Revista Hamartia #18

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Editorial

Microartículo 19,

por Ricardo Capellano

El sable corvo de San Martín. Entrevista a Juan Carlos Pallarols

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No bombardeen Buenos Aires.

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Hebe de Bonafini. Una lucha de mucha entrega

La controversia del trabajo.

El grabado como acto de placer.

Silvio Rodríguez:

Osvaldo Jalil en el “Taller de los artistas”

Revista Vova, una publicación del Grupo Carlín

Violencia en el fútbol.

Por Fortunato González

Por Martín Burgos

entrevista a la autora del libro “Por todo espacio, por este tiempo”

Siria, la guerra de las paradojas. Por Guadi Calvo

Violencia obstétrica: el parto profanado. Por Ayelén Vázquez

eH?

Humor, por Leandro Gillig

Carlín

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Entrevista a Karen Bennett

ELECCIONES EN LA CIUDAD 6. Leandro Santoro, lo radical del kirchnerismo 10. Una ciudad, dos proyectos. Opinión, por Carlos Heller 13. Informe especial: Talleres clandestinos


Dirección: Julián Saud, Damián Cots, Santiago Mouradian, Natalia Morandeira. Editora: Natalia Morandeira. Correctores: Lucía Manusovich, María Eugenia Mastropablo, Ignacio Ibáñez. Equipo de redacción: Julián Saud, Santiago Mouradian, Damián Cots, Silvana Jáuregui, Natalia Morandeira, Facundo Benedetto, Ignacio Ibáñez, Rocío Luna Alterleib Granda, Nicolás Capusotto, María Eugenia Mastropablo, Facundo Daelli, Guadi Calvo, Jimena Riveros, Lucía Manusovich. Colaboradores: Pablo Román Malizzia, Ricardo Capellano, Ayelén Vázquez, Fortunato González, Carlos Heller. Dirección de arte y fotografía: Véronique Pestoni, Durazno González, Leandro Gillig. Diseño: Melisa Quintero (Ojo Sideral). Ilustración de tapa: Matías Chenzo. Ilustraciones: Véronique Pestoni, Sol Re, Leandro Gillig, Germán Pasti, Brian Janchez, Muy Celestial, Facu Zafa, Marina Gerosa. Fotografía: Nicolás F. Blanco, Durazno González, Carolina Calivar, Romina Santarelli (Ministerio de Cultura de la Nación), Nacho Miyashiro, Kaloian. Carlín: Escribe: Diego Cots. Diseño: Durazno González, Federico Rombolá. eH? Leandro Gillig. Producción: : Remedios La Bella, Nicolás F. Blanco, Gastón Vera, Nicolás Capusotto, Diego Mandarano, Elena Fernández. Administración: Matías Sbora. Agradecimientos: El Tano de Arriba Bar, Marina Fontán, Flavia Vogel Wainberg, Ana Diez, Juan Carlos Junio, Agrupación Mariano Moreno, La Simón Bolívar. WEB www.hamartia.com.ar En nuestra web podés acceder a las notas de este número y los anteriores, así como notas adicionales y material audiovisual. La revista puede consultarse en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional Argentina. E-MAIL info@hamartia.com.ar @revistahamartia /hamartiarevista PROGRAMA DE RADIO “No nos queda otra”, lunes a viernes de 9 a 11 hs, por AM 740 (Radio Rebelde) Revista Hamartia es parte de la Asociación Civil Hamártires de la Cultura, con domicilio en Díaz Vélez 4550 Dto. 2 (Ciudad de Buenos Aires). Director-Propietario: Julián Saud. Teléfono: 11-4958-1759 Impreso en Génesis Talleres Gráficos. San Lorenzo 4917, Munro, Provincia de Buenos Aires.

Es la primera vez en la historia de nuestro país que un dirigente de la talla de Cristina se ve imposibilitado de seguir en el cargo de presidente sólo por una cuestión legal y no por un golpe de Estado. Nadie puede asegurar cuál será su rol fuera de la Presidencia, pero no es difícil suponer que seguirá al frente como la dirigente máxima del movimiento nacional y popular que gobierna desde hace 12 años el país. No es casual, se debe a las políticas activas y distributivas de un Estado que piensa en el fortalecimiento de la economía real, en el bolsillo de cada uno de nosotros. Esta es la base material que le permite, a pesar del hostigamiento de los medios concentrados, atravesar esas saturadas capas de impermeabilización y llegar a cada argentino. Pero tan importante como las políticas públicas es lo que desencaja a la oposición: una empatía profunda con Cristina en sectores populares y medios de la sociedad. Algo que las encuestas reflejan pero no explican. A pesar de errores, de situaciones que no favorecen a determinados sectores de la población como puede ser el Impuesto a las Ganancias, o de conflictos que aún no han sido abordados en profundidad, la mayor parte del pueblo le cree a Cristina. La Argentina está muy lejos de aquellos años del “que se vayan todos” y, por eso mismo, se vuelve imprescindible ver la transformación producida en la conciencia política durante estos años: tenemos conciencia de derechos que ni siquiera sospechábamos que teníamos. Hay un hilo conductor, invisible y a la vez intacto, que une a ese pueblo que marchaba en el 2001 hasta la Casa Rosada para prenderla fuego, con el que estuvo el último 25 de mayo colmando la plaza para bancar a Cristina. Sin posibilidad de reeleción, en el FPV hubo un récord de ocho precandidatos a la Presidencia. El baño de humildad que Cristina les solicitó surtió efecto y en cuestión de una semana quedaron dos precandidatos a Presidente: Scioli y Randaz-

zo. Y, lo que se suponía iba a ser la polarización del debate, derivó en un escenario más confuso. Ni Florencio Randazzo parecía la representación del kirchnerismo militante, ni Scioli lo peor de la política. Hasta no hace mucho, Scioli era visto de manera reacia por una parte importante del kirchnerismo y hoy, a pocos meses de las elecciones, votarlo no parece ser un problema para muchos. A la vez, se suponía que Randazzo sería el portador de la profundización avalado por su gestión exitosa en el Ministerio del Interior y lo hecho con los trenes. Sin embargo, no fue más allá de enunciar consignas que hasta Scioli, con algún matiz, no tuvo problema en afirmar que las llevaría adelante. Cuando la intriga estaba puesta sobre quiénes serían los compañeros de fórmula, Scioli pegó primero y anunció que su vicepresidente será Zannini, la mano derecha de Cristina. El golpe de efecto movió el piso de la política: fue esencialmente un gesto hacia el kirchnerismo más puro. Después de esa jugada, Randazzo tardó poco en bajar su precandidatura. La resolución del precandidato único no inhabilita la consigna “el candidato es el proyecto”. En Argentina, el kirchnerismo inauguró una etapa de crecimiento con inclusión social. Un ciclo de recuperación de derechos, de empoderamiento popular, de valoración de lo nacional y de integración latinoamericana. Un proceso que nos articuló con otro eje de la política internacional alejado del imperialismo norteamericano. Un proyecto que redujo la brecha de la desigualdad. Esto fue conseguido sobre la base concreta de afectar intereses de los sectores más poderosos del país y del mundo. Para continuar con este rumbo Scioli deberá estar dispuesto a dar estas batallas. Enfrentar a Magneto no es para cualquiera. Pelearse con la Sociedad Rural es posible sólo porque es en beneficio de muchísimos más compatriotas que el puñado de oligarcas con

apellidos que huelen a bosta de vaca. Por esto mismo, no alcanza con sacarse una foto con la Presidenta o con mostrar gestión. No alcanza con que Scioli diga que va a continuar con esto o aquello: esto sólo se resuelve cuando muestre con qué elementos creativos pretende seguir avanzando. Es decir, sería interesante escucharlo decir qué es lo que falta o en qué

a mostrar todas sus cartas. Pero también es cierto que el pueblo conoce de promesas. El sincericidio de Menem quedó grabado en el imaginario popular “si decía lo que iba a hace, nadie me votaba”.

cosas concretas piensa echar mano, qué cosas nuevas va a desarrollar, cómo va a continuar, qué leyes nuevas propondrá y cómo se aplicarán las ya sancionadas. Definir el voto en función del historial de Scioli o de Zannini no parece ser necesariamente el método más eficaz.

Los que siempre fuimos críticos de Scioli por su tradición conservadora estamos dispuestos a darnos un baño de humildad. Todos podemos cambiar de opinión. Scioli también, pero tendrá que demostrarlo.

¿Qué política tomará ante el proceso de integración latinoamericana? ¿Fomentará el Banco del Sur, la UNASUR y la CELAC? ¿Cómo resolverá el problema de la violencia institucional y su vínculo con las políticas contra la "inseguridad"? ¿Qué rol deben tomar las entidades financieras? ¿Cómo combatirá el trabajo no registrado, el trabajo esclavo y la trata de personas? ¿Cómo plantea encarar el debate sobre el aborto? ¿Qué factores cree que son causantes de la inflación? ¿Cómo se logrará implementar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? ¿Cómo hará para resolver la crisis de vivienda? ¿Habrá créditos inmobiliarios? ¿Construirá viviendas sociales? ¿Regulará el mercado inmobiliario? ¿Cómo se democratiza el Poder Judicial? ¿Cuál es su concepción de las políticas de ciencia y técnica? ¿Cómo se mejorará la educación pública en sus distintos niveles? ¿Cómo se mejorará la salud pública? ¿Qué visión tiene de la salud privada y del rol de las obras sociales? ¿Piensa reprimir la protesta social? ¿Siguen las paritarias? ¿Con qué políticas económicas va a sostener el mercado interno? ¿Qué hará con el reclamo buitre? ¿Sostendrá los controles bancarios para defender las reservas?

No queremos pecar de ingenuos, es cierto que nadie que pretenda llegar a ser el Presidente de los argentinos va

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Militante político. Esa es la mejor descripción que puede hacerse de Leandro Santoro. Santoro fue designado al frente de la flamante “Subsecretaría para la reforma institucional y fortalecimiento de la democracia”. Es politólogo y docente del programa UBA XXII, destinado a brindar educación en centros de detención penitenciarios. Desde joven comenzó su militancia en el radicalismo hasta convertirse en el referente del mítico espacio “Los Irrompibles”, que hasta no hace mucho funcionaba en el local histórico de Formosa 114. El avance de la derecha dentro de su Partido y la afinidad con las políticas públicas del oficialismo hicieron modificar su visión del proceso político actual, hasta convertirlo en el candidato a Vicejefe de Gobierno, acompañando a Mariano Recalde del FVP en la Ciudad de Buenos Aires.

Entrevista a Leandro Santoro Escribe: Julián Saud Fotos: Carolina Calivar

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“Los IRROMPIBLES somos el intento de expresar el radicalismo popular, el radicalismo más revolucionario.” ¿Qué es Formosa 114? ¿Qué son Los Irrompibles? Somos el intento de expresar el radicalismo popular, el radicalismo más revolucionario. Desde nuestra cultura radical, siempre intentamos construir una organización política sustentada sobre el principio de la solidaridad. Tenemos la solidaridad como norte, a partir de lo que construimos una mística de organización que tiene que reivindicarnos como amigos entre nosotros, que tiene que ver con reivindicar el equilibrio en términos del sacrificio. Por eso el concepto de militante integral: el militante que vale para nosotros es el que habla en los actos pero también el que pinta paredes, el que reparte las cargas del sacrificio porque su militancia está orientada a partir de un concepto de solidaridad. ¿En qué pensamos cuando pensamos en la gestión en la Ciudad o a nivel nacional? En una sociedad más justa, en una Ciudad de Buenos Aires donde no haya diferencias entre el norte y el sur, donde el presupuesto maravilloso que tiene esté al servicio de los que más lo necesitan. ¿Qué trabajo estás haciendo en la Subsecretaría? Estamos llevando adelante un programa de alfabetización cívica para difundir los valores de la democracia a toda la sociedad. Como parte de esto se está haciendo un trabajo con los intendentes de todo el país para mejorar las poleas de transmisión entre la Nación y los gobiernos locales. En una segunda etapa, la idea es trabajar la mirada regional de la democracia. A partir de la posibilidad de votar diputados del Parlasur y la necesidad de fortalecer los mecanismos trasnacionales de gobierno, se vuelve imprescindible construir un concepto de ciudadanía regional.

¿En qué situación está hoy el radicalismo? Está desmembrado. Después de la definición política de acordar con el PRO, me parece que no quedan vestigios de ese partido centenario. En la Ciudad van con un candidato que no es propio y a nivel nacional van a terminar yendo con uno que tampoco lo es. Con lo cual, el radicalismo se va a ver expresado solamente en algunas pocas provincias. En términos ideológicos, culturales y simbólicos, lamentablemente, el legado del radicalismo está disperso. ¿Qué cambió para que se vayan del Partido ahora y no cuando era De la Rúa el candidato? Nosotros en ese momento teníamos una valoración mucho más importante de la que tenemos ahora de los partidos políticos como instituciones. Siempre tuvimos una posición crítica en términos de lo que el gobierno de la Alianza le estaba proponiendo a los argentinos. Esa discusión la dábamos adentro del partido con la idea de que en algún momento la taba se iba a dar vuelta y los que eran oficialismo pasarían a ser oposición. Mu-

“Yo soy tan víctima de las operaciones mediáticas como la mayoría.” chos años pasaron en esa puja para que el radicalismo se definiera en su tradición histórica en el campo popular. Después de todo ese proceso de derrota cultural, del neoliberalismo, la cosa parecía que se empezaba a recuperar. Lamentablemente, en vez de aprovechar el envión de repolitización de la sociedad, a partir de la muerte de Raúl Alfonsín, Ricardo Alfonsín le entregó el partido, o hizo un acuerdo, con De Narváez. Eso es lo que terminó de desarticular la posibilidad de que el sector progresista le pusiera límites y condicionara al sector conservador adentro del radicalismo. Se desarticuló el equilibrio interno del partido y, desde nuestra perspectiva, se terminaron las posibilidades de construir una tercera posición.

¿Qué pensaste cuando te propusieron la candidatura a Vicejefe de Gobierno de la Ciudad? Me pareció una oportunidad para sumar a un proyecto político que, obviamente, me trasciende. Yo no vengo a agregar singularidades, no me creo en esa posición. Mi aporte es mucho más humilde. Tiene que ver con la capacidad de poder comunicar y llevar el mensaje de este espacio político a sectores que son adversos al kirchnerismo en la Ciudad de Buenos Aires, aprovechando mi procedencia radical y tal vez la forma de comunicar más coloquial o directa que uno tiene. La convocatoria no es solamente a Leandro Santoro sino a un grupo de radicales populares donde está Leopoldo Moreau. Hay cientos de militantes en todo el país que aportan para este proyecto colectivo. Soy la cara visible de un colectivo mucho más amplio. ¿Qué opinás de los que discuten tu candidatura? No voy a defender mi candidatura, fue una decisión de la Presidenta. En todo caso pregúntenle a quienes me lo propusieron por qué lo hicieron. Yo vengo a aportar desde el debate de ideas. Nosotros siempre hemos militado en la misma vereda del campo popular, aún siendo militantes orgánicos del radicalismo. Cuando se debatió el tema de las retenciones, no estábamos en el Monumento a los Españoles, estábamos en la Plaza de los Dos Congresos. Cuando se discutió la Ley de Medios no nos estábamos haciendo los zonzos para ver cómo contribuíamos con la estrategia de Clarín, sino que acompañamos ese debate. Cuando se discutió el voto joven, fuimos al parlamento de la Nación con los compañeros del Frente para la Victoria para dar ese debate codo a codo. Cuando se debatió la nacionalización de YPF, no lo dudamos un segundo y tuvimos un activo compromiso con esa ley y con el debate que se dio dentro del partido. Fuimos de los que, conjuntamente con Leopoldo Moreau, habíamos impulsado el proyecto de nacionalización de las AFJP cuando nadie hablaba de la posibilidad de expropiar los fondos de pensiones. ¿Qué hizo que modifiques tu mirada sobre el gobierno nacional? Hay tres cosas que fueron clave. La primera es el reconocimiento de la Cámpora como organización política solidaria a partir de la reconstrucción del vínculo con el Cuervo Larroque. Cuando encontrás que hay gente que

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“El éxito de nuestra campaña electoral y de nuestro proceso de acumulación política en el distrito pasa por poder DISCUTIR DE POLÍTICA CON LOS VECINOS DE LA CIUDAD con una agenda propia.”

“Hablamos de la necesidad de hacer una REVOLUCIÓN del transporte, la salud, la educación pública.”

es muy parecida a vos, que milita por lo mismo que militás vos, y te das cuenta que entienden la política como vocación de servicio y que en los gestos, los símbolos y la cultura tenemos muchos puntos en común, uno revisa esos prejuicios que muchas veces son formados por las operaciones mediáticas. Yo soy tan víctima de las operaciones mediáticas como la mayoría. La experiencia te permite ver en concreto: cuando ves que hay un pibe que se levanta temprano y se acuesta tarde, y que la mayoría de su tiempo se lo dedica a ayudar al otro, empezás a cuestionarte. Es muy importante el contacto para desactivar esos prejuicios. En segundo lugar, el acuerdo del radicalismo con el PRO te hace repensar muchas cosas que estaban haciendo vos y tu adversario. Cuando planteás “¿Cómo supero al kirchnerismo por izquierda?”, y después te das cuenta que los correligionarios en realidad están más preocupados en ocupar cargos de gestión y que le dan poca importancia al debate ideológico, también te estás replanteando lo tuyo. Me llamó mucho la atención ver la involución política de muchos de mis compañeros que hace un año y medio atrás planteaban que era imposible un acuerdo con el PRO y después cambiaron su discurso. Y la tercera cuestión, es el empoderamiento de los Nosiglia, también a partir de su acuerdo con Lilita Carrió y con Lousteau, en el marco de la Capital Federal. Tienen el blindaje mediático de Carrió, los recursos económicos y materiales de los Nosiglia y la facha de Lousteau como candidato: el triple combo hace que sea imposible pensar dar una batalla por el radicalismo, por reflotar el partido.

¿Cómo puede ser que Macri sea mayoría en la Ciudad? En principio, Macri gozó de los beneficios indirectos del crecimiento económico de estos últimos diez años. Te va a parecer loco lo que voy a decir pero: ¡el 2011 lo comprueba! Hay mucha gente que ha votado a Macri en la Ciudad y a Cristina en la Nación. Hubo voto cruzado. Hay gente que está conforme con lo que está pasando, que dice “Che, mirá, comparado con el gobierno de Ibarra y con el de De la Rúa, hoy estoy mejor”. ¿La militancia debería hacerse alguna autocrítica con respecto a cómo el macrismo ganó tanto terreno? El kirchnerismo tiene una militancia muy desarrollada en la Ciudad, más

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en el sur que en el centro y el norte, que me parece que se vio sorprendida por el aparato del PRO. Es muy común escuchar a los compañeros decir: “¡Che, hay 1700 mesas del PRO en la Ciudad!”. Obviamente que son todos empleados públicos que están volcados de la administración al trabajo territorial. Tenemos que pegarle al debate ideológico. Encontrar las claves que nos permitan elevar los niveles de conciencia y generar un nivel de sensibilidad mucho mayor a la hora de pensar cuál es el rol del Estado local en el proceso de crecimiento y de distribución económica de la Argentina. Los porteños siempre dirigen las responsabilidades de las cosas malas al Estado Nacional. “La educación es un desastre”, ¡pará!, tanto la salud como la educación son responsabilidad de los Estados locales. Se mueren los chicos en los talleres clandestinos que funcionan en el barrio de Flores y la gente mira hacia el Ministerio de Trabajo. Piensan en los problemas de inseguridad y resulta que después los índices de inseguridad son los mismos en las comunas donde está la Metropolitana que donde no está, pero todo el mundo lo mira a Berni. ¿Se entiende? Tenemos una dificultad, básicamente porque hay un blindaje mediático. El Gobierno de la Ciudad cuenta con el amparo y la protección del grupo Clarín, entonces cada vez que surge un problema en la Ciudad se redirecciona hacia lo nacional. Se protege al gobierno de Macri.

bueno y mejorar lo malo”, en definitiva estamos aceptando la estructura de valores y el sistema de ideas que ordena la Ciudad de Buenos Aires. Por eso hablamos de la necesidad de hacer una revolución del transporte, la salud, la educación pública. En definitiva, lo que hay que hacer es hacer política y ser inteligentes y creativos a la hora de remarcar nuestras críticas a la gestión. Fundamentalmente, hay que recuperar la mística que tuvo el kirchnerismo a nivel nacional que le permitió presentarse como un proyecto de transformación ambicioso, audaz y trasgresor.

¿Cómo se profundiza el modelo? Hay tres discusiones en la Argentina. La lucha contra la pobreza, que es la que lleva adelante la derecha, por eso es una derecha más compleja, por eso insisten tanto en las consecuencias sociales de la inflación. Ellos han lavado su discurso y han tenido penetración social porque tomaron esa postura. Después tenés el discurso del modelo de desarrollo y cómo resuelve los problemas actuales de la Argentina, que tiene que ver con discutir un perfil productivo que permita insertarte en la economía mundial. Y un tercer nivel de análisis es la lucha

contra la desigualdad que, creo, es a lo que la gente más asocia al kirchnerismo. Tiene que ver con la transferencia del ingreso, con construir determinados pisos de igualdad, el acceso a políticas universales, etc. Las tres cosas son necesarias. La lucha contra la pobreza, el desarrollo y la lucha contra la desigualdad tienen que estar enfocadas como un todo, sin embargo, las identidades políticas me parece que se anclan en esas tres discusiones. Creo que la clave de la profundización del modelo pasa por poner la discusión de la desigualdad en el centro de la escena y en función de eso definir un modelo de desarrollo productivo que permita eliminar la pobreza. El problema son las prioridades. No es que la pobreza no me parezca importante sino que creo que se resuelve el problema de la pobreza resolviendo el problema del desarrollo y se resuelve el problema del desarrollo resolviendo el problema de la desigualdad. A diferencia de otros, que plantean que primero hay que resolver el tema de la pobreza, para después plantear el modelo de desarrollo, para después plantear un modelo más igualitario. Si lo analizás en profundidad, te das cuenta que es en realidad la estrategia que utiliza la derecha para no cambiar nada.

“Hay tres discusiones en la Argentina: la lucha contra la pobreza, el desarrollo y la lucha contra la desigualdad.”

¿Cuál es la tarea para esta campaña? Nosotros tenemos que sensibilizar a los vecinos de la Ciudad alrededor de los valores que nos convocaron a la política. Si creemos que la solidaridad es lo que tiene que organizar nuestra vida, hay que intentar subrayar dónde funciona la insolidaridad de este Estado local. Es una batalla cultural que tiene que ver con la posibilidad de discutir formas de organizar la Ciudad, miradas y paradigmas de la Ciudad. No hay que discutir solamente la gestión (si está bien o mal la bicisenda), cosa que creo que también hay que hacer, pero el éxito de nuestra campaña electoral y de nuestro proceso de acumulación política en el distrito, pasa por poder discutir de política con los vecinos de la Ciudad con una agenda propia. Si nosotros discutimos con la agenda que nos pone el Grupo Clarín estamos hasta las manos. Si discutimos con la agenda que propone Lousteau de “Vamos a conservar lo

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Opinión, por el Diputado Nacional Carlos Heller (Partido Solidario) (*) Ilustra: Brian Janchez

Las reflexiones sobre las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en la Ciudad de Buenos Aires deben incorporar, desde luego, la especificidad local, su historia, su identidad, sus propias complejidades y dinámicas. Pero el análisis no puede omitir otras variables, más generales, que permitan comprender este acontecimiento en un contexto de cambio de época. En primer lugar, reconocemos que no estamos satisfechos por el resultado logrado, tanto por el caudal del FPV, como por el que nosotros obtuvimos dentro de ese espacio al que pertenecemos. Formamos parte de una coalición que ha venido transformando el país desde hace más de una década. Nuestra presencia en el poder legislativo nacional y en otros ámbitos de gestión en todo el país es parte y resultado incuestionable de este gran balance que debemos hacer y que nos sirve como marco de referencia para las evaluaciones coyunturales.

“El kirchnerismo es un campo de tensiones, de visiones, que para nosotros se sintetiza en una posibilidad o una esterilización.”

En Argentina todos sabemos que este año es muy importante para la continuidad o no del modelo emergente en el 2003; las elecciones presidenciales en octubre, sin posibilidades de reelección de la Presidenta, abren una serie de escenarios posibles e inciertos a la fecha. En este tiempo que transcurre hasta octubre se dan las elecciones provinciales que constituyen una antesala, una referencia ineludible aunque no mecánica para la compulsa presidencial. Dentro de este gran proceso, nosotros percibimos que el kirchnerismo también es un campo de tensiones, de visiones, que para nosotros se sintetiza en una posibilidad o una esterilización. La posibilidad es que sea la fuerza amplia, plural, diversa y movilizadora de las más amplias mayorías que pretenden consolidar todo lo que se ha hecho bien y bregar por conquistar lo mucho que falta. La esterilización podría ser que el kirchnerismo termine siendo sólo una corriente más del justicialismo. Con esta mirada nos metimos en la disputa política interna de las PASO. Una diferenciación conceptual profunda que intentamos instalar, y que no logramos, en la sociedad porteña. Las razones son muchas y variadas. No obstante, la claridad de nuestras consignas en la campaña, y de nuestro discurso, prendió en el espacio del kirchnerismo y en algunos de los precandidatos estuvo presente este mensaje como una especie de sinceramiento tardío de lo que se debe corregir. La consigna “el futuro del kirchnerismo se disputa hoy” y la apelación a quienes desean un kirchnerismo “diverso, amplio y plural” que levantamos en toda la campaña tuvo

una gran resonancia por su valor estratégico. La propia Presidenta le dio volumen a estos ejes de nuestro discurso en los actos que participó durante la campaña, y el propio Recalde lo incluyó como un concepto central en el discurso de la noche del 26 de abril, una vez conocidos los resultados electorales. Estos aspectos que resaltamos como positivos en nuestra campaña hay que enmarcarlos, además, en un tipo de contienda especial, que fue asumida por todos los precandidatos del espacio como una “no confrontación”. Esto generó que, salvo lo “amplio, plural y diverso”, no fue factible plantear mayores diferenciaciones, algo que, sumado a las clarísimas señales de la consagración de Recalde como “el candidato oficial”, restó interés a nuestra propuesta. Por todo lo dicho debemos justipreciar que, pese a lo magro del resultado cuantitativo, conseguimos que nuestras ideas tuvieran un eco importante en el espacio kirchnerista del cual nos reafirmamos como integrantes. Por ende, y a modo de un primer balance, tomando debida nota de la frustración que nos produce que el FPV no haya sido la segunda fuerza y que dentro de ello, no lográramos la nominación de nuestro legislador Edgardo Form y de los comuneros, nos es posible marcar dos conclusiones cualitativas. Una: que el propio resultado global logrado por el FPV en la Ciudad de Buenos Aires indica la necesidad de resignificar el kirchnerismo dándole mayor amplitud, pluralidad, y diversidad. Y la otra conclusión, que nos atañe especialmente, es que nuestra misión es justa y necesaria.

El gran telón de fondo de la agenda electoral

No cabe duda que no sólo en nuestro país sino en la región los gobiernos de nuevo signo, que han roto con el paradigma neoliberal, se encuentran atravesando distintos tipos de disputa, de mayor o menor intensidad, que se despliegan en los niveles económicos, sociales y culturales en forma continuada, y se condensan en cada hito electoral del sistema democrático. Y la disputa entre lo nuevo que no termina de nacer y lo viejo que no acaba de perecer está inevitablemente encuadrada en forma global, como el atributo fundamental de la crisis de sustentabilidad del sistema capitalista a escala mundial. Si hay un punto de inflexión del predominio absoluto del proyecto neoliberal conservador es la caída del Muro de Berlín en 1989 y a renglón seguido la implosión y desaparición de la URSS, apenas dos años después. A partir de entonces reinó una incontrastable hegemonía del neoliberalismo, que tuvo como máximo galardón hundir al mundo en un indignante nivel de injusticia social, pobreza, marginalidad y desigualdades sin precedentes en la historia universal.

(*) El balance completo del Diputado Nacional Carlos Heller sobre los resultados de las PASO en la Ciudad de Buenos Aires está disponible en www.hamartia.com.ar

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El modelo de desarrollo más extendido en el planeta está montado en una lógica predadora que pone en vilo la continuidad de la especie y la vida en el planeta. Los países más poderosos –especialmente EEUU– bajo la doctrina del destino manifiesto y la auto imagen como Pueblo Elegido, no trepidan en promover invasiones, asesinatos selectivos, amenazando y estimulando por todos los medios posibles la instalación de una lógica mundial fundada en la fuerza que proveen las armas.


Se trata de trabajar políticamente poniendo eje en los sectores medios –con sus facetas más diversas–, de la cultura y en las entidades de la Economía Social de la sociedad argentina, para neutralizar las influencias de las

“Buenos Aires fue sede de levantamientos sediciosos de derecha pero también de indelebles puebladas llenas de rebeldía.” ideologías retrógradas y conservadoras y contribuir a encolumnarlas en un frente de contenido emancipador cuyo objetivo sea construir una sociedad con igualdad de oportunidades y justicia social. Y esto trasciende las fronteras de la Ciudad de Buenos Aires. Continuaremos en esta lucha pues ésa es la razón de nuestra existencia como fuerza política. Los verdaderos enemigos (no sólo adversarios) del campo popular son los sectores del poder concentrado que sin pudor alguno se disfrazan de gran convergencia republicana para defender sus posiciones de privilegio. Y así lo explicitan claramente como plataforma de exigencia al próximo gobierno; volver al mercado como factor fundamental, negar las potestades de la política y del Estado, eliminar las políticas públicas activas en materia económica, social y cultural y recuperar así el papel hegemónico que otrora supieron detentar. Nos referimos al

“círculo rojo” de poder fáctico al que aludió, y reconoció como su real referente, el promocionado y mediáticamente protegido alcalde de la Ciudad de Buenos Aires.

acérrimo de la igualdad social. El hecho inaceptable de que en estos años se incrementó la mortalidad infantil es un acta de acusación ilevantable que ningún discurso puede disimular.

Nosotros los porteños

Nuestro espacio político, que integra el amplio campo nacional, popular y democrático liderado por Cristina Fernández, tiene la responsabilidad de dar en los próximos meses una dura batalla política, cultural, ideológica y organizativa.

Históricamente, fue sede de levantamientos sediciosos de derecha pero también de indelebles puebladas llenas de rebeldía.

Con los rasgos que describimos, lo cierto es que el macrismo ha ganado en todas las circunscripciones de la Ciudad, y esto constituye un gran palo en la rueda para el ciclo nacional iniciado en el 2003. No obstante, creemos que la Ciudad de Buenos Aires tiene extendidas y valiosas reservas morales y democráticas que pueden superar el retroceso que el macrismo supone, y contactar con aires de renovación progresista, sumándose al proyecto popular, nacional y democrático del que formamos parte.

Hay, finalmente, notas específicas de la cultura ciudadana y su propia historia como parte del país. Buenos Aires, como toda gran ciudad, posee complejidades que no pueden ser reducidas unidimensionalmente.

Parte de su población se identificó con la suerte del país y la región. Esos sectores conviven con otros que cayeron en la trampa de un colonialismo miope, y asumiendo la mirada del opresor hacen propia la mirada de la exclusión, la segregación y la desigualdad. En su territorio se despliegan infinidad de proyectos solidarios, de experiencias colectivas valiosas, de ámbitos democráticos de construcción cultural, social, política. Pero conviven también lugares donde se promueven lúgubres prácticas de discriminación o violencia. La ciudad más rica de la Argentina ha sido siempre la más desigual, pero en los últimos ocho años este proceso de desigualdad se incrementó. Cierto es que las políticas nacionales han favorecido el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los sectores sociales. Y las capas medias, beneficiarias inmediatas del actual modelo económico, pueden desde luego no vislumbrar que esa mejoría es producto de un proyecto integral de país y no de la gestión mucho más opaca e injusta de un alcalde hábil pero enemigo

La América postergada y sus vientos emancipatorios

Tenemos la responsabilidad de dar batalla y vencer a un proyecto político injusto y autoritario. Y tenemos, para oponer a ese modelo, no sólo buenos discursos sino políticas públicas y proyectos que se enmarcan en una batalla de época, acerca del presente y del futuro de esta Humanidad que lucha y construye la esperanza de un mundo mejor.

“Tenemos la responsabilidad de dar batalla y vencer a un proyecto político injusto y autoritario.”

Con el triunfo de Hugo Chávez Frías en 1998 se inició en el plano regional y mundial un verdadero cambio de ciclo. En el plano de la región, emergieron un conjunto de nuevos gobiernos que reimpulsaron el proyecto de Patria Grande, soñado por Bolívar y San Martín hace 200 años. Este camino de integración resulta ser un gigantesco desafío integral que avanzó hasta hoy a niveles impensados apenas una década atrás: la ampliación del MERCOSUR, la creación de la UNASUR y la CELAC, el ALBA son la expresión institucional de un nuevo momento histórico para el continente. Este proceso unitario –que se ralentizó tras las muertes de Néstor Kirchner y Hugo Chávez– avanza sin embargo no sin tensiones ni dificultades. Dentro del nuevo mapa regional otra novedad significativa es que muchos de los nuevos gobiernos han promovido políticas públicas que han procurado reparar los efectos del neoliberal-conservadurismo. Algunos de ellos, por el impulso de sus pueblos y la decisión de sus líderes, han avanzado más aún y se proponen fundar el socialismo del siglo XXI. Si la primera década del siglo XXI fue una “década ganada”, el escenario abierto por los gobiernos latinoamericanos ha planteado nuevos pisos y se han generado nuevos desafíos.

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Investigación y redacción: Facundo Benedetto Ilustra: Véronique Pestoni

Clandestinos Talleres y trabajadores esclavos

Miles de personas llegan engañadas año tras año a la Argentina para trabajar en talleres de costura donde son esclavizadas. Ya son tantas las víctimas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que podrían llenar medio Estadio Ciudad de La Plata. En este informe explicamos cómo es la situación con una historia real de una trabajadora esclava y realizamos un recorrido por la trama que vincula marcas, funcionarios y policías. Además, entrevistamos a dos especialistas en el tema: Edgardo Castro (Inspector de Trabajo de la Ciudad) y Gustavo Vera (legislador porteño y titular de La Alameda).


I. Una sobreviviente Los trabajadores esclavos comían sólo dos veces por día, con una dieta basada en té y pan. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Los fantasmas reviven cada vez que Minerva sale a la calle, porque su barrio está lleno de talleres a donde la invitan a trabajar.

Cuando Minerva llegó a Plaza Constitución con su hijo en brazos sabía que estaba en la calle Brasil sólo porque lo leyó en un cartel. El buzo que tenía lo usó para abrigar al niño que, al igual que ella, no dejaba de toser. Desde ahí caminó hasta un kiosco donde pidió hacer un llamado que no podía pagar. “Hola, Daniel, soy Minerva”, dijo, pero del otro lado lo atendió la madre de la persona que buscaba. Ese hombre al que ella recurrió es el padre de su hijo, con quien tuvo un fugaz amorío en Oruro, su pueblo. Entre lágrimas le contó que una “paisana” le había prometido que si viajaba a la Argentina podía ganar US$ 300 por mes porque “los empleados textiles están muy bien”. Ella aceptó el trabajo de “ayudante de costura” porque así podría juntar dinero, tener un mejor porvenir y encontrar al padre de su hijo. En un primer momento le pusieron como condición que viajara sola, pero rápidamente cedieron. No fue por buena voluntad, sino porque podrían cobrarle dos viajes y el doble en “otros conceptos” cuando llegue al taller. Se subió al micro y pasó el cruce Villazón-La Quiaca, frontera entre Argentina y Bolivia, sin mayores problemas y con documentos en mano, pero llegando a Rosario todo cambió. Cuando pararon en una estación de servicio quiso bajar para ir al baño y la siguieron, le quitaron los documentos y empezaron a tratarlos a todos como “bolivianos de mierda” porque “ellos entendían”. A las diez de la noche llegaron a una casa ubicada en Flores, Capital Federal, y el infierno tomó forma. “A las dos de la mañana se tienen que levantar porque hay que trabajar”, les explicaron increpándolos. Minerva ya no entendía de qué se trataba, pero obedeció y se fue a dormir a una pieza que más bien parecía un depósito de chatarra, con máquinas ocupando todos los espacios y sin ventanas que ayudaran a respirar. Ese sería su hábitat durante el siguiente año. Desde el mismo momento en que llegaron les explicaron las reglas que regían ahí adentro: “Son animales que

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para lo único que sirven es para trabajar”, afirmaron humillándolos. Las jornadas se hacían interminables: para algunos duraban entre 20 y 24 horas; para Minerva, porque tenía que amamantar a su hijo, eran de 12. Su “beneficio” era la media jornada, unos cuantos pañales para el bebé cada tanto y un litro de leche por semana. Ese estado de salvajismo al que sometieron a todos los trabajadores esclavos no conocía límites. Comían sólo dos veces por día, con una dieta basada en té y pan que algunos mediodías se daba el lujo de sumar una ensalada. Bañarse era casi impensable: había una sola ducha para más de 15 personas y tiempo limitado, que Minerva usaba para su hijo. El resultado fue que pudo tomar un sólo baño en todo el año que estuvo allí. Minerva estaba flaca y pasaba el día torcida sobre una máquina de coser. Parecía raquítica y lloraba todas las noches. Su bebé corría la misma suerte y ni siquiera conseguía un buen alimento en las mamas de su madre, a quien ya casi no le quedaban vitaminas en el cuerpo. Lo mismo les pasaba a todos los demás, que no pensaban en escapar por el terror que les infundían los esclavistas. Les decían que, como no tenían documentos, si intentaban irse los iba a detener la policía. Los domingos salían de a uno a un parque durante quince minutos pero dos personas los vigilaban para que no intentaran fugarse. Minerva se sentaba en un banco de plaza a llorar. Para los demás transeúntes parecía una mendiga que esperaba ayuda de todo el que pase. Mientras su hijo lloraba de hambre, algunas personas se acercaban a darle unas galletitas o pan. Por el miedo no le salía contarles lo que vivía. Un día el taller ganó mucho dinero y sus dueños lo festejaron emborrachándose. Era el momento para irse. “Me decían que me iban a matar, pero yo prefería morir por ellos, de hambre

o de frío antes que seguir ahí”, explicó Minerva y recordó cuando abrazó a su hijo, sacó los documentos de una oficina no vigilada y se fue mientras su patrón paseaba al perro con la puerta abierta. Corrió hasta ver gente y pidió ayuda. No quería ir a la policía porque “los defiende a ellos”, a los esclavistas. Una mujer le dio de comer, ropa para abrigarse y la dejó dormir. A las cinco de la mañana se despertó sobresalta-

da y escapó con su bebé por segunda vez en pocas horas, para correr hasta Constitución y hacer el llamado salvador. Cuando llegaron los abuelos de su hijo la encontraron sentada en un banco, demacrada y harapienta. Los dos, Minerva y el niño, no dejaban de temblar, y casi sin decirlo pedían un médico. Tenían neumonía combinada con bajo peso y pasaron varias semanas hasta que se recuperaron.

Los fantasmas reviven cada vez que sale a la calle, porque su barrio está lleno de talleres a donde la invitan a trabajar. Ella se niega y sueña con llegar a Bolivia antes de fin de año. Será primero ir a Santa Cruz y después a Oruro, su pueblo. Los viajes saldrán de sus ahorros porque la Embajada de su país aún no le brinda una respuesta.

II. Las cárceles donde hacen ropa El incendio del taller textil clandestino ocurrido el 27 de abril en la calle Páez, en Flores, abrió nuevamente un viejo debate: por qué siguen existiendo lugares donde trabajadores fabrican prendas de vestir en condiciones de esclavitud. La historia de Minerva no es un cuento ni un relato ficticio, sino los pesares que vivió una joven cuando llegó desde Bolivia buscando un futuro mejor. Hace nueve años un siniestro en un taller de la calle Luis Viale dejó seis muertos, cuatro de ellos niños, e hizo explicita la existencia de estos lugares. “En la Ciudad de Buenos Aires hay tres mil talleres como mínimo pero, para nosotros, son muchos más. Estamos dando una cifra totalmente conservadora”, explicó a Hamartia el legislador y representante de la organización La Alameda, Gustavo Vera, quien a la vez aseguró que en la zona de la calle Avellaneda son alrededor de 1200. La forma de trabajo en esos lugares va desde la precariedad al esclavismo.

La gravedad del hecho radica, según afirmó Vera, en que el 78% de la indumentaria que se confecciona en el país proviene de talleres de ese tipo. Para el Inspector de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires Edgardo Castro, casi la totalidad de la ropa que se utiliza en la Capital Federal tiene origen esclavo. La regla en todos los lugares es la misma: la vulneración absoluta de los derechos laborales y civiles de las personas que allí viven. “Esto existe porque es el único producto argentino a precio chino. Una remera que sale $5 o $10 en un taller ilegal, se vende a $500 o $600 en un shopping. Las ganancias son fenomenales”, expresó Castro y explicó que generalmente se utiliza la modalidad de “cooperativa de trabajo” para esconder la ilegalidad del asunto. Una anécdota puede ser más gráfica: en una ocasión Castro llegó a un taller en Flores y lo atendió una trabajadora que le dijo que se trataba de una cooperativa. Ante la insistencia del inspector, la empleada explicó que

una persona iba cada dos semanas a pagarles y que, si existía un estatuto, ella no lo conocía. En ese momento se procedió a la clausura, pero el taller siguió funcionando por la connivencia con esferas de poder más altas. “La palabra ‘cooperativa’ se ha convertido en un instrumento de doble filo. Puede ser un ejemplo de dignidad como Zanon o puede ser un ejemplo de esclavitud como los talleres clandestinos. Hoy los dueños de los talleres, después del incendio de Paéz, están llamando a los esclavistas a armar cooperativas para disfrazar y disimular”, denunció Vera y aclaró que en la Capital Federal hay alrededor de 25 mil personas en esta situación, mientras que la cifra crece 12 veces si se toman en cuenta a otras provincias. Al igual que en Luis Viale, el taller de Páez ardió en llamas y se llevó la vida de varias personas. Es una situación común, según explicaron los especialistas, ya que la gran mayoría de los establecimientos contiene material inflamable, no tienen salidas de emergencia y

La Alameda elaboró un listado de 117 marcas que en alguno de los escalones de producción contienen trabajo esclavo. 15


no cuentan con ventilación. “En este momento hay una situación Cromañón a la vuelta de cualquier esquina”, reflexionó Vera y denunció que muchas veces se producen incendios que no toman estado público. Sin embargo, las muertes no son sólo a causa del fuego: la pésima alimentación, la falta de ventilación, el poco contacto con la luz solar y ambientes abiertos, el hacinamiento, las nulas condiciones higiénicas, la falta de controles médicos y el polvillo propio del trabajo con tela causan que a los hospitales de la zona sur de Capital Federal lleguen decenas de personas, en su mayoría costureros bolivianos, con graves problemas pulmonares. La neumonía y la tuberculosis van a la cabeza en el ranking de enfermedades. Uno de los puntos más críticos llega cuando se revisa para quiénes trabajan esos talleres. La Alameda elaboró un listado de 117 marcas que en al-

guno de los escalones de producción contienen trabajo esclavo. Si ese listado no es más amplio es porque la organización aún no recibió ni pudo formular más denuncias. Sin embargo, todas las empresas textiles tuvieron la oportunidad de poner en valor su producción: como respuesta al incendio del taller de Luis Viale, el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) lanzó un programa voluntario de certificación para que las marcas auditen su cadena de producción y la muestren libre de trabajo esclavo. Los requisitos mínimos eran demostrar la ausencia de trabajo infantil, forzado o no registrado, y adecuadas condiciones de higiene y seguridad. De las cien empresas que se presentaron, salvo OMBU, todas desistieron y no llegaron al final. Según publicaron diversos medios periodísticos, la producción clandestina abarca a primeras marcas, tanto nacionales como internacionales, ropa de cole-

gios privados e incluso uniformes de la Policía Metropolitana. Detrás de todo esto, según explicó Castro, habría una maniobra finamente elaborada para blanquearlo: los nexos entre las marcas y los talleres buscan empresas pequeñas con poca capacidad de producción, le venden los productos a un precio muy bajo y se lo compran por otro un poco más alto. En la misma sintonía, Vera aseguró: “Las marcas suelen disimular a parte de sus proveedores. Lo que normalmente registran son a los intermediarios, que aparecen como supuestos proveedores pero, en realidad, no son más que contactos entre la marca y los talleres clandestinos que confeccionan las prendas”. Pese al laberinto que intentan demarcar, según la Ley de Trabajo a Domicilio (12.713), los empresarios, intermediarios y talleristas son solidariamente responsables por la seguridad de los obreros.

III. Los funcionarios y el siga siga “Hay una red de encubrimiento masiva de todos los Estados, a través de coimas que sistemáticamente reciben las fuerzas de seguridad y los inspectores”, denunció Gustavo Vera y especificó que “hay algunas comisarías que por caja negra recaudan tres o cuatro millones de pesos por mes. Esto no queda solamente para la comisaría, sino que se dirige también a sectores de la Justicia y a sectores de la política a cambio de encubrir”. Más explícita fue una fuente que prefirió no revelar su identidad cuando aseguró que “al que no se mete bajo la órbita del Gobierno de la Ciudad se los inspecciona y se lo revienta. Juan José Gómez Centurión (el director ejecutivo de la Agencia Gubernamental de Control) está haciendo inspecciones de los talleres que no son amigos, que no están bajo la estructura avalada por funcionarios, para apretar a la comunidad boliviana y para que los que están fuera de la estructura se incorporen al circuito mafioso. Es decir ‘o te subordinas o sos boleta’”.

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Al respecto, Vera también apuntó a Gómez Centurión, al director general de Protección del Trabajo Fernando Macchi y al subsecretario de Trabajo Ezequiel Sabor: “Estos tipos tendrían que haber renunciado y haberse puesto a disposición de la Justicia. Sobre todo teniendo en cuenta que ya sabían perfectamente dónde estaba ubicado el taller de Páez y que estaba denunciado por trata. Lo que hay por parte del gobierno del PRO es una actitud de encubrimiento mafioso, que habitualmente se llama ‘código de omertá’ (el silencio para proteger a alguien de la propia ‘familia’)”. Castro declaró que “cuando La Alameda pasa un listado de talleres clandestinos hay funcionarios que se lo dan a los intermediarios esclavistas. Entonces no te abren más la puerta y los que te abren ya sabés que no son de ellos”. El resultado, explicó el inspector, es que “de diez inspecciones, cinco no abrieron la puerta, tres estaban en condiciones, uno estaba regular y uno era un desastre. O sea que sobre diez inspecciones, en realidad

El mecanismo de encubrimiento se basaría, según testimonios e informaciones publicadas en diversos medios, en la desaparición o duplicación de actas.

hiciste una sola donde encontraste un objetivo ilegal. Entonces dicen ‘clausuramos un taller’, que si lo agarraron es porque era lo más marginal de lo marginal”. El mecanismo de encubrimiento se basaría, según testimonios e informaciones publicadas en diversos medios, en la desaparición o duplicación de actas. “Hacían actas paralelas y desaparecían las que no les convenían. Ahí fueron las mías y de muchos compañeros”, se explayó el inspector y agregó que “como algunas no podían desaparecer, mandaban a otra persona a que hiciera un acta con el mismo número en otro lado. Yo la hacía en Iron Mountain y otro la hacía en un taller amigo”. Una cámara oculta que el propio Castro realizó y fue difundida por la agencia Télam es ilustrativa de esta situación. Allí se ve al coordinador de Higiene y Seguridad, Fernando Cohen, explicando que los laboratorios Beta no se pudieron clausurar porque eran de un amigo de Mauricio Macri, quien llamó en persona para impedir la inhabilitación. En el mismo video, en una situación similar, se nombra a Ramón Chozas, una gráfica que trabaja habitualmente para el gobierno porteño.

que no cumplieran con las reglas mínimas. Los trabajadores se opusieron y la Justicia les dio la razón. La disputa entre las dos áreas se daría en que mientras una habilitaba, la otro podía clausurar, lo que generaría un “choque de negocios”. Para solucionar todo sin cambios institucionales se habría comenzado a trabajar con inspectores “levanta clausuras”, tal como publicó el diario Tiempo Argentino el último 31 de mayo. “Cuando estalla el escándalo se ven obligados a ir a poner una faja y clausurar, pero cuando baja la marea mediática el lugar se vuelve a abrir”, puntualizó Vera y enfatizó: “En el caso de Páez tenés un manual clásico de cómo actúa un Estado mafioso. Se incendia el taller, que ya estaba previamente denunciado. Una vez incendiado queda bajo custodia del Juzgado Federal, que pone a la misma comisaría coimeada a protegerlo. A la otra semana se incendia otra vez y desaparecen todas las evidencias que tienen que ver con etiqueta, diseño y remitos que conducen a la marca. Así destruyeron las pruebas e imposibilitaron que haya justicia”.

“Cuando estalla el escándalo se ven obligados a ir a poner una faja y clausurar, pero cuando baja la marea mediática el lugar se vuelve a abrir.”

Hace dos años el Gobierno de la Ciudad intentó desmantelar por decreto el cuerpo de inspectores de la Subsecretaría de Trabajo para traspasar a los cien empleados a la Agencia Gubernamental de Control, cuyas competencias son diferentes. El riesgo era, principalmente, quitar al área el poder de policía para clausurar inmuebles

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IV. Páez, el último de los talleres quemados El taller que se incendió el 27 de abril había sido denunciado el 24 de septiembre de 2014, junto con otros tres que funcionan en la misma manzana y dos en la de enfrente. Sin embargo, el taller de Páez no se inspeccionó ni se clausuró. El costo de tal “impericia” fue la vida de dos niños, que según su padre, jugaban ahí mientras otras personas trabajaban cosiendo. Se especula que el segundo incendio ocurrió porque sus autores pudieron ingresar a la vivienda por una medianera lateral, que da a un inmueble de los mismos dueños del taller. El lugar no tenía ni gas ni luz en ese momento, lo que refuerza la hipótesis de intencionalidad. Cuando se produjo el primer siniestro tampoco tenía los servicios funcionando y lo que originó las llamas fueron las velas con las que se iluminaban mientras trabajaban. Por su parte, Esteban Mur, el padre de los dos niños que murieron, afirmó que “nunca vinieron a realizar una ins-

El taller que se incendió el 27 de abril (y que costó la vida de dos niños) había sido denunciado el 24 de septiembre de 2014, junto con otros tres que funcionan en la misma manzana y dos en la de enfrente.

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pección desde el Gobierno de la Ciudad, ni tampoco nuestro empleador nos ofreció pasar a estar en blanco. Al contrario, más bien nos exigía siempre un poco más”. A su vez, Mur denunció que “nuestros productos se vendían al exterior, en los shoppings más caros y también en La Salada”, desenmascarando una industria negra sin límites. Gustavo Vera acusó al Sindicato de Obreros de la Industria del Vestido (SOIVA) de “estar dirigido por una burocracia espantosa que también colabora con el curro y el encubrimiento de todo este tipo de miserias” y explicó que “la Cámara de la Indumentaria Argentina es la que agrupa a las marcas que habitualmente están denunciadas por trabajo esclavo”.

V. Iron Mountain y las similitudes El legislador manifestó que “cuando ocurren situaciones como la de Páez se empiezan a crear muchos sellos de goma que después desaparecen y vuelve todo a su común anormalidad. Cuando baja la marea mediática vuelven a hacer exactamente lo mismo que venían haciendo. Y creo que después de casi nueve años, con Luis Viale no se aprendió nada. No hubo ningún detenido, ni tallerista, ni dueño de marca, ni inspector, absolutamente nadie”.

Cabe preguntarse si hay casualidades u operatorias que se repiten por un accionar mafioso como explicó Gustavo Vera. Lo cierto es que el taller de Páez se incendió dos veces y se quemaron las pruebas. Lo mismo pasó con Iron Mountain, que no fue clausurado cuando lo pidieron los inspectores. ¿Fatalidades del destino?, pero en el siniestro de Iron Mountain supuestamente se fueron pruebas del lavado de dinero del banco HSBC, donde trabajaba Francisco Cabrera, el ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad. El doble incendio “es el mismo mecanismo”, sentenció Castro y recordó que, si se habla de complicidad entre Iron Mountain y el gobierno porteño, no se puede pasar por alto que “tuvieron que modificar la Ley 2792 para que Iron Mountain quedara abarcado por el área de polo tecnológico cuando no aporta ninguna tecnología. Es porque están asociados”. “Iron Mountain se clausura y después se levanta”, recordó el inspector y denunció: “Le pongo las dos fajas de clausura y voy a buscar la disposición. La disposición puede ser que el director te otorgue la clausura o no, para que vos no abuses de poder o para avalar tu accionar si es correcto. Acá no contestaron ni por ‘sí’ ni por ‘no’. Por ‘no’ no podían contestar porque el acta era contundente y por ‘sí’ no podían hacerlo porque eran amigos de Iron Mountain. Entonces desaparecieron las actuaciones”.

Otros casos resonantes donde los pedidos de clausura fueron desestimados se dieron en laboratorios Beta y en Ramón Chozas, como ya se mencionó. En el caso de la última, Castro explicó que les labró tres actas de infracción y solicitó la clausura, algo que no ocurrió. “Como no podían hacer otro acta, mandaron a una compañera para que hiciera un informe técnico en lugar de un acta. Eso es un acto ilegal, porque si tenía que revalidar el acta tenía que volver a pedir la clausura. Y la compañera revalidó todo lo que yo dije. Esto es un acto ilegal, porque le dicen a la inspectora: ‘¿Usted por qué no hizo un acta si fue al sitio?’ Era para apretarla a ella. Y si salgo a hablar la mando en cana”, denunció. “Así manejan todo y así desaparecen las actas, es una matriz. Así como funcionó para Iron Mountain, en los talleres clandestinos se maneja la misma situación”, reveló duramente Castro, quien ya no teme por sus palabras porque la Justicia ratificó su puesto laboral. Pese a que intentaron despedirlo con el argumento de que faltaba a trabajar, las actas firmadas por él demuestran lo contrario. Sí, intentaron echar a un Inspector de Trabajo por clausurar.

“Así manejan todo y así desaparecen las actas, es una matriz. Así como funcionó para Iron Mountain, en los talleres clandestinos se maneja la misma situación.” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .........

“El taller de Paéz no tenía ni gas ni luz, lo que refuerza la hipótesis de intencionalidad al menos en el segundo incendio.”

Tales desapariciones fueron reconocidas en una cámara oculta que le hizo Castro al ex director general de Protección del Trabajo de la Ciudad, donde afirma que se hacen 25 mil actas por año y que se encontraron más de 70 mil expedientes tirados. La cifra de actas anuales resulta irrisoria si se tiene en cuenta que, según constató Hamartia a través del inspector consultado, entre abril y septiembre de 2013 se labraron 20 mil actas.

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El silencio es el estado primordial de la música. La utopía de la síntesis compositiva es un silencio que integre ilusión sonora, placer y comunicación. El camino hacia esa utopía es trazado por la búsqueda de simplicidad y profundidad. La música no es un ejército de notas y figuras que invade al silencio, no es una estrepitosa intromisión conquistadora, no es una edificación lapidaria que sepulta lo que aún late. El silencio no es un vacío a llenar, no es una quietud a sacudir, no es ausencia ni inmovilidad. Es uno de esos recuerdos del futuro, es la latencia de la pulsación, es la iluminación de los contrastes, es la respiración que calma ó incendia ó estremece. Viaja en el palpitar interior de la música, se asoma entre sus tramas, oxigena sus expansiones, condensa sus compresiones y se transparenta en los reposos, en las inflexiones, en los intersticios donde público y músicos disuelven la frontera. Es espectación en el origen y memoria al final. Es un equilibrio estable en rebeldía con su perfección, que espera ser desordenado por la organización creativa de nuevos equilibrios inestables. La música es hija del silencio, es una contracción, un microcosmos que lo puebla momentáneamente, pero no es parida sino que emerge conflictiva y confluyente con su permeabilidad existencial.

Escribe: Ricardo Capellano (*) Ilustra: Sol Re

El silencio es la materialidad artística del espacio-tiempo, es la premonición del movimiento expresivo de sonoridades, es la resonancia de las épocas. La historia de la música es la diversidad de las relaciones entre las culturas y el silencio. Cómo lo descubrimos, cómo lo escuchamos, cómo lo vemos, cómo lo sentimos, cómo lo percibimos.

(*) Músico. Creador y director desde 1985 del Taller de Composición del Conservatorio Superior de Música “Manuel de Falla”.

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Componer, entonces, es transitar creativamente una breve fracción de su insoportable eternidad.

Entrevista al orfebre Juan Carlos Pallarols Granda dian y Rocío Alterleib Luna Entrevistan: Santiago Moura CN lli/M tare San Romina Fotos: Archivo Pallarols y

Uno de los últimos trabajos de Juan Carlos Pallarols, el orfebre más importante del país y uno de los más renombrados del mundo, es un calco a escala real del sable corvo con el que el General José de San Martín cruzó los Andes. Pallarols se define como un artesano: “Yo soy un obrero en mi laburo, soy un artesano. La única virtud que tengo es que me lo tomé en serio y, afortunadamente, hay millones de personas que se toman el país en serio”. El arma original del Libertador encontró su lugar en el Museo Histórico Nacional después de haber descansado durante décadas en el Regimiento de Granaderos a Caballo, la fuerza que fundó el Padre de la Patria. En su lugar, el calco realizado por Juan Carlos Pallarols reemplazó al original en el Museo del Regimiento de Granaderos a Caballos. El traslado del sable fue realizado el 24 de mayo por Granaderos que, acompañados por miles de personas, se dirigieron al salón de exposiciones donde los esperaba la Presidenta. El momento de mayor emotividad llegó cuando la Jefa de Estado depositó el sable en una vitrina, mientras la fanfarria de Granaderos interpretaba la marcha de San Lorenzo. La espada que San Martín desenvainó para combatir en nuestro país, Perú y Chile no será la única exhibida, sino que estará junto a las de Manuel Belgrano, Manuel Dorrego, Guillermo Brown y Juan Manuel de Rosas.

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¿Qué relevancia tiene la reproducción del sable corvo que vos hiciste? Es una pieza importantísima para todos los argentinos. A mí todavía me tiemblan las piernas. Son de esos orgullos que pocas veces tuve. Me llama la atención que me han llamado muchísimo más del exterior, porque se han enterado de este movimiento del sable corvo. Me han llamado de Brasil, Holanda, Alemania, Inglaterra, de un montón de países. Para mí es un orgullo inmenso. No fue una réplica

"Lo que tuve que hacer es imprimir cada segundo de la historia de ese sable. Contaba con personal de Granaderos que hasta se ha quedado de guardia en mi casa durante las noches que tuve el sable."

ellos tienen registros de los escritos históricos y de los estudios que hicieron durante tantos años. Entonces, sé que, por ejemplo, un golpe está ocasionado por la caída del caballo durante la batalla de San Lorenzo y entonces yo tenía que respetar eso, no hacerlo derechito. Por eso es que esto es un calco, no es una escultura.

Debe ser raro trabajar en presencia de los Granaderos, porque no dejan de ser militares. ¿Cómo fue esa situación? El capitán estaba con su ropa. Ellos me dijeron que no podían abandonar en ningún momento el sable y yo les dije que yo tampoco aceptaría que lo dejen acá, a mi custodia, porque es una pieza muy importante. Viendo las cosas que pasan en el mundo, sería muy fácil cambiar una cacha o un pedazo de la vaina y ya el sable no sería el mismo. En un momento estábamos en el taller, era muy tarde y un Granadero estaba mirando el sable. Ví que, de repente, le caían lágrimas. Entonces le pregunté qué le pasaba y me contestó: “Me estoy despidiendo”. Sin dudas que hay gente que está ahí por vocación. ¿Cuál creés que es el significado del traslado del sable al Museo Histórico Nacional, en el marco de la Semana de Mayo? Yo no tengo nada que ver con eso. El sable fue robado dos veces. Estuvo perdido durante un año. Por un decreto de Onganía en los años 60 lo depositaron en el Regimiento de Granaderos y estuvo cuidado por ellos hasta ahora. El lugar donde se llevó ahora es el Museo Histórico Nacional. Yo espero que el museo tenga toda la seguridad que en otro momento no tuvo. Es bueno que se ocupen del sable y de toda su historia. A veces criticamos cosas, como los que no van nunca a las reuniones de consorcio y después se quejan que no anda el ascensor. A mí me cupo, en este caso, el

hacer esto y estoy que no entro en mí mismo de orgullo. He llorado mirando el sable.

¿Qué te dice ese sable cuando lo ves? ¿Qué podemos saber de San Martín mirando este sable? Que San Martín no era un improvisado. Tenía el mejor sable de la época. Él lo compro en un anticuario en Londres, pero revisando la historia en los demás países, casi todos los comandantes o generales de la época, incluyendo a Napoleón, tenían un sable igual. Es un sable de origen oriental, es de una aleación de acero al carbono del 4%, cosa que hoy no se puede reproducir. Ese es, justamente, el único inconveniente que tenemos para hacerlo, esa aleación no se hace

"Estoy que no entro en mí mismo de orgullo. He llorado mirando el sable."

"San Martín no era un improvisado. Tenía el mejor sable de la época."

pero no lo partió. Ese es uno de los detalles que se ven en el sable.

¿Qué otros materiales componen el sable? El sable es la hoja de acero, la vaina es de madera forrada con una parte en un cuero especial, muy finito, como el que se usaba para encuadernar libros de gran calidad en otra época. Y el resto del metal es cobre, que tiene un baño de oro. Lo que nos dio mucho trabajo es hacer ese baño de oro y desgastarlo para que quede igual que el original.

A la hora de llevar adelante la realización de un bastón presidencial, ¿cómo te posicionás? También tuviste la oportunidad de hacer cálices papales. Cuando me toca hacer esas cosas yo siempre me pregunto por qué me toca a mí. El bastón no lo hago yo, el bastón lo hace el pueblo, porque el bastón es del pueblo. Y si sigo haciéndolo, a pesar de que ya tengo unos cuantos años y salgo a la calle y me mando una cantidad increíble de kilómetros, es para que el pueblo tome conciencia de que el bastón es de él, no es del presidente. Al presidente se lo prestamos, para que tenga conciencia real y palpable de que está manejando el poder que le da el pueblo, y que se acuerde que tiene que responderle al pueblo. Lo mismo con el cáliz. Yo el cáliz no se lo hago al Papa. Sé que Francisco va a usar el que hice para él o los que hice para Benedicto, para Juan Pablo, para Juan XXIII o para Pablo XI. Pero el cáliz es para el Santísimo Sacramento. Es para ese Dios que los católicos adoran y lo hago con ese respeto. Yo hice un cáliz chiquitito para un sacerdote que estaba preso y no podía celebrar misa. Él me agradeció ese cáliz y me escribió: “En su huequito brillante cabe la creación entera”. Imaginate el valor que le doy a eso. O a un bastón. Me ha tocado

una vez trabajar en la Iglesia de Itatí en Corrientes y ya como a las seis de la tarde me avisan que una gente había avisado que estaban viniendo, si los podíamos esperar. Yo me quedé esperando. Como a las siete y media u ocho, llegaron seis personas en un carrito. Se caían de lo chiquito que era el carrito y querían tocar y besar el bastón, y darle unos golpecitos.

¿Cómo trabaja Pallarols? Por ejemplo, ¿se toma mate en su taller? Se toma mate, varias veces por día. Se escucha buena música, de todo tipo. Todo el mundo dice que cuando entra acá hay un clima de paz, de santidad. Es un lugar muy agradable. Yo creo que el ingrediente más grande que ponemos aquí es la dosis ilimitada de amor para cada tarea, que es la única manera de que salga bien. Si le pusiéramos amor a todo, si nos abrazáramos y nos besáramos más, si fuéramos más conscientes de las necesidades de los demás, sería todo mucho más fácil.

en ninguna parte del mundo. Es más, leí que en EE.UU. una empresa metalúrgica intentó copiar esa aleación al 4% y no han logrado llegar al 2% de carbono.

¿Eso nos habla de la dureza de la común y corriente, porque yo ahí me hoja? tengo que despojar de toda mi vaDe la calidad de la hoja, porque una nidad y de toda la soberbia de decir hoja que es muy dura se parte muy “yo soy el artista que lo hizo”. Yo para fácil y una hoja que es muy blanda se empezar no me considero artista. No dobla. Esta hoja tiene la virtud de que sé lo que es un artista, sé qué es un tiene la dureza necesaria para aguanartesano. Y lo que tuve que hacer es tar cualquier tipo de golpe o cruce imprimir cada segundo de la historia con otra arma o con una lanza, no se de ese sable. Yo desafila fácilmencontaba con perte pero sí se afila sonal de Granafácilmente y tiene Los Martín Fierro deros que hasta la flexión necesase ha quedado ria para aguantar de guardia en mi cualquier golpe. Consultado sobre los premios que se entregan a los programas de casa durante las Por eso dicen que televisión y radio, Pallarols explicó una particular situación: “A veces noches que tuve el sable tiene lo se hace más famoso el que no hace ningún mérito. Yo te puedo hacer el sable. Entre que se llama “el todos los Martín Fierro que quieras. Y lo hacemos más lindo, con ropa ellos, un historiagavilán” o, en la de todas las provincias. Con respecto a los Martín Fierro, te digo que, dor que me iba diempuñadura, “la entre algunos colegas, he visto hacer varias reproducciones. O sea, ciendo: “Este goldefensa”, que se no sé si todos los que se ven son originales”. pe fue acá, este cayó el caballo otro allá”, porque encima y lo torció

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Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo

Entrevistan: Santiago Mouradian, Rocío Alterleib y Facundo Benedetto Foto: Durazno González

¿Cómo describirías la marcha de las Madres? La describiría como una lucha que trascendió al mundo, porque es una lucha pacífica pero no pacifista. Es una lucha de mucho enfrentamiento, muy solitaria en un principio. Ahora hay muchas mujeres que dicen que tienen los hijos desaparecidos y se quieren poner el pañuelo blanco. Pero bueno, tendrían que haber venido cuando nos pegaban, cuando íbamos presas, cuando había que reconocer a los hijos como revolucionarios y no como terroristas. En nuestra Asociación no se acepta a cualquiera… No hay que esperar reparación económica, no hay que tener ninguna pensión, no hay que vender la sangre del hijo. Es una lucha de mucha entrega, así que hay que tener paciencia pero no estar quietas. Hay muchas cosas por hacer. Por eso creamos “La hormiguita colorada”, que es nuestro grupo de medios, porque nos interesa crear nuestro propio vocabulario y hablar de lo que no quiere hablar nadie. Y, a veces, hacemos hablar a todos de lo que queremos hablar las Madres. ¿Qué te parecen las políticas del Gobierno Nacional para revertir el poder que tienen los jueces? Colar y sacar toda la basura cuesta mucho, estos tipos tienen mucho

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poder económico, tienen privilegios a montones. Hay jueces muy honestos y muy probos y hay otros que son de terror. Ellos también asesinaron a su manera, hay muchos jueces que cuando vos les ibas a decir que tu hijo estaba siendo torturado en un campo de concentración, te decían “No, señora, su hijo está afuera, está en España”, “Su hija está en la prostitución”, “No los busque, quédese tranquila, no se comprometa”, y eso era una manera de matar porque sabían dónde estaban. Son los mismos que dejaron que los torturaran, que los mataran. Ellos también lo van a tener que pagar algún día y por eso hay que seguir peleando, no hay que quedarse sentada.

¿Qué sentís cuando aparecen personajes que minimizan la dictadura? Esos tipos me chupan un huevo. Son tan poca cosa que ni me detengo. Tenemos tantas cosas buenas en las que trabajar y hacer para otros que no voy a perder tiempo en eso. ¿Qué opinás acerca de este año electoral? ¿Cómo viste las elecciones en la Ciudad? Yo creo que vamos a ganar, no tengo ninguna duda. Las PASO son importantes para saber a quién le va a poner la bendición la Presidenta, pero todos

Al cumplirse 38 años de la primera marcha de las Madres de Plaza de Mayo, entrevistamos a Hebe de Bonafini en la mañana de “No nos queda otra” (AM 740). Hebe, muy cálida y con unas fuerzas que contagian, nos contaba: “Hoy atiendo a una selecta minoría, tampoco a todo el mundo. Porque hoy llaman todos. Así nomás les corto y les digo de todo. ¿Me critican todo el año y ahora porque les viene bien me llaman? ¡Andá, hijo de puta! Pum, y les corto. Así, suavemente. ¿Uno por qué se va a meter con esos tipos?”. Además de invitarnos a las actividades previstas para el aniversario de la primera ronda de las Madres a la Pirámide de Mayo, Hebe nos habló de la lucha de las Madres y de su visión de este año electoral.

los candidatos son inteligentes y muy formados con un proyecto que los respalda. Yo me siento dentro del proyecto y creo que la oposición quiere desarmar lo que hicimos. Y en cuanto a la Ciudad de Buenos Aires, siempre fue así. Es la Ciudad de la gente que tiene todo, que le va bien, entonces no le importa nada. Y les gusta un tipo pelotudo como Macri, que no piensa. Ellos no quieren que la gente piense y, en vez de cerebro, tienen un maní…, y todavía soy generosa.

menos años y ampliar la preparación para la Universidad para que los chicos ingresen a una carrera que elijan con ganas y más formados.

¿Cuáles crees que fueron los momentos más fuertes de este Gobierno con respecto a los Derechos Humanos? Primero, dar un plumazo a 60 generales. Después, bajar los cuadros y pedir perdón diciendo que nuestros hijos eran sus compañeros y nosotras sus madres. Ese es el mejor regalo.

Las Madres llevan 38 años dando vueltas alrededor de la pirámide. ¿Qué pasa por dentro de la cabeza de Hebe cada vez que gira a su alrededor? Mucha gente no lo entiende, pero siempre que llego a la Plaza necesito un ratito de silencio porque siento que me encuentro con mis hijos ahí. A veces necesitaría, por cinco minutos, no escuchar el ruido de los autos ni la voz de la gente porque quiero que sea bien profundo el encuentro. Es algo muy loco lo que me pasa, pero es eso… También a la noche, cuando me voy a acostar, hablo con ellos y les pido que no me abandonen. A veces me siento más o menos entre la salud, los años y los golpes que te da la vida, y necesito apoyo y sé que ellos me apoyan.

¿Qué cosas crees que quedan pendientes y a Cristina no le dio el tiempo para hacerlas? Falta una reformulación de la educación, sobre todo de la secundaria para que los chicos tengan más intereses de cara a la Universidad. Se pierde mucho tiempo en algunas cosas cuando, por ejemplo, hay que aplicar los avances de la tecnología. Yo creo que hay que hacer un secundario de

¿En qué situación están con la Universidad de las Madres? Todavía hay muchas cosas que faltan, pero ya empezaron las clases con una enorme cantidad de alumnos. Hay gente muy grande estudiando, gente de 60, 70 años y muchos jóvenes de barrios periféricos.

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Entrevista a Osvaldo Jalil mismo llama su Osvaldo Jalil nos relata las apasionadas sensaciones de lo que él ra, el olor de oficio. Su taller en Villa Luro retiene la huella de la gubia en la made a diario. Y an gener la tinta en el papel y las prensas que presumen la hidalguía que cualquier papel lo dice así, sin vueltas: “Soy un tipo que dibuja todo el tiempo, en nos cuenta que hago un boceto y luego lo trabajo en madera. Soy xilógrafo”. Jalil ra y el grabador. López Taetzel habló de un diálogo de enamorados entre la made r”. “Es muy intenso, es muy grato, es muy erótico el hecho de graba

¿Cómo fue que llegaste a este lugar artístico? ¿Por qué te enamoraste del grabado? Empecé dibujando de pequeño. Estudié dibujo y pintura con Demetrio Urruchúa, dejé unos años, hasta que después empecé en MEEBA (Mutualidad de Estudiantes Egresados de Bellas Artes) en la década del 70, en la época de la dictadura. A la vez empecé a estudiar pintura en el taller de Juan López Taetzel. Un día apareció Demestre y empezó a mostrar grabados. Es difícil explicar para quien no sabe lo que es el grabado cómo es el asunto de que trabajás la obra del de-

recho y la imprimís al revés, o trabajás del revés y la imprimís del derecho. Es algo confuso y yo tenía la lógica confusión de alguien que no sabe. Cada vez que lo veía a Demestre lo volvía loco a preguntas. Recuerdo que me dijo: “No me jodas más, vení a mi taller que yo te enseño”. Así fue que empecé a estudiar con él. Y como decía Demestre: “Uno empieza a sentir el olor a tinta y se enamora del grabado”. Es un momento muy mágico cuando levantás por primera vez una impresión tuya. Allí, en su taller, empecé a hacer grabado con una prensa muy rudimentaria y nunca más paré.

¹La Habana, Cuba, 1921. Presidente del Club de la Estampa de Buenos Spilimbergo en 1948-50.

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Después empecé a estudiar mucho. Me fui a Cuba porque quería hacer litografía, pasé por el Taller Experimental de Gráfica de la Habana. Conocí a uno de sus fundadores, el maestro José Contino. Le pregunté si podía ir al taller y me dijo “Sí, venga el año que viene”. Así fue que al otro año me quedé 15 días estudiando litografía con Pepe, que no le enseñaba a casi nadie. Fue maravilloso. Es muy difícil conseguir una máquina litográfica. Yo tengo una máquina que era de Albino Fernández¹ . Así, de a poco, fui haciendo la carrera de grabador.

Aires. Ejerció la docencia en la Universidad de Tucumán. Fue discípulo

de

Escribe: Silvana Jáuregui Foto: Nicolás F. Blanco

¿Cómo viviste aquellos días en que la dictadura asediaba a los jóvenes y ni hablar a los artistas? Las dictaduras como las guerras siempre han sido gestoras de grandes obras, como las pinturas negras o los fusilamientos de Goya. Generalmente estos hechos llevan a los artistas a realizar obra. MEEBA era un lugar muy particular en esa época, un núcleo muy politizado, de militancia y de resistencia. Era un lugar de reunión donde por ejemplo podíamos ver películas del nuevo cine alemán que estaban prohibidas, como las de Werner Herzog o de Rainer Fassbinder. Se podía hablar de política pero sólo entre quienes nos conocíamos. Cuando venía gente extraña éramos señores que íbamos sólo a dibujar o pintar, nos abrumaba el silencio.

La serie “América” fue descripta por la crítica por su dramatismo y por reflejar el horror y sufrimiento de inocentes. ¿Cómo surgió la necesidad y la idea de plasmar esa tragedia? Fue una matanza que hubo en Chiapas en diciembre de 1997, un crimen detestable: el asesinato de 45 campesinos chiapanecas, entre los que había niños, mujeres embarazadas y ancianos. No había hombres jóvenes, una matanza de gente inocente, ¡una verdadera locura! Lo que más me conmovió es que era gente que salía de una misa, de un rito religioso y estos tipos los esperaron y les hicieron una emboscada al salir de misa. Esa locura del hombre. Rafael Squirru decía que “el hombre es el lobo del hombre”. Me impresionó ese hecho y además se mezcló con la guerra que hubo en la República Checa en 1996-99,

“ES UN MOMENTO MUY MÁGICO CUANDO LEVANTÁS POR PRIMERA VEZ UNA IMPRESIÓN TUYA.” 27


allá en Kosovo. Yo pensaba: “¿Qué es lo que nos pasa?, ¿cómo se puede matar gente inocente?” Me conmueve la violencia injustificada, como pasó acá, estabas en la agenda de alguien y te venían a buscar. No podías salir a la calle, no podías tener el pelo largo ni botas con taco, algo inadmisible. Es Macri más las armas. Es la UCEP que crearon. ¿Te creés que si tuvieran el poder no harían lo mismo? Yo recuerdo quiénes fueron los que apoyaron a los milicos. ¿Cómo se puede seguir votando a esta derecha?

Recorriendo tu taller observamos muchas prensas. ¿Están todas en uso o hay algunas que sólo están expuestas? Me gusta mucho el fierro viejo, todo lo viejo me apasiona. Tengo muchas prensas viejas porque es un desperdicio no darles uso. Me acuerdo que en el Museo del Grabado había un montón de prensas que habían donado. Si una prensa la donás a un Museo, no existe, no es más una prensa, es sólo un objeto. Por eso creo que las prensas tienen que seguir vivas, por eso trato de rescatarlas. Es más, he comprado prensas y después las he vendido para que sigan viviendo. Igual que las herramientas. Tengo muchas herramientas que eran de un grabador que se llamaba Wladimiro Melgarejo Muñoz² . Rescaté muchas de él y si no las hubiera rescatado andá a saber ahora dónde estarían y en qué condiciones. Resucito fierros viejos, los agarro, los rearmo, los quiero, incluso aprendí a hacer herramientas para el grabado. Hiciste un taller en Venezuela sobre herramientas. ¿Cómo fue esa experiencia? Una alumna mía fue a Venezuela a hacer una exposición de ex-libris de grabadores argentinos y comentó que las herramientas que había llevado se las había hecho yo. Entonces le pidieron si podía ir a dar un curso de

fabricación de herramientas. Preparé un programa, hasta ahora sólo lo había hecho en forma casera para mí y mis alumnos. Realizo las herramientas con varillas de paraguas viejos, las voy limando, y el mango son sellos que rescato hoy ya prácticamente en desuso. La experiencia fue maravillosa. Encontré por parte de los pibes una notable recepción. El curso se realizó en la Universidad de Venezuela. Todos, pibes y pibas, se motivaron y trabajaron por igual, sin miedo a las herramientas, a las pulidoras ni a las perforadoras. Los mismos chicos que hicieron el curso están haciendo unas cajitas bien presentadas con cinco o seis herramientas (gubias) para venderlas a muy bajo precio a los pibes que recién ingresan a la Universidad. Me mostraron las fotos y entonces pensé “sirvió”. Generó que están trabajando de esto y que fabrican herramientas de manera artesanal, son básicas pero son herramientas de grabado que sirven para hacer grabados.

¿Qué son los ex-libris? Los ex-libris son grabados en pequeños formatos que se utilizan para identificar tu biblioteca. Es una expresión latina que designa un impreso de pequeñas dimensiones que, adherido a los libros, identifica a su propietario. No siempre tiene la palabra ex-libris, pueden ser temáticos también. Si tenés una biblioteca de libros eróticos, se llamará “ex-erotic”, si es de botánica “ex-folies”, si tiene que ver con la música “ex-musicis”. Pero generalmente se pone “ex-libris” y se graba una alegoría de la persona. Si a la persona le gusta pescar se graba un pez, le ponés el nombre de la persona y luego se lo pega en la contratapa de los libros. Siempre son para personas físicas o instituciones. Es para alguien que lo pueda utilizar. En nuestro país, ¿qué pasa con la enseñanza del grabado, especialmente en su faceta institucional? Es muy difícil. Cuando estaba la escuela de Bellas Artes estudiabas dibujo, pintura, grabado o escultura. Una generación se recibía de alguna de esas disciplinas pero había llegado con la formación de todas las técnicas. El que quería hacer grabado, por

Osvaldo Jalil sobre una de sus obras sti“Este trabajo se llama: “Ve rata” la e seri – stra mue la pa’ do que (2015, inédito). La serie tiene ronos que ajes son ver con per os vivim con les cua los con y dean o per , ente y soportamos diariam su por s, rata son sabemos que modo de actuar y de vivir.”

ejemplo, desarrollaba, xilografía, metal, litografía, es decir aprendía todas las técnicas gráficas. Al imponerse la Universidad Nacional de las Artes se perdió lo intensivo de la técnica. Además se incorporan las nuevas tecnologías: las nuevas tendencias a mi entender tienen un desprecio por el oficio. Creo que aprender mucho no está mal, porque después podes usar lo que más te guste. Lo que está mal es querer imponer: “Esto es lo nuevo es lo mejor, lo demás no sirve”. Uno no debería negar a Rembrandt, ni los barnices que usaba Rembrandt, porque te nutre y te permite elegir. O decir que Goya es antiguo, por ejemplo, cuando mirás sus fondos y tienen una contemporaneidad que te da miedo. El pasado forma parte de nosotros. El problema entonces de la enseñanza en las escuelas de arte es que les han hecho creer que vos tenés que hacer plata, ganar plata. El arte no es para ganar plata, si querés ganar plata andá a lo de Tinelli. ¡El arte es placer, es como tener sexo desaforado! Esto es un laburo, donde se necesita tiempo y dedicación para aprender y perdurar. ¿Sabés la gente que yo he

estudios artísticos en la Escuela ²Buenos Aires, 1908-1979. Pintor, grabador e ilustrador. Realizó Artes, graduándose en 1937. Ilustró Bellas de Superior Escuela la en y (1931) Artes de l Naciona 35 aguafuertes, “La campaña del varios libros, entre ellos, “El Matadero” de E. Echeverría con y hace tiempo” de G. Hudson con lejos “Allá y s litografía 50 con to Sarmien D. de ejército grande” 30 litografías.

visto pasar? Los que permanecen son los que siguen trabajando 14 horas por día. Los que en su taller pusieron el cuerpo y no la pretensión única de ser famoso.

¿Cómo ves que está el país en relación a las políticas culturales? Mirá, yo estoy con este proyecto, creo que este es el proyecto de país que yo soñaba cuando era pibe. Pero pienso que en Cultura somos los más abandonados. Hacer, por ejemplo, un mega-evento donde está Fuerza Bruta está fantástico. Muy bien, salgamos a la calle. Pero también hay cosas mínimas como los talleres. No es posible que se sigan eligiendo cosas a dedo. Que en un Salón Nacional haya sólo 40 obras no es nada, ¡no es nada! Cuarenta de pintura, 40 grabados, 40 de dibujos. El año pasado hubo 600 grabadores que enviaron obra y aceptaron sólo 60 trabajos. El salón debería ser inclusivo y es exclusivo. Además se utiliza para eventos privados. Hay una exposición debajo de no-sé-quién y el Salón Nacional arriba. Hay cosas en Cultura que a mi entender están mal manejadas. Lo digo siempre, para mí la mejor administración que hubo en el Palais de Glace fue la de Patricio Lóizaga cuando Di Tella era el ministro de Cultura. Di Tella nos juntó a todos los que estábamos en asociaciones artísticas, escuchó nuestras propuestas y se llevaron a la práctica. Otra vez el Salón Nacional fue el 21 de setiembre, utilizó todo el salón para hacer las exposiciones y cumplió, ¿por qué? Porque era un tipo de cultura. Hoy creo que la parte de Cultura es lo más flojo que hemos tenido de este gobierno. Hay que hacerse cargo de los pibes que hacen obra en las provincias y que quieren exponer en el Salón Nacional. ¿Qué pasa con los grabadores argentinos? Hay muy buenos grabadores nuevos. Eso sí, hay muy poco grabador de metal. Se perdió por lo que te decía antes, se va perdiendo el buen oficio. Es más fácil agarrar una computadora y decir “yo hago arte digital”. ¿Querés hacerte el digital? Entonces exponé la computadora, eso es arte digital. Si trabajás con la computadora y después lo imprimís y lo colgás como un cuadro del 1600, no estás haciendo nada de contemporáneo, estás colgando en la pared igual que si colgaras un Rembrandt, lo mismo. Entonces, ¿de qué digital me estás hablando?

Chiapas IV - Serie América Xilografía, 54 x 88 cm.


Escribe: Fortunato Gonzรกlez Ilustra: Facu Zafa

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Como de costumbre, ya se gastó el tema de la violencia en el fútbol, esta vez con el Panadero y su gas pimienta en la Copa del Boca-River. Pasaron al olvido momentáneamente los muertos del fútbol. Claro, hasta el próximo muerto. Son tantos los intereses en juego con el tema de los barras que, a la hora de querer solucionarlo, los responsables no asumen las culpas, tocan de primera a los costados mejor que Riquelme y todo queda en la nada. Cualquiera podría decir, sumando los comentarios disímiles de los actores, que una buena legislación, concurrencia unida de gobierno nacional, local y dirigencia del fútbol es el camino perfecto hacia la solución. Semejante unión no deja de ser una utopía, cuando esto no ocurre aún en temas profundos del país. Basta con mencionar la Ley de Medios ya sancionada y que los intereses opuestos frenan a cualquier costo. Los numerosos periodistas deportivos de TV y radio son capaces de decir cómo formaba Atlanta en 1970, pero nadie se atreve a investigar con profundidad al fútbol. Mencionan al maestro Dante Panzeri con sus frases, pero ninguno sigue su camino de denunciar el desmán y la corruptela. Los gomías de Hamartia suponen que mi experiencia de 30 años como veedor de AFA puede aportar ejemplos casi históricos. Si tuviera que mencionar los episodios violentos del fútbol que he visto en calidad de observador objetivo, no alcanzarían diez revistas completas. La impericia desde lo policial a lo político es absolutamente histórica, doy fe. No hay que creer que la violencia en el fútbol la ejercen solamente los barras. Está generalizada porque el fútbol es un reservorio donde puede caer

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todo lo violento de una sociedad. Si se agrega que el fútbol no es ajeno al llamado capitalismo salvaje donde el dinero y mercado suplen a cualquier ideología, empeora la cosa porque cambia el concepto del juego y lo único que sirve es ganar a cualquier precio. Se suma el que va a la cancha a descargar sus frustraciones o su bronca semanal. Hay muy pocos que deben saber que todas las semanas se suspenden uno o dos partidos de divisiones inferiores o de fútbol sala por “gresca generalizada”, como informan los árbitros. Se revientan a trompadas jugado-

res, técnicos, padres con su ilusión “messiánica” y a veces hasta el que vende choripanes. Ejemplos tengo a patadas. Fui testigo de aquella vuelta olímpica de los jugadores de River en la bombonera –el partido de la pelota naranja– donde toda una platea media tiró cuanto proyectil tenía en su mano. Los árbitros recuerdan, cuando los palcos de la cancha de Boca estaban casi pegados a la cancha, sufrir cuando le arrojaban a los líneas café caliente. Demás está decir que para nada todo esto es exclusivo de la cancha de Boca. La enajenación sucede en todos lados. Puedo recordar a una señora, con su hijo de 10 años a su lado, en la platea baja de la cancha de Gimnasia en La Plata, levantándose la

pollera mostrando sus intimidades y escupiendo insultos inimaginables al juez de línea de ese lado. Para dar fe de que en el fútbol converge todo lo de una sociedad individual o colectiva y cómo conviene este juego multitudinario como cortina de humo para tapar serios problemas, puedo señalar que viví una circunstancia increíble que tiene que ver con la guerra de Malvinas. En 1982, cuando ya sabíamos que nuestros soldados morían sin remedio en la guerra, se jugó un partido en cancha de Huracán con el invicto San Lorenzo, en la B, contra Deportivo Morón (de hecho, fue el único partido que perdió el equipo de Boedo). La cuestión fue que estando 0 a 0 y faltando pocos minutos el árbitro sancionó un penal a favor del Deportivo. El partido no pudo continuar por la lluvia de piedras, rotura y caída del alambrado, policía, palos, etc. Finalmente, entre la policía y los jugadores pudieron detener la barbarie mientras los mismos hinchas sostenían el alambrado vencido. El árbitro esperaba para poder reanudar con el penal. Como protección apareció la guardia de Infantería, tan querida por los espectadores del fútbol, a instalarse detrás del arco. La bronca contenida se olía en todo Parque Patricios. Como una reacción sin piedras, parte de la hinchada comenzó a gritar “Perón, Perón” e inmediatamente toda la tribuna y buena parte de la platea comenzó a cantar aquello que yo escuchara por primera vez: “Los milicos argentinos que no sirven pa’ una mierda”, canto que mi hijo de 5 años aprendió rápidamente y la cantaba mezclada con las canciones infantiles. Sigue provocándome asombro todo ese carnaval donde la mezcla era inimaginable. El toque de gracia lo dio la voz del estadio que, como se había cumplido el tiempo reglamentario, lanzó por los parlantes su publicidad habitual “Coca Cola refresca mejor”. Mi informe a la AFA fue de dos páginas y varios amigos me dijeron que lo hiciera cuento. Desistí, con los años sería inverosímil y no me animé a escribirlo como un cuento

fantástico o surrealista. Siguieron luego las piedras y el partido no pudo seguir.

para que no lo repitiera. Absolutamente real.

Como amante del fútbol, el hecho de haber visto la transformación de un juego tan bello, duele. Ver correr en las inferiores sin ton ni son a los chicos donde sólo sirve ganar, donde un pibe de 14 tiene representante, donde un técnico acepta una prebenda para meter a tal o cual, todo esto incluyendo la violencia, duele doble.

Enterados los dirigentes de Quilmes, el otro equipo de la zona, que tenían una de las barras más violentas del fútbol, acudieron a Cordero. Misma exigencia. Todo iba bien hasta que un diputado quiso sacar a un barra de la comisaría y recurrió a instancias superiores. Cordero renunció inmediatamente. Lo llevaron a San Martín. Ídem con la barra de Chacarita. No duró un mes y renunció a la policía definitivamente. Cordero probó que con conocimiento se puede. Pero en soledad, no.

La solución a los barras La solución al problema de los barras técnicamente es muy sencilla, si se diera esa convergencia de autoridad. Aisladamente no se puede, lo demuestra la lucha del ex presidente de Independiente Canteros. Viví un ejemplo de fácil solución. Hace unos cuantos años los dirigentes de Argentino de Quilmes corrían el riesgo de, ante un próximo incidente, ser desafiliados. Entonces, pidieron la ayuda al comisario de Quilmes. Su apellido: Cordero, un policía de verdad. Lo único que les exigió es que no vinieran a la comisaría a pedir liberar a supuestos detenidos. En dos semanas hizo inteligencia policial, limpió los barras y aunque les parezca mentira, en esa cancha el único epíteto insultante permitido era “loco”. Cualquier otro más subido de tono, significaba la presencia de un policía que le advertía sobre su comportamiento y lo amenazaba

Los barras y el poder político Un jefe de barra construye de a poco su poder. Resuelve lo económico con los guardacoches, los puesto de bebidas, la reventa, la droga, etc. Una vez que lo consigue se transforma en un puntero político. Ese poder, que domina no sólo a los 200 barras que lo acompañan, se hace mucho más grande a la hora de apoyar a un dirigente local y, de acuerdo a cuán poderoso es, aún en el ámbito nacional. No es de extrañar entonces que pocos días después del triunfo de Macri en Capital, su amigo Angelici haya autorizado a Dizeo y Cía para poder ingresar a la cancha. Por sus antecedentes Dizeo no debería poder pisar ninguna cancha del fútbol argentino, incluyendo la observación de algún partido de potrero sentado en un banquito de la

plaza. La importancia de esos punteros quedó demostrada cuando apoyaron la candidatura de Alfonsín con Hugo Gatti como estandarte, cuando se suponía que la barra de Boca debería, por origen, ser peronista.

Nuestros barras versus los Hooligans Hay que recordar como buen ejemplo de la cortina de humo que es el fútbol que, mientras peleábamos en Malvinas, la selección jugó el mundial de España. Eso sí: en México en 1986, en el partido con los ingleses, Maradona produjo la vendetta con un golazo histórico. En la vendetta hubo colaboración de los barras de Chacarita y Boca que fajaron de lo lindo a los Hooligans ingleses. Doble triunfo de la Tatcher quien debería haber enviado a los barras un telegrama de agradecimiento, protestando porque no le avisaron antes, pues ella hubiera aportado las municiones para matarlos a todos.

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ENTREVISTA A KAREN BENNETT Alguna vez pensada como artista trans, hoy Karen Bennett prefiere escaparse de las etiquetas y nos deja pensando en los rótulos identitarios, en los roles de género y en un sistema que enjaula. A Karen Bennett la encontramos siempre por fuera, caminando en los pasillos, bajo el cielo de la desobediencia. Guitarrista virtuosa, compositora, activista y militante de los derechos de las personas trans a nivel nacional e internacional, Bennett nos despliega su mirada crítica acerca del paradigma heteronormativo, binario y machista. La entrevista se dio días antes de la ansiada pero sorpresiva implementación del artículo 11 de la Ley de Identidad de Género. Si bien esta ley se sancionó en mayo de 2012, restaba reglamentar el acceso a las cirugías y a los tratamientos hormonales. Bennett, sin embargo, vaticinaba un futuro no muy alentador con respecto a la reglamentación de la ley. Un pronóstico coherente con su autodefinición: “Soy bastante pesimista con respecto a nuestra especie”. En una mañana de “No nos queda otra” (AM 740), en la columna “Tres tetas”, nos subimos a su voz grave y rasposa, recién amanecida, y nos dejamos entusiasmar por la idea de que “todo ser humano es potencialmente trans desde que se considera una persona única e irrepetible”.

Entrevistan: Javier Wenger y Lucía Manusovich Escribe: Lucía Manusovich Fotos: Nacho Miyashiro

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¿Quién es Karen Bennett? Karen Bennett es un ser humano. Y la única etiqueta que le corresponde a ese ser humano es Karen Bennett. Yo estoy en una instancia en la que todas las demás etiquetas no me sirven, no me representan. Es un ser humano que se dedica a ser, y que se dio cuenta a determinada edad que quiere hacer lo que le gusta y dejó de cuestionarse un montón de cosas. Obviamente, existe un recorrido de cuestionamientos identitarios que en su momento tuve y ya no los tengo más. Creo que la mejor forma de definirme es que soy un ser humano más en el mundo. Encontré mi lugar y hago lo que me gusta. ¿Cuál es tu recorrido con la música? ¿Es machista el mundo del rock? En realidad, el mundo machista está en todos lados. En el rock hay sectores muy machistas, desde ya, pero también los tenés en el tango o en el folklore y te diría que son mucho peores. El rock es un lugar en donde tener otra voz, otra estética, es más viable que en otros estilos, más fácil, sin que deje de estar el machismo vigente. Pero volviendo a tu pregunta, yo empecé desde muy chica con la música, como a los diez años. Estudié guitarra, formé mis bandas, después aprendí de forma más académica y formal, y hoy tengo mi carrera solista. Todo ese devenir son más o menos 35 años. ¿Cómo interpela al público tu identidad de género? De miles de formas. Porque yo tengo una identidad bastante extraña y bastante única (hoy lo festejo), incluso dentro del colectivo. Las identidades trans no escapan a las trans-normas. Lo que pasa afuera del colectivo es

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otra historia. Ya directamente mi presencia genera un montón de situaciones que sería muy largo de describir en tan poco tiempo. Ustedes se pueden imaginar que si yo toco en un restaurante como “El viejo buzón”, que es un lugar donde está la familia cenando y es gente de club, y aparezco con un short de lentejuelas, hasta que la gente festeja lo que estoy haciendo hay un proceso que dura unos cuantos minutos y contra el cual tengo que remar. Pero también adentro del colectivo tengo algunas distancias con muchas cuestiones. ¿Por qué? Porque adentro del colectivo la necesidad de elevar tu autoestima como persona no normativa necesita mucha compañía. En mi caso yo no tengo tetas, no modulo mi voz… En un sector del colectivo, todas esas cosas no son tan bien recibidas.

¿Cuáles serían los desafíos en relación al arte que se tienen que dar para lograr la famosa transformación cultural que, como sabemos, va por detrás de los cambios legales? Es una buena pregunta. Alguna vez escuché decir a Spinetta que cuando éramos chicos creíamos que el arte iba a cambiar el mundo y la verdad es que el arte no cambia absolutamente nada. Yo creo que acá lo que se necesita con la Ley de Identidad de Género es la reglamentación de los artículos, lo cual, para serte muy sincera no lo veo tan rápido. Yo creo que la ley es maravillosa en su redacción, no quiero que se confunda, me parece de total vanguardia. La Ley de Identidad de Género argentina es una tablet en la Edad Media. Vamos a hablar en criollo, el pueblo no está ni remotamente enterado de que hay una Ley de Identidad de Género, ni siquiera hay una recepción con respecto a lo que son las identidades trans. Vos con sólo mirar la televisión te das cuenta el tratamiento que se le da. Y tengo la certeza de que la ley pasó porque no fue de-

“La Ley de Identidad de Género argentina es una tablet en la Edad Media.” 36

batida previamente a su sanción. Si se hubiese debatido antes de sancionarla no sé si estaría vigente. Por lo tanto, yo creo que el trabajo para la Ley de Identidad de Género está en otros fueros mucho más que en el arte. Las artistas y los artistas trans o LGBTI o no normativos tenemos ya de por sí, con nuestra sola presencia, un trabajo que está hecho. Yo voy a seguir haciendo lo que hago, voy a seguir gritando lo que estoy gritando. Ahora, si no reglamentamos el artículo 11, si no pasamos de la Ley de Identidad de Género como una mera herramienta registral para sacar el DNI y después “No sé, fijate, hacete cargo”, la cosa no va a cambiar.

¿En qué consiste tu militancia desde la ONG GATE? La ONG se llama GATE (“Global Action for Trans Equality”) y yo trabajo como asistente. Si bien tiene una base, una oficina en Argentina, GATE no opera acá porque nuestro país tiene una Ley de Identidad de Género y tiene funcionarios y funcionarias del Estado trabajando con respecto a lo que tiene que ver con la temática de la diversidad, palabra que mucho no me gusta. Nuestra organización trabaja en tres ámbitos. Por un lado, trabajamos en obtener financiamiento para organizaciones trans regionales en otros países que están en situaciones mucho más complicadas como, por ejemplo, determinadas zonas de África y latinoamericanas. También abordamos el tema de la despatologización de las identidades trans en la niñez y en la clasificación internacional de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. Y por último, trabajamos el tema del VIH específicamente trans. Es una organización que trabaja concretamente temáticas trans porque las personas trans generalmente somos habladas por otros sectores del activismo, especialmente el gay lésbico. A nivel mundial no tenemos una voz propia. Esta organización internacional es la primera con voz propia de personas trans. Es importantísimo aclarar que el director, y para mí uno de los activistas intersex más importantes del mundo, es Mauro Cabral. Recién ponías un acento en el término “diversidad”. ¿Podrías ampliar esta mirada? Sí. De hecho ya escribí en el suplemento SOY [de Página/12], hace un añito aproximadamente, sobre este tema. Si la quieren leer la nota se llama “La transfobia en el cisplacard”. La diver-

sidad para mí es una etiqueta que se le pone desde la heteronorma, desde el cis-sistema, a todo aquello que no entra dentro de su sistema. Es decir, el ser humano, la naturaleza, son diversos, no hay por qué ponerle un rótulo de diversidad. Cuando vos tenés que

""El concepto de violencia de género es un espantoso daño colateral del sistema en el que vivimos."" ponerle un rótulo de diversidad es porque hegemónicamente está pasando otra cosa. A mí no me gusta describir a una persona como “diversa” porque si la describo así es que yo no lo estoy siendo y si yo no estoy siendo diversa, ¿qué soy? Es una palabra que mucho no me gusta. Habría que desmenuzarla un poco antes de usarla y ver qué estamos diciendo cuando decimos diversidad. Ojo, no hay una intención de acusar a nadie. Tenemos que definir quiénes somos frente a un sistema que no nos quiere. Entonces, la palabra diversidad no deja de ser una especie de escudo con el cual nos movemos. A mí me molesta mucho cuando se está usando del otro lado. Que nosotres nos consideramos diverses me parece genial porque es-

“Los seres humanos no somos ni gays, ni lesbianas, ni trans. Las personas son obedientes o desobedientes.”

tamos diciendo “no pertenecemos a ustedes”. Pero cuando yo escucho en la televisión que Rial dice “la diversidad”… si vos estás hablando de la diversidad, ¿vos qué sos? A mí la palabra que me encanta y que más me define es la disidencia.

Vos hablabas de desobediencia también, ¿no? Para mí los seres humanos no somos ni gays, ni lesbianas, ni trans. Las personas son obedientes o desobedientes. Todas las etiquetas que se ponen, se ponen desde un sistema que necesita rotularnos para definir qué es lo que quieren que se haga y qué es lo que no quieren que se haga. Entonces, la heterosexualidad, la homosexualidad, la transexualidad, la pansexualidad y todos esos rótulos están bien, pueden ser rótulos válidos, pero tienen jerarquías que están atrás y no me gustan esas jerarquías. A mí me gusta ser ante todo disidente al sistema que a mí me quiere imponer estos rótulos. Ya que nos metimos con términos muy utilizados pero que a veces no dicen nada o son eufemismos, ¿qué es para vos el término “género”? Excelente pregunta. También es un invento cultural. Porque de hecho, fijate que todas las cuestiones de género sepultaron por completo a nuestra esencia que es la de ser humano. Cuando vos querés hablar de una buena persona, no decís es una buena persona, decís “es un buen tipo” o “es una buena mina”. El género lo que hace es ayudar a esa categorización que este sistema necesita para subsistir dentro de una lógica de producción y consumo para dividir a las personas entre hombres y mujeres. No está mal sentirse hombre, sentirse mujer, el problema es cuando se genitaliza esa identidad. Debería ser algo que podamos elegir, como también, elegir no ser absolutamente ninguna de esas dos categorías extremas, estar en el territorio del gris. Si eso se aplicara no necesitaríamos la palabra género porque cada persona sería única e irrepetible.

¿Qué pensás del femicidio como categoría? ¿Es heteronormativo? Totalmente. Vamos a aclarar. Me parece un espanto, totalmente condenable toda esta cuestión de la violencia hacia la mujer. Ahora, el rótulo de femicidio por supuesto que existe, pero existe porque hay un modelo hegemónico heterosexual. Entonces, este sistema construye este tipo de vínculos violentos.

¿Esa categoría deja de lado a las personas trans que son asesinadas? Las chicas trans golpeadas o asesinadas no dejan de estar dentro de un modelo totalmente heterosexista. En general, conviven con varones que manejan su trabajo sexual. El concepto de violencia de género, por lo menos para mí, es un espantoso daño colateral del sistema en el que vivimos, que es un sistema heteronormativo, patriarcal. Por supuesto que todo lo que este sistema va a parir va para ese lado.

¿Qué visión de futuro tenés en cuanto al cambio de paradigma? Es decir, ¿vamos hacia un cambio en este heterosexismo al que vos te referís? Soy bastante pesimista con respecto a nuestra especie en líneas generales. No con respecto a mi vida porque yo trato de vivir y pasarla bien en un mundo de estiércol. Yo veo cambios y creo que voy a ver cambios menores (hablamos a corto plazo). Lo que ocurra de acá a 150 años es algo que tampoco me va a interesar demasiado porque no voy a estar. Soy brutalmente honesta. Ahora, yo no creo que la inclusión trans sea algo deseado por el sistema porque destrozaría el modelo familiar con el cual se subsiste. Es decir, en la desesperación con que se crea a las mujeres y a los varones en su nacimiento (no pueden decidir sino que son genitalizados), una persona trans lo que hace es destruir por completo esa intención. Entonces, yo no tengo mucha fe en que las personas trans tengamos real inclusión dentro de este sistema salvo que nos visibilicemos en forma masiva, porque todo ser humano es potencialmente trans desde que se considera una persona única e irrepetible. Cuándo será que nos animemos todas y todos, mejor dicho, todes, a decir “yo soy yo y no soy lo que vos querés que yo sea”. Y no estoy hablando de género acá, estoy hablando en todo sentido. Por eso yo digo que soy disidente. Porque a mí no me gusta que el sistema me imponga una sola etiqueta. Dejame las etiquetas ahí y yo en todo caso me las elijo. Yo no soy ni hombre ni mujer, para mí son dos categorías que en la actualidad están en dos extremos y si yo me definiera como hombre o como mujer no me gusta lo que me espera, lo que la sociedad quiere de mí para que yo corresponda a esos rótulos. Son como dos jaulas que tienen su televisor, tienen sus comodidades, están dentro del sistema. A mí me gusta caminar por el pasillo, porque no tiene techo. Es como ser una especie de ciruja. Lo que me espera en esas jaulas no me gusta.

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Escribe: Pablo Román Malizzia Ilustra: Sol Re

Mariano se bajó del subte D en la estación Catedral. Venía del lado de Palermo. Desde afuera llegaban los rugidos insoportables. Ocultó una mueca de desprecio. Recorrió los túneles en dirección a la estación Perú de la línea A, donde se reuniría con Roque y con los hermanos Lanusse. Hacía casi un año que habían constituido esa especie de sociedad secreta, clandestina. Roque era un joven ingeniero y uno de los ideólogos del grupo, tal vez por ser uno de los mayores, con 34 años, o tal vez porque era quien sabía fabricar los explosivos caseros. Mariano tenía apenas 21 años y, como algunos de sus cófrades, era estudiante de derecho. La organización completa no contaba con más de 15 o 20 miembros en total, todos muchachones de familias acomodadas —profesionales o estudiantes—. Había adquirido cierta notoriedad gracias al éxito reciente de algunas misiones donde habían conseguido colocar y detonar con éxito varias bombas en distintos objetivos estratégicos. Pero todas aquellas operaciones habían sido “sólo una práctica, un aprendizaje para el grupo”, como el propio Roque había subrayado. Este sería el verdadero bautismo de fuego. Al llegar al andén de la estación Perú, los hermanos Lanusse —Alberto y Ernesto— ya estaban allí aguardando. Junto a ellos había una gran valija de viaje. Mariano se acercó y, sin saludar, se paró junto a ellos fingiendo esperar el tren. En ese momento llegó una formación proveniente de Primera Junta. Repleta hasta el límite, quedó casi vacía cuando la mayoría de los pasajeros descendió entre cantos y vítores para abarrotar aún más una Plaza de Mayo que ya se encontraba saturada de gente. Mariano miró de reojo a los Lanusse y todos intercambiaron una sonrisa de malicia. Uno de los últimos en descender fue Roque,

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que traía una valija igual a la anterior. Los cuatro hombres se acercaron, Alberto apagó un cigarrillo en el piso y Mariano se ocultó aún más bajo el ala del sombrero. —¿Qué sabés de la otra? —preguntó Alberto. —Está en la azotea del Banco Nación. Si todo sale bien, los tapamos de escombros. Esa se la llevan ustedes. El Hotel Mayo, ahí en la calle Defensa, lo dejaron abierto para nosotros. Déjenlo hablar 10 minutos y la activan. Ojo que tienen 5 minutos para rajar. ¿’Tamos listos? Los cuatro hombres se miraron. Otro tren llegaba al andén, y una vez más una nueva masa compacta de hombres y mujeres se convertía en un río humano que fluía indetenible al grito de “¡Perón, Perón!”. Los cuatro hombres abordaron el tren con las dos valijas. Al llegar a Plaza de Mayo, los hermanos Lanusse desaparecieron en la multitud. Roque y Mariano quedaron solos en el andén. El ingeniero abrió el costado de su valija, activó algo y la volvió a cerrar. Luego se la extendió a Mariano. El joven lo miró con sorpresa. Roque señaló con un movimiento de cejas al final del andén. Mariano deslizó la mirada y vio una pequeña escalera que descendía hasta el nivel de las vías. —Bajá por ahí, vení hasta acá y dejála acá, justo abajo del andén. —El joven estudiante lo miró con terror e incredulidad—. Dale, pichón, metele que no tenemos todo el día. Mariano alzó la mano temblorosa para tomar la manija, pero el propio Roque lo detuvo. —¡Serán cagones los conservadores! Dejá, tomátelas que voy yo… ¡A ver si encima nos hacés volar a nosotros!

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En ese momento, una formación salía rumbo a Primera Junta, mientras que otra llegaba. Marianito corrió a refugiarse en la seguridad del tren que partía. A través de la ventana, las miradas de Roque Carranza y de Mariano Grondona habrían de encontrarse por última vez en más de treinta años. El próximo encuentro ocurriría cuando el joven estudiante de abogacía —luego devenido en periodista— habría de entrevistar al joven ingeniero —luego devenido en Ministro de Obras Públicas— en un conocido programa de televisión. Mariano se quedó mirando a Roque mientras su tren se alejaba y aquél quedaba sumergido en una nueva marea humana que llegaba para escuchar el discurso del General Perón. Pero el morbo fue más fuerte que la cobardía del joven estudiante, quien decidió bajar del tren en la estación Perú. Recuperó la calle con las manos en los bolsillos, escondiendo la mirada. La muchedumbre le provocó náuseas, ese verdadero aluvión zoológico que venía al centro en mangas de camisa y sin sombrero, el olor a transpiración, los empujones. Pensó en que la bomba del Banco Nación los aplastaría como a insectos. En ese momento la multitud rugió enfervorizada y desde los altoparlantes se escuchó al caudillo inconfundible: “Y para los comerciantes que quieren los precios libres, he explicado hasta el cansancio que tal libertad de precios por el momento no puede establecerse. Bastaría un rápido análisis...”. En ese momento, una terrible explosión resonó a la distancia; y luego otra. Dos años más tarde, esa misma Plaza estaba colmada de ómnibus escolares que habían llevado a cientos de niños a presenciar la exhibición aérea que la Marina de Guerra había anunciado en homenaje al General San Martín. Poco después del mediodía, ante el aplauso de chicos y grandes, más de 30 aeronaves aparecieron de pronto por detrás de la Casa Rosada, provenientes desde el río. Volaban elegantes y en perfecta formación, y la muchedumbre rompió en júbilo cuando vio que los aviones giraron al

unísono y parecían acercarse en picada. Destellos intermitentes de pirotecnia parecían iluminar desde sus alas, cuando de pronto hombres, mujeres y niños comenzaron a volar por los aires, despedazados por el fuego de metralla. La confusión se convirtió en pánico cuando una bomba que cayó del cielo alcanzó a uno de los ómnibus anaranjados del que los guardapolvos blancos no pudieron escapar. Luego otra bomba, y otra. El humo y la pólvora no dejaban ver ni respirar, las explosiones y las ráfagas de ametralladoras arrancaban pedazos a los edificios. Los niños lloraban o corrían sin sentido, un barrendero caminó unos cuantos pasos sostenido de su carrito pero sin cabeza. La Casa Rosada eructó una bola de fuego que se convirtió en columna de humo negro. Mientras tanto, en la Base Aérea Morón, toda la oficialidad se encontraba frente a la radio, atónitos ante lo que sucedía en Plaza de Mayo: “El Regimiento de Granaderos a Caballo, junto a las tropas del Ejército bajo el mando del General Lucero, repelen en estos momentos los intentos de las tropas sublevadas por tomar la casa de gobierno. Por su parte, los aviones de la Marina de Guerra continúan con el bombardeo sobre la Plaza de Mayo, la Casa Rosada y el Banco Nación”. Ante la sorpresa de los acontecimientos, la oficialidad se debatía acaloradamente sobre si debían participar o no, e incluso sobre en qué bando debían hacerlo. En ese momento, el Teniente García tocó los hombros de tres de sus colegas —Olezza, Rosito y Adradas— y los llamó aparte. —Compañeros, yo sé que ustedes son peronistas. ¡No podemos hacerle esto al General! ¡Si fue el General el que hizo la Fuerza Aérea! ¡Tenemos que ir a defender al General! Los cuatro tenientes se alejaron del resto. Pronto, despegaron a bordo de sus Gloster Meteor a reacción para ir a la caza de los bombarderos criminales. Pocos minutos después los cuatro tenientes se encontraban en las inmediaciones del teatro de operaciones. Pero el grueso de las aeronaves terroristas se alejaba río adentro, con rum-

bo a Uruguay. A través de la radio, el Teniente Orlezza señaló a dos aviones AT-6 Texan que todavía estaban en la zona. Uno de ellos cambió su curso, buscando seguramente el refugio de Montevideo. García y el propio Orlezza se dieron a su persecución sobre el río abierto, ametrallándolo por la cola y obligando al piloto a saltar en paracaídas. Pero el otro piloto tenía planes muy distintos. Tal vez sabiendo que el combustible no le alcanzaría para llegar a la costa uruguaya, el piloto del AT-6 decidió desprender uno de los tanques auxiliares convirtiéndolo en una bomba incendiaria que cayó sobre la multitud indefensa. Al ver esto, el Teniente Adradas comenzó a perseguirlo con la mirada cargada de odio. El otro intentó deshacerse de su perseguidor volando a muy baja altura por entre los edificios de Retiro, pero su cazador era igualmente diestro y lo fue atosigando de un lado y del otro con el objetivo de obligarlo a ir a una zona más descampada. Llegando a la Costanera Norte, a la altura del el aeroparque Jorge Newbery, el Teniente Ernesto Adradas aferró su comando, gritó “¡Viva Perón!”, apretó el gatillo y ajustició al asesino prófugo.

Escribe: Martín Burgos (*) Ilustra: Sol Re

El 15 de abril de 1953 una célula terrorista conformada por jóvenes profesionales y estudiantes provenientes de familias aristocráticas colocó una bomba en un Hotel y otra en las escalinatas de la estación Plaza de Mayo del subte “A”. Una tercera bomba, ubicada en la azotea del Banco Nación (hoy Banco Central) nunca estalló. El saldo fue de 5 muertos y 93 heridos, entre ellos 19 lisiados permanentes. Dos años más tarde, el 16 de junio de 1955, treinta aviones de la Marina de Guerra bombardearon la Plaza de Mayo en lo que constituye el peor ataque terrorista de la historia argentina, con un saldo de más de 300 muertos civiles, entre ellos decenas de niños. A las oligarquías conservadoras, a los supuestos defensores del “diálogo” y “La República” nunca les preocupó ahorrar en sangre de gaucho.

(*) Martín Burgos es economista. Se licenció en la Universidad de Buenos Aires y realizó un Master en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (París, Francia). Coordinador del Departamento de Economía del Centro Cultural de la Cooperación e investigador del CEFID-AR.

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A través de los años, los argentinos se acostumbraron a que el otoño sea la estación de los primeros fríos, de las hojas caídas, de los fines de semana largo y de las paritarias sindicales. Y como el otoño, las paritarias de un año a otro se parecen, pero nunca son iguales. Del álgido 2014, donde la devaluación de enero y la consiguiente inflación habían impactado de lleno en el salario real, a este 2015 con fuerte tono electoral, la coyuntura del conflicto distributivo requiere tener un marco más amplio para entenderla. Muchos de nuestra generación conocimos lo que era el empleo en blanco recién en los años del gobierno kirchnerista. Pero no es tanto por las dificultades para conseguir el primer empleo, sino por una razón más estructural, vinculada a los cambios acaecidos durante el período. La era neoliberal fue signada por los sinsabores del desempleo juvenil, del empleo en negro, del monotributo, del patrón que pagaba una parte del sueldo en función de las ventas que, claro está, eran siempre magras. Los más privilegiados podían mostrar un “recibo de sueldo” por tener un trabajo registrado, que era un recibo muy distinto al que hoy podemos tener. La trayectoria de este recibo nos puede servir como muestra de los cambios ocurridos, como un pergamino a través del cual buceamos en relaciones laborales en cierto modo superadas. En primer lugar, resultará imposible para nosotros encontrar en el recibo de sueldo de un joven empleado durante los años 90 algo parecido al pago de una cuota de afiliación sindical. ¿Para qué? El papel funcional de muchos de los comúnmente llamados “gordos” frente al desmantelamiento del Estado de bienestar y, en muchos casos, su participación en los beneficios de las privatizaciones, implicó un amplio rechazo social a los sindicatos. Las honrosas excepciones, aisladas frente al tsunami neoliberal, vieron su voz perderse entre los divertimentos televisivos que ofrecían los canales de cable privatizados que ya sólo escuchaban economistas de consultorías y políticos convertidos en gerentes de la miseria. En segundo lugar, gran parte de los aportes patronales para la jubilación se derritieron bajo el argumento de reducir el costo laboral. Luego de haber licuado el sueldo a través del “ejército de reserva” que significaba el desem-

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pleo, sobre el final de la década ya no alcanzaba, por lo cual el Estado contribuyó a la reducción financiando la futura jubilación que le correspondía al patrón. El cobro de diversas sumas “no remunerativas” (sic), ticket canasta y otros engendros de denominación contradictorias iban en la misma dirección: era una forma de pagarle a los trabajadores a cuesta de su futura jubilación. Estos esquemas eran totalmente legales, ya que el Congreso se cansó de votar distintas leyes de flexibilización laboral.

Si bien a cada uno le resultará fácil comparar su propia situación actual respecto de aquella mirando simplemente su recibo de sueldo, subsisten sin embargo grandes desafíos en la búsqueda de superación de ciertas componentes de la relación laboral neoliberal. Al fin y al cabo, la principal pregunta que hay que hacerse es: ¿todos tenemos recibo de sueldo? Y en ese eje pretendemos abrir la puerta hacia lo que es el kirchnerismo, lo que puede ser y lo que no será alrededor de esa clave social que es el trabajo. Es innegable a esta altura que el régimen de acumulación ha cambiado profundamente desde 2003 respecto de lo que era durante los años 90 y, más lejos aún, desde que la libertad económica se nos impusiera mediante la represión política allá por el '76. Este cambio de régimen se puede apreciar en los determinantes del ciclo económico antes y después: hasta el 2001, la economía crecía cuando entraban capitales, sea bajo inversión extranjera (privatizaciones entre 1991 y 1994, extranjerización de las empre-

sas nacionales entre 1996 y 1998), sea bajo endeudamiento privado (las famosas deudas tomadas por los grandes grupos económicos locales entre 1978 y 1980, luego estatizadas), sea bajo endeudamiento público (siendo el período final de la convertibilidad 1999-2001 el más recordado). Cuando los capitales salían del país, la economía caía en una violenta recesión. Esto último se podía dar por el rebote de una crisis internacional (la crisis del Tequila en 1995 o la asiática en 1997) o por problemas de sustentabilidad interna (2001 y el final del gobierno de Alfonsín). A partir del default de la deuda externa declarado por Rodríguez Saá, Argentina no podía contar con entrada de capitales para crecer, por lo cual sólo le quedaban dos opciones: la exportadora con salarios de miseria (correspondiente al proyecto devaluador de Duhalde y gran parte de la oligarquía diversificada del país) o la del mercado interno. La segunda opción fue la que se eligió con Néstor Kirchner y provocó la dimisión de Lavagna, el hombre para quien crecer demasiado no era bueno. A partir de ese momento, el ciclo económico se definirá por las mejoras salariales y del empleo, y más generalmente por las políticas de fomento de la demanda que generará el gobierno (AUH, moratoria jubilatoria, etc.). Al contrario, toda caída del salario provoca una recesión como la que vivimos luego de la devaluación de enero 2014, cuyo impacto inmediato fue una desmejora de la distribución del ingreso.

Es entonces la propia dinámica del régimen de acumulación actual que impide la reducción del salario y del empleo: es el combustible del crecimiento, y sin crecimiento ni protección mediática, todo político sabe que es difícil ganar elecciones. Además de convicciones, son necesidades. El techo a esta panacea económica es el límite dado por la disponibilidad de di-

visas, que el gobierno trata de sortear mediante una mayor apertura hacia los mercados financieros. Esta postura, que lo haría enfrentarse con su propio discurso de “desendeudamiento” o incluso acercarse a cierto gobierno neoliberal presente en la ciudad de Buenos Aires, es la principal polémica existente hoy entre los economistas kirchneristas (y afines). Para sortear la restricción externa, ¿no es más popular una salida que implique una fuerte sustitución de importaciones, en vez de buscar nueva deuda externa? Esta pregunta nos permite mirar del lado de la oferta. Ya sabemos que la demanda “la garantiza Cristina”, entonces: ¿por qué no se puede garantizar también la oferta? Y ahí nos encontramos con el segundo límite al “modelo”: el capital, esa bestia magnífica. Este capital globalizado, el de los tiempos del neoliberalismo, es muy distinto al existente durante el fordismo. Su producción despedazada a lo largo y ancho del planeta, sus nuevas formas de financiarización, su lógica de fugar recursos hacia los paraísos fiscales, sus instituciones mundiales que impiden llevar adelante políticas de protección a la industria nacional…, explican que no sea posible, en las circunstancias actuales, pensar en un automóvil 100% argentino. Y también explican que nuestra industria sea tan dependiente no sólo de maquinarias importadas, sino también de piezas y partes importadas. Y esto no es una particularidad de nuestro país, sino la realidad de nuestro continente latinoamericano. En esta desagregación del capital global encontramos la principal causa del fraccionamiento del trabajo a nivel mundial: el auge del empleo industrial en China también implica una reducción del empleo industrial del resto del mundo, siendo la competencia entre trabajadores una copa del mundo sin ganadores. No nos puede sorprender entonces que, aún en el auge de sindicalización que vivimos en Argentina, el empleo en negro, la changa, la esclavitud de los talleres clandestinos sigan estando tan expandidos. Si hay una continuidad en el mercado de trabajo argentino respecto de los años 90, radica en la presencia del empleo no registrado, que significa que los puestos de trabajo no son suficientes. Esto se puede entender como parte de un fenómeno global: la tendencia a la re-

ducción de la industria y del empleo industrial en el total del PBI. La dinámica de las relaciones laborales en Argentina se tornó muy particular si la comparamos con lo que ocurre en otros países: por un lado existe esta falta de puestos de trabajo como problema estructural del capitalismo a nivel global, y por otro lado una fuerte puja por la distribución del ingreso cuyo emergente es la inflación. La presencia de los sindicatos, las necesidades del gobierno, la alta renta de los commodities, la transferencia de los mayores costos a los precios de parte de los industriales, marcan la vuelta de una lucha de clase institucionalizada pero dura tal como conocimos históricamente en nuestro país. Pero esa particularidad está creando, de a poco, una brecha entre los trabajadores “conveniados”, que reciben los aumentos que los sindicatos logran en las paritarias, y los “no conveniados”, que no se agremian o simplemente no tienen recibo de sueldo. Esta brecha, resuelta en parte por los aumentos de salario mínimo y por las diversas políticas sociales que le ponen un piso a los “salarios de mercado”, constituye sin embargo el principal punto de quiebre posible en el régimen de acumulación actual. Si bien el nivel de desempleo es bajo, la exclusión económica sigue existiendo en el sentido de que muchas “changas” son totalmente prescindibles al sistema económico. Estamos ante una dinámica de “pleno empleo con exclusión”. Como durante los años 90 con el desempleo, mañana la inflación fogoneada por los empresarios podría convertirse en el factor que vuelva a dividir el mercado de trabajo en dos: los que tiene “salarios institucionalizados” y los que tienen “salarios de mercado”. Sólo las políticas activas del gobierno hicieron posible hasta ahora que los trabajadores guarden cierta homogeneidad en cuanto a aumentos salariales. El signo político del próximo gobierno será de primera importancia para saber si los trabajadores pasaremos de la resistencia con un gobierno propio a la resistencia con un gobierno ajeno.

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Tras la gira por las cárceles que Silvio Rodríguez hizo en Cuba frente a miles de reclusos, el trovador llevó adelante una gira por los barrios de la isla. A través de fotografías y de escritos, el libro “Por todo espacio, por este tiempo” relata desde la puesta en escena de los escenarios hasta las anécdotas de los vecinos que viven los conciertos desde los balcones y puertas de sus casas. El libro fue escrito por Mónica Rivero e ilustrado por las fotografías de Alejandro Ramírez Anderson. Silvio presentó el libro durante a su visita a la Argentina, el día 26 de mayo en el Centro Cultural Kirchner. Lo acompañaron Mónica Rivero, el periodista Eduardo Aliverti y la Ministra de Cultura de la Nación Teresa Parodi. La gira continuó con un show en el Luna Park. Como cierre, Silvio tocó gratuitamente en el barrio de Lugano. “Voy a dar exactamente el mismo concierto que di hace días en el Luna Park. Quizá alguna canción más, pero seguro ni una menos”, dijo Silvio al masivo público. Así, Silvio acompañó el festival metropolitano del concurso de bandas “Maravillosa música”. La visita a Lugano fue una noche más de sus “giras por los barrios”, quizás un capítulo a sumar a un libro que podría seguirse escribiendo. Mónica Rivero, coautora de “Por todo espacio, por este tiempo”, llegó a la entrevista pactada con su pelo negro suelto y una sonrisa que iluminaba no sólo su rostro sino también lo que encontraba a su paso. La acompañó el director del multimedio “Cuba es otra historia”, Carlos Rodríguez. Mónica y Carlos nos relataron los entretelones de un recorrido por la isla que muchos sueñan conocer y que pocos logran ver como tal es retratada en el libro.

Entrevista a Mónica Rivero, autora del libro sobre la gira de Silvio Rodríguez por los barrios de Cuba (*)

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¿Cómo escribiste el libro? Mónica: No se escribió como se piensa que se hace un libro. Se trató de una serie de trabajos de prensa que hicimos el autor de las fotos [Alejandro Ramírez Anderson] y yo, a lo largo de conciertos de Silvio. Los conciertos forman parte de una gira que él está haciendo en Cuba hace cinco años por barrios con problemas de determinado tipo: barrios con problemas sociales, problemas económicos, entre otras cosas. Entonces, llegados dos años de este recorrido, hicimos una especie de compilación y es lo

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Entrevistan: Santiago Mouradian y Rocío Alterleib Luna Granda Escribe: Rocío Alterleib Luna Granda Ilustra: Marina Gerosa Fotos: Kaloian

"Intentábamos contestar la pregunta: '¿Por qué Silvio Rodríguez siente que tiene que ir a los barrios a cantarle a esta gente?' "

que resultó ser el libro. Por lo tanto, se fue escribiendo en la misma medida en que iban ocurriendo los conciertos. Así, puede verse este trabajo como un libro de viaje.

“Por todo espacio, por este tiempo”, ¿acerca a los lectores a Silvio o está mayormente centrado en los recitales? Mónica: Nosotros tratamos de usar, en el mejor sentido de la palabra, a Silvio como un puente con la gente. Intentábamos contestar la pregunta: “¿Por qué Silvio Rodríguez siente que tiene que ir a los barrios a cantarle a esta gente?” De todas formas, Silvio, por supuesto, es un protagonista, ¿no? Podríamos decir que hay dos personajes. Está la gente, no como una masa, sino como un montón de particulares historias de vida en relatos, y está Silvio también. La manera de Silvio de sentir esto como algo necesario: cómo él asume la experiencia, cómo experimenta los conciertos. En ese sentido, sí hay un testimonio sobre cómo Silvio ha vivido la gira. ¿Qué conclusiones sacaron? ¿Cómo creen que nació en Silvio la necesidad de tocar por los barrios de Cuba? Mónica: Silvio, antes de esta gira, había hecho una por las prisiones en 2008. Durante esa gira, por supues-

to, intercambió con muchísima gente: actuó frente a 40 mil reclusos de toda Cuba. Terminada esa gira, un día alguien le toca la puerta de su casa: era un policía que había trabajado en una prisión de las que él había visitado. Ese policía había percibido un efecto muy positivo del concierto que había hecho Silvio en la cárcel y estaba trabajando en ese momento en un barrio problemático de La Habana con una función que tiene la polícia de allá que es el tema de prevención —que se trata como de trabajo social para evitar llegar al delito, ¿no?—. El policía le preguntó a Silvio si estaba dispuesto a hacer un concierto en el barrio, que era además cerca de su casa, y Silvio dijo que sí. Incluso cuando él lo cuenta resalta que le pareció muy extraña la situación pero que dijo: “Bueno, vamos a ver qué pasa aquí”. Hizo el concierto y la forma en que lo experimentó, la sensación que le dio, es que había encontrado un nuevo buen camino para andar.

¿Cómo toma la gente el concierto de Silvio en su barrio? Mónica: Es interesante, sobre todo porque el concierto no se anuncia mucho, no se hace publicidad y mucha gente del barrio se entera en el momento en que ve que se empieza a montar un escenario. El barrio sigue teniendo su accionar cotidiano mientras se prepara el concierto de Silvio. Incluso hay gente que aparece viendo el concierto con ropa de trabajo o disfruta el concierto desde el living de su casa por la ventana. ¿Qué se puede encontrar de Cuba en este libro? Mónica: El itinerario de gira por los barrios se forma resaltando ciertos índices. Por ejemplo: barrios con problemas de violencia, barrios con índice de pobreza, de mal estado constructivo de las casas, hacinamiento. O sea, una serie de indicadores, ¿no? Por supuesto, no siempre son los mismos en todos los lugares. Hay barrios que se encuentran muy cerca de lugares céntricos de la ciudad, otros que

"El barrio sigue teniendo su accionar cotidiano mientras se prepara el concierto de Silvio." 45


están un poco más alejados, más rurales. En términos generales, estamos hablando de una Cuba que casi todos los cubanos conocen porque la viven o porque conocen a alguien que la vive o porque la recorren cuando van a trabajar, porque no está apartada del ámbito social. Además te encuentras en esos barrios a médicos junto a vendedores, siendo esos barrios de un tejido social muy diverso.

pasó el Che Guevara, esa gran figura que nos une a los argentinos y los cubanos.

“Nuestro libro es un recorrido muy sistemático por la Cuba actual, una Cuba que no es visible en la prensa.”

¿Cómo fue la presentación en el Centro Cultural Kirchner? Carlos: De este lado del público, creo que fue impresionante e impactante lo que se organizó. Fue una idea que se hizo muy rápido y realmente convocar a casi dos mil personas en apenas dos días fue muy bonito. Hubo personalidades de la cultura, personalidades de la política, de todo. En el Luna Park se me cayeron unas lágrimas y se los quiero agradecer como cubano porque se recibió una enorme solidaridad y sentimos una gran satisfacción de saber que a nosotros, los cubanos, nos tienen mucha gratitud, algo que se ha visto mucho allí. Es sin duda, un honor para nosotros ese gesto de ustedes.

Carlos, ¿cuál va a ser el desarrollo de la gira del libro por Argentina? Carlos: La idea es hacer un recorrido por todo el país. Un poco por el norte y el sur. Vamos a estar en La Plata, Mar del Plata, Rosario, Córdoba, más precisamente en Alta Gracia en la semana del Che, en la casa de su adolescencia e infancia. Después vamos a ir a Bahía Blanca, Neuquén, Bariloche y San Martín de los Andes, en las pasteras: otro lugar por donde

¿Qué esperan que les suceda a los lectores de este libro? Mónica: Saber qué va a pasar es casi impredecible. Las lecturas van a ser tantas como gente lo lea. Pero sí muy modestamente resalto que nuestro libro es un recorrido muy sistemático por la Cuba actual, una Cuba que no es visible en la prensa, aunque sí hay acercamientos desde la academia, el cine o medios fuera de Cuba que dan sólo un aspecto de esa realidad.

Tratamos de hacerlo lo más complejo posible, de hablar de los problemas, de las potencialidades, de la belleza que hay también en estos barrios y de la belleza de la gente. En ese sentido, quizá, es algo nuevo, algo que no se ha explorado o no se ha dicho con tanta amplitud. Creo que puede servirle a quienes no conocen Cuba para conocerla, sobre todo a su gente con la que el diálogo es muy fácil. Hicimos historias de vida. Llegábamos al barrio unas horas antes del concierto y le preguntábamos a la gente cómo era su vida cotidiana, qué les gustaba y qué no de su barrio. Carlos: Quiero decirles también que este trabajo se hizo junto con un documental fílmico, audiovisual. Pretendemos precisamente ver si lo podemos traer acá y que se pueda adquirir en todo el mundo. Quisiera resaltar que no es cierto que en Cuba no hay libertad de expresión. Algunos medios de prensa extranjeros han catalogado al documental como crítico al gobierno. Creo que ambas producciones, el documental y el libro, demuestran la fortaleza de la libertad en la isla. (*) El libro puede conseguirse en: www.cubaesotrahistoria.com.ar

L a

s i t u a c i ó n

S i r i a

Escribe: Guadi Calvo Ilustra: Germán Pasti

Quizás, muy posiblemente, para cuando se lean estas líneas la situación en Siria haya cambiado absolutamente. Es posible que el gobierno de Bashar al-Assad haya sido derrocado definitivamente y su monumental batalla contra el enjambre de fuerzas amalgamadas para ese fin haya terminado. Entonces, con la caída de Damasco, estaremos frente a otro escenario, uno mucho más complicado, perverso y peligroso para la paz del mundo. Apuntaremos, casi anecdóticamente, las matanzas que se seguirán produciendo, ya no por la guerra, sino por acciones de venganza, y no sólo contra aquellos que han defendido hasta últimos momento al pueblo y al gobierno sirio. Lo mismo sucede actualmente en Libia, después de la derrota del Coronel Muammar Gaddafi. Las bandas mercenarias se creerán con derecho a reclamar su parte, en muchos casos después de cuatro años de lucha, en otros por haber hecho gala del más horroroso muestrario de la degradación humana. La gran prensa internacional no ha podido ocultar las aberraciones a los que fue sometido el pueblo sirio por los miles de milicianos salafistas que llegaron a su país. Mucho absolutamente convencidos de estar luchando por una causa justa, otros llegaron como mercenarios curtidos

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en guerras como la de Afganistán, Irak o la propia Libia, cuyos mandos permitieron y alentaron todos los suplicios de la guerra. Más allá de las muertes, hemos presenciado lapidaciones, decapitaciones, lanzamientos desde torres como castigo a los homosexuales e incineraciones. Sólo por nombrar la más emblemática, recordemos al Estado Islámico calcinando vivo al piloto jordano Muaz Kasasbeh, en febrero de 2015. Una de las innovaciones que ha aportado esta guerra es que los perpetradores utilizan las redes sociales para difundir este tipo de “hazañas” con la que consiguen o creen conseguir (los sociólogos tendrán que resolver el acertijo) no sólo el reconocimiento de los suyos, sino generar temor entre los enemigos y alentar a los miles de jóvenes musulmanes, especialmente europeos a incorporarse a la lucha, a la “Yihad”, como una manera de resarcirse y resarcir a sus familias de las tantísimas ofensas, discriminaciones y malos tratos que la sociedad occidental ha sometido a los musulmanes. Es ese espíritu de revancha el que ha empujado a un número indeterminado de jóvenes de origen musulmán, prioritariamente árabes, a viajar a Siria, para unirse o bien a Al-Qaeda o al Estado Islámico. Una de las grandes preguntas de la sociedad europea es

qué hacer y cómo contener a estos pretendidos “yihadistas” ya no sólo para evitar ese viaje, sino para que a su vuelta a sus lugares de origen, si es que consiguen volver, no cometan actos terroristas. El número es incierto, aunque de ninguna manera exiguo. Se cree que son más de treinta mil los “yihadistas” europeos. Los gobiernos de Francia, Gran Bretaña, Alemania, España, Bélgica, Holanda y Dinamarca (entre otros), alguna vez tendrán que explicar a sus sociedades las razones que llevaron a tantos miles de jóvenes, quizás de tercera y hasta cuarta generación europea, a sentirse expulsados de su propio país. Dichos jóvenes se fueron de sus países de origen para sumarse a algunas de las organizaciones salafistas tanto sea Estado Islámico como el Frente al-Nusra representantes de al-Qaeda global. Siempre se ha dicho que, para los gobiernos europeos, el exilio de estos jóvenes representó una excelente oportunidad de sacarse tanto “moro” de encima, potenciales delincuentes o mucho peor: agitadores sociales. Los jóvenes eran mano de obra disponible para generar otra posible “Intifada” como la que miles de jóvenes árabes de las barriadas obreras de los suburbios de París protagonizaron en octubre de 2005. En esa oportunidad

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pusieron al borde del colapso al gobierno de Jacques Chirac e, incluso, el entonces ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, los reprimió como a verdaderos enemigos y los llamó “escoria”. Sacarse a miles de revoltosos implica, además, descontar un número importante a la hora de asignar los subsidios por desocupación o para la seguridad social. Para los gobiernos europeos significaba matar dos pájaros de un tiro: esos jóvenes revoltosos, un gasto para el Estado, se iban a morir lejos por su Dios, a sus ancestrales lugares de origen, y de paso ayudarían a derrotar a un enemigo de Occidente como era Bashar al-Assad.

Amigos son los amigos

La ilegítima coalición que se conformó para derrotar al presidente sirio Bashar al-Assad ha sido no sólo

numerosa, sino también poderosísima. Y, particularmente, paradójica. Tal como fue en el caso libio, la alianza fue conformada por países que a primera vista pueden considerarse enemigos, como Israel, Turquía o Arabia Saudita. Como dato de color, Arabia Saudita se autodenomina “Guardián de los Lugares Sagrados” porque las ciudades de Meca y Medina (los dos lugares más sagrados del Islam) le tocaron en suerte luego de la repartija de territorios del espurio tratado de 1916 “Sykes-Picot” entre Inglaterra y Francia. Sería interesante marcar que el tercer lugar sagrado es la ciudad de al-Quds, también llamada Jerusalén: es decir, la capital de Palestina, ocupada por Israel. Justamente, los “Guardianes de los Lugares Sagrados”, nunca han hecho nada por recuperarla o mejor dicho, han hecho todo lo contrario. Una de las características de esta guerra han sido los miles de fusiles aportados por París para armar a lo que se conoció como el “Ejército Libre Sirio”. Paradójicamente, en un primer momento, allá por inicios de 2011 y en plena moda de la Primavera Árabe, dicho Ejército se dio por llamar “Oposición Moderada”. Está compuesto por desertores del Ejército oficial, el Árabe Sirio, y mercenarios de empresas norteamericanas como Blackwater entre otras europeas y sudafricanas. El al-Qaeda sirio, conocido como Jabhat al-Nusrah li-Ahl ash-Shãm (Frente de la Victoria para el Pueblo de la Gran Siria), se abasteció del grupo “moderado” a partir de mitad de 2011, mientras comenzaban a llegar combatientes de más de 93 países, tan alejados como Mauritania de Chechenia o Filipinas de Estados Unidos, sin contar países como Somalía, Túnez, Marruecos, Argelia, Afganistán, Pakistán e incluso China de donde llegaron miembros del grupo separatista Doogu Türkistan Íslâm Hareketi (Movimiento Islámico del Turquestan Oriental MITO). Otra de las tantísimas paradojas de esta guerra se dio cuando los comandos franceses de la Operación Serval llegaron al norte de Mali para reprimir un levantamiento del pueblo Tuareg reclamando el territorio de Azawad. Los franceses encontraron al pueblo Tuareg armado con muchos de los fusiles que la propia Francia había “donado” a la insurgencia siria seis

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mil kilómetros al noreste, unas pocas semanas antes y con el objeto de derrocar al presidente al-Assad. El surgimiento del mediático Estado Islámico es otra de las grandes paradojas de esta guerra. El Estado Islámico fue creado a partir de un enfrentamiento interno entre al-Nusra y el por entonces Estado Islámico para Irak y el Levante (ISIS o Daesh). El al-Qaeda iraquí, que se había instalado en Siria como una fuerza independiente, obligó al líder del al-Qaeda global (el heredero de Osama Bin Laden, Ayman al-Zawahiri) a ordenar el repliegue a sus fronteras del ISIS. Esto provocó el enojo del líder del ISIS Abu Bakr al-Bagdadi quien emergió como una tromba imparable tras permanecer de enero a julio de 2014 atrincherado en las ciudades del norte de Irak Faluya y Ramani, resistiendo a los embates de las fuerzas de Bagdad. Al poco tiempo al-Bagdadí abjuró de su lealtad a al-Qaeda y reconvirtió al ISIS en el Estado Islámico. Finalmente, al-Bagdadí, faltando a todas las normas de la religión que dice defender, se ungió como Califa, con el nombre Ibrahim. La prensa no deja de informar sobre las atrocidades del Estado Islámico. Lo que nunca quedó claro es cómo un reducido grupo de hombres, después de permanecer encerrados en dos ciudades sitiadas, pudieron emerger con tanta fuerza. Quizás haya que anotar aquí la incorporación a sus fuerzas de cientos de ex miembros de la Guardia Republicana de Sadam Hussein, que volvieron de sus exilios especialmente en los Emiratos Árabes y Qatar (dos de los países también financistas de la guerra contra al-Assad). Estos veteranos iraquíes fueron los que pudieron poner en marcha los vehículos artillados y helicópteros de última generación que los Estados Unidos habían vendido a Bagdad. Entre los veteranos iraquíes estaba, por ejemplo, el ex vicepresidente del Consejo Supremo Militar de Irak, Izzat Ibrahim al-Douri, que se había convertido en el jefe militar del Califato y que fue asesinado por una turba que lo identificó viajando de incógnito, en la provincia iraquí de Saladino, el 17 de abril último.

dador Abu Bakr al-Bagdadi, se sospecha que han operado a favor de Occidente todavía mucho más que el propio al-Qaeda. Existen fotografías de hace tres años donde se ve a al-Bagdadi reunido en Jordania con el senador norteamericano cabeza del Tea Party, John McCain, con quien habrían coordinado por lo menos los inicios del propio Estado Islámico. Hoy la organización salafista tiene una fuerte presencia en Siria e Irak, pero también en Libia, Túnez, Argelia y Níger. El líder de la nigeriana Boko Haram, Abubakar Shekau, juró lealtad al Califa en marzo de 2015. Parte de la organización de al-Qaeda para la Península Arábiga se ha escindido de la organización y también ha jurado lealtad a Ibrahim. Los Califados se han convertido no sólo en la pesadilla de los pueblos sirio e iraquí, sino también en un peligro latente para Estados cercanos como Líbano y Jordania, territorios en los que podrían penetrar apenas caiga Damasco. Por estos días se está desarrollando una batalla silenciosa en las alturas de la cordillera de al-Qalamoun, donde batallones de Hezbollah se han convertido en la única barrera de contención del ingreso del Estado Islámico al Líbano. Resulta también llamativo que la fuerza aérea israelí este atacando posiciones de Hezbollah en defensa de sus “aliados” salafistas. La caída de Siria en manos de Estado Islámico, comprometería las fronteras del Líbano y Jordania, además de las de Irán, que no tolerará que se acerquen a sus líneas. Por otro lado, Estados como Turquía e Israel están seguros de que no serán molestados por sus nuevos vecinos. Al fin y al cabo, ya llevan más de cuatro alianzas en una extravagante coalición.

Sobre el Estado Islámico y su fun-

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Escribe: Ayelén Vázquez Ilustra: Muy Celestial

Me acuerdo cuando nació mi hija. Yo era un sólo dolor miedoso, esperando ver salir de entre mis piernas un sueño de nueve meses con cara y sexo. (Gioconda Belli, “Parto”)

Esa madrugada, cuando Anabella llegó al sanatorio las sensaciones se le mezclaban y le atravesaban el cuerpo. Era algo nuevo, difícil de entender para ella, que nunca había sentido todo eso. Miedo, ansiedad, alegría, y ganas de vivir su primera experiencia como mamá. Hasta el momento en que rompió bolsa había ido muchas veces a esa clínica, la única con servicio de obstetricia que reconocía su obra social. Sí, casi siempre la habían hecho esperar más de lo normal, pero en general la habían tratado bien. Así que no se preocupó por eso, estaba en manos de profesionales, pensó. Después de un rato, cuando la llevaron a la sala donde iba a esperar su turno, sintió que algo no andaba bien. Le dolía mucho. Era un dolor diferente al resto de las contracciones que ya estaba contando desde hacía horas, un dolor profundo. Sentía que los huesos se le iban a quebrar. Su pareja, que la abrazaba y acompañaba como podía, pidió a la enfermera un médico que la pudiera ver. No sabían qué hacer, porque nadie nunca les había explicado cómo era el proceso, quien los iba a atender, qué era esperable y qué no. Pero entre tanta incertidumbre, había algo de lo que estaba segura, no iba a ser capaz de resistir ese dolor.

El parto profanado Violencia obstétrica

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Al fin, su novio volvió con una enfermera “a ver, dejáme verte”. Y le metió la mano con una brusquedad en la que Ana no pudo reparar, porque su vientre era como un millón de patadas. “Estás con 5, nena. Por ahora no se puede hacer nada”; en ese momento pidieron por un médico: “Ahora no hay ninguno. Van a tener que esperar”. Allí empezó la triste anécdota de su primer parto. Horas solos, sin respuesta, sin poder saber qué era lo que le causaba semejante sufrimiento, pensando que algo debía andar mal, que el bebé quizás no estaba bien, pensando qué iba a pasar. “Vayámonos”, llegó a decirle a su novio. Pero ya era tarde. No podía ni caminar. Al fin otra enfermera: “Nena, no te quejes tanto, es normal, no puedo hacer nada”.

El parto de Anabella no era normal, una complicación hizo que su útero se contrajera más de lo habitual causando no sólo dolor a ella, sino generando altos riesgos de vida para el bebé. Cuando finalmente llegó el obstetra, sacaron a su novio de la sala; él les rogó quedarse. “No, andate pibe”, le gritó el profesional, el que por fin la iba a ayudar a ella que había pedido a llanto vivo que alguien le explicara qué pasaba. “Tendrían que haber avisado de esto, ahora todo va a ser muy difícil”, escupió el médico impoluto, frío y enojado. A un año de su parto, y con su bebé en brazos esta madre todavía recuerda ese dolor como si lo volviera a sentir, pero no en la panza como en aquel momento, es un dolor en el pecho. También ahora las sensaciones se le mezclan, esta vez vergüenza y miedo. Y mucha impotencia. Anabella ignoraba que había sido víctima de violencia obstétrica, un tipo de violencia de género que está constituida por aquellas prácticas médicas que ejerce el personal de los servicios de maternidad sobre la mujer con el objetivo de impedir que tome sus propias decisiones durante el proceso del parto. La violencia obstétrica se traduce en trato denigrante, humillaciones, exceso de medicación, impedimento de conocer lo que está pasando y falta de contención. Tiene consecuencias que van desde experiencias traumáticas hasta la muerte de la mamá, del bebé, o de ambos. La violencia obstétrica se asienta en la creencia generalizada que nuestros cuerpos (los de las mujeres) siempre fallan y son defectuosos, en la idea de que los horarios del hospital y del personal son más importantes que lo que le está pasando a la mujer durante un proceso que puede durar muchas horas. La mujer se encuentra totalmente vulnerable frente a la monstruosidad del sistema de salud. Victoria Montenegro es hija, nieta, mujer y madre, y cuando dio a luz a su pri-

mer hijo sufrió de violencia obstétrica. Hoy, desde la subsecretaría de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres impulsa la campaña “Antes, durante y después del embarazo. ¡Tenés derechos!”. A través de una guía de bolsillo que se distribuirá en los hospitales, la campaña promueve el conocimiento de todo lo que debería saberse al momento de atravesar un embarazo. “Muchas mujeres nos comentaban y denunciaban informalmente casos de violencia obstétrica. Sin embargo, vimos que la línea telefónica 144 –que ofrece asesoramiento y contención en casos de violencia de género– no había registrado consultas ni reclamos sobre este tema. Allí nos dimos cuenta que evidentemente esto estaba muy naturalizado en las mujeres”. Victoria agrega que por esta razón Argentina aún no posee estadísticas sobre esta problemática. “Las mujeres no tenemos en cuenta, por ejemplo, que la cesárea no es una práctica más, que es una operación, y que como tal no puede ser indicada si no es estrictamente necesaria. Los médicos nos mandan a cesárea como si fuera nada, y es tan peligrosa e invasiva como cualquier otra intervención quirúrgica”. Nos hemos acostumbrado a parir acostadas (cuando la naturaleza siempre más sabia que los hombres enseña que paradas es menos doloroso y más rápido), a recibir la peridural sin pedirla y a que nos la nieguen cuando la pedimos a gritos, a que nos corten sin que sea necesario, nos hagan enemas y nos insulten, todo eso en el momento de mayor vulnerabilidad que podemos atravesar como mujeres que quisimos ser madres. “La ley existe y está muy bien, es un reconocimiento ganado, pero hay que militarla, hacerla carne y lograr que se reglamente”, dice Montenegro en referencia a la Ley de Parto Humanizado que se sancionó en el 2004 y que estipula todos aquellos derechos que se deben garantizar a madres, padres y recién nacidos. Perla Prigoshin, directora de la CONSAVIG

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(Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género), coincide con Montenegro en indicar el exceso de cesárea como el abuso más común en el sector privado (clínicas, sanatorios y maternidades). En los hospitales públicos las denuncias más usuales son por impedir a la madre elegir a su acompañante durante el parto, o directamente, obligarlas a atravesarlo en soledad: “Los médicos les dicen a los familiares que como la sala de parto es equivalente a un quirófano no puede haber nadie que no pertenezca al equipo de salud, pero eso no es así, porque la Ley estipula claramente que la mujer tiene derecho a decidir con quién estar en ese momento tan importante”. Para Prigoshin lo importante es poder establecer no sólo cuántas son las mujeres víctimas de violencia obstétrica, sino qué sanciones serían pertinentes aplicar en cada caso. En febrero de este año, y a partir de una denuncia realizada por una mujer, este organismo logró a través de la Defensoría del Pueblo de La Nación que se obligue a las autoridades del Hospital “Nuestra Señora de Luján” y a la Secretaría de Salud de esa localidad a garantizar su derecho a estar acompañada durante una cesárea programada y a adecuar las instalaciones y procedimientos del centro de salud para el cumplimiento de la normativa vigente. “Lo positivo de esta resolución es que la respuesta del Hospital fue muy rápida, y accedieron a refaccionar la sala de parto que hasta ese momento era muy chica y no preveía la presencia de familiares”, indica la funcionaria desde una perspectiva de esperanza.

minifaldas y pegar nalgadas, y después colgar en las redes sociales el cartel con la convocatoria a la marcha contra los femicidios (contradicción asquerosa por cierto que embarulla toda la discusión), nacer “minita” es luchar todos los días contra un patriarcado que no sólo es ejercido por los hombres, sino que se reproduce tristemente por algunas mujeres. “La enfermera era más agresiva que el médico” o “la obstetra me trataba como si no fuera mujer”, cuentan quienes sufrieron en vientre propio el odio, el abuso, la práctica invasiva naturalizada.

acusar al sistema machista si después no podemos hacernos cargo y defendernos cuando se amenaza nuestra salud. Tuvimos que esperar que haya un femicidio cada 32 horas para movilizarnos y pedir por favor que no nos maten. Luchemos, exijamos, contemos y enseñemos a los hombres y mujeres que nos rodean lo fundamental de poder dar a luz en respeto y dignamente, porque sólo así podremos parir transformación.

En este contexto, saber qué debería pasarnos y qué no es a la vez derecho y obligación, porque sólo de esa forma las condiciones cambiarán. De nada sirve

Sin embargo, una certeza indudable late en el aire cargado de hastío: hoy en Argentina ser mujer es un peligro. No alcanza con que nos maten, nos entierren, nos metan en bolsas y nos violen. También deben decidir sobre nuestros cuerpos incluso en el momento en que traemos vida. En una sociedad donde Tinelli puede cortar

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