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Realizaciรณn: Camila Lucero Queirolo Emerge Revista Fotogrรก๏ฌ ca vol.nยบ3, Santiago, Chile. Mayo 2014
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Hoy en día, el panorama expositivo en el ámbito de la fotografía se ha instalado con fuerza, es por eso que con la creación de este proyecto buscamos elevar nuevas iniciativas que puedan ofrecer distintas panorámicas de la fotografía contemporánea en nuestro país. Como revista, pretendemos ser un espacio en que el que se manifieste el transcurso fotográfico actual (y no tanto) fusionando fotógrafas y fotógrafos consagrados y emergentes. En el tercer número de Emerge agradecemos la gran convocatoria y acogida que ha tenido este proyecto p que busca la visibilidad y sobre todo, la reflexión del acontecer fotográfico en Chile. Teniendo como objetivo lavantar nuevas ideas y proyectos Revista Emerge, en conjunto a La Fotolibrería realizarán una presentación de títulos disponibles en catálogo en este y los próximos números de la revista con la finalidad de promover el trabajo del autor y la gestión de las iniciativas en un público más amplio. En un nuevo recorrido miscélaneo por las páginas de Emerge presentamos a Gisèle Freund en la sección [Grandes [G Fotógrafos] publicando una de sus visiones acerca de la fotografía y de aquellos que la practican. Con un viaje fotográfico hacia los años ‘80 Oscar Wittke deja al descubierto sus emociones en la sección [En Dictadura] la cual, una vez más, pretende rescatar la memoria que tantas veces parece perdida.
En [Emergentes] Teresa Arana Migliassi nos muestra una vez más su conmovedor trabajo, esta vez con una publicación más extensa que confirma lo poderosa que es la fotografía y las grandes cosas que se pueden cambiar mediante este soporte. Pablo Maire, con dos osadas propuestas, ocupa la sección [Autor] en la cual se encarga de transmitir intensas sensaciones con sus sugerentes series fotográficas. Desde Valparaíso, Carolina Agüero reflexiona acerca de la libertad y la pureza. La reflexión se evidencia en sus fotografías fotog espontáneas en la serie “Buscando la Libertad” que llenan la sección [Regiones]. En la misma ciudad, pero en el marco del incendio sufrido el día 12 de abril, Fernando Rodríguez plasma en sus fotografías el infierno que vivió durante la catástrofe en la sección [Reportajes]. Emerge Revista Fotográfica agradece sus comentarios en Facebook, su disposición para participar en este proyecto y el apoyo a esta iniciativa autogestionada.
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Gisèle Freund El mundo y mi cåmara
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Escritor y Fot贸grafo, Poeta Visual, Santiago, 1957.
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Santiago, 1981.
Mercado; ValparaĂso, 1979.
Horcรณn, 1984.
Santiago, 1980.
La Fourche, ParĂs, 1982.
Plaza Yungay, Santiago, 1982.
Valdivia, 1983.
RomĂĄn DĂaz, Santiago, 1987.
Los Andes, 1987.
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Pablo Maire naciĂł en la ciudad de Talca - Chile en 1975. Poeta y artista visual. Cuenta con dos poemarios, uno publicado en ValparaĂso titulado "EscribĂ estos versos de Espalda". Un segundo publicado por Editorial Fuga de Chile en noviembre de 2011 y que lleva por tĂtulo "Ombligos". Ha sido invitado a diversos encuentros, entre los que destaca el Festival Internacional de PoesĂa de BogotĂĄ (2008), Festival de PoesĂa Caracol Tijuana (2009), Festival Internacional de PoesĂa Un Par de Vueltas por la Realidad en Lima (2010). AdemĂĄs de participar en diversas lecturas poĂŠticas en Chile, Colombia, MĂŠxico, PerĂş. En el campo visual viene desarrollando trabajos en torno a la escultura, pintura y fotografĂa, video, siendo expuestos colectivamente en Venezuela, PerĂş, Argentina, Chile, Colombia, RepĂşblica Checa. Ha sido publicado por medios escritos y electrĂłnicos de distintos paĂses, tales como Paraguay, Chile, EspaĂąa, Inglaterra, PerĂş, Colombia, MĂŠxico, USA, entre otros, con la ďŹ nalidad de promover p sus propuestas artĂsticas.
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INFIERNO “Ese día sábado 12 de Abril, me entere tarde del incendio, cuando ya las llamas devoraban los Cerros Cruz, Mariposas, Merced y Las Cañas. Eran las 21 hrs. y sólo era otro testigo pasivo que miraba el infierno por las noticias en la TV. Llamé a mis amigos porteños, casi todos ellos tenían palco desde sus ventanas en el Cerro Alegre y me relataban con impotencia el paisaje siniestro que el puerto les brindaba y que a la mañana siguiente, por supuesto, ya estaba en todas las portadas y portales que pude ver, (bien a la pasada) mientras me escabullía por entre las calles del puerto para cambiarme de cerro o al hacer una pausa para comer algo o hidratarme. Había llegado temprano al puerto querido con la sensación de que era mi deber cubrir esta tragedia a pesar de no tener agencia donde distribuir mi trabajo. Subí al Cerro La Cruz, apenas despuntaba el alba, junto a mi subían hombres y mujeres de rostros dolidos y miradas marcadas por lenguas de fuego que se fijaron en sus retinas la noche anterior. Todos subiendo en completo silencio, me parecía que incluso los pájaros habían enmudecido o emigrado lejos, horrorizados por la verdad humeante que los primeros rayos de sol dejaron al descubierto de las tinieblas más densas que cubrieron la noche de miles de porteños que lo perdieron todo en un par de minutos. El olor hería el sentido, porque adivinabas la vieja madera ceder fácilmente a la voracidad de las llamas, los fierros incandescentes retorciéndose en las estructuras, la pintura crispándose en la carrocería de los vehículos que después dejarían postales de guerra, la ardiente agonía de los objetos preciados convertidos en las cenizas que lloraron los miles de damnificados la mañana del domingo, la carne carbonizada de los que no alcanzaron a escapar de las llamas, mascotas y personas que elevaron sus almas entre las columnas de denso humo negro.
El andar entre el desconsuelo termina por desconsolar, la herida se hace propia, pero la mirada se agudiza y endurece buscando entre el paisaje devastado y saturado de esa destrucción omnipresente y mórbida alguna luz de esperanza, que sabes tendrá que aparecer para re-definir el foco narrativo del desastre y contar la historia más allá del desastre.
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EN VALPO. Así fue como a media mañana o quizás al medio día, el cerro se empezó a poblar de voluntarios con palas y bidones de agua, dando apoyo moral y físico a los vecinos de esos barrios incinerados. Por que un incendio no solo es fuego, destrucción y los damnificados, sino también su lucha, su coraje y la entrega solidaria y voluntaria de un pueblo que sabe de tragedias y de ponerse de pie ante la adversidad, todos juntos como en un ejercicio de resiliencia masivo y espontáneo. Pero esa tarde un nuevo foco de incendio se declaro en otro cerro porteño, el “Ramaditas”. La tragedia se repetía, la desesperación agitada en las calles del cerro era acompañada por las sirenas que alertaban la evacuación en esta danza del infortunio, acostumbrada a abrazar a los más pobres de la patria. Mientras en algún cajón de escritorio en la intendencia, gobernación o alcaldía, los estudios e informes técnicos presentados por especialistas de CONAF, universidades e instituciones internacionales a no más de dos años y con el agravante del anterior siniestro un año atrás en los cerros Rodelillos y Placeres continúan durmiendo bajo la inoperancia de las autoridades locales. Claro, la construcción del mall Barón dentro de las prioridades de las instituciones administrativas, es a todas luces más importante que las carencias del pueblo.”
Fernando Rodriguez.
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