroquia vecina. Allí lo bautizaron. Exactamente en el mismo lugar en el que sus antepasados recibieron las aguas benditas y en donde, como si de un rito heredado se tratase, sus vástagos miraron, al poco de nacer, la misma piedra de la pila para entrar en el seno de la Iglesia católica… Es ya Cuaresma en Sevilla y hace apenas unos días Juan Antonio ha colgado en una percha de madera su vieja túnica de ruán. Al lado de donde pende, como si de un pequeño altar se tratase, está también la recién sacada papeleta de sitio, el ancho cinturón de esparto y el calzado azabache. El cartón del capirote ya le da forma al antifaz que, enhiesto, apunta al techo del comedor de su céntrica vivienda. Tan solo falta su medalla de plata fina y de cordón de seda, deshilachado por el paso de los años, la cual, a fecha de hoy, aún cuelga del cabecero de su alcoba. De ahí irá, directamente, a rodear su gruesa cerviz, previo sentido beso al metal argénteo, una vez llegue esa hora exacta que no marca ningún reloj. Es siempre la misma hora oscura del Jueves Santo cuando llega el momento de vestirse de nazareno y salir de casa en busca de su Dios. Nunca olvida, cuando ritualmente se está vistiendo, el abrazo íntimo de su madre alrededor de su cintura para ajustarle el áspero cinturón, y que la larga cola de la vie-

Llegará, como cada año, el momento justo para que Juan Antonio salga andando en dirección a la iglesia en donde le esperan, en sus pasos procesionales de antaño, las Sagradas Imágenes a las que se encomienda día tras día. Tras una oración emocionada que musita entre la penumbra del Templo y el repeluco de la recién estrenada Madrugada, comenzará a salir a la calle el mismo cortejo que lleva saliendo desde hace ya varios siglos… Los que ahora salen son los mismos nazarenos que desfilaban hace dos centurias, pero el hombre que vestirá en unos días el hábito es, al igual que otros muchos, Juan Antonio, actual vecino de la collación de San Vicente… Una vez en la calle, parejas de a dos y cirio al cuadril. Perfecta sincronía la que atesora el ADN del penitente cuando las parejas van alzando al cielo, cual fichas de dominó que se empujan unas a otras, la cera tiniebla que resplandece en la vieja noche... Así forma y discurre la cofradía, hasta que, una vez realizada estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, el eterno nazareno vuelva a entrar en la Parroquia donde radica su Hermandad. Todavía no se atisba la amanecida por los Alcores y el trino de los pájaros sigue aún sordo en las ramas de los naranjos cercanos a la Puerta por donde entrará, en mágico silencio, el paso de palio mirando al altar mayor En otro lugar de la ciudad de las vísperas vive Rafael. Su casa está en un bloque de pisos de una barriada de extramuros. Concretamente, en el 7ºC. Nada más entrar, un enorme cuadro, de marco tallado y dorado, atesora el retrato de la que, para Rafael, es la Madre de Dios. En el salón de su morada, que es el habitáculo más señorial de cuantos componen el inmueble, hay un aparador en el que están cuidadosamente ordenados multitud de marcos que atesoran momentos familiares que atrapó el objetivo de una cámara de fotos ya


olvidada: allí está Rafaelito, el primogénito del afable Rafael, vestido de Primera Comunión. También está su hija, de flamenca un mediodía de Abril y que, ¡cómo no!, se llama como la Virgen de sus amores. Hay otras fotos como la del propio Rafael, todavía mozalbete, vestido de soldado azul, porque hizo la mili en Tablada. O aquella que rememora el día de su boda con Esperanza, su bella mujer; también la foto de sus fallecidos padres o, qué se yo, una que está hecha en Matalascañas, donde Rafael estrena Meyba y sostiene un blanco y humeante Ducados entre sus largos dedos… Hoy, todos esos recuerdos familiares se acrisolan en la túnica de capa de lana que cuelga del quicio de la puerta de ese salón… Escudos bordados en sedas de colores y fino oro para la airosa capa y el enjuto antifaz de terciopelo. Recogidas, al lado de la papeleta de sitio, hay multitud de pequeñas estampitas y medallitas de calamina que Rafael repartirá durante todas las horas del día más largo del año. Sabe que esa noche verá, tras la atalaya de su antifaz, muchas caritas que se caen lentamente de sueño, pero cuyos párpados no se rendirán hasta ver al Hijo de Dios mecido entre el dulce vaivén de los tambores. Rafael sabe que su estampita ayudará a abrir, además de una leve sonrisa, esos ojos cansados del público que espera… También llegará la hora de partir. De niño vivía muy cerquita de su Cristo y de su Virgen, pero el viejo corral tuvo que abandonarse debido a la ruina que lo marchitaba. De ahí, al “Políngano”, lo que hace que el templo de su niñez quede ahora muy lejos de su casa. Cada año va hasta allí como puede, pero siempre llega. Los nervios lo atenazan, pues salir de nazareno en su cofradía es “lo más grande”. Antes se ha asomado, una y otra vez, al espejo de la alcoba y, mirándose los pliegues de la sotana y el charol de sus manoletinas con las hebillas de plata, se ha dicho para sus adentros: “no hay nadie mejor vestío que yo…”. Sale la cofradía de capa del mármol del templo al adoquín de la calle, y el barrio es un revuelo, una algarabía que solo el sevillano sabe interpretar. Es una fiesta para los sentidos. Desde su tramo, Rafael escucha a lo lejos la Marcha Real: acaba de Salir la Virgen de sus amores y una lágrima se resbala por su mejilla al acordarse de las arrugadas manos de su padre, ya hace tiempo amortajado con la misma túnica que ahora viste él... Llega la cofradía de barrio, por un dédalo de la calles, al centro de la ciudad. Los nazarenos, que hasta entonces iban debidamente

formados, ahora reciben una orden del diputado de tramo difícil de entender: “por favor, hermano, apague su cirio, no le vaya a quemar la capa al de delante, y póngase de tres en tres y, sí pueden, de cuatro en cuatro”. El cortejo se convierte en una amalgama de capas blancas y antifaces, que discurren por la plaza de la Campana y por calle Sierpes, como si de un Guadalquivir caudaloso se tratase. Empujones, señoras que protestan al intuir que pueden caer al suelo por el empuje del cortejo, sillas que se pliegan, tramos que se mezclan y confunden entre sí... ¡Qué diferente es este discurrir con el que ha desfilado hace bien poco, qué lástima!, piensa el cofrade al que le coree por las venas esta bendita afición... Llegarán los primeros rayos de sol para calentar el amanecer del Viernes Santo. Juan Antonio ya está enfundado en su traje gris marengo, en cuya solapa está el escudo de oro (que no pin) de la cofradía que se acaba de recoger. Está disfrutando del discurrir de la populosa hermandad de capa. Y llega el tramo de Rafael, el cual se detiene delante del que fuera hace una rato nazareno de cola. Lo mira detenidamente y piensa: todavía me quedan casi cinco horas para entrar en el templo, cuando mi cuerpo ya no puede más de tanto empujón y ese desorden constante que te descentra... El nazareno de capa saca fuerzas de donde le quedan, agarra su cirio -cada vez más corto- y emprende, de nuevo, el camino hacia el barrio de su niñez diciéndose para sus adentro: “Ojalá un día alguien sepa solucionar esto.”

El artículo

MADRUGÁ





Nuestra Madre y Se単ora del Patrocinio (El Cachorro) - Viernes Santo



Apuntes VIERNES SANTO Dicen los entendidos que estamos ante la jornada más sevillana de toda la semana santa. Aquella en la que los cánones más clásicos se apoderan del espíritu de una ciudad que vuelve a su ser después de la exuberante y siempre desbordantes vivencias de la reciente Madrugá. Pero aunque las fuerzas no abunden no deje pasar una fecha como la de hoy, quizás la que conserva el sabor más añejo, de una semana santa ya pasada…y seguro más equilibrada.

del Dios agonizante y su madre Patrocinio. Si prefiere una estampa nocturna de la cofradía, la puerta de la capilla del Baratillo dejará satisfecha sus inquietudes. La Hermandad de La O es la decana de la otra orilla, la primera de las corporaciones que hizo estación de penitencia cruzando el río. Multitudinaria su salida en la calle Castilla así como el paso sobre el río, pero también, si la reserva para noche, es muy recomendable esperarla, tras el Cachorro, en la ancha calle Adriano.

La jornada del viernes según Sevilla levanta el telón en el barrio del Arenal. Allí la cofradía de las túnicas de terciopelo azul, La Carretería, pone en la calle sus dos pasos. Si quiere ver cómo la Semana Santa desafía las leyes de la física, no se pierda la salida del impresionante paso de misterio y acompañe al palio en su recorrido inicial hasta la Plaza Nueva. Cerca de allí la Soledad de San Buenaventura y su personalísimo paso de plata y caoba salen en dirección a la carrera oficial. Cómodamente en las cercanías del Ayuntamiento o bien de un modo más recogido en el Arco del Postigo y las calles adyacentes deben ser citas obligatorias en la particular agenda de esta fecha.

De San Isidoro sale una de las cofradías más señeras de la ciudad. Jesús caído con la sola compañía del Cirineo, portentosa talla del maestro Ruiz Gijón y, tras él, el personalísimo paso de palio de la Virgen del Loreto, el único con los varales y respiraderos dorados. Aguárdela bien en el camino desde la salida hasta embocar calle Cuna, bien al regreso por la estrechez de Placentines.

En Triana hoy es más Semana Santa que nunca. Dos cofradías salen de la misma calle, el mismo día, y además, una tras otra. Del Cachorro, poco queda por decir. Váyase al Altozano, al puente de Triana, y disfrute del cromatismo de la tarde contemplando el paso

La noche pone a Monserrat en la Plaza de la Magdalena. Debe estar allí o en Molviedro de regreso casi obligatoriamente. Y para el final, la Sagrada Mortaja. El entierro de Jesucristo según Sevilla, alumbrado por 18 ciriales, como 18 fueron los asistentes al sepelio del hijo de Dios. Disfrute del cortejo en la bellísima plaza de San Martín a la ida, en la intimidad de la Costanilla, ya pasada la medianoche, o en la oscuridad de su retorno por Doña María Coronel y de ahí hasta la muy concurrida entrada.


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El tesoro de la Semana Santa por Juan Manuel Labrador Jiménez

de San Buenaventura, que mira al cielo implorando consuelo para su pecho reventado por el dolor de esas espinas que a Ella también se le clavaron muy hondo.

Aún no ha terminado el sueño. La madrugada ha extendido sus horas hasta el mediodía y la luna le ha dado un beso al sol en la mañana cuando Esperanzas y Gitanos todavía regresaban a casa después de toda una larguísima noche en vela. No ha pasado ni una hora desde que en Pureza se han cerrado las puertas detrás de las cuales habita la belleza más castiza durante todo un año, y por los confines de la calle Castilla, en la misma margen derecha del río pues, una cruz va guiando desde aquel Patrocinio sin lágrimas el camino que conduce a un calvario en el que expira en el madero ese Hijo del León de Judá que no es otro que el mismísimo Cachorro de Dios. Brota la nostalgia en esta tarde dorada de Viernes Santo que alberga en sus horas uno de los mayores tesoros en su conjunto de toda la Semana Santa hispalense. Por el Arenal avanza el barco carretero de las Tres Necesidades de María al pie de esa santa cruz donde yace el Cristo de la Salud, misterio barroco que si lo viésemos en blanco y negro permanece igual que en aquellas fotografías de los viejos libros cofrades que tenemos en casa... Y callejeando, desde un convento franciscano viene la incuestionable elegancia de la Soledad

Cuando la tarde se haga noche de nuevo –qué poco nos dura esta jornada–, nos sobrecogerá el silencio al ver bajar desde la Costanilla al Señor de las Tres Caídas de San Isidoro, ayudado por ese Simón de Cirene que hemos de ser todos y cada uno de nosotros, puesto que Jesús se hunde bajo el peso de todos nuestros desmanes y miserias. Y de repente, cuando nos hallemos por San Martín o por San Andrés, un sepulcral estruendo quiebra la quietud... Es la esquila de un muñidor que desde la calle Bustos Tavera anuncia la llegada de dieciocho ciriales, evocando al número de personas que, según cuenta la tradición, presenciaron el entierro de ese Cristo roto tras ser amortajado en los brazos de la Virgen de la Piedad. Se detiene el tiempo, porque el Viernes Santo sabe a un pasado que se renueva en el presente con la misma finura con la que vemos pasar a Montserrat bajo ese clásico palio en el que permanece el sello de los Montpensier con los castillos y leones que cubren su manto, la Madre dolorosa de Aquel que entregándose en la cruz promete el Paraíso a un Buen Ladrón que se arrepiente como tantos pecadores que ven la luz aunque sea en el último momento. Y de regreso a Triana, siguiendo los pasos de ese divino caminante que es Jesús Nazareno, otra vez nos encontramos con la Esperanza, pero no la busquéis ni en su cara ni en sus manos, no... Os lo dice su bambalina frontal: está en la O de su cintura, en ese vientre donde se pone fin a un Viernes Santo, porque es en el seno de la Virgen donde tuvo comienzo nuestra Semana Santa. Fotografía: Juan Salas Rubio

El artículo

Viernes SANTO



Santísimo Cristo de la Providencia y Nuestra Señora de los Dolores (Los Servitas) - Sábado Santo



Apuntes SÁBADO SANTO y DOMINGO de

RESURRECCIÓN La melancolía se adueña de nuestros sentimientos. Por mucho que el cansancio acumulado haga mella, el espíritu de cada uno se duele aún más al saber que todo está a punto de consumarse y la espera hasta el próximo Domingo de Ramos se antojará larga, por mucho que el 5 de noviembre, con el Señor del Gran Poder en la calle, haga las veces de oasis en el que repostar todo eso que necesitamos para aguantar entre la semana santa que se va y la que estará por venir. La hermandad del Sol busca nuevos escenarios en las que refugiarse, tras comprobar que su todavía reducido cortejo y las grandes avenidas por las que se acercaba al centro no resultan una solución equilibrada, así que veamos cómo resulta el tránsito por las calles de San Bernardo. Del barrio de San Marcos, uno de los enclaves quizás más desconocidos para el gran público se pone en la calle la ya madura cofradía de Los Servitas. En pocas décadas ha sabido definir a la perfección su estilo, elegante, severo, y no son pocos los que aprovechan la luz del mediodía para aguardar su salida. Las primeras calles de su recorrido no presentan demasiadas apreturas y quizás son los escenarios más bellos de todo el itinerario. Bien ahí, o bien horas más tarde en el camino que la lleva desde que deja atrás la Catedral hasta que alcanza la Cuesta del Rosario, no deje de admirar la distinción de esta corporación, aunque insistimos en la plaza de Santa Isabel, punto y aparte, apenas a unos metros de su sede canónica. Si su idea es aprovechar las primeras horas de la jornada, la salida de La Trinidad es un consejo a tener en cuenta. Probablemente

le cueste comprender el significado del paso alegórico del Decreto, pero si prefiere disfrutar de esta cofradía en la noche, la calle Sol, ya casi entrando, es el escenario perfecto. El Santo Entierro es tan hermandad como cortejo procesional. Además del interés que suscita contemplar sus tres pasos en la calle, a la Sevilla de siempre le gusta ver la retahíla de representaciones institucionales que conforman la procesión. Lo que sucede es que es prácticamente imposible presenciarlo fuera de la carrera oficial, a menos que consiga sitio en los escasos metros que separan San Gregorio, sede de la corporación, y la Campana. Si tiene que elegir un escenario distinto, el regreso por Plaza Nueva le brinda la oportunidad de ver los pasos sin incomodidades. Y con La Soledad muchos echan el cierre a la semana mayor. La luz de la tarde a la hora de la salida será un recuerdo que quedará grabado en su retina. Pero esta claro que la entrada, al filo de la medianoche, con una Plaza de San Lorenzo hasta los topes y una sucesión de saetas sin fin es el enclave perfecto para dar gracias por lo vivido y pedir porque la espera de todo un año sea más llevadera. No todo ha acabado a esa hora. Y menos este año, en el que el cambio de hora nos acercará aún más a la madrugada en Santa Marina: La Resurrección se echa a la calle entre cada vez más nutrido público, pero es sin duda a media mañana, por Doña María Coronel o Bustos Tavera, donde disfrutará de lo que ya sin duda el epílogo de la pasión según Sevilla. Se acabó lo que se daba, y esperemos que haya dado mucho.


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El sábado y el niño

por Araceli Limón

Si, como a la mayoría de los sevillanos, le invade la nostalgia cuando llega el Sábado Santo, salga a la calle de la mano de un niño: el Sábado es sin duda el día de la semana que provoca más admiración y sorpresa entre los pequeños. Mire los ojos del niño cuando contemple al Varón de Dolores, un Cristo vivo abrazando una cruz; levante la mano con él cuando le señale con curiosidad que la Virgen del Sol va acompañada de dos figuras, háblele de la Sacra Conversación y explíquele que es el único palio pintado de toda la Semana Santa sevillana. Haga que se fije en los nazarenos con hachetas y aproveche para enseñarle la cofradía por ese nuevo recorrido por San Bernardo por el que ganará muchísimo. Una cofradía con dos bandas de música es una experiencia bellísima para los mayores y sorprendente para los más pequeños: los Servitas, que este año estrenan una cruz de carey y plata tras la Piedad. “No es una iconografía al uso” explica Dubé de Luque... pues explíqueselo usted al niño y, si no se le duerme pronto, llévelo a verla por la Plaza de Santa Isabel, donde está el convento del mismo nombre, antes de entrar y se quedará prendado para siempre de esta hermandad y de este rincón de Sevilla.

Vaya bien preparado cuando lleve al niño a ver la Trinidad. El paso del Sagrado Decreto necesitará de toda su sabiduría y su paciencia porque las preguntas serán innumerables y seguro que le pillarán en más de un renuncio por mucho que se haya leído todo lo que se ha publicado al respecto. Piense que todavía la gente de la radio no ha logrado contarle a los oyentes con exactitud esa lección de teología que discurre por las calles de la ciudad. Cuando el pequeño haya agotado las preguntas -si es que esto llega a ocurrir- aproveche y disfrute del Cristo de las Cinco Llagas y de la Virgen niña con la que se despiden los palios en Sevilla. El Santo Entierro de la mano de un niño es una experiencia inigualable. No sólo se tratar de adivinar si están todas las representaciones por las túnicas de los nazarenos, de explicarle por qué esos romanos no se parecen en nada a los de la Centuria, de describirle el cortejo civil y advertirle en voz baja con respeto que “el Señor está muerto” cuando pasa la urna, no. Hay que someterse a las preguntas y sus comentarios de curiosidad cuando pase la Canina. Todos nos volvemos niños cuando pasa y recordamos lo que pensamos cuando la vimos por primera vez. Si cree que, a estas alturas de la tarde, ha superado la prueba no olvide que aún le queda por explicar por qué sale una Virgen con candelería de palio en un paso de cristo y cuál es el motivo por el que la gente apoya la mano en la puerta de San Lorenzo cuando entra la cofradía después de finalizar un recorrido lleno de solera. Si el Domingo de Ramos es el día de los niños, el Sábado Santo es la jornada que más nos acerca a nuestra infancia, a un tiempo en el que no existía la nostalgia porque no sabíamos la cantidad de cosas que tienen que pasar antes de que llegue una nueva Semana Santa.

El artículo

Sábado SANTO y Domingo de Resurrección


Apoteosis en el reino del azahar

Recordando la infancia, la memoria se traslada a un Lunes Santo en que el barrio, mi barrio, copaba todo el protagonismo de la jornada. Para los niños de San Vicente o del Museo, de la Gavidia o San Lorenzo, en este día se agolpaban los sentimientos y el tiempo se desbocaba rumbo a lo que estaba por venir. Lunes Santo como día menos tradicional, como invento de un puñado de capillitas de la collación que lo pusieron en marcha al compás de la fundación de Las Penas o del relanzamiento de ese Cristo expirante del que tiraron los moldes al río hace unos siglos.

Es este lunes el día en que ya está el Señor en su casa parroquial de San Lorenzo para el besamanos. Se está fraguando la construcción de una basílica donde la academia, justo en el rincón de la plaza, para albergar al Señor de Sevilla. El arquitecto don Antonio Delgado Roig lleva los planos muy adelantados y posiblemente en los sesenta se levante esa casa para el Gran Poder. Pero en estos cincuenta, el Señor vive en la parroquia según se entra por la puerta de San Lorenzo a mano izquierda, justo a mano izquierda, donde hoy se venera la Bofetá.

Collación del azahar, donde la flor del naranjo huele como en ninguna otra parte de Sevilla y se estrena en este día una cofradía que ya parece vieja, que ha nacido con solera, con una solera inhabitual siendo lo que es, una recién nacida. Es una hermandad que han puesto en marcha los del gremio de Hostelería, que sale de San Andrés y que luce un misterio como no hay dos en toda la Semana Santa. Entre Sebastián Santos y Luis Ortega Bru han formado un auténtico lío en ese traslado de Cristo muerto al sepulcro, antes, mucho antes de que un conocido radiofonista le traiga cada año un clavel, ¿o es una rosa?, para el simbólico goteo de su sangre.

Y este besamanos es un motivo más que suficiente para que el día del barrio arranque con la misma fuerza que va a tener su pase de la firma allá cuando por el Museo exhale Cristo


por Luis Carlos Peris Fotografía: Archivos Salazar-Bajuelo, ABC, El Correo de Andalucía y Sebas Gallardo

su último soplo del aire de la Puerta Real. Es este Lunes Santo de Sevilla como la resaca de lo que fue el Domingo de Ramos inolvidable, como un remanso que se sobresalta cuando llega al Altozano desde el Barrio León otra cofradía de nuevo cuño que se gusta de costero a costero y en la que también ha tenido mucho que ver Ortega Bru y a la que contempla con atención el extraordinario poeta Juan Sierra acodado en el mostrador de La Torrecilla. Faltarán todavía unas cuantas décadas para que el más joven misterio de cuantos vienen de la otra orilla, alcance las cotas de pujanza que atesora en la contemporaneidad.

Es esta cofradía la más joven de Triana y asoma como el contrapunto a lo que después entra en Campana, el Cristo de la Vera Cruz, que lleva a la Virgen de las Tristezas en el mismo paso. Imagen tardogótica de autor desconocido, patética por la Gavidia y por cualquier otra parte en su rodeo buscando una salida al destino y a través de una manzana de casas muy amplia. Aún no existe la calle de Virgen de los Buenos Libros, esa vía que se abrió a costa de parte del colegio de las Esclavas y de la casa de Miguel Maestre.

La Vera Cruz, aun con su sordina, abre la apoteosis del barrio en este día tan señalado, aún no hace estación la del Beso de Judas y tampoco la de Santa Genoveva mientras la plaza del Duque se encuentra intacta alrededor del monumento a Velázquez, con los Almacenes Fernández y el palacio de Miguel Sánchez Dalp enhiestos, sin que haya ni siquiera el rumor de que la piqueta va a abatirlos para la apertura de una nueva forma de comercio. Es la Plaza del Duque tal cual, incluso con el cuartel de San Hermenegildo haciendo piña con Las Cortes en el lugar donde hoy se abre al centro de la ciudad la plaza de la Concordia.

Y tras la Vera Cruz, la de Jesús de las Penas y María Santísima de los Dolores sale de San Vicente. El Señor va sobre paso de caoba y con arbórea cruz de madera, no con la de carey actual, y su imagen se atribuye al círculo de Roldán en el Siglo XVII; la Virgen es de Molner, de un siglo después, y la cofradía ya se ha hecho de mucho prestigio a pesar de que su reorganización data del mismo tiempo que tiene este Lunes Santo. Justo a esa hora en que la cofradía sale a Cardenal Cisneros, San Vicente es una sucursal de la gloria en esta Sevilla tan convaleciente de tantas y tantas cosas, tan sensibilizada por unas heridas que no acaban de cerrarse.



A esa hora ya está por la Judería el Cristo de las Aguas, que en estos tiempos aún sale de San Bartolomé. Solitario todavía en su monte de claveles, que la Virgen niña de Guadalupe la esculpirá un jovencísimo Álvarez Duarte unos años después en su taller de la Puerta Real en la calle Aguiar, empinada y peatonal calle empedrada que une Gravina con Marqués de Paradas. O sea que todo se queda hoy en este barrio quintaesencia que es de la Semana Santa y de la sevillanía.

Como gran remate, el mismo que en estos días que vivimos, la del Museo. Impresionante la salida y descomunal en su entrada en la capilla del antiguo convento de la Merced, hoy Museo de Bellas Artes. Desde el balcón de la duquesa de Osuna, frente a la fachada donde luce el azulejo eterno con los titulares de la hermandad, va a cantarle Pepe Valencia y abajo, confundidos con la gente, estará Gitanillo de Triana con su suegra, Pastora Imperio, y con Alejandro Vega cargando las pilas

de mucha Sevilla antes del retorno doloroso al exilio de Madrid. Y ahí, en el Museo, en la misma frontera con el sevillanísimo barrio de la Puerta Real y cuando ya ha transcurrido mucho martes se remata el lunes, este día que fue el penúltimo en completar esta ópera sagrada tan principal y, sin duda alguna, la mayor urbana que conoce Occidente.




A “El Pelao”, capitán de la centuria

Viene la Macarena plumas y lanzas. Cornetines de gloria que es la Esperanza. Esta ciudad es muy propensa al olvido, cuando se trata como en el caso que nos ocupa, destacar la personalidad de un hombre que forma parte ya del acervo cultural y popular de nuestras tradiciones más entrañables y representativas. A don José López “ El Pelao” tuve la gran suerte de conocerlo en mi peluquería. Corrían los años setenta y él la frecuentaba junto con una serie de personalidades de la vida social sevillana, como don José Gonzalez Reina, don Joaquín Sainz de la Maza, don Juan López Sanchez y don Antonio Rodriguez Buzón, poeta, y pregonero para la historia de nuestra Semana Santa . En aquellos tiempos la centuria macarena no llegaba como tal a los cien componentes y “ El Pelao” me pidió que le hiciera una sevillana a la misma. Me pareció una magnífica idea ya que, al ser un enamorado de la cen-

turia desde niño, me serviría para evocar esos Jueves Santos en los que salía a su encuentro para acompañarla durante un buen tramo de su recorrido y por ello, le compuse encantado la que a continuación transcribo, y que fue grabado por el grupo “ Los de la Trocha” SEVILLANA

DE

I ¡Ole y viva el empaque vaya salero! Romanos con la gracia de los toreros. Las plumas blanca acarician las puntas de cada lanza.

II La Centuria no llega ni a los noventa. Pero tiene la gracia de ciento treinta. Quien no ha soñao desfilar por Sevilla vestío de “armao”.

LOS

ARMAOS


por Manuel Melado Prado Fotografía: Salazar-Bajuelo y archivo Manuel Melado

III El sol de la mañana con su presencia. Alegra el paso firme de la Sentencia. Las plumas blanca se mecen como el palio de La Esperanza. IV Va exclamando Pilatos titubeante. ¡Yo no he visto centuria más arrogante! ¡Parece broma! pero están desfilando mejó que en Roma. Otra de las anécdotas relacionadas con este simpático y humano personaje ocurrió un día de San Juan. Se presentó a media mañana don Juan López Sánchez, en el día de su onomástica, en mi peluquería acompañado por Rodriguez Buzón, Sainz de la Maza, y José Lopez “ El Pelao” con la intención de cortarse el pelo. Lo invité a tomar asiento en el sillón y una vez acomodado, se presentó Gonzalez Reina para conminarlo amablemente -ya que parecía tener mucha prisa- a que se levantase y le cediese el sitio. López Sánchez accedió gustoso y se marchó a la cafetería del núcleo a tomar unas copas con los amigos anteriormente citados mientras terminaba el servicio.

Transcurrió aproximadamente media hora cuando aparecieron en el momento que daba los últimos toques al Sr. González Reina, cuando Antonio Rodríguez Buzón se planta en medio de la peluquería y empieza a recitarme de memoria este juguetito poético que acababa de escribir en la cafetería: Se quedó sin arreglar Don Juan López, mas no importa, pues de buen grado soporta dicho servicio aplazar. ¡Otro día se arreglará! y es tanta su gentileza que sin pelar la cabeza perdona al Sr. Melado, y encima de no arreglado lo convida a una cerveza. Tanto se cimentó la amistad con el amigo José Lopez, que a principio de los años ochenta me planteó este buen hombre una preocupación que no lo dejaba dormir: no había dinero para comprar plumas para la centuria, muy necesarias ya que las que tenían se encontraban en mal estado. Así que, consciente del problema del amigo, organicé una cenaespectáculo en la Real Venta de Antequera con más de veinte artistas en el cartel, quienes se brindaron todos, desinteresadamente, a participar. El dinero recaudado cubrió las necesidades sobradamente y ese año, lucieron majestuosamente en su aclamado desfile un revuelo de plumas blanca sobre sus cabezas, ondeando en la tarde primaveral del Jueves Santo. Tal fue el éxito de la cena-espectáculo que “El Pelao”, enormemente agradecido, decidió corresponderme en las sucesivas tardes de cada Jueves Santo haciendo pasar a la centuria, de camino a su visita al Gran Poder, por delante de mi casa, y ocurrió que un año tuvo la idea de meter a toda la tropa hasta el mismo patio de la misma, donde sonó -en tan reducido recinto- una tocata, con el consecuente temblar de los cristales de las ventanas. A mí se me bajaron los calcetines y se me cayeron dos empastes de la impresión, pero una vez



finalizada la interpretación, y a petición del propio capitán, tuve que dirigir unas palabras a la centuria. Tan emocionado estaba que no se me ocurrió otra cosa que decir: “¡Amigos: muchísimas gracias por este detalle impagable para mí! Sólo puedo deciros, a tenor de lo que estoy viviendo, que en estos momentos mi casa parece un gallinero con tantas plumas y tantos huevos”. Afortunadamente, esta jocosa y espontánea reflexión sentó bien a los allí presentes y todo siguió discurriendo con la normalidad propia de un Jueves Santo que para mí y mi familia se convirtió en inolvidable.

AL CAPITÁN DE LA CENTURIA (Don José Lopez “ El Pelao”) I El imperio en Sevilla está en tus manos. Capitán macareno de los romanos. II Tu perfil es de bronce y en tu mirada. Con tu gesto se alegra la madrugada. III Jueves Santo en Sevilla llega la tarde. Y de lanzas y plumas se adorna el aire. IV Ni Patricios romanos ni emperadores. Despertó desfilando tantos clamores.

Pasados unos meses, el por entonces hermano mayor de la Macarena, don José Luis de Pablo- Romero, me pidió que organizara un nuevo espectáculo -en esta ocasión, un almuerzo- para una despedida que resultó, por su emotividad, casi sobrecogedora. Un gran homenaje, que apartaba y ponía fin a una brillante etapa como capitán en la figura siempre recordada de José Lopez “ El Pelao”. Aquel encuentro, celebrado también en la Real Venta de Antequera, significó mucho para “El Pelao”, tanto que pienso que nunca lo llegó a superar y a partir de aquello empezó un declive físico del hasta entonces capitán, que lo mantuvo recluido en su casa hasta el final de sus días. De aquella velada surgió esta sevillana que le compuse y que, acompañado a la guitarra por su hijo José Luis, le canté, entre risas y sollozos contenidos, en uno de los momentos más emotivos de todos los que atesora mi recuerdo como compositor y amante de las tradiciones -y buenas personas- de mi ciudad:

( Estribillo ) ¡Rey de la Roma que en la Campana, desfila a paso lento por Sevillanas!


El artista y el bolígrafo

Una de las mayores virtudes de cualquiera de las múltiples expresiones artísticas pasa, ineludiblemente, por la evolución en las técnicas y materiales empleados para plasmar la idea del creador. Y desde estas páginas, nos sentimos muy orgullosos de traer ante nuestros lectores el trabajo de un joven pero reputado artista sevillano, Alberto Rubio (Sevilla, 21 de marzo de 1995), quien, a través de las redes sociales, está gozando del reconocimiento de su obra, especialmente de sus dibujos sobre las imágenes de nuestra semana santa realizados, simplemente, usando los clásicos bolígrafos BIC, aunque otras técnicas, como el óleo o el acrílico, el grafito en el dibujo o la sanguina están también dentro de su día a día. Empezó a pintar desde muy pequeño, y aún en la infancia ya recibió sus primeras clases de pintura a caballete. Sería ya en la época pre y universitaria cuando observó la repercusión e interés que generaban sus trabajos a bolígrafo, y apostó rotundamente por dedicar más horas al estudio de la técnica para potenciar el resultado final de sus primeros proyectos. Reconoce que gran parte de su obra se basa en la imaginería procesional, donde

aúna su pasión cofrade con el gusto por pintar algo que le inspira y llena enormemente. En el ámbito del dibujo de imaginería, reconoce haberse inspirado en las obras de Manuel Peña Suárez, del que destaca su hiperrealismo, y por otro lado, destaca la técnica de Juan Miguel Martín Mena, convirtiéndose ambos en grandes referentes para este joven artista. Alberto Rubio, estudiante de Conservación y Restauración de Patrimonio y Bienes Culturales en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, tarda una media de 12 horas -que no pueden ser seguidas, sino que ha de distribuir en varios días - en cada uno de los trabajos que aquí mostramos. El primer paso es hacerse con una buena base de fotografías, desde distintos ángulos, hasta que elige el más acertado, aunque se deja aconsejar por la propia hermandad o el cliente final, y es que cada imagen es un mundo según desde donde la mires... Emplea una media de seis bolígrafos en cada uno de ellos, que no llega a gastar (algunos de ellos, los de colores menos convencionales, tienen que importarlos desde Sudamérica, puesto que ni en Europa ni en EE.UU están disponibles), y cuenta que, por cuestiones técnicas o quizás,


por Juan Salas Ilustraciones: Alberto Rubio

un poco maniáticas, empieza siempre dibujando el ojo izquierdo de la imagen, previo a un encaje o planteamiento global. Como es diestro, la obra la realiza de izquierda a derecha, y teniendo en cuenta la temperatura de la bola de la punta que por el constante movimiento puede llegar a ensuciar el soporte, por lo que no puede agotar cada bolígrafo. Cada cuadro requiere de tres o cuatro bocetos, pero ya son más de cien obras suyas centradas en la imaginería sevillana las que cuelgan de las paredes de sus propietarios. Al principio fueron encargos de particulares y devotos, y ya son las propias hermandades las que le solicitan sus dibujos para regalos a hermanos insignes al mismo tiempo que es reclamado para firmar portadas de boletines y carteles anunciadores de la Semana Santa. Sin ser hermano de ninguna corporación sevillana -sí lo es de la Borriquita de Alcalá- se considera devoto del Señor de Pasión y de la Esperanza Macarena, a la que ha plasmado tantas veces que incluso ya no le resulta necesario hacerlo con fotografías delante. “Me la sé de memoria”, presume con cierto orgullo. No le gustan los retos fáciles. Aun sabiendo que el retrato es su fuerte, el punto crítico de una obra mariana llega a la hora de dibujar un encaje. Y su fama ha trascendido el ámbito de la pintura religiosa, puesto que son muchos los artistas flamencos y personajes populares de este país los presumen de contar con obras suyas. Este joven valor de la pintura religiosa aspira, a sus 21 años, a mejorar al máximo su técnica, para alcanzar un nivel en el que sus obras llegaran a ser disfrutadas por un mayor número de personas, consiguiendo transmitir toda la pasión y esfuerzo que vierte sobre ellas. Aunque ya ha recibido diversas propuestas para exponer, es tan elevado el número de encargos que no ha tenido tiempo de hacer sus propios fondos. Pero promete encontrar tiempo para ello y atesorar una buena cantidad de imágenes que lleven su precoz nombre y su joven fama ante los ojos de la Sevilla cofrade.


Hasta el cinco de noviembre No todo acabará cuando el Domingo de Resurrección de 2016 se cierren las puertas de Santa Marina. Con ocasión del Año Jubilar de la Misericordia, y a propuesta del arzobispo de Sevilla D. Juan José Asenjo, el Señor del Gran Poder será trasladado a la Catedral el sábado 5 de noviembre para presidir el Jubilieo de las Hermandades y Cofradías de la Archidiócesis. Será una jornada histórica, donde estamos convencidos que Sevilla se echará a la calle, y que esperamos poder contarles en nuestra próxima revista “Cuaresma 2017”, que llegará a sus manos D.M. el lunes 3 de abril.

Fotografías: Salazar - Bajuelo




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