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Livideces

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También llamado livor mortis, es uno de los fenómenos cadavéricos mediatos, suspendida la dinámica cardiocirculatoria, la sangre se acumula y sedimenta en las zonas declives del cadáver, por el solo hecho de actuar la fuerza de gravedad. Se forman así, en la piel, manchas de color rojo-violáceo; son las livideces. Su importancia médico-legal es la siguiente: 1) señalan la posición en que ha permanecido el cadáver; buscarlas en el dorso si el decúbito es el dorsal; en el plano anterior del cuerpo si se lo encuentra boca abajo; en el perfil derecho o izquierdo si el decúbito es lateral, y en la mitad inferior del cuerpo en los ahorcados; 2) se hacen visibles, término medio, a las tres o cuatro horas de ocurrida la muerte, alcanzan su máxima intensidad entre la sexta y octava horas ; esto es útil para el cálculo de su data; 3) no aparecen en los sitios sometidos a presión; esto ocurre en las zonas del cuerpo que apoyan contra el suelo, o comprimidas por los vestidos; las camisas y corbatas algo ajustadas confunden con signos de violencia que no existen (“falsos surcos” de estrangu-

lamiento); 4) permiten determinar si manos extrañas movilizaron el cadáver antes de la llegada del personal científico encargado. Debe recordarse lo siguiente: el cambio de posición del cadáver, antes de transcurridas 15 horas del deceso, produce otras manchas y en la nueva zona de declive; pese a ello, las primitivas nunca desaparecen (fenómeno de transposición de las livideces). Pero si ha transcurrido este lapso, la movilización del cadáver ya no produce otras manchas (fenómeno de fijación de las livideces, a partir de las 24 h se fijan y permanecen en el mismo lugar); la causa es la hemolisis: la hemoglobina sale del glóbulo rojo, atraviesa la pared vascular y embebe los tejidos; imbibición no significa infiltración, esto caracteriza la lesión producida en vida, y las livideces son fenómenos post mortem.

Este signo puede estar ausente debido a una hemorragia externa grave o variar en su coloración por intoxicaciones; es el caso de la intoxicación por monóxido de carbono, con el cual la lividez adquiere una coloración rojiza más clara.

Aclaración: Los tiempos expresados son estimativos, y siempre están sometidos a muy diversos factores, como ambientales, causa de la muerte, etc.-

Bibliografía consultada: - “La Muerte Violenta” Raffo Osvaldo Hugo, Editorial Universidad, digit. 2016 - “Medicina Forense” Javier Grandini González, Editorial El Manual Moderno 3a. ed. 2014 - “Las Transformaciones Cadavéricas y el Cronotanatodiagnóstico” Gabriel A.Gamarra Viglione, Revista Skopein N°10

VICTIMOLOGIA

En el año 1973 tuvo lugar el Primer Simposio Internacional de Victimología en Jerusalén, celebrándose en adelante cada tres años, del mismo modo que se celebran los de Criminología, y es a partir de esta instancia, que comienza a plantearse ¿quién es la víctima en este drama de la criminalidad? Pregunta importantísima teniendo en cuenta que toda la criminología, el derecho, y la medicina, hasta el momento, habían puesto su atención sólo en el delincuente, sus características, por qué llegaba al delito, cómo era la familia, cómo era la estructura psicológica de este delincuente, mientras que la persona que sufría el hecho delictivo (la víctima) había sido absolutamente abandonada. A partir del Simposio en 1973 los estudios de la víctima se convierten en sistemáticos.

Entre los pioneros de la Victimología se puede citar a H. Von Hentig y B. Mendelsohn, cada uno con aportes muy interesantes y que abren puertas a los estudios posteriores: + H. Von Hentig: criminólogo alemán, exiliado en los EE.UU. Sus obras son consideradas el punto de partida de la victimología. Sus estu-

En el 1er Simposio Internacional celebrado en Jerusalén (1973) se la definió como “el estudio científico de las víctimas”, y más específicamente como “la disciplina que tiene por objeto el estudio de la víctima de un delito, de su personalidad, de sus características biológicas, psicológicas, morales, sociales y culturales, de sus relaciones con el delincuente y del papel que ha desempeñado en la génesis del delito”. dios se centraron en las causas del delito destacando la importancia de la relación del delincuente con la víctima. Desarrolló el concepto de “pareja criminal” obviamente formada por el delincuente y la víctima. Desde ese momento se comienza a pensar que existen muchos delitos que no se pueden explicar sin tener en cuenta la relación criminal-víctima (estafas, violencia de género etc.) ya que muchas veces, en cierta medida, la víctima coopera o incluso provoca el hecho criminal. La cuestión fundamental y lo difícil es saber en qué medida la víctima contribuye a la comisión del delito. Su primera obra data de 1948 titulada “El criminal y su víctima”, en ella el autor hace la primera clasificación de las víctimas en base a los siguientes criterios: menores,

mujeres, ancianos, deficientes mentales, inmigrantes y a la actitud o a la conducta de la víctima frente al agresor.+ B. Mendelsohn: abogado israelita que desempeñaba sus tareas en Jerusalén, es considerado otro de los pioneros o padres de la victimología. Se dice que fue el creador de la palabra “Victimología”. Su visión superó a la de Von Hentig, afirmando que la Victimología debe ocuparse no sólo de las víctimas de delitos sino de todo tipo de víctimas abarcando por ejemplo a las víctimas de catástrofes naturales. Se ocupó también de la “pareja criminal”. Mendelsohn realizó una clasificación de las víctimas que ha sido tenida en cuenta por muchos autores posteriores. En su clasificación existe un nivel mayor de participación progresiva: 1) Víctima ideal: es aquella que no ha hecho absolutamente nada para provocar la acción criminal. Ej.: niños, víctimas indiscriminadas en atentados, atracos, etc 2) Víctima por ignorancia: es la que irreflexivamente provoca su propia victimización al facilitar la acción del agresor. Ej.: el que deja las puertas abiertas. 3) Víctima provocadora: incita con su conducta la producción del delito, lo provoca. Ej.: insultos y agresiones. 4) Víctima voluntaria: incluye aquellos casos de colaboración todavía mayor con el delincuente, voluntariamente consentiría la comisión del delito. Ej.: eutanasia. 5) Víctima agresora: la que denuncia falsamente. Dentro de esta clasificación se incluyen dos subtipos: a- Víctima simuladora: acusa falsamente y ello implica el delito de falsa denuncia. b- Víctima imaginaria: inventa o imagina su condición de víctima cuando no se ha producido ningún ilícito. Delirios de persecución, paranoias, algunos casos de esquizofrenia.+ Elias Neuman: Abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires; Doctor en Criminología por la Universidad de Rebibbia, Italia; penalista; victimólogo y poeta, nacido en 1932 en La Plata, fue discípulo de Luis Jiménez de Asua, Benigno Di Tullio y Franco Ferracuti, creó otra clasificación de las víctimas más moderna. Distingue cuatro grupos de víctimas:

Víctimas individuales: diferenciando las que carecen de actitud victimal y aquellas que sí tienen actitud victimal porque cooperan de forma dolosa o culposa a la producción del delito.

Víctimas familiares: todas aquellas víctimas dentro del ámbito de la unidad familiar (parientes o con relación análoga de afectividad). Especialmente niños, ancianos.

Víctimas colectivas: introduce aquí a la propia nación, Estado (ej. golpes de estado, rebeliones). Son víctimas no tangibles en algunos supuestos. También incluye a la propia sociedad como víctima: genocidios. También incluye en este grupo a determinados grupos sociales lesionados en sus derechos a través del sistema penal Ej. excesos en centros de prisiones, calabozos, torturas.

Víctimas sociales: son colectivos que el propio sistema social convierte en víctimas. Ej. Marginados, minusválidos, ancianos, minorías étnicas, raciales, religiosas y sexuales.

Incluso el propio delincuente a veces es una víctima social, producto de la marginación social.

La perspectiva del estudio victimológico, a pesar de nacer como una rama de la criminología, excede el abordaje criminológico, interesando también al derecho penal y a otras disciplinas que se preocupan por la asistencia de la víctima que requiere ayuda, justificando de esta manera su autonomía. Es imposible desconocer que el hecho de ser víctima, sea como consecuencia de un evento criminal o de una acción no delictiva, genera problemas psicológicos, sociales, económicos, de salud, tanto física como psicológica, entre otros, que debe afrontar la persona agraviada y que trasciende el ámbito criminológico, penal y penitenciario.-

Bibliografía consultada: - Marchiori H. (1999). “La víctima del delito”. Córdoba: Lerner

- “Victimología Forense” Wael Hikal, María de los Ángeles Miñarro Garrido, Juana Teresa Jimenez, y otros. Editorial de Estudios Victimales

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