CUADERNOS DE POESIA
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA
San Juan de Puerto Rico
1976
FRANCISCO MATOS PAOLI
Poesías
CUADERNOS DE POESIA FRANCISCO MATOS PAOLI
Ilustraciones de Augusto Marin
INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA
San Juan de Puerto Rico
1976
EDICIONES DEL INSTITUTO DE CULTURA PUERTORRIQUEÑA
DEPOSITO LEGAL: B. 34.131-1976
INDUSTRIAS GRAFICAS M. PAREJA / BARCELONA IMPRESO EN ESPAÑA / PRINTED IN SPAIN
Pees, MATOS PAOLI nace el 9 de marzo de 1915,
en Lares. Debido a los escasos recursos económicos de su familia realiza con grandes sacrificios sus estudios primarios y secundarios en su pueblo. A esta etapa juvenil inmadura pertenece su primer libro, Signario de lágrimas, sincero responso sentimental a la pérdida de la madre, que acusa cierto aislamiento poético que le acerca más a un romanticismo rezagado con algún afeite modernista y atalayista.
La profunda religiosidad de la madre muerta y los poemas del padre de extracción proletaria, sin estudios, agricultor, son punto de partida de su quehacer poético y veta constante en su fondo lírico. En la especie de «indigenismo lírico» de Cardo labriego y otros poemas, queda evidente esto, por la poca recreación que el poeta hace de la realidad. En la «Oración del labriego» confluyen actitud religiosa, apego a la tierra y al jíbaro y el dato biográfico.
Dos amigos influyen en el derrotero poético de Matos: su amigo y compueblano Luis Hernández Aquino y su amistad por carta con la poetisa Carmen Alicia Cadilla. A través del primero, afiliado por entonces al atalayismo y bajo cuyo signo había publicado «Niebla lírica», conoce Matos dicho movimiento, al cual nunca se afilió, pero del que resultaría deudora su poesía.
Carmen Alicia Cadilla, por su parte, es la poetisa que «descubre» a Matos. Recién llegado a Río Piedras, Matos se mueve en un círculo que gira en torno a ella, y en el cual estaban, entre otros, José Emilio González —compañero de estudios y alojamiento de Matos— y Carmelina Vizcarrondo. Es en esta época que Carmen Alicia Cadilla le facilita libros que le intro_ducen a la poética de la generación española del 27.
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La década del ’40 nos presenta al poeta en lucha con sus instrumentos pero sobre la certeza de que son suyos. Del Signario inicial y el Cardo labriego y otros poemas, de compromiso con la tierra, el poeta ha concluido sus estudios de normal, ha bregado con el artículo, el ensayo y la crítica, ha pasado por las manos formativas de Margot Arce, Concha Meléndez y Pedro Salinas, ha concluido su bachillerato, ha publicado Habitante del eco y Teoría del olvido y conoce la vanguardia por dentro.
En Habitante del eco, donde expresa una poética exigente y agarrada por un surrealismo aleixandrino no automático, se queja de la dificultad de asir con palabras la realidad «corpóreas aves huecas», retuerce el género («Antisoneto al mar doncel») en su intento por transmitir lo racional e irracional y denota el tema místico («Desnudo eterno seas») sobre un bañobautismo biográfico, que incluye su gemelo erótico.
Por otro lado, el verso libre y la construcción clásica estructuran la misma poética en Teoría del olvido. El poema «Entre tanta presencia de muertos» recoge lo anterior sobre la constante de la madre muerta. Lo religioso aparece en «Paloma sin nombrar».
Matos fue profesor de los cursos básicos de Español y Humanidades, y luego, en Estudios Hispánicos, de literatura española y puertorriqueña, desde 1942, año en que contrae matrimonio con Isabel Freire, de la que tiene su primera hija Susana Isabel, en 1943, y la segunda, María Soledad, en 1945.
La década del '50 nos trae a un Matos Paoli que viene con un Puerto Rico desde lejos: Canto a Puerto Rico. Este libro fue escrito totalmente en París, en el extranjero, es decir, desde donde siempre queremos más a la Patria: desde el exilio espiritual y con la tradición de Gautier como respaldo. De sus cuatro partes, exhuberantes en metáforas, la última lo liga a la tradición del canto a Lares en este elevado criollismo que delata lo integralista.
Esta década, trágica para el país, lo es también para el poeta. Matos acaba de llegar de Francia, pero como es miem-
bro del Partido Nacionalista desde la década del '30, a su regreso interviene más en la política, llega a ocupar la secretaría del Partido, y como consecuencia de unos discursos suyos, especialmente el del 8 de abril de 1950 —el último discurso antes de la Revolución Nacionalista—, el mismo año que el Ateneo Puertorriqueño le premia por su Canto a Puerto Rico, el Estado le condena a 20 años de prisión que luego fueron reducidos a diez.
Primero, la cárcel de «La Princesa», en una celda con Don Pedro Albizu Campos, Pedro Ulises Pabón y Ramón Medina —celda significativamente llamada por los demás confinados «la escuelita»— donde escribe Luz de los héroes luego, el Presidio Insular, donde escribe su libro inédito Canto nacional a Borinquen (una de sus veintitrés obras inéditas). Después de esto, la pérdida de la razón, dos internados en el manicomio, la libertad «bajo palabra» que él rechaza, otra vez la cárcel, y por fin, en 1955, el indulto sin condiciones. El final de los años cincuenta presentan un hombre herido y un poeta intacto, depurado: Criatura del rocío.
El elemento concreto —la tierra, la Patria, el valor— se cruza con lo simbólico, lo religioso-místico, lo erótico y metafísico en la obra de Matos Paoli, sin constituir dos naves separadas: sólo que unas veces predomina una y otras, la otra. De lo primero tenemos un claro ejemplo, Luz de los héroes. La décima, vehículo principal de la expresión poética de nuestro campesinado, le sirve para cantar a su lar desde la cárcel. Lo demás, «Los héroes» y «Palmera», habla por sí solo. Todo, desde luego, presidido por la frase albizuista «La patria es valor y sacrificio», que el poeta traduce en «Queda el lirio que nos llama. /Secreta es nuestra alegría». De la segunda expresión, en Criatura del rocío, los sonetos místicos a Cristo, «Jesús, una violeta» —sobre la idea de la fragilidad y timidez de esa flor— y «Salvación del ahora», poesía pura en su mejor tradición y con Mallarmé de fondo.
La década del '60, en libros publicados, nos trae la objetivación de su enfermedad en Canto de la locura. Con esta obra, [11]
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escrita según el autor en dos días, inicia un cambio de rumbo en lo profundo de su concepción poética. Entre otros puntos, lo patriótico y lo religioso son casi una misma cosa: la frase albizuista que preside el sector patriótico «La patria es valor y sacrificio» está en el fondo del sector religioso que es ahora un anhelo de conseguir la santidad por el sacrificio. Así se cierra el círculo.
La parte «Y Dios es locura», martiana y franciscana, aclara que el libro no es mero recuento de una vivencia sino también poética que instaura los elementos «locura» y «ensueño» como fase de su poesía metafísica, al amparo aristotélico. Pero Matos siempre parte de un hecho concreto. La selección «Ya estoy» surge de una experiencia real: cuando internaron al poeta, un loco desconocido se le acercó y empezó a escupirle. Matos sólo lo miraba sin decir ni hacer nada. Está claro, la poesía evanescente y evasiva de Habitante del eco y Teoría del olvido, acaba de aceptar la realidad, el mundo: es decir, la fealdad existe.
De la mucha poesía suelta de Matos Paoli, hemos escogido el poema «Contra el poeta exquisito», aparecido junto a seis más, en el primer número de la revista Versiones, que fue precisamente un número en homenaje a Francisco Matos Paoli.
El poema es un abierto ataque al poeta no comprometido: «El poeta feliz de tanto desatarse» De ahí que recuerde «el “olímpico cisne» del pasado «que no sabe morir/en un día cualquiera». Porque con toda su profundidad subjetiva, con su afán de equilibrio y perfección y con su urgencia de belleza, la obra de Matos Paoli ha estado tan comprometida como su vida, sin ser propiamente una poesía de protesta... y caro lo ha pagado.
Al momento de entregar estas notas recibimos su último libro, El viento y la paloma, nos presenta un mar ya calmado. Se trata de una poesía sosegada, de ideas más que de emociones: un intelecto en éxtasis. En «La esperanza» se aclara la «noche oscura» de San Juan de la Cruz; en «Biografía de un poeta», el elemento existencial.
En términos generales podemos decir que los temas fundamentales de Matos Paoli son: lo religioso y la patria; que su poesía acusa influencias notables del Atalayismo, el Integralismo, la vanguardia en general, el surrealismo en especial, San Juan de la Cruz, Aleixandre, Guillén, y algunos poetas franceses; que contiene motivos recurrentes de fondo, como la presencia de la madre, además de los de superficie, que son resultado de su temática. Por otro lado, se mueve con agilidad tanto en el verso libre como en la forma clásica; y que con un léxico sencillo y selecto crea la más alta expresión de nuestra poesía lírica.
JosÉ R. DE LA TORRE noviembre de 1968
LA ORACION DEL LABRIEGO
Tierra: pan diario de mis hijos. Materna levadura rociada por la lluvia de mi temblor eterno. En tu lámina prieta yo he trazado un surco de horizontes apacibles. He columpiado mi machete en la ascensión lumbrosa de tus frutos. Y he sorbido la luz en tu verbena pródiga.
Tierra: airón de trinos en el canto del ave misionera. Esposa ymadre de mi canción labriega.
¡Cuántas veces mi lágrima apagada juntóse a la semilla que en tu seno puse!... Pero siempre estaba conmigo laalegría. Tu miraje minado de potencias me otorgaba su ósculo sedante, y abrazado atu seno soñé con las auroras de la muerte.
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Tú me conoces, tierra, y sabes de mi crianza campesina. Has elaborado esta cara tostada, esta frente veteada de cielos, este corazón que se enredó anhelante en el breñal rebelde de los trópicos.
Soy tu obra epopéyica porque amasé tu entraña con sudores, y besé la cruz de tus sembrados con unción de apóstol.
Soy el hijo ubérrimo que en tu parto de soles lanzaste a la montaña.
Soy el hijo rudo que en el camino dulce de las vegas, en comunión asidua con el buey y el arado, apuré el ritmo doliente del trabajo.
Tú me conoces, tierra, y sabes de mi crianza campesina. Siempre viví entrañado a tu regazo, amamantando un porvenir de lumbres para el mundo...
¡Lástima que te hayas ido en el tren lloroso de la ausencia...! [17]
ANTISONETO AL MAR DONCEL
Columna de plata eterna, fugacísimo tronco mítico, red de almas, sola.
Oh río individual clamando, libre boa febril te llama con ladridos de nieve y paz, materia tenebrosa.
Columna de ebriedad, lebrel sin alma acude presuroso, suave quilla, leche pidiendo al astro, ven levanta
tu flanco de tiniebla, tu ardoroso mover de muslos debatidos, sueña. Desamparo de arena en lo celeste de este valor desnudo, indivisible. Tórrida cumbre espera, alma vacía de carne ya, fatídica aureola.
DESNUDO ETERNO SEAS
Nuestra rodilla egregia, a ti subimos, fórmula de claridad, a ti bajamos.
Nuestra materia loca, convencida por el cieno, de pie, recibe el agua, habla en el agua, deja sobre el agua el pez del corazón su nueva altura.
El humo con su nuez de sangre abierta concibe por la onda en nuestra frente una forma de flor que no es flor, una dotación imposible de alegría.
Ser, oh vastedad de llanto, oh cruz de tierra en el laurel inmóvil congelada.
Nuestra frente te pide, nuestro brazo quiere vencer tu entraña solitaria de asfixia, quiere hacerte mensajera alígera del rocío no encontrado.
No estabas como fuente, libre líquido te hicimos, ancha mano cavadora.
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Serviste de lucencia, de vestido permanente, tu nueva piel de arrobo circuló por la faz, allí formando el támulo de tierra en nuestro oído. Fortaleza de oro turbio, era poesía que rebota en la planta demudada y cae al agua en tumulto, nos espera color de ardilla el agua, con su virgen lino inmortal, nuestro rostro en su rostro. Oh pez del corazón que fue desnudo al campo, Desnudo eterno seas en este vuelo, en esta savia propia del bautismo, Desnudo eterno seas.
ENTRE TANTA PRESENCIA DE MUERTOS
Detrás, presente mía, sin tu nube de tiempo, vas separando mi silencio mismo con un salto transparente de cárceles.
Detrás de esta corteza de odio que me alcanza, con tu espacio de amor como una sola mano, separas mi pupila de lamuerte.
Detrás, en la tierna claridad del abrazo, y en lafija cadencia de los ojos, tu rostro, hilo de Dios, navega alalba por elrío yacente del olvido.
No hay una luz que pueda recordar tu distancia, ni silencio de carne que domine tu alondra sobre mi hombro de pobreza y llanto.
Tu mano sobre mí lanza su rosa, me habita en el sonido de su tacto. Pero hay ojos terrenales ebrios que dudan de la flecha que voló sin romperse y dudan de la mano que transita entre turbias claridades de muerte.
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Yo miro los estambresdel mar romper mi cuerpo, yo izo mi ola pálida a la estrella, y soy el fruto que domina y tiembla entre las vastas flores, y soy el que me digo: ¿qué es la muerte entre tanta nostalgia?
¿Por qué negar la voz que no cuaja su nombre sino como una llama de inocente latido creadora de palomas que emergieron del llanto?
¿Por qué callar el sitio maravilloso y limpio en que mi frente salva su soledad de cielo?
No hay más que la mujer sonriendo a lo lejos, y esta mañana núbil que clama a los sentidos, y este niño que vierte su inocencia en el árbol, Ya las gavillas de mi cuerpo frío optan por descubrir el color verdadero que enmudecido cae desde la alondra y se separa del silencio mismo con un salto transparente de cárceles.
Yo desdigo de mí, yo te revelo un ancho cauce de sombra aparente y fijo mis oídos a la tierra como un denso caracol de hambre. Yo soy el que pudiera desplegar por la lluvia la fina presencia del fuego, y sin-embargo, la tiniebla gira, y los ojos del mar no tienen albas.
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Oh luz, qué avecilla del agua pudieras tu vibrar sobre mi hombro si aquella savia del amor se atara al vuelo de tu misma carne pura cuando la estampa del silencio oscile ante mis ojos de creciente llanto. Entre tanta presencia de muertos ya los aires despiden espejos interiores y un miríada de dulces corolas de sangre.
CANTO A PUERTO RICO
Madre nuestra, montaña, infancia mía, todos los nombres van en los pulsos constelados del agua. Un rosario de crestas talla los huesos de tu lejanía y entonces sobreviene de guirnalda en guirnalda, atraillada de verdes lujosísimos, la cola de pupilas dilatadas que borda el aguacero.
Mirad a esas calandrias blanquinegras vestirse de la lluvia en los recodos, entrelazar las gotas una a una, adivinar el cerco imanente de perlas, atraer a sus picos el pan rumoroso del agua. Desde niño, yo frutecí en doncellas, vi las verdes, redondas, inoíbles laderas volcarse por los arcos del poniente, mientras niñas de brisa y terciopelo
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peinaban las migajas de la luz al son de Doña Ana: Doña Ana no está aquí que está en su vergel cogiendo la rosa y dejando elclavel. Desde niño, sí, titilante de aldeas. Montaña, madre nuestra, liberada en la evidencia de los héroes puros que nacían alos blancos caballos y en trote de tremendas luceradas, montañas por banderas, recibían del sol, allá en las frentes limpias, un candor de coquíes escultóricos y su cruz albeada.
La infancia tiene forma nítida de montaña. Oh nubea pie descalzo en lavereda, conversadora, tú, de mariposas, de adiós en reverbero. El arcoiris tiende su melena combada, ahora niñas gráciles enlazad los capullos de las manos que elcosmos de larosa lo aprisiona San Serenín del Monte coronado de luz de cucubanos. Quien dijo lamontaña, dijo elcielo.
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Supo tejer con hilos de neblina los pasos del silencio campesino.
Y en lainviolada esfera de los frutos, quenepa, anon, guanábana, acreció de los bosques las estrellas.
Montaña, madre nuestra, madre mía, novia orquestal de pozos en desvelo.
Quien dijo la montaña, dijo el cielo.
Adoncelló la soledad indiana en cascada de flores murmurantes
y en el terso planeta de la orquídea labró la vida-vida sobre las cimas-cimas de sus alas secretas. Ese vivir a curvas oleadas de cielo en elclaro del bosque, en las torcaces que en los nidos de lluvia cantarina fabrican elcendal de toda primavera.
Montaña, madre nuestra, vegetal de vuelos, donde se imanta el guaraguao impávido, majestuoso de círculos serenos.
No sé, tallad la ceiba, abrid los días como albas en la estrellada baya del café.
Que el olor de los ríos se concuerda a la miel yel monte centinela nos despierta al aura alerta de la sangre.
Que el abejar de airosos arreboles invita a requedarse en el rocío niño amamantando albas borinqueñas y una gentil, triunfal eternidad de hojas, lisas de mar herido por los cielos.
PALOMA SIN NOMBRAR
Un diminuto blancor sinsosiego, una ciencia de llanto constelado, un pie de oro sobre elyermo alado, una fragancia detenida en ruego.
Una dolencia errátil de ser fuego, un laberinto, un mar deshabitado, una vigilia de lo azul, un hado de estrella pensativa en que me. anego.
Qué palabra mortal revive sola. Tu olvido, qué penumbra sensitiva hace rodar en la inmolada esfera.
Cae el silencio, muere una amapola. Y tú en la noche con la muerte viva, paloma sin nombrar la luz te espera. [31]
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INFANCIA DE LARES
En El Anón ardería tan constelada mi entraña. Una novia —la montaña— en sol de marzo daría consistencia de alegría ami cuerpo alboreado. Con palmas, tejí mi hado de futuro ruiseñor.
Del aire, tejí su olor. Del agua, su iris violado.
¡Qué calandria amanecida por el tornasol acecha en negro y gris: una flecha de loma en loma tendida y en resoles compartida!
¡El país del vuelo era! En elpanal, laprimera
miel sin sombra deseada. Y en la primera mirada, la calandria mañanera.
Después, el río que aclara sus clamores de bambú. Y un arco del yo al tú. Y un espejo que no para de multiplicar la rara vocación de su vaivén. El agua —toda desdén de Narciso— me soñaba. Y, como alondra, fugaba. Dejando un mito: mi sien. 4
Mi sien en alondras posa. ¡Oh Cerro de Cuba arado por el pie alucinado de la infancia rumorosa! Mi fogata se desposa con el azul tan ceñido, y en su nupcial alarido la brisa que danza allí derrama su colibrí de llamas para el olvido.
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¡Qué secreto de torcaz aquella niñez en sol! La colina, el arrebol, el mito de miel fugaz, Y lo que une: la paz de la aldea transparente.
¡Aquel fluir de la frente en siesta de madre amada!
¡Aquel romper de alborada en la sangre que no miente!
CárcelLa Princesa a 2 de abril 1951:
LOS HEROES
Yo vi los héroes erguirse en un alba con bandera del Coabey. Al cielo erguirse hijos de laprimavera.
Con paso de margarita silvestre, Blanca Canales bebía en la Piedra Escrita sus más hondos manantiales.
Yo vi los héroes tan machos —de sol y cielo tejidos— fundir sobre Los Picachos la gran sed de sus latidos.
Y como una aurora franca de la tierra virginal, gozábame en ver a Blanca izada a un aire triunfal.
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Como la torre que es sola, —un punto de luz bravía— la simiente Torresola en viva alba florecía.
Yo vi los héroes: su huella de paz en guerra cantaba. Carlitos iba a la estrella y en la estrella se fugaba.
Pero: ¡qué alto está el lirio de su nombre! El ruiseñor da al fulgor de su martirio una copla de su amor.
Yo vi los héroes en llama. La sangre de Dios ardía. Queda el lirio que nos llama. Secreta es nuestra alegría.
Cárcel La Princesa Viernes Santo, 1951
PALMERA
Palmera fiel a clave cristalina de agua y cielo, rumor anaranjado. La lumbre en ti recoge su rameado silencio, el mar su tela vespertina.
Tu espada en ruiseñor al aire inclina los cien anillos de tu rostro hilado. Tu esbelta sangre sube al alto vado de la linde en que espacias tu doctrina.
Igual que estás, en flúido cimiento, en garza vegetal, en mar que dora su reír por la espuma volandera, te llevaría, airada al pensamiento, como la sabia espada cortadora que porta en mí la patria en primavera.
Cárcel La Princesa a 28 de marzo de 1951
SALVACION DEL AHORA
Estoy en la columna del que calla. El minuto encendido que me implora, frutece. Y en la caza del ahora.
Más después el albor, la breve malla
de mi cuerpo unifica. ¡Qué batalla alzar el polvo hasta la misma aurora!
No olvidar que la nada brilladora
—casi flotando por la verde raya
del cielo— besa, cumple su memoria instantánea: el adiós cuando quería enamorarse del silencio hermoso.
Porque la arena triste no es la gloria.
Sino el temblor del que encandece el día.
¡Azul, mi vasto azul, en el acoso!
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JESUS, UNA VIOLETA
Sosténme, flor. Respira hasta el lucero. Que estoy hacia las nadas. Mi bandera: titilante. Mi gris, en la ribera. Alucinado entre lo fiel primero.
Recién nacido, frágil: mi sendero. Y una violeta —más allá— me espera atando las pupilas. Primavera: alisando mi pie tan verdadero.
Que una violeta me dará el arcano. Hermanado el aroma, quiero verte como corola de salvarme en nada.
En un gris que el vaivén roba a la mano. En la brizna primera de la muerte. Allí donde la flor hace mirada.
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Y DIOS ES LA LOCURA
Y DIOS es la locura, la grata beldad del exilio, la impronta que no tiene impronta, el extranjero, la cerrazón de alegría que perturba al Electo.
¿O es que tú, manumitido de los cierzos, no entiendes lo que es la paz, ese orto, ese orto que aun reclinado tiene la prestancia de llamarme su hijo?
No puedo ahora cantar, decir el día que vivo, cuando la hurí me espera en el desierto y una chicharra me avisa de la familia tremenda que hay en todo nimbo.
Estoy con los pobres ahora, los infelices claros, los mendigos que hacen de la rosa una gran corona de estupor.
Estoy con los pobres, digo, y los labios no suenan a mentira porque el Silencio me prohíbe, me hace ser pulso dual en la azucena.
Mi Madre me lleva de la mano hacia donde no hay espacio, me levanta hasta el yo bien escondido, me presenta al que fue bajo la ley de Dios un río extático que no vuelve a jugar con el mar.
Sí, he aprendido esto: soy el separado, el que evita la extrañeza del mundo, el solo, solo, solísimo que roba de la concha el latir indecible de los pájaros.
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YA ESTOY
YA ESTOY reconciliado con el polvo, con la saliva fría de aquel loco que obedecía a Cristo en el empuje cruel de la distancia.
Tenemos que pasar por la burla, por el goteante, efímero secreto de los que se alimentan de la tierra.
Judas es necesario: imita la gran piedra del camino, el falso tiempo de servir y caer, la lágrima apegada a la mejilla.
Pero el expolio vuela como ascendencia prima de los brazos paralizados en el crepúsculo.
Sé que ahora no estoy. Y no me pueden descubrir en la joyante seda de la arena que se arrebata y se filtra en los dedos pálidos del mar.
No estoy, no estoy. El Oculto me invade. La sangre es invisible. El párpado vacila sin creer ya más en la esperanza.
Cuando el martirio crece hacia el mediodía total en que la hoja fluye, entonces nos morimos de dulzura.
Una suave cruz se despierta en los dedos y no somos en la cima jadeante porque más grande es el cielo cuando Dios ejercita sus prisiones delante de la luz enternecida.
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CONTRA EL POETA EXQUISITO
¿Y por qué distinguirse, de sucia soledad momificado?
Este cree que nunca pasa, que no es sangre ni llanto, ni dominio de la carne perpleja.
El poeta feliz de tanto desatarse, el olímpico cisne, el inmortal que nos engaña, el tedioso exquisito, el enfermo de nieve prematura, el serio, el ya divino fugaz, envuelto en oro y plata.
¿Y por qué distinguirse despreciando a los locos si no existen los muros de amapolas, ni el jardín de la seda, ni la fea maldad de vivir hasta saciarnos?
Pero contempla al fabricador que rechaza el desierto,
al sol no descendido, al rayo verde en la mitad del cielo, al león de la nube vespertina.
Este no sabe nada del chiste mostrenco que se nos atraviesa, azul, en la garganta. Ni repara en el mendigo horrorizado de lunas.
Este pasa imperturbable, cínico, mal ladrón, y no cree en la muerte del rocío cuando salvamos la penumbra. Mira, Dios, rechaza al desdoroso de lo igual,
a estos pozos ya ciegos, a estas pavesas de melancolía, a estas frentes hirvientes llenas de estopa. Mira, Dios, rechaza a estos ociosos de la delicadeza que no saben morir en un día cualquiera.
LA ESPERANZA
Ya la esperanza sabe reclinar su cabeza.
(Los caminos no duran, los caminos están abiertos siempre al que pone en la nada su tesoro de pájaros nevados).
No es de mí que se precipita el grito.
Yo espero, después de la abyección más niña, la transparencia de la carne, el cuerpo que mutila su poniente, la noche con el astro enternecido.
¿Quién habló de la sombra?
No es la ceguedad independiente la del ojo propio, sino el racimo de uvas con un licor de sombra adentro.
Pero todo desaparece. Desaparece el limite, el tiempo frutal sin cansancio, eloido que no quiere volar, lablanca majestad del decidido a imitarse a si mismo. ¿Por qué puedo esperar?
Porque dejé de serelgran payaso ilimitado.
Porque pude morir en medio de las suavidades del dolor.
Porque todo secumple en una leve hoja de hierba arropada degorriones encendidos.
Así desimple eslaesperanza: no creer enelhermético nienlamalicia que me daña eldía.
BIOGRAFIA DE UN POETA
Estuve un tiempo enjaulas de nieblas, sedimentos, chispas, lirios fugaces. No llamaba nadie. Ni la luz era laluz, desnacido por siempre en blanca aldea lejana. Muchos niños detenían los astros para arder en los nuncas. La mano, ya preñada de oclusión, no cogía las margaritas, leves cielos caídos. El ausente habitaba los ecos, vivía por detrás del horizonte, sin conocer las llamas del crepúsculo impío.
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Después, vino el martirio. El aire, ya ternura de mí, se colmó de silencios furtivos. La montaña, con su verde vivaz, recogió la extrañeza de los años en el extremo albor de la armonía. Entonces, cuántas manos apretando la niebla, cuántos saludos de rojez campesina. Vine al mundo: la semilla parió a todo un hombre, a un dios ya conocido que destrozaba la camándula del recuerdo. Abertura del alma que se puebla de todas las fragancias de la tierra.
LA IMPRESION DE ESTE CUADERNO DE POESIAS SE TERMINO EL MES DE AGOSTO DE 1976. SE HIZO UN TIRAJE DE 2.000 EJEMPLARES EN LOS TALLERES GRAFICOS DE MANUEL PAREJA. BARCELONA (ESPAÑA)