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Peligro ecológico en Parques Nacionales

ANTE UNA FLORACIÓN MASIVA DE LA CAÑA COLIHUE

Peligro ecológico en nuestros parques nacionales y bosques patagónicos

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El colihue, coligûe, caña colihue, caña coligûe o caña (Chusquea culeou) es una gramínea arbustiva perenne, que pertenece a la subfamilia botánica de los bambúes (Bambusoideae). Las cañas son rectas y crecen a gran velocidad llegando a los 6 metros de altura. Florece en Argentina, se distribuye a lo largo de la Cordillera de los Andes desde el norte de Neuquén hasta el sur de Chubut (entre los 35ª Sur y los 47ª Sur); crece en las zonas húmedas del bosque andino patagónico (entre 3600 y 4.000 mm anuales, y entre los 750 a 1450 metros sobre el nivel del mar), donde es el principal componente del sotobosque, razón por la cual ante un incendio de bosque es la principal especie repoblada, por reproducirse principalmente de forma vegetativa por rizomas. Naturalmente tiene un solo ciclo de reproducción (fl oración) sexual luego de varias décadas cuando se produce una fl oración masiva, engendrando semillas viables con la posterior mortandad masiva de esos ejemplares. Los informes técnicos de la Administración de Parques Nacionales indican que los eventos de fl oración masiva son muy notables bioecológicamente dado que la gran mayoría de los individuos de varias poblaciones fl orecen a escala regional como está aconteciendo desde 2010 en el Parque Nacional Nahuel Huapi y zonas aledañas. Esta sincronía estaría dada por factores endógenos que regulan los “relojes biológicos” de las plantas que comparten características genéticas idénticas o similares, infl uenciada por factores ambientales, ya que la producción masiva de semillas, aunada a la mortandad masiva de todos los ejemplares que fructifi caron, les daría la ventaja de favorecer la polinización, saturar a los predadores de semillas y, aún así, asegurar la sufi ciente cantidad, con posibilidad de germinar y de escapar a los parásitos que mueren al morir las cañas. No se conoce con precisión la duración del interciclo de fl oración para la caña colihue. Hasta 1948 se creía que en Argentina y Chile duraban entre 15 y 20 años, pero entrevistando a los viejos lugareños y en vista del seguimiento realizado en las áreas protegidas nacionales, nos encontramos con ciclos de más de 40 años. Entre 1938 y 1942 hubo fl oraciones masivas sucesivas, y del ´38 al ´40 se produjeron los masivos incendios forestales. Luego de siete décadas en el año 2001 aconteció en el Parque Nacional Lanín y zona Noroeste del Parque Nacional Nahuel Huapi que afectó una extensión aproximada de 200.000 hectáreas. Botánicamente la caña tiene un proceso de crecimiento – fl oración – muerte y regeneración donde hay gran producción de semillas, posterior dispersión de semillas mediante aves y roedores, muerte de matas de caña en grandes extensiones, surgimiento de una nueva generación de plantas con otras características genéticas diferentes a la anterior y con la recolonización de sitios y conquista de nuevas áreas (principalmente las degradadas o deterioradas). En cuanto al bosque, éste sufre cambios en la estructura y dinámica, Por AMANDA BERTOLUTTI FLEBUS a saber: la muerte de gran parte de las cañas del sotobosque produce cambios en la luz, humedad y nutrientes, entre otros, debido a lo cual hay una máxima oportunidad para el crecimiento de una nueva generación de árboles y arbustos, y colonización con nuevas especies animales y vegetales (nativas y exóticas por ejemplo pinos, retamas y rosa mosqueta). El incremento de la disponibilidad de semillas conduce a un incremento de las especies faunísticas granívoras u omnívoras que responden rápidamente incrementando su densidad poblacional por hectárea (comecebos, paloma araucana y algunas especies de roedores). Amplios sectores – antes inaccesibles para ganado doméstico, cérvidos y jabalíes, por ejemplose ven afectados por el incremento de los disturbios que los grandes mamíferos producen al suelo y al follaje. En cambio- en sentido inverso- la pérdida de la cobertura vegetal del sotobosque hace que los animales que antes se refugiaban en las cañas pierdan su cobijo (chucao, monito del monte, pudu-pudu, entre otros). El incremento de los riesgos de incendios se debe a que al haber gran mortandad de cañas, se produce gran cantidad de follaje caído. Al permanecer la caña seca en el bosque, cerca de 10 años, los fenómenos climáticos El Niño-La Niña, son grandes reguladores de la ocurrencia de fuego en los períodos cálidos-secos de La Niña, ya que la combinación de combustible vegetal + clima seco + imprudencia antrópica generarán los peores incendios forestales de nuestros bosques andino patagónicos. Los informes técnicos indicaron que la mortandad de cañas empezaría a verse a simple vista a partir del otoño de 2011, y que al fi nalizar el año, comenzaría la temporada de alto riesgo ignífugo, que duraría hasta el 2020. Con la posibilidad de una disminución excepcional de la población de roedores en el verano, cabría esperarse que se vean ahogados en las costas de cuerpos de agua; pero a partir del 2012, las poblaciones comenzarían a recuperarse. Han pasado 70 años desde la última fl oración, el ciclo se repite y se repetirá mientras sigamos teniendo bosques nativos silvestres. Pero las condiciones actuales son distintas: el hombre las modifi có. Hace siete décadas la naturaleza misma se encargaba de equilibrar el proceso excepcional natural. Se necesita la acción directa, activa, en tiempo y en forma, de muchos organismos para que conjuntamente se minimicen los incendios, el hantavirus y la alteración de la regeneración del bosque. A este fenómeno natural biológico, se ha sumado en el 2011, en la zona, el fenómeno natural geológico de las cenizas emanadas del volcán Epuyén, que empeora los riesgos antrópicos de la zona (incendios y ratadas). No obstante ello, no se ha dado difusión nacional del problema, ni se han establecido las sufi cientes salvaguardas para evitar que los turistas desprevenidos generen incendios o padezcan contagios por hantavirus en dicha zona.

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