![](https://assets.isu.pub/document-structure/250201003009-c18adcd452387cd659d1a6e0f0781975/v1/e013d25d8e7738b45464644dd3fca91d.jpeg?crop=866%2C650%2Cx0%2Cy0&originalHeight=829&originalWidth=866&zoom=1&width=720&quality=85%2C50)
3 minute read
Paz política desde el plano espiritual
El producto de la justicia será la paz; tranquilidady seguridad perpetuas serán su fruto. Isaías 32:17
Las congregaciones no están llamadas a ser organismos políticos, siendo -como son por naturaleza- organismos espirituales. En ese orden de ideas, para nosotros lo importante son las almas, no las armas; y las almas de todos son exactamente iguales para Dios. El alma del militar, del paramilitar, y del guerrillero valen lo mismo para el Señor, porque todos ellos, sin excepción, son hombres por los cuales murió nuestro señor Jesucristo en la cruz.
En las iglesias se sientan –o, al menos tienen el derecho de hacerlo- personas de todos los partidos, grupos y bandos políticos, cosa que nos alegra. Observa lo que ocurría hace más de 2000 años alrededor del propio Jesucristo. En la tierra santa gobernaba una potencia imperial, nada menos que Roma; y, entre los partidarios del Nazareno, o entre quienes lo seguían en general, usted podía encontrar proimperialistas, antiimperialistas, e imperialistas por igual. Díganlo, si no, un centurión romano, un colaborador de Herodes y un zelote: es decir, alguien perteneciente a un grupo subversivo que se había levantado en contra del imperio romano. ¿Cuándo Jesús los discriminó? ¿Cuándo le dijo al amigo del imperio? “Tú no puedes estar conmigo”; o al guerrillero: “Tú no tienes cabida a mi lado?” Aprendamos a mirar las cosas en la dimensión espiritual, no en la dimensión política; de lo contrario, no vamos a poder contribuir a que estos países salgan adelante. Recordemos el caso chileno: al subir Salvador Allende al poder, muchos cristianos evangélicos se le opusieron porque era marxista y las mentes poco ilustradas identifican lisamente marxismo con ateísmo. Marx era ateo confeso, pero no se pueden desconocer, por esa razón, los avances que su sistema aportó a la justicia social en el mundo.
No soy marxista ni en lo mínimo, precisamente porque soy cristiano, pero creo que están equivocados los que piensan que el marxismo se acabó, cuando lo que ha pasado en realidad es que se transformó, que ahora lo están analizando de otra manera para aplicarlo en forma diferente a como lo hicieron -por ejemplo- en la desaparecida Unión Soviética, donde fracasó estruendosamente.
En Chile, se opusieron a Allende los aludidos cristianos; y, cuando subió Pinochet, se opusieron a él también como por instinto, ya que la extrema derecha, en toda Latinoamérica en general, ha sido aliada del catolicismo romano. De esta manera, la iglesia chilena se fue hasta la izquierda y se fue hasta la derecha, y finalmente, no pudo hacer nada en ninguno de los dos extremos. Si se hubiera entendido que los seguidores de Pinochet y los de Allende, por igual, eran almas por las cuales murió el Señor, se habría contribuido desde el evangelio a la reconciliación del pueblo chileno. En medio de los conflictos, los cristianos nos ofendemos lógicamente con los que echan bala, pero no nos ofendemos de igual manera con los que se roban los dineros públicos. Y, entonces, ¿qué partido podemos tomar allí? ¿A favor de quién o en contra de quién? Si la Biblia misma declara que el producto de la justicia será la paz, no estamos inventando nada cuando afirmamos que donde hay justicia, hay paz; eso lo dice la Palabra del Príncipe de la paz, no la palabra de un simple y falible predicador.
¿Por qué hay paramilitares?
- Porque hay guerrilleros. ¿Por qué hay guerrilleros?
-Porque hay injusticia social. Y la pregunta clave: ¿Por qué hay injusticia social? –Porque hay corrupción.
-Porque hay injusticia social. Y la pregunta clave: ¿Por qué hay injusticia social? –Porque hay corrupción.