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Revista GANADERO Julio/Agosto 2022
A nuestros lectores
Con la esperanza de que llueva en septiembre y las presas recuperen su capacidad, se acerca la expectativa de saber qué cultivos y /o cabezas de ganado se puedan rescatar; qué decisiones tomar, después de un inicio de año con escasas lluvias y un verano con calor abrasador.
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A finales del mes de julio, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), reveló que más del 70% del territorio nacional presentaba algún tipo de sequía y las presas comenzaban a reducir su capacidad. En la región norte del país, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Durango, Baja California y Nuevo León, fueron los estados más afectados, en 19.6 puntos más que en la misma fecha del 2021. Sin embargo, ya en 2019, la Secretaría de Desarrollo Rural (SA- DER), catalogaba la sequía de ese año, como la peor desde 1954. Incluso, su Secretario, Víctor Villalobos, pedía a los productores prepararse para el siguiente año, porque se vislumbraba peor. Y sí que lo fue, no sólo por la sequía. El Secretario Villalobos, aun no sabía que el 2020 sería inolvidable por otros motivos: el inicio de la pandemia por Covid-19.
Pero, el impacto de la sequía, ha sido devastador para cultivos agrícolas, producción ganadera y seres humanos por su duración - ya lleva tres años, en algunos municipios, cuatro - con escasas precipitaciones. Un fenómeno natural que se espera año con año, especialmente en zonas áridas de todo el mundo, durante temporadas en las que las lluvias son menores al 75%, pero que, de acuerdo con los especialistas, debido al cambio climático, su intensidad y crudeza será cada vez mayor. Al menos de aquí a 10 o 20 años.
En Baja California Sur, de acuerdo con la Secretaría de Pesca Acuicultura y Desarrollo Agropecuario de ese estado, se registró la muerte de 10 mil bovinos por la falta de agua y alimento durante el año pasado. Este año en Chihuahua, aviones de la Fuerza Aérea Mexicana bombardearon nubes con cientos de litros de yoduro de plata para propiciar la humedad que ayuda a la formación de nubes y la liberación de gotas de lluvia. En Guanajuato, de acuerdo con el Monitor de Sequía,46 municipios de 48, mantuvieron algún grado de sequía. Debido a la sequía severa registrada hasta ahora, en Zacatecas, sólo se sembró el 14% de una superficie de 460 mil hectáreas destinadas al cultivo de frijol. Con lo que más de 100 mil productores verían afectado su rendimiento o perderían su inversión. Muchos productores, se han visto obligados a mandar al rastro a sus animales para no verlos morir o mal venderlos; muchos otros no han tenido otro remedio.
Y así, muchos otros estados y municipios, en México han sufrido los estragos del calor extremo y la falta de agua. Incluso otros países como Francia que declaró a mediados de agosto una emergencia por la afectación de 90 departamentos con sequía extrema; China que emitió su emergencia nacional por la amenaza de perder cultivos y ganado; Estados Unidos, Italia, Hungría, Irak, que también han contemplado cómo cayeron los niveles de agua o quedaron al descubierto los suelos, hoy ya agrietados, de lo que fueron ríos y lagos emblemáticos como el Lago Mead, el Río Po, el Lago Vekeri, el Tigris y el Éufrates.
Ante el inminente cambio del clima, no basta tener solamente la esperanza de que las lluvias por fin lleguen, esta crisis obliga a tomar decisiones. En ganadería el MVZ César Lara invitaba en un artículo a hacer conciencia de que “el rancho es el suelo”, para enfocar los esfuerzos en conservar el potencial biológico del suelo, implementar planes permanentes de manejo de agostaderos, identificar cantidad adecuada de animales que se pueden sostener durante el año, monitoreo de reservas de forraje y sólo mantener animales productivos, entre otras acciones, de prevención. Pero sin duda, es ya imprescindible considerar de manera permanente a la sequía, como parte de las condiciones ambientales adversas en los años por venir.