Año X - época III - N° 29 - abril 2021 - Montevideo, Uruguay.
Claro como el agua Dos décadas de estudios ininterrumpidos de la relación entre la hidrología y la forestación permiten monitorear, entender y tomar decisiones basadas en ciencia para desarrollar un país tan productivo como sostenible.
Bonos de carbono, un mercado con potencia El desarrollo femenino crece en los viveros forestales Miel certificada en campos forestados
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por Miguel Helou, gerente general de la SPF
Pasando revista
Producción sostenible, sinergia con otras actividades y generación de conocimiento científico de calidad son algunos de los temas que abordamos en esta edición de la revista.
En este número acercamos a nuestros lectores información que ilustra sobre los esfuerzos del sector para generar conocimiento científico de calidad sobre temas clave para nuestra actividad, la sostenibilidad de nuestra producción y la sociedad en su conjunto.
Podemos concluir que una forestación acorde a buenas prácticas es una actividad sostenible, dados sus efectos sobre el ciclo hidrológico y calidad del agua.
Se destacan los resultados del trabajo de más de dos décadas sobre el efecto en el ciclo hidrológico desarrollado en un predio de la empresa Lumin, financiado con fondos privados y del INIA, en asociación con la Universidad de
Carolina del Norte. Este trabajo se propuso determinar la variación de caudal y la existencia de cambios en la calidad del agua, al transformar una cuenca de pastura a pino o eucalipto. Como resultado se cuantificó la merma en el caudal de agua superficial, el que resulta similar al volumen de agua interceptado en el follaje del bosque. Asimismo, el estudio no constata variaciones en la calidad del agua como consecuencia de las actividades forestales, resultado que se confirma con el ensayo de microcuencas experimentales del litoral oeste que analiza la Facultad de Ingeniería de UdelaR. Si colocamos esta información en el contexto nacional, con la forestación inserta en forma de mosaico junto a otras actividades productivas, en un territorio donde no se aprovecha más de la mitad del agua que se precipita, tenemos una base sólida para entender por qué los caudales de los ríos no se han visto resentidos con el desarrollo forestal. Luego, podemos concluir que una forestación acorde a buenas prácticas es una actividad sostenible, dados sus efectos sobre el ciclo hidrológico y calidad del agua.
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Crédito: Lumin
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Por otro lado, los invitamos a conocer una historia de desarrollo laboral, económico y social de una mujer rural que encontró en la forestación un espacio propio del que se siente orgullosa. Uno de los aspectos más ampliamente conocidos de nuestra actividad refiere a su impacto en la calidad del aire y su aporte al secuestro de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En esta línea, compartimos con ustedes un interesante artículo sobre la oportunidad para el sector forestal de trasladar este servicio ambiental a otras actividades y cómo podrían aprovecharlo las empresas del sector. La sostenibilidad de nuestra actividad es un activo clave de la cadena forestal, y se sustenta en conocimiento e investigación científica de calidad. Este activo tiene además la particularidad de que puede beneficiar a otras actividades que se asocian e integran a la forestal, como la apicultura y la ganadería. Más aún, nuestro gobierno está analizando los beneficios a las finanzas públicas nacionales derivados de la sostenibilidad de su matriz económica. Concretamente se está analizando la posibilidad de
emitir deuda bajo la figura de bonos verdes o bonos indexados a la sostenibilidad. Este tipo de bonos tienen una fuerte y creciente demanda a escala global y permiten a sus emisores acceder a mejores condiciones de financiación, en la medida que acrediten las condiciones de sostenibilidad que el mercado
La sostenibilidad de nuestra actividad es un activo clave de la cadena forestal, y se sustenta en conocimiento e investigación científica de calidad.
demanda. La generación de energía de base renovable o la capacidad de secuestro de GEI juegan un papel fundamental para esto, actividades en las que nuestro sector es un jugador de primera línea a nivel nacional.
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sumario
Los viveros forestales son un enclave para las mujeres en territorio, permiten su desarrollo laboral, su independencia económica y su capacitación.
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La sinergia entre la producción forestal y la melífera impulsa al sector de la miel uruguaya y sus posibilidades de exportación.
El desafío logístico de trasladar partes de grandes dimensiones para la construcción de la tercera planta de celulosa desde el puerto de Fray Bentos al centro del país.
02 | editorial
Pasando revista
06 | en contexto
Ríos de información
Sociedad de Productores Forestales: Juncal 1327 D of. 304 Edificio Ciudadela Montevideo, Uruguay Telefax: +598 2914 6220/ 21 Email: spf@spf.com.uy www.spf.com.uy
16 | silvicultura
Viveros para florecer
24 | industria
El valor del aire limpio
32 | economía
Efecto por hectárea
34 | logística
Crear un camino hacia el centro del país
42 | ambiente
Miel certificada para conquistar nuevos mercados
50 | pasó y pasará
Resumen de actividades destacadas
Producción general
Comercialización
gota.com.uy pilar@gota.com.uy Tel: +598 2709 4336
Ing. Agr. Laura Díaz laura@gota.com.uy Tel: 099 000 468
COMISIÓN DIRECTIVA Período 2021/2023 Miembros titulares: Presidente: Nelson Ledesma Vicepresidente: Francisco Bonino Secretario: Alberto Rodríguez Tesorero: Mauricio Berton Vocales: Javier Otegui Diego Mora Javier Solari Diego Carrau Gerardo Barrios Álvaro Molinari Pablo Balerio Alberto Voulminot Lucía Basso Daniel Ramírez
Redactor responsable: Bárbara Salaberry | Dirección: Lic. Pilar Perrier, Cr. Miguel Perrier | Edición: Valeria Tanco | Redacción: Felipe Miguel, María José Fermi | Infografía: Lucía Gastañaga | Fotografía de tapa: Pilar Perrier | Corrección: Ana Cencio | Diseño: Matriz Diseño | Imprenta: Gráfica Mosca | Edición amparada al Decreto 218/9 6 Comisión del Papel | Depósito Legal: 362.322 | Se podrán reproducir total o parcialmente los ar tículos aquí public ados solo mencionando su proc edencia.
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por María José Fermi
Ríos de información
Crédito: Lumin
Existen millones –sí, millones– de cifras y datos que monitorean la relación entre la forestación y el ciclo hidrológico en el Uruguay. Estos han sido recolectados a lo largo de más de 20 años en distintos proyectos de investigación en el país, trabajados desde el sector público y privado. Cuál es su importancia, a qué conclusiones han llegado y por qué es clave su continuidad son algunas de las cuestiones que hoy aparecen más relevantes que nunca.
Cada 15 días un grupo de investigadores llega al establecimiento La Corona en Tacuarembó para realizar un trabajo rutinario pero milimétrico: levantar la información del monitoreo que un sinfín de equipos registra desde hace dos décadas. Durante horas se recolectan datos de los pozos que miden la profundidad de la napa freática, se anota la cantidad de lluvia de los pluviómetros y se toman muestras de agua de la cuenca. En otros puntos del país, miembros de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (UdelaR) también hacen el mismo tipo de relevamiento en los distintos proyectos en los que está involucrada la cátedra. Y es que, desde hace más de veinte años, actores públicos y privados en Uruguay llevan a cabo diversos proyectos de
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investigación que estudian la relación entre la forestación y el ciclo hidrológico.
TRABAJO EN LA CORONA En el año 2000 en Tacuarembó se inició un proyecto de investigación en un predio de la empresa Lumin (en ese momento Colonvade S.A.). En un principio era financiado con fondos
Existen microcuencas en las que se estudia la relación entre la forestación y la hidrología en Tacuarembó, Río Negro y Paysandú
privados y del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). En asociación con la Universidad de Carolina del Norte –experta en temas de hidrología–, se planteó realizar un estudio en dos microcuencas apareadas para comparar el impacto en el ciclo hidrológico que ocurre entre un predio de uso ganadero y uno de uso forestal.
“Se proponía medir cuál sería la variación de caudal y si había cambios en la calidad de agua al transformar una cuenca de pastura a pino”, explica el Ing. Juan Pedro Posse, gerente de Desarrollo e Investigación Forestal de Lumin. Para ello, primero fue necesario identificar dos microcuencas (de alrededor de 100 hectáreas cada una) que demostraran tener un comportamiento hidrológico similar para, así, aportar validez a la comparación. “Durante dos años las cuencas se mantuvieron en el manejo tradicional ganadero y se compararon sin árboles. Los pinos se plantaron recién en 2003”. La topografía de las áreas elegidas hace que toda el agua se canalice hacia un solo lugar de salida, lo que la convierte en una pequeña cuenca donde es posible colocar vertederos para medir el caudal. En el estudio, además del escurrimiento, se registran otros indicadores como la profundidad de la napa freática, variables climáticas, etcétera. Desde el inicio se vinculó al Departamento de Suelos y Agua de la Facultad de Agronomía de la UdelaR, quienes llevan a cabo un estudio de calidad de suelo relacionado con el ciclo hidrológico. Ellos también son los responsables del análisis de las muestras de agua,
Crédito: Lumin
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En La Corona se instalaron vertederos de concreto para medir el caudal de agua que sale de cada microcuenca estudiada.
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donde se analiza nitrógeno total, fósforo total, sólidos en solución y sólidos totales. A fines de 2011 se sumaron dos microcuencas más al estudio: una que quedó como campo natural y otra que fue plantada con eucaliptos. Actualmente, entonces, el proyecto cuenta con cuatro microcuencas: una de pino, una de eucalipto y dos de pasturas para uso ganadero.
ACTORES PÚBLICOS El sector público también se involucró en otras iniciativas relacionadas a esta temática desde la década de 1990. “En la Facultad de Ingeniería, quien empezó todo fue el Ing. Luis Silveira. La de hidrología forestal es una línea de la facultad que se trabajó desde un principio con la Facultad de Agronomía, ligada a la cátedra de suelos”, explica la Ing. Jimena Alonso, profesora adjunta (DT) del Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la UdelaR. Una primera iniciativa que solo duró cuatro años fue monitorear un par de microcuencas en Tacuarembó. Luego, ya en 2006, se empezó a estudiar dos microcuencas en Paysandú; en 2010 se sumó otro par en Río Negro y, finalmente, un tiempo después, otro par más en Tacuarembó. Como en La Corona, lo que se hace es “tomar dos microcuencas que sean similares en todo –geología, tipo de suelo, relieve, tamaño, tiempos de respuesta– y que la diferencia sea solo el uso del suelo”. En el caso del trabajo de la Facultad de Ingeniería, los predios estudiados tienen o pasturas para ganadería o eucaliptos. “Ahora el proyecto [llamado “Red de microcuencas experimentales para la obtención de indicadores hidrológicos y edáficos en plantaciones forestales”] en el que estamos nuclea estos tres pares de microcuencas”, dice Alonso. Además, trabajan en una parcela en el este del país donde miden únicamente la intercepción bajo el monte. Esto es la cantidad de agua que retiene la cubierta forestal y que retorna a la atmósfera por evaporación.
DE CALIDAD Tras años de trabajo, ambas investigaciones cuentan con resultados. En el caso de La Corona, las conclusiones sobre la calidad del agua son contundentes: no se ha logrado medir diferencias en los indicadores recolectados en ninguna de las cuatro cuencas (una de pino, una de eucalipto y dos de pastoreo). “Las fuentes principales de contaminación de agua tienen que ver con prácticas inadecuadas de laboreo, con sobrepastoreo de los campos y con aplicación de agroquímicos. El sector forestal tiene una tasa bajísima de aplicación porque se hace una vez cada 20 años –en el caso de los pinos–, a diferencia del cultivo agrícola que hace aplicaciones todos los años. La cuenca ganadera se manejó con las prácticas ganaderas recomendadas. Por eso no detectamos cambios”, señala Posse.
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Gentileza: Juan Pedro Posse
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En las microcuencas experimentales del litoral oeste que analiza la Facultad de Ingeniería tampoco se pudo constatar una diferencia significativa en cuanto a la calidad del agua de los cursos estudiados. Lo que sí es claro es que “desde que se monitorea en Tacuarembó, es bastante consistente una disminución leve del PH en la escorrentía superficial de la zona forestada”, señala Alonso. Adicionalmente, en lo que se refiere al monitoreo subterráneo de la recarga de acuíferos en las cuencas del litoral (Río Negro y Paysandú), Alonso dice que “no se han visto diferencias significativas”.
LECTURA EN CONTEXTO
Ing. Juan Pedro Posse.
Gentileza: IMFIA-FING
“Tras 20 años de monitoreo no hemos detectado diferencias en la calidad de agua entre la microcuenca forestada y la de uso ganadero”. Ing. Juan Pedro Posse, Lumin
Estructura de medición de caudal en la microcuenca experimental El Viraró en Tacuarembó.
En cuanto a la cantidad de agua –que se mide teniendo en cuenta cuánta agua superficial escurre y se recolecta en los vertederos– en la cuenca forestada “el caudal tiene pérdidas que están entre el 25 y 30%”, dice Posse. Desde la Sociedad de Productores Forestales se reafirma que este valor es para la cuenca forestada y si se extrapola al país entero –lo cual es una exageración como se verá más adelante– anualmente el 98,4% del agua fluye al Río de la Plata y solo el 1,6% queda en las copas de los árboles, se evapora y va a la atmósfera. La Ing. Alonso confirmó que en su proyecto se observó que la disminución del caudal está alrededor del 17%. “La reducción del caudal es aproximadamente del mismo orden a nivel anual de lo que queda interceptado en el follaje. La componente de evapotranspiración que le corresponde a la intercepción del dosel forestal sería lo que le falta al volumen de agua que escurre superficialmente”. Para Posse es de vital importancia poner estos resultados en contexto para realizar una correcta interpretación de los datos. “El ciclo de agua tiene lo que escurre, lo que fluye en profundidad y lo que se evapora. Los árboles cambian ese ciclo, pero eso no quiere decir que lo haga peor, solo distinto. Nadie diría que el ciclo hidrológico del bosque nativo es peor que la pastura. Hay una reducción porque parte de esa agua se transforma en madera. Lo mismo pasa con la carne, con un cultivo agrícola y hasta con una ciudad”. Posse también hace hincapié en que se debe contemplar el volumen de precipitación en el lugar: “En Uruguay hay agua excedentaria; hay más agua de la que precisan los árboles, los pastos y la gente. No es lo mismo una plantación forestal de una especie subtropical como el eucalipto en Huelva, España (que está frente al Sahara) donde llueve 700 ml anuales por m² que en un lugar donde llueve 1.500 ml. De todas formas, Huelva tampoco se convertiría en un desierto, la consecuencia es que los árboles en Uruguay crecen 25 m³ por hectárea al año y en Huelva crecen 3 m³”.
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“Del total de agua que se precipita en Uruguay no se aprovecha más del 50 o 60%. Los caudales de los ríos no se han visto resentidos con un millón de hectáreas forestadas en todo este tiempo”, añade Posse. El ingeniero explica que esto también tiene que ver con que los predios forestados están distribuidos en forma de mosaico por todo el territorio uruguayo, donde se combinan con otras actividades productivas. “En una cuenca nivel 2 o 3 hay cientos de cuencas pequeñas como las del proyecto; algunas con ganadería, otras con soja, arroz, árboles de 11 años, árboles de 15. Entonces, no se puede extrapolar que porque en la microcuenca disminuyó 25%, en la cuenca grande también es 25%. El resultado es una combinación dinámica y cambiante. Depende de si el año es lluvioso, de si un
operador decidió cortar 1.000 hectáreas de pino, de si alguien decidió plantar 100 hectáreas de soja o si el productor ganadero pastoreó mucho el campo o dejó que la pastura se viniera muy alta. Todo eso influye, no es solo lo forestal”, explica Posse. Justamente, comenzando a enfocarse en esta dirección es que, en 2017, el proyecto donde trabaja la Ing. Alonso incluyó en su línea de investigación una mirada al tema escala: “En lugar de decir la microcuenca de pastura y la microcuenca forestal, tienen este comportamiento diferencial en cuanto al caudal que generan al año; lo que estamos viendo con las cuencas grandes es cómo era el comportamiento hidrológico cuando eran predominantemente de pastura y cómo se comportan ahora que hay un porcentaje que se plantó”. “Hay información a nivel país en cuencas mayores como la del río Tacuarembó o el río Queguay, sitios que se vienen forestando desde fines de los 80. Hoy, con
“Es fundamental saber qué uso de los recursos hace cada actividad productiva. El objetivo del país es tener información que permita tomar decisiones”. Ing. Jimena Alonso, Facultad de Ingeniería, UdelaR
CUANDO LOS AÑOS SUMAN
Gentileza: Jimena Alonso
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Ing. Jimena Alonso.
Uno de los grandes valores de estos proyectos es la continuidad del registro de datos a través de un periodo largo de tiempo. “Es casi único en el mundo tener una serie de datos de casi 20 años en forma permanente”, dice el Ing. Juan Pedro Posse, de Lumin. El levantamiento ininterrumpido de información permite encadenar y relacionar las distintas variables de forma cada vez más confiable. “Cada 15 o 20 días hay un set de datos que permiten ir viendo, al relacionarlos con eventos de lluvia, con procesos de sequía, con el tamaño de los árboles, etc., cambios que son mucho más fáciles de entender que si solo tienes un dato aislado a los dos años y otro a los siete años”. La Ing. Jimena Alonso, de la Facultad de Ingeniería, concuerda. “Los resultados tienen mayores certezas porque la longitud de las series de datos que vamos recabando nos empieza a dar mayor confianza sobre los resultados que tenemos. La cantidad de años va sumando variabilidad climática, cambio climático. [En el caso de los eucaliptos] se puede ver qué pasó con el primer ciclo de plantación, la cosecha, el segundo ciclo de plantación, si se comportó igual que el primero o no. ¿Qué sucede con el tercero? Siempre del monitoreo se van extrayendo nuevas conclusiones”.
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Gentileza: IMFIA-FING
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Parcela de medición de intercepción de la precipitación en la microcuenca Don Tomás en Paysandú.
series de datos de casi 30 años, podemos analizarlo con mayor validez estadística”, añade Alonso.
INFORMACIÓN ES PODER La relevancia de llevar a cabo este tipo de estudios en el país es clave. En primer lugar, porque más allá de que ya exista bibliografía internacional sobre la relación entre los bosques implantados y el balance hidrológico, “hay resultados que no se pueden extrapolar de algún lugar de Brasil o la pampa argentina solo porque está cerca o el clima se parece”, grafica Alonso. La versatilidad de las variables como el suelo, el agua, el clima y su combinación entre sí hace que “las mediciones a nivel local sean importantes porque son parte de la soberanía”. Adicionalmente, está el valor que estos estudios aportan a los tomadores de decisiones. “Desde el punto de vista del país productivo es fundamental saber qué uso de los recursos hace cada actividad productiva. El objetivo del país es tener información que permita tomar decisiones o continuar o evaluar las decisiones que ya se tomaron”.
Alonso explica que, si bien la investigación está enfocada en hidrología forestal, también se monitorea qué pasa con las cuencas de pasturas para ganadería, pues al tenerlas como testigo de la microcuenca forestal quedan comparadas. “Ni hablar de que faltaría hacer evaluaciones para otras actividades productivas también”, concluye. En la misma línea se expresa Posse: “La forma de generar riqueza como país es transformando nuestros recursos naturales. Así como lo hace la ganadería, lo hace la agricultura y lo hace la forestación. Cada uno de estos rubros genera cambios que es importante monitorear, entender y atender cuando vemos que hay algo que se está saliendo de curso. En base a la ciencia, si se detecta algo que puede llegar a ser un problema, buscar la manera de corregirlo. Ese es el espíritu”.
VISIÓN FUTURA El apeo de las microcuencas en el estudio de Lumin está programado para 2022 (pinos) y
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Gentileza: FING
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Los datos registrados por los equipos de medición en cada microcuenca deben ser descargados de forma habitual por los investigadores. Aquí en el predio Don Tomás en Paysandú.
2024 (eucaliptos). Tras continuar monitoreando por un año después del corte y levantar datos del ciclo completo, lo más probable es que la empresa no se embarque nuevamente en mantener otro ciclo forestal de investigación. ¿Qué pasará con el proyecto, entonces? Posse comenta que “la intención es que la institucionalidad pública de investigación adopte
En 2022 se cortará la microcuenca con pinos que se estudian desde 2000 en La Corona. El monitoreo continuará un año después de eso, y luego corre el riesgo de suspenderse.
el estudio y se transforme en un bien público con cogestión”. El INIA está al tanto de esto. “En una charla que se tuvo con el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, él comentó que el proyecto tenía que ser patrimonio nacional, como el estudio de
cultivos a largo plazo de La Estanzuela, donde la comunidad científica pueda seguir investigando y aprovechar lo que ya se hizo”. En el caso de los proyectos en los que trabaja la Facultad de Ingeniería, Jimena Alonso explica que “tenemos mucha información relevada a la que todavía no le hemos sacado todo el jugo. Hay otras líneas para seguir buscando dentro de la información que ya monitoreamos y seguir relacionando unas variables con otras”. Por ejemplo, profundizar en el análisis de los datos según la escala (de microcuencas a cuencas más grandes). Alonso también detalla que seguirán buscando avanzar en la aplicación de modelos hidrológicos, algo que ya han iniciado en la cuenca del río Queguay y en Tacuarembó. “El objetivo de trabajar en modelación es tener escenarios de variabilidad que sean confiables y representen de forma ajustada la realidad. Así nos permite jugar con ‘qué pasa si sucede esto’ o ‘cómo afecta que pase esto otro’”. Finalmente, desde la Facultad de Ingeniería existe un interés por ampliar la investigación de hidrología forestal a cultivos de pino y también por involucrarse en el estudio del monte nativo. Esto último “es un debe para nosotros”, dice Alonso. La carrera es de largo aliento.
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por María José Fermi
Viveros para florecer Dentro de los viveros forestales no solo crecen los pequeños plantines que se convertirán en gigantescos árboles. Allí también surgen las mujeres del interior que echando raíces fuertes evolucionan laboralmente. ¿Por qué los viveros se han convertido en un espacio de desarrollo femenino? ¿Cómo contribuyen a la inclusión de la mujer en el trabajo forestal?
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Gentileza: Lucila Sanguinet.
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Lucila Sanguinet y su familia.
Lucila Sanguinet (56) nunca había trabajado fuera de su casa cuando hace casi tres décadas fue contratada como operaria en el vivero de una empresa forestal en Rivera. “Tengo sexto de escuela”, pensaba, “¿qué voy a hacer? Seguro plantaré, haré trabajo de vivero”. Ni en sus sueños más alocados,
“Tenía solo hasta sexto de escuela, siempre viví en el medio rural. Nunca me imaginé hacer todo lo que hago ahora”. Lucila Sanguinet, Cofusa
una jovencísima Lucila imaginó que terminaría siendo supervisora, que tendría una veintena de personas a su cargo y una sólida carrera de 27 años que la llevaría a capacitarse, formarse y desarrollarse tanto en su vida personal como laboral.
La historia de Lucila es una de las tantas vidas de mujeres rurales que han sido transformadas en Uruguay dentro de los viveros forestales. Un familiar suyo ya trabajaba en la empresa Cofusa cuando su esposo agarró un puesto allí y debieron dejar de plantar la chacra de casa, que era su fuente de ingreso anterior. Lucila lo vio como una oportunidad y también se animó a postular. “A los 15 días me llamaron”, dice. Viviendo en Paso de Serpa, a nueve kilómetros del vivero, Lucila y su esposo se tomaban un ómnibus de línea para llegar a trabajar. En ese momento, vivían en una casita en el patio de la casa de la madre de Sanguinet. Hoy va en su propio auto. “Ahora tengo mi casita, me compré el auto. Todo con el trabajo de mi esposo y mío, siempre tratamos de aprovecharlo al máximo”, explica.
VALOR ESPECÍFICO Tradicionalmente, desde los inicios de la forestación en Uruguay, los viveros siempre fueron un espacio laboral mayoritariamente femenino. La del vivero “es un tipo de tarea que requiere concentración, observación y manualidad. Implica ser cuidadoso con
las manos, estar en la precisión del corte, usar la tijera, hacer una clasificación cuidadosa de las plantas. Las mujeres tienen más habilidad manual, aunque obviamente esto no significa que no haya hombres que puedan hacer muy bien el trabajo”, explica Mara Pisano, gerente de Recursos Humanos de Lumin. Desde la experiencia, Lucila también confirma esta afirmación. Para ella, la metodología de trabajo exige mucha precisión y cuidado, y la mano de obra femenina aporta en esta dirección. “Muchas labores son minuciosas y sensibles. Antes, por ejemplo, cuando utilizábamos semillas y hacíamos repique, si nacían dos o tres semillitas en una celda teníamos que pasarla a otra que estuviera libre. Las mujeres somos, por lo general, más delicadas en el trabajo con las plantas”, sostiene Lucila. Aunque la modernización de los métodos y la introducción de la reproducción clonal han hecho que se dejaran algunas técnicas de lado, la habilidad manual de las mujeres sigue siendo necesaria. Así, los viveros han permanecido como un lugar de desarrollo laboral femenino dentro de la industria. “Si bien parece algo cultural que se atribuya estas características a las mujeres, en los hechos vemos esta habilidad especialmente desarrollada
Gentileza: Mara Pisano.
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Mara Pisano, gerente de Recursos Humanos de Lumin.
Todo sobre los árboles...
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con Horacio Jaume y Estela Apolonio Sábados de 11:00 a 12:00
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en las mujeres, que a las 48 horas de incorporarse al vivero ya lo hacen como si fuera innato, les sale natural. En cuanto a la calidad, identificamos un rendimiento superior de las mujeres de entre un 25% y 30% en comparación con la misma tarea ejecutada por hombres”, dice Pisano.
Lucila Sanguinet vive en Paso de Serpa, Rivera, y trabaja hace 27 años en un vivero forestal. Entró como operaria, hoy es supervisora y ha desarrollado una admirable carrera en ese rubro.
Actualmente, en el vivero de Cofusa trabajan 20 mujeres y siete varones. En el caso de Lumin, más del 60% del personal del vivero es femenino. “Debido a que muchos trabajos están culturalmente asociados a los hombres, es clave que un trabajo como el de los viveros valore especialmente el trabajo de las mujeres”, sostiene Pisano.
CRECER Y FLORECER Lucila conoce el trabajo del vivero a la perfección. Hacer las estacas de las madres; hacer los clones; plantarlos en bandejas de 104 o de 96; cuánto sustrato ponerle a cada bandeja; cuánto tiempo dejarlos en la cámara de enraizamiento; cómo llevarlos a la zona de cría; clasificarlos por tamaño; separarlos celda de por medio para proveer ventilación y evitar hongos; sacar a los plantines del tubete; prepararlos para ser trasladados al campo. Lo recita como si se tratara de la lista de las compras y no de un complejo proceso que necesita de una precisión finísima para que luego esos pequeños plantines puedan convertirse en los árboles de los cuales depende el negocio. “Todo el trabajo que hoy hacen las chicas, cada uno de esos pasos, yo los hice por años”, explica Lucila. “Eso me facilita la supervisión porque uno conoce y sabe cuánto tiempo lleva hacerlo, cómo debe quedar. Es algo muy importante”. Sanguinet confiesa, riéndose, que hasta ha manejado maquinaria como el tractor y el elevador. “Si digo que he hecho de todo es porque ¡he hecho de todo!”. Sanguinet es una apasionada de su trabajo. Tanto que acepta que muchas veces, cuando está en casa,
...y la producción que crece debajo de ellos.
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igual esté pendiente de cómo va el riego en el vivero, si está funcionando bien o no. Hoy puede vigilarlo, controlarlo y hasta modificarlo desde el celular. Su relación con la tecnología es prueba irrefutable de cuánto se ha desarrollado profesionalmente Lucila. “Yo no tenía ningún curso de nada, siempre viví en el medio rural, mi familia era modesta. Nunca supe manejar una computadora y con casi 40 años tuve que hacer mi primer curso”. ¿Tuvo dudas? Claro que sí, pero jamás le cerró las puertas al aprendizaje. “En un principio pensaba ‘no voy a saber’ o ‘no puedo’, pero lo hice. A mí me gustaba aprender, pero no había tenido la oportunidad”. Al vivir tan cerca del vivero, Sanguinet se sentía comprometida a aprender. “Qué pasa si hay algún problema un fin de semana, no va a venir alguna persona de lejos siendo que estoy yo al lado. Tenía que saber”. Aprendió poniendo atención a sus supervisores y a los
Muchos de los viveros forestales uruguayos tienen a mujeres en puestos jerárquicos como jefas, supervisoras o capatazas de cuadrillas.
ingenieros mientras trabajaban; aprendió preguntando cómo funcionaban las cosas; aprendió yendo a cursos y capacitaciones promovidos por la empresa. “Nunca me imaginé llegar a hacer todo lo que hago”. Así como lo fue para Lucila, el vivero –muchas veces– es la puerta de entrada a un trabajo estable y con posibilidades de desarrollo para la mujer rural. Pisano explica que “el ingreso al vivero, que a priori resulta para ellas lo más accesible, les da la oportunidad de seguir creciendo. Por ejemplo, hay empleadas contratistas que son incorporadas a la plantilla de la empresa. Asimismo, hay mujeres que, habiendo comenzado en el vivero, luego pasaron al área industrial”. Y como Lucila y Cofusa en Rivera, en Tacuarembó Lumin también tiene actualmente una jefa de vivero, una supervisora de vivero y una capataza de la cuadrilla. Un detalle no menor es, además, que “en los viveros necesitamos calidad, no velocidad, lo cual nos permite generar oportunidades para mujeres adultas también. Nuestro promedio de edad de esas mujeres es de 45 años”, detalla Pisano.
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CERCA DE CASA Para Lucila vivir cerca del vivero “siempre ha sido un privilegio”. Cuando arrancó a trabajar, su hija –que hoy tiene 38 años y es maestra– aún iba a la escuela. Equilibrar la
Para la mujer rural y del interior, comenzar a trabajar en un vivero forestal es, muchas veces, la puerta de entrada a otros puestos y áreas en el sector.
maternidad con el trabajo requiere de esfuerzo. “Felizmente, mi hija siempre fue bastante independiente desde chica y tuve el apoyo de mi madre que la ayudaba a prepararse para tomar el ómnibus frente a casa para ir a clases”, confiesa. De todas formas, el tener un trabajo cerca de casa facilita la dinámica. Dependiendo de
dónde se viva y en qué empresa se trabaje, normalmente los trabajadores llegan al vivero en ómnibus particular o se les proporciona el costo del boleto o del combustible. La certeza de que, ante una eventualidad, uno pueda llegar rápidamente adonde está su familia es clave para las trabajadoras en el interior. Pisano comenta que en Lumin, “de las trabajadoras del vivero, solo una minoría tienen una familia constituida con una pareja y un ingreso complementario. La amplia mayoría son jefas de hogar, madres solteras y abuelas que dan sostén a su familia”. Tener un trabajo en territorio es, entonces, prioritario. “Esto se está expandiendo y realmente se generan oportunidades para las mujeres de Tacuarembó”, dice. Cuando Lucila mira hacia atrás sigue sorprendiéndola cuánto han cambiado las cosas: ya no se trabaja en una cancha a cielo abierto ni se tiene que ir a la sala de maquinaria a prender la bomba para el riego. Ella tampoco es la chiquilina que vivía en el fondo de la casa de su madre y plantaba la chacra. Así como los plantines que reprodujo y cuidó, Lucila también creció firme hacia arriba.
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Gentileza: Lucila Sanguinet.
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Lucila Sanguinet.
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por Felipe Miguel
El valor del aire limpio Si pensamos en la palabra “secuestrar” las connotaciones son lógicamente negativas. Sin embargo, este término se emplea para algo alentador: refiere a cómo los árboles “secuestran” dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Hay una oportunidad para el sector líder en producir este efecto positivo, la venta de bonos de carbono para que empresas con grandes emisiones balanceen su impacto medioambiental. ¿Cómo funciona este novedoso sistema y cómo se está desarrollando en Uruguay?
Desde que en 2005 entró en vigencia el Protocolo de Kioto –acuerdo internacional que buscaba reducir las emisiones de gases de Efecto Invernadero enviadas a la atmósfera–, algunas empresas u organizaciones del mundo han debido o deseado, según el caso, reducir su huella de carbono, es decir, acortar la cantidad de estos gases que emiten. Cuando ya agotaron esfuerzos para hacerlo y todavía cuentan con una huella considerable, en la actualidad pueden recurrir al mercado de bonos de carbono para balancear este aspecto de su producción y “neutralizar” sus emisiones. ¿Cómo? Es sabido que, durante el proceso de fotosíntesis, las plantas y los árboles absorben dióxido de carbono y lo almacenan, retirándolo de la atmósfera. Específicamente en el sector forestal, a través de un extenso proceso de Validación y Verificación, un ente internacional cuantifica las toneladas de CO2 que secuestraron los montes y luego las empresas propietarias de dichos certificados de carbono pueden venderlos a otras empresas en otros rubros que así lo necesiten. De esta manera, las organizaciones que compran los bonos pueden compensar por lo que contaminan para
“neutralizar” sus emisiones. Un bono de carbono, denominado VCU (unidad de carbono verificada, por sus siglas en inglés), equivale a una tonelada de CO2 que fue “secuestrada” de la atmósfera.
El más relevante de los mercados voluntarios de carbono lo lleva adelante la organización Verra y se denomina Verified Carbon Standard (VCS).
Álvaro Pérez del Castillo, director ejecutivo de Carbosur, empresa que asesora a los emprendimientos forestales que quieran ser parte de este sistema, explicó a Forestal que esta actividad comenzó a llevarse a cabo a través de mercados regulados en los países primermundistas, pero que estos no veían con buenos ojos el ingreso de
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certificados forestales provenientes de países en vías de desarrollo al sistema. “Algunas empresas de Uruguay lo hicieron con parques eólicos o plantas de biomasa y trataron con algunos proyectos forestales, pero dicho mercado regulado nunca logró desarrollarse para estos proyectos”,
carbono y una vez que se hace esto, quedan expuestos al público y las empresas que voluntariamente quieren bajar o neutralizar sus emisiones pueden entrar allí, seleccionar un proyecto y comprar tantos certificados de carbono como necesiten para neutralizar sus emisiones”, comentó Pérez del Castillo.
MERCADO EXIGENTE
El valor por tonelada de carbono capturada es de entre 1,5 y 2,5 dólares.
comentó. Esto llevó a que más cerca en el tiempo los proyectos forestales uruguayos se presentaran a vender sus bonos en mercados voluntarios. El principal de ellos es el programa Verified Carbon Standard (VCS) que lleva adelante una organización sin fines de lucro llamada Verra. “Ahí se presentan estos proyectos de secuestro de
Gentileza: Álvaro Pérez del Castillo
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Álvaro Pérez del Castillo. Director ejecutivo de Carbosur.
Carbosur lleva desarrollados siete proyectos forestales que fueron presentados en los mercados voluntarios, pero no cualquier emprendimiento forestal puede ser presentado en estos mecanismos. Una de las condiciones más importantes que tienen que demostrar los postulantes es la adicionalidad, es decir, que el proyecto no se hubiera hecho si no hubiese tenido el incentivo del ingreso de dinero por la venta de estos certificados. Es por esto que las empresas como UPM y Montes del Plata, que tienen montes para sus plantas de celulosa, no califican. Pérez del Castillo señaló que los proyectos que suelen recomendar desde Carbosur están en la zona centro-este del país (norte de Lavalleja, Treinta y Tres y Cerro Largo, por ejemplo) y que mayoritariamente producen madera de calidad. La ubicación es otro factor crucial, ya que se buscan lugares alejados de los mercados forestales como otro ingrediente para demostrar la adicionalidad. “Desde el momento en que uno demuestra la adicionalidad, en el fondo está diciendo que necesita de alguien que pague por los certificados para que el proyecto sea viable. Dicho de otra manera, el inversor que pone la plata para desarrollar el proyecto dice que tiene muchos riesgos, que está lejos de los puertos, que la caminería no es tan buena, etc., por lo que para animarse a dar el salto e invertir en algo que será muy bueno desde lo ambiental, necesita que alguien pague ese extra que viene de la venta de certificados”, explicó el director ejecutivo de Carbosur. Para que los emprendimientos puedan ingresar en este mercado internacional de compra y venta, deben pasar severos controles por parte de la organización Verra y el VCS. En primer lugar, tienen que superar un proceso cualitativo (denominado validación) en el que se presenta un documento con las características del proyecto y un auditor indica si entra o no en los estándares internacionales. En segundo lugar viene la verificación, donde se presenta un reporte de monitoreo en el que se cuantifica con precisión la cantidad de carbono que fue absorbida de la atmósfera por los árboles. Estos dos procesos incluyen la visita de auditores internacionales que realizan chequeos súper exhaustivos de documentos, así como recorridas de las plantaciones, de las comunidades, las áreas protegidas, y recién ahí dan la aprobación. Pérez del Castillo explicó que una vez que los proyectos ya tienen bonos a la venta se negocia el precio
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como en cualquier mercado de oferta y demanda. Hoy en día, el valor por tonelada de carbono capturada, es decir, por bono o VCU (Verified Carbon Unit) es de entre 1,5 y 2,5 dólares. Los certificados que fueron generados más recientemente en el tiempo se pagan mejor que los “viejos”. El precio también depende del volumen a adquirir o del tipo de proyecto de que se trate.
Los proyectos que suelen recomendar desde Carbosur están en el norte de Lavalleja, en Treinta y Tres o Cerro Largo y mayoritariamente producen madera de calidad.
Cuando se acuerda el monto se firma un contrato, se solicita a Verra que emita los certificados, y cuando Carbosur los tiene en su cuenta se los transfiere al comprador, que ahí hace el pago correspondiente.
LAS POSIBILIDADES A FUTURO Actualmente, los proyectos que se encuentran activos en la producción de certificados en
Uruguay corresponden a Agroempresa Forestal SA, Guanaré SA, Intercontinental Timber Asociación Agraria (ITTA), Eucapine SRL, El Arriero SA y Los Eucaliptus SA. “Somos optimistas respecto a que el precio de las VCU va a seguir aumentando, porque lo ha venido haciendo en los últimos dos años y medio”, planteó Pérez del Castillo. Él tiene la teoría de que el interés en este sistema aumentó desde que el por entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirarse del Acuerdo de París, un convenio internacional con intenciones similares al de Kioto que se firmó cuando finalizó la vigencia de este último. Según planteó el director ejecutivo de Carbosur, es posible que esta decisión de Trump hiciera que muchas empresas de ese país se pararan firmes en contra de la postura del gobierno y decidieran que iban a tomar medidas contra el cambio climático por sí mismas, lo que llevó al auge de los mercados voluntarios de carbono. También explicó que los compradores se fijan mucho dónde se generan los certificados, y los proyectos de Uruguay llaman la atención por su envergadura. “No es común que haya proyectos tan grandes, entonces sorprenden a los compradores”, señaló. Los brokers de este negocio o las empresas que contactan directamente a los emprendimientos siempre buscan atiborrarse de información sobre estos, y a veces les hace algo de ruido escuchar que los montes van a ser cosechados. “A veces
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llaman y dicen ‘me decís que es una plantación comercial y mi cliente está preocupado por el impacto, por la cosecha’. Ahí les explicamos que las empresas están certificadas, que tienen un impacto positivo desde lo ambiental, lo social y
“Somos optimistas respecto a que el precio de las VCU va a seguir aumentando porque lo ha venido haciendo en los últimos dos años y medio”. Álvaro Pérez del Castillo. Director ejecutivo de Carbosur
lo económico para el país, que las cosechas se hacen de determinada forma, que todo lo que se cosecha se vuelve a plantar y que existen áreas protegidas, y ahí entienden”, señaló Pérez del Castillo.
Un aspecto que genera diversos puntos de vista es que en un futuro se espera que los propios países sean los que presenten sus mediciones de emisiones y armen estrategias de reducción y neutralización. Pero hay un tema clave que es la doble contabilidad, o sea el hecho de que un mismo certificado pueda venderse más de una vez. El problema surge en que los bonos que ya han sido vendidos no pueden volver a ser presentados por el país en ese otro planteo nacional. “La realidad es que estos mercados voluntarios son súper controlados y todos tienen una trazabilidad permanente que hace que no pueda existir doble contabilidad. Cuando Uruguay tenga que presentar sus balances de gases, tiene que saber que determinada cantidad de certificados fueron vendidos en mercados voluntarios y que esto ya es parte del buen rol que Uruguay está jugando para bajar las emisiones a nivel mundial”, indicó Pérez del Castillo. Por lo pronto, los emprendimientos uruguayos están siendo parte de este sistema mundial y hasta algunas empresas uruguayas han decidido comprar certificados para neutralizar las emisiones de sus operaciones o de los eventos que organizan, como es el caso de Hyundai Fidocar o del hotel Hilton.
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por Lucía Gastañaga y Gamio
Efecto por hectárea Los impactos directos por hectárea del sector forestal son sensiblemente mayores a los generados por las otras producciones agroindustriales de Uruguay, según devela un estudio de la consultora Exante. Con la incorporación de la tercera planta de celulosa en el país, el diferencial de la cadena forestal será aún mayor.
IMPACTO DIRECTO POR HECTÁREA cifras en US$ y empleo en cantidad de trabajadores
VALOR DE PRODUCCIÓN
SOJA
US$
US$
COMPLEJO LÁCTEO
922
US$
US$
US$
US$
US$
711
VALOR AGREGADO
US$
US$
US$
781
US$
9
1.445
US$
17
EMPLEOS /mil há
fase primaria
fase industrial
9
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COMPLEJO CARNE-LANA
CADENA FORESTAL 2019
CADENA FORESTAL 2024 2.969
263
US$
180
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
2.134
US$
1.574
US$ 10
5
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
US$
2.157
US$ 11
7
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Fuente: Contribución del complejo forestal a la economía uruguaya, Exante.
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por Felipe Miguel
Crear un camino hacia el centro del país
Océano, río, carretera, otra vez al río y de nuevo a la ruta. Así será el desafiante recorrido que harán las inmensas partes que compondrán la futura planta de celulosa hasta arribar a su hogar permanente en la zona de Pueblo Centenario, Durazno. ¿Cómo se diseñó una logística tan particular?
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Gentileza: UPM
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La segunda planta de UPM en Uruguay se ubicará en el departamento de Durazno y esto implica que no se tiene la facilidad de la cercanía al río Uruguay para el ingreso de los buques que traen los materiales desde otros continentes. Esto conllevó el armado de una logística compleja, una fuerte inversión de la empresa en cuanto a recursos viales y tecnológicos, así como el trabajo en conjunto con las comunidades que se
verán implicadas en algún paso del trayecto. En esta ocasión fue necesario un arduo trabajo por parte de la compañía para diseñar la ruta que llevará las secciones de la fábrica al puerto de Fray Bentos, de ahí a atravesar el suroeste por carretera –para lo que se construyeron 28 bypass que permiten que el tráfico fluya de manera ordenada–, luego un
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nuevo tramo por agua para atravesar el lago de la represa de Baygorria –donde se levantó un sistema de muelles y una barcaza para las cargas–, y finalmente una última etapa por las rutas hasta la zona donde se erigirá el complejo. Mauro Real de Azúa, coordinador senior de cargas especiales de UPM, explicó a Forestal cómo se ideó y se lleva a cabo este proceso. Señaló que, tras buscar varias alternativas, vieron que la mejor forma de hacer llegar las piezas de gran porte era estableciendo un corredor hasta el punto final, para el que “UPM financió y ejecutó las obras, según lo acordado con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), para un proyecto de adecuación de la infraestructura vial en ese corredor, que está conformado por distintas rutas del país”.
Desde que salen del puerto de Fray Bentos, los convoyes realizan un recorrido de 230 kilómetros y atraviesan el río Negro en una barcaza hasta llegar al sitio de la futura planta.
Gentileza: UPM
UN LARGO CAMINO Real de Azúa señaló que el traslado de las partes se hace con la modalidad de convoy y cada uno está integrado por dos, tres o hasta cuatro camiones, dependiendo de sus dimensiones. La suma de todos los vehículos que forman un convoy no puede exceder los 120 o 130 metros de longitud, porque ese es el largo de los bypass que se construyeron. Van acompañados de vehículos escolta a cargo de la Policía Nacional Caminera y la Dirección Nacional de Tránsito, que controlan las cargas. Para poder soportar las dimensiones y el peso de las partes, los camiones usan unas plataformas hidráulicas modulares que tienen muchos ejes y ocho ruedas en cada uno y que se emplean en todo el mundo para el transporte de este tipo de cargas. La circulación debe ser siempre diurna y los viajes tendrán una duración variada, dependiendo de la carga: algunos llegarán en el mismo día y a otros podrá llevarles hasta tres jornadas por la velocidad permitida y las condiciones climáticas. Están previstos un total de casi mil cien viajes de camión de lunes a viernes hasta que termine el proceso. La velocidad máxima de desplazamiento para algunas categorías será de 30 km/h, para otras será de 45 km/h y las más livianas podrán moverse a 50 km/h. El recorrido tiene 230 km de distancia y comienza cuando las partes llegan al puerto de la empresa en Fray Bentos. Desde allí, toman la Ruta 2, luego se empalma la Ruta 24 al norte, giran en el empalme de Tres Bocas hacia el este por la Ruta 25 hasta poco antes de la ciudad de Young, donde se construyó especialmente un bypass para evitar el tránsito de esa localidad y que los deposita en la Ruta 3. Ahí los convoyes se dirigen nuevamente hacia el sur hasta tomar la Ruta 20 y circular por esa carretera hacia el este hasta que ingresan a la Ruta 4 hacia el sur en
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dirección de Baygorria. En ese punto se construyeron muelles para el traslado de estas piezas a través de una barcaza para cruzar el río Negro y así evitar pasar por la represa. Cuando llegan, van por la Ruta 4 hacia el sur y luego solo queda un último tramo hasta el sitio de construcción.
Como mencionamos anteriormente, el bypass de Young es solo uno de los 28 que se realizaron a lo largo del corredor. Los vehículos se detienen entre 15 y 20 minutos en cada bypass –que está dispuesto a 8 o 9 km el uno del otro– para que el tráfico fluya con orden; el convoy para en estos puntos determinados y así los vehículos en espera pueden circular alrededor del mismo para que los usuarios de las rutas no sufran demoras. El de Young es uno de los más relevantes: tiene una longitud de 4.800 metros y es de uso público, por lo que todos los transportes pesados que quieran usarlo de ahora en más, pueden hacerlo. “Esto reduce el impacto en la zona urbana, la circulación, la generación de ruido, las emisiones
Gentileza: UPM
INFRAESTRUCTURA DE PESO
Mauro Real de Azúa, coordinador senior de cargas especiales de UPM.
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Gentileza: UPM
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Barcaza para cruzar el río Negro.
de gases y todos los problemas que conlleva convivir con camiones pesados a lo largo de Young, como era hasta hoy”, comentó Real de Azúa. Otros casos destacados son los bypass que se construyeron en la Ruta 3 sobre los arroyos Grande y Don Esteban para evitar el uso de los puentes existentes, que no
“UPM financió y ejecutó las obras, según lo acordado con el MTOP, para un proyecto de adecuación de la infraestructura vial en ese corredor, que está conformado por distintas rutas del país”. Mauro Real de Azúa. Coordinador senior de cargas especiales de UPM
permitían el pasaje de estas cargas con semejante sobrepeso y sobredimensión. Aunque si hablamos de obras importantes que el corredor requirió, no se puede pasar por alto lo realizado en Baygorria. Así lo explicó Real de Azúa: “La represa no permitía el paso de esas cargas por encima de su corona, entonces la mejor solución técnica fue la construcción de dos atracaderos, uno de entrada y otro de salida, ubicados en propiedades de UTE pero cuya construcción estuvo toda a cargo de UPM. Estas estructuras involucran dos muelles en el embalse de Rincón de Baygorria, aproximadamente mil metros aguas arriba de la represa existente. El muelle norte está instalado en el departamento de Río Negro y el sur en el de Durazno. De esta manera las cargas son trasladadas en una barcaza, evitando así cualquier afectación a la infraestructura de la represa”. La barcaza está formada por un conjunto de pontones de acero ensamblados entre sí, tiene 71 metros de largo, 15,2 metros de ancho y 2,15 metros de profundidad, y trabaja de forma operativa desde comienzos de marzo. Utilizan el sistema conocido como “ro-ro” (acrónimo del término inglés roll on - roll off), es decir,
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que el camión sube y baja de la embarcación con la carga encima, sin necesidad de descargarla en la barcaza. El tránsito de este sistema de barcaza será exclusivo de las cargas de UPM.
El diseño logístico prevé una demora máxima de 20 minutos para los usuarios de las rutas que coincidan con los convoyes.
TECNOLOGÍA PARA LA CONVIVENCIA En el diagramado de este corredor siempre se buscó tener en cuenta el impacto que tendrán estos viajes en las comunidades.
Real de Azúa señaló que tienen el compromiso de informar el cronograma de transporte de las cargas de forma anticipada a las autoridades públicas y a las localidades involucradas “para que la gente que tiene necesidad de salir a la ruta sepa, más o menos, en qué horario están pasando los convoyes y puedan prever de adelantar el viaje, o ya salgan en conocimiento de que pueden estar perdiendo entre ocho y 20 minutos de demora después de generada la espera en un bypass”. Para esto, UPM también utiliza un novedoso sistema de seguimiento de las cargas en tiempo real por GPS, que permite a cualquier ciudadano de forma libre y sin ningún requisito ver en qué parte del recorrido se encuentran los convoyes y cuál es el tiempo estimado de arribo a las localidades que va transitando. El sistema fue desarrollado por la propia empresa finlandesa y se puede acceder desde cualquier dispositivo en el sitio ‹https://cargasespeciales.upm.uy›.
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42 por Felipe Miguel
Miel certificada para conquistar nuevos mercados En los últimos años, los montes de proyectos forestales nacionales han sumado una nueva población: las abejas. La actividad apícola convive con los trabajos de la silvicultura de forma complementaria y sin inconvenientes, e incluso la certificación de ambos procesos productivos le brinda el beneficio de abrirle nuevos mercados compuestos por consumidores más exigentes.
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Pereira, Alfonsina. Carmen y Giacomo. Fotografía ganadora del Concurso fotográfico PEFC Uruguay - 2019.
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Gentileza: Martín Sarla
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Martín Sarla, apicultor.
“Cuando empecé a entrar en los predios forestales, quedé asombrado de los manejos que hacen en cuanto al cuidado del medioambiente”. Martín Sarla, apicultor
En los predios dedicados al desarrollo de bosques para la industria maderera conviven actividades de diversa índole como la ganadería, el cultivo de hongos, el secuestro de dióxido de carbono para venta de certificados y también la apicultura. En los últimos años, la producción de miel de eucalipto encontró un giro adicional que le brinda un valor agregado que puede llegar a ser crucial para que el producto alcance un nicho internacional: la certificación de la cadena productiva. A la ya conocida certificación PEFC (Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal, por sus siglas en inglés) de los bosques se le sumó la de los productores de miel que trabajan en predios que cuentan con este sello. Uruguay fue pionero en ese sentido y llevó a cabo una experiencia piloto que les permitió tener la primera miel certificada bajo esa normativa a nivel mundial. El objetivo ahora es lograr encontrar los mercados para este producto y consolidar este modelo. Néstor Causa, presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola, contó a Forestal que desde algunos años antes de esta iniciativa los productores apícolas ya llevaban colmenas a los predios forestales, pero que la idea de certificar el proceso de estos trabajadores buscaba aprovechar a pleno el potencial de la producción de la miel de eucalipto. A su vez, estaba la intención de responder a la necesidad de las empresas forestales de que todas las actividades que se lleven a cabo en sus predios con sello PEFC estén sometidas a distintos tipos de certificaciones similares, apostando a la sostenibilidad medioambiental y la contribución a la biodiversidad. Naturalmente, también existe un costado comercial ya que la miel cuyo proceso cuenta con esta certificación podría venderse a un mayor precio para apelar a la demanda de consumidores más exigentes en cuanto al origen de los productos que consumen, algo que se da, más que nada, en Europa y Estados Unidos.
Gentileza: Martín Sarla
DONES ESPECIALES Causa señaló que los resultados de los análisis realizados a la gran mayoría de las mieles producidas en montes de eucaliptos han demostrado desde 2016 en adelante que la presencia de glifosato da niveles no detectables. Tampoco se utilizan antibióticos, prohibidos desde 2013, y se combaten enfermedades como la nosemosis o plagas como la varroa sin recurrir a químicos sintéticos. “Con las condiciones ambientales que ofrece el monte de eucalipto, sumadas al manejo de la inmensa mayoría de los apicultores, desde el punto de vista de la presencia de contaminantes tenemos un producto más saludable si lo comparamos con algunas otras mieles que son producidas fuera de este entorno y donde hay un manejo más agresivo de sustancias a nivel ambiental”, explicó. Si bien desde un punto de vista nutricional no tiene diferencias con la miel de pradera, el apicultor de Florida
Servicios de Cosecha Fo r e s t a l
30 años apostando al desarrollo del Uruguay Forestal. La calidad y la eficiencia de nuestros servicios forestales se logran gracias al empeño por estar a la vanguardia en los diferentes aspectos de la gestión. Nos aferramos al trabajo minucioso y a la seguridad de todos los miembros de la empresa para minimizar los riesgos y maximizar el aprovechamiento de la inversión forestal.
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Martín Sarla indicó a Forestal que la miel de eucalipto ya de por sí es bien recibida por el público. “A la gente le gusta, la piden, es una miel más limpia que la común. Las ventajas que tiene la miel certificada son las condiciones de manejo sostenible que se dan en esos predios. Cuando empecé a entrar en los predios forestales, quedé asombrado de los manejos que hacen en cuanto
Gentileza: Néstor Causa
“A la producción de miel de eucalipto, a priori, no le veo un techo”. Néstor Causa, presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola
Néstor Causa, presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo
Apícola.
al cuidado del medioambiente. A veces se habla de más, el desconocimiento desde afuera es grande. Es muy interesante verlo”, apuntó. Sarla también contó que el proceso de producción de la miel en los campos certificados no conlleva grandes diferencias y que ambas actividades, la forestal y la apícola, conviven sin problemas. Dentro del predio, los apicultores prefieren que las colmenas queden al sol para evitar la humedad, y que no queden cerca de los caminos para que no haya inconvenientes con el resto de los trabajadores. Lo que sí implica el traslado de colmenas a un predio certificado es la rigurosidad con las medidas de seguridad. “Con el tema de los incendios, por ejemplo, hacemos cursos, tenemos que tener precauciones, andar con bomberitos y elementos de seguridad. También, tener un recipiente grande con agua en los apiarios. Al principio llama un poco la atención, pero después que estás dentro de predios forestales te acostumbrás a trabajar de esta manera”, sostuvo Sarla. Néstor Causa añadió que el productor debe ser más ordenado que lo habitual en aspectos administrativos, como llevar un cuadro de campo con todos los movimientos realizados que sirve para tener los datos más accesibles para los encargados de inspeccionar la actividad. Otro punto a favor para los productores está marcado por la oportunidad de complementar sus ingresos por ventas al producir mayores cantidades. Esto, que dicho de esta manera parece tan básico, tiene una explicación más técnica por detrás, que explicó Sarla: “Soy de Florida, zona sur, y acá lo usamos como complemento de las otras mieladas que tenemos. La floración del Eucalyptus grandis, el más plantado y que se usa para producir miel, arranca en marzo, abril o mayo y esa altura en esta zona nos viene bien porque ya terminamos las cosechas de pradera y carqueja y nos trasladamos a predios forestales para terminar esta producción”. Para los apicultores del norte del país, una zona de importante volumen de proyectos forestales, pero no históricamente mielífera por las características del suelo y los cultivos del área, la unión de estas actividades ha permitido a los productores ingresar a los montes y convertirse en uno de los sitios preferidos para tener colmenas en la actualidad. Si hay que mencionar alguna desventaja de la miel de eucalipto es que cristaliza algo más rápido que la de pradera, y eso puede hacerle perder preferencia ante algunos consumidores. Diversos actores de la industria apícola vienen trabajando en los últimos años en un proyecto para analizar en profundidad las características de la miel de eucalipto uruguaya y poder tipificarla, determinar sus cualidades principales y secundarias para poder salir a venderla al mundo con información más precisa. Para Causa es necesario trabajar aún más en la promoción de esta miel en eventos internacionales para mantenerse en los mercados existentes y abrir nuevos: “Hoy por hoy, hablamos de una lista de más
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de diez países que están comprando miel, en mayor o menor volumen. Buscar nuevos nichos de mercado para los tipos de miel es un debe que hay y de alguna manera hay que encararlo y trabajarlo”.
Hoy en día, algunos países de Europa y Estados Unidos son los destinos más probables para comercializar esta miel certificada, pero se buscan más nichos específicos interesados en el producto.
LA SINERGIA El productor de miel que desee trasladar algunas de sus colmenas a un predio forestal debe responder a un llamado de las empresas u organizaciones del sector, elegir uno de los sitios disponibles que se le presentan (según el lugar, variará la cantidad de colmenas que se pueden llevar) y generar un pago por colmena. Si quiere que su proceso de trabajo también esté certificado abonará el 40% de dos kilogramos de miel a precios del estándar internacional. Ese dinero se vuelca a la empresa dueña del monte, pero se
transfiere la mitad al Fondo de Fortalecimiento Apícola –que maneja la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola que preside Causa– para poder cubrir el costo de las certificaciones de los productores, buscando incentivar que nuevos apicultores se animen a dar el paso. La idea de convocar a más y más actores a certificarse lleva la intención de reunir un volumen importante de miel de este tipo para poder trabajar las ventas en algún nicho particular. La meta viene siendo el exterior, ya que “el mercado de miel dentro de Uruguay marca que tenemos un consumo per cápita bajo”, explicó Causa, y que el consumidor nacional prioriza el precio a esta diferencia de calidad que pueden ofrecer las mieles certificadas. Para Causa, si esta industria quiere dar el salto definitivo las políticas apícolas nacionales deberán estar acompasadas. “A la producción de miel de eucalipto, a priori, no le veo un techo. Siempre va a haber un área importante de eucalipto y el sector ha ido creciendo por las plantas instaladas en el país, por lo cual hay que organizar al sector para que pueda aprovechar al 100% la producción. En ese sentido, hay que orientar las políticas hacia brindarles a los apicultores mejores condiciones para el tratado de las colmenas –que se estima que son unas 600.000 en todo el país–; aún hay mucho trabajo a pulmón, subirlas y bajarlas ‘a brazo’ y eso a veces encarece la logística. Hay mucho que avanzar en cuanto a vehículos, equipos para carga y descarga y condiciones”, apuntó.
Gentileza: Martín Sarla
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Nuevas iniciativas para el fideicomiso Forestal en Acción Tras la inauguración de un centro transitorio en Tacuarembó, ahora el fideicomiso Forestal en Acción apoyará dos nuevas iniciativas: una enfocada en mujeres con niños y adolescentes a cargo en Montevideo, y un proyecto de integración para jóvenes en Las Piedras.
Durante la emergencia sanitaria se recaudó más de medio millón de dólares a través de los aportes voluntarios de las empresas forestales del Uruguay. Así es como nació el fideicomiso Forestal en Acción, que colaboró en la apertura de un centro de estadía transitoria para personas en situación de calle en Tacuarembó y que ahora suma su apoyo a dos iniciativas sociales más.
Forestal En Acción avanza en su colaboración con las poblaciones más vulnerables.
La primera es el trabajo con el Programa de Atención a Mujeres con Niños, Niñas y Adolescentes del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Este es un programa de abordaje familiar cuyo objetivo es brindar un espacio de restitución de derechos para mujeres con niños/as y adolescentes en situación de calle.
Hoy, de los 1.100 usuarios aproximados que tiene el programa, 600 viven en la modalidad hotel. La idea del ministerio para este año 2021 es crear 260 cupos para atender a esta población. Para ello se reformarán dos edificios en desuso (las exfacultades de Tecnología y Ciencias de la Comunicación) para readecuarlos a su nuevo propósito: el alojamiento de personas. El Fideicomiso Forestal en Acción aportará 160.000 dólares para que las obras de readecuación puedan ser llevadas a cabo. Entre ellas está el convertir los salones de las exfacultades en habitaciones que alberguen a entre 4 y 8 personas. Para esto, además, se utilizarán placas de madera producidas en Uruguay por la empresa Lumin. La segunda iniciativa en la que tomará parte el fideicomiso es en el proyecto Minga, del padre Mateo Méndez en Las Piedras. Esta iniciativa trabaja en la integración social, educativa y laboral de jóvenes que se encuentran en un entorno de vulnerabilidad social. En esta propuesta los jóvenes reciben clases en el Cecap de Las Piedras, atienden talleres o se reinsertan en el sistema educativo formal. Además, se busca vincularlos al mercado laboral. Para este proyecto, el fideicomiso Forestal en Acción aportará la iluminación de espacios deportivos, valorizada en 50.000 dólares aproximadamente.
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Sector forestal aporta 3,8% del PBI El estudio “Contribución de la cadena forestal a la economía uruguaya”, de la consultora Exante, revela la realidad de la forestación en Uruguay.
De forma virtual se realizó la presentación del trabajo “Contribución de la cadena forestal a la economía uruguaya” el 14 de diciembre pasado. Con las intervenciones de Diego Mora por la SPF, y Pablo Rosselli y Florencia Carriquiry desde Exante, consultora responsable del estudio, se expusieron las principales conclusiones obtenidas. La generación de valor agregado en la economía uruguaya por parte del sector forestal en 2019 fue de unos 2.100 millones de dólares, considerando los impactos directos, indirectos e inducidos. Esto equivale a un 3,8% del PBI de 2019. El trabajo de Exante estimó, además, que la cadena forestal nacional –en forma directa, indirecta e inducida– al 2019, generó unos 25 mil puestos de trabajo y aportó casi 340 millones de dólares a los ingresos públicos (incluyendo impuestos y seguridad social).
DE EXPORTACIÓN En 2019, las exportaciones del complejo forestal uruguayo llegaron a casi 1.900 millones de dólares, lo que representa más del 15% de las exportaciones totales de bienes del país y lo
coloca en el segundo lugar por rubro, detrás de la carne bovina. En el estudio se estima que cuando la tercera planta de pasta de celulosa entre en operación, los productos forestales superarían a la carne bovina como el primer rubro exportado por el país.
Hasta 2018, los bosques productivos en el Uruguay comprendían 997.000 hectáreas. Esto representa el 7% de la superficie agropecuaria del país.
APORTE EXTRA Además de la generación de divisas, el complejo forestal uruguayo aporta más de 380 MW de potencia instalada para generar energía eléctrica a través de biomasa. Esto equivale a cerca del 8% de la potencia total del país que, además, está disponible de forma fluida y estable pues es independiente del clima.
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Cambio de paradigma Proyecto entre empresa forestal y el Mides permite que mujeres jefas de hogar establezcan microempresas para la producción y venta de leña en Tacuarembó.
Todo campo forestado debe lidiar con personas que entran furtivamente a los predios por leña. Ante esta conocida problemática, Lumin –junto con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides)– implementó en 2020 un proyecto donde se les brinda una salida laboral a un grupo de familias en esta situación. Estas, además, son núcleos liderados por mujeres. El mayor cambio para los beneficiados en esta iniciativa es que “antes entraban de manera furtiva a los predios y hoy lo hacen de forma legal a trabajar”, explica Joaquín Castro-Baroffio, jefe de Seguridad, Medio Ambiente e Incendios de Lumin y uno de los principales promotores del proyecto. Además, por supuesto, están el ingreso a la formalidad para estas mujeres y el desarrollo de capacidades. “El objetivo primordial no es solo ceder leña sino justamente llevar a cabo un proceso de desarrollo y que de acá a unos años su negocio de venta de leña sea sustentable”. Castro-Baroffio asegura que hubo sintonía con el Mides en esta búsqueda de autonomía para las microempresarias. También se trabajó con el Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), quienes se encargaron de “formarlas en los aspectos empresariales mientras se les creaban empresas monotributistas. Aprendieron cómo atender al cliente, cuánto me cuesta generar un m³ de madera, cuánto gasto, a cuánto lo vendo, cuánto me queda en la mano. Nociones que
determinan si en el largo plazo un emprendimiento es exitoso o no”, explica Castro-Baroffio. Para iniciar el trabajo, las empresas firmaron un contrato con Lumin donde se les cedieron sin costo los restos de cosecha de determinados predios por un tiempo específico. En este caso se trata de predios en los cuales se terminó una tala rasa y hay mucho residuo fácilmente identificable. Además, se realizó la misma inducción que a otros contratistas de la empresa y a los pocos meses también se invirtió en un curso de motosierristas. “Más allá de que sigan vinculados al proyecto de leña o no, se generaron capacidades de trabajo que pueden ser aprovechadas en el mercado laboral”, dice Castro-Baroffio. Para darle sostenibilidad al proyecto, más allá de la demanda por leña en los meses más fríos, se involucró al Frigorífico de Tacuarembó para que las microempresarias ingresen como proveedoras de la empresa. Actualmente, el Mides y Lumin idean un proyecto similar en Cerro Largo “vinculado a que las comunidades que están en el medio rural puedan a través del uso del bosque capitalizar oportunidades”. Para Castro-Baroffio sería muy positivo que estas iniciativas se repliquen en el sector, pues es una situación que enfrentan la mayoría de los productores forestales. “Ojalá se dé un efecto contagio”, concluye.
Crédito: Lumin
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Temporada variable
Crédito: SPF
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Esta temporada, la variabilidad del clima y otros factores supusieron un desafío constante para la ejecución del Plan de Protección contra Incendios Forestales de la SPF. El inicio de 2021 llegó con una mayoría de días calificados como de riesgo alto para incendios forestales. Esto ocasionó que en enero se debieran incrementar en un 10% la cantidad de horas de vuelo en comparación con este mismo período la temporada pasada. Asimismo, se detectó casi un 50% más de focos que el año anterior, lo que duplicó la cantidad de combates realizados y horas empleadas en comparación con enero de 2020. Febrero, sin embargo, fue una historia diferente. Como consecuencia de las lluvias, el riesgo se tornó entre leve y moderado para la mayoría de los días. Por esta razón, tanto las horas de vuelo dedicadas a detección, como la cantidad de focos reportados y los combates realizados, tuvieron un descenso drástico. En marzo, no obstante, las características volvieron a cambiar y con la falta de lluvias y las altas temperaturas volvieron los índices de alto riesgo para los campos forestados del país. Al cierre de esta edición, marzo era un mes con intensa actividad. El Plan de Protección contra Incendios Forestales ofrece cobertura a unos 3.000 predios forestales en 16 departamentos del Uruguay y están involucradas más de 200 empresas del sector. Esta temporada su actividad se extendió hasta el 4 de abril de 2021. Asimismo, las quemas al aire libre están prohibidas por ley hasta el 30 de abril. En caso de presenciar actividad sospechosa se debe dar aviso inmediato al 911 (teléfono de emergencias). Además, el Plan de Protección contra Incendios Forestales pone a disposición el número de Whatsapp 098 BOSQUE (267783) para enviar avisos geo referenciados en caso de avistamiento de focos.
Crédito: SPF
El Plan de Protección contra Incendios Forestales continúa su labor a través de una temporada 2020/2021 con características muy cambiantes que presentan desafíos diversos.
PLAN DE PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS Resumen al 28/02/21 PARÁMETRO Focos detectados Horas de vuelo en detección Número de combates Horas de combate (brigadas helitransportadas) Lluvias (mm)
Período diciembre - febrero 18-19 19-20 20-21 633 62 380 1.502 1.441 946 19 13 7 42 27 11 593
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54 CAMBIO EN LA GESTIÓN
Presidente saliente: Diego Mora
El productor agropecuario Diego Mora, quien originalmente era vicepresidente de la directiva anterior, ocupó el interinato como presidente de la SPF desde marzo de 2020, tras la renuncia del Ing. Agr. Carlos Faroppa. El principal objetivo de su gestión era hacer el llamado a elecciones, pero la pandemia trastocó los planes y el proceso electoral debió ser postergado durante un año. En su mandato y como respuesta a la pandemia se creó el fideicomiso Forestal en Acción, gracias a la rápida reacción de los socios de la SPF que con un aporte voluntario lograron recaudar más de 550 mil dólares para apoyar iniciativas sociales. “La segunda mitad del año pasado y el principio de este año han sido muy turbulentos, con la aparición de proyectos de ley que pretenden de alguna manera limitar la forestación”, dijo Mora. “Por suerte la SPF es una organización muy madura y profesional y eso nos permite posicionarnos muy bien para dar respuesta y demostrar lo que el sector realmente genera para el país”. Diego Mora ya tenía experiencia como presidente de la SPF: ocupó el cargo entre 2011 y 2013. Licenciado en Dirección de Empresas y
Crédito: SPF
Tras un año como presidente interino, Mora deja el cargo al frente de la Sociedad de Productores Forestales.
con un MBA de Administración y Dirección Internacional de Empresas, es productor agropecuario en el rubro forestal y, actualmente, director de Matra –Maderas Tratadas SA– y de Almacén Rural. Tras la elección de la nueva directiva, Mora concluyó: “El equipo que va a estar en la primera línea es gente de mucha capacidad, muy profesional y que está preparada para poder aportar en el debate a nivel nacional sobre temas productivos nacionales. La SPF queda en buenas manos”.
LA SPF POR DENTRO
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Presidente entrante: Nelson Ledesma
Tras las elecciones del 8 de marzo, Nelson Ledesma fue elegido como el nuevo presidente de la SPF. El ingeniero agrónomo forestal ya tiene experiencia previa en la directiva de la gremial pues fungió como secretario de la misma desde 2005 hasta 2021. En los últimos meses, además, fue vocero de la SPF frente al debate generado tras la propuesta de un proyecto de ley vinculado a la forestación. Para el presidente entrante, el principal reto de su gestión será, justamente, lo vinculado al proyecto de ley que busca restringir la forestación en el país. “Hoy lo que necesita todo el esfuerzo de la gremial es demostrar que este es un mal proyecto para el sector, pero también para el país en general, ya que va contra la libertad de producción del productor agropecuario y cambia fundamentalmente las reglas de juego a nivel inversión. La estabilidad jurídica es de suma importancia por los horizontes de actividad que tiene el sector por sí mismo”, explica Ledesma. “Además están los beneficios ambientales directos que tiene la forestación al captar CO2 y contribuir a que el país pueda alcanzar el balance neutral en las emisiones de gases de efecto invernadero, dando posibilidades a otros rubros agropecuarios que son más emisores”, dice el nuevo presidente. “Consideramos que no hay
Crédito: SPF
El nuevo presidente de la Sociedad de Productores Forestales ha sido secretario de la gremial desde 2005.
argumento técnico ni de producción ni ambiental que amerite restringir las posibilidades del sector forestal y la libertad del productor de decidir”, concluye. Ledesma es, también desde 2005, gerente general de la empresa Forestal Atlántico Sur. Vinculado al sector forestal uruguayo desde 1991, trabajó en diferentes empresas del rubro como Tile Forestal SA (gerente de Abastecimiento y Compras), Tile SA (gerente de Cosecha y Abastecimiento) y Alto Paraná SA (gerente de Operaciones).
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Nuevas autoridades en la SPF Tras un proceso de elecciones virtuales, el exsecretario de la Sociedad de Productores Forestales, Ing. Agr. Nelson Ledesma, se convirtió en su nuevo presidente para la gestión 2021 – 2023. El lunes 8 de marzo se llevaron a cabo las elecciones para elegir a la nueva directiva de la Sociedad de Productores Forestales (SPF). La lista elegida está conformada por el Ing. Agr. Nelson Ledesma como presidente y el Ing. Agr. Francisco Bonino como vicepresidente. Completan la directiva el Cr. Mauricio Bertón como tesorero y el Ing. Agr. Alberto Rodríguez como secretario. Ledesma fue secretario de la SPF desde 2005; en los últimos tiempos, Francisco Bonino fungió como vocero de la SPF y Alberto Rodríguez como vocal. Esta directiva cumplirá funciones entre 2021 y 2023. La particularidad de estas elecciones es que fueron realizadas de forma virtual. Para hacer la modificación del formato electoral se debieron seguir los pasos establecidos en los estatutos de la gremial y realizar la debida consulta a la comisión electoral. Finalmente, los votos de los socios de la SPF se recibieron electrónicamente a lo largo del 8 de marzo y la comisión electoral de la gremial ratificó el resultado de las elecciones. El período de gestión de la nueva directiva es de dos años con posibilidad de renovación. Desde Forestal, nuestro saludo a la directiva saliente y deseos de éxito a las autoridades que asumen para este nuevo período.
COMISIÓN DIRECTIVA Período 2021/2023 Miembros titulares: Presidente: Nelson Ledesma Vicepresidente: Francisco Bonino Secretario: Alberto Rodríguez Tesorero: Mauricio Berton Vocales: Javier Otegui Diego Mora Javier Solari Diego Carrau Gerardo Barrios Álvaro Molinari Pablo Balerio Alberto Voulminot Daniel Ramírez Lucía Basso
Suplentes: Pedro Aramendía Dan Guapura Carlos Sarazola Thomas Coubrough Juan Manuel Otegui Sebastián O’Brien Álvaro Fitipaldo Maria Noel Fadel Pablo Bidegain Gottero Ricardo Inciarte Raúl Isasa Luis Gomes Laura Martignone