Revista Hamartia #10

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Editorial Jozami, la vanguardia peronista La pilastra de Arturro Corpus Christi y el Golpe del 55 Carlín Ajedrez y militancia Recuperación de la plaza Tuñón Peter Punk y su paso por el Parakultural Cynthia Ottaviano, la defensora del público Víctor Hugo contra la mafia mediática Gustavo López, la ley de SCA luego de la Corte Jugarse por humor. Un rubio peronista Internacional. África, entre Al Qaeda y EEUU El héroe originario. Entrevista a Liliana Bodoc Cuento. El corralón Cuentos con historia. Flores florecidas Música para luchar. Entrevista a Vicente Feliú Microarticulo 9, por Ricardo Capellano Extranjerización del sector editorial Entrevista a Ernesto Pereyra, artista plástico Entrevista a Alberto Gandulfo


Ed

Consejo directivo: Julián Saúd, Damián Cots, Santiago Mouradian, Natalia Morandeira. Editores: Natalia Morandeira, Ignacio Ibáñez, Maria Eugenia Mastropablo.

Correctora Lucía Manusovich. Consejo de redacción: Julián Saúd, Santiago Mouradian, Damián Cots, Silvana Jáuregui, Manuel Israelzon, Ignacio Ibáñez, Jimena Riveros, Nicolás Blanco, Natalia Morandeira, María Eugenia Mastropablo, Facundo Daelli, Lucía Manusovich. Colaboradores: Guadi Calvo, Leandro Soto, Ricardo Capellano, Mariel Iglesias, Pablo Malizzia, Ricardo De Luca, Romina Cárdenas, Arturro Jauretche, Gonzalo Gully. Ilustraciones: Leandro Gillig, Sol Re, Marcelo Mosqueira, Germán Pasti, Véronique Pestoni, Jose Vera. Fotografías: Gastón Vera, Véronique Pestoni, Emilio Marolla, Nicolás Capusotto, Gisela Mouradian, Carolina Diana, Ezequiel Palazzo. Edición de arte y fotografía: Véronique Pestoni.

Ilustración de tapa y sumario: Leandro Gillig. Carlín: Escribe: Diego Cots. Diseña: Federico Rombolá.

eH?: Leandro Gillig. Diseño: Martín Bianchi. Producción: Gisela Mouradian, Nicolás Capusotto, Manuel Israelzon, Elena Fernández, Diego Mandarano, Nicolás Blanco, Gastón Vera, Camila Sánchez.

Administración: Matías Sbora Editorial: Editorial Acercándonos Cooperativa de Trabajo Lim. Cochabamba 894 CABA

Agradecimientos: AFSCA, Rodolfo Techi, Chino Sanjurjo, Agrupación Mariano Moreno, Archivo de la Biblioteca Nacional, Juan Carlos Junio.

Revista Hamartia (ISSN 2314-3703) Organismo Responsable: Asociación Civil Hamártires de la Cultura Domicilio: Díaz Velez 4550 Dpto. 2 (C1405DCN) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina Contacto: info@hamartia.com.ar Tel: (11) 4958-1759 Web: www.hamartia.com.ar

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ditorial Editorial Pensamos que no salía. Que otra vez ganaban los dueños del país. Que la Justicia, el único poder que no elegimos, nos cerraría la puerta una vez más. Los que manejan el tiempo no son los meteorólogos ni los cronometristas sino los amparos y las cautelares. Pero esta ley se ganó en la calle, se debatió en todo el país. Es, sin duda, una de las más democráticas de nuestra historia. Y por qué negarlo. Muchos pensamos que no iba a salir. La estrategia del grupo Clarín fue empantanar la cancha. No era descabellado pensar en que la Justicia convalidaría, con sus mecanismos burocráticos, una dilatación lo suficientemente grande como para fallar cuando el Gobierno cayera. Pero eso no sucedió y muchos esperábamos un fallo salomónico. Que iban a declarar inconstitucional tres letras y una coma. Pero fue 6 a 1 como con Bolivia. “Vergüenza”. Siempre dijimos que la piedra basal de Clarín es Cablevisión. Es el poder de Internet, la fibra óptica, el fútbol privado, es la cultura del control. Del control remoto. Que se profundizó con la apropiación de Papel Prensa en la dictadura, con el dominio de ambas cámaras en el menemismo y compañía, con el regalo de Canal 13. Con la pesificación de la deuda. Con los agro negocios. Con las 247 licencias. Con el 60% del mercado de cable. Con su vocación de voltear gobiernos. Con su adoración por los vientos del norte. Pero salió. La Corte eligió conservar su prestigio, su condición de Estado. Una vez más, el kirchenrismo nos mostró que se podía, que si salimos a la calle, que si nos apropiamos del proyecto, podemos revertir nuestras frustraciones. Es que no era la primera vez que se intentaba aplicar una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que remplazara a la vieja Ley de Radiodifusión de Videla. Desde 1983 hubo más de setenta proyectos y la mayoría ponía límites a la concentración de licencias. Por supuesto, ninguna prosperó. Cuando la Corte Suprema convocó a la audiencia de los “Amicus Curae” el día del cumpleaños de Clarín, enseguida pensamos lo peor. Porque bastante sospechoso ya era el hecho de que la Corte Suprema pusiera como partes iguales al Estado y a una empresa monopólica. Y ahí fueron los caraduras. A nombrarse como la garantía de la libertad de expresión. Cuando en realidad lo que estaba en juego era determinar si el Estado tenía la potestad de legislar sobre un derecho o si un grupo económico afectado por una

ley podía anularlo. El 6 de Septiembre de 1930, una guarnición militar encabezada por José Félix Uriburu dio un golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Hipólito Irigoyen. El grupo salió temprano de campo de Mayo hasta la casa de Gobierno. Pero en su camino hizo una parada. Fue justo frente al diario “Crítica”. En aquél entonces, el más importante de todos. Desde allí se había promovido el golpe. “Crítica” tenía intereses en las empresas petroleras estadounidenses que se oponían a las políticas de Irigoyen que apuntaban a tener control estatal sobre los hidrocarburos. Ese mismo día, la Corte Suprema de Justicia realizó una acordada conocida como “Doctrina de los Gobiernos de Facto”, que declaraba constitucional el golpe de Estado y que fue utilizada para legitimar todas las dictaduras que luego acecharon a la patria. En la batalla por la Ley de Medios se jugó la democracia y quién gobierna. En estos cuatro años que duró la contienda legal lo que quedó en evidencia es que Clarín es, ante todo, un poder político. Clarín va a tener que desinvertir. El titular del AFSCA fue preciso, se va a hacer la adecuación de oficio. Pero no seamos ilusos, esto recién empieza. Descentralizar la palabra, generar una mayor pluralidad de voces, un vínculo real con las comunidades en donde estas tengan una participación activa en la producción de contenidos, no es una tarea a realizar entre pocos ni que se materialice de un tirón por una contienda parlamentaria o por un fallo de la Corte. Para que ello realmente ocurra, hay que poner el cuerpo. Sin militancia, sin un grupo de actores que sea capaz de hacerse cargo del cambio de paradigma que plantea la Ley no se va a llegar a ningún lado. No se puede esperar mucho de lo que se libre al azar entre tantas rapiñas mediáticas que no tienen otro objetivo más que convertir al televidente en un mero consumidor. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es quizá uno de los eventos culturales más importantes de los últimos tiempos porque nos pone en la mano una herramienta para construir la democracia del siglo XXI. Dependerá del esfuerzo y la convicción que tenga nuestra sociedad. Pero de algo estamos seguros, lo que pasó el 29 de octubre será de un valor jurisprudencial que no sólo afectará a Latinoamérica sino al mundo entero. Ya dimos el primer paso. Ahora es tiempo de poner el cuerpo en la palabra y asumir el riesgo y la responsabilidad de narrar otra realidad.

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Entrevista a Eduardo Jozami

LA TENDENCIA A LA

VANGUAR Escribe: Manuel Izraelson Fotos: Veronique Pestoni

Eduardo Jozami a los 26 años era Secretario General del Sindicato de Prensa. Desde muy joven empezó a militar y lo siguió haciendo casi ininterrumpidamente hasta el día de hoy. Su mayor virtud política no radica en su trayectoria o su participación dentro de una resistencia que luchó por la justicia social, sino, en su capacidad de ser vanguardia en los debates que como sociedad debemos abordar. En esta entrevista tratamos de hacer un pequeño repaso de su vida política, su actualidad como integrante del Espacio Carta Abierta y como Director del Centro Cultural Haroldo Conti, que se encuentra ubicado en la ex-ESMA, el predio donde funcionó durante la última dictadura cívico-militar uno de los Centros Clandestinos de detención, tortura y extermino más emblemáticos. Cuando eras Secretario General del sindicato de Prensa se produjo el golpe de Estado al presidente Arturo Illia. ¿Qué rol jugaron los medios de comunicación de esa época? Nuestro sindicato fue intervenido por Juan Carlos Onganía un mes después del golpe. Los diarios como La Nación y Clarín apoyaron el golpe. Clarín, que en esa época estaba muy identificado con el desarrollismo fue muy contrario al gobierno de Illia desde un principio. Además jugaron un rol muy importante las revistas, fundamentalmente Primera Plana donde escribía Mariano Grondona. Por supuesto que no sólo fueron los medios, era un momento en donde a Illia le pegaban por derecha y por izquierda porque era un gobierno que había afectado algunos intereses, como por ejemplo con el proyecto de Ley de laboratorios y con la nacionalización de los contratos petroleros. Quiero decir que no fue una creación artificial de los medios, pero de todas maneras jugaron un rol notable.

¿Cómo viviste políticamente esos siete años previos al triunfo de Héctor Cámpora? Hubo momentos muy duros, pero en

general con mucha confianza de que la dictadura iba a ser derrotada porque había un proceso de lucha popular muy importante. Ya a partir del año del Cordobazo hubo una reacción popular muy fuerte y también ése fue el año en que se fortalecieron las organizaciones armadas. Yo diría que lo único que no estaba tan claro en un principio era la posibilidad de que volveríamos a la democracia en tan sólo siete años. A partir del fracaso del intento del retorno de Perón en el 64’ se planteó que era muy difícil que Perón volviera. Existía más bien, la idea de un proceso largo que estaba un poco basado en el supuesto de que Perón no iba a poder volver. Los sectores más burocráticos del peronismo ya no se preocuparon tanto porque Perón volviese. Y el peronismo más combativo y revolucionario adoptó un poco la caracterización que hizo Carlos Kunkel en ese momento, quien dijo que Perón no iba a volver por las gestiones de esos burócratas sino que iba a volver por la lucha revolucionaria del pueblo. En mi caso, durante los primeros años de la dictadura del 66’ en la zona de la Provincia de Buenos Aires donde yo vivía no hubo una represión muy fuerte. En términos generales, la represión se fortalece recién en el 69’, que es cuando se declara el Estado de sitio a partir de la muerte de

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Augusto Vandor. En ese momento me fueron a buscar a mi casa pero yo no estaba. En el 72’ fui secuestrado por una semana y salí con vida cuando no había mucha expectativa de hacerlo. Después, estuve en una situación de clandestinidad casi todo el tiempo.

En el año 89 había un 40% de pobreza en nuestro país contra un 5% que había en el año 74. ¿Cómo se explica que se haya retrocedido tanto en tan poco tiempo? Hubo dos derrotas políticas muy notables. La primera en el año 76 con el golpe militar que le permitió al poder económico más concentrado de la Argentina tomar el gobierno. Ese poder económico concentrado, en una primera etapa, a través de José Alfredo Martínez de Hoz hizo una política que de algún modo convocaba al conjunto del empresariado. Después la dictadura mostró otras facetas de su política económica que perjudicaron a amplios sectores, incluso del empresariado, pero en un primer año donde el salario real cayó prácticamente un 40%, le permitió tener un consenso empresarial bastante importante. Esa derrota se produjo porque había habido otra derrota antes, es decir, el movimiento


RDIA popular que tomó el poder en el año 73 terminó en una profunda crisis política y de alguna manera eso facilitó el camino de los militares que dieron el golpe y el de los sectores civiles que lo empujaron. La segunda derrota se va a producir con el menemismo, cuando Menem inicia una política que le va permitir a Martínez de Hoz en 1991 decir: “Nosotros preparamos el camino y Menem ahora está avanzando en ése camino”. Ahí también hay una crisis política que explica esa aparición de políticas tan regresivas, porque Menem había ganado las elecciones con un programa diferente, que hablaba del salariazo, la revolución productiva, temas que tenían más que ver con la tradición del peronismo. Evidentemente ese programa no estaba sostenido con una convicción muy fuerte. Lo notable es que el 90% de los dirigentes del Partido Justicialista lo acompañaron, así que ya había una situación de deterioro, de crisis interna, de debilitamiento de las convicciones que permitió esa política.

En los 90 te desempeñaste como legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires… Si, esa década fue un momento de mucha oposición al menemismo. En la Ciudad de Buenos Aires el FREPASO hizo una

práctica legislativa, que en buena medida fue fundacional, porque era el lugar en el que más fuerza teníamos y se fue generando una alternativa política que nos parecía interesante, pero que fue liquidada con la propuesta de la Alianza y el rumbo previsible que tomó ese gobierno.

¿Qué análisis hacés de la aparición de Néstor Kirchner en el armado de un proyecto nacional? Néstor Kirchner tiene mucho que ver con lo del 2001. Muchas de las demandas del

lado, la crisis de representación política que se había instalado en la Argentina, esa idea de que la política no servía para nada. Había una necesidad de volverle a dar legitimidad a la política, y me parece que el discurso de Néstor y las transformaciones que se llevaron a cabo demostraron que la política otra vez se instalaba como el instrumento para generar un cambio. En los últimos años de vida de Néstor, cuando se empieza a producir una mayor participación política, una mayor presencia de la militancia, sobre todo en los jóvenes y que se manifiesta con mucha

“En política la única manera de defender lo que se hizo es tratar de avanzar más, de lo contrario se empieza el retroceso.” 2001 van a aparecer en su discurso del 25 de mayo del 2003. No tanto las demandas que se expresaban en las asambleas sobre más participación en la política y el rechazo a los viejos partidos. En ese sentido el kirchnerismo siguió otro camino que fue hacer un proceso de renovación pero sin separarse del todo del Partido Justicialista, pero sí tuvo que ver en lo más importante del 2001 que fue, por un lado: el rechazo al neoliberalismo y por otro

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fuerza en su muerte, se visibiliza que todo eso es una consecuencia de este proceso que empieza en el 2003 y que la gente se tomó su tiempo para entenderlo y volver a tener confianza.

En los últimos diez años hubo varios cambios de paradigma concretados a través del ámbito legislativo. ¿Cuál o cuáles viviste con


“Muchos pensaron que las entidades privadas eran las que les iban a garantizar su jubilación, y ahora se ha vuelto a poner la expectativa en el Estado. Esto quizás sea la mejor demostración del cambio que se ha producido con respecto a los valores del neoliberalismo y a la recuperación de la idea de una sociedad integrada.”

más intensidad? Uno de los más interesantes sin duda es la Asignación Universal por Hijo. La AUH es muy importante porque le agrega a la actividad económica y social un componente que permite llegar a sectores a los que no se estaba llegando. Lo que quedó claro en la Argentina es que después de tantos años de desempleo y políticas de exclusión social había sectores muy marginados del mercado del trabajo. La recuperación de la economía, por supuesto, ejercía un efecto benéfico sobre el conjunto de los trabajadores ocupados pero de alguna manera no afectaba del mismo modo a estos sectores más marginales. Y lo interesante de la AUH es que allí el gobierno muestra cierta sensibilidad para salirse de su libreto, porque desde un principio el kirchnerismo no planteaba la AUH, había ciertas dudas sobre si era bueno un subsidio, que en realidad no era un subsidio que ayudara a que hubiera más empleo, sino que cubría otras necesidades, y en un momento el Gobierno advierte que esto era irremediable. Me parece que es muy interesante que haya dado este giro. Después creo que ha sido importantísimo lo que ocurrió con los Fondos de Pensión,

es decir, recuperar el rol del Estado como garante de la jubilación, porque además eso permitió que se sigan pagando las jubilaciones, si no, el sistema de las AFJP hubiese entrado en bancarrota. En un momento muchos pensaron que los bancos y la iniciativa privada era lo que les iba a garantizar su jubilación, y ahora se ha vuelto a poner la expectativa en el Estado. Esto quizás sea la mejor demostración del cambio que se ha producido con respecto a los valores del neoliberalismo y a la recuperación de la idea de una sociedad integrada, de un Estado activo, de justicia social.

Culturalmente, ¿que significó la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? Creo que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es la ley más importante de este periodo por un montón de razones, primero porque en sí misma es importante ya que tiende a regular una actividad que hasta entonces estaba regulada por una ley de la dictadura. Por otro lado tiene un objetivo muy claro de evitar la concentración desmedida en el área de los medios audiovisuales. Pero

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además, tiene otra serie de aspectos que son muy importantes en cuanto a fomentar la participación de diferentes sectores sociales en la titularidad de los medios de comunicación. Y además de todo esto, porque se ha transformado un poco en el eje de una gran disputa política. Me parece que esta ley sintetiza por un lado un gran progreso en cuanto a la regulación de los medios y a la intervención del Estado para poner límites a la concentración, pero también es un poco el símbolo de una disputa entre dos concepciones de la democracia; la que piensa que en última instancia lo más importante es la propiedad, el poder económico y que cualquier limitación que se le pone tiende a considerarse inconstitucional; y por otro lado, los que pensamos en una democracia que está asociada a la posibilidad de reformas profundas, y para eso es necesario afectar los intereses de los poderosos y regular las distintas actividades para evitar que el interés privado termine siendo más importante que el bien público. Yo creo que en términos generales la disputa que se da hoy en la Argentina es esa.

Después de diez años de gestión del kirchnerismo, con una arrasadora victoria en las últimas elecciones presidenciales y un descenso de sus votos en las últimas elecciones, ¿qué análisis hacés sobre el comportamiento de su electorado durante estos diez años? El electorado del 54% es la expresión potencial del kirchnerismo que a veces se realiza, como en el 2011. Creo que hay una base de gente muy comprometida con este gobierno y su política, que puede ser la mitad de ese 54%. Y hay otro electorado que es sensible a la convocatoria del gobierno, que cree que las cosas han cambiado, pero que al mismo tiempo evidentemente tiene menor firmeza en su adhesión. Yo creo que esos son los dos polos de esta situación del kirchnerismo, una base sólida y otro sector fluctuante que es imprescindible convocar para lograr una gran mayoría como la del 2011. Me parece que tenemos que reflexionar sobre esto y que hay que dialogar mucho con ese sector que reconoce la importancia de los cambios que se han hecho y que


se niega, en principio, a sumarse a una oposición ciega como lo es la oposición de Elisa Carrió por ejemplo, o de muchos de los dirigentes opositores.

En relación a esto, ¿cuáles son los desafíos del movimiento kirchnerista a partir del 2015? Los desafíos del movimiento kirchnerista fundamentalmente se resumen en seguir siendo el movimiento kirchnerista. Es decir, que no se produzca en el afán de recomponer una mayoría política una especie de recomposición acrítica del peronismo que nos lleve a diluir lo que se ha hecho en estos años. El kirchnerismo está en una situación difícil para el 2015, la no reelección de Cristina es un dato fuerte porque el kirchnerismo no se preparó para otra eventualidad. Por otro lado aparecen expresiones opositoras con mucha fuerza que tienen la habilidad, como en el caso de Massa, de no presentarse frontalmente como antikirchnerista, interpretando el deseo de mucha gente de que no se cambie lo fundamental, pero al mismo tiempo mostrándose portavoz de un supuesto deseo de cambio que parece haber en la sociedad. Y aparecen otros sectores incluso en el interior del kirchnerismo, como el caso del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que en su discurso y en su práctica de gobierno no expresa lo que ha sido más rico de este proceso de diez años de kirchnerismo. La política puede llevar a situaciones muy complejas, habrá que ver las alianzas que hay que hacer en cada momento, pero a mí me parece que el objetivo central es mantener este perfil que se ha logrado construir en estos diez años, defender todo lo que se ha hecho y luchar por seguir avanzando, porque en política la única manera de defender lo

que se hizo es tratar de avanzar más, de lo contrario se empieza el retroceso. También se escucharon otras voces que proponían políticas penales que no tenían mucho que ver con la tradición del kirchnerismo, que me parece que afortunadamente han quedado relegadas por una crítica bastante general que produjeron.

¿Qué propone Carta Abierta políticamente? Yo no hablo como su representante, pero creo que esto último que acabo de decir expresa bastante bien lo que está pensando Carta Abierta. Me parece que lo que ven es con preocupación la posibilidad de que se dé este proceso de regresión en algún sentido y la necesidad de afirmar la continuidad del kirchnerismo. Creo que Carta Abierta puede jugar un rol importante en el proceso de aquí hasta el 2015, porque acá ya no se trata de discutir sobre candidaturas o sobre internas, sino que me parece que viene un debate muy profundo en lo político e ideológico, es decir, cómo evaluamos nosotros esta situación que hoy se produce, ¿es importante mantener una continuidad formal del kirchnerismo? O lo importante es rescatar esta esencia del proceso de transformación que se ha llevado en estos diez años. Nosotros hemos visto con mucha simpatía el discurso de la Presidenta en las Naciones Unidas y las medidas que se tomaron en el campo económico, pero además me parece que muestra que la Presidenta retoma la iniciativa política y que la retoma sin apartarse de lo que ha sido su línea fundamental en éstos años.

¿Cuál es el rol que el Centro Cultural Haroldo Conti ocupa en éste espacio de memoria ahora abierto a toda la

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sociedad? Este centro cultural es parte de la política aquí en la ex ESMA y en términos generales es parte de las políticas de memoria, verdad y justicia. Pero nosotros tenemos un perfil particular, reflexionamos y tratamos de profundizar nuestra mirada sobre los años setenta, sobre la dictadura y sobre las luchas populares. Obviamente el eje central tiene que ver con lo que fue este lugar en la historia reciente de los argentinos. Esa profundización de la mirada no se hace solamente a través de las reflexiones teóricas, también pensamos, y la realidad argentina lo demuestra, que esa discusión también se enriquece desde el cine, el teatro, la literatura y las artes plásticas, como por ejemplo con la obra de León Ferrari. Todo lo que se hubiera podido decir sobre la Iglesia y la dictadura quedó chico frente a esos trabajos de León que apelan más a la sensibilidad de la gente. Y por otro lado, nosotros tratamos que esta tarea que hacemos con el mayor rigor no sea algo que nos aísle de los sectores más amplios de la sociedad que tienen que ver con este lugar y de alguna manera tienen que apropiarse del mismo. Permanentemente hay actividades con los jóvenes, con los colegios, se hacen talleres con docentes, alumnos y hay actividades de teatro. Nos preocupa esto porque en última instancia la política de Derechos Humanos que planteó este gobierno es apoyada por un sector importante de la sociedad, pero también pensamos que hay sectores más amplios de la población que siguen estando en contra de la dictadura pero que no tienen ese diálogo que tenemos nosotros con lo que pasó aquí. Cuando nosotros pensamos cómo trabajar acá, pensamos también en lo que nos permita ampliar este diálogo con ese otro sector de la sociedad.


El

virus de

LA

PILASTRA DE

ARTURRO

la Tilinguería

Escribe: Arturro Jauretche Ilustra: Leandro Gillig

Es que es así compatriota. La inflación te toma el pelo. No sabés como me bajó el nivel de queratina con el asunto del tomate. Tomátela. Siempre lo mismo. No me gusta eso de andar gondoleando por los mercados sin poner nada en la canasta. Además son bravos los chinos. Te cobran el frío y te filman. Cada tanto se cargan a alguno. Si se zarpan con los precios bajos, los bajan. El tema es cuando nos zarpamos con los precios altos. Y el problema no es el precio del tomate sino su capacidad de verosimilitud y contagio. Hay mucha gente que piensa que el tomate no es una fruta. Que el tomate es una verdura. Y efectivamente hay que señalar que el tomate suele tirarse a la verdura. Justamente es la verdura el problema del tomate. Que esté a cuarenta pesos puede generar indignación, resignación o renuncia. Lo patológico, es atomatarse. Encapricharse con el tomate. ¿Cuarenta mangos? ¡Metételo en el upite! Me quedo con el médico de los pobres, me quedo con el repollo. ¡Por supuesto que sí! Ni lo dudo hombre. Y si no llega a ser pollo, le pongo huevo. ¿Sabés lo que hice? Me crucé a la pescadería y me compré 2 kilos de rabas. El gran negocio no está en el precio sino en lo que se genera alrededor de ello. La inflación es una fisura. Un pequeño intersticio que es pan comido para los productores de la seguridad. Claro que es una representación social que está en crisis pero vender su ausencia se ha convertido en la acrobacia de la

tilinguería. El gran tema de los argentinos es el miedo. Por eso amamos a Maradona, porque él no lo conocía. La cosa está en lo que podría llegar a pasar. El escenario del futuro se convierte en una gran presión para la vida cotidiana. El verbo condicional abre una puerta trasera que instala la sospecha. La vida y la muerte también son variables de consumo. En un país que todavía no ha terminado de reparar en el vaciamiento del Estado y en cuyo agujero más profundo yace la creencia de que el dólar es moneda nacional, hay que saber cuidarse el culo. Lo que simula ser moneda nacional, se vuelve corriente y te atomata. Te mata. Gastroenterocolitis. El doctor lo dijo clarito. Es una estructura de orden viral. No tiene nada que ver con los ocho platos de rabas y los doce litros de cerveza que nos clavamos mirando el partido de Argentina. En el programa de los gordos dijeron que algo así era un exceso. Pero yo no me hice cargo. Conservo la cintura a pesar de mis tantos años. En unos días cumplo 112 y les puedo asegurar que nunca me había pasado algo semejante. Me acuerdo del partido entre Cláypole y Victoriano Arenas en donde hubo 36 tarjetas rojas. Los 22 titulares y los 14 suplentes. Con la nómina de “gresca generalizada” el árbitro Damián Rubino dio por finalizado el encuentro una vez que los rajó a todos. Es el ejemplo más alto de la expulsión. Y así me siento. Hueco. Vacío. Pero no limpio. Más bien me siento cagado y vomitado por el peor

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de los verdugos, mi propio cuerpo. Y claro que me dio fiebre en un momento. Pasé los 39 y todo. Pero estuve investigando un poco del tema. Las estructuras de orden viral son creadas en los laboratorios de la tilinguería y difundidas por las calles a través de tecnologías elitistas, desconocidas por la genética de las clases medias bajas en ascenso. La gastroenterocolitis viral es una afección que se produce por una variedad de organismos unicelulares que obtienen vida chupándole la sangre a las células ajenas. Así como existen las armas bacteriológicas, existen las armas virales. Luego de varios experimentos, llegué a la conclusión de que hay otro tipo de gastroenteritis a la que voy a llamar satelital o de fibra óptica. Se trata de un puntero parasitario que a través de promesas vitales, absorbe la identificación de los órganos y le manipula los deshechos. La bajada de línea inflama los intestinos y el estómago. Estos fulanos pueden contaminar cualquier muestra de la realidad que uno pretenda incorporar a su organismo. Son microscópicos fragmentos de pantalla que salen de ella imperceptiblemente y se cuelan por la retina de los ojos hasta invadir la corteza cerebral. Un neurotransmisor interpreta la intromisión como una señal bioquímica que proviene del estómago y el aparato psíquico devuelve a la conciencia un representante lingüístico al que normalmente conocemos como mierda. Hola, mi nombre es Arturro Jauretche, y


con las nuevas pastillas de carbón de YPF que empecé a tomar, la industria del odio perderá su hegemonía. Por supuesto que yo me pregunto, ¿qué es una gastroenterocolitis viral al lado de una colección subdural crónica? Yo me vomito una rabas en tempura lupular y me echo unos buenos sifonazos de mierda que los limpio apretando un botón y me quejo como si fuera imprescindible para alguien. Bueno, lo soy para el pescadero. Pero el caso de la señora jefa es mucho más grave. Parece haber acumulado tal colección de mierda que se le inundó la terraza. Y cuando digo colección no abrevio la cantidad aunque la calidad es impactante. Se superan. Una y otra vez. No alcanzaría el riachuelo para fabricar tanto tereso y arrojarlo al mundo como si fuera un arma bacteriológica o un virus subdural, que dura en el subconsciente y se instala como un agente teresocrático capaz de colarse por el recto cada vez que uno se tira un pedo. Porque la televisión a veces entra por el culo. Y ojo los que se duermen con el aparato encendido porque la zona está más fértil. El polo motor se

apaga y las ideas entran por los agujeros. Por las orejas y por el culo. Yo nunca le daría la espalda a la pantalla. Primero se apagan los ojos, mucho después la tele. Y cuando uno se despierta piensa que todo está como lo dejó antes de dormirse. Pero eso es un gran error, de las ingenuidades más peligrosas que atraviesan a nuestra sociedad. Porque es hora de que todos sepan de que lo que no entra por el esófago, entra por el ojete. Recién vino el médico y me dio el diagnóstico en el ascensor. Ni me revisó el muy cagón. No chequean nada estos impresentables. ¿Qué me dijo? ¿Qué me va a decir el medio pelo? Gastroenterocolitis viral. Lo miré con la ironía de Juan. Con la sonrisa de Luis. Como si la medicina no fuera también un negocio de la vida y de la muerte. No me quedó otra que apagar la tele. Me fui hasta el chino convencido como nunca de qué era lo que iba a buscar. Pedí 50 pesos de frío para bajar la calentura. Tuvieron que vaciar la heladera y me dejaron meter la cabeza unos sesenta segundos. ¡Qué buen invento la heladera! No hacía falta inventar un

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aparato para quemar cabezas. Todo por culpa de la Guerra Fría. ¡La heladera! Ahí tenemos que meter los precios pero no los valores. Las cosas valen por lo que son, no por el miedo de que no sean más lo que eran. ¿Querían que me enferme? ¿Querían que se enferme la señora? Bueno sí, me terminé cagando. Pero no les tengo miedo. Sé perfectamente lo que es cagarse bien encima. Así me desperté esta mañana. Como un niño. Te lo digo en tu idioma, tilingo: como un enfermo mental que no tiene otra cura que la libertad. Hola, mi nombre es Arturro Jauretche y por mí que el doctor Castro se vaya a la recalcada vida paradisíaca que le espera luego de su muerte. El Síndrome de Hubris del que habla el doctor es lisa y llanamente un invento de mierda. Agarrate cuando a la señora le dé una gastroenteroCastritis aguda y te asalte el Cuartel Moncada.


La iglesia católica como instigadora del Golpe de Estado de 1955

Corpus Christi El sábado 11 de junio de 1955, dos días después de la fecha oficial de la fiesta católica, la Iglesia argentina celebró en las calles, sin autorización estatal, el Corpus Christi. Éste contenía en sus filas a un

número importante de agnósticos y ateos, sectores antiperonistas, que encontraron allí una suerte de soporte moral para su descontento.

Escriben: Romina Cárdenas y Gonzalo Gully Ilustra: Daniel Santoro Fotos: Fondo hemerográfico Biblioteca Nacional

Entre fines del año 1954 y mediados del 55, ocurrieron distintos hechos que enfrentaron a sectores peronistas con la Iglesia Católica. Algunos factores que propiciaron este conflicto fueron, por un lado, la derogación de la obligatoriedad de la enseñanza religiosa, la sanción del divorcio y la derogación de las exenciones impositivas, y por el otro, la realización de una campaña con panfletos que difamaban la figura del entonces presidente Juan Domingo Perón, y la creación del Partido Demócrata Cristiano.

cultural en el país. El ícono más evidente de esta presencia es la celebración del Congreso Eucarístico en 1934. Es el primero que se realiza en Sudamérica, específicamente en Argentina, y a él concurren personalidades como el cardenal Pachelli (luego nombrado

El análisis de este acontecimiento nos invita a reponer las distintas hipótesis que se tejen sobre los motivos que desataron la confrontación entre el peronismo y la Iglesia Católica. Las entrevistas realizadas a Miranda Lida, Omar Acha y María Flores, investigadores del CONICET que desempeñan gran parte de su trabajo en la Biblioteca Nacional, nos ayudan a entender cómo se fue tejiendo este conflicto entre dos sectores que, hasta esa década, caminaban muy cerca y que dejaron en evidencia cómo se solapan lo económico, lo político y lo religioso en torno al ejercicio del poder.

La Iglesia argentina en el panorama político Los investigadores aseguran que es en la década del treinta donde la Iglesia cobra gran visibilidad en los planos nacional e internacional, iniciando un periodo de enorme crecimiento, influencia social y

que el catolicismo queda fuertemente posicionado. María Flores resalta que Perón se llevaba muy bien con la iglesia hasta el 53, aunque tenía diferencias con la elite católica de la sociedad de beneficencia. En Argentina, la unidad entre la Iglesia y las Fuerzas Armadas también se comenzó a gestar en la década del 30, con el general Agustín P. Justo, quien durante su presidencia y en uso del Derecho de Patronato, crea nuevas diócesis por medio de la ley 11.715. En 1943, Pedro Pablo Ramírez firma el decreto de obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, fortaleciendo esta alianza. A fines de 1945, de cara a las elecciones, Perón se compromete a mantener la enseñanza religiosa y la indisolubilidad del matrimonio; de este modo consigue el apoyo de gran parte de la cúpula eclesiástica.

papa Pio XII). Según Miranda Lida el catolicismo mueve, en esta época, mucha gente y a la vez mucho dinero. Un millón de personas hace que la movilización se configure en evento de masas, la política no estaba acostumbrada a las grandes movilizaciones y es por ello

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Los puntos de coincidencia entre la Doctrina Social de la Iglesia y el peronismo eran el reconocimiento de la realidad de los conflictos sociales y la propuesta de ambos de superarlos a través de una conciliación de clases en la que el Estado jugaba un papel central: por un


lado, como mediador en los conflictos, y por el otro, implementando una política redistributiva que el peronismo definió como justicia social.

Antecedentes del conflicto Omar Acha argumenta que en 1951, a partir de un renovado activismo por parte de la juventud de la Acción Católica, comienza a darse un enfrentamiento entre las asociaciones católicas, las peronistas y algunos sectores profesionales laicos (médicos y abogados, por ejemplo) que luego van a tener una participación fundamental en las discusiones que se dan a fines del 54 en cuanto a las reformas legislativas que impulsa el gobierno peronista concernientes a la familia, la sexualidad, y la educación. La relación comienza a complejizarse a partir de que Perón asume la presidencia. Uno de los sucesos importantes tiene lugar cuando, en 1947, se hace ley la obligación de la enseñanza religiosa (antes estipulada por decreto). Este hecho generó mucho entusiasmo en la comunidad católica, pero, según Miranda Lida, es en este tiempo en que el catolicismo empieza a perder sus propias banderas. La figura de Evita estaba creciendo mucho por entonces, y Perón se iba asentando en el poder comenzando a constituirse lo que algunos historiadores dieron en llamar la “peronización de la sociedad”. El catolicismo pierde entonces cierta comodidad en sus movimientos ya que, a pesar de haber ganado la batalla de la educación, se reduce su contacto protagónico con la sociedad. El peronismo gana terreno motorizando actividades como el deporte juvenil e infantil, y haciéndose cargo de la cuestión de la salud desde la Fundación Eva Perón, factores de los que antes se ocupaba la asociación de beneficencia católica.

Se desata el enfrentamiento En palabras de Omar Acha, la aparición del Partido Demócrata Cristiano viene a

revelar una transformación en el seno de las elites católicas en el que se aglutinan sectores dirigentes en torno a posiciones antiperonistas. El investigador ve este escenario como un enfrentamiento en el plano de las elites, ya que el partido demócrata cristiano no fue un partido numéricamente relevante. No se podría establecer una relación causaconsecuencia que genere el antagonismo entre el peronismo y la iglesia, Omar Acha lo ve más bien como toda una constelación de desencuentros que adquieren su mayor efervescencia a fines del 54 y durante el verano 54-55, pero que ya se venían produciendo. Analizando el contexto internacional, Miranda Lida argumenta que los partidos demócratas cristianos surgen con mucho ímpetu después de la segunda Guerra Mundial en Europa. Son los partidos de centro derecha que aparecen durante la Guerra Fría, siendo el bastión anticomunista de la sociedad. Este escenario se inscribe, de alguna manera, en la Argentina. El partido aparece en 1954 y es el

primero que lleva una denominación cristiana en su nombre y una identificación religiosa. De la mano de grupos que eran claramente antiperonistas y a la vez se alineaban, en clave liberal, con la política de Estados Unidos, se definirán como demócratas, pero en una línea

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conservadora y manteniendo ese tronco anti-comunista. No todas las medidas son igual de irritantes para la Iglesia, Miranda cree que la peor de todas es el divorcio porque afecta cuestiones de doctrina, y por tratarse de un terreno que la Iglesia cree suyo por naturaleza. Para los sectores católicos esto es claramente una provocación, y cuando el cardenal Copello buscó negociar con Perón, las diócesis le quitaron su apoyo diciendo que Copello “transaba” con el gobierno. María Flores también toma el divorcio como punto clave en el enfrentamiento con Perón, aunque también considera que al surgir la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), esta ocupa un lugar importante en la actividad de la juventud en rivalidad con la llevada a cabo por la Acción Católica Argentina. En el discurso que da Perón el 10 de noviembre de 1954, define y cuestiona a los obispos y diputados que están en su contra y que volantean y propician la agitación pública: “(..)En Córdoba es donde indudablemente suceden las cosas más raras. Ese señor padre Bordagaray, asesor del ateneo universitario de Córdoba, es quien dice que debe elegirse entre Cristo y Perón. Yo nunca he tenido conflicto con Cristo. Lo que trato es precisamente defender la doctrina de Cristo que a través de 2000 años, curas como este han tratado de destruir y no han podido. En Corrientes está el reverendo padre Bonamin del rosario, que va a dar conferencia también en contra del gobierno(…)”. Bonamin fue luego vicario castrense durante la dictadura cívicomilitar. Perón concluye diciendo: “(…) Cómo vamos a hacer una cuestión porque haya 20, o 30 que sean opositores. Lo que hay aquí es un clima para la alteración del orden público, y eso es lo que nos debe preocupar (…)”. Según Flores, Perón llega a un enfrentamiento porque realmente había intereses económicos que pujaban para derrocarlo. Él no se había metido con los intereses serios de la Iglesia hasta que esto se hizo evidente. Para Miranda Lida, el antiperonismo inicia


Según el calendario de las festividades católicas, la fiesta del Corpus Christi correspondía al jueves 9 de junio. En esta oportunidad, la Iglesia la postergó hasta el sábado 11 con el fin de sumar concurrencia. Fueron convocadas alrededor de 200.000 personas, muchas de ellas no profesaban la religión católica pero se sentían representadas en su antiperonismo. Al termino de la celebración, luego de las palabras de los sacerdotes Manuel Tato, vicario general y obispo auxiliar, y Antonio Rocca, los presentes formaron una manifestación que se encaminó por la Avenida de Mayo hacia el Congreso Nacional. Desde allí hubo distintos hechos de violencia y provocación: pedradas contra los diarios oficialistas ubicados en el camino, la quema de la bandera nacional y su reemplazo por la enseña del Vaticano, cantos en contra del presidente y la remoción de dos placas colocadas en el Congreso en conmemoración a Eva Duarte.

una escalada de agresión y violencia que dio como resultado la libertadora, en clave antiperonista visceral y con ese revanchismo que implantó con la prohibición del peronismo, caracterizada por la investigadora como “grotesca”. El golpe del 55, afirma Omar Avha, fue un golpe cívico-militar. Fueron importantes y decisivas, por supuesto, las acciones de las Fuerzas Armadas, pero en el plano de la sociedad civil, los llamados grupos de choque o comandos civiles fueron igualmente relevantes y estos fueron provistos en buena medida por sectores del activismo católico. El avance del gobierno molestaba a la Iglesia, Perón realizó avances realmente importantes en materia de economía. Teniendo el apoyo de la sociedad manifestado a través de los votos, no había otra forma de disputarle el poder

que agitar y apoyarse en el plafón de la grey católica: esto hizo el golpe posible.

Corpus Christi como antecedente del golpe Según María Flores, la multitudinaria marcha del Corpus Christi del 55 fue diferente e impresionante por su enorme concurrencia y porque canalizó al gorilismo sin distinción de sectores o clases sociales. Omar Acha le da un doble carácter a este acontecimiento: por un lado congregó a la feligresía y al activismo católico con sectores de la oposición, y por el otro tuvo una dimensión inesperada encontrando otro espacio para disputar. Demostrando que no sólo los peronistas estaban en la calle, sino que la calle le podía ser ganada al peronismo.

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El 16 de junio, cinco días después del Corpus Christi, aviones de la marina con la insignia “Cristo Vence” bombardearon la Plaza de Mayo. El objetivo era matar al presidente o al menos conseguir su renuncia. Ese día estaba programada una muestra de aviación en honor al General San Martín. Dejando un saldo de más de 300 muertos y miles de heridos, los agresores huyeron a Uruguay donde encontraron asilo político. Esa noche hubo quema y saqueos en iglesias de Buenos Aires y algunas del interior. Ese gesto, del que nunca se responsabilizaron los sectores peronistas, avivó sin duda el enfrentamiento y sumó muchos opositores. El 16 de septiembre, la autodenominada “Revolución Libertadora”, comandada por Eduardo Lonardi, nacionalista católico que siempre había apoyado al peronismo hasta la irrupción del conflicto, derrocó al gobierno constitucional de Perón y dejó inaugurada una etapa de nuestra historia nacional marcada por la violencia y la persecución política.



AJEDREZ Y MILITANCIA

Escribe: Manuel Izraelson Fotos: Carolina Diana

Horacio Olivera es uno de los fundadores de la agrupación de ajedrecistas kirchneristas “Peón Vuelve”, una original iniciativa de un grupo de amantes del ajedrez que combina la militancia con la difusión activa del juego-ciencia. En esta nota nos cuenta cuáles son las líneas rectoras del compromiso político, social y ajedrecístico del grupo. ¿A qué se dedica la agrupación Peón Vuelve? Peón Vuelve es un grupo de ajedrecistas – desde destacados jugadores a aficionados - que a través del ajedrez apoya y milita el proyecto nacional y popular de Néstor y Cristina Kirchner. En tanto grupo militante, llevamos adelante actividades que identifican a nuestro juego con las pautas marcadas por el proyecto, colocando al servicio del pueblo las bondades del ajedrez, una actividad que, está demostrado, desarrolla la metodología del pensamiento, dinamiza la actividad creativa de la mente y ayuda en la formación del carácter del individuo. En la práctica, llevamos el ajedrez a la gente de diversas maneras: con la realización de simultáneas con la participación de destacados maestros en plazas, parques y barrios de la ciudad; con la puesta en funcionamiento de nuestro “Rincón de Ajedrez”, espacio semanal de aprendizaje para todas las edades y niveles; y efectuando en forma regular torneos donde impulsamos la participación de principiantes que se “animen” a jugar un torneo por primera vez. Los horarios y lugares de las actividades a las que vamos las comunicamos a través de

nuestro Facebook y de nuestra página web (www.peonvuelve.com.ar).

¿Cómo surge la agrupación? La agrupación surge como una necesidad de militancia de muchos ajedrecistas que sin saber nuestras inclinaciones políticas nos conocíamos de torneos, de los buffets de los clubes, de las salas de ajedrez o simplemente de vernos en el ambiente. Entre charla y charla, nos dimos cuenta de que sería interesante y productivo unir nuestra pasión por el juego con las creencias políticas de cada uno, en este caso, el kirchnerismo. Y así comenzamos a correr la voz, averiguamos de otros ajedrecistas igual de comprometidos y nos juntamos en pequeñas reuniones hasta formar un grupo heterogéneo en lo que al juego se refiere, pero muy firme en las convicciones respecto del proyecto político que apoya.

¿Qué reflexión hacés sobre participar en un espacio que usa una disciplina específica como herramienta de militancia? Muchos de los integrantes de Peón Vuelve tenían en mayor o menor medida militancia política. Otros en cambio,

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habían militado hace mucho tiempo y otros nunca lo habían hecho. Articular la actividad ajedrecística con la militancia en apoyo a este proyecto fue una magnífica oportunidad para todos. Y así es como en conjunto, y sin excepciones, los integrantes de la agrupación quieren volcar esa maravillosa experiencia a los que se acerquen para participar. Somos abiertos a todos aquellos que quieran unirse y compartir nuestras iniciativas.

¿Existe algún antecedente de agrupaciones militantes dentro del ámbito del ajedrez local? Sí, y hay más de uno. En los años 70 y en plena efervescencia política, el ajedrez estuvo presente en el campo popular, no solamente a través de la creación de la primera institución ajedrecística orientada al sector popular y alejada por tanto de las elites predominantes hasta ese momento, sino también en la aparición de dos movimientos netamente militantes: la Liga Argentina de Jugadores de Ajedrez y la agrupación Jaque Perpetuo (JP)

¿Cuál es el futuro de Peón Vuelve? ¿Cómo ves la proyección de la agrupación?


Peón Vuelve crece constantemente con más actividades, más militancia y más ajedrez para todos los argentinos. No es una exageración, tenemos actividad no sólo en Capital sino también en varias localidades bonaerenses y en la provincia de Tucumán estamos presentes con “filiales” que pretendemos expandir por todo el territorio. Nuestra militancia es unívoca: seguimos los postulados renovadores de Néstor Kirchner y bancamos fervientemente a la Presidenta. Somos conscientes de que la extraordinaria transformación llevada a cabo hasta hoy precisa del apoyo de todos los que tenemos la profunda convicción de que debe seguir hasta sus últimas consecuencias. Esa es la finalidad de Peón Vuelve.

la fantasía creadora de cada jugador, independientemente de que sea experto o novato. Cualquiera puede jugar ajedrez, es bueno resaltarlo para desmitificar aquello de que solamente pueden hacerlo mentes brillantes o personas muy inteligentes. He ahí probablemente el motivo del arraigo de este juego-rey y la enorme atracción que causa en muchas personas. En cuanto a las actividades de Peón Vuelve y su influencia movilizadora, no cabe duda de que darle a los demás la posibilidad de jugar con maestros o de participar en torneos y clases, es una clara manera de difundir del ajedrez no tan sólo en su faceta competitiva sino también en lo que hace a su parte educativa y artística.

¿Por qué creés que la gente se siente atraída por el ajedrez? ¿Las actividades que Peón Vuelve realiza son movilizadoras para que más personas se acerquen al juego?

No, por supuesto que no. Te invito a acercarte a cualquier club de ajedrez, a sus salas de “ping-pong” (partidas rápidas e informales de cinco minutos) y escucharás gritos de alegría (o de bronca), chistes, cargadas y bromas. En el ambiente hay tipos graciosos, tipos raros, tipos piolas y, por qué no, también algún insoportable, como en cualquier ámbito social o deportivo.

El ajedrez es milenario y, como tal, tiene una mística, un misterio difícil de explicar. Aparte de eso y lejos de, como muchos suponen, ser difícil o erudito, el ajedrez es sencillo de aprender. Sus movimientos son simples y las posibilidades de los mismos son tan ilimitadas que permiten

¿El ajedrez es un juego de gente seria?

Para terminar, ¿recordás alguna anécdota que relacione el ajedrez con la política?

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Se me ocurre una muy simpática. En el año 1954 un equipo de la URSS, país que por esos años ejercía una supremacía ajedrecística indisputable en todo el mundo, vino a Buenos Aires a jugar un match a varios tableros con el equipo argentino. En el primer tablero, el legendario Miguel Najdorf debía jugar la primera partida con el gran David Bronstein, número dos del mundo en esa época. El presidente Juan Domingo Perón concurrió a la apertura del evento y realizó, como es de práctica en estos casos, la primera jugada de las blancas, con las que iba a jugar Najdorf, en el tablero número uno. Y Perón movió 1.P4R, entre los aplausos del público, abrazos con los jugadores y flashes de los fotógrafos. Cuando Perón se retiró del escenario, Najdorf se sentó ante el tablero, volvió hacia atrás la jugada del presidente y movió 1.P4D. Asombrado, Bronstein le dijo: “Pero, ¿cómo, vuelves para atrás la jugada que hizo tu presidente?” A lo que el habitualmente bienhumorado Miguel contestó: “Es mi presidente, sí, pero como no sabe mucho de ajedrez, no sabe que no se debe jugar una partida abierta (abrir el juego con P4R indica que así será) ¡Contra el mejor jugador de partidas abiertas del mundo!” (1.P4D indica que la partida será cerrada). Primó en Najdorf, claro, su responsabilidad ajedrecística antes que su corrección política.


ración La recupe

a Tuñón de la plaz

l Izraelson Escribe: Manue Capusotto ás ol Fotos: Nic

El concepto de Militancia 2.0 aparece como un gran eje de participación política y militante. No se puede negar que las redes sociales se han convertido en un sitio de gran disputa política, pero llamar militancia a este tipo de participación me genera un poco de ruido. La militancia es una herramienta para transformar la realidad del espacio que nos rodea, sea cual fuere el alcance que nos planteemos como espacio a transformar. Esta transformación debería afectar las condiciones sociales y económicas de los habitantes del lugar. Está de más decir que con esa transformación se busca mejorar la vida de la comunidad, o por lo menos, es la meta que surge de las convicciones de quién realice la militancia. La actividad militante se da desde nuestra posición de ciudadano civil fuera de su ámbito laboral. El trabajo realizado por los militantes de la “Unidad Básica Cristina Kirchner” de La Cámpora Comuna 3 en el espacio público de su comuna refleja el compromiso que yo entiendo necesario para denominar militancia a un ejercicio de participación política, y esto es así, porque es en éste ejercicio donde se pone el cuerpo para la realización concreta de la transformación que buscamos. A muchos podremos convencer de la eficiencia de un proyecto político determinado o la necesidad de profundizarlo, pero esa acción es sólo un acto de persuasión y no de transformación, que en el mejor de los casos podría generar la voluntad necesaria para transformar realmente la realidad a través de la militancia. Con este análisis no quiero desmerecer la intervención con fines políticos en las redes sociales, es más, valoro los esfuerzos de quien esté disputando ese espacio en nombre del proyecto político en el que creo. Pero me parece necesario separarlo de la palabra militancia. Entrevista a militantes de la “Unidad Básica Cristina Kirchner” Comuna 3 ¿Cómo encuentran la situación en la Comuna 3 después de seis años de gestión del PRO? Adelqui Del Do - Podemos decir que no hubo mejoras ni políticas públicas de parte del Gobierno de la Ciudad para los barrios de la Comuna 3. Sigue siendo una comuna con profundos problemas estructurales y la que menos espacios verdes tiene de toda la Capital Federal. Es una comuna donde los chicos no tienen lugar para jugar al aire libre. La comuna tiene problemas de vivienda, con muchos hoteles familiares y casas tomadas en donde se vive en muy malas condiciones. Lo que el macrismo sí ha hecho en esta comuna es desalojar a muchos vecinos que vivían en algunas de las casas tomadas dejándolos en la calle

sin ningún tipo de solución habitacional. En relación a la Policía Metropolitana sólo está presente para desalojos. No se solucionó ningún problema de fondo, solamente hemos visto alguna cuestión cosmética. En cuanto a la suciedad en las calles y la basura son cuestiones que se agravaron. Se podría decir que la única presencia del Estado en la comuna es la presencia del Estado Nacional y de la militancia de las organizaciones que apoyan el proyecto nacional. Del macrismo y de otras fuerzas políticas no vemos ni presencia ni trabajo, solamente los programas nacionales que difundimos entre los vecinos. Fernando Betancor - Me parece que la gestión del Pro es la misma que se refiere a toda la Ciudad exceptuando el norte. Hay una ausencia absoluta de gestión estatal, la presencia del Estado es meramente objeto

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de la publicidad que intenta mostrar algo que no es real. Y por sobre todo, como dijo Adel, se está privilegiando el negocio inmobiliario a la situación de precariedad de vivienda que hay en general en toda la comuna. Hernán Castronuovo - La gestión del Pro en la comuna es fácilmente visible cuando uno trabaja en el territorio, plazas cerradas y abandonadas, escasa y nula iluminación, colegios y hospitales maquillados si tuvieron suerte. Como dijeron anteriormente, en relación a políticas habitacionales, la respuesta es el desalojo, siendo la misma solución con aquellas personas que lamentablemente están en situación de calle, durmiendo en las plazas o en las veredas. El Pro, en líneas generales, tiene una coherencia ideológica que tiende a la exclusión, marginación y repugnancia hacia


las clases trabajadoras y los sectores más necesitados de la comuna.

La Plaza Tuñón se ha reencontrado con sus vecinos. Ustedes vienen trabajando en ese espacio hace casi un año. ¿Cómo surge la iniciativa de laburar en la plaza? Adelqui Del Do - Surge a partir de la idea de recuperar el espacio público y de la necesidad de establecer un mayor lazo y cuidado entre los vecinos. Cuando nosotros empezamos a ir era un lugar para fumar paco, solamente ingresaba un grupo de jóvenes con problemas de adicción. Empezamos a ir todos los fines de semana y también invitamos a otras organizaciones compañeras a que se sumen, empezamos a organizar juegos y una limpieza sistemática del lugar. Muchos de esos jóvenes que se encuentran con problemas de adicción nos acompañaron. Los vecinos comenzaron a ir a la plaza, se empezaron a acercar mientras nosotros estábamos ahí. Pudimos comenzar a festejar el Día del niño, las fechas patrias y sumar a los vecinos que volvieron a apropiarse de este espacio público, que antes era un lugar al que le tenían miedo. Hoy gracias a una mayor presencia y limpieza, los vecinos se han reencontrado con este espacio verde. La idea tiene que ver con una lógica de construcción política, una lógica territorial y que los espacios públicos sean cada vez más públicos. Y que nosotros podamos dar una respuesta ante el abandono del Gobierno de la Ciudad en esta comuna. Es interesante la buena recepción que tuvimos de los chicos que paran en la plaza, desde el primer día

que pusimos nuestra bandera han tenido mucho respeto hacia nuestra militancia y en algunos casos han colaborado. De a poco fuimos construyendo un vínculo que va generando condiciones de posibilidad para que puedan salir de esa situación de abandono, de calle o adicción. Fernando Betancor – Un punto fundamental es la recuperación de los lazos sociales destruidos por procesos políticos y económicos de antaño. Para nosotros significó reconstruir esos lazos de solidaridad, que los vecinos se vean la cara y se conozcan. La realidad es que poco a poco, con el esfuerzo de todos los compañeros y otras organizaciones compañeras se pudo cambiar la cara de la plaza y logramos generar actividades donde van muchos pibes, donde los chicos esperan a que lleguemos para jugar torneos de fútbol. Uno como militante, si entiende la palabra militancia como herramienta de transformación no puede negar la iniciativa de este tipo de actividades. Hernán Castronuovo - Siempre fue una característica propia de nuestra militancia

estar donde más se nos necesita y apostar a la recuperación del espacio público, llenar estos lugares de contenido, y que sean los vecinos aquellos que logren empoderarse de estos espacios, tornándolos más accesibles y seguros para todos. También la impronta de nuestra Presidenta, que constantemente incita a la militancia a ir a donde más se nos necesita, porque al igual que ella nosotros no somos neutrales y por nuestra sensibilidad humana hacia el otro es un deber moral y político llegar a ese sector.

¿De qué manera se sostienen estas actividades? Fernando Betancor – Todo se hace con aportes de los compañeros. También hacemos peñas que permiten un ingreso para poder llevar adelante algunos gastos que implica la militancia. Tanto el alquiler de juegos inflables y las comidas que compartimos durante las actividades.

¿Qué evaluación hacen después de cuatro años de militancia en la comuna? Adelqui Del Do - La evaluación que hacemos es buena. Nosotros tenemos presencia en plazas, en hoteles familiares y casas tomadas. La Unidad Básica es una referencia para los vecinos, ya sea por su apoyo escolar, por la asesoría jurídica, el apoyo psicológico o las compras comunitarias al Mercado Central. Este lugar también se transformó en un lugar donde el vecino puede acercarse, pedir una mano y charlar. En términos electorales el balance también ha sido bueno, ya que los dos circuitos electorales en los que tenemos responsabilidad política son los circuitos electorales más votados de la comuna y que siempre están 6 o 7 puntos arriba del promedio del resultado electoral de la Ciudad de Buenos Aires.


n a p m o ¡R Todo!

Escribe: Leandro Soto Ilustra: José Vera

El Parakultural surgió como un movimiento de artistas que buscaba recuperar lo que la última dictadura militar les había arrebatado. Máxima expresión de la escena under de los ochenta, este grupo modificó la escena teatral desde un arte incorrecto y contestatario. En un subsuelo de la calle Venezuela tambi én se conformó el mito de Batato Barea. El músico y director Peter Punk registró todo con su cámara y dio como resultado “La peli de Batato”. En esta entrevista nos cuenta cómo fue su vida en el Parakultural, su amistad con Barea y cómo llegó a grabar la película. Desde la actualidad el Parakultural se puede ver como un espacio donde interactuaban bandas como Sumo o Los Redondos mientras se gestaba una nueva escena teatral. ¿Cómo era ese encuentro? Tenía que ver con el momento. Salíamos de una dictadura tan grande y que duró tanto tiempo que cuando toda esa estructura no dio para más comenzó todo un momento de libertad. Había como una urgencia por hacer. Lo más interesante de lugares como el Parakultural o Cemento es que eran espacios que aglutinaban distintas cosas. Con el tiempo todo se empezó a dividir: en los teatros se hace teatro, a las discotecas se va a bailar y en otros lugares van bandas de rock. En cambio, en el Parakultural pasaba todo junto en una misma noche. Se veían tres o cuatro cosas que no tenían nada que ver entre sí. Se compartía, había diversidad dentro del mismo espacio. Ahora lograr esa mezcla y esa convivencia sería mucho más difícil.

¿Cómo surgió tu película sobre Batato Barea y el Parakultural? Yo estudiaba cine en la escuela de Avellaneda. Era el momento en que todo lo del Parakultural estaba pasando y además tenía que ver con mi vida. Yo me movía en ese ambiente. Cuando tengo que presentar la tesis de documental pretendí hacer uno a mi estilo. Entonces lo llamo por teléfono a Batato y lo que hice fue ir a su casa con un equipo y grabar lo que sucedía. Tomaba el té con él, hablábamos de cualquier cosa.

El concepto era que la cámara no se quedase en nosotros sino que recorra las habitaciones, el baño, la cocina. Al final terminábamos tirados en la cama. Cuando presenté el proyecto en la universidad me dijeron de todo menos que era un genio. Que de esa manera no se hacía un documental, que tenía demasiado MTV en la cabeza. Tiempo después ese primer documental llega al Centro Cultural Rojas de antes, que era un poco más libre, no tan académico. Estaban por estrenar Hairspray en la versión original, entonces les pareció que estaba bueno pasar ese material como complemento, por la conexión entre los personajes. Cuando se pasa el documental Batato viene al estreno y ya estaba muy flaco, muy demacrado. Él me dice: “No te podía dejar solo”. Al poco tiempo yo estaba editando la película y fue cuando murió. No sabía que estaba tan enfermo. No supuse que podía morir tan rápido. El día de su muerte Nené, su madre, me dice que los últimos días Batato recordaba el material que me había dejado durante la grabación, eran VHS de sus obras, carpetas con fotos, y que algo había que hacer con él, que no se debía perder. En un punto supongo que por algo me dejó ese material.

Y es así que surge “La peli de Batato”… Ese material empezó a ganar festivales porque en ese momento no había registro. Todo el mundo lo conocía de haberlo visto en vivo, de haber estado ahí, pero no había película. En ese momento sucedieron dos cosas, una es que empecé a ser Peter Punk. Pero al mismo tiempo no me quería

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atar a eso. Pensaba que sino iba a quedar como la viuda que no tiene otra cosa por decir o hacer. Todo el tiempo era volver a Batato. Me puse a hacer música, teatro, a escribir y a hacer todo a lo que me dedico. En el 2000 empiezo a trabajar con Goyo Anchou como actor, él no había vivido esa época porque es de Mar del Plata y además es más chico, y siempre me decía tenés que hacer algo con ese material. Yo estaba enfocado en los discos y esas cosas. Hasta que llegó el momento en que me cayó la ficha del valor de esos VHS que tenía guardados en la casa de mis padres, que ni siquiera estaban en mi casa. Me di cuenta de que todo eso que yo tenía no lo había visto nadie, era todo como un tesoro, y que había llegado el momento de mostrarlo y hablar de eso. Al mismo tiempo era encontrarme conmigo mismo, decir bueno recorrí este camino, es tiempo de volver atrás y agradecer. De cumplir con lo que prometí y devolver a Batato tanto que me dio. Se planteó un encuentro de gente que yo hacía muchísimo que no había visto, como Urdapilleta o Tortonese. Con algunos fue más fácil recordar que con otros. Pero en el momento de grabar fue un momento bueno.

¿Cómo convivía Batato Barea con su vida como un actor trasgresor? Para él era lo normal. Era lo que tenía que hacer. Hay cosas que yo las fui reconstruyendo a partir del trabajo en la película. Yo creo, esto es una opinión personal, que cuando recibe su diagnóstico de HIV y sabe que le queda poco tiempo de vida, es como que entra en una carrera de Meteoro. Tiene que hacer


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! todo y dejar todo hecho antes de que eso llegue. Había un poema de Alejandra Pizarnik, que era una escritora que nos unió, y decía algo así como “construiste tu casa, has emplumado tu pájaro llegó el tiempo de partir, arremete viajera”. Cuando se habla de lo trasgresor que era Batato, la gente del instituto de cine, por ejemplo, nos decía: “¿Qué ven de trasgresor en un travesti?”. Pero todavía ni siquiera había una Ley de identidad de género, hay que ponerse dentro del momento en que sucedió para darse cuenta que los limites se estaban corriendo. Hoy en día todas esas cosas son formas que también ya son viejas. Hacer hoy lo mismo que habían hecho, no pasaría nada. Después de Cha, Cha, Cha o Capusotto. Gasalla en la televisión, se superó. Ahora la ruptura de formas teatrales pasa por otro lado.

¿Cómo percibió el público ese encuentro entre Humberto Tortonese, Alejandro Urdapilleta y Batato Barea? Yo creo que era una fiesta, y ellos, por lo general, tenían una química enorme en escena. Sacando las últimas obras como “La Carancha” que eran obras que a Batato no le gustaba hacer. Casi todo era en base a la improvisación. Ellos ponían una serie de lineamientos, cada uno preparaba sus cosas y todo sucedía en vivo. Creo que eso tenía algo de originalidad y de desborde que ahora es difícil de explicar. Ese también fue un problema que tuvo que enfrentar la película, contarlo no es lo mismo que haber estado ahí. Tiene que ver con la situación post dictadura, un contexto social y político que no es el mismo que ahora.

¿Creés que en ese sentido desde el Parakultural se pudo conformar una vanguardia? Sí, totalmente. Se venía de muchos años de prohibición, ni siquiera podías decir culo, entonces había que romperlo todo. Con la llegada de la democracia o hacia el final de la dictadura todo se había empezado a politizar demasiado. Entonces pasaba una cosa muy curiosa: el teatro era netamente político, como todo el movimiento de Teatro Abierto, donde se hablaba por primera vez de los desaparecidos, de todas las cosas que habían sucedido. Lo cual está bien y era necesario. Lo mismo pasaba con la música de Piero o Baglieto, pero tomaban

lo que había pasado en los setenta, antes de la dictadura y era como si en el medio no hubiese sucedido nada: no hubo Punk Rock, ni música Disco, Tecno, nada. Era como que de los hippies de los setenta pasaron a los hippies de los ochenta. Me parece que lugares como el Parakultural a lo que apuntaban era a otra cosa. Dijeron bueno esto pasó, ahora somos libres y nos vamos a divertir, nos vamos a poner en bolas y vamos a bailar. Creo que ahí empezó a notarse la ruptura. Había que sacarse el polvo y salir del lagrimón. En cuanto al compromiso político, se puede hacer política de muchas formas. Todo es político, sin necesidad de tener que ponerlo en primer plano.

Sin embargo a Batato le disgustaba un poco la idea del “actor”. ¿Desde qué lugar se ponía para lograr esa impronta? Él fundamentalmente era clown, y tiene una diferencia con el actor. El clown trabaja desde una verdad propia, ninguno es igual. Cada uno lo trabaja desde lo propio y creo que él tenía un roce bastante grande con los actores. Urdapilleta es un actor genial, y terminando los ochenta cada uno estaba viendo para donde iría. Él necesitaba expresar todo eso y para Batato era un poco chocante. Se estaban diversificando los caminos. Urdapilleta tenía esa necesidad de transitar los clásicos, de llegar al teatro San Martín, y Batato lo que quería era meter a los travestis de las murgas adentro de los centros culturales.

Bajo esa concepción actoral de Batato, ¿dirigía sus propias obras? La dirección era compartida, dirigía sus obras pero era una no dirección. Él preguntaba, ¿vos qué sabes hacer? Bueno vení, entrá y lo hacés. La búsqueda era abrirse a otras cosas. Hay una parte del documental donde al principio de la obra Batato sale y le dice al público: “Yo les quiero advertir que esto que van a ver ahora no es una obra de teatro. Cada uno viene, tiene su particularidad y va a hacer lo que quiere, por lo tanto se van a aburrir. Así que les doy cinco minutos para que se vayan”. En eso también estaba la aventura, en darle el libre albedrío al público.

La mayoría de los actores del Parakultural se integraron

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al círculo comercial, ¿esto tuvo que ver con el fin del movimiento?

Tiene que ver con las aspiraciones de cada uno como artista y como persona. Uno además de ser artista o ser actor tiene que pagar el alquiler, los impuestos, comer y mantener a su familia. No tenés veinte años toda la vida. Tampoco podés estar toda la vida trabajando en un sótano, trasnoche a la gorra. Tiene que ver con eso. Los que tenían una vocación más fuerte se especializaron y empezaron a meterse en los medios, como Carlos Belloso, o cualquiera de Las Gambas al Ajillo. También hay gente que siguió más por el margen, otra de la que no se supo más nada y otra tanta que se murió por el VIH o las drogas.

Batato Barea se convirtió, en cierta forma, en un actor de culto, ¿qué opinás de esa idea? Creo que es un actor de culto porque murió joven, hermoso, y en el momento más alto de su carrera. Nadie puede saber qué hubiese pasado si él estuviese hoy acá, eso hace que llegue a un nivel de mito. Y la construcción de ese mito, lo que tiene de interesante es que refleja un poco a todos los demás. María José Gabín me decía que el hecho de que la sala del Centro Cultural Rojas se llame Batato Barea es un reconociendo a todos ellos, no sólo a Batato. Este es un país muy fúnebre, donde el valor de los artistas se reconoce cuando mueren. En el momento que uno está y que está haciendo, los medios no te dan demasiada atención. El que está creando en un galpón, a los medios no les interesa, porque eso no vende diarios. En cambio todo lo del mito y el paso del tiempo hace que se sostenga, que esté.

¿Qué fue lo que te quedo de aquella época en lo personal y en la construcción de tu obra? Haberlo conocido fue único, fue todo. Haber estado con Batato y transitado el Parakultural indudablemente me marcó. Hay una forma de hacer lo que hago que está muy influenciado por todo eso que yo aprendí de chico. Batato para mí es un ángel, esto lo va a decir todo el mundo que tuvo una relación muy estrecha con él.



Encuentro con Cynthia Ottaviano

El fin del rating La Defensora del Público Cynthia Ottaviano explicó en una charla en el local La Cámpora-ComunArte cómo funciona la “Defensoría del público”, nueva institución creada por el AFSCA para preservar los derechos de los espectadores y asegurar el derecho a réplica. Nos toca vivir en un tiempo en el que la pelota no está afuera, la pelota está en la cancha. La Defensoría del Público no es neutral. Yo trabajo para que se corrijan las asimetrías, esas distancias que hay, entre el poder que sin duda tiene la comunicación concentrada, el poder que tiene un licenciatario, un canal de televisión, una radio y el público. La representación que hacemos desde la Defensoría del Público, es justamente la de amplificar sus voces. ¿Cuáles son los principios generales que tiene esta Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA)? Estamos reconociendo que la libertad de expresión ha tenido una evolución hacia el derecho a la comunicación. La libertad de expresión ya no es ni de los periodistas, ni de las empresas, ni de los licenciatarios, todos y todas tenemos el mismo derecho, el derecho a la comunicación es inherente a las personas.

¿Qué quiere decir “derecho a la comunicación”? Quiere decir derecho a buscar, a recibir, a expresar, a difundir. Es un derecho de doble vía: tiene una fase individual porque

lo que plantea la ley es que todo lo que ocurra en la radio y en la televisión es de interés público, por lo tanto existe una responsabilidad social en cuanto a lo que allí se dice. Este es un nuevo paradigma, es el paradigma de la comunicación democrática. De eso estamos hablando y por eso nos cuesta tanto, porque es un cambio cultural.

¿Cuál es el cambio de paradigma que hubo en la Argentina? Hasta hace cuatro años teníamos la Ley de Radiodifusión de la dictadura que había sido emparchada durante los años de la democracia por los funcionarios públicos pero, sobre todo, por aquellos que ejercían la supremacía comunicacional, que dictaban en definitiva las resoluciones que necesitaban para seguir ejerciendo ese poder mediático. Durante la última dictadura militar, al margen de la censura previa y las persecuciones, la información era considerada, literalmente, una mercancía. Sólo se podía tener una licencia de radio o televisión si tenías dinero, era el recurso económico el que planteaba la posibilidad de acceso o no a ser difusor. Esto cambia absolutamente con la ley de

“La idoneidad es un requisito para tener una licencia” yo tengo derecho a decir, pero tiene una faz colectiva, es decir, ustedes tienen derecho a escuchar. No es sólo dar como se comprendía anteriormente sino que es el derecho de las audiencias, de cada uno de nosotros a escuchar y recibir. Además

Servicios de Comunicación Audiuovisual, la información se empieza a considerar como un derecho, al punto que se reconoce una gestión privada en la radio y la televisión comercial, pero también aquella sin fines de lucro. Todavía no se ha

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hecho el reordenamiento del espectro, que es una deuda que tenemos, es un reclamo constante y realmente es algo que la autoridad de aplicación junto con las CNC (Comisión Nacional de Comunicación) tienen que concretar. Lo cierto es que la ley ya ha dado ese paso fundamental de consagrar una comunicación sin fines de lucro en el 33% del espectro. El Estado en el paradigma anterior, tenía un rol absolutamente subsidiario, es decir, allí donde el privado no desarrollaba su negocio comunicacional entonces el rol del Estado era subsidiarlo. Ahora juega un papel completamente distinto, se reconoce la posibilidad de que los municipios, de que el Poder Ejecutivo nacional, es decir distintos poderes de la organización que se ha dado en la Argentina, tengan la capacidad de tener radio y televisión estatal no gubernamental. Por eso esta ley prevé para la radio y la televisión pública mayores obligaciones que para aquellas que son de gestión comercial. Anteriormente las licencias se podían transferir sin problema. Ahora se determinó que no sean transferibles y de hecho la idoneidad forma parte de uno de los requisitos para poder tener una licencia. No es ya solamente la cuestión económica, yo creo que la autoridad de aplicación en aquella ley ya demuestra cuál era el concepto de comunicación. La autoridad de aplicación que es el AFSCA está integrada por representantes de las distintas fuerzas políticas del Congreso Nacional, también por representantes del COFECA (Consejo Federal de la Comunicación Audiovisual) que es un consejo que está integrado por todas las provincias de la Argentina, por representantes de los pueblos originarios, de


las universidades y los sindicatos. Quien no ha enviado su representante incumpliendo la ley es la Ciudad de Buenos Aires. Mauricio Macri no ha determinado quién es su representante así que los porteños y porteñas no están representados en el COFECA. Córdoba y San Luis tampoco enviaron a sus representantes. Son los únicos tres que faltan para que se termine de conformar ese consejo. En cambio la autoridad anterior estaba representada por las distintas fuerzas militares, por lo servicios de inteligencia. Claramente el objetivo de la comunicación era la censura, el espionaje. Los organismos de promoción y participación desde ya que no estaban contemplados. La Defensoría del Público tiene que rendir cuentas al COFECA, seguramente en noviembre de este año o a principio del año que viene, cumplido un año de gestión, tendremos que ir a la Comisión Bicameral para explicar los progresos y dificultades. Existe también otro consejo, el CONACAI, es un consejo donde están representadas distintas organizaciones del ámbito académico y del ámbito civil para plantear políticas públicas vinculadas con una comunicación para la infancia. La idea es plantear una programación de calidad, que pueda contribuir al desarrollo sociocultural de la Argentina porque eso es lo que dice esta ley. Que la radio y la televisión tienen que contribuir al desarrollo sociocultural de la Argentina, no están escindidas, al contrario, son fundamentales para la democracia. Y después está el Consejo Honorario y Consultivo de los medios públicos, que está pensado para el sistema público, para la radio y la televisión pública, para que se

pueda, por ejemplo, convocar a audiencias públicas. Me parece fundamental poder ir y expresarnos acerca de cómo queremos que sea nuestra radio y nuestra televisión pública. De hecho, desde Defensoría del

aplicación en todo caso, la que tiene un ordenamiento más propio del Poder Ejecutivo, nosotros tenemos ese nacimiento parlamentario pero somos autónomos, esa es la tarea que hacemos permanentemente

“La ley prevé que los medios públicos tengan más responsabilidades que los comerciales” Público venimos acompañando la creación de ese organismo que realmente nos resulta clave. La Defensoría del Público tiene una elección parlamentaria del defensor o la defensora en la Comisión Bicameral donde se propone un candidato o una candidata, en octubre del año pasado se propuso que yo fuera la defensora. Después de contar cuáles son los antecedentes y publicarlos en el boletín oficial, lo que se hace es abrir por diez días la participación ciudadana. Esto no existe en ninguna parte del mundo. La diferencia con el Defensor del Pueblo es que este necesita los dos tercios y para la Defensoría del Público se requiere mayoría simple. Realmente tenemos que estar orgullosos porque habitualmente los defensores del público son elegidos o por el director de sistemas de medios públicos o por el licenciatario. Acá tenemos una elección parlamentaria, que se repetirá cada cuatro años porque eso es lo que dura el mandato y además con participación ciudadana, lo que es absolutamente razonable porque si uno va a defender a las audiencias, las audiencias tienen que poder expresarse acerca de esa persona que se está proponiendo. Somos autónomos, no dependemos del Poder Ejecutivo, es la autoridad de

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en la Defensoría del Público, podemos pedir para que se ajuste la normativa vigente a los licenciatarios, a los distintos actores de la comunicación pero también a los organismos gubernamentales o sobre los distintos organismos que tienen responsabilidades vinculadas con la comunicación, porque si hay algo que no se está ejecutando, la Defensoría del Público tiene que ir allí y defender al público. Por eso es que necesita ser independiente. Mi tarea está basada en el diálogo, en escuchar a las distintas personas, en acercar a las distintas partes, en encontrar pensamiento lateral, pensamiento alternativo, buscar soluciones donde aparentemente no las hay. Lo que hacemos es funcionar como mediadores, como enlace, como si fuéramos un puente. Por supuesto que además de recibir las denuncias y consultas, tenemos una tarea pedagógica enorme. Todas nuestras acciones son públicas, las van a poder ver en el sitio de internet y también lo que hacemos es convocar a audiencias públicas y contar una y otra vez que en el concepto de la comunicación no somos usuarios ni consumidores, somos sujetos de derecho. Quitémonos de la cabeza esto de que somos una parte del rating y nada más.


Entrevista a Víctor Hugo Morales

Los

Escriben: Gisela Mouradian, Eugenia Mastropablo y Santiago Mouradian. Fotos: Veronique Pestoni.

caprichos

mafi de la

Un día Víctor Hugo Morales dijo a voz alzada una gran verdad: “Magnetto lidera una mafia mediática”. No es que antes no lo pensara o no lo hubiese sugerido pero esa vez fue diferente, lo había dicho con todas las letras y había explicado por qué. Días después, le llegó al estudio de radio Continental, donde todos los días hace su programa “La mañana”, una carta documento firmada por el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto. Se lo escuchaba contento, por fin tendría la oportunidad de estar frente a uno de los hombres más poderosos del país para debatir cara a cara con él. En esta entrevista, Víctor Hugo nos cuenta cómo se sintió en la audiencia al no poder ver a Magnetto, por qué militó y defendió la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y cómo ve la relación entre la Justicia y la democracia.

¿Qué es lo que te llevó a poner el cuerpo y a jugártela por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? Yo recuerdo haber hablado siempre de los multimedios como un elemento muy negativo tanto para los profesionales como para los lectores o los tele-espectadores. La concentración de cualquier actividad es perniciosa y mucho más en materia de información. Creo que ya desde principios del 87 había un montón de notas que un poco avizoraban lo que hoy está ocurriendo. Cuando la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual apareció, yo ya llevaba años luchando contra los monopolios, oligopolios en realidad, que estaban funcionando y me pareció una de las cosas más beneficiosas para la democracia. Cuando se produce una

situación de abuso o de desequilibrio entre los generadores de precios y los consumidores o entre los medios de comunicación, el Estado, para mí, tiene la obligación de actuar y de equilibrar nuevamente las aguas. Por consiguiente, la aparición de la ley para mí es algo bendecible para la democracia del país. Cuando el gobierno decidió ir por esa lucha, yo también tomé esa bandera con mucho énfasis pero es una bandera que yo ya llevaba hace muchísimos años, incluso antes de que el propio gobierno se lanzase a tomar esta medida.

Con respecto a la audiencia que tuviste en la que finalmente no pudiste verle la cara a Magnetto, ¿qué se siente estar en la mira

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de uno de los hombres más poderosos del país? Aunque yo no lo haya visto, estaban los abogados discutiendo y entendiendo cuáles eran las causas de lo que dije. No tengo miedo porque, por lo menos aquí, hay una búsqueda a través de la Justicia y no un ataque solapado a través de periodistas y sicarios que la mafia mediática tiene en los lugares más insólitos, más injustos y que pueden atacar desde cualquier lado. Yo me defenderé de la manera que pueda y habrá alguien que diga si tengo razón o no sobre mis apreciaciones con respecto a él y los excesos que pueda haber cometido. Para mí fue aliviador tenerlo allí. Creo que fue algo positivo. A tal punto que todavía no sé si él está convencido de lo que hizo.


fia

¿Por qué pensás que reaccionó así frente a lo que dijiste? Yo creo que la gente que tiene mucho poder siente como una insolencia hasta la mirada de otras personas. Se acostumbran a que la gente hable evadiendo la mirada o la controversia con ellos. Diciéndole todo el tiempo que sí sin oponerse a nada de lo que escriben. Se desarrolla un criterio de confrontación con los demás en una enorme ventaja. Uno está sentado en un sillón allá arriba y los demás están abajo. Cuando alguien equilibra eso porque se anima, a ellos les parece mentira. Supongo que hay algo de eso. También hay un criterio de imponer disciplina hacia el resto del periodismo. Si a mí, que ya soy un tipo grande, con trayectoria, me pueden llevar a la Justicia y someterme a los ataques que han ocurrido estos años, esto le puede suceder a cualquier periodista. Un periodista joven, lo tiene que pensar, ver cuáles son las consecuencias de los pasos que va a dar. Es un estilo disciplinador para que la gente sepa qué es lo que le va a pasar si hace algo. En este caso hacer algo es confrontar con ellos, con todas las tropelías que comenten desde lo periodístico de las que todos

somos testigos. Se ve todos los días cuanto mienten, cuanto sesgan y cuanto trabajan para sus propios intereses. Cada día, hora por hora, porque ahora tienen portales, las mentiras ya no son de un día para el otro, son permanentes.

¿Qué te parece que aporta a la democracia la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? La democracia está afectada si vos tenés voces que imponen a su candidato. Magnetto y Carlos Menem se reunieron en La Rioja para ver qué hacían con el país en los años 90. Cuando las cosas son así, te das cuenta de que ese hombre tiene un poder inmenso y no tiene la mínima responsabilidad de dar la cara frente a la

dicen amén y que nadie vota. Eso es una democracia parcial, una democracia alterada de la que nunca vas a saber su verdad porque la está digitando alguien que ni siquiera es responsable frente a la opinión pública de sus actos. Lo está haciendo permanentemente. El posicionamiento de los candidatos que vas a votar lo determinan ellos. Entonces vos no ves libremente cómo surgen figuras políticas a las que votar o no. Estás asistiendo a la imposición de

“El Grupo Clarín es el poder más detestable que yo haya visto en mi vida”. opinión pública. En consecuencia, si hay medios de comunicación tan poderosos que manejan lo que ocurre por encima de lo político, se está también por encima del pueblo, por encima de todo. Una democracia con una voz que domina, a la que todos temen y a la que todos

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determinadas figuras que son las que a ellos les conviene porque son las que van a satisfacer sus intereses como sucedió en 1989 cuando él se reunió con Menem mientras se caía Alfonsín para determinar qué era lo que se hacía en los años 90. Se iba a privatizar todo y la primera


“El posicionamiento de los candidatos que vas a votar lo determinan ellos” privatización fue para Magnetto. Cuando las cosas son así, la democracia se ve muy afectada.

¿En qué creés que cambió la jugada de Clarín con la aplicación parcial de la Ley de Medios? La estrategia sigue siendo jugar en la oscuridad de los pasillos y de los juzgados, conseguir jueces que actúen a favor de ellos, jueces que les den las cautelares, que paralizan la ley, etc. Cuando les tocó jugar abiertamente en esta audiencia, lo que dejaron bien en claro fue que no tienen un sólo argumento positivo que sea convincente para el resto de la gente. A ellos les conviene la oscuridad, les conviene la maniobra del poder, les conviene la amenaza y la coerción. No les conviene la discusión abierta en la cual se confronta con otra inteligencia que está exigiendo una

respuesta que sea coherente. Cuando ocurrió esto perdieron de una manera dramática. Yo jamás pensé que se iban a mostrar tan débiles frente a la opinión pública como ocurrió en la audiencia que vimos todos.

¿Qué va a pasar con el Grupo ahora que los artículos suspendidos se declararon constitucionales? Si vos apaciguás un poco, que es una responsabilidad del Estado, si vos bajás el

volumen de una voz para que se escuchen las otras, estás trabajando para la democracia. Ellos van a seguir operando de la manera en que lo han hecho porque además, ahora, estarán sumamente resentidos por la frustración que eso les ha provocado. De todas maneras, estoy seguro que para el caso, ellos ya tienen sus trampas establecidas y que ya han hecho todo lo que les permita trampear la decisión de la Justicia. Estamos hablando del poder más detestable que por lo menos yo haya visto en mi vida.



La ley después de la Corte Entrevista a Gustavo López, subsecretario general de la presidencia.

Escribe: Facundo Daelli Fotos: Ezequiel Palazzo

Llegamos hasta la Casa Rosada para charlar con el Subsecretario General de la Presidencia, Gustavo López, quien nos recibió en su despacho. Este cumpa-correligionario fue uno de los impulsores de los fallidos proyectos de leyes de medios durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa, y uno de los redactores de la actual Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Hamartia dialogó con él sobre estos temas y mucho más. ¿Cómo ves a cuatro años de la sanción los pros y contras que tuvo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? Yo creo que el debate y la aplicación de la ley ya es un paso adelante en sí mismo. A mí me parece que no se está aplicando integralmente más allá de su pata antimonopólica, que ya definió la Justicia y que no es menor porque Clarín, al tener el 60 % del mercado de cable (salvo para las cooperativas de servicios públicos) impide

la existencia de cualquier competidor. Está lenta la aplicación en otros temas, como la licitación de canales de televisión por aire y de las nuevas señales de radio, cosa que se pudo haber hecho. Confío y espero que el 2014 sea el año definitivo. En ese sentido todavía tenemos tiempo, lo que se haga de acá al 2015 significa ganar espacio y lo que no se haga, si el gobierno cambia de signo político, la ley no habrá servido lo suficiente, por eso yo creo que hay que centrar todas las expectativas en hacer cosas. Esto es llamar a licitación de

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canales de aire. Si se hacen los concursos para canales digitales y si se normaliza el espectro de radio habremos cumplido con el anhelo de casi 30 años de democracia.

Mientras progresa la desinversión del Grupo Clarín, ¿pensás que igual se puede trabajar en otros temas en los que no se avanzó aún? Sí, a mí me parece que entregar más licencias y más rápido a las cooperativas de servicios públicos es una manera de


desmonopolizar porque hoy son los únicos que están en condiciones de competir. Sí se ha avanzado bastante en la producción de contenidos a través del BACUA, se ha avanzado y mucho en la TDA, esos son hitos que hay que remarcar. Se debe avanzar en la comunicación pública no estatal, que es de las universidades, donde todavía falta poner en práctica su producción de contenidos. Hay otra cosa que la ley trae que tiene que ver con lo que se llama el derecho de antena, que es la producción para cine. Esto puede significar que circulen por los canales de aire unas 200 películas argentinas en estreno de los últimos dos años, esto también es algo que el AFSCA está terminando de implementar pero la ley lo exige. Yo espero que el 2014 sea el año definitivo porque esto no tiene que ver con Clarín, tiene que ver con cómo pensamos la ley para que circule la producción. Quedan dos años de gobierno, nosotros aspiramos a que haya cuatro años más para profundizar todo esto, pero en estos dos años hay que producir todos estos cambios y modificar el mapa de la comunicación. A diferencia de otras leyes ésta no es una ley operativa, de las que entran en vigencia por sí sola, como la ley de género o la ley de matrimonio igualitario, acá la pluralidad sólo se va a ver reflejada cuando se den las licitaciones. Es clave que lleguemos al 2015 con el plan de televisación digital terminada y las licencias otorgadas, con la normalización de las radios, con una parte de la desmonopolización del cable y esperemos que el fallo de la Corte nos permita desmonopolizar todo.

¿Por qué motivos creés que la Corte Suprema falló a favor? El primer motivo es porque no hay ninguna jurisprudencia internacional que diga que la ley es inconstitucional. El segundo es que en las audiencias públicas quedó demostrado que el interés de Clarín es puramente económico y el interés del Gobierno es sobre la libertad de expresión. La Corte ya había demostrado que es independiente del poder político, ahora tuvo que demostrar que es independiente del poder económico. Nosotros esperábamos un fallo jurídico, el fallo jurídico debía darnos la razón, y si no nos la daba, debía estar muy bien fundamentado. El único fallo que les dio la razón es el de

la Cámara Federal Civil y Comercial que es un fallo bochornoso La Corte Suprema no iba a fallar en contra, básicamente porque no había argumentos. Si se hubiera dejado presionar por el poder económico fallando en contra, hubiera sido peligroso para el sistema político, y además sería tirar por la borda el esfuerzo de diez años de construir una Justicia independiente.

¿Qué trascendencia tiene para la democracia esta ley? Si algo tiene de valioso este período que arrancó en el 2003, es haberle devuelto el sentido a la democracia. La democracia como sistema político nace a partir de la Revolución Francesa y la Revolución Norteamericana, oponiéndose a lo que en ese momento era el rey, el soberano por mandato divino. En la teoría constitucional el poder es del pueblo, nosotros hemos tenido procesos democráticos en los que el sujeto titular del poder fue el pueblo y hemos tenido períodos en los que no. Después de la salida de Alfonsín yo diría que claramente el poder económico fue el que gobernó hasta el 2003. Kirchner le devuelve esa esencia a la democracia y el pueblo retoma su soberanía y la ejerce. Acá el pueblo eligió a través de

los medios, que representan a los grandes grupos económicos, se sanciona una ley de regulación democrática de medios. Se demoró porque no hubo una comprensión de lo que significan los medios para la democracia y quedó claro tanto para los que impulsamos la ley como para los opositores que se negaron a ella. Acá hay una pelea entre el poder económico y el poder político por quién gobierna. La herramienta de la Ley de Medios es fundamental para democratizar la palabra porque la concentración de la palabra impide una democracia plena.

Dirigentes de la oposición sostienen que antes de la Ley había un monopolio y que ahora hay dos, uno privado y uno público con toda una red de medios paraestatales y del gobierno, ¿qué opinión te merece esta idea? Que es falaz, que se dice de ignorante o que se dice de dañino. Los estudios de propiedad de medios al día de hoy indican que el 60% de la facturación y de las audiencias las concentra un solo grupo. Además tenemos los otros grupos privados, hoy en día la relación de los

“Es imposible construir un monopolio mediático desde el Estado” sus representantes en el Parlamento. La Justicia ya ha demostrado avalar instancias semigolpistas en el sentido de no respetar la voluntad popular. Por eso digo que la Corte tuvo la responsabilidad histórica de decidir acorde a derecho.

¿Por qué pensás que proyectos similares a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual no pudieron ni siquiera llegar al Congreso en gobiernos anteriores? En primer lugar el sistema político no comprendió lo que significa la regulación democrática de los medios. Para Alfonsín era una prioridad pero creo que equivocó el camino. Menem nunca tuvo la intención y cuando llegó Kirchner las prioridades eran otras. Cuando recrudece la pelea política y la oposición se transforma en

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privados con los estatales debe ser de 92% frente al 8%. Es tal la desproporción que aunque hubiera intención, es imposible que el Estado se pueda hacer de un monopolio en los próximos 30 años. Si alguien lo dice por ignorante habría que decirle: revisá los libros. Ahora, si no es de ignorante, corresponde a un juego político basado en una mentira, que es lo que repite la SIP todo el tiempo. Es imposible construir un monopolio público, no es la intención de la ley, que además no lo permite.

¿Cómo ves el rol del radicalismo en este tema en particular y en la coyuntura política nacional? Lo podría definir con dos palabras: patético y triste. El radicalismo va en contra de lo que pensó en los últimos 30 años, no en los últimos 100 porque tuvo muchos períodos patéticos y tristes, por eso nació FORJA en


“En el 2015 la pelea va a ser entre dos candidatos de origen peronista” el año 35. Me parece que está en un período absolutamente conservador, como ya lo estuvo entre el 33 y el 83 y sometido a las presiones de los grupos económicos. Sus principales espadas han pactado con los poderes concentrados de la economía. Me causa tristeza porque cuando Kirchner en el 2005 convoca a la transversalidad creo que imaginaba a los dos movimientos populares, el radicalismo yrigoyenista y el peronismo juntos. De esa avalancha que fue el sector más progresista del radicalismo quedamos algunos y otros se volvieron al radicalismo, a un partido conservador, y se volvieron más conservadores que los primigenios. Realmente es patético porque si Alfonsín intentó la Ley de Medios, fue chiflado por La Rural, denostado por la Iglesia y le hicieron tres levantamientos los militares, es porque tenía una posición distinta. Uno le debe a Alfonsín la recuperación de la democracia como valor, no era un valor que se discutía en los 70, hoy a nadie se le ocurre salirse del Estado de derecho para producir los cambios…

¿A Magnetto a lo mejor…? (Risas) Bueno pero como no puede... El diario La Nación puso un aviso que convocaba a escribir ensayos sobre “democracia republicana o democracia plebiscitaria”. Esto ya parte de una falacia porque el plebiscito es la génesis de la democracia, la República es una de las formas. La gran pelea conceptual de los que quieren el golpe pero no pueden, y entonces quieren una democracia “republicana” que

es la libertad de mercado, sin intervención estatal. Para ellos eso es democracia. Pero si hay intervención en la economía, hay distribución de la riqueza, hay Ley de Medios, eso no es democracia. Cuando Menem privatizó todo necesitó de una Corte corrupta que permitiera el desguace del Estado, incluso cuando un juez de primera instancia frenó la privatización de Aerolíneas la Corte se abocó a la causa. Sin embargo la Ley de Medios que se aprobó por amplísima mayoría, después de 200 audiencias públicas tuvimos que esperar cuatro años para que se resuelva. Para los “republicanos” eso no es democracia y sí lo es la libertad de mercado que tuvimos en los 90.

¿Esta actitud de los medios estuvo presente en el golpe a Hipólito Yrigoyen? El diario Crítica fue el sponsor principal del golpe de Estado del 30. En el año 33 el diario La Prensa, en vez de decir “murió el ex presidente Yrigoyen, electo dos veces por la voluntad popular”, puso “muere un ex comisario de Balvanera”. También dice Galasso que los que gobernaron el país hasta 1916 lo hicieron sin que la gente votara, es decir la voluntad popular no existía, por lo tanto violaban sistemáticamente la Constitución. Cuando Yrigoyen consigue el voto popular, la oligarquía, los diarios Crítica y La Prensa, lo acusan de dictador y de violar la Constitución. Fueron los mismos que durante 60 años asumieron violándola. Bueno… cualquier semejanza con la

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realidad no es pura coincidencia (risas).

¿Cómo ves el panorama político nacional para estos dos años? En el 2015 la pelea va a ser entre dos candidatos de origen peronista pero que representen cosas distintas. Uno que represente el pensamiento nacional y popular y otro el de la centroderecha neoliberal. El neoliberalismo se comió las viejas estructuras partidarias, alguien puede decirse peronista o radical, pero uno le debe preguntar qué apoya o de qué lado está. Yo creo que hay dos grandes veredas, una nacional, popular, democrática, y hay una neoliberal conservadora. Ambos sectores van a tener un candidato surgido del peronismo, la diferencia va a estar en qué proponga y en cómo nos vamos a realinear las distintas fuerzas. Uno de los candidatos puede llegar a ser Massa, no lo veo a Scioli como candidato del neoliberalismo. Está la disyuntiva: democracia o corporaciones. Es fundamental defender la democracia, los neoliberales gorilas recalcitrantes hablan de democracia como si esto no lo fuera, si esto no fuera un gobierno democrático no hubiéramos perdido tantas causas en la Justicia. La Justicia debe resolver si es independiente del poder económico, si eso sucede habremos, después de 30 años, consolidado una democracia madura. En el 2015 si avanzamos lo suficiente con la Ley vamos a tener una democracia más plena y va a ser más fácil pelear el futuro dentro de la democracia.


Entrevista a Gustavo Berger, un rubio peronista

JUGARSE POR

Escribe: Lucía Manusovich Fotos: Gisela Mouradian

“Soy de Olivos, barrio plagado de rubios donde rubio y peronista no pega”, nos lanza Gustavo Berger, humorista casi por naturaleza, que propone una mirada diferente, comprometida, filosa y sin medias tintas de la política actual. Hamartia entrevista al cómico Nac & Pop que se aparta de los colegas que no se la juegan y se pone la camiseta. Desde sus inicios junto a Carlos Valmaceda haciendo “Los Muchachos Humoristas”, y marcado por el conflicto de la 125, Berger elige decir de qué lado está. En la entrevista cuenta sus inicios, cómo es militar desde el humor, quiénes son sus cómicos referentes y quiénes dejaron de serlo por buscar quedar bien con todos. ¿Pensás que tu show puede funcionar como herramienta para convencer a alguien de tu público que no esté inclinado por este gobierno?

alguien pero sí plantar la semillita y entre todos terminar el trabajo.

No sé si la palabra es “convencer”. Nadie que esté en contra del gobierno va a salir queriéndolo votar después de ver el show, pero sí se puede sembrar una semillita. Me parece que eso es lo importante. Me pasó en varias ocasiones, que gente me dijo “mirá yo no estoy de acuerdo con todo lo que decís, pero el show está buenísimo”. Hay un concejal del Pro que es fan mío. Que me escribe siempre en Facebook, me dice: “Estoy en contra de tus ideas pero tu show es buenísimo”. Bueno, algo le está quedando del show. No sé si directamente puedo convencer a

Siempre es mucho más fácil entrar desde el lado del humor. Entrar a hablar de política desde el lado del humor, es capaz un poco menos violento que empezar a hablar de movida seriamente. Sobre todo, para la gente que no está del todo convencida. También es una herramienta militante, puertas adentro, hacia los que ya estamos militando. Ver a una persona que comparte tus ideales y que te divierte a través de expresar esas ideas o de reafirmarlas levanta el ánimo. Sobre todo, por ejemplo, con lo que pasó ahora en las elecciones primarias. El show que pasó

¿Qué función cumple el humor en la militancia?

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inmediatamente después de la derrota en las elecciones legislativas sirvió para levantar el ánimo: fui a un local en Valentín Alsina, al centro cultural “El Tío”, y cuando terminé, se acercaron y me dijeron: “Esto es lo que necesitábamos, estábamos abatidos”.

En una entrevista que te hizo la Escuela de Medios durante el MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas) dijiste que desde lo humorístico es más fácil estar en contra. ¿A qué reflexión te lleva a eso? Siempre el humor es oposición. Lo que pasa es que uno decide dónde poner el foco del poder, a quién se opone.


Mi humor, aunque algunos me tilden de oficialista, también es oposición. Capaz no es a lo mismo que se oponen otros, pero también me opongo. Con esta misma ideología, si no fuéramos gobierno, capaz más gente se sumaría, porque siempre es más fácil pegarle al que está arriba. El humor es oposición en el 99% de los casos.

¿Cómo empezaste a hacer humor? Siempre me interesé en comunicar. Cuando estaba en la primaria intenté escribir cuentos. En los primeros años de secundaria también. Después hice un taller de radio, me interesaba el periodismo. Fui buscando, hasta que en un momento encontré esto mismo. Yo solía hacer reír, contaba chistes y mis compañeros se reían. Hasta que me dijeron: o te armas un show o te dejás de joder. Todos esperaban que me deje de joder, pero me armé un show. De esa manera me acerqué al humor. El primer espectáculo fue “El señor del baño” de

hay quienes son excelentes actores y que no pueden generar los guiones.

¿Tenés referentes del mal humor y el buen humor en la actualidad? No soy quién para decir qué es el humor bueno o malo, pero puedo decirte lo que me gusta. Me gusta mucho Les Luthiers, José Luis Gioia en algo que no es el Stand Up tal como lo conocemos ahora, pero para mí fue un referente importante. Me gustan cómicos de afuera, Ricky Gervais, Chris Rock, Georges Carlin, un cómico norteamericano que ya murió. Me referencio mucho con cómicos extranjeros porque allá el género está mucho más aceitado, es una industria. Acá todavía el Stand Up es un género que está en pañales, y a veces le sugiero a los pibes que vayan un poco más allá y vean de qué se trata. Todos los cómicos de afuera toman posición, y acá se caracterizan por calar en la clase media y no tomar posición: “Hagamos algo para que se diviertan todos”. Sí, la

No sé si directamente puedo convencer a alguien pero sí plantar la semillita y entre todos terminar el trabajo. (Rudy) Chernicof. Tenía un video que lo copié íntegro a los 15 años. Y después me sentí con ganas de armar mis propias historias. En ese momento todavía no estaba el Stand Up. Siempre supe que quería dedicarme a esto, eso es lo loco. Siempre traté de ir en este sentido.

¿Cuál es la técnica para hacer reír? Hay unas estructuras, y el trabajo es que no se noten, que parezca que todo lo que dijiste se te acaba de ocurrir. Son muy pocos los cómicos que improvisan. Y en base a esas estructuras uno va generando los chistes que después va a montar en el espectáculo. Es bastante más estructurado de lo que parece. Después hay otra cosa que es el talento. Que por más fórmula matemática que tengas, si no lo sabes decir… Hay gente que es excelente guionista, pero no sabe decir arriba del escenario. Y en contrapartida

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observación está buena, pero que todos hagan humor de observación sin tomar posición termina haciendo que todos opinen de los mismos temas y parece que son todos iguales. No lo llamaría mal humor, o malos cómicos, pero es algo que a veces a mí me aburre, no es algo que me gusta ver habitualmente. Me parece que el cómico se tiene que jugar, opinar, eso es lo jugoso de este arte y lo que conocemos como Stand Up. El Stand Up no es ni más ni menos que el mundo visto desde el ojo del comediante.

¿Enrique Pinti forma parte de tus referentes? Al principio, me preguntaba cómo hace este tipo para hablar de política. Hoy, estoy alejado de su manera de hacer humor. Es una persona muy inteligente, lo respeto, pero esto de tratar de agradarle a todos, de pegarle a todos, no tomar una posición fija… cada uno lo encara como


quiere, pero hoy no es un cómico que yo consuma.

¿De qué trata “Rubio peronista”? Es un espectáculo principalmente de humor político pero con una clara tendencia ideológica. El espectador se va a dar cuenta desde el minuto cero, o si no es muy avispado desde el minuto tres, en qué lugar estoy parado. No hay ninguna careteada, no te la juego de neutral. Yo hago humor político, soy peronista y juego un poco con esto, de que supuestamente no se puede ser rubio y peronista porque es cosa de negros. Soy de Olivos, barrio plagado de rubios donde rubio y peronista no pega, empiezo a jugar un poco con esa dicotomía y de a poco me voy metiendo a analizar la realidad política argentina, siempre desde esta posición. Después me meto mucho en lo que es la historia familiar, la historia de divisiones políticas dentro de la familia. Es el caso de un pibe que decide interesarse por la política y militar, y un padre para quien la política es mala palabra. Pasa en muchas familias, unos tienen un padre gorila, otros la madre, otros al hermano. Todos tenemos un familiar gorila en la familia. De los cuernos y de un familiar gorila no

se salva nadie. Lo de rubio peronista termina siendo una excusa para empezar a hablar y a debatir ideas desde arriba del escenario.

¿Qué significa Néstor Kirchner para vos? La primera vez que vote presidenciales lo voté a él, y de ahí, siempre seguí por el kirchnerismo. Yo tenía decidido votar por Carrió, lo voy a confesar así, abiertamente. Trabajaba con Ignacio Copani. Trabajé 10 años con él. Empecé cargando bafles, después hice prensa y terminé siendo

a tartamudear. Era un tipo tan accesible que me terminó de comprar. Después vi todo lo que empezó a hacer y ya está. Pero fue amor a primera vista, si lo querés llamar de alguna manera.

¿Qué pensás de Jorge Lanata? Una persona con la que no comparto nada. Una persona que en algún momento me pareció que valía la pena respetar. Si quiere estar en la vereda de enfrente, está en todo su derecho, pero se ha manejado de una manera

De los cuernos y de un familiar gorila no se salva nadie. su manager. Después me dejaba actuar en la previa de sus shows. Ignacio tuvo una charla muy seria conmigo. Él se había juntado con Néstor y después de esa charla me convenció. Guiado por el buen criterio de mi padrino artístico voté por Néstor. Al poco tiempo fui a la Feria del Libro y se escuchó por los parlantes que el Presidente estaba recorriendo la feria. A los cinco minutos, di la vuelta en un pasillo, y estaba Néstor hojeando un libro en un stand sin seguridad. No lo podía creer, le dije una boludez y entré

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terrible, muy trucha. Yo lo viví desde adentro porque hago una columna de humor los viernes en el programa de Luis D´Elía. Una vez, para la época del primer informe de Lanata sobre Luis, apareció un notero de Lanata en la radio de D´Elía, increpándolo. Ese día, habíamos quedado en recibir a los de C5N para una nota. Nos llamaron mil veces para confirmar el horario. “No se vayan que ahí vamos”, repetían. Y cuando vinieron, resulta que eran los de canal 13. Así se manejan. Lo vi en primera persona.


África:

Un destino común para Al-Qaeda y Estados Unidos

Escribe: Guadi Calvo Ilustra: Germán Pasti

“Al-Shaabab, AQMI, Boko Haram, cada una de estas organizaciones es una peligrosa amenaza. Lo que me inquieta realmente es que tenemos indicios que intentan coordinar y sincronizar sus esfuerzos.” Carter Ham, comandante del Africom

La sanguinaria expoliación del continente africano continúa inalterable desde el siglo XVII por Europa, y de los Estados Unidos a partir del siglo XIX. Sólo han cambiado o sumado, los objetos a saquear según la época: diamantes, oro, esclavos, caucho, maderas, petróleo, uranio, litio. Desde el comienzo de la rapiña, las metrópolis imperiales se las han arreglado para que las riquezas inagotables del continente fluyan serenamente a sus mercados, convirtiendo a África, quizás el continente más rico, víctima de su propia riqueza, en el más atrasado. Desde fines de la Segunda Guerra Mundial las viejas colonias africanas, partidas y armadas al antojo de los intereses imperiales, fueron adquiriendo estatus de naciones independientes. Lo que en muy pocos casos pasó de ser un hecho absolutamente formal, aunque también en ese continente se libró la larga Guerra Fría, y en consecuencia las revoluciones, junto a sus líderes, fueron prolijamente ahogadas en sangre. África nunca terminó de liberarse y a los cónsules y virreyes imperiales les siguieron presidentes títeres, corruptos y sanguinarios que nunca dejaron de operan a favor de Londres, Paris, Bruselas, Lisboa o Washington según el caso.

A más de una década de iniciado el siglo XXI, el lazo sobre los pueblos africanos no sólo no se desajusta, sino que parece apretar peor que en la época de Leopoldo II de Bélgica, el mayor genocida que recuerde el continente. Desde el año 2006 funciona el Mando África de Estados Unidos (USAFRICOM o AFRICOM), un comando con base en Stuttgart, Alemania, que monitorea, controla y es responsable de las operaciones militares que los Estados Unidos consideren ejecutar en cualquiera de las cincuenta y tres naciones del continente, con la excepción de Egipto, que debido a su protagonismo en la región es controlado por otros dispositivos. Las funciones de dicho comando es la de vigilar la región y enviar fuerzas especiales donde se las requiera, según sea, enmascaradas como misiones diplomáticas, económicas, de ayuda humanitaria o prevención de conflictos. Además de entrenar o abastecer a los ejércitos de los países aliados en la lucha contra el terrorismo. No deja de ser llamativo que a pesar de tanto control la actividad de grupos terroristas, tributarios de Al-Qaeda, se haya incrementado geométricamente en el continente.

Los Estados Unidos parecen haberse cernido sobre las riquezas naturales de África como único beneficiario, y está obligando a sus socios menores europeos a retirarse del continente, quizás para bregar más cómodos frente a la creciente influencia china en el continente.

En este marco de posesiones ha de entenderse la guerra en Libia de 2011 que no sólo se cargó al Coronel Gaddafi, siempre un elemento conflictivo en la relación con Occidente, sino también a su anhelado plan de convertir a la Unión Africana en un verdadero mando conjunto de las naciones del continente

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que impida la injerencias externas y que la resolución de sus conflictos se resuelva en su seno sin consultarías a las antiguas metrópolis. El gran revuelo que armó la Primavera Árabe, un mero plan gatopardista ideado y ejecutado por Washington, Londres y TelAviv, ha posibilitado revitalizar a los muchos grupos islamistas que como células dormidas, o no tanto, se ubicaban en todo el Magreb y en los desiertos del Sahara y en el Sahel, llegando hasta el cuerno de África, es decir un arco que abarca desde el Atlántico hasta el mar Rojo y que penetra hasta más allá del centro del continente. A partir de la invasión norteamericana a Afganistán, tras la demolición de las Torres en Nueva York, una verdadera diáspora de Al-Qaeda se ha dirigido al norte africano, reforzando las células ya existentes. Durante la presidencia de Barack Obama este proceso se ha multiplicado. En 2000, un informe del U.S. Army War College, sobre la actividad de grupos rebeldes, separatistas o milicias de señores de la guerra, no mencionaba el extremismo islámico como amenazas significativas. Para 2006, los especialistas reconocen que: “Los ataques terroristas en la región se incrementaron tanto en número como en su carácter letal”. Con infinitos recursos durante la embestida contra el coronel Gaddafi, se identificó a los miembros del Grupo de Combate Islámico Libio, que ya venían actuado desde 2004, abastecidos

por la OTAN con armamento y logística, convirtiéndose en elementos claves de la caída del gobierno libio. Estos grupos mantienen hoy su actividad y siguen provocando conflictos que terminarán por desmembrar el país, idea original de Washington. Su presencia anárquica y descontrolada provocó en Benghazi, segunda ciudad del país, el 11 de septiembre de 2012, la muerte del embajador norteamericano Christopher Stevens y otros tres norteamericanos por parte de la Brigadas del Prisionero Omar Abdul Rahman (clérigo e ideólogo salafista, condenado a prisión perpetua en Estados Unidos por el ataque a las Torres Gemelas en 1993). Una lista oficial del Departamento de Estado reconoce el crecimiento de grupos afines a Al-Qaeda en los desiertos de Sahara, Sahel y en África del Norte con la denominación común Al-Qaeda en el Magreb Islámico. En Marruecos operan el Grupo Combatiente Islámico Marroquí y el Movimiento de la Jihad Salafista. En Argelia el Grupo Salafista para la Prédica y el Combate, entre otras células de menor importancia como brigada Al-Mulathameen. En Túnez, el Grupo Combatiente Tunecino y Ansar Al-Sharia, e Somalia los ahora mundialmente famoso Al-Shaabab, en Egipto, el Taquir wal Hijra, y el Jihad Islámico de Egipto, organización donde militó Aymán Al-Zawahiri, líder de al-Qaeda, tras la desaparición de su fundador Osama Bin Laden. La cuenta llega hasta Bostwana donde tiene actividad un reciente grupo llamado Séléka, que aún no ha sido correctamente clasificado.

Tras la guerra de los Estados Unidos, la OTAN, y las bandas mercenarias de Al-Qaeda, contra el gobierno del Coronel Gaddafi, muchos de sus arsenales fueron saqueados y sus armas desperdigadas por diferentes frentes de Al-Qaeda, fuertes versiones hablan de que las armas tóxicas utilizadas por el frente Al-Nusra, el Al-Qaeda sirio, el 21 de agosto en al-Goutha, que puso al mundo al borde de una guerra mundial, habría sido parte de lo robado a los arsenales libios. Estos arsenales abastecen también al grupo Al Qaeda, el Estado Islámico de Irak (AQI) que ya ha provocado 5000 muertos sólo en lo que va del año. Armas de Gaddafi, también han penetrado más profundo en África llegando a los miembros de los grupos nigerianos de Al-Qaeda, Boko Haram, estos defiende una versión ultra montana del Islam que prohíbe a los musulmanes (“haram” prohibido o pecado la traducción completa sería algo así como la educación occidental es pecado) lo que los lleva a atentar de manera indiscriminada contra cualquier objetivo que ellos consideren que no se atiene a las leyes del Corán por lo que se permiten atacar a mansalva escuelas, iglesias y hospitales donde producen constantes matanzas. Quizás los hechos de Mali, sean el ejemplo más representativo de para qué le sirve Al-Qaeda a Estados Unidos. La milenaria nación Tuareg, que desde hace siglos lucha por sus territorios ocupados hoy en parte por Argelia, Mali y Níger, los tres ex colonias francesas, tras el martirio del Coronel Gaddafi, muchos tuareg, que

lucharon junto al él hasta último momento, entendieron que era el momento de revindicar la larga lucha del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) y decretaron la independencia de la Republica de Azawad, rápidamente el grupo Al-Qaeda que opera en Mali, Al- Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), dirigidos por el emir Abdelmalek Droukdel, coparon el movimiento e instalaron una dura variante de la ley islámica Sharia creando una crisis humanitaria. El movimiento independentista de los tuareg, que nada tienen que ver con Al-Qaeda, quedó en la mira de occidente dándole así la posibilidad de la intervención armada de Francia, obviamente habilitado por Estados Unidos, que prestó la logística y el viejo sueño tuareg, ha quedado nuevamente postergado, lo que beneficia a París y Washington. La república Centroafricana, por su parte, está teniendo una importante actividad El Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (Muyao) escindido del AQMI, en 2011, negocios son los negocios. Sin duda todas estas bandas creadas, armadas y entrenadas por los Estados Unidos en sus más remotos orígenes, que fue la lucha de los muhadines afganos contra la Unión Soviética en los ochenta, siguen sirviendo con particular lealtad a Washington y será allí donde Occidente tenga que actuar y donde Al-Qaeda servirá como cabecera de playa para una intervención rápida y fundamentalmente justificada.

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Entrevista a Liliana Bodoc

En busca del

héroe originario

Escritura y fotos: Gisela Mouradian

Liliana Bodoc es una de las que llegó a cursar la carrera de Letras con la ingenuidad de que ahí se propiciaba la escritura. No sólo no se la incentivaba sino que de alguna manera se la condenaba, presuponiendo ignorantes a los que osaban escribir cuando había otros que ya lo habían hecho mejor: “Lo único que podíamos hacer era estudiarlos críticamente, teorizar acerca de ellos y los más pavos dedicarnos a dar clase. El arte tiene que seguir vivo y sigue vivo con la gente que vive al lado de mi casa, no con aquellos que fueron y murieron ya”. Conversar con ella tiene el mismo efecto que las primeras páginas de sus libros, que te obligan a bajar del colectivo y caminar sin poder dejar de leerla. Nos esperó con un mate y confesó que muchas veces mientras escribe le gusta cocinar. La cocina repica de una manera distinta, la mano tira de ahí y trae una sustancia mucho más atávica y femenina. Sin abandonar el mate, nos fuimos al Parque Avellaneda: “La elección de un parque para hablar de las cosas que me interesa contar, te agregaría un parque sin rejas, tiene que ver con la naturaleza, con la libertad y con un lugar de reunión. Esos son los tres grandes temas que me interesa desarrollar en mi escritura”. ¿De dónde surge el deseo de escribir? Los estímulos vienen de muchos lugares, pero la gestión para mí empieza claramente en lo emocional, en la boca del estómago. Después pasa al nivel racional y uno sabe que eso es una novela, que requiere de análisis, que la va a leer otro y no tiene por qué comerse la neurosis emocional de nadie. Uno tiene que hacer de esa neurosis un producto artístico que el otro pueda decodificar para poder emocionarse. Pero sí, el inicio tiene que ser por algo que me atraviesa emocionalmente, sin eso no soy capaz de escribir ni la lista del supermercado.

¿Cómo es el proceso desde ese impulso que sale del estómago hasta sentarse a escribir y de ahí al “esto está listo para mostrárselo a alguien”?

En primer lugar hay que hacerle caso a Antonio Machado, él decía que no se puede escribir nunca con la emoción sino con el recuerdo de la emoción, dejar que pase el cimbronazo y quedarse con la índole, lo que nos dejó ese trance emocional. Ahí empiezan a jugar la técnica, el trabajo y en algún sentido el oficio. Esta es la historia, pero quiénes la van a encarnar, dónde, desde qué punto de vista, ahí se arma todo el barullo de la narración. La primer escritura es de un tránsito mucho más cercano, más pegado al texto. En la corrección hago un extrañamiento, lo miro desde más lejos, desde un lugar más crítico, más duro. Me gusta corregir, uno conoce su texto más profundamente y lo ve crecer.

recorrer y pensar qué es lo apropiado para la ocasión. Si voy a ir a correr al parque estaría bueno no ponerme tacos altos y un abrigo de piel porque me van mirar como loca pero además no va a ser eficiente para correr por el parque. Si quiero contar una historia grande, épica, que transcurre en un tiempo antiguo, busco esa instancia del lenguaje. Si quiero contar una historia que sucede aquí, ahora, con chicos parecidos a ustedes y señoras parecidas a mí, busco otra instancia del lenguaje. Tiene que ver con pensar cómo va a funcionar mejor la historia, cómo el lector se la va a creer más.

¿Cómo es la elección del lenguaje?

La famosa página en blanco habría angustiarme me posibilidades “acá

El lenguaje es gigantesco, como si uno tuviera un enorme vestidor que puede

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¿Hay algún momento que sufras o disfrutes más de todo el proceso? en blanco, el Word que decir, lejos de propone todas las todavía soy dueña y


señora, todavía no puse –María dijo” y cuando puse María dijo ya dijo alguna cosa y empezás, necesariamente, a ser esclava de tu propia construcción narrativa. La página en blanco es la libertad absoluta. Pero hay que decirlo, ese momento no dura casi nada. Me preocupa mucho la verosimilitud. Escribo literatura fantástica, quiero separar que no estoy hablando de realismo ni de lo verdadero, sí de lo que es verosímil, lo que dentro de un cosmos de un mundo cerrado funciona bien. Paso a veces malos ratos porque no me cierra el verosímil y tengo que remontar la novela, volver a armar toda una línea argumental o un desarrollo del personaje para llegar ahí y decir “ahora me lo creo”. Son los momentos más difíciles.

¿Hacés investigación previa a la hora de escribir, hay algún tipo de estructura para hacerlo? Para muchas obras me fue absolutamente necesario hacer investigación. El caso de La Saga de los Confines es el más claro. La lectura al principio tuvo que ver con decir “esto tiene que ver con el continente americano precolombino, con la américa originaria”, dónde empiezo: en el programa

de literatura hispanoamericana que había cursado en la facultad. A partir de ahí mi propia búsqueda, sobre todo mi propia búsqueda ideológica. Y armar un plafón, un lugar por el que caminar. Me sirvió mucho no esclavizarme a la bibliografía ni a la verdad, poner este rastreo bibliográfico al servicio de la ficción y no al revés. La Saga de los Confines se tradujo en varias lenguas. Nos cuenta que en el continente latinoamericano hubo una recepción parecida, de identificación con la obra y el modelo de héroe que plantea. Sin embargo en España, en donde aunque se trate del mismo idioma hay una traducción cultural, no le fue muy bien: “La Saga tiene el lugar de los invasores, la lectura que hicieron, que tuve que enfrentar con esta carita, me sorprendió. Nosotros no somos esto”, dijeron. Yo dije: “Claro, ustedes no son eso, como los alemanes no son nazis y los argentinos no somos la dictadura militar. Ustedes son los españoles, los abuelos de nosotros, los que vinieron, laburaron, sudaron. Yo estaba hablando del imperio español y te digo más, de cualquier imperio avasallando a cualquier pueblo y cultura. No sé si me creyeron mucho, había una resistencia”.

La Saga de los Confines fue tu primera publicación. ¿Cuándo la escribiste? ¿Cómo surgió? Empecé a escribir cuando ya tenía cuarenta años. Después de haber sido durante toda mi vida lectora, estudiante de la carrera de Letras y docente, por primera vez, una idea me provocó el impulso de empezar a escribir una historia. Puedo

rubios y altos, etc. Tenía que ver con su visión del mundo, que no es la mía. Entonces dije “uy, qué bueno sería que alguien escribiera una épica fantástica del otro lado del mundo ideológico” donde los héroes estuvieran en el sur, fueran morenos, comieran maíz y las culturas no fueran monárquicas sino horizontales. Una épica contada desde nuestro continente, nuestro color, nuestro pensamiento y nuestras necesidades. Que tuviera un modelo social no centrado en Europa sino muy nuestro, muy americano.

¿Cuál es el rol del escritor en esa construcción? El escritor o el narrador en una épica fantástica no puede ser una persona neutral que se muestre al mundo diciendo “acá está este mundo, yo no tomo partido, ustedes elijan”. Todo lo contrario, una épica fantástica en general toma partido por un modelo de mundo.

¿Encontraste en lo fantástico tu género? Me gusta trabajar el realismo y a veces hasta meterme un poquitito en lo histórico, como un telón de fondo. Lo fantástico te da una posibilidad importante de libertad, jugar a que uno es un ratito un demiurgo, un Dios chiquito, que dice: “Señores este es mi mundo y acá todo va a funcionar así”. Después, hacete cargo.

¿Cuáles son los temas que te interesa trabajar en tu obra? Una relación amorosa con el mundo. La

El héroe es aquel que reúne las mejores condiciones de su pueblo identificarla con nombre y apellido: J. R. R. Tolkien. Conocer su épica me generó dos cosas muy fuertes y contrapuestas. Por un lado la alegría de tener ese texto en las manos y por el otro, una distancia ideológica muy grande frente al planteo que Tolkien hace. Me encontré con una homologación constante de virtudes espirituales con marcas raciales: los buenos en el Norte, los malos en el Sur, en el Oeste. Los orcos muy parecidos a los musulmanes, los elfos

libertad, porque como dijo el maravilloso Jorge Amado es el mayor bien del mundo. Todo lo demás puede esperar, no hay riqueza comparable a la libertad. Y la reunión porque en casi todos mis cuentos, mis novelas, se trata no de aquel muchachito o chica que transita sus dolores en esta soledad individualista. Siempre hay gente atrás, un colectivo humano tratando de resolver o incluso de destruir, me gusta pensar en lo colectivo. A mí me interesa siempre como escritora poner a gestionar esa historia en un lugar más grande que lo individual. La verdad es que no me creo que ninguna cosa, ni siquiera una historia de amor, nos pase


Ser mestizos nos pone en la búsqueda extraordinaria, maravillosa y necesaria del origen a nosotros solos, siempre está el mundo metiendo las narices. Para Bodoc el dibujo de héroe que se plantea en una historia épica no es para nada neutral. De hecho, de ese modelo depende la posición en el mundo en la que el narrador se ubica./

¿Qué pensás sobre la figura del “héroe”? Cuando uno escribe un relato épico tiene que pensar necesariamente en un héroe que lo va a conducir. A partir del dibujo del héroe que se hace es que uno va a hablar de un mundo o de otro Es importante preguntarse qué es un héroe para uno. ¿Es el héroe de Hollywood, ese que llega en soledad, con sus virtudes genéticas y resuelve los problemas de un pueblo, que mira con cara de bobo y espera que ese muchacho con capa azul le resuelva la vida y se mande a mudar? La verdad que ese héroe a mí no me interesa, es el héroe del individualismo.

¿Cuál es el héroe que te interesa? A mí me gusta pensar que el héroe es de alguna manera lo que un pueblo quiere que perdure de sí mismo, la memoria humana no puede retener todo, está obligada a desechar cosas, recordar otras. Este pueblo no puede recordar todo y a cada uno de los argentinos que transitaron este continente. Lo que hace es crear su propio héroe con las virtudes y condiciones que suponemos que nos representan. El héroe es eso, es la índole de un pueblo, lo mejor de un pueblo que galopa a caballo delante de los demás, San Martín en un punto. No es mucho más que aquel que reúne las mejores condiciones de su gente, de su pueblo y que a su pueblo se debe y que sin su pueblo no puede nada.

¿Cómo construís esa figura en tus relatos? Tu último libro sobre Los Confines

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está construido desde el antihéroe, cómo fue pararse desde ahí, bancarse eso… Siempre es un riesgo, es un riesgo el héroe y es un riesgo el antihéroe, pero la realidad es que necesitamos tanto al uno como al otro. Son polos dialécticos absolutamente indispensables. Me preocupa siempre y mucho que el héroe sea creíble, de carne y hueso, que sea humano y complejo, pero es muy delicado el equilibrio porque si lo transformamos en una persona absolutamente igual a cualquiera deja de ser héroe. Me parece que uno de los grandes trabajos de la literatura épica fantástica actual, es que el público te pide algo más gris, más ambiguo. El gran desafío es que siga siendo héroe, que siga funcionando como este recorte cultural que nos simboliza. Y lo mismo pasa al revés: voy a justificar al antihéroe pero ojo, porque lo humanizo, si lo justifico tanto deja de funcionar como antihéroe y no me sirve más en la fórmula. Es interesantísimo, pero sabiendo que hay un riesgo y hay que tener cuidado de no cruzar esa línea porque ya la figura deja de funcionar en la épica. Bodoc, parte de su origen, pero no se queda ahí. Tiene muy en claro que si dejamos de escribir la literatura se muere, si dejamos de producir el arte desaparece.

Los pueblos originarios están muy presentes en tu obra… Vuelvo siempre a la sabiduría de nuestros pueblos originarios, creo que durante mucho tiempo y aún hoy nos quieren hacer creer que somos solamente hijos de los barcos, como decía Borges, que somos hijos de los inmigrantes. Y sí, mi abuelo era italiano, mi abuela era española, pero la verdad es que somos mestizos. Cuando decís “che” estás diciendo que tenés un abuelo originario porque “che” quiere decir gente, cuando comés zapallo, hasta cuando jugás a la pelota tenés abuelos originarios. A mí me parece que de esta condición mestiza aparecen un montón de posibilidades de contar y de ser de una manera. Ser mestizos nos pone en la búsqueda extraordinaria, maravillosa y necesaria del origen. Darme vuelta a ver de dónde soy y encontrar raíces desparramadas por todos lados, es una búsqueda literaria interesante y además una búsqueda humana necesaria.


El corralón

Escribe: Ana Quiroga Ilustra: Véronique Pestoni

Ahora es una plaza de Barracas, con tobogán y arenero, frente a la Basílica del Sagrado Corazón y a dos cuadras de la autopista que favorece el tránsito hacia el sur. Antes fue sólo una parcela de tierra sin cultivar, despoblada y sin límites precisos. Después fue un corralón sucio y concurrido, donde el ganado se seleccionaba para ir a los mataderos. Más tarde volvió a ser un sector abandonado, metros de tierra seca sin aprovechar. Le seguían diciendo El Corralón aquel amanecer, en el que dos niños, asomados en medio de la muchedumbre, fueron testigos de una carnicería de hombres. El gobernador había decidido festejar el día patrio ejecutando, en algún sitio al aire libre, a varios enemigos del pueblo: a dos asesinos comunes y a cinco prisioneros políticos. Se convino en darles muerte cortándoles la cabeza con un enorme cuchillo de hierro acerado sin afilar, el mismo que usaron antes los carniceros en El Corralón. Aquel amanecer, los dos niños vieron morir a los siete sentenciados, uno tras otro, entre los gritos de horror y desamparo de algunas mujeres y la sórdida satisfacción de los amigos del gobierno. Uno de los niños, subido a un poste, imaginaba que los muertos morían con la gloria infinita de los héroes: entre ellos, moría también su padre. El otro niño, abiertos los ojos detrás del cuerpo de su madre, temblaba de miedo; sobre el precario patíbulo de madera también estaba su padre: con serena destreza manejaba el cuchillo.

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Escribe: Pablo Román Malizzia Ilustra: Véronique Pestoni

Flores florecidas

Cuentos con historia

¿Cómo le explicás a una hija de diecisiete años lo que es la política, cuando nada parece que le importa demasiado? ¿Cómo le explicás lo que es la militancia? Tampoco puedo culparla, si yo la tuve en pleno menemismo, y la primera vez que me preguntó algo fue cuando tenía 8 o 9 años y estaba aterrorizada con lo que veía en la tele el 20 de diciembre. Yo la tuve que llevar conmigo a las asambleas populares, pero en ese momento todo era “que se vayan todos”; además, yo sé que se dio cuenta de que lo del “Club del Trueque” era porque no nos alcanzaba. ¿Qué puede hacer una mamá sola como yo? Yo, que nací con Videla, que me ilusioné con Alfonsín cuando era una nena y descubrí la democracia y que me comí la película del “Primer Mundo” hasta que fui mamá, a los 20 años. Fue en ese momento que me cambió la cabeza, y por esas cosas de familia me empecé a acercar a la Jotapé. Ahí empecé a darme cuenta de que eso no era el peronismo que mis viejos me habían contado toda la vida, y desde entonces no dejé la militancia. ¿Qué le puedo explicar de la resistencia que hicimos en los noventa, o de Néstor y Cristina, si todo lo bueno que está pasando a ella le resulta natural, como si siempre hubiera sido así? Y cuando le quiero contar de todas estas cosas me dice “ay, mami, a la profesora de historia dejála en el colegio, no me vengas con tu trabajo a casa”. O hace diez días, que fue 17 de Octubre y cometí el error de invitarla a que fuéramos juntas al acto que se hizo en River: “no puedo, me voy a juntar con las chicas en el shopping”, dijo, y me partió al medio. A veces me parece que la presiono demasiado, que tengo que dejarla hacer su propio camino y si la militancia le llega, que le llegue cuando sea su momento. Pero es que se me estruja el alma de saber que se está perdiendo este momento histórico, que tiene la suerte increíble de ser joven en una época de avance del pueblo y de conquistas sociales. Si hasta me cuestionó esta mañana cuando salí temprano de casa para hacer el censo. “Te matás trabajando en tres colegios distintos, y encima

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vas a trabajar gratis para esto del censo”, me acusó. “Es que éste censo es muy importante para el país, vamos a tener los datos de cómo impacta la inclusión social”, quise explicarle, pero me di cuenta de que ella hubiese preferido que me quedara en casa para pasar el día las dos juntas. “Entonces yo me voy a la casa de papá, vuelvo mañana a la noche”, me dijo al despedirla casi como un castigo por irme. Esa mañana de octubre el clima estaba incierto. Me había tocado censar una villa más o menos cerca de casa, pero esos pasillos no me eran desconocidos. Yo daba clases en el barrio, y casi todos por allí eran alumnos míos, o lo habían sido, o lo habían sido sus padres en la nocturna. Me causó gracia porque anoche en el noticiero del 13 decían que en muchos barrios no te iban a abrir la puerta por el miedo y la inseguridad. Acá, en la villa, el barrio estaba más limpio que nunca; la gente te abría sus casitas pobres e impecables, y tuve la sensación de que usaban sus mejores prendas para recibir al censista. Ya llevaba tres casas hechas y me habían convidado mate y tortas fritas como para engordar a un regimiento. Cuando me dispuse a golpear la puerta de la cuarta casa, me detuvo un lamento desgarrador que venía desde adentro. Mi puño se congeló cerrado, y lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que podía tratarse de un caso de violencia doméstica, por lo que golpeé la puerta enérgicamente. La chapa se abrió, y una mujer de mi edad se asoma bañada en llanto. Antes de que pudiera reaccionar, me agarró de los hombros y me abrazó como si fuera una hermana suya o algo así. “¿Qué pasa, qué pasó?”, le pregunté, pero la mujer no podía articular palabra entre sus quejidos de angustia. Me agarró de la mano y me llevó adentro. Tapándose la boca con una mano, señaló el televisor. “MURIÓ NÉSTOR KIRCHNER”, decía la placa roja. Al principio no podía creer lo que estaba leyendo. La madre de casa estaba llorando; dos pibas adolescentes, una de ellas con


su beba y la abuela, todas estaban llorando. En ese momento comprendí que era cierto. Néstor había muerto. No pude ni quise contenerme, y me largué a llorar yo también, y tuve que abrazar a la mujer para poder llorar juntas, y una de las hijas vino a unirse a nosotras. En ese momento veo que la abuela, caminando como podía, le puso una vela encendida al retrato de Eva Perón. Y entonces me vino a la mente esa foto de Evita en la que está flaquita, en la cama, consumida por los dolores y casi sin fuerza, pero colocando su voto en la urna. Miré a mi alrededor, y pude ver a un grupo de mujeres de varias generaciones llorando porque tenían conciencia de lo que acababan de perder. Pensé en Cristina, que se había quedado sola. Pensé en mi hija, y en mí misma. Y no tuve ninguna duda de lo que tenía que hacer: Si la

vida y la militancia me llevaron a estar en esa casita justamente en ese día, yo no podía fallarle a ninguna de todas esas mujeres. Decidí que mi mejor homenaje a Néstor sería continuar con el censo hasta el final. Ser el hombro que contenga la tristeza de los más pobres si fuera necesario. Mi corazón y mis entrañas se llenaron de fuego femenino, y me entregué a la tarea que me había propuesto. La jornada fue larga y agotadora. Llegué a casa tardísimo, muerta de hambre y a punto de caerme de cansancio. Cuando abrí la puerta y estaba todo apagado me acordé de que Victoria se quedaba a dormir en la casa del padre. Abrí la heladera y encontré una pata de pollo y dos

alitas. Después me tiré a la cama y me dormí vestida. De pronto un portazo me hizo despertar de un salto. “¡Mamá, mamá!” escuché los gritos de Victoria, y el reloj marcaba las 13:30. Me abalancé hacia la puerta del cuarto, cuando ella me ganó de mano y me abrazó llorando desconsolada. “¡Se murió Néstor Kirchner, mamá! ¡Se murió Néstor Kirchner!”. En ese momento, llorando con mi hija en brazos, acariciándole el pelo para poderla calmar, miré al cielo y me pareció escuchar la voz del flaco que decía: “Florecerán mil flores”.


Música para luchar Entrevista a Vicente Feliú

Escribe: Jimena Riveros Fotos: Emilio Marolla

Vicente Feliú siempre es asociado a La nueva Trova de la que efectivamente fue fundador junto al legendario Silvio Rodríguez. Es músico y compositor, un poeta como lo denomina Silvio. Un tipo que cree profundamente en lo que hace y que no le tiembla la voz al meterse en temas que otros prefieren esconder. Un militante del compromiso social que utiliza su guitarra como arma mortal. Feliú recorre su Cuba y diversos países del mundo llevando “Canto de Todos”, espacio donde es coordinador general. Durante su visita a la Argentina realizó una gira que incluyó funciones en Córdoba, Santa Fe, Rosario, Mar del Plata, Tandil y que concluyó en la Ciudad de Bs As donde dio un concierto en la Casa del Bicentenario junto a la trovadora Paula Ferré. Entre función y función Vicente tomó unos mates con Hamartia y esto fue lo que pasó: ¿Cómo surgió la propuesta “Canto de Todos”? Es el resultado de la experiencia del movimiento de la Nueva Trova del 72; del Movimiento de la nueva relación internacional de los 80 donde generamos festivales y eventos latinoamericanos hasta que no pudimos más, hasta que no se dieron más las oportunidades. Surge también de la gente que empecé a conocer a finales de los 90 cuando hice varios viajes por América del Sur y conocí a jóvenes de veintitanto que estaban haciendo esta canción en otro momento de la historia. Lo que hice fue llevar discos de un lado para el otro. Así descubrí que hay radios comunitarias en todos los países. Una radio alternativa con gente adentro que siempre ha sido seguidora de este canto popular. Traté de ponerlos de acuerdo, de hacer que se conozcan. Ya existía internet, aunque con cierta timidez ,y la gente estaba empezando a hacer sus propios discos en las casas, sin mucha calidad final pero con unas canciones tremendas. Eso fue un vehículo importantísimo. Ahí empezó, “Canto de todos” que es de Violeta no se

me ocurrió a mí. A fines de los 90, principios del 2000, Abel Prieto, entonces Ministro de Cultura, me preguntó qué andaba haciendo y le conté. También a la gente de La Casa de las Américas y fue La Casa la que promovió el primer encuentro en Cuba en el 2000 y se llamó “Un canto de todos”. En 2001 se hizo otro en Chile buscando trovadores. A partir de ahí hemos hecho eventos donde podemos. En el 2003 hubo un Foro Social Mundial en Porto Alegre al que Cuba llevó un proyecto y mucha gente. Se hizo la Casa Cuba en un local que nos prestaron y allí se realizaron un montón de actividades y conciertos, cantaderas más que conciertos y yo corrí la bola: “El que cante y tenga canciones, que venga por acá”. Así aparecieron cualquier cantidad de músicos.

Empieza entonces una nueva etapa… La gente empezó a ir a un evento social y político. Porque “Canto de Todos” no es un fenómeno musical, es un hecho cultural. “Canto de Todos” no crea a los músicos,

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toda esta gente ya tenía historia, nosotros sólo los descubrimos y los apoyamos. Panchito Villa tenía él mismo un pequeño núcleo de gente que estaba haciendo canciones incluso desde las últimas etapas de Pinochet. En Perú había un Movimiento simpatiquísimo que se llama “Silvio a la carta”, o sea usted llegaba y pedía la canción de Silvio que quisiera y ellos la hacían (risas). El caso es que llegaron. Yo los había convocado para que vayan al evento de Porto Alegre que era muy importante porque iba a estar Chávez y fueron como pudieron. El correo que yo les mandé decía: “No tengo hospedaje, ni comida, ni pasajes”. Y fue Miryam en moto desde Lima; los Negro y Blanco creo que fueron hasta en llama, estuvieron tres días para llegar a Porto Alegre; Pancho fue pero no sé cómo regresó. Desde ahí empezamos a tratar de participar en cuanto evento internacional hubiera para ir y cantar.

Decís que “Canto de todos” trasciende lo musical, que es un hecho cultural, ¿por qué? La música es importante pero no sólo es


ir y hacer canciones bonitas. Canciones bonitas hace cualquiera. El asunto es ver hasta dónde esto es un canto de compromiso con tu gente, con la calidad y con la maravilla.

¿Cuál es ese compromiso? Es un compromiso con los pueblos, así de sencillo. No hay más, porque o estás a favor o estás en contra y los que están en contra generalmente no cantan, matan. Algo que no viene mal aclarar es que “Canto de Todos” no puede ser un canto partidario porque sino nos pasa lo de siempre: lo que siempre ha pasado en América Latina, el debate sobre si se es más o menos de izquierda. No señor, ¡esto es la canción del pueblo! Y cantamos los que tenemos ganas de cantar. Esto se lo digo a todo el que se acerca para que quede claro y no haya confusiones.

Aquellos nuevos músicos que se identifiquen con la premisa de “Canto de Todos”, ¿pueden integrar el movimiento? La integración yo la veo muy diferente a la de la Nueva Trova. “Yo soy de la nueva trova, no tengo carnet. Yo quiero que me den una guitarra, que me den un espacio público”. No. Aquí no vamos a dar nada. Aquí vamos a apoyar tu trabajo desde lo moral. Si de repente hacemos algo colectivo, te invitamos o no porque eso

depende del dinero que haya, de quién organice, de lo que se pueda. Lo único que yo creo que debe ofrecer “Canto de Todos” es la claridad de pa’ qué sirve esto. Ahora estamos viviendo un momento hermosísimo de nuestra América que por supuesto puede revertirse como todo en la vida y si se revierte no hay que olvidar nunca que este momento existió. Como en estos 200 años no hay que olvidar que hubo un Bolívar, un San Martín, un José Martí; que hubo un Ernesto Guevara, un Gaitán. Lo que sí le sugiero a los trovadores más jóvenes es que se pregunten por sus raíces, que no son la Nueva Trova Cubana ni mucho menos. Que cada uno averigüe cual es su raíz, la más lejana y la más cercana, sus influencias laterales. Eso es importante para que no nos quiten la memoria porque de eso se trata el capitalismo: quitarte la memoria y que tú te parezcas tanto a mí que no sepas ni como te llamas tú ni yo tampoco.

¿Qué te parece que cambia según las identidades particulares de cada país? La esencia no cambia. Lo que cambia son las gentes, las condiciones. Hay países con una tradición extraordinaria de escuchar buena canción y quizás ahí surjan más cantores pero “Canto de Todos” es del mundo. Las canciones de la revolución mexicana de 1910 ahí están. Es probable que no sean las más bonitas pero son las

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urgentes y son las que la gente recuerda y eso es parte importante de la cultura de nuestros pueblos. Hay miles de matices en cada país, incluso en cada trovador, por no hablarte de Silvio que es el más prolífico de todos. La misma Paula Ferré de acá tiene montones de ritmos.

Gira en Argentina y Aniversario por los Cinco Venís seguido a este país, ¿qué diferencia notás con respecto a otros años? Yo no sé si es la edad o que me estuve moviendo con más apuro pero Buenos Aires está colapsada. Siempre que vengo hago el mismo circuito y nunca me estresé tanto como esta vez. Me he quedado a dormir en casa de gente en otros barrios por evitar el tránsito imposible. Eso me agota más que estar tres horas tocando.

Durante la gira se cumplió otro aniversario de los Cinco cubanos presos en EEUU con la particularidad de que, esta vez, René tomó la posta y propuso cintas amarillas, ¿cómo lo viviste desde acá? Yo creo que René le dio un vuelco al trabajo de los Cinco por varias razones: la primera es que él nació en los Estados Unidos, segundo porque creció y se hizo héroe mucho antes que le dijeran que sería un


hemos hecho accesibles cosas mucho más difíciles que un cable pero hay que tener la mentalidad de que no hay que tener miedo porque si tienes miedo a que alguien pueda decir esto o aquello es porque no confiás en las personas, así de sencillo. Y hay que confiar.

En la Isla se vienen dando importantes cambios, sin ir más lejos en la política migratoria…

héroe en Cuba y tercero porque está preso todavía en tanto no regresen sus cuatro hermanos. Él rompió toda la parafernalia burocrática en la que estábamos nosotros porque nosotros, los cubanos, no tenemos que convencernos de que hay que traer a los Cinco. Él rompió con eso y lo hizo donde más le duele al imperio que es en su gente. El cuento de las cintas amarillas es sobre un preso que no sabe si cuando regrese su mujer lo estará esperando. Él le dice que va a pasar por el frente de la casa de ella y si ella lo espera todavía que cuelgue una cinta amarilla en el viejo roble de la entrada. Cuando el tipo sale y llega hasta ahí se encuentra con que el roble está lleno de cintas amarillas. Es una canción muy vieja, es un símbolo del pueblo norteamericano, lo quiera el gobierno o no y es algo que no puede evitar. Es ahí donde está la llave. Hace mucho tiempo, Ricardo Alarcón había dicho que la batalla por los Cinco se ganaba en los Estados Unidos o no se ganaba. Creo que eso fue fundamental.

¿Y pudiste ver algo de lo que acá se hizo por el aniversario de los Cinco? Yo estaba en la provincia de Córdoba e iba para una entrevista; de pronto en la avenida el tránsito se detuvo y la atravesó una bandera por los Cinco con cintas amarillas. La verdad es que acá siempre se trabaja por ellos, tengo una amiga argentina que lleva siempre en su cartera una bandera de los Cinco a donde quiera que vaya. Ellos generan solidaridad. Por eso hago tanto hincapié en que no es que son Cinco

Héroes Cubanos, son cinco personas que han rescatado la decencia y la dignidad latinoamericana por defender su soberanía y por defender a su país y también al pueblo de los Estados Unidos. Es tan fuerte la injusticia que incluso artistas y actores norteamericanos empezaron a pronunciarse en contra del encarcelamiento y, además, ahora Julian Assange se solidarizó públicamente en una conferencia desde Londres. Es ahí donde se gana esta batalla, rompiendo el bloqueo mediático.

Cuba e Internet Pese a las limitaciones que hay en Cuba para acceder a Internet viene creciendo la cantidad de cibernautas cubanos. ¿Cómo ves esto? ¿Observás este avance? Estoy de acuerdo con algo que dicen muchos de los nuestros y es que la verdadera comunicación está en las redes sociales y no en la prensa cubana, que cada vez está más silenciada a pesar de los esfuerzos que está haciendo Raúl. En las redes sociales está constantemente la batalla de los Cinco. Con esto de los Cinco ha quedado más que clara la cantidad de blogueros que hay a favor de la revolución y de la evolución de la revolución. Es algo evidente.

¿Cómo es la conexión ahora en Cuba? Es muy lenta y muy cara todavía. En Cuba

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Sí, hay cambios importantes pero los cambios profundos que se están dando (y los que vendrán) tienen que suceder en contra de una gran estructura burocrática. El que durante años ha esperado que le den todo no está a favor de que se lo quites y le digas: “Trabajá”. Raúl y la superestructura están por todos los medios intentando resolver problemas y eso es así pero a los 80 años no se puede tener actitudes rebeldes. Eso no es posible pero sí puedes tener la sabiduría de 80 años y pensar en lo que se puede hacer, que no significa que esa persona lo ejecute. Todos sabemos que Fidel es el más rebelde de todos pero hay acciones que deben hacer lo más jóvenes. La democracia de Cuba es infinitamente mejor que la de cualquier otro país, pero debemos abrir aún más ese concepto ya que sigue siendo deficiente para nuestros intereses.

En referencia a esto mismo, ¿cómo ves a la Argentina? Veo que hay países que en los últimos años crecieron mucho pero hay que tener cuidado porque no solamente con las buenas intenciones basta. Hay que ser cuidadosos y tener mucha inteligencia porque (los sectores económicos poderosos) te revierten la situación. Creo que todavía puede formarse cualquier cosa por diferentes vías. A Lugo, a Zelaya en Honduras y encima ahora no está Chávez, que era, después de Fidel, el elemento aglutinador de los últimos años en América Latina. Hay que seguir creciendo porque estamos tratando con un imperio en despedida. Pero ningún imperio se va, a los imperios hay que tumbarlos no hay otra manera, porque de un coletazo te acaban con todo lo que llevamos construyendo en muchos años. Hay muchas experiencias de intentos que no salieron y Cuba salió pero porque se les fue de las manos.


Micro artículo Escribe: Ricardo Capellano Ilustra: Sol Re

Trabajar de lo que uno desea, le gusta o apasiona es una posibilidad cuya realización depende tanto de factores generales como la macro/micro economía y la sociopolítica, como de factores particulares como la decisión- obsesión, el estudio, las experiencias de campo, el proyecto y sus objetivos a corto, mediano y largo plazo. Es decir: una relación entre contextos y conducta realizatoria. Se trata de una concentración de trayectos de formación y producción que genera un compromiso activo, una fuerza, tibiamente denominada merecimiento. Pero, ciertamente, es una fuerza que confronta con lo establecido, con el conformismo, con la adversidad, con la agrietada pared del orden de la conveniencia, el mandato y la resignación. Por eso no hay medias tintas, no hay empate. Si se logra, hay que elaborar una justa valoración y multiplicar esa fuerza para construir un camino irreversible. Y si no se logra, hay que asimilar el fracaso y no prolongar las angustias que tienden a la pérdida de la dignidad. “Vivir de la música” es una frase confusa, ambigua y superficial que, en general, transparenta un voluntarismo urgente, inmediatista, adolescente, que no asume el tiempo que implican los trayectos semiprofesionales de consolidación de una

9 perspectiva laboral, quizá inestable, pero real.

La exclusión de la palabra trabajo en esa frase es significativa. Además de coincidir con la valoración de nuestra profesión que profesa una parte de la sociedad, la frase expresa una alarmante separación: vivir de “ella” (¿vividores, explotadores de técnicas y códigos?) que, justamente, nos indica el estado prematuro del objetivo. Esta noción de supervivencia, que contiene a la frasedeterminación de “no trabajar de otra cosa” (aquí sí aparece la palabra trabajo), produce una fractura esencial en el desarrollo de la etapa semiprofesional que tiene que ver con la falta de concientización de la diversidad de profesiones que contiene “la música”. Así la urgencia se convierte en pérdida de tiempo: no se elige, no se proyecta, no se concentra formación y producción en un campo específico. Sólo se ponen fichas en distintos casilleros de la azarosa ruleta “a ver qué pasa con eso de vivir de la música”. La construcción de una carrera está íntimamente ligada a los desarrollos creativos compositivos o interpretativos sostenidos, a las experiencias expresivas y comunicativas constantes y a las prácticas reflexivas, inventivas y superadoras en lo pedagógico musical.

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Decisión, compromiso, imaginación, trabajo.


EXTRANJERIZACIÓN DEL SECTOR EDITORIAL

Escribe: Ricardo De Luca Últimamente es muy común disfrazar de realidades culturales, acontecimientos y transformaciones que son esencialmente económicas. Todo entra en la bolsa negra de la cultura. Hemos escuchado hablar de “la cultura de la coima”, “la cultura del odio” y “la cultura del miedo”. Se nos dice “los argentinos esto…” o “los argentinos lo otro” y todo, absolutamente todo es un tema cultural que pareciera no tener solución. Tenemos una bolsa para cada costumbre. No nos preguntamos qué hay dentro de esa bolsa y cómo funcionan las cosas ahí. Construimos dentro de ellas el disfraz para todo lo que no queremos explicar, resolver o cambiar. Así fue que nos hemos acostumbrado a creer, entre tantas otras cosas, que la industria de la historieta argentina falleció de causas naturales a finales de la década del 50. Y que aquellos años dorados fueron vencidos irremediablemente por el avance de los tiempos. Concentración y exclusión No es ingenuo traer aquí la discusión sobre el neoliberalismo. El trasfondo del cierre de la Editorial Columba es la desregulación de los medios de comunicación y la extranjerización de prácticamente todo el sector editorial. Hay una investigación realizada por docentes de la Universidad de La Plata dirigidos por José Luis de Diego que dio a luz a un interesante trabajo llamado “Editores y Políticas editoriales en Argentina, 1880-2000” (Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires 2003). Desde allí podemos arribar a ciertas realidades del mundo editorial. Pensemos que hacia mediados de la década del 80 el mercado editorial argentino era uno de los más significativos y diversos. Luego, atravesó transformaciones que llevaron a una época de oro entre 1938 y 1955 que recibió un fuerte impulso por la caída del mercado español luego del franquismo. En esa época la Argentina manejaba volúmenes mayores a la industria española y muy superiores a la de cualquier país latinoamericano. En ese momento se imprimían libros que se exportaban a España. Después, con la caída del mercado exportador (debido a la recuperación de la industria española) se vio compensada por el crecimiento del mercado interno. Durante los 90 la desregulación, la falta de protección y la fiesta privatista dejó

desamparados a todos los editores locales que, crisis tras crisis, frente al ingreso de libros a precio de saldo y la desigual competencia con multimedios y conglomerados financieros que aterrizaban sin ninguna restricción en el mercado local, no encontraron más salida que el remate de todos los activos posibles. El capital extranjero terminó por apropiarse de todo el escenario editorial argentino. Nos encontramos ahora con un mercado extremadamente concentrado, prácticamente monopolizado por multinacionales, donde la participación local se reduce a pequeñas editoriales que editan de manera marginal y permanecen en una suerte de limbo cultural. Incluso, aunque manejen grandes productos populares raramente logran crecer en términos económicos. Más que pymes, son empresas enanas. Hace poco Ediciones de La Flor editó un libro póstumo de Fontanarrosa, un llamativo lanzamiento a todas luces popular, prácticamente silenciado por los mismos medios que festejaron y promocionaron las ediciones que del mismo autor hiciera el Grupo Planeta pocos meses antes. Según un informe de SINCA (Sistema de Información Cultural de la Argentina) para el año 2005 se imprimieron 67.346.651 ejemplares. Un total de 19.636 títulos. El mismo informe nos habla de una

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gigantesca disparidad de competencia donde el 15% de las empresas de sector concentran el 50% de la producción de libros y el 75% del mercado. ¿Cuáles son estas empresas? No es difícil adivinarlo, el Grupo Planeta y Random House Mondadori. Multinacionales cuyo arribo al país data de la década del 90. Cuando el Grupo Planeta compra en 1994 Emecé (que por ese entonces en su catálogo contaba con las obras de Borges) ya tenía bajo su control a los sellos Seix Barral, Ariel, Espasa Calpe, Crítica, Temas de hoy, Destino y Martínez Roca. Asimismo en 1998 Sudamericana es adquirida por Mondadori lo que, según Malena Botto (en el libro mencionado) significa “la pérdida casi total de competitividad de la industria argentina frente a los conglomerados”. El escenario de publicaciones periódicas no es más alentador, la compra de Atlántida (en 2007) por parte del grupo mexicano Televisa cierra el círculo de extranjerización editorial. En una nota del diario Clarín del 21 de agosto del mismo año se informaba la operación y se decía: “El año pasado Editorial Atlántida distribuyó en el país 12,8 millones de ejemplares. Entre sus revistas más vendidas y conocidas están el semanario “Gente”, la publicación semanal de belleza y moda femenina “Para Ti”, pionera en su tipo en el país (se creó en 1922), y la revista infantil “Billiken”, con 88


Editorial Columba años de historia”. Antes de esto ya habían cerrado gran parte de las editoriales del sector. La pregunta sobre la extranjerización editorial tiene que ver con qué ocurre en la cultura cuando desde otro país se decide qué autor, obra o producción artística será editada, difundida y comercializada. Los escondites No es noticia nueva que la cultura argentina padeció durante la década del 70 un sistemático silenciamiento y la más violenta censura. En el mismo libro de Diego se menciona por ejemplo que el “Centro Editor (de América Latina) padeció persecución y presiones, que llegaron a la quema de libros”. Mejor suerte no corrió Manuel Pampin, dueño de ediciones El Corregidor que “durante el Proceso de reorganización nacional fue destruido un depósito de la editorial” (Botto, 2003). Si existió algo auténticamente popular en la década del 70, fue forzosamente algo secreto. Y este es uno de los costados que convierte a editorial Columba en un tema interesante. Porque durante la década del 70 fue efectivamente popular y uno de sus personajes más famosos padecía las penurias de un esclavo (Dago de Wood – Salinas). Significativa metáfora para lo popular en tiempos de dictadura.

La editorial fue fundada por los hermanos Ramón y Claudio Columba en 1922 para editar “Página de Columba”, una publicación que combinaba historietas con caricaturas. Hacia 1928 sale “El Tony” considerada la primera revista de historietas del mundo. La seguidilla de títulos continua en 1945 con Intervalo, en 1950 Fantasía, en 1957 D’Artagnan y en 1979 Nippur Magnum. Los primeros años de Columba coinciden con la consolidación del mercado editorial argentino y en este punto es apreciable la habilidad comercial y la actividad política de sus fundadores. Columba forma parte de las editoriales que fundan la AEER (Asociación Argentina de Editores de Revistas) cuyo primer presidente fue el mismo Ramón Columba. La editorial también forma parte de ADEPA y de la SIP. Más tarde consigue tener un espacio propio en el centro de distribución de revistas, es decir, es una de las únicas dos editoriales que manejó su propia distribución. La otra es editorial Atlántida. Paralelo a todo esto, con el tiempo, Columba adquiere sus propios talleres gráficos. Cerca de los 70 los moderniza y es aquí cuando empieza a ofrecer ediciones a todo color, lo que inicia la época de oro de la editorial. Por aquellos años y hasta finales de los 80 se multiplicaron sus títulos haciendo colecciones paralelas de cada uno. Llegan

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las colecciones Súpercolor, Todo color, Extra color. Ahí es cuando sale Nippur Magnum y por primera vez un personaje de Columba toma el título de una revista importante de la editorial. Hacia principios de los 80 Columba editaba 10 revistas mensuales de historietas, más anuales, súper anuales, y números extraordinarios. Nippur Magnum empezó vendiendo cerca de 130.000 ejemplares y se dice que la editorial vendía mensualmente cerca de 2,5 millones de revistas entre todos sus títulos. Y si sumamos a esto las revistas de Ediciones Record (el otro gran editor de Historietas argentinas) vamos a ver que en este periodo la historieta nacional volvió a encontrase con las grandes ventas semanales que constituyen el mito de la industria. Debió haber sido una época de gloria, pero sin duda fue una gloria que se vivió a escondidas; como se vivió en muchos sentidos la década del 70. Lo que siguió a esta historia excede el objetivo de esta nota. Pero algo hemos dicho ya, los grandes actores culturales se extranjerizaron y, en consecuencia, Argentina dejó de producir su cultura. La masividad de los contenidos se redujo sensiblemente. La exclusión social se tradujo también en exclusión cultural. Después alguien trajo una bolsa negra y todo se encerró ahí.


Escribe: Silvana Jáuregui Fotos: Gastón Vera

Visita al taller del artista plástico Ernesto Pereyra. Integrante del Departamento de Artes Visuales del C. C. de la Cooperación

Un arte para ESPECTADORES

De pequeño, Ernesto Pereyra, se la pasaba dibujando en clase. Fue lo único que hizo con constancia y dedicación, dibujar en el fondo del aula todo lo que se cruzaba en su camino. Esto generó que cuando terminó la escuela secundaria, y después de probar varias carreras en la universidad, empezara, a los 20 años, a pintar grandes banderas de trapo. Eran para recitales o viajes de egresados. “Ahí me di cuenta de que es la única tarea que puedo encarar sin cansarme, sin aburrirme. Ese fue un acercamiento fáctico pero después a partir de esta experiencia es que empecé a estudiar. Cuando empecé con la pintura, ya no hubo vuelta atrás, incluso hasta dejé el dibujo”. ¿Cómo fue que decidiste ser artista y empezar a vivir de esto? Me acuerdo que tenía la típica discusión con mi viejo – padre médico, formado en una disciplina rígida - . “Bueno, todo bien, pero de qué vas a vivir”, me decía. Era su preocupación y su lógica. No se equivocaba, sobrar no me sobra nada. Pero para mí el tema no pasaba por ahí. En ese momento fue que dije, “¡vamos a meterle con todo!”. Empecé a estudiar y a pintar mucho. Las primeras exposiciones de alguna forma me fueron convenciendo de que el camino elegido había sido el correcto. Después de ocho años de pintar estoy convencido de que esto es lo mío.

En esta búsqueda, ¿hubo algún artista que haya influenciado tu manera de pintar? No podría decir que hay un artista en especial. Aunque puedo decir que un grupo de artistas que adhieren al expresionismo alemán de posguerra, fue para mí una escuela de aprendizaje. También rescato a mi profesor Gabriel Mirocznyk, del cual

creo haber quedado influenciado, aunque él no lo quisiera. De este acercamiento me llevo lo festivo, mucho color, una figuración rozando también lo grotesco. También otros como Mariano Sapia, después Carlos Gorriarena, que murió hace poco. Me impactaba el color que usaba y cómo resolvía el tema, parecía algo tan sencillo, pero lo más sencillo, en realidad, es lo más difícil de lograr.

Ahora que sabemos cómo llegaste a estos colores, a estas expresiones. ¿Cómo es que abordás los hechos históricos? ¿Partís de un trabajo de investigación o son ideas que surgen de lo aprendido? Desde ya que sin información no se podría hacer mucho, pero con la información sola no basta porque, en todo caso, podría hacer informes de historia. Es un ida y vuelta. Siempre me inquietó la historia argentina y la de Latinoamérica. Todo este bagaje absorbido a través de la lectura lo fui plasmando en la pintura. La realidad es que mis obras no son sólo una representación,

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son la reformulación de ciertos relatos. Lo interesante es meterse en esas anécdotas y poder replantear ese escenario. Estoy hablando de ficción porque sería muy difícil representar cabalmente sucesos reales de ese momento. Entonces me gusta, partiendo de algunas anécdotas, que tampoco me interesa saber si son verdad, utilizarlas como disparadores de mis obras. Me acuerdo una nota que me hicieron en radio Cooperativa donde me preguntaban cómo hacía para encarar hechos trágicos, temática que abunda en mi pintura, con tanto humor y con tanto color, a lo que respondí: “Lo que sucede es que si no, te volvés loco o te deprimís”. A veces el humor es lo que hace que la obra pueda llegar a la gente, pero desde un lugar distinto.

En relación con tu obra, ¿que pensás del arte político? Pienso que el arte es político. Creo que con esta definición estoy diciendo todo. Creo que la idea de enmarcarlo en cierta estética o en cierta corriente pictórica es más una forma pedagógica o comunicacional de abordar o rotular el tema. Por ejemplo, el Guernica de Picasso, uno dice es arte


político. Sí, pero también toda la obra de los expresionistas alemanes es política. Son hijos de la posguerra, de la primera Guerra Mundial. Entonces todo eso es político, incluso cuando hacen una mujer con un abrigo porque seguramente tiene un sentido y una carga política.

las perspectivas están fuera del cuadro. Es muy complejo porque tenés que transportar esa fuga y, por lo menos en un boceto, tenés que hacerte la idea de dónde está esa fuga. A veces pienso que debería ser más metódico pero aún no lo he logrado.

ves también las máscaras africanas. En realidad, es muy difícil decir o marcar las diferencias o las semejanzas.

¿Tenés intención de que tu obra sea una denuncia explícita?

¿Cuál es tu mirada en relación al arte contemporáneo? ¿Qué opinás sobre lo que hoy se produce?

La intención no es denunciar, pero sí a veces

Es muy difícil opinar, primero porque no

Te cuento que tardé bastante en hacer una muestra importante, como la que se hizo en el año 2010 en el Centro Cultural de la Cooperación “200 años de soledad”. Necesité diez años de estudio y de

me propongo abrir el juego y discutir algunas posturas o lecturas. Por ejemplo, la obra “…” surgió con la idea de la colonización cultural. La puesta es totalmente caprichosa y es una lectura arbitraria de algunos elementos que componen la escena. Traté de resolver con pocos elementos esa ruta de la colonización cultural mostrando cómo las culturas precolombinas van derivando en lo que hoy conocemos como globalización cultural. Entonces vemos dos personajes que están en casi todas mis pinturas. Uno representa a la iglesia católica y el otro representa a las fuerzas militares represivas. Generalmente en mis relatos están muy cerca uno del otro.

¿Cuál es tu rutina para pintar? ¿Cómo actuás frente a la tela en blanco? Mi rutina es muy desprolija. Podría hablarte de un proceso que parte de una fuerte idea temática. Esa idea se nutre de lecturas, de una película o incluso de una obra de teatro que apuntala aún más la idea. Todo esto me nutre y esa idea fuerte que persiste en mi cabeza va decantando en imágenes. Hago pequeños bocetos que casi nunca guardo y, luego, ya boceto en la tela, voy componiendo allí. Todo surge ahí mismo. Es muy divertido pero a la vez tiene sus riesgos. Lo primero que marco es un horizonte, si es que lo necesito, y después las grandes masas compositivas. Si mirás bien mis cuadros, verás que la mayoría de

tenemos la distancia suficiente como para poder hacer una lectura. Lo que veo positivo, más allá de los resultados, es la experimentación con otros medios. Hay una apertura que intenta desterrar el prejuicio de si esto es arte o no. Esto genera una discusión que en mi opinión no se va a saldar nunca y eso podría ser algo sano también. Creo que lo importante sería dejar hacer y ver a dónde llega. Te doy un ejemplo: inauguramos una muestra donde hay pintura, fotografía, escultura y también una especie de instalación performática – objeto, video y fotografía – donde el artista incluye bocetos mostrando cómo construyó un horno de barro. Sería exponer algo cotidiano, fuera del contexto para lo que fue creado y eso genera otras percepciones, otras lecturas. Habría que dejar pasar unos años, me siento parte de ese cambio.

¿Que opinás sobre el arte latinoamericano? Tenemos algo en común. Fue un continente colonizado. Creo que esa experiencia común genera una mirada particular que no es la europea. Sin ánimo de separar, porque la influencia europea está. Creo que no habría que esforzarse por poner límites. Ahora bien, estaba estudiando arte precolombino y ciertas prácticas de artistas africanos, como las máscaras del paleolítico, están en la pintura de Wilfredo Lam, cubano que fue vanguardia a mediados del siglo XX. En el propio Picasso

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Respecto a tu futuro, ¿tenés algún proyecto, alguna idea que puedas contarnos?

“Lo más sencillo, en realidad, es lo más difícil de lograr.” búsqueda. Necesité priorizar el proceso. Hoy esa búsqueda como proceso sigue estando. Es complejo pensar en un futuro porque generalmente tenés crisis. Las que veo como algo positivo porque ayudan a no estancarte. En cambio, van generando saltos cualitativos porque ayudan a replantear tu propia producción, tu propia figuración, el por qué y para quiénes producís. No es sólo una cuestión técnica, de color o textura. Es una cuestión más profunda.

En este marco, ¿te condiciona el mercado del arte a la hora de producir? En mi caso no. Habría que ver cada artista cómo ve esa inserción en el mercado. Esa preocupación por entrar para vender y si entrás cómo salir. No me interesa, de hecho no participo demasiado en concursos. Prefiero hacer mayor cantidad de muestras y no pintar para un concurso. Igual me lo estoy replanteando. Son medios de legitimación. El mercado a veces me decepciona, pero es inevitable que esté. Ahora, si la preocupación comercial te condiciona para producir, sería para mí bastante frustrante y triste. Es como si tuviera que condicionar el tamaño de una obra o la temática porque no es lo que está de moda.


Entrevista a Alberto Gandulfo, titular de la CONAMI

La mano visible del Estado

Escriben: Leandro Soto y Eugenia Mastropablo. Fotos: Véronique Pestoni

Antes de entrevistar al titular de la Comisión Nacional de Microcréditos del Ministerio de Desarrollo Social, Alberto Gandulfo, presenciamos uno de los actos de entrega de microcréditos a las cooperativas, asociaciones y grupos de trabajadores que tienen proyectos autogestivos. La variedad es enorme, se presentaron proyectos que van desde la producción de miel hasta una cooperativa de servicios de turismo. Los últimos en presentarse fueron los de Eloísa Cartonera, una editorial que recicla los cartones recogidos por los cartoneros y los transforma en tapas de libros. Si bien son proyectos disímiles, todos coinciden en apostar a la economía solidaria como forma de sustentabilidad. Luego del aplauso final a la gente de Eloísa Cartonera, nos encontramos con Gandulfo en un café para que nos cuente un poco mejor de qué se tratan los microcréditos y qué es la economía solidaria. ¿Qué es la economía solidaria? Es la contracara de la economía concentrada. La economía solidaria construye un sujeto colectivo, de transformación, de cambio y está basada fuertemente en el trabajo. Sólo es posible pensarla en el contexto de un proyecto nacional y popular como éste. Ahí está la diferencia con lo que fue la historia del cooperativismo que siempre de alguna manera tuvo que crecer enfrentado al Estado. Las organizaciones a las cuales fuimos fortaleciendo y apoyando durante estos años nos permiten llegar a los lugares a los que antes el Estado no podía llegar ni con el discurso ni con la territorialidad que implica el desarrollo de la economía solidaria.

¿Qué es la Comisión Nacional de Microcréditos? ¿Para qué sirve? La CONAMI se creó por la ley 26.117

en el año 2006 y fue una iniciativa de Alicia Kirchner. Desde el 2003 nos dimos cuenta de la necesidad de implementar nuevas herramientas y ahí fue cuando instrumentamos la experiencia de los microcréditos. Si bien esto ya se venía haciendo en la Argentina le dimos el tenor del proyecto nacional y popular. Es decir, el Estado trabajando en gestión asociada con las organizaciones sociales con una base popular y concebida desde la perspectiva de la economía solidaria. Los microcréditos se diferencian de la lógica microfinanciera o macrofinanciera en que éstas sólo buscan la rentabilidad de los fondos o hacen hincapié en el crédito como palanca individual. Si bien, en definitiva, terminan ayudando a los pobres que no pueden acceder a un crédito bancario, lo hacen a una tasa que supera el 100 por ciento de interés.

¿Cuál es el impacto que tienen los microcréditos

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sobre la Economía? Lo primero que voy a decir es que nadie se salva porque le des un microcrédito. El microcrédito entra en un proceso organizativo que lo que permite es fortalecer un engranaje, mejorar las condiciones de producción y de trabajo y elevar los ingresos de los trabajadores. Eso es lo que el microcrédito busca pero, además, debe generar un proceso organizativo, donde ese proceso construya un poder territorial que permita disputar el mercado, espacios políticos y una mayor inclusión social. Creo que el impacto no hay que medirlo en términos económicos. Si los microcréditos no generan organización no sirven para nada. Nosotros entendemos a la organización como un cajón de herramientas. Nosotros con el microcrédito sólo sumamos un destornillador Phillips que sirve para el tornillo Phillips, no sirve para un tornillo plano. Nosotros damos créditos que la gente pueda devolver y después volver a


pedir. Lo revolucionario de esto es que los fondos que subsidian a las organizaciones sociales son del Estado. La mayoría de las organizaciones ya han recibido su segundo o su tercer financiamiento.

¿Cuál es el balance que pueden hacer desde la implementación de los microcréditos? Nosotros hoy estamos rondando los 800 millones de pesos transferidos a organizaciones sociales. Entregamos 191 mil créditos y hay casi 1600 organizaciones que administran y ejecutan fondos de crédito. Como gran reflexión, nosotros hemos demostrado que el Estado, junto a las organizaciones sociales, ha permitido democratizar el uso de una herramienta que antes estaba en manos de 50 o 60 organizaciones y hoy está en más de 1600. Esto ha permitido que muchas organizaciones sociales se vean fortalecidas en su tarea porque tienen capacidad de respuesta o por lo menos tienen la posibilidad de planificar sus actividades. Pero lo más importante es que van quedando grados de vinculación que hacen que estas mismas organizaciones trabajen en forma mancomunada y que desde el Estado se labure con las organizaciones con una lógica de cooperación, de gestión asociada. Acá el fin último es el trabajo porque nosotros lo que estamos haciendo es fundamentalmente acompañar y ayudar a los compañeros que, por distintos motivos, la mayoría por condición social, abrazan la economía solidaria como forma de tener su propio empleo.

es representante de la economía solidaria pero es sólo una parte. Nosotros estamos en un momento de ofensiva en el cual necesitamos que la economía solidaria sea parte de la política antiinfalcionaria, de la redistribución y que sea protagonista de este proceso de transformación. Además, por otro lado, cada vez hay más oposición porque algo que al principio parecía simpático después empieza a aparecer como algo que estorba y molesta. Todavía falta todo eso. Por lo tanto el mensaje es: “Compañeros, esto no tiene techo”.

no podamos avanzar en esos mecanismos de integración vamos a tener problemas porque se visualiza el acomodamiento de la acumulación internacional en la cual la derecha va reagrupándose. El tema está en que nosotros debemos profundizar esta propuesta para profundizar el sistema. No hay salida individual ni al emprendedor, ni a la organización, ni al país. Es una salida continental y eso es lo bueno.

¿Quiénes pueden acceder a un microcrédito?

Así como decimos que con un microcrédito nadie se salva, nosotros entendemos que tampoco hay una solución argentina al problema. Hoy podemos ser parte

Tenés cooperativas, mutuales, fundaciones y asociaciones civiles. Pero también, a veces, nosotros constituimos a las organizaciones. Les pedimos que se agrupen en red, aún cuando constituyen una sociedad de hecho para que no tengan que sacar una nueva personería jurídica. Deben ser sociedades en las cuales se definan objetivos, acciones, responsabilidades, manejen presupuesto y que todo eso tenga una aplicación territorial. Hay una gran

de esta década ganada porque en el 2005 mandamos a la mierda al ALCA y porque tuvimos una política conjunta en la construcción del Unasur. La creación del Banco de sur tiene entre sus criterios organizadores y principios políticos la soberanía alimentaria, las finanzas solidarias y la economía social. Todo lo relacionado con la relación del trabajo y la integración. El tema energético, la construcción de trenes a nivel latinoamericano, y el tema sanitario con los remedios genéricos. Yo creo que en la medida en que nosotros

diversidad de organizaciones porque vos tenés sentados en la misma mesa a los cartoneros y a la cooperativa de turismo. Eso es lo rico pero también es la parte difícil. Hay muchos desniveles y detrás de todo hay gente que tiene múltiples necesidades. Pero también, si bien hay enormes diferencias, si preguntás cuál es su gran problema, la mayoría te dirá que es la comercialización, que más allá de las cuestiones técnicas y administrativas, es un problema esencialmente político. Lo que se juega es quién define quiénes pueden vender y quiénes no.

Hablabas de la situación favorable que se da en América Latina, ¿cómo ves la integración a nivel regional en relación con la Economía solidaria?

¿Qué te parece que aún queda por hacer? Nos falta trasformar el mercado y también falta peso de las propias organizaciones. Digo esto porque cuando hablamos de construcción de poder popular entendemos que estas conquistas sociales que se alcanzaron requieren de su profundización para poder materializarse. Por eso es tan importante este momento político en la Argentina y en América Latina porque hoy lo que se está discutiendo es la renta. Necesitamos que en esa discusión la economía solidaria tenga voz y voto. Nos está faltando esa representación en el Congreso, en la mesa de discusión de salario y representación en las listas. Se podría decir que Carlos Heller

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