CUARESMA
de Sevilla
A単o 2014
Revista
cuaresma editorial Por mucho que el paso de los años acabe por convertir en rutina estas primeras letras con las que el lector se encuentra no más abre una nueva entrega de “Cuaresma”, la ilusión por poner de nuevo en sus manos todo el trabajo de los últimos meses hace que esta cita sea, para quienes hacemos la revista, un potente imán que nos atrae con tal fuerza que ninguna de las muchas adversidades con las que nos encontramos en el camino hacia ustedes pueden separarnos del objetivo más preciado. Hoy, ahora, otro año más y es el noveno, podemos volver a poner en la calle este paso de papel que tanta ilusión lleva bajo los faldones y que, sin la ayuda de muchos y muchos, sería imposible tener listo para que les sirva como lugar de información, opinión, curiosidad y cómo no, donde contemplar todo el poder de la fotografía de nuestra semana mayor. Si en algún ámbito cobra fuerza el viejo axioma de que una imagen vale más que mil palabras con toda probabilidad sea en este que incumbe a todo relacionado con la forma que tiene Sevilla de entender y vivir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Les decíamos, y lo saben bien, que los tiempos son muy duros en casi todos los ámbitos profesionales. Y si en alguno la cosa se agudiza hasta extremos casi insoportables, puede ser sin duda en el que nos incumbe. Malos tiempos para las publicaciones gratuitas... Poner en sus manos un ejemplar de Cuaresma sin renunciar ni un ápice a nuestro compromiso con la calidad, firme desde 2006, nos ha llevado a pasar por momentos verdaderamente comprometidos y de los que hemos podido salir con la inestimable ayuda de quienes, a través de su compromiso publicitario, apuestan, y de qué manera, por su satisfacción...y también la nuestra. Vayan
pues nuestro reiterado agradecimiento para ellos, un año más, con las mismas palabras de siempre porque nada nuevo se ha inventado para poder hacerles ver lo afortunados que somos por contar con su inquebrantable apoyo. Pero tampoco podemos dejar fuera de este reconocimiento a todos los que durante el año, sí, no sólo en estos días de vísperas y procesiones, nos hacen llegar su aliento, su felicitación, su reconocimiento. Les podemos asegurar que son muchos, muchísimos, los que nos empujan hacia adelante cada vez que nos hacen llegar un comentario, por muy breve que sea, de aprobación por este trabajo. Todo por y para nuestros lectores, a los que más que eso, podríamos llamar incluso partidarios... Les dejamos para que se sumerjan en nuestras páginas. Seguimos con el mismo esquema de los años anteriores, y es que lo que funciona bien -eso nos dicen ustedes- no merece la pena tocarlo...aunque sí variarlo: pequeños matices para que todo siga igual aunque desde diferentes perspectivas, pues en la justa evolución podemos cifrar, sin temor al equívoco, el tener tan a tiro la meta jamás soñada cuando en la habitación de un hotel del centro de Londres trazábamos los primeros bocetos de la primera Cuaresma. Con el deseo de cumplir con sus expectativas y con la intención de serles útiles, les dejamos con el más preciado de los tesoros a los que podemos y creemos saber darle forma: empieza otra “Cuaresma” que deseamos forme parte indisoluble de una magnífica Semana Santa. ¡A ver si en este 2014 somos capaces de decir adiós al cenizo meteorológico! Sevilla, los sevillanos, y quienes nos habrán de visitar en las próximas fechas lo merecen. Más que nunca.
REVISTA CUARESMA DE SEVILLA 2014 Director: Juan Salas. Dirección Creativa y Comercial: Fernando Salazar. Fotografías: Archivo Salazar - Bajuelo. Dirección Artística: Ángel Bajuelo. Diseño y maquetación: Belén Briones (Sulime Diseño de Soluciones). Community Manager: Belén Briones. Imprime: Rojo Artes Gráficas. Depósito Legal: SE-1595-06 (Queda prohíbida la reproducción total o parcial de esta obra, salvo expresa autorización de los propietarios de sus derechos)
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“Nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla.” Arturo Pérez Reverte
Fotografía: Eugenio E. Alés
¿Cuándo empieza la Semana Santa? por Juan Salas Rubio
Si uno mira la Semana Santa según Sevilla desde la distancia que otorgan los kilómetros o cierta desafección, podría pensar que planteamos un absurdo bajo el disfraz de la interrogación con la que titulamos estas letras. Si acaso podríamos llevar al aturdido interlocutor al debate temporal, a discernir si nuestra semana mayor arranca cuando la primera cruz de guía se pone en la calle, allá por El Porvenir, o todo adquiere visos de oficialidad en el momento en el que un niño de blanco, con la Cruz de Santiago cosida sobre su antifaz, le suelta la perorata habitual en forma de venia a la autoridad que, desde el palquillo de La Campana llega a creerse, y puede que no sólo por unos instantes, el hombre más poderoso de Occidente, ea. Pero si indagamos entre las sevillanas maneras, modos y costumbres, uno se queda atónito ante las muchísimas muestras que nos ofrece este universo cofrade, todas perfectamente interpretables como el pistoletazo que dispara esa riada de sensaciones que algunos circunscriben -cortos de mira- al estricto plazo de siete días, ese que separa un domingo del siguiente y que no creo necesario ponerle apellidos a uno y otro para que casi cualquiera, en esta Jerusalén con macetas, sepa que hablamos de domingos que no deben ser escritos en minúscula. Y es que para pensar que la semana santa ha comenzado no hace falta que haya un paso en la calle... Desconociendo el momento exacto en el que usted, lector, pasa sus ojos por estas letras, me atrevo a aventurarle que su semana santa, quizás al igual que la mía y la de tantos otros, ha empezado bastante antes de que se consuman las últimas horas de las vísperas. Y es que en esta ciudad suya, nuestra,
no todo es lo que parece y mucho menos las funciones comienzan en el momento de levantar el telón ante el público presente, que para eso vivimos en una urbe tan compleja que se auto dibuja en los mapas de este a oeste, en lugar de la más que clásica orientación norte-sur. Y ojo, que frase tan certera no es de cosecha propia, sino sacada de una película cuyo nombre prefiero no recordarles... Retornemos al quid de la cuestión: ¿cuándo? Hay tantos cuándos como cofrades viven bajo el conjuro de esa vara de vertebrar existencias llamada semana santa según Sevilla. Puede que esto comenzase, por qué no, cuando vio marchar a lo lejos el último paso de palio hace ya casi 13 meses. Y habrá otros que no disparan sus pulsos hasta que los tópicos de la Cuaresma anidan firmemente en las ramas de la evidencia: la primera tarde donde la luz de poniente nos sorprende con la familiar tonalidad que señala que el invierno empieza a pasar a mejor vida; esas primeras torrijas en los escaparates de las confiterías de cabecera, escoltadas por los nazarenitos de caramelo, o la primera bocanada de azahar que nos gira el cuello en busca del epicentro olfativo de la contraseña más peculiar de la sevillanía, quizás mal llamada rancia. Algunos, probablemente los más comprometidos, desprecintan el bote de las sensaciones cuando las puertas de los templos se llenan de convocatorias de cultos, señal inequívoca de que todo es ya irremisiblemente cuesta abajo. O cuando las priostías presentan overbooking de chavales, “sidoles” y batas blancas. Tampoco se equivocan quienes, en cualquier besamanos o besapiés propios de estas fechas pasadas, se despiden de su Virgen o su Cristo con un “la próxima vez que te vea, ya estarás en tu paso”. Usted, a lo mejor, opta por dar su salida particular a su particular semana santa el día en el que, en su bar de referencia, se sorprende pidiendo un pavía de bacalao cuando lo que le apetece tiene denominación serrana. O cuando, en el mismo escenario, las paredes se han llenado de cartelería diversa, siempre con un paso en primer plano, y algunos, más perpetrados que fotografiados...
No, no he terminado. Podría seguir con más casuística y voy a hacerlo. ¿Fue acaso, hace unas noches, cuando el extraño atasco de la madrugada que lo devolvía a casa no estaba motivado por el clásico camión de Lipasam sino por el ensayo de tropecientos mil costaleros bajo una parihuela sin identificar? O quizás todo ocurrió en el momento de abrir el buzón de casa, interesado por ese boletín que indica que pronto habría que pasar por mayordomía en busca de ese salvoconducto a lo más adentro en forma de papeleta de sitio. También tenemos aquellos que atienden a estímulos mediáticos, como ese primer programa de cofradías en la emisora de su sintonía o aquel autobús que, probablemente en Noviembre, nos descubrió en su panza la nueva colección de “vayaustedasaberqué” con la que el periódico que nos cuenta lo que cada uno queremos saber nos obsequia. Seamos benevolentes... Y también están los tomistas, aquellos del ver para creer, aquellos que auscultan su particular llaga en el momento de sacar las túnicas del altillo o reclamarlas a la tintorería donde dejaron la cera y los pisotones del año pasado. Seguimos. Los hay que experimentan su peculiar petite mort al descubrir, arrinconada tras los bancos del templo preceptivo, esa parihuela que noches antes provocaba el único retraso que el siempre impaciente conductor sevillano parece dispuesto a perdonar; o los otros, “los franciscanos”, esos que no pueden pasar por la Plaza de San Francisco, verla convertida en una nave a cielo abierto llena de tubos, esteras y herrajes de todos los calibres y quedarse como si tal cosa, entre los cuales me incluyo. ¿ Y dónde me dejan ese camión cargado de veladores, bien repartiéndolos por los establecimientos clásicos del centro, bien llevándoselos -con el hierro de la GMU- al corral por exceso de trapío? O hablando de camiones, cómo olvi-
darnos de esa flota que inunda las calles para que en los comercios del ramo no falte el bebercio. Y ese tío que pretende alargar el impago de la factura de turno con el no menos clásico “lo dejamos para después de Semana Santa”, y que luego, cambiando la Semana Santa por la Feria se convierte en un “yate”: ya te pagaré cuando pueda, que es la versión hispalense del clásico de Larra “vuelva usted mañana”, aunque lo de mañana no sea más que un decir. Ya va siendo hora de terminar, porque puede que esto empiece de verdad y el “pesao” arriba firmante siga con la barrila. Quedan los vértigos más evidentes: ese tío tan modernito -donde se ponga Jose Antonio Maldonado, que además es de La Soledad...- que te dice, en vaqueros y sin corbata desde La 1, en pleno Viernes de Dolores, que la cosa está tan chunga como los pesados de los foros de internet llevan semanas apuntando; ese primer nazareno del Domingo de Ramos -¿de La Paz, La Cena o La Hiniesta? con el que uno se encuentra en la mañana donde todo empieza ya a descontar y, por último, el más evidente de cuantos anuncios ofrece la contemporaneidad para decirnos que todo se ha empezado a consumar, para que” In ictu oculi” la nostalgia vuelva a hacer presa en nosotros no más hayan pasado siete días: las pandillas de adolescentes, con sus minifaldas imposibles para ellas mientras que sus imberbes acompañantes lucen en sus corbatas-prohibido anudarlas hasta arriba- una gama de colores que abarca todas las tonalidades en el triángulo que conforman los naranja, los malvas y el verde limón. Cuando se los cruce, no eche ya ninguna cuenta: los bares estarán llenos y Sevilla se convierte en la capital mundial de los carritos de niños. Ya ha empezado a acabarse la próxima Semana Santa.
CRÓNICA ENTRE DOS DOMINGOS A través de las siguientes imágenes queremos recordar los acontecimientos más importantes acontecidos en el ámbito de la Sevilla cofrade desde que se cerraron las puertas de Santa Marina el pasado Domingo de Ramos hasta que, en El Porvenir, se vuelvan a abrir las de la parroquia de San Sebastián para dar comienzo a la Semana Santa de 2014. Fotografía: Archivo Salazar-Bajuelo (fotos 3, 4, 5, 6) y archivo El Correo de Andalucía (1 y 2)
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1 y 2. Salida extraordinaria de la Virgen de los Reyes en el mes de mayo con motivo del Año de la Fe. 11 de Mayo. 3. Tradicional Vía Crucis del primer lunes de Cuaresma, organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías, con la imagen del Stmo. Cristo de la Expiración (Hdad. de El Museo). 10 de Marzo.
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4. La Virgen del Rosario procesionó en octubre hacia la Basílica de la Macarena para celebrar los cuatro siglos y medio de existencia de la Hermandad de Montesión. 1 de Noviembre.
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5. Procesión extraordinaria de la Virgen de las Angustias con ocasión del XXV Aniversario de su coronación canónica. 26 de octubre. 6. Para conmemorar su 450º aniversario fundacional, la Virgen de la Victoria procesionó hasta la Catedral, donde se celebró un solemne pontifical. 5 de octubre.
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Cachorro por Carlos Herrera Crusset
Y si estás muerto ¿por qué te siento? Si no vives, ¿quién me habla? ¿De quién son esas palabras Que caídas de una cruz Me cortan como un lamento Con ese sagrado acento De Jesucristo andaluz? ¿Eres Dios o eres madera? ¿Eres hombre, eres cualquiera? ¿O eres solo primavera Que Triana a su manera No ha dejado que muriera? No lo sé...¡Si yo supiera!
MarĂa SantĂsima de la Estrella - Domingo de Ramos
Apuntes
DOMINGO DE RAMOS
Todos los años supone el mayor de los compromiso aconsejarles cómo disfrutar del Domingo de Ramos. Desde primera hora, ponga todo de su parte para vivir una jornada única e irrepetible. Y bien haría desde primera hora en acostumbrarse a la bulla, masa ingente de personas dispuestas a hacer cola para visitar a las hermandades en sus templos antes de las salidas –incluso aquellas que efectúan sus desfiles procesionales en los próximos días abren hoy sus puertas- y no desespere si a medida que llega la tarde y la noche le cuesta más trabajo de lo esperado encontrar lugar en cualquier calle para ver el tránsito de una hermandad. Es Sevilla y es Domingo de Ramos: las cartas están más que marcadas. Año tras año, generación tras generación, hoy se nos viene encima una de esas imágenes que casi todos guardan en algún lugar de la memoria: la salida de la Borriquita, con sus globos, con sus miles de niños y sus respectivos carritos... La popular “rampla” volverá a ser ese peculiar puente que pose sobre el suelo sevillano el paso de los más jóvenes nazarenos de la vieja Híspalis, así como horas más tarde los de sus mayores de la cofradía del Amor. Anote la Plaza del Salvador como uno de los escenarios imprescindibles del día. La primera hermandad en poner sus pasos en la calle es La Paz. El parque al mediodía es escenario más que recomendable, más si busca un sitio con amplitud, pero si prefiere verla en un horario más tardío, búsquela por el Arenal. Las primeras horas de la tarde nos llevan a la sali-
da de Jesús Despojado, tan recomendable en esos momentos como en los instantes previos a su recogida, en las primeras horas de la ya noche. La Estrella inaugura la semana mayor según Triana. El puente a la ida con la luz de la media tarde o el tránsito por la calle Adriano, parando ante la capilla del Baratillo, debe quedar subrayado entre sus planes. San Roque nos va a dejar una de las novedades de este 2014, por aquello de las obras en la parroquia que la han llevado a efectuar estación de penitencia desde la Iglesia de la Redención, donde ya lo hizo en los años 30. Curiosa estampa la salida del templo, pero si no le asustan las apreturas, espérenla de regreso y acompañen sus pasos una vez dejada atrás la Alfalfa. La noche, azul y plata, hace aún más bella a la cofradía de la Hiniesta. Desde que se escapa por Doña María Coronel hasta San Marcos y de ahí hasta San Julián podrá disfrutar de escenarios insuperables aunque la luz cegadora de la tarde en el entorno de la muralla tampoco debería pasarle desapercibida. La hermandad de la Sagrada Cena abarrota las calles próximas a su sede tanto a la salida como a la entrada, pero si se cuela en Doña María Coronel... Y para terminar, nada mejor que coger sitio desde pronto en la calle Santa Ángela a la espera de los pasos de la Amargura en su camino de regreso. Precioso e intimista el rezo, el canto, de las Hermanas de la Cruz de rodillas en el zaguán del convento si es que no apostó en la última hora de la tarde por buscar un lugar en la calle Feria. Cualquier opción siempre es buena.
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La luz y la ilusión renacida por Fernando Vaz
Hacía ya tiempo que tus sentidos habían vuelto a resucitar, pero hasta esta misma amanecida no has podido reparar en ello. El telón de lo ausente había sido alzado en ese Miércoles de Ceniza que para el alma se antoja ahora lejano, y que raudo ha venido dando paso a esta explosión de lo añorado, a esta meta que entonces empezabas a adivinar y que hoy has cruzado gozoso sin que el tiempo te detenga. Nada importa ahora, sólo este milagro de la ilusión renacida. Silente como el rumor del agua de la fuente idealizada de un patio sevillano que quizás nunca haya existido. Inabarcable como un sueño hermoso que tantas veces hayas soñado. Llorosa como los ojos de esa abuela, hoy princesa de este universo de Sevilla, cuando mira emocionada al nieto que este mediodía, por vez primera, se enfundará -ya para siempre- una piel blanca mientras va grabando en el pecho su cruz roja de Santiago al son de las campanillas de un asnillo que a lomos nos trae al Mejor de los Nacidos… Así nace, poco a poco, despacio, mimando cada segundo, la luz de la mañana de este Domingo de Ramos que ya se ha aferrado a la espadaña de San Juan de la Palma. Y de ahí el brillo de la corona de la Madre, inmenso sol de oro sobre su pena amarga, y de ahí el portento del canasto, infinito repujado del asombro, y de ahí el refulgir de los hilos de la túnica blanca que cubre al más manso de los corderos. Todo es esplendor y perfección en el sol de la mañana y de la tarde por San Juan de la Palma.
Es hoy la luz la única dueña de nuestra vida, aunque haya años en que las nubes se empecinen en robarla. Hablamos de esa misma luz que en el Parque ha hecho resurgir a las acacias, a los olmos, a los arrayanes y a las adelfas para recibir victoriosamente a la Flor de todas las flores, a la blanca Paz del mundo. Es la luz que convierte a los ventanales de “El Rinconcillo” en espejos de realeza cuando sobre el cristal aparece reflejada la fina y coqueta silueta de la Virgen del Subterráneo, y la que encuentra el sitio anhelado y su acomodo grandioso en la bóveda a la que apunta con su mismo matiz el antifaz del nazareno de la Hiniesta, palio de cielo azul de plata, y ahora también de luz. Hablamos aquí de la luz que da lustre a la elegancia y al clasicismo, al tiempo nunca perdido y al terreno siempre ganado, cuando entera toda ilumina en su belleza a la cofradía de San Roque, y de esa luz que por el Molviedro y Fray Bartolomé de las Casas hace despertar a unos adoquines ya prestos a ser acariciados por los ropajes arrojados del cuerpo del Hijo de Dios Despojado. Porque, en fin, hablamos de la luz que es y será siempre, así pasen los siglos, la luz que nace de una Estrella que metaliza al agua del río y seca la arcilla con la que se modelan los corazones de su barrio alfarero. “Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza”. Así lo proclamó Cernuda en su imprescindible “Ocnos”. Hoy, ese tiempo de la ilusión renacida nos ha vuelto a alcanzar. Cuando la noche venza, cuando dentro de unas horas camines de regreso a casa pisando la cera recién estrenada, habrás empezado otra vez a envejecer. Tengamos Fe, porque ya quedará menos para que el año que viene volvamos a sentir lo mismo. Si el Amor de Dios así lo quiere. Es Domingo de Ramos en Sevilla.
Domingo de Ramos
SantĂsimo Cristo de la Caridad en su Traslado al Sepulcro (Santa Marta) - Lunes Santo
Apuntes
LUNeS SANTO
Hoy es Lunes Santo. Por la mañana el aspecto de la ciudad es muy parecido al de cualquier lunes, así que nos resultará fácil adivinar que a medida que vayan cayendo las horas de la tarde las calles se irán llenando de gente en mayor medida, lo que hace más que recomendable aprovechar las primeras horas del día para ver cofradías. Si no tiene mucha experiencia en la semana santa según esta ciudad, tenga claro que pocas cosas se parecen a priori a lo que vivimos en la jornada de ayer Aunque cronológicamente hay mucho por hacer casi desde primera hora de la mañana, no dude de la obligatoriedad de cruzar el río en dirección al Tardón cuando el sol de mediodía, ojalá, apriete con todas sus fuerzas: San Gonzalo, quizás la cofradía con el andar con más personalidad en su paso de misterio, se entrega a su gente entre los naranjos en flor de sus calles, parando frente al asilo de ancianos de la Avenida de Coria para que los mayores del barrio disfruten también un rato de la Semana Santa, si es que el tiempo, y las apreturas, no lo impiden este 2014. Van pasando los años y la hermandad del Polígono de San Pablo se ha quitado ya la vitola de la novedad: la salida desde su barrio, lejano, sí, pero no tan distante, se nos antoja tan curiosa como cómoda y es que aunque el escenario no sean las calles intimistas que tanto puedan gustarnos, las muestras de emotividad que a buen seguro podremos contemplar justificarán la visita a esa Sevilla que celebra hoy su día grandísimo, al igual que otro barrio más que extramuros, aunque ya con muchísimo peso en la segunda jornada de la semana mayor: el Tiro de Línea, donde Santa Genoveva pone en la calle cientos
de nazarenos en dirección al centro. Su paso por el parque de María Luisa o el tránsito bajo el Arco del Postigo son también recomendaciones a tener en cuenta, aunque esa salida es... Saltamos unas horas hasta que la tarde saca a Santa Marta de San Andrés, abarrotando las inmediaciones del templo. Inténtelo en esos momentos, casi un imposible, o guárdese para el regreso, pero sin despistarse porque el elevado ritmo de la cofradía puede acabar por jugarle una mala pasada. En la plaza del Salvador debería encontrarla con relativa comodidad. La salida de Las Aguas y las primeras calles de su recorrido por el Arenal parecen de obligado cumplimiento, tanto como la preciosa y rápida vuelta desde la Catedral: Almirantazgo, Postigo.... Desde la Cuesta del Rosario hasta la Alfalfa busque un hueco en el que acomodarse, es un decir, para admirar el misterio del Beso de Judas y escuchar la más rociera de las marchas tras el palio de la Virgen del Rocío. Intimista y sobrecogedor el tránsito de la Vera Cruz por las calles Francos, Chapineros y Álvarez Quintero, nada que ver con el ambiente bullicioso y colorista de las primeras horas de la jornada. Para el final de la noche deben apuntar las entradas de Las Penas en San Vicente, ya que de la salida a la Campana las opciones son pocas, aunque al filo de la medianoche podrán presenciar una escena poco usual por las calles Sagasta y Jovellanos, verdadera “revolución” en su itinerario para este 2014. Poco después, la hermandad de El Museo pasará por el andén del Ayuntamiento, aunque si no tiene prisa qué mejor que despedirse por hoy con la entrada de la Virgen de las Aguas en la misma plaza del Museo.
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Contrastes por Luis Morón Laguillo
Que esta ciudad mariana, patria de María Santísima, es tierra de contrastes es algo que ya no se le escapa a casi nadie. Y en esos términos encaja y se desarrolla, como no podía ser de otra manera, mi Lunes Santo. Nace cuando agonizan las palmas dominicales, entre ecos de Font de Anta y voces celestiales que salen del convento; cuando aún permanece candente la cera derramada por Amor sobre las tablas, proclamando que esto ha empezado y que Jesús ya ha entrado triunfante en la Jerusalén sevillana. Así, irá durmiéndose en el tiempo un domingo de estampas añejas, acurrucado en la primera madrugada, derramando sus horas en busca de esa transición constante e inapelable que es nuestra Semana Mayor, y en cuyo regazo nacerá un nuevo día plagado de hermandades, tan jóvenes como necesarias, que no vienen a otra cosa, sino a confirmar que la Fe sigue viva por encima de kilómetros, entregando el amor a unos titulares desde lo más profundo de sus corazones con ADN de barrio bueno, sencillo, luchador y con almas cofrades ejemplo de penitencia, de saber crecer y saber llegar.
Y si hablamos de crecimiento y si hablamos de kilómetros, tenemos tanto en el Polígono de San Pablo y el Tiro de Línea, como en Triana, sendos ejemplos excepcionales. Los hermanos que nos llegan del Tardón inundan San Jacinto con sus inmaculadas túnicas con el orgullo de ser los más profusos en cruzar a la otra orilla, demostrando como El Soberano ha fraguado su Poder en el barrio más coronado de Sevilla. Asimismo, la progresión y el crecimiento no solo han desembarcado en el Lunes por arterias de barrio, sino también desde el propio epicentro de la Bética ciudad. Allá por López Pintado, donde El Rocío dejó de ser Rocío para cada vez más ser Redención y poder levantar al cielo desde esa gente que germinó sus pilares y que por motivos de salud, tuvieron que dejar su esfuerzo a golpe de izquierdos y dejar sitio a cuadrillas renovadas y sones de agrupación que acompañan la mirada dulce del Cristo besado por Judas. También Santa Marta, desde ese tesoro de San Andrés, ha asumido perfectamente el papel de hermandad clásica de primeros del XIX pero con corazón joven y fuerte, manteniendo cánones profesionales que huyen de modas y grupos de presión más allá de los necesarios y que tantos problemas provocan luego. Y como final de esta simpar jornada, buscaremos el recogimiento del ruán y el silencio entre las sombras fugaces y perdidas en la sobria Vera Cruz, entre la romántica Hermandad de las Penas, el requiebro expirante de Jesús en el Museo, el son eterno de Amarguras por el Andén y la dulzura juvenil de Guadalupe. Cuando ya se siente, como en la segunda madrugada, la continua búsqueda de la luna redonda y beata va cerrando el círculo de los extremos, las disparidades, las contraposiciones, y la antítesis… Contrastes siempre… siempre contrastes, en mi Lunes Santo. Sevilla.
Lunes SANTO
Cuando un palio se va por el Postigo... Se encogerán los adentros de cuantos nos encontremos allí a eso de que la noche del Lunes Santo dé la una en todos los relojes del Postigo. Será el momento en que el Cristo de las Aguas vuelva al lugar del suceso más dramático que registra este día. Ya será martes, pero en ese sitio y a esa hora de hace quince primaveras perdió la vida un costalero bajo el paso del Cristo de las Aguas. Era Juan Carlos Montes Ruiz quien subió al Cielo desde este Postigo del Aceite, iba de corriente en la cuarta trabajadera, residía en Rochelambert y vivía de su trabajo de camarero en el bar de la Escuela de Ingenieros. Este rincón de la Jerusalén por siete días en que se ha convertido Sevilla tiene una carga sentimental que se agrandó con esa muerte joven. De ahí que cuando esa noche, el Cristo de las Aguas cruce el Postigo a golpe de tambor, los ánimos se encogerán en esa multitud que se agolpa para ver la Semana Santa según dicta el Arenal. Ya el día anterior, habrán cruzado ese dintel las hermandades de Jesús Despojado, la del Porvenir y la de la Estrella Valiente. Y es que estamos ante un enclave estratégico para muchos caminos de ida y, sobre todo, de vuelta. Como volverán este lunes de regreso a sus casas San Gonzalo y esta cofradía de las Aguas que, en su inveterada trashumancia,
Postigo del Aceite, que es una de las puertas de la muralla que quedan en pie y que no ha sufrido una gran transformación desde que en 1572 el arquitecto Benvenuto Tortello, por encargo del primer Conde de Barajas, reformase lo que cuatro siglos antes había erigido Ben Yusuf, el Bad Al-Qatay, Puerta de Barcos en cristiano, pues al otro lado habían levantado los almohades las Atarazanas. Con el tiempo fue denominado Postigo del Aceite, ya que por ese hueco de la muralla entraba en la ciudad el aceite que venía del Aljarafe. Ya en el Siglo XVIII se construyó una capillita que es santo y seña de todo un barrio, de ese Arenal que tiene en la Pura y Limpia una devoción de consenso. Mayormente, los vecinos
ha arraigado en el Arenal, sobre todo desde aquella infausta madrugada en que se le rompió el corazón a uno de sus hombres de abajo. Y en el azulejo que rememora la tragedia se vivirá esta noche uno de esos actos que justifican la Semana Santa de Sevilla. Pero no sólo hay drama y luto en el viejo
del Arenal se dividen en carreteros y baratilleros, pero todos, absolutamente todos los que ahí nacieron o viven, son de esta minúscula advocación inmaculista que fue coronada canóni-
por Luis Carlos Peris Fotografía: Archivo Salazar-Bajuelo camente el 8 de diciembre del año 2000 en la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Sevilla. Esta capillita con aspecto de escaparate y restaurada recientemente está situada justo al lado de la jamba derecha del Postigo según se mira hacia el río. Esas dos jambas están acanaladas y por esas ranuras se ensamblaban las tablas que defendían la ciudad intramuros de las crecidas frecuentes del vecino y amenazante río. La capillita de la Pura y Limpia del Postigo es minimalista. Todo es acorde con la imagen, una obra que algunos atribuyen a Pedro Roldán, de tamaño como a la mitad de lo que es natural, pero que concita una devoción tal que difícilmente se pasa por allí sin que alguien esté rezando ante Ella. Decíamos que el Postigo del Aceite, según comprobación de grabados antiguos, ha sufrido pocas transformaciones en su trazado. El más relevante se hizo en 1920, donde cobró la abigarrada dimensión actual. Lo más traumático en el desarrollo de este enclave tan emblemático fue la desaparición de la barreduela del Alfolí, que de esa forma aparece nominada en el plano de Olavide. Progresivamente, las tiendecitas que allí había, influencia indudable del mercado que se ubicaba al otro lado de la muralla, fueron convirtiéndose en comercios y hogaño todos los bajos de la zona son locales comerciales. Y ya en 1974, ese rincón fue enriquecido con la construcción de la Plaza del Cabildo, obra del arquitecto Joaquín Barquín y Barón. Fue construida en el solar del que fue Colegio de San Miguel, propiedad del Cabildo Catedral. Es una plaza interior con tres salidas, a Constitución, a Almirantazgo y a Arfe, por unos pasajes abovedados y que se proyectó como zona residencial de calonges. Son muchas las cofradías que pasan por este rincón de tanto encanto y todos los días es escenario inigualable de cómo se va un palio como el de la baratillera Virgen de la Caridad por el Arco del Postigo, cómo muere el de la Buena Muerte de la Universidad cuando
el sol ni siquiera piensa en tomar la senda de la cornisa o de qué manera soporta la pesa-
da cruz el Señor de Sevilla bajo los fríos de la cercana amanecida de Parasceve, o la fiesta matutina que ya van haciéndole los trianeros a su Virgen morena y guapa, o cómo el Cachorro bajo los cárdenos de la noche del viernes va inhalando del Postigo el último hálito de Sevilla. Rincones con encanto en esta Jerusalén para sus días más señalaítos los hay a manojos, pero quien no ha visto irse un palio por el Arco del Postigo no sabe cómo se mueven los palios en Sevilla, por supuesto que no.
María Santísima del Dulce Nombre (La Bofetá) - Martes Santo
Apuntes
MARTES SANTO
Cuatro años son muchos desde la última vez que tuvimos la fortuna de poder disfrutar de un martes santo según Sevilla. Ni la más fatalista de las estadísticas puede explicar mínimamente el gafe que asola a una jornada donde se han planteado cambios en horarios e itinerarios que aún no hemos podido llegar a comprobar. Dios quiera, que querrá, alejar las nubes que cercenan las ilusiones de nueve cofradías que no merecen llevar tanto tiempo sin poder poderse en la calle. No puede volver a ocurrir, no... El día empieza pronto y muy lejos del centro. La ya no tan joven hermandad del Cerro, 25 años, 25, parece no querer entender de distancias y otros factores a priori disuasorios y da, año tras año, una magnífica lección de lo que supone una estación de penitencia. En sus calles, entre su gente, podrá disfrutar de escenarios e imágenes muy distintas a lo que luego le deparará la jornada. Siempre, año tras año, hay que ser muy valiente para tener claro que uno de los momentos más impactantes de toda la semana habrá de vivirse a las puertas de San Esteban, sin duda la salida -y lógicamente la entrada- más complicada de toda la Semana Santa. Poco más de una hora más tarde podrá esperarla en la Plaza del Salvador y luego, de noche y antes de la estrechez de la calle que la lleva a su templo, inténtelo en la Alfalfa. Volvamos a las primeras horas de la tarde con la salida de Los Javieres, que congrega a cada vez mayor número de personas en las inmediaciones de
Omnium Sanctorum, en la popularísima calle Feria. También, y casi a la misma hora San Benito deja atrás el barrio de la Calzá. Y es que sus tres pasos ofrecen una visión muy completa de lo que suponen una cofradía: impresionante misterio de la Presentación, precioso crucificado de la Sangre y sevillanísimo el palio de la Encarnación. Si pueden, aguanten hasta que pase por la Alfalfa ya de regreso. La tarde también invita a la comodidad de ver a la cofradía de Los Estudiantes por el barrio del Arenal, aunque año tras año les aconsejamos, casi como de obligado cumplimiento, esperarla a la salida de la Catedral y acompañarla desde ahí a la Plaza de la Contratación. ¡Qué maravilla es ver pasar a la corporación universitaria por la calle Miguel de Mañara! Antes, las salidas de la Candelaria o de Santa Cruz se llenan de gente, aunque estas hermandades se ven de un modo más cómodo en plena noche. La segunda espera poder estrenar en la era moderna su recorrido de ida por la Plaza del Salvador y la primera tiene una cita más que célebre en los Jardines de Murillo en las primeras horas de la madrugada, si bien el cuerpo puede pedirle acompañarla por la antigua judería camino de su casa en San Nicolás. La noche, o mejor dicho, la más que entrada madrugada, podría rematarla en San Lorenzo con la entrada más tardía de toda la semana mayor pero si no está dispuesto a trasnochar, busque en Plaza Nueva horas antes los dos magníficos pasos del Dulce Nombre. Y es que si el misterio apabulla con su personalidad, qué decirles de su paso de palio...
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MARTES SANTO
Un azul como el de Machado por Mario Daza
Tanto gris ha teñido de plomizo el ecuador de esta decena de sueños que van del anhelo del viernes a la gloria del domingo. No estamos acostumbrados los sevillanos a cambiar el celeste por el ceniza, aunque el paso del tiempo se empeñe en darnos de bruces con una realidad húmeda y tormentosa que arrebata de un plumazo las ilusiones de todo un año. Hasta un genio de las letras como Machado no pudo olvidar nunca “estos días azules y este sol de la infancia” que sirvieron como epílogo de los últimos versos que dejó escritos en Francia pocos días antes de morir, hace ahora setenta y cinco febreros. Y como decía el poeta, uno siempre procura abrir los ojos, o quizás cerrarlos, mirar hacia el horizonte de su ventana, o en el interior de su alma, e imaginar que de una vez este día recupere esa paleta de colores vivos, intensos y luminosos que imaginaron quienes acoplaron las ocho muestras de fe de un engranaje evangélico de horarios e itinerarios. Nunca fue el Martes Santo una jornada en blanco y negro, de esas que se pintan en carboncillo. Ni en nuestros días ni cuando el color aún no había llegado a llenar de matices las fotografías. Los cofrades siempre buscábamos los dorados de la primera hora de la tarde sobre la piedra mudéjar de San Esteban o sobre la cal blanca de aquellos muros donde
reina la de Todos los Santos. Ahí florecían unos matices que la tarde se empeñaba en convertir en veladuras que confundían las últimas luces del día con la policromía serena, dulce, emotiva... que un maestro cordobés de gubia y madera fue capaz de pincelar sobre el Cristo de la Buena Muerte. Aquel de la Anunciación, donde hoy día se juega entre paletas de colores a aprender las bellas artes. Nada queda a la improvisación. Ni siquiera el arco iris de sentimientos encontrados de esta octava de hermandades que es el Martes Santo. Cuando cae la noche el negro también se llena de contrastes, difuminando en el ruan las llamas que dibujan senderos de cera sobre adoquines sevillanos. A pesar de ser de noche no hay oscuridad. Ya se empeña en ello una luna de Parasceve que ya se asoma, tímida y serena como el rosa que perfuma el palio del Dulce Nombre de San Lorenzo. Ilumina entonces una acuarela de verdes, azules y ocres que perfilan la silueta de Misericordias sobre la vieja muralla real de Sevilla, donde colorean matices hasta las notas inmaculadas del Maestro Tejera. Viento y metal que pintan notas de Fulgencio Morón, con detalles de Lerate, un fondo de tonos de José de la Vega y las pinceladas noveles de Marvizón. Nada en esta composición de primavera pasa porque sí. Y con sus claros y sus oscuros, el Martes Santo ha acabado por conseguir una mezcla cromática que se nos ha ido difuminando con la lluvia de los últimos años. Y todo por ese gris, que servía como cruz de guía de estas palabras, y que ha acabado por enrojecer hasta el extremo los ojos de miles de cofrades que siguen buscando el anonimato de su túnica de nazareno. Buscamos un rojo, que hable de pasión, de capirotes por Ramón y Cajal y el Tamarguillo, o como palio que cobije a la Encarnación de la Calzá. Cuánto añoramos esos azules con los que soñaba el poeta, azul como en la Candelaria, azul de Martes Santo, como en los días felices de Machado.
Martes SANTO
Sagrada Lanzada de Nuestro SeĂąor Jesucristo - MiĂŠrcoles Santo
Apuntes
MIÉRCOLES
SANTO
Amanece el miércoles y un sexto sentido nos recuerda que andamos por la mitad del camino. Y no hay tiempo que malgastar echando la vista atrás en busca de las experiencias recientemente vividas ni mucho menos dejarse llevar por el mañana. Hoy es hoy, y hoy no es un día cualquiera, y mucho menos en una ciudad como ésta. Duelen mucho las ausencias del año pasado: esa inoportuna lluvia... no pensemos más en ella. Y permítanme la licencia de no emplear la cronología como hilo conductor para llevarle a una de las grandes novedades de esta semana santa de 2014: Las Siete Palabras recupera, y solo por este año, un itinerario de hace siglo y medio, cuando salió por última vez del Convento del Carmen. Insólitas, sin duda, serán las imágenes que deje su tránsito por las calles Baños y Goles, y no digamos la vuelta a su feudo de la Puerta Real. Así que aprovechen y dejen para años venideros escenarios más comunes... Volvamos a dejarnos llevar por el magnetismo de Cronos y empecemos la mañana con la cofradía de La Sed por las anchísimas calles de su barrio. Puede que prefiera optar por aguardarla en la ciudad intramuros, así que aproveche siempre la relativa comodidad antes de que llegue a la Campana. La hermandad del Carmen Doloroso parece ya lejana con respecto a aquella que se había hecho la dueña del Viernes de Dolores. Poco a poco va fidelizando a un público que sabe dónde esperarla, bien en la cómoda Alameda a la salida, bien cuando deja ya el bullicio de la noche camino del regreso por San Juan de la Palma y Feria. Casi
sin solución de continuidad se echan a la calle dos cofradías señeras, apenas separadas por trecientos metros. El Buen Fin invita a la espera en San Lorenzo, escasos minutos después de su salida o luego con cierta holgura cuando regrese por la Gavidia, ya en plena noche. Y si no tiene inconveniente por las apreturas acuda a una cita en la salida del misterio de La Lanzada desde San Martín. Si no le encaja y la reserva para la noche, el Salvador o San Andrés son, sin duda, opciones más que recomendables. Es un día de salidas, sí, y por ello les hablamos de la del Cristo de Burgos. Bien en la más que ancha calle Imagen, o luego, de la Alfalfa a la plaza que lleva su nombre, deberá encontrar un sitio donde ponerla en su particular haber. Tras la polémica acontecida en 2013 con Los Panaderos, bien harían muchos en volver a verla con los ojos limpios de prejuicios: el Salvador, por ejemplo, porque luego en la entrada se ve un paisaje y un paisanaje que mejor... Día grande el de hoy en dos de los barrios clásicos de la ciudad: San Bernardo y el Arenal. La bellísima cofradía de los toreros, a la que tanto echamos de menos el año pasado, volverá a dotar de vitalidad las calles de su feligresía, el puente y las primeras sombras de la tarde en las estribaciones de la Judería. Igual de clásica resulta la recomendación a la salida de la Catedral o la escena, de nuevo en su puente, ahora de vuelta, con las luces de los bomberos como acompañamiento. Y para el Baratillo, pocos lugares más aconsejables que su barrio, bien a la salida, donde no cabe literalmente un alfiler o en el regreso, mejor antes de que pase bajo el Arco del Postigo.
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SIETE PALABRAS LOS PANADEROS
CRISTO DE BURGOS
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MIÉRCOLES SANTO
El sol del miércoles por Carlos Crivell Reyes
El Miércoles Santo el sol en Sevilla nace por el barrio de Nervión. Es la misma luz que bañaba los naranjos del barrio antiguo los Viernes de Dolores, cuando el crucificado de Álvarez Duarte calmaba las ansias de aquellos sedientos de la cárcel. Son recuerdos que están presentes cuando el crucificado de la Sed y la Virgen de Consolación inician su recorrido hacia la Catedral. La cofradía de Nervión ya está en camino. Ese mismo sol se derrama en el arrabal de San Bernardo dos horas después. Allí su color se instala en la retina como una foto antigua en sepia, y vuelven a cobrar vida los antiguos comercios y los bares. El viejo arrabal vuelve a la vida cada vez que los hermanos se ponen la túnica y el capirote, cada vez que se ponen el costal o el mejor traje, porque mientras exista la hermandad nunca morirá la memoria de San Bernardo. Desde allí, los rayos de sol se cuelan por el arco gótico mudéjar de Omnium Santorum e inundan la calle Feria ante las negaciones de San Pedro, donde el gallo canta los dolores de la Virgen del Carmen bajo un palio azul marinero. A media tarde el cielo sigue claro y azul, pero el sol ya baja lentamente hacia el horizonte antes de detenerse en el convento de San Antonio de Padua, y revestir de hábito franciscano al Cristo del Buen Fin y a la Virgen de la Palma, cofradía con solera del barrio de San Vicente.
A esa hora baña el sol las antiguas tierras del malbaratillo, extramuros de la ciudad floreciente desde donde se conquistó el nuevo mundo, y a donde fueron a parar los ricos comerciantes a buscar aventura, y los pobres picaros a encontrar fortuna. Arenal de la ciudad amurallada, puerto de las indias que configuró el barrio más universal y poderoso. El Miércoles Santo renace aquel Arenal histórico, de cargadores y marinos, en la calle larga de Adriano, emperador de Sevilla. Es el Baratillo en estado puro, es la primavera que explota de color, porque no cabe más brillo de azul con albero, o de blanco con el rojo burladero. Todo está dispuesto para que triunfe Dios en el Arenal de Sevilla, en los brazos de una madre, que más quisiera Miguel Ángel haber tallado con cincel y martillo, el arte, la gracia y la belleza de la Piedad del Baratillo. Y en San Martín el mismo sol de media tarde se clava en el costado de Cristo, lanzada en la antigua collación de Sevilla donde la Virgen del Buen Fin llora por la sangre derramada ante Longinos. Por San Pedro cae la tarde entre vencejos que revolotean por la torre y se posan junto a Sor Ángela. Sólo su piar acompaña al Cristo de Burgos y a Madre de Dios de la Palma en un Miércoles que se va enlutando, preludio de los días que están por venir. San Vicente se vuelve a hacer barrio cuando va cayendo la noche y el sol se va retirando. Siglos de historia encerrados en las Siete Palabras de Cristo, en uno de los mejores misterios de la Semana Santa. Misericordia y la Virgen de la Cabeza completan una procesión antigua, del mismo corazón del centro. La noche se halla en Sevilla. El sol nos ha dejado un Miércoles Santo radiante, y se despide con el barco Panadero del prendimiento en el monte de los Olivos. La Virgen de Regla con su dulce dolor nos anuncia que todo está consumado.
Miércoles SANTO
Sant铆simo Cristo de la Fundaci贸n (Los Negritos) - Jueves Santo
Apuntes
JUEVES SANTO
No podemos negar que cada jornada de las que componen la semana santa según Sevilla tiene su fuerte personalidad y es difícil medir cuál presenta momentos de mayor emotividad. Pero a pesar de lo anteriormente expuesto, nadie podrá pasar por alto que sin un Jueves Santo con todos sus avíos, Sevilla es menos Sevilla y no digamos su semana mayor. Ninguna fecha más emotiva y sevillana que ésta del jueves, donde las señoras de mantillas y los caballeros de chaqueta y corbata siguen ofreciendo una imagen de la ciudad tan típica como hábilmente configurada. Y colas, muchas colas, en todos los templos, incluidos los de la próxima Madrugá. Paciencia. No es la primera en ponerse en la calle, pero si será la que abra la jornada: Los Negritos es una cofradía muy distinta a todas, y por muchos motivos. Siempre es sobrecogedor contemplar la belleza serena del crucificado de la Fundación y su siempre atrevido pero efectista exorno floral: la relativamente cómoda salida, su paso por la Encarnación o ya la vuelta, por Águilas y Plaza de Pilatos. El mediodía señala a Las Cigarreras, que sale de su capilla en la ya abandonada Fábrica de Tabacos en el nada cofrade barrio de Los Remedios, pero qué duda cabe que es más bello el paso por los muros del Arenal, en las primeras horas de la tarde o incluso las primeras calles tras dejar atrás la Catedral. Retrocedamos de nuevo unas horas para ver la cofradía de La Exaltación en los momentos posteriores a su salida: seguro que les recomiendan las calles cercanas puesto que en Los Terceros no cabe
un alfiler. Sin lugar a dudas, acertarán si aceptan el consejo, pero en el mismo sitio, ya de regreso, gozarán de sensaciones similares con bastante menos apreturas. Atrás quedaron la mañana y las horas centrales del día cuando se abren las puertas de la capilla del Rosario, sede de Montesión, en una abarrotadísima calle Feria. Desde ahí hasta la Campana apenas encontrará un hueco para verla, por lo que es muy recomendable su intimista recorrido de vuelta- Santa Ángela, San Juan de la Palma-, con media Sevilla pensando ya en la inminente madrugá. La salida de la Quinta Angustia es prácticamente inaccesible si ha decidido acudir a última hora. Pero merece la pena el esfuerzo, como también le satisfará presenciar su paso cuando abandone la Catedral y enfile el Arco del Postigo y las calles del barrio del Arenal. Al igual que le aconsejábamos antes con Montesión, haga lo mismo con El Valle. Aguárdela en su camino de regreso, donde sin duda podrá disfrutarla en un ambiente más íntimo que el que se respira en su multitudinaria salida. Sus tres pasos hablan de la Semana Santa más clásica. Y Pasión… La salida volverá a atestar la plaza del Salvador, pero hay escenarios que compensan el sacrificio y éste, sin duda, lo es. Si no consigue sitio entre la multitud, sea paciente y apueste por el mismo emplazamiento unas hora más tarde, ya de regreso. Y no se pierda, ya por fin tras el estreno del año pasado, la maravilla que supone escuchar la cuidada selección musical que acompaña a su paso de palio. ¡Ya era hora!
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ANDUEZA
JUEVES SANTO
Aquel niño del Jueves Santo por Carlos García Lara
Aquel niño de 8 años no paraba de escuchar cintas de Semana Santa, aquellas mismas que pedía al compañero de su padre que le pusiera en el radiocasette cada vez que visitaba el negocio familiar. Por entonces, los CDs y los DVDs eran algo impensable. Ay, cuántas y cuántas cintas se quedaron enredadas en los cabezales de aquellos vídeos del sistema 2000, Beta o VHS... ¡Qué difícil era ver la Semana Santa en diferido! Quizás no fue casualidad nacer en la Puerta Osario, estudiar en la calle Arroyo o que tu progenitor trabajase en Menéndez Pelayo, cerca de una coqueta capilla hacia donde dirigía sus pasos cada vez que su padre se distraía. Cuántos encuentros a solas con la Virgen de los Ángeles. Y empezó a vestir la túnica de nazareno, a intentar imaginar mínimamente lo que Jesús pudo sufrir con una cruz al hombro o tener el honor de portar el orinal palio que regaló a Sevilla Juan Miguel Sánchez… Un día cayó en un detalle: no conocía nada del Jueves Santo sevillano. Y quizo hacerlo. Cada uno de nosotros tendrá una historia personal que lo implica con la Semana Santa, que lo une con una cofradía o lo hace devoto de una imagen. Todo tiene un pero y un por qué. Es complicado explicar nuestra Semana Mayor a alguien de fuera, pero también a nuestros hijos, porque su desorden cronológico y algunas otras vivencias indescriptibles nos pueden poner en serios apuros. ¿Cómo se explica a ese niño de 8 años que durante el Jueves Santo
-una de las tres jornadas que según los tópicos reluce más que el sol- el Señor ha muerto? ¿Cómo se puede definir ese contrataste de júbilo y alegría que derrochan unos nazarenos de blanco arremolinados en su pequeña capilla cuando el Señor está clavado y muerto en la cruz? Quizás de una manera tan sevillana como “hijo, el Señor ha muerto porque va a Resucitar en nada y lo vamos a tener de nuevo entre nosotros, así que mira hacia delante y disfruta de lo que estás viendo”. El Jueves Santo es el día en el que Sevilla incorpora nuevos elementos a su semana más importante. Desde temprano se ve por las calles de la ciudad el reguero negro que dibujan las mantillas y que contrastan de una forma sin igual con el azul cielo sevillano; las visitas a los sagrarios son una nota predominante; la Santa Iglesia Catedral acoge los Santos Oficios, que marcan un cambio de rumbo en la liturgia al empezar el triduo pascual que nos llevará a la Resurrección de Cristo; y el Santísimo preside el Monumento catedralicio para adoración de los fieles. El Jueves es un día completo, para disfrutarlo, y en el que no se repiten las escenas de la vida de Cristo. Un crucificado muerto; otro al que elevan los sayones en su cruz; otro al que atan a la columna y azotan vilmente; el que ora en el Huerto de los olivos; al que bajan de la cruz con una suave mecida mientras lo envuelve el halo angustiado de su Madre; al que coronan de espinas; el que porta la Cruz en el hombro y se encuentra de frente con la mujer Verónica; y el Señor que camina bajo el peso de la cruz adivinando cuál será su fatal destino. El Jueves es también sinónimo de agitación, porque los sevillanos dividen sus corazones -durante las visitas matutinas a los templos- entre las devociones del día y de la Madrugá. Un amigo me preguntaba recientemente si de verdad se notaba menos público por la inminente cercanía de la siguiente jornada. Le respondí lo más claro y sencillo que sé, porque es lo que aprendí con 8 años: “Tú disfruta plenamente del día y verás como sacas fuerzas para la Madrugá”.
Jueves SANTO
Nuestro Padre Jesús Nazareno (El Silencio) - Madrugá
Apuntes
MADRUGÁ
Viene siendo práctica habitual desde hace años en estas mismas páginas la osadía, o bien la casi irresponsabilidad de darles consejos o recomendaciones para abordar la fecha más especial del calendario sevillano. Hágannos caso si les parece o déjense llevar por la magia de Sevilla en la noche donde nadie quiere dormir sino vivir despiertos, bien despiertos. Abríguense por mucho que la tarde haya podido resultar soleada, un buen café y... Ateniéndonos a criterios cronológicos, todo empieza en el Arco, ese que no necesita apellidos... Si quiere contemplar la mayor concentración de espectadores en un mismo emplazamiento, comience la noche acercándose a las inmediaciones de la Basílica para presenciar la salida de la Macarena. Es cuestión de echarle valor… Cualquier sitio justifica la espera por verla. De mañana en San Juan de la Palma, en su barrio de regreso, en el silencio de la noche o con el estruendo de cualquier marcha pasa la Macarena por delante de sus ojos. Piense en cuánta gente en este planeta querría estar en su lugar. La noche también se abre en San Antonio Abad. Cada vez es mayor la aglomeración para ver salir a la “madre y maestra”, El Silencio. Lejos quedan los tiempos donde salía apenas con la compañía de los naranjos en flor del vecindario... Si no puede estar allí, vaya un par de horas más tarde a Argote de Molina o Francos, inténtelo en el Salvador si no ha habido manera o juegue sobre seguro en la Plaza del Duque y Alfonso XII, ya en las postrimerías del recorrido.
Casi a la misma hora que el Silencio se ha puesto en la calle la cofradía del Señor de Sevilla, ese Gran Poder universal cuya devoción no conoce otra frontera que la del propio mundo. Disfrute de sensaciones inolvidables colándose en San Lorenzo durante la salida, o aproveche las primeras luces del nuevo día para, es un decir, encontrar en emplazamiento más cómodo. Los Gitanos abarrotan todas las calles a su paso. Precioso el comienzo de su recorrido de ida, así como ya por la mañana, la subida de la Cuesta del Rosario hasta la Alfalfa. En verdad, elija el sitio que elija no hay posibilidad ninguna de error. El Calvario es la cofradía que menos nazarenos pone en la calle esta noche sin igual, pero ello no quiere decir que no sea de una belleza comparable a la del resto. Destacable es su salida entre el silencio de quienes abarrotan la plaza de la Magdalena, como también lo es el paso por Molviedro, ya de regreso, a punto de nacer el nuevo día. Y mucho más cómodo para no poder detalle de sus dos portentosas imágenes. ¿Y Triana? ¿Se puede decir algo que no se haya dicho ya sobre el barrio con más personalidad casi que de Occidente? Y es que sobran las palabras si lo que se trata es de convencerles con argumentos para que vayan al encuentro de Esperanza y su hijo tres veces caído. Casi imposible encontrar sitio en Pureza o el Altozano en las primeras horas de la noche, así como frente a la Capilla del Baratillo ya de regreso. Espérela a la salida de la Catedral o eche la mañana en el barrio y guardará imágenes en su memoria para toda la vida.
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LOS GITANOS
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ESPERANZA DE TRIANA
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RESOLANA
MADRUGÁ
La otra Madrugá por Florencio Quintero
La noche mágica de Sevilla posee varios momentos que cada uno llevamos en nuestra retina, el primero es cuando por la plaza de San Lorenzo vemos acercarse a esa “sevillana centuria” que proveniente de la Jerusalén macarena viene a pedir la venia al Señor de Sevilla. Un momento mágico donde la gente de Sevilla se agolpa al paso marcial de aquella tropa de Poncio Pilatos. Sus rodelas, lanzas y espadas nos trasladan a una Roma muy sevillana y son el comienzo de esa noche tan mágica que está aun en estado embrionario. El Silencio de la calle Alfonso XII al regreso de la cofradía donde sólo los saetillas musicales rompen la tranquilidad de ese Primitivo Nazareno de Sevilla; Silencio que vuelve a romperse, cuando más tarde llega nuestra Madre de la Concepción, y el rachear de los costaleros se cruza con las cornetas del Señor de las Tres Caídas entrando en Campana. En el Museo una legión de negros capirotes inunda la noche de la ciudad, dejando una áurea indescriptible, y al fondo el caminar racheado de Jesús del Gran Poder sobrecogiendo los corazones al ver la fuerza del Señor en esos momentos postreros. Detrás un ascua de luces donde una mujer de Nazaret llora sin desconsuelo acompañada del discípulo que más quiso su hijo. Los cantos del gorrión y el estornino nos anuncian que el alba está cercana, también unos negros capirotes con un suelo de sandalias de esparto abren el cielo en la misteriosa mañana de Viernes Santo; en ese momento aparece la silueta del Cristo del Calvario, su cuerpo inerte nos trasmite esa dulce muerte del Salvador del mundo que servirá para salvarnos al resto; detrás: su madre, tierna y amable, como sólo María fue capaz de hacer.
A escasos metros, las tinieblas de la noche han dejado paso al júbilo del Alba y ese dolor es acompañado por un pueblo y por un barrio que no quiere que Cristo caiga una tercera vez y hasta el propio centurión que lo acompaña parece que desea coger la Cruz. Detrás su madre, que al despertar de la mañana avanza hacía el antiguo puente de Barcas pero no quiere dejar de pasar por esa recoleta capilla del Arenal donde la Madre de Dios en sus advocaciones de Piedad y Caridad intenta consolar el llanto de la Esperanza antes de pasar por ese lugar donde los cautivos pedían que fuera Ella la que los consolara. A esa misma hora las luces del sol entran por la bambalina calada de un paso de palio y el rayo que lo traspasa llega a una frase que pone “Estrella de la Mañana”; esa frase en ese palio rojo contrasta con ese manto verde Esperanza, que camino de la Encarnación rodea a la Madre de Dios, que por una parte llora mientras muestra su dolor más tranquilo. Algunas de las personas que la ven dicen que incluso parece que sonríe en su pena. Con ella se abre la mañana y preludia al astro Rey que ya se ha hecho protagonista del Viernes Santo. Delante, donde comienza la calle Feria, vemos cómo un sayón lee una injusta sentencia de un hombre inocente y cómo el pretor romano se lava las manos como símbolo de algo que nunca deseó que ocurriera. Muy cerca, subiendo esa cuesta que lo va a llevar al lugar de la crucifixión y entre un mar de personas que no quieren dejarlo solo, vemos avanzando muy lentamente al Señor. Su túnica roza la cabeza de todos aquellos que lo quieren acompañar en esa Calle de la Amargura, donde con un andar parsimonioso pero firme sigue esa búsqueda de la muerte que cada vez tiene más cercana. Detrás su madre con dulces mecidas que hace que sus Angustias sean más livianas y su rostro inclinado por ese dolor preludia ese final que en Sevilla sólo es el principio de la vida eterna.
Madrugá
Nuestra Se単ora de Loreto (San Isidoro) - Viernes Santo
Apuntes
VIERNES SANTO
No se deje vencer por el cansancio. Y no crea a quien le diga que tras la mañana que atrás quedó la nave pone rumbo de vuelta a casa, no. Resta mucho, y aunque cantidad no tiene por qué ser sinónimo de calidad, un Viernes Santo según Sevilla no es cuestión que se pueda despachar con lugares comunes. Hay mucha semana santa en la tarde-noche donde no debemos dejarnos ganar la partida por las muchas experiencias ya acumuladas. Hágase un favor intentando por todos los medios no perderse ni el más mínimo detalle... Acabábamos hace unas horas hablándoles de Triana...y hoy es más Semana Santa que nunca en el viejo arrabal, puesto que dos de sus cofradías salen de la misma calle, el mismo día, y además, una tras otra. La más antigua de cuantas vienen de la otra orilla es La O, y este año hace suyo un recorrido de vuelta al que se abonaba sólo por las circunstancias. Ahora pasará por el viejo Arenal: Santander, Temprado, Rodo...Por Adriano va abriendo camino el Cachorro. Si prefiere verlas con la luz, ojalá que cegadora de la tarde, váyase al Altozano, al puente de Triana, y disfrute del cromatismo sin igual tras el paso del Dios agonizante y su madre Patrocinio. Y casi lo mismo para la cofradía vecina: échenle valor y hagan de la calle Castilla su particular pedacito de cielo. La jornada del viernes según Sevilla levanta el telón en el barrio del Arenal cuando aún resuenan los ecos de lo que Triana, otra vez Triana, dejó en la mañana por su arteria más principal. Allí la cofradía de las túnicas de terciopelo azul, La Carretería, pone en la calle sus dos pasos, y qué dos pasos. Si quiere
ver cómo la Semana Santa desafía las leyes de la física, no se pierda la salida del impresionante misterio y acompañe al palio en su recorrido inicial hasta la Plaza Nueva. Cerca de allí la Soledad de San Buenaventura y su personalísimo paso de plata y caoba salen en dirección a la carrera oficial. Cómodamente en las cercanías del Ayuntamiento o bien de un modo más recogido en el Arco del Postigo y las calles adyacentes deben ser citas obligatorias en la particular agenda de esta fecha. De la Costanilla nos viene San Isidoro, una de las cofradías más señeras de la ciudad. Jesús caído con la sola compañía del Cirineo, portentosa talla del maestro Ruiz Gijón y, tras él, el personalísimo paso de palio de la Virgen del Loreto, el único con los varales y respiraderos dorados. Poderoso poder de convocatoria en la más que multitudinaria salida y paso por la Alfalfa. Y no digamos cómo se pone la Cuesta del Rosario a la vuelta. Si prefiere un escenario más cómodo, vaya a la Plaza del Duque, y más ahora que ha vuelto a recuperar el peculiar paso por la calle Tarifa. Ya es noche bien entrada y Monserrat se asoma a la Plaza de la Magdalena, ¿cabe alguien más? Debe estar allí o en Molviedro o Zaragoza, de regreso, casi obligatoriamente. Y para el final, la Sagrada Mortaja. No nos cansaremos de recomendarles su vuelta por Doña María Coronel, incluso el más que cómodo paso por la Alfalfa y Plaza de Cristo de Burgos si no quiere que se la haga tan tarde. Pero es que el itinerario de ida, pasando por la Plaza de San Martín, es tan bonito...
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VIERNES SANTO
Estampas del Viernes Santo por Aurora Flórez
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Las palabras retumban en el corazón de Sevilla. Es Viernes Santo y el mundo parece renunciar a su circunnavegación en busca del sol para detenerse en Sevilla, a las puertas del fin. Es el día de Cristo muriendo en el calendario de una Semana Santa que va expirando en el sinsabor de un tiempo que descontar con la incertidumbre de la vida arrancando las hojas del calendario, y un lapso para aprehender, en los rincones, el gozo de la serenidad de una ciudad que apacigua y apacienta los rebaños, que ya no se arremolinan impacientes; se vencen, apuran, beben a sorbos, deleitándose, las horas que quedan. El Viernes Santo nace entre Esperanzas que apenas han vuelto a sus casas para pensar en una próxima madrugada de salir a contar sus penas por calles, que, aún bajo la noche negra, oscura y mística, del alma, son luz pura y radiante, y desemboca en noche que apunta la mordida grande al cielo de la luna imperceptiblemente menos llena, cuando se crea una sinestesia de colores tristes, gamas de violetas y de tañidos fúnebres en esa perfecta pirámide de amor y muerte de la Mortaja, su regla de duelo y su tañido de esquila que
rebota en la cal olvidada del convento al que regresa en su lección de plegaria de Stabat Mater. La tarde, en su aspiración perfecta, tiene el atrevimiento de la belleza cierta entre resoles de lluvias y dorados de soles gitanos cuando se esfuma en el reloj la hora nona, y el Cachorro se lanza a Castilla, muriendo la vida, ganada la devoción allende el arrabal. Pasa, negro y blanco, el cuerpo nazareno, que se va a teñir de morados y lilas, brillos y mates, de esos tramos de expectación de La O, que se nos vienen encima, unos tras otros, como si fuera aún la carne de un barrio entero entregado a sus recuerdos. El Cristo de la Conversión, en un quiebro impaciente, estará atendiendo a los sonidos de la calle bulliciosa “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”... sobrevuela en el incienso la frase intramuros de la capilla de Montserrat para inventar en un grabado los más románticos trazos de una ciudad que se fue. Y en esta senda, desde el Arenal de torturas de Mañara, de recuerdos de ahogados y pobres, rico de caridades y sueños de las Indias, nos asaltará la invención del sonido roto de las garras al rozar la calle y la visión de la marinería de los cabos que atan nuestros sentimientos. Caminaremos, envueltos en la más crepuscular Luz virginal, la más fuerte Salud que rogar y los buenos y malos ladrones, que se duplican en esta tarde de geometría de la muerte, con destino a un centro viejo y sabio de premisas de fe; ahí quedamos en silencio, donde Cristo cae tres veces a la tierra del orgullo sacramental en la Costanilla. Y de amores sosegados, nos vamos en loor a la Soledad de la Cruz de madera de Caño Quebrado, la que respira franciscana humildad de San Buenaventura, la que busca espacio para llorar, telúricamente, la muerte del Hijo que frenó las epidemias, la que quiere la resurrección de un Crucificado que aún no ha sentido cómo es salir a morir en la tarde de un Viernes Santo.
Viernes SANTO
María Santísima de Villaviciosa (Santo Entierro) - Sábado Santo
Apuntes
SÁBADO SANTO
Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Decía el poeta que la vida son siete días, estos siete días, y nos adentramos en el último...Pero aún no debemos dejarnos llevar por la melancolía y el balance. Los recuerdos vendrán, sí, pero siempre a partir de mañana. Esto no se ha acabado y si no lo creen, sigan leyendo y acabarán por darme la razón. Van pasando los años y, para serles sinceros, la novísima cofradía de El Plantinar, El Sol, no acaba por entrarle por el ojo a Sevilla. No sé si será cuestión de esperar, o quizás la más que atrevida estética adoptada por los del ruán verde no pretende integración alguna, sino una firme apuesta por algo distinto. Sea como fuere, casi en cualquier punto de su itinerario puede contemplarla con absoluta tranquilidad. Elija la hora y el sitio que más le convenga. Qué bonito es el mediodía en el barrio de San Marcos, uno de los enclaves quizás más desconocidos para el gran público, donde se pone en la calle la poco a poco veterana cofradía de los Servitas. Medio siglo le ha bastado para definir a la perfección su estilo, elegante, severo, y no son pocos los que aprovechan la luz del mediodía para aguardar su salida. Las primeras calles de su recorrido no presentan demasiadas apreturas y quizás son los escenarios más bellos de todo el itinerario, aunque la noche, casi en las mismas coordenadas, sobre todo en la Plaza de Santa Isabel, se antoja como uno de los grandes momentos de hoy. Si su idea es aprovechar las primeras horas de la jornada, la salida de la Trinidad es un consejo a tener en cuenta. Probablemente le cueste comprender el significado del paso alegórico del Decreto, pero si prefiere disfrutar de esta cofradía en la noche, la calle Sol, ya casi entrando, es el escenario perfecto y recogido.
El Santo Entierro, lo decimos año tras año, es tan hermandad como cortejo procesional. Además del interés que suscita contemplar sus tres pasos en la calle, a la Sevilla de siempre le gusta ver la retahíla de representaciones institucionales que conforman la procesión. Lo que sucede es que es prácticamente imposible presenciarlo fuera de la carrera oficial, a menos que consiga sitio en los escasos metros que separan San Gregorio, sede de la corporación, y la Campana. Si tiene que elegir un escenario distinto, el regreso por Plaza Nueva le brinda la oportunidad de ver los pasos sin incomodidades. Y con la Soledad muchos siguen echando el cierre a la semana mayor. La luz de la tarde a la hora de la salida será un recuerdo que quedará grabado en su retina. Pero está claro que la entrada, al filo de la medianoche, con una Plaza de San Lorenzo hasta los topes y una sucesión de saetas -afortunadamente mucho más reducida que en años anteriores- es el enclave perfecto para dar gracias por lo vivido y pedir porque la espera de todo un año sea más llevadera. ¿Se acabó? No, rotundamente no. Puede marchar extramuros si tiene necesidad de seguir viendo pasos o coger fuerzas a la espera de que la madrugada nos depare la última procesión desde Santa Marina. La Resurrección se echa a la calle -ya desterrado el debate sobre su lugar en la nómina- entre cada vez más nutrido público, pero es sin duda a media mañana, por Doña María Coronel o Bustos Tavera, y qué no decir de la calle San Luis donde disfrutará de los últimos granos de arena en el anual reloj de la pasión según Sevilla.
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RESOLANA
SÁBADO SANTO Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN
¿Qué será mañana? por Manuel Romero Luque
El Sábado es el momento de la zozobra y la duda, un día de preguntas. ¿Es verdad que todo acabó ya salvo el duelo? ¿Presenciamos cuanto creímos haber visto y oído o fue sólo el sueño de una dulce noche de primavera? O bien éstas: si el hombre ha matado a su Dios, qué podemos esperar del prójimo, y hasta de ese mismo Dios al que recibieron con ramas de olivo que hoy, secas y frágiles, se parten en las manos… Cuelgan telas que hablan de que la Muerte superó a la muerte, pero, es tan difícil convencerse de ello ante la mueca horrible de este Rodin hispalense. Detrás, un sepulcro de cristal y oro no oculta el cuerpo encerrado, de una palidez “verdegris” que asusta. Sin potencias —nunca una imagen necesitó más de ellas para decir que es Cristo— apenas sería sino un ajusticiado. El final es sólo un círculo de llanto, porque el sufrimiento compartido no anula el dolor, pero sirve de amurallado consuelo frente a la indiferencia de muchos. Corro trágico inundado también de preguntas casi audibles a ras de calle: ¿a quién hizo daño?, ¿dónde estaban ayer los que extendieron sus mantos para que Él los pisara?, y la más terrible que salta a ese ruedo donde se lidia en grupo con el luto: ¿ahora, qué? Un Decreto más antiguo que el tiempo avanza tratando de explicar
lo incomprensible, —barroca ciudad que escribe una silva gongorina donde apenas un romance cabe—, premisa que se resuelve de forma tan clara como dura en Cinco Llagas abiertas sobre un madero cimbreante y en el verde más oscuro de las esperanzas; Esperanza que casi es Angustia, niña asustada que se asoma entre barrotes de fuego, y parece antes pedir nuestra ayuda que concederla. Altos capirotes antiguos bajo moderno ruan, sacra conversación que habla del pasado y el presente de esta ciudad que le ha abierto sus puertas al Varón de Dolores para que diga por anchas avenidas que su mensaje no envejece y que El Sol es enviado por igual a ricos y pobres y que a todos ofrece su mensaje, sabiendo que cada uno tiene su tiempo y su momento para aceptarlo. Del cielo a la tierra y de la cruz al suelo ha bajado el Cristo. Largo recorrido. El marfil de su cuerpo aún destaca sobre la blancura plegada de una sábana y su brazo derecho apunta al fondo de su viaje, mientras María lo acuna y recuerda a José en Belén a su lado. Ya sea bajo seda reciente bordada en oro o bajo el negror telúrico tachonado de plata, la Soledad lo inunda todo en esta noche oscura del alma. De vuelta a San Lorenzo, a paso rápido, jadeante, como si temiera no encontrar su casa, parece ignorarlo todo porque sólo mira al pozo de sus entrañas, donde Dios estuvo. Esta mujer tan nazarena como de su barrio no está ensimismada sino enotrada, enotrada en Él, la razón de su vida. Esta Madre va de vuelo y es la única que entre tanto desconsuelo no se pregunta ¿qué será mañana? Lo sabe de sobra, con firme convencimiento. Los demás, hombres y mujeres de fe escasa, habrán de esperar a que llegue con la Aurora otro ángel cuyo dedo señale la Resurreción prometida.
Sábado SANTO y Domingo de Resurrección
LOS DEL RÍO “LA SEMANA SANTA DE SEVILLA ES INSUPERABLE PORQUE TIENE, DE TODO, LO MEJOR” por Juan Salas Rubio
Fotografía: Salazar - Bajuelo.
Pocos sevillanos conocen más países, más culturas, más personas y más prácticas religiosas distintas. Poder compartir un día de cuaresma con Los del Río en su localidad natal, Dos Hermanas, ha sido un lujo para quienes fuimos buscando sus opiniones, experiencias, recuerdos y expectativas sobre la Semana Santa de Sevilla y todo aquello que la hace mucho más que una mera forma de religiosidad popular. Antonio y Rafael, Rafael y Antonio, hablan con criterio, personalidad y certeza. Son dos, sí, aunque en la vida fuera de los escenarios, y más cuando hablan de las tradiciones de la ciudad, son una sola voz, aunque con dos tonos distintos que jamás se contradicen. Sevilla, familia, tradición, medida... lo tienen claro estos dos artistas que presumen, con prueba documental, de tener por detrás de ellos en el histórico de la lista de éxitos más fiable de EEUU, la Billboard, a gente como Elvis Presley o The Beatles. Dos cofrades, dos sevillanos. Saben lo que dicen porque dicen lo que saben. El mundo es suyo. ¡Y tanto! La gente los conoce como artistas de éxito, reconocidos rocieros, pero... ¿cuánto y cómo les toca a Los del Río la semana santa? Por supuesto que somos cofrades. Desde pequeños, y es que hemos hecho de todo en nuestras hermandades. Empezamos en la Parroquia de Santa María Magdalena de monaguillos...y de ahí, hasta donde la antigüedad en la nómina nos ha llevado: seis décadas viviendo nuestras devociones. Yo en la Oración en el Huerto, Rafael en el Gran Poder de nuestro pueblo. Y de ahí dimos el salto a la capital, cuya semana santa comenzamos a comprender y entender para tener nuestro corazón más que repartido entre tantísimas imágenes a las que profesamos una gran devoción
¿Sus otras hermandades son? En Dos Hermanas, todas, bien por cada uno de nosotros, bien por nuestros hijos, que se van abriendo a otras, casi todas. Y en Sevilla, tenemos mucho cariño por Los Negritos, donde nos llevó nuestro gran y querido amigo, Paco Gandía, y también, cómo no, de la Macarena. Y es que a ella le debemos mucho del mayor éxito que jamás ha tenido un artista español en el mundo. Pero nuestras devociones no acaban en las hermandades a las que pertenecemos Les oigo hablar de recuerdos, de vivencias y devociones, y son ustedes muy marianos...
Mucho. La verdad es que aunque les tengamos mucha devoción a los Cristos y Nazarenos de Sevilla, nosotros somos mucho de la Virgen, como en general todos los sevillanos. Y aunque cada cual tenga una devoción muy particular, no podemos pensar que ninguna esté por encima de otra: Macarena, Esperanza de Triana, Soledad, Estrella... ¿cómo quedarse con una nada más? Hay una letra nuestra que lo expresa a la perfección: “Aunque la cambien de nombre o la cambien de vestío, la misma es la Macarena que la Virgen del Rocío”. Otra de nuestras grandes pasiones, devociones, la Virgen del Rocío... Siendo cofrades desde tan jóvenes, habrán visto cambiar muchas cosas, ¿siempre para bien? Imagínese lo que hemos vivido y cómo, a pesar de las crisis, es el presente, al menos de nuestra semana santa, en estos tiempos. Aunque las hermandades de Sevilla siempre han estado, y estarán por delante de las demás, y por algo que no se puede ni comprar ni atesorar con el paso de los años... ¿Algo como qué? Hay algo que tiene Sevilla que no podrá tener nadie jamás sin quiere hablar de la perfección, si nos permiten el calificativo, de su semana santa. Y no hablamos de riqueza patrimonial ni el poder devocional de ciertas imágenes, que las tiene, sino del decorado: ese Gran Poder con esa Giralda detrás, ese puente de Triana, esos barrios arremolinados en torno a su cofradía el día que se echan a la calle... Sin duda, ese entorno contribuye, y mucho, a que Sevilla esté por encima de todo y de todos. Aunque... ¿Alguna queja? No, no es una queja, pero Sevilla, como capital, bien haría en echar la vista hacia la riqueza procesional de sus
pueblos. La verdad es que lo que vamos a decir puede sonar raro, chocar incluso a los más inmovilistas, pero habría que estudiar la posibilidad de que la capital pudiera encontrar un sitio a las cofradías de la provincia, invitarlas, hacerlas partícipe de su fuerza y repercusión, y compartir con ellas ese decorado del que le hablábamos antes. A nosotros se nos ponen los pelos de punta sólo de pensar en ver a alguno de los pasos de nuestro pueblo, o del que fuese, por esa Campana, la Avenida, la Catedral. Da igual cómo, por antigüedad, por los criterios que se fijasen. Imagínense lo que sería...y aunque no sepamos si realmente se puede hacer, sólo pensarlo nos pone los vellos de punta. Ahí lo dejamos. Quién sabe si en algún momento a alguien puede seducirle la idea. Y ya que nosotros aportamos la iniciativa, ¡que se acuerden primero de las de Dos Hermanas! Sevilla es el faro entonces, la línea a seguir... Sin duda. Si nos permiten el símil, Sevilla es a la semana santa, en el resto de Andalucía o en España, como Triana lo fue y lo ha sido al Rocío. Basta que imponga una novedad o afiance una costumbre para que el resto tome ese mismo camino sin más cuestiones. Y fíjense cómo copian nuestros patrones estéticos, cómo los bordadores, orfebres o floristas sevillanos son reclamados en otras ciudades vecinas. Incluso exportamos modas musicales. Se me está viniendo al recuerdo eso de que Sevilla tiene un color especial ¿También para su semana santa? Sevilla es Sevilla. Los sevillanos comprendemos a la gente aunque algunos no nos comprendan a nosotros. Hay sitios donde dicen y quieren que su forma de entender la semana de pasión sea mejor que la nuestra. Y quien se compara con Sevilla... Está claro que los patrones y las directrices nacieron aquí; así sigue siendo y así será siempre.
¿Conocen otras ciudades y su semana santa? Recuerdo -cuenta Antonio- cómo era la Semana Santa de Zamora, y por extensión la castellana, por lo que me contaba mi padre, que era chófer de toreros: austeras, silentes, reflexivas...y tienen su por qué y así hay que entenderlas. Y la de otras ciudades andaluzas, sin tener que irnos al extremo castellano, también son tan válidas como respetables. Pero es que al final, a todos les gusta lo nuestro. Anda que como se visten y se cuidan a las imágenes sagradas en Sevilla... ¡Esto es diferente! Me acuerdo de un viejo conocido que al llegar a un pueblo quiso conocer a su célebre patrona. Y se la encontró en una cueva, casi sin cuidado ni protección de la intemperie. Y el tío le soltó para sus adentros “anda que si tú vivieras en Sevilla no te iba a tener yo cuidá y arreglaíta...”. Arte puro. Y verdad. Entonces, tranquilos porque en Sevilla se dan todos los ingredientes... Ya decíamos antes que se unen la calidad de las imágenes, los muchos siglos de
historia, el peso ineludible del entorno, de ese escenario sin igual... pero lo principal es la gente, los sevillanos. Ninguna de nuestras devociones o maneras de interpretar la semana santa sería compatible si no fuera por la fuerza de ser, conocer y querer a sus imágenes, por esa cercanía que cada uno de nosotros le tiene a su Cristo y a su Virgen. Son esos códigos secretos, esas rutinas tan maravillosas que dan una aureola distinta a Sevilla. Y no hablamos ya de la sabiduría del pueblo para saber dónde ponerse para ver a tal hermandad, cómo comportarse -desde el silencio más absoluto ante crucificados como el de la Buena Muerte hasta el júbilo
de un paso de palio majestuoso camino de su barrio-, sin que nadie tenga que decir cuándo callar, cuándo pasar... ¡hay veces que parecen extras de una película perfectamente organizada! Y eso lo aplicamos también a la Feria. Somos buenos creadores y vendedores de lo nuestro. Sabemos refinar bien lo que luego tenemos que llevar por el mundo. Nos critican... pero nos copian. Hablamos lugares...
de
imágenes,
flores,
Pero hay algo que debe estar por encima aunque no sea lo primero en lo que cualquiera pueda reparar: sin fe no hay nada. Y quien se quede en lo meramente estético, en cómo es una talla, o la disposición de tales flores, la forma de andar de aquel paso o cómo toca una determinada banda, no podrá nunca entender plenamente de qué va esto. Aunque pueda sentirse lleno por lo que percibe, por dentro va vacío.
Hablábamos antes de tiempos pasados y presentes Y hay que respetar y saber adaptarse. La religiosidad hoy se vive de un modo menos severo y estricto, pero lo importante es que haya verdad en lo que uno haga. Y yo no dudo que el chaval que hoy se acerca a una cofradía, desde costumbres o gustos estéticos que, lógicamente nada tienen que ver con los que nosotros conocimos cuando tuvimos esas mismas edades, lo haga con la misma dosis de fe, aunque interpretada de otra manera. Jóvenes músicos con sus piercings, chavales que se ponen un costal de mil colores... Y ante eso no
Y habrán vivido y conocido historias de sevillanos que viven tan lejos de Sevilla... Por nuestro trabajo hemos estado en casi todos los rincones del mundo, y aunque el andaluz no sea un pueblo excesivamente emigrante porque siempre quieren y casi consiguen volver, recordamos con mucha pena cuando nos cuentan lo lejos que están de su tierra y sus devociones, lo que darían por volver aunque fuera el rato de acompañar a su Cristo o Virgen, a la que recuerdan de pequeños o a las que, ya en la distancia, aprendieron a querer como mera herencia de sus mayores. Se nos ha hecho cada nudo en la garganta escuchando esas historias...
cabe más que respeto. Si no nos hubiésemos sabido reinventar y adaptar, las cofradías se hubieran extinguido hace siglos. Se trata de lograr el equilibrio entre lo heredado y lo por hacer. Hay muchas cosas bien hechas, y esa es la base del éxito: pasan los siglos y siguen las cofradías...y seguirán. Y da igual si antes el paso era de madera y ahora pueda ser dorado. Lo repetimos, la fe no entiende más que de verdad. Y hay que saber dejar lo superficial en eso, en algo accesorio y anecdótico. Han conocido otras maneras de vivir
A ustedes, por motivos de trabajo, también habrán tenido que estar lejos alguna que otra Semana Santa No crea que muchas, porque intentamos que todo cuadre para estar aquí. Además, al menos en otros tiempos, estos días de la Pasión y Resurrección del Señor no eran propicios para los artistas, pero hay otras culturas... Sin ir más lejos, el año pasado tuvimos que volar en pleno Viernes Santo a Florida. Y acabamos aprovechando el cambio horario ¡para irnos a ver a la Macarena de Miami! Más de 500 nazarenos en aquellos escenarios, qué experiencia tan enriquecedora. Y con el sello de los sevillanos que la han llevado allí.
la fe Por supuesto, por ejemplo, en México, ante la Virgen de Guadalupe, hemos visto gente de todos los pueblos, cada uno vestido de modos y maneras que no creeríamos para un acontecimiento sacro: nosotros, con nuestros mejores y más oscuros trajes, y allí veíamos a gente que llegaba andando de rodillas, con los ropajes más variopintos e incluso con plumas multicolores. Bien haríamos también en vivir la religión con la verdad y la desnudez con la que la hemos conocido en la América latina, pero cuando uno se pone delante de un paso de palio, con su buena bulla...
Aquí, en cambio, parece que lo que impera en los tiempos actuales es recelar de las devociones religiosas, incluso más de la católica... Pues le voy a decir -cuenta con ímpetu Rafael- que yo, que he viajado por el mundo entero, que he conocido a gente de todos los credos y razas, que he visto y he querido entender las prácticas religiosas de tantos lugares como he visitado, jamás he encontrado ninguna religión que practique con más intensidad la que debería ser la mayor virtud de cualquier ser humano: la caridad. Si el mundo entendiera la caridad como la entiende el catolicismo, todos viviríamos mucho mejor. La acción social de las hermandades, tan torticeramente olvidada para algunos... Y eso es una injusticia -responde ahora Antonio- intolerable. Nosotros conocemos bien lo mucho y bueno que hacen algunas hermandades por niños y familias en apuros. Y la que forman en verano para que los chiquillos disfruten sus vacaciones, para que jueguen y practiquen deportes, para que tengan material para el colegio y becas para los estudios. No paran de inventar rifas, festivales, lo que
sea para los que menos tienen. Y también la ayuda que están haciendo en estos tiempos tan duros, de tantas necesidades para muchos hermanos, muchas familias que incluso no pueden pagar la cuota y no digamos ya una papeleta de sitio. Y eso, no sé por qué, parece interesar más bien poco. Una lástima Volvamos a nuestra ciudad. ¿Ahora cómo viven su jornada como cofrades? Pues hemos evolucionado, ya que ni somos monaguillos ni limpiamos plata, aunque lo hemos hecho, al igual que colocar las flores en los pasos. Las circunstancias son distintas, pero no nos ha gustado nunca ser nazarenos de varas ni de presidencias. Jamás hemos pertenecido a una junta de gobierno penitencial. Y no será porque no nos lo han ofrecido, más que nada por la antigüedad. A mí- cuenta Antonio- que no me muevan de la última pareja de cirios de mi Cristo de la Oración en el Huerto. Aquí no se puede venir a exigir. A los que hay que motivar con los puestos más señalados son a esos chavales que tanto de su tiempo y su inventiva se dejan en la hermandad. Ellos son el futuro y hay que hacer lo que sea para que no se “escapen”.
¿Algún ofrecimiento como pregone-
Se nos va la conversación y no hablamos de la Macarena y su Macarena
Alguno ha habido, pocos, y aunque por nuestro trabajo dominemos la oratoria, el manejo en los escenarios, tenemos claro, clarísimo, que eso no es lo nuestro. La verdad es que no damos el perfil, o al menos eso creemos. Hay gente que se especializa en ese terreno, que lo disfrutan, y nosotros jamás hemos sido de meternos en terrenos que no dominamos. Y eso lo podemos extrapolar a facetas incluso empresariales: hemos podido ganar mucho dinero en cosas que no son de nuestro dominio, y es que hay que saber dejar espacio para que cada cual se realice. Y con la ilusión que les hace a algunos dar un pregón...
Ya hemos contado muchas veces que nació en Caracas, ante una chica que se llamaba Magdalena, pero al llegar a España de regreso le cambiamos el nombre por el más sevillano y universal. Y el gran éxito de nuestra vida tiene el nombre de la Señora de San Gil: eso nunca se lo podremos agradecer. Y mire que al principio teníamos cierta cosa por si la gente no iba a entender que con el mismo nombre de Macarena cantásemos un asunto tan jovial o banal. Pero entendieron sabiamente que todo se hacía desde el más absoluto de los respetos y al final, hay niñas en muchos países del mundo que se llaman Macarena por el éxito de nuestra canción. Y eso, como sevillanos y devotos de Ella, nos produce una satisfacción inmensa.
ros?
¿Y cómo se explica que unos consumados cantantes como ustedes jamás se hayan atrevido con una saeta? Cierto es. Jamás hemos cantado delante de un paso. En algún acto privado, quizás, pero ante una imagen sagrada no nos sale. E incluso en mi caso -dice Antonio- es que ni puedo. Recuerdo a mi madre, siendo yo un niño, cómo musitaba una saeta, por lo bajini, que jamás se atrevió a cantar en voz alta y yo no he sido tampoco capaz de traspasar ese umbral. Cuando ella murió, yo escribí una saeta pensando en que podría cantársela al Gran Poder, pero igual que mi madre, no me sale la voz. Hace 20 años...y no he podido. Y, siguiendo con la situación del cante por saetas, los tiempos de ahora -tercia Rafael- tampoco son buenos. Ahora, quizás por haber menos necesidad, la saeta tiene menos verdad, menos autenticidad aunque haya más o menos dominio de la técnica. Que no se nos enfade nadie, pero para cantar una saeta hace falta cantar por algo más que por uno mismo, Hay que huir del espectáculo. Y es que una saeta no puede durar casi cinco minutos. Tiene que ser un pellizco, una chispa, un quite, dos o tres lances, un esbozo y adiós.
Se acerca ya inexorablemente una nueva semana santa... Pero antes disfrutamos de las tradiciones de las vísperas. Sobre todo en la gastronómica. Y aunque ya hoy no sea una cuestión inflexible, procuramos mantener la vigilia de los viernes y los dulces propios de estas fechas, que son un tesoro, una joya de la sabiduría de esta tierra. Es una tradición que nos gusta y que forma parte ya de nuestra idiosincrasia, aunque la cocina no la pisamos para nada. Terminamos pidiéndoles un deseo para la Semana Santa de 2014. Pues que la disfruten todos los que la merecen, que son muchos. Que haya buen tiempo y que nadie olvide que tras la Fe, que ya dijimos que era el verdadero motor de todo esto, hay otras muchas cosas más que merecen la pena y que hacen mejor la vida de los que convivimos en torno a las hermandades. Y además, la semana santa de mucho trabajo en muchos gremios distintos, así que ¡a ver quién le pone un pero delante nuestra!
EMASESA: DOBLE ANIVERSARIO Emasesa conmemora desde hace unos meses, concretamente desde Noviembre de 2013, los 50 años de la inauguración de la Estación de Tratamiento de Agua Potable de El Carambolo, que supuso un cambio sustancial en el abastecimiento de agua a la ciudad de Sevilla y su área de influencia, que pasó a disponer de agua de la mejor calidad sanitaria. Del mismo modo, en octubre de 2014 se cumplen 40 años de la creación de EMASESA como sociedad anónima, lo que significó un cambio en el modo de gestión del abastecimiento a la ciudad de Sevilla. 50º Aniversario ETAP Carambolo El 12 de noviembre de 1.963 se inauguran las instalaciones de la Planta de Tratamiento de Agua Potable de El Carambolo, situada en el término municipal de Camas y destinada a la producción de agua potable a la población. Esta construcción supuso un hito importante que marcó el paso de un sistema de abastecimiento muy limitado, hacia un sistema moderno que permitió que Sevilla pudiera disfrutar de un agua potable de mejor calidad sanitaria, mejorando las condiciones de vida de la población. La citada inauguración culminó un ambicioso plan que llevaba ya muchos años de gestación y que posteriormente se continuó con fases sucesivas y que llevaron a la configuración actual de nuestro sistema. La obra inaugurada no solo consistía en la planta de tratamiento propiamente dicha, sino que incorporaba un canal específico de traída de agua desde el embalse de la Minilla (Canal de la Minilla) así como nuevos depósitos de almacenamiento ubicados en los cerros del Carambolo, y sus arterias de conexión a la red de distribución existente. El conjunto de estas obras significó una inversión aproximada de 700 millones de pesetas, que fueron sufragadas equitativamente por el Ayuntamiento de Sevilla y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. El nuevo sistema unifica no sólo la calidad, sino también la percepción de calidad por parte del ciudadano, al tener una única fuente, un único tratamiento y una distribución homogénea. No obstante, Sevilla y su área metropolitana siguieron creciendo y, paralelamente, lo ha hecho también su abastecimiento. Se incrementaron los recursos disponibles con la construcción de nuevos embalses: Aracena, Gergal, Zufre, y recientemente Melonares. Se construyeron los depósitos de cola de Adufe y la conducción de conexión con los de Carambolo. Y por supuesto la ETAP de El Carambolo creció, se mejoró y modernizó. Aun así, las obras no son el único elemento de modernización presente en El Carambolo. Conceptos tales como respeto al medioambiente, sostenibilidad, eficiencia, prevención, educación
social e información al ciudadano han sido incorporados a la gestión y se desarrollan de manera rutinaria mediante sistemas integrados de gestión de la Calidad, Medioambiental y de Prevención de Riesgos. 40º Aniversario EMASESA EMASESA, Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla, S., A., es la primera empresa de agua de Andalucía y de las mayores a nivel nacional, gestiona el Ciclo Integral del Agua desde hace 40 años. Gestiona los procesos de captación del agua de los embalses, tratamiento y abastecimiento de agua potable y saneamiento y depuración de aguas residuales. La constitución de EMASESA como sociedad anónima en octubre de 1974 significó un gran cambio en el modelo de gestión del abastecimiento en la ciudad de Sevilla, profesionalizándose y modernizándose, al mismo tiempo, que se sentaron las bases de lo que hoy es la actual EMASESA Metropolitana. EMASESA gestiona el abastecimiento directo de agua potable a 12 municipios del área metropolitana de Sevilla, incluyendo la propia ciudad, Camas, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Mairena del Alcor, San Juan de Aznalfarache, Coria del Río, La Puebla del Río, Alcalá del Río, La Rinconada, El Garrobo y el Ronquillo, lo que supone la prestación de servicio a más de un millón de personas. Del mismo modo, abastece de agua no tratada a Guillena, Las Pajanosas y 26 poblaciones del área metropolitana. Además, se encarga del alcantarillado y depuración de la capital y de 9 poblaciones de la provincia. En 2007, EMASESA se constituye como empresa metropolitana, integrando en su accionariado a los principales Ayuntamientos a los que presta servicio, lo que conlleva un cambio en la estructura empresarial. Asimismo, EMASESA está integrada en la Corporación de Empresas Municipales de Sevilla, creada en 2004, para realizar tareas de coordinación con el objetivo de aprovechar y potenciar actuaciones de manera conjunta mediante el desarrollo de proyecto comunes.
gozos en la esperanza En la dilatada historia de una hermandad, con más de cuatrocientos años de existencia, a través de los cuales ha recogido el fervor popular de los sevillanos, de un barrio colindante con las murallas centenarias, baluarte, defensa y ahora referente histórico de la ciudad, cinco décadas podrían considerarse un etapa más de su devenir que acumulará abolengo y enriquecimiento cultual y cultural en los anales cofradieros hispalenses. Pero, si cada época deja un sello indeleble en la sociedad que la conforma, si las sucesivas generaciones se identifican con la religiosidad imperante, incluso más allá de las orientaciones oficiales de la Iglesia, los últimos cincuenta años han contribuido a acrecentar la universalidad de la Virgen de la Esperanza, a la expansión continua de su devoción, dentro y fuera de los límites ciudadanos, a la profundización de una veneración que crece al amparo del sonoro nombre de Macarena, con el que precisamente después de su coronación se ha ido conociendo por todos los confines; bien es sabido que los macarenos veteranos la siguen llamando como lo aprendieron de sus padres y abuelos, así también se les inculca a los jóvenes hermanos, la Virgen de la Esperanza. Las crónicas de aquel magno acontecimiento de 1964 nos recuerdan que una bula pontificia, dada y sellada en el Vaticano, reconocía especialmente el amor y fervor que un pueblo sentía por una Imagen prodigiosa de la Santísima Virgen, a la que familias enteras, retrocediendo en el tiempo, gente sencilla pero también ilustres personalidades, encomendaban sus preocupaciones, sus tareas diarias, el bienestar de sus seres más queridos, en una directa relación de hijos con la Madre celestial, fór-
mula que se ha mantenido intacta, porque con Ella se conversa musitadamente, se le cuentan las cuitas y se confía plenamente en que son innecesarias las palabras, ya que ante su mirada calla la voz, habla el corazón. Los amarillentos reportajes de los periódicos y las fotografías envejecidas de las hemerotecas, de las colecciones privadas, conservadas con mimo, nos dicen que los sevillanos inundaron las calles de su ciudad engalanadas con banderas españolas, con colgaduras, mantones y doseles para recibirla, para sumarse al reconocimiento que la Iglesia le otorgaba. Recordarán que el Jefe del Estado, con casi su gobierno en pleno, quiso estar presente en la solemne ceremonia de la coronación y que la lluvia frustró los complejos preparativos para que tan histórica efemérides tuviese lugar en la plaza de España, teniendo que improvisarse el pontifical en la propia catedral, donde permanecía el paso de la Stma.Virgen, tras el triduo preparatorio. Muchos serán los detalles que quienes no vivieron aquellas históricas jornadas podrán conocer ahora, gracias a los trabajos periodísticos que llenarán los medios de comunicación cuando se acerque el anhelado aniversario. Bueno será refrescar una fecha clave del siglo XX en Sevilla y darle el valor que verdaderamente requiere a una memoria histórica, manipulada en otros sectores. Cicerón decía: Historia testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis est (“la historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, anunciadora de la antigüedad”); qué excelente definición para entender, en este caso, que cuanto recorde-
por Juan José Morillas Rodríguez-Caso Fotografía: Archivo Salazar-Bajuelo mos o aprendamos de la coronación canónica de la Virgen Macarena, servirá para comprender mejor las certeras raíces de la religiosidad popular al sevillano modo. Pero lo más importante no es que nos quedemos en el recuerdo de unas vivencias únicas, irrepetibles o en el aprendizaje, siempre necesario, de las etapas que nos han precedido, para aquellos hermanos y cofrades que nacieron tras ese homenaje de amor y respeto que los sevillanos otorgaron a tan excepcional Imagen. Adquiere mayor valor este cincuentenario si reflexionamos, aunque sea superficialmente, sobre los frutos de aquella magna celebración, que han prodigado continuos y crecientes gozos en la Esperanza. Una hermandad que ha tenido un crecimiento continuo hasta llegar a una nómina actual de más de 13.000 hermanos, distribuidos por toda España y algunos países extranjeros, el mejor patrimonio macareno. Una advocación, la Esperanza Macarena, que es ya la Titular de una veintena de hermandades con un fuerte asentamiento en las ciudades que las acogen, como Madrid, Barcelona, Jerez de los Caballeros (Badajoz), Parla (Madrid), Almería, Valdepeñas, Puertollano, Onda (Castellón), etc…Una Juventud que desde su fundación, en 1971, ha constituido un grupo plenamente inmerso en la vida de hermandad, formada en el seno de la misma y fundamental para el cuerpo de monaguillos y acólitos, colaboradora en los quehaceres requeridos y verdadera escuela cofradiera para asumir después cargos de responsabilidad; han sido muchos los jóvenes que han pertenecido posteriormente a las Juntas de Gobierno. Todo este crecimiento ha facilitado, asimismo, el desarrollo y cumplimiento de una obra social ingente y efectiva, para solucionar o paliar las múltiples necesidades de los hermanos, siempre imperiosas, no solo en estos últimos años de crisis económica; la Asistencia social ha realizado una labor callada, anónima, personal, eficiente, gracias a la cual a muchísimas familias no les ha faltado lo más básico. Igualmente los medios destina-
dos a comedores sociales, conventos, becas de seminaristas, etc…Una encomiable y no del todo conocida preocupación de la hermandad, que hace realidad diaria algunas de las estrellas que coronan las sienes de la bendita talla de la Esperanza. Sería prolijo detallar cuánto bueno ha deparado aquella coronación, pues supuso la culminación de un anhelo de los fieles macarenos, pero a la vez un punto de partida para orientar un nuevo camino en los fines y afanes de su hermandad. Y desde entonces, renovando cada año el derroche de gracias que la Stma. Virgen prodiga a los sevillanos en su incomparable paso de palio, canon estético de la Semana Santa, nos vuelve a deslumbrar, apasionar y embelesar en cada Madrugada y mañana del Viernes Santo, y le reiteramos nuestros requiebros de amor en forma de suplicante oración: Señora, cuando de nuevo estés entre la gente, y desde la Resolana compruebes con cuánto júbilo tus hijos te aman, si hallares un atisbo de pena, conviértela en
alegría, si oyes a un niño afligido llorar, hazle sonreír, si te llegan los lastimeros quejidos de un lecho enfermo, proporciónale el bálsamo curativo, si una madre te susurra que ya no puede más, dale tu Esperanza a raudales, si un padre quisiera saber por qué ha recibido tan poco a cambio de tanto como se ha dado,
Regresas a tu templo habiendo dejado las almas en un interminable ensimismamiento; no terminamos de creer que tánto gozo, que tánto bien espiritual como suscitas, pueda ser verdadero. ¡María de la Esperanza, Aurora permanente de nuestros terrenales días, Macarena llamada, Madre de Dios abnegada¡ ¿Qué más podría decirte que no conozcas de estas palabras confesadas? ¿Cómo es posible transmitir a
otórgale el don de la comprensión, a todo el que no reciba en correspondencia el cariño de los suyos, recompénsale con tu amor perdurable. ¡Macarena, vas desbordando amores, vas inundando de lágrimas los rostros de sensibles mujeres y recios varones¡ ¿Qué transmites, Virgen de la Esperanza? Te adentras en la ciudad que te acoge como Reina, que estalla en estruendo de alabanzas. Te precederán en tu itinerario, por calles expectantes del abrazo de tu mirada, filas de nazarenos de gráciles capas, que enfundan su penitencia en verde tela; insignias conmemorativas de efemérides y representativas de fines y realidades de la hermandad diaria, sutiles obras del bordado y la orfebrería; acólitos, jóvenes hermanos, que alumbran e inciensan tu caminar, como fragante loa que se eleva entre nímbeas nubes hasta las alturas; y, tan cerca de Ti, tus costaleros, que soportan la más preciada, dulce y ligera carga que llevar pudieran, pues es tu espíritu puro y sin mancha el que en acompasado acunar nos muestran.
los demás lo que se siente siendo luz en tu caminar en la noche y al alba? ¿Puedo reemplazar a cada uno de esos corazones que durante horas te aguardan? ¿Sé de sus sentires, de sus anhelos, de sus conversaciones calladas? Sí sé que arrebatas el alma, pues repartes en abundancia lo que a todos nos falta: la Esperanza. ¡Señora, un año más, en próxima Madrugada y en la procesión extraordinaria de un mayo de gloria ansiada, miles de voces te aclamarán como Madre, Madre única en alborada, de una esperanzadora Resurrección que tu nombre y tu rostro proclaman y, en este año jubilar, preámbulo asimismo de un junio eucarístico que al propio Jesús, Pan de Vida, ensalza!
MAYO 1964
CORONACIÓN CANÓNICA DE NTRA. SRA. DE LA ESPERANZA
MAYO 1989
25 ANIVERSARIO DE LA CORONACIÓN
Fotografía: Archivo Salazar-Bajuelo. Archivo Hdad. de la Macarena. Archivo Juan José Morillas.
Cualquier t iempo pasado...
por Víctor José González Ramallo
Don José María Gutiérrez Ballesteros (Alcalá de Guadaira,1893 - Madrid,1991), más conocido como el Conde de Colombí, fue un ilustre abogado sevillano que dedicó su tiempo libre y su fortuna a sus dos pasiones, la bibliofilia y los toros. Trasladó su residencia a Madrid a raíz de su matrimonio en 1926 con Esperanza Contreras de Cea Bermúdez, pasando a ostentar el título de Conde consorte de Colombí. Tras el prematuro fallecimiento de ella, el título pasó a su único hijo, conservando no obstante don José María el tratamiento por el que era por todos conocido. Pese a su alejamiento físico, mantuvo siempre su vinculación afectiva con Sevilla y muy especialmente con su Semana Santa. Llevado por ella sería fundador y hermano mayor durante dos décadas de la Hermandad del Gran Poder y la Macarena de Madrid. Sus dos grandes pasiones fueron los libros antiguos y los toros y en ambas los temas sevillanos ocuparon siempre lugar de privilegio. Su fortuna le permitía adquirir casi cualquier documento interesante que pasase por sus manos que tuviese alguna relación con Sevilla y todavía es añorada su prodigalidad entre los libreros de viejo más reputados de la capital. A raíz de su muerte se dispersaron gran parte de los tesoros de su biblioteca entre varios de estos libreros. Nosotros tuvimos la fortuna de adquirir hace ya bastantes años su archivo fotográfico sobre la Semana Santa y una gran cantidad de documentos, nóminas, convocatorias y reglas de nuestras cofradías. De las más de mil fotografías originales, la parte cuantitativamente más importante corresponde al periodo 1921-1930, periodo en el que Colombí vivió en directo la Semana Santa de Sevilla tras licenciarse en Derecho e iniciar una carrera profesional de gran prestigio. Su solvencia económica desde joven, le permitió adquirir material original de los más prestigiosos fotógrafos sevillanos de la época. Así en su colección proliferan los sellos de Almela, Juan Barrera, Cecilio Sánchez del Pando,
La Virgen de la Hiniesta con el San Juan cedido por la Hermandad de San Bernardo en 1920.
Serrano, maestros que dedicaron una parte importante de su trabajo a las cofradías de Sevilla. Contrariamente a otros fondos, en la colección Colombí predominan las fotografías de cultos internos y de los pasos en sus templos siendo relativamente poco frecuentes las tomas de los desfiles procesionales. Ofrecemos a los lectores de Cuaresma, en esta nuestra primera colaboración, algunos ejemplos de las fotografías que atesoraba Colombí de la Semana Santa de los años veinte. Para su selección nos hemos fijado en la calidad técnica y en la presencia de elementos curiosos en las andas, en esa época, auténtica edad de oro de las cofradías, en la que se crearon nuevas cofradías y pasos.
Él paso de Jesús ante Anás en su primera salida
Primera salida procesional en 1929 de Nuestro
en 1920 sobre el paso de misterio de las Siete
Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje sobre
Palabras que entonces no se utilizaba.
el paso neogótico de la Estrella (ver imagen inferior).
Nuestro Padre Jesús de Las Penas sobre el paso de estilo neogótico que con posterioridad utilizó la Hermandad de San Esteban (ver imagen superior).
Primera salida del Señor de la Presentación
El Cristo de la Salud de San Bernardo con la
de San Benito, en 1922 con la talla de Esteban
Magdalena sobre el paso neogótico.
Domínguez, actualmente en Villanueva del Río, sobre unas antiguas andas de la Vera Cruz.
La Virgen de la Esperanza de Triana, recién
Última salida del Santísimo Cristo de la
restaurada, en la iglesia del Salvador durante
Expiración y María Santísima de las Aguas en
la Exposición Mariana de 1929.
el paso neogótico 1921.
El paso de misterio del Cristo del Buen Fin, conocido popularmente como “El Tranvía” por la disposición de sus imágenes secundarias, en el estreno de sus respiraderos en la Semana Santa de 1927.
PLAN ESPECIAL DE LIMPIEZA PARA LA SEMANA SANTA Lipasam incorpora nuevos equipos para la retirada de cera LIPASAM, la Empresa de Limpieza Pública del Ayuntamiento de Sevilla, en su esfuerzo continuo para prestar servicios de calidad, ha diseñado un Plan Especial de Limpieza y Recogida de Residuos, para la Semana Santa 2014. El objetivo principal es abordar la recogida de la gran cantidad de residuos que se generan, la limpieza de todas las calles afectadas mediante tratamientos intensivos manuales y mecánicos, y la retirada de la cera, tanto en la Carrera Oficial como en el Casco Antiguo, así como en el área de influencia de los recorridos de las distintas Hermandades. En este último sentido, dado el gran número de nazarenos que participan en la Semana Santa, se produce una gran concentración de cera vertida a lo largo de los recorridos por los que discurren las distintas procesiones, produciéndose situaciones de peligro para viandantes y vehículos, dependiendo de la concentración o paso de hermandades por una misma vía. Al igual que otros años, y dentro del Plan Especial desarrollado por LIPASAM, para mantener un nivel de limpieza óptimo especialmente en la zona del Casco Histórico, y su área de influencia, se realiza un servicio de retirada de cera durante la Semana Santa y otro posterior a la misma. El primero de los servicios contará con tres equipos. Dos de ellos compuestos por un camión lavadora, un equipo desincrustador y tres operarios para que realicen trabajos exclusivamente en la calle Sierpes y Avenida de la Constitución. El tratamiento, que debe llevarse a cabo en el menor tiempo posible, dado el nivel de peligrosidad que supone para la seguridad vial, consiste en la aplicación de agua fría a muy alta presión, superior a los 300 Kg./cm2, y se efectúa con dos equipos compuestos, cada uno de ellos, por un camión impulsor con bomba y depósito incorporado, el cual va conectado a un carro con toberas giratorias que proyectan el agua a presión sobre el pavimento, logrando el desincrustado de la cera. Además, y como absoluta novedad, el Plan Especial contará este año con la incorporación de un nuevo equipo que combina la aplicación, en vacío, de agua caliente a presión que facilita el desprendimiento y recogida de la cera, y permitirá atender diariamente aquellas zonas en las que la cera depositada genera un mayor riesgo, como los cruces entre grandes avenidas, puentes y zonas de adoquín con tráfico rodado. Una vez finalizada la Semana Santa, continuará la retirada de la cera, con la participación de los equipos anteriormente citados, en todas aquellas zonas en que por la cantidad de cera depositada, sea necesario emplear medios mecánicos para poder desprenderla del pavimento. Por otra parte, el Plan Especial de Limpieza que LIPASAM pone en marcha con motivo de la Semana Santa, contempla una variada gama de actividades, con un alto nivel de mecanización, y con los refuerzos y aumentos de frecuencia necesarios. Con ello se propicia una mayor eficacia y calidad del servicio con el objetivo de que todos, sevillanos y visitantes, disfruten de la Semana de Pasión con la plenitud que se merecen.