Revista Hamartia #2

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Año 1 - Nº2 | Diciembre 2011 | Precio $13 | Disgrazia


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Revista Hamartia 2011. Año 1, Edición Diciembre 2011. Propietarios: Damián Ezequiel Cots, Julián Mauro Saud, Santiago Mouradian. Venezuela 3344. Director: Damián Ezequiel Cots

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tanguito


Director: Damián Cots

Editora Responsable: Natalia Morandeira

Consejo Directivo:

Damián Cots, Julián Saud, Santiago Mouradian, Natalia Morandeira

'LVHxR *UiÀFR Camilo Herzovich

Colaboró: Federico Rombolá

Ilustración:

Veronique Pestoni, Leandro Gillig, Mosqueira, Camilo Herzovich

Colaboraron: Anibal Cedrón, Ana Diéz, Cristian Pallés y Luciano Dorcazberro

Fotografía:

Lucía Marquillane, Ernesto González

Colaboraron: Gabriel Galetto, Nicolás Borojovich

Arte de Tapa:

Veronique Pestoni y Camilo Herzovich Consejo de Redacción: Damián Cots, Santiago Mouradian, Natalia Morandeira, Julián Saud, Nacho Ibáñez, Santiago Gómez, Santiago Asorey, Sebatián Tafuro, Silvana Jáuregui, Jimena Riveros

Colaboraron: Gabriel Cócaro, Arturro Puig, Flavio Rapisardi, Eugenio Zaffaroni, José Schulman

Producción:

Gisela Mouradian, Elena Fernández, Nicolás Capusotto, Nicolás Blanco, Eva González

Administración: Matías Sbora

Carlín:

Escribe, Diego Cots. Diseña, Federico Rombolá Carlíngrilla: Ricardo Reggio

Imprenta: Editorial Acercándonos Cultura

Cochabamba 894, CABA

Dios: Federico Larumbe Agradecimientos: Paula Lobariñas, Alejandro “el Pela” Fernández, Angel Saud, Inmobiliaria Kops, La Buena Cocina, Bar El Tano de Arriba, La Red Psicológica, Zulmar, Siete Punto Cero, Victor Hugo, Embajada de Cuba, Carlos Barragán, a la vieja del diseñador por los Knishes, Marcelo Boffelli, Manual Izraelson, Argamasa, Asociación Madres de Plaza de Mayo, Pablo Malizzia

Editorial

Diez años atrás, nadie imaginaba la Argentina de hoy. Fueron muchas las cosas que se dispararon el 19 y el 20 de diciembre de 2001, pero fue la plaza la que explotó. A distancia, se pueden hacer miles de análisis. Las conspiraciones, los saqueos, el FMI, los treinta y tres muertos, el uno a uno, el corralito, el Estado de sitio y la lista podría seguir. Pero lo que explotó fue la plaza. Su mística. A la que se recurre para las grandes cosas, cuando las papas queman. Nunca habíamos visto tantos abrazos, tanta gente mirándose entre sí, desnuda, desesperada, marchando a contracorriente de los tanques, los caballos, los palos de la policía, las balas de goma y también las de plomo. No es cierto que la movilización fue espontánea. Fue el propio De La Rúa el que nos incitó a salir, aquel anuncio del estado de sitio actuó como un resorte y llenamos las calles. ¿Qué queríamos? ¿Que se vayan todos? ¿Qué gobernaran las asambleas populares? Diez años después, Cristina ganó con el 54%. El mismo porcentaje que había de pobreza en el 2001. Según la arquería, de donde Hamartia extrae el término, un tiro no se realiza solamente para acertar en el blanco. No es una actividad deportiva de ensayo y error completamente desorganizada. Sin mística, los tiros se pierden en el aire. La clave está en estirar el arco a su máxima tensión y esa tensión sólo puede superarse con mística. No puede haber otro camino hacia la mística que el de la propia vivencia y el propio sufrimiento. Por eso, las crisis tienen más de acertar en el blanco que de disparar. Que la flecha salga disparada por la tirantez del arco y no porque se decidió lanzarla. ¿Parece contradictorio, no? Lo mismo pasa a veces con el kirchnerismo. ¿Fue obra de ellos o tensaron el arco lo suficiente para que la sociedad se dispare? Hace poco la vimos a Cristina en el G-20, incitando a los presidentes a que se dediquen a gobernar, diciéndoles entrelíneas que no sean títeres de los monopolios financieros. Lo que llama la atención son las palabras que usó: “Volvamos a un capitalismo en serio”, dijo. Es un comentario que confunde, sobre todo a los que pensaron que después de echar a Bush en el 2005 para que no se aplique el ALCA, se venía el socialismo del siglo XXI. Al menos para nosotros, el único capitalismo que existe es el que profesa la explotación del hombre por el hombre. Eso hay que tenerlo bien en claro, este no es un gobierno socialista. Qué paradoja, aún así, Hamartia, piensa que Cristina acertó en el blanco. De la indignación a la dignidad hay 30.000 lugares por ocupar. De un capitalismo en serio a un socialismo en criollo. Diez años después del 2001, la plaza se sigue llenando, cada vez más seguido. Fue en una plaza repleta en la que Cristina llamó a los jóvenes a que “se organicen profundamente en todo el territorio de la República Argentina en los frentes sociales y estudiantiles”. Hace muchos años que no estábamos tan cerca de que un presidente vuelva a salir al balcón de la Rosada. O eso sentimos este octubre, y lo queremos exagerar al escribirlo, sólo por marcar que estamos cada vez más lejos del “que se vayan todos”. Hamartia no juega a medias tintas y entiende este proceso como un paso más en el recorrido hacia una sociedad más justa. No queremos retrocesos. A la convocatoria de la presidenta, nos sumamos diciendo: que estamos organizados y dispuestos a defender a la Patria. No existe otra vocación más grande que la de aportar, desinteresadamente, a la organización de nuestro pueblo. Como decía Néstor, vamos por todo.


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Escribe: Santiago Gómez| Foto: Lucía Maquillane

El tipo es un grandote con cara de bonachón y manos grandes. Un sindicalista tan diferente a los gordos barrionuevistas que para nosotros fue costumbre encontrarlo en los juicios a represores, donde siempre estuvo para dar testimonio, para que se haga justicia. Habrá enfrentado muchas elecciones, pero seguramente lo habrá emocionado cuando en el cole de la hija los compañeros lo eligieron para ser el padre que los acompañe en el viaje de egresados. Es que Julio es el tipo que también marcha con los secundarios para la marcha de la Noche de los Lápices y se saca fotos como un rocker con decenas de pibes. El tipo que hace arder el Twitter, Julio Piumato es Secretario General de Unión de Empleados Judiciales de la Nación, Sec. de DDHH de la CGT y Presidente del Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos. Empezó su militancia en la facultad. En el ‘72, cuando volvió del servicio militar que coincidió con su ingreso a Tribunales, luchó por la efectivización de su trabajo de meritorio. En el ‘82 recuperó la libertad luego de la cárcel iniciada en el ´76. La vuelta del peronismo con Kirchner, Cooke y los jóvenes, la organización que vence al tiempo y su militancia de juventud. Julio Piumato, peronista hasta las pelotas.


Piumato julio

tos, ativas, sin proyec dando sin expect sede a rin ct . La do todo desaparecía ás m ó es pr ex se no guridad nacional s re to estado, los fac por los golpes de aon ici nd co ucían o de poder que cond formal cambiaron cia ra oc m de a ban es micrófonos. El po los fusiles por los te er fu ás m mucho der económico es rante esos años. du e qu do tra y concen ra nuevo gobierno pa Estamos ante un el n ro ta or 55 nos ab profundizar, en el e qu d tu en juv os una proceso. Teníam es no y ho , bio m ca dio su vida por un e ro necesitamos qu necesario tanto, pe ra pe cu re la e lleve sea inteligente, qu lo só no a, ign ns a co a la ción no sólo a un ¿Qué diferencia tenemos que discu o Es o. la rg ca de a un r oc po ép y y tu ha e de qu s escenario juventud tir, más allá de los e ? al tu . La oportunidad qu ac nir ve a ud n nt va e qu juve los os m to ne te se acomodar tas, ahora ra la crisis de no Coyunturas distin ne ge tó o his es , o es ho uc oc . Falta m ia del pr mayor experienc vía a las potencias ía Perón, con lo da viv nos destruyeron, a o m oc có ép i de m a En rico. Revo- da una ide la de o es oc es de sectores pr es El que tocar inter que significaba. y , ha es en jóv los idía en fueron los que más lución Cubana inc a que se quejan pero er e qu o en óm fen tos últimos años. se mimetizaba un de la ganaron en es ión vis la n co a de América Latin rta, 18 años de pe zar? resistencia peronis - ¿Qué falta para profundi pe cu re y Ho . ión ipc cr . Una es ‘76 pr el y e n secució - Cosas pendientes desd de Nación, desapa ctura to tru ec es oy pr la un de os ram n, que el modificación brutal ró Pe de nsrte tra ue m rantizar la recido con la r destruir. A económica para ga po le es sib or po ct se lo o los imperio hiz resos de de la dictadura, ferencia de ing y io ico cid óm no on ge l ec r de r de pesa ldemó- concentrados del po cia so ia nc o rie es pe ra dos. Pa del social, la ex permitido financiero a los asalaria es le e La qu . ra ín, cie ns fo an crata de Al ar necesitás otra estructura fin el acuerdo de atac anciera ser gobierno con a de hoy responde a la usura fin o nd obrero apunta impoto el ien es o im nt ov pu m ro al e se des- de la dictadura. Ot qu al o, m a renis ur ro ct n una estru destruir al pe trabajadores. sitivo, seguimos co los ra, a cie do an en fin uy a str tri truye de se gresiva que pensó la pa da ment no cumplió, da sh tá bli es ta d es ida el siv ra Pa ntrabando salvo que la progre co el e s, qu ué n sp ció De de exporta tuvo que ir. e le quedaba al por los derechos qu de n ico ció ún ra lo pe o, ideológic que aplicó el gobierno y la recu usar los símbolos que son imperialismo era ad los fondos de los jubilados, nid dig de a nz ra pe es bajadores en acsignificaban la gentinos: los los fondos de los tra ar los sy de ía or ay cian las jubilacione para la m sindicalistas que tividad, que finan nbo co Hu r T. po CG llo la rro y sa del PJ s des- han sido motor de de no no ro o Pe nd s. iza o, garant fueron funcionale , donde se tribuir a generar emple za ian Al s la Lo s . ué do sp an a funcion truyeron. De bajo, segmen- que el sistema sig tra co el po uir un str to de es ió persigu n, que más tienen han pu spués la explosió exportatar la Argentina. De la más, fundamentalmente los ple m cu se y r sto resto Né ga el saqueo, lle oditties, pero el e luchamos du- dores de comm qu los ó. de ific ión od convicc de de la estructura no se m y nos acusaban rante los noventa en o ad ed bernos qu nostálgicos, por ha o ch modificó? he el , to ien dam por qué no se int ¿Y el 45. El desendeu s. ereses. Gana tocar io, sacó las cade Porque es duro más revolucionar JP, la de la oAF ec la las lo virtuoso de os la batalla de m na la Volvimos al círcu volro se perdió con ca peronista, de Ley de Medios, pe se e qu nomía. Una políti es el nt r conscie , haciendo eje en 125. Hay que se de viendo paritarias los sao cias de ingresos nd en ta en fer m ns au tra , n no ro er die int o eum m ns es co ctor n, generando más los asalariados a otros se de s ce larios, la producció an , av do es o bio social profun nte golpes militar empleo. Un cam del dia rte trados, la justicia pa en o nc m co co d es tu or ct en se juv la los e ec ar ap re en nsferencia de iba a haber un jov l implica una tra cia so parproceso. ¿Cómo oersa, por eso la em? Durante el ne ingresos a la inv peronista con Men equ enes se fueron liberalismo los jóv


n oyecto de realizació mos cuatro. Un pr l cia so ia tic que tienen un colectiva permite que la jus , da ien viv y ha Existen aquellos no su interés sea libertad, porquenosi ha e tr pod en ta er o, lib br y re ce ucación, salud, divorcio en su puede proyectar obtienen de la ed e qu os ci fi le, si hay quien no ne sib be s. y los io sí y para los suyo un proyecto para acción de su grem priel es o, ad leg el ral. Nestor recuperó de la ganancias es cent ronista después pe o rn bie go ticipación en las er m la r, ra pe cu re rechos Faltan muchos de uerte de Perón. jadores es la de m ba tra los de ad dignid n das de denigració GT un pueblo. Déca se e ‘90, parte de la C qu s lo jo, n ba E tra de es on ici en las cond bando en aquellos lugares rticipó del contra pa recuperaron en n so y s iones sindicale co. Surgió la CTA gi ló que las organizac eo id nco n ne tie , se man te. ¿Por qué? fuertes, donde no jador que son vos no te fuis ba tra n tró neolibe pa de diciones e Frente al avance del modelo cambia de la noch se tendíada en Na n, . sió as cu siv dis en of bo una gran hu l ra en saldaba ad tro de a la mañana. mos que eso no se la CGT. Decíamos las estructuras de para a un at sc ar a la CGT Sos parte de que había que re dirilos mo, porque rte la rescatar al peronis de os ch CGT que compa re de n los al. Se gentes no defendía on ci en na lla ta ón ba ci la uc os m cond bajadores. Di tra los de al to e sabl os el Movimien ha hecho respon la calle, formam eli s no gu Al ntinos. pedir en Trabajadores Arge al o nd sindicalismo de pia co l, ra cent gieron armar una medís la respetar la propia sin exceso. ¿Cómo o, pe ro eu elo od m ra s. pa za er bajadores argentino correlación de fu historia de los tra la en n ció ac d de ces? Mantuvimos unida r en za an reclamar avanlos av il on íci m dif de e fu medios resistencia, pero moLa propaganda de a la justicia coincidencias porque criticaban el ía nd te no io, lar os m cía zando el sa de ó les idi ntino y esa campaña inc delo sindical arge tues ro social. Parte de re ob en to ist ien Ex im la población. que cuando el mov para en un sector de orcio en su vo unido fueron los mejores días div un n ne tie e o de pe ro aquellos qu eu fiEl modelo interés y los bene los trabajadores. ción ea cr cerebro, entre su e fu su no de ad de centrales n de la acción lid ne ra tie plu ob e qu pital s ca cio ión sino del nte de informac los trabajadores, de nda gu se gremio. Un torre . la ués de alismo y la política hegemónico desp el ar lic ap demonizó el sindic a ra iba pa ico la necesita mundial, cuando ra óm er on gu ec r so de pu po El ilcondición que ros, pero los hum Plan Marshall, la aque no la usen ot no ca líti der de los sindic po po la el vés de fue debilitar e qu a ur des si no es a tra ct tru es es or única d. Los trabajad tos, porque era la ental cid cambian su realida oc , pa elo ro od Eu m en este nuestro quedaba en pie . Los sabemos que es mos, con el y era conducida por comunistas de fen de lo no pors, te no otro. Si er fu r po que se esos sectores de sindicatos tienen an niz ga odio que tienen or s Se da . te en er m capital es fu s van a ser tre el za e an qu ng ve ral nt las r, ce de . inan en una van a sufrir mucho sde abajo y term de . za er fu y los trabajadores da ria lo que les entos de la histo unificada que es a va lle En todos los mom es or no jad o, traba sieron el pech Fraccionar a los la los trabajadores pu ga recuperamos decía que lar ita la Ev A o es r. r ita Po bil de fío sa de se escapan. el y tria. CGT. Ho bajador está la pa conducción de la donde hay un tra pasó á ac r po d e ida qu un be es discutir la El imperialismo sa argentina d da ali re la o Perón, por es para enpor lo que repres scatar a la CGT re e qu ía ab es preocupante, H En . América latina smo, porque los ta para el resto de o como rescatar al peroni sm ali dic sin un y los derechos ningún país ha rfecta orga- dirigentes no defendían pe ás m la Es . el argentino ya pueblo que se ha ores nización libre del y los trabajad ha no en el país. Si ir tru ns co o did po r nal y popular, po un gobierno nacio , os ch re de os iquem más que reivind erd pe namos uno y sabemos que ga

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de

Mirá el video en www.hamartia.com.ar/hamartia-tv


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enano Escribe: Arturro Puig | Ilustra: Leandro Gillig

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Mi nombre es Arturro Puig. Soy fumigador, por eso a las seis estoy arriba. Y me baño, eso es fundamental. Lo primero que pienso cuando salgo a la calle es “¿Por qué llevo un enano colgado en mi espalda?” Una joroba, una de esas que odiaba cuando iba a la escuela y decía “Mirá ese pelotudo: la mochila es más grande que el”. Importante también poner el enano en tierra una vez que se sube a un colectivo. Ni hablar del subte en donde los de adentro le piden a los de afuera que por favor no entren, que “no cabe nadie más”. Hasta yo me siento un poco culpable porque me pongo el enano entre las piernas y pienso que ocupa lugar, que ahí podría entrar una mujer, flaquita, hasta raquítica, pero habría lugar para una persona más y yo sé muy bien que el enano no es una persona. Es una herramienta de laburo. Todos cumplimos un horario, el animal que entra a los empujones en plaza Miserere, es un animal que no puede llegar tarde al laburo. El fumigador tampoco, siempre hay un dulce Geronte que está esperándote, que inventa insectos y te ofrece un café, un pedazo de torta o una buena jarana de reclamos que uno acompaña con el ruidito del enano, así es como le llamo al tanque que uso para desinsectar. O el viejo del séptimo “B”, que si le decís que sí a un whisky, te hace la segunda. El psicótico del noveno “C”, que colecciona botellas de plástico vacías y las alinea como un ejército en el medio del living. Siempre hay una gorda que te da explicaciones aunque no se las pidas. Que se le complicó la limpieza porque al caniche lo mordió un canario y con el tema de la lluvia no tuvo tiempo de juntar las cagadas. Pero es la parte superficial de nuestro trabajo, lo anecdótico. Lo realmente profundo sucede cuando hay crisis. Es difícil aceptarlo. Las sobras de uno mismo se han convertido en enérgicos insectos con capucha, transportadores de resaca

y desgano, parásitos, organizados en multitud, reproduciéndose a niveles industriales por toda la casa. Para usted, el fumigador es uno más de ellos, pero las pruebas están a la vista, la verdad se polariza y hay un sólo culpable. Entonces, ya no es capaz de mirarme a los ojos, la vergüenza lo aplasta y más temprano que tarde no le quedará otro camino que la humildad. Somos médicos y ustedes enfermos. Por eso, podemos mandar fruta a mansalva, mientras le resolvemos el problema. La existencia de la cucaracha nos otorga privilegios. Es la que nos da vía libre para revisar toda la casa. Las más peligrosas son las chiquititas, que garchan todo el día y en menos de un mes, lideran alacenas, horno, heladera y cualquier tipo de hendidura que la conecte con pasadizos húmedos y cálidos. A esta especie, se la denomina Blatella germánica. Tienen un color café claro y miden hasta 1,5 cm. Las ninfas (el producto de ponerla todo el día) tienen un color más oscuro, son casi negras. La hembra es capaz de llevar hasta 8 huevos, bolsas con 30 a 48 embriones que cuidan durante toda la gestación. Digamos: pueden hacer un desastre. Se alimentan con pegamentos, resinas, cosméticos y se sienten atraídas por alimentos fermentados o restos de bebidas, sobre todo, cerveza. Esto es infalible, una persona que no toma cerveza, difícilmente conviva con ellas. Ya sabemos lo que comen, sabemos que eso lo cagan y que esos teresitos son los rastros que el fumigador usa para exterminarlas. Falta hacerse una pregunta: ¿cómo coge una cucaracha germánica? Previo a la cópula, existe un histeriqueo de antenas. Una antena es un dispositivo diseñado con el objetivo de emitir o recibir ondas electromagnéticas hacia el espacio libre. Digamos, fantasías. El macho levanta sus alas, la hembra se alimenta de secreciones en glándulas dorsales del macho, quien

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aprovecha y empuja el abdomen de la hembra hacia abajo y le engancha su genitalia, en otras palabras, la atiborra de pinchila. Me pregunto qué tipo de histeriqueo de antenas se produce entre el que tiene la cocina y el baño infestados de cucarachas y el que las viene a matar. Es probable que lo que yo, fumigador, veo del infestado no lo sepa casi nadie, siquiera usted que, al fin y al cabo, es el que un día las vio ahí, junto a los restos de la noche. Soy un visitante poco feliz. Irrumpo con mi tanque, mi máscara, mi mirada ausente y le pregunto: “¿Tiene algún bicho?”. Y claro, a usted le da ganas de decirme “Qué carajo te importa” y me dice que no, que usted no ha visto nada en estos días. Entonces, me alegro, porque lo voy a despachar rápido. Y me meto en su cocina y le conozco el baño. Y usted se deja, hasta que un día aparezco y le vengo con que encontré excremento en el borde de la heladera y usted me dice que puede ser, que una vez había una muerta en un rincón. Abro la heladera y usted no puede hacer nada. Sabe que llegó al límite, que lo que hay en esa heladera habla más de usted que su propia cara de resignación, y usted acusa al vecino. Sí, tengo cucarachas, dígalo una vez, dígalo dos veces y entonces este espejo moralista con tanque y máscara y jeringa, que viene a preguntarle cuán sucia está su vida, dejará de molestarle. Pasará a ser un visitante fugaz, que aunque siempre traiga intenciones de vaciar el tanque en su casa, nunca le cuestionará nada en absoluto. A lo sumo, contabilizará los envases de cerveza, sabrá qué desayuna, con qué ropa duerme, qué humor tiene por la mañana, qué es lo último que hizo ayer y, en una de esas, le mirará la bombacha con alegría, cuando descorra la cortina del baño. Para los que no me conocen, soy Arturro Puig y, un día de estos, les presento al enano

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La casa de Osvaldo Bayer es un tugurio, y así lo anuncia el cartelito de la puerta. Ningún orden, poca luz, paredes repletas de libros, revistas y reconocimientos. Pero faltan 10 minutos para que entremos. Ahora estamos sentados en el umbral del vecino y lo vemos acercarse. El anarquista que respeta el semáforo. Osvaldo Bayer, el escritor, el filósofo, el periodista y el guionista que siempre son el anarquista. El que no vota pero se alegra con el resultado electoral. Entiende al gobierno nacional y a los pares latinoamericanos como elementos positivos y critica los aspectos más débiles del kirchnerismo. A los 84 años, más que un abuelito tranquilo es un “viejo quilombero”, que siempre está prendiendo la mecha de esas bombas de memoria que tanto asustan a los poderosos. Como a Martínez de Hoz (n), que le inició un juicio por la película Aika Liwen. “La Campaña del Desierto es un crimen de lesa humanidad y estos crímenes no prescriben, entonces están defendiendo a Roca”, nos explica Osvaldo. Y guay de los que quieran quitarles las tierras ganadas a las familias tradicionales: los ricachones pretenden negar su cuota en la matanza y arman una tropa de abogados mercenarios. Y más les va a doler el día en que se reemplace el monumento a Roca por el de la Mujer Originaria. Cada vez que se levanta un monumento se forja parte de nuestra identidad y se niega otra. Está en juego buscar nuestras raíces. Néstor Kirchner dijo que somos hijos de las Madres y las Abuelas, y que traíamos los sueños de los patriotas y los abuelos inmigrantes como bandera. Ahora también se trata de reconocernos como hijos de los pueblos originarios. Y Osvaldo Bayer hace su apuesta. ¿Por qué Martínez de Hoz le inició un juicio? Dicen que José Toribio Martínez de Hoz, fundador y primer presidente de la Sociedad Rural, no participó de la Campaña del Desierto de Roca. Yo le contesté que la Campaña no comienza con Roca sino con Rivadavia en 1826, que es cuando se funda la Sociedad Rural. Y en 1870, J.T. Martínez de Hoz firma un acta de la Sociedad Rural Argentina donde le ofrece al ejército 1500 caballos y todo objeto bélico para arrojar más allá del Río Negro a los indios, para quedarse con las tierras de los pueblos originarios. Ellos dicen que el que aparece en la película no es Martínez de Hoz. Es una escena en que aparece José Toribio corriendo a las vacas, como si fuera el dueño de todo. La obtuvimos

del Archivo General de la Nación, del sector Martínez de Hoz. Ahí todas las fotografías y películas fueron donadas por la familia M. de Hoz diciendo que eran imágenes de M. de Hoz. Pero ahora ellos lo desmienten. Veremos cual es el perito que lo determina. Además sostienen que no recibieron 2,5 millones de hectáreas después de la campaña de Roca si no que lo único que tuvieron siempre fueron apenas 35 mil hectáreas. Ahora estamos estudiando mapas de la época y ya descubrimos extensas estancias en La Pampa. Más pruebas no podemos tener. ¿Y qué le reclaman en el juicio? Lo único que exigen es dinero y que publiquemos en todos los diarios solicitadas diciendo que hemos faltado a la dignidad de la familia M. de Hoz.

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Yo les contesté que la dignidad ya la tiró a la basura el abuelo de ellos, José Alfredo Martínez de Hoz, Ministro de la dictadura de Videla que además tiene otros juicios. Ahora yo no pienso pagar ni 5 centavos. Si me rematan esta casita, que es lo único que tengo, iré a vivir a la plaza, pero yo de mi bolsillo no voy a pagar nada. No voy a obedecer a la justicia si piden eso. Y si hay que ir a la cárcel, voy a la cárcel. Los Martínez de Hoz niegan su participación en la Campaña del Desierto, Mariano Grondona defiende a Roca y dice que los mapuches eran un pueblo invasor. ¿Por qué? Porque tienen miedo de que les quiten las tierras. No hay ninguna comprobación histórica de que los mapuches se peleaban con los tehuelches, ninguna. Mirá el video en www.hamartia.com.ar/hamartia-tv


Osvaldo

Bayer

“Mientras haya villas miserias no hay verdadera democracia”

Escribe: Santiago Mouradian | Foto: Lucía Maquillane Son cuentos inventados por escritores patagónicos a principios del siglo pasado. Además a los mapuches llamarlos chilenos es un disparate, es como a los tehuelches llamarlos argentinos o a los ranqueles, que 20 siglos antes ya vivían acá. Pensá que durante la dictadura, en 1979 para el centenario de la campaña de Roca, Videla hizo el desfile militar más grande de la historia argentina en honor a Roca, en Río Negro. Treinta y dos mil soldados desfilaron en honor de Roca y los diarios La Nación y Clarín publicaron unos suplementos impresionantes en honor de la Sociedad Rural y de Roca.

El gobierno debe ayudar a cooperativas de periodistas para que haya periódicos independientes y que no dependan de una familia o una señora como es actualmente. Usted es periodista, ¿qué piensa de la Ley de medios? Es un paso importante hacia la democratización de los medios hasta llegar a la verdadera democracia que es que los medios deben ser de derecho público y no pertenecer a empresas privadas. El gobierno debe ayudar a cooperativas de periodistas para que haya periódicos independientes y que no dependan de una familia o una señora como es actualmente.

La campaña al desierto empieza cuando se funda la Sociedad Rural ¿Qué valora del kirchnerismo? Tiene cosas positivas respecto a los anteriores gobiernos evidentemente. Hay que reconocer que es la primera vez que van a cárceles comunes los criminales de las dictaduras militares. Tuvieron el coraje de devolver el dinero de los jubilados, que estaba en manos de empresas privadas, al Estado Nacional. También la Ley de Medios y otros aspectos positivos, pero todavía les falta mucho. Es deplorable su pacto con gobernadores de ultraderecha como Gildo Insfrán, el Gobernador de la provincia de Formosa, que ha tratado del peor modo a los pueblos originarios y ha quitado las pocas tierras comunitarias que tenían los qom, o el gobernador de Salta que ha tratado muy mal a los wichis. Otra deuda es el tema villas miseria, que son cada vez más grandes y mientras haya villas miserias no hay verdadera democracia. La democracia debe ser capaz de dar por lo menos un techo digno a las familias con hijos. Cantamos en el himno desde 1813 “Ved el trono a la noble igualdad” y ¿qué igualdad? Comparemos solamente en el tema vivienda acá en esta ciudad, los country en el norte y las villas miseria en todos los costados de la Capital.

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¿Después del juicio que queda por hacer? Lo del juicio es una pequeña batalla comparado a lo que tenemos que hacer. Mi gran satisfacción sería sacar el monumento al genocida Roca que es el más grande y céntrico de Buenos Aires. Y reemplazarlo por quien lo merece que es la mujer de los pueblos originarios, en cuyo vientre se gestó el criollo que fue el soldado de nuestra independencia. Además nunca se nos enseñó que después de la campaña de Roca se practicó de nuevo la esclavitud. Entonces tenemos que quitar el monumento a ese genocida, y por supuesto, defender las pocas tierras comunitarias que todavía sostienen los pueblos originarios

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Si me rematan esta

casita, iré a vivir a la plaza, pero yo de mi bolsillo no voy a pagar nada. No voy a obedecer a la justicia si piden eso. Y si hay que ir a la

cárcel, voy a la cárcel.


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César Stroscio es uno de los bandoneonístas argentinos más destacados de Europa. Nacido en la provincia de Tucumán en 1943, a los tres años se trasladó con su familia al barrio porteño de Saavedra. Como su padre era un ferviente tanguero, casi sin darse cuenta, comenzó a identificar a las orquestas que sonaban en la radio del hogar. Un día, en el cumpleaños de una amiga, un chico apareció con un fuelle y tocó “Cuando llora la milonga”. Aquella melodía fue toda una revelación y lo empujó a estudiar bandoneón. A partir de 1956, con sus colegas del Conservatorio Eladio Blanco, integró diversos grupos de tango. Con ellos, animaba los bailes de fines de semana de lugares como el Centro Lucense, el Centro de Almaceneros y el Salón La Argentina. En paralelo a sus actividades musicales, estudiaba la carrera de química y trabajaba en un laboratorio de una fábrica metalúrgica. En la facultad, fue compañero del primo de Juan Carlos Cedrón, quien ofició de puente entre él y el “Tata” que andaba buscando bandoneonísta para un proyecto musical. Corría el año 1964. El músico estuvo veinticuatro años en el “Cuarteto Cedrón” y, en ese lapso, grabó diecinueve álbumes. El conjunto alumbró una producción única, mixturando tango y canción con textos de Raúl González Tuñón, Julio Cortázar y Pablo Neruda, entre otros. “Era un tanto intelectual, iba al Cine Club Núcleo y leía revistas como “El escarabajo de oro”, pero en el ámbito de la poesía me introdujo Cedrón”, reconoce Stroscio. Tras aquella experiencia, y ya instalado en París, en enero de 1992 creó el Trío Esquina junto al guitarrista Claudio Enríquez y el contrabajista Hubert Tissier. A los dos años, apareció el primer cd (“Esquina”), al siguiente salió “Músicas del Río de la Plata” y en diciembre de 1998, “Tango”, que acompañó la reedición del libro homónimo de Corto Maltés, el personaje de Hugo Pratt. Los dos últimos fueron editados en Argentina como “Azul y vos” y “Tangos para Corto” respectivamente.


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La mayoría de los tangueros piensan que si tocás Rovira o Piazzolla no podés hacer Aieta. Nunca entendí eso. Yo, no soy contemporáneo ni antiguo, toco lo que me gusta

En ese disco se cruzan creadores tan disímiles como Piazzolla y Anselmo Aieta.

Es un homenaje. Rovira era un músico de vanguardia y un excelente bandoneonísta, pero fue eclipsado por Piazzolla. Su obra es fabulosa, aunque poco conocida y difundida. Merecía ser grabada.

En “Azul y vos” hay un rescate de la figura de Eduardo Rovira. De las diez piezas del CD, tres son de su autoría y otras dos son interpretadas según sus arreglos.

No soy contemporáneo ni antiguo, toco lo que me gusta Yo, no soy contemporáneo ni antiguo, toco lo que me gusta

Empezó como un delirio y terminó con la aprobación de Pratt. Tras su muerte, el proyecto quedó en la nada pero, tiempo después, se concretó. Dos temas se compusieron pensando en la historieta. Luego agregué, uno de Eduardo Arolas, porque el Corto lo nombra, y un par de Astor Piazzolla porque a Pratt le gustaba. Al resto, los elegí imaginando que el Corto estaría de acuerdo.

¿Cómo surgió “Tangos para Corto”?

Entrevista a Cesar Stroscio

por favor...

un tanguito, Escribe: Gabriel Martín Cocaro | Ilustra: Mosqueira


Escribe: Flavio Rapisardi Ilustran: L. Dorcazberro, V. Pestoni y C. Herzovich

Sebastián Hacher escribió un libro maravilloso. Recorrió la feria de La Salada, prima hermana de emprendimientos que se reproducen en América Latina al calor del alto consumo que producen las políticas neodesarrollistas actuales. Para muchos y muchas, La Salada es un territorio oscuro, lejos de la legalidad. Pero, como sabemos, la legalidad que instauró el capitalismo siempre fue doble: libertad y esclavitud, igualdad y mujeres sin votos, entre otras cuestiones. Por esto, el desorden, lo marginal, no puede seguir viéndose como una contracara, sino como los zapatos del orden que gozamos. Hacher se animó a caminar aún de noche por territorios lejanos a la urbanidad porteña, rosarina, cordobesa o mendocina, y así desentrañó un complejo mecanismo del que todos no beneficiamos, aún una señora con la que discutí en un colectivo cuando la comunidad boliviana cortaba calles protestando por el trabajo esclavo. Esa señora tenía un prolijo trajecito que salió de esos talleres, pero eso no parecía importarle al imprecar como “bolitas” a una organización que lucha por su dignidad. Medio pelo nunca faltó en Argentina, por eso este libro es fundamental. La Salada no es lo otro, es la articulación de la que nuestro país ya no podrá desprenderse.

¿Cómo se hace crónica en territorios como por ejemplo La Salada? Hay que hacer un trabajo de inmersión y quedarse en el territorio hasta que sentir sucedió algo maravilloso que vale la pena contar. Si uno es lo suficientemente obsesivo, la maravilla ocurre tarde o temprano. Luego de que suceda, es cuestión de saber como irse a tiempo: una inmersión prolongada puede terminar en ahogo. Luego, hay que encerrarse en un lugar lo más silencioso posible y escribir hasta encontrar un tono acorde con la historia. No creo que haya una fórmula más allá de eso. Si la hay, yo no la conozco. En La Salada, terminé construyendo una red de gente y situaciones que luego, a la hora de escribir, tuve que simplificar. Yo trato de ser un observador lo más invisible posible. Hablo poco y hago preguntas muy generales, casi infantiles. En todo el trabajo de campo, intenté escuchar a todo el mundo, no juzgar e intervenir lo menos posible. La única vez que rompí esa regla e intervine en una situación, casi termino nadando en el Riachuelo. Hay todo un capítulo del libro dedicado a ese incidente.

En estos territorios se patentiza que la relación entre formalidad e informalidad no son casuales, sino estructurales en el sistema capitalista... Creo que la relación que se establece en La Salada entre lo informal y lo formal es una marca de época. Nosotros

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venimos de una tradición industrial, de trabajo asalariado y muchos siguen viendo a las ferias como un paliativo a la crisis, pero en los últimos años se convirtieron en algo mucho más complejo. Por lo precario de las relaciones laborales se suele decir que el tipo de economía de las ferias y de los talleres de costura es precapitalista, pero yo creo que es todo lo contrario: es, si se quiere, la parte más plebeya del capitalismo postfordista. Los talleres familiares son hijos de las grandes marcas de industria textil: nacieron para satisfacer la demanda de las compañías que querían tercerizar la producción. Muchos de los entrevistados que tienen talleres de costura empezaron trabajando para esas empresas, y luego entendieron que podían hacer lo mismo sin ellas y ganar mucho más dinero.

¿Qué tipo de relación se establece entre argentinos/ as y otras nacionalidades en ese marco? Uno de los personajes del libro, el remisero Alberto, es argentino y pionero de la feria. Una noche me dijo que le parecía mal que entrevistase tantos bolivianos, que son mayoría en la feria. “Los bolivianos”, dijo, “son cartón pintado. Los que mandan son argentinos”. Si bien exageraba, es cierto que la mayoría de los administradores, empleados de seguridad y figuras fuertes de la feria son argentinos. La creencia común al interior mismo de La Salada es que los inmigrantes aportaron el know-how del trabajo en ferias, y que


entrevista a Sebastián Hacher

Salada se fundó una lógica nueva: el peronismo andino.

En La

los argentinos le agregaron a eso organización y la hicieron visible. El chiste que hacemos entre algunos colegas es que en La Salada se fundó una lógica nueva: el peronismo andino.

Cuando las historias se cruzan, ¿existe algún tipo de reconocimiento e inicio de acciones compartidas? En las ferias, el mapa de relaciones es más complejo que el mapa fiscal. Todas las historias están cruzadas por una red de relaciones familiares. En los feriantes argentinos se da el funcionamiento como clan: mientras más hijos, hermanos, primos y tíos tengan, mejor. En la economía de la violencia al interior de la feria, por ejemplo, mientras más directos sean los parientes −y mientras más prontuario acrediten− más segura se siente la persona que necesita resolver un conflicto o defender su territorio. En la comunidad boliviana lo familiar también tiene peso, pero la clave está en lo comunitario. Hay una red de pactos comerciales que se sellan en quechua, y que incluyen un mundo de posibilidades: desde conseguir tela más barata hasta comprar máquinas a crédito, poniendo como única garantía la propia palabra. Romper uno de esos pactos supone salirse de la comunidad y quedar marginados.

¿Qué tipo de percepciones existe en el territorio del Estado? ¿Se identifica sólo con la policía? Es ambiguo. Por un lado, son los co-

bradores de impuestos informales. Por el otro, hay una relación con la política y la ayuda social. Al asomarme por primera vez a las historias de los migrantes más nuevos, me asombraba la naturalidad con las que pagaban coimas y con la que aceptaban que la policía les robara la recaudación completa si tenían la mala suerte de que los pararan a la entrada o a la salida de la feria. Ese, si se quiere, es el caso más extremo: el Estado como un parásito que viene a robarte lo que ganás. Además, entre los feriantes más humildes, muchas veces se combina el trabajo en la feria con la ayuda social. Candido, un joven carrero que aparece muy brevemente en el libro, Sofía, una señora boliviana que vende ropa para gordos y Alberto, el remisero que fue mi Virgilio durante toda la investigación, tienen algo en común: cuando estaba por salir el libro me contaron que habían decidido combinar el trabajo en la feria con las seis horas que se les exigía en las cooperativas del Estado. Para ellos, que no estaban en los lugares más dinámicos de la feria, era la forma de llegar a un piso de ingresos digno. Algo similar pasa con la Asignación Universal por Hijo: entre los más humildes se lo percibe como una oportunidad de ahorrar y hacer algo extra para los hijos.

momentánea. En ese marco, ¿cómo se conciben los proyectos de vida tan lejos de valores pequeño burgueses?

De acuerdo a tu relato la regla es entender que la precariedad, el apriete y la negociación solo aseguran una supervivencia

No lo sé. Por el momento, cada vez aumenta más la cantidad de hijos de feriantes bolivianos que terminan sus carreras universitarias. Y ése, creo, es un dato interesante

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Quizás lo precario se haya vuelto permanente y todavía no nos dimos cuenta. Los otros días me contaban que a muchos las construcciones de las villas les parecen monstruosas, porque a diferencia de los ranchos que eran de madera y se consideraban de emergencia, ahora se construyen de material y tienden a ser permanentes. Quizás haya algo ahí que no estamos leyendo: una forma de construir barrios y de montar mercados y emprendimientos productivos que a los argentinos todavía nos parecen extraños pero que son moneda corriente en cualquier país latinoamericano. ¿Cómo pensar un proyecto de vida en esa precariedad permanente? A mí me sorprende la capacidad de ahorro y sacrificio de los inmigrantes bolivianos: en ellos hay una voluntad de progreso que sólo se puede comparar con las de los inmigrantes italianos y españoles de hace un siglo. Lo que yo quise contar en el libro fue eso: el desarrollo de esas vidas que se inventan a sí mismas, y los escollos a veces trágicos con los que se encuentran.

¿Adónde va todo eso?

.


, n á s g á t a s e r r a b “

8 or 67 p r a m r o f o N ÉS in D O “P te

O D A N I M NO ots ian C ane m a D uill be: Escri ucía Maq erzovich L H Foto: : Camilo a r t s u l I


Barragán aparece por la puerta de Radio Nacional sonriendo, enciende un cigarrillo y con mucha serenidad nos pregunta quién de nosotros lo va a entrevistar. Señalamos al más petiso y el Mago levanta cejas y cabeza para presentarse. Barragán está metido en un sobretodo, tiene una camisa a rayas que está abrochada hasta el último botón y la mirada puesta un poco más arriba de sus ojos. Vamos al lado, un lugar para reunirse que se alquila por hora. Barragán se sienta en el sillón y aclara que su plan era llevarle un disco a Lito Vitale, pero que “Lo agarramos justo y no le quedó otra“. Servimos café y nos cuenta de dónde viene: “Mi biografía arranca ahí, viviendo en una casilla de madera y laburando en lo que podía, hasta que le mandé una carta a Lalo Mir y a los pocos meses estaba trabajando con él“. Fue remisero y kiosquero. Estudió psicología y fue maestro de escuela primaria. A los 26 años, se separó de su primera esposa. Entonces se mudó a una casilla de madera al lado de un arroyo en City Bell, sin gas (cuando no juntaba para la garrafa), sin televisión ni teléfono, solo con sus perros. Cuando ocurrió el atentado a la AMIA le escribió una carta a Lalo Mir, “un texto muy duro“. Y Lalo la leyó al aire y eso provocó un debate interesante “Todo lo que se me ocurría se lo llevaba y Lalo lo agarraba, lo elaboraba y lo poníamos al aire“. Barragán nunca había trabajado en medios, sólo escribía cuentos y poesías “Nunca me tragué lo de los ‘90, nunca entendí como un país podía vivir sin producir nada, me parecía evidente que nos estaban cagando“. Lo acusamos de trotskista frustrado y Barragán

lo acepta “678 hace cosas que rozan lo bizarro, pero está bien, no es un programa del todo serio, es un programa provocador“. “No te podés informar por 678“, dice, pero enseguida, contextualiza su espontaneidad: “Lo que tiene de interesante 678 es que puso en discusión todo esto, puso en evidencia que el periodismo independiente no existe“. Barrágan hace referencia a cómo Clarín, El Gran Diario Argentino, saca en la tapa cosas que son mentira y que sabe que son mentira “Ahora de ahí a que informe, no; para eso tiene que haber informativos buenos, que no hay“. Nos cuenta que después de mucho tiempo se sentó a ver Telenoche: “Lo hicieron mierda, es como una telenovela, un delirio, se fueron al carajo”. Sin embargo, tiene en claro que 678 es coyuntural, que el Facebook de 678 también lo es y que eso “tiene que traducirse en política“. No se imagina un 678 dentro de diez años. Él era uno de los que iba corriendo a la casa a ver el programa. Era uno de los que “se sentía sólo” y explica que 678 supo agrupar a los que estaban solos porque reveló que “había mucha gente que apoyaba al gobierno” y rompió “con la hegemonía de que el relato lo tenga solamente Clarín”. “Pero eso no tiene nada de creativo”, dice Barrágan, “tiene más de ruptura de lo establecido. Lo interesante es que se rompieron consensos”, explica. Carlos es de los que hizo el click cuando ocurrió lo del campo, es más, se dio cuenta de la operación de la derecha mirando TN “cuando Luís D’Elía le pegó la piña al tipo”. Desde ese momento, decidió poner la jeta y dejar de mirar de afuera, “ya no podía ser más independiente”.

“Mi

casilla Lalo Mir

Volviendo a su orígenes, cuenta que La Negra Vernacci le tuvo una paciencia infinita porque él no podía controlar sus tartamudeos ni mejorar su dicción, no le salía la voz, y la Negra por esos milagros de la vida le tuvo meses de paciencia. Siempre escuchó tango. La Tonina del Tango viene del programa que Barragán hacía en Radio Mitre. Empezó siendo una publicidad apócrifa sobre un boliche de cuarta en la Costanera, en donde artistas de los peores presentaban sus tangos. “La Tonina era un gordo merquero, que siempre tomaba whisky y se operaba la cara”. Hasta que en Rock & Pop le dieron la idea de escribir un tango de La Tonina y un día lo exhumó pensando que lo iban a “echar a la mierda”. El negro Saraza se lo llevó a Lito Vitale que lo masterizó de onda y grabó un piano. “Un copado, Lito”. Barragán le pone música original a lo que hace porque le embola usar canciones de otros y meterle la letra en el medio. Es un vehículo que le sale mejor que escribir o hablar. “En la música entran ironías, podés usar figuras, con la misma música”. Cuenta que en la canción que le escribe al periodista Joaquín Morales Solá “Lo más hijo de puta y lo más turro era la música, es la melodía”. Lo más sorprendente de Barragán como tipo, como persona que fue ahí y se sentó con nosotros, fue su actitud. El gesto de dejar plata, preocupado por nuestra pobre economía y el exceso de ir luego hasta la caja a pagar y que nos digan “el Señor Barragán ya se hizo cargo”. Nunca mejor definido, Carlos Barragán, Carlos del Mar, la Tonina del Tango, es un tipo que se hace cargo

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biografía

arranca ahí, viviendo en una

de madera y laburando en lo que podía, hasta que le mandé una carta a y a los pocos meses estaba

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trabajando

con él”

Mirá el video en www.hamartia.com.ar/hamartia-tv



Escribe: Natalia Morandeira Ilustra: Ana María Diéz

qué-se-yo carnavales prohibidos estandartes

Y de la mano de ese

de la murga, hay al

menos tres razones que hacen que los sean

por unos y sostenidos como por otros

Algo tiene la murga. Si no, no se explica que ese murguero que se desayunó con que los corsos son noticia porque son cortes de calle, a la noche se vista de tres colores, se pinte la cara y salte como si sacara fuerzas del asfalto mismo. Y mucho menos se entiende que esos carnavales que fueron prohibidos tantas veces resurjan una y otra vez con más alegría que rencor, con más ganas de contagiar a todos de descontrol que de bronca. Será que es la fiesta popular que lleva las raíces porteñas, esa identidad que es difícil de explicar porque es una mezcla de un pasado con esclavos y pueblos originarios, con revoluciones que nos liberaron de

los españoles pero nos ataron a otros, y de esta ciudad que pasa rápido, bondis que se van, carteles amarillos, quejas y tristezas de tangos y milongas, fútbol que ahora se ve gratis en cualquier sillón, asado y mate y, como escenografía, los edificios, las casas bajas, el Riachuelo o el Río de la Plata. Algo tiene la murga para que cada febrero los carnavales convoquen a más de un millón y medio de vecinos, para que en las 105 murgas de la ciudad haya 15 mil artistas populares. Y de la mano de ese qué-se-yo de la murga, hay al menos tres razones que hacen que los carnavales sean prohibidos por unos y sostenidos como estandartes por otros.


La primera, aunque dicho así parezca una tontería: La murga es la esencia de una fiesta popular. “El carnaval tiene esa cosa de borrar las fronteras que el resto del año están, la barrera de las edades, de las clases sociales, de lo público y lo privado, se transforma en una fiesta en donde se rompen todas esas barreras”, nos cuenta Rodrigo de Los Descontrolados de Barracas. Durante cuatro fines de semana en los más de 40 corsos se transgrede todo lo establecido. Las calles están tomadas por unos locos, el arte hecho baile, las canciones y las glosas se impregnan en todos, no hay jefes ni sometidos, gobernantes ni gobernados, todos por igual forma se mueven al ritmo del bombo y no hay pibe que no tenga derecho a tirarte nieve o una de las cada vez más raras bombuchas. Hay quien dice que las jerarquías no son suprimidas, sino invertidas: signo de ello son quizás los trajes de los murgueros, esas levitas brillantes que quieren recordar a los esclavos negros que le robaban la ropa a sus patrones y la daban vuelta para que no se manchara durante los festejos.

Algo tiene la murga para que cada febrero los carnavales convoquen a más de un millón y medio de vecinos, para que en las 105 murgas de la ciudad haya 15 mil artistas populares Como si el ser una fiesta no fuera una razón suficiente para que los “censores” se pongan manos a la obra, nos quedan dos cuestiones más. La segunda: La murga se organiza en torno

de una identidad. Y en esta afirmación hay dos cosas que molestan a algunos, la identidad en sí misma y la organización como riesgo de algo que crece y toma forma. Para Gurí Salvarezza, de Los Descarrilados del Parque Avellaneda, “Un país se manifiesta como nación en tanto mantenga los valores que tenía su papá, su mamá, su abuelo. Mi papá tenía una murga y yo ahora tengo una murga. Mientras tengamos toda esa hilación de futuro a pasado, vamos a ser una nación. Unidos, ¿sabés? Si no, nos disgregamos en un imperialismo globalizante, nos deshacemos en el mar de la insensibilidad social”. Si logran decirnos quiénes somos, logran moldearnos para que hagamos lo que quieren. Por eso es molesto que unos murgueros revuelvan en el arcón de la historia de Buenos Aires y mantengan viva parte de nuestra verdadera historia, de nuestros valores y cultura. Y es realmente peligroso que a partir de ahí surjan nuevas identidades, que la murga sea expresión de una profunda identidad barrial. “El hecho de organizarse y estar en una murga te permite un lugar de pertenencia. Esto hace que también empiece a funcionar el hecho barrial, de lo territorial, donde una murga representa al barrio (...). Por otro lado, el hecho de la organización. En cada murga participan decenas de personas, cada una con su rol y responsabilidad para crear ese arte colectivo. Cada murga representa a un barrio y a su vez recorre varios barrios en una noche de carnaval. Entonces, los corsos son una experiencia de trabajo colectivo y una posibilidad de integración barrial, de tejer redes sociales, de estar unidos para hacer cultura y dis-

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putar ideas. Y el pueblo organizándose e integrándose, más aún cuando tiene una identidad propia, siempre le metió miedo a las autoridades.

De cientos de murgueros, cada uno con su personalidad e ideología, nace una murga con el sello de su barrio Y, como si no hubiera quedado claro en los párrafos anteriores, hay una tercera y última cuestión: La murga es política hecha carne. Por un lado, está eso que tienen bien en claro todos los murgueros, que recitan las glosas y cantan y bailan las canciones. Como bien explica Lorena Pokoik García (de La Gloriosa de Boedo y Asociación Mutual Homero Manzi), “La gran mayoría de las murgas porteñas tiene un fuerte contenido de crítica social que implica un fuerte compromiso con el pueblo y con el contexto histórico en que la murga se desarrolla como expresión artística. Que es una de las diferencias por ahí con otros carnavales, ¿no?, la murga porteña está fuertemente arraigada a un contexto político, social, cultural, y se refleja a partir de sus letras”. Por otro lado, hay algo que va más allá de lo discursivo. Las murgas, y los vecinos que van a los corsos, hacen una toma del espacio público que es transgresora aunque le intenten poner vallas. Es un mensaje fuerte y claro que toda la calle esté llena de gente y, a unos metros, la plaza del barrio esté enrejada y vacía. O también, que un millón y medio de vecinos desoya a los medios de comunicación que le dicen que hay mucha “sensación de insegu-


ridad”, que debe desconfiar de todos y quedarse en la casa, que para divertirse está Tinelli y no una fiesta, que si quiere cultura que compre una entrada y vaya a encerrarse a algún otro lugar... Además, algunas murgas siguen haciendo política más allá del carnaval, yendo a movilizaciones (la marcha del 24 de marzo, la marcha de los Centros Clandestinos de Detención El Olimpo y Automotores Orletti, la plaza del 19 y 20 de diciembre del 2001), solidarizándose con fundaciones e instituciones, y luchando por los derechos y reinvidicaciones barriales. Una anécdota que da cuenta de cómo la murga se inmiscuye en las luchas populares es que “el primer bombo con platillo en una movilización en la calle salió el 17 de octubre de 1945: con la algarabía popular que representó aquella gesta histórica un murguero eufórico había partido del barrio de Palermo con su bombo y su platillo”, cuenta Lorena Pokoik. Apropiarse del espacio público, en tiempos en que el límite entre lo privado y lo público es parte de la disputa cultural y política, es de por sí un acto peligroso. Y si se le suma un discurso repleto de protestas y de sueños, una identidad que desborda y se lleva de barrio a barrio, se tiene una combinación explosiva: esa sensación de que carnavalear es una necesidad y transgredir es una fiesta.

pocos años a esta parte tal incremento en esta Ciudad, que (...) se haze fastidiosa su abitación; porque en ellos se apura la Grosería de echarse agua y afrecho, y aun muchas inmundicias, unos a otros, sin distinción de estados, ni sexos, lleganto a tanto el desenfreno que ni aun en su propia casa está el más recogido (...). Que no se permitan los bailes indecentes que acostumbran tener los negros, (...) se origina en los mismos una manifiesta ruina de almas con las muchas, y graves ofensas, que hazen a Dios” (el texto es de 1778 y la ortografía también). Y más cerca, fue el estigma de la dictadura lo que eliminó por decreto los feriados de lunes y martes del carnaval. Recién hubo un primer avance en el plano de la legislación con la Ordenanza la Ciudad de Buenos Aires que en 1997 declaró Patrimonio Cultural a la actividad que realizan las agrupaciones murgueras. Para Lorena Poloik, “el resurgir de todo el carnaval porteño era una movida completamente autogestionada de los barrios, no contaba con la legislación necesaria, ni con el presupuesto necesario, ni con los permisos, así que la recuperación fue una corriente contracultural que se instaló de hecho y luego vino la legislación y el presupuesto que fue acompañando eso; y año tras año las murgas fueron mejorando en calidad, en cantidad y en público”.

Pasado de prohibiciones

Carnaval por decreto

En época del Virreinato ya se prestaba atención al fenómeno y, ni lentos ni perezosos, gobernantes como Pedro de Cevallos escribía y reglamentaba: “El desorden que en tiempo de Carnavales se Experimenta ha tomado de

La tortilla se dio vuelta en septiembre del año pasado, con un decreto de Cristina Fernández de Kirchner que trastocó los feriados nacionales. Una disputa simbólica que se las trajo. Además de rescatar la gesta de Vuelta de

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Obligado donde doscientos patriotas murieron para impedir que tropas anglofrancesas circulen libremente por el río Paraná (allá por 1845) y de que desde entonces el 12 de octubre es el Día de la Diversidad Cultural, Cristina restituyó los feriados nacionales de lunes y martes del Carnaval. Carnaval por decreto. La derecha dice que los feriados crian vagos, que para fiestas están los fines de semana, y lo dice mientras arranca los motores y se va para la costa. Los murgueros, como Carlos de La Gloriosa del barrio de Boedo, miran con otro cristal: “Fueron más de catorce años de luchas, de marchas, de reuniones con legisladores, con el Ejecutivo. Después de tanto tiempo desde que volvió la democracia fue esta presidenta Cristina quien devolvió los feriados a todo el país y quien devolvió la alegría. En primer lugar queríamos agradecerle a la Presidenta de la Nación y decirle que la mayoría de los murgueros la bancamos, muchas gracias por devolvernos la alegría y la fiesta popular. Ahora lo que faltaría hacer, hay varios proyectos dando vuelta, es declarar Patrimonio cultural de la Nación a todas las agrupaciones del país respetando el género típico de cada región”. De cientos de murgueros, cada uno con su personalidad e ideología, nace una murga con el sello de su barrio. De cientos de murgas, un carnaval que pisa todos los corsos de la ciudad y que repica en las provincias con plumas y comparsas o con diablos desenterrados. Millones de personas saben de qué se trata, y saben que hay algo de resorte en todo eso. Los que alguna vez acorralaron al carnaval, no van a creer que salte tan alto

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DE EL SUCESOR

BERGOGLIO

lman JosĂŠ Schu Escribe: ay ir Mosque Ilustran: h ic v erzo Camilo H


Debe haber en algún manual de los servicios de inteligencia un acápite que diga: “para matar un obispo, lo mejor es simular un accidente automotriz”. El primero fue el Obispo Mártir, Enrique Angelelli. El 4 de agosto de 1976, días después del crimen de dos de sus sacerdotes –Carlos Murias y Gabriel Longueville– y un laico muy cercano a él –Wenceslao Pedernera–, la camioneta Fiat multicargo en que el obispo viajaba por la ruta 38 desde Chamical hacia la ciudad de La Rioja junto al cura Arturo Pinto, apareció volcada cerca del paraje Punta de los Llanos. Pinto logró sobrevivir. Angelelli no: su cuerpo apareció extrañamente extendido en cruz sobre el asfalto boca arriba y con un fuerte golpe en la nuca, a unos 25 metros del vehículo. Pocos vinculan la muerte de Angelelli con la acción de un valiente Obispo santafecino, Monseñor Zaspe, quien había viajado a La Rioja comisionado por el Vaticano y se había puesto sin vacilaciones de su lado, frente a los embates de la familia Menem y la Triple A que actuaban desde un diario, El Sol, y habían asumido el control de la provincia de la mano del Comodoro Estrella, jefe de la base aeronáutica del Chamical. En julio de 1977, es asesinado Carlos Ponce de León, Obispo de San Nicolás de muy digna conducta durante los sucesos ocurridos en Villa Constitución, iniciados por el llamado Operativo Serpiente Roja en marzo de 1975. También Ponce de León sufrió un accidente automovilístico y falleció a consecuencia de las heridas sufridas. Vicente Zaspe sobrevivió casi toda la dictadura, pero en agosto de 1982 un camión lo atropelló en la ruta y aunque sobrevivió el ataque, moriría en diciembre de 1983. “El último año de vida –relató entonces el padre Edgardo Trucco, párroco de la histórica basílica de Guadalupe– fue dramático, muy oscuro. Padeció persecución continua y sistemática de los servicios de inteligencia; también de buena parte de la oligarquía santafecina y del país, que pretendía acallar su voz. En su último año de vida conoció el calvario”, subrayó. La Iglesia Oficial, que tardó treinta años en abandonar el discurso oficial sobre “el accidente que costó la vida a Angelelli” y que nunca reconoció las muerte de Ponce de León, aprovechó la muerte de Zaspe, para torcer el rumbo de la Iglesia santafecina. Ahí fue que apareció Storni, un obispo que se haría famoso por violador de seminaristas. Sólo de gusto, recordemos que el Obispo Storni fue uno de los más encendidos defensores del Juez Torturador Víctor Hermes

Brusa, condenado desde el 2009 a 23 años de prisión por sus delitos de lesa humanidad. Cuando el escándalo por la conducta sexual de Storni se volvió insostenible, llegó el Obispo Arancedo, quien defendió al violador: “No es un caso de pedofilia, no confundamos. A Storni la Iglesia le ha pedido la renuncia y él se encuentra en una casa, que es del Arzobispado, por obispo que ha sido aquí. Ha dejado de ejercer su ministerio. Ha habido, de parte de la Iglesia, firmeza frente al hecho. Y él se siente no culpable”, dijo el arzobispo santafesino. Storni fue condenado el 30 de diciembre de 2009 a ocho años de prisión por abuso sexual agravado por su condición. El delito fue en perjuicio del ex seminarista Rubén Descalzo y el hecho ocurrió en 1992, pero la denuncia que abrió la causa recién fue realizada en 2002, luego de que Storni renunciara a su cargo, jaqueado por el escándalo público que suscitó la publicación del libro Nuestra Santa Madre, de Olga Wornat. El ex arzobispo fue condenado a los 73 años; por lo tanto goza del beneficio de la prisión domiciliaria, que cumple en la misma casa quinta –ubicada en la localidad cordobesa de La Falda– en la que está refugiado desde su salida del Arzobispado santafesino. Arancedo señaló: “Él (Storni) ha renunciado y se sigue defendiendo ante la Justicia”. Consultado sobre el delito cometido por su antecesor, dijo: “Hay mucha gente que lo conoce y lo recuerda con mucho respeto. Él niega que haya habido (abuso). Según el texto que yo leí, es un beso que le dio en el cuello (al seminarista, que estaba a su cargo). La Justicia lo ha tomado. La Iglesia y él lo niegan, por supuesto. Y tiene todo el derecho de defenderse, porque entiende que no es un acto de abuso, que no lo hizo con esa intención”, siguió Arancedo. En el 2008, en medio del conflicto generado por la propuesta de retenciones móviles a las súper ganancias sojeras, Arancedo no dudó de qué lado situarse: “Es el momento que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tenga un gesto de estadista y convoque al diálogo para abordar la Resolución 125. Todo esto nos empobrece como país”, advirtió en aquellas declaraciones. El arzobispo santafesino dijo comprender “las demandas justas” de los hombres de campo. Su voz estentórea en el conflicto sojero, fue susurro inaudible al momento que se realizó el primer juicio contra los terroristas de Estado en el 2009. Lejos de la tradición de Zaspe y Ponce de León, el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal prefiere pronunciarse por la reconciliación tal como lo citó el cura Massa, uno de los principales colaboradores del Obispo violador Storni, al ofrecer una misa por la libertad de los “presos políticos” pedida por la esposa del Curro Ramos, un oficial de Inteligencia de la Policía Provincial famoso por la crueldad en las sesiones de tortura. La memoria de Angelelli, Ponce de León, Zaspe y tantos militantes cristianos martirizados por el Terrorismo de Estado exigen recordar que fue uno de los que consumaron la obra del Genocidio. La Iglesia Argentina tiene nueva jefatura. Aunque como hemos comprobado, de nueva no tiene nada

.



hebe de bonafini

Escribe: Santiago Mouradian y Julián Saud Foto: Ernesto González Ilustra: Camilo Herzovich

“Ella

tembló

durante tres días: su corazón

dejaba de latir cuando recordaba que «

gente

aquella

» iba a venir a su casa: extraños, que debían

ser terribles. Eran los que habían mostrado a su la

senda madre

Máximo Gorki, La

hijo

que ahora seguía…” (1907)


La puerta se abre. Estamos con Hebe, apaguen los celulares, apoyen toda la planta de los pies en el piso y piensen por un segundo, qué le preguntarían, qué le dirían. ¿Cómo se acercarían a la mujer que representa gran parte de nuestra historia viva? Las Madres estuvieron siempre, aún en las peores. Nos defendieron de los milicos, mientras desparecía gente. Cuando la receta era encerrarse, ellas salieron a la calle. Sentimos como un deber defender a las Madres. Acercarnos, escuchar su historia con atención.

Cristina tuvo a Cobos y vos a Schoklender, ¿cómo se supera la traición? La traición es lo peor que puede tener un ser humano. Implica muchas más cosas que un asesinato porque lleva más trabajo, tenés que ser muy hijo de puta para traicionar tanto tiempo. Porque el traidor está agazapado. ¿Viste que se decía que habíamos robado plata con Madres de una cuenta en España? Teníamos una cuenta, lo que pasa es que cuando sacamos no eran 200 mil euros, eran 200 mil pesetas, que en comparación son monedas [1200 euros]. Schoklender dijo eso para jodernos, porque él depositó 10 euros para ver si estaba abierta la cuenta. Todo el mundo se portó muy bien con nosotras, hay gente que vino y trajo cinco mil dólares, no gente rica sino que juntaron con otros compañeros y nos dicen “Es para la antena de la radio, o para lo que quieran”. Hasta un gerente de un banco me sacó una tarjeta de crédito y me dijo “Yo sé que está pasando un mal momento y a Ud. no le puede faltar nada”. Así que no cerramos nada, todo sigue funcionando. La revista, que la habíamos cerrado, vino Victor Santamaría, el del SUTERH, y me dice “Hebe, ¿por qué no sacan más la Revista?” “Porque no hay plata” “¿Vos sos loca? Vení que la sacamos nosotros” y ahora la hace entera él. Y recibí también mucha ayuda del gobierno, de los ministros, que salieron a bancarme porque saben cómo viví toda la vida y cómo sigo viviendo. Mirá el video en www.hamartia.com.ar/hamartia-tv

¿Por qué no se conoce toda la obra de las madres, todos los reconocimientos que les dieron? A nosotros nos dieron cualquier cantidad de premios, pero nunca nadie dijo nada de eso, no se difundió. Se tapa, se oculta. Esa es la directiva, lo que diga Hebe ocúltenlo, no sale. Y para mejor, yo soy una desbocada y no van a conseguir que cambie, que sea una señora prolija, bien peinadita y de buenos modales. No, porque yo soy así y yo no voy a cambiar, no tengo ningún interés en cambiar, no quiero ser buena ni ser el payaso de circo para que la gente se ría. Quiero seguir siendo lo que soy. Así me construí para defenderme de todo lo que me pasó. Así me armé y así voy a seguir siendo, si no no podría resistir lo que pasa ahora. Las Madres abrimos la universidad hace 10 años, casi 11. Tenemos una librería. Pero ahora, después de Néstor, lo que más hicimos fueron casas. Hicimos casi 4500 casas, hicimos un montón de escuelas, hicimos hospitales con Capitanich y también con el gobernador de Santiago del Estero. Esto es lo que la gente no sabe, las casas están hechas, ahí Sergio no robó, el robo lo hizo por otro lado. ¿Se puede hablar de Revolución en Argentina? Por supuesto, se está haciendo la revolución sin que haya costos de vida, sin que nadie sea perseguido, sin que nadie vaya preso injustamente. Mirá las medidas que tomó Cristina, te dejan con la boca abierta, les pone un lazo en

el cuello y les hace un nudo “Señores traigan la plata de afuera, vengan para acá”. Pero empezó Néstor siendo un gran revolucionario. Desprenderse el saco y andar en mocasines fue mostrar que para el todo eso está de más, él se burlaba del protocolo, no le importaba nada, por eso el bastón lo daba vuelta. Todo tenía que ver con eso, con romper y eso es parte de un revolucionario, romper con los protocolos. En una oportunidad Kirchner invitó a las Madres a un acto en la Casa de Tucumán por el 9 de Julio. Los granaderos y custodios lo esperaban con una palma floral que el presidente debía tomar para seguir con el protocolo y realizar la ofrenda. Néstor entro y caminó hacia los granaderos pero al ver a Hebe parada en la primera fila, giró la cabeza y cambió de rumbo. El salón entero se desconcertó cuando rompiendo con toda norma increpó a Bonafini -¡Traidora! Formaste las Cristinas, yo voy a formar los Néstor’s. Hebe reía y nadie entendió nada, el debía hablar de la independencia pero primero fue a hablar con las Madres.

¿Por qué Las Cristinas? A mi se me ocurrió que teníamos que organizar a las mujeres. Me decían “¡Ay!, yo la quiero tanto a Cristina”. Bueno, ponete a hacer algo. ¿La querés? Juntá gente para que la voten. ¿Qué es esto de la quiero pero me quedo en mi casa? Entonces hice reuniones y todas querían hacer cosas como comedores. Dije “¡No!, juntemos gente para que la voten, todo eso va a venir después”. Entonces hicimos stikers y los pegamos por las paredes, íbamos


a las plazas y colgábamos cositas de Cristina 2011. Un día viene una: “Yo soy una Cristina sola, pero Gándara va a hacer una feria para propagandizar el dulce de leche, la manteca. Yo me voy a poner en la esquina y a todo el que pase le pongo el stiker pegado de las Cristinas”. Y se fue sola la mina ¡y no sabés la revolución que armó! Eso es lo que sirve, patear. A 10 años del 2001 ¿qué imágenes te vienen a la memoria? Nos cagaron a palos, ahí sí que nos dieron. A mí me dieron unos palazos en la barriga, a Marta, que murió, le saltaron todas las uñas de los pies, a Beba le llenaron las tetas de perdigones de balas de goma y en ningún hospital nos quisieron dar certificados de que fuimos heridas. Beba fue a la Cruz Roja, porque estaba la orden dada: no se darían certificados a los que llegaran heridos. Vos fijate cómo estaba organizado este que parecía tan pelotudo. Ellos nos pegaban con los caballos y nosotras les gritábamos “Hijos de puta”. A mí cuando me pegan me pongo más loca, la gente al ver como nos pegaban sintió que tenía que volver a la plaza y a la tarde hicimos la marcha igual. A Kirchner, ¿lo parió el 2001? Néstor no nació después del 2001, el peleó antes en su lugar como gobernador y en su militancia anterior, en La Plata. Muchos de los militantes que fueron sus compañeros son parientes míos. Pierini, que fue asesinado en esa época y está en el libro de Cristina es primo hermano mío, Negri que es diputado, está casado con la hija de Pierini, “el Negro” Achen venía a mi casa, era amigo de mi hijo. Me da mucha emoción pensar que nos cruzamos en La Plata en esas cosas y me da mucho orgullo el trabajo de mis hijos, yo siempre estoy orgullosa de eso. ¿Cómo definirías a Cristina? Es una mujer entregada a su pueblo. No es Eva Perón pero son dos mujeres para el pueblo, de su pueblo y dedicadas a su pueblo. Porque Cristina si hubiera querido, con lo que pasó con Néstor, se hubiera quedado en su casa y sin embargo ella pensó en nosotros. Yo le decía, si querés somos egoístas porque te necesitamos, no pensamos en vos como persona. Es una mujer en la que confío a ojos

cerrados, cualquier cosa que me pidiera yo la haría. Porque estoy segura de lo que lo que ella quiere para su pueblo, que es lo que querían mis hijos. Creo que nos va a pasar como con Néstor, cuando pasen estos 4 años de Cristina todavía vamos a estar pensando qué nos dijo en los discursos. Y con Néstor nos está pasando ahora, que leemos los discursos y decimos ¿ésto nos dijo? ¿cómo no nos dimos cuenta? Con Cristina va a pasar eso, la vamos a seguir leyendo como yo leo ahora las cosas de Eva Perón, son dos mujeres para el pueblo, que vienen de lugares diferentes pero que tienen que ver con el peronismo, con una estructura, con una idea y un compromiso. ¿Qué hay que hacer para “profundizar el modelo”? Construir más trabajo, más industrias, dar otro paso más en las escuelas. También empezar a pensar que los militares que están ahora no son como los otros. Necesitamos un ejército importante para defender a la patria. Mientras no tengamos ningún conflicto, que trabajen para el pueblo: que hagan zanjas, que hagan calles, que pongan las luces, que sea un ejército para el pueblo, eso para mi sería un logro grande. Hay una nueva generación que salió a la calle y te eligió como madre, ¿qué mensaje les darías? Lo que yo quiero, lo que más me interesa, es que no se hagan políticos burócratas, que peleen, que caminen los barrios, que caminen los lugares más insólitos, que aprendan de lo que ven porque las teorías escritas son muy

importantes pero a veces fracasan porque nunca se pusieron en práctica y que sientan ese trabajo de todos los días. Ninguna revolución se hace una vez por semana, o una vez cada quince días. La revolución se hace todos los días desde que uno se levanta y ve qué carajo va a hacer ese día para que las cosas que no están bien no sigan como antes. ¿Qué más se puede hacer para derrotar a Clarín? El tema de Clarín es un tema bastante jodido, ponerles una carpa o hacer una marcha en contra de ellos es algo que siempre tengo en mi cabeza, pero tendría que ser algo que tenga alguna genialidad. Una carpa es muy común, un acampe es muy común, una marcha es muy común. Hay que buscar alguna genialidad que los provoque, algo que los joda internacionalmente. Yo estoy trabajando mucho en todas sus tapas, en lo que hicieron y lo que dijeron, en el apoyo que le dieron a la dictadura, estamos trabajando con los chicos de prensa porque eso muchas veces no se sabe. Hebe sonríe. “Apaguen las cámaras que les quiero contar una cosa, más. Estoy pensando en hacer un juicio ético y político a Clarín”. No hace falta decir nada más, Hebe sabe que vamos a estar ahí

.

La verdad de la mayonesa “Hay una gran transformación en el PJ. Algunos no son kirchneristas pero no se quieren quedar afuera, y como poco a poco van aceptando todo lo que ella plantea, terminan adentro. Después hay

muchos que tienen miedo de decir que son peronistas, que el kirchnerismo te

meta en el peronismo. Y bueno, la mayonesa lleva huevo, aceite y limón y hay que batirla. Si estás ahí adentro, vos le podrás sacar algo, pero la mayonesa es eso.”


des BLOQUEADO artista

Escribe: Jimena Riveros Foto: Nicolás Borojovich

silvio rodríguez


Durante los años que no ofreció recitales comerciales, el trovador cubano se dedicó a realizar conciertos solidarios en su Cuba natal, recorriendo barrios junto a cantautores populares. “La música es algo que pudimos desarrollar debido al talento indudable que tiene el pueblo pero también, por la política educacional que existe desde hace muchos años”. Con un tono cordial y sencillo, este poeta latinoamericano no tuvo reparos en contestar todas las preguntas incluso aquellas para las que no tenía respuestas. Al igual que en HAMARTIA, lo importante es el intento de ensayar la respuesta: ¿Qué es ser un revolucionario hoy? Y el cantautor respondió contundente: “No tengo idea, que cada cual lo asuma como le parezca”, aunque explicó que le hubiera gustado ser revolucionario en su trabajo, pero cree que no lo fue porque tiene una “mezcla de ideas audaces con cosas conservadoras también”.

Estados Unidos, Cuba y el cruce de músicos Pese al bloqueo económico que ejerce el gobierno norteamericano contra Cuba hace casi medio siglo, Silvio destacó el profundo vínculo que une a esos dos pueblos desde lo musical: “Allá hay una música fascinante, autóctona que es el blues, que es de donde surge buena parte de la música internacional. El jazz se nutrió de ahí, un estilo con el que los cubanos tenemos mucha afinidad. Esa similitud hace que nuestras músicas se mezclen con mucha facilidad, por eso hay tanto de la armonía blusera en la canción popular cubana y tanto de los ritmos cubanos en el jazz y en la música popular de los Estados Unidos. Es algo que ocurre desde hace más de un siglo, con algunas interrupciones. Los músicos de los Estados Unidos y los músicos cubanos por alguna razón siempre nos hemos mirado como en un espejo, tratando de encontrar semejanzas y tratando de aprender los unos de los otros”.

Cuba sin Fidel Fidel dejó de ser el Presidente del Consejo de Estado Cubano y se empieza a trazar allí un nuevo rumbo económico. Silvio Rodríguez, sostiene que esta “actualización” tiene que ver con una suerte de evolución. “La revolución la hicimos en el sentido de que logramos hacer un país que no olvidaba las necesidades de la mayoría, ahora tenemos que lograr un país donde la productivi-

dad sea mayor”. Según el propio Silvio, Fidel Castro es ‘la voz de la Revolución’, y su salida del gobierno cubano “era inevitable, porque a todas las personas les toca partir en algún momento”. El poeta que le viene cantando hace añares a generaciones que atravesaron diferentes realidades reconoce que la Isla se encuentra en una situación económica difícil, aunque “no tan catastrófica como la pintan algunos, pero sí difícil”. En este sentido explicó que hasta hace muy poco el Estado asumía un rol paternal: “Es un tema contradictorio porque ese Estado Papá por una parte era fastidioso y no dejaba desarrollar a las fuerzas productivas pero por otro lado, también se encargaba de hacer justicia hacia los sectores menos favorecidos. Ahí es donde está el meollo del asunto. Yo espero que en la medida que vayan surgiendo los problemas se vayan atendiendo”.

Los medios masivos y la liberación de René Durante toda la charla estuvo presente el rol que asumimos los medios de comunicación. Silvio no está ajeno a este fenómeno aunque lo reconoce como complejo y le da gran entidad a los avances tecnológicos que permiten nuevos canales de comunicación, que “equilibran un poco” el monopolio mediático. “A veces pudiera verse –a los medios alternativos– como la guerrilla porque no son una cosa organizada. Yo veo que está en proceso de forma-

ción y es muy interesante. Vamos a ver qué depara esto”. En ese sentido, no pudimos omitir preguntar sobre la reacción de Silvio al ver a través de un video casero que circula por la web que René González, uno de los cinco cubanos presos injustamente en los Estados Unidos, salía en libertad el pasado 7 de noviembre, y que al subirse al auto lo primero que hizo fue cantar sus canciones: “Fue muy fuerte porque hace un año cuando estuve en los Estados Unidos, me entró una llamada y era René. Estuvimos hablando largo rato y descubrí que era una persona que conocía muy bien los alrededores de mi pueblo natal. Hay una canción que se llama “Yo soy de donde hay un río” y él conocía todo eso; fue muy especial esa combinación porque hablamos de cosas muy cercanas, muy íntimas y que eran muy entrañables para él porque había pasado en esa zona, momentos importantes de su vida ¡imagínate yo!. Entonces verlo ahí a Rene… Tú sabes lo que ha sido toda esta lucha, tan difícil para que los liberen... De pronto ver que esta gran persona, que este compañero sale de la cárcel y lo primero que oye es una canción mía es algo impactante, para mi fue emocionante. Tremendamente emocionante”. Silvio Rodríguez no habla mucho con los medios, no le interesa. Sus ideas las expresa a través de su música, de su voz y guitarra y, desde hace un tiempo, también con su blog en el que escribe sobre cuestiones muy humanas. Silvio se parte en dos y defiende con su arma, la palabra, la Cuba socialista pero su otro yo espera que lleguen con cierta urgencia cambios que permitan abrir el mercado cubano. “Siempre ha habido artistas más comprometidos que otros en todas partes del mundo y a veces hay artistas muy buenos que no se comprometen, y hay artistas muy comprometidos que no son buenos. Cada cual debe elegir y asumir aquello que elige”

.

hubiera gustado ser un músico revolucionario” “me

hamartia 29

Mirá el video en www.hamartia.com.ar/hamartia-tv


Abran

fuego

Escribe: Julián Saud y Santiago Mouradian

No se puede pensar el

2001 2003 sin el

y viceversa.

Este es el problema que tienen los que no comprenden cómo se ha llegado al

respaldo político carne hueso profundización modelo deslumbra que hoy tiene

nivel de

el Gobierno. Son hombres y mujeres de los que marchan por la

y

del

, aunque no sepan muy bien cómo se hace eso. Incógni-

ta, que molesta a algunos y a otros nos

.


Vimos caer al Estado y a cinco gobiernos y aún no había fondo. La crisis traía más crisis y era fácil estar de acuerdo con el “que se vayan todos”, aunque eso también nos incluía a nosotros. Los discursos de la oportunidad histórica llenaban las bocas de los esclarecidos. Algo que demostró el 2001 es que no hay oportunidad si no hay capacidad de aprovecharla. De señalar los problemas a empezar a solucionarlos, hay un abismo. ¿Qué le pasa al pueblo que está en la calle, encendiendo las esquinas, cuando viene un gobierno y dice lo que se venía diciendo hace más de 30 años? Que la dictadura fue hecha con complicidad civil, “que lo perverso no eran las torturas, sino su plan económico”, que la impunidad en democracia no podía seguir. Claro, eso no lo dijo Néstor, o lo dijo y nadie lo escuchó. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Lo cierto es que supo leer la fragmentación en la que estábamos inmersos. Lo hizo paso a paso levantando los reclamos históricos que en esos días de diciembre eran aclamados por todos.

La época y lo inédito No es posible sacar conclusiones si no es en términos de procesos históricos. Se subestiman las palabras, se subestiman los hechos. Nadie quiere dejar de pensarse desde su escondite intelectual. El proceso abierto con la dictadura de 1976, que puso fin a los avances populares, se cerró en diciembre del 2001. La ruptura cultural que significó el estallido (recordemos que fue después de que se decretara el estado de sitio) es la consecuencia de las políticas de hambre y exclusión que ya no tenían sustento. Hay que superar la etapa infantil del pensamiento crítico. El pensamiento crítico es el ejercicio de pensar el proceso y no pararse a hacerle a este gobierno una lista interminable de reclamos, porque no se trasforma la realidad si no se la entiende. Y no alcanza lo malo que se tenga para decir de cualquier fenómeno si se quiere pensar integralmente. Hay que

desafío está en ir por la madre de todas las batallas, la disputa de la renta y su reparto equitativo El

esforzarse por entender incluso al que piensa distinto. La subestimación de los procesos deviene en derrota cultural.

Una oportunidad histórica El Anti-sectarismo es quizá el elemento más distintivo de este proceso. Por eso, la decidida vocación por trascender un discurso exclusivamente peronista de Perón. El consenso electoral alcanzado es la demostración de cómo un discurso inclusivo tiene la posibilidad de ser protagonista en estos tiempos. Cristina, la conductora del proceso abierto en la Argentina, llamó a los jóvenes que estaban en la plaza, la noche de la votación, a ser amplios y pidió que “se organicen profundamente en todo el territorio de la República Argentina en los frentes sociales y estudiantiles…”. Olvidémonos de ella y pensemos que pasaría si los jóvenes que estaban ese día en la plaza, tomaran en serio esta consigna y la hicieran carne. Los desaparecidos eran delegados, estudiantes, militantes, dirigentes barriales, científicos. Los miles de jóvenes que hoy se acercan a la política y que hace apenas cinco años estaban en sus casas son la prueba de que lo inconcluso de ayer es la tarea de hoy: ocupar esos espacios, seguir repatriando cerebros, recuperar sindicatos, discutir ideas, organizar. Esta generación que se incorpora a la política viene a superar el desengaño de los noventa y a reconstruir la posibilidad de encarnarse como sujeto de un proyecto transformador. Diez años después del estallido social, la juventud que antes tiraba piedras en la plaza, junta los mismos cascotes para construir otra cosa, para empezar de nuevo.


perra tres

la

Cuento por Inés Garland | Ilustra: Veronique Pestoni

de

dientes

Un rato después está en la vereda, frente al Tropical, con el temor oculto de ver entrar a uno de sus alumnos. Con el temor de que ni siquiera el riesgo de que lo vean le impida entrar. Cuando la cola de gente ruidosa se acorta, camina hacia la entrada. Un rato después está en el balcón que da a la pista. Los reflejos de la bola de espejos se persiguen por las paredes, por los techos, por los cuerpos transpirados que bailan, por las caras asomadas desde el balcón. El tiene los dientes apretados, los dedos helados alrededor del vaso de cuba libre. Está buscando a la mujer. Hace un mes que va al Tropical a buscarla, a odiarla desde el balcón. Es una mujer grande, “carnosa”, piensa él cuando finalmente sus ojos la encuentran, bailando con un hombre con el pelo rapado a los costados y los brazos llenos de tatuajes. Ella se contonea, se pavonea, se refriega contra el tatuado. El último de sus alumnos se va y Marco vuelve a sentarse en posición de loto. A su lado, el sahumerio suelta una bocanada de humo final y se derrumba. Apenas un momento después, Marco se levanta y deambula por la casa encendiendo todas las luces. En su cuarto se sienta sobre la cama deshecha. Le molesta su ropa arrugada, tirada en el piso, pero no tiene ganas de levantarla. La mira como si fuera a acomodarse sola, doblarse, encontrar un lugar en el ropero abierto. Pierde el registro del tiempo que pasa mientras está ahí sentado. Va hacia la cocina y abre la heladera. Agarra la botella de agua, pero la vuelve a guardar y abre la alacena de donde saca una botella de ron. Se sirve un vasito y se lo toma echando la cabeza hacia atrás. Afuera ya está oscuro. Es sábado y los autos pasan con las ventanillas abiertas, la música parece venir por la calle, suena desde la tarde, como si flotara en el viento. Dos vasos más tarde, Marco sabe que esa noche tampoco va a lograr quedarse en su casa. Se viste y sale. Intuye perfectamente adónde va, pero no quiere pensar en eso.

Es así como se le aparece a Marco en los sueños que lo despiertan en la mitad de la noche. Desde que la conoce no logra dormir una noche entera. El tatuado amolda sus manos a la cintura de ella, a la carne mojada que sobresale del cinturón de plástico rojo, entre el jean apretado y la remera fucsia. Ella mueve las manos en el aire, las uñas rojas, los anillos, los brazos mojados, el escote blando. Avanza con las caderas, las mueve hacia los costados y hacia adelante, llama a las caderas del tatuado y el tatuado le responde, la busca, ella abre la boca, saca la lengua, se lame los labios mirándolo a los ojos, después le da la espalda como si estuviera por dejarlo. El tatuado la agarra de las ancas, yegua, se aprieta contra ella, la empuja con el cuerpo. En el balcón, Marco termina su trago y decide bajar a la pista. Una vez abajo pierde el sentido de la orientación. Avanza empujando a la gente


que baila, trata de encontrar una referencia, pero no puede, todas las columnas le parecen iguales, todas las personas son desconocidas; mirando hacia arriba, no reconoce ni siquiera a las que hasta hace un momento estaban a su lado en el balcón. No puede encontrarla. Va en una dirección, después en otra, busca por encima de las cabezas sus brazos llenos de pulseras. Se ahoga. Finalmente la ve. Ella tiene los brazos alrededor del cuello del tatuado. Marco se acerca a ellos y se reclina contra una columna. Cuando ella lo ve, lo reconoce. Lo ha visto en el balcón, lo ha visto sábado tras sábado. Sabe qué él la desea y eso la halaga. Tal vez sepa también que él la odia. Le sonríe. Perra. Tiene sólo tres dientes. Es una perra de tres dientes. Marco le hace una seña. No va a seguir esperando. Ella le dice algo al oído al tatuado y se acerca. Él no le ofrece nada de tomar, quiere

irse, quiere acabar con el asunto de una vez, quiere odiarla con todo su odio y hacérselo sentir cuando le baje la cabeza, cuando la tenga en cuatro patas. Quiere hacerla gritar y dejar, por fin, de soñar con ella. La habitación de ella está al final de un pasillo mal iluminado. Tiene piso de cuadrados de linóleo azul, gastado, las puntas de algunos cuadrados están levantadas y ella se lo advierte para que no se tropiece. La cama contra la pared es demasiado angosta y hay un oso de peluche y un vaso de agua en la mesa de luz. El agua tiene burbujas. Bien sabe él que las burbujas son acumulación de mala energía. No le importa ahora. Le ordena a ella que se desvista y ella se pasa la lengua por los labios. Si lo vuelve a hacer le va a pegar. Si vuelve a verle las encías vacías. El sonido es muy leve, una sucesión de chasquidos suaves que sueltan las presillas del jean cuando ella tira del cinturón para sacarlo. Podría haberse sacado el jean sin hacerlo, pero es un hábito que tiene, a ella le gusta ese sonido, le gusta sentir que el cinturón se va soltando y da un chicotazo al final, liberando la cintura. Él no estaba esperando el sonido, no lo había previsto, no había previsto que los chasquidos tuvieran el poder de empujarlo de cabeza a la escena cotidiana de su infancia. No tiene ni tiempo de pensar antes de cubrirse la cabeza con los brazos. Ella tampoco había previsto lo que ve. El hombre que la desea y la odia —porque ella lo sabe, sabe reconocer la mirada salvaje de ese tipo de hombres, está acostumbrada a ellos, pero también saber distinguir entre los que se van a pasar del límite de lo tolerable, sabe manejarlos— este hombre débil que sueña con su propia violencia estuvo, por un instante, con los brazos sobre la cabeza y el cuerpo encogido de terror. Y ella no necesita saber exactamente por qué. Lo rodea con sus brazos y le habla al oído como a un niño, lo atrae hacia la cama sin dejar de hablarle. No usa palabras conocidas, no sabe de dónde salen los sonidos.

hamartia 33

Él llora cuando acaba. Ella le rodea la cintura con las piernas, sigue abierta para él aunque todo haya sido a los tropiezos. Sonríe dejando al descubierto los tres dientes. Él se queda mirando la boca vacía. Siente las lágrimas calientes que le corren por la cara. Se quedaría hundido en el cuerpo de ella. Pero tiene que alejarse del vacío de la boca abierta, de las piernas abiertas, de la suciedad debajo de los cuadrados de linóleo. Tiene que volver a su casa, encender un sahumerio, sentarse a meditar. En unos minutos. Sólo unos minutos más

.


hamartia  34


investigación sobre el 2001

el día que QUE DEJAMOS EL

chupete La prensa dice que llueve,

y nos mean de arriba

Al igual que una buena parte de la sociedad argentina, los principales medios de comunicación recibieron con beneplácito el triunfo del candidato de la Alianza Fernando De la Rúa en las elecciones presidenciales de 1999. Tras diez años de menemismo, los efectos más negativos de una profunda reconfiguración social y económica, pedían a gritos un cambio. O de mínima, una esperanza. A diez años del 2001, nos proponemos abordar el rol del periodismo escrito desde la bienvenida a “Chupete”, hasta el fatídico mes final de su gestión. Escribe: Sebastián Tafuro Ilustran: Veronique Pestoni y Camilo Herzovich


“Dicen que soy aburrido” Ya en 1999 ninguno de los principales medios gráficos –Clarín, La Nación, Página/12– adhería a las políticas del menemismo. Los dos primeros habían acompañado las reformas estructurales y el efecto “estabilidad” que trajo aparejada la convertibilidad, pero se habían alejado en el segundo mandato producto de los escándalos de corrupción que, cual caja de Pandora, se sucedían infatigablemente para demostrar el increíble negociado que políticos y empresarios practicaban con el país. Página/12, por su parte, nunca apoyó al gobierno justicialista y acompañó desde el vamos –y con entusiasmo– el desarrollo de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación compuesta centralmente por la UCR y el FREPASO. El 25 de octubre los diferentes periódicos reflejaron con una mezcla de algarabía y mesura el evidente éxito de la fórmula De La Rúa-Álvarez. La Nación se preocupaba por la continuidad de la política económica y depositaba sus expectativas en la modificación del estilo gubernamental (para que nada cambie): “Las elecciones de ayer han sido una expresión de la necesidad de un cambio que no entrañe riesgos para las exitosas reformas practicadas en los últimos años en el campo de la economía y en la inserción de nuestro país en el concierto de las naciones”. Es decir, los 90 significaban, para el diario de los Mitre, lo más similar al paraíso aunque quienes estaban al mando requerían un lavado de cara

que mantuviera a flote el proceso. La moderación, el institucionalismo y el discurso con acento en la honestidad eran tres ejes que no sólo no eran incompatibles con el modelo económico vigente, si no más bien podían actuar como sostén “serio” del mismo. El “Gran diario argentino” se expresaba en el mismo sentido que su sociocompetidor. La editorial clarinesca afirmaba lo siguiente: “La elección de Fernando de la Rúa como presidente muestra que los ciudadanos esperan que el futuro gobierno realice cambios, pero en el marco del respeto a las reglas económicas e institucionales establecidas en los últimos años y mayoritariamente admitida”. Un calco, ¿no? Con un enfoque distinto que enfatizaba por la positiva a De La Rúa y no rescataba aspecto alguno del menemismo, Página/12 –a través de la pluma de sus periodistas más destacados– señaló en esa edición la exitosa apuesta del grupo de dirigentes que forjó la Alianza y la contraposición del estilo del candidato radical respecto al del presidente saliente. “La primera gran sagacidad de la Alianza fue su creación, la oferta de una batalla propicia contra el peronismo. Propuesta tan a tono con los anhelos de los votantes que no necesitó ser sazonada casi con ningún condimento más (diríase movilización, propuestas, discursos) para ganar dos elecciones cruciales, en 1997 y 1999 logrando así llegar desde la gestación al poder en un par de

añitos, lo que por su celeridad y potencia sólo es comparable con el acceso de Juan Domingo Perón a su primer mandato en 1946”, manifestaba Mario Wainfeld, a pesar de que la equiparación histórica no pudo completarse a la luz de los hechos venideros. Mientras que Martín Granovsky enfatizaba en una crónica titulada “Así se construye un presidente” los factores por los que triunfó De La Rúa (y que en una mirada de mediano plazo, constituirían una de las claves de su derrumbe): “Confluyó en él el voto castigo, y él se limitó a expresar un sentido común contrario al de Menem pero sin plantear conflictos abiertos. El mensaje mezcló institucionalidad, la idea del respeto y del fin de la frivolidad y una genérica promesa de trabajo”.

A dos meses del final El 14 de octubre de 2001, dos años después de la victoria aliancista, las elecciones legislativas significaron otro golpe durísimo para el gobierno del cada vez más devaluado Fernando De la Rúa. El PJ incrementaba su caudal de votos y Duhalde se volvía a ilusionar con llegar a la presidencia. Ese domingo, la población emitió una impresionante cantidad de sufragios en blanco o nulos, lo que popularmente sería conocido como “voto bronca”, preanuncio del “que se vayan todos”. ¿Qué impresión tuvieron los mismos medios gráficos que celebraron, cada uno con sus matices, el triunfo del presidente que más rápido dilapidó su potencia electoral? En su editorial,


Clarín se refería a las perspectivas del Gobierno nacional: “Se enfrenta al desafío de dar respuestas rápidas y convincentes a la situación económica. Las medidas que se tomen a partir de ahora deben dar respuestas claras a este cuadro y contar con un grado de consenso mínimo para evitar pujas políticas o manifestaciones de descontento que agreguen nuevas dudas a las ya existentes”. Van der Kooy planteaba el gran dilema que se abría para la clase política a la hora de interpretar la manifestación ciudadana en el cuarto oscuro. En el cierre del artículo, el periodista exhibía una mirada benevolente sobre ese mensaje popular que en nada podía hacer presagiar lo que ocurriría dos meses después: “Ningún elemento central de la democracia se afectará por lo que ocurrió ayer”. Sin embargo, así como insistía en que “hay garantías de eso”, dejaba en tela de juicio “la sabiduría que tendrá De La Rúa para compaginar el nuevo rompecabezas”. La Nación editorializaba con el foco puesto en defender el legado del menemismo. Una lectura como la siguiente es enfática al respecto: “Ningún entendimiento conjunto para buscar soluciones a esos problemas (los ligados a la tremenda recesión que experimentaba el país) deberá poner en riesgo la transparencia democrática y la estabilidad de nuestra moneda basada en la ley de convertibilidad y en la solidez de las instituciones financieras”. Mientras tanto, Argentina se caía del mapa debido a los efectos, princi-

palmente, de esa patria financiera que extraía frutos en un mar de miseria. Página/12 resaltaba tres puntos de la elección: la potencia de un justicialismo renovado, los notables resultados de la izquierda en Capital Federal y el derrumbe delarruista. Respecto a este punto, Pasquini Durán escribía: “De la Rúa sigue repitiendo el mensaje de asunción, con las mismas renovadas promesas que, cumplida la mitad de su mandato, son desmentidas sin falta por la gestión concreta”. Es decir, el presidente a esa altura no sólo había perdido apoyo, sino credibilidad. Mario Wainfeld, en tanto, era tajante y ya no depositaba esperanza alguna en una Alianza que tardó muy poco en desgajarse: “Casi desnudo, como los hijos de la mar, el gobierno nacional deberá intentar salir de una depresión económica que sólo ahondó y de una incompetencia política que lo hizo transitar del autismo a la soledad”.

Domingo previo al estallido Las ediciones del domingo 16 de diciembre de los tres medios gráficos ya reflejan en toda su magnitud la crisis que sacude a una Argentina que aún no explota, aunque el malestar se viene cocinando a fuego lento. La foto de Menem y De La Rúa (una especie de Pacto de Olivos II, con sabor a farsa), la apuesta económica que se inclina hacia la dolarización poniéndole coto a una convertibilidad agotada, el rumor del anticipo de las elecciones presidenciales y la dificultad por aprobar el Presupuesto 2002 con un nuevo y vio-

el corralito

El 3 de diciembre de ese año, el gobierno publica el decreto 1570 que, frente al incremento del retiro de fondos de los bancos, establece una serie de restricciones para las entidades financieras y, sobre todo, para el público en general. Se impide el retiro en efectivo de las cuentas bancarias de más de $250 por semana (o dólares, dado el 1 a 1 de ese entonces) y, salvo excepciones puntuales, la transferencia de dinero al exterior. Es el famoso “corralito” que, con el correr de los días, provoca una histeria colectiva que anticipa el inminente estallido que echará a De La Rúa. La Nación se indigna y desde el más puro liberalismo económico señala que la decisión de implementar la medida es “un avance no deseable del poder regulador del Estado en materias que deberían quedar reservadas a la libre decisión de los particulares” y, por lo tanto, “constituyen un retroceso en la marcha hacia la construcción de una sociedad que reconozca y valorice la libertad como ideal supremo y como principio inspirador de sus formas de organización social y económica”. Los tres medios hacen hincapié en el malestar que causó el decreto en el ánimo social, principalmente en aquellos que tenían algo “para sacar” en un contexto donde la pobreza se incrementaba a niveles indignantes. Alfredo Zaiat, en Página/12, se permitía dudar sobre la existencia del día 90, el día prometido por el ministro de economía Domingo Cavallo para que terminase el congelamiento parcial de los depósitos.


lento ajuste son los principales temas analizados. Clarín y La Nación en sus editoriales hacen un fuerte llamado al diálogo para eludir la catástrofe que se avecina. El diario de Ernestina titula “Respiro para lograr un acuerdo sustentable” refiriéndose a nuevos arreglos con el FMI y señala que “la economía ingresó en una dinámica de implosión de ingresos personales y empresarios de graves consecuencias”. Lo del periódico de los Mitre es más alevoso, al salvaguardar las figuras de Menem y el presidente radical dado que “La historia de una nación no se hace con liderazgos mesiánicos o abstractos, sino con los hombres de carne y hueso que encarnaron ayer o encarnan hoy la realidad pública nacional y que, más allá de sus yerros o equivocaciones, están en condiciones de influir en un sentido o en otro sobre el curso de los acontecimientos”. Una pregunta que llama la atención es la que se formula Eduardo Van der Kooy en una columna titulada “Últimas cartas del gobierno para evitar el colapso”: “¿Cómo es, entonces, que no estalla el polvorín?” Y el propio periodista se responde que no había vehículos alternativos que posibiliten la canalización de ese malestar, ni en el mundo sindical ni en el movimiento piquetero. Unos días después, esa intriga sería resuelta trágicamente y efectivamente, cierto espontaneísmo primaría sobre los núcleos más organizados. Página/12, en una nota de Horacio Verbitsky, es el único que explicita la fecha del 2 de febrero de 2002, como el día en que algunos núcleos del peronismo piensan en adelantar las elecciones. El fundamento lo encuentran en la entronización del misionero Ramón Puerta como presidente del Senado o, lo que es lo mismo, primero en la línea de sucesión presidencial. Una nota de color, con guiño al presente, es cuando afirma que Puerta en enero de 1998 tuvo “un papel fundamental en la reunión de gobernadores que Menem convocó en Olivos para aislar a Duhalde y Néstor

Kirchner, que hacían campaña pregonando aversión al neoliberalismo”. El diario que fundó Jorge Lanata exhibe una encuesta en la que la mayoría de los argentinos (9 de cada 10) piensa que la situación es mala o muy mala pero, a su vez, continúan respaldando la convertibilidad frente a cualquier otra alternativa que salga del plan ideado por Domingo Cavallo diez años atrás.

El día después El jueves 20 de diciembre, De La Rúa abandona el poder en el medio de una feroz represión en Plaza de Mayo y alrededores, así como en otros distritos del país, que deja una treintena de muertos. La imagen del helicóptero huyendo de la Casa Rosada recorre el mundo, al igual que los saqueos en el conurbano y varias provincias y la inusitada violencia policial de esa jornada. Los tres diarios reflejan en sus tapas la inevitable caída de “Chupete”. Página/12 titula “El peor final” y en la bajada de la portada alega: “A sólo 740 días de su llegada, el presidente abandonó su puesto corrido por los saqueos y las protestas que desató su gobierno. De despedida, ordenó la represión sobre los que protestaban en Plaza de Mayo y provocó otras cinco muertes, centenares de heridos y una ola de violencia en pleno centro”. Otros títulos refieren al predominio del PJ en la nueva etapa que se abría y la probable devaluación en ciernes. El título de La Nación es de la línea institucionalista: “Renunció De La Rúa: el peronista Puerta está a cargo del Ejecutivo”, tal como presagiaba Verbitsky unos días atrás acerca de la avanzada justicialista moviendo las piezas como si fuera el TEG. “Fuego y ruinas en el centro de una Buenos Aires irreconocible” es otro titular, enfocado directamente en lo que vivió la capital del país el día anterior. El diario Clarín coloca en el título más grande de la tapa: “Renunció De la Rúa” y en la volanta asegura que “el peronismo vuelve a gobernar”. El copete se asimila en alguna medida al de

Página/12: “En sus 740 días, no logró eficiencia ni poder. Debilitado por la ruptura de la Alianza, no tenía apoyo de su partido ni del PJ. Sus últimos intentos fueron un acuerdo con Menem y el “corralito” a los depósitos, para salvar el 1 a 1. Esto apuró su caída y la de Cavallo. Se cierra un ciclo en la política argentina”.

Balance Con matices e ideologías distintas, estos medios gráficos apoyaron la asunción de De La Rúa y se desilusionaron poco después. Era inevitable. Cada paso era un ajuste. Cada paso acentuaba el malestar social. La corrupción, caballito de batalla de la Alianza, lejos de aniquilarse tuvo episodios tan graves como en los 90. La Nación y Clarín intentan (sobre todo el primero) enmarcar el vertiginoso derrumbe del gobierno en una crisis política que atañe a todas las estructuras partidarias, sin dejar de señalar a De la Rúa como principal responsable, aunque siempre guarden una esperanza de que no estalle lo que es ineludible (y la pregunta de Van der Kooy lo deja claro). Página/12 es más duro con la figura presidencial y luego de la derrota en las elecciones legislativas deja, a través de las opiniones de sus principales columnistas, que la historia transcurra entre justos señalamientos frente a cada nefasta decisión gubernamental.

Nos están meando y los medios dicen que llueve Diez años después la Argentina pasa del debate del hambre a discutir los medios. El aprendizaje social, con un costo de vidas, presagia la posibilidad de construir relatos más próximos a los mortales que todos los días compran los diarios y leen las noticias. Esta relectura nos muestra desde dónde escribían los mismos que hoy escriben, y con qué nivel de certeza real hacían análisis que hoy vemos como precisos o como groseramente errados, según el caso. Nadie tenía la bola de cristal. Pero hay quien inventaba el futuro

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estaba mar serena

la

Por Silvana Jáuregui

Anibal Cedrón

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Resistir es poner el cuerpo “es sobreponerse, aguantar, perseverar, tolerar el dolor y la angustia con la convicción de otro horizonte. Resistir es, de algún modo, una forma extrema de confianza: quien resiste todavía confía en algo, posiblemente en su propia fuerza, aunada a la fuerza de otros; quien resiste no resiste solo” . (Sandra Russo, contratapa de página12 de junio del 2002) Aníbal Cedrón resistió la dictadura más cruenta de la historia Argentina. Cuando nos habla de su pasión para crear, nos lleva al lugar de sus sentimientos más profundos: “Ese lugar está desde mi pecho, desde mi camisa, desde allí trazo el mapa y las coordenadas, lo que trato de rescatar es la emoción”. Su obra encarna la vida transcurrida, sus amores y desesperanzas. Lo que es y lo que pudo ser quedó plasmado en su obra, una manera arltiana de observar e imaginar el mundo.

Cada mañana es la batalla por el hoy, entre el pasado y el futuro. No me rindo. La función de conmover le cabe plenamente a Cedrón. En su taller perviven, contornos de la memoria, líneas enredadas y figuras latentes, tensiones enmarcadas de aquellos sueños de militante. Un hombre que pinta vivencias no tiene nostalgias, ese hombre sólo sabe guardar momentos entrañables. Por eso todo su pensamiento está latente en su obra, dice el pampeano Mi-

guel Ángel Rodríguez, prologuista del catálogo 2011 en su retrospectiva de 40 años de plástica: “El ojo de Aníbal Cedrón está simétricamente cruzado por el nosotros. Es evidente en su poética abierta a las gestas populares, se observa en trabajos como el homenaje al Cordobazo en La Mar Estaba Serena, de 1999, Donde Ardía la Marea de 2002, El Vuelo de las Cacerolas y Bombardeo a Plaza de Mayo de 1955, creado en 2006. Son su vida, que insistentemente se ubica por delante de su estética, y la intransigente reflexión sobre la realidad, las fuentes de donde brota la sensibilidad que le caracteriza”. Blanco y negro, valores que atrapan y encienden su pintura. Evocaciones que surgen de su acercamiento a artistas latinoamericanos como Orozco, Venturelli o Portinari. Su sonrisa denota complicidad -sabe que concuerda con el significado de Hamartia- cuando nos dice que las películas, también en blanco y negro, vinculadas a la tragedia griega, golpearon fuerte en sus decisiones. “En toda mi obra hay una suerte de conciencia trágica, que está en la mayoría de mis imágenes que se patetizan sobre todo después de sufrir el terrorismo de Estado”. Explica que “esas imágenes se renuevan permanentemente”, son simultáneamente presencia y ausencia denunciada. Huellas y radiografías de su propio cuerpo. Marcas de una historia que proclama rebeldía. Un juego para jugarse a pleno, como la vida que eligió

transitar. Huellas impresas en cuerpos con telas deshilachadas en busca de identidad, huesos que muestran en vivo lo que intentará la muerte. Búsqueda y denuncia de lo que no está dispuesto a abandonar.

En toda mi obra hay una consciencia trágica que se patetiza después de sufrir el terrorismo de Estado En su obra “A la vuelta de la vida y raíces” de 1991, repasa sus deseos inconclusos: la derrota y la caída de los sueños, la frustración amorosa, la muerte de sus padres, símbolos de un lugar que había dado por perdido: un barrilete enredado en raíces dadas vuelta, un hombre con sombrero y un niño en bicicleta y una calle vacía. Su subconsciente se introduce en las palabras y los giros, una herramienta que explica el lenguaje que él utiliza en las artes visuales. Es claro que la tarde no alcanzó para recoger ese manojo de emociones. Nos fuimos con la idea que en algún punto de ese lugar suyo, de partida y de llegada, habrá siempre un lugar para el retorno. Como señala Cedrón: “Cada mañana es la batalla por el hoy, entre el pasado y el futuro. No me rindo. En tiempos de cultura de anomia y mentalidad sepulturera, que proclaman el fin de la historia y eternidad capitalista, mi obra es tan realista como surrealista, llena de metáforas y poesía”.

Aníbal Cedrón nació en Puerto San Julián (Provincia de Santa Cruz), el 23 de enero de 1948. Como artista plástico se formó en Estímulo de Bellas Artes (1967-1973) y concurrió al taller de Raúl Lara entre 1967 y 68. Desde 1972 a la fecha, viene realizando exposiciones en el país. Tiene murales y obras expuestas permanentes en: Facultad de Ingeniería (Universidad de Buenos Aires), Comisión Nacional de Energía Atómica, Auditorio del Banco Ciudad de Buenos Aires y en el Centro Cultural de la Cooperación, donde su tela mural integra el grupo de obras -cuya ejecución coordinó-, junto a las que realizaron Carlos Alonso, Rodolfo Campodónico, Carlos Gorriarena, y Luis Felipe Noé, declaradas Patrimonio Cultural por la Subsecretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

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encuesta ARRIBA Escribe: Santiago Gómez | Foto: Gabriel Galetto

Artemio López

Artemio López nos recibe en su estudio. Hay un libro con textos de jóvenes kirchneristas, abierto en el artículo de Facundo Moyano. Y hay mate. Artemio comenzó a militar en el 72 en la Juv. Sindical Peronista de Guardia de Hierro, antes de la creación de la JP regional, de la que fue parte. En los ‘90 formó parte de la CTA y comenzó su trabajo con la Consultora Equis. En el 2001 empieza a trabajar para Néstor Kirchner, antes de las elecciones de octubre donde el voto en blanco fue el actor principal. Artemio es, también, el sociólogo que agita las pantallas de internet desde Ramble Tamble. “Sin identificación no te puedo trabajar políticamente, te puedo hacer una encuesta”.


Pasaron diez años del 2001 ¿Qué balance hacés? El kirchnerismo fue la posibilidad de transformación social frente a una coyuntura que habilitaba la restauración conservadora de los noventa. Lo que hubiera habido si no era Néstor, lejos de ser la revolución socialista y a la expansión democrática de la clase trabajadora y el pueblo, hubiera sido un modelo similar, nadie iba a plantear el modelo que estalló en el 2001, pero sí volver a darle continuidad a lo que se planteó en los noventa. El kirchnerismo fue la reconstrucción del peronismo restableciendo los vínculos con su potencial transformador que se inaugura con Perón y Evita y se pierde, como toda experiencia populista de final abierto, con la aparición menemista. Néstor toma más desempleo que votos: 24% contra 22%, la presidenta hace poco anunció 7% de desempleo. Néstor inaugura la reversión de la pobreza a niveles similares a los del ochenta. Fuimos un país que tuvo en la década del 70 la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH), con Perón vivo. La EPH mostraba en la zona metropolitana (que era lo que se medía, no se midió nacional hasta 1994) 6% de pobreza en 1974 de los cuales 2% eran indigentes. Esos 6 puntos, por el desembarco del neoliberalismo a sangre y fuego con la dictadura, se transforman en 24 puntos en 1980: a través de inflación, clausura de la actividad gremial, no se discutía salario, teníamos 15 puntos de informalidad laboral, contra 12,8 en 1974. De esos 6 puntos, en medio de la crisis del 2002 teníamos 54. No hay literatura en el planeta que dé cuenta de un país que en treinta años, construyó 48% de pobres, casi el 30% de la población bajo la línea del hambre. ¿Qué hizo el kirchnerismo? Más allá de la medición del INDEC, nosotros tenemos nuestro indicador: hoy tenemos 20% de pobreza. Este proceso desempobreció a 14 millones de personas, lo que equivale a la provincia de Buenos Aires entera, y toda la línea del hambre, el equivalente poblacional de Córdoba, Santa Fe y Mendoza juntos, 11 millones de personas de los cuales casi 5 son menores de 14 años. En medio de la crisis tuvimos 55% de trabajo en negro, con lo que eso implica, había gente que no se podía jubilar. La mitad de la población mayor de 65 no tenía ningún ingreso. Ahora tenemos la mayor cobertura previsional de Latinoamérica.

La pobreza entre jubilados en el 2003 era de 30%, la última medición muestra el 5%. La brecha entre el 10% más rico y el más pobre en el medio de la crisis era de 32 veces, hoy eso es 17. La Asignación Universal por Hijo, la política social más importante desde la restauración democrática, transfiere 100 dólares por hogar beneficiario, eso duplica el ingreso que sin la AUH tiene el hogar. Podrá parecer poco, pero le cambia la vida cotidiana a la gente, por eso el aumento en la matrícula escolar, en el consumo. En los barrios populares el impacto en alimentos es asombroso. Por eso Cristina tuvo el 54% de los votos, no por la fragmentación de la oposición. Acá lo que nadie quiere decir es que hay un buen gobierno, por eso la gente lo vota, los analistas no lo dicen. Néstor tomó el país con una deuda externa de 150% del PBI. ¿Qué falta y de qué materialidad debería servirse el gobierno? Es difícil hacer agenda de lo que falta. Centralmente: mercado de trabajo imperfecto, el país necesita industrializarse, lo dijo Cristina. El FPV tomó la estructura exportadora con un 25% de industria nacional y lo llevó al 35%, hay que seguir profundizando. Este nivel de informalidad del mercado de trabajo sólo se explica por el desmantelamiento industrial sufrido. Modificar la estructura distributiva que sigue teniendo altos índices de inequidad. La reforma tributaria es un mecanismo de solución, pero también la actividad gremial creciente, el pleno empleo, las mejoras en el mercado de trabajo, el aumento salarial. Hay un apagón educativo en la franja media que hay que resolver, el 55% de la población no termina la escuela secundaria, un problema que no se revierte sólo con el crecimiento económico ni los planes sociales. Tenemos el 15% de los jóvenes entre 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan. La AUH pegó abajo, pero la permanencia del nivel medio en el sistema educativo no la tenemos resuelta. Hay que fortalecer la integración regional, dándole institucionalización. La CGT reclama mejora salarial y eso genera tensión. Y está muy bien, tiene que pasar. Todo ciclo de crecimiento económico y todo gobierno popular es acompañado por tensiones, entre ellas las que reclama la CGT, es lógico, no hay que alarmarse. Perón tuvo huelgas y grandes reclamos, los tuvo Néstor, los va a tener Cristina.

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Eso es parte de la construcción colectiva y las mejoras de inclusión social. También debe saber la conducción gremial que la conducción de Nestor y Cristina dio poder a los sindicatos como nunca antes desde la recuperación democrática. Es una lectura mutua. Sin este proyecto a nivel nacional algo malo sucedería para la representación gremial. Eso está bastante claro para todos. ¿Dónde va a jugar la oposición? El problema es cuáles son las reglas de juego que van a adoptar, si quieren imponer intereses sectoriales por sobre los del conjunto van a tener respuestas a la altura. Si proponen resoluciones de intereses sectoriales dentro de un marco más amplio no creo que haya problema. No quiero pensar que va a haber niveles de conflicto similares a los de la 125, pero si los hubiera el gobierno tiene mayor fortaleza. ¿Qué te preocupa del nuevo proceso? La reacción de los que vieron afectados sus intereses, la discusión de medios, la financiación de revistas como la de ustedes, no está resuelta. La cuestión regional, viendo lo que le pasó en Libia a Khadaffi. La reacción sobre esta unidad regional puede producirse. No es que todo el mundo va a ver con beneplácito cómo se construye otro polo de poder de países hasta ayer subalternos, que comienzan a mediar en las decisiones mundiales. No creo que estos procesos se detengan fácilmente. El gobierno está dejando correr el parlamentarismo. Abal Medina le discute desde el semipresidencialismo a Zaffaroni, el segundo de Zannini dice que podría ser una buena solución para nuestro país. ¿Qué pensás? Es cierto, es una discusión. Está muy bien y es arquitectura institucional que hay que dejársela a los especialistas. Está muy bien leer a Zaffaroni, escuchar a Abal Medina, pero lo que es cierto es que la construcción política de fondo es peronista, necesita liderazgo y conducción y eso es intransferible. El sostén político tiene por debajo una construcción política que reconoce un liderazgo, no dos. Está bien la discusión, pero sepan que este es un país peronista, de tradición populista y que tiene un eje en el liderazgo único, un eje gravitante en su construcción histórica. Negar eso a través de una ingeniería electora muy sofisticada y que se dé de bruces contra la realidad, no me parece el mejor camino

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delincuencia

URBANA y la victimización de las

VíCTIMAS Eugenio Raúl Zaffaroni para Hamartia Ilustra: Cristian Pallés


La política actual y la delincuencia urbana. (¿A alguien le interesa la delincuencia urbana?) Existe un preocupante fenómeno de delincuencia urbana en todo el mundo. La vida se ha vuelto urbana, la población mundial tiende a concentrarse en ciudades y, por ende, la criminalidad también. Pero el hecho de la delincuencia urbana es proyectado a población a través de la comunicación masiva, que construye la realidad de la delincuencia urbana (proyección mediática del hecho). Por último, hay una respuesta política al hecho y a su proyección. Teóricamente puede distinguirse la respuesta política al hecho (medidas preventivas y represivas, servicios de seguridad, etc.) de la respuesta política a la proyección (discurso político de seguridad) pero en la práctica no son independientes e incluso se confunden de modo inextricable: los legisladores, las agencias ejecutivas y los responsables políticos de éstas e incluso los poderes ejecutivos, responden a hecho en la forma en que éste es proyectado por la comunicación, porque ésta es la exigencia de la llamada opinión pública. En América Latina -y quizá en todo el mundo- es cada vez más claro que la respuesta política es a la proyección mediática y no al hecho mismo de la delincuencia urbana. Urgidos los políticos por la proyección mediática, responden discursivamente y condicionan a ella la respuesta al hecho mismo, al punto de desentenderse de éste. No existen observatorios, estadísticas serias y orientadas a la prevención, nadie se ocupa por investigar con miras preventivas el hecho mismo de la delincuencia urbana, mientras los comunicadores sociales y los políticos sólo se centran en la proyección mediática del hecho y manejan alguna estadística poco confiable y bastante inútil para efectos preventivos. Se enfrenta la construcción de la realidad y no la realidad, a la que nadie intenta aproximarse. Esta afirmación se verifica compulsando los presupuestos de seguridad: no se destina dinero alguno a la investigación técnica del fenómeno de la delincuencia urbana: frecuencia, dinámica, modalidades, barrios, situaciones de riesgo, población de riesgo, etc. No se puede prevenir lo que no se conoce, pero a nadie la interesa conocer; luego, parece que a nadie le interesa prevenir.(Una preocupación reciente; la reparación del daño psíqui-

co) Entre las medidas con que últimamente se trata de paliar la confiscación de la víctima, en algunos países centrales el estado ha intentado ocuparse de los daños psíquicos que éstas sufren, en especial en casos de hechos masivos (catástrofes, crímenes de destrucción masiva indiscriminada vulgarmente llamado terrorismo), extendiendo el concepto de víctima a familiares y deudos. Los psicólogos se han preocupado por distinguir el mero estrés del verdadero trauma que sufre la víctima en delitos violentos: en tanto el estrés es pasajero, el trauma irrumpe en la conciencia de la víctima y la perturba. Pero los resultados positivos de la asistencia psicológica inmediata se discuten. Todas las indicaciones para la atención de las víctimas tienen por objeto la prevención o el restablecimiento de su salud psíquica, prestando especial atención a la elaboración del duelo. Es sabido que la elaboración del duelo es precedida por pasos de estupefacción, de autoinculpación y de posterior proyección de la culpa (identificación de algún culpable), hasta lograr la etapa final de elaboración. Se trata de facilitar el trabajo del aparato psíquico para evitar que la acumulación de excitaciones termine siendo patógeno. Cuando la elaboración se interrumpe aumenta el riesgo de acumulación de tensiones que desemboca en patología psíquica más o menos grave, dependiendo en alguna medida de la personalidad de la víctima y del estado de su salud mental con anterioridad al hecho

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prevenir lo que no se conoce, pero a nadie la interesa conocer; luego, parece que a nadie le interesa prevenir. No se puede


Escribe: Ignacio Ibánez Ilustran: Veronique Pestoni y Camilo Herzovich

“Podría incurrir en infinidad de reproches. Pero ¿y qué puedo hacer yo? ¿es culpa mía que tuviese 12 años algunos meses antes de la declaración de la guerra? Sin lugar a dudas, los problemas que me acaecieron en este período extraordinario fueron de una índole jamás experimentada a una edad tal; pero como no existe fuerza alguna capaz de envejecernos a pesar de las apariencias, tuve que conducirme como un niño en aventura que hubiera resultado embarazosa incluso para un hombre hecho y derecho”

El diablo en el cuerpo, Raymond Radiguet


Porque siempre está la esquina donde puedo parar a fumar un cigarro y calcular las fuerzas que le restan a mi cuerpo para ir y venir como una hamaca entre los negocios, buscando camisas o quizá un pantalón pero volviendo a las camisas porque con una sola no alcanza para las dos fiestas... entonces otra vez diciembre y en la vidriera de las camisas el reflejo de la marquesina del supermercado chino: “La estrella de Oriente”. La sensación conocida, los dedos que se calientan y un frío inmenso, blanco, mordiéndome la nuca, anudando mi cuerpo a sí mismo y a un recuerdo diez años. En 1999 Liang Kwon llegó a la Argentina para trabajar en el supermercado que su tío inauguraba en Laferrere. Daniel Chang (el tío) trabajaba duro en obtener buenos precios de sus proveedores, y aunque no eran mejores que los precios en cualquier hipermercado él sabía que la gente muchas veces, para resolver lo inmediato, sólo prioriza la distancia. Y la estación estaba bien, pero también quería llegar al barrio, meterse más adentro, instalarse en la necesidad de sus clientes. Así fue que a fines de ese año abrió una sucursal de la “Estrella de Oriente” en la calle Soldado Sosa al 18… donde fue a parar el recienvenido Liang. A mediados del 2001, ayudado por la convertibilidad, Liang había logrado ahorrar 10.000 dólares, si su familia hacía una vaquita podrían juntar los 30.000 restantes para abrir su propia sucursal. Su tío aprobaba que quisiera independizarse y le prometió que él mismo se encargaría de hablar con el resto del clan para juntar el dinero que Liang pedía pero necesitaba que se quede en la sucursal de Soldado Sosa hasta el año siguiente. Esa imposición que el Sr. Chang se hizo a sí mismo hace diez años le dejó la mirada hundida y la incertidumbre de cuando será que una lágrima brote inesperada, que le tuerza la cara, la integridad. Como fue la vez que yo también lo vi en esa entrada, la concreta y la metafísica luego donde trataba de recomponer las fuerzas de mi cuerpo y entender mis acciones hasta llegar a la tarde del 18 de diciembre de 2001. Me mudé con mi familia a Laferrere en el 2000, un año después de la llegada de Liang a Argentina. Habíamos vivido en Capital desde que tengo memoria pero ese año todo se complicó, podría decir que la situación económica en casa era insostenible, o eso entendí yo porque escuchar a mi familia no era una de mis virtudes. Cualquiera haya sido mi idiosincrasia en ese momento. Y no me disgustaba Laferrere. Me di cuenta que tenía muchas de las formas que Capital Federal fue perdiendo en los últimos 20 años. La que más disfrutaba era la libertad que tenían los niños para apropiarse del espacio público. Juegan en las veredas, arman

picaditos en las calles de tierra y después de la cena los que son novios se dan encuentro en las plazas donde ocupan bancos o escalinatas hasta la medianoche. Laferrere no era un mal lugar para vivir o crecer. Una tarde ordenaron a los más chicos que se queden adentro, bajaron las persianas y prendieron la tele. El noticiero anunciaba el estallido social en Rosario. A través de la pantalla el diablo se instalaba en la sociedad desocupada, apelando al hambre, a la decepción, al clima de frustración generalizado que se mezclaba con el clima real, con el calor y la humedad de diciembre, con las fiestas que se acercaban. Y si hay algo que a los argentinos no les gusta es perderse la fiesta. Las puertas con llave. Nadie salía. Así nos fuimos a dormir, con el diablo encerrado, alimentando las pesadillas. Al día siguiente lo mismo. En casa no faltaba nada, pero el desabastecimiento era una preocupación constante, así que al tercer día me mandaron al supermercado. Estaba cerrado. El almacén estaba vacío, la panadería igual. A la noche volví al super, las persianas seguían bajas. Los dueños debieron irse, pensábamos, o estarían refugiados dentro. Ambas opciones eran por igual sospechosas para la mayoría de los vecinos. El cuarto día fue 18 de diciembre. Cuando empezaron los murmullos en casa estábamos haciendo tostadas con el pan duro para acompañar al mate. Al primer grito lo acompañó la pava temblando y escupiendo vapor. Después más gritos, las corridas. Lo que hace días veía en la pantalla sucedía a una cuadra de mi casa. Apenas pude salté una medianera. La adrenalina, la necesidad de involucrarme, de ver, de estar, de poner el cuerpo y salir de la pantalla maldita. Y entonces ahí estaba, frente al supermercado que mis vecinos querían saquear. Un grupo de personas in crescendo 30, después 40, 50… se aglutinaban frente a la persiana caliente de La estrella de Oriente, gritaban, querían comprar, querían abastecerse, no por el hambre, sino por el miedo al hambre, no era el diablo, sino el miedo al diablo. El reclamo no duró más de cinco minutos, primero alguien tiró una piedra, tres, diez, otros pateaban brutalmente la persiana. No sé ni de donde salieron los fierros, pero a los veinte minutos levantamos la persiana y entramos sin miedo, llevándonos por delante carritos y canastos que funcionaban como barricadas, la luz era escasa pero en las góndolas los productos estaban ordenados como la semana anterior, habían terminado de desencajar la persiana y ya la multitud estaba dentro, amontonándose en los pasillos, chocándose con las latas, mezclándose los gritos con el olor del encierro y las leches vencidas, un grupo que intentaba llevarse una heladera de bebidas, alentando a los que pasa-

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ban a vaciarla, afuera el sonido de la campanita de la caja registradora siendo golpeada contra el piso, adentro el suelo resbaloso, con gaseosas derramadas, frascos de mermeladas rotos, una señora muy flaca tratando de cargar dos bolsas de consorcio llenas y un cartón de cigarrillos, el mismo que me estaba llevando yo (ya que siendo gratis había decidido empezar a fumar) junto con varias cajas de cereales, de esos que costaban mas de diez pesos y un pan dulce que se me cayo de las manos cuando entonces un sonido ensordecedor. La gente moviéndose en las penumbras agitadamente, un zumbido persistente y afuera todos quietos, expectantes. La señora dejó caer las bolsas y salió corriendo, yo detrás de ella. Había alguien caído sobre la entrada y complicaba la huida de los demás. Liang estaba al fondo, temblando, apuntando a la multitud que lo acusaba a los gritos, y se alejaba a medida que él se acercaba apuntando a todos y a nadie a la vez. Otra vez una piedra, tres, diez, derribaron a Liang. Los dedos de mis manos se calentaron y un frío inmenso, blanco, se clavó en mi nuca cuando Liang en el suelo, antes de que cualquiera se le acerque apuntó el revolver a su cabeza y disparó. Cierro los ojos y muevo la cabeza a un lado y otro rotándola sobre el cuello. Los vuelvo a abrir, la camisa sigue detrás de la vidriera, el reflejo de la Estrella de Oriente desapareció. Entro para escapar del calor. Al día siguiente de la muerte de Liang se declaró el Estado de Sitio, ese día en la plaza era el mismo calor y la misma humedad que ahora y sin embargo estos tiempos, donde poder preocuparse por el clima antes que por el riesgo país ¿no? No, gracias, con la camisa está bien. Hasta luego. Salgo a Acoyte y Rivadavia puedo encontrarse con señoras con grandes pechos llevando mini carteras, un tipo que tiene bien comidos sus anabólicos el saxofonista local sobre el final de Libertango, soltando cada nota como si el saxo estuviese caliente. O conmigo que le dejo 10 pesos pensando que ya es hora de que sacudan otra canción. Una mar de gente ansiosa por las fiestas de fin de año, los asados de fin de año, las nostalgias de fin de año, el Fin de año y el que viene para tener más fiestas, más asados, más nostalgias. Termino el cigarrillo que empecé hace diez años cuando festejé mi último fin de año en Laferrere, con los brindis de sidra y los tiros al aire y veo como me acerco, ridículo, a este momento cargando una bolsa de cartón con una camisa dentro y las ganas de fumar metidas entre los dientes así que me quedo un rato escuchando un saxofón que empieza a sonar a Libertango, porque siempre está la esquina donde puedo parar a fumar un cigarro y calcular las fuerzas que le restan a mi cuerpo…


Andrés Caicedo

Atravesado “Vivir más de

25 años es una Vergüenza”

Escribe: Santiago Asorey| Ilustra: Veronique Pestoni

Andrés Caicedo era escritor. Nació en Cali, Colombia, en 1951. Su obra es considerada como una de las más originales de la literatura colombiana. Se suicidó el 4 de marzo de 1977. “EL 26 de Febrero prendimos la ciudad de la Quince para arriba, la tropa en todas partes, vi matar a muchachos a bala, niñas a bolillo, a Guillermito Tejada lo mataron a culatazos, eso no se olvida. Que di piedra y me contestaron con metralla. Que cuando hubo que correr corrí como nadie en Cali. Que no hay caso, mi conciencia es la tranquilidad en pasta, por eso soy yo el que siempre tira la primera piedra”

“El Atravesado”, Andrés Caicedo Andrés Caicedo se suicidó a los 25 años. Se tomó 60 pastillas de Secobarbital. Algún tiempo antes había escrito. “Come todo lo que sea malo para el hígado: mango viche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. No te preocupes, muérete antes que tus padres, para liberarlos de la espantosa visión de tu vejez”. Cuando muere Caicedo, nacen cientos de lecturas distintas de quién fue el escritor colombiano. ¿Qué clase de escritor era? Fuguet dice que era un atormentado intelectual, menos que una estrella de rock. Fabián

Casas, que era un escritor de la periferia, que nunca va estar del lado del establishment literario. Leí por primera vez a Caicedo estando en Bogotá, en Colombia. Compré una edición del El Atravesado y me lo leí de un tirón en un par de horas. Atrapado por la intensidad y la sensibilidad de la escritura, me preguntaba ¿Cómo un pibe de 25 años podía ser un autor gigantesco? Mientras Roberto Bolaño “el Nuevo Gran Escritor de Latinoamérica” seguía escribiendo cuentos y novelas plagadas de referencias literarias a Borges, Cortázar y Mallarmé, Caicedo dos años más viejo, dinamitaba la institución literaria y el boom latinoamericano. Caicedo y Bolaño tuvieron una edad similar. Pero el salto del colombiano en la literatura es tal, que cuando Bolaño seguía discutiendo en sus conferencias contra García Márquez, el autor del El Atravesado ya había dejado una obra hace veinte años que invertía completamente el paradigma de la literatura latinoamericana. Caicedo había liquidado a García Márquez veinte años antes, en el mismo momento en que dejó su novela “Que viva la Música”. Su escritura ya no pertenecía a “La Literatura” como Gran Institución. Es que Caicedo no escribe desde el interior de ella. Sus cuentos y novelas expanden los límites hacia las

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calles urbanas de Cali, penetradas por el cine norteamericano y sus variantes genéricas; el western, el melodrama, las películas de horror, las drogas, las pandillas, la salsa, el rock and roll y la cuestión marxista. Patricia Restrepo, compañera y pareja de Caicedo declaró alguna vez que ella creía que Andrés llevaba el horror por dentro, que vivía paralizado por un enorme miedo. Desde este lugar, se puede entender la relación del escritor colombiano con el cine y las drogas como lugar de resistencia. El cine, un gran sueño en donde la realidad no puede lastimar. Ahí donde termina la pantalla, empieza la realidad de la calle que ha sido transformada por los géneros cinematográficos. El fracaso de los personajes de Caicedo en la realidad, está vinculado a no poder experimentar las matrices idealistas del cine en lo real. La experimentación con LSD y con cocaína abrió el lenguaje de su obra a nuevos modelos perceptivos. Esta es la dificultad que presenta “Que viva la Música”, una novela hermética que fluye, no tanto por la narración sino más bien por su cadencia musical, el fluir constante del discurso alucinógeno de María del Carmen Huertas. Adolescente eterna que parece estar viviendo una gran despedida celebratoria, yéndose de rumba una y otra vez,


Come todo lo que sea malo para el hígado: mango viche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. No te preocupes, muérete antes que tus padres, para liberarlos de la espantosa visión de tu vejez

bailando y consumiendo drogas hasta que su cuerpo y el de sus compañeros se desintegren.

El artista y la industria cultural La obra de Caicedo fue de avanzada, como la de Manuel Puig en Argentina. Los dos abrieron la literatura a los puntos conflictivos de la invasión de la industria cultural norteamericana sobre la sensibilidad de Latinoamérica. Caicedo escribe desde la matriz violenta de Cali. Manifiesta que la violencia estaba en el lenguaje y que ese mismo lenguaje ya había sido manchado por los problemas urbanos. Su artificio construye el habla de las calles de Cali. Sus personajes manifiestan la hibridez que cruza la violencia, la muerte, la cinefilia, el melodrama y el amor. Las coordenadas de los personajes son las calles caleñas, ahí se aprende a sobrevivir a la persecución, a la muerte injusta. Escribir para sobrevivir. Crear mundos fantasmáticos que nos permitan resistir. De ahí la necesidad de la escritura como urgencia para expresar una fuerza. Una literatura que está en consonancia no sólo con la obra de Fernando Vallejo, sino también con la de Roberto Arlt y Pablo Ramos en Argentina. El escritor colombiano es un espectro silencioso que ronda por el

presente de la literatura de Latinoamérica. Los libros de narrativa de Fabián Casas son un fiel reflejo del problema planteado por su obra. Los dos comprendieron la necesidad de que la literatura estuviese amalgamada por la cruza de dialectos y culturas. Si Bolaño seguía atrapado en la modernidad en el sentido de pensar a la literatura como un órgano autónomo, Caicedo ya era un autor que prefiguraba el problema posmoderno. No me refiero a que sea un escritor posmoderno. Desde el punto de vista estilístico no lo es. Pero sí es cierto que su literatura se acerca al problema filosófico de la posmodernidad, en la medida en que invierte y fragmenta los valores de la cultura. Todo el espectro de la industria cultural se mezcla desde la cotidianeidad. Hay una nueva forma de leer y una nueva forma de construir valor literario. En el último documental sobre la vida de Caicedo, Una Noche sin Fortuna, estrenado en el último BAFICI, Patricia leyó la carta que Andrés le escribió a ella antes de suicidarse. La carta es escalofriante. Es una carta de amor perfecta en su imperfección. Construida en una gran digresión temporal, que proviene de la desesperación del hombre que espera a la mujer que ama. La forma en que está escrita hace detener

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al tiempo. A pesar de eso, Caicedo no se suicida por Patricia. Al menos eso le dice a ella. Su suicidio fue en realidad su triunfo ante una forma de organizar la vida. Elige matarse el día que le llega el ejemplar de su primera novela, impresa por una editorial argentina. Su suicidio fue casi un acto budista. Un acto ético. Un renunciar a la vida impuesta y falsa, porque como el creía, vivir más de 25 años era una vergüenza. Como lo escribió alguna vez Pablo Ramos. “Porque la muerte no es lo contrario a la vida, vivir como un muerto, eso es lo contrario de la vida.” La decisión ética de Caicedo de no querer crecer, es un proyecto estético que muestra que la resistencia es no dejar corromperse por el mundo adulto del conformismo. En su carta suicida, el fantasma de Caicedo se escapa por las hendijas de la imagen al punto del desgarro. Al terminar de leerla, Patricia dijo que la carta tiene partes que no le pueden interesar a nadie. Se podría interpretar que para ella la carta ha perdido valor en términos afectivos. Esa distancia entre las dos lecturas, la que hace ella y la que hacemos nosotros, es la brecha insondable de quien fue Caicedo, el fantasma misterioso que se hace carne y nos atraviesa, de una vez y para siempre, con sus palabras en el cine

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