EN OTRAS 19 PALABRAS... Grupo Mujer y Sociedad. Universidad Nacional de Colombia
Mujeres, historias y memorias Bogotรก D.C. Colombia, enero - diciembre 2011
EN OTRAS 19 PALABRAS... Mujeres, historias y memorias Publicación especializada editada por
Ilustraciones
Grupo Mujer y Sociedad Universidad Nacional de Colombia
Carolina Convers
Directora honoraria
Emilio E. Simmonds Mónica Sánchez Bernal
Florence Thomas
Concepto, diseño y diagramación
Dirección
Impresión
Juanita Barreto Gama
Fundación Cultural Javeriana de Artes Gráficas – JaveGraf Pontificia Universidad Javeriana
Comité Editorial Florence Thomas Juanita Barreto Gama María Mercedes Tello Sánchez María Himelda Ramírez María Eugenia Martínez Mónica Sánchez Bernal Sonia Cárdenas Salazar
Colaboraron en este número Carolina Alzate S onia Cárdenas Salazar Piedad Córdoba Ruiz Miriam Cotes Benítez Marisol Dalmazzo Peillard Guiomar Dueñas Vargas Ligia Galvis Ortiz Daniel García Lamus Claudia Gómez López Diana Marcela Gómez Correal Ana Cristina González Paula Gutiérrez Martínez María Angélica Gutiérrez Martínez Doris Lamus Canavate Bellanir Montes María Eugenia Martínez Isabel Ortiz Pérez María Gloria Pérez Tobón Yolanda Puyana Beatriz Quintero García María Himelda Ramírez Beatriz Restrepo Restrepo Mónica Sánchez Bernal María Cristina Suaza Florence Thomas Elkin Velásquez
Corrección de estilo Sonia Cárdenas Salazar
Coordinación administrativa Yolanda Vanegas Díaz cel. 310 214 44 04 Unidad Camilo Torres, bloque B6, oficina 612 Escuela de Estudios de Género Universidad Nacional de Colombia grupo.mujerysociedad@gmail.com enotraspalabras.revista@gmail.com www.grupomujerysociedad.org
Distribución Siglo del Hombre Editores Cra. 32 No. 25-46 - Bogotá D.C. Tel.: (057-1) 3377700
ISSN: 0122-9613
Se autoriza la reproducción parcial o total de los artículos publicados en esta edición, citando debidamente la fuente.
Solistas fondo salmón, 2009
Contenido Editorial Rehaciendo saberes
5
Las mujeres en la Constitución de 1991, veinte años después. La mirada patriarcal liberal
11
Anotaciones sobre el origen y la significación del ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer
27
Pluralidad de perspectivas en el examen de la historia Discurso de posesión como Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Bogotá
33
Feminismo y modernidad/colonialidad: entre retos de mundos posibles y otras palabras
43
Ligia Galvis Ortiz
María Himelda Ramírez
Guiomar Dueñas Vargas
Diana Marcela Gómez Correal
Voces del Encuentro Feminista Nacional 2010
Isabel Ortiz Pérez
63
Veinte años de la Red Nacional de Mujeres Una apuesta feminista por la reflexión y la acción
69
Cinco años de reconocimiento del derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo: Apuesta por un balance positivo y propositivo
75
Una adolescente inteligente y rebelde: quince años de la revista En Otras Palabras…
89
Claudia Gómez López
Florence Thomas
Sueños, imágenes y símbolos 97
Mónica Sánchez Bernal
Montserrat Ordóñez su creación Un homenaje, un poema, un cuento, un ensayo
Relatos de vida de mujeres negras/afrodescendientes en contextos de pobreza y violencia
110
Democracia: derechos humanos y sexuales, una mirada desde los hombres y las mujeres lgbti
119
Ciudades sin violencias hacia las mujeres Por el derecho a vivir y disfrutar las ciudades
127
Entrevista con Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres
130
Doris Lamus Canavate
Daniel García Lamus
Marisol Dalmazzo Peillard, Elkin Velásquez
Crónicas Quimeras, entre derechos y costumbres. Voces de mujeres de una familia colombiana a lo largo de cien años
135
Paula Gutiérrez Martínez, María Angélica Gutiérrez Martínez, María Eugenia Martínez
remembranzas
Beatriz Quintero García
Detrás del espejo, la otra piel en anverso: Carolina Convers
Dossier
101
Denise Adriana Ramírez: su legado (1960 - 2010)
154
Ana Fabricia Córdoba (1959 - 2011)
157
Nayive Reyes Montes (1984 – 2011)
161
Noticias en Otras Palabras
165
Las mujeres y los libros
187
Editorial
La revista EN OTRAS PALABRAS… está cumpliendo quince años de existencia. Es por tanto un buen momento para pensar en aniversarios, en recuperación de historias y memorias que han marcado de diversas maneras la vida de las mujeres. Ya sabíamos que las raíces de la opresión de hombres y mujeres residen en la pérdida de la memoria y en la negación de sus múltiples historias. Sabemos también que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Por ello, conmemoramos algunos de los muchos eventos emblemáticos que alimentan nuestra historia personal y remueven la historia de la cultura. Es un ejercicio inmerso en las posibilidades que nos hemos dado de contar y registrar en estas páginas algunas historias y recuperar memorias con otras voces y otras palabras… de mujeres que controvierten la historia oficial sumida en los cánones de la cultura patriarcal. Esa historia, la oficial, la que ha sido escrita con las palabras de los grandes hombres, la que se ha parido en medio de la legitimación de la muerte y ha convertido en héroes a sus protagonistas, no da cuenta de la memoria ancestral y cotidiana de las mujeres. Es la historia de otros, de ese OTRO que durante milenios se ha instaurado como modelo universal de
ser humano; ese otro que se reviste de nuevos ropajes para moldear los cuerpos y mentes de las mujeres y legitimar viejas y nuevas formas de discriminación, opresión, dominación y subordinación. Esa historia presente en todos los escenarios de la vida colectiva que al tolerar y silenciar las violencias contra las mujeres legitima todas las formas de violencia, instaura el miedo a la palabra y sustenta la eliminación de los y las demás. Nuestra historia tuvo que ser duramente conquistada mediante la deconstrucción paulatina de los discursos convenidos. Durante miles de años las mujeres han sostenido el cuidado de la vida y han creado condiciones para la realización cotidiana de los valores de libertad, igualdad y solidaridad. Sabemos que estas historias han empezado a contarse; sabemos que hace cien años nos tomamos las calles para romper el silencio afirmando los derechos de las mujeres. Cien años que inauguran nuevos tiempos para acceder a la palabra —nuestra palabra— y así elaborar imágenes de nosotras mismas y del mundo, construir un espacio simbólico nuestro que hoy nos permite recuperar no solo nuestras historias, sino también nuestra memoria, en un ejercicio constante de resistencia al patriarcado y a las diversas formas que éste toma en su persistencia por permanecer. Y esto sólo lo pudimos hacer cuando nos fue posible conquistar una habitación propia como nos lo enseñó tan bellamente Virginia Woolf, y cuando incontables mujeres en muy diversos lugares construyen, incluso en medio de conflictos, guerras y amenazas cotidianas, alternativas de vida personales y colectivas. Una habitación propia que abre sus puertas y ventanas para animar acciones colectivas a fin de realizar nuestra independencia económica, construir nuevas nociones de autonomía que significa reconocimiento de las otras, de nuestras congéneres. Una habitación propia inmersa en caminos ya recorridos por nuestras antecesoras y en trochas aún por transitar para vencer miedos ancestrales, ante la toma de palabras que fracturaban la hegemonía del discurso masculino.
Editorial | 5
Son cien años que hoy queremos contar a partir de acontecimientos especiales en los cuales las mujeres hemos tomado la palabra, para decir de muy diversas maneras que en las violencias contra las mujeres se sustentan todas las formas de opresión. Cien años que también son treinta desde cuando mujeres de diversos países de Latinoamérica y del Caribe reunidas en Bogotá acordaran conmemorar todos los años el día internacional de la no violencia contra las mujeres. Es entonces, y con el pretexto de los quince años de nuestra revista, que concentramos el interés de esta edición número diez y nueve a registrar efemérides o eventos importantes para nuestras vidas, ocurridos en fechas emblemáticas, como un ejercicio que invita a seguir recuperando historias que nos permiten salir del silencio y de la invisibilidad. Con este número ofrecemos a nuestras lectoras y lectores textos procedentes de diversos territorios, escritos por mujeres que invitan a pensar lo no pensado de la cultura humana, y así seguir proporcionando desde sus reflexiones, sentimientos y experiencias, nuevas posibilidades de transformación sociocultural. Y si bien somos conscientes de que es un proyecto probablemente demasiado ambicioso, estamos empeñadas en seguir más allá de los quince, recuperando y escribiendo una y muchas historias que fueron vetadas, veladas, ocultas o tachadas durante demasiado tiempo. Unimos hoy nuestras voces a las de tantas mujeres que en este año conmemoran otras fechas emblemáticas que no alcanzan a ser registradas en estas páginas, y quienes se dan la mano con quienes nos han aportado sus escritos para esta edición enseñándonos a develar lo oculto, apalabrar lo silenciado y descorrer el velo tras el cual los saberes cotidianos y los saberes científicos se funden y toman nuevas formas para hacer visibles una y múltiples historias que alimentan la vida.
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Mujeres, historias y memorias
Nuestra habitual sección de entrada Rehaciendo saberes presenta ocho textos que buscan no olvidar; recordar momentos y eventos importantes en nuestra paulatina liberación; descubrir cuán frágil es la ciudadanía de las mujeres aún en los textos de nuestra Carta Constitucional que acaba de cumplir 20 años; rememorar los orígenes del 8 de marzo; recordar el significado del siglo XX para las mujeres colombianas; interrogar las relaciones entre feminismo y modernidad; escuchar las voces de mujeres colombianas feministas reunidas en Bucaramanga hace un año; registrar fragmentos de cinco años de nuevos rumbos en la historia de Colombia a partir del fallo de la Corte Constitucional C/355 que despenalizó el aborto en tres casos excepcionales, el cual entreabre una puerta tan herméticamente cerrada desde hace siglos, o sencillamente para escuchar la pequeña historia de rebeldía de esta, que hoy celebra el vigor de sus quince. Una invitación a situarnos “detrás del espejo” para descubrir “la otra piel en el anverso” nos introduce en la sección Sueños, imágenes y símbolos, con la textura que las palabras de Mónica Sánchez le confieren a la presentación de Carolina Convers, la artista que ilustra este número. También con la fuerza de los sueños convertidos en efemérides, hacemos un homenaje a la profesora, feminista y compañera Montserrat Ordóñez, a los diez años de su muerte. En Dossier la memoria se sitúa en cuatro situaciones coyunturales: relatos sobre las vidas de mujeres negras/afrodescendientes en contextos de pobreza, violencia y desplazamiento forzado; el lugar de los derechos sexuales en la construcción de la democracia y la realización de los derechos humanos desde las vivencias de lesbianas, gays, bisexuales, transgeneristas, intersexuales y otras personas con diversas orientaciones sexuales; preguntas acerca de las violencias basadas en género y ciudadanía de
las mujeres y el registro de una entrevista a Michelle Bachelet, a propósito de su nombramiento como primera directora de ONU-MUJER. Crónicas, una sección relativamente reciente en nuestra revista, nos hace escuchar las voces de mujeres de una familia colombiana a lo largo de estos 100 últimos años. Un escrito sugestivo para tomar conciencia de lo que significó concretamente el enfoque de derechos para las mujeres y sus múltiples obstáculos frente a creencias ancestrales y costumbres, y específicamente con relación al acceso a la educación, a la palabra, al trabajo remunerado y a la autonomía a lo largo de cuatro generaciones de mujeres de una misma familia. Una crónica con voces múltiples escritas a tres manos que se acercan y se distancian en el devenir de sus vidas y de los acontecimientos que relata. Remembranzas es la sección necesariamente triste de esta revista porque está ahí para recordar nuestras compañeras asesinadas o desaparecidas demasiado
temprano. En este número rendimos homenaje a las vidas de Denise Adriana Ramírez, Ana Fabricia Córdoba y Nayive Reyes Montes y unimos nuestras voces a la indignación por el incremento del feminicidio en nuestro país. La edición cierra con las habituales secciones, de Noticias en Otras Palabras y Las mujeres y los libros en la cual introducimos esta vez un registro de noticias seleccionadas de la prensa cotidiana a manera de píldoras sobre estas otras historias presentes en el devenir de nuestro país. Llegan estas páginas a manos de nuestras lectoras y lectores cuando las mujeres de Latinoamérica y el Caribe conmemoramos en Bogotá treinta años de la declaratoria del 25 de noviembre Día Internacional de la NO VIOLENCIA contra las mujeres, ahora nuevas voces de mujeres y hombres se unen en muchos países del mundo para decir No más violencia contra las mujeres, no en nuestros nombres.
Editorial | 7
Rehaciendo saberes
Noras I, 2009 Carolina Convers
Ligia Galvis Ortiz Abogada y filósofa
Las mujeres en la Constitución de 1991, veinte años después
La mirada patriarcal liberal En otras palabras… no. 19 / Rehaciendo saberes | 11
Antecedentes inmediatos del proceso constituyente No tuve la oportunidad de asistir y hacer el seguimiento directo de los trabajos de reforma de la Constitución de 1991. En esa época estaba fuera del país. Cuando tuve la ocasión de leer el texto vigente mi primera pregunta fue ¿y dónde quedamos las mujeres? La lectura fue rápida y se impuso una segunda para encontrar las escasas referencias al tema y la tercera para entender en qué posición habíamos quedado. Mi inquietud fue aún mayor porque cuando salí del país, había dejado un espíritu de reforma que había involucrado a todos los sectores de la sociedad y las mujeres habíamos cumplido la cita con un documento que presentamos en las audiencias públicas convocadas durante el gobierno del presidente Virgilio Barco (1986-1990). En esta reflexión sobre la mujer en los veinte años de la Constitución, considero importante mirar esos antecedentes de la reforma para entender por qué quedamos semiescondidas o semi-presentes las mujeres en la Constitución que nos rige desde 1991. Uno de los puntos del programa del presidente Barco fue la reforma constitucional. Su idea fue hacer una Constitución representativa de todos los sectores de la sociedad. En el ambiente político existía la idea de que la situación de violencia que vivía el país se podría superar con un nuevo pacto político representado en una nueva Carta Fundamental. El primer paso fue convocar un plebiscito para derogar el obstáculo impuesto por el plebiscito de 1957 que decía que la Constitución no se podría reformar por 12 |Mujeres, historias y memorias
esta vía; la Corte Suprema ya se había pronunciado a favor de esa idea pero la propuesta fracasó por la oposición del partido conservador. En un segundo intento el Gobierno y los dos partidos sellaron el Acuerdo de la Casa de Nariño en el cual establecieron los términos para la reforma constitucional. Se nombró una Comisión Preparatoria encargada de elaborar la propuesta. Esta comisión programó las audiencias públicas en las que participaron los diferentes sectores de la sociedad con propuestas de todo orden, entre las cuales sobresalieron las relacionadas con los derechos humanos, la conservación del medio ambiente y la protección de los derechos de los indígenas, la reforma del Congreso para reducirlo a una cámara, la eliminación de los llamados auxilios parlamentarios, la elección popular de gobernadores y el voto obligatorio, entre otras, y desde luego varias propuestas sobre la administración de justicia. Las mujeres y sus organizaciones no faltaron a esta cita. En un rápido ejercicio de reuniones y concertaciones con 17 agrupaciones1 se elaboró un documento que fue presentado en una de las audiencias del Capitolio Nacional. La agenda de dichas audiencias fue tan numerosa que cada grupo contaba con escasos quince minutos para presentar sus propuestas. Las organizaciones de mujeres, actoras en este ejercicio, tuvieron un gran poder de convocatoria y un grupo importante de mujeres residentes en la capital, se dieron cita en el Capitolio para respaldar la posición femenina frente a la reforma de la ya considerada vetusta Constitución de l886 y sus setenta reformas. La mayor preocupación de estos grupos era la necesidad de hacer visible la presencia de las 1 La Unión de Ciudadanas de Colombia, el Colectivo de Mujeres de Bogotá, la Casa de la Mujer, la Asociación Colombiana de Voluntariados, la Unión de Mujeres Demócratas de Colombia-UMDC, la Coordinación Colombiana de Trabajo Voluntario CCTV, la Asociación de Mujeres Campesinas AMUCIC, el Colectivo de Mujeres Manuela Sáenz, la Organización Femenina del Nuevo Liberalismo, el Colectivo Manuela Beltrán, la Asociación Nacional de Amas de Casa Rurales-AMAR, la Comisión de Mujeres de la Asociación Distrital de Educadores-ADE, la Integración de Líderes Femeninas Social y Comunal de Bogotá, la Cooperativa Multiactiva de Patio Bonito Limitada, el Taller de Recursos para la Mujer, el Equipo de Trabajo con Organizaciones de Mujeres de Sectores Populares y la Asociación de Mujeres Profesionales y de Negocios.
mujeres y de los derechos humanos en la nueva Carta que se sometería a la aprobación del Congreso. “Un cuarto de hora de exposición no es suficiente para dar cuenta de tantos siglos de silencio y ausencia de las mujeres de la vida política”, así empecé la intervención pues había tenido el honor de ser la vocera de las autoras del documento. Queríamos hacer una presentación completa de nuestros puntos de vista sobre el tema y ese tiempo era insuficiente.2 El documento quedó registrado en los Anales del Congreso y creo conveniente presentar una síntesis de su contenido para recuperar en este artículo lo que fue el pensamiento de las mujeres en ese momento histórico. La introducción afirma: “Exigimos y abogamos por una Constitución que elimine las situaciones actuales de desigualdad, injusticia y discriminación y que proteja a los débiles, exija a la sociedad el cumplimiento de sus deberes, facilite el desarrollo de la familia y ennoblezca toda actividad social lícita; que ofrezca mejores condiciones y calidad de vida para sus nacionales y residentes y que dignifique el ejercicio de los derechos políticos. Luchamos por una sociedad solidaria, que respete el derecho a la vida y todos los derechos humanos, sin los cuales no es posible una democracia auténtica. Nuestra Constitución debe unificar su sentido filosófico y político, entrar en concordancia con los principios de constitucionalismo contemporáneo y adaptarse a la circunstancias de la sociedad actual… La divinidad no es instancia de responsabilidad y por ello no es patrón normativo para la conducta de los ciudadanos. Las reivindicaciones generales de la sociedad actual son: el pluralismo ideológico y religioso; el derecho a la vida y los derechos humanos en general; la protección de los recursos naturales y el reconocimiento de las minorías étnicas y culturales. Pensamos que éstas deben ser las bases fundamentales de la reforma constitucional.”3 2 Agradezco a la doctora Imelda Arana su generosidad al enviarme copia de este documento. 3 Tomado de documento multicopiado dirigido al Ministro de Gobierno, doctor César Gaviria, el 23 de marzo de 1988. p. 2.
Este fue el pensamiento que expresaron las mujeres en ese proceso de participación popular que sin lugar a dudas se convirtió en un ejercicio de pedagogía constitucional para el pueblo colombiano. Hay que anotar que los proyectos llegaron de todos los sectores sociales y de todas las regiones del país. Para las mujeres los ejes de la reforma fueron la vigencia de los derechos humanos, la separación de la Iglesia y del Estado y la libertad de conciencia, la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres y la necesidad de consolidar un orden económico y social justo; estas ideas se expresaron en el preámbulo. Una de las características de esta propuesta era la eliminación de la idea de Dios como la fuente del poder. “Nosotras y nosotros, el pueblo colombiano proclamamos” reza el inicio del preámbulo. Para el Título III sobre los derechos y garantías sociales, el documento propone seis artículos nuevos: uno sobre la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres y la obligación del Estado de garantizar las condiciones para que las mujeres puedan ejercerlos en todos los ámbitos de la vida económica, política, social y cultural. Otro para erradicar la discriminación por motivos de raza, creencias religiosas o políticas, sexo, lugar de nacimiento, origen familiar, étnico o nacional. Un tercero para elevar a rango constitucional la reproducción humana que es un derecho y una responsabilidad de la pareja y de la sociedad, prohíbe la reproducción originada en los avances tecnológicos y científicos que no puede vulnerar los principios de la igualdad, respeto y libre determinación de las personas; establece además el privilegio de la mujer para optar libremente por la maternidad, el Estado le garantizará el derecho y la seguridad en el trabajo en los estados de preñez. Otro artículo hace referencia a la responsabilidad de los padres y madres en la educación y crianza de los hijos e hijas y la responsabilidad del Estado de garantizar esta obligación, y el quinto artículo se refiere a la prohibición de toda forma de explotación y discriminación a la niñez.
En otras palabras… no. 19 / Rehaciendo saberes | 13
En esta propuesta se establece la corresponsabilidad del Estado, la sociedad y la familia en la protección de los derechos de la infancia y para garantizar su desarrollo integral. Para concluir este título propone un artículo que dice: “la estructura familiar descansa en el acuerdo de voluntades, en el respeto, solidaridad e igualdad de derechos y responsabilidades entre los cónyuges y produce efectos civiles.” En el orden social el punto de vista de las mujeres se centra en la consideración del trabajo, la salud, la educación, la vivienda, la alimentación, la recreación y el ocio como derechos. En la justificación se afirma que el cubrimiento de estas condiciones de vida no debe ser entendido como “una obra de caridad gratuita del Estado, de la sociedad y de la familia” sino que es una función obligatoria de estos tres agentes. Otra propuesta en este campo es la separación de la Iglesia y el Estado como condición necesaria para garantizar la libertad de conciencia y de cultos que no sean contrarios a las leyes y al ejercicio de los derechos humanos. Desde el punto de vista político el documento de las mujeres propone la recuperación de la soberanía popular para eliminar la expresión ‘soberanía de la nación’ porque esta idea es abstracta y no refleja la noción del pueblo como titular del poder constituyente. Igualmente afirma que el sufragio es un derecho y no una función atribuida y garantizada por el Estado a los y las ciudadanas, establece la responsabilidad de los elegidos con los electores y con la nación y, por consiguiente, su deber de rendir cuentas ante el país. En este momento preparatorio de la reforma constitucional, las mujeres manifestaron su coherencia con el momento que vivía el país, la claridad de su situación como constituyentes, sabían que para alcanzar el puesto que nos corresponde en el mundo contemporáneo tenía que elevarse a rango constitucional su presencia como personas, su voz como titulares de los derechos y su voluntad para participar activamente en los asuntos del país.
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El fracaso de la reforma propuesta por el Acuerdo de la Casa de Nariño retardó el proceso y la bandera de la reforma fue enarbolada por la juventud que expresó su parecer con la idea de la séptima papeleta. Su objetivo era convocar al país para que expusiera su voluntad de reforma en las elecciones de marzo de 1990, en que se debían elegir presidente de la república y corporaciones públicas. Esta idea recibió el respaldo de todos los colombianos y las colombianas y así, la reforma se convirtió en mandato popular para el recién elegido presidente César Gaviria. El nuevo mandatario se apresuró a convocar la Asamblea Constituyente que, una vez elegida por el voto popular, inició sus trabajos en febrero de 1991.
La presencia de las mujeres en la elaboración de la Constitución Política de 1991 La Constituyente se conformó con setenta delegatarios elegidos y cuatro miembros invitados con voz pero sin voto, representantes de los grupos guerrilleros. Entre los elegidos encontramos cuatro mujeres solamente: dos experimentadas políticas, una representante de la Unión Patriótica y la otra del Partido Liberal, una poeta y una jurista. Miremos el perfil de estas cuatro delegatarias y sus ideas acerca de la función para la cual fueron elegidas y su opinión sobre las mujeres en la Constitución: Helena Herrán de Montoya, elegida por el partido liberal, es abogada de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, integrante de la Academia de Historia de su departamento, exgobernadora, profesora universitaria, gerente del Instituto de Crédito Territorial y de Focine y Secretaria General del Ministerio de Gobierno. Leímos su discurso en las primeras sesiones plenarias de la Asamblea Constituyente y esto encontramos sobre la nueva Carta fundamental. “En mi opinión, hay cuatro grandes principios que como luces tutelares deben iluminar todo el texto de la nueva Constitución colombiana: el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad y la autonomía… El principal control de la acción del Estado
debe tener fundamentalmente en cuenta su eficacia, la bondad de su gestión, vale decir que los dineros sean aplicados de tal modo que lo primero que se beneficie y atienda sean las necesidades sociales prioritarias. Ello sin desconocer las inmensas minorías como los indios, los negros y los mulatos, ancestralmente olvidadas, y a las que la nueva Constitución deberá reconocer también como desenvolvimiento del principio de la autonomía, su presencia como importantes agentes activos del desarrollo político y social del país. Y a las mujeres, que todavía no acabamos de salir de la secular marginalidad.”4 Aída Abella, fue elegida a la Asamblea por la Unión Patriótica. Es líder sindical, fue presidenta de la Unión Patriótica y exconcejal de Bogotá D.C. Desde 1996 está viviendo en el exilio al escapar de un atentado contra su vida. En la sesión inaugural y como su presidenta, se refirió a las mujeres de la manera siguiente: “Como mujer, quiero saludar desde aquí a todas mis hermanas, compañeras, a todas las mujeres de Colombia, llamándolas a participar hombro a hombro con todos los hombres de nuestro país en la gran obra de transformación y despertar nacional que se avizora”5. De su intervención de fondo en las sesiones plenarias resaltamos las siguientes ideas en las cuales hace alusión a la mujer: “Los derechos de la familia deben quedar claramente consignados en la Constitución, reconociendo en primera instancia su función social. La familia es el núcleo fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección del Estado. Las relaciones familiares deben descansar en el respeto, la solidaridad y la igualdad absoluta de derechos y responsabilidades entre el hombre y la mujer. La democratización debe incluir los espacios familiares y debe erradicarse todo tipo de violencia intrafamiliar. El matrimonio y la unión libre estable deben basarse en el acuerdo voluntario del hombre y la mujer y podrán disolverse por mutuo consentimiento o por voluntad de una de las partes. La ley 4 Herrán de Montoya, Helena. Gaceta Constitucional N° 19. Colección Abedul, pp. 24 y 28. 5 Abella Esquivel, Aída. Gaceta Constitucional N° 1. Colección Abedul, p. 7.
regulará esta materia. El Estado reconocerá la función social de la maternidad y otorgará especial protección al proceso de la reproducción humana. La mujer tendrá protección especial durante el embarazo y nadie podrá negarle empleo ni despedirla por este motivo… Fuimos elegidos y convocados para lograr la paz. Esta podrá ser una realidad si democratizamos a Colombia, si los colombianos no se sienten objetos sino sujetos actuantes en la política.”6 María Mercedes Carranza, poeta, fundadora y directora de la Casa de Poesía Silva, fue elegida constituyente por el M19. Su intervención en la plenaria, se centró en los aspectos de su mayor interés y conocimiento y en un tema cercano a su condición femenina que fueron: la cultura, los medios de comunicación y la mujer. Veamos sus ideas sobre este último tema. “…Los derechos de las mujeres colombianas son violados todos los días. Porque en nuestro país el machismo, como conjunto de valores y de comportamientos, tanto de hombres como de mujeres, es ley, culto y cultura. Se dice mucho que la mujer en nuestro país ha avanzado, porque ya estudia y ocupa posiciones de responsabilidad. Pero eso no es cierto: las mujeres que estudiamos y ocupamos cargos de responsabilidad somos una minoría ínfima y para nada representativa de la situación del resto de las colombianas. Estas continúan marginadas y maltratadas por toda clase de prácticas discriminatorias que comienzan en su propia casa, con su marido y sus hijos y se prolongan en el trabajo. Y las mujeres colombianas, señoras y señores constituyentes, son tan laboriosas como los hombres colombianos. Para no fatigar con muchas cifras, solo quiero poner de presente que según un revelador y sorprendente estudio realizado por la Universidad de los Andes, en las clases altas un 11% de las familias está sostenido por el trabajo de la mujer, en las clases medias el 36% y en las clases de más bajos ingresos un 65% de las familias dependen económicamente de la mujer… Esto indica la crisis de la familia en Colombia y 6 Abella Esquivel, Aída. Gaceta Constitucional N° 18. Colección Abedul, pp. 19 y 20.
En otras palabras… no. 19 / Rehaciendo saberes | 15
el peso enorme que hay en los hombros de la mujer y sin embargo, lo llevan en condiciones de inferioridad. Por ello, sin ser feminista, porque considero el feminismo como una equivocada conducta de auto discriminación, pienso que en nuestra Constitución debe figurar en forma muy clara la igualdad jurídica y de oportunidades entre el hombre y la mujer, así como otros derechos relacionados con la maternidad y la familia. No debemos olvidar que el marginamiento de la mujer trasciende en el marginamiento de la familia.”7 María Teresa Garcés Lloreda, elegida por el M19, presentó con otros colegas un proyecto de reforma constitucional. En su intervención de fondo encontramos las siguientes ideas relacionadas con las mujeres: “Así mismo es fundamental resaltar la igualdad de las personas ante la ley, como el hecho de que todas tienen los mismos derechos y obligaciones. La dignidad de la persona, la inviolabilidad de sus derechos, su libertad así como el respeto a la Constitución, a la ley y a los derechos de los demás, son fundamento del orden político y de la paz social. La igualdad consagrada en la nueva Constitución debe extenderse al sexo, la ascendencia, la raza, la lengua y las creencias religiosas o políticas. Especialmente debe brindarse protección a las personas que se encuentran en situaciones de debilidad y deben castigarse los abusos y maltratos contra ellas.”8 “Siendo la familia el núcleo social básico y el ambiente natural para el crecimiento y bienestar de todos sus miembros, es importante la consagración constitucional de los principios que la orientan. Es así como se propone la protección especial del Estado a la familia y a la maternidad. Muchas mujeres no tienen acceso a la salud durante el embarazo y el parto, con riesgo de su vida y la de los recién nacidos. La atención de la madre y el niño son, pues, necesidades fundamentales para la organización social. Se esta7 Carranza, María Mercedes. Gaceta Constitucional N° 49. Colección Abedul, p. 78. 8 Garcés, María Teresa. Gaceta Constitucional N° 15. Colección Abedul, p. 27.
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blece la igualdad civil de los cónyuges y la autoridad familiar compartida…”9 Además de conocer el pensamiento de las mujeres, la revisión de las gacetas constitucionales en donde reposan los debates de los honorables constituyentes y de las constituyentes, tuvo como fin hacer el seguimiento de los artículos, escasos por cierto, para indagar quiénes fueron sus autores o autoras, qué ideas los respaldaron y cuál fue la posición que las mujeres tuvieron y la importancia que el tema de la igualdad de derechos y oportunidades tuvo en los debates de la Constituyente. Miremos, en primer lugar, la intervención de las mujeres en el tema. En mayor o menor medida ellas tienen en cuenta el asunto. Aída Abella vincula el tema de la mujer con la familia, así lo expresa en una de sus intervenciones, pero no hizo propuestas al respecto. La alusión más explícita y fundamentada es la de María Mercedes Carranza, quien hizo una razonada referencia a la situación de las mujeres en uno de los últimos debates, pero tampoco intervino activamente con proyectos relacionados con las mujeres; lo mismo decimos de las otras dos delegatarias, Helena Herrán cuya alusión al tema es marginal, y María Teresa Garcés. Cuando ellas se refieren a las mujeres lo hacen como uno de los aspectos de la familia. Este tema, y el de los niños y las niñas, sí fueron ejes de los debates y objeto de numerosas propuestas para incorporarlos a la Carta fundamental. En la Asamblea Constituyente faltó el entusiasmo y el activismo de las organizaciones de mujeres que presentaron su proyecto de reforma en las audiencias públicas convocadas durante el gobierno del presidente Virgilio Barco. La reforma fue un ejercicio histórico, pero le hizo falta la mirada de las mujeres colombianas y esto se aprecia en el tono masculino que caracteriza la nueva Carta Política que rige al pueblo colombiano. Más adelante haremos este análisis. En efecto, no se trataba simplemente de 9 Ibidem. p. 33.
incorporar artículos relacionados con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y la protección del trabajo, el embarazo y el parto, sino de hacer sentir las voces femeninas y consignar en la Carta su existencia y su presencia real y efectiva en el proceso constituyente. Las cuatro delegatarias fueron muy activas en los temas de su interés, Aída en temas como el trabajo, el derecho a la huelga, María Teresa en los temas relacionados con la justicia, María Mercedes en los temas de medios de comunicación y cultura y Helena en temas relacionados con el Estado y la política.
Los debates de la Asamblea Constituyente sobre los derechos de las mujeres En la revisión de las gacetas constitucionales solo encontramos dos proyectos en los que se hace mención expresa a los intereses de las mujeres y éstos fueron presentados por delegatarios del Partido Liberal y por un representante de los pueblos indígenas. El Proyecto de acto reformatorio de la Constitución Política de Colombia N° 90, presentado por Horacio Serpa Uribe, Guillermo Perry Rubio y Eduardo Verano de la Rosa, contempla los derechos de la mujer en los siguientes artículos: “Artículo 1° Todos los colombianos son iguales ante la ley y recibirán el mismo trato y protección por parte de las autoridades. Se prohíbe toda forma de discriminación por razón de sexo, raza, opinión política, o filosófica, religiosa, origen nacional, étnico o familiar, posición económica, condición social, estado civil, edad o lengua. Las distinciones por razón de edad o de condiciones mentales o físicas deberán ser especialmente justificadas. Lo anterior no obsta para que se puedan establecer distinciones y acciones compensatorias razonables que concedan ventajas en interés de grupos que han sido víctimas de discriminación o se encuentren marginados o en condiciones de pobreza. En la definición de las políticas económicas, sociales y culturales que adopte el Estado se deben tener en cuenta los intereses de los grupos señalados en el parágrafo anterior y será obligatoria la evaluación,
cuantificación y publicidad del impacto de las medidas adoptadas sobre sus niveles de vida y consumo. Artículo 2° En ningún caso podrán reconocerse a la mujer menos derechos que al varón. Artículo 3° La mujer trabajadora tendrá los mismos derechos y las mismas retribuciones por trabajo igual que el varón trabajador. Las condiciones laborales deberán permitirle el cumplimiento de su esencial función familiar y asegurarle como madre y a sus hijos una especial y adecuada protección. Artículo 4° Los poderes públicos deberán disponer lo necesario para garantizar una subsistencia a las mujeres e hijos y ancianos dependientes de las víctimas de la violencia dándoles prioridad en la adjudicación de vivienda, educación, atención médica y posibilidades reales de trabajo remunerado.”
En la exposición de motivos encontramos las justificaciones siguientes: “A nivel normativo, la verdad sea dicha, es mucho lo que se ha avanzado en el campo de la igualdad de derechos, pero en la práctica, la discriminación consciente e inconsciente, sigue siendo generalizada. Transcurridos quince años desde la expedición del Decreto 2820 de 1974 llamado estatuto de igualdad jurídica de los sexos, y diez desde la incorporación mediante la Ley 51 de 1981 de la convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de las Naciones Unidas, solamente con la expedición del Decreto 1398 de 1990 se ordenaron los primeros mecanismos de control para su cumplimiento. Ejemplos abundan de cómo la teoría de igualdad de los sexos aceptada a nivel formal está lejos de ser interiorizada en la práctica. En el campo laboral podemos constatar una doble discriminación. No solamente alcanza la mujer en su salario promedio la mitad del varón, sino que los oficios caracterizadamente femeninos, son los menos remunerados. En cuanto a la apreciación del trabajo de la mujer en el hogar y su valoración social, la discriminación abierta y los discursos en contrario, no han logrado siquiera que las cuentas nacionales lo cuantifiquen, a pesar de su carácter de indispensable para la reproducción de la fuerza laboral, la reposición de energías en el seno de la familia y la supervivencia de los hijos pequeños y en formación… Nuestras ciudades están llenas de esta nueva migración de mujeres
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damnificadas de la violencia con sus familias próximas, sin empleo, sin amparo, sin esperanza, sin futuro para sus hijos. Por eso, honorables constituyentes, debemos legislar en función de las realidades de rodean a la mujer colombiana en esta nueva etapa de nuestra vida nacional, no solamente en función de los principios de igualdad que todos reconocemos, sino también en función de las bases de la discriminación consuetudinaria en que estos deberes deberán ser aplicados, para que, so pretexto de favorecer a la mujer con una igualdad elevada a canon constitucional, no la condenemos a la práctica infamante de una discriminación y abandono permanentes. Por ello proponemos, tal como lo han hecho los delegatarios de las comunidades indígenas, a quienes acompañamos en esta aspiración, que en la Constitución se consagren unos derechos especiales para la mujer en razón de su condición de víctima de las distintas expresiones de violencia y de explotación. Pero hay otras consideraciones con relación a las características propias de la mujer, las cuales son diferentes sin menoscabo del principio de igualdad y que la Constitución debe asumir para mejor proteger el bienestar de la mujer, su derecho a ser madre, a decidir sobre su cuerpo y a desarrollar sus particularidades, libre e integralmente. Por ello proponemos que la ley no podrá consagrar menos derechos para la mujer que para el varón; pero sí podrá consagrar más: los que garanticen su pleno desarrollo en función de sus diferencias con el varón, su capacidad procreadora y la responsabilidad en la educación y formación para la vida en sociedad para sus hijos. Todas las mujeres aspiran a ser iguales, pero no quieren dejar de ser madres y el Estado debería garantizar este fundamental derecho y deber, el de la creación de la vida y todos los que éste implican, sin menoscabo del derecho que les asiste a ser mujeres y realizarse integralmente en los campos del trabajo, la economía, la cultura y la política.”10
El otro proyecto fue presentado por Francisco Rojas Birry, de la Organización Nacional Indígena y disponía lo siguiente: “Artículo nuevo. El Estado prohíbe y sanciona toda forma de racismo y discriminación por razón de origen, pertenencia étnica, religiosa, sexo, lugar de residencia, 10 Serpa Uribe, Horacio, Perry Rubio, Guillermo, Verano de la Rosa, Eduardo. Gaceta Constitucional N° 24. Colección Abedul, pp. 115 a 119.
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condición social, opiniones políticas o prácticas culturales. Artículo nuevo. Se reconoce la igualdad de derechos y oportunidades a las mujeres y a los hombres. El Estado protegerá especialmente a las mujeres contra toda violencia y discriminación, y les garantizará: 1. La participación efectiva en las esferas política, económica, social y cultural. 2. La libre opción a la maternidad y la atención en los períodos de embarazo, parto y lactancia, con especial protección del derecho al trabajo en estos casos.”
Esta propuesta es más explícita e integral, cubre los diferentes aspectos en los cuales se desenvuelven las mujeres contemporáneas aun cuando siempre con el espíritu proteccionista propio de las concepciones que los hombres tienen de las mujeres cuando se ocupan de estos temas. Pero hay que reconocer que en este proyecto se aprecia más un sentido político y cultural en la consideración de las mujeres. Por ejemplo, en la exposición de motivos se afirma la razón por la cual se debe mencionar explícitamente a los hombres y a las mujeres, reitera que es necesario protegerla contra toda violencia y discriminación y establece la obligación del Estado de asegurarle su participación efectiva en todos los ámbitos de la vida nacional. El proyecto también hace énfasis en la importancia que tiene la participación de las mujeres en los asuntos del Estado y en la solución de problemas que hasta el momento parecen sin posibilidades de solución. Así lo expresa la exposición de motivos: “En la Constitución debe constar, explícitamente, la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres y los hombres… Se dirá que el pueblo es uno y por tanto son preferibles los términos genéricos para denominar a la población y no entrar en el texto constitucional a mencionar hombres y mujeres. Sin embargo, si bien se observa, esa homogenización de los seres humanos es la que ha negado siempre el reconocimiento de las diferencias y, en particular la de las mujeres, pues casi siempre los derechos se predican como “derechos del hombre”, en una expresión en donde sin razón han de
entenderse incluidas las mujeres. De ahí que propongamos incluir textualmente las mujeres y los hombres, como diferentes que son, pero con igualdad en derechos y oportunidades… Ahora bien, la desigualdad que hoy se presenta afecta principalmente a las mujeres, que son objeto diario de discriminación y de violencia. Son tan dramáticos y generalizados los casos en que se manifiesta esta opresión a la mujer, que no es suficiente garantizar a todas las personas la dignidad, la igualdad y la integridad física, sino que es urgente consagrar una norma específica que diga, como proponemos, que el “Estado protegerá especialmente a las mujeres contra toda violencia y discriminación”. Para atender a la solución de estos problemas fundamentales, proponemos que el Estado promueva la participación efectiva de las mujeres en todos los ámbitos de la vida nacional. Un acceso masivo y decisorio de las mujeres al Estado y a la empresa privada, no es una ventaja para las mujeres sino una fuente de rentabilidad para la sociedad, que se verá notoriamente enriquecida en la toma de decisiones con la contribución de la forma femenina de pensar y de sentir, que complementaría la visión masculina que por sí sola es insuficiente y la mayoría de las veces excluyente. Nadie quita que de aquí a mañana muchos problemas del mundo, hoy insolutos, puedan encontrar conveniente desenlace cuando a su examen y decisión ingresen efectivamente las mujeres.”11
Rastreamos el tema en los debates de la Constituyente y encontramos que los derechos de las mujeres se convirtieron en un implícito aceptado como uno de los aspectos que debían figurar junto al tema que sí estuvo en el semicírculo de las preocupaciones de las consultas populares y de los delegatarios y delegatarias, la familia. Lo que estuvo, encontramos, fue la mirada femenina en esta Carta que se suponía debía ser la Carta de la igualdad, de los derechos y de la convivencia plural y participativa de toda la población colombiana con sus características y diferencias desde el punto de vista del género y de los demás aspectos de la vida social, económica, política y cultural. En la Comisión V los constituyentes Aída
11 Rojas Birry, Francisco. Gaceta Constitucional N° 27. Colección Abedul, pp. 7, 27 y ss.
Abella, Raimundo Emiliani Román, Germán Toro, Diego Uribe Vargas y María Mercedes Carranza propusieron la sistematización de las propuestas para la elaboración del título de los derechos fundamentales. Los delegatarios presentaron un proyecto de Carta de Derechos, Deberes, Garantías y Libertades en el cual encontramos un artículo sobre la igualdad, redactado de la manera siguiente: “Toda persona, hombre o mujer, es libre y goza de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, creencia, idioma, edad, nacimiento, opinión política, religión origen, social y condición económica. El Estado removerá los obstáculos que se opongan a la efectividad de este derecho”.12
Luego encontramos el informe-ponencia de los delegatarios Iván Marulanda, Jaime Benítez, Tulio Cuevas, Guillermo Perry, Angelino Garzón y Guillermo Guerrero, denominado ‘Derechos de la Familia, el Niño, el Joven, la Mujer y la Tercera Edad’. En la presentación del informe se dijo lo siguiente: “En las mesas de trabajo y en las comisiones preparatorias que se realizaron en todo el territorio nacional para estudiar los temas con destino a la Asamblea Nacional Constituyente, se presentaron 698 propuestas relacionadas con los derechos de la familia, el niño, el joven, la mujer y la tercera edad. El primer aspecto que llama la atención es precisamente éste: que los cinco temas hubieran sido estudiados con profundidad e independencia de los demás asuntos constitucionales. El país demostró que quería ver reflejado en la Constitución al grupo humano en su conjunto y también separadamente… se propone, por el contrario, darles un tratamiento conjunto porque se cree que no puede hablarse de la familia sin coordinar sus contenidos con los del niño, el joven, la mujer, el anciano, ni viceversa”.13
12 Gaceta Constitucional del martes 16 de abril de 1991. Colección de Gacetas Constitucionales del doctor Luis Emiro Valencia, a quien también le agradezco su generosidad al permitirme esta consulta. 13 Gaceta Constitucional del miércoles 17 de abril de 1991. Colección del doctor Luis Emiro Valencia. Informe-ponencia presentado por Jaime Benítez Tobón, Iván Marulanda Gómez, Angelino Garzón, Tulio Cuevas Romero, Guillermo Perry y Guillermo Guerrero Figueroa. p. 2.
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El artículo propuesto y que fue aprobado por la Comisión V el 10 de mayo, para ser sometido a la plenaria, fue el siguiente: “La mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades. Ella no puede ser discriminada por sexo o maternidad y goza de especial asistencia y protección antes y después del parto. Si está desempleada y desamparada recibirá subsidio alimentario por parte del Estado. Este apoyará singularmente a la mujer cabeza de familia.”14
Esta es la redacción que finalmente se consagró en la nueva Carta fundamental. Desapareció la presencia de la mujer en el artículo sobre la igualdad (hoy artículo 13) y en el hoy artículo 43 no se incluyó la propuesta de Rojas Birry de la garantía de una vida libre de violencia contra las mujeres, su libertad frente a la maternidad y la participación en las esferas política, económica, social y cultural. Veamos el recorrido de las dos propuestas específicas sobre los derechos de las mujeres en el proceso de elaboración de la nueva Carta fundamental. En primer lugar, sólo se presentaron dos proyectos y ninguno de los dos tuvo autoría explícita de las mujeres, no aparecen propuestas femeninas sobre el asunto de las tantas que llegaron sobre la familia y sus integrantes. En segundo lugar, el tema se vinculó a la familia y a las funciones que la mujer cumple en este ámbito. Esta es la mirada patriarcal liberal del tema. Las mujeres tienen iguales derechos que el hombre para que siga cumpliendo su función reproductiva y trabaje para sostener a la prole. La propuesta que circuló en la Comisión V simplificó al máximo la presencia de las mujeres en la Constitución: sólo tres ideas, ya consagradas en la legislación, quedaron en el artículo que se sometió a debate. La igualdad con el hombre, la prohibición de la discriminación y la protección por razón del embarazo, el desempleo y por su condición de ser cabeza de familia. 14 Jaime Benítez Tobón, Iván Marulanda Gómez, Angelino Garzón, Tulio Cuevas Romero, Guillermo Perry y Guillermo Guerrero Figueroa. Gaceta Constitucional N° 85. Colección Abedul, p. 42.
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La orientación del tema de los derechos de las mujeres, liderado por los hombres, se redujo a cumplir los compromisos adquiridos con la ratificación de la Convención para la erradicación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (Ley 51 de 1981), y la legislación colombiana aprobada hasta el momento en Colombia. Lo que hizo falta en el proceso constituyente fue la perspectiva de género que asegurara la presencia real de las mujeres como agentes políticos, como actoras consecuentes con los procesos que se vivían en el país y a los cuales se pretendía dar respuesta con la nueva Constitución. Este planteamiento estaba más o menos expuesto en el proyecto de Rojas Birry. La Constitución menciona tres veces a las mujeres, siempre con una mirada proteccionista e incómoda para este grupo que representa más del cincuenta por ciento de la población. Las mujeres que firmamos y presentamos el proyecto de reforma en las audiencias públicas convocadas por el gobierno del presidente Barco, que pretendíamos y abogábamos por un Estado laico garante de los derechos de hombres y mujeres en igualdad de condiciones, que nos erigimos en constituyentes primarias y pretendíamos que la Constitución nos reconociera como agentes políticos reales, terminamos como seres iguales pero sometidas a la condición de protección y benevolencia. Esto es lo que nos incomoda de la Constitución que cumplió veinte años. La consideración de las mujeres como agentes políticos se estableció en el artículo 40 como una tarea para las autoridades, mandato que no se ha cumplido adecuadamente. Dice el último inciso de esta disposición: “Las autoridades garantizarán la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de la Administración pública”.
¿Es suficiente esta afirmación para dar paso a la presencia de las mujeres como seres políticos activos en la vida nacional, cuando toda la Constitución está signada por el lenguaje y el espíritu masculino?
Ausencias y carencias de la Carta fundamental en relación con las mujeres colombianas Es conveniente mirar de cerca las ausencias y carencias que encontramos en la Carta de los colombianos y muy poco de las colombianas. Lo que aparece es la mirada de un modelo patriarcal liberal ajustado a los tiempos modernos que escasamente hace honor a las ideas de John Stuart Mill, uno de los primeros filósofos que se ocupó de los derechos de las mujeres. Puede decirse que este pensador inicia la postura patriarcal liberal sobre las mujeres. Digamos que esta postura es una concepción que parte de la idea de que es útil para la sociedad, para los niños y las niñas y para los mismos hombres que la mujer acceda a los derechos, especialmente a derechos a la educación. Esto era lo que predicaba este filósofo: si la mujer es educada puede cumplir mejor su tarea de la educación inicial de los niños y niñas, si la mujer es educada puede ocupar y tener mejores rendimientos en el trabajo, si la mujer es educada puede ayudarle al hombre en la tarea del mantenimiento del hogar.15 En el artículo 43 se agrega además, si la mujer es cuidada antes, durante y después del parto, la sociedad tendrá mejores posibilidades de contar con la fuerza social y laboral necesarias para mantener el orden social y político. El artículo comentado refleja este pensamiento patriarcal liberal. El artículo 40 de la Constitución aprobada es otro elemento que recorta la idea de la mujer como agente político activo. Hay dos aspectos que llaman la atención en esta disposición. El postulado se inicia así: “Todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político…” y en el último inciso estableció que las autoridades garantizarían la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de la administración pública. Esta llamada de atención 15 Se pueden consultar tres obras de John Stuart Mill: Sobre la libertad, Alianza Editorial, 2007; El sometimiento de la mujer, Alianza Editorial, 2010; y La esclavitud femenina, Ediciones Artemisa S.L. 2008.
hubiera quedado muy bien ubicada si el artículo hubiera reconocido el derecho de manera explícita a los hombres y a las mujeres. Pero esta intención se pierde porque el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres quedó sometido a la voluntad de las autoridades para garantizar efectivamente la participación de las mujeres en los destinos de la nación. Esta es quizá la consecuencia más significativa de la ausencia de perspectiva de género en la Constitución y cuyos efectos son más evidentes. La participación política de las mujeres es el aspecto más débil de la democracia colombiana. Su efectividad se dejó a la responsabilidad de las autoridades y veinte años después sólo se cuenta con la Ley 581 del 2000, denominada ley de cuotas, para cumplir con esta obligación constitucional. Pasaron nueve años para que se produjera una norma que obligara al Estado a cumplir con el principio de la igualdad política entre hombres y mujeres. Pero esta no es una igualdad real. Se estableció el 30% de presencia de las mujeres en la política. Llevamos once años de vigencia de esta ley y solo hasta ahora un partido político tiene la idea de encabezar todas las listas para la elección de alcaldes, gobernadores, concejos municipales y asambleas departamentales con mujeres. La presencia de las mujeres en el Congreso sigue siendo tan precaria como lo fue en la composición de la Asamblea Nacional Constituyente. Finalmente, veinte años después el país cuenta con mujeres a la cabeza de la Contraloría General de la República y la Fiscalía General de la Nación, con una Alcaldesa encargada para la ciudad de Bogotá, el segundo cargo más importante después de la Presidencia de la República. La Constitución consagró la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero el camino para su participación como actora de la política quedó entreabierto y el Estado no ha tenido prisa para dictar las medidas concernientes para eliminar los obstáculos que las amarran a las tareas domésticas y a sus
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miedos ancestrales. Por el contrario, la nueva Carta reafirmó esta pertenencia y están ausentes derechos de las mujeres que, de tener rango constitucional, obligarían al Estado a tener más firmeza y decisión para dictar medidas que pongan en práctica la igualdad real de las mujeres y los hombres. Consagrar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias, es una garantía para poner en práctica el principio de la igualdad, el respeto al cuerpo y la libertad de las mujeres para vivir su cuerpo de acuerdo con su conciencia; debería existir el derecho a la seguridad ciudadana de las personas, especialmente de las mujeres, de las niñas, niños y adolescentes. Otro elemento que vale la pena destacar es la ubicación del artículo 43 en el Capítulo 2°, denominado ‘De los derechos sociales, económicos y culturales’. Si pensamos que la igualdad de hombres y mujeres es un factor esencial de la democracia, este artículo se ha debido redactar de otra manera y ubicarlo en el Título I ‘De los principios fundamentales’, o al menos, incorporar esta igualdad en el artículo primero. Los otros aspectos establecidos en la disposición hubieran podido dejarse en ese capítulo bajo la idea de protección a la maternidad y a la mujer cabeza de familia.
Ausencia de la igualdad como principio ontológico La carencia de perspectiva de género en los debates se complementa con otro aspecto que afecta la concepción sobre la igualdad que tuvieron quienes conformaron el cuerpo constituyente. Los delegatarios y delegatarias asumieron la idea restrictiva de la igualdad ligada a la ley, pero olvidaron la noción de la igualdad como principio ontológico. Veamos estos dos conceptos en sus orígenes. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada en la Revolución Francesa estableció dos postulados relacionados con la igualdad que fueron: “Artículo primero. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.
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Artículo 6. La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen derecho a contribuir a su elaboración, personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos, ya sea que proteja o que sancione. Como todos los ciudadanos son iguales ante ella, todos son igualmente admisibles en toda dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra distinción que la de sus virtudes y sus talentos.”
Estos dos postulados contienen dos nociones de la igualdad: la igualdad como principio y la igualdad como derecho fundamental. El artículo primero establece la primera noción. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Este principio es un atributo que nace con los seres humanos; es un imperativo de humanidad que también quedó plasmado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. En ésta el planteamiento fue más claro en la consagración de este principio como atributo ontológico universal. Dice: “Artículo 1° Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Este principio es universal porque hace referencia a todos los seres humanos. En esta dimensión la igualdad es un principio atributivo porque es propio de todas las personas que nacen iguales. El gran desafío de la cultura, la política y la sociedad es mantener la igualdad en todas las manifestaciones de la vida. La legislación y las políticas públicas, deben tener esa finalidad y ese propósito. La gran aspiración de los revolucionarios franceses fue la igualdad y por ello la Declaración aprobada el 23 de agosto de 1789, fue precedida del decreto del 11 del mismo mes que eliminó la estructura feudal y todos sus privilegios. La igualdad es el norte de las aspiraciones democráticas y como tal es un principio orientador de la democracia y un derecho fundamental. Como principio orientador, la Constitución de 1991 lo ha debido acoger en los principios para ser consecuente con los artículos de las dos Declaraciones
que comentamos y con el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas que afirma su fe en los derechos humanos, en la igualdad entre hombres y mujeres y entre las naciones grandes y pequeñas. Pero los delegatarios y las cuatro delegatarias que formaron parte de la Asamblea Nacional Constituyente, solo tuvieron en cuenta lo establecido en el artículo 6° de la Declaración de 1789. La ley es la expresión de la voluntad general, todos los ciudadanos tienen derecho a participar en su elaboración, debe ser la misma para todos, es decir debe ser universal y como todos son iguales ante ella, todos pueden ser admitidos a las dignidades y cargos públicos, según sus capacidades y con la única distinción por habilidades y conocimientos. Esta es la noción de igualdad que hizo carrera en la filosofía política liberal posterior a la Revolución Francesa y la que se estableció en las constituciones republicanas. Se abandonó el sentido y la función de la ley como límite de la igualdad para constituirse en referente de la igualdad. La ley es soberana y todos y todas somos iguales ante ella. Esto es lo que se dice en el artículo 13 de la Carta de 1991 y se consagró como derecho fundamental. En otros escritos he establecido la diferencia entre la igualdad como principio y la igualdad como derecho. Ya afirmamos que la libertad es un principio rector porque es atributo ontológico de los seres humanos, mujeres y hombres. La igualdad es un derecho porque se postula como norma fundamental de obligatorio cumplimiento y por consiguiente, es exigible ante las autoridades y ante la sociedad en general. El respaldo jurídico hace obligatorio y exigible el principio ontológico mediante la posibilidad de establecer sanciones específicas cuando se viola este principio. El derecho fundamental es el instrumento operativo para la aplicación del principio ontológico de la igualdad entre todos los seres humanos y en particular entre hombres y mujeres. Es importante establecer la igualdad ante la ley siempre que esté acompañada de la consagración de la misma como principio rector y este aspecto le
hizo falta a la Carta Política de 1991. El artículo 43 instituyó la igualdad de hombres y mujeres en derechos y oportunidades; se inició el camino, pero al ligar esta idea con la familia, con la protección de la mujer embarazada, y de la mujer cabeza de familia, quedó ubicado en el capítulo de los derechos sociales, restringió el principio, le restó su universalidad y además, le quitó el carácter de fundamental. Recordemos que el Título II tiene cinco capítulos: El primero trata de los derechos fundamentales, el segundo de los derechos sociales, económicos y culturales, el tercero de los derechos colectivos y del ambiente, el cuarto de la protección de los derechos y el quinto de los deberes y obligaciones. La igualdad ante la ley es un derecho fundamental y la igualdad entre hombres y mujeres un derecho social. Esta ubicación tiene repercusiones frente a su naturaleza y a su exigibilidad. Para los teóricos seguidores de la diferenciación de las generaciones de derechos, los consagrados en el Capítulo 2°, son de segunda generación, no son exigibles de manera inmediata y son progresivos. Por consiguiente, no se pueden exigir mediante el recurso de tutela; si se hace una interpretación estricta del artículo 86 que consagra este recurso, éste solo procede para los derechos fundamentales. La Corte Constitucional tuvo que sentar jurisprudencia para establecer la interdependencia de los derechos sociales y económicos con los derechos fundamentales. Esta interpretación es frágil porque una nueva Corte puede emitir otra sentencia en sentido contrario, a pesar de lo establecido en la Declaración y Programa de Acción de Viena 1993, que establece en sus principios la interdependencia de todos los derechos humanos.
El balance de los 20 años de vigencia de la Constitución ¿Qué ha pasado durante estos veinte años con la consagración constitucional de la igualdad entre hombres y mujeres como derecho social? Veamos las acciones del Estado en relación con los mandatos
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constitucionales. Una acción fue la expedición de la Ley 294 de 1996 que establece la violencia intrafamiliar como delito. Esta norma está relacionada con la familia, más que con la seguridad de las mujeres, aun cuando es un instrumento importante para ellas. Se reformó en el 2000 con la Ley 575 pero las autoridades rara vez aplican el tipo penal violencia intrafamiliar y se inclinan más por el de lesiones personales y homicidio, en los casos de feminicidio, que dicho sea de paso, se hacen cada vez más frecuentes. La Ley 1257 de 2008 para erradicar, prevenir y sancionar las violencias contra las mujeres se dictó gracias a la acción de las organizaciones de mujeres que lograron motivar a las mujeres parlamentarias para conformar la Mesa de Mujer y así se obtuvo la aprobación de esta norma. Sin embargo, le hemos hecho seguimiento a algunos casos de asesinato de mujeres por parte de sus esposos y hemos encontrado que no se está aplicando la norma, las autoridades judiciales, los y las abogadas litigantes y las autoridades de control no la conocen y simplemente la ignoran. La primera norma que salió del Parlamento, fue la Ley 82 de 1993 sobre la mujer cabeza de familia. Se reformó para establecer una mirada más integral de tema con la Ley 1232 de 2008. Pero es poco el conocimiento que tienen las mujeres de las prerrogativas y oportunidades que les otorga esta legislación, a pesar de los esfuerzos realizados, en su momento, por la Consejería para la Equidad de Género; por consiguiente, también tiene poca aplicación. Otra ley desconocida por las mujeres es la 823 de 2003 sobre igualdad de oportunidades para las mujeres. Encontramos en el artículo primero que el objeto de esta norma es establecer el marco institucional y orientar las políticas y acciones por parte del Gobierno para garantizar la equidad y la igualdad de oportunidades de las mujeres, en los ámbitos público y privado; en el tercero se dice que para el cumplimiento de su objeto, las acciones del gobierno deben promover y garantizar a las mujeres el ejercicio pleno de sus derechos políticos, civiles, económicos, sociales y
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culturales y el desarrollo de su personalidad, aptitudes y capacidades, que les permitan participar activamente en todos los campos de la vida nacional y el progreso de la Nación; las acciones deben eliminar los obstáculos que impiden a las mujeres el pleno ejercicio de sus derechos ciudadanos y el acceso a los bienes que sustentan el desarrollo democrático y pluricultural de la Nación e incorporar las políticas y acciones de equidad de género e igualdad de oportunidades de las mujeres en todas las instancias y acciones del Estado, a nivel nacional y territorial. Esta norma establece la igualdad de género como principio transversal de las políticas públicas y, en general, de todas las acciones del Estado. Pero las autoridades y sus dependencias no tienen en cuenta estos mandatos. Se han dictado otras normas como la Ley 731 de 2002 para favorecer a las mujeres rurales; esta es otra disposición que tiene poco eco en el Ministerio de Agricultura. Existía la Dirección de Mujer Rural pero parece que está inactiva. Otra norma está orientada a favorecer a las mujeres infractoras con la detención domiciliaria cuando son mujeres cabeza de familia, Ley 750 de 2002. Recordamos también la ya citada Ley 581 del 2000 o ley de cuotas. El repertorio legislativo se ha venido aumentando. Las congresistas han tomado conciencia de la perspectiva de género gracias a la experiencia de constitución de la Mesa de Mujeres Parlamentarias. El gobierno tiene programas en las diferentes entidades, ha mantenido la Consejería para la Equidad de la Mujer y ha establecido el Observatorio sobre Asuntos de Género (Ley 1009 de 2006) cuyo objeto es “identificar y seleccionar un sistema de indicadores de género, categorías de análisis y mecanismos de seguimiento para hacer reflexiones críticas sobre las políticas, los planes, los programas, las normas, la jurisprudencia para el mejoramiento de la situación de las mujeres y de la equidad de género en Colombia.” (Art. 1° inciso segundo). Pero nada dice para hacer cumplir las normas constitucionales y legales relacionadas con la igualdad de las mujeres frente a los hombres.
En el balance de los veinte años de vigencia de la Constitución de 1991, tenemos una institucionalidad establecida, con progresos en cobertura pero con escasa conciencia de la perspectiva como elemento cultural. Las instituciones tienen oficinas de mujer y género pero manejan una cultura patriarcal y machista. Se observan contradicciones como la que existe en el Ministerio de la Protección Social; en esta entidad existe el grupo de Asuntos Étnicos y de Género, y cuando se ingresa a las instalaciones encontramos la oficina de “Atención al Ciudadano”. Las mujeres están presentes en un grupo de gestión y ausentes en la atención a la población que llega a solicitar informaciones, a presentar quejas, etc., y todo por la falta de coherencia entre el mandato institucional y la conciencia de los y las directivas de las instituciones. Este ejemplo se repite en la mayoría de las instancias del Estado. Existe el espacio institucional pero se maneja un lenguaje excluyente. Lo que falta por abordar es el desarrollo de la cultura de la igualdad de género. El camino más certero para cumplir esta finalidad, es el desarrollo de la coeducación y el manejo obligado del lenguaje diferencial por género en todas las instancias del Estado. La coeducación depende del compromiso del sistema educativo frente a la formación de niñas, niños y adolescentes con la conciencia de la igualdad entre hombres y mujeres teniendo en cuenta las diferencias biológicas. Esta es una tarea aplazada en el país. En otros países existen experiencias de coeducación muy interesantes. El objetivo es que las alumnas y los alumnos se descubran en sus diferencias y que los y las maestras los orienten en el reconocimiento de las mismas y estimulen comportamientos incluyentes
para habilitar a los dos géneros en las competencias adecuadas para comportarse como seres iguales a pesar de sus propias diferencias. Esta tarea es una deuda que el Estado y la sociedad tienen con las mujeres y no aparece como prioridad porque el tema de la igualdad de género es sólo un derecho social progresivo y por consiguiente aplazable según las coyunturas políticas, culturales y financieras. La Constitución de 1991 se quedó corta con la presencia de las mujeres como eje de la democracia colombiana. Pero tenemos que actuar con lo que existe hasta que la cultura y la conciencia de las mujeres nos permitan llegar con certeza a las instancias que orientan y deciden según los principios. Las mujeres aún tenemos que superar miedos ancestrales para hacer de la igualdad entre los géneros el principio rector de la democracia y de la cultura. Uno de esos miedos es el ingreso efectivo a las instancias del poder. El sistema patriarcal liberal acepta la igualdad con protección para mantener ligadas a las mujeres a los roles tradicionales de pertenencia al hogar, para cumplir la función de la maternidad. Nos corresponde salir a las plazas públicas y ejercer con decisión nuestra función como agentes efectivas del poder político. No podemos seguir aplazando esa aspiración. Tenemos que estar a la altura de las mujeres sufragistas, quienes dieron la batalla por la igualdad política en esos momentos en que el país se debatía en otro período de violencia política y social.
11 de julio de 2011
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Mujeres sentadas II, 2008 (Fragmento) Carolina Convers
María Himelda Ramírez
Profesora Grupo Interdisciplinario Mujer y Sociedad, Universidad Nacional de Colombia
Anotaciones sobre el origen y la significación del ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer* *
Tomado de Taller. Revista teórica de convergencia. No. 2. Abril 1990. Ed. Colombia Nueva Ltda. pp.89-92.
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anotar que aunque esa conmemoración se ha extendido de manera notoria en los últimos años, tal como lo registra la prensa de los diferentes países, aún persisten interrogantes entre quienes ven con reserva el sentido de dedicar una fecha especial a la mujer.
En nuestro medio, nadie duda de la importancia de la celebración del segundo domingo de mayo, en el que se rinde homenaje masivo a la madre. Se asiste en esa fecha a una verdadera aglomeración, estimulada por el comercio a través de la prensa, la radio y la televisión. Las comunicaciones se congestionan, puesto que los hijos ausentes y hasta cierto punto indiferentes durante todo el año, ese día se sienten impelidos a hacerse presentes en el hogar materno. Sin embargo, se desconocen los orígenes y las implicaciones de dicha conmemoración puesto que los motivos parecen evidentes y, no habría lugar a la discusión: la exaltación de la maternidad.
Es preciso decir que, a diferencia del Día de la Madre, el 8 de marzo ha sido impulsado por las organizaciones femeninas que reivindican los derechos de las mujeres y que procuran el reconocimiento social de su contribución a las diferentes áreas de la producción material e intelectual, a la creación artística y a muchos otros campos. Desde luego no se excluye el considerar su compromiso con la reproducción pero revalorándolo y planteando que se trata de un asunto que no es exclusivo de las mujeres.
Lo que se desconoce es que dicha celebración fue impulsada con gran énfasis en uno de los regímenes más autoritarios que ha conocido la historia. Es el caso de la Alemania nazi, que en pleno siglo XX no reconocía a la mujer función social diferente a la de la reproducción de la especie. Elizabeth Badinter, una autora que trata el tema, subraya que para dicho régimen la mujer ante todo debería dedicarse al hogar para formar soldados sanos, fuertes y aguerridos.
Los intentos para reconstruir la historia del 8 de marzo han sido una de las tareas asumidas por las organizaciones femeninas en las ocasiones próximas a su conmemoración. Las fuentes para su reconstrucción son, en lo fundamental, textos preparados con finalidad agitacional o propagandística, que se divulgan a través de los medios de comunicación propios de las organizaciones gremiales como los sindicatos, y políticas como las entidades creadas por los partidos para tratar los asuntos de la mujer. Esos textos, por lo regular, son publicados en revistas, periódicos, boletines, volantes, comunicados, programas y similares. Dado que se trata de medios surgidos para atender a situaciones de orden coyuntural, se aprecia una gran laxitud en lo que concierne al manejo de los datos históricos. Se reflejan, así mismo, las diferentes tendencias o fracciones que se expresan en el movimiento social de mujeres.
Algo bien distinto ocurre si hablamos del 8 de marzo. Hasta hace muy poco tiempo, era una celebración que se llevaba a cabo en círculos restringidos. De ahí que cuando en el año 1980 la Organización de las Naciones Unidas confirma esa fecha para celebrar el Día Internacional de la Mujer, importantes grupos de mujeres desconocían su origen y su significado. Cabe
Además, como sucede con las historias ocultas, algunos de los acontecimientos considerados antecesores del Día Internacional de la Mujer, se confunden con el mito o con la leyenda, y van adquiriendo también la fuerza de los mismos. En algunos materiales se hace la advertencia explícita de que, sobre los acontecimientos acaecidos el 8 de marzo del año
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1857, no existe indicio alguno ni en la prensa de la época ni en las diferentes historias del movimiento obrero estadounidense. (Bourgetou, 1986).
en la que se reclamaba un trato más humano en el trabajo, la protección del trabajo de la niñez y el derecho femenino al sufragio. (Pillman 1980).
Ese día 8 de marzo de 1857 se celebró en la ciudad de Nueva York una gran manifestación femenina, liderada por las trabajadoras de los talleres de costura. Dos reivindicaciones centrales motivaron dicha manifestación: la mejora en las condiciones de trabajo y el derecho al sufragio. La primera reivindicación incluía la aspiración a trabajar diez horas diarias ya que, por lo regular, la jornada abarcaba doce y hasta diez y seis horas diarias. Los hombres, en sus centros de trabajo, ya habían logrado esa aspiración desde hacía más de una década.
Una de las fechas que se suele privilegiar en el historial del 8 de marzo, es el día 27 de agosto del año 1910. Por iniciativa de la dirigente alemana Clara Zetkin, se presentó ante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que se estaba celebrando en la ciudad de Copenhague, una propuesta de resolución para celebrar todos los años en todos los países un Día de la Mujer. Esa propuesta fue aprobada por unanimidad en el evento al que estaban asistiendo delegadas de 14 países europeos y de los Estados Unidos.
Como se puede apreciar, esas dos reivindicaciones representan dos asuntos que han dejado huella indeleble en la historia del movimiento social de mujeres: los intereses concernientes a su calidad de trabajadoras asalariadas, planteados en relación con los excesos de la industrialización y de la explotación capitalista; y los intereses específicos ligados a la condición femenina, planteados como reacción al dominio masculino y a la exclusión ancestral a la que había sido sometida la mujer.
En el año 1911 se celebra por primera vez el Día Internacional de la Mujer, en Dinamarca, Alemania, Austria y Suiza. Se estima que participaron en esa celebración un millón de personas. El derecho de la mujer al sufragio se constituyó en el lema básico. Se manifestaron también en contra del militarismo, en contra de la explotación y en contra de los peligros de la guerra que amenazaba a Europa.
Como resultado de la organización lograda por las obreras de la industria textil, hacia el año 1860 esas trabajadoras constituyen su propio sindicato. Otros de los acontecimientos consignados dentro de los antecedentes del 8 de marzo, hacen referencia a hechos que figuran entre el mito y la historia. En gran parte de los materiales consultados se afirma que a comienzos del año 1908, 129 obreras textiles fallecieron calcinadas en el interior de una fábrica, al desatarse un incendio en el establecimiento en el que permanecían en huelga. Margritt Pillman sostiene que el Día de la Mujer se festejó por primera vez en los Estados Unidos, dos meses después de ese amargo suceso acaecido también en la ciudad de Nueva York. Se conmemoró con una gran manifestación en la ciudad de Filadelfia
En los años siguientes, se inicia la conmemoración en otros países. En 1912 se adhieren Holanda y Suecia, en 1913 lo hace Rusia. Durante las guerras se interrumpen dichas celebraciones, y el tratamiento de la “cuestión femenina” es desplazado; se retoman una vez termina la contienda. En Inglaterra se celebra por primera vez el Día Internacional de la Mujer en 1952, en la India en 1954, en Colombia en 1960, en el Congo en 1965. Es de anotar que el comienzo de la celebración en cada país ha estado precedido de un persistente trabajo de las organizaciones femeninas, las cuales han logrado una convergencia fundamental, pese a las diferencias entre las distintas fracciones que participan en el movimiento social de mujeres. Vale la pena señalar que en el año 1946, el Consejo Interamericano de la Unión de Mujeres Americanas, presentó un
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proyecto para la declaración del Día de las Mujeres de las Américas. El día propuesto fue el primer sábado del mes de mayo de cada año. En 1946 se rendiría un homenaje a Gabriela Mistral, primera mujer hispanoamericana a quien se le confirió el Premio Nobel de Literatura en el año 1945. Propuestas similares cursaron por iniciativa de diferentes organizaciones. Sin embargo, fueron integradas a la corriente que se sentía interpretada por el significado del 8 de marzo. Hacia mediados de la década de los años 70, se manifiestan con gran vigor los resultados de una experiencia acumulada del trabajo y de la organización femenina. Se evidencian también los efectos de la participación creciente de las mujeres en la educación superior. Es la época del auge de la literatura feminista en diálogo y en discusión con las Ciencias Sociales, las cuales en las sociedades modernas son las encargadas de interpretar el acontecer social. También es el momento del reconocimiento de la notoria contribución femenina a las artes, a las ciencias y en general a los diferentes campos de los que había estado excluida. Todo ello converge en la consecución de la declaratoria por parte de la Organización de las Naciones Unidas de la Década Internacional de la Mujer, programada para el período comprendido entre los años 1975 y 1986. Durante ese período se privilegia la adopción de disposiciones legales y programáticas tendientes a eliminar “todas las formas de discriminación a la mujer”. De hecho, se intensificó el estudio y la investigación sobre la condición femenina. Se impulsaron programas gubernamentales en América Latina y en otras regiones, dirigidos a sectores específicos de la población femenina: las campesinas, las trabajadoras del hogar, las adolescentes. Con el propósito de evaluar las realizaciones, en el año 1980 se celebró en Copenhague la Conferencia Mundial, en la cual se confirmó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. En la actualidad se
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trata de una conmemoración a la que se adhieren nuevos sectores sociales que empiezan a reconocer la justificación de las reivindicaciones femeninas; es la ocasión en la que se concretan proyectos de diferentes organizaciones y grupos; es la oportunidad para entablar diálogos amplios en los que se expresan ante todo las preocupaciones que tienen que ver con la realidad de la mujer trabajadora, la figura con la que se identifica a la mujer de hoy pero que aún permanece atada a muchas de las exigencias del ayer.
Bibliografía Badinter, Elizabeth (1987), El Uno es el Otro, Planeta, Bogotá. Bourgetou, Silviane (1986), “El 8 de marzo ¿Mito o leyenda?”, en Especial Mujer, 8 de marzo, Instituto de Estudios Transnacionales, Argentina. Cano, María (Marzo 8 de 1960), “Mensaje a la Organización Democrática de las Mujeres de Antioquia”. Magazín Dominical No. 228, El Espectador (agosto 9 de 1987), Bogotá. Colectivo Casa de la Mujer 8 de Marzo, Archivo No. 1. Colectivo Casa de la Mujer 8 de Marzo, Archivo No. 2. Colectivo Casa de la Mujer 8 de Marzo, Archivo de prensa. Drumont, Yvonne (1975), “1910-1975 Día Internacional de la Mujer”, en Mujeres del Mundo Entero, FDIN No. 1, RDA. Instituto Interamericano de la Unión de Mujeres Americanas (abril 1946), “Mensaje a la Mujer de las Américas”, en Agitación Femenina No.15, Tunja. Laschitza, Annelies (1974), “Sobre la historia del Día Internacional de la Mujer”, en Mujeres del Mundo Entero, FDIN No. 1, RDA.
Medrano, Diana (1986), “Pasado y presente de las organizaciones femeninas en Colombia”, en Mujer y familia en Colombia, Plaza y Janés, Bogotá.
Tereschova, Valentina Nikoleyeva (1980), “70 años de luchas y victorias”, en Mujeres del Mundo Entero, FDIN No. 1, RDA.
Pittman, Margritt (1980), “Mujeres en los Estados Unidos. Llamado por la igualdad de derechos”, en Mujeres del Mundo Entero, FDIN No. 1, RDA.
Unión de Mujeres Demócratas (s.f.), “Historia del 8 de marzo”, Bogotá.
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Leonoras I, 2009 Carolina Convers
Guiomar Dueñas Vargas
Ph.D. Profesora Universidad de Memphis, Estados Unidos
Pluralidad de perspectivas en el examen de la historia
Discurso de posesión como Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Bogotá
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que mi vinculación a la Academia de Historia de Bogotá, redundará favorablemente en mi trabajo futuro. Mi investigación ha girado en torno a la historia de Bogotá, y considero una oportunidad feliz poder entablar diálogos con historiadoras e historiadores, que desde otros ángulos y con otras perspectivas, investigan y escriben sobre el pasado de la capital del país. Doctor Carlos Monroy Reyes, presidente de la Academia de Historia de Bogotá, Doctor José Ignacio Sanclemente, vicepresidente, Demás miembros de la Junta Directiva, Señoras y señores académicos, Profesor Antonio Colomer Viadel, Director del Área de Derecho Constitucional de la Universidad Politécnica de Valencia, España, y Director del Instituto de Iberoamérica y el Mediterráneo, Familiares, amigas y amigos: Mi nombramiento como miembro correspondiente de la Academia de Historia de Bogotá, me gratifica enormemente y agradezco a Guiomar Cuesta, al doctor Monroy Reyes y demás académicos por haberme hecho esta distinción. Me honra, aunque no me sorprende que mi condición de mujer y de especialista en temas de género hubiera intervenido en mi nombramiento. Desde su fundación en 1988, la Academia de Historia de Bogotá, ha reconocido el trabajo intelectual de las mujeres. Entre sus miembros fundadores figuran la notable historiadora Pilar Moreno de Ángel y Elvira Cuervo de Jaramillo, de brillante trayectoria en la cultura nacional, y hoy la Academia cuenta con un importante número de mujeres intelectuales que ofrecen pluralidad de perspectivas en el examen de la historia y que contribuyen al buen nombre de la institución. No dudo
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Permítanme iniciar esta presentación refiriéndome a los estudios de género, el campo en el que se localiza mi trabajo académico. El historiador Gilbert Joseph, editor de la afamada revista Hispanic American Historical Review, decía en 1981 que el análisis de género representaba una verdadera revolución en el campo de los estudios históricos. La diversidad y la novedad de enfoques, la pujante producción, en América Latina, y las múltiples formas como el género ha influido en la comprensión de la historia de nuestros países, confirman con creces la apreciación de Joseph. ¿Pero, qué es el género, esta palabra tan trajinada y tan mal comprendida? El género es una categoría analítica de las ciencias sociales que se refiere a las diferencias social y culturalmente construidas sobre lo que es ser hombre y ser mujer. El concepto de género ha exigido re-examinar la historia que hacíamos sobre las mujeres, antes de que el nuevo paradigma nos indicara que para dilucidar su pasado había que incluir a los hombres en la narrativa. El uso de la categoría analítica de género recobra las actividades de las mujeres para la historia, distingue lo masculino de lo femenino, y demuestra cómo las diferencias entre hombres y mujeres son producidas y transformadas históricamente. El paradigma de género ha renovado el interés en la historia colonial, enfocada ahora en temas como la sexualidad, el honor, y la vida cotidiana, áreas en donde las mujeres han sido protagonistas de primer orden. En el siglo XIX, indagando sobre la exclusión de las mujeres de sus derechos ciudadanos, y
explorando las dos esferas de influencia y autoridad que se formaron, la privada, el asiento del hogar y la familia, y la pública, el espacio de todas las demás relaciones sociales. La nueva investigación sobre el siglo XIX ha demostrado también, el deseo de las elites latinoamericanas de modernizar y civilizar la población, bajo la premisa de una autoridad moral encarnada en ellos. Ha demostrado igualmente, que el género jugó un papel importante en la definición y representación de la modernidad y la civilización y que las mujeres fueron objetivo favorito de los reformadores. Se pretendió inculcar valores civilizadores y principios morales, como fundamentos de la modernización de la vida familiar. Las mujeres se han incorporado a la historia de los siglos XX y XXI, ya no solamente como ejes de la vida doméstica sino como actoras en el espacio público. Su incursión masiva en el campo laboral, su acceso a la educación universitaria, a la cultura, las artes, y la política, son rasgos de la historia contemporánea. Estos logros han sido el resultado tanto de la creciente democratización de la sociedad, como de la propia actividad de las mujeres. Fueron las feministas de los años cincuenta quienes incidieron en la reforma del código civil, el acceso al voto, y la plena ciudadanía; en el reconocimiento del valor político de las mujeres dentro y fuera de los partidos tradicionales, el replanteamiento de las relaciones de género en la familia, y la discusión sobre la sexualidad femenina. Desde los años ochenta, los movimientos de mujeres y el feminismo han orientado las agendas prácticas y estratégicas para el avance del género. Las primeras, las agendas prácticas, se referían a los objetivos inmediatos de las mujeres trabajadoras. Las segundas, las estratégicas, elucidaban los problemas de la subordinación de las mujeres. Las feministas, con mirada de largo plazo, debatían entonces –y todavía hoy lo hacen– el carácter limitado de la democracia que no había permitido una participación real de las mujeres en las altas esferas del poder político, y cuestionaban las relaciones jerárquicas de hombres y mujeres en los espacios
privados. Como acertadamente señala Asunción Lavrin, en los años ochenta “la democracia tanto en la nación como en la casa, se convirtió en una aspiración universal”. En épocas más recientes las agendas de las mujeres de sectores populares han confluido con las del feminismo. Textos testimoniales como “Ser mujer en el Perú”, recogen las palabras de mujeres de quienes se presumía carecían de opiniones políticas o de habilidades para organizarse y movilizarse. Estos son textos que dan voz a aquellas que de otra manera no hubieran dejado sus huellas en la historia. En ellos se reflejan sus anhelos como trabajadoras, como madres, como esposas. También han servido de medio importante para adquirir autoconciencia de género, sin importar las diferencias étnicas o sociales. Si en el pasado la proximidad a los asuntos que nos interesan a las mujeres era posible solamente a través de la literatura (ese fue el único vehículo en el siglo XIX, pero a él solo accedían las mujeres de elite), en los textos testimoniales se revela cómo la experiencia vital de cada mujer ha sido construida por sus circunstancias étnicas, sociales y económicas. Gracias al protagonismo que permiten los testimonios individuales, las mujeres han desarrollado conocimientos y abierto debates en áreas que son personales y a la vez políticas como la sexualidad. Este tema ha demandado gran valor por parte de las feministas que se atreven a denunciar la opresión sexual del varón, y el estereotipo de la mujer sufrida (reminiscencias del marianismo), a señalar la doble moralidad de la sociedad, a cuestionar las políticas de salud y promover discusiones sobre anticonceptivos, planificación familiar y el aborto. Las feministas hablan a la minoría silenciosa en algunos casos, y en otros, discuten temas que muchos hombres y muchas mujeres consideran demasiado radicales o prematuros para nuestro país. La violencia física en el hogar ha salido a la luz en los últimos años, gracias a la exposición que hacen las
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feministas de los valores misóginos codificados en las leyes y en la cultura de la violencia de países como el nuestro. La discusión de la violencia personal ha ayudado a develar los sentimientos de las mujeres y a subrayar los muchos tipos de violencia que pueden cometerse contra ellas: violencia en el campo de la cultura (sexismo en los medios y la política), en la esfera sexual (el abuso sexual), en el medio social (violencia en la calle, y sexismo en el lugar de trabajo), y en las acciones de muchas instituciones (la iglesia, el sistema legal). Todos estos temas son del dominio de género y se han visibilizado debido a la creciente presencia e influencia de sociólogas, antropólogas e historiadoras, que desde sus saberes especializados han develado los subterfugios de la subordinación. Refiriéndonos a la producción histórica en el área de la familia (quizá la más desarrollada), la visión de género ha ampliado el rango de temáticas y enfoques. La historia de la familia, la historia social, y la historia cultural, han concurrido en la desmitificación de la familia patriarcal como la institución política y económica central en América Latina. Si antes los historiadores parecían enceguecidos con los grandes patriarcas y los matrimonios endogámicos, con creencia de que la familia extendida, gobernada por figuras patriarcales era lo que predominaba, hoy se retan esas nociones. El viejo enfoque de la familia en singular, ha sido desplazado. Ahora se investiga sobre las diversas modalidades de familias, la fluidez de las uniones, y la influencia de la raza y la clase en la dinámica familiar. Otra área en la que se han producido enormes cambios es en la historia laboral. Hasta la década de los ochenta, ésta se ocupaba exclusivamente de los trabajadores, de los sindicatos y del movimiento socialista. Temas en que los únicos protagonistas eran los varones. La producción reciente ha demostrado que las mujeres y las relaciones de género han sido parte constitutiva del trabajo en el campo y en la fábrica.
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Historiadoras y sociólogas han producido considerable cantidad de datos estadísticos y monografías sobre el trabajo femenino, las mujeres y la pobreza, composición de hogares, división sexual del trabajo, desigualdades salariales, educación, y acceso diferencial a los beneficios del Estado. En Colombia, de gran importancia son los trabajos de Magdalena León de Leal sobre los efectos del desarrollo en las mujeres, y la importancia de ellas en la fuerza laboral rural y urbana. Luz Gabriela Arango ha hecho sustanciales aportes visibilizando a las obreras de Fabricato, la famosa empresa de textiles de Antioquia. El enfoque de género en la historia de Bogotá es una tendencia en creciente ascenso. Trabajos pioneros sobre la historia de la familia, de las razas, y de las mujeres, como los de Virginia Gutiérrez de Pineda marcaron el camino de historiadoras, antropólogas y sociólogas que hoy examinan el pasado con nuevas herramientas, y con nuevas miradas. A esta nueva generación perteneció la tempranamente desaparecida Aida Martínez Carreño, historiadora multifacética interesada en la vida cotidiana de las mujeres en el siglo XIX, la comida, el vestido, y las desventuras de la sobrina del sabio Mutis. A esta generación pertenece el prolífico Pablo Rodríguez, que además de producir escritos importantes, compila y edita producciones sobre las familias y los niños de los países hispanoamericanos. María Himelda Ramírez, con notables contribuciones sobre las mujeres de Santafé, y Patricia Londoño, quien escribió artículos fundamentales sobre las santafereñas y la educación de la mujer en Santafé. Concluyo esta parte de mi presentación señalando que, en la misma medida en que la historia social ha rescatado los sectores subalternos del anonimato, la historia de género ha demostrado la eficiencia de las mujeres en las esferas privadas y públicas, ha explorado las diversas formas como ellas han retado a la sociedad patriarcal, y ha verificado su intervención indirecta y directa en la formación política e institucional, y en las relaciones de poder.
Quiero ahora presentar en forma sucinta mi trabajo académico, que se inscribe dentro de las nuevas corrientes historiográficas que acabo de mencionar. Mis trabajos develan la importancia social de las mujeres en la Colonia y su papel en la construcción del Estado nacional. La historia de las mujeres bogotanas ha demostrado que a pesar de los discursos sobre un antagonismo estructural de los sexos, y de la supuesta pasividad de las mujeres en asuntos de la vida pública, ellas fueron el eje vertebral de la familia y activaron la vida económica de la ciudad de diversas maneras. En el libro Los hijos del pecado, examino la ilegitimidad en la sociedad santafereña durante las últimas décadas de la dominación española. Escogí a Santafé, porque presentaba características especiales para estudiar temas sobre la familia. Por ser la capital del Virreinato de la Nueva Granada, Santafé era residencia de una crecida burocracia vinculada a actividades administrativas, religiosas y militares que florecieron en la época. La ciudad era el corazón de la región agrícola ganadera de la Sabana y lugar de convergencia de gentes que se daban cita allí para vender sus productos o para atender asuntos religiosos o civiles en sus parroquias y tribunales. La fisonomía de la ciudad era variopinta pero predominaban las castas y en menor medida la población blanca. El impulso cultural y científico que produjo la creación de la Expedición Botánica contribuyó a la formación de una elite ilustrada que buscaba diferenciarse del resto, a quienes denominaba el populacho. Así, la pobrecía que no estaba en la periferia sino que compartía las calles, las plazas, y hasta los espacios habitacionales de la aristocracia urbana, se convirtió en blanco de políticas de control que buscaban restablecer el “orden y la debida jerarquía”, que según el parecer de las elites, se estaba perdiendo. En Santafé predominaba la población femenina, una característica que sumada a la diversidad social y racial hace particularmente interesante el estudio de la organización familiar, y de la ilegitimidad.
La nupcialidad era escasa, y estaba circunscrita a las elites criollas y en menor medida, a la población indígena. En cambio las relaciones extramatrimoniales tenían un carácter endémico y como resultado, el nacimiento de hijos ilegítimos, el concubinato, la bigamia, el abandono del hogar por los maridos eran rasgos de la vida cotidiana. La exploración de los archivos parroquiales de la Catedral, Las Nieves, Santa Bárbara y San Victorino sobre bautismos, matrimonios y defunciones, demostró que aunque los hijos nacidos fuera de matrimonio eran evento común en todos los grupos socio-raciales, entre la población mestiza y mulata las cifras alcanzaban niveles extraordinarios. Uno de los propósitos del libro era explicar el porqué de la generalización de esta conducta procreativa que estaba en contravía de las convenciones normativas sobre el matrimonio predicado por el Estado y por la Iglesia, esta última obsesionada además por castigar las transgresiones sexuales de sus feligreses. Como frecuentemente ocurre, el objetivo de la investigación cambió a lo largo del trabajo. Inicialmente pretendía hacer una historia demográfica de Bogotá, aplicando las técnicas sobre población aprendidas en las aulas de la Universidad de Texas cuando realizaba mi doctorado. Eran los últimos años de la década de los ochenta y la historia cuantitativa estaba en el orden del día. No obstante, la abrumadora presencia de las mujeres en los despachos parroquiales, respondiendo por la salvación de hijos habidos en el pecado, soportando las reconvenciones del cura que registraba los hechos vitales de esos niños ilegítimos con desgano y en forma sucinta, y la ausencia de padres y maridos que expresaba despreocupación por sus hijos o quizá temor por el cura regañón, me llevó a indagar sobre la vida de estas mujeres, sobre los ilícitos sexuales, la estructura familiar, la matrifocalidad, rasgo sobresaliente de la organización familiar, el destino de las niñas y los niños ilegítimos y sobre el tipo de sociedad que producía estas formas peculiares de relaciones entre hombres y mujeres.
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En los archivos de la ciudad encontré la información cualitativa que necesitaba. Los documentos revelaban un universo de motivaciones íntimas, de actitudes personales, de diálogos, acusaciones, reproches, castigos y de las razones y sinrazones del amor entre las gentes que trasgredían las normas matrimoniales. Encontré que la mayoría de niñas y niños ilegítimos hacían parte de un tupido tejido de relaciones sociales de la población plebeya en constante confrontación con las autoridades coloniales. Los juicios civiles y criminales por ejemplo, son una ventana abierta que nos deja presenciar la interacción entre las actitudes personales y la ley; las presiones para aceptar las normas sociales prescritas, y también los deseos de retar la normatividad o escapar de ella. En este trasegar en los tribunales abundaban las mujeres, especialmente las mestizas pobres. Todas estas “patologías” familiares estaban íntimamente ligadas a las desigualdades de género puestas en marcha a raíz de una sobre-representación demográfica de las mujeres que beneficiaba al conquistador español y que fueron comunes en toda Hispanoamérica desde los primeros tiempos de la Colonia. Esta característica estructural que tendió a incrementarse hacia fines de la Colonia adquirió rasgos especiales en Santafé. De acuerdo con los recuentos censales desde 1779, las mujeres constituían el 59% de la población total de la ciudad. La abultada cifra era el producto de la migración interna conformada en su gran mayoría por mestizas e indígenas solteras. Los efectos de este desequilibrio entre los sexos se hicieron sentir en la “feria matrimonial”. La presencia del alto número de mujeres indujo a que la forma de organización de la vida doméstica se hubiera realizado a través de modalidades poco ortodoxas para el orden ilustrado borbónico, como el amancebamiento y las relaciones temporales. En este tipo de uniones las mujeres generalmente respondían por el hogar y por los hijos, y los hombres en muchos casos eran figuras transitorias. La proporción de mujeres jefas de hogar en las cuatro
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parroquias era de 48%, cifra considerable y superior a la que se ha encontrado en otras ciudades de la Hispanoamérica de finales del siglo XVIII. Las mujeres que lideraban sus grupos domésticos eran miembros productivos de la sociedad colonial. No solamente tenían a su cargo la protección, el cuidado y el mantenimiento de sus hijos, sino que participaban activamente en la vida económica de la ciudad. La función más claramente asociada con las mujeres de los sectores populares era la producción y el expendio de chicha. La creciente demanda de chicherías en Santafé influyó en el crecimiento urbanístico y en el aumento de los bienes de corporaciones públicas como el Cabildo y el hospital de San Juan de Dios que derivaban renta del arriendo de locales destinados a la venta de chicha. No obstante, las autoridades virreinales en su afán de proteger la moralidad pública emprendían verdaderas cruzadas contra las chicherías por considerarlas sitios de “prostitución y holgazanería… receptáculos de todas clases de gentes perdidas y origen de los escándalos y corrupciones de costumbres que se advierte en la plebe.” Factores de índole socio-racial también intervenían en la cualificación de los ilícitos contra la familia: En el siglo XVIII el mestizaje se había generalizado y las castas conformaban la población más numerosa de la ciudad (57%). ¿Qué significó el cruce de las barreras raciales para el potencial ascenso social de las castas? Mi argumentación sobre este punto es que el proceso de blanqueamiento, al efectuarse por vías reprobadas por la Iglesia y el Estado colonial, marginó a esta población de beneficios civiles y económicos. El matrimonio eclesiástico, dominante solo entre las minorías criollas, reforzó su carácter de exclusividad y de instrumento de discriminación racial. Los reclamos de pureza de sangre entre los miembros de la elite cobraron renovada fuerza a finales de la Colonia. Estos reclamos servían para impedir el acceso de las castas a las filas de la llamada “gente decente”, que eran los criollos, preocupados por el honor y el buen nombre.
¿Estaba la capital fatalmente afectada por los “desórdenes de la carnalidad”, como clamaban las autoridades civiles y religiosas? ¿Era el concubinato sinónimo de promiscuidad? ¿Estaban los ilegítimos al margen de la sociedad? No hay duda que la rigidez de las normas matrimoniales, y los altos costos del matrimonio que impedían el acceso de los pobres al sacramento, eran la causa de los ilícitos. También, el exceso de mujeres contribuyó al amancebamiento, al adulterio, al abandono de ellas por sus consortes y a la desprotección legal de los hijos. No obstante, hay que resaltar el carácter flexible y fluido de la organización familiar que permitía la existencia de diversas modalidades de familia. La condición de ilegitimidad era también flexible. Mediante acciones legales los ilegítimos podían ser reconocidos o legitimados y gozar de los privilegios que disfrutaban los hijos nacidos dentro de matrimonio eclesiástico. La mayoría de los niños que jugaban en las calles de Santafé eran hijos naturales de padres solteros que habían constituido uniones informales que en todo, excepto en la bendición del cura, funcionaban como las familias legalmente constituidas y eran aceptados por sus pares sociales, por las gentes con quienes compartían la vida. Mi argumento aquí es que cuando una gran parte de la sociedad adopta patrones de matrimonio y modalidades de procreación que se alejan de la normatividad prescrita — del modelo hispánico de matrimonio y de familia patriarcal— éste debe estudiarse como una modalidad más dentro de un conjunto de opciones de apareamiento y familia. Argumento en el libro que las uniones informales eran aceptadas por el vecindario de pertenencia, y que los hijos de estas parejas se incorporaban al grupo social a través de relaciones de compadrazgo y de redes de apoyo de las madres solteras. Pero, por supuesto, los amancebados, las madres solteras y los niños ilegítimos carecían de los derechos legales otorgados a las familias formalmente constituidas y eran la población más pobre y desprotegida de la ciudad.
En la Bogotá del siglo XXI, las patologías de familia suelen interpretarse como el producto de la participación desigual en la economía capitalista, y como efecto de la desorganizada urbanización de la ciudad. En relación con el género, las mujeres, convertidas en ciudadanas participantes han legitimado su presencia en la esfera pública, pero continúan sosteniendo la carga del hogar, la violencia doméstica y la doble moral sexual de los varones. En mi trabajo intenté demostrar que la desorganización familiar, cuyo fruto más visible era la ilegitimidad de la prole no es un fenómeno contemporáneo, sino que tiene sus raíces en la Colonia y está asociado con las desigualdades de género, étnicas y de clase, que en forma singular han contribuido al tejido de la sociedad bogotana. Mi proyecto actual es sobre el amor y la política entre las elites bogotanas en el siglo XIX. En ese siglo se definieron las esferas de acción masculina y femenina con nítida claridad: es el periodo en que nacieron el hombre público y la mujer doméstica. En mi manuscrito arguyo que en la concepción de la esfera pública subyacía una clara ideología de género construida sobre la exclusión de todo lo que hiciera referencia a lo femenino. En la correspondencia y literatura de la época se reiteran la familia y el hogar como el reino del amor y de las relaciones desinteresadas. En mi investigación demuestro que las dos esferas, las del amor y la política, no estaban tan separadas como se ha creído. Las mujeres se interesaban por el devenir de la nación y los varones dependían de ellas para su protagonismo en la esfera pública, pero más que todo, para su propia felicidad personal. La Independencia, el paso de súbditos a ciudadanos, fue un momento sin precedentes y lleno de posibilidades. No obstante, los discursos sobre derechos universales en la práctica excluyeron a las mujeres y a los plebeyos del goce de la ciudadanía. La marginalización de las mujeres y de lo femenino ocurrió al ser transformadas y refundidas con la nueva identidad
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de la nación: ellas fueron reificadas como símbolos y no como actores. Los padres de la patria pretendieron protegerlas de las impurezas de la política; en el proceso su derecho al voto fue escamoteado. Después de la Independencia se produjo una reconceptualización del papel de los géneros. La nueva nación se fundaba sobre principios filosóficos de racionalidad y justicia y las mujeres, según se creía, ni eran racionales ni podían desarrollar un sentido de justicia universal porque su mundo era el de lo particular, y allí no opera una justicia universal. La carencia del sentido de justicia (que se identificaba con el desorden de las mujeres) podía ocasionar la destrucción del Estado. Para justificar el alejamiento de las mujeres de los asuntos políticos se acudió a la naturaleza femenina, a su biología. La intervención de las mujeres en lo público se interpretaba de esta manera como contradictoria al diseño racional para el orden social. Las mujeres eran seres naturales y el lugar natural de las mujeres era el hogar y la familia. Cabe anotarse que en la negativa de otorgar derechos ciudadanos a las mujeres primaron razones de género más que de raza o clase. Una prueba fehaciente es la extensión del voto a todos los varones sin distingo de posición social o de color, otorgado por la Constitución de 1853. Es interesante traer a cuento aquí, la reacción que produjo la decisión de la Constitución municipal de la provincia de Vélez de conceder a sus mujeres el derecho a votar en ese mismo año. La oposición no se hizo esperar; muchas voces se levantaron escandalizadas. Traigo a colación el comentario del periodista Juan de Dios Restrepo, que escribía bajo el seudónimo Emiro Kastos, …Las mujeres merecen garantías civiles, [y] protección social: pero nuestro voto es negativo cuando se habla de su participación en política. Mi voto es negativo. La vida pública no es su elemento… quédense pues en la casa como las sacerdotisas en el santuario, manteniendo encendido el fuego celeste de los afectos y formando
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en medio de los ardores de la vida un oasis fresco y risueño donde reposa tranquilo el corazón. Quédense allí y déjennos a nosotros el placer de hacer presidentes o dictadores, de intrigar en las elecciones, de insultarnos en los congresos, de mentir en los periódicos y de matarnos fraternalmente en nuestras contiendas civiles… la mujer estará siempre bajo el imperio del hombre porque dígase lo que se quiera el débil jamás podrá emanciparse del dominio del fuerte… la educación inspira al hombre sumisión voluntaria a la debilidad, respeto caballeroso por la mujer…1
La decisión de conceder el derecho al sufragio a las mujeres de Vélez se enmarcaba dentro del radicalismo liberal de los santandereanos que participaron en las reformas de mediados del siglo XIX, y fue rápidamente derogada por el clamor que en su contra se elevó entre liberales y conservadores. Se pensaba que otorgar derechos políticos a las mujeres no era conveniente para la sociedad por su efecto negativo en las costumbres. El periodista opinaba que la medida no redundaría en bien de la política, ya “Que la disposición que hace a las mujeres electores y elegibles, emanó más bien de un sentimiento de galantería que de un pensamiento político. La mujer llevaría a la urna electoral la opinión de su marido, de su padre, de su hermano o de su amante, con lo cual se conseguirían más boletas pero no más votos.” La idea de que la política era el reino de la argucia y la degradación, llevó a personas tan notables como doña Soledad Acosta de Samper a oponerse a que el sexo femenino se mezclara en la política. Decía doña Solita: Lejos de nosotros está la idea de abogar por la absurda emancipación de la mujer, ni pretendemos pedir que ella aspire a puestos públicos ni que se le vea luchando en torno de las mesas electorales, no; esa no es su misión, e indudablemente su constitución, su carácter y naturales ocupaciones no se lo permitirán jamás. Pertenece sin disputa al hombre la parte material y visible del negocio público, pero quedaría a la mujer, si ella quisiera, la parte más noble, la influencia moral en 1 Emiro Kastos, “Algo sobre las Mujeres,” en El Tiempo, (33) 14 de agosto de 1855.
las cuestiones trascendentales y fundamentales de la sociedad. El golpe de vista de la mujer inteligente, es generalmente claro y perspicaz y por eso debería penetrar en los antros de la política para limpiarla y acrisolarla. Sin embargo, la prescindencia de que hace alarde y que distingue a nuestras mujeres es tan notable que no titubeamos al imputar a este estado de cosas gran parte de la degradación en que han caído los negocios públicos en Colombia...
No estaban las mujeres exentas de responsabilidades sociales. Sus tareas eran las de formar a los futuros ciudadanos en las primeras fases de su desarrollo, e inculcar valores morales y religiosos y la nueva república exigía educar a las mujeres para cumplir bien su papel. La Iglesia, y la literatura prescriptiva de la época difundían modelos de feminidad deseable en donde abundaban cualidades como la abnegación, la sumisión al marido, el sacrificio, la virtud, la piedad, y el ahorro en los gastos de la casa. A simple vista, hombres y mujeres caminaban por líneas paralelas. Ellos ocupados en las importantes tareas de la construcción del Estado, ellas en las minucias repetitivas de la casa y en la moralización de la prole. Una mirada superficial de estos discursos llevaría a la falsa creencia de que los espacios de acción femeninos y masculinos estaban rígidamente separados, y que había una segregación emocional entre hombres y mujeres. Pero la realidad era más compleja que lo prescrito. La exploración de otras fuentes distintas a los libros de conducta, develan aspectos de la intimidad de los bogotanos, ámbitos de convergencia en donde el poder se relativizaba, y las fronteras entre los sexos se borraban. El escrutinio de cartas y diarios escritos por hombres y mujeres de las elites que residían en Bogotá me abrió el camino. Explorar el mundo afectivo que se advertía en las fuentes, se convirtió en el objetivo central del trabajo. El examen de la correspondencia de personas como Agripina Samper y Manuel Ancízar, y de diarios íntimos como los de Soledad Acosta y José María Samper develan el mundo multifacético y fascinante del amor conyugal y familiar entre los
miembros de las clases altas bogotanas que vivieron a mediados del siglo XIX. Mi atención se centra en los hombres y mujeres de las clases altas bogotanas, y excluyo a los sectores populares porque en mis pesquisas encontré que el medio que utilizaban los jóvenes para aprender sobre el amor y sobre las formas propias de expresarlo era la literatura, especialmente las novelas, y los pobres no tenían acceso a la lectura, tampoco disponían del tiempo que requería el ritual del cortejo, la introspección obsesiva, o la melancolía que fueron los constructos del amor romántico. Pero sobre todo porque el amor romántico tal y como se expresó desde mediados del siglo XIX, fue un fenómeno asociado con la burguesía naciente y con la cultura que ellos crearon. ¿Y qué tiene que ver el amor, ese sentimiento tan privado, y al parecer único e irrepetible según lo perciben los enamorados, con la cultura? Las formas permitidas de expresar el amor hacen parte de la cultura, o mejor, como lo expresa la filósofa Eva Illouz, la cultura es el marco donde las experiencias emocionales se organizan, se rotulan, se clasifican y se interpretan, y fue la apertura cultural del siglo XIX lo que estimuló el surgimiento del amor como requisito indispensable para la felicidad en el matrimonio, y cuando el marido y la esposa comenzaron a ser vistos como colaboradores en una empresa emocional conjunta. Esto fue algo nuevo y revolucionario en el mundo moderno (desde finales del siglo XVIII en Europa). Antes, el amor no era necesario para el matrimonio. La implicación emocional de la pareja, podía llevar a que los dos olvidaran sus obligaciones ordinarias y en este sentido el amor era transgresor y por supuesto, no era conducente al matrimonio. Entre las elites, la escogencia de pareja era asunto que competía a los padres y en el matrimonio primaba el intercambio de beneficios concretos entre las familias, y razones de honor y de posición social. El triunfo del
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amor, la libre escogencia de pareja y la búsqueda de la felicidad conyugal, fueron el legado del siglo XIX. Pero el amor no estaba relegado a la esfera privada sino que hacía parte de rituales públicos, conflictos sociales y de la política. Piénsese en la influencia de Nicolasa Ibáñez, que por los meandros de los amores prohibidos influyó en el alineamiento de su hijo José Eusebio Caro y su nieto Miguel Antonio en el partido conservador, o en la influencia de Soledad Acosta en la conversión de José María Samper al conservatismo. Finalmente, mi trabajo actual se funda en la idea de que el estudio de la familia desde una perspectiva de género no alcanza su total potencial si solo registramos la evidencia de las mujeres, o si partimos de la falsa creencia de la separación rígida de los espacios de acción femeninos y masculinos. La familia en su más profundo sentido se define por las relaciones de intimidad entre sus miembros. Creo que es necesario construir una narrativa que dé cuenta de la rigidez y fluidez de las interacciones emocionales entre hombres y mujeres. Los roles sexuales no son planos, y no expresan solo oposición o confrontación. Si en el siglo XIX los discursos hablaban de separación de las esferas y de la manera ideal de ser mujer y hombre, la realidad era fluida, y las barreras de género a veces se borraban, y se violaban las
expectativas de los roles sexuales, sin embargo las ideologías sobre la diferencias entre hombres y mujeres se mantenían. Para concluir mi presentación, quiero resaltar la influencia que en mi vida personal y profesional ha tenido el Grupo Mujer y Sociedad, que nació en la Universidad Nacional de Colombia en la década de los ochenta, cuando los estudios sobre mujer y sobre género irrumpían con fuerza en el mundo. Allí encontré las coordenadas para empezar a navegar en el desconocido mundo de las mujeres, cuando todavía carecía de brújula y compás, de instrumentos teóricos, de fuentes, y de modelos para legitimarlas como sujetos históricos. En el grupo encontré también la complicidad y la alegría que suele fluir libremente entre mujeres. Agradezco también la presencia de mi familia, amigas, amigos y colegas en esta ceremonia de tanto significado para mí. Cada uno de los aquí presentes ha contribuido, de manera directa o indirecta a mi trabajo intelectual, escuchando, inspirando, aclarando dudas, y señalando caminos. Agradezco su presencia aquí, pero sobre todo su compañía a través de la vida. Muchas gracias. 1 de junio de 2011
Rondas I, 2008 Carolina Convers
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Diana Marcela GĂłmez Correal
Estudiante de Doctorado en AntropologĂa Universidad de North Carolina en Chapel Hill
Feminismo y modernidad/colonialidad: entre retos de mundos posibles y otras palabras
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El objetivo de este artículo es aportar a la discusión sobre la relación entre modernidad y feminismo en el contexto colombiano, partiendo de la propuesta decolonial. En ese sentido, la modernidad será entendida desde una dimensión espacio-temporal distinta a la usualmente empleada. El debate decolonial trae a la luz, en una perspectiva de larga duración, el transfondo político-ideológico de lo moderno y las implicaciones que tiene su surgimiento y afianzamiento en espacios geográficos como el nuestro y en movimientos como el feminista.
El feminismo es una hija rebelde de la modernidad ilustrada. Aunque han existido historias de resistencia de las mujeres a la dominación patriarcal en distintas épocas y contextos históricos, es el discurso moderno ilustrado el que permite la formulación del feminismo como horizonte político de lucha. Las ideas de Igualdad, Fraternidad y Libertad, así como las ilusiones que despertaron revoluciones como la francesa, fueron el escenario propicio para que las mujeres europeas pensaran en la posibilidad de transformación de su situación de opresión. Conocida es la historia de Olimpia de Gouges y su ejecución en el cadalso cuando exigió acceso para las mujeres a los mismos derechos que los hombres. Rápidamente quedó en evidencia, en contextos como el de Francia y el de Inglaterra, que los pilares sobre los que se cimentaba el nuevo orden social y político y las prerrogativas que significaban para los ciudadanos, no se aplicaban por igual a la generalidad de habitantes de los Estados-nación. No habría que esperar mucho para que observáramos lo mismo en América Latina y el Caribe, donde pese a los procesos de Independencia, sujetos históricamente discriminados como los indígenas, los negros, las mujeres y los pobres, quedamos excluidos de los derechos que ofrecía la nueva comunidad imaginada.
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Esta reflexión surge de observar la necesidad de una mirada crítica sobre la relación entre feminismo y modernidad en Colombia en el seno del movimiento feminista. Desde mi punto de vista esto es perentorio toda vez que el discurso moderno ilustrado limita el accionar transformativo y subversor del feminismo. No se trata de descartar dicho discurso –sería una ceguera política y una negación histórica-, sino más bien de revisarlo críticamente para potencializar sus aspectos positivos, y para aprender de la práctica política del feminismo del último siglo en Colombia y el primer decenio del siglo XXI. Ninguna de las efemérides que convocan este número de la revista habrían tenido lugar sin ese transfondo discursivo, y ninguna de las que hoy escribe se hubiese podido reconocer feminista si ese discurso no hubiese habilitado sueños de emancipación. La primera parte de este artículo presenta la conceptualización de la modernidad de la cual se parte, poniendo de relieve lo que ha implicado su implementación en lo que ahora es territorio colombiano. También explora la relevancia y las características del diálogo entre lo que se conoce como pensamiento decolonial y los feminismos. La segunda parte, sólo pensada a manera de provocación –para retomar parte del espíritu de preparación del próximo EFLAC, Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe– enuncia lo que he identificado como cuatro retos que suponen la postura moderna para la lucha feminista en el país. De uno de ellos se desprenderán algunas reflexiones sobre las diferencias, punto crucial a tener en cuenta en el siguiente EFLAC, y en general en nuestra práctica feminista. Por último, presento unas breves conclusiones en el cierre.
I. La modernidad/colonialidad1 Partiendo del contexto latinoamericano, las y los teóricos decoloniales consideran que la modernidad inicia con la Conquista de América. Dussel distingue entre dos tipos de modernidad. El primero es el encuentro entre los dos mundos, y el segundo aparece con la Revolución Industrial y la Ilustración, permaneciendo hasta el presente.2 El encuentro entre Europa y América significó una serie de cambios que transformaron la configuración del planeta. Uno de estos cambios es el de la transición de un mundo policéntrico a uno monocéntrico, el cual está acompañado de variaciones en los circuitos económicos que a su vez implicaron un proceso de hegemonía capitalista a través del control del Atlántico luego de 1492. En términos decoloniales, aparece un sistema mundo moderno colonial caracterizado por un ensamble de procesos y formaciones sociales que abarca un colonialismo moderno y modernidades coloniales. Estas articulan las principales formas de poder dentro del sistema (Escobar, 2007: 185).3 Quijano conceptualiza este poder como colonialidad del poder, el cual toma forma alrededor de elementos claves como la raza y el trabajo, el espacio y la gente. Dicha 1 El programa de investigación modernidad/colonialidad ha puesto un debate interesante en Latinoamérica que analiza nuestras particularidades desde un lente histórico, partiendo de una producción de pensamiento propia de la región. Este programa es heredero de tradiciones como la teoría de la dependencia, la teología de la liberación y la investigación -acción participativa, las cuales han sido algunas de las contribuciones más originales del pensamiento crítico latinoamericano del siglo XX (Escobar, 2007: 180). Al programa modernidad/colonialidad se han sumado diversidad de intelectuales –mujeres y hombres– que han profundizado y diversificado las apuestas político-conceptuales propuestas. Esto es lo que aquí identifico como pensamiento decolonial, dentro del cual es importante situar el pensamiento indígena y afrodescendiente, los cuales han sido en muchos casos punto de partida de las propuestas de los teóricos decoloniales. Para ver una descripción analítica del programa de investigación modernidad/colonialidad ver. Ver Escobar (2007). 2 En contraste, Foucault define la modernidad como un momento histórico signado por una actitud particular frente al presente que alcanza su máxima expresión en la Ilustración (Foucault, 1984). Filósofos como Kant conciben la Ilustración como un momento en el cual la humanidad arriba a su mayoría de edad. Desde la perspectiva de Foucault, el proyecto moderno es caracterizado por una permanente autocrítica y por la construcción de posibilidades a través de su existencia. Esta modernidad es entendida aquí como el segundo tipo de modernidad de la que habla Dussel, y en este texto es nombrada como la modernidad ilustrada. 3 Todos los textos originales en inglés fueron traducidos por cuenta propia.
conceptualización responde a las necesidades de la gente blanca –europea– y del capital. 4 El proyecto cultural y político europeo que se instaura con sangre desde el encuentro de los dos mundos, estuvo fuertemente ligado al proyecto económico. Desde entonces, un grupo específico de personas impuso sus puntos de vista y sus maneras de vivir al resto de los pueblos. Afortunadamente se mantuvieron múltiples resistencias que permitieron la sobrevivencia de algunas de esas diferencias. El proceso de imposición incluyó los ámbitos de la economía, de la política y la cultura, de la producción de conocimiento y de las subjetividades. Mignolo habla de una matriz colonial de poder, la cual trabaja como una estructura invisible impresa en nuestros cuerpos y mentes (Mignolo, 2009: 75). En esa matriz se incluyen además de los ámbitos nombrados, dominios como la autoridad, las estructuras de género y sexuales y la relación que establecemos con la naturaleza. Ese proyecto moderno/colonial fue impuesto primero con violencia y luego con seducción, y significó al mismo tiempo una violencia epistémica que desconoció el conocimiento de los no europeos.5 En ese proceso surgió una intersubjetividad concreta, en la cual lo europeo es considerado como lo 4 Es en este momento que la categoría raza aparece con profundas consecuencias como la esclavización de los negros, la apropiación y explotación del trabajo indígena, y la eliminación física de africanos y los pobladores originarios de Abya Yala. La categoría de raza no existía antes del encuentro de los dos mundos. Fue una construcción histórica y cultural sin ningún soporte real biológico, inventado para dominar. Siguiendo a Mignolo, la raza se constituyó en una presuposición ontológica y epistemológica basada en la religión y en la estructura secular del tiempo (Mignolo, 2009: 71). Abya Yala es la forma en la que los indígenas Kuna nombran el territorio ancestral que les fue arrebatado por los europeos. Nombrar América de esa manera implica una lucha por el reconocimiento cultural y por visibilizar la violencia que el proyecto moderno/colonial ha implicado. Armando Muyolema (2001) usa la expresión para problematizar el concepto de América Latina como una categoría que niega y reniega de lo indígena. En este texto se usa en algunos momentos de manera intercambiable con América Latina y Afro América para visibilizar que esta porción del continente cuenta con otras formas para nombrarse, ancladas en historias, luchas y tradiciones particulares. 5 Europa impuso su epistemología en detrimento de la pluralidad de formas de conocer y concepciones del mundo presentes en Abya Yala. Eurocentrismo –la forma de conocimiento de la modernidad/colonialidad– es una representación hegemónica y un modo de conocer que se clama universal por sí misma (Escobar, 2007: 184). Como plantea Mignolo, las disciplinas del conocimiento fueron infestadas por la matriz racial moderna (Mignolo, 2009: 73). De esa manera es fundamental reconocer la diferencia colonial como un locus de enunciación (Andreotti, 2010: 3), lo cual reconoce que todo conocimiento es situado.
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superior. Una suerte de colonialidad del ser emerge como una dimensión ontológica colonial en los dos lados del encuentro (Maldonado, en Escobar, 2007: 185). La colonialidad del poder, como lo plantea Quijano (2007), no desaparece con el fin del colonialismo –una estructura política que implica el ejercicio de dominación de una sociedad sobre otra-. La colonialidad -la manera como la dominación es ejercida, el resultado de su ejercicio y sus consecuencias- se mantiene incluso luego de los procesos de descolonización e independencia. Para el mismo autor, la colonialidad es una parte intrínseca de la modernidad, y no uno de sus productos. En ese sentido se habla en este artículo de modernidad/colonialidad, reconociendo el lado oscuro –históricamente anclado- del proyecto moderno.6 La propuesta decolonial que busco describir en estas líneas, está también asociada con la producción de conocimiento, las luchas políticas y las propuestas de los pueblos indígenas de Abya Yala y de la población afrodescendiente, así como de los mestizos que han cuestionado el colonialismo y la colonialidad del poder. Indígenas como Fausto Reinaga (1969), por ejemplo, problematizan cómo lo europeo construyó al indígena como el otro salvaje, no humano y cómo devaluaron sus producciones de conocimiento. Sus críticas y propuestas implican una lucha por la enunciación y por la representación propia, así como una agenda política que privilegia visiones no occidentales. En el mismo contexto boliviano, Silvia Rivera (1991) ha desarrollado importantes reflexiones sobre el colonialismo experimentado por las sociedades indígenas andinas, las resistencias que estas sociedades 6 En contraste con críticas internas a la modernidad, como las del postmodernismo o la del francés Bruno Latour (1991), comparto la perspectiva decolonial cuando reconoce un lado oscuro de la modernidad. Para Latour, nunca “hemos” sido modernos. Desde mi punto de vista las contradicciones que Latour describe como parte de la modernidad son una parte intrínseca de ella. De esa manera el “nosotros” de Latour debería ser enunciado como “ustedes” (sujetos hegemónicos de Europa y Estados Unidos) siempre han sido modernos. Su modernidad implica toda esa serie de contradicciones, y su modernidad incluye un lado oscuro –el de la dominación sobre otros territorios que han conceptualizado de diferentes maneras, entre ellas como “tercer mundo” o los territorios a “modernizar” -.
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han puesto en marcha desde la Conquista, al tiempo que reconoce lo indígena como una posibilidad política para el presente y una opción de sociedad para la construcción de futuro.7 En esa lógica se enmarca el concepto andino de nayrapacha, que condensa una visión del pasado pero del pasado-como-futuro, “como una renovación del tiempo-espacio” (Rivera, 1991: 10). Es desde contextos concretos de lucha como la feminista que las búsquedas y apuestas político-conceptuales decoloniales pueden tener concreción, así como la propuesta de Escobar (2007) de mundos y conocimientos de otra manera. La perspectiva decolonial no se plantea por el simple gusto de un marco distinto de referencia, sino por el reconocimiento de falencias en el proyecto moderno y por las consecuencias de su contra cara: la colonialidad. Basta dar un vistazo al mundo para constatar cómo el proyecto moderno occidental está en serios aprietos. De ello dan cuenta las crisis recientes del capitalismo en Estados Unidos y Europa, los regímenes políticos autoritarios auspiciados por los ideales modernos como son los casos recientes en África, el deterioro de la naturaleza, la profundización de la violencia como forma de acción política, las crecientes inequidades económicas, así como las desigualdades de reconocimiento cultural y simbólico que siguen sufriendo varias colectividades. Desde mi punto de vista, partir de la definición que proponen los decoloniales de la modernidad es un importante movimiento político y epistemológico 7 Un espacio privilegiado de descolonización son las literaturas indígenas de Abya Yala. En varias de esas escrituras es posible observar críticas al colonialismo, el capitalismo, el imperialismo y la colonialidad del poder. Como en el caso de Reinaga (1969), estas literaturas son la expresión de luchas por la enunciación propia pero también por la existencia de otras epistemologías y cosmovisiones. Como planteo arriba, es un paso necesario en la concreción de la decolonialidad como proyecto político hacer estas voces visibles como propuestas decoloniales, el lugar importante que juegan en la constitución de un espacio intelectual y el establecimiento de diálogos horizontales con ellas. Desafiar la modernidad/colonialidad implica transformar las relaciones de poder tradicionales entre la academia, los subalternos y los movimientos sociales, así como las relaciones entre Sur y Norte. Esto supone conceptualizaciones distintas a las hegemónicas sobre la academia y la investigación. Siguiendo a Smith (1999) es interesante preguntar qué pasa cuando el subalterno se convierte en investigador, que podría transformarse a una pregunta sobre qué pasa cuando la “subalterna” del feminismo se vuelve feminista.
que reconoce que la modernidad no es solamente producto de los europeos sino también de las que fueron colonias; que esta contiene un lado negativo: el de la dominación, la violencia, la expropiación y la invasión; y que la modernidad es un proyecto antropocéntrico, logo céntrico y falo céntrico. Como lo plantea Leff, el mundo es ordenado siguiendo principios racionales desde la perspectiva de una conciencia masculina eurocéntrica que incluye una extrema economización8 y tecnificación del mundo (Leff, en Escobar, 2007: 183). Considero necesario no solo reconocer el lado negativo de la modernidad, sino también las trampas y encrucijadas que el proyecto moderno implica aun en los principios que resultan más perentorios, llamativos y justos para nosotras. La modernidad ilustrada parte de principios que son configurados durante la colonia y que corresponden a la cosmovisión de los dominantes. Así, por ejemplo, se consolidan nociones como las del sujeto universal y la concepción del tiempo lineal con implicaciones tan serias como suponer que solo existe un modelo de sociedad posible: la moderna occidental –en sus versiones de capitalismo o socialismo-, y que es hacia ella que el resto del mundo debe caminar. El llamado de la decolonialidad, y de este artículo, es visibilizar las consecuencias que lo moderno implica en la negación de la diferencia individual y colectiva, en los ámbitos de las subjetividades y de lo geográfico, político, cultural y económico, así como en la construcción, definición y puesta en marcha de futuros posibles. De esa manera el proyecto decolonial implica una propuesta radical en términos epistemológicos y de construcción de otras subjetividades. La decolonialidad problematiza el lugar de enunciación y de producción de conocimiento. Para muchas y muchos intelectuales europeos y norteamericanos ha sido difícil cuestionar de manera radical la historia y el contexto que le da surgimiento a sus ideas, así como ver 8 Una crítica a la postura moderna ilustrada debe estar acompañada de una crítica al proyecto económico hegemónico. Esto es urgente no solo porque el capitalismo implica desigualdades entre hombres y entre naciones, sino porque también convierte a los seres humanos en objetos y es destructivo de la naturaleza.
la centralidad que ellos sustentan en la producción de conocimiento.9 El debate sobre la modernidad se ha profundizado cuando desde geo-temporalidades específicas se debate el pasado, el presente y futuros posibles. En ese proceso se ha develado la construcción subordinada como el “Otro” del proyecto hegemónico.10 La decolonialidad reconoce la diferencia colonial como un espacio epistemológico y político central. En ese sentido, la transformación puede provenir de los sujetos negados por ese modelo, y de los espacios de dominación en los cuales el lado oscuro de la modernidad ha tomado más fuerza. Sin esencializar, considero que hay más posibilidades de encontrar alternativas subversoras a las crisis actuales en los lugares donde la modernidad no ha funcionado que en los lugares donde ésta ha sido más o menos exitosa. Allí mujeres y hombres han sostenido los privilegios que el sistema moderno/colonial ha implicado y las propuestas de cambio pueden terminar configurando el mismo modelo sin transformaciones reales si la gente no opta por apuestas radicales y no meras enmendaciones al modelo de dominación.
Caminando desde y hacia un feminismo decolonial Dentro de la propuesta decolonial, ha habido avances teóricos que ponen la discusión sobre la situación de las mujeres en la estructura moderna/ colonial. En el artículo “Worlds and Knowledges Otherwise…”, Escobar (2007) identifica tres retos del programa modernidad/colonialidad. Uno de ellos está relacionado con la subordinación de las mujeres.11 Para el autor, el tratamiento del género en 9 Algunos de ellos producen conocimiento desde los lugares privilegiados y las prerrogativas que el discurso moderno ofrece: la posibilidad de ser el discurso hegemónico. Para ellos ha sido difícil darse cuenta de lo que producen: la permanente construcción de un “otro” devaluado. 10 Podemos encontrar varios marcos teóricos que emergen de este lugar de enunciación como los estudios postcoloniales, la teología de la liberación, la teoría de la dependencia, los estudios subalternos de Asia del Sur, la teoría feminista chicana, entre otras. Siguiendo a Escobar (2007), el pensamiento decolonial puede situarse dentro de estas miradas críticas y dentro de la tradición de pensamiento crítico latinoamericano. 11 Las otras dos tienen que ver con una mirada crítica sobre la explotación de la naturaleza y el repensarse la economía. Para el autor, la crisis medioambiental signa los límites de la modernidad, la racionalidad instrumental y refleja los fracasos de la modernidad para articular la biología y la historia
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el grupo no ha sido completamente adecuado. Elina Vuola, una de las primeras en hablar sobre este silencio, plantea que los teólogos de la liberación no identificaron las posiciones de raza y género como centrales en la configuración de los sujetos con los que trabajaban, y que fueron incapaces de responder a los retos que surgen cuando el objeto de estudio se convierte en sujeto por su propio derecho. Para ella, el “otro” es subsumido en una totalidad centrada en lo masculino que niega la existencia de las mujeres en su alteridad y diferencia, y las excluye a ellas y a sus preocupaciones teóricas y políticas (Vuola, en Escobar 2007: 192-193). A pesar de esta situación, Escobar encuentra puntos de convergencia entre el feminismo y el programa modernidad/colonialidad, tales como la sospecha de los discursos universales, el reconocimiento de que todo conocimiento es situado y que su naturaleza es parcial, y las preocupaciones por la subjetividad y la identidad (Escobar, 2007: 195). Siguiendo a Escobar, una de las potencialidades del encuentro entre feminismo y pensamiento decolonial, está en la posibilidad de avanzar en el desmantelamiento de las posiciones eurocéntricas que siguen teniendo lugar en varias corrientes de pensamiento feminista, trayendo a colación el lenguaje de la ‘diferencia colonial’. Desde mi punto de vista, reconocer y transformar la realidad de las mujeres en América Latina, Abya Yala y Afro América, hace necesario poner en conversación las teorías y luchas feministas con la perspectiva decolonial. En ese sentido, se necesita una conversación de doble vía que además hable desde la historia y las realidades de las mujeres, y no solo desde el logocentrismo. En ese diálogo es perentorio abordar dos de las estructuras de dominación que nos cruzan como mujeres de Abya Yala: el patriarcado y la modernidad/colonialidad. En ese camino, los aportes de María Lugones (2008) son importantes para la modernidad/colonialidad a través de la capitalización de la naturaleza y el trabajo (Escobar, 2007: 197). En los tres casos, Escobar invita a hacer visible las diferencias desde la perspectiva de la modernidad/colonialidad. Para eso, el reconocimiento de la naturaleza como actor y agente es vital. En el caso de la economía, es necesario dar cuenta de las alternativas económicas que existen en el presente.
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pues historiza, desnaturaliza y problematiza las concepciones de género que el programa modernidad/ colonialidad estaba usando. En su perspectiva las preguntas por el patriarcado están en relación directa con las especificidades del sistema mundo moderno/colonial en América Latina.12 Primero, plantea que el patriarcado no puede concebirse como una estructura universal -transhistórica y transcultural-, lo cual abre la puerta a la posibilidad de que este sea transformado. Segundo, Lugones invita a evitar la réplica de entendimientos hegemónicos –impuestos desde el sentido común y el ejercicio del poder de los actores sociales preponderantes- acerca del sexo y el género en los análisis decoloniales. Tercero, la autora se pregunta por qué algunos sujetos subordinados como los hombres negros han sido indiferentes a las luchas de las mujeres negras cuando sus demandas hacen parte de procesos anti-dominación. Y cuarto, se interroga por la ceguera a la diferencia colonial de las feministas.
12 En general la decolonialidad parece enfocarse en los cambios que el capitalismo supuso para el patriarcado. Lugones hace una crítica fuerte a Quijano, quien acepta los entendimientos globales, capitalistas y eurocéntricos sobre género. Quijano relaciona género con sexo, usando un concepto reduccionista y biologicista. Lugones propone que el sexo biológico es también una construcción (Lugones, 2008: 6). Para ella el género está antes de las características biológicas y les da significado. La naturalización de la diferencia sexual es para Lugones otro producto del uso moderno de la ciencia. Por otra parte, me parece que en la autora hay una visión que parece descartar la existencia del patriarcado en Abya Yala y África antes del encuentro entre el viejo y el nuevo mundo. Si bien es importante dar lugar a la diferencia no patriarcal en distintos momentos históricos y espacios geográficos, considero que no podemos descartar la posibilidad de su existencia antes de la Conquista. Por otra parte, considero fundamental el uso de la categoría de patriarcado en la medida en que hace visible una estructura de dominación y permite identificar contra qué estamos luchando las feministas. Patriarcado es entendido aquí como una estructura de dominación basada en la autoridad y el liderazgo masculino que emerge como un proceso histórico que incluye un ejercicio privilegiado de poder del hombre sobre la mujer. Esta estructura organiza un orden simbólico a través de los mitos y la religión, e incluye el control de la sexualidad y la reproducción de la mujer (Reguant, en Varela, 2005: 177). En esta estructura el cuerpo es uno de los principales espacios de control político. Dependiendo de los contextos culturales e históricos, el patriarcado supone configuraciones de género específicas que incluyen la subjetividad, roles y espacios de interacción, así como símbolos culturales que evocan múltiples representaciones y conceptos normativos (Scott, 1990). Esencial para el mantenimiento de esas relaciones de género son las instituciones. El patriarcado no puede considerarse una estructura universal. En algunas sociedades las mujeres no han sido consideradas inferiores a los hombres, y en los lugares donde el patriarcado ha existido, sus expresiones son diversas. Es más, el patriarcado toma forma y especificidades dentro de otras relaciones de poder que son el resultado de estructuras de dominación con una ubicación espacio/temporal concreta.
Para ella esa indiferencia e invisibilización de las demandas de las mujeres negras dentro de sus comunidades pero también dentro del feminismo, tiene que ver por una parte con la separación de las categorías de raza, género, clase y sexualidad; y por otra, con la colonialidad del poder. Lo primero es una ceguera epistemológica que surge de la separación de estas categorías, para lo cual Lugones retoma críticamente de Crenshaw el concepto de interseccionalidad. Pensando en lo segundo, formula la idea de la existencia de un sistema de género moderno/colonial. Una parte constitutiva de ese modelo, como ya lo señalaba, es la colonialidad del poder, y en esa lógica la clasificación de las sociedades alrededor del concepto de raza.13 De esa manera, la raza y el género son parte de dos poderosas ficciones de la modernidad/colonialidad para Lugones. La autora distingue entre un lado “claro” y “oscuro” del sistema de género moderno/colonial. Ambos hacen parte de la co-construcción de la colonialidad del poder y del sistema. El lado “claro” construye el género y las relaciones de género como hegemónicamente aliadas, al tiempo que organiza la vida de las mujeres y los hombres blancos burgueses. El lado “oscuro” incluye el uso de la violencia en la imposición de un modelo de género, en los reinos de la economía, el trabajo y el sexo. Lugones plantea que los colonizadores blancos construyeron una poderosa fuerza interior en las sociedades colonizadas que les permitió cooptar a los hombres dentro de los roles patriarcales.14 Un punto importante que aporta Lugones, es que la existencia de esa matriz de género moderna/colonial explica en parte por qué durante el siglo XX fue difícil analizar el género, la heterosexualidad y la clase como un producto racializado de la modernidad/ 13 Esta afirmación, una parte central de la decolonialidad, parece dar prioridad a la raza sobre el género. Desde mi punto de vista la centralidad de la raza y la localización geográfica puede llevar en algunos momentos a tener posiciones esencialistas que pueden resultar en grados de determinismo, o tender a invisibilizar otros sujetos sociales y/o cerrar las posibilidades del diálogo. 14 Siguiendo con la pregunta por el patriarcado en Abya Yala, a este respecto es importante preguntarse por qué estos hombres estuvieron tan proclives al patriarcado. ¿Qué elementos de sus sociedades estaban presentes antes de la Conquista que hicieron esto posible?
colonialidad. Durante esta centuria, para ella el feminismo se focalizó en contestar la idea de la mujer como frágil, débil de cuerpo y mente, cerrada en la esfera privada y sexualmente pasiva, sin discutir que esas eran características de las mujeres blancas burguesas. Así, el feminismo ha discutido centralmente la noción de feminidad de las mujeres blancas. Ese feminismo, desde su punto de vista, al no observar las diferencias, no consideró importantes las coaliciones. En mi perspectiva, este planteamiento es clave para analizar el desarrollo del feminismo en Colombia, donde la preocupación central fue la vivencia de la opresión por parte de las mestizas –herederas en cierta medida de lo que Lugones describe como la feminidad de las mujeres blancas burguesas-. Si bien no es un espacio discursivo (teórico-político) cohesionado dentro del feminismo latinoamericano, hay algunas autoras que pueden identificarse como caminando hacia o dentro de la decolonialidad. Entre ellas podría uno situar mujeres negras, las chicanas, las indígenas, mestizas que se han problematizado su construcción identitaria como marcada por la construcción político-conceptual de raza, y las lesbianas, entre otros sujetos subalternos. En América Latina la diferenciación entre decolonialidad y postcolonialidad no es muy clara, por lo que más bien ha sido asumido el debate con el impreso de postcolonialidad. Sin embargo, es importante señalar algunas diferencias que permitan ir definiendo –sin ser camisa de fuerza– lo que constituirían algunas particularidades de la decolonialidad.15 La postcolonialidad está relacionada con un proyecto específico de descolonización en Asia, con la crítica post-estructuralista, y con el uso de la teoría moderna para el entendimiento de la realidad del tercer mundo. Puede ser concebida como una crítica interna de la modernidad que considera el proyecto moderno como un camino inevitable por seguir. La 15 Algunas feministas podrían no estar de acuerdo con el rótulo de decolonialidad, como es el caso de Silvia Rivera, quien le pone un debate importante a la decolonialidad en términos de la relación entre academia/ movimientos sociales, y la relación entre el Sur y el Norte. Por otra parte es difícil definir las fronteras ente postcolonialidad y decolonialidad. El primero como cuerpo teórico ha sido conocido por mucho más tiempo en América Latina, en especial a través de los trabajos de Spivak y Chandra Mohanty.
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decolonialidad, originada en Latinoamérica, África y el Caribe, se plantea ir más allá de la matriz moderna, y pensar su proyecto académico y político desde la ‘diferencia colonial’. Esto significa que aunque las propuestas de la modernidad no son completamente descartadas, la centralidad de pensar otros presentes y futuros parte del diálogo entre los múltiples sujetos que han experimentado el colonialismo y la colonialidad del poder, para construir alternativas desde las visiones del mundo y las epistemologías que fueron devaluadas y objeto de violencia del proyecto moderno/colonial. Esta propuesta no implica una mirada acrítica o esencialista de lo indígena y lo negro, tampoco excluye a quienes no lo son. Sujetos coloniales –en diversos grados y con especificidades- hemos sido y somos todos quienes habitamos lo que hoy se denomina América Latina y el Caribe. Una propuesta decolonial parte de reconocer que la geo-temporalidad de la que somos parte marca nuestro andar, y que debería guiar nuestras alternativas como sociedades. De esa manera algunos puntos centrales de un proyecto descolonizador, retomando lo arriba descrito, incluyen una mirada crítica a la manera como producimos conocimiento;16 a las estructuras de dominación y formas de organización social existente (colonialismo, imperialismo, dictaduras, falsas democracias y/o democracias recortadas); al modelo económico;17 a la subjetividad colonial; a nuestra 16 En el caso del feminismo la crítica debe ser no solo a la producción de conocimiento masculino, sino también la que se da a su interior, debatiendo el carácter colonial e imperial que contiene su discurso. Chandra Mohanty (1984) ha criticado que el feminismo habla desde una posición de poder estructural, situando su agenda como la única válida. En ese orden de ideas, un feminismo decolonial cuestiona la producción de conocimiento desde el feminismo latinoamericano. Muchas feministas resaltan la dimensión eurocéntrica de ese conocimiento y la necesidad de una descolonización intelectual. Por ejemplo, GLEFAS –Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista- está explorando las rupturas epistemológicas que implica el reconocimiento de la producción de conocimiento más allá de la academia. 17 En algunos momentos diera la impresión que por la crítica a lo moderno, la categoría de clase y aportes como los de Marx fueran descartados por algunos teóricos decoloniales. En ese sentido siento como un vacío que Lugones no incluya dentro de su reflexión de la interseccionalidad la dimensión de clase, vital para entender la situación de las mujeres en contextos como el nuestro. Si bien las clases no son categorías estáticas, dan cuenta de las desigualdades en la distribución de la riqueza y condiciones materiales diferenciales que cruzan la estructura moderna/colonial. En ese sentido son fundamentales los aportes de Nancy Fraser (1997) cuando
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relación con la naturaleza; al relacionamiento intercultural que entablamos; a la manera como concebimos la espiritualidad, entre otros aspectos. Si bien no todo aquel que tenga una agenda decolonial se plantea descolonizar lo mismo ni de la misma manera, estos son algunos puntos de articulación de una propuesta que es y debe ser heterogénea. En el caso del feminismo decolonial –el cual considero debe compartir las preocupaciones arriba mencionadas–, la agenda debe preocuparse por dos estructuras de dominación que no se deben abordar de manera independiente sino que tienen que pensarse desde las articulaciones que han generado. Estas estructuras son el patriarcado y la modernidad/ colonialidad, las cuales toman fuerza a través de relaciones de poder concretas. Tentativamente, recogiendo algunos de los tópicos centrales de lo que uno podría conceptualizar como feminismo decolonial, están: primero, la problematización de la experiencia del colonialismo y la colonialidad por parte de las mujeres, lo cual incluye la creación de sujetos, cuerpos, sexualidades y nociones de belleza específicas cruzadas por la raza.18 Segundo, la reproducción del racismo y el clasismo hasta el presente, inclusive dentro del feminismo. Tercero, la problematización –como lo hacen indígenas y afrodescendientes– del poder de los hombres dentro de sus comunidades, y de los nacionalismos y la política de la identidad cultural (Hernández, 2008); y de la manera en que han sido representadas las mujeres en sus culturas.
plantea lo perentorio de dos luchas: la del reconocimiento y la de la redistribución. 18 Siguiendo a Bell Hooks, Katsi Yari analiza la construcción de la hipersexualidad de las mujeres negras. Tal como plantea la primera, las mujeres negras son localizadas en la base de la pirámide social y tienen el estatus social más bajo. Yari explora cómo los sujetos hegemónicos tienen ciertas miradas sobre las mujeres afrodescendientes que ellas no pueden controlar. Este punto de vista devalúa al “Otro.” Para Muyolema (2011) los mestizos deberían transformar el sentido común a través del cual construyen su imaginario sobre los indígenas. Del Valle Escalante (2011) señala que este punto de vista es un problema del sujeto que usa la ideología del colonialismo para categorizar al otro, no un problema del sujeto al cual se le aplica. En ese sentido, la descolonización implica al menos tres caminos: el del cambio del sentido común que habilita el pensamiento racista aun existente; el de la afirmación cultural, la cual incluye re aprender lo que “somos” como indígenas y afrodescendientes; y el del reconocimiento de la construcción histórica que ha hecho el otro de “nosotros”.
Poner en el centro del debate la raza –categoría con la que hemos sido construidas desde el siglo XV– implica reconocer que todas estamos racializadas. En ese sentido el debate feminista sobre el mestizaje, un cuarto aspecto de debate del feminismo decolonial, es esencial. En ese camino van algunas de las reflexiones de Silvia Rivera, Breny Mendoza y Gloria Anzaldúa. Esta última por ejemplo, habla de la conciencia de una nueva mestiza. La feminista africana Aili Mari Tripp propone una “identidad” mestiza que incluye las relaciones de poder y las inequidades entre el Sur y el Norte como ejes esenciales del colonialismo (Hernández, 2008: 25). Desde mi punto de vista este debate es un paso necesario en el feminismo de la región latinoamericana y del Caribe. Mientras ahora es más visible la “otra” que es afrodescendiente o indígena, la identidad de mestizas no ha sido muy problematizada. En contextos como el colombiano, dentro del feminismo el mestizaje es la identidad hegemónica de la cual no se debate porque ha pasado a ser como lo blanco, es decir, lo dado y lo dominante. Una pregunta interesante por hacernos es quién se considera a sí misma mestiza o blanca y por qué, así como cuáles son las implicaciones de cada una de estas categorías identitarias y cuáles de las tradiciones culturales que nos dan origen son más o menos importantes en esos reconocimientos. Una pregunta para las no indígenas y negras sobre cómo se conciben racial/ étnica/culturalmente constituidas, permite descentrar el privilegio de lo blanco y/o mestizo, la supuesta neutralidad racial de las feministas y develar los privilegios que adquieren como ser la voz autorizada dentro del feminismo. Al mismo tiempo habilita la posibilidad de construir puentes de diálogo entre las mujeres desde las diferencias. Partiendo del reconocimiento de la diferencia dentro de las mujeres, una quinta preocupación del feminismo decolonial tiene que ver con el cuestionamiento de la idea de un sujeto feminista universal y de la heterosexualidad como la norma. Tal como lo plantea Yuderkys Espinosa (2011), la idea es investigar la dependencia y la colonialidad en los estudios de género y la sexualidad. Un sexto aspecto central del feminismo decolonial, tiene que ver con la valo-
ración de las cosmovisiones indígenas y negras– las cuales fueron objeto de violencia y silenciamiento permanente desde el encuentro con lo europeo-. Ello implica concebir nuevos relacionamientos con la naturaleza, distintas conceptualizaciones del tiempo y de la espiritualidad, entre otros más que retan pilares de la modernidad.19 El feminismo decolonial debería también buscar espacios de diálogo y solidaridad entre las mujeres. Agustín Lao (2011) plantea que la interseccionalidad y la construcción de coaliciones a través de las posiciones de sujetos y los espacios sociales, han estado en el corazón de las mujeres de color/del tercer mundo/y de las epistemologías y políticas feministas multiculturales y transnacionales. En conjunto, como Lao sugiere (2011), la política decolonial es la política del anti-racismo, anti-imperialismo y el anti-capitalismo. Es pro-liberación de las mujeres, personas queer, lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas; antipatriarcal y anti heterosexista. Lo decolonial es una propuesta geográficamente situada, enunciada desde distintas subalternidades, que emplea una memoria de larga duración y otras temporalidades para la construcción de otros mundos y conocimientos de otras maneras. Para concluir esta primera sección, es importante tener en mente que el discurso moderno ilustrado alimenta y le da origen al discurso feminista, pero que también ese discurso esconde la dimensión colonial de la modernidad. En ese sentido, es esencial comprender por qué de la dupla modernidad/colonialidad ha sido más fácil para el feminismo acceder a la ilusión de la modernidad mientras se ha ignorado su aspecto colonial, incluida la manera como las diferencias culturales y raciales son abordadas. Considero que esto es debido en parte a la preponderancia que se le ha dado desde el feminismo al patriarcado como forma de dominación, en detrimento de otras estructuras de dominación y relaciones de poder 19 Por citar algunos ejemplos, la compilación realizada por Yuderkys Espinosa (2010), busca contribuir a un feminismo localizado geopolíticamente, y que es antirracista, anticapitalista y antinormativo. La espiritualidad es explorada por autoras feministas como Marcos (1999), y es posible observarla en las literaturas indígenas escritas por mujeres.
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que han configurado nuestras sociedades. También ocurre porque a una parte del feminismo latinoamericano le ha faltado mirar de manera mucho más crítica su relación con el pensamiento feminista hegemónico europeo y norteamericano, y examinar con mayor lupa las múltiples realidades que cruzan el ser mujer en Abya Yala y Afro América. El reconocimiento de una colonialidad del ser, producto de una colonialidad del conocimiento (Quijano, 2007), nos invita a pensar acerca de la manera en la cual discursos como el feminista se han formado y circulado, sus conexiones con la colonialidad del conocimiento y las implicaciones para la construcción de proyectos políticos y las subjetividades. La sociedad que la modernidad ilustrada promete a este lado del mundo es una imposición con raíces históricas violentas, dos aspectos que no deberíamos olvidar. Mientras en años recientes, importantes reflexiones postcoloniales y decoloniales han surgido dentro del feminismo en Latinoamérica y el Caribe, los espacios de diálogo entre los distintos feminismos parecen tornarse escasos y parecen ser conversaciones de oídos sordos. Desde mi punto de vista ese viene siendo el caso del feminismo colombiano. Si bien no es mi intención con este artículo hacer de una perspectiva teórica una camisa de fuerza ni imponer etiquetas al feminismo, sí es mi propósito invitar a la conversación y animar discusiones acerca de las genealogías profundas de nuestro pensamiento político. De igual manera escribo consciente de la importancia que tiene el diálogo entre distintas corrientes de pensamiento y políticas para la construcción de una apuesta como la feminista. Así como considero necesaria una aproximación teórica holística -dado que una sola forma de ver la realidad no puede dar cuenta de la complejidad social ni transformarla-, pienso que son deseables los puentes entre distintas experiencias políticas. Esto no para construir una propuesta hegemónica desde el feminismo, sino para nutrir sus distintas tendencias con las riquezas de las otras. Este es en sí mismo el reto que nos ponen las diferencias, e implica pasar del discurso a la práctica.
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Las siguientes reflexiones parten de conceptualizar al feminismo como una importante fuerza disruptiva dentro de la modernidad ilustrada. Los diferentes feminismos han producido un nuevo locus de enunciación desde el cual las feministas han discutido importantes pilares de la modernidad. La apuesta feminista lo ha hecho desde la producción de un conocimiento y una práctica política contra hegemónica a lo patriarcal –dependiendo de las corrientes feministas también contra hegemónica al capitalismo, al colonialismo y/o a otras estructuras de dominación-, que sin embargo en algunos momentos ha replicado aspectos cuestionables de la modernidad. Esas réplicas y algunas de las debilidades del feminismo para radicalizar el proyecto feminista están en parte relacionadas con el desconocimiento de la dimensión colonial de la modernidad. En ese sentido, una aproximación crítica desde la perspectiva de la modernidad/colonialidad puede potencializar el feminismo.
II. Provocaciones para múltiples respuestas Las provocaciones que voy a enumerar son resultado de una lectura que quiere partir de las realidades de las mujeres en nuestro contexto, así como de la historia de la lucha de los feminismos. Busca evitar una aproximación simplista y dicotómica. Antes de entrar en los cuatro retos que he identificado en la relación entre modernidad y feminismo, voy a presentar una periodización esquemática y corta del feminismo colombiano. Podemos hablar de tres grandes momentos u olas del feminismo en el país. La primera ola (19201957) ha sido conceptualizada como el feminismo de la igualdad, caracterizada por un tono más liberal y centrada en las demandas por la igualdad política y los derechos civiles como la ciudadanía, acceso a la educación superior y a todas las profesiones, así como a compartir la custodia de los hijos e hijas, la administración de los bienes, y acceso a igual salario por igual trabajo. En la década de 1930 una de las demandas centrales del movimiento emancipatorio de las mujeres fue el voto (Villarreal, 1994), conquistado en 1954. Las actoras centrales de este movimiento eran mujeres de clase media y alta,
representantes de la izquierda y del mundo del trabajo como María Cano y Betsabé Espinosa. La segunda ola (1970-1991) ha sido caracterizada por ser una disputa social, cultural y política mucho más radical, en la que se incluían dimensiones como la sexualidad, la política, la vida privada y pública. Algunas de las demandas tenían que ver con el derecho al aborto, autonomía sobre el cuerpo y en relación a los partidos políticos, libertad para la escogencia de las parejas y de los tipos de familia, constitución de un Estado laico y no patriarcal capaz de materializar los derechos de las mujeres, e inclusión real del género femenino en la democracia, entre otras demandas. De esta ola hacen parte feministas clase media y alta, todas universitarias y cercanas a los discursos y/o dinámicas de la izquierda colombiana. Durante esta segunda ola tienen lugar dos de las efemérides que convocan este número de En Otras Palabras. En 1981 en Bogotá tiene lugar el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, y desde finales de la década de 1980 la formulación de la nueva Constitución, en la cual las feministas y los movimientos de mujeres buscaron incidir de diversas maneras.20 Una tercera ola del feminismo en Colombia (19912011), está caracterizada por una pluralización del campo feminista, en el que las distintas demandas del feminismo formuladas durante la segunda ola se mantienen, pero cobrando fuerza una pregunta por la particularidad del contexto colombiano: el 20 En la investigación sobre el feminismo de la segunda ola en Bogotá (Gómez, 2011), he propuesto leer las dinámicas de esta ola a través de dos coyunturas específicas. La primera un proceso de sensibilización, reconocimiento e identificación (1971-1981), y una segunda de interlocución, incidencia e institucionalización (1982-1991). En la primera aparecen los primeros núcleos de discusión feminista, se dan procesos de articulación en torno a demandas como la del aborto, y las primeras discusiones sobre doble militancia y autonomía. Esta coyuntura termina con el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. En la segunda coyuntura algunos procesos organizativos ganan fuerza y se dan procesos de institucionalización; tiene lugar la construcción de algunas políticas públicas para mujeres de sectores populares; las feministas discuten el uso de la violencia por parte de todos los actores del conflicto y buscan participar y hacer “uso” de las diferentes reformas democráticas que tienen lugar durante la década de 1980. En general las referencias que hago en este artículo al feminismo de la segunda ola parten de la investigación sobre la experiencia bogotana.
conflicto armado interno y su negociación política. De igual manera durante esta ola tiene lugar la inserción de las feministas en el Estado con la creación de algunas oficinas de políticas públicas en el nivel nacional y local. En relación con la guerra y la paz, se pueden resaltar tres grandes procesos: la constitución de organizaciones específicas que discuten estos tópicos; procesos más amplios de confluencia; y finalmente, ejercicios de participación en los procesos de negociación del conflicto.21 La pluralización del campo feminista ha estado acompañada de la emergencia de procesos organizativos en redes, por una mayor presencia de la diferencia que caracteriza a las mujeres y por la discusión de su existencia, así como por el crecimiento en escenarios de diálogo entre las distintas expresiones organizativas de mujeres y feministas. La discusión de las mujeres indígenas y negras, así como de las lesbianas y de una nueva generación de feministas, le ha impreso a este momento nuevas dinámicas y puede liderar la aparición de una nueva ola del feminismo, en la cual las diferencias, la discusión sobre la modernidad y nuevas propuestas políticas tengan lugar. Condiciones propicias para este nuevo momento deben incluir el diálogo entre las experiencias, conocimientos, generaciones, posiciones de sujeto, demandas, estrategias y diversos componentes de la historia feminista de nuestro país. La historia de los feminismos colombianos, pese a algunas cercanías con el feminismo norteamericano y europeo, contiene particularidades que comparte con el contexto latinoamericano y del Caribe. Entre ellas la manera concreta como la modernidad ha tenido lugar en este lado del continente, las problemáticas que caracterizan al mal llamado “tercer mundo”, y la heterogeneidad de su población. En el contexto de Abya Yala/Afro América, Colombia posee una particularidad concreta que es importante traer a colación, y que tiene que ver con la manera como nuestra democracia – a más “antigua y estable” de la 21 Estos han sido los casos de participación de parte del movimiento de mujeres en las Audiencias del Caguán, parte del proceso de paz entre las FARC-EP y el gobierno de Pastrana; y la participación de la Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz, IMP, en el proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia.
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región– ha tomado forma. La nuestra ha sido una democracia formal con rasgos de dictadura, a la que acompaña un ejercicio de la violencia permanente, un conflicto armado interno prolongado, la presencia del narcotráfico y el paramilitarismo, así como una posición geopolítica privilegiada. Los siguientes acápites mencionan cuatro retos que se han identificado en la relación entre feminismo y modernidad, y profundizan en torno a la trampa que significan pilares del proyecto moderno/colonial como son la universalidad y la igualdad.
Retos en la relación feminismo y modernidad La modernidad ilustrada ha sido horizonte de posibilidad del feminismo y de proyectos políticos como el liberalismo y el socialismo, entre muchos otros. Aunque cada uno de estos tres proyectos tiene particularidades, hay algunas premisas que todos comparten. Parte de esas premisas le dan cimiento a la política, como son las ideas de universalidad e igualdad; y tienen que ver con las estructuras que la hacen posible como son el Estado-nación y la democracia. Tanto las ideas de universalidad e igualdad, como las estructuras nombradas, hacen parte de dos de los retos que la relación entre feminismo y modernidad supone para las luchas feministas. Un tercer reto está relacionado con la práctica política del propio feminismo, en especial con el ejercicio del poder; y un último, con la construcción de identidades y con las subjetividades. Estos cuatro retos, que implican la manera como tratamos la diferencia, la forma de gobierno u organización social que queremos, la clase de práctica política y de poder que buscamos construir, y el tipo de sujetos que queremos ser, están cruzados tanto por la modernidad/colonialidad como por el patriarcado. Un entendimiento de cada uno de ellos sin tener en cuenta la colonialidad que lo caracteriza, falla en dar cuenta de la problemática y de la manera de transformarla. Las feministas no pueden solo analizar el carácter patriarcal del Estado o de la construcción subjetiva, sino que también deben identificar la dimensión moderna/colonial que le
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subyace. En últimas, es una pregunta por la especificidad de esas cuatro dimensiones en contextos como el latinoamericano y el Caribe, y en particular por el colombiano.
La ilusión universal de la igualdad En la modernidad ilustrada principios como los de la universalidad y la igualdad son pilares centrales de la política. El acceso a esos principios los garantizan tanto el Estado como la democracia.22 El sentido de universalidad que se emplea como principio de los Estados-nación está relacionado con las pretensiones de constitución de un mundo monocéntrico, una de las grandes transformaciones y aspiraciones que supuso el encuentro entre Europa y Abya Yala. Dicha pretensión incluía un modelo único de sociedad y un entendimiento específico de la realidad. Para el sentido moderno ilustrado, esa universalidad fue entendida desde dos perspectivas diferentes. La primera concebida desde una noción de totalidad orgánica, y la segunda desde un punto de vista estructuralfuncionalista. Ambas implican una aproximación reduccionista a la realidad y la metafísica de un sujeto macro histórico (Quijano, 2007: 175-176). Como ya señalaba, esta noción de totalidad implica la idea de un único camino, universal, lineal y progresivo para toda la humanidad, un único futuro posible en el que las proposiciones políticas y de vida de los subalternos han sido descartadas.23 Esta 22 La política será entendida de tres maneras distintas. Primero como “ese conjunto de prácticas, discursos e instituciones que tratan de establecer un cierto orden y organizar la coexistencia humana en condiciones que son siempre potencialmente conflictivas” (Mouffe, citada en Wills, 2007: 60). Segundo, como el arte de lo posible (Muraro, 2009); y finalmente como un campo de interrelaciones del cual hacen parte distintos actores, quienes se dirigen a intervenir el mundo para posicionar y hacer reales intereses personales y colectivos de construcción de proyectos de sociedad en el marco de relaciones de poder (Gómez, 2005). Esta última definición recoge la propuesta feminista sobre lo personal como político. 23 Para Quijano es importante reconocer la totalidad pero desde otro punto de vista. Considera que para otras culturas distintas a la occidental existe la totalidad en el conocimiento, pero esta incluye la heterogeneidad de la realidad, su irreductibilidad y su carácter contradictorio. En las sociedades no occidentales se reconoce la legitimidad y la deseabilidad de los diversos componentes de la realidad y lo social (Quijano, 2007: 177). Según
noción de universalidad, supone la idea del sujeto elegido, importante para todos los proyectos modernos –izquierdas, liberales, conservadores, e incluso el feminismo-. Esta aproximación sobre la universalidad y la totalidad significa que todos somos lo mismo, o debemos ser lo mismo si queremos ser. Un primer ejemplo en nuestra historia en el que los principios que suponía defender la universalidad y la igualdad terminaron siendo una falacia, fue la exclusión de las mujeres, los indígenas, los negros y los pobres de los derechos que la República suponía. Si bien por una parte el discurso moderno ilustrado contiene la posibilidad de reconocer un sentido de igualdad por el hecho de ser humanos y con ello el acceso a ciertos derechos universales, eso quedó en el papel para sujetos como las mujeres. De esa manera, uno de los primeros retos que la modernidad supone para las demandas femeninas, fue la visión restringida, contradictoria e impuesta de la igualdad y la universalidad. Tan pronto las mujeres clamaron los nuevos “derechos”, les fue negado su carácter como sujetos políticos: su calidad como ciudadanas. Bajo el discurso de acceso a la igualdad y a la comunidad política moderna y universal de la humanidad,24 las feministas de la primera ola hicieron visible la falacia del discurso moderno en nuestro territorio. Ellas aspiraron a los principios de universalidad e igualdad a través de los derechos a los que los hombres blancos/mestizos, ricos y educados tenían acceso. Las feministas de la primera ola también hicieron visible la exclusión de las mujeres de la esfera públiQuijano, esto implica el reconocimiento de las diferencias y la heterogeneidad de los sujetos, mundos y lógicas históricas. Esta sería la única manera de cerrar la puerta al reduccionismo y a la metafísica del sujeto macro histórico. Por su parte Escobar considera que la modernidad no es exitosa en constituir una realidad total aunque desarrolla un proyecto totalizante (Escobar, 2007: 183). 24 Como plantea Arendt (1966) en los Estados-nación el reconocimiento de la humanidad viene mano a mano con el carácter de ciudadanía. Aquellos sin ciudadanía reconocida luego de la segunda guerra mundial eran personas sin Estado, y por ese camino sin derechos. La autora permite observar la conexión entre las ideas de humanidad, ciudadanía y derechos. De esta manera las mujeres sin ciudadanía sustentaron por bastante tiempo la posición de no humanas sin la posibilidad de gozar de derechos.
ca, y consecuentemente de la política. Sus demandas y acciones fueron revolucionarias para la época, y desde ellas hicieron contribuciones significativas a la vida del género femenino en Colombia. Las sufragistas lograron la inclusión formal dentro de la comunidad universal de la humanidad más cercana a su contexto: la de la ciudadanía colombiana. En el orden de alcanzar la igualdad ellas buscaron jugar con las reglas hegemónicas –las de los hombres-, reglas que eran parte central del Estado-nación en la modernidad. Es paradójico que el derecho de las mujeres se haya alcanzado en el contexto de formación y consolidación del Frente Nacional -pacto bipartidista que legalmente duró entre 1958 y 1974-. Siguiendo a Medina, el voto fue alcanzado durante un periodo que disipó el miedo de los partidos tradicionales a que el voto femenino diera la victoria al oponente (Medina, en Luna, 1994). Como lo plantea Wills, las mujeres adquirieron el voto cuando las elecciones perdieron su fuerza simbólica y cuando se convirtió en un espacio de negociación de múltiples demandas con un frágil contenido programático (Wills, 2007: 105). El acceso a las promesas de la modernidad como la igualdad y la universalidad, además del contexto de violencia y el acuerdo bipartidista, le dieron su tono a las dinámicas de las sufragistas luego de 1954. Con la inclusión en el juego moderno, aunque en una posición de desventaja, los principios de la modernidad respondieron al primer grupo de demandas y retos feministas. Después de esto Colombia tuvo que esperar hasta el inicio de la década de 1970, cuando el discurso de la segunda ola comenzó a circular, para que el feminismo volviera a repensarse conceptos como los de universalidad e igualdad. Para estas feministas las leyes no eran suficientes para alcanzar la igualdad dado que el problema de la desigualdad era mucho más estructural, y el derecho a ser diferentes a los hombres se convirtió en un principio central para el feminismo. Las críticas a las nociones liberales de
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ciudadanía e igualdad ganaron fuerza, así como el reconocimiento de la diferencia sexual, manera desde la cual las feministas hicieron más complejas las nociones modernas de la igualdad y las diversas pretensiones del sujeto universal. Estas críticas, sin embargo, no significaron que el movimiento feminista escapara a las nociones que dieron origen a su tiempo. Para muchas de ellas fue difícil reconocer las diferencias entre las mujeres. Una noción universal de mujer tenía presencia tanto en las feministas de la primera como de la segunda ola. Aunque existieron muchas críticas al marxismo, las feministas reprodujeron las nociones de vanguardia y la idea del sujeto elegido. En este caso algunas fueron muy estrictas y ortodoxas con la definición de qué es ser feminista. La idea universal de mujer principalmente reconoció y puso atención a una experiencia uniforme de subordinación y a una sola manera de escapar de ella. Por la cercanía de la segunda ola del feminismo con la izquierda, muchas feministas se preocuparon por las mujeres pobres y explotadas, sin escapar a las nociones del sujeto elegido y de la vanguardia. En ese sentido fue más difícil ver y politizar otras diferencias como las relativas a las especificidades de raza, etnia y geografía. Las diferencias internas fueron también difíciles de observar y respetar. Aunque las feministas mantienen o adquieren una posición de clase media y alta durante los años setenta y ochenta del siglo pasado, las permanencias del habitus y el refuerzo que se hace de la clase con el paso del tiempo, dejan ver distintas pertenencias de clase entre las feministas de la segunda ola que jugaron un papel importante en sus inter-relaciones que no fueron abiertamente debatidas. Ni las diferencias de clase ni las desigualdades que supone esa realidad, así como otras que cruzan a las mujeres, fueron abierta y sistemáticamente discutidas dentro de los grupos y el movimiento pese a que
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esto causara conflicto y le diera vida a lo que eran como personas y colectivos. No solo las diferencias geográficas, raciales, étnicas y de clase fueron difíciles de observar y problematizar, también las relacionadas con las opciones políticas, los niveles educativos, las personalidades y los proyectos de vida generaron conflictos que generalmente quedaron sin analizar. Por una parte las ideas preconcebidas –impuestas, hegemónicas– sobre qué es ser “feminista” y “mujer” fueron parte de las lógicas del feminismo. Por otra, la identidad fue esencialmente definida desde un carácter de oposición con relación a los hombres. En el primer caso las feministas no fueron capaces de observar la rica diversidad que componía la noción de mujer pero tampoco la opresión que las otras mujeres experimentaban, así como las múltiples vías que pueden existir para la liberación. En el segundo caso algunas feministas no reconocerían y/o potenciarían la articulación de luchas por otros mundos posibles más allá de una sociedad no patriarcal. Las feministas de la segunda ola formularon importantes retos a la modernidad en relación con las ideas de universalidad e igualdad, pero siguieron atrapadas en algunas de las lógicas de las nociones hegemónicas al momento de observarse a ellas mismas como mujeres. En el caso de la tercera ola del feminismo, si bien con tensiones, se puede hablar de un espectro organizativo más plural que hace parte del movimiento de mujeres y del feminista en el que la diferencia se comienza a re-conocer. En la tercera ola, las indígenas, las negras, las campesinas, las mujeres jóvenes y las lesbianas hacen parte de las diversas redes, confluencias y organizaciones como expresión de los sectores identitarios desde los que se constituyen estos espacios. Este reconocimiento de la pluralidad de las mujeres se da en el marco de la nueva Constitución Política colombiana. Esta nueva manera de ver las diferencias ha sido
una rica dinámica para el movimiento y ha implicado retos no solo para el feminismo sino también para la democracia y la modernidad. Con la Constitución de 1991 Colombia es reconocida como una nación pluriétnica y multicultural. Al tiempo que se reconoce la diversidad cultural y étnica que nos constituye, las discriminaciones experimentadas por las mujeres y otros sujetos sociales como los indígenas y los afro descendientes son reconocidas desde la formulación de mecanismos de acción positiva. No obstante dicho avance, el tratamiento de las desigualdades y de las diferencias –muy en un tono liberal– sigue estando distante de convertirse en una real proposición y convicción política que haga de las diferencias un lugar de transformación, y que pretenda cambiar las desigualdades y la exclusión que las han signado. Esto ocurre tanto a nivel del Estado, como de los partidos y los movimientos sociales, incluido el feminista. Uno podría decir que las agendas políticas del feminismo –en interlocución con distintas organizaciones de mujeres, con el Estado y con otros movimientos sociales– han estado signadas desde la década de 1990 sobre todo por una posición multiculturalista y relativista. El acercamiento a las diferencias y los diálogos entre ellas establecidos, siguen operando desde lógicas dominantes que en el fondo las anulan. Las dificultades no solo aparecen cuando pensamos las dinámicas internas de las organizaciones o confluencias, sino también la práctica democrática y las políticas públicas, es decir, la relación con el Estado. En algunos de esos espacios y procesos muchas de las diferencias son incluidas como parte de lo políticamente correcto, o se convierten en “objeto” de estudio y/o de intervención, mientras en otros se reconoce a la diversidad de las mujeres como verdaderas aliadas y/o pares del proceso feminista. Dos experiencias positivas de reconocimiento de las diferencias, solo por nombrar algunas en el país, han sido la Constituyente Emancipatoria de Mujeres
(2002) y la Política Pública de Mujer y Géneros de la Alcaldía Mayor de Bogotá (2004-2011).25 En el último caso el reconocimiento tanto de las desigualdades como de las diferencias que cruzan a las mujeres habitantes de la capital fue central para la formulación de la política. Un aspecto importante al momento de hablar de diferencias, es reconocer precisamente las desigualdades que el ser diverso ha constituido en nuestra manera particular de vivir la modernidad. En este camino hacia la radicalización de la diferencia, el feminismo ha implicado un gran reto para la democracia liberal en el sentido en que problematiza, por ejemplo, que participar no es lo mismo que representar, y que la inclusión de la diferencia no implica necesariamente la última dimensión, vital para la democracia como lo discute Wills (2007). Esto complejiza las nociones de democracia representativa y participativa. Durante la experiencia de la Política Pública de Mujer y Géneros de la capital, algunas preguntas que han guiado la interlocución y construcción con las mujeres han tenido que ver con: ¿quién representa a quién?, ¿qué diferencias son representables políticamente?, ¿cómo se hacen reales las diferencias en el ejercicio de la democracia y/o la política?, ¿cómo se construyen agendas de las mujeres desde la diversidad, y cómo se hace de la democracia un proceso realmente inclusivo y exitoso al mismo tiempo? En los casos de la Mesa Diversa y el Consejo Consultivo de Mujeres –espacios de interlocución y representación de las mujeres-, el reconocimiento de las diferencias fue esencial, partiendo de visibilizar cada una de ellas (mujeres afro, negras, indígenas, jóvenes, campesinas, LTTB, mujeres en condición de discapacidad, entre otras), y de propiciar espacios de
25 Las referencias que presento sobre la Política Pública de Mujer y Géneros corresponden al período en el cual participé de ese espacio (2004-2007).
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diálogo. Sin embargo, pese al esfuerzo por pensarse las diferencias para que se hagan reales, muchas veces se ha replicado una lógica que segmenta a las mujeres y que tiene dificultad para propiciar espacios desde la interseccionalidad. Sigue siendo un reto encontrar la manera de articular las distintas posiciones de sujeto que implican ser mujer en este específico tiempo/espacio. Hacerlo implica cuestionar la idea moderna de un sujeto autónomo y las nociones de individualidad que desconectan a los seres humanos y sus distintas posicionalidades, haciéndonos pensar en identidades aisladas, inconexas unas de las otras como la de ser mujer/negra/pobre/costeña/joven. Así, una pregunta central es cómo combinar el reconocimiento de las diferentes posiciones de sujeto resultado de una experiencia histórica concreta como la de la modernidad/colonialidad, con una posición mucho más colectiva como mujeres signada por el patriarcado. Si bien la idea de interseccionalidad ha estado presente en los últimos años, ha sido un reto hacerla real en la práctica del feminismo, la democracia y en la implementación de políticas públicas. La realidad de las mujeres, comienza a entenderse, no es segmentada (Rodríguez y Ortiz, 2011). Por otra parte, el hecho de que “alguien” (el Estado, la academia, la izquierda, las y los “blancos” o “mestizos”) “reconozca” las diferencias, hace parte de relaciones de poder previamente establecidas en esas dos matrices de poder ya descritas. Así, es supremamente importante reconocer la manera como nos relacionamos con las diferencias y los lugares desde los cuales hemos sido construidas. Esa mirada debe incluir una política feminista que respalde otras luchas que subordinan a las mujeres y que se piense desde la ‘diferencia colonial’. Allí es crucial debatir otras estructuras de dominación y las relaciones de poder que implican. Desde mi punto de vista, la diferencia sigue siendo un “problema” para las feministas, para la democracia, el Estado, el patriarcado y la modernidad/colo-
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nialidad. Necesitamos dar un paso adelante más allá del simple nombramiento de las diferencias –característica central del relativismo y el multiculturalismo -, y problematizar la idea universal de mujer sin perder la potencialidad política para las luchas y las transformaciones que implica reconocernos como el sujeto colectivo mujer(es). En la medida en que la discriminación contra “nosotras” sigue presente de manera brutal y alarmante, considero esencial hablar de un sujeto colectivo mujer diverso. Esto implica evitar la institucionalización de las diferencias –ya que borra su potencia–, y reconceptualizar la democracia como democracia radical, mientras vamos pensando en otras formas de organizarnos en sociedad que respondan a las demandas más subversivas de las feministas y otros sujetos colectivos. La universalidad, pilar de la modernidad ilustrada, está acompañada de la idea de la igualdad. En la realidad política que nos ha caracterizado ambas implican en la práctica borrar la diferencia. Siguiendo a Escobar, la modernidad expulsa la “alteridad radical” del reino de las posibilidades (Escobar, 2007: 183). Si bien el problema de relacionamiento con la diferencia no es algo que aparezca tan solo con el encuentro entre el viejo y el nuevo mundo -la miopía por la diferencia es parte esencial del patriarcado y de la historia de la humanidad-, sí parece convertirse en algo que está más allá del alcance del pensamiento metafísico occidental, tal como lo plantea Derrida (Derrida, en Lechte, 1994: 143). Aunque el Otro no ha sido erradicado con la modernidad/colonialidad, esta parece habernos enseñado a ver la diferencia con el lente de la igualdad universal abstracta, que en últimas la elimina. Como plantea Gibson-Graham (2006), hemos sido educados para ver macro estructuras uniformes como la del capitalismo, sin poder observar lo diferente. En esa lógica, un camino para que las diferencias puedan ser, incluye primero verlas, luego aprender a mirarlas, enseguida radicalizar la posibilidad de su existencia y construir vías políticas que la hagan
posible más allá del discurso, en la realidad, en la vida cotidiana. Hacer esto implica re-conocer las diferencias dentro de las categorías de identidad previamente construidas como las de mujer(es) y feministas, y reconceptualizar -como muchas feministas lo han hecho-, la igualdad y la noción de universalidad. Esto implica construir dichas nociones fuera de las imposiciones de actores hegemónicos, desde la construcción colectiva de las diferencias. Una crítica a la idea de universalidad e igualdad no implica descartarlas, sino analizar las bases ontológicas y epistemológicas desde las que se han construido para repensar la humanidad como totalidad articulada desde distintos tipos de seres humanos y sociedades. Esto incluye re-pensar el planeta tierra y la realidad desde las conexiones y redes que existen entre las humanas y los humanos, la naturaleza y las cosas, entre otros múltiples actores que le dan existencia a este mundo. Todo esto implica radicalizar la diferencia más allá de lo humano y reconocer que el mundo funciona interconectado, idea que la modernidad también ha querido borrar desde su lógica individualista y antropocéntrica.
III. Para cerrar Entender la situación de las mujeres en América Latina y el Caribe implica tener en cuenta el patriarcado y la modernidad/colonialidad. De igual manera comprender nuestra modernidad implica traer a colación su dimensión colonial. En este espacio geográfico las mujeres hemos sido parte de los sujetos históricamente discriminados, cuyos puntos de vista y sentires han sido negados o subordinados en la construcción de la sociedad anhelada. Como otros de esos sujetos -indígenas, afrodescendientes, campesinos, gitanos-, somos una posibilidad para pensarnos otros mundos posibles. Los retos que la relación entre modernidad y feminismo generan hacen parte de un proceso que
confronta a cada una de las partes con la otra (los principios de la modernidad, desde la estructura moderna/colonial con el feminismo, y viceversa). Un debate en torno a esto puede nutrir al movimiento feminista al tiempo que puede proveer claves para una práctica subversiva si se entiende como esa relación entre transformar el mundo desde lo feminista y la domesticación de su accionar por lo hegemónico, opera. Es importante señalar que el debate sobre la modernidad/colonialidad en América Latina es difícil de situar porque algunos de los valores de la modernidad siguen siendo un horizonte político para las izquierdas y los movimientos sociales. Sin embargo es importante visibilizar el fracaso de ese proyecto en esta parte del continente, su carácter impuesto y las réplicas que aun las alternativas políticas están haciendo de sus dimensiones objetables. En el caso de Colombia uno podría pensar que la violencia prolongada que hemos vivido incide para que la modernidad siga siendo pensada como una posibilidad política para alcanzar la paz y dejar la barbarie atrás. Sin embargo es interesante darle la vuelta a esta proposición y pensar en qué medida la modernidad/ colonialidad ha traído altas dosis de esa barbarie al presente. Una de las principales riquezas de Abya Yala, que se nos ha enseñado a ignorar, es la de la amplia diversidad humana, de opciones, visiones de mundo y alternativas al modelo hegemónico. Es perentorio que el feminismo de América Latina y el Caribe construya desde ellas y desde la claridad de la historia que la ha producido. Preguntas por la colonialidad del poder presente en el movimiento feminista, en nuestras subjetividades, en espacios en los que interlocutamos y en los procesos en los que creemos son fundamentales para profundizar la radicalidad de un proyecto feminista, deben ser formuladas para que podamos seguir proponiendo otras formas de ser y estar en el mundo.
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Encuentro Nacional de Mujeres Feministas, 2010 Mรณnica Sรกnchez Bernal
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Isabel Ortiz Pérez Directora y una de las socias fundadoras de la Fundación Mujer y Futuro de Bucaramanga
Voces del Encuentro Feminista Nacional 2010 En otras palabras… no. 19 / Rehaciendo saberes | 63
El 15 y 16 de octubre de 2010 se reunieron en Bucaramanga mujeres feministas de diez departamentos del país1 , en un Encuentro Feminista Nacional que no se realizaba en Colombia desde 1981, es decir hace treinta años. Con la coordinación de la Fundación Mujer y Futuro2, y la presencia de 117 mujeres, independientes e integrantes de diversas organizaciones de mujeres de Colombia3, nos encontramos para reflexionar y dialogar sobre nuestras realidades y utopías como feministas. Los principales temas se acordaron mediante consulta electrónica a cerca de 150 mujeres, y teniendo la respuesta de cuarenta de ellas se construyó la agenda, cuyo contenido se desarrolló en dos paneles centrales y seis mesas temáticas realizadas en pequeños grupos de discusión. El primer día, el panel trató sobre Feminismos en Colombia, entre realidades y 1 Provenientes de Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Popayán, Tun-
ja, Cali, Pereira, Cartagena, Barranquilla, Pamplona.
2 ONG de mujeres creada en Bucaramanga en el año 1989. 3 Gafas Violetas, Proyecto Pasos, Féminas Festivas, Corporación
Mujeres que crean, Corporación Vamos Mujer, Corporación Humanas, Red Nacional de Mujeres, Ruta Pacífica de las Mujeres, Grupo Mujer y Sociedad, Mujer Arte y Vida MAVI, Funsarep, Red de Mujeres para el Empoderamiento, Mujeres Pazcificas, Sisma Mujer, Funcop, Casa de la Mujer de Tunja, Semillero de Género Universidad del Atlántico, Escuela Nacional Sindical, Corporación Combos, Corporación Contigo Mujer, Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, Articulación Feminista Marcosur, Gerencia de Mujer y Género del Distrito, Funcop, Taller Abierto, Tejiendo Sororidades, Fundación Mujer y Futuro.
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utopías, y tuvo la participación de Alejandra Ortiz, Juanita Barreto, Clara Inés Mazo, Doris Lamus y el grupo de mujeres feministas de Cali. El segundo día, se desarrolló el panel sobre Ciudadanía, derechos y participación política de las mujeres, que contó con la participación de Graciliana Moreno, Eucaris Olaya, y Rubiela Valderrama. Las mesas temáticas trabajaron y reflexionaron alrededor de problemas significativos de las mujeres colombianas como la lucha contra todas las formas de violencia; los retos sobre verdad, justicia y reparación desde el feminismo; las diversidades sexuales, étnicas y generacionales desde una visión feminista en el contexto nacional colombiano, los avances y retos del feminismo frente al aborto legal y seguro en Colombia, y los debates sobre cooperación internacional propiciados por la Articulación Feminista Marcosur, a través de los encuentros latinoamericanos “Diálogos consonantes”. La metodología establecida invitó a la participación activa, lo cual permitió que en todos los planteamientos centrales de los paneles las dinamizadoras de las mesas fueran mujeres participantes, teniendo especial atención en garantizar la representación de las regiones, de las expresiones del feminismo colombiano y de las diversidades generacionales, étnicas y de opción sexual. Se desarrolló también un taller de corporalidades que facilitó el acercamiento interpersonal y afianzó el poder personal basado en el autocuidado y autoconocimiento corporal.4 Fue difícil, si no imposible, procesar y sistematizar debidamente la riqueza de aportes, intervenciones, comentarios y reflexiones, por lo cual en este artículo de rescate de la memoria, quiero destacar la voz de algunas de las participantes, con la intención de centrar algunas ideas acerca del propio movimiento feminista colombiano, a partir del sentir de las asistentes. Es el primer panel Feminismos en Colombia, entre realidades y utopías, el que me propicia esta conceptualización. 4 Bajo la orientación de Nancy Prada.
Los nuevos-viejos retos para la práctica feminista hoy en Colombia5 Nuestro país continúa en guerra, así siempre lo he conocido. La necesidad de encontrar una salida negociada del conflicto sigue siendo urgente. El cuerpo de las mujeres sigue siendo botín de guerra, se mantiene la sanción social del aborto, la capacidad de decidir sobre nuestra sexualidad sigue siendo limitada y el Estado sigue eludiendo sus responsabilidades en torno a la protección de nuestros derechos. Y no es porque no hayamos avanzado, es solo que el patriarcado sabe esquivar nuestros logros y ha buscado nuevas formas que le permitan acomodarse a los cambios. Ustedes nos enseñaron a hablar de nuestras parejas como “compañeras/os” y ya no como “medias naranjas”, aunque no hemos terminado de aprender a no sufrir por amor; nos enseñaron a disfrutar de nuestra sexualidad aunque nuestro cuerpo aún no termina de ser del todo nuestro. Un reto al que nos enfrentamos actualmente es la creación y mantenimiento de una institucionalidad con inspiración feminista, que poco a poco se ha venido incorporando en sus responsabilidades frente a la promoción de la igualdad. Muchas mujeres jóvenes hemos hecho parte de esta construcción en este siglo, a punta de intuiciones, mucho trabajo y mucha reflexión. Seguramente algunas feministas ahora pensarán desarrollar su campo laboral relacionado con alguna institucionalidad en el gobierno municipal, nacional y en la cooperación internacional. Este seguramente es un factor nuevo en la proyección de los planes de vida con el que las feministas recientemente contamos en el país.
Otro nuevo-viejo reto lo constituyen los debates sobre la categoría Género vs. Feminismo. Si bien la categoría género ha sido una herramienta tecnificada desde las teorías del desarrollo, creo que es el momento de potenciar estos terrenos de lo políticamente correcto para ir ganando en reconocimiento y echando atrás la campaña de “desprestigio” del feminismo para que sea reconocida como una teoría, una práctica y un movimiento social clave en el desarrollo equilibrado de nuestra sociedad. No basta con creer que las generaciones nuevas traen ideas nuevas. También las nuevas generaciones proponen modificaciones al patriarcado que se incrustan en diferentes lecturas del cuerpo, no necesariamente libertarias para las mujeres. Una de las definiciones del cuerpo que impacta en la vida de las mujeres por ejemplo, ha sido la “narcocultura” que es protagonizada por los cuerpos de las mujeres jóvenes que se ponen al servicio del poder masculino a cambio de poder adquisitivo. Tendríamos que hacer una lectura crítica y así mismo, proponer nuevas expresiones del ser mujer.
Del diálogo polifónico de las feministas de Cali6
Sin considerar que la apuesta feminista se agota en estos escenarios de lo institucional o que obtiene su realización allí, sí creo que ha sido útil para, gradualmente, posicionar los asuntos de las mujeres en el ámbito de lo público.
Otro tema recurrente es el del cuerpo. Se plantea que debe ser uno de los ejes en el próximo Encuentro Feminista Latinoamericano hablar del cuerpo como escenario político, recordando un poco lo planteado en el I Encuentro Feminista donde se impulsó aquello de politizar la sexualidad. Se reconoce que cada día se evidencia que la utilización y el control de los cuerpos constituyen una estrategia más del poder que se ejerce sobre los otros. Como dice la filósofa Victoria Sendón de León, esto es más cierto aún respecto al cuerpo de la mujer que respecto al del hombre. Antes nos quemaban por brujas, ahora nos controlan con la estética. Muchas mujeres de clases medias y altas han puesto sus cuerpos en manos de los cirujanos como antes ponían sus almas en manos de los directores
5 Tomado de la intervención de Alejandra Ortiz.
6
Tomado de la intervención de las mujeres feministas de Cali.
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espirituales. Y todo en función de un modelo estético del gusto de los varones, además de la agresión física que esto supone para sus cuerpos.
bordinadas, sumisas, sin autonomía”; entrampadas en la noción de víctima que no nos permite pasar a otra condición y posición.
La soberanía del cuerpo no significa que seamos seres independientes de los demás, cuerpos aislados, ¡no! Somos cuerpos que sirven a la vida en el sentido más abstracto y cósmico, pero somos también sujetos libres capaces de decidir sobre el modo de vida y sobre el propio cuerpo. Libres y responsables de vivir una vida digna y feliz. La soberanía del cuerpo carece de sentido en un mundo patriarcal que sigue venerando las guerras como hechos que le honran, y en las que mercenarios pagados se han convertido en máquinas de matar sin ningún respeto por la vida y por los cuerpos de tantos y tantos seres humanos inocentes. Pero si contabilizamos las muertes por violencia de género y las vidas maltrechas y desgraciadas por esa violencia, superamos con mucho a las víctimas provocadas por las guerras.
Hoy esto me hace preguntarme por nuestro futuro, por el desafío que tenemos frente a nuestras vidas como feministas. Quizá este tipo de preguntas no sean las de las mujeres jóvenes feministas; sí las nuestras, las que hoy nos sabemos efímeras.
Las mujeres nos fundamos y nos refundamos…7 Si bien somos mujeres sincréticas y tenemos de la vieja y de la nueva mujer, hay cosas en la cotidianidad que nos muestran cómo está de arraigado el patriarcado en la sociedad, la cultura y en nosotras mismas; y en este campo del patriarcado en nosotras mismas, lo poco que estamos haciendo colectivamente para lograr una transformación. Cada una se la juega como puede por zafarse de ese monstruo. Por todo esto, es que yo invito a repensarnos y re-construirnos como feministas. Todas estas preguntas y cuestiones me hacen pensar cotidianamente en lo que hemos hecho de nosotras como feministas y del feminismo.
La relación entre el feminismo y los feminismos8 El Feminismo con efe mayúscula y subrayado, fue echando raíces en mi cuerpo, alimentado y alimentando las preguntas por las relaciones entre los viejos y los nuevos movimientos sociales. Preguntas que tenían diferentes maneras para ser formuladas cuando provenían del saber de las mujeres de sectores populares o de los saberes interrogados e interpelados por los debates acerca de las relaciones entre conocimiento común y conocimiento científico en el ámbito académico. Mi feminismo de los años ochenta estuvo alimentado con los sabores de la denominada Década internacional de la mujer y con la puesta en escena de los debates que permitieron pasar de las preguntas y propuestas acerca de la Mujer en el Desarrollo a las preguntas y propuestas sobre el Género en el Desarrollo. Y de manera muy especial, mi feminismo se nutrió de la existencia de las colegas y amigas que nacían como Grupo Mujer y Sociedad en el momento mismo en el cual ingresé a la planta docente de la Universidad Nacional de Colombia.
También el ser un movimiento social y político que nace en el contexto de un malestar en la cultura, “haber sido construidas como lo inexistente, leídas como el problema de las mujeres, no sujetos, no sujetas de derechos, de segunda categoría, excluidas, su-
Allí, con el Grupo Mujer y Sociedad, debatimos acerca de las relaciones entre la academia y los movimientos sociales, entre el feminismo académico y las nacientes redes, grupos y organizaciones de mujeres; participamos activamente de los procesos de Reforma Constitucional en la Colombia que se
7 Tomado del la intervención de Clara Mazo.
8 Tomado de la intervención de Juanita Barreto.
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dibujaba con nuevos contornos al dar lugar en la Carta Magna del 91 a nombrar la participación como un derecho y como un deber, a registrar los derechos humanos como uno de sus capítulos, al declarar a Colombia como un Estado Social de derecho, de carácter laico y pluricultural, un país de regiones en las cuales también circula la diversidad y la diferencia; una Colombia clasista, elitista y discriminadora que aún difícilmente abría camino a reconocer las comunidades negras y afrodescendientes y a los pueblos indígenas. Una Constitución que al mismo tiempo incluyó el artículo 43 relativo a la autonomía de las mujeres y el artículo 42 relativo a la familia patriarcal, en donde aún se aprecian componentes que mantienen la simbiosis mujer y familia, con la cual, al mismo tiempo que se enuncian los principios de igualdad y respeto a las diferencias, se incluyen expresiones que legitiman el sacrificio de los derechos de las mujeres en defensa de la sacrosanta familia patriarcal”.
¿Fragmentación o polisemia?9 Frecuentemente se oyen voces que lamentan la situación de “fragmentación” en que se encuentra el movimiento. Sin embargo, quiero recordar que es la riqueza de voces, de propuestas, de orientaciones, de discursos, de debates, de prácticas, lo que hace vital, vigentes las reivindicaciones del feminismo. El ejercicio de la articulación es aquel que parte de lugares de encuentro, puntos estratégicos de lucha frente al objetivo de transformación que se supone nos convoca. Tenemos la responsabilidad de administrar, de procesar adecuadamente el conflicto, pues éste es parte de nuestra propia existencia como sociedad y como movimiento. De este modo, luego de tres décadas de perseverante defensa de un proyecto feminista en Colombia, tenemos un amplio 9 Tomado de la intervención de Doris Lamus.
movimiento con estrategias de trabajo/transformación, desde afuera, en el escenario de y como sociedad civil; desde adentro del propio Estado y su aparato burocrático y político; y en contra, del patriarcado y sus instituciones que están allí, en la sociedad civil y en el Estado. En el desarrollo de estas tres décadas el discurso feminista ha sufrido importantes cambios, reorientaciones, ha enriquecido sus discursos y sus prácticas. En ese proceso, sin embargo, el discurso se ha despolitizado, en el sentido de perder fuerza en él las categorías propias del feminismo. En su lugar se han posicionado conceptos y categorías que al parecer introducen elementos “técnicos” o “neutros” en el discurso y que, supuestamente, hacen más “fácil” difundirlo y ganar adeptas. Pero no hay discursos neutros. El mejor ejemplo es la generalización del uso de la categoría género. Estos nuevos conceptos repolitizan las intervenciones, las hacen “más estratégicas” pero, al tiempo, se las despoja de la fuerza y la intencionalidad del discurso inicial, feminista. Pienso que no podemos dejar al azar los rumbos del proyecto feminista. Tenemos que recuperar el sentido crítico, más aún, autocrítico. Hay tareas de profundidad que continuar. Y para terminar quiero llamar la atención sobre lo que en mi trabajo he llamado nuestra tarea pendiente: las articulaciones con las organizaciones feministas/de mujeres afrodescendientes. Y aquí sólo dejo una pregunta: ¿cómo articularnos con ellas, sin subordinar, discriminar o excluir? Concluyo este texto donde se han recogido las voces de las mujeres que se encontraron en Bucaramanga en este Encuentro Nacional Feminista realizado en Santander. Voces que en diálogo y escucha reafirmamos la validez del ideario feminista e hicimos compromisos para realizar en noviembre de 2011, el XII Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe.
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Serenata, 2009 Carolina Convers
Beatriz Quintero García
Integrante de la Red Nacional de Mujeres
Veinte años de la Red Nacional de Mujeres
Una apuesta feminista por la reflexión y la acción
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no va”. Las mujeres que hacían parte de este proceso establecieron acuerdos para trabajar la Constituyente; no obstante, muchas discusiones y rupturas surgieron en el proceso previo y cuando estaba en curso la Asamblea Nacional Constituyente; varios grupos, colectivos y ONG de mujeres se reunirían de nuevo con el “propósito de coordinar esfuerzos” para “incidir en el proceso constitucional de una mejor manera”.2 “Lo cierto, hasta ahora, es que las posibilidades de la mujer han sido ahogadas y perdidas para la humanidad, y que es muy importante para ella y para todos que por fin se le deje encarnar todas sus posibilidades”. Simone de Beauvoir. El segundo sexo. Tomo II. La experiencia vivida. p. 502. En mayo de 1991 se conformó en Cali la Red Nacional Mujer y Constituyente1, integrada por setenta grupos de mujeres de todo el país, con lemas como “Igualdad de derechos y libre opción a la maternidad” y “Sin los derechos de la mujer la democracia 1 Los grupos que conformaron la Red Nacional Mujer y Constituyente fueron: Colectivo de Mujeres de Bogotá, Casa de la Mujer, Taller de Recursos para la Mujer, Área Mujer Servicio Universitario Mundial (SUM), Promujer, Fedevivienda, Asociación de Afiliadas a la Federación Internacional de Abogadas, ATI, Palabra de Mujer, Proyecto Mujer Foro por Colombia, Servicio Colombiano de Comunicación, Benposta, Ecomujer, Proyecto Mujer Colpaz, Asociación para la Atención del Adolescente y la Madre Joven, Unión de Ciudadanas de Colombia, Cine Mujer, Ciproc, Grupo Mujer y Sociedad, Viva la Ciudadanía, Enda América Latina, Yo También Soy Mujer, Mujeres Siglo XXI, Amcolombia, Mujeres de Abril, Madres Comunitarias, Fundación Social, Anmucic, Unión de Mujeres Demócratas, Programa Integración Femenina, ILSA-Derechos de la Mujer, Comisión de Asuntos de la Mujer de la ADE, Coordinación de Trabajo Voluntario, Colectivo Suroriente, de Mujer a Mujeres, Movimiento de Mujeres de Manizales, Mujer y Desarrollo, Cidesco, Organización Femenina Popular, Sí Mujer, Mujer Arte y Vida, CAMI, Grupo Amplio de Mujeres de Cali, CER Mujer, Grupo Mujeres, Colectivo de Mujeres de los Lunes, Corporación Vamos Mujer, Casa de la Mujer de Pereira, Contigo Mujer, Mujer y Futuro, Oye Mujer de Ibagué, Grupo 8 de Marzo de Pasto, Funcop, ANUC-Cauca, FANAL, Asfades, Mujeres Sindicalistas de Popayán, Profesoras Universidad del Cauca, Asociación las Gaviotas, Casa de Servicios Integrales para la Mujer de Barranquilla, Foro Costa Atlántica, Asociación de Mujeres de La Guajira, Proyecto Mujer y Participación, entre otras. Tomado de “Mujer y Constituyente Red Nacional”. Asociación de Mujeres de La Guajira. Revista de la Asociación, No. 4. Riohacha, Año 1991, pp. 14 y 15.
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Las mujeres emprendieron un cabildeo insistente en la Asamblea Constituyente y aunque perdieron el primer round de la pelea –derechos sexuales y reproductivos referentes a la libre opción de la maternidad—, lograron un éxito rotundo frente a los derechos políticos conquistando “la garantía a la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de la administración pública”. Además, otros artículos recogieron la mayoría de las propuestas que llevó la Red Nacional Mujer y Constituyente. Las campañas preconstituyente permitieron vincular los debates feministas a la discusión clásica sobre democracia. Fue en esta época donde circularon masivamente los lemas de “democracia en el país y en la casa” y “sin los derechos de la mujer la democracia no va”. Como dice María Emma Wills en su investigación, el texto preparado por la Red Mujer y Constituyente defendió la implementación de un lenguaje genéricamente incluyente que hablara de ciudadanos y ciudadanas, y buscó la prohibición de la discriminación basada en “la situación económica, social y cultura, étnica o de género, opción religiosa, política o sexual” de las personas. Además, definió la reproducción humana como un derecho y una responsabilidad y no como un acto biológico regulado por dogmas religiosos. Por esta misma razón, la Red buscó que la Constituyente le reconociera a la mujer 2 Propuesta de “Mujeres por la Constituyente” ante el Congreso Nacional Preconstituyente, Bogotá, julio 14 y 15 de 1990.
“el privilegio de optar libremente por la maternidad”, definió la crianza de los hijos como responsabilidad “principal de padres y madres” y concibió “toda estructura familiar… (fundada) en un acuerdo de voluntades, en el respeto, la solidaridad y la igualdad de derechos y responsabilidades”. Además, en la propuesta las mujeres exigieron que el Estado garantizara los servicios y prestaciones necesarios para cumplir con la función de la crianza de manera integral. Cabe también resaltar que la Red propuso un artículo sobre trabajo doméstico para que se le reconociera la función social que cumple en la producción y la reproducción de la fuerza de trabajo y exigió que el Estado por esta razón garantizara la seguridad social a quienes lo realicen. Además incitaba al Estado a proveer las condiciones para lograr la socialización del trabajo doméstico.3 Logros conseguidos por las mujeres en el proceso constituyente fueron: -- El reconocimiento de la igualdad. -- Prohibición de discriminación en razón del sexo. -- El compromiso del Estado para garantizar la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios. -- La posibilidad de adopción de acciones positivas en la búsqueda de la eliminación de la discriminación contra las mujeres.
propuesto fortalecer el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres y de esta manera contribuir consciente, responsable y autónomamente en la construcción de la paz y la democracia en el país. La Red Nacional de Mujeres es la primera alianza de organizaciones de mujeres que surgió en Colombia y se crea con el fin de continuar con los desarrollos legislativos posibilitados por la Constitución y como espacio de negociación y concertación de las distintas vertientes del movimiento de mujeres en Colombia. Después de veinte años, la Red permanece como una expresión del movimiento social de mujeres con una propuesta política de orientación feminista que es plural y diversa, en la que confluyen diferentes tendencias políticas dentro del gran paraguas del feminismo, que propugna por el logro de la ciudadanía plena para las mujeres. Actualmente la Red Nacional de Mujeres tiene presencia en doce ciudades del país y está integrada por más de cincuenta organizaciones, que trabajan de manera independiente y son convocadas por la Red para actuar en una agenda concertada, en donde priorizan los procesos de incidencia nacionales y locales, que apuestan por la realización integral de los derechos humanos de las mujeres en Colombia.
Concluido el periodo de sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente, las organizaciones de mujeres promovieron una reunión nacional el día 13 de julio de 1991, en la sede de PROMUJER. Allí se crea la Red Nacional de Mujeres, con el fin de continuar con los desarrollos legislativos posibilitados por la Constitución y como espacio de negociación y concertación de las distintas vertientes del movimiento de mujeres en Colombia. Así, la Red se ha
Durante estos veinte años la Red ha logrado consolidarse como un espacio de carácter preeminentemente político, llevando el feminismo como una bandera de su lucha y estando presente en los logros obtenidos por las mujeres en diferentes espacios, como la reivindicación de una vida libre de violencias, la libre opción a la maternidad, y la participación política de las mujeres en espacios de decisión, manteniendo estos temas como una constante en su actuar político.
3 Propuesta de “Mujeres por la Constituyente” ante el Congreso Nacional Preconstituyente, Bogotá, julio 14 y 15 de 1990.
La Red ha realizado un trabajo constante en procesos que inciden en la construcción, aprobación e
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implementación de legislaciones y normatividades favorables para las mujeres. Uno de estos casos es el proceso desarrollado en alianza con el movimiento social de mujeres para avanzar en la erradicación de las violencias, logrando la aprobación de la Ley 1257 de 2008, que sensibiliza, previene y sanciona formas de violencia y discriminación hacia las mujeres; actualmente cumple una labor constante para garantizar la debida implementación de esta Ley por parte del Estado. Pero además, la Red ha estado presente en los avances en materia de derechos de las mujeres, como fue la Ley 581 de 2000, más conocida como Ley de Cuotas, en donde se inició un proceso de construcción de igualdad y se promovió la participación de la mujer en las instancias de decisión para la trasformación de una sociedad más equitativa e incluyente; también ha participado en el proceso de despenalización del aborto, que se logra parcialmente en el 2006 y que reivindica el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo; y en el último periodo realizó un arduo trabajo para conseguir la aprobación en el Congreso de la República de la llamada ‘cuota de género’, donde se definen las cuotas para cargos de elección popular, aprobada en diciembre de 2010, que representa un avance para garantizar la igualdad en la participación política de las mujeres en el país, y es un elemento que impulsa las posibilidades de las mujeres para acceder a estos espacios. Paralelamente, y dada la inmensa preocupación por el conflicto armado en el país y el efecto que éste tiene en la vida de las mujeres, la Red ha participado en procesos dirigidos a la búsqueda de una salida política del conflicto y a la construcción de la paz. En este sentido estuvo presente en las negociaciones del Caguán y ha representado durante un extenso periodo al movimiento social de mujeres en el Consejo Nacional de Paz, llevando las propuestas de las mujeres a espacios donde la sociedad civil ha hecho un importante proceso de interlocución con el Estado.
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En los dos últimos años una de las apuestas más grandes de la Red Nacional de Mujeres ha sido la campaña “Sin mi puño y con mi letra”. Esta iniciativa busca contribuir a la erradicación de las violencias hacia las mujeres con un giro importante en el público al que va dirigida: es una campaña para hombres. “Sin mi puño y con mi letra” invita a hombres de la calle, maestros, líderes políticos y comunitarios, esposos y padres de familia, entre otros, a firmar el Pacto Masculino por la No Violencia hacia Mujeres y Niñas, donde se comprometen a no cometer, no ser cómplices y denunciar todo tipo de violencias hacia mujeres, convirtiéndolos en actores de cambio y, sobre todo, poniendo la problemática de las violencias hacia las mujeres en la calle y en la cotidianidad de los y las transeúntes. Desde el 25 de noviembre de 2009, día en que se implementó la primera jornada de la campaña, la Red ha logrado que 30 000 hombres en todo el país firmen el pacto, y tiene como meta alcanzar por lo menos un millón de firmas recogidas en los próximos años. En todos estos procesos en los que la Red ha sido vocera, ha representado o ha participado en valiosos momentos donde las mujeres se han articulado para unificar su trabajo y lucha por un mismo objetivo; se ha mantenido la apuesta por la defensa de las causas comunes de las mujeres; por llevar una agenda que sea coherente con la dinámica de un movimiento de mujeres que avanza en la construcción de una sociedad igualitaria, donde se busca un trabajo en común; una construcción colectiva que tenga un alto impacto político y signifique un real cambio en la vida de las mujeres.
La Red Nacional de Mujeres, veinte años después… La Red Nacional de Mujeres es, en el largo plazo, una expresión feminista del movimiento social de mujeres, con una historia de veinte años, que irrumpió en el espacio público con una apuesta explícita
de incidir políticamente desde el enfoque de las mujeres mediante una nueva visión de ciudadanía, derecho y política. Hay un sentido compartido en sus integrantes de que sueños, causas y deseos solo pueden realizarse en el encuentro y trabajo colectivo con otras. Es ese compartir el que posibilita aprender, crecer y actuar políticamente; la experiencia de la Red Nacional de Mujeres representa un espacio (en construcción) de debate y de elaboración de propuestas políticas de las mujeres/feministas. Pertenecer a la Red Nacional de Mujeres se da “porque es un escenario que debe permitir unir nuestro trabajo y esfuerzo a favor de la reivindicación de los derechos humanos de la mujer, para el mejoramiento de su conocimiento y reconocimiento de su contribución histórica, cultural y política a una nueva expectativa de mundo”. Se espera que la Red Nacional de Mujeres sea un espacio de confluencia, reflexión y deliberación, de construcción de pensamiento, de democracia real, donde la comunicación sea una estrategia de incidencia en los diferentes espacios locales, regionales y nacionales. Se está en la Red Nacional de Mujeres como una búsqueda de fortalecimiento en lo personal y en lo colectivo a través de una experiencia vital en la red, donde confluyen diversas expectativas, intelectuales, políticas, económicas, sociales y culturales. Es importante siempre fortalecer las confianzas, construir un pensamiento colectivo, para así participar en un mismo escenario, en un mismo compromiso, en una misma organización con una identidad construida colectivamente, pero que posibilite las libertades de acción de las organizaciones y personas que pertenecen a la Red. Las participantes en una reunión realizada en abril de 2005, expresan que estar en la Red Nacional de
Mujeres es una oportunidad de aprender y enseñar, que esta pertenencia ha potenciado y potencia el crecimiento personal, porque hay un reto de transformación personal y colectiva, así como de defensa de los derechos de las mujeres. Por lo tanto se comparten discursos y a la vez que se crean vínculos más allá de lo organizativo, existe una “complicidad conspirativa”.
Qué une a la Red Nacional de Mujeres A las integrantes de Red Nacional de Mujeres las une una apuesta política. Los derechos civiles y políticos de las mujeres con énfasis en el derecho a una vida libre de violencias, sosteniendo como clave la cualificación interna de la Red con la comunicación como base de su trabajo en conjunto. Es importante actuar o intervenir a fondo sobre el patriarcado, identificar los nudos y escenarios de actuación sin perder el norte y la esencia en la lucha política, en la pregunta por la transformación del Estado y por mantener una posición feminista libertaria tiene que cuestionar este Estado patriarcal; sus acciones deben orientarse hacia la transformación cultural en todas sus expresiones. Se propone la construcción de una nueva ciudadanía que va más allá de la inclusión en el Estado; se trata de resignificar las prácticas de ejercicio de la política, el reconocimiento y existencia de formas y actuaciones de las diversidades. Es decir, atreverse a cuestionar la cultura y las instituciones, buscar procesos de enmancipación. Está por una libre opción a la maternidad, donde las mujeres tengan derecho a un aborto legal y seguro, el respeto a la libertad sexual; la laicidad se constituye en una lucha estratégica que se inscribe en la construcción de la profundizacion y ampliación de la ciudadanía. Se busca que las políticas públicas sean una expresión de concreción de derechos ya reconocidos, que
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deben pasar por una reflexión crítica frente a su concepción y los resultados esperados.
diversidad incorpora debates frente a la construcción de nuevas subjetividades.
Las integrantes de la Red Nacional de Mujeres reconocen la existencia de diversos enfoques del feminismo en la teoría y en la práctica. La Red se inscribe en una corriente porque entiende que se alimenta de las distintas propuestas en cuestiones específicas y generales. Creemos que la igualdad ha sido una lucha histórica y hoy se han obtenido avances en el mundo y en particular en Colombia; las mujeres en su conjunto lo han asumido en el marco de la realización de derechos; piensan que el feminismo de la igualdad en el que nos movemos, se posiciona en las instituciones, en miles de mujeres y se ve reflejado en las políticas públicas. El feminismo de la diferencia aporta las reflexiones sobre la subjetividad y la diferencia sexual; el feminismo negro y fronterizo retoma intereses específicos que en medio de la
Como epílogo de este artículo, traigo una reflexión que Doris Lamus, integrante del Nodo Bucaramanga de la Red Nacional de Mujeres, hace en su publicación Localización geohistórica de los feminismos latinoamericanos: “Hoy el mayor desafío para los feminismos está planteado por otras voces, otras historias de discriminación racial y étnica, dentro y fuera de su propia cultura… Si esa reflexión no pasa por los hombres, por sus vidas, sus prácticas y sus teorías, más difícil será el logro de aquellos ideales tantas veces enunciados y en tantas lenguas, a lo largo de la historia humana”.
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Junio de 2011
Claudia Gómez López
Figuras púrpura fondo verde, 2008 Carolina Convers
Politóloga, Maestría en Política Social Directora General de Investigaciones de Profamilia
Cinco años de reconocimiento del derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo:
Apuesta por un balance positivo y propositivo
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muestra que se sigue negando a las mujeres el acceso a este derecho por parte de prestadores de salud, e incluso de jueces, quienes por desinformación o anteponiendo sus creencias personales, se niegan a interrumpirles el embarazo”. 5
1. Introducción Cinco años después de la despenalización parcial del aborto en Colombia hay quienes consideran que la decisión de la Corte Constitucional no ha tenido ningún impacto. Igualmente, quienes creen que las tres causales1 a través de las cuales se puede ejercer el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), no responden de manera efectiva al problema de salud pública que constituyen los 300.000 abortos clandestinos que se practican anualmente en el país,2 que corresponden en su mayoría a embarazos no deseados.3 En el diario El Espectador se afirma que “la decisión es un avance en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, pero es limitada”.4 Por su parte, en un comunicado de prensa de Women’s Link Worldwide, organización que lideró el proceso de despenalización del aborto en Colombia, se hace referencia a que “la evidencia 1 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-355 de 2006: “(…) Toda mujer tiene derecho a decidir por una Interrupción Voluntaria del Embarazo, en adelante IVE “(i) Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificada por un médico; (ii) Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; (iii) Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto (…).” 2 González, Ana Cristina. La situación del aborto en Colombia: entre la ilegalidad y la realidad. En: Cuadernos de Salud Pública. Vol.21, No.2, Rio de Janeiro: Escuela Nacional de Salud Pública, 2005. 3 Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) de 2010, el 52% de los embarazos en Colombia son no deseados. 4 Ver: http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-274766aborto-cinco-anos-despues-de-sentencia
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De acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) de 2010, el 76% de las mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años) sabe que el aborto no es delito cuando está en peligro su vida o salud; el 79% cuando existe grave malformación del feto; y el 78% cuando el embarazo es resultado de una violación. Lo anterior indica que el desconocimiento no es una de las barreras para el ejercicio del derecho a la IVE. Entonces, cabe preguntarse ¿por qué el Ministerio de la Protección Social solo reporta 966 abortos legales desde el 2006? 6 A pesar de que la Circular 031 de 2007 del Ministerio de la Protección Social (MPS) establece que “todos los procedimientos de IVE deben reportarse en el Registro Individual de Prestación de Servicios de Salud- RIPS, de acuerdo con los requisitos que para fines estadísticos defina el MPS”,7 las Direcciones Territoriales de Salud, las Empresas Promotoras de Servicios de Salud (EPS) y las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS) no cuentan con un mecanismos de reporte de información adecuado, ni con criterios claros de medición8 que permitan evidenciar el impacto de la Sentencia C-355/06; ni 5 Ver:http://www.womenslinkworldwide.org/wlw/new.php?modo=prensa 6 Según el Ministerio de la Protección Social en 2006 se practicaron 26 abortos legales; en 2007 se hicieron 122, en 2008 aumentó el número a 230, en 2009 se practicaron 331 y el año pasado disminuyó el número a 238. Ver: http://despenalizaciondelaborto.org.co/IMG/pdf/El_acceso_ al_aborto_seguro_y_su_impacto_en_la_salud_de_las_mujeres_en_Colombia.pdf 7 Ministerio de la Protección Social. Circular 031 de 2007. Numeral 7: “Que conforme lo dispone el artículo 6° de la Resolución 4905 de 2006, "todos los procedimientos de IVE deben reportarse en el Registro Individual de Prestación de Servicios de Salud- RIPS, de acuerdo con los requisitos que para fines estadísticos defina el Ministerio de la Protección Social. 8 Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres. Acceso al aborto seguro y su impacto en la salud de las mujeres en Colombia. Bogotá, Mayo 28 de 2011. En: http://despenalizaciondelaborto.org.co/IMG/pdf/El_acceso_al_aborto_seguro_y_su_impacto_en_la_salud_de_las_mujeres_en_ Colombia.pdf
llevar a cabo la toma de decisiones informadas para la formulación de políticas públicas que promuevan y garanticen los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las colombianas. Así las cosas, el balance sobre los cinco años de reconocimiento del derecho a la IVE debe hacerse desde otro enfoque. Los datos no son la única fuente para conocer un fenómeno; un análisis comparado de algunos procesos de despenalización del aborto en otros países puede dar luces respecto a los avances, las dificultades, las potencialidades, y las particularidades del caso colombiano; pero sobre todo poner en perspectiva los retos y sus temporalidades. Para dar parte de un balance positivo del proceso de despenalización e implementación de la IVE en Colombia se hará referencia, en primer lugar, al uso de la acción pública de inconstitucionalidad y de las altas cortes como un mecanismo novedoso, tanto para el cambio normativo como para la generación de nuevos marcos de interpretación del derecho. En segundo lugar se estudiará el caso argentino para dar cuenta de las ventajas y limitaciones que trae consigo la despenalización parcial del aborto, así como las implicaciones de la adopción de la definición integral de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se revisará el caso del Distrito Federal de México para referirse a las consecuencias que trae consigo la despenalización del aborto en un sistema políticoadministrativo federado; y para evidenciar las afectaciones a la vida y la salud de las mujeres cuando se establece un límite a la edad gestacional para la realización de los procedimientos de aborto seguro. Finalmente, el caso de los Estados Unidos permitirá analizar las implicaciones que tiene la no inclusión de los servicios de aborto seguro en los planes y políticas nacionales de salud. En el balance propositivo se evidenciarán las dificultades para la materialización del derecho a la IVE
en Colombia, las cuales se producen en el marco de la prestación de los servicios, pero sobre todo en el de la ética pública, la ética de las nuevas ciudadanías. Nombrar las dificultades supone entonces la identificación de los retos del ejercicio de un derecho que por conexidad a derechos como la libertad, la dignidad y la vida, fue elevado a derecho fundamental.9
2. Balance positivo 2.1. El uso de la acción pública de inconstitucionalidad y del derecho internacional de los Derechos Humanos En esta edición de la revista EN OTRAS PALABRAS… se recopilan los hitos que han alimentado la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres en Colombia, entre estos los veinte años de la Constitución Política de 1991. La Constitución de 1991 ha sido el motor que durante las últimas dos décadas ha impulsado, si no la trasformación, por lo menos el principio de la deconstrucción del ‘no lugar’ que históricamente se le ha asignado a las mujeres. “La Constitución de 1991 estableció el pluralismo político, la libertad religiosa, el Estado laico y la diversidad cultural. Además, dispuso la primacía de los derechos de las personas sobre las demás disposiciones constitucionales”;10 y consagró diversos mecanismos para la promoción, protección y aplicación de los derechos.11 Uno de los mecanismos que recoge la Constitución de 1991 es la Acción pública de inconstitucionalidad, producto de la reforma constitucional de 1910, por medio de la cual los ciudadanos podían interponer este recurso ante la Corte Suprema de Justicia contra las leyes que consideraran inconstitucionales.12 En 1991 también se da vida a la Corte Constitucional, a 9 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-585 de 2010. 10 Castro Cristina y Rodríguez Claudia. Guía del aborto no punible. Prólogo de Juan Manuel Charry. Ediciones Legis, Bogotá, 2011, p. xxi. 11 Constitución Política de Colombia, 1991. Título II. Capítulo 4. De la protección y aplicación de los derechos. Artículos 83 a 94. 12 Malagón Miguel. La acción pública de inconstitucionalidad en la Colombia del siglo XIX a través de una ley sobre el Colegio Mayor del Rosario. En:
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la que se le “confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución”,13 razón por la cual debe hacerse responsable de fallar las acciones de inconstitucionalidad que interpongan, en esta ocasión, tanto los ciudadanos como las ciudadanas.14 El nuevo marco constitucional que provee la Carta Política posibilita la revisión de posiciones legislativas tradicionales y fortalece los mecanismos de participación ciudadana15. Antes de 2006, los esfuerzos por despenalizar el aborto se habían dado en su mayoría por vía legislativa; es así como entre 1975 y 2002 se radicaron, debatieron, retiraron, hundieron y fallaron siete proyectos de ley16 en el Congreso de la República. Y los pronunciamientos que se produjeron en la Corte Constitucional ratificaron la penalización del aborto.17 Lo que se hizo en Colombia a través del proyecto LAICIA (Litigio de Alto Impacto en Colombia: la Inconstitucionalidad del Aborto) 18 fue explotar las potencialidades de la Constitución de 1991: la organización Women’s Link Worldwide en cabeza de la abogada Mónica Roa le apostó al uso de la ac-
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Revista de Estudios Socio-jurídicos. Julio-diciembre, Vol. 9, número 002, Universidad del Rosario, 2007, p. 207 – 231. En: http://redalyc.uaemex. mx/pdf/733/73390209.pdf. Constitución Política de Colombia, 1991. Título VIII. Capítulo 4. De la jurisdicción constitucional. Artículo 241. Constitución Política de Colombia, 1991. Título VIII. Capítulo 4. De la jurisdicción constitucional. Artículo 241, No. 4. Castro y Rodríguez, op.cit., p. xxv. Proyectos de Ley: a) López Botero, Iván. Ponente. Proyecto de ley por el cual se reglamenta la interrupción terapéutica del embarazo en Colombia. 20 de julio de 1975; b) Lleras, Consuelo. Ponente. Proyecto de ley por el cual se protegen la salud y la vida de las mujeres que habitan en Colombia, 1979; c) Urrea, Emilio. Ponente. Proyecto de ley por el cual se reconoce el derecho de toda mujer embarazada a interrumpir el proceso de gestación voluntariamente, hasta los primeros 90 días del embarazo, 1989; d) García de Petchalt, Ana. Ponente. Proyecto de Ley por el cual se definen y protegen los derechos de la mujer y se despenaliza la interrupción voluntaria del periodo de gestación, 1993; e) Grabe Vera. Ponente. Proyecto de ley por el cual se desarrollan los derechos constitucionales a la protección y libre opción de la maternidad y la protección al niño menor de un año, 1993; f ) Córdoba, Piedad. Ponente. Proyecto de ley por el cual se dictan políticas de salud sexual y reproductiva, 1997; y g) Córdoba, Piedad. Ponente. Proyecto de ley por el cual se dictan políticas de salud sexual y reproductiva, 2000. Corte Constitucional de Colombia, Sentencias: C-133 de 1994, SU1167 de 2001, C-647 de 2001, y C-198 de 2001. La demanda de inconstitucionalidad fue interpuesta por la abogada Mónica Roa el 15 de abril de 2005. Ver: www.womenslinkworldwide.org
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ción pública de inconstitucionalidad; a un riguroso estudio del comportamiento de la Corte Constitucional; y a la incorporación del discurso de los derechos humanos de las mujeres dentro del cuerpo argumentativo de la demanda de inconstitucionalidad, haciendo un llamado de atención sobre los compromisos adquiridos por Colombia al ratificar los tratados internacionales de derechos humanos, los cuales hacían, o mejor, hacen parte de nuestro marco jurídico y normativo, gracias a la figura del bloque de constitucionalidad.19 La decisión del 10 de mayo de 2006 que despenalizó parcialmente el aborto se produjo vía judicial como en el caso de los Estados Unidos, México o Canadá; pero es de resaltar que el pronunciamiento de la Corte Constitucional de Colombia consideró argumentos que nos permiten no solo hablar del aborto no punible o de la interrupción legal del embarazo, sino del derecho a la Interrupción voluntaria del embarazo. Es así como en la Sentencia C-355 de 2006 se establece que: “(…) los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales (…)”. “(…) en efecto, diferentes tratados internacionales son la base para el reconocimiento y protección de los derechos reproductivos de las mujeres, los cuales parten de la protección de los derechos fundamentales como la vida, la salud, la dignidad, la igualdad y no discriminación, la libertad, la integridad personal, el estar libre de violencia y que se constituyen en núcleo esencial de los derechos reproductivos (…)” “(…) en conclusión, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres han sido finalmente reconocidos como derechos humanos y, como tales, han entrado a formar parte del derecho constitucional, soporte fundamental de todos los Estados democráticos (…)” 19 Constitución Política de Colombia, 1991, Artículo 93. “Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia”.
El proceso que condujo a la despenalización parcial del aborto en Colombia es referente obligado en otros países que adelantan luchas en pro de los derechos de las mujeres. Y a nivel nacional, la Sentencia que trajo consigo un nuevo marco de interpretación del derecho, el uso de la vía legislativa, y la exigibilidad del cumplimiento de los tratados internacionales de derechos humanos adoptados por Colombia, ha posibilitado el reconocimiento de los derechos de otras minorías, como la igualdad jurídica de las parejas del mismo sexo.20 El uso de la vía judicial ha permitido que ese primer pronunciamiento de la Corte a favor de la autonomía reproductiva de las mujeres haya generado desarrollos jurisprudenciales de gran importancia, los cuales han fortalecido el ejercicio del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y de alguna manera han blindado los esfuerzos de la oposición por revertir la Sentencia C-355/06 y su desarrollo normativo. En estos cinco años, la Corte Constitucional se ha pronunciado frente a temas trascendentales como: la validez de la decisión y el consentimiento de las mujeres menores con discapacidad para tomar decisiones sobre su cuerpo, en el caso de la interrupción de la gestación;21 sobre los límites y el ejercicio de la objeción de conciencia;22 y sobre la validez y primacía de las decisiones de las mujeres frente a su cuerpo y a no ser tratadas como un objeto sobre el cual otros toman decisiones trascendentales sobre su proyecto de vida.23
2.2. La despenalización parcial del aborto Decíamos que hay quienes consideran que la Sentencia C-355 de 2006 no ha tenido ningún efecto real sobre el fenómeno del aborto y su directa relación con el embarazo no deseado. No obstante, es 20 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia 075 de 2007. 21 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-988 de 2007 y T- 946 de 2008. 22 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-209 de 2008. 23 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-009 de 2009.
importante revisar la situación de otros países, no para justificar los límites que trae consigo la despenalización parcial en el caso colombiano, sino para mirar con perspectiva las potencialidades de cada una de las causales. La forma más fácil de resolver el dilema de la despenalización parcial sería haciendo referencia a la legislación de un país como Chile en el que el aborto está totalmente penalizado. Pero como la pretensión es dar cuenta de la ‘neutralidad’ de las excepciones en la legislación colombiana, se hará referencia al caso argentino en donde la ley establece dos causas de excepción a estas penas: cuando el aborto se practica para “evitar un peligro para la vida o la salud” de la mujer; o si el embarazo proviene de una violación de “una mujer idiota o demente”.24 El proceso de despenalización del aborto en Argentina se puede leer a través de las diferentes modificaciones que se le han hecho al Código Penal. Este último fue promulgado en noviembre de 1886; desde entonces se han presentado diversas reformas al delito de aborto. En 1968 se incorpora por primera vez la causal salud, pero ésta queda supeditada a las expresiones: grave peligro para la vida o la salud, y a si este peligro no puede ser evitado por otros medios. Dicha reforma tuvo vigencia hasta 1973, momento en el cual se retorna al texto original del Código de 1922. En 1976 vuelven a ser reincorporadas, y finalmente en 1984 se derogan nuevamente a través de la Ley 23.077, la cual se encuentra vigente. Las constantes reformas al Código han sumido a la sociedad argentina en una compleja discusión sobre los contenidos de la palabra peligro; y en especial sobre las limitaciones que impone el segundo enunciado. La postura amplia entendió que el inciso 2, declara no punible (o sea legaliza) el aborto cuando el embarazo sea consecuencia de una violación en cualquiera de las formas previstas en el Código 24 República Argentina. Código Penal. Artículo 86, incisos 1º y 2º.
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Penal. La postura restringida (actualmente en vigencia) lo condena, interpretando que se refiere sólo a “la violación de una mujer idiota o demente”.25 A pesar de que el aborto está despenalizado parcialmente desde hace 40 años, el número de abortos legales en Argentina es aún incierto. En Colombia, si bien el número de procedimientos no es significativo, el no condicionamiento de las causales ha saldado, de alguna manera y a la fecha, discusiones entre las diferentes corrientes. Lo anterior no implica que la forma en la que están enunciadas las causales no de pie a diversas interpretaciones; sin embargo, la atención se ha centrado en los requisitos impuestos para el ejercicio del derecho a la IVE. Recordemos que tanto para la causal salud como para la grave malformación fetal se requiere de una certificación del médico tratante; y que para la causal violencia sexual es preciso presentar copia de la denuncia ante una autoridad competente. Como lo veremos más adelante, las IPS, las EPS y los prestadores/as de servicios de salud le han requerido a las mujeres que han solicitado una IVE, documentos adicionales como los dictámenes de Medicina Legal, el fallo en el que se condena al victimario; o las han sometido a largas esperas aduciendo que la decisión es resorte de una junta médica o de un/a especialista. Experiencias como la de la organización Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres26 refieren casos de mujeres a quienes, estando en el marco de la ley, se les ha negado su solicitud para que se les practique la IVE; ya sea porque los prestadores de servicios consideran que no se encuentra dentro de ninguna de las causales, o porque en su concepto, el peligro para la vida o la salud no son inminentes o porque la malformación fetal es compatible con la vida extrauterina. Lo anterior indica que en el caso colombiano
también ha habido dilaciones al ejercicio del derecho a la IVE; sin embargo, éstas responden a casos puntuales y no al estancamiento de un debate en la esfera de la opinión pública, y que en el caso argentino ha dificultado por completo el hacer uso de las causales y por lo tanto ha limitado el derecho a la autonomía reproductiva de las mujeres. Ahora bien, para dar continuidad al balance positivo a través de los argumentos que nos ofrece la despenalización parcial del aborto, es preciso hacer referencia al estatus que le asignó la Corte Constitucional de Colombia al término salud de la mujer, al adoptar la definición de salud integral de la OMS.27 Al respecto la Corte ha señalado en diversas ocasiones que el derecho a la salud, si bien no se encuentra incluido formalmente entre los derechos que la Carta Política del 91 declara como fundamentales, adquiere tal carácter cuando encuentra relación de conexidad con el derecho a la vida, es decir cuando su protección es necesaria para garantizar la continuidad de la existencia de la persona en condiciones dignas. Por ello, el derecho a la salud comprende no solo la salud física sino también la mental,28 tal y como lo ha considerado la Corte: “(…) la Constitución proclama el derecho fundamental a la integridad personal y, al hacerlo, no solo cubre la composición física de la persona, sino la plenitud de los elementos que inciden en la salud mental y en el equilibrio sicológico. Ambos por igual deben conservarse y, por ello, los atentados contra uno y otro de tales factores de la integridad personal – por acción o por omisión- vulneran ese derecho fundamental y ponen en peligro el de la vida en las anotadas condiciones de dignidad (…)”.29
La referencia constitucional sobre la conexidad de la salud con los derechos a la vida y a la dignidad,
27 25 Yanos, Martité. Aborto en Argentina: síntesis de su historia legislativa, Rosario Argentina, 2004. En: http://www.derechoalaborto.org.ar/artic/ argentina.htm 26 Para mayor información ver: wwww.despenalizacióndelaborto.org
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Según la OMS, 1946, por salud se entiende ‘estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad’.
28 Women’s Link Worldwide, extractos de la sentencia de la Corte Constitucional que liberalizó el aborto en Colombia, 2007, p. 45. 29 Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C- 355 de 2006.
de alguna manera pone a las mujeres colombianas en un lugar diferente al de las mujeres argentinas. Esta declaración no las condena al límite del peligro inminente para la vida, sino que le da validez a las diversas formas en que las mujeres conciben la vida. Quienes están siendo afectadas en todas sus diferentes dimensiones -física, mental, relacional, emocional, espiritual, etc.- porque consideran que el embarazo está trasformando por completo su proyecto de vida, tienen lugar; así como lo tienen aquellas que deseando su embarazo, optan por su vida o por su salud al enfrentarse a una diabetes gestacional o un diagnóstico de cáncer.
2.3. Los límites de espacio y tiempo En este apartado se hará referencia a las dificultades que trae para el ejercicio del derecho a la IVE el establecimiento de dos tipos de límites: los geográficos o de ordenamiento político-administrativo, y los gestacionales. En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se establece que “los Estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa el Municipio Libre (…) Cada Municipio será gobernado por un Ayuntamiento de elección popular directa, integrado por un Presidente Municipal y el número de regidores y síndicos que la ley determine. La competencia que esta Constitución otorga al gobierno municipal se ejercerá por el Ayuntamiento de manera exclusiva y no habrá autoridad intermedia alguna entre éste y el gobierno del Estado”.30 Lo anterior indica que cada municipio es autónomo. El Distrito Federal de México es un claro ejemplo de dicha forma de organización político-administrativa, razón por la cual el fallo de la Asamblea Legis30 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En: http://www. diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf
lativa del Distrito Federal del 24 de abril de 2007 que aprobó la ley que despenaliza el aborto hasta la semana 12 de gestación, solo cubre a las mujeres del D.F. No obstante, esta ley incluye mecanismos para la impartición de servicios de salud adecuados y mejora los mecanismos para la protección a una maternidad libre, informada y responsable.31 La decisión del 10 de mayo de 2006 aplica para todo el territorio nacional no solo porque es de orden constitucional, sino porque Colombia es un Estado social de derecho en forma de república unitaria; y a pesar de que la administración del territorio es descentralizada, los dictámenes de las tres ramas del poder (ejecutivo, legislativo y judicial) cobijan a toda la nación. He aquí entonces la primera expresión de las limitaciones tiempo y espacio. En México solo pueden abortar legalmente las mujeres del D.F., o aquellas que se trasladen hasta la capital para poder tener acceso a un procedimiento. A pesar de que la premisa de esta evaluación de los cinco años de despenalización del aborto es recurrir a otras fuentes que no sean las numéricas, en este caso vale la pena hacer un ejercicio comparativo: México tiene 112 millones de habitantes, en el Distrito Federal residen aproximadamente 8.850.000 personas, de estas 4.617.297 son mujeres.32 Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas –DANE-,33 en Colombia hay aproximadamente 45 millones de habitantes, de los cuales el 51% son mujeres. Es decir que 22.950.000 mujeres serían posibles beneficiarias de la Sentencia C-355/06. El caso del D.F de México es un importante referente, ya que poder ejercer el derecho al aborto antes de las doce semanas por simple solicitud de la mujer, es decir, sin que haya que acogerse a una causal 31 Para mayor información ver: http://www.gire.org.mx/contenido. php?informacion=42 32 Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México. En: http:// cuentame.inegi.org.mx/poblacion/habitantes.aspx?tema=P 33 Ver:http://www.dane.gov.co/files/censo2005/PERFIL_PDF_CG2005/ 00000T7T000.PDF
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determinada, ha resultado en la realización de 78.000 procedimientos de aborto desde 2007 a octubre de 2011, según la Secretaría de Salud. De estos el 74,5% corresponden a mujeres que habitan en el D.F; el 22,2% a residentes del Estado de México; y el 3,3% a residentes de otros estados34. El comportamiento de las cifras nos hace evidente que la variable autonomía reproductiva es definitiva e imprescindible, pues esta es sobre la cual se posa la argumentación de la despenalización del aborto durante el primer trimestre en el D.F; pero también nos ratifica la hipótesis sobre las limitantes geográficas. Los 32 estados mexicanos contemplan por lo menos una causal para el aborto no punible; no obstante, el proceso ha traído consecuencias de orden nacional. En varios de los estados se están gestando movimientos que abogan por el endurecimiento de las penas o por la eliminación de las causales para que el aborto se penalice por completo. De ser así, la limitante geográfica se ahondaría. Respecto a la edad gestacional, las limitantes son más que evidentes. A aquellas mujeres que opten por un aborto después de las 12 semanas, les será negado. ¿Qué hacer entonces con las malformaciones fetales que solo se precisan durante el segundo o tercer trimestre?, ¿o con las enfermedades que ponen en peligro la vida o la salud de la mujer y que son propias de edades gestacionales avanzadas?, ¿y con las mujeres que desconocen las rutas de atención a víctimas de violencia sexual, que descreen del sistema judicial, o que por temor a las represalias del agresor no se han atrevido a denunciar? Si bien en Colombia los procedimientos a edades gestacionales avanzadas encuentran mayores barreras para su realización, hay reportes de mujeres con más de 22 semanas de embarazo que han sido atendidas. La mayoría de estos se han producido en el marco de las causales salud y malformación fetal. 34 Grupo de Información en Reproducción Elegida –GIRE-, 2011. Cifras sobre aborto en el D.F. México 2007 – 2011. En: http://www.gire.org. mx/contenido.php?informacion=3
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Los casos de violencia sexual nos ponen frente a una serie de retos como el fortalecimiento del sistema de atención integral a víctimas, tal y como lo veremos más adelante. Es evidente que los límites que impone la organización político-administrativa de un país y la edad gestacional no se pueden leer solos. Los referentes espacio-tiempo están atados a las características demográficas, las condiciones socioeconómicas, y a los desarrollos legislativos, normativos y de política pública de los países en los que se han llevado a cabo procesos para liberalizar el aborto. En Colombia la decisión cobija a todas las colombianas, y aquellas que estando dentro de las tres causales soliciten una IVE podrán hacerse el procedimiento independientemente de si han superado o no las 12 semanas de gestación. La pregunta es, entonces, ¿cómo se han hecho efectivos dichos enunciados?
2.4. Aborto y políticas públicas La despenalización del aborto en los Estados Unidos también se produjo a través de la vía judicial con la famosa decisión de la Corte Suprema sobre el caso Roe vs. Wade de 1973. Se estableció que la mujer tiene el derecho a la libre elección -entendida como “derecho a la privacidad o intimidad”- que protegería la decisión de llevar o no llevar un embarazo a término. Según la sentencia el derecho de privacidad se derivaba de la cláusula de debido proceso de la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.35 La Corte clasificó este derecho como fundamental por lo que toda violación de ese derecho fundamental a la privacidad por parte del gobierno debería estar justificada. 35 Constitución de los Estados Unidos de Norte América. Enmienda Decimocuarta. Sección 1. “Toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos, y sujeta por ello a tal jurisdicción, es ciudadana de los Estados Unidos y del Estado en que resida. Ningún Estado podrá crear o implementar leyes que limiten los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos; tampoco podrá ningún Estado privar a una persona de su vida, libertad o propiedad, sin un debido proceso legal; ni negar a persona alguna dentro de su jurisdicción la protección legal igualitaria”.
El vínculo de la decisión con la enmienda decimocuarta anuda el aborto a derechos fundamentales como la privacidad y la intimidad, pero en especial, visibiliza su relación con otros como la autonomía reproductiva, y le da un lugar privilegiado a las decisiones de las mujeres como las únicas autoras de sus proyectos de vida.36 No obstante, el hecho de que el aborto se produzca en el ámbito exclusivo de lo privado, ha llevado a que el Estado se despreocupe por los mecanismos para hacer efectivo el derecho. No existen entonces directrices, programas, protocolos o marcos normativos que regulen la práctica del aborto, razón por la cual las mujeres encuentran diversas barreras en el sistema de salud,37 lo que hace que el acceso a los servicios de aborto sea en su mayoría un privilegio de las mujeres con recursos económicos. Una de las ventajas del proceso de despenalización del aborto en Colombia es que una vez se dio el pronunciamiento de la Corte, el poder ejecutivo produjo un conjunto de normas para hacer efectivo el derecho. En diciembre de 2006, el Ministerio de la Protección Social expide el Decreto 4444,38 dirigido a EPS, IPS, entes territoriales, y prestadores de servicios de salud en general, en el que se ordena que el servicio de IVE debe estar disponible en todo el territorio nacional, y en todos los grados de complejidad del sistema de salud.
36 Para mayor información ver: http://www.plannedparenthood.org/nyc/ files/NYC/CV_2006_01_2_SPA.pdf 37 En los Estados Unidos, “los servicios de salud en gran parte son entregados por el sector privado, y aproximadamente 70% de la población del país está cubierta por seguros de salud o autoseguros organizados por su empleador, quienes comparten con el empleado el costo. La ley no exige que el empleador proporcione cobertura en salud, pero ofrece ventajas tributarias para la compra de un seguro de salud o la organización de un autoseguro, siempre y cuando los trabajadores compren masivamente los planes que sus empleadores proporcionan. Se estima que, al menos antes de la crisis económica, un 75% de los empleados tenía cobertura de salud a través de su empleador. Los planes de cobertura ofrecidos por los empleadores en su mayoría son opciones con elección limitada de prestadores y sistemas de derivación dirigida, a través de organizaciones HMO, o de Prestadores Preferentes (PPO), desplazando mayoritariamente los planes de libre elección basados en pagos por prestación”. En: http://www.clinicasdechile.cl/Coyuntura_21.pdf 38 Para mayor información ver: http://www.famisanar.com.co/otros/pdf/ decretos/d4444_06.pdf
Así mismo expide la Resolución 4905 de 2006,39 donde se establecen las condiciones mínimas para la prestación del servicio: el procedimiento debe realizarse dentro de los cinco días siguientes a la solicitud; y la atención debe ser integral, debe incluir atención psicológica previa y posterior, acceso a métodos anticonceptivos y de ser el caso manejo de infecciones de trasmisión sexual (ITS), entre otras. En 2006 también se expide el Acuerdo 350 “por medio del cual se incluye en el Plan Obligatorio de Salud del Régimen Contributivo y Subsidiado la atención para la Interrupción Voluntaria del Embarazo”40. Con la Sentencia se buscó el reconocimiento del derecho a la IVE y con el acuerdo 350/06 su democratización. Ahora bien, los reportes de Ministerio de la Protección Social aún no hacen referencia a los regímenes a los que se encuentran afiliadas las 966 mujeres que a la fecha han solicitado una IVE, ni tampoco existe un sistema de registro que dé cuenta de los procedimientos que estando en el marco de alguna causal no se pudieron tramitar a través del sistema de salud. El efecto de la democratización de los servicios de salud para la IVE es aún desconocido, pero a diferencia del caso de los Estados Unidos, la herramienta existe, está a la mano y hace parte de las acciones contempladas en la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva de 2003,41 la política pública que busca la integralidad de los desarrollos que se hagan para la promoción y garantía de los derechos sexuales y los derechos reproductivos.
39 Para mayor información ver: http://www.pos.gov.co/Documents/ Resoluci%C3%B3n%204905%20Diciembre%2014%202006%20modifica%20CUPS%20con%20IVE 40 Para mayor información ver: http://www.pos.gov.co/Documents/Normativa%20Regimen%20Subsidiado/acuerdo%20350.pdf 41 Para mayor información ver: http://www.mineducacion.gov.co/1621/ articles-172061_archivo_pdf_politicaSSR.pdf
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3. Balance propositivo Hasta el momento se han revisado cuatro elementos constitutivos del proceso de despenalización. En adelante se hará una lectura del proceso de implementación de la IVE con énfasis en la descripción de las barreras identificadas a la fecha para el ejercicio del derecho a la IVE. Estas son la falta de información de los prestadores de servicios de salud y los efectos del vacío normativo que generó la suspensión del Decreto 4444 de 2006; el ejercicio indebido de la objeción de conciencia, y la falta de personal entrenado y el cuerpo médico suficiente para atender la demanda en algunas zonas del país. Decíamos que en promedio el 77,6% de las mujeres conoce los contenidos de la Sentencia C-355 de 2006; sin embargo dicho conocimiento es al parecer inversamente proporcional en el caso de las y los prestadores de servicios de salud, “los prestadores de servicio se excusan en la ausencia de lineamientos claros, y los entes territoriales y autoridades nacionales en las debilidades estructurales del sistema de salud. Pese a que la Corte Constitucional en la Sentencia T-388 de 2009, ordenó desarrollar campañas educativas de orden nacional, e incluir información sobre la IVE en las clases de educación sexual, a la fecha no se ha dado cabal cumplimiento a este mandato.”42 Lo anterior limita no solo el acceso a los servicios, sino también la atención integral. Estas dificultades se han ahondado con la suspensión provisional del Decreto 4444 de 2006. A pesar de que la Sentencia sigue vigente, la suspensión de este importante elemento del marco normativo ha dado pie a la negación de los servicios por parte de las EPS e IPS aduciendo inexistencia de la reglamentación. De acuerdo con la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, el desconocimiento del marco legal por 42 Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, op. cit., 2011.
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parte de los proveedores se refleja en: (i) la información incorrecta que brindan a las mujeres en las entidades prestadoras de servicios, sobre los derechos, las causales, los requisitos que se deben cumplir para la práctica del procedimiento, los riesgos y complicaciones, las implicaciones para la salud reproductiva, entre otras; (ii) la interpretación restringida o inadecuada de las causales y los requisitos establecidos; (iii) El establecimiento de rutas internas de atención que enfrentan a las mujeres a trabas administrativas y dilación injustificada en la prestación de los servicios.43 Otra de las barreras al ejercicio del derecho a la IVE es la objeción de conciencia. Pese a que la Sentencia C-355 de 2006 se pronunció sobre la materia y reiteró su decisión en la Sentencia T-209 de 2008, en la que se establece que la objeción de conciencia no es un derecho absoluto, que ésta solo puede ser ejercida, en el caso del aborto, por quienes intervienen directamente en el procedimiento y que sólo le es atribuible a las personas naturales, no a las instituciones, algunas organizaciones de salud se han negado a prestar los servicios haciendo uso de dicho recurso, y lo más preocupante es que también lo han hecho funcionarios y funcionarias del sistema judicial. Si bien el procedimiento no está condicionado a la realización por parte de personal especializado, es decir un o una médica general podrían hacerlo, por lo común el personal médico no está entrenado; y aquellos que llevan a cabo los procedimientos lo hacen por medio de la técnica de dilatación y curetaje, y no a través de la técnica de AMEU (Aspiración Manual Endouterina) recomendada por la OMS. El no contar con personal capacitado, ha hecho que en la mayoría de los casos se acuda a especialistas, lo que no solo incrementa los costos sino que afecta la disponibilidad del servicio en los primeros niveles
43 Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, op. cit., 2011.
de atención, haciendo más complejos los trámites y poco expedita la prestación del servicio.44 En términos generales, lo que se observa es que la materialización del derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo está permeada por una serie de discursos y de tabúes que ni aún la Sentencia C-355/06, sus posteriores desarrollos jurisprudenciales y normativos, y el posicionamiento del aborto en la agenda pública, han podido deconstruir. Al parecer estamos en el estadio de la mera prestación del servicio, un servicio que por carecer de una visión integral de la salud no ha podido hacer tránsito hacia la perspectiva de los derechos humanos. Nos tomó un siglo acudir al mecanismo de la acción pública de inconstitucionalidad y diez años hacer uso de las facultades de la Carta Política del 91 y de la Corte Constitucional para que las mujeres colombianas pudieran interrumpir legal y voluntariamente el embarazo. Y nos ha tomado cinco años comenzar a transformar las estadísticas sobre la IVE para dar lugar a la visión de salud integral de la OMS. En 2006 no se solicitó la IVE por la causal salud; a mayo de 2011 el 15 % de los casos se deben al riesgo para la vida o la salud de la mujer.45 Podríamos decir que los retos para ejercicio del derecho a la IVE son la articulación real de los servicios de IVE con las acciones de la Política Nacional de Salud Sexual y Salud Reproductiva o en el Plan Decenal de Salud Pública que está próximo a lanzar el Ministerio de la Protección Social. Otro de los retos sería la consolidación de un sistema nacional de reporte estandarizado que incluyera variables ajustadas a las necesidades de información sobre el fenómeno del aborto y sobre la prestación de los servicios de IVE. Y el diseño de un mecanismo que permita identificar, monitorear y remover las barreras 44 Para mayor información ver: http://whqlibdoc.who.int/publications/2003/9275324824_spa.pdf 45 Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, op. cit., 2011.
que se producen desde los sectores de salud, justicia (en especial para los casos de violencia sexual), protección, educación y desde el Ministerio Público. Las dificultades son diversas, pero cinco años después de despenalizado parcialmente el aborto, 966 mujeres en todo el país y de todos los estratos sociales han hecho efectivo su derecho. En Argentina, a pesar de que cuentan con dos de las tres causales, la interrupción voluntaria del embarazo sigue siendo un enunciado del Código Penal. En México, el acceso a los servicios de aborto legal seguirá siendo algo así como un ‘privilegio’ de las mujeres del D.F., y en Estados Unidos de las mujeres con recursos. El ahora es la consolidación de los sistemas de vigilancia y reporte, así como la articulación de los servicios de IVE con otras políticas públicas. El mañana es la implementación de un sistema de atención integral no para los servicios de aborto, sino para la interrupción voluntaria del embarazo. Es decir, para dar respuesta no a las cualidades que debe tener un servicio de salud (oportuno, seguro, y de calidad), sino a las necesidades de cada una de las mujeres que voluntariamente interrumpen la gestación. El futuro es la humanización de la autonomía reproductiva de las mujeres. Ya nos es insuficiente ser sujetas de derecho; las decisiones que las mujeres tomen sobre sus cuerpos deben ser actos propios de la cotidianidad. La coyuntura nos hace evidentes las barreras ideológicas y la vigencia del choque de cosmovisiones. La separación Iglesia - Estado que también es fruto de la Constitución de 1991, se encuentra en peligro gracias al ejercicio no secular de las funciones de algunos agentes del Estado como el procurador general de la Nación, jueces de familia, y directores de hospitales públicos, entre otros. Así como se acudió a la acción pública de inconstitucionalidad, no es de extrañar que se haga uso de otras de las herramientas participativas propias de un sistema democrático para que se anulen los derechos que hasta ahora se han reconocido.
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Por lo tanto, los retos se enmarcan dentro del proceso de laicidad del Estado y de secularización de la sociedad. Se posan sobre la permanencia del debate del aborto en la esfera de lo público y de lo privado, pero en especial en la esfera de lo íntimo. No basta con que los medios lo divulguen, es preciso que las mujeres y los hombres se lo pregunten. Y se anuda al proceso, que de tiempo atrás se viene gestando, para darle sentido a la palabra mujer, para llenarla de nuevos contenidos de tal manera que el único referente no sea la palabra madre. Tal vez hablar En Otras Palabras nos tome otro siglo, pero vale la pena.
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Remiedo, remiendo, remedio 2006 Carolina Convers
En otras palabras… no. 19 / Rehaciendo saberes | 87
Solista, 2009 Carolina Convers
Florence Thomas
Coordinadora del Grupo Mujer y Sociedad
Una adolescente inteligente y rebelde:
quince aĂąos de la revista En Otras Palabras...
En otras palabras‌ no. 19 / Rehaciendo saberes | 89
La revista EN OTRAS PALABRAS… tiene quince años y creo que hoy merece el estatus de adolescente inteligente, informal y rebelde. Y así la queremos. Me explico: con sus quince años ya salió de la infancia, de las dolencias propias de esa etapa y ya fue vacunada contra algunas epidemias que puede padecer cualquier revista cultural y con más razón una revista de enfoque claramente feminista. Creció, y podría decir que ahora está lista para entrar en una etapa de adultez aun cuando preferiría que siga siendo una adolescente inteligente y rebelde. Inteligente y rebelde porque no renunciará a dar la palabra a mujeres deseosas de contribuir en los procesos de construcción de una nueva ética en la cual se redimensionen los conceptos de poder, de justicia, de igualdad, de solidaridad y de convivencia. Mujeres que siguen pensando que pueden existir otros mundos posibles para todas y todos, convencidas de que su liberación significa desordenar lo previsto y pensado para ellas desde hace siglos y de que el lenguaje puede representar su principal herramienta de liberación. Sin esta convicción, esta revista nunca hubiera nacido. Ya no estamos en los tiempos ni de los silenciamientos ni de los ocultamientos de las prácticas sociales y prácticas de sí mismas de las mujeres, silenciamientos ordenados por una lógica patriarcal ciega a la alteridad.
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Por cierto, hace quince años el parto fue difícil y no sabíamos cuánto íbamos a durar. Pero el entusiasmo y las energías utópicas pudieron más. Hace quince años, el Grupo Mujer y Sociedad de la Universidad Nacional ya había crecido, se había legitimado al interior de la Universidad y se encontraba empeñado en la deconstrucción de los paradigmas tradicionales de feminidad y masculinidad, se preguntaba por la diferencia y la igualdad y buscaba resignificar las identidades de género. Es entonces cuando este sueño de tomarse la palabra adquiere cuerpo y alma y, en compañía de la Corporación Casa de la Mujer de Bogotá y de la Fundación Promujer, el Grupo Mujer y Sociedad decide que es el momento para construir un espacio propio de escritura y divulgación para sus reflexiones y trabajos. Un espacio para introducir otras miradas sobre el mundo. Un espacio que favorezca una escritura de mujer, deconstruya paulatinamente los discursos convenidos y genere otras y nuevas voces. La euforia nos embargaba pues íbamos a tener un lugar nuestro, propio, para el “entre-ellas”, para el “nosotras” sin someternos a los eternos amos del saber quienes, desde hacía una eternidad, nos imponían una manera de habitar, interpretar y describir el mundo. Íbamos a tener nuestra habitación propia como nos lo recomendó la gran Virginia Woolf. No queríamos seguir hablando una lengua del exilio como lo decía tan bellamente Helène Cixous. Sabíamos ya que tomar la palabra, elaborar imágenes de nosotras-mismas, de las otras y del mundo, construir un espacio simbólico nuestro y volvernos así sujetas de cultura, sería difícil y tomaría tiempo porque ese poder nos había sido confiscado, pero estábamos decididas y en esos tiempos nada nos hubiera hecho retroceder. Entonces, ni siquiera nos preocupaban los aspectos financieros o administrativos. Queríamos escribir, queríamos responder a las preguntas del momento en el Grupo Mujer y Sociedad, una de las cuales se podría sintetizar de la siguiente manera: “¿existe un lenguaje propio de las mujeres, un arte propio de las mujeres?”. Y para saberlo era necesario favorecer la expresión de las mujeres y saber escucharlas.
Además no podemos olvidar que en 1996, cuando nace la revista, nos encontrábamos inmersas en un contexto político complejo de recrudecimiento del conflicto armado y, a más de los anhelos de poseer un espacio nuestro de escritura, queríamos también contribuir, desde donde podíamos y desde una mirada de mujer, a crear una cultura de la vida sobre la muerte y de la tolerancia sobre la violencia, aceptando el conflicto como parte de la vida y formulando una propuesta democrática y ética radical. Quince años después no me atrevería a decir que lo logramos; solo puedo intuir que nuestras voces, casi inaudibles aun, no se apagarán, no se callarán hasta que exista un espacio verdaderamente plural en el cual el sexo no sea nunca más invalidado o excluido y en el cual cada uno, cada una, pueda hacer oír su voz. Ahora crecimos. Y desde el 2007 la revista EN OTRAS PALABRAS… anda sola —autónoma e independiente como se debe para una joven rebelde— después de unos procesos de separación de las dos organizaciones que nos acompañaron, la Fundación Promujer durante tres años, y la Corporación Casa de la Mujer de Bogotá durante unos diez años. Crisis ha tenido, como es normal para una revista cultural y feminista, como es natural en un proceso de crecimiento; crisis administrativas y financieras. Fue difícil crecer y lo sabíamos o más exactamente lo descubrimos a lo largo de estos 15 años. Creo incluso no equivocarme al afirmar que no se ha resuelto todo y que nuevas crisis vendrán, muy seguramente. Sin embargo, nos sentimos más fuertes para vivirlas y resolverlas. Nuestro Comité Editorial ha sido rotativo y con el tiempo se ha fortalecido tanto en el aspecto administrativo como en el financiero. La revista ha mantenido su estructura general a pesar de haber actualizado paulatinamente su diagramación. Sigue siendo una revista temática y continúa ofreciendo unas secciones fijas y otras móviles, según las circunstancias o las coyunturas particulares.
A lo largo de estos quince años la revista ha tratado 19 temas centrales. Los primeros números están agotados y son muy escasas las colecciones completas; sin embargo, se puede encontrar en el Fondo de Documentación Mujer y Género de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional, donde existe una colección que está a la disposición de todas y todos y es frecuentemente consultada y estudiada. Se encuentra también en el IEPRI y en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional, además de la Biblioteca Luis Ángel Arango y la Biblioteca Nacional; y siempre se pueden conseguir en algunas librerías del país. Nos complace saber que hoy día la revista es un referente para muchos grupos y organizaciones de mujeres. Las cinco secciones que estructuran la revista se han mantenido a lo largo de estas 19 ediciones. La primera pretende realizar recorridos por el saber, reconociéndolo en construcción y reconstrucción permanente y por ello la denominamos Rehaciendo saberes. La segunda, bajo el título Sueños, imágenes y símbolos se constituye en un espacio para el arte, la poesía y la literatura; ahí se encuentran cuentos cortos, ensayos o poemas y ha permitido prestar las páginas de la revista a otras voces y otra escritura desde el campo estético. Esta sección siempre nos ha parecido muy pertinente en una revista que pretende dar espacios a voces inéditas, voces a menudo silenciadas o voces que no tienen canales de expresión pública. El Dossier es la tercera sección de nuestra revista y presenta artículos más específicamente de coyuntura nacional referidos a la temática central. Le sigue la sección Noticias en otras palabras, que da cuenta de eventos, proyectos en marcha y divulgación de programas que permiten informar de las actividades que se han celebrado o se van a desarrollar tanto en el país como en el exterior alrededor de la temática de género. En esa sección, por ejemplo, hemos dado a conocer los avances legislativos o los fallos judiciales y en general las grandes noticias
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referentes a la vida de las mujeres. En la sección Los libros y las mujeres reseñamos publicaciones o documentos que circulan en el país sobre la cuestión femenina o que permiten continuar profundizando en la temática central de cada número. Últimamente hemos querido reportar también la desaparición, la muerte natural o el asesinato de mujeres líderes y feministas amigas nuestras de toda la vida, en una nueva sección que llamamos Crónicas y remembranzas. Una de las características de nuestra revista ha sido la de ofrecer sus páginas, desde el segundo número, a jóvenes artistas mujeres sensibles a la temática de género, para que la ilustren. Sabemos que el campo estético conoce la misma discriminación de género que la encontrada en los procesos de construcción del saber y de legitimación del conocimiento, y por esta razón nos ha parecido lógico entrar en contacto con ellas. Y siempre hemos encontrado mujeres artistas entusiastas con este proyecto, que les permite además construir una conciencia crítica en relación con lo que significa ser artista mujer en una cultura tan patriarcal. Hemos buscado, en la medida de lo posible, una coherencia entre su obra (pinturas, dibujos o fotografías) y la temática central de la revista ilustrada. Por supuesto todo no ha sido fácil. Por su carácter de revista especializada, fundamentalmente académica, con seis ilustraciones a todo color y su rica diagramación y diseño, la revista tiene un costo de edición alto. Su tiraje es de mil unidades y sin la ayuda inicial de la DINEM (Dirección Nacional para la Equidad de la Mujer) para los tres primeros números, y el fiel y constante apoyo de Profamilia, de la Fundación Alejandro Ángel Escobar y de Oriéntame, además de otros aportes coyunturales como el de la UNESCO para el número 7; del DABS para el 11; del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNIFEM, para el 12; de OXFAM Internacional para el número doble 13/14 y del Fondo para el logro de los Objetivos del Milenio para el 17, como
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también del apoyo de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia, y hoy de la Corporación Humanas, Católicas por el Derecho a Decidir y la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, no hubiéramos podido llegar hasta este número 19. Ha habido dificultades, pero sabemos que los problemas encontrados son muy similares a los que afrontan la mayoría de las publicaciones culturales del país. Somos una revista sin ánimo de lucro, sin dinero, e incluso durante un tiempo sin oficina propia, con algunos problemas de distribución, de financiación, de organización administrativa, sin mencionar los pequeños conflictos normales en todo trabajo colectivo de los tres grupos distintos en su inicio: Corporación Casa de la Mujer de Bogotá, Fundación Promujer y Grupo Mujer y Sociedad. No obstante, y gracias a un excelente y renovado comité editorial que nunca duda en regalar a la revista sábados enteros y a veces domingos en los momentos claves del montaje, supimos encontrarle goce a esta extraña militancia editorial. Creemos de verdad que cada número superó al anterior. Aprendimos a leer, corregir, seleccionar, discutir diferencias. Aprendimos la importancia de la ilustración de nuestra revista; entendimos la importancia del diseño y de la diagramación que han realizado en las 16 primeras ediciones jóvenes diseñadores y diseñadoras1. Tampoco puedo olvidar la imprescindible ayuda de jóvenes mujeres en la coordinación administrativa de la revista2 . Diría, para terminar, que la revista de alguna manera ha cumplido parte de sus objetivos. Lo creemos porque la misma comunidad lo está reconociendo. Siete ediciones de la revista se encuentran agotadas, y quienes saben nos dicen que es casi un milagro que una publicación cultural y especializada como la nuestra haya sobrevivido quince años, con un 1 Mencionaré a Carlos Uribe de los Ríos, Fernando Pieschacón, Soraya Tobón y desde el número 17, Emilio E. Simmonds. 2 Nos han acompañado Xatlí Murillo, Yira Lazala-Silva, Verónica Barreto Riveros, y ahora Yolanda Vanegas Díaz.
número 20 en preparación. Y sin embargo dije “parte” de sus objetivos, porque sigue siendo una revista eminentemente académica y llega solo a mujeres de un cierto nivel cultural, ya sensibilizadas a la temática. Ha sido un referente constante para las mujeres de los dos postgrados de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional, para académicas de otras universidades de Bogotá y del país, para mujeres de ONG que trabajan estos temas y para algunas funcionarias de las alcaldías, entre otras; esperamos también que nos lean algunos hombres sensibles a la temática. Buscar la manera de llegar a más mujeres: jóvenes, de sectores populares, campesinas, indígenas, afro descendientes y otras, sería, creo yo, importante si queremos impactar de alguna manera en esta coyuntura de conflicto armado, desplazamiento forzoso y pobreza, pero somos conscientes de que ese sueño significaría repensar parte de la estructura de la revista, su financiación y su administración. Hace algunos años se planteó también la pregunta alrededor de la indexación de la revista. Estuvimos debatiendo y sopesando lo que nos podría aportar una indexación y también lo que nos podría quitar con relación a nuestro anhelo de seguir dando la
palabra a voces distintas, a ese deseo de mantener una sección tal como la de Sueños, imágenes y símbolos abierta a cuentos, poesías, retratos de jóvenes artistas, grafitis u otras expresiones de la cultura popular. Nuestra decisión fue entonces la de conservar la revista abierta a una diversidad de voces como una opción ética, estética y política, fuera de los duros metalenguajes académicos. Alrededor de la revista hemos tejido muchos sueños, los cuales también despertaron múltiples debates referentes a la necesidad de darle un estatus legal con el fin de obtener con más facilidad financiación internacional y diversificar poco a poco sus actividades. Pensar, a mediano plazo, en una pequeña editorial para mujeres que bien merece este país donde aparecen hoy día múltiples investigaciones relativas a la situación de las mujeres en medio del conflicto armado; pero también varios escritos, novelas, ensayos y textos de mujeres que circulan difícilmente. Soñamos una editorial para mujeres y por qué no, a mediano plazo, abrir la primera librería de las mujeres en Bogotá. Una adolescente inteligente y rebelde debe tener sueños y proyectos de futuro para seguir creciendo y responder cada vez mejor a las demandas de un país plural y complejo.
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EN OTRAS PALABRAS… QUINCE AÑOS, DIECIOCHO TEMAS 1. Mujeres, salud y sociedad (1996) 2. Mujeres, ética, política y participación (1997) 3. Mujeres, amores y desamores (1998) 4. Mujeres, guerra y paz (1998) 5. Mujeres y espacios urbanos (1999) 6. Mujeres, mitos e Imaginarios (1999) 7. Mujeres que escribieron el siglo XX: construcción del feminismo en Colombia (2000) 8. Mujeres violencias y resistencias (2001) 9. Mujeres, cuerpos y prácticas de si (2001) 10. Mujeres, familias y conflictos sociales (2002) 11. Mujeres, resistencias e irreverencias (2002) 12. Mujeres, géneros y derechos sexuales y reproductivos (2003) 13–14. Mujeres, globalización y derechos humanos (2004) 15. Mujeres, tiempos y diversidades (2007) 16. Cien años con Simone de Beauvoir (2008) 17. Mujeres, feminismos y democracia (2009) 18. Mujeres, cuerpos y autonomía (2010) 19. Mujeres, historias y memorias (2011)
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Sueños, imágenes y símbolos
Rondas I, 2008 Carolina Convers
Mónica Sánchez Bernal
Arquitecta. Magister en Arquitectura de la Vivienda Universidad Nacional de Colombia
Detrás del espejo, la otra piel en anverso: Carolina Convers En otras palabras… no. 19 / Sueños, imágenes y símbolos | 97
Gloriaspiccola, 2009 Carolina Convers
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¿Qué hay detrás de una obra de arte? ¿Cuánto hay de la vida de su autora, inmerso en su obra? ¿Es la obra un intento de resistencia por desprenderse de sí misma? ¿O será la obra un paso adelante para situarse desde lo ajeno en lo personal común, en este caso, el de las mujeres? En general los registros, visuales o medio-audiovisuales, nos permiten conservar espontáneamente voces, sonrisas, miradas, lugares recorridos, momentos definitivos. Sin embargo, evitamos mantener vivos los quebrantos en la memoria, en las historias, en los cuerpos de las mujeres: huellas eternizadas de la ausente en la presente… Es entonces, desde esta posición de mujer que reta al tiempo y un devenir que atraviesa generaciones, donde el ser artista permite tomar distancia de sí para indagar en
torias de los tiempos de las mujeres de la familia que la preceden, en medio de un entorno de mestizajes culturales. Ciudad de México, San Francisco, Roma, Lugo, Barrancabermeja, Bucaramanga, Medellín, Manizales, Bogotá, han sido ciudades cómplices en su aventura por traspasar los límites del tiempo y el espacio, y darle un vuelco a la mirada sin pretensiones, descubriéndose en el día a día. Una casa, piel afuera; dos casas, piel adentro. Superficie exterior reluciente, superficies interiores sensibles al tacto: Galería Doscasas, como una obra reciente de su haber, situada en la zona M del Barrio La Macarena en Bogotá, se convierte desde ahora en un nicho creado que alberga un laboratorio y un espacio expositivo donde las artes, lo personal y lo colectivo cohabitan. Esta casa de los años “sin-cuenta” del siglo pasado, también rescatada del tiempo como lo ha hecho con las fotografías del álbum familiar, estrena un aire de rejuvenecimiento-retro vestida de bermellón: propio de las reacciones entre el mercurio y el azufre, casi endémico y posiblemente polémico, es a la vez preservador de todo cuerpo en su interior, color considerado de la vida, color de la eternidad. En esencia, obra, acción, materia y mujer, responden a principios de libertad para ser sí mismas, y sin aspavientos la contienen. lo indecible, en lo innombrable, en lo silenciado o pasado por menos en un continuo extendido. Como sucede con la piel, la obra misma lleva tatuadas las historias que no se cuentan por no tener la importancia que pareciera a los ojos de los grandes hechos y de las obras renombradas. Es en la materia donde se inscriben sentires, saberes, dudas, pequeños resquemores, en y debajo de su superficie. Acetatos de mediano y gran formato invadidos de colores intensos, sombras aquí y allá que visten o desnudan situaciones, rostros tachados aún sonrientes y cabezas despeinadas, son convertidos por la artista plástica barrameja, Carolina Convers (1973), en pieles artificiales que soportan imaginarios e his-
Familiares o conocidas, no todas están reflejadas en cada instantánea retocada, y frente a los acetatos, quien observa, puede verse adentro, reconocerse parte de este mestizaje. Si bien la arquitecta Lina Bo Bardi abría la posibilidad de encontrarse prácticamente como si una-espectadora fuera la artista, de pie frente a la obra de arte contemplada a través de los bastidores de base sólida y lámina etérea, Carolina Convers nos permite, a través de la materialidad de sus obras, encontrarnos con realidades que por su brillo parecen esplendorosas y al mismo tiempo son tan frágiles como el cristal: sólo basta entonar una nota “crítica-aguda” para encontrar la vulnerabilidad de todo aquello que parece y trata de ser perfecto, en el propio reflejo, en un más allá a
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punto de estallar, de quebrarse, de romper su calma, de transgredir sutilmente la norma, de verse perturbado por un leve cambio de inclinación intencional. No necesariamente se trata de heridas mal sanadas, son, finalmente, pequeñas historias de la vida cotidiana de las mujeres que alimentan y reiteran las memorias comunes. En este número 19 de la revista En Otras Palabras… Carolina nos acompaña con su obra, sus vestidos y colores a celebrar nuestros quince años de existencia, a propósito de efemérides. Comprometida con su hacer restaurador de memorias y con el espíritu del Grupo Mujer y Sociedad en darle vuelo a la mirada de las mujeres, que están y ya no están entre nosotras, quien pase estas páginas se encontrará con una muestra de su arte y, a modo de historias hiladas, puntadas sueltas escritas que las lectoras y los lectores podrán abordar en orden y en desorden. Entonces, con el uso de la fotografía como recurso visual, la artista devela un juego contemporáneo de marcaciones, incontenible, seriado, polifónico. Araceli, América, Sonia, Nora, Leonora, Estela, todas traídas desde el álbum familiar, son reincorporadas al hoy para simbolizar la presencia de aquellas mujeres, ahora convertidas en estelas, que se siguen la una a la otra, siendo ellas mismas y a la vez otras: las mujeres de tu familia, las de la mía, las de una generación inscrita en los tiempos del modelo de mujer moderna. Un modelo tan incómodo para la autonomía lograda como vigente aún en ciertos ámbitos sociales. La danza, específicamente el ballet, hace parte implícita de la memoria personal de la artista, mediante la cual hace traspasar la experiencia de los movimientos
del cuerpo a los trazos pictóricos, de la repetición coreografiada imperfecta de brazos, siluetas y cuerpos femeninos hacia las rondas recompuestas, retocadas, transformadas, resignificadas a modo de catarsis personal, familiar, cultural. Es, además, en los espejos de los salones de baile donde se fuga el otro sí en un eterno reflejar. Las mujeres, retratadas por la cámara o en el espejo, dejan permear solo una parte de lo que han vivido, la parte oculta queda atravesada en los acrílicos, del lado anverso, donde su lectura no requiere de teorías ni catalejos, está en carne viva. Son ellas pieles termoformadas a mano en la cocina de la casa, siglo a siglo, para luego ser expuestas, cada una como sí misma, única, y a la vez ser parte de un todo, colectivo dinámico, pero distinto en sus gestos, dolores y quereres. Materiales, soportes y normas son para la artista performática de ayer, insumos del ser artista plástica hoy, a la hora de hacerse valer en un gremio androcéntrico, como aún lo es el mundo del arte que se dice agénero. Donde un sutil giro en la comisura de los labios puede desatar la pasión o la hoguera, muy lejos del respeto hacia lo diferente o del reconocimiento a la experiencia heredada, en parte sufrida y en parte gozada. ¿Será entonces cuando aparece una niña mala en la escena familiar, como la que evoca Montserrat Ordóñez, ella transgresora, ella perturbadora, par guantes y guías de recorte de patrones inútiles de costado, que lo cómodo pierde sentido, que la sonrisa sostenida no sentida enmascara otras realidades, otras historias, otras memorias? Porque la niña mala también cumple quince, treinta, cien años… consolida sus apetencias, encauza sus energías. Es más, madura y envejece siendo niña. Celebra de otra manera, eso sí, desde su piel marcada a carcajadas, gesto a gesto.
Rondas V, 2008 Carolina Convers
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Montserrat Ordóñez su creación Un homenaje, un poema, un cuento, un ensayo.
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Fotografía de archivo intervenida Carolina Convers
Homenaje a Montserrat Ordóñez Carolina Alzate Profesora asociada, Universidad de los Andes El pasado 28 de enero se llevó a cabo en la Universidad de los Andes un homenaje a Montserrat Ordóñez (1941-2001), la lectora, profesora, editora, traductora, conferencista, periodista, crítica literaria, poeta: “Siempre he vivido con/de palabras”, escribió alguna vez. Se cumplían diez años de su falle-
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cimiento. ¿Qué reunión invocada en el nombre de Montserrat puede ser otra cosa que una celebración de vida? Se leyeron poemas, narraciones y fragmentos de sus ensayos. La sala se llenó con sus familiares, sus amigos más cercanos, sus antiguos alumnos y los jóvenes estudiantes de la Universidad para quienes Montserrat es inicialmente la firma que encuentran a menudo en los libros de la biblioteca que frecuentan y que fueron donados por ella. Ahí está su vida: en los libros que leyó y que entregó a varias manos antes de decidir legarlos a la Universidad, y en las maneras de entregarlos que están en sus ensayos y poemas. “Perduraremos”, dijo, trayendo las palabras de Virgina Woolf, “no en las pequeñas vidas aisladas que vivimos como individuos, sino en la vida común que es la verdadera”.
De la escritura dijo que es “una extraña forma de vivir, una mediación despellejada que reemplaza mucha vida pero no la oculta ni la ignora”. Terminando 1999, cerrando un siglo y una vida de enseñanza, pues se jubilaba, organizó un simposio que inauguró con las siguientes palabras: “cuando nos vamos, en parte o del todo, pensamos en qué quisiéramos dejar. Yo quisiera que hubiera profesores y estudiantes que siguieran trabajando en literatura, y la pensaran como una construcción cultural y no como una religión, y se siguieran cuestionando el papel de la mujer y cómo ha sido incluida, excluida, recibida, transmitida, silenciada o exaltada, en los complejos procesos de producción de una escritura que nos rodea y nos hace ser lo que somos. Casi veinticinco años después de mis estudios doctorales, a pesar de muchas resistencias encontradas durante mi carrera, creo que una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida y que hoy quiero celebrar con ustedes es haber sido parte de una generación con conciencia de feminismo y de género. Quiero que hoy celebremos a las mujeres lectoras y escritoras, y a las mujeres y a los hombres que nos han acompañado en este siglo XX para, entre todos, pensarnos y comenzar un siglo XXI con parte del camino más iluminado. Bienvenidos”. Su despedida fue una celebración y una bienvenida.
El poema Una y todas,1 de catorce versos, no está sometido a ningún esquema métrico, ni de rimas, como lo fueron la mayor parte de los poemas escritos en Colombia por los y las poetas que le fueron contemporáneos. Tampoco se ciñe al esquema de línea por frase, porque en once de estos catorce versos las frases están rotas, razón por la cual notarán unas pausas en la lectura de ellas, como si se tratara de puntos suspensivos. Hecho que tampoco, en sí mismo, constituye una novedad. El aporte en este caso es el ritmo de vértigo que Montserrat le imprime al poema, para materializar como tal vez nadie más lo haya hecho, el sentimiento inasible del dolor que causa la ausencia. El “yo poético” lucha, con urgencia, en cada verso, por encontrar el mal que lo aqueja: pero al ubicarlo en el órgano más extenso de su cuerpo, y arrancarlo de una vez, despoja su cuerpo de su propia piel. ¿Dónde queda esa otra piel? Quisiera creer que en la página en blanco, donde exorciza su dolor sin nombrarlo siquiera, donde se sacude y donde construye la posibilidad de cambiar y reconocer su nueva piel. En ello radica su eficacia: “no habla de…”, no describe, no relata, no lamenta. El “yo poético” actúa, a través del lenguaje, y nace a una nueva realidad. Y en ese gesto, como en una pincelada, queda contenida la Montserrat poeta que he querido darles a conocer hoy. Bogotá, 28.01.2011
Beatriz Restrepo Restrepo CRICCA* En estos pocos minutos que tenemos para hacerle un homenaje a Montserrat he decidido leer tan sólo un poema, y no dos, como había sido la propuesta inicial. De esta manera contaré con el espacio para hacer un pequeño comentario que ejemplifique la eficacia que logra Ordóñez en el manejo del lenguaje poético. * Centre de Recherches Interuniversitaires sur les Champs Culturels en Amérique Latine.
1 Encuentra el poema Una y todas en la página 106 de este número de la revista EN OTRAS PALABRAS...
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Azul rosa, 2008 Carolina Convers
Montserrat Ordóñez recibió como homenaje póstumo, el Premio Internacional de Literatura latinoamericana y del Caribe “Gabriela Mistral 2002”, por su dedicación a la poesía, a la difusión y estudio de la literatura latinoamericana y en especial a la escrita por mujeres. Su obra cuenta con numerosos análisis literarios, reseñas, antologías, entrevistas y dos poemarios: Ekdysis, 1989 y de Piel en piel, libro en el que recoge, además de poemas, prosas poéticas, cuentos, relatos, traducciones. En él la autora usa tantos géneros como le son necesarios para acomodar a los diferentes fragmentos del yo poético que es “como un camaleón de la palabra que cambia de color y tal vez no tiene uno propio”. El universo simbólico de Ordóñez está lleno de fuerza
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e invade como una maldición, como un contagio que se pega a la piel y duele. Los textos son por lo general demasiado agudos para no ser dolorosos: tensiones, contradicciones, pulsaciones, desgarramientos, renacimientos, metamorfosis. La vida palpita en cada una de las páginas, pero es la vida cruda de sombras, despellejamientos, grietas, querellas. Como lo dice Clarice Lispector en una de las frases usada por Ordóñez como epígrafe: “Esto no es un lamento, es un grito de ave rapaz. Un alarido de vida para des atragantarse, para enfrentar el miedo, para soltar la carga y vivir.” Publicadas por Grupo Conestabocaenestemundo® 2003 Derechos Reservados a la/s 12/28/2006
Una niña mala Montserrat Ordóñez (Barcelona 1941-Bogotá 2001) Her power is her own. She will not give it away Sandra Cisneros The House on Mango Street Quiero ser una niña mala y no lavar nunca los platos y escaparme de la casa. No voy a explicarle las tareas a nadie, ni a tender la cama. No quiero esperar en el balcón, suspirando y aguantando lágrimas, la llegada de papá. Ni con mamá ni con nadie. Cuando sea una niña mala gritaré, lloraré dando alaridos hasta que la casa se caiga. Cuando sea una niña mala no voy a volver a marearme y a vomitar. Porque no voy a subir al auto que no quiero para dar las vueltas y los paseos que no quiero, ni a temer que alguien diga si vomitas te lo tragas, pero a papá no se lo hacen tragar. Yo voy a ser una niña mala y sólo voy a vomitar cuando me dé la gana, no cuando me obliguen a comer. Llegaré con rastros de lápiz rojo en las camisas, oleré a sudor y a trago y me acostaré con la ropa sucia puesta y roncaré hasta despertar a toda la familia. Todos despiertos, cada uno callado en su rincón, respirando miedo. Quiero ser el ogro y comerme a todos los niños, especialmente a los que no duermen mientras yo ronco y me ahogo. Porque los niños
cobardes me irritan. Quiero niños malos y quiero una niña mala que no se asusta por nada. No le importan ni la pintura ni la sangre, prefiere la piedra al pan para dejar su rastro y aúlla con las estrellas y baila con su gato junto a la hoguera. Esa es la niña que voy a ser. Una niña valiente que puede abrir y cerrar la puerta, abrir y cerrar la boca. Decir que sí y decir que no cuando le venga en gana, y saber cuándo le da la gana. Una niña mojada, los pies húmedos en un charco de lágrimas, los ojos de fuego. La niña mala no tendrá que hacer visitas ni saludar, pie atrás y reverencia, ni sentarse con la falda extendida, las manos quietas, sin cruzar las piernas. Las cruzará, el tobillo sobre la rodilla, y las abrirá, el ángulo de más de noventa, la cabeza alta y la espalda ancha y larga, y se tocará donde le provoque. No volverá a hacer tareas, ni a llevar maleta, ni a dejarse hacer las trenzas, a tirones, cada madrugada, entre el huevo y el café. Nadie le pondrá lazos en la coronilla ni le tomará fotos aterradas. Tendrá pelo de loba y se sacudirá desde las orejas hasta la cola antes de enfrentarse al bosque. No me paren bolas, gritará la niña mala que quiere estar sola. No me miren. No me toquen. Sola, solita, se subirá con el gato a sillas y armarios, destapará cajas, y bajará libros de estantes prohibidos. Cuando tenga su casa y cierre la puerta, no entrará el hambre del alma, ni los monos amaestrados, ni curas ni monjas. El aire de la tarde la envolverá en sol transparente. Las palomas y las mirlas saltarán en el techo y las terrazas, y las plumas la esperarán en los rincones más secretos y se confundirán con los lápices y las almohadas. Se colarán gatos y ladrones y tal vez alguna rata, por error, porque sí, porque van a lo suyo, de paso, y no saben de niñitas, ni buenas ni malas. Armará una cueva para aullar y para reír. Para jugar y bailar y enroscarse. Para relamerse. Ahora el balcón ya está cerrado. El gato todavía recorre y revisa los alientos. Es tarde y la niña buena, sin una lágrima, se acurruca y se duerme.
En otras palabras… no. 19 / Sueños, imágenes y símbolos | 105
Una y todas* Montserrat Ordóñez (Barcelona 1941-Bogotá 2001) “Y el remolino recibió sus palabras y dejó a sus pies una vasija rota y una pajita.” Virginia Woolf, Orlando.
He buscado donde duele la ausencia. Me hurgué los intestinos y me vacié el útero como una molleja, pero no era allá. Me escuché el corazón, campana sorda, y me escarbé los pulmones, esponjas de sed y ahogo, pero no era allá. Me observé el estómago, paloma de agudas uñas y alas desazonadas, pero no era allá. Salí de las entrañas y me toqué la piel y mi piel gritó y encontré la ausencia, cubriendo mi superficie, debajo de las uñas, en la nuca y en el paladar, detrás de las rodillas y en la espina dorsal. Piel untada de ausencia que lamo a pedacitos hasta que pueda escapar de ella. Cambiaré de piel y me sacudiré la ausencia. Y por fin, superficie despellejada, me arranqué la piel.
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Tomado del libro De piel en piel, P. 46.
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Instrucciones para mujeres
Cómo pasar del dicho al hecho y escribir una tesis, un artículo, un libro, o nada* Montserrat Ordóñez (Barcelona 1941-Bogotá 2001) Se puede empezar escribiendo una página diaria. Si se puede escribir dos o tres, hay posibilidades de que estés en el camino de tener un volumen impublicable dentro de seis meses, pero no es una mala idea porque te permitirá tirar a la basura el tercio de lo que has escrito, lo que te garantiza si no tu futuro por lo menos la paz de la conciencia. No cuentes con momentos de inspiración. Si llegan, gózalos, pero no son imprescindibles ni se reflejan en la calidad, sólo en la cantidad. Investigar y leer es generalmente una excusa para no escribir. Reconoce que lo haces por placer, por evasión, por inseguridad, por esfuerzo. Si fuera por trabajo, tomarías notas y las integrarías a tu texto. No trates de escribir la versión final. Sólo una versión, otra versión, esa versión, cuál versión. Olvida la aprobación universal y define una audiencia mínima con la que te sientas a gusto. Lo que es obvio para ti no es obvio para todo el mundo y hasta la más desaforada originalidad parte de núcleos comunes, colectivos y reconocibles.
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Tomado de De voces y amores. Bogotá, Editorial Norma. (Colección Vitral), 2005.
Escribe primero sobre lo que más sabes, sobre lo más tuyo. Trabaja, no te angusties. No eres la primera ni la última mujer que se enfrenta a la página en blanco. Rodea la experiencia de pequeños placeres y satisfacciones. Tu texto comenzará a dialogar contigo, acarícialo. No quieras odiarte ni odiarlo, trátalo bien. Bátelo como una melcocha: cambia de color, de consistencia, y es dulce aunque deje alguna ampolla. Los hombres recomiendan tener un esquema muy preciso, pero se puede escribir como haciendo una mola: lo importante es el diseño general y los materiales escogidos. Las puntadas, cortes, aplicaciones, contrastes de colores, van apareciendo en el camino, en horas de sol y complicidades. Somos orales y anónimas, entregamos gratis nuestra energía, enriquecemos y estimulamos a los que se nos acercan con nuestra agudeza, chispas, brillantes. Nos rodean las esponjas. Así que ten cuidado, habla contigo misma y con tu página primero. No añadas la tuya a las largas historias de despojos. Sólo hay dos alternativas: hacerlo o no hacerlo. Y la parálisis es la muerte. Si no sabes correr, cojea, pero sigue. Partimos de un solo lenguaje modelo: el lógico falologocéntrico. Escribe como puedas, imita, parodia. Poco a poco aparecerá la grieta en la pared, por donde te podrás meter y salir luciérnaga. Escribir no es imprescindible, ni siquiera necesario. Pero si ya lo has decidido, no tomes la decisión En otras palabras… no. 19 / Sueños, imágenes y símbolos | 107
todos los días. ¿Quién resistiría un matrimonio si cada mañana hubiera que dar el sí? La mujer que escribe aprende a decir que no, a no estar disponible, a aplazar la compasión, a hacerse piel de rinoceronte. Tu texto será apropiado y disecado por otros, absorbido, compartido, pero ya no serás tú, será eso, lo otro, un pedazo de camino. Encuentra tu ritmo, tu método. No hay reglas. No hay modelo. No hay forma de juzgar algo antes de que exista, no hay juicios definitivos sino reacciones parciales. Trabaja contigo. Confía en tu proceso. Aprendiste a leer, aprendiste a juzgar, aprendiste a escribir. ¿A qué mundo privilegiado perteneces? Pero renunciar a tu escritura no te libera de tu clase. No disimules con culpa la satisfacción de oírte pensar. Lúcida puedes. Disfrútate. Alguien podrá quemar etapas más rápido gracias a ti. No hagas tortura y tragedia de un privilegio. Tanto dolor a tu alrededor. Lo más seguro es que de todas maneras lo terminarás, ¿por qué enmascararlo con dudas? Ni todo el café del mundo ni todo el apoyo de tus seres queridos lograrán que lo hagas. Es sólo tu decisión, tu trabajo y disciplina. Horas diarias. Ladrillo tras ladrillo. No seas tu censura. No te juzgues mientras escribes, eso vendrá después y en compañía. Y no discutas ideas sin fin, sólo páginas. Escribe lo que no esperabas escribir, no rechaces la imagen, las contradicciones, el texto que se desdobla frente a tus propios ojos. Llega un momento en el que ya no importa cuánto piensas sino cuánto escribes, y la palabra es el punto suelto por donde regresas al ovillo y desbaratas todo un tejido denso impenetrable.
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Déjalo crecer. Hay vida propia en todo texto, distinta a la tuya. Tuyo y distinto como tu hijo, pero aún más egoísta que él: no tiene plazo, no crece solo, no patalea por salir. Peor que la gata, que va y viene, se restriega y se exige. Peor que los geranios, plantados, planeados, regados, podados. Se parece más a tu cuarto de chécheres, que nunca se arregla solo, que crece y crece sin forma hasta ese día en el que te decides a enfrentar tu pasado, y vomitas y digieres, y luego te bañas, te duchas, te arrancas el polvo, todos los polvos. Oyes tantas voces… Que ya está hecho, que es incompleto, que no es necesario. Que existes para que te consientan (¿incluirá manutención?), no para que pienses, porque eso agota, deprime, envejece. Pero las parejas están llenas de vacíos, los asilos están llenos de silencios y los escritores andan sueltos con inútiles ladridos a la luna. No te encierres, enfurécete, por ti y por todas las silenciadas, robadas, despatarradas. También tu ira transformará en objeto tu pasión y tu comprensión. Y hazlo. Aunque luego lo aborrezcas y quieras destruirlo. Un día, como una fotografía vieja, te producirá esa especial sonrisa de nostalgia. Despréndete, entrégalo. No eres ahora ya responsable de su vida propia. Y olvídalo y sigue. Hace rato que sólo te arrepientes de lo que no haces. Pero claro, si quieres, puedes decidir, tú sola, seguir hablando y arrancarte el lápiz que llevas insertado en la mano, que te impone ser como el que es, como el uno, como el verbo. Y cantar, contar, ser transmisora, oral, fatal. En realidad érase una vez.
Silla rosa fondo turquesa, 2006 Carolina Convers
Dossier
Doris Lamus Canavate
Socióloga. Magister en Ciencias Políticas. Doctorada en Estudios Culturales Latinoamericanos. Cofundadora de Fundación Mujer y Futuro, Bucaramanga
Relatos de vida de mujeres negras/afrodescendientes en contextos de pobreza y violencia como San Basilio de Palenque y María la Baja1, y se inició en 2008.
Introducción Estas historias forman parte de un conjunto más amplio, y se han reconstruido a partir de la búsqueda de mujeres pertenecientes a organizaciones de afrodescendientes del Caribe colombiano, búsqueda enmarcada en un proyecto de investigación que pregunta por el lugar de las mujeres en el movimiento afrocaribe. En esta pesquisa y frente a los estereotipos frecuentes acerca de las mujeres y los hombres de la región como dotados de capacidades sobresalientes para el sexo, el baile y la reproducción, fuimos allá a observar cómo estas mujeres construyen identidad y proyecto de vida en contextos adversos de pobreza y violencia, tal como son éstos, si consideramos las condiciones de vida y la lucha por la subsistencia que en estos territorios libran las familias contra la expoliación y la muerte. El proyecto está localizado en Cartagena y algunos municipios del departamento de Bolívar con presencia histórica de población negra, palenquera o afrocartagenera, 110 | Mujeres, historias y memorias
Debo indicar aquí que esta búsqueda la inicié luego de la realización de un trabajo previo (Lamus, 2010) que reconstruyó historias localizadas y procesos organizativos del movimiento de mujeres/feministas de Colombia de la denominada segunda ola, a partir del cual tomé la decisión, estratégica y política, de continuar mi pesquisa pero con otras coordenadas, ahora centrada en indagar por el lugar de las mujeres afrocolombianas en las organizaciones tanto del movimiento amplio afrocolombiano como en el de mujeres/feministas. Independizar esta búsqueda es una respuesta a los cuestionamientos de algunas tendencias y expresiones teórico-políticas del feminismo, que han observado en las demandas de igualdad del movimiento una suerte de negación de la diferencia cultural/racial o de subordinación de otras mujeres por parte 1 Según el Observatorio de DDHH de la Vicepresidencia, María la Baja, Bolívar tiene aproximadamente un 87% de población afrodescendiente. h t t p : / / w w w. d e r e c h o s h u m a n o s . g o v. c o / O b s e r v a t o r i o / documents/2010/DiagnosticoAfro/Bolivar.pdf
del “feminismo hegemónico”. Sin pertenecer a uno u otro “bando” –no por ello exenta de críticas que suelen “pasarnos la cuenta” por las europeas, las norteamericanas, las blancas…–, lo que pretendo en mi trabajo es utilizar unas ciertas habilidades personales e intelectuales para reconstruir historias de mujeres, feministas unas, otras no, cuya vida y testimonio han contribuido a lo que, en el fondo, es el proyecto de todas: transformar, ojalá de forma radical y crítica, los lugares y condiciones de explotación, subordinación, discriminación de la mayoría de la población del planeta, pero allí: en lo local, en lo molecular (Castro-Gómez, 2007) .
tura que ella denomina “afuera/desde adentro” que caracteriza una “cultura de resistencia” (1998: 267) y que, en mi caso, el afuera corresponde a la pertenencia étnica y el desde adentro a la de género, adaptando el sentido original de su idea, la cual sintetiza la exclusión histórica de las mujeres afronorteamericanas, pese a su inserción en la propia construcción de esa historia. Con esta postura de afuera/desde adentro como una posición de fuerza, Collins invita a la construcción de coaliciones efectivas y estímulos al diálogo (Ibíd.: 300). Aunque esta invitación es para las intelectuales negras, en ello creo interpretar una apertura a otros sectores y proyectos feministas.
La idea-fuerza de fondo de mi proyecto sostiene que, pese a todas las críticas que se puedan hacer al feminismo, el que yo entiendo como segunda ola en Colombia (Lamus, 2010), ha hecho una contribución enorme en la transformación de la sociedad colombiana -a contracorriente- y forma parte de un movimiento muy amplio que se desarrolló en todos los países de América Latina, Norteamérica, Europa, a partir de los años 60-70, junto con otros movimientos antisistémicos (Wallerstein, 2004) que le dieron ingreso a la subjetividad (Hobsbawn, 1996) como dimensión política de la vida individual y colectiva. Es éste el período que, para el caso de los feminismos, podemos identificar como el del “silencio roto” (Perrot, 20008), ese en el que “escribir la historia de las mujeres” se convirtió en una necesidad inaplazable. Sólo nosotras podemos contar bien nuestras historias. Gracias a ello hoy podemos destacar la vida y obra de mujeres, no sólo intelectuales, blancas y de clase alta, sino también de indígenas y afrodescendientes -para no referirme sino a estas “identidades étnicas”-, como constructoras de vida, de nación, de sentido de ser mujeres, y si algunas son feministas, bienvenidas sean.
La expoliación de la población negra/ afrodescendiente en Colombia
Inspirada en Patricia Hill Collins (1998), destacada intelectual afronorteamericana, asumo aquí una pos-
Sólo una breves notas de un problema sobre el que se han escrito incontables páginas. La población negra/afrodescendiente que habita en los lugares estratégicos para los llamados macroproyectos de desarrollo en regiones como en el Pacífico colombiano o en la región Caribe, ha sido objeto de expulsión de sus territorios por diversas vías y a lo largo de su historia. En tiempos recientes, en el contexto del conflicto armado colombiano, son estas comunidades unas de las más afectadas por el desplazamiento forzado. La Comisión de seguimiento a la política pública sobre desplazamiento forzado (2009), en la II Encuesta Nacional de Verificación (10 de julio y el 10 de agosto de 2008), caracterizó las condiciones de vida y el grado de observancia de los derechos de la población desplazada, entre estas personas afrocolombianas desplazadas. Según la encuesta el 16,6% de ellos se reconocen como afrocolombianos, de estos un 15,3% ha sufrido más de un desplazamiento; en el periodo 2003 – 2008, un 38,8% corresponde a desplazamientos de aquellos afrocolombianos inscritos en el Registro Único de Población Desplazada y un 54,8% a los que no están inscritos; el principal motivo de desplazamiento de los afrodescendientes son las amenazas directas, seguidas por los asesina-
En otras palabras… no. 19 / Dossier | 111
tos de familiares, las masacres, los combates, los asesinatos de vecinos o amigos y las amenazas indirectas. Un alto número de hogares tiene jefatura femenina. Según cálculos de Afrodes de 2007, la cifra de mujeres desplazadas en Colombia podría ascender a 500.000 (Afrodes, 2009).
Afrodes en Cartagena Luz Nery Ramírez3 nació en Apartadó, Antioquia, pero su familia es del Chocó. Tiene 24 años. Desde el inicio de su relato aparece el drama de su vida: He tenido cinco desplazamientos, en cada desplazamiento he perdido un ser querido, en el último perdí a mi mamá, el 16 de enero de 2006. Llegué a Cartagena porque mi compañero era de aquí. Hace tres meses lo mataron. Tengo dos hijos, el mayor cumplió ocho años y el último tiene tres años.
Frente a esta situación fue creada la Asociación de Afrodescendientes Desplazados en agosto 1º de 1999, con el propósito de defender sus derechos y buscar mejores condiciones de vida en la transitoria situación de desplazamiento, pues su meta es el retorno a sus territorios colectiElla ha perdido a tíos, tías y vos, conforme a la Constitución primos, a su mamá y los dos Nacional, la Ley 70 de 1993 maridos. Ha tenido que ir de y el Decreto 1745 de 1995 Apartadó a distintos puebles (Memorias, 2004)2. La sede de del Chocó, y luego a Medellín; Afrodes se encuentra en Bogode ahí a Tarazá y Guarne (AnLuz Nery Ramírez, Afrodes, Cartagena. tá y cuenta con representación tioquia). “De ahí me vine para regional. Forma parte del Movimiento Nacional Cartagena”. Aquí está hace tres años, con sus hijos y Afrocolombiano y participa en los organismos creasus suegros: dos por la Ley 70 de 1993 para interlocución del Cuando llegamos a Cartagena un señor conocido me gobierno con las comunidades afrocolombianas. trajo a declarar mi situación de desplazada y las conDiagnósticos realizados por Afrodes han determinadiciones eran pésimas para declarar, teníamos que do que la mayoría de sus afiliadas son mujeres cabeza amanecer en la calle, nos atendían súper mal, mi niño de hogar, desempleadas, con un promedio de 5 o 6 menor tenía dos meses de nacido y teníamos que amanecer…, solamente atendían a 8 o 10 personas y siemhijos por familia, razón por la cual la organización se pre había más de 50 haciendo fila. Al ver eso me dio ha planteado la necesidad de dar respuestas específicas mucha ira y empecé a reunir las personas en mi barrio, a las mujeres (Memorias, 2004). Olaya Herrera, las mujeres en situación de desplazamiento que habían declarado y a las que no les habían aceptado la declaración, empezamos a organizarnos y a capacitarnos con el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, y algunas me fueron viendo como líder.
2 AFRODES agrupa familias afrocolombianas en Bogotá y en varias localidades del país entre ellas Cartagena, Buenaventura, Quibdó y Riosucio. Está inscrita en el Registro de las Organizaciones de comunidades afrocolombianas en el Ministerio del Interior y es ejecutora de proyectos estatales de estabilización socioeconómica de estas comunidades. Véase Observatorio de Derechos Humanos en Colombia: h t t p : / / w w w. d e r e c h o s h u m a n o s . g o v. c o / O b s e r v a t o r i o / documents/2010/DiagnosticoAfro/Bolivar.pdf
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Es la necesidad, la rabia convertida en fuerza que surge desde adentro, la lucha por la sobrevivencia, la que convierte a jóvenes como ésta, en líder de una organización. Cree ella que, en cierto modo, aprendió 3 Vicepresidenta de Afrodes. Entrevista realizada en Cartagena, Plaza de las Carretas, 34-28. Agosto, 2009.
de los abuelos, pero no porque fuesen luchadores en estos procesos, sino en otros:
porque en Acción Social no escuchan a las personas y por eso los abogados se están aprovechando.
Mis abuelos y mis tíos siempre han liderado grupos de baile, de música. En mi caso, me gustaba hacer grupos de danzas, entonces como que ya traía el trabajar con
Los asentamientos corresponden a sectores de Cartagena de esos que no conocen los turistas ni los propios colombianos del interior, como Olaya, Pozón y otros que se encuentran en condiciones deplorables:
las personas y así fue como fuimos organizando esto y en ese mismo año, 2006, en diciembre, vinieron los encargados de la Junta Directiva de Afrodes Nacional, hicieron una asamblea y a mí me invitaron. Yo empecé a invitar a otras personas y fueron como 200 mujeres; nos dijeron que era para reestructurar la junta directiva de Cartagena y como la mayoría de las personas me conocía, entonces votaron por mí y quedé como Vicepresidenta en la organización. Estoy desde el 2006.
En mi caso yo vivo arrimada; hay otras personas que además de ser desplazadas son damnificadas por el invierno y les dieron unas casitas por Flor del Campo pero son casitas de paloma y se están rajando, no cabe toda la familia. La situación no es nada favorable. En Majagua y El Limón, las casas son de barro, no tienen servicio de agua, no hay acueducto, la energía eléctrica no está legalizada, los niños viven enfermos porque el agua es de un pozo.
Ella tiene claro que aprendió de sus abuelos una condición humana muy valiosa, la capacidad de trabajar con la gente por propósitos comunes. Esa cualidad, en un entorno agresivo y desafiante, desarrolla potencialidades como las del liderazgo en las mujeres.
Los problemas de la población desplazada en Cartagena y Bolívar como en el resto del país, son dramáticos; podríamos afirmar que en ella se juntan todos aquellos rasgos por los cuales hoy es discriminada o se estigmatiza a la gente en Colombia: son pobres, desplazados y afrodescendientes, población vulnerable, según la taxonomía técnica. Los procesos organizativos, las intervenciones estatales o de organizaciones no gubernamentales, contribuyen, en ese contexto, a la construcción de discursos, a la apropiación de saberes por parte de algunas personas destacadas del conjunto que acceden al conocimiento de normas, leyes, instrumentos de defensa de sus frágiles derechos y, de modo colectivo, construyen discursos e identidades. Así emergen temas como derechos humanos, equidad de género, violencia contra las mujeres, entre los más populares hoy. También aprenden y manejan con buen nivel de información, la legislación correspondiente, así como el uso de recursos como la acción de tutela. Una particularidad tiene este colectivo, según Luz Nery: “aquí en Bolívar hay muchos afros pero nosotros somos afrodesplazados”.
Corrige mi pregunta cuando indago por sus funciones como vicepresidenta: “más bien como líder, reúno el personal, asisto a los eventos, llevo las informaciones, todo lo que aprendo lo voy replicando con mujeres y hombres”. Ha asistido a cursos de capacitación y formación en derechos humanos, en emprendimiento empresarial… Pero más que todo en los derechos que tenemos como desplazados, cómo hacer un derecho de petición. Entonces agrupé por sectores, busqué un líder por sector para que recogiera todas las inquietudes y problemas de cada sector, lo sistematicé y lo presenté a Acción Social4. Mañana tenemos una reunión donde les van a tomar los datos para las ayudas humanitarias porque el sistema lo cambiaron porque están estafando a la población, cobran 10 mil o 20 mil pesos por presentar una tutela y después, de lo poquito que le llegue a la persona, el abogado pide el 20% o 30%, eso se ha dado
4 Instancia gubernamental nacional responsable.
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San José de la Pradera: ¿el último desplazamiento? Así bautizaron su nueva morada: San José de la Pradera5. Hasta allí llegué con una compañera de Cartagena, de la Red de Empoderamiento, Rubiela Valderrama. Me condujo a la casa de Luz Enith Torres Romero. Ella es una mujer de unos 40 años que se define como ama de casa; sin embargo, como todas las mujeres, es eso y mucho más. Ha vivido tres desplazamientos: “el primero fue acá en los Montes de María, el segundo fue en el Magdalena y el tercero fue de Valledupar que fue en el 2001”. En San José de la Pradera se encuentran familias desplazadas de varios sectores, de varias etapas del desplazamiento de Montes de María, desde 1999 hasta el 2001. En este año llega Luz Enith desplazada del Cesar y entra en contacto con sacerdotes de la parroquia de la Inmaculada Concepción en María la Baja. Uno de ellos de nombre Salvador conoce de la situación del grupo con el que estaba Luz Enith quien le cuenta: “somos una comunidad desplazada de 66 familias, no tenemos donde vivir…” Ella le pregunta al sacerdote “si había posibilidad de que ellos nos ayudaran con una hectárea de tierra; me alegré mucho porque me dijo que no podía ayudarnos con una sino con una y media hectáreas de tierra, ¡gloria a Dios! A partir de entonces iniciaron la formalización de su agrupación de familias, eligieron a Enith representante legal del barrio, redactaron sus estatutos y, con el apoyo de otras organizaciones, se legalizaron. “Ahí, mancomunadamente, fuimos trabajando tanto con la Red de Nacional de Mujeres como con los del mismo gremio de nosotros y la parroquia la Inmaculada Concepción y obtuvimos este terreno que 5 Es una agrupación de familias desplazadas de San José del Playón en 2001. Ocupan un sector urbano del municipio de María la Baja que podríamos considerar como un barrio. Entrevista con la líder del proceso Luz Enith Torres Romero. Agosto 7 de 2009. El texto de la entrevista conserva el lenguaje original sin correcciones de estilo, sólo un ejercicio de puntuación, como parte del enfoque de este trabajo.
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nos costó 12 millones de pesos”, puntualiza nuestra entrevistada. La parroquia de la Inmaculada Concepción donó el dinero; es decir, la Iglesia “nos regaló los 12 millones de pesos”. Y la asociación compró el lote a su propietario. Las personas que se observan en los alrededores tienen una característica fenotípica: son personas de piel negra, o como se promueve hoy en ciertos sectores del movimiento afrolatinoamericano, afrodescendientes. Los muchachos en el parque, las chicas reunidas en la pequeña sala de la casa de Enith -en un taller sobre derechos sexuales y reproductivos-, los escasos caminantes a esas horas por la polvorienta y ancha calle… ¿son todos aquí afrodescendientes?, pregunto. “Sí, somos afrodescendientes, responde… y con más energía, confirma: “todos somos negros”. Y agrega, como parte de esa pertenencia identitaria: “a los jóvenes aquí y a mis hijos les gusta el bullerengue6 y esa es una música afro; igual que el cultivo de ñame, y todo eso es una costumbre que viene del afro, a todos aquí nos gusta el cultivo”. La brutal violencia de los paramilitares en los Montes de María7 es, infortunadamente, muy conocida por su sevicia y capacidad de destrucción de la vida. Sin embargo, esa histórica lucha de los pueblos afrodescendientes por sobreponerse a la adversidad de su propia existencia, condujo a ese renacer esperanzado en que ahora sí se puedan quedar aquí y ver crecer a los hijos e hijas y envejecer sin más angustias. Las cosas se dificultaron cuando se crearon los ‘paracos’ porque no podíamos bajar a San José del Playón, que era el pueblo más cercano, a comprar el mercado para 15 días sino que sólo se podía comprar lo de dos
6 Ver http://www.colombiaaprende.edu.co/html/etnias/1604/article 83214.html 7 http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-271613-montes-de-maria http://www.elheraldo.co/region/compradores-paisas-despojaron-campesinos-de-los-montes-de-ave-maria-23290 http://www.dhcolombia.info/spip.php?article74 http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=696943
días. Cuando no era el ejército, eran los “paracos” que siempre intervenían y nos decían que era que estábamos alimentando a la guerrilla.
con claridad y precisión, en todos los cursos y talleres en que ha participado incluso en Bogotá.
Una vez ‘pelié’ con el ejército en el Playón porque veníamos para una fiesta y me pidieron que sacara del bolso las vestiduras una por una y les dije que no porque ellos no tenían una carta donde dijera que yo tenía que hacer eso, entonces el soldado se molestó y me dijo que él sabía por qué no lo hacía, entonces le dije que él no me podía obligar para mostrarle algo, que si él creía que yo llevaba un arma entonces que él mismo sacara prenda por prenda del bolso y si encontraba un arma entonces que me llevara (…); entonces, cada vez que bajaba al pueblo me la montaban…
La Red de Empoderamiento de Mujeres de Cartagena y Bolívar, en desarrollo de un proyecto del Observatorio Mujer y Derechos, de la Corporación Sisma Mujer, ha asesorado a la asociación de vecinos de San José de la Pradera para hacer los estatutos: “nos prestaron los estatutos de ‘La Virgen del Carmen’ y a través de estos estatutos nos legalizamos; duré 6 años siendo líder de esta comunidad y ahora nombramos a otra muchacha llamada Odalis Díaz, pero la gente dice que yo soy la líder porque cualquier cosa vienen acá”.
Al igual que en la historia anterior, la pregunta que nos surge es ¿cómo se cultiva y desarrolla esa fuerza, esa fortaleza y capacidad de liderazgo en una mujer que no ha tenido experiencias previas, una madre de familia, con casi ninguna escolaridad? Ella, sencillamente dice: “no sé cómo explicar de dónde me salió...” Durante su infancia prácticamente no tuvo estudios:
San José de la Pradera se inició en 2002…
Luz Enith Torres Romero, en el patio de su casa en San José de la Pradera, María la Baja, Bolívar.
En el 2002, el padre había llegado de Bogotá y dijo que nos tenía una sorpresa buena y una mala; mala porque había conseguido sólo 30 alojamientos y buena porque había conseguido 30. Yo le dije que 30 eran 30, que entonces teníamos que tratar de buscar las familias que estaban viviendo unas encima de otras y que esas eran las que íbamos a reubicar primero en el terreno, que nosotros, que estábamos alquilados, podíamos esperar un poquito más, porque había 5, 6 familias viviendo en una sola pieza.
… mi mamá tuvo siete muchachos y mi papá se iba para Venezuela a trabajar y los colegios eran pagos, entonces no había como la fuerza para ponernos a estudiar a todos (...). Medio leo, pero poco escribo (...) Me siento mal cuando estamos en talleres y todos escriben menos yo, pero gracias a Dios tengo una mente que retiene todo.
En esos días lo llamaron y le dijeron que se habían gestionado otros alojamientos y que podían donar 70 alojamientos, es decir que nos sobraban cuatro. Enseguida hicimos el Comité de Trabajo para buscar las familias desplazadas que nos faltaban y llenamos el tope de las 70 familias.
Es realmente sorprendente; tiene toda la capacidad no sólo para retener información sino para transmitirla y multiplicar sus aprendizajes,
Este terreno tiene 99 lotes, el padre me decía que hiciéramos lotes de 8 por 20 porque éramos unas personas del campo, entonces para que tuviéramos donde amarrar un burro o criar un puerco, yo le decía que te-
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níamos que hacernos a la idea de que estábamos en un municipio y que ya no podíamos aspirar a una extensión tan grande porque no se podía, entonces le sugerí hacer los lotes de 8 de frente por 18 de fondo y que los lotes que sobren los dejáramos ahí porque Playón todavía estaba en proceso de desplazamiento y que para dónde iba a coger la gente y él estuvo de acuerdo. Entonces nos metimos las 66 familias y quedaron todos esos lotes sobrantes y desde el 2002 hacia acá empezó el desplazamiento gota a gota de San José del Playón y fueron llegando hasta que se llenaron los 99 lotes. Empezamos construyendo, en el 2003, las casas en machimbre. Fueron 70 alojamientos que nos ayudó a gestionar el padre Villarán con una ONG en Bogotá que nos las donó; fueron por autoconstrucción.
familiar. Los títulos de propiedad están habitualmente a nombre de los hombres. Salvo en los casos como el de Enith quien, Como desplazada aparezco yo porque fui la que di la declaración; pero acá el hombre como siempre, es al que reconoce la sociedad como jefe del hogar. Aquí le titulan a una mujer como jefe de familia cuando no tiene compañero al lado (…). Cuando hicimos el registro en el “Agustín Codazzi” todas las mujeres nos pusimos las pilas y en los catastros y en las escrituras vamos a aparecer todas las mujeres (….). No es mi caso, pero hay otros compañeros que echan a las mujeres, entonces se tomó la decisión [entre las mujeres] porque ellos no asisten a reuniones, ellos nunca van a una charla, ellos siempre tienen tiempo para beber, ‘mujeriar’ y trabajar… nosotras sí nos dedicamos a todo lo de la casa y lo de la comunidad. El hombre es apático para asistir a reuniones o talleres, siempre somos las mujeres.
San José de la Pradera junto con sus habitantes tiene seis años de existencia. El vecindario tiene servicio de energía, una bomba comunitaria de agua y varias casas llevan agua a la vivienda por conexión con A juicio de Luz Enith, los tubería. Tienen una eshombres de su vecindario cuela primaria y un prees“son muy machistas”, y alcolar y los niños y niñas gunas mujeres, pese a code bachillerato van al San nocer sus derechos, perLuis Beltrán, o a La Uribe. Las jóvenes en diálogo con Rubiela Valderrama, en un Taller del Observatorio miten los abusos, y relata En resumen, todos están del Desplazamiento. un caso: “Me da rabia con escolarizados. La propieella porque sabes cómo dad de las parcelas también está legalizada: reclamar tus derechos, adónde ir a reclamarlos y la Esto tiene una escritura global que está a nombre mío, porque cuando se hizo la escritura de este terreno el padre y la comunidad decidieron que apareciera yo como representante legal, ahora estamos en el proceso de que a cada quien se le dé su escritura individual; ya se hizo el levantamiento topográfico y la escritura de loteo, todo el mundo tiene su valor catastral y ya está registrado en el Instituto Agustín Codazzi cada quien independiente.
La Junta de Vivienda Comunitaria San José y su representante legal Odalis Díaz, son la autoridad en la asociación y está constituida desde el inicio del proceso. Tienen también representación por núcleo
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base para reclamarlos; el marido le pegó y la marcó. Aquí hay hombres que echan a las mujeres porque les dicen que las casas son de ellos. Ese es el problema más grande, el machismo”.
Sobre las condiciones actuales comparadas con las anteriores, nuestra entrevistada cree que éstas son mejores, pero… “en parte, (…) estamos en el pueblo y tenemos casa propia aunque allá había casas pero de bareque…Hay un balance regular porque allá teníamos la ventaja de que estábamos en lo propio y para el alimento era mejor porque uno nada más era tirar al suelo [sembrar]
o tirar la atarraya [pescar] …, porque estaba el ñame, la yuca, el aguacate, el limón, lo único que había que hacer era ir a comprar la sal, el aceite, el azúcar y el café porque hasta el arroz uno mismo lo cultivaba; pero estábamos peor porque no dormíamos, vivíamos en la incertidumbre de quedar en medio de un enfrentamiento.
De una historia tan dramática, en la que la gente vuelve a empezar reiteradamente, y que en el camino va luchando contra todos los estigmas que pueden cargar consigo miles de mujeres y hombres en Colombia, resulta casi irrelevante cuál discriminación pesa más, pero no nos quedamos con la inquietud:
Para terminar… Dice Michelle Perrot (2008): “Escribir la historia de las mujeres es sacarlas del silencio (…) ¿las mujeres tienen sólo una historia? (…) La historia es lo que pasa, la sucesión de los acontecimientos, de los cambios, de las revoluciones, de las evoluciones, de las acumulaciones que tejen el devenir de las sociedades. Pero también es el relato que se hace de ellos”. (pp. 17-18).
Con estos dos relatos de vida de mujeres quiero hacer una contribución más a este “silencio roto” (PeHabía alumnos que los discrirrot), en un ejercicio que, minaban por desplazados, no por negros. Por desplazados muy conscientemente, innos humillaron bastante en tenta mantener los relatos María la Baja, hasta en el hosen su estado original (haspital, uno iba a pedir una receta donde ello es posible), ta y lo atendían de último porcon sus expresiones coloque era desplazado. Después salió una ley que decía que el quiales, idiosincrásicas o desplazado no podía pagar sus usos característicos, en matrícula, entonces los maesun esfuerzo de no intervetros se fueron dando cuenta; nir, no interpretar, no hacuando empezó el desplazacer decir lo que no dicen. En miento masivo, cuando hubo la matanza del Salao y todo un intento de dejar hablar Las jóvenes en diálogo con Rubiela Valderrama, en un Taller del eso, ya la gente empezó a mirar y escuchar las voces de las Observatorio del Desplazamiento. más al desplazado. mujeres (Spivak, 2003). Es también un cuestionaTodo parece indicar que sí, que para la gente de San miento a algunas prácticas académicas que buscan José de la Pradera, con sus mujeres emprendedoras, en el mundo de la vida -empírico, sensible, volátil-, terminó el despojo y la violencia del desplazamiento las categorías -abstractas, generales, rígidas-, con las forzado. Hoy, finalmente pueden pensar hacia futuro, cuales creen poder leer este mundo. De este modo, preparar mejor a las nuevas generaciones, y combatir este artículo no tiene más pretensión que la de conun problema que han padecido siempre: el machistar estos relatos, los de unas de tantas mujeres que, mo. Ojalá la historia de Luz Nery llegue a tener un contra viento y marea, guerra y violencia, forjan cobuen final en el que su fortaleza interior e inteligencia tidianamente la vida en Colombia. le ayuden a romper las cadenas de la pobreza y la violencia estructural que padece Colombia.
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Bibliografía Asociación de Afrocolombianos Desplazados (2009), “Los Derechos Humanos de los afrocolombianos en situación de desplazamiento forzado”, p. 6. _________ (2004), “Memorias del Proyecto fortalecimiento de la gestión de las mujeres, de género y generacional de la Asociación de Afrocolombianos Desplazados”, Bogotá. Castro-Gómez, Santiago. “Foucault y la colonialidad del poder”. Tábula Rasa No. 6, pp. 153-172, Bogotá, s.f. Collins, Patricia Hill (1998), “La política del pensamiento feminista negro”, en Navarro, Marysa y Stimpson Catherine (comp.) ¿Qué son los estudios de mujer? Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. Comisión de seguimiento a la política pública sobre desplazamiento forzado (2009), El reto ante la tragedia humanitaria del desplazamiento forzado, Vol. 3: Superar la exclusión social de la población desplazada, Bogotá. Friedemann, Nina S. de (1992), “Negros en Colombia: Identidad e invisibilidad”. En Revista América Negra No. 3, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, pp. 39-54. ____________, (1995), “Las mujeres negras en la historia de Colombia”, en Las mujeres en la historia de Colombia, Consejería Presidencial para la Política Social, Presidencia de la República, Editorial Norma, Tomo 2, Bogotá, pp. 32-77. Hobsbawn, Erik (1996), Historias del siglo XX. 1914-1991. Barcelona. Crítica.
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Fotografías tomadas por Doris Lamus Canavate
Daniel García Lamus
Asesor pedagógico en Proyectos de Educación Sexual con Perspectiva de Género. Especialista en Ética. Candidato a magister en psicología, adicciones y violencia Universidad Católica de Colombia
Democracia: derechos humanos y sexuales, una mirada desde los hombres y las mujeres lgbti Los derechos humanos son ante todo una propuesta de interpretación permanente de lo que somos los seres humanos, hombres y mujeres. También son un ideal político y social que construye una imagen de lo que son y desean ser las personas, un “ideal común”, basado en la autonomía, la felicidad, la democracia, y el bienestar de todos y todas. Estos se relacionan con la libertad, el respeto y la justicia; propugnan por la consecución de la forma más elevada de la convivencia humana: la paz; todo con base en el carácter universal de su normatividad como derechos humanos. De otro lado, son también un conjunto de instrumentos, normas, reglas y mecanismos que regulan y controlan las relaciones mutuas entre las personas, los grupos, las comunidades, los pueblos, el Estado y las naciones. En el caso concreto del Estado colombiano, los derechos humanos abarcan no sólo el compromiso de un sinnúmero de personas y organizaciones, sino también la preocupación constante de quienes los legitiman, las leyes y las normatividades expuestas en la
Constitución Política de nuestro país. Sin embargo, en la realidad somos conscientes que cada día, pese a que en nuestra Carta Magna reposan nuestros derechos como ciudadanos y ciudadanas, existen ciertas variantes legitimadoras a la hora de hacer valer y promover nuestros derechos, como es el caso de las personas que manifiestan una orientación sexual o de género diversa, no convencional y normativa. Cuando empiezo a escribir este artículo vienen a mi mente todas aquellas personas que seguramente vivieron cerca a mis abuelos, e incluso cerca a mi madre y a mi padre, en el barrio, en la escuela, en sus redes de amigos, y que nunca pudieron declarar públicamente su orientación sexual o de género, por miedo al rechazo, la discriminación y la sanción social. Recuerdo que tenía tan solo ocho o diez años cuando escuché contar a mi mamá de cómo un grupo de jóvenes homosexuales que se dedicaban al oficio de la peluquería habían aparecido muertos, uno por uno, en el lejano pueblo del Norte de Santander donde ella nació y vivió los primeros años de
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su vida; las investigaciones judiciales del momento atribuyeron el hecho a un grupo de hombres campesinos de ese lugar, que supuestamente velaban por el bienestar y la recta moral de su lejano municipio. Hoy a este tipo de conductas homicidas se les podría llamar perfectamente “grupos de limpieza social”. Sí, y pese a que desde el año 1990 la Organización Mundial de la Salud, OMS, aceptó oficialmente la homosexualidad como una variación natural de la sexualidad humana, hoy todavía muchos hombres y mujeres tienen que vivir las consecuencias negativas, poco tolerantes e irrespetuosas de una gran mayoría que piensa que la homosexualidad es una enfermedad, una opción aberrante y pecaminosa. Muchas personas actualmente deben vivir sumergidas en un closet - como se le conoce socialmente a la acción específica de la invisibilización de la orientación sexual diversa-, por miedo al rechazo y a las acciones violentas y agresivas de quienes promulgan una heteronormatividad como la única opción legitimadora de la conducta sexual humana. Por otro lado, y gracias al apoyo permanente de organizaciones y en ellas de personas cualificadas, hoy en Colombia legalmente ninguna persona podría ser discriminada por razón de su orientación sexual o identidad de género, amparadas por la ley y la Constitución, y en esta última el artículo 16 que dice “toda persona tiene derecho al libre desarrollo de su personalidad”, todo niño, o niña, adolescente o adulto, podría y puede elegir libremente su opción sexual, y la manera clara y específica de asumir personal y socialmente su identidad, orientación sexual y de género. No ha sido poco el esfuerzo de hombres y mujeres que en los últimos años han trabajado en pro y beneficio de las minorías sexuales, alcanzando grandes avances y aciertos para la población LGBTI, como son los derechos reconocidos por la Corte Constitucional a través de las sentencias C-075, del 7 de febrero de 2007, y C-811, del 3 de octubre de 2007. Gracias a esto Colombia hace parte de un grupo privilegiado de países que reconoce los
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derechos patrimoniales y de salud a las parejas conformadas por las personas del mismo sexo.
Derechos sexuales y reproductivos La sexualidad es una parte integral de la personalidad de todo ser, hombre o mujer. Su desarrollo pleno depende de la satisfacción de necesidades humanas básicas como el deseo de contacto, intimidad, placer, ternura y amor; independientemente de cuál sea la orientación sexual o identidad de género de una persona, todos y todas tienen derecho al libre desarrollo de sus necesidades y expectativas sexuales, en ejercicio de derechos humanos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los seres humanos. Y dado que la salud es un derecho humano fundamental, también la salud sexual debe ser un derecho humano básico, puesto que es esencial para el bienestar individual, interpersonal y social. Dentro de esta perspectiva es importante hacer un análisis de cuáles son las garantes en materia de derechos sexuales y reproductivos, para las personas LGTBI del Estado colombiano. Derecho a la libertad sexual: Establece la posibilidad de la plena expresión y toma de conciencia del potencial sexual de las personas; excluye toda forma de coerción, explotación y abuso sexual en cualquier etapa y situación de la vida. Pese a lo anterior son incontables las personas que actualmente, en condición de su orientación sexual, son discriminadas y víctimas de violencia, como es el caso de muchos niños y niñas que por sus comportamientos sexuales y de género son aislados y maltratados al interior de las escuelas no sólo por parte de sus compañeros y compañeras, sino también por los y las profesionales de la educación, quienes deberían velar por el respeto, la solidaridad y la tolerancia de todos los y las estudiantes, independientemente de su posicionamiento como heterosexual, homosexual, bisexual, o transexual. De igual manera la prostitución infantil sigue siendo una constante; niños y niñas
homosexuales llegan a diario a metrópolis urbanas como Bogotá a ejercer el trabajo sexual, como consecuencia del rechazo y la falta de apoyo por parte de sus familias de base. La escasez de posibilidades, la exclusión en las familias, hace que niños, niñas y jóvenes con orientaciones sexuales diversas dejen sus estudios, sus proyectos personales de profesionalización y salgan al mercado laboral sin una preparación ni capacitación básica; tienen que emplearse en lo que puedan y comenzar a sobrevivir; muchos se agrupan en guetos con otros jóvenes que han sido expulsados de sus familias, y entre ellos y ellas empiezan un apoyo de solidaridad y respeto, inclusión y reconocimiento que en sus hogares no tuvieron. Derecho a la autonomía, a la integridad y a la seguridad sexual del cuerpo: Incluye entre otras cosas, la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la propia vida sexual en un contexto de ética personal y social; están incluidas también la capacidad de control y disfrute de nuestros cuerpos, libres de tortura, mutilación o violencia de cualquier tipo. La decisión autónoma y responsable del ejercicio de la sexualidad humana debería ser una preocupación constante del Estado; favorecer en los contextos rurales y urbanos que hombres y mujeres puedan acceder a los medios necesarios para el conocimiento de su sexualidad, permitiendo así una mayor responsabilidad de las opciones sexuales realizadas, entre ellas el control de la natalidad, maternidad o paternidad como opción de vida responsable y no como la consecuencia nefasta de una relación sexual no programada o de una condición biológica determinada. También, en ese orden de ideas hombres y mujeres LGBTI deberían tener acceso y formación, por parte del Estado, para que capacite a todos y todas en el conocimiento que les permita el libre desarrollo de sus deseos físicos y psicológicos; todavía hay muchas personas que dicen respetar la homosexualidad, siempre y cuando no haya una manifestación pública de la misma. Querer invisibilizar las expresiones afectivas de las personas gay es una forma concreta y real de violencia simbólica, al igual que esperar que quienes dicen
pertenecer a la comunidad LGBTI, tengan los mismos comportamientos y actitudes. Como los y las heterosexuales, las personas LGBTI se encuentran inmersas en un universo sexual plural, cambiante y reconstructivo, y la endodiscriminación que viven las comunidades diversas, también hace daño, pues excluye, rechaza y estigmatiza los comportamientos humanos. Derecho a la privacidad sexual: Este derecho legitima las decisiones y conductas individuales realizadas en el ámbito de la intimidad, siempre y cuando no interfieran con los derechos sexuales de otros y otras. Para los hombres y mujeres LGBTI, la privacidad de su opción sexual es una constante batalla; aún muchos y muchas son manipulados, chantajeados, utilizados en razón de su orientación sexual; conozco personalmente muchos hombres gay que deben llevar una doble vida, porque como ellos mismos lo manifiestan: “para estar en este cargo tuve que inventarme una novia, pedirle a una amiga que se mudara por unos días a mi apartamento, mientras realizaban la visita domiciliaria, como parte del proceso de selección de la plaza que ocupo actualmente”. Maestros y maestras a diario son expulsados de sus colegios, por reconocer públicamente su homosexualidad; parejas del mismo sexo son rechazadas en las oficinas prestadoras de servicios inmobiliarios cuando van a tomar en alquiler un apartamento, porque los vecinos y vecinas no quieren tener homosexuales o lesbianas viviendo en su edificio; “es que es una zona residencial, en este edificio viven muchos niños, ustedes entenderán…” fue la forma como le respondieron a una pareja de amigas lesbianas que querían tomar en arriendo un apartamento en la zona norte de Bogotá. Derecho a la igualdad sexual: Hablar de igualdad sexual implica oponerse a cualquier forma de discriminación relacionada con el sexo, género, preferencia sexual, edad, clase social, grupo étnico, religión o limitación física o mental, de cualquier hombre o mujer. De qué tipo de igualdad hablar cuando inclusive
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dentro de la misma comunidad LGBTI existen formas explícitas de discriminación, como es el caso de muchas mujeres trans a quienes se les niega el acceso a bares y discotecas gay, bajo la excusa de que “este es un club privado y deben tener una tarjeta especial para el ingreso”; lo que hace que proliferen con mayor fuerza y ahínco los guetos cerrados y excluyentes dentro de la población LGBTI. Los espacios de homosocialización que por principio deberían ser recintos para el encuentro con la diversidad y la diferencia, reproducen los estereotipos y la discriminación de los opuestos antagónicos de aquellos que consideran tener la verdad absoluta de la vida. Así, la mirada de ricos y pobres, hombres y mujeres, masculinos y femeninos, creyentes o no creyentes, jóvenes o viejos, son la excusa perfecta para esa dicofonía de los lenguajes de la inclusión, de la solidaridad y el respeto, por ese que es diferente a mí. La igualdad sexual solo será por principio un derecho, cuando todas las personas, hombres o mujeres, heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, o cual sea la forma como deseen definirse, reconozcan el valor intrínseco de la dignidad humana, el reconocimiento de la valía personal, que se hace social, en la convivencia del día a día, en el compartir del espacio público, pero también en el calor de la intimidad de la vida familiar. Derecho al placer sexual: Privilegio al disfrute y goce sexual -incluyendo el autoerotismo-, fuente de bienestar físico, intelectual y espiritual. El placer, uno de los derechos más violentados en la sociedad actual, y no sé por qué, me parece que fuera sólo un derecho de los hombres heterosexuales y de edad mediana o adultos, pero ojo, no mayores. A las mujeres por principio patriarcal les ha sido negado este derecho; quizá por esto resulte tan contestatario que dos mujeres disfruten plenamente de su cuerpo, movidas en una tierna y placentera relación sexual, donde en ella no participe un instrumento fálico. Las lesbianas en este sentido han sabido reivindicar su derecho al libre disfrute de sus cuerpos; ellas valientemente han sabido ir más allá de la normatividad
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heterosexista que les decía que solo en compañía de un hombre conocerían lo que es un orgasmo. Falso. En una ocasión conocí una mujer que tristemente reconocía ser madre de tres hijos y nunca haber tenido eso que sus compañeras de trabajo describían como una fuerte explosión al interior del cuerpo, acompañada de un profundo placer. El placer sexual trae consigo también un bienestar intelectual. Muchas personas, no sólo LGBTI sino también heterosexuales, actualmente se dan la posibilidad de ahondar en el conocimiento de su propio cuerpo sin miedos ni complejos paralizantes. El autoerotismo, fuente de conocimiento personal y de reconocimiento del placer humano, ya es una constante; hombres y mujeres, con mayor seguridad pueden proclamar con fuerza qué es lo que les gusta, qué los hace felices y plenos. El lenguaje se ha expandido y palabras como clítoris, deseo, placer, incluso cuerpo, ya son parte del repertorio dialógico de parejas heterosexuales y homosexuales. En ellas una reivindicación del derecho al placer se hace presente cuando las personas descubren que en el encuentro sexual también circula un deseo hablante, metafórico, espiritual, y por supuesto placentero. Derecho a la expresión sexual emocional: Este, quizá uno de los más importantes, abarca más allá del placer erótico o los actos sexuales y reconoce la facultad de manifestar la sexualidad a través de expresiones emocionales y afectivas como el cariño, la ternura y el amor, sin importar si es entre personas del mismo o del sexo opuesto. Si este derecho fuese posible, creo que la gran mayoría de hombres y mujeres homosexuales no tendrían que vivir escondiendo sus emociones, no tendrían que ir por las calles temerosos de ir cogidos de la mano. Todavía muchos jóvenes tienen que presentar a su pareja como si fuese su mejor amigo o amiga, y en muchos espacios públicos, aunque no esté escrito, pareciera que fuese totalmente prohibido que dos homosexuales o dos lesbianas, se den un beso o una caricia. Esta invisibilización de la vida emocional es, como ya lo expliqué, una forma más de violencia hacia las
personas LGBTI. A las mujeres, por tradición, les ha sido permitido que demuestren o desarrollen más su vida emocional, pero a los hombres no. Padres temerosos de jugar con sus hijos, de darles una caricia o una muestra de afecto, por miedo a que estos se “vuelvan” homosexuales. Razón tenía Luis Carlos Restrepo cuando en su famoso libro Derecho a la ternura, expresaba valerosamente que a los hombres nos han castrado nuestro potencial emocional; muchos gay viven esto también, porque piensan que ser sensibles o tiernos los hace más gay, o por lo menos no quieren ser identificados, como parte de esos “gay femeninos”, peyorativamente llamados “locas”, que también son excluidos dentro de la población LGBTI. Derecho a la libre asociación sexual: Este derecho permite a hombres y mujeres la posibilidad de contraer o no matrimonio, de divorciarse o de establecer cualquier otro tipo de asociación sexual responsable; llámese como se le quiera llamar, matrimonio, unión libre o unión marital de hecho, sociedad conyugal o sociedad patrimonial, las personas independientemente de su orientación sexual deberían ser y sentirse más libres para decidir con quién quieren compartir su vida, y en ella la conformación de un espacio mutuo donde construir una relación más cercana. En el caso de las personas del mismo sexo que conforman una sociedad patrimonial, ésta se entiende como el conjunto de bienes y capital de la pareja. Es decir, todos los bienes que adquieren las personas bajo la convivencia, hacen parte de un capital compartido, donde ambos tienen derecho a ellos. Gracias a la sentencia C-075/07 de la Corte Constitucional, las parejas homosexuales cuentan con el reconocimiento por parte del Estado, y a partir de este momento existe igualdad entre las parejas del mismo sexo y las parejas heterosexuales en cuanto a derechos patrimoniales. Con este reconocimiento por parte de la Corte Constitucional, se ha notado un incremento en la compra de inmuebles y otros enseres por parte de las parejas gay que conviven o llevan una relación ya por varios años, lo
que antes no ocurría, pues muchos y muchas temían que en el momento en que alguno de los dos faltara, la familia del que quedase vivo quisiera reclamar las propiedades que pertenecían a ambos. Derecho a la toma de decisiones reproductivas libres y responsables: Comprende el derecho a decidir tener hijos o no; permite la posibilidad de acordar el número de hijos o hijas y el tiempo a transcurrir entre cada uno o cada una, y el acceso pleno a los métodos para regular la fecundidad. Este es uno de los derechos sexuales más violentados a las personas con orientaciones sexuales o identidades de género diversas. Una gran parte de la población, heterosexual por supuesto, considera que los gay, las lesbianas, los bisexuales, y peor aún, los y las trans, no tienen derecho a optar por la maternidad y la paternidad. Son ideas como las del actual Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, quien considera que las parejas homosexuales no pueden ser catalogadas como una familia y por lo tanto no tienen derecho a la adopción. Aun así, y contradiciendo los mandatos de un Estado claramente homofóbico y si, se me permite, ignorante en temas de democracia, pero también en principios básicos de psicología del desarrollo, el que un niño o una niña viva y se relacione en un hogar homosexual, no lo predispone necesariamente a “volverse” gay o lesbiana. Y valientemente, a pesar de estas posiciones, muchos y muchas homosexuales le apuestan a diario a la maternidad y a la paternidad, como un proyecto complementario en su vida. Conozco muchos papás gay; conozco muchas lesbianas excelentes madres, y uno que otro trans con un hogar feliz, donde la armonía, el respeto, el apoyo y la formación de sus hijos y sus hijas, son una prioridad. Sin embargo, la adopción legal en este país es todavía un derecho por alcanzar, por conquistar. Mientras tanto los y las LGBT tendrán que seguir acudiendo a la clandestinidad de un hijo o una hija, concebido con el apoyo y la ayuda de un mejor amigo o una buena amiga. También, mientras tanto, muchos otros niños y niñas seguirán muriéndose literalmente de hambre,
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seguirán engrosando los cordones de pobreza, miseria y delincuencia de este país, muchos otros ni siquiera llegarán a nacer, porque serán abortados en situaciones antihigiénicas, exponiendo la salud y la vida de muchas mujeres, porque tampoco en nuestro país el aborto ha sido legalizado, sólo despenalizado y en circunstancias que seguramente ustedes ya conocen.
que por fortuna han tenido acceso a la educación y a la formación científica. Por otro lado, una gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas que desconocen este derecho son víctimas de prejuicios y, de una u otra manera, de una ignorancia generalizada que tarde o temprano pasa la cuenta de cobro del desconocimiento racional de una de las dimensiones más importantes de la vida humana: la dimensión sexual.
Derecho a la información sexual basada en el conocimiento científico: Este derecho implica que la información sexual sea generada a través de procesos científicos y éticos, que sea difundida de forma apropiada y que llegue a todos los niveles sociales. Cómo hablar de este derecho en una sociedad que, pese a llamarse democrática, aun se encuentra fuertemente permeada por principios religiosos conservadores, que no permite que un tema como el de la sexualidad humana sea tratado con el rigor científico que se merece, y donde, por el contrario, los dogmas y la moralina propia de la Edad Media se encuentran todavía vigentes. La socialización de la prédica religiosa, no sólo del judeocristianismo sino de otras contrapartes, es el tema de cada día de la sociedad; éste llega de manera acelerada a través de los entes educativos, se trasmiten en el barrio, entre los grupos de jóvenes, y todavía nos preguntamos por qué los niños, niñas y adolescentes con orientaciones sexuales diversas se sienten agredidos y discriminados en sus escuelas, colegios e incluso en las universidades. La ética civil, que por principio debería velar por la libertad y la inclusión de la sociedad en general, se queda corta ante la demanda y la proliferación de discursos trasnochados alrededor de temas tan profundamente académicos y científicos, como son el estudio del deseo sexual, la identidad como principio formador y subjetivo de la personalidad humana, la sexualidad humana en general y en ella todas su variantes y diferentes modos de ser y estar en una sociedad sexual y social por naturaleza. Lamentablemente esta información sexual queda limitada a unos pocos hombres y mujeres, aquellos
Derecho a la educación sexual integral: Solicita la impartición de la educación sexual durante toda la extensión de la vida, desde el nacimiento hasta la vejez, y exhorta a la participación de todas las instituciones sociales. Educación sexual que no se limita al campo de la escuela, sino que trasciende los marcos de la misma para hacerse presente en todos los ámbitos en los que se desenvuelve una persona, sin desconocer la importancia que tiene la escuela como espacio de socialización y de adquisición de los primeros dispositivos pedagógicos, que se dan durante la primera infancia y en los años siguientes de la pubertad, y tan importantes en y durante la adolescencia. Actualmente los PES – Proyectos de Educación Sexual- atraviesan por una etapa de crisis bastante significativa, etapa de transformación y resignificación de sus principios orientadores, por lo menos en cuanto a derechos sexuales y reproductivos se refiere. Creo que por primera vez a lo largo de la historia en nuestro sistema educativo la inclusión de la perspectiva de género se hace presente. Este nuevo componente permitirá que temáticas como Diversidad sexual, IVE –Interrupción Voluntaria del Embarazo-, Prevención y promoción de estilos de vida saludable, para reducir los índices de transmisión de ITS y VIH/ SIDA en los y las adolescentes, empiecen a ser una realidad. Adicionalmente estará presente la formación de Habilidades sociales para la vida, donde la empatía y la autoestima permitirán a los y las adolescentes establecer relaciones sociales, basadas en el respeto y la inclusión, el reconocimiento a la diferencia, y la ética, entendida como un principio de la libertad humana y como una opción de vida.
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Por otro lado, sigue siendo un tema pendiente para el Estado el cómo garantizar que la educación sexual no termine en la instrucción académica formal, sino que todas las personas, independientemente de su sexo, género, condición económica, social y edad, entre otras variantes, participen y tengan acceso a una educación sexual de calidad que responda a sus expectativas a lo largo de la vida. Sin embargo, un primer acercamiento a los temas anteriormente nombrados permitirá que niños, niñas y adolescentes, reconozcan con un profundo respeto y sentido de solidaridad la diferencia como parte de su cotidianidad. De igual manera, que aquellos y aquellas conscientes de sus preferencias sexuales hacia las personas de su mismo género, manifiesten su interés, sin miedo a ser violentados o discriminados, garantizándoles un espacio seguro, libre de agresiones, para su pleno desarrollo, entre ello, su sexualidad. Derecho a la atención de la salud sexual: La atención de la salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones, enfermedades y trastornos sexuales. Este último componente de la salud, de vital importancia en la plena realización de los derechos fundamentales de todos los hombres y mujeres, debe garantizar que todas las personas, sea cual fuere su orientación sexual o identidad de género, gocen de un sistema de salud de óptimas calidades, que garantice la atención, el diagnóstico oportuno y el tratamiento que requieran, según sus necesidades específicas. En el caso de las personas gay, u ‘hombres HSH’ –hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres-, se les permita tener acceso a las pruebas necesarias, controles y medicamentos de alta calidad para, según sea la enfermedad que padezcan, se les garanticen condiciones óptimas y una calidad de vida acorde con el principio de dignidad de todo ser humano. Al ser la población gay una de las más afectadas por la pandemia del VIH/ SIDA, de igual manera el Estado debería garantizar una educación sexual preventiva, que promocione la calidad de vida de los hombres homosexuales,
fortaleciendo pedagogías de autocuidado, promoción de la salud propia y la de las demás personas. En ese orden de ideas las mujeres lesbianas, al igual que las heterosexuales, deberían tener acceso a sistemas de salud, preventivos y formativos, donde ellas se sientan comprendidas y respetadas en su integridad de mujer. No solo la maternidad debería ser una preocupación de los sistemas de salud; por el contrario, la anticoncepción, el aborto seguro y en condiciones de óptima calidad, entre otras cosas, deberían ser una preocupación permanente dentro de las políticas de salud nacional y de las entidades promotoras de la misma. Después de esta breve reflexión alrededor de estos derechos, quisiera resaltar que en Colombia existe un avance significativo en cuestión de derechos sexuales y reproductivos, que también son derechos humanos; me solidarizo con todas las personas LGBTI de países como Bahamas, Trinidad y Tobago, Granada, Guayana, Islas Caymán y Jamaica, entre otros, donde es totalmente ilegal la homosexualidad. De igual manera con los países en los que ni se nombra, como Panamá, Paraguay, Haití, Honduras, Costa Rica, Venezuela. Por fortuna Colombia hace parte del grupo de naciones en los que es legal amar y establecer relaciones con personas del mismo sexo. Países como Argentina, Aruba, Bolivia, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, México, Canadá, con nosotros los colombianos y colombianas LGBTI, podremos vivir y buscar plenamente el desarrollo de nuestra identidad y orientación sexual. Seguiremos luchando por la construcción de nuevas políticas públicas que reconozcan la plenitud de nuestros derechos como ciudadanos y ciudadanas. Caminemos juntos, hombres y mujeres, todos y todas, homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgeneristas, apostándole cada día a nuevas formas, más humanas y democráticas de vivir en sociedad. Seguiremos marchando cada fin de mes de junio, y cada 17 de mayo, Día internacional contra la homofobia, la lesbofobia, la bifobia y la transfobia; nos haremos sentir de manera pacífica y políticamente correcta, porque no hay
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derecho más humano que el luchar por los mismos derechos.
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Bibliografía
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Marisol Dalmazzo Peillard
Directora de proyectos AVP - Red Mujer y Hábitat A.L. - Bogotá Prógrama Regional Ciudades sin violencia hacia las Mujeres, Ciudades Seguras para todos y todas - ONU MUJERES - AECID
Elkin Velásquez
Coordinador Programa Clobal Ciudades más Seguras ONU HABITAT, Nairobi
Ciudades sin violencias hacia las mujeres
Por el derecho a vivir y disfrutar las ciudades*
El presente artículo es un resumen del Programa regional Ciudades sin Violencias hacia las Mujeres, iniciativa surgida entre AVP como principal responsable de la implementación en Colombia en alianza con la Red Mujer y Hábitat A.L.- AECID, la Red Nacional de Mujeres de Colombia, la REPEM y la Subsecretaría de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual de la Secretaría Distrital de Planeación de Bogotá D.C. y el Programa Ciudades más Seguras de ONU HABITAT-MUJERES. El proyecto también se ejecuta en las ciudades de Santiago (Chile), Rosario (Argentina), Lima (Perú), San Salvador (El Salvador) y Ciudad de Guatemala.
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Tomado de: Dalmazzo, Marisol y Velásquez, Elkin. Violencias basadas en género y ciudadanía de las mujeres: Abordajes sobre las violencias hacia las mujeres en Bogotá. Red Mujer y Hábitat A.L.-Bogotá. Programa Regional Ciudades sin Violencias hacia las Mujeres, Ciudades Seguras para todos y todas - ONU MUJERES – AECID. Edición AVP. Bogotá, 2011.
Su objetivo principal es visibilizar distintas expresiones de la violencia en los ámbitos privados y públicos, que afectan la seguridad y la ciudadanía de las mujeres en Bogotá. El proyecto busca ampliar la comprensión de causas y consecuencias de dichas violencias, y también mostrar estrategias y propuestas innovadoras para su tratamiento. Identifica, además, los logros y los desafíos que enfrenta la seguridad ciudadana desde una perspectiva de género en relación con los avances normativos y propuestas de políticas públicas que vienen desarrollándose en Bogotá. Dos pretensiones atraviesan el proceso. Primero, desvirtuar la idea de que las violencias hacia las mujeres se circunscriben al ámbito privado, en lo que tradicionalmente se ha llamado violencia intrafamiliar, dado que esta denominación tiende a invisibilizar las violencias hacia las mujeres y las niñas y las reduce a un tema de relaciones de pareja dentro del hogar. Y
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segundo, reconocer que esta problemática es central para las políticas de seguridad y convivencia ciudadana y para la planificación territorial de las ciudades. El tema de las crecientes violencias y la percepción de temor en el espacio urbano contemporáneo es cada día más relevante y es parte ineludible de las agendas de los gobiernos y agencias internacionales. Las violencias ejercidas hacia las mujeres son reconocidas en ámbitos internacionales y nacionales como un problema multidimensional, con componentes sociales, económicos, políticos y culturales, que limitan gravemente el uso y disfrute de la ciudad, por lo tanto su ciudadanía. Se reconoce, además, que sus raíces están en una cultura patriarcal de poder. Sin embargo, las políticas públicas hasta ahora existentes la siguen considerando como una problemática que ocurre mayormente en el ámbito privado y aún son escasos los abordajes que la ponen en el espacio público. En buena hora este programa refuerza la tesis según la cual la violencia contra las mujeres también debe situarse en el espacio público. La reconoce como una expresión más de un fenómeno que se da en el espacio privado y que tiene graves consecuencias en la limitación de la autonomía y de los derechos ciudadanos de las mujeres. Por todo esto se debe enfatizar que, en su conjunto, la prevención de las violencias contra mujeres y niñas es un asunto crucial de la política pública urbana en general, y un componente ineludible de la seguridad ciudadana. Con Ana Falú1 habría que decir que “las políticas públicas pueden contribuir a dar respuesta a la complejidad que encierra este fenómeno, lo cual implica avanzar en una intersección de temas tales como el derecho a la ciudad, los derechos ciudadanos y los derechos de las mujeres a vivir y disfrutar las ciudades”.
1 Ana Falú, en texto de presentación del diplomado realizado por el
Programas Ciudades Seguras- CEUR 2009.
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La necesidad de avanzar en la comprensión, definición y transformación de las condiciones que impiden a las mujeres gozar del derecho a vivir y convivir en una ciudad segura, tanto en términos objetivos como subjetivos, es el propósito del Programa Ciudades Seguras sin Violencias hacia las Mujeres, Ciudades Seguras para todas y todos. Reconocer esta especificidad también significa reconocer los efectos prácticos para las políticas de seguridad ciudadana, como lo ha planteado la propuesta holística del Programa Ciudades más Seguras de ONU HABITAT. Dado que las violencias urbanas tienen distintas causales y distintos impactos según se trate de víctimas hombres o víctimas mujeres, las políticas integrales deben identificar tales causas y efectos y, sobre todo, diseñar tratamientos diferenciados. Sin embargo, si bien existen estudios y análisis teóricos que avanzan en la comprensión de este entramado, aún son incompletos los esfuerzos para enfrentar los retos que supone la prevención de la violencia contra las mujeres. Entre esos retos están los relacionados con la caracterización, tipificación y medición de las violencias hacia las mujeres en el espacio urbano (privado y público), la transformación de la cultura patriarcal que la justifica, la responsabilidad de las instituciones sobre su prevención y los protocolos de atención y sanción, y la puesta en marcha de políticas públicas y planes de ordenamiento, que incluyan a los actores y actoras implicados y que sean capaces de entender la seguridad urbana como algo holístico que debe integrar la perspectiva de género, a fin de ir generando las transformaciones políticas, culturales, económicas, espaciales y sociales que se ajusten a dicha realidad. No queda duda de la importancia de algunos avances significativos (Ley 1257, Plan de Igualdad de Oportunidades para la Equidad entre Hombres y Mujeres del Distrito Capital, institucionalización de las áreas de género, ratificación de la CEDAW, entre otros), pero tampoco puede haber discusión sobre las evidencias de la persistencia del problema.
Las cifras son dramáticas: de acuerdo con el Centro de Estudios y Análisis de Convivencia y Seguridad Ciudadana - CEASC de Bogotá, con base en seis categorías delictivas, para el año 2008, 16.700 hombres y 20.836 mujeres fueron víctimas de actos de violencia tanto en el espacio público como privado, lo cual equivale a una victimización del 50.5% de mujeres frente a un 44.5% de hombres en las mismas categorías. Por otra parte, la impunidad sigue siendo dramáticamente alta: en el 87% de los casos de lesiones personales y en el 89% correspondiente a violencia intrafamiliar, no se realizaron capturas ni se tomaron medidas de protección para las mujeres víctimas2. Y también en el fenómeno del desplazamiento por la violencia en otras áreas de Colombia se presenta una afectación creciente de las mujeres: según los datos de CODHES, de los 4,9 millones de desplazados desde 1985 hasta el 2010, el 50% son mujeres, y el 74% lo conforman mujeres, niñas y niños; así mismo, de 259.195 desplazados que llegaron a Bogotá entre 1999 y septiembre de 2005, el 51% son mujeres. Las mujeres desplazadas están sujetas en sus zonas de origen a condiciones de mayor vulnerabilidad frente a delitos de violencia y de victimización, y en muchos casos al dominio de actores del conflicto y bandas emergentes en los barrios periféricos de la ciudad donde intentan encontrar refugio. Adicionalmente, existen otras múltiples formas de violencia contra la mujer, tanto en los espacios públicos como privados de la ciudad, que van desde las distancias en las escalas salariales, el uso de lenguajes sexistas, el manoseo o el rastrilleo en el transporte público, el acoso sexual o violación en calles y parques, hasta las más sutiles expresiones de violencia institucional. Lo anterior es agravado por la tendencia
a la re victimización de las mujeres que denuncian, lo que constituye un comportamiento frecuente de algunos funcionarios y funcionarias de las instituciones responsables de atender los casos. Todo esto constituye el telón de fondo de una ciudad que intenta ser viable dentro de la apuesta democrática. Se trata de un tema complejo porque incorpora una gran cantidad de factores que deben ser abordados de forma integral para lograr que las mujeres y niñas que viven en Bogotá puedan disfrutar en la ciudad de espacios libres de violencia y seguros para ellas, tanto en la esfera pública como en la privada. Es necesario, por lo tanto, que las políticas de seguridad ciudadana y convivencia de Bogotá y el país integren la perspectiva del derecho de las mujeres a una vida libre de violencias. El Derecho a la Ciudad que plantea ONU HABITAT3 debe dar respuesta a necesidades de ciudadanos y ciudadanas, desde sus particulares problemáticas, de manera equitativa y desde un enfoque de derechos. Lo anterior exige que las crecientes violencias hacia las mujeres tanto en los ámbitos del hogar como en el espacio público sean abordados como un tema central de la cultura y de exigibilidad de derechos en la planeación, la coproducción, el control, la rendición de cuentas y el seguimiento de las políticas, programas, proyectos y acciones institucionales en materia de seguridad4. En una frase, el sentido y el espíritu del programa se condensa en la idea de que la seguridad humana, como fundamento de la convivencia social y de género, implica la construcción de ciudades en las que la violencia hacia las mujeres sea inaceptable.
3 UN HABITAT, 2010. Bridging the Urban Divide: The Right to
the City. Earthscan. London.
4 Programa regional Ciudades sin Violencias hacia las Mujeres, 2 Báez, C. y otras, La situación de mujeres víctimas de violencias de
género en el sistema penal acusatorio, Humanas y AECID, Bogotá, 2008.
Ciudades Seguras para todos y todas, Red Mujer y Hábitat AL.UNIFEM- -AECID. ONU Hábitat- 2010. Bogotá sin Violencias hacia las Mujeres. Un desafío posible. Cuaderno de género Libro Blanco de la Seguridad y Convivencia de Bogotá DC.
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Entrevista con Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres* Con motivo de la inauguración oficial de ONU Mujeres, que tendrá lugar el 24 de febrero de 2011, el Correo de la UNESCO adelanta la publicación de la entrevista con Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de este nuevo organismo de las Naciones Unidas.
Una mujer que no es víctima de violencias tiene más posibilidades de encontrar un empleo decoroso, de aspirar a educarse, de ocuparse de su salud y de desempeñar puestos de responsabilidad en su comunidad o en otras instancias.
1) ¿Por qué la empresa de contrarrestar la violencia ejercida contra la mujer es una de las prioridades de ONU Mujeres? ¿De qué tipos de violencia padecen las mujeres en el mundo?
Las mujeres son víctimas de violencias de todo tipo: violencias domésticas, violaciones, abusos sexuales perpetrados como tácticas de guerra, matrimonios prematuros y mutilaciones genitales. En todo el mundo hay muchas sociedades que se enfrentan con uno u otro de esos problemas, hasta tal punto que si se tienen en cuenta las diferentes clases de violencia que pueden padecer las mujeres en uno u otro momento de su vida, la proporción de víctimas alcanza un 76 % de la población femenina mundial.
La violencia contra la mujer constituye uno de los atentados contra los derechos humanos más extendidos. Hemos decidido que la lucha contra esa violencia sea una de las cinco prioridades más importantes de ONU Mujeres, porque si progresamos en este ámbito podremos ir más lejos en otros terrenos.
* Entrevista de Jasmina Šopova, publicada en el Correo de la UNESCO, trimestre abril-junio de 2011. 23.02.2011 Tomado de Internet el 6 de mayo de 2011 http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/global_ champion_for_women_interview_with_michelle_bachelet/ Fuente: UNESCOPRESS
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2) ¿Cuáles son las demás prioridades de ONU Mujeres y cómo se van a encontrar los recursos necesarios para realizar sus objetivos? Vamos a preparar y apoyar proyectos innovadores destinados a fortalecer la independencia económica de las mujeres, a confiarles la misión de defensoras y líderes de los cambios que se imponen, a conseguir que ocupen una posición importante en los procesos
de consolidación de la paz y la seguridad, y a lograr que la igualdad entre los sexos se incorpore como un elemento prioritario en las estrategias nacionales. La movilización de recursos para alcanzar esos objetivos servirá, entre otras cosas, para demostrar hasta qué punto las mujeres contribuyen no sólo a su propio progreso, sino al de la sociedad en su conjunto. Cada vez son más numerosas las pruebas de esto. En el “Informe mundial sobre el índice de disparidad entre géneros” publicado por el Foro Económico Mundial, se muestra, por ejemplo, que de los 114 países estudiados los más competitivos y los que poseen índices de crecimiento económico más elevados son los que han alcanzado un mayor nivel de igualdad entre los hombres y las mujeres. 3) ¿De qué recursos humanos y financieros dispone actualmente ONU Mujeres? ¿Son suficientes para que lleve a cabo la misión que se le ha encomendado? ONU Mujeres ha heredado los recursos de los cuatro organismos de las Naciones Unidas que se fusionaron para crear la nueva entidad. A partir de estos recursos –a los que vendrán a añadirse otras contribuciones, según prevé la recomendación formulada en enero de 2010 por el Secretario General, Ban Ki-moon– se ha proyectado que el presupuesto anual de la entidad ascienda a unos 500 millones de dólares como mínimo. Este es el objetivo que nos hemos fijado en materia de recursos y que vamos a tratar de alcanzar.
haciendo paulatinamente, a medida que vayamos desarrollando nuestras capacidades y recursos institucionales. Una tarea prioritaria en todos los países será la de llegar a los grupos de mujeres más marginados. Son esos grupos los que más necesitan el apoyo de ONU Mujeres y el mejor modo de utilizar nuestros recursos será dedicarnos a ellos. El método más eficaz –como ya ha empezado a demostrarlo el UNICEF– es invertir prioritariamente los recursos en los sectores de la población más marginados. 5) ¿Qué lugar ocupa la igualdad entre los sexos en los Objetivos de Desarrollo del Milenio? ¿Cómo se puede lograr que se le dé más importancia? Conseguir la igualdad entre los sexos es la tercera meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y es primordial alcanzarla para conseguir todas las demás. De aquí a 2015 –el año límite fijado para realizar esos objetivos– no cejaremos en hacer hincapié en el nexo esencial que une la meta de la igualdad entre los sexos a todas las metas relacionadas con la reducción de la pobreza y la mejora de la salud, la educación y el medio ambiente.
4) ¿Tiene la intención de centrar la acción de ONU Mujeres en determinados países? Si así es, ¿en qué países y por qué motivos?
Uno de los problemas prioritarios que nos atañe es el de la mortalidad infantil. A nivel mundial, todavía distamos mucho de haber realizado los progresos necesarios. Podemos –y debemos– hacer mucho más. Salvar más vidas de niños en el momento del parto es algo que exige conocimientos elementales y medios poco costosos, de los que se podría disponer fácilmente en todas partes a condición de que los gobiernos y la comunidad internacional decidan verdaderamente dar prioridad a esta tarea.
Vamos a trabajar con todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas, ya se trate de países desarrollados o en desarrollo. ONU Mujeres está actualmente presente, a diversos niveles y grados, en unos 80 países, y necesitamos reforzar nuestra presencia en aquellos que más la necesitan. Vamos a irlo
6) El número de mujeres elegidas a la cabeza de Estados, gobiernos u organismos de las Naciones Unidas ha aumentado en los últimos años. ¿Ha tenido este fenómeno repercusiones positivas en la solución de los problemas esenciales que afectan a las mujeres del mundo?
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Basta con echar una mirada retrospectiva a los últimos cien años, para percatarse de que los progresos realizados han sido inmensos. Aunque todavía tenemos que afrontar una serie de desafíos, la causa de la igualdad entre los sexos ha cobrado un dinamismo mayor que nunca, tanto en el plano internacional como en la mayoría de los países del mundo. Esto se debe a que las mujeres han asumido la defensa de esa igualdad a niveles muy diversos, ya sea en sus comunidades o a la cabeza de los Estados. La presencia de mujeres en puestos dirigentes ha hecho
comprender a un número cada vez mayor de personas que la mujer debe participar en la vida económica, que es imprescindible poner un término a las violencias ejercidas contra ella y que es preciso recurrir a su capacidad para impulsar cambios que redundarán en beneficio de todos. Si se quieren alcanzar esos objetivos, es menester proporcionar los medios necesarios para emprender la acción correspondiente. Esto es lo que se ha hecho, en parte, con la creación de ONU Mujeres, cuya vocación es ser la “campeona” de la causa de los derechos de la mujer en el mundo.
Bicentenaria I, 2009 Carolina Convers
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Crรณnicas
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Paula Gutiérrez Martínez María Angélica Gutiérrez Martínez María Eugenia Martínez
Quimeras, entre derechos y costumbres. Voces de mujeres de una familia colombiana a lo largo de cien años
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en no haberle dado a mi esposo un hijo para preservar su apellido, el mismo que llevé yo desde ese día en que me casaron en el remoto pueblito en el cual nací y al cual nunca más en la vida volví. Alguna vez, una de mis nietas se me acercó y me preguntó: —Abuela, ¿cómo era el amor en sus tiempos?, ¿alguna vez el abuelo le tocó la mano, abuela, o le dio un beso?—, yo me puse muy nerviosa de pensar que la niña andaba de amoríos y le respondí muy seria con la verdad: — Noooo, ¡jamás! el abuelo nunca me dio un La familia. Del mandato divino a la autonomía beso. Él siempre fue un hombre de buenas costumbres y con un muy buen sentido Aurora, la bisabuela del respeto. Eso no se usaba en esa época. Eso sí, una vez se gastó toda su paga en Cuando me casaron en la iglesia del pueblo, un pueblo mandarme un mensaje por telégrafo. remoto y perdido en Santander, el cura preguntó si había Eso causó un revuelo en la familia poralgún impedimento y yo dije: —Yo lo tengo, yo no quiero que era el primero que veíamos. Aún a este señor, es más, nunca antes lo he visto—. Nadie me lo guardo. Además, ni más faltaba, su prestó atención. La ceremonia siguió hasta consagrarnos abuelo y yo teníamos que ser garantes marido y mujer, con el precepto de creced y multiplicaos, de las buenas costumbres y transmitirhasta que la muerte nos separe. Nadie dijo nada más. Ni mi las a nuestras hijas para que crecieran madre, ni mis hermanas, ni mis primas. Apenas sí soltacomo Dios manda. ron una tímida sonrisa entre sus mejillas sonrosadas. Y así Y así fue que, aunque yo nunca conocí fue que viví con ese desconocido hasta que la muerte nos el amor como lo pintan en las radioseparó. Esto sucedió 57 años después de la Constitución novelas, sí conocí lo que era ser una de Vélez (1853) donde, por primera vez, se reconoció el buena esposa, con la comida caliente, derecho al voto femenino y menos mal que ninguna mujer la casa limpia y organizada y las muse atrevió a salir a las urnas. chachas del servicio obedientes. Las niñas siempre estaban bien arregladiMis padres estaban muy satisfechos de organizarme bien, con tas. Arregladas y calladitas para que un hombre acomodado para que no me faltara nada en la vida. mi esposo no se molestara cuando Era inconcebible el que una mujer se quedara soltera, pues hallegaba a la casa. bía que mandarla al convento para que no se convirtiera en una carga pesada para la familia. Mi esposo, un viejito de 32 en ese entonces, por allá en 1910, sería el encargado de protegerme y convertirme en madre de siete hijas. Yo apenas había cumplido trece años y no tenía idea de lo que era tener un hijo y, mucho menos, de lo que implicaba hacerlo y criarlo. Sin embargo, a los catorce fui madre. Cada vez que yo daba a luz a una de mis hijas, mi marido se ponía muy bravo y se desilusionaba porque no le di la opción de prolongar el apellido de su familia. Si en algo fallé en mi vida, fue
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Estela, la abuela Yo tuve un novio antes de su abuelo, que también era un buen partido y que se llamaba Alfonso Palomino, y me empujaba en el columpio. Al él le encantaban
mis trenzas negras y tupidas. Mi esposo era un vecino del barrio en donde quedaba mi casa materna. Nos solíamos encontrar en la calle para jugar canicas y, cuando creíamos que nadie nos veía, nos cogíamos de la mano y yo me sonrojaba tanto, que apenas si podía mirarlo a los ojos. Como nuestros padres eran vecinos de vivienda y de negocio, veían con muy buenos ojos los juegos y los coqueteos callejeros, así que todo se prestó para arreglar la boda. Así fue como de los juegos infantiles pasamos rapidito a las recreaciones del matrimonio. La familia entera aceptó de buena gana esa unión entre las familias. A mi hermana mayor, Eloisa, le arreglaron el matrimonio con el vecino Luis, desde que ella tenía siete años y él quince, apenas si usaba pantalón largo por primera vez y ya estaba asumiendo la cabeza de un hogar del que nacieron tres hijas y dos hijos. Mi hermana Virginia, que pocos conocieron, no tuvo la misma suerte que nosotras. A ella la casaron con un filipichín. El matrimonio duró pocos meses, al cabo de los cuales, ella se las ingenió para volarse a la Argentina. Allí vive desde hace mucho tiempo, no quiere volver a su tierra natal y dice que en la vida se sometería a las brutalidades de la noche de bodas. Ella, con rabia y voz chillona, solía decir: —Me casaron con una bestia—. Y aquello le dio el impulso para romper con todas las barreras y volarse a un lugar donde pudiera tomar las riendas de su vida. A mis otras tres hermanas les buscaron los mejores partidos posibles. Aunque con Ana resultó muy difícil, porque era muy delgada y no parecía que fuera a ser buena para concebir. Cuando estuvieron en edad de merecer, las relacionaron con jóvenes de prestantes familias de la política, de las letras y de la Iglesia. Ana fue cuñada de un presidente, Alicia fue nuera de un literato, y la última, sobrina política de un cardenal. O sea, buenos hombres de buenas familias. Y tuvieron muchos hijos e hijas, sobre todo Ana, de quien nadie lo pensaba. Pese a que inten-
taban planificar, entre cada uno de los hijos, que se llevan dos años entre sí, tenían un aborto natural. Frecuentaban en grupo al párroco del 7 de Agosto que las absolvía en confesión por tan funestas intenciones. Alicia siempre le lloraba y le pedía al médico que la cosiera después de cada parto, porque ya no quería tener más hijos. Supuestamente, fuimos felices y comimos perdices. A decir verdad, nuestra mayor preocupación eran las fiestas familiares, que eran una delicia en banquetes y juegos de salón, como: ya voy a entrar en ‘cajuc’. Organizábamos charadas o comedias costumbristas. En otras ocasiones representábamos personajes y había que adivinarlos. Todos nuestros hijos e hijas crecieron juntos, como hermanos y hermanas. Casi era difícil distinguir quién era hijo de quién. Así pasábamos veraneos, fines de semana y tardes libres. Todos unidos, como debe ser. La verdad es que hoy en día se han perdido los buenos modales. Y las generaciones están cayendo en la inmoralidad. No sé por qué cambiar las cosas, si nosotras tuvimos todo más fácil. Las mujeres de hoy en día se complican más la vida y se echan más responsabilidades a sus espaldas. Yo rezo por ellas, porque algunas han perdido hasta el recato.
Luz, la madre A mi madre y a mis tías las casaron con los mejores partidos disponibles en la ciudad, como enseñaba la tradición. Siempre me he preguntado qué quiere decir eso del «buen partido». Quizá así se llamaba por la dificultad de encontrar un hombre íntegro o completo. O sería porque querían a alguien del mismo corrillo. O tal vez, por la buena jugada que les forjaban a las mujeres y les anotaban gol, muchos goles que después llamaron hijos e hijas. De pronto sería por lo que se desdoblaban con la múltiple personalidad y la doble moral. Se las ingeniaban para mantener dos familias a la vez, una en el norte, la de la ciudad, la de mostrar en las reuniones sociales, y la otra en el sur, venida del campo, la de esconder. Tan
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sólo se destapaba el almendrón cuando se repartía la herencia y se cobraban los derechos de todos los hijos, naturales y legales. Váyase a saber qué querían decir las tías con eso del «partido». Para mí, mis primas y hermanas, las cosas han sido algo diferentes. Por ejemplo, Alicia y Amparo, ellas eligieron a sus maridos entre los amigos de la familia y cercanos a la parroquia. Contaban, de antemano, con la aprobación de los padres y el cuidado de todos los hermanos durante los noviazgos de cinco y diez años. Muchas veces, yo tuve que acompañar a mi hermana y su novio a la misa de medio día los domingos, como garantía de la buena honra de la familia. Las visitas se hacían en el corredor o muy vigilados en la sala. Por supuesto, ellas se casaron con vestidos blancos, de novia, simbolizando, como son las buenas costumbres, la pureza de la mujer; no faltaba el velo para reforzar la idea bíblica de que el hombre es la cabeza de la familia; ni las arras para significar la dote, ya que ninguna pensaba en trabajar fuera de la casa. Con el anillo de diamantes y las argollas para reforzar el enlace indestructible, felices y emocionadas escucharon la epístola de San Pablo, donde por milenios y con una imaginación desbordante, se les recalcaba la obediencia que debían al esposo y demás deberes mutuos que tenían que cumplir, por amor. Y de fondo la marcha nupcial. La feliz pareja caminaba sobre tapete rojo y entre hermosos adornos de flores. A la salida se les lanzaba arroz como símbolo de fecundidad. Recuerdo alguna vez, hace un par de años nada más. Estaba con mis primas haciendo deporte, cosa que nunca realizaron nuestras mamás. Habíamos cabalgado por las montañas y caminos de herradura construidos durante la Colonia para subir del río Magdalena a la Sabana de Bogotá. Descansando en la grama, debajo de un samán, disfrutando del clima cafetero, sintiendo la brisa fresca y el aroma de las flores, renovando el chismecito familiar. Como llamando a lista por orden alfabético, sin reparos porque estamos convencidas de que el chisme es la preocupación por los otros y fomenta la solidaridad familiar. En el repaso de nuestra lista de nombres y apellidos nos dimos cuenta de la cantidad de mujeres que somos en la familia y los pocos hombres. Nuestro abuelo, que tanto se preocupó para que se conservara el apellido, ha de estar revolcándose en su tumba, aún sin saber que era precisamente su semilla la que definía el sexo de su progenie. En medio del disfrute de nuestro paseo, Alicia comentó: —Esto está muy sabroso, pero ya es hora de seguir camino, si no Sebastián y Jorge no son capaces de
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almorzar, ni siquiera se les ocurre poner la mesa porque no encuentran nada, así la nevera, la despensa y los estantes estén llenos—. Acto seguido, Amparo reforzó la burla a sus maridos: —Huy sí, qué karma, son tan inoperantes en la casa, no mueven ni un dedo, todo hay que ponérselo en la mano. Cecilia y yo, con risita burlona, las animamos a salir corriendo para atender a la familia, mientras nosotras seguíamos disfrutando del paseo. Las dos somos un poco más jóvenes, alcanzamos a ir a la universidad antes de casarnos e hicimos parte del movi miento estudiantil de los años 60 y 70, así que somos las rebeldes de la familia, o sea, las insoportables, como nos suelen llamar. Nosotras nos independizamos y salimos de nuestras casas paternas antes de que un hombre se responsabilizara por nosotras y pidiera nuestra mano a nuestros padres.
Siempre hemos dicho que preferíamos que ese hombre nos pidiera directamente, mejor, todo el cuerpo. No nos disfrazamos de vírgenes, ni dejamos que nos prepararan una fiesta de bodas. Aunque también nos figuró ir a la iglesia, pues había que apostatar, ya que no existía el matrimonio civil. Aún estaba vigente el Concordato. Y era como penoso que pregonaran en la misa el deseo de retirarme de la Iglesia y convertirme en pagana. Algo así como un escarmiento para la familia. Una amiga mía sí lo hizo y la mamá no se lo ha perdonado aún. A nadie se le ocurría preguntar si queríamos o entendíamos lo que implicaba pertenecer y creer en la doctrina de la Iglesia Católica. Nos bautizaron recién nacidas, nos confirmaron e hicimos la primera comunión, sin saber que todo ello apuntaba a celebrar diferentes etapas de la vida. Nunca se discutía si habíamos alcanzado un desarrollo de nuestra personalidad adecuado a la edad, si comprendíamos el paso del tiempo o si dudábamos de alguna de las verdades reveladas por los padres de la Iglesia. Sin embargo, pudimos alzar nuestras voces de protesta en contra de las normas sociales que debe seguir toda familia acomodada de la ciudad, pudimos elegir a nuestros compañeros por fuera del círculo chapineruno que frecuentaban nuestros padres. En algún momento se nos alcanzó a ocurrir que podíamos pensar otras reglas del juego para compartir en pareja, como: convivir un tiempo sin hijos, o a lo mejor toda la vida, ya que podíamos acceder a la pastilla; aportar los dos a los gastos comunes pues podíamos trabajar ambos fuera de la casa; cocinar juntos y repartir las labores domésticas, pensando en que ambos podíamos ser responsables; tomar decisiones conjuntas, pues los dos teníamos cerebro; diluir la idea promisoria sobre la perennidad de la unión y compartir con sorpresa el día a día, con un futuro tal vez incierto; y de pronto, hasta cuestionar la monogamia recíproca, disipando los deseos escondidos en el inconsciente, propios de la existencia humana.
Hoy en día, las solteras son admiradas por sus conquistas personales, por su arrojo y madurez, nadie las considera menos por no tener a un ser masculino a su lado que las proteja. Ya terminando el camino de vuelta a la casa donde esposos, hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, primos y primas nos esperan para comer, Emilia, la hija menor de Alicia, comentó: —Yo vivo contenta sin tener que preguntar a nadie sobre lo que quiero hacer, es más, se me formaría un embrollo tener que depender, y más, pensar en pedir permiso. Así mi mamá se lamente porque no tengo quien me haga feliz. Incluso Pepa, como se apoda, pues se llama María Josefa, reafirmó la sentencia de Emilia con una sonrisa mientras pisaba la colilla de un cigarrillo contra la tierra húmeda. Yo siempre he pensado que Pepa nunca ha salido del clóset. Toda su figura es parecida a la de los ángeles de Sopó. Plana de busto y ancha de caderas, viste siempre con pantalón, tenis y camisetas y blusas leñadoras. Nunca se le han conocido novios o pretendientes. Enérgica y suave a la vez, servicial y autónoma. Es la prima soltera que siempre está disponible para cualquier aventura. Nadie la cuestiona, nadie habla de aquello, todas la aceptan y hasta la quieren. Eso sí, en las charlas nunca se habla de la declaración de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, mucho menos los relacionados con la población LGTB; simplemente, como no se conocen, no existen, pero están ahí en el inconsciente colectivo. En silencio, casi como cómplices del secreto a voces sobre las preferencias sexuales de Pepa, terminamos nuestra caminata con un gran almuerzo, rodeadas de la algarabía familiar. Algo similar en afecto y diferente en apreciación sucede con los parientes que tienen alguna señal negroide. Se les quiere, pero no dejan de escucharse frases desobligantes, incluso hasta descalificadoras, porque sus rasgos son gruesos y redondos y sus colores más fuertes. Muchas de las frases se oyen como el
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lamento por alguna aventurilla perdida a lo largo de los tiempos, como si fueran el testimonio de un gen flotando permanentemente en el ambiente.
Lucía, la nieta Siempre he pensado que mi bisabuela y mi abuela fueron madres adolescentes, como se les suele decir ahora. Una de mis tías, ante ese comentario, alguna vez dijo: —Pues… sí pudo ser, pero no soltera y con la bendición del Padre, como corresponde a la decencia—. Para mí, eso significó: «Sí, pero con un marido que la mantenía y le aseguraba la aceptación social y moral de la sociedad pacata bogotana». Cuando mi amiga Ana quedó embarazada a los quince años, todos, incluso sus padres, le insistimos en que no se casara, que era muy pronto, que tenía que terminar el colegio, que una carrera universitaria la esperaba, que había muchos hombres aún de los que se iba a enamorar locamente, tal y como estaba enamorada de Andrés. Y así ha sido. Ana ahora tiene una hija adolescente, es una exitosa periodista y vive felizmente con Camilo. Yo, en cambio, les doblo la edad que ellas tenían cuando fueron madres y aún ni ganas tengo de un bebé al que le tenga que cambiar los pañales, dar de comer y educar en un mundo convulsionado e incierto. Desde que me llegó la primera menstruación conozco los métodos anticonceptivos, los ciclos de mi cuerpo y las formas seguras para gozar mi sexualidad. La iglesia es un lugar al que sólo he entrado por ocasiones sociales: un matrimonio, un funeral, el bautizo de alguien de la familia. Siempre me impresionó la parte del mea culpa y la forma como mi abuela golpeaba su pecho cada vez que su boca lo decía, como si cargara sobre sus hombros algún desliz impronunciable. No conozco qué es el pecado original y la Biblia se me presenta como un documento histórico, más que como una guía de vida. No estoy bautizada, no hice la primera comunión, ni me con-
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firmé, y una boda con bombos, platillos y vestido blanco me parece un despropósito, un gasto innecesario de energía y de dinero. Tampoco estoy muy bien dotada en cuanto a las labores del hogar. No sé cocinar, no sé tejer, ni zurcir, ni remendar. En general, mis compañeros han sido mucho más versados en asuntos que se suponen de dominio femenino. Es más, mi compañero actual tiene deseos, en caso de tener un hijo, de cuidarlo y tomar la licencia de paternidad, mientras yo me encargo de poner el pan sobre la mesa y trabajar fuera de la casa. No me imagino un padre para mis hijos que no se involucre en las labores de crianza, que no cambie pañales, que no los lleve al colegio, que no nos sirva la comida ni recoja los platos a la par conmigo. Mis padres siempre nos educaron para ser libres y tomar nuestras propias decisiones. Desde que tengo memoria se nos preguntaba por nuestra opinión respecto a todas las decisiones, desde el lugar para las próximas vacaciones hasta el tipo de medida que considerábamos más apta para enmendar alguna embarrada. Cuando era adolescente era un poco tedioso, debo confesar, el llamado a ‘reunión familiar’ una vez por semana. Ahora que lo veo desde la distancia, agradezco haber crecido en el seno de una familia en la que siempre se escuchó lo que tenía qué decir, sin importar la edad o el género. Por esta forma de crecer, me siento un poco invadida cuando a mis entrados treinta años la mamá de mi marido me sugiere con su tono más amoroso que me ponga un saco porque está haciendo mucho frío. En mi familia siempre hemos asumido (y sobre todo a estas alturas) que si alguien siente frío, pues va y busca cómo sacárselo del cuerpo. Las mujeres de mi generación nos hemos ingeniado para combinar las tradiciones con las novedades. Ya no se trata, como les tocó a algunas de nuestras
madres, de pelear con todas nuestras fuerzas y pasiones contra las tradiciones machistas y opresoras de las mujeres. Ese camino fue arado por generaciones anteriores a la nuestra. Por lo general, hemos convivido con nuestras parejas antes de casarnos, sin que sea mal visto. Mi abuela era la única que se escandalizaba y solía decir, con tono despectivo, que eso era como la antigua costumbre del amañe, tan popular aún en el campo. Para una, las visitas de novios se realizan en la alcoba y nadie critica nada; han vivido con sus novios antes de contraer matrimonio católico. Viajan juntos por el mundo con mucha frecuencia. Pero, eso sí, se casan con bombos y platillos, por la Iglesia, prometen amor eterno y a la década siguiente realizan el derecho de separarse. Juran obediencia y suelen hacer lo que quieren y pueden. Conservan el sueño mágico del príncipe azul que las redime con el vestido largo y blanco inmaculado. Sin embargo, la iniciación sexual fue antes de los quince años y desean gozarse la vida. Sus maridos colaboran en las labores de crianza de los hijos, cambian pañales, los acompañan a coger el bus del colegio, les sirven la comida, recogen los platos. Ellas pueden rumbear fuera, ir a eventos culturales sin que las lleven del brazo y sin sentir culpas. Otras, han retomado fiestas paganas para celebrar socialmente el amor. Se visten de rojo y adornan con fuego y velas el escenario en representación de la pasión que los une. Evocan el agua, la tierra y sus frutos como fuente y curso de la vida en sus múltiples manifestaciones. Los contrayentes hablan por sí solos y comunican sus intenciones y los proyectos de vida que previamente han concertado, narran sus historias de amor entre los allegados e invitados. Son ellos quienes deciden qué quieren hacer con su relación. Solicitan consejos a los ancianos y ancianas de la familia, los escuchan.
Miranda, la otra nieta A mí no me impusieron ni la religión, ni el marido, ni mi futuro. Me permitieron elegirlos. —Tengo la típica historia común y corriente, que con el tiempo fui descubriendo que no es tan corriente y mucho menos común. Eso quiere decir, que vengo de una buena familia de clase media, donde había un montón de amor, de seguridad y de protección, y donde nunca faltó «de nada». Sólo faltó un bidé en el baño principal, que tan práctico habría sido para el aseo de las partes pudendas. Y al decir de buena familia evité las comillas, porque para mí buena familia significa haber estado rodeada de amor, de comprensión, de libertad y de comunicación. Mi infancia fue feliz, con unos padres que se llevaban muy bien entre ellos y que eran receptivos, inteligentes, muy abiertos (incluso para los gustos contemporáneos), activos, comprometidos, divertidos y de tendencias más bien zurdas. También hacían parte del núcleo familiar dos hermanitas más pequeñas —lo digo por la estatura—, y que fueron fundamentales para soportar mi rancio carácter y que aguantaron mis tirones (de tiranía) de pelo, y los golpes de Estado, ya que organizábamos protestas con carteles y consignas para que nos sirvieran más temprano el desayuno los sábados o para pedir mogollas en lugar de pan. Una vez tuvimos que organizar una marcha pacífica frente al cuarto de mis papás para pedir, que por favor, la mogolla fuera chicharrona. Gracias a que mi madre en persona luchó duramente por nuestros derechos, y aunque despectivamente la llamen «feminista», es gracias a ella, a quien le debo el ser feliz, y tal vez por eso, muchas personas me califican de «postmodernista». Agradezco enormemente a todas las mujeres que en algún
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momento levantaron su voz y nos hicieron la vida más fácil y agradable. Así que yo era una niña común, aunque, ¡la virgen me proteja!, me dejaban jugar empelota en el jardín. Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que he resultado ser mucho más abierta que muchas otras que aclamaban serlo. Nunca he respetado las jerarquías y no le hago reverencia a nadie. No crecí con las culpas de la Iglesia católica, porque nuestros padres nos liberaron de ese yugo. Tampoco me obligaron a casarme, ni a ejercer un credo y fuí yo, con otras amigas, quienes decidimos hacer la primera comunión. Así que nuestros padres llamaron a un jesuita (algo revolucionario) para que nos intentara explicar el significado de dicha ceremonia. Con todo y eso, no nos interesaba, lo único que queríamos eran fiesta y regalos. La misa fue en la casa y la ofició el famoso jesuita —que luego dejó los hábitos y se casó con una candidata a la presidencia—, y cantamos canciones de Piero y no las tradicionales religiosas, como la gente habría podido esperar; mi tía al acordeón y cada una cantó su estrofa a su estilo. Yo me reí, con ataque incluído, como luego me reiría a lo largo de mi vida de muchas otras cosas que se consideraban sagradas. Mi madre se negaba a que usáramos el velo, por su significado, pero yo me moría por tener uno, además del vestido blanco. Me parecía chévere podérmelo poner y sentirme como una princesa; pero no, fui con flores discretas en el pelo, un vestido beige bordado por mi abuela y sin velo. Pude disfrutar a mis anchas de una plácida adolescencia alargada. Hasta que tuve que hacerme adulta a la fuerza, casi llegando a los cuarenta años, no fue por gracia divina ni por fortuna que quedé embarazada y muy a mi pesar fui madre. Decisión que pude haber retrasado más, si no hubiera sido por el deseo de mi marido de ser padre y porque dicen que a los sesenta ya se está muy mayor para tales tareas. Ahora, cuando mi hija da un paso de independencia, contrario a muchas madres, me alegro montones,
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porque cuanto más se despegue del seno materno, más espacio vuelvo a tener, y porque lentamente puedo retomar mi «filosofía de vida». Por supuesto que esto puede ser para muchos, incluso en Europa, un poco demasiado liberal y que hijo de tigre sale un poco mucho pintado dirán en mi familia, y que afortunadamente, aún soy un poco, poquísimo, parecida a mi abuela, pero que ya casi nada tenemos en común, aparte de los lazos familiares y el afecto que esto conlleva. Aunque a muchas cosas se vuelve. Como que yo sigo diciéndole a mi hija que no chasquée y que no se coma las uñas, que eso es muy feo. Una vez que fui madre retorné a mi país y a mi familia numerosa de vacaciones, y empecé a preguntarle a cada una de las tías abuelas que habían tenido muchos hijos qué las había motivado y cómo habían sobrevivido a semejante experiencia. Para mi sorpresa todas y cada una de ellas me respondieron que no tuvieron la opción de elegir —incluso las más católicas, apostólicas y romanas— y que si hubieran podido, no habrían tenido tantos hijos. Gracias a ellas no me sentí tan sola en el papel de madre. Todas habrían querido hacer algo diferente en sus vidas y no sólo haber luchado para sacar a sus hijos adelante. Una quería pintar, otra quería escribir y otra fue de las pocas mujeres de su generación que asistieron a la universidad. Alguna, incluso, se mandó a dar vuelta a la matriz, porque era lo único que se hacía en ese entonces, y a su séptimo hijo lo dio a luz dolorosísimamente con la matriz torcida... Yo habría sido sin duda una soltera y sin hijos bastante feliz. Para mi realización personal no necesitaba de ninguno de los dos. Me alegro en el alma de tenerlos y ahora no me puedo imaginar la vida sin ellos, pero no eran imprescindibles para hallar mi felicidad. Cada vez que una amiga me comenta que está embarazada, yo le doy mi más sentido pésame. Han llegado a creer que me equivoco porque no es mi idioma, pero rápidamente rectifico y digo: -No es por nada pero no te envidio ni un pelo: vas a estar varios años
durmiendo mal (porque justo los que más se alegran son los que tienen los niños más jodones), se te acabó la libertad y el tiempo libre, te tocará mamarte las horas de berrinches, te convertirás en una sirvienta de tu prole, te verás agotada, tendrás menos sexo por falta de tiempo y de energías, perderás movilidad, te joderás, te joderás… Crecí en una sociedad católica pero en un ambiente ateo y para mí no había más religión que el Carpe Diem (no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy) hasta que la vida me llevó por el sendero del budismo. Una religión que adopté porque me habló a la cabeza, al corazón y al cuerpo y porque nadie me obligó, ni me impuso nada. Tal vez por esa falta de temor es que soy bastante arrojada. Obviamente que salí de mi casa sin saber cocinar. Es más, yo creía que el ajiaco se podía hacer con caldo ‘Maggi’ y una vez para agasajar a alguien cociné una lechuga. Me tocó inventar que era un plato típico de Colombia. Mi ropa terminó toda de un color, porque ni poner la máquina de lavar había aprendido ¡Ahora me arrepiento por haber dejado siempre los calzones tirados para que alguien me los recogiera! Eso sí, la vida me llevó a vivir sola, soltera y sin compromiso muchos años, a convivir con gente de otras culturas y a viajar por todo el mundo. Así que aprendí a cocinar, a planchar y a lavar de maravilla. Un año me gané la vida limpiando y planchando. Supongo, en todo caso, que lo mío con mi marido fue cuestión de suerte, pero tuvimos
la suerte de podernos elegir mutuamente. También pude elegir por primera vez en mi vida practicar la monogamia, en parte por una saciedad sincera y gozosa. Me casé, en todo caso un poco asustada (por dejar la buena soltería), aunque pensé que si salía mal, siempre quedaba el divorcio. Más asustado estaba él, porque me decía que yo lo iba a dejar plantado en la notaría de Bonn, un castillo medieval, y creía que yo iba a huir despavorida por una ventana antes de la boda (yo también lo llegué a pensar). Fue también por deseo expreso suyo, y por el amor inmenso que le tengo que me casé con vestido de novia, ya que era su segundo matrimonio y el primero fue como aburrido, así que me dijo que se iba a casar con la mujer de sus sueños y que quería que me vistiera de novia y que lo celebráramos por todo lo alto. Me tocó combinar lo que él quería con lo que yo pensaba. Yo habría querido casarme vestida de novio y él de novia o los dos de payasos. Así que él también accedió a mis peticiones y de esta manera fue como hicimos las fotos para las invitaciones a la boda. No faltó uno que otro conservador que creía que no era un matrimonio serio...
Cata, la biznieta Ella hace lo que se le venga en gracia; siempre y cuando no atente contra los derechos de los demás, ni de las cosas. Cada vez que pregunta, ¿mamá puedo? sus padres se preguntan a sí mismos ¿por qué no? Y si no es nocivo para ella, ni para alguien más, ni para el medio ambiente, entonces puede hacerlo. Nació por parto 100% natural, el que eligió su madre. Ella fue la que dijo con quién, cómo y cuándo. Así que asistieron la matrona, el papá y la abuela. Por supuesto que vino al mundo en otro país, en el agua, sin oxitocina, ni epidural y sin médicos. Su mamá tuvo la oportunidad de tomarse dos años de baja de maternidad remunerados, no siempre color de rosa por las renuncias tan grandes que representaron. Sin embargo, Cata creció pegada a la teta, amamantada por mucho tiempo, también en lugares públicos,
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riéndose madre e hija de los muchos mojigatos que aún quedan en el siglo XXI. La pobre bebé recorrió, sin quererlo, de país en país, en su primer año de vida.
La prima de acento paisa le comenta preocupada sobre lo que tendrá que hacer cuando se case y el marido le salga aburrido.
Cuando el papá se iba al trabajo y dejaba a Cata y a Miranda disfrutando de la ternura del colecho, Miranda suspiraba y le decía al padre: ¡Ay, qué envidia que tú te vas a trabajar!” y él respondía: — “¡Ay, qué envidia que tú te quedas en la casa con la bebé!”
Sus padres le enseñan a defenderse por si alguna vez alguien le hace algo malo. Hace juegos aprendiendo a decir que no «enérgica» con la voz y con el cuerpo, cuando algo no le gusta o si no se siente bien en la situación. Ellos están con las antenas bien puestas, por si Cata expresa maltrato de algún tipo por parte de alguna persona.
Recién nacida los padres festejaron su llegada y la presentaron al grupo más cercano de amigos en su ciudad natal, algo lejos de los vínculos consanguíneos. La pudieron registrar en una de las tantas iglesias cercanas a la casa, que pueden cumplir la función de notarías, sin necesidad de inscribirla en un credo religioso; ese punto lo decidirá cuando sea mayor. Ella solo llevará el apellido que escogieron sus padres cuando registraron la unión y decidieron el nuevo apellido de la nueva familia que se creaba, el del hombre, o bien el de la mujer. Como nació en un país del norte del mundo tendrá la ventaja de viajar por éste, sin visas ni permisos. Cata, de tres años se pasea por la finca diciendo a voz en cuello que se quiere casar con Federico, su primo mayor, porque le parece very nice. Y se agita y se pone colorada. Se le arruncha por las noches en la cama y le dice que ya son como papás y mamás, como ‘gran mas’ o ‘gran fas’, como opas y omas. Cuando él se ríe y le dice que no quiere casarse, ella lo amenaza con llamar a la pulicía si no lo hace, porque ella quiere y así tiene que ser. Poco cree en algunas versiones de los cuentos; por ejemplo, no le gusta que el lobo se coma a la omita (como le dice a la abuela alemana), y además, ella sabe que el lobo no tiene las orejas tan largas. Afirma que las fiestas de matrimonio son solo para niños y con bellos vestidos largos, que eso no es juego para los mayores. Tampoco sabe lo que es la obediencia, si le proponen lavarse las manos, responde enfática: —Ahora no, porque estoy muy acupada. Y además pregunta siempre por qué la llevan y la traen, le dicen que haga o no haga sin contar con ella.
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Ayuda a poner la mesa en la casa, a limpiar y, desde que tenía diez meses elige la ropa que se quiere poner. Es muy usual que en la pequeña ciudad donde vive le pregunte alguna viejecilla que qué es lo que celebra, cuando la ven disfrazada, ella responde: — Celebro que es hoy.
La educación. De la excomunión a la libertad Aurora, la bisabuela Nunca firmé un papel, pues no sabía leer ni escribir. Aunque nací tres décadas después de que ser letrada dejó de ser motivo de excomunión para las mujeres, nunca me interesó aprender más que las labores del hogar, que es a lo que una mujer se debe dedicar. Y si no, ¿en qué vamos a parar? Las letras me parecían jeroglíficos indescifrables y complicados, aptos solamente para la cabeza de los hombres. Era suficiente con saber tener la casa en orden y encontrar para las niñas buenos esposos, tal y como lo hicieron mis padres conmigo. Ese era mi trabajo. Ese era mi deber como mujer. Nadie se para a pensar en los cambios que yo he visto. Ninguna generación en la humanidad ha tenido semejantes cambios como nosotros: el 7 de diciembre de 1889, la Bogotá Electric Light Company, entró en operación con una central de vapor que por
primera vez iluminó a Bogotá. Como dice mi madre, a partir de la electricidad, todo empezó a cambiar muy de prisa. Al principio no nos dejaban escuchar la radio, pero luego papá se dio cuenta de que no era tan mala y nos permitía escuchar las radionovelas que nos hacían soñar con ciertos personajes, acompañando de voces remotas y mágicas nuestras labores hogareñas.
Estela, la abuela Yo había cursado la primaria y el resto del tiempo lo dediqué a acompañar a mi mamá en la crianza de mis hermanas. Mi marido sí terminó el bachillerato y de inmediato prosiguió sus estudios superiores para luego salir a trabajar y poder desposarme. Tres de mis hermanas terminaron el bachillerato en un prestigioso colegio privado y una de ellas alcanzó a ir a la Normal de Señoritas. Quería ser y fue maestra. El mentado colegio fundado por liberales priorizaba la enseñanza del glamour frente a las matemáticas. En historia se enfatizaba en la de la Iglesia y en los grandes próceres de la Independencia, de donde se preciaban descender la mayoría de las alumnas. Eso sí, no tenían ni idea de las mujeres que habían promovido las reformas legales gracias a las cuales ellas podían sentarse en los pupitres y no con un par de agujas en las manos. La prioridad educativa
se centraba en formar señoritas para que fueran amas de casa cultas y aceptables esposas de ministros y empresarios. A mi hermana Celina, la solterona, la fea, la morenita y malgeniada, no le gustaba nada de la casa, pues prefería leer. Nunca atendía a las labores domésticas. Ella quería acabar el bachillerato e ir a la universidad. Y lo logró; fue una de las primeras mujeres que entró a la facultad de Medicina de la Nacional. Cuando osó ingresar a la especialización de psiquiatría, el Consejo Superior le respondió que las mujeres no tenían suficiente madurez cerebral para ocuparse de las enfermedades mentales. Como mis padres no aprobaban su intención de ser profesional, a pesar de ser pudientes, vivir en un barrio residencial y financiar las lujosas bodas y los ajuares de las otras hermanas, Celina se las ingenió para conseguir dinero. Ponía inyecciones en las droguerías y, a escondidas, chalequeaba algo de la plata del mercado, pues era la única que se atrevía a manejar el automóvil de la familia para ir a la plaza. Se consiguió una beca, fue a estudiar al extranjero otra carrera y viajó por toda Europa a sus anchas. Cuando regresaba de sus travesías, parecía un Papá Noel: traía muñecas de porcelana, vestidos bordados, abrigos con gorros y mitones, que las sobrinas preferidas lucían para ir a la misa del domingo, o para llevar las arras de otra de sus hermanas que se casaba. Para esos gastos nuestro padre sí le daba dinero. A ella casi nadie de la familia la quería, parecía como el castigo a su rebeldía, y eso que ya por 1936 se reconoció el derecho al estudio a las mujeres. A mí, ni falta que me hizo estudiar más, ¿para qué? Hay que ver en lo que se han convertido mis nietas. Es una vergüenza. Se han convertido en mujeres fáciles, se abrazan con compañeros de la universidad, y salen con diferentes muchachos. Además se han llenado más de responsabilidades y aparte de trabajar fuera del hogar, siguen haciendo las labores de la casa ¡Algunas ni muchacha tienen! Las generaciones que vinieron se complicaron mucho la vida.
Luz, la madre A mí me mandaron a un colegio femenino donde aprendí las letras pero difícilmente a leer y escribir, pues la mayoría de los libros figuraban en el Índice (listado prohibido por la Iglesia). Era fácil encontrar las novelas clásicas en la
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biblioteca del abuelo pero si uno las leía y comentaba en el colegio, lo castigaban. Así que había que hacerlo a hurtadillas, escondida y con miedo a que lo pillaran, y lo peor, lo que uno no entendía no se podía preguntar. Cuando pesqué La marquesa de Yolombó, entendí lo que me sucedía. Fui a una universidad privada y religiosa, a estudiar una carrera auxiliar, también propia para las mujeres, compatible con las futuras labores del hogar. Con prohibición expresa de entrar a la cafetería donde todos fumaban y de llegar tarde en las noches, pues los temores asediaban a mi mamá, por mi osadía. Muchas de las compañeras consideraban que era un mientras tanto, hasta que consiguieran con quien casarse; por eso, en vez de ir a la biblioteca, preferían jugar cartas. Para el ingreso de las mujeres se pedía una recomendación familiar, no nos hacían exámenes de admisión, ¿como para qué? De pronto las directivas coincidían con la idea del mientras tanto. No era común ir a la universidad, aunque la tolerancia social por el estudio superior de las mujeres ya existía. Las hermanas mayores no fueron a la universidad, terminaron el bachillerato, trabajaron en docencia y posteriormente, al altar. Las primas menores fueron en coche y tuvieron las puertas abiertas a la educación. Son profesionales; una ingeniera, las demás pedagogas, músicas, antropólogas, comunicadoras, enfermeras, terapeutas, o sea, carreras claramente femeninas. Eso no se cuestionaba, era la oportunidad que daba la época a las mujeres y se suponía como lo natural. Otras, no sabían qué querían estudiar, pero por la inercia social tocaba. Sus papás las apoyaron e incluso las orientaron. Las que no fueron a la universidad, hoy en día, echan de menos no haberlo hecho. Otras intentaron hacerlo después de casadas y tener hijos, también contaron con el apoyo de sus maridos. Mejor, dicho, lo que para unas era un derecho e ilusión, para otras era una imposición social ya consolidada y reconocida.
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Lucía, la nieta Desde el segundo año de vida ya iba al jardín infantil, así que aprendí a cantar, bailar y pintar. Luego, me matricularon en un colegio mixto y además laico. Así que pude tener amigos sin que me pasara por la mente lo buenos partidos que podrían ser. Lo más importante era aprender a pensar de manera autónoma. Me inculcaron el amor por la cultura y no sólo se podía, sino que se proponía la duda y la pregunta y la reflexión sobre cualquier tema. Nos orientaban profesionalmente y sin mayores diferencias tanto a los hombres como a las mujeres, así que ante el gran abanico de posibilidades que se abrían a la mente era posible tomarse un tiempo largo para decidir. A los 17 años yo me tomé mi primer año sabático, para conocer la ciudad donde vivía, porque mientras estaba en el colegio no salía de ciertas zonas restringidas y sólo montaba en el bus del colegio o el carro de la casa. Así que las crisis de los cambios y las incertidumbres ante la complejidad de la vida adulta, se llevaban su tiempo, para ser elaboradas y tomar decisiones según el biorritmo individual. Casi todas mis hermanas y primas han culminado la universidad y se han ido a realizar postgrados al exterior, tanto que, actualmente, algunas de ellas han decidido vivir en otros países. Creo que entre todas hemos conocido los cinco continentes y hablamos al menos dos lenguas. Pasamos de la parroquia a la aldea global. Por eso cuando nos reunimos, nos encontramos con las nuevas generaciones de varias nacionalidades. Cantamos en inglés, español, francés, italiano o alemán. Y por supuesto el internet es el principal medio de encuentro cotidiano.
Miranda, la otra nieta He hecho tres estudios universitarios y un sinnúmero de estudios y de preparación para otros trabajos.
Además, cada uno en instituciones educativas diferentes, una a cual más distinta que la otra, y me he negado toda la vida a hacer un trabajo que no me proporcione placer y satisfacción. El dinero, para mí, es secundario. Eso sí, por dinero me puedo sacrificar un par de horas, pero sólo unas horas, porque cuando salgo del trabajo tengo tanto en qué gastar, qué vivir, qué hacer y tantos sueños por realizar, que me merece la pena sacrificarme veinte horitas a la semana para el resto de placer. En mi entorno se sentía una presión tácita por llegar a «ser alguien», por supuesto alguien importante, hasta que me di cuenta de que lo más importante era ser feliz, así que decidí que no quería ser perfecta en nada, ni sobresalir, sólo ser feliz. Y cada día puedo constatar que no me he equivocado. Creo definitivamente que es mejor arrepentirse de lo que uno hizo y no de lo que uno no hizo. Estudié Arte Dramático porque quería ser actriz desde que tenía quince años. Obviamente mis padres me apoyaron. Parece increíble, pero aún en estos tiempos hay gente que prefiere que su hijo haga una carrera tradicional, aunque sea el ingeniero más triste del país, o que por lo menos tenga un título universitario para colgar en la pared, aunque haya copiado durante toda la carrera. Yo también copié, para qué digo que no si sí, pero lo que estudié lo elegí yo y a conciencia. Pude darme el lujo de cansarme del teatro y decidir viajar por el mundo. Así que con el apoyo inicial de mis padres, cogí un morral y una maleta y me fui a recorrer el mundo. Los años más felices de mi vida. En los que viví con menos dinero y los más ricos en experiencias. Gracias a eso hice otras dos carreras donde quise y cuando quise y me las pagué yo o me becaron. Para mí siempre ha jugado un papel importante la «autodeterminación». A partir de ese momento empecé a valerme por mí misma y me llenaba de satisfacción saber que yo misma me hice a mí misma, por mí misma y para mí misma. Porque todos los logros eran realmente sólo míos, sin ayuda económica, ni soporte. Eso sí, siempre sabía que tenía un lugar para resguardarme de las fuertes tormentas si venían, y siempre he encontrado gente solidaria y muchos buenos amigos que me prestaron su hombro, y yo a ellos el mío, pues ellos pasarían a ser
mi familia, la elegida y conformada por mí. Así que me hice responsable de mis pasos, de mis decisiones. Disfruté todo al máximo y también lo sufrí al máximo y lo trabajé, lo dormí, me lo perdí o lo retomé, única y exclusivamente porque yo quería. Eso sí, para mí siempre fue un logro poder decir: ahora sí creo que sobresalí, pues esto lo hice sola, sin ayuda ni influencia de nadie. Me negué siempre a cualquier tipo de «palanca». Nunca lo acepté porque me parecía degradante. Así que lo que conseguí y no conseguí fue por mis propios medios y méritos. La verdad es que no recuerdo nada que hubiera deseado y que no hubiera conseguido. Los círculos de amigos los construí yo, el entorno laboral y las actividades de tiempo libre fueron determinadas por mí. No hubo nunca nadie que me introdujera o que me impusiera o que me hiciera el favor de ayudarme. Por eso me siento muy gratificada conmigo misma. Ahora, llegando a mis 40 estoy pensando que a los 50 voy a hacer un doctorado, sólo por placer.
Cata, la biznieta También va al jardín infantil desde el segundo año. Tiene la ventaja que la abuela la puede ver en Skype mientras juega con sus compañeros, así viva a leguas de distancia, simplemente con un código para entrar. Allí se encuentra con niños y niñas pakistaníes, rusos, ecuatorianos, mexicanos, chinos, hindús, procedentes de más de cincuenta nacionalidades.
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Habla dos idiomas como lengua materna, y entiende un poco de un tercero. Sus padres tuvieron la oportunidad de elegir qué educación podía tener incluso en la primerísima infancia. Por supuesto que probó la antroposofía de Rudolf Steiner cuando estaba pegada a la teta, luego los montessori, los católicos y los internacionales y al final fue a parar en donde los evangélicos, por abiertos. Cuando nació, la oma le abrió una cuenta bancaria donde le ingresa un dinero mensual, para que cuando crezca, pueda estudiar lo que quiera y donde quiera. En el país en donde vive la comptencia es muy alta. Sin embargo, la educación es un derecho y no un privilegio. Así que todos pueden estudiar si quieren. Ella le replica a su abuelo si no está de acuerdo y se mezcla en las conversaciones de adultos y es escuchada cuando da su punto de vista. Ya sabe nadar, esquiar y montar a caballo y en patines de línea, mejor dicho, ya entiende algo de hobbies y pasatiempos que la distraerán en el futuro durante sus tiempos libres.
Sobre el trabajo. De la necesidad a la incertidumbre Aurora, la bisabuela El recuerdo más nítido que tengo de mi vida, es estar sentada detrás de una mesa de coser o con una aguja en la mano, bordando un faldón o un vestido de primera comunión. Vestida con falda larga, de color oscuro y el cabello recogido en la nuca. Siempre calladita, apenas sí a veces gemía porque me quedaba mal el tejido, pero ¿qué hacer? desbarataba pacientemente y seguía con mi quehacer. Parecía una hormiguita. Nunca dije un «yo quiero», tampoco expresé una opinión. Nunca me preguntaron, nunca siquiera pensé en la opción de decidir algo sobre mi vida.
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Siempre tan tierna y de sonrisa amable, como me suelen recordar aún ahora. Tras mi muerte, a los 62 años, dejé tan sólo siete hijas, todas mujeres y ningún hijo. Dejé mi máquina de coser y demás aditamentos como agujas, hilos, encajes, retazos, tijeras y demás. También legué 35 nietos y nietas. Casi siempre tuve quien me colaborara en los oficios de la casa, así que mi labor era organizar el mercado en la despensa, el que hacía mi esposo los domingos en la plaza. La empleada vivía casi toda su vida en la misma casa y allí se le cuidaba cuando enfermaba y se le asistía en la hora de su muerte. Vivía en el cuarto del primer piso, detrás de la cocina, el lugar apropiado para el servicio, y se vestía con la ropa vieja que dejaban las otras mujeres de la familia.
Estela, la abuela Yo heredé de mi madre la habilidad para tejer, coser y cocinar, así como todos los implementos necesarios para hacer las labores del hogar. Nunca pensé en otro trabajo posible para mí. Nunca tuve que hacer las cuentas de la casa, nunca manejé más dinero que el que mi esposo me daba para el mercado y las cosas domésticas. Nunca entré a un banco, nunca pisé una oficina. Mi hermana Georgina, pobre de ella, enviudó relativamente joven. A los 32 años quedó a cargo de cinco hijos. Siempre había sido sana y culta mujer de hogar. No había tenido que preocuparse por el patrimonio familiar, así que no tenía idea de cómo manejar ni siquiera una cuenta de banco. Como tampoco tenía hermanos que la orientaran, la herencia se le volvió muy pronto haches y erres, así que le tocó empezar a trabajar para mantener la casa y educar a los hijos. Esto sucedía quince años después de que las mujeres adquirieron el derecho a la propiedad y libre disposición de los bienes. Con el tiempo logró consolidar una empresa de moda infantil y hasta acumuló un buen capital. Narran las malas lenguas que una vez,
sin saberlo, giró un cheque sin fondos porque todavía había cheques en el talonario ¿cómo iba ella a saber que esos papelitos tenían que corresponder con el dinero que había en el banco?
Algo estremecedor le sucedió cuando logró una casita que hizo por autoconstrucción. Al poco tiempo de instalada le costaba muHace poco una de sus sobrinas le preguntó por qué empezó a trabajar en algo diferente a su casa y cómo logró hacer dinero para defenderse cho trabajo comprender el económicamente. Su respuesta fue: —Dios lo quiso así, en parte me pago de impuestos y que puso la necesidad y así me defendí. Cada uno tiene el destino ya trazado nadie le limitara el uso del agua, como ocurría en la y ese era el mío. pieza donde vivía antes. Yo viajé en burro de Manizales a Bogotá, tardamos como doce días, fue Menos mal que hoy en día puede vivir tranquila un paseo pesado pero delicioso. Ahora, cuando voy con mi familia en carro, me parece increíble, y el avión me da miedo. ¡Qué rápido va todo! con su pensión de salario mínimo y sin pagar Nosotros no vivíamos tan a las carreras. De las invenciones modernas, la arriendo. No tiene que que más me gusta es la televisión. Hay programas muy interesantes, y me deambular por las cagustan las novelas. Aunque debo admitir que me espanta ver otros que están cargados de inmoralidad. Las mujeres ya no se hacen respetar, ni respetan lles pidiendo limosna, a sus mayores. Dicen que tienen más educación, pero a mí me parece que como una viejita que tienen menos. Si yo le hubiera respondido a papá como responden ahora, me me insultó en un sehabría regañado por insolente. máforo: “Ud., vieja inmunda que le serLuz, la madre ví toda una vida y ahora no es capaz Empecé a trabajar cuando terminé los estudios en la universidad. Al poco tiempo ni de darme un quedé embarazada y como no había tramitado la cédula de ciudadanía con el “de” centavo p’al desade casada me dijeron que me despedirían por amancebamiento y no tendría dereyuno”. cho a la licencia de maternidad. Así fue como tocó cumplir con la ley que ratificaba que yo pertenecía a alguien más. Como siempre trabajé en el sector formal, estuve Varias de las privinculada a la Seguridad Social, con todas las prestaciones y derechos que eso immas hemos desplicaba, como vacaciones, licencias, primas y hasta jubilación. La verdad, el acceso plegado nuestros a todos esos derechos se hizo por obligación silenciosa, el ahorro por descuento de talentos en las nómina era casi imperceptible y sin tener mayor conciencia de las ventajas que traía labores profesioen la vida cotidiana. Los servicios fueron apareciendo uno a uno, cuando los riesgos nales, a algunas se iban presentando y las etapas de la vida iban siguiendo su curso. nos han hecho reconocimienLa mujer que cumplió el papel de madre sustituta de mis hijos por más de quince tos especiales y años, cuando yo salía a trabajar, dudó mucho tiempo en darme la copia de la cédula hemos ganado de ciudadanía para afiliarla al Seguro Social. Una vez que le comuniqué que no podía premios por seguir trabajando conmigo si no me la daba, me dijo entre sollozos: ¿“Es que me va a nuestros apormeter allí para echarme de la casa?” tes. Esto es
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considerado como algo normal, como fruto de la pasión y el compromiso. Una de ellas ha obtenido galardones internacionales y lo más irónico es que no ha estado jamás afiliada a la Seguridad Social, así que tendrá que trabajar hasta bien entrada en edad. Otras han quedado satisfechas con reproducir lo aprendido en la universidad y cumplir con los deberes. Una de ellas dice: -“Eso es lo que tenía que hacer y lo hice, así aprendí, a trabajar disciplinada y honestamente. Y a decir verdad, es la base de mi autonomía” Para unas la Seguridad Social es un derecho garantizado por las empresas o el Estado. Otras supieron negociar sus ingresos y afiliaciones a la Seguridad Social. A otras, ni se les pasa por la mente que eso es importante para la estabilidad y autonomía económica, pues la herencia les permite vivir con holgura y moverse en otras esferas de las relaciones sociales. Para quienes no tuvieron la suerte de correr con empleadores responsables y formales, que trabajaron en oficinas de prestigiosos abogados, economistas, ingenieros o arquitectos, difícilmente consideran que es un paquete de derechos integrales que vale la pena exigir, ya que son buenos amigos y de ellos aprendieron muchísimo. ¿Con esos amigos para qué enemigos? De pronto subyace la idea de que esas son cosas para obreros, no para profesionales, o sea, poco digno para cierta condición social. De nuevo, vaya uno a saber. Parece algo así como la persistencia de las relaciones artesanales entre el sabio y el aprendiz del medio evo. Lo cierto es que transcurrido el tiempo y pasaditas de años, unas disfrutamos la jubilación y otras siguen laborando para mantenerse.
Lucía, la nieta Así como estudiar, trabajar o no trabajar es una cuestión que jamás me he planteado. Lo que sí me he hecho es muchas preguntas sobre qué significa
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trabajar, cómo y con quién quiero trabajar y qué espero de mi trabajo, aparte del sustento diario. El trabajo más estable que he tenido duró tres años y medio, al cabo de los cuales terminé sorprendida de lo inapropiadas que son las oficinas para la productividad y de lo tedioso que resulta tener que calentar el puesto de trabajo así ya no haya nada por hacer, mientras se mira por la ventana, envidiando a la gente que come helado y disfruta de soleadas o lluviosas tardes, libres, en la calle. Nunca he buscado la ‘estabilidad laboral’ y, en realidad, me aterra un poco la idea de un-trabajo-para-toda-la-vida. Los últimos cuatro años, los he vivido moviéndome de un lado a otro, cambiando de lugares, de gente, de paisajes, de climas, de sabores, de costumbres. Trabajando con gente que no entiende mi acento en inglés y a quienes no les entiendo ni una jota su idioma, dándonos a entender con gestos y señas. Resulta divertido, aunque no siempre fácil, vivir en una torre de babel en la que la intuición es el único código que vale, ya que la razón no se puede expresar verbalmente. Aprender a manejar mi cuerpo, mi vestuario, mi impaciencia y mis expectativas, de acuerdo al lugar en donde estoy. Aceptar con un poco de gracia que las mujeres indias se quejen ante el honorable Embajador de Colombia porque las niñas que trabajan en la embajada colombiana llevan los hombros descubiertos, mientras el sopor de 49 grados centígrados de temperatura apenas si me permite tener puestos los calzones. Toparse con hombres africanos que miran el escote de la camiseta mientras uno está tratando de vislumbrar con ellos el futuro de la infancia en su país, el cual, definitivamente, no está en mis pechos de blanca flaca y desgalamida. Encontrar esos silencios de no atención cuando uno pregunta quién en el equipo
se va a responsabilizar de esto o aquello, simplemente porque una mujer joven no tiene ni la menor posibilidad de opinar sobre lo que hay qué hacer. Ser la vocera de los grandes organismos internacionales que trabajan en pro del ‘desarrollo’ del mundo ‘sub-desarrollado’; verme como una salchicha de perro caliente, espichada entre los discursos y formatos de las políticas globales y los ritmos y tiempos de las realidades locales. Trabajar en un mundo que plantea el reto de establecer puentes de comunicación entre las culturas, los géneros, las generaciones, las etnias y las razas, un mundo interconectado y veloz, que nos ha dejado a estas generaciones la incertidumbre como valor y, paradójicamente, como forma de aprovechar una mano de obra calificada, flexible, a la que no se le tiene que pagar ni el puesto de trabajo, ni los medios de trabajo, ni ningún tipo de seguridad social.
Miranda, la otra nieta Mi mamá siempre trabajó fuera de la casa, y por eso siempre la admiré. Hace poco, un profesor de la Universidad Nacional se sorprendía de que el mundo estaba cambiando, en términos de que la persona ya no se definía por su trabajo, ni encontraba, a través de éste, su lugar en la sociedad, como antes. Yo solté una risotada, porque nunca pensé que alguien se pudiera definir por su trabajo. Si no, ¡yo no tendría definición! Yo pienso, luego existo; yo siento, luego existo; yo vivo, luego tengo un lugar en la sociedad. No necesito más. He tenido más puestos que un bus, como se dice, sobre todo por lo que pagaban: mesera, vendedora, actriz, traductora, niñera, profesora de buceo, profesora de lenguas, marketing manager, ama de casa, teleoperadora, etc... No me he centrado en mi carrera, como muchas otras de mis amigas, que son las que man-
tienen la casa, y el marido se queda con los pequeños, o que ganan tanto, que son ellas las que le tienen que pasar pensión al marido cuando se separan. Algunas han decidido comprarse su propia casa por separado, para no tener problemas después a la hora del divorcio. En el país en el que vivo la mayoría de las mujeres se quedan en la casa cuidando a sus hijos. Yo me opuse, y aún me opongo. Así que he tenido que aguantar a buenas amigas preguntándome: — ¿Y es que tu marido no gana suficiente que tienes que ir a trabajar? — Y no puedo evitar pensar: —Me extraña que me pregunte eso si ella se aguantó años de desamor y de desprecio de su marido, y no lo podía dejar porque le faltaba independencia económica, y ahora que lo dejó, se quedó sin nada y ni sus hijos se lo agradecen. Ahora de casada, por fin y para alegría de mi madre, llevo la casa organizada. Tengo ayuda, pero la chica que lo hace va a la universidad, está asegurada y sé que ella lo hace como algo pasajero, y que algún día ganará incluso más que yo. Eso evita que yo sienta culpas por tener a alguien limpiándonos lo que vamos dejando detrás.
Cata, la biznieta —Quiero ser astronauta y volar por todos los aires, o tal vez aprenda a manejar tractor, pues me encanta cuando veo al campesino Kuttelmuttel manejando uno. Me gustaría ser tam-
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bién espía de los animales salvajes del África, no sea que vaya y me muerda un león. No me importaría ser jardinero o maestro de obra, porque siempre le ayudo a mis papás a arreglar todo lo de la casa y cuando algo se rompe digo: —No importa, papá lo arregla.
Y ya para finalizar, en una de las tertulias familiares alguien dijo: -Doy un premio a quien sepa qué se conmemora el 8 de marzo. Después de un prolongado silencio, una se atrevió a decir: “EL DÍA DEL HOMBRE”.
Tal vez, cuando yo sea grande, quiero ser sólo mamá. Mamá de gaticos que son los que más me gustan y no molestan mucho.
Figura, 2006 Carolina Convers
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Remembranzas
Cadena de amigas y altares A travĂŠs de Patricia Molina Viernes 22 de octubre de 2010 Luna llena Regalos de Denise para sus amigas 154 | Mujeres, historias y memorias
FotografĂa de archivo intervanida Carolina Convers
Denise Adriana RamĂrez: su legado
(1960 - 2010)
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Denise Adriana Ramírez Graduada en Preescolar y Trabajo Social, de su trabajo con las mujeres resalta su compromiso por la recuperación del cuerpo con mujeres violadas. La autoconciencia y la identidad también fueron temas de su trabajo con las mujeres. Su intereés por la relación entre las mujeres y el medio ambiente, y las mujeres y las comunidades indígenas, hacen parte de su legado. Enfatiza Ana, una de sus amigas cercanas, al recordarla: “De corazón Denis era curandera. Siempre estaba haciendo o diciendo cómo sanar a las mujeres: hierbas, masajes, menjurges, baños. Ésta era su vocación más íntima.”
Una conversación Carmen: Denise, quiero una cobija como la de Ana Cristina. Denise: No, mi corazón, eso es muy tardado… Carmen: Anda, vamos por las telas, yo las compro, y así ahorramos tiempo en eso de juntar los retazos... Denise: No, mi corazón, si ese es el chiste, que sea de pedacitos, así, con historia… Carmen: ¡Dirás con mugre, Denise Adriana! Denise: ¿De dónde vamos a sacar tantos retazos? Carmen: Pues en la tienda esta, ‘La Parisina’, venden ¿no? Ándale, vamos… ¿Por qué sólo a Ana se la hiciste?.. ¿A quién quieres más? Dime. Denise: Son cariños diferentes... Con Anis pasé muchas, muchas historias: Bogotá, Pereira, sus amores, ir a recogerla como un trapo cuando se enamoraba y luego animarla a estar bien… Esa cobija de Ana tardó mucho, mucho, mi corazón, y si te hago una, seguro no te la termino... Y mira, luego Doris va a querer una más bonita porque ¿ves? ella es egoísta y siempre quiere algo mejor que la otra (risas)... Y no me va a dar la vida para hacerle a las tres una cobijita así...
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Carmen: Pero vamos, ándale, compra las telas de colores, pero de muchos, muchos colores ¿eh? ¡Luego hacemos las bolas! Denise: Encontré el molde perfecto con ese vaso de Stich que me regalaste, ¿si sabes cuál? ¡Es la medida perfecta! Súbelo, corazón, no vaya a ser que se pierda...Y luego a coser, pero es tardado... No vayas a presionar, porfis, yo ya no tengo fuerza, como que las manos no me responden como antes…Yo digo que se me está enchuecando la mano... Carmen: ¡Ay, Denise no seas loca! ¿Cómo crees? Denise: Me siento picha, como sin fuerza, y me duelen las rodillas y los pies con el frío... Carmen: Pues tápate, ya ándale, deja de decir boberas y vamos a ver La Academia que hoy van a sacar a alguien dramáticamente (risas). Denise: Sí, aprovechemos que Doris no está para que no nos regañe... Oye, ¿pero me ayudas con la cobija? Me da miedo morirme y no tenerla lista, ¿eh? Carmen: Sí, sí te ayudo, lo prometo, pero deja de decir estupideces Denise Adriana, vas a morir más viejita que yo ¡y chuchumeca y gruñetas!, así que porfis ¡dejémonos de tonteras!
Fotografía de archivo intervanida Carolina Convers
Ana Fabricia Córdoba
(1959 - 2011)
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Sola con tu miedo “Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… Yo no sé!” César Vallejo, Los heraldos negros
María Gloria Pérez Tobón Negra, una amiga me contó que tenías mucho miedo, que fuiste de puerta en puerta, de rostro en rostro, de corazón en corazón, y nadie negra, nadie, comprendió tu miedo. Y de vergüenza negra, y de rabia, y de un antiguo dolor que llevo desde que me enseñaron la palabra patria, me fui a tu entierro, y te vi, te vi en los ojos enrojecidos de tus hijos, te vi en las caras negras de tu gente pobre, te vi en los rostros lívidos de mis amigos, de esos que siempre encuentro en horas como esta. Te vi, negra, en el grito desolado de los mismos que gritan las mismas cosas a la misma gente en las mismas rabias. Te sentí negra, en las voces de las mujeres que en fila, ya roncas de llorar en canto, gemían por la amiga. Me doliste, me doliste hondo en el trasegar de esa caja blanca con tu cuerpo negro que no encontraba sitio, que iba de pabellón en pabellón del cementerio buscando, como lo hiciste en vida, un pedacito ya no de tierra, negra, un pedacito de cemento firme para descansar por fin.
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Ese día, el de tu entierro, supe que te tenías que morir, que te tenían que matar. Eras vos, de carne y hueso esa Colombia verdadera, la que incomoda, la que molesta, la que estorba, la que no deja ser felices a los ladrones y perjuros, y desfalcadores y traficantes, y usurpadores, y cómplices, y asesinos. La de los que ofrecieron cuidarte con las mismas armas con las que, según vos, te asesinaron, para después, frente a tu cuerpo aún caliente gritar a vozarrón abierto “¡No se dejó cuidar, le ofrecimos protección y no la quiso!”. Esa eras vos, qué más podías ser para tenerte que matar: Mujer, negra, desplazada, pobre, inteligente, consciente, rebelde… y valiente, valiente negra, valiente. Esta mañana, negra, tomé la misma ruta, miré las mismas puertas y ventanas, las mismas calles y tal vez las mismas gentes, quería acompañarte, acompañarte en tu miedo último, llevaba entre mis manos esta carta como llevabas vos esa mañana aquella para el hijo muerto, pero qué va, lo tuyo era otra cosa, eran tus sueños y tu dignidad de mujer negradesplazadapobreinteligenteconscienterebeldeyvaliente, valiente, valiente, enfrentando al poder de los ladronesyperjurosydesfalcadoresytraficantesyusurpadoresycómplicesyasesinos. Y ya ves, estoy aquí, añadiendo estas últimas frases de vergüenza, de rabia y de dolor, mientras vos, negra, ya no estás, y esto, entonces, apenas son palabras.
Medellín, junio 14 de 2011
Ana Fabricia sí estaba viva. Muy lejos andaba de eso que ahora nos identifica como nación; por eso mismo la mataron. Y a Ana Fabricia se la habrá llevado la muerte y la maldita guerra, pero quienes estamos y aún procuramos mantener el recuerdo y salir de ese estado comatoso de ser colombianos no permitiremos que se la lleve el olvido… ni Colombia tampoco. Ana Fabricia, siempre diré su nombre y no apelaré al pronombre para recordarla, era de esa tierra querida a la que le compusieron esa canción que decía que era un himno de paz y alegría, cuyo pueblo era una oración y un canto de la vida; vibró, siempre vibró, luchó y sobrevivió hasta cuando pudo, incluso a esos tenebrosísimos ocho años del gobierno que enalte Piedad Córdoba Ruiz ció al ejército que cometía los asesinatos a mansalva de jóvenes civiles para presentarlos como bajas guerrilleras; ese mismo que subsidió a los magnates Mi homenaje… Negra, Negra, Negra con los recursos de los campesinos y desplazados de esta vergonzosa guerra que a duras penas quieren reA Colombia se la está comiendo el olvido, esa forma conocer, a los que Ana Fabricia dio consuelo, paz, de recuerdo invertido que dialécticamente describía compasión y refugio. Les sonreía llenándolos de fe y Borges. esperanza, y su sola sonrisa, la cual recuerdo con especial aflicción, me hacía sentir ennoblecida y orguRecuerdos borrosos, de bruma, pues son tantos los llosa de ser de su misma raza y de su misma familia, muertos, tanta la miseria, tanto lo oprobioso que porque sólo los negros podemos sonreír así. hay que retener en la memoria, que de repente vamos olvidando para seguir recordando, reteniendo Ana Fabricia tenía el alma del color de su piel. Ya cada masacre que va sucediendo, todos esos actos la historia nos ha demostrado que las almas blancas de injusticia que, más que indignarnos, nos tienen no son las más benévolas. Negras, como el alma de aletargados, quietos, impasibles, dolorosamente, Mandela y Martin Luther King, Toussaint-Louvervalga decirlo, indolentes. Pareciera que Gabo huture, Aimé Césaire, Benkos Biojó, Dessalines y Juabiera presentido todo desde antes, y ahora somos ese na la Avanzadora, entre otros, como la gente del Macondo que una vez se enfermó de olvido porque Pacífico y de la Costa Caribe,… afortunadamente. dejó de soñar. Y parece también que no es verdad Alma alegre, alma noble es el alma negra. Alma que que no hay mal que dure cien años, porque tenemos se compadece y no sabe de la lástima, alma que busca a Colombia condenada a quién sabe cuántos años la concordia y la reconciliación y hace viable lo immás de soledad. posible. Ojalá que yo, que soy mulata, llegue a tener el alma de ese color y el país se tiña de él para que Aquí la muerte no es esa dama benévola que nos reno pierda la esperanza. Ya le llegó la hora al modime de la eternidad. La muerte es la misma Colommento en el que lo malo sea blanco y lo bueno negro bia, y Colombia es la misma muerte. Aquí la gente se en Occidente, pese a la desilusión y el desasosiego muere de esa enfermedad. Todos estamos muertos, que despertó Obama con su invasión y sus políticas y no muertos en vida, sino muertos en ese marasmo absurdas. que implica vivir en este país, ser ciudadanos de él.
Ana Fabricia no se hizo matar…
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En honor a Ana Fabricia, a quien espero que no conviertan ni en mártir, ni en heroína, se le dará inicio a Cuadernos de la paz. Los héroes y los mártires, como dice una amiga, “son todos unos imbéciles que si no se hacen matar, se hacen héroes por haber matado o sufrido de cuenta de algún miserable más miserable que ellos”. Y Ana Fabricia ni era miserable, ni miserables eran las personas que recibieron su ayuda. Ana Fabricia no se hizo matar, Ana Fabricia simplemente vivió y uno de esos imbéciles que quieren ser héroes de la seguridad democrática le segó la vida. Ana Fabricia no es mártir ni será santa, porque vivió la vida y también la padeció con plenitud. Ana Fabricia es y será una mujer negra y nada más: le dedicó su humanidad a las víctimas del Estado, de la guerra, de las autodefensas y de la guerrilla, y terminó por convertirse en una, pero no en una más. Desafortunadamente son tantas, ya incontables, que no podemos nombrarlas a todas una y otra vez como a Ana Fabricia, pero sí en nombre de Ana Fabricia. Y en nombre de Ana Fabricia, Cuadernos de la paz, una iniciativa de dos jóvenes estudiantes que busca darle soporte ideológico y teórico a Colombianos por la paz, se dedicará a examinar y a debatir la democracia, tomará por bandera los derechos humanos, examinará cautelosamente las definiciones que hay de modernidad, liberalismo, caridad, Estado, ciudadanía, Ilustración… No porque Ana Fabricia esté ahora muerta, sino porque la sentimos viva. Se les llamará cuadernos en homenaje a José Saramago, también con el fin de darle continuidad al afán del escritor por darle un poco de humanidad a este mundo.
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Apelaremos a la filosofía, a la poesía, a la literatura, a la música, a la sociología y a la antropología, y a todo aquello que pueda ilustrarnos en la búsqueda de la paz, compartiéndolos con los grupos armados y con el gobierno, con la sociedad y las organizaciones internacionales de derechos humanos. En fin, con todo aquel que esté interesado. Y como son un homenaje al escritor portugués, quien dijo en El año de la muerte de Ricardo Reis que nueve meses bastaban para olvidar a una persona fallecida, pues nueve meses se demora la gestación de un ser humano, esperamos, en nueve meses, tener las bases suficientes para tener al menos listo el entable de este grupo de estudios, al cual convidamos a participar, especialmente, a estudiantes y académicos. Por supuesto, no será Ana Fabricia el caso, porque con los cuadernos esperamos precisamente no olvidar jamás su existencia y su labor. El alma negra de Ana Fabricia no descansará en paz, espero. Ahora el alma de Ana Fabricia habita en todos nosotros, dándonos fuerzas y esperanzas. Un beso al cielo, Ana Fabricia, prima entrañable, mujer afortunadamente irreemplazable. “Si la violencia contra las mujeres alcanza proporciones epidémicas en tiempos de aparente paz, no es de extrañar que en tiempos de guerra ésta no sólo aumente en cantidad sino también en perversidad”.
Fotografía de archivo intervenida Carolina Convers
Nayive Reyes Montes
(1984 – 2011)
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Como un homenaje a la vida de esta joven mujer asesinada frente a su residencia cuando defendía el derecho de su vecina a vivir libre de violencias, la revista EN OTRAS PALABRAS… se une a las expresiones de indignación, denuncia, rechazo y exigibilidad de derechos de las mujeres.
COMUNICADO PÚBLICO No. 01 de 2011 De la Mesa de Concertación de Organizaciones Sociales de Mujeres y Mixtas de Ciudad Bolívar (Bogotá, D.C., 17 de marzo de 2011). La Mesa de Concertación de Organizaciones Sociales de Mujeres y Mixtas de Ciudad Bolívar, compuesta por más de veinticinco organizaciones sociales de la localidad, manifiesta públicamente a toda la ciudadanía local, distrital, nacional e internacional, su rechazo total, al vergonzoso crimen (asesinato) perpetrado contra la joven Nayive Reyes Montes, lideresa de la localidad, trabajadora de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, madre de dos niños y una niña e hija de la lideresa comunitaria Bellanir Montes y del líder comunal Samid Reyes. La Mesa de Concertación de Organizaciones expresa que el asesinato de las mujeres en esta localidad, en el distrito capital y demás territorios, conocido como feminicidio, es el punto máximo de violencia contra las mujeres, el cual es favorecido por un clima ideológico, social y político que suele combinar el conocido machismo o cultura patriarcal con un sistema capitalista perverso y deshumanizante, que subestima el valor de las mujeres al grado de convertirlas en un objeto sin vida.
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El asesinato de la joven Nayive, al lado de los demás feminicidios ocurridos en la localidad en los últimos tres años, justamente en el mes de marzo, en el que se conmemora el día internacional de los derechos humanos de las mujeres, da cuenta de la grave crisis moral, social, política y económica que atraviesa nuestro país, donde la expedición de normas, decretos, jurisprudencia y la adopción del nuevo “sistema penal acusatorio” resulta sumamente deficiente para enfrentar el problema, máxime en un país en el cual el índice de impunidad de los crímenes y delitos cometidos por los actores de la violencia supera el 95% de los casos. Por lo anterior, la Mesa de Concertación de Organizaciones exige al Estado colombiano, representado en todas sus instituciones y mayormente en aquellas directamente responsables de los procesos de investigación y enjuiciamiento, dar con el homicida no solo de la joven mujer, sino con los actores y promotores de la guerra que alimenta a hombres ignorantes e incautos para convertirlos en monstruos y asesinos de los sueños de una comunidad y de una nación que clama por la paz, que resiste de manera pacífica las múltiples desigualdades sociales y que le apuesta a la vida como la única y verdadera alternativa de sobrevivencia no solo de unos y otras sino de todos y todas. Así mismo, en un acto de reivindicación de nuestros derechos como mujeres, exigimos a los hombres, a la sociedad y a la comunidad en general, y por supuesto a las instituciones locales, distritales, nacionales e internacionales respetar, proteger y reparar nuestro derecho a una vida libre de violencias y con esto invitamos a toda la ciudadanía, hombres y mujeres, a las autoridades, a los medios alternativos y masivos de comunicación a acompañar el Plantón a realizarse el día 20 de marzo a las 10:00 de la mañana, en el barrio El Tesoro, de Ciudad Bolívar, a una cuadra del salón comunal (Diagonal 77B No. 18 G – esquina), como una expresión de denuncia pública, colectiva y decidida, para promover la
erradicación de este flagelo de gran magnitud, que no solo priva a las mujeres de su vida, sino que degrada a los actores de la violencia a su máxima expresión de inhumanidad frente a mujeres indefensas que reclaman justicia por otras mujeres.
“TODAS SOMOS VIDA, TODAS SOMOS NAYIVE: LAS MUJERES EXIGIMOS VIVIR UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIAS Con una homilía religiosa los habitantes de El Tesoro y el idpac le rindieron homenaje a la líder asesinada. Un sentido homenaje le rindieron, el domingo 20 de marzo, los habitantes del barrio El Tesoro, en la localidad de Ciudad Bolívar, a Nayive Reyes Montes, líder social de las mujeres del sector que fue asesinada hace poco por un hombre que agredía a su esposa y a la que la joven lideresa trataba de defender. A esta actividad, liderada por la Mesa de Concertación de Organizaciones Sociales de Mujeres y Mixtas de Ciudad Bolívar, se unieron hombres y mujeres de la localidad que rechazaron toda forma de violencia contra las mujeres y que corearon el eslogan de la Bogotá Positiva: No te calles, ni en la casa ni en la calle, nada justifica la violencia contra las mujeres: denuncia. Durante el acto, que tenía por nombre “Todas somos vida, todas somos Nayive: las mujeres exigimos
vivir una vida libre de violencias”, la Directora General del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, IDPAC, Olga Beatriz Gutiérrez, brindó unas palabras de consuelo a los familiares de Nayive y aseguró que “hasta cuando no nos sanemos la cabeza y el corazón, la forma en que nos relacionamos y en que pensamos esto va a seguir sucediendo porque a Nayive la mató la intolerancia”. Por su parte, doña Bellanir Montes, madre de Nayive recordó que su hija a los 26 años tenía dos hijos y una hija, trabajaba en la Universidad Distrital y “era una niña muy alegre, muy activa pero sobre todo muy solidaria, una niña que alegraba la casa, muy leal, muy conocida en el barrio porque me acompaña a mí en mis tareas como lideresa comunitaria”. Mientras recordaba a su hija, doña Bellanir aseguró lo que todos sabemos, que Nayive fue una heroína “porque murió solidarizándose con el género, defendiendo las injusticias de este país”. Por su parte, Olga Beatriz Gutiérrez recordó que la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través del IDPAC, tiene abiertas 16 Casas de Igualdad de Oportunidades a donde las mujeres pueden acudir en busca de ayuda y asesoría jurídica, psicológica y hasta de formación laboral, con lo cual la Administración Distrital busca proteger y fortalecer los derechos de las mujeres. Mayor información: Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, IDPAC. Gerencia de Mujer y Género. PBX: 2417900 (2178) www.participacionbogota.gov.co
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Noticias En Otras Palabras
Serie Baile. 5 de 12, 2009 Carolina Convers
Vemos también cómo la Madre Tierra sigue siendo maltratada de manera despiadada. Y cómo las aguas de los mares buscan en los desbordamientos e inundaciones, sobrevivir a la depredación y al desperdicio. Vemos cómo en el ejercicio de todos los poderes, las mujeres seguimos llevando la peor parte y seguimos padeciendo el maltrato, la persecución y la exclusión. No es casual que en las épocas de crisis se concentre el ejercicio del poder y de la fuerza en pocas manos, y que esa concentración afecte sobre todo a las y los pobres, pero en especial a las mujeres.
Las mujeres de Colombia entregamos al mundo entero Manifiesto presentado a las representantes de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas y a la delegada mexicana por las mujeres de Ciudad Juárez y Chihuahua, el 25 de noviembre de 2010 en el Parque Nacional de Bogotá, donde Patricia Ariza, directora de la Corporación Colombiana de Teatro, leyó este texto construido colectivamente entre las mujeres. Transcripción y fotografías: Mónica Sánchez Bernal Las mujeres de Colombia vemos con enorme preocupación cómo la crisis mundial, producto de la carrera armamentista del imperio y de la concentración sin límites de la riqueza, está abriéndole el camino a una confrontación de consecuencias impredecibles para la vida humana en el planeta, incluyendo por supuesto, la amenaza nuclear. Sentimos por lo tanto, el deber ineludible de alertar a la humanidad entera para que esta situación se revierta. Porque la vida de todos y de todas es lo que está en juego.
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Vemos que en nuestro país, a pesar de la crisis, en todas partes emergen voces para que la paz regrese a su lugar. Sentimos que la confrontación está tocando fondo, y por eso, en el corazón de la celebración del Bicentenario, en el corazón de este día, ante las Madres de la Plaza de Mayo, en el mismo día de la no violencia contra las mujeres, lanzamos este mensaje por la paz en nuestro país. Es un mensaje que viene de las mujeres, viene para todas y para todos. Un mensaje para que se abran las puertas de la paz. No nos cansaremos de tocarlas. Y que podamos conversar de nuevo sobre salidas posibles. No creemos que nuestro país esté condenado a otros cien años de soledad. No nos damos por vencidas. La paz no sólo es necesaria, es urgente y es posible. Que quede claro que no estamos hablando de la paz de siempre sino de una paz que incluya a las mujeres. La guerra ha matado miles de hombres jóvenes en nuestro país y ha dejado secuelas de odio y de venganza difíciles de sanar en el corto plazo. Nosotras estamos cargando con el desplazamiento y el duelo, pero también con la memoria viva: una memoria que exige la verdad, la justicia y la reparación, y la garantía del nunca jamás. Hemos venido en este día mujeres procedentes de todas las regiones de Colombia invitadas por las artistas, a entregar un mensaje de paz y a pedir que se abran las puertas más cerreras que son las de los corazones de hierro y de hielo de los hombres del
poder y del conflicto. Entregamos este mensaje a las Madres de la Plaza de Mayo, que son emblema de lucha y de resistencia, a la delegada de Ciudad Juárez y a las mujeres víctimas de Colombia, a las madres de Soacha, madres de los jóvenes asesinados, mal llamados “falsos positivos”, y a todas las otras mujeres de las diferentes organizaciones de víctimas que se encuentran hoy aquí en Colombia, para que nos ayuden a difundirlo al país y al mundo. Ponemos como testigos y testigas a los parlamentarios de América Latina que nos acompañan en este canto para que nos ayuden a contar a voz en cuello que en este país del sur, que se llama Colombia, que tiene nombre de paloma, no estamos en paz. Las mujeres creemos que la paz es posible. Les pedimos que le digan al mundo que tenemos la mesa de la paz dispuesta, pero que esta vez queremos que las mujeres se sienten en ella a discutir. No puede ser que nos hayan implicado en la guerra y que nos excluyan de la paz. Y que el mejor homenaje al Bicentenario, al pie de la estatua de Manuela Sáenz, a quien invocamos, es decir con ella, en este día, con el canto de las artistas de Colombia y del mundo, que el amor es la única verdad que sobrevive. Porque como dijo Antígona “nosotras no nacimos para compartir el odio”. Candelaria, en representación de las mujeres afro, de las mujeres populares, de las mujeres lideresas de las localidades, de las mujeres lesbianas, de las que están en situación de desplazamiento, las que están en situación de discapacidad, las mujeres todas, todas las mujeres de Colombia hacen entrega a las Madres de Plaza de Mayo y a la madre de Ciudad Juárez de este mensaje de paz. –Chila– “El nuevo compromiso que nosotras como mujeres tenemos, con todas las mujeres del mundo, pero especialmente con las mujeres que hoy nos han hecho emocionar al máximo, nos han hecho ver esa capacidad que tienen de reconocer las vicisitudes
que pasaron las mujeres a través del tiempo, es agradecer a todas ese mensaje de amor y de esperanza para una paz futura.” [Pronunciamiento de la primera Madre de Plaza de Mayo en escena] “Quiero dedicar todo lo que hemos vivido a las mujeres detenidas/desaparecidas, de aquí, de Argentina, de todos los países del mundo, a las mujeres que fueron torturadas en las cárceles, a las mujeres que se tuvieron que ir a esos exilios que no fueron ni deseados ni dorados, a todas esas mujeres que todos los días construyen un mundo de paz y lo lograremos. Y hasta la victoria siempre.” [Pronunciamiento de una segunda Madre de Plaza de Mayo] [Suena al fondo una voz colectiva de mujeres] “El amor es la única verdad que sobrevive, el amor es la única verdad que sobrevive…” “Gracias por este reconocimiento a las mujeres que nos han dado este compromiso, este amor y sinceridad que llevaremos a Chihuahua y a Ciudad Juárez. Gracias. Y que vivan las mujeres y seamos fuertes y valientes sin los hijos. Yo tengo mi hija perdida/desaparecida y por eso estoy aquí. Gracias a todos ustedes por este recibimiento que nos han dado. Gracias.” [Pronunciamiento de la delegada mexicana] [Suena al fondo una voz colectiva de mujeres] “Numerao, numerao, viva la liberación. Numerao, numerao, viva la revolución…” “Amigas, hoy todas somos Manuelitas Saénz. Hoy todas reconocimos que no nacimos para el odio, sólo para el amor. Hoy le dimos una muestra al mundo de que estamos comprometidas y comprometidos para la erradicación de la violencia contra las mujeres: ‘Ni una más’. Con mucho orgullo, en Bogotá, hoy la ciudad anfitriona de todas nuestras Manuelas que vinieron de distintas partes del mundo, quiero decirles que en Bogotá lo hemos asumido. Lo asumimos también con las mujeres que son
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víctimas de la violencia sexual, con las mujeres que nos han desaparecido, con las que nos han matado. Que se incremente la denuncia porque sabemos que es de la única forma que erradicaremos la violencia contra las mujeres. Muchas gracias por acompañarnos. Con el amor todo es posible. Muchísimas gracias mujeres, hoy es un día muy importante. Es el compromiso del mundo para la erradicación de la violencia contra las mujeres, porque nosotras somos mujeres con derechos, ocupamos un lugar y hoy está demostrado que es importante que nos organicemos. Así que, bienvenidas a este toque de la paz, como decía Patricia, que no nos cansaremos hasta que esa puerta se abra. Muchísimas gracias, Paty.” [Pronunciamiento de Candelaria] [Suena una voz colectiva de mujeres] “Viva la revolución…”
Boletín de prensa de la CIDH Bogotá, 5 de abril de 2011 Los Estados deben eliminar las barreras en el acceso a servicios de salud reproductiva En el anexo a su comunicado de prensa de final de sesiones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) afirmó que los Estados deberían eliminar la sanción penal para el acceso a los servicios de salud materna, los cuales incluyen la interrupción del embarazo para garantizar el derecho a la salud de las mujeres. La CIDH recuerda a los Estados que debe eliminar obstáculos en el acceso a la interrupción legal del embarazo en condiciones seguras y de calidad. Existe un grave riesgo de retroceso en los derechos reproductivos, especialmente por las actuaciones de funcionarios que ponen barreras a las mujeres para acceder a este derecho y por las iniciativas de algunos funcionarios y colectividades políticas, como el Partido Conservador en el caso de Colombia, para
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cambiar la normatividad en detrimento de los derechos adquiridos. La CIDH es enfática al afirmar que los Estados deben prevenir las consecuencias negativas de leyes, normas, prácticas y políticas públicas que afecten el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Este pronunciamiento se genera luego de la audiencia sobre los Derechos Reproductivos de las Mujeres en Latinoamérica y el Caribe, celebrada el 28 de marzo ante la CIDH. Durante la audiencia este organismo recibió información de parte de organizaciones de 12 países de la región acerca de los graves obstáculos que enfrentan las mujeres de Latinoamérica y el Caribe en el ejercicio efectivo y pleno de sus derechos reproductivos por la falta de acceso a la interrupción legal del embarazo. En la audiencia, la CIDH recibió información, “[…] sobre las consecuencias e impacto de leyes restrictivas sobre la interrupción legal del embarazo, incluyendo la práctica de abortos en condiciones inseguras y la morbimortalidad materna; problemáticas que afectan de manera especial a las niñas y mujeres jóvenes pobres, de bajo nivel educativo, y que habitan en zonas rurales”. Asimismo las organizaciones informamos sobre la carencia de políticas públicas que incluyan de manera efectiva la salud reproductiva de las mujeres, así como de políticas públicas tendientes a la prevención de embarazos no deseados. En respuesta a la exposición de las organizaciones durante la audiencia, la CIDH en su comunicado de prensa, reiteró que la salud reproductiva de las mujeres debe ocupar un lugar prioritario en las iniciativas legislativas y los programas de salud nacional y local en las esferas de prevención y protección. “La CIDH, asimismo, recuerda a los Estados que el aborto terapéutico es reconocido internacionalmente como un servicio de salud especializado y necesario para las mujeres, cuya finalidad es salvar la vida de la madre cuando ésta se encuentra en peligro a
consecuencia de un embarazo; servicio cuya negación atenta contra la vida, la integridad física y psicológica de las mujeres”, dijeron también los comisionados. Las organizaciones participantes en esta audiencia congratulamos el pronunciamiento de la Comisión Interamericana, el cual se suma a una serie de pronunciamientos de organismos internacionales que se han hecho en este mismo sentido. Coincidimos con la CIDH y urgimos a los países de la región para que revisen su legislación y sus políticas públicas a fin de que eliminen las barreras de hecho y de derecho necesarias para que todas las mujeres, niñas y adolescentes puedan acceder a servicios de salud reproductiva, entre ellos a la interrupción legal del embarazo en condiciones seguras. Para ver completo el comunicado de prensa y su anexo de la CIDH, http://www.cidh.org/Comunicados/Spanish/ 2011/28A-11sp.htm Adjunto encontrará el informe de las organizaciones firmantes, presentado ante la CIDH en la audiencia pública del 28 de marzo de 2011. Organizaciones firmantes: -- Campaña 28 de Septiembre, Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe (Regional) -- Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico (El Salvador) -- Asociación por los Derechos Civiles (ADC) (Argentina) -- Centro de Derechos de Mujeres (CDM) (Honduras)
-- Centro de Documentación y Estudios (CDE) (Paraguay) -- Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Argentina) -- Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (PROMSEX) (Perú) -- Colectiva Mujer y Salud (República Dominicana) -- Colectiva por el Derecho a Decidir (Costa Rica) -- Comissão de Cidadania e Reprodução (CCR) (Brasil) -- Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (Argentina) -- Grupo de Información en Reproducción Elegida, A.C. (GIRE) (México) -- Ipas Centroamérica -- Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres (Colombia) -- MYSU, Mujer y Salud en Uruguay -- Prensa: Para mayor información, llamar a la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, teléfono celular 314 4394950.
Se logra justicia en el caso de Alba Lucía Rodríguez Gracias al incansable trabajo de la abogada feminista María Ximena Castilla Jiménez, quien asumió la defensa de Alba Lucía Rodríguez Cardona a instancias de la Red Colombiana de Mujeres por los derechos sexuales y reproductivos y con el acompañamiento de muchas mujeres, grupos, organizaciones y redes de mujeres, el derecho a tener derechos llegó a las instancias internacionales de justicia. La revista EN OTRAS PALABRAS… registra con satisfacción este hecho quince años después de la arbitraria detención y condena de Alba Lucía. En otras palabras… no. 19 / Noticias En Otras Palabras | 169
Tomado de la página web de la Corporación Mujer y Futuro – Bucaramanga
raciones del personal médico que la atendió tras el parto, contrarias al secreto médico profesional.
http://www.funmujer.com/index.php?option= com_content&view=article&id=40:se-lograjusticia-en-el-caso-de-alba-lucia&catid= 3:noticias 1-04-2011
Alba Lucía pasó cinco años en prisión hasta que la abogada colombiana Ximena Castilla la representó para que apelara su sentencia. Paralelamente, CEJIL y la doctora Castilla presentaron una denuncia ante la Comisión Interamericana en el año 2000. En el año 2002, la Corte Suprema de Justicia estableció que el proceso penal contra Alba Lucía no siguió el debido proceso y ordenó su absolución.
El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), organización dedicada a la defensa y promoción de los derechos humanos en el continente americano, y al litigio ante la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, logró acuerdo amistoso con el Estado colombiano en el caso de Alba Lucía Rodríguez Carona, campesina quien fue violada en 1995, y quedó embarazada. En un parto mal asistido, su hija recién nacida murió por asfixia, y en el hospital donde fue llevada acusaron a Alba Lucía de asesinarla. Acusada y condenada a 42 años de cárcel, la sentencia fue apelada, en un trámite que duró tanto que las y los abogados peticionarios del CEJIL, a cargo de su defensa, acudieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Los esfuerzos de la defensa finalmente rindieron sus frutos, concluyéndose que la acusada había sido sometida a un proceso discriminatorio por su género y su condición social, de tal forma que el 28 de marzo de 2011, en la sede de la CIDH, el Gobierno de Colombia firmó un acuerdo de solución amistosa con los abogados del CEJIL. El boletín de prensa del CEJIL señala, textualmente: En el proceso en su contra, tanto el juez, como el fiscal y el abogado de la propia defensa actuaron en base a prejuicios y discriminaciones, que resultaron en violaciones a las garantías del debido proceso, incluyendo el derecho a una defensa adecuada. Se admitieron diversas pruebas indebidas, como decla-
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El caso de Alba Lucía Rodríguez ilustra la lucha de miles de mujeres en el hemisferio americano que ven constantemente vulnerados sus derechos fundamentales. En palabras de Viviana Krsticevic, Directora Ejecutiva de CEJIL, “aspiramos a que el presente acuerdo contribuya a superar la existencia de patrones socioculturales discriminatorios en Colombia, y la región en general, que dan como resultado la descalificación de las mujeres en los procesos penales en casos de violencia, afectando negativamente la investigación y la valoración de la prueba, en base a nociones estereotipadas sobre el comportamiento de las mujeres en sus relaciones interpersonales” El acuerdo implica el reconocimiento de responsabilidad de parte de Colombia, de las violaciones a los derechos al debido proceso, protección judicial, integridad personal, acceso a la justicia, honra y dignidad, e igualdad ante la ley de Alba Lucía Rodríguez, todos ellos protegidos por la Convención Americana de Derechos Humanos. Asimismo, el Acuerdo prevé garantías de no repetición, que incluyen la capacitación a funcionarios judiciales y administrativos en perspectiva de género, y del personal médico sobre el alcance del secreto profesional. El Estado se comprometió además a reparar a Alba Lucía Rodríguez mediante una indemnización económica, prestaciones médicas, psicológicas, educativas y laborales a su favor y el de su familia.
Profamilia Encuesta Nacional de Demografía y Salud – ENDS
Colombia 2010 Principales indicadores -- El 34% por ciento de los hogares tiene como cabeza a una mujer. -- Un 76 por ciento de las mujeres de Colombia tiene algún grado de educación secundaria o superior, la ENDS 2010 señala que en el país un 2 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años no tiene ningún grado de educación. -- El 56 por ciento de los niños menores de 15 años vive con ambos padres, el 30 por ciento vive solo con la madre pero tiene el padre vivo, un 3 por ciento vive solo con el padre aunque tiene la madre viva y un 6 por ciento no vive con ninguno de los dos padres aunque ambos están vivos. -- El 32 por ciento de las mujeres son solteras, 19 por ciento casadas, 33 por ciento vive en unión libre, 14 por ciento son separadas, 0.4 por ciento divorciadas y 1 por ciento viudas. -- El 19 por ciento de las adolescentes (entre 15 y 19 años) ya es madre o está embarazada de su primer hijo. El embarazo adolescente en Colombia disminuyó un punto porcentual con respecto a 2005 cuando fue 20 por ciento. -- La edad promedio de las mujeres para la primera relación sexual es 18 años. -- La primera unión conyugal de las mujeres ocurre en promedio a los 21.5 años de edad. -- La edad mediana al nacimiento del primer hijo es 21.6 años. -- Las mujeres colombianas tienen en promedio 2.1 hijos por mujer, la tasa de fecundidad deseada es 1.6 hijos por mujer.
-- Sólo el 48 por ciento de los embarazos y nacimientos ocurridos en los últimos cinco años han sido deseados, un 30 por ciento lo quería pero más tarde, y un 23 por ciento lo reporta como francamente no deseado. -- El 70 por ciento de las mujeres unidas no desea más hijos. -- El 79 por ciento de las mujeres en unión utiliza actualmente métodos anticonceptivos. El método más usado es la esterilización femenina o ligadura de trompas, con 35 por ciento. -- Sólo un 7 por ciento de las mujeres en unión utiliza el condón en sus relaciones sexuales; lo anterior significa que un 93 por ciento no toma ningún tipo de precaución contra las Infecciones de Transmisión Sexual y el VIH/Sida. -- La tasa de mortalidad infantil es de 18 muertes por cada mil nacimientos. -- El 80 por ciento de los menores de dos años que viven en el país tiene el esquema completo de vacunación. -- El 72.5 por ciento de las mujeres sufre algún tipo de control por parte de su esposo o compañero y el 26 por ciento es víctima de violencia verbal. -- El 37 por ciento de las mujeres de Colombia sufre algún tipo de violencia física por parte de su pareja; este porcentaje disminuyó dos puntos porcentuales con respecto al 2005. Las agresiones más comunes son: empujones, golpes con la mano, patadas y violación. -- Entre quienes sufren violencia física por parte de su esposo o compañero un 10 por ciento señala haber sido violada por él. -- Un 6 por ciento de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual. -- El 12 por ciento de la población de Colombia no tiene ningún tipo de afiliación al Sistema General de
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Seguridad Social en Salud. Un 44 por ciento está afiliado a una EPS subsidiada, un 40 por ciento a EPS y un 12 por ciento a una ARP. -- El 3 por ciento de los niños colombianos padece desnutrición global, es decir bajo peso para la edad. -- En Colombia un 90 por ciento de las mujeres entre 18 y 69 años se ha realizado alguna vez la citología vaginal; entre quienes reclamaron el resultado (91.5 por ciento), un 4 por ciento tuvo resultado anormal. Un 10 por ciento nunca se ha hecho la citología. -- El 56 por ciento de las mujeres colombianas nunca ha oído hablar del Virus del Papiloma Humano ni conoce cómo se puede prevenir. -- Un 62 por ciento de las mujeres bogotanas entre 18 y 69 años de edad se ha realizado alguna vez el autoexamen de seno; entre ellas solo un 39 por ciento lo hace cada mes como es recomendado. -- Un 47 por ciento se ha realizado examen clínico de seno, entre ellas al 5 por ciento le detectaron un tumor. -- Entre las mayores de 40 años, al 38 por ciento le han realizado la mamografía. -- El 40 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años, señaló haberse realizado la prueba para detectar el VIH. Un 51 por ciento de las mujeres en edad fértil sabe que el VIH se puede transmitir de la madre al hijo durante la lactancia. -- El 17 por ciento de las mujeres en edad fértil no conoce sobre las Infecciones de Transmisión Sexual ITS. -- Un 3 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años encuestadas señaló haber tenido una Infección de Transmisión Sexual durante el último año. -- El 80 por ciento de las mujeres menores de 25 años ha participado alguna vez en actividades sobre educación sexual. Las personas de las que más se recibe información es de un proveedor de salud o un profesor/a de anatomía. Un 19 por ciento la ha recibido de un profesor/a de educación sexual.
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-- Un 51 por ciento ha recibido información sobre este tema a través de los medios de comunicación. -- Un 22 por ciento de las mujeres entre 13 y 49 años está de acuerdo con que las parejas homosexuales adopten hijos y un 43 por ciento aprueba los derechos de las parejas del mismo sexo. Todos los demás datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDS 2010, para Colombia y todos los departamentos del país los puede encontrar en la página web: www.profamilia.org.co/encuestas
El Café con Mujeres cumple siete años El Café con Mujeres llegó a su séptimo año de existencia. Se inició en el mes de enero de 2005 en el “Café Gourmet Guani”. Hoy estamos en “La baguette du chef ” en la calle 67 con séptima. Y como es semestral, al redactar esta nota, estamos en plena mitad de las sesiones del semestre 14. Y la audiencia ha crecido. Este hecho nos ha obligado a buscar cada vez lugares más grandes. Hemos estado en el “Café NoviLunio” de la carrera novena con calle 70; en el café “Devachán” una cuadra más al sur; en el café “Urania” muy cerca a los anteriores y en el caférestaurante “Luziérnaga”. Desde comienzos de este año nos instalamos en ese gran café restaurante con sabor francés “La baguette du chef ”. Empezamos con veinte a treinta asistentes, siempre con una gran mayoría de mujeres, jóvenes y menos jóvenes y de algunos hombres deseosos de escuchar a las mujeres hablando de sus vidas, de sus propuestas para el país, de sus proyectos y sus sueños. Hoy contamos con un promedio de 60 a 80 participantes en cada sesión. Muchas mujeres fieles casi desde el primer café, y siempre en todas las sesiones hombres y mujeres que vienen por primera vez y que salen entusiasmadas. Seguimos insistiendo en un ambiente de café informal, con mesitas, capucchinos, crêpes, tintos, chocolates calientes o copas de vino, entrada
libre y muy buenos debates gracias a una cuidadosa escogencia de las, y a veces los, expositores que animan esta particular tertulia con acento francés. Si bien Florence sigue animándolo con Daniel García, están desde hace unos años acompañados por Juanita Barreto Gama y Mónica Sánchez Bernal. María Mercedes Tello nos sigue ayudando y acompañando desde Cali y nos resuelve los problemas de información vía internet. Y las comunicaciones relativas a la programación de cada sesión con fechas, dirección y temas aparecen en www.grupomujerysociedad.org En estos siete años hemos debatido desde un enfoque feminista, centenares de temas relativos a la vida de las mujeres colombianas, a sus nudos existenciales, a sus derechos y los proyectos que las hacen partícipes de una Colombia posible. Han sido invitados también expositores masculinos para hablar de ellos, de sus identidades en reconstrucción y de diversidades sexuales, todos temas que conciernen a las vidas de mujeres y hombres. Cada sesión se inicia con unos minutos de informaciones relativas a eventos coyunturales académicos, artísticos, o legislativos, a noticias de políticas públicas que tengan que ver con mujeres, a fechas conmemorativas tales como el 8 de marzo o el 25 de noviembre entre otras, a marchas, plantones o protestas que tengan lugar en el país o en la ciudad. Seguimos en “La baguette du chef ” calle 67 # 7- 38, los miércoles cada quince días de 6.p.m a 8 p.m.
Ciclo de debates contemporáneos sobre el estado laico Ideas centrales del debate Colombia se caracteriza por la existencia de una Constitución que establece un Estado laico y la igualdad de todas las confesiones religiosas frente a las autoridades, pero en donde sigue existiendo la
preponderancia social de la religión católica y persisten socialmente tendencias confesionales, que hoy tienen expresión en algunas instituciones del Estado. El principio de laicidad implica la separación del Estado frente a las religiones, con lo cual se protege a su vez la autonomía de las religiones frente al Estado. En particular implica la prohibición de que los funcionarios utilicen sus facultades para promover o imponer visiones religiosas. El Estado laico es una condición para tener políticas de población y de salud pública racionales, un sistema educativo que transmita ciencia y no supersticiones, que se garantice el derecho a una muerte digna y que las personas puedan expresar sus inclinaciones sexuales sin ser maltratadas. El Estado laico garantiza la libertad religiosa y debe impedir el monopolio de una religión organizada que trata de imponer unos dogmas que le hacen mucho daño a sus propios fieles y a toda la población del país. Un Estado no puede ser realmente democrático si tiene las manos atadas por una Iglesia en particular. Laicidad, un concepto con dos acepciones: -- Laicidad política: separación efectiva del Estado de las confesiones religiosas. -- Laicidad filosófica: la autonomía moral de las personas para decidir sobre la dimensión ética de sus actos, sin imposición de dogmas, tutelas o autoridades irracionalmente impuestas. La dirección www.espaciodelibertad.net es una plataforma para promover el debate, divulgar el conocimiento, aumentar la reflexión y capacidad de propuesta en torno a la laicidad en el mundo.
Primer debate
¿Cómo surge y por qué se hace necesario un Estado laico?
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28 de abril 2011. Universidad Externado de Colombia, Auditorio del Bloque D (D-200), Calle 12 Nº 1 – 17 Este, 4:00 a 6:00 p.m.
Segundo debate
¿Cómo garantizar la separación entre el Estado y las iglesias? 18 de mayo 2011. Universidad Jorge Tadeo Lozano, Auditorio Fabio Lozano, Carrera 4 Nº 22 -40, 4:00 a 6:00 p.m.
Tercer debate
¿Por qué garantizar el derecho a la igualdad y a las libertades religiosas? 15 de junio 2011. Universidad Nacional de Colombia, Auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda, Edificio de Postgrados de Ciencias Humanas, Carrera 45 Nº 26 – 85, 4:00 a 6:00 p.m.
Iniciativas de varios grupos de mujeres por un Estado laico. Monseñor procurador se equivocó de profesión La revista EN OTRAS PALABRAS… registra las diversas acciones y propuestas de muchos grupos, organizaciones y redes de mujeres de Colombia, que han expresado su rechazo y su denuncia pública ante las actuaciones del Procurador General de la Nación, quien sitúa sus convicciones y principios morales de la religión católica, en sus actuaciones correspondientes al ejercicio de la función pública. La carta que publicamos a continuación y los extractos de las consignas que han circulado en diversas ciudades del país, son un recurso para la memoria que ofrecemos a nuestras lectoras y lectores.
Carta al Procurador General de la Nación
Bogotá, septiembre 9 de 2010 Doctor Alejandro Ordóñez Procurador General de la Nación, Bogotá
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La Colectiva Alianza por los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos que agrupa organizaciones de 9 regiones del país, ha decidido en su Encuentro Nacional realizado del 3 al 5 de septiembre del presente año, en la ciudad de Bucaramanga, darle a conocer su opinión con respecto a sus últimas actuaciones relacionadas con la Sentencia C- 355 de 2006 que despenalizó el aborto en Colombia en tres circunstancias, la Sentencia de la Corte Constitucional T-388 de 2009 que habla de derechos sexuales y derechos reproductivos y la discusión sobre el matrimonio de parejas del mismo sexo. La batalla por hacer de ese derecho obtenido una realidad ha sido ardua. Los obstáculos han sido múltiples. Hemos visto cómo muchos médicos, fiscales, entidades de salud, inspectores de policía y hasta jueces se han atravesado para que las mujeres no pudieran acceder a la libre interrupción del embarazo en los casos que la ley lo permite. En estos cuatro años han nacido niños y niñas producto de violaciones que las mujeres víctimas no querían. Hemos tenido que soportar que las autoridades y los médicos, pese a que la sentencia es clarísima sobre los requisitos, inventaran nuevos requisitos para obstaculizar, dilatar y revictimizar a las mujeres. Pero lo que produce más consternación es que sea la Procuraduría General de la Nación la institución que lidere iniciativas que contravienen su obligación de proteger el derecho que tenemos las mujeres a interrumpir el embarazo en los casos contemplados en la sentencia de la Corte y los derechos de las parejas del mismo sexo, oponiéndose a la Clínica de la Mujer en Medellín, interponiendo acciones de nulidad contra sentencias de la Corte Constitucional que ordenan campañas y acciones de los ministerios para informar a los jóvenes sobre sus derechos sexuales y reproductivos y anunciando una iniciativa legislativa relacionada con la objeción de conciencia en materia de IVE de médicos, maestros y hasta jueces.
Sus funciones, señor Procurador, son hacer cumplir la ley y velar porque se hagan efectivos los derechos humanos de los hombres y las mujeres de este país, sin importar su género u orientación sexual; sin embargo, usted se empeña en hacer lo contrario. ¡Señor Procurador, no ponga por encima de la Constitución sus opiniones religiosas y prejuicios morales. Firman la vocería nacional y todas las organizaciones que agrupa la colectiva www.facebook.com/group.php?gid=150299332289
Comunicado de prensa ¡Lo público es nuestro! Una vez más las voces discriminadas por monseñor procurador se escucharon en la plazoleta principal de la Procuraduría General de la Nación (en adelante PGN). A pesar de la lluvia, más de 100 personas estuvieron reunidas durante dos horas frente al edificio de la PGN con el propósito de exigir al procurador, Alejandro Ordóñez, que se declare IMPEDIDO frente a pronunciamientos en relación con asuntos contrarios a su fe religiosa. Considerando que varias de sus actuaciones han sido arbitrarias y moralistas y que por ende no garantizan el goce efectivo de los derechos humanos reconocidos en Colombia, colectivos y organizaciones sociales, feministas, de mujeres, de derechos humanos, de paz, de jóvenes, de sectores LGBTII, ecuménicas, afrodescendientes, indígenas, de población en situación de desplazamiento, de estudiantes universitarias-os y de secundaria, culturales y, demás personas, reprodujeron sus voces en rechazo a la forma como el procurador se extralimita en sus funciones e interfiere en el respeto, equidad
y garantía de los derechos sexuales, reproductivos y políticos, entre otros. ¡Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, se equivocó de profesión! ¡Colombia es un Estado laico, y acá usted no puede ejercer su vocación de Monseñor!
Miércoles 12 de octubre de 2011: una pequeña victoria de las mujeres Ese día la Comisión Primera del Congreso de la República (18 congresistas: 17 hombres y una sola mujer…) debían debatir el proyecto de acto legislativo 06 de 2011 presentado por el Partido Conservador, proyecto que pretendía modificar el artículo 11 de la Constitución con la pretensión de “proteger la vida desde el momento de la fecundación”. EN OTRAS PALABRAS se pretendía tumbar la sentencia C/355 de 2006 que despenalizó el aborto en tres casos excepcionales. Ese día pudimos comprobar que el trabajo de muchas organizaciones y grupos de mujeres que defienden los derechos de las mujeres y muy particularmente los derechos sexuales y reproductivos no ha sido en vano y producen efectos benéficos para la vida y la salud de las mujeres, pues los 16 congresistas presentes ese día votaron de la siguiente manera: 9 congresistas votaron en contra del proyecto de ley y 7 a favor. Lo que significó que el proyecto se archivó para siempre. Las mujeres logaron mantener derechos adquiridos e impidieron que Colombia haga parte del pequeño club de países que siguen considerando a las mujeres como ciudadanas de tercera y que tienen el aborto prohibido en cualquier circunstancia. Por supuesto ese resultado significa que tenemos que seguir trabajando, buscando el reconocimiento de la dignidad de las mujeres y su autonomía para decidir sobre su cuerpo impdiendo que confesiones de fe puedan ser la base de políticas de Estado.
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Resolución No. 01 Conmemoración del 8 De Marzo Día Internacional de los Derechos de las Mujeres/2011. La Central Unitaria de Trabajadores de Colombia-cut y su Departamento de la Mujer Trabajadora Considerando: Que hace 101 años, en 1910, la socialista Clara Zetkin, en el II Congreso del Partido socialista, lanzó la propuesta de declarar el “DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA”. Se pedía la declaración de este día en reconocimiento de las luchas de las mujeres trabajadoras quienes protagonizaron las numerosas huelgas de obreras y costureras industriales en Estados Unidos y en Europa desde 1857 hasta 1910. Que las mujeres trabajadoras, se declaraban en huelga exigiendo articulación a los sindicatos, mejores salarios y una jornada de trabajo menos larga, entrenamiento vocacional y el rechazo al trabajo infantil. Que la declaración del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, reconoce también una reivindicación fundamental: el derecho al voto y a la igualdad entre hombres y mujeres de todo el mundo. Que después de 100 años de declaratoria del DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DE LA MUJER las condiciones laborales de las mujeres no solo se han deteriorado sino que persisten considerablemente como: el aumento de brechas salariales, el crecimiento de la informalidad, la articulación de las mujeres a trabajos menos remunerados en sectores de la economía como los servicios, la persistencia de las dobles, triples y múltiples jornadas laborales entre la población femenina trabajadora en Colombia, la disminución en el acceso al empleo, el no pago de salarios justos acordes a su preparación profesional, el aumento del trabajo por cuenta propia de las mujeres, el aumento de maquilas, ventas por catálogo y otras formas de contratación, abusivas y en desprotección que contribuyen, no solo a una baja sindicalización, sino que atentan contra la organización de las mujeres, en colectivo y como trabajadoras sujetas a derechos y dignas de trabajo decente. Que el aumento de la violencia en el trabajo manifestada en el acoso sexual y laboral, la violencia antisindical, el aumento de la violencia intrafamiliar y las mujeres que mueren en medio del conflicto que vive el país, ha deteriorado considerablemente las condiciones de vida de las trabajadoras y en general, de todas las mujeres colombianas. RESUELVE: Crear y hacer lanzamiento público del Galardón “MUJER SINDICALISTA 2012”, para reconocer a las mujeres trabajadoras como cofundadoras de la Central e integrantes activas de esta organización Otorgar en lo sucesivo y cada año, el “Galardón Mujer Sindicalista” con el fin de hacer reconocimiento al trabajo que realizan las mujeres, en la lucha por un trabajo digno, ser colectivo de mujeres organizadas en la Central, por la participación activa de las mujeres en la vida sindical y la realización de trabajo con enfoque de género y avanzar en la visibilización de las mujeres en el mundo laboral. Dada esta resolución en Bogotá, a los 8 días del mes de marzo de 2011.
TARSICIO MORA GODOY Presidente
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DOMINGO TOVAR ARRIETA Secretario General
LIGIA INÉS ALZATE ARIAS Directora Departamento Mujer CUT
Links de interés de observatorios de género Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL. Analiza y hace visibles el cumplimiento de las metas y objetivos internacionales en torno a la igualdad de género. Pone a disposición de los gobiernos indicadores estratégicos de género y herramientas analíticas para la formulación de políticas. Mantiene actualizado el seguimiento de la autonomía política, física y económica de las mujeres, relevantes para la igualdad de género. Brinda apoyo técnico y capacitación a los productores de estadísticas oficiales de los Institutos Nacionales de Estadística y los mecanismos para el adelanto de la mujer en países que lo soliciten, para el procesamiento de datos estadísticos y la generación de los indicadores seleccionados del Observatorio. Realiza un informe anual que proporciona un diagnóstico sobre las desigualdades entre mujeres y hombres en temas clave como el trabajo remunerado y no remunerado, el uso del tiempo y pobreza, el acceso a la toma de decisiones y representación política, la violencia de género y la salud y derechos reproductivos. www.eclac.org/oig/ Observatorio de Humanas: las mujeres en los medios. Es una herramienta de seguimiento al tratamiento que los medios impresos de comunicación les dan a las mujeres. Temas a los que hacen seguimiento: violencias contra las mujeres, democracia y participación (elecciones, ley de cuotas y paridad), derechos sexuales y reproductivos, conflicto armado y construcción de paz, migraciones. www.humanas.org.co Observatorio de Igualdad de Género. INSTRAW. Durante la X Conferencia Regional sobre la Mujer celebrada en Quito, Ecuador (2007), los estados miembros de la CEPAL solicitaron la constitución de un observatorio sobre la igualdad de género. La participación del UN-INSTRAW en esta iniciativa
se enmarca en el Proyecto “Fortalecimiento de la gobernabilidad con enfoque de género y la participación política de las mujeres a nivel local” del UN-INSTRAW/AECID, que busca fortalecer el liderazgo político de las mujeres en la planificación y gestión de los gobiernos locales en América Latina. La secretaría técnica del Observatorio quedó a cargo de la CEPAL, a través de su División de Asuntos de Género, con el fin de implementar esta iniciativa y coordinar los esfuerzos tanto de otros organismos de Naciones Unidas y de cooperación involucrados, como de los Mecanismos para el Adelanto de la Mujer y los Institutos Nacionales de Estadística de los países de la región. El Observatorio, que será una herramienta para los gobiernos, los foros regionales y la sociedad civil, busca contribuir al análisis de la realidad regional, dar seguimiento a las políticas públicas en materia de igualdad de género y difundir buenas prácticas, brindar apoyo técnico y capacitación a los Institutos Nacionales de Estadística (INE) y a los Mecanismos para el Adelanto de la Mujer (MAM) de los países que lo soliciten. Actualmente el Observatorio se encuentra en fase preparatoria. Su lanzamiento oficial tendrá lugar en la fecha que acordarán los gobiernos de la región. www.un-instraw.org/en/proyecto-participacionpolitica/general/observatorio.html Observatorio Género y Justicia (Women’s Link Worldwide). Este observatorio conecta a activistas de derechos humanos con herramientas y recursos de vanguardia que incluyen: resúmenes analíticos y textos de decisiones de cortes y tribunales nacionales e internacionales, un análisis sistemático de estrategias para trabajar con cortes y tribunales. El Observatorio fomenta estrategias legales creativas e innovadoras para la implementación de estándares internacionales de derechos humanos y tiene la gran ventaja de ofrecer una perspectiva comparada a nivel regional y global que sirve de apoyo al trabajo de activistas de derechos humanos. observatorio@womenslinkworldwide www.womenslinkworldwide.org/prog_gjo.html
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Observatorio de la Violencia de Género contra la Mujer. El Observatorio de la Violencia de Género contra la Mujer, tiene la vocación de ser un espacio crítico y movilizador de personas comprometidas con la búsqueda y la construcción de relaciones de equidad y el respeto a la diversidad. Incluye información actualizada y sistematizada, dirigida a personas investigadoras, la academia, estudiantes, tomadores y tomadoras de decisiones, prestadores y prestadoras de servicios, jueces y juezas, movimientos de mujeres y feministas y público en general, interesados en profundizar las causas y efectos de la violencia social y violencia de género, donde las principales afectadas son las mujeres por las condiciones de vulnerabilidad en que se encuentran. Además incluye investigación de indicadores de género y políticas públicas relacionadas con la violencia contra las mujeres, así como un espacio virtual para la difusión de estrategias de prevención y acción en contra de la violencia de género. observatoriodeviolencia.ormusa.org/ Observatorio de la Transgresión Feminista. El Observatorio de la Transgresión Feminista busca visibilizar las voces y acciones de las mujeres que están “transgrediendo”, empujando hacia modelos alternativos, cuestionando al modelo vigente. El Observatorio es una metodología de trabajo político, de solidaridad, articulación y visibilización que se hace a solicitud de las mujeres que están protagonizando luchas transgresoras. Opera a dos niveles: uno, en momentos de crisis política (como es la coyuntura en Oaxaca); y dos con relación a problemas compartidos a nivel regional (como son los tratados de libre comercio, la necesidad de feminismo con pluralidad étnica, acceso a aborto terapéutico). www.petateras.org/observatorio.htm Observatorio Género, Democracia y Derechos Humanos OGDDHH, investigar, promocionar y defender los Derechos Humanos constitucionales fundamentales individuales y colectivos de las mujeres colombianas, en concordancia con la Cons-
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titución Nacional y la normatividad nacional e internacional que procura su protección, con enfoque diferencial de género, etnias, razas y culturas como eje articulador de formas de intervención en los diferentes niveles que la apuesta por la restitución de derechos de las mujeres y jóvenes permite. www.observatoriogenero.org/magazine/default.asp Observatorio en salud, género y derechos humanos. Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (INSGENAR). Su misión es fomentar democracias reales que se basen en la plena participación ciudadana de varones y mujeres. Intentan promover el cambio de actitudes, procedimientos y prácticas culturales tanto de instituciones como de personas, para que los postulados de los Derechos Humanos se encarnen en la vida cotidiana de las personas sin discriminación por sexo, edad, origen étnico, condición social o cualquier otra causa. Ven a los Derechos Humanos como una utopía codificada por la ley internacional. Trabajan en la educación en Derechos Humanos desde una visión holística y con un enfoque de género sensitivo. Conciben la educación en los Derechos Humanos como una herramienta imprescindible para el fortalecimiento de la ciudadanía. El conocimiento de nuestros Derechos Humanos es el primer paso para cerrar la brecha que existe entre los derechos consagrados en los tratados internacionales y la posibilidad de gozarlos en la arena local, tanto en el ámbito público como en el ámbito privado. www.insgenar.org.ar/observatorio/index.shtml Observatorio de Género y Pobreza de Argentina. El Observatorio de Género y Pobreza es un proyecto impulsado por la Asociación Civil Nueva Ciudadanía y apoyado por el Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) Su principal objetivo es ser una herramienta útil frente a la necesidad de construir conocimiento y agenda sobre la pobreza y su impacto sobre las mujeres.
Su misión es poner en valor y difundir las distintas experiencias de investigación y acción que se desarrollan en diferentes ámbitos sobre la pobreza desde una perspectiva de género. Para ello planteamos tres líneas de acción prioritarias: promover la investigación y la capacitación en género, incentivar el debate social e incidir en las políticas públicas. www.generoypobreza.org.ar Observatorio de Género y Pobreza (México). Este observatorio es un proyecto conjunto de El Colegio de México (COLMEX), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), el Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL), y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES). Esta iniciativa de investigación se funda en la idea de que la pobreza femenina posee matices particulares, ya que la desigualdad económica, sumada a la desigualdad de género, convierte a las mujeres pobres en uno de los grupos más marginados de la población. ogp.colmex.mx Observatorio Ciudad y Violencias de Género (Santiago de Chile). El Observatorio Ciudad y Violencias de Género es un espacio interinstitucional para el análisis, intercambio y difusión de experiencias impulsadas por distintos actores y a distintas escalas, en torno a los fenómenos de violencia urbana y violencia de género. Se lleva a cabo en Santiago de Chile en el marco del Programa Regional “Ciudades sin violencia hacia las mujeres, ciudades seguras para tod@s”, de la Oficina Brasil y Países del Cono Sur del Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), apoyado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). ciudadyviolenciadegenero.sitiosur.cl/ Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres. El Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, se crea en julio del 2006, a raíz de la elaboración y presentación del informe sobre Venezuela en la XXXIV reunión del Comité de Expertos de la Convención
para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), realizado en enero de 2006, en las Naciones Unidas, New York. Su objetivo es vigilar el cumplimiento de las obligaciones del Estado venezolano derivadas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, de la CEDAW , del Pacto Internacional para la Prevención, Erradicación y Atención de la Violencia contra la Mujer, “Convención BELEM do Pará”, y otros tratados y declaraciones que protegen los derechos humanos de la mujer. Centro de Documentación de las Mujeres de América Latina y el Caribe. Isis Internacional. Es un centro de documentación digital para ofrecer en línea la totalidad de los títulos disponibles (tanto de documentos físicos como digitales), permitir conectarse a la Web 2.0 y ordenar la información de manera sistemática, fácil de consultar y de obtener. Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos - PROMSEX, es una organización no gubernamental feminista, conformada por hombres y mujeres, profesionales y activistas, que busca contribuir a la vigencia de la integridad y dignidad de las personas en el acceso a la salud sexual y reproductiva, la justicia y la seguridad humana, a través de la incidencia política, de la generación de conocimiento y de la articulación con otras organizaciones de la sociedad civil. www. promsex.org/ Cladem - Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, es una red feminista que trabaja para contribuir a la plena vigencia de los derechos de las mujeres en Latinoamérica y el Caribe, utilizando el derecho como una herramienta de cambio. Cuenta con estatus consultivo en la Categoría II ante las Naciones Unidas desde 1995. www.cladem.org Consorcio Latinoamericano contra el Aborto Inseguro-Clacai, es una articulación integrada
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por activistas, investigadores/as, proveedores/as de servicios de salud y profesionales que contribuye a la disminución del aborto inseguro en Latinoamérica. Promueve el acceso a la información y a tecnologías modernas y seguras en el marco del pleno respeto a los derechos sexuales y reproductivos, desde una perspectiva de género y equidad. www.clacai.org/
Fundación ESAR - Educación para la salud sexual y reproductiva. La Fundación ESAR es una organización privada, sin ánimo de lucro, que contribuye al mejoramiento de la Salud Sexual y Reproductiva de las mujeres y de las parejas mediante la capacitación, monitoreo y asistencia técnica al personal de la salud. www.fundacionesar.org
Consorcio Latinoamericano de Anticoncepción de Emergencia (CLAE), es una red de organizaciones e instituciones no gubernamentales, públicas y privadas que trabajan en el campo de la salud, educación y los derechos sexuales y reproductivos. www.clae.info/
Fundación Oriéntame, es una organización privada sin ánimo de lucro, que desde hace más de 30 años se dedica a promover y proteger la salud sexual y reproductiva, con énfasis en la prevención y manejo integral del embarazo no deseado y sus consecuencias sociales, así como del tratamiento humanizado y oportuno del aborto incompleto y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en los casos despenalizados en Colombia. www.orientame.org.co/
Mesa por la Vida y la Salud Sexual de las Mujeres, es un colectivo de instituciones y personas que desde su conocimiento y experiencia trabaja por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en particular los relacionados con la libre opción a la maternidad, el libre ejercicio de la sexualidad y la despenalización total del aborto. www.despenalizaciondelaborto.org.co Red de Salud de mujeres latinoamericanas y del Caribe, articula personas y organizaciones de movimientos sociales y de salud de las mujeres para impulsar, promover y defender el derecho al acceso universal a la salud integral, el pleno ejercicio de los derechos humanos -especialmente los derechos sexuales y derechos reproductivos-, y la ciudadanía de las mujeres, desde perspectivas feministas e interculturales. www.reddesalud.org/ Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, movimiento autónomo de personas católicas, comprometidas con la búsqueda de la justicia social y el cambio de patrones culturales y religiosos presentes en nuestras sociedades. Promueven los derechos de las mujeres, especialmente los que se refieren a la sexualidad y a la reproducción humana. www.catolicasporelderechoadecidir.net/ 180 | Mujeres, historias y memorias
Foro Causal Salud. La causal salud es uno de los supuestos de permisión legal para la interrupción del embarazo, que ha sido consagrado en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe. www.causalsalud.org/ IPAS México, fundada en 1973, Ipas es una organización internacional no gubernamental dedicada a eliminar las muertes y discapacidades evitables atribuibles al aborto inseguro. Con alianzas locales, nacionales e internacionales, Ipas trabaja para asegurar que las mujeres puedan obtener servicios de aborto seguros, respetuosos e integrales, que incluyan consejería y anticoncepción para evitar futuros embarazos no intencionales. http://www. ipas.org El Centro de Documentación de las Mujeres de América Latina y el Caribe cuenta con una base de datos de alrededor de 9.000 documentos con sus respectivos resúmenes, que fueron previamente seleccionados en atención a su importancia histórica, social y política. www.isis.cl/ América Latina Genera, una completa biblioteca, un bazar de experiencias, la oferta formativa
de la región, datos e información sobre las desigualdades de género, información de actualidad sobre género en la región, pautas para incorporar la perspectiva de género en algunos temas relevantes, espacios de intercambio… Eso y mucho más es lo que puedes encontrar al recorrer las calles de América Latina Genera, la ciudad del conocimiento en género. www.americalatinagenera.org/es/ Observatorio Regional las Mujeres en los Medios. El Observatorio Regional las Mujeres en los Medios es una herramienta de seguimiento al tratamiento que los medios impresos de comunicación de Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia le dan al tema de violencia contra las mujeres. Presenta análisis frecuentes respecto al tema de violencia contra las mujeres y genera propuestas para los medios respecto a un cubrimiento de noticias que tenga en cuenta los derechos de las mujeres y la perspectiva de género. www.observatorioregionaldemedios.org/
Nobel de la Paz 2011 para tres mujeres El Comité del premio Nobel de la Paz de Oslo otorgó el galardón a tres mujeres “por su lucha no violenta a favor de la seguridad de las mujeres y de sus derechos a participar en los procesos de paz”. Son ellas: la opositora yemení Tawakul Kerman, se destaca como un icono de la oposición; ha sido activista desde hace varios años y acampa con sus dos hijos en la Plaza Tahir de Saná; la actual presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, es la primera mujer elegida mandataria de ese país; fue una luchadora contra el régimen de Charles Taylor, anterior presidente, quien es juzgado ahora por crímenes de lesa humanidad en un tribunal internacional; y Leyla Gbowee, también liberiana, lideró un movimiento pacifista de miles de liberianas de distintas religiones que pusieron fin a la guerra civil que devastó su país entre 1989 y 2003, en la que murieron más de 200 mil personas.
Selección de noticias de prensa. Cronología enero-julio 2011 Enero Asume la Fiscalía General de la Nación la abogada Viviane Morales Hoyos. Expresa que ‘decir que actúa bajo la influencia de Ernesto Samper, Carlos Alonso Lucio o Álvaro Uribe es discriminarla como mujer, después de una reconocida actividad pública de más de quince años’.
Febrero
Comienzan a trabajar en Bogotá las primeras 50 mujeres policías del ESMAD, especialmente en disturbios que involucren mujeres, niños y ancianos. Clara Alicia Giraldo, contadora de la Fiscalía del Quindío, fue asesinada en Armenia; la abogada Lina Piedad Sie-
rra Ariza ha buscado protección ante las amenazas recibidas después de ese asesinato. El 24 de febrero, en La María, Cauca, se conmemoran los cuarenta años del movimiento indígena del Cauca-Cric, dirigido desde hace tres años por Aida Quilcué, Consejera Mayor.
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La Corte Constitucional deberá pronunciarse sobre la acción de tutela interpuesta por una pareja de dos mujeres que han solicitado que una de ellas pueda figurar como madre de la hija biológica de la otra. El magistrado ponente, Juan Carlos Henao, se ha destacado por su pensamiento progresista en cuanto al aborto y la unión de parejas homosexuales. Nelly Vargas, madre de un adolescente asesinado, tuvo el valor de declarar ‘no perdono al asesino de mi hijo’; dice María Elvira Samper: “No se precipitó a la concesión gratuita y automática del perdón al criminal y por encima de todo reclamó justicia”. Diversos editoriales y artículos critican que el presidente Santos no haya designado todavía a la Consejera Presidencial para la Equidad de Género; y que haya delegado esa función en el vicepresidente Garzón, quien a su vez la delegó en su esposa, Monserrat Muñoz, quien no tiene carácter de funcionaria pública y mal podría exigírsele rendición de cuentas. La política estatal de mujeres no puede ser un tema de trabajo voluntario.
Marzo
El día 8 se lanza oficialmente en Bogotá el programa ONU-Mujeres, dado a conocer el 24 de febrero en Nueva York por su directora Michelle Bachelet. En Barranquilla se rinde homenaje a la poeta Meira del Mar al cumplirse dos años de su muerte. Su casa se convertirá en centro cultural y artístico. En la Universidad de Boyacá, en Tunja, cuya rectora es Rosa Cuervo, se rea-
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lizó un Encuentro de Mujeres Líderes convocado por asociaciones femeninas del departamento, con la participación de académicas, ejecutivas, escritoras, artistas, líderes comunitarias, indígenas, afrodescendientes, de todo el país.
Helena Alviar, primera mujer nombrada decana de la facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, dice que le aportará al cargo una mayor atención a los temas que tienen que ver con la distribución equitativa de recursos entre hombres y mujeres.
Impactante el libro Esclavas del poder-Viaje al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo, de la mexicana Lydia Cacho, quien se ha destacado por su trabajo periodístico e intelectual a favor de las mujeres.
Monseñor Juan Vicente Córdoba, de la Conferencia Episcopal Colombiana, ha retomado las retrógradas banderas del fatídico monseñor Miguel Ángel Builes. Anunció la conformación de una coalición de credos (¿?) para recoger firmas e impulsar un proyecto que modifique la Constitución ‘y defienda la vida’. Es apoyado por José Darío Salazar, presidente del Directorio Conservador, por el procurador Ordóñez y por el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras.
Con bombos y platillos se anunció que por decisión del Consejo de Estado ‘las mujeres tendrán tarjeta de reservistas de primera línea del Ejército’. Aunque no portarán fusiles, 62 de ellas sí fueron entrenadas en su manejo durante un año, y por ahora trabajarán en las oficinas de las jerarquías castrenses. Aterradores informes de ONG y periodistas, relatan el auge de la prostitución de niñas y niños y el turismo sexual en la Costa Atlántica, especialmente en Cartagena. Jahel Quiroga, ingeniera y abogada, especializada en derechos humanos, lidera la demanda por el exterminio de la Unión Patriótica ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y declara que ‘el Estado ha sido incapaz de superar la impunidad judicial’. La bióloga bogotana Andia Chaves, científica que investiga las esponjas excavadoras y su impacto en los arrecifes coralinos del mar Caribe, recibió en París el premio Unesco-L’Oreal para las mujeres en la ciencia.
En una desvencijada casa del barrio Santa Fe, las autoridades encontraron a dos niñas menores de 14 años que se habían fugado de sus casas; como ellas, otras menores se habían refugiado en ese lugar. Se busca a quienes les facilitan estas viviendas pues se cree que es una forma de explotarlas. La alcaldesa de Armenia se encuentra en entredicho judicial, después de haber sido juzgada y destituida por ‘falsedad ideológica en documento público’. La jueza Luz Stella Valencia Berrío, de Ituango, Antioquia, fue suspendida durante un año de su cargo por permitir las salidas de un condenado por violación a una menor, quien además trabajaba como albañil en una fundación de propiedad de la jueza. La jueza Marta Liliana Escobar Chiquillo, de Lorica, tiene que trabajar
escoltada por 12 policías ante las amenazas que ha recibido. A pesar de las duras críticas que ha recibido, el Concejo de Medellín reitera su respaldo a la Clínica de la Mujer, y defiende la autonomía y responsabilidad de las mujeres en la toma de decisiones sobre su vida. La Iglesia manifestó su rechazo a la iniciativa del representante Holger Horacio Díaz de eliminar los subsidios que entrega el Gobierno a personas de escasos recursos, cuando éstas tengan más de dos hijos. Considera el representante que así se estimula la pobreza y el crecimiento descontrolado de las familias. El 22 de marzo fue asesinada en Arauca la jueza Gloria Constanza Gaona Rengifo, quien investigaba la violación de una niña y el asesinato de ella y sus hermanitos por un subteniente activo del ejército. Desde hace varios años se habían denunciado violaciones de menores por parte de integrantes del ejército en esa región. En este año 2011, declarado por la ONU ‘año internacional de las personas afrodescendientes’, es evidente la discriminación de las mujeres afro, que sufren duramente el desplazamiento y la miseria. El 27 de marzo murió en Bogotá la conocida periodista de radio, prensa y televisión, Gloria Valencia de Castaño. Julio César Londoño, columnista El Espectador, recuerda que la primera universidad fue creada en el año 859 después de Cristo, en Fez, Marruecos, África, por dos mujeres musulmanas: Fátima al-Fihri y su hermana Miriam
al-Fihri. Se llama Universidad Al-Qarawiyyin y sigue funcionando, 1.200 años después.
tal La Sierra, estrena La Ola Verde, sobre la campaña de Antanas Mockus a la presidencia.
La ciudadana María Ximena Gómez Albarello presentó un derecho de petición ante el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, para que se regulen los horarios radiales en donde se transmiten contenidos obscenos, vulgares y degradantes hacia las mujeres.
Claudia Patricia Ramírez y Johanna Sánchez, estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, encabezan el listado de los mejores promedios académicos en los últimos semestres.
La Mesa Nacional de Mujeres presentó ante la Corte Constitucional el cuarto informe de seguimiento a las políticas públicas para mujeres en situación de desplazamiento.
Fue destituida la curadora cuarta de Bogotá, Nohora Cortés Cuéllar, por irregularidades en la expedición de una licencia de construcción de una torre en Unicentro.
Lida Gisele Naranjo fue asesinada en presencia de su pequeño de 9 años, para robarle el teléfono celular, en la localidad de Bosa.
Al cumplirse 100 años del natalicio de Emile Cioran, se conocen las cartas cruzadas entre el filósofo y Liliana Herrera, profesora de la Universidad Tecnológica de Pereira, gran conocedora de su obra.
Fue condenado a 55 años de prisión el secuestrador y asesino de Liliana Gaviria, hermana del ex presidente César Gaviria, después de cinco años de ocurrido el hecho.
La científica y profesora de la Universidad Nacional María Páramo, lidera el grupo de paleontólogos que investigan los fósiles de dinosaurios encontrados en Villa de Leyva.
Abril
La ex directora del DAS María del Pilar Hurtado, asilada en Panamá, dice que demandará al Estado ‘por los perjuicios morales que se le han causado’.
En la plazoleta de La Pola, en Las Aguas, se inaugura el Punto de Encuentro para Mujeres, y se instala la Comisaría Móvil de Familia, con distintos actos culturales –grafitis, performance Cuerpo-Mujer-Espacio Urbano, conciertos- en homenaje a las mujeres de la Independencia. Isabella Portilla, joven periodista, obtuvo el ‘Premio Guillermo Cano’ con su obra Malandrines, que publica la editorial Planeta. La cinematografista Margarita Martínez, autora del reconocido documen-
En Guatemala se declara legal el divorcio de Álvaro Colom, presidente de la República y Sandra Torres, lo que permitirá que ella aspire a la primera magistratura en septiembre. La Academia Iberoamericana de Letras, Artes y Ciencias con sede en Bogotá, anuncia que ha postulado a la poeta y escritora bogotana Dora Castellanos al premio Nobel de Literatura.
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El Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM, en ciudad de México, inaugura la exposición ‘Plegaria muda’ de la artista colombiana Doris Salcedo; posteriormente se exhibirá en Portugal, Suecia, Italia y Brasil. José Darío Salazar, presidente del Partido Conservador, inicia la llamada ‘cruzada contra el aborto’ en Medellín; continuará la gira de promoción en Manizales y Cali, y el 20 de julio presentará en el Congreso una iniciativa en tal sentido.
Mayo
La jueza María Cristina Trejos, quien condenó a 35 años al general (r) Arias Cabrales, se declara impedida para adelantar los procesos en contra de cinco militares más. Se inaugura la Feria del Libro de Bogotá, donde circulan numerosos libros, de todos los géneros, escritos por mujeres, como Cecilia Faciolince de Abad, Lydia Cacho, Olga Behar, Isabel Allende, Kenizé Mourad, Annie Leonard, Clara Rojas, Isabella Santo Domingo, Amalia Low, Ana von Rebeura, Renata Durán, María Castilla, Joumana Haddad, María Cristina Restrepo. Elvira Alvarado, docente e investigadora de la UJTL publica el ‘Álbum del mar’, hermoso libro dedicado a la infancia. En Granada, España, se otorga el Premio Casa de América a Piedad Bonnett, novelista, poeta y ensayista colombiana. En Cali se coloca la primera piedra del centro cultural ‘Somos Pacífico’, que atenderá a tres mil niños de la Comuna 21. Esta obra es liderada por la
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Fundación Alvaralice, que dirige María Eugenia Garcés. Miriam Margot Martínez, directora de la UAESP del Distrito, es destituida por malos manejos en esa entidad. La fiscal general, Viviane Morales afirma que la corrupción que ‘se está descubriendo en la administración pública es más grave que la violencia y el narcotráfico’. Gina Parody lanza su candidatura a la Alcaldía de Bogotá, después de un receso político de dos años. El festival Eurocine celebra 17 años de exitosa labor, bajo la dirección de Theresa Hoppe.
Junio
Importante debate de control político realizan en la Cámara Ángela María Robledo e Iván Cepeda sobre violencia sexual contra las mujeres, en el marco del conflicto armado. Entre 2001 y 2009 se registraron 489.687 agresiones directas a mujeres. Cepeda publicó un artículo donde dio a conocer la aterradora ‘Guía para violar mujeres’. La periodista Jineth Bedoya, secuestrada y violada en el año 2000, cuando cayó en una trampa de paramilitares, cuenta qué sintió cuando fue a ver en la cárcel al hombre que la engañó. Como no se ha hecho justicia en su caso, demandó al Estado en la CIDH. En Bucaramanga capturan a un subintendente y cuatro patrulleros que violaron a una niña en un CAI de esa ciudad. En Ibagué fue condenado a 14 años un hombre que abusó de una menor de 13 años. La Policía Metropolitana de Medellín informa que en los 5 meses del año,
116 mujeres han sido asesinadas en el departamento, ‘una ola de violencia que tiene alerta a las autoridades’. La modelo y actriz Valerie Domínguez está en el ojo del huracán por su participación ‘involuntaria y por amor’ en el caso de los subsidios de AIS. La maestra de kínder Martha Rivera Alais, de Monterrey, México, fue reconocida por su valentía al mantener la presencia de ánimo frente a sus pequeños alumnos, ante una balacera que produjo cinco muertos. El caso de la periodista Claudia Julieta Duque, víctima de las ‘chuzadas’ del Das desde hace doce años cuando inició su investigación independiente por el asesinato de Jaime Garzón, podría ser el primero que se investigue formalmente por el delito de lesa humanidad de ‘tortura psicológica’. En las revueltas árabes de los últimos meses la presencia de la mujer es evidente; son ellas quienes más razones tienen para rebelarse dada la secular discriminación de que han sido objeto. En Siria continúa la represión. Amina Arraf denunció en su blog ‘Una chica lesbiana en Damasco’ los excesos del régimen. Ahora está secuestrada. Un impresionante informe da cuenta de los abusos sexuales cometidos contra las mujeres por los jefes de las Farc Iván Márquez, ‘Edgar Tovar’ y alias Cadete, entre otros. En Pasto, el ejército entrena a 400 amas de casa, dentro del Primer Curso de Prevención de Trauma Físico para Mujeres víctimas de maltrato. El proyecto ha sido organizado por la Oficina de Género de la Alcaldía.
La recién designada alcaldesa de Bogotá Clara López Obregón nombra a Mariella Barragán, secretaria de Gobierno; Inés Elvira Roldán, secretaria de Integración Social; Gloria Cuartas, directora de IDPAC y Lilia Solano, directora de Derechos Humanos. A raíz del estreno de la película Ágora, se plantea un interesante debate sobre la presencia de mujeres en las ciencias puras a través de la historia y hasta la actualidad. Se instala en Roma la Asamblea de la FAO, cuyo tema central es la mujer rural y su importante papel en ese sector. Las mujeres constituyen el 43% de la fuerza de trabajo agrícola de los países en desarrollo. En Medellín fue asesinada Ana Fabricia Córdoba, defensora de la paz, de las mujeres y de los derechos humanos. Muere en Afganistán, en un atentado, Niyireth Pineda, colombiana integrante del destacamento de militares españoles enviados a luchar en ese país.
ge Noguera, Ciro Ramírez, además de llamar a audiencia a Francisco Santos y José Obdulio Gaviria.
como primera mujer directora del Fondo Monetario Internacional, desde que fue creado.
Las mujeres de Barbacoas, Nariño, se declaran en ‘huelga de piernas cruzadas’ para reclamar por la falta de atención de los hombres y las autoridades frente al mal estado de la única vía de acceso a la región.
La escritora colombiana Lauren Mendinueta, residente en México, obtuvo el premio de poesía César Simón, patrocinado por la Universidad de Valencia, España.
El documental Impunity de Juan Carlos Lozano y Hollman Morris se estrena en Bogotá. Causan impacto, especialmente, los testimonios de las mujeres que han sufrido las atrocidades de la guerra.
Julio
El 5 de julio fue sancionada la ley que extiende la licencia de maternidad de 12 a 14 semanas. El Museo Rayo convoca al ‘Encuentro de la palabra de la mujer colombiana’, del 15 al 20 de julio, en Roldanillo (Valle). Carmiña Navia hablará sobre mujeres poetas latinoamericanas.
En el barrio Bellavista, localidad de Kennedy, fueron asesinadas las hermanitas Sandra Patricia y Erika Rocha, de 15 y 8 años de edad, ante la impasibilidad de las autoridades del sector. Se ha dicho que el crimen se cometió ‘por error’.
El Ministerio de Cultura rinde tributo a la cultura afro, negra, raizal y palenquera, con el concierto que se realiza el 20 de julio. Serán homenajeadas Leonor González Mina, ‘Totó la momposina’, Petrona Martínez, Graciela Salgado y las integrantes de ‘Las alegres ambulancias’.
Dentro de una caneca fue encontrado el cadáver de una mujer de 65 años, asesinada por su hijo un año antes, en la localidad de Kennedy.
En Montelíbano (Córdoba), fue asesinada en su casa la líder indígena Carmen Fuentes, activista del cabildo Porvenir La Fe.
La ex fiscal Ángela Buitrago fue retirada de su cargo. La valiente funcionaria llamó a indagatoria a tres generales retirados y abordó procesos como los de Guillermo L. Valencia Cossio, Jor-
Un ex policía asesinó a su mujer para cobrar el seguro de vida. Fue descubierto cuando pretendió reclamar además un seguro por su propia muerte. La francesa Christine Lagarde asume
Fausta Meneses, de Guacamayas (Boyacá), María Gladys Canchala, de Ancuyá (Nariño), y Esther Monroy Amador, de Charalá (Santander), son las tres artesanas que ganaron cerca de mil millones de pesos como premio a los mejores trabajos de su especialidad, convocado por la Fundación Bavaria. Serán invitadas a exhibirlos en Europa. La Corte Constitucional declaró ajustada a la Constitución la participación mínima de un 30% de mujeres en las listas electorales con el fin de garantizar la equidad de género. Un informe de ONU-Mujeres destaca que ahora hay más mujeres ejerciendo la política en América Latina y el Caribe. Sin embargo, Colombia sigue rezagada. La violencia en las relaciones de pareja en Medellín y sus representaciones sociales, tesis presentada por Gladys Rocío Ariza Sosa para optar al doctorado interfacultades en Salud Pública 2011 de la Universidad Nacional de Colombia, es laureada por el jurado calificador.
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Hacia el 12 ENCUENTRO FEMINISTA LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE Bogotá, 23 a 26 de noviembre de 2011 BOLETINAS Boletina 1: 30 años de feminismo Latinoamericano y del Caribe: desatar, desnudar y reanudar Boletina 2: ¡Seguimos avanzando en nuestro Encuentro! (Marzo 9 de 2011) Boletina 3: Desde la memoria: re-cavando en los orígenes y urdiendo saberes feministas con-vocación (Marzo 24 de 2011) Boletina 4: Consideraciones políticas (Mayo de 2011) Boletina 5: ¡El 12 Encuentro se llevará a cabo en el Hotel Crowne Plaza Tequendama (Junio de 2011) Boletina 6: ¡Nuestro sitio web está al aire! (Junio de 2011) Boletina 7: El feministómetro (Julio de 2011) Boletina 8: Re-cavando en los orígenes y urdiendo saberes feministas (Agosto 1 de 2011) Boletina 9: Becas y apoyo financiero (Agosto 9 de 2011) Boletina 10: ¡Inscripciones! (Agosto 26 de 2011) Boletina 11: Las diversas formas de participar en el 12 Encuentro (Septiembre 15 de 2011) Boletina 12: Participar en el 12 encuentro es fácil (Septiembre 27 de 2011) Boletina 13: Ampliamos la fecha para inscribirse a las Con-vocaciones (Octubre 10 de 2011) Boletina 14: Ampliamos la fecha para inscripciones al 12 Encuentro (Octubre 14 de 2011) Para conocer los contenidos, dirigirse a la página oficial: www.12encuentrofeminista.org
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Serie Baile. 5 de 12, 2009 Carolina Convers
Las mujeres y los libros
Una mujer en Berlín Autora: Anónima. Anagrama. Barcelona. 4ª edición, octubre de 2007 323 páginas Traducción de Jorge Seca.
Sonia Cárdenas Salazar
Resulta muy pertinente, en esta edición No. 19 de nuestra revista EN OTRAS PALABRAS… dedicada al tema Mujeres, historias y memorias, hacer la reseña de este libro-testimonio, sobrecogedor, demoledor, a veces tierno, siempre lleno de tristeza. Hace 66 años fue escrito y ahora, cuando día a día nos enteramos de tantos horrores que traen consigo las guerras que nos abruman, constituye una enseñanza y un llamado de atención para que no permitamos que estos crímenes sigan ocurriendo. En esta obra, excelentemente traducida, la autora narra en primera persona las vivencias que consignó en su diario a la luz de las velas -en pequeños trozos de papel, hojas sueltas, tres cuadernos-, entre el 20 de abril y el 22 de junio de 1945, mientras el Ejército Rojo hacía su triunfal entrada a Berlín, y ella permanecía en el refugio antiaéreo del sótano donde forzosamente debía compartir con numerosas personas, para luego trasladarse a las habitaciones de su edificio, destrozado, sin electricidad, ni agua, con un grupo de atemorizados varones y de algunas mujeres cuya valentía desconcierta.
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Es un libro esencial, imprescindible, para aprender cómo se puede mantener la dignidad, la esperanza, sobrevivir a los mayores desafueros y oprobios, a las más infames perversidades. La autora maneja un acre humor e ironía para contar los episodios de sus violaciones, de su entrega involuntaria y casi maquinal a los soldados rusos. Y también cómo se llena de dolor y repulsa al relatar las experiencias de las otras mujeres, jóvenes y viejas, de su entorno. Esta valiente mujer nos infunde un profundo sentimiento de compasión, no en el sentido de la lástima, la pena, sino en el de compartir la pasión; de integrarnos a su ser, a sus dolorosas vivencias y hacernos partícipes de ellas. Y de su lucha hora a hora, día a día, sin desfallecer a pesar de tanta ignominia, para abrir los ojos y sentir que todavía hay esperanza. Y no sentir odio, ni deseo de venganza. Es más, en algunos momentos llega a entender cómo pudieron sentirse las mujeres que fueron mancilladas por
los soldados alemanes al conquistar los territorios europeos durante esa espantosa guerra. Y cómo al retorno de sus maridos, compañeros, parientes, tendrán el coraje de relatar sus experiencias y afrontar sus reacciones. Nos cuenta, con cierto entusiasmo, que el 3 de junio de 1945 se reunieron antiguos compañeros de trabajo, bajo el liderazgo de un húngaro emprendedor, con el fin de crear una editorial “para la reeducación democrática” y cómo planean también la edición de una revista solo para mujeres. Ellas, las humilladas, las violadas, las más cruelmente ofendidas tendrán mucho que contar. Profundamente enternecedor y al mismo tiempo cruel es el reencuentro con su amado Gerd, ausente durante mucho tiempo en el frente de batalla, quien aparece de nuevo al final del relato, el 22 de junio; nos invaden como a ella la emoción, la duda, las inquietudes por su cercanía, por la reacción ante la lectura que él hace de las notas que día a día fue escribiendo desde ese viernes 20 de abril cuando Berlín encaró la batalla que finalmente perdió. Gerd parte de nuevo, y Anónima se pregunta “¿seguirá Gerd pensando en mí? Quizás hallemos la manera de reencontrarnos.” El horror templó los nervios de esta Anónima, una mujer de 33 años, la periodista y escritora Marta Hillers -cuya identidad fue revelada muchos años después de la primera aparición de su libro en Estados Unidos, en 1954-. En Alemania se publicó en 1957
y fue recibido como un insulto y duramente criticado; se habló de la “desvergonzada inmoralidad de la autora”, no solo por sacar a la luz tan escabrosos temas, sino por afirmar que muchas mujeres “iniciaban relaciones sentimentales con soviéticos como medio para evitar las violaciones indiscriminadas”. Se estima que entre 95.000 y 130.000 mujeres alemanas fueron violadas en Berlín durante los cuatro meses de la ocupación del ejército ruso. A pesar de que se prohibió su circulación, ello no fue impedimento para que se divulgara ampliamente. Anónima, la autora, murió en 2001; el libro volvió a editarse en 2002, con gran éxito, en distintos idiomas. El director cinematográfico Max Färberböck realizó una película sobre el tema, que ha tenido gran resonancia. Kurt Marek fue el depositario de las anotaciones de la autora y quien hizo posible su edición; en el epílogo de este entrañable y conmovedor libro escribe una frase que lo compendia todo: “…la autora escapó a los torbellinos con el secreto triunfo de haber podido ascender desde las profundidades de la vorágine, no gracias a una ley física sino porque no se rindió a pesar de haber tenido que entregarse.” Sin lugar a dudas es una obra que debe leerse. Mayo de 2011
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Efemérides de mujeres Si la cuestión no es qué somos, sino quiénes somos, entonces nuestra identidad depende en gran medida de lo que seamos capaces de hacer con nuestro pasado. Y, por tanto, frente a la pregunta ¿quién eres? hay que adoptar la actitud del personaje de Karen Blixen que contestaba: “Permítame… responderle en la forma clásica y contar una historia”.
Fina Birulés, Filosofía y Género. Identidades femeninas, 1992. María Eugenia Martínez Sonia Cárdenas Salazar Quienes vivimos el vacío acerca de las mujeres al estudiar la historia de la humanidad y en ocasiones nos perdimos, nos rebelamos y vagamos en búsqueda de nuestra propia identidad, no podemos menos que presumir y sentirnos orgullosas de nuestro género al ojear los tres textos que a continuación reseñamos . Sorprende la variedad de vías para reconocer y socializar los aportes de las mujeres. El primero, un libro artístico que bien puede decorar una mesa de la sala de una casa y animar una tertulia, se consigue en la Librería Lerner. El segundo, una revista para leer en un consultorio y acortar la espera, la venden en las droguerías y los supermercados. Y el tercero, una reseña para consultar vía internet y sacarle el jugo a la globalización.
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La mujer en el tiempo. Cronología ilustrada que abarca más de 20 siglos de personajes y eventos que marcaron la historia. Fue concebida por Blanca Strepponi; co-investigación y redacción de Kenneth Zambrano. Editorial Océano de México, S.A. de C.V., 2008. El libro nos muestra una galería artística de fotos e imágenes y un sin fin de nombres de filósofas e historiadoras, literatas y periodistas que exponen y difunden otras ideas y formas de pensar en el marco de la diversidad y la complejidad; biólogas y genetistas que han descubierto la estructura del ADN y por ende, revolucionado los parámetros para verificar la paternidad irresponsable y las ya reconocidas formas de control natal; médicas estudiosas del cuerpo femenino y consecuentes proyectos de salud; psicoanalistas que han propuesto pedagogías democráticas; trabajadoras sociales comprometidas con la construcción de la paz; antropólogas y arqueólogas que han estudiado mitologías de la antigüedad y
El segundo documento es la revista Muy historia. Las mujeres más poderosas de la Historia”. No. 29, G y J Ediciones. España, 2010. La publicación rescata la historia silenciada de las mujeres por medio de sugestivos y polémicos artículos, tales como: -- Poder femenino en la Historia. La gran revolución de las mujeres, de Amelia Valcárcel. -- “En los albores de la ciencia antropológica, cundió la falsa idea de un supuesto matriarcado primitivo que los hechos siempre desmintieron. Pero también dos siglos atrás, paradójicamente, las mujeres empezaron a cambiar la Historia.” -- Las mujeres tomando el mando. Sobradamente preparadas, por Ana Ormaechea. han rescatado la cultura de las diosas; políticas que han promovido organizaciones femeninas, elaborado publicaciones y conquistado los derechos de las mujeres; matemáticas e ingenieras que han inventado instrumentos para la locomoción, como el parabrisas, y herramientas para facilitar las labores domésticas, como lavadoras y máquinas de coser; fotógrafas y artistas en danza, música, canto, cine, televisión, moda, que contribuyen a crear una nueva estética para disfrutar la vida. El libro complementa la panorámica con textos cortos de Naciones Unidas sobre la condición actual de las mujeres en el mundo contemporáneo. Y algunos fragmentos sobre las amazonas, las anarquistas, las celtas libertarias, las vírgenes y brujas del Medioevo, entre otras. Muy bien editado e ilustrado. Lamentamos que en esa pléyade de mujeres haya tan pocas latinoamericanas; las únicas colombianas son Soledad Acosta de Samper y Ofelia Uribe de Acosta.
-- “Hoy todavía nos sorprende encontrar rostros femeninos al frente de gobiernos u ostentando carteras ministeriales. El término “pioneras” sigue vigente, por desgracia, cuando se trata del campo de la política. Retratamos aquí cuatro casos ejemplares.” -- Entrevista con Michelle Perrot. Los efectos del poder político de las mujeres se notarán con el tiempo. -- “La historiadora Michelle Perrot es toda una institución en Francia. A sus 81 años sigue en activo y no ha perdido ni un ápice de su combatividad en lo que al tema de la condición femenina se refiere. ¡Y hasta produce un programa de radio diario!” -- Prehistoria y poder femenino. Las madres de la tierra, aporte de José Ángel Martos. -- “Desde la Prehistoria y hasta las primeras culturas de la Antigüedad, la situación de las mujeres era equivalente a la de los hombres. Además de cazar y recolectar junto a ellos, su condición de madres las convirtió en objeto de adoración.”
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-- Hacia la igualdad. Un camino largo y tortuoso, contribución de Iván Rámila.
-- Científicas que cambiaron el mundo. Las descubridoras, de María José Casado Ruiz de Lóizaga.
-- “La lucha por la igualdad ha sido un camino difícil por el que han transitado muchas generaciones de mujeres. Paso a paso han ido ganando el terreno que en justicia les correspondía, pero aún no se ha alcanzado el objetivo final.”
-- “Hay pocos nombres femeninos que ocupen un puesto preeminente en el Olimpo científico de la Historia. Ha habido mujeres responsables de importantes avances en astronomía, matemáticas y física, pero el poder y el reconocimiento a menudo residía en sus hermanos o maridos. Hoy la situación ha mejorado.”
-- Psico: poder femenino. Así mandan las mujeres, por Pilar Varela, con ilustraciones de Manuel Barbero. -- “¿Ejercen el poder de la misma forma las mujeres que los hombres? ¿Existe un modo femenino de mandar? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la percepción de las mujeres políticas? Las claves del poder femenino.” -- Esposas y concubinas. De la cama al trono, por Amelia Die. -- “A lo largo de la Historia, muchas mujeres han pagado con su cuerpo su ascenso al poder político. Muy influyentes en las decisiones públicas, se ocultaban en la sombra de las alcobas privadas.” -- Filósofas. El arte de pensar en femenino, texto de Alfons Marti e ilustraciones de Cristina Vidal. -- “Excepcionales mujeres han tenido la capacidad de influir en la sociedad utilizando su cerebro. Destacaron en el campo del pensamiento y las ideas al nivel de los hombres.” -- Una carrera de obstáculos. Capitanas de empresa, por Carlos Salas. -- “Hoy ya parece normal que ellas dirijan compañías, estén en los consejos de administración o se lancen a aventuras empresariales. Sin embargo, hace 50 años era impensable, a pesar de lo que ya había avanzado la liberación de la mujer en la segunda mitad del siglo XX. ¿Por qué ha sido tan difícil la integración femenina en lo que parecía un mundo exclusivo de hombres?”
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-- Valquirias, amazonas y capitanas. Mujeres de armas tomar, por Claudia Casanova. “¿Quién dijo que no estaban hechas para la violencia? Aunque la participación femenina en los conflictos bélicos ha sido minoritaria, ellas han usado a veces la fuerza con similar fiereza y crueldad que sus colegas masculinos”. Se complementa la información con un Dossier sobre “Las más poderosas y el club de las que mandan”, de Hatshepsut a la Thatcher, pasando por Cleopatra, Wu Zetian, Leonor de Aquitania, Isabel la Católica, Isabel de Inglaterra, Cristina de Suecia, María Teresa de Austria, Catalina la Grande, Victoria de Inglaterra, Indira Gandhi, Golda Meir, Ángela Merkel, Laura Chinchilla, entre otras. El tercer documento se puede consultar en Internet. Se editó por la Fundación Isis Internacional con el auspicio de Unifem, Región Andina. Santiago de Chile, 2010. La autora es Ana María Portugal, quien dice en la presentación que como la mayoría de los registros de efemérides se refieren a hombres se propuso realizar esta Efemérides de Mujeres con el objeto de poner de presente sus aportes a través del tiempo. Las pistas proporcionadas por el Centro de Información y Documentación de la Fundación Isis Internacional
a través de 36 años han sido su fuente. Isis se ha llamado, en honor a la diosa egipcia del conocimiento.
Como en esta edición de la revista hemos querido destacar los aniversarios cinco, diez, quince, veinte, etc., a manera de ejemplo, y para estimular el interés de consultarlo, mencionamos algunos:
se abre el proceso y se da muerte a la rebelde Micaela Bastidas, esposa de Tupac Amaru, en el Cuzco. En 1816 nace Francisca, Pancha, Carrasco, soldadera y militar costarricense en contra de los filibusteros; participó el 11 de abril de 1856 en la Batalla Santa Rosa. En 1916, el 21, nace Charlote Bronté, escritora inglesa, autora de Jane Eyre. En 1866, el 19, nace Edith Summerskill, inglesa, feminista, médica, quien hizo posible que se le administrara anestesia a la mujer durante el parto. En 1917, el 6, nace en Londres Leonora Carrington, destacada artista, que acaba de morir en México. En 1976 muere la dominicana Carmen Martínez Bonilla, opositora a Trujillo, quien presidió la Comisión Interamericana de Mujeres por varios años.
Enero
Mayo
Es muy interesante esta recapitulación que nos lleva día a día, mes a mes, a conocer y recordar los hechos memorables en la historia de las mujeres. Y anotamos que afortunadamente sí hay en este trabajo varias mujeres colombianas y algunos momentos de su historia registrados.
En 1891 nace Victoria Ocampo, escritora argentina; en 1921 nace Esmeralda Arboleda, feminista y política colombiana; en 1931 murió la bailarina rusa Ana Pavlova; en 1941 murió Virginia Woolf, escritora inglesa; en 1981, el 22, murió María Moliner, lexicógrafa española.
Febrero
En 1631 nace Gabrielle Suchon, filósofa francesa, primera expresión del feminismo; en 1861, el 12, nace Lou Andreas Salomé, filósofa alemana; en 1955 funda Ofelia Uribe de Acosta el periódico feminista Verdad.
Marzo
En 1781, el día 17, Manuela Beltrán lidera la insurrección de los comuneros; el 18, en la comuna de París un gran contingente de mujeres dio la voz de alarma y reveló la intención de las tropas de Thiers de sitiar a París; en 1916 nace la escritora colombiana Elisa Mújica; en 2001, el 20 de marzo, murió la escritora cubana Dora Alonso.
Abril
En 1791, el día 15, arrestan a Théroigue de Méricourt, quien participó en el asalto a La Bastilla durante la Revolución Francesa. El 21 de abril de 1781
1431, el 30, muere Juana de Arco en la hoguera. En 1886, el 15, muere Emily Dickinson, escritora inglesa; en 1971 muere María Jesús Alvarado, fundadora en 1914 del feminismo peruano.
Junio
En 1811, el 14, nace Harriet Becher Stowe, autora de La cabaña del tío Tom; en 1876, el 8, muere la escritora George Sand; en 1956, el 15, primera votación femenina en Perú, se eligen 1 senadora y 8 diputadas, que se posesionan el 28 de julio. En 1981, el 22, entra en vigencia el divorcio femenino en España. En 1886 nace la poeta uruguaya Delmira Agustini, quien fue asesinada por su marido en 1914.
Julio
El día 15, 1791, arrestan por sediciosas a Olympe de Gouges y Etta Palm en París. En 1981 se realiza el primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe.
Agosto
En 1896, el 17, nace la artista italiana, muy reconocida en México, Tina Modotti. En 1916, el 5, muere la feminista uruguaya María Abella, nacida en 1886. En 1916, el 6, Gertrude Nederle cruza a nado el Canal de la Mancha. En 1936 nace Luisa Álvarez, En otras palabras… no. 19 / Las mujeres y los libros | 193
duquesa de Medina Sidonia, opositora a Franco, fue llamada la ‘duquesa roja’. En 1986, el día 10, muere la escritora peruana Blanca Varela.
Septiembre
En 1791, el 4 de septiembre, publica Olympe de Gouges Los derechos de la mujer y la ciudadana. En 1811, el 19, el Cabildo de Buenos Aires prohíbe ejercer el voto a mujeres, negros, mulatos y pardos. En 1871, el 27, nace Grazia Deledda, única mujer italiana que ha ganado el Nobel de literatura. En 1916, el 21, nace Francoise Giroud. En 1936 nace la escritora venezolana Teresa de la Parra. En 1946, el 18, se aprueba en Uruguay la ley 10783 que da plenos derechos a las mujeres; en 1946 nace Elfriede Jelinek, austriaca, premio Nobel de literatura en 2004.
Octubre
En 1891, el 12, nace Edith Stein, filósofa y escritora. En 1906, el 14, nace Hannah Arendt, filósofa alemana.
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Noviembre
En 1651, el 12, nace Sor Juana Inés de la Cruz en México. En 1901 nace Margaret Mead, antropóloga norteamericana. En 2001, el Código Civil Turco decreta la igualdad de derechos de las mujeres.
Diciembre
En 1871, en la Comuna de París, Louise Michel escapa a la muerte, pero es arrestada. El 15 de diciembre de 2001, en Jordania las mujeres adquieren el derecho a pedir y lograr el divorcio. Y hasta aquí este resumen de ISIS. Invitamos a leer y releer con deleite todo lo que nos ofrece este trabajo de compilación de quienes se han puesto en la tarea de recoger nombres e imágenes de mujeres ilustres y los eventos creativos que han contribuido a orientar el rumbo de la vida, en los cinco continentes y en más de ciento cincuenta países, desde la antigüedad hasta nuestros días. Los textos, en buena hora, derrumban lo que nos han hecho creer como cierto: que la historia solo ha sido tarea de hombres.
De la subversión a la inclusión: movimientos de mujeres de la Segunda Ola en Colombia, 1975-2005 Doris Lamus Canavate Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, 2010
Yolanda Puyana La autora se considera barranquillera y bumanguesa; es socióloga de la Universidad del Caribe; master de Flacso, Ecuador, y doctora en estudios culturales latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador; profesora titular de la Universidad Autónoma de Bucaramanga; socia activa y gestora de la Fundación Mujer y Futuro. De tal forma que, mirando su producción desde el conocimiento situado, podríamos afirmar que su mirada recoge elementos teóricos tanto del feminismo como de la sociología. La investigadora narra en el texto un estudio profundo sobre los sucesos, reflexiones, circunstancias y contradicciones que le dieron vida al movimiento de mujeres en Colombia, como actor social colectivo, desde los años setenta hasta finales del siglo XX. Precisa la forma cómo se va desarrollando, las relaciones de poder inmersas en el mismo, sus posturas ideológicas, los choques con los partidos políticos que con frecuencia las asfixia, sus consecuencias e inconsecuencias, en fin, la forma como las mujeres conscientes y autoras reflexivas, vamos respondiendo al contexto social patriarcal donde hemos estado inmersas.
Doris inicia el texto con una reflexión teórica sobre el feminismo de la segunda ola, definido como: “una construcción teórica, postura política, filosófica y epistemológica” y que para mí, ha liderado una de las más grandes revoluciones de la humanidad en la segunda parte del siglo XX, como es la de la construcción de nuevas formas relacionales entre los géneros, y la posibilidad de que media humanidad comience a luchar por la conquista de sus derechos. Una lucha que en sentido amplio implica una revolución pacífica, no siempre silenciosa pero silenciosa, según han afirmado sociólogos tan destacados del siglo XX como Giddens, Lipovetsky, Beck y Bourdieu. Conlleva, además de construir prácticas sociales, discursos que naturalizaban la división sexual entre hombres y mujeres, el movimiento entre los tradicionales campos de lo público y privado, lo personal y lo íntimo.
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Trata además la categoría teórica de movimiento social, en calidad de dispositivo analítico, interpretativo, conceptual y metodológico y el de identidad colectiva, para abrirse a la perspectiva étnica, de género y observar la diversidad por opción sexual, tan común en la posmodernidad. Posteriormente, desarrolla un recuento histórico acerca del feminismo a nivel nacional, las contradicciones que desde el inicio implican unas posturas divergentes en el movimiento, como son los debates acerca de la participación o no en los programas estatales, con la cooperación internacional, los intentos de institucionalización respecto a la independencia, las estrategias implementadas para lograr cierta unidad que construimos para estar presentes en la Constitución de 1991, al tiempo que las fracturas que esta misma institucionalidad generan. A lo largo del texto, la autora reconstruye con profundidad dos experiencias diferentes pero muy ricas de analizar como son el desarrollo del movimiento social de mujeres en la Costa Caribe (Barranquilla, Cartagena, Sucre y Córdoba) y el caso de los Santanderes, ambos muy poco abordados desde un trabajo de investigación que produce la visibilización de algo que constantemente se hace invisible por quienes estudian la sociedad. Si bien Doris analiza cómo la globalización va incidiendo en el movimiento de mujeres en el país, también permite la posibilidad de entenderlo en el contexto que nos rodea, de forma que las categorías usadas por ella como la de nudos para referirse a problemáticas y la de polisemia, para indicar la diversidad del movimiento, son bien útiles. Al mismo tiempo es sugerente su recomendación sobre la necesidad de encontrar acuerdos mínimos entre las distintas tendencias y miradas del movimiento, en una sociedad tan fraccionada como la nuestra.
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No sobra afirmar que me agrada y comparto la forma como la autora reflexiona sobre el feminismo, ya que evita quedarse en pretensiones fundamentalistas que miden las acciones del movimiento como válido, en la medida que solo se observe bajo un mismo parámetro, medida que finalmente solo termina siendo lo que quien pretende analizarlo quiere ver. Al ampliar su mirada observa un movimiento muy complejo, ajustado a estos procesos de cambio y conflictos vividos por Colombia, en estos últimos treinta años, tan sangrientos y dolorosos, pero a la vez tan llenos de logros en las luchas contra la exclusión. Doris toma como concepto central el de ‘movimiento de mujeres’ que abarca el reconocimiento de aquellas que luchan contra su exclusión en todas las instancias. Lo define como: un movimiento amplio, en el cual confluyen sectores rurales urbano -populares, indígenas y afrodescendientes sindicales, excombatientes de las guerrillas, de académicas y políticas, es decir mujeres de todas las condiciones y procedencias posibles. Introducen además del feminismo otros discursos, prácticas y proyectos, maneras distintas de entender la condición de subordinación de las mujeres y el feminismo mismo, y las estrategias requeridas para lograr sus propósitos cada vez más diferenciados y difusos. Esta conceptualización es muy sugerente porque les permite abordar luchas particulares que aún carecen de categorías explicativas, que con frecuencia sobrepasan las luchas que va demandando el contexto social del país. Cuando sin quererlo y en contravía de nuestros deseos nos ahoga la guerra, nos violan nuestros derechos, nos desaparecen hijos o hijas, nos hacen sentir sed o nos intensifican el trabajo doméstico que nos deja día a día más cansadas, al carecer de servicios mínimos de educación o salud y nos ponen nuevos retos como personas y como mujeres, antes de poder reflexionar sobre lo que significa subvertir este orden patriarcal.
Bogotá. sin violencia hacia las mujeres: un desafío posible. Retos de las políticas de seguridad ciudadana y convivencia desde un enfoque de género Sandra Osses, compiladora
ARFO Editores e Impresores Ltda. Primera edición. Bogotá, 2010 María Eugenia Martínez El documento parte del concepto de Seguridad Humana. Según la Red que lleva su mismo nombre, ésta se orienta a la creación de “un mundo donde las personas puedan vivir con dignidad, sin pobreza y desesperanza. Donde se garantiza una vida sin temor y sin necesidades, con igualdad de oportunidades para desarrollar plenamente el potencial humano; significa una vida libre de amenazas a los derechos de las personas y a sus propias vidas.” Se considera la seguridad ciudadana como un bien público con carácter de servicio que debe ser apropiado por la ciudadanía de forma activa para garantizar su construcción y sostenimiento. Destaca la coproducción de la seguridad, el sentido de participación y corresponsabilidad de la ciudadanía como puntos esenciales para una propuesta democrática e implica la igualdad en los ámbitos territorial, etario, étnico y de género.
En ese orden de ideas el libro es el resultado de una alianza estratégica entre el Programa Regional Ciudades sin Violencia, Ciudades Seguras para Todos y Todas de UNIFEM y el Libro Blanco de la Seguridad y la Convivencia de Bogotá. Es, igualmente, el fruto del diálogo organizado por la Red Mujer y Habitat-AVP y contó con la participación de la Red Nacional de Mujeres-CIASE, la Red de Educación Popular entre Mujeres-REPEM, la Subsecretaría de Mujer, Géneros y Diversidad Sexual de la Secretaría de Planeación Distrital. Tuvo el apoyo de la Oficina de Cooperación de España–AECID. Es un caso de construcción colectiva donde participaron organismos internacionales, entidades de la administración distrital, organizaciones y redes de mujeres de la sociedad civil, instituciones locales de Suba, Engativá, Usaquén y Kennedy y un grupo de mujeres vinculadas al Concejo de la ciudad.
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El propósito central es el de incidir en la construcción de políticas públicas de seguridad y convivencia en la ciudad, con perspectiva de género, y particularmente en el fenómeno de las violencias contra las mujeres entre las que se resaltan los casos referidos a la violencia sexual, el maltrato de pareja y la violencia interpersonal. Para los hombres se señalan los hurtos, las lesiones personales y los homicidios. El diálogo destaca cinco retos principales a tener en cuenta en las políticas de seguridad y convivencia ciudadanas desde un enfoque de género: primero, los cambios culturales frente a las violencias contra las mujeres; segundo, la planificación y el diseño del territorio de la ciudad que comprende el espacio público, el equipamiento urbano, la participación de las mujeres y la incidencia del conflicto armado en la ciudad; tercero, la institucionalización y la transversalidad del enfoque de género entre las entidades de todos los niveles y los variados actores sociales urbanos; cuarto, la elaboración de sistemas de registro e información que generen estadísticas confiables para la planeación y visibilicen la problemática de las mujeres. Y por último, los procesos de modernización y profesionalización de la fuerza pública y las instancias judiciales.
Feminidades. Sacrificio y negociación en el tiempo de los derechos Héctor Gallo, Ángela María Jaramillo Burgos, Rubén Darío López, Mario Elkin Ramírez Ortiz Editorial Universidad de Antioquia, Colección Psicoanálisis, diciembre de 2010
María Himelda Ramírez Este trabajo colectivo, orientado a responder una pregunta inquietante sobre los elementos de la subjetividad que impiden la producción de transformaciones íntimas, consonantes con las transformaciones sociales conquistadas por los movimientos de mujeres (p. xvii), alienta una discusión académica y política de relevancia en el mundo contemporáneo, que forma parte de las controversias históricas entre el psicoanálisis y el feminismo. La autora y los autores, quienes cuentan con una experiencia notable en el campo del psicoanálisis en Colombia, asumen la respuesta desde la perspectiva de los obstáculos subjetivos para la asunción por parte de las mujeres, de su condición de sujetos de derechos en el ámbito privado; en particular, en sus relaciones de pareja y las que se derivan de la maternidad. Con base en una disquisición que articula los planteamientos de dos feministas latinoamericanas, el análisis de tres producciones románticas de la literatura europea del siglo XIX, una revisión de prensa
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soluciones planteadas por estas autoras. Según Correa, el problema radica en un sistema de símbolos, que otorga significaciones inequitativas a los hombres y a las mujeres, lo que determina las actuaciones humanas y, por ende, la disimetría para la participación política, la educación y el mercado laboral. Según Coria, las dificultades de las mujeres para realizar negociaciones tanto en el ámbito social, el campo laboral y económico como en el doméstico, se inscriben en la valoración de la negociación como actividad indigna, enlazada a intereses egoístas, a la trampa, lo cual es atribuido al “condicionamiento de género”, al lugar de los afectos como la culpa, el miedo y la vergüenza.
colombiana contemporánea y una selección de contenidos de la práctica clínica, la autora y los autores explican de qué forma la dinámica entre el sacrificio, la negociación y el costo, categorías emergentes en la investigación, permiten interpretar las interferencias que experimentan las mujeres en sus relaciones en la intimidad, para reivindicar sus derechos. La argumentación propuesta parte de los enunciados de María Eugenia Correa1 y Clara Coria2 y, desde allí, se trazan el problema y los límites de las 1 María Eugenia Correa, La feminización de la educación superior y las implicaciones en el mercado laboral y los centros de decisión política, Bogotá, Universidad La Gran Colombia, Unesco, TM Editores, 2005. 2 Clara Coria, psicóloga argentina autora de varias obras entre las cuales se destacan las consultadas por Gallo, Jaramillo, López y Ramírez: Las negociaciones nuestras de cada día, Buenos Aires, Paidós, 1997 y Los laberintos del éxito. Ilusiones, pasiones y fantasmas femeninos, Barcelona, Paidós, 1993.
Con base en estos referentes, la autora y los autores advierten las insuficiencias de las explicaciones de los motivos de tales dificultades, que a su juicio, radican en las tensiones entre los enunciados procedentes de la perspectiva de género, de la sociología, la antropología y la historia con las dimensiones que proporcionan los conceptos de sacrificio, amor, culpa, pulsión, goce y otros, que si bien no ofrecen respuestas unívocas, sí interpelan tales enunciados y problematizan las alternativas orientadas a la policitación de las mujeres, a la inversión de unos valores por otros, a la erradicación de los efectos de la socialización diferencial. Es de gran interés la manera cómo la autora y los autores ilustran de qué forma la literatura del siglo XIX, en particular las obras analizadas, anticipan los hallazgos de la clínica psicoanalítica, remitiéndose a Freud, en los casos a su juicio más pertinentes. Este método adquiere alcances didácticos en términos del estudio de la historia y los alcances de la teoría psicoanalítica, en lo que respecta a las interpretaciones sobre la construcción de las feminidades. Es sugestivo reconsiderar desde las perspectivas propuestas, la imagen de Nora, quien renunció desencantada a su ‘casa de muñecas’, según la trama de Enrique Ibsen, sobre lo que se trata en el capítulo
En otras palabras… no. 19 / Las mujeres y los libros | 199
segundo. Así mismo, son llamativas las transacciones de la señorita Elsa en su intención de reparar los devaneos del padre, estudiados en el capítulo tercero. Aunque en el capítulo cuarto dedicado a Madame Bovary, en ocasiones se reiteran de manera innecesaria los rasgos del cónyuge, se ofrecen también otras miradas. El capítulo quinto “Entre el sacrificio y la negociación”, da cuenta de los hallazgos desconcertantes de las entrevistas a mujeres del siglo XXI, quienes aún vacilan ante las posibilidades de los derechos. Se observa una disminución en la fuerza de la argumentación en el capítulo sexto “El costo del deseo y el horizonte de la conquista”, en el cual se incursiona en el análisis del impacto en dos generaciones; la concentración del análisis en el caso de M, desaprovecha las potencialidades de los hallazgos de la clínica en otros casos. Es notable la ausencia de la consulta a los trabajos de la antropología feminista latinoamericana de los años setenta y ochenta del siglo XX sobre el marianismo; tal arquetipo según las exponentes de esta interpretación (Stevens, Palma, Montecino), explica la identificación de las mujeres de los sectores populares con la Virgen María, que les permite asumir la maternidad sufriente como superioridad moral. Tal interpretación fue discutida por Norma Fuller desde la perspectiva de la polaridad sugerida entre el marianismo y el machismo. En todo caso, esa propuesta adquirió cierta resonancia digna de mencionarse en una investigación que asume la categoría sacrificio en un estudio sobre la feminidad.
200 | Mujeres, historias y memorias
Encuentro dos problemas de generalización inconveniente: las alusiones frecuentes a “las mujeres del siglo XIX” en los capítulos sobre las obras literarias analizadas, desligadas de una precisión a los contextos específicos europeos, incurren en cierto desconocimiento de las especificidades del siglo XIX en la sociedad en que se construyó la Colombia republicana. Las alusiones frecuentes al “discurso feminista” en singular, a mi juicio, despertaría reacciones interrogantes en las lectoras contemporáneas, quienes asumimos que además del feminismo liberal de filiación ilustrada, circulan otros feminismos cuyas exponentes buscan el reconocimiento. Aún así, los méritos académicos del libro -construido desde la perspectiva de las categorías de la teoría psicoanalítica-, permiten precisar dimensiones de escasos desarrollos en nuestro medio: la responsabilidad subjetiva en los obstáculos para la asunción del rango de sujetos de derecho en la intimidad, por parte de las mujeres. Los alcances políticos de la propuesta contribuyen a resolver la excesiva simplificación de los enunciados que soportan los planes, programas y proyectos de difusión y promoción de los derechos humanos de las mujeres, que no consultan los obstáculos subjetivos. La estructura del libro permite avanzar en una lectura metodológica y coherente de las diferentes partes de la investigación que representa un modelo expositivo. El libro mantiene una cadencia afinada por cuanto la autora y los autores no se exceden en un lenguaje especializado