Revista del ICP, Tercera Serie, Núm. 14 | Lo distinto

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RICP n.14

El nĂşmero catorce de la tercera serie de la revista del Instituto de Cultura PuertorriqueĂąa

Lo distinto

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A la memoria de Carlos R. Alberty Fragoso


Instituto de Cultura Puertorriqueña Junta de Directores

Eduardo Arosemena - presidente Carlos Rubio - vicepresidente José Luis Vargas Christian Acevedo Wesley Cullen Cristina Villalón Manuel Cardona Director Ejecutivo

Prof. Carlos R. Ruiz Cortés Consejo Asesor Oficina Publicaciones y Grabaciones ICP

Javier Alemán Iglesias Sofía Irene Cardona Lourdes Lugo-Ortiz José A. Pérez Ruiz Beatriz Santiago Ibarra Marcos A. Vélez Rivera RICP, núm. 14 Lo distinto Diciembre, 2020

Ilustración de cubierta: Luis Hernández Cruz (1936). Liebestraum, 2009. Acrílico sobre canvas, 60” x 72”. Colección del artista. Oficina de Publicaciones y Grabaciones

María del Mar Caragol - Directora Doris E. Lugo Ramírez - Coordinadora y editora Publicaciones Seriadas Cristina Martínez Pedraza - Corrección Edder González Palacios - Diagramación, diseño e imagen de cubierta P.O. Box 00902-4184 San Juan, Puerto Rico http://icp.pr.gov ISSN:0020-3815 (787) 721 - 0901 (787) 724 - 0700, ext. 1345, 1344 Oficina de Ventas y Mercadeo (787) 724-0700, ext. 1346, 1349 yosorio@icp.pr.gov

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SUMARIO Nota editorial Ana de Mena: Una bruja caribeña en el siglo XVII Pablo L. Crespo Vargas

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“Los dos indios” y “A Borinquen” de Ramón Emeterio Betances: La subversión de la figura indígena en la literatura puertorriqueña del siglo XIX Jorge Lefevre Tavárez Del espiritismo a la poesía mediumnímica: Entrevista inédita a don Francisco Matos Paoli. Carlos R. Alberty Fragoso Cuando la muerte tocó a mi puerta Shirley M. Silva Cabrera

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‘Un neutrino azorado en su carrera’: El canto cósmico homoerótico de Víctor Fragoso Dinorah Cortés-Vélez Estadía en la bombilla Gerardo Lamadrid Castillo

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Ser joven otra vez como quien es invulnerable Edgardo Nieves-Mieles

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De vuelta a las uñas de mi madre Gerardo Lamadrid Castillo

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Sin título Carmen R. Marín

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Dossier Antonio Ramírez Córdova

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Primer asalto Adán enloquecido –Poema escénico Juego de niños –Microteatro Lo que ustedes olvidan –Poema escénico Pobrecito Hablador –Monólogo Sepulturero –Microteatro Colaboradores

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NOTA EDITORIAL La gestión cultural, sus productos y quehaceres están inmersos en las circunstancias históricas de los países. El correspondiente número de la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, dedicada a las ideas heterodoxas –“lo distinto”– en un amplio abanico de disciplinas y prácticas, no es la excepción. Su publicación resulta en un desafío a la nueva realidad que enfrentamos, y que encara la llamada “normalidad” con la pandemia Covid-19. No obstante, también afirma el compromiso y el deseo del equipo editorial y de nuestros escritores en permanecer colaborando desde la cultura viva, con su potencialidad de cambio. En este número destacamos, en homenaje póstumo, al Dr. Carlos R. Alberty Fragoso quien fuera colaborador de esta revista, ciudadano creativo y forjador del país. El profesor Alberty dedicó parte de su práctica investigativa al tema de la espiritualidad desde la perspectiva heterodoxa. Agradecemos a la Dra. Sofía Cardona –su cómplice en amor y vida– el facilitarnos la colaboración: “Del espiritismo a la poesía mediumnímica: Entrevista inédita a don Francisco Matos Paoli”. También, nos unimos al reconocimiento internacional de la creación poética del laureado escritor Antonio Ramírez Córdova, a través de un Dossier con los poemas escénicos que nos regala. En fin, entre colaboradores e invitados hemos logrado un número que expone además, “lo distinto” en ensayos sobre: el trastoque de la “bruja” Ana de Mena a las prácticas religiosas caribeñas en el siglo XVII (Pablo Crespo Vargas), la construcción de la figura indígena por Betances y su “inversión” de la narrativa indigenista ( Jorge Lefrevre Tavárez), la tanatología y la necesidad de lograr “una apreciación colectiva formal y una experiencia socio-cultural” de esta disciplina (Shirley Silva Cabrera) –más aún en tiempos pandémicos–. Nos reitera el tema Dinorah Cortés-Vélez con su estudio sobre el sujeto poético Victor Fragoso, cuya consigna: “la regla es ser distinto” es parte de su búsqueda personal y metafísica, y se torna celebración. Los cuentos y poesías de Gerardo La Madrid Castillo, Edgardo Nieves-Mieles y Carmen R. Marín muestran “el atajo”, el “guiño”, “los cruces” de la memoria, ¡nada tan distinto! Dra. Doris E. Lugo Ramírez, Coordinadora y Editora de Publicaciones seriadas, ICP


Ana de Mena: Una bruja caribeña en el siglo XVII

PABLO L. CRESPO VARGAS “El uso y conocimiento de las artes mágicas siempre ha sido un elemento indispensable en la religiosidad del ser humano”.


Ana de Mena: De Puerto Rico a La Habana

el alto grado de movilidad existente en las Antillas y el Caribe de aquel entonces. En este Ana de Mena nació cerca de 1608 en la Isla caso en particular, vemos cómo una mulata de San Juan Bautista, hoy día conocida como nacida en Puerto Rico terminó viviendo Puerto Rico. A los veinte años, el 25 de junio en esta isla vecina y, posteriormente, con el de 1628, es juzgada por primera vez en un desarrollo de su proceso de fe, viajó y residió juicio o auto de fe del Santo Oficio (L. 1020, en Cartagena de Indias, siendo ambos puertos 288Bis). En ese momento, el escribano obvió de gran importancia para la región caribeña y su estatus social, el cual conocemos porque fue antillana. La Habana, que desde 1592 llevaba especificado en una segunda comparecencia al el título de ciudad, era el último puerto por tribunal inquisitorial, el 26 de marzo de 1633, visitar y lugar de reunión de la flota española donde se menciona que era una mulata libre antes de partir hacia Sevilla con los tesoros y (L. 1020, 367v).1 Los legajos de su juicio no riquezas que se habían destinado para este fin. han sido encontrados, posiblemente fueron Según el fraile carmelita Antonio Vázquez de devorados por las llamas cuando el edificio del Espinosa (1954, 94-96) en su recorrido por Santo Oficio en Cartagena de Indias, Nueva esta ciudad, para los años 1621 y 1622, La Granada (actual Colombia) fue atacado por Habana era un puerto concurrido, con unos los patriotas de la ciudad, como parte de la 1,200 vecinos, sin contar familiares y esclavos, guerra de independencia, en 1811. a los que se le sumaba una población flotante de marineros, militares y aventureros. Sobre Ana de Mena, entendemos que llegó y se estableció desde muy joven (por las En el análisis que realiza el historiador condiciones que discutiremos más adelante) cubano Isabelo Macías Domínguez (1978, en La Habana, Cuba. Acción que nos confirma 21), se estima una población permanente para la primera década del siglo XVII de 1 Al momento no tenemos documentación que nos indique si nació libre o si obtuvo esta condición en unos 5,950 individuos, entre ellos, 3,000 algún momento anterior al segundo juicio. En mu- esclavos. Al sumarse la población flotante, los chas ocasiones en las relaciones de fe la información números se duplicaban. Todo esto convertía a tiende a ser omitida, ya que estas son un resumen La Habana en el lugar ideal para establecer de los procesos inquisitoriales, aunque se encuentran cualquier tipo de negocio e industria. De la casos que por su relevancia y amplitud son detallados misma forma que esclavistas, mercaderes y de manera minuciosa.

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aventureros percibieron a esta ciudad como el lugar idóneo para comenzar sus negocios, los practicantes de las artes mágicas (hechiceras, magos, adivinos, entre otros) vieron una oportunidad de progresar. Tanto fue así que La Habana, y Cuba en general fue, entre 1610 a 1632, el lugar de residencia del 24.4% de los procesados por supersticiones en el tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias (Crespo, 2013, 228).

permitían a una pequeña cantidad de testigos y estos estaban relacionados con el acusado. El acto público se podía realizar en la plaza o en la iglesia. Los autos realizados en la plaza tendían a ser de gran pompa, extravagantes y eran todo un espectáculo dirigido a las masas. Su implicación social era demostrar la majestuosidad y la grandeza de la institución (Pérez, 1984, 265). Para los extranjeros, específicamente para los que consideraban a España como un país enemigo, era una En el caso de las hechiceras, como Ana de actividad tenebrosa y representativa del Mena, las probabilidades para prosperar eran fanatismo religioso (Kamen, 1985, 243). En varias. Ana debió desarrollarse preparando el caso de Cartagena de Indias, José Toribio conjuros, pociones, adivinando el futuro, Medina (1899, 82-91) detalla los pormenores leyendo cartas y dando consejos. Las artes que implicaron la realización del primer auto mágicas podían ser utilizadas para un sinfín de fe en la ciudad el 2 de febrero de 1614. de asuntos, tanto benéficos como maléficos La celebración de tan fastuoso espectáculo (Russell, 2017, Gregor, 1972, Robbins, 1971 demostró un gran derroche de dinero, por y Lea, 1957). No obstante, hubo tres áreas que lo cual la mayoría de los autos de fe fueron eran rentables económicamente: los males de realizados en la iglesia catedral. Esto nos lleva amor (problemas amorosos o sentimentales), a pensar que la supuesta riqueza indiana era la búsqueda del conocimiento oculto o de más un asunto de óptica e interpretación. personas u objetos perdidos (adivinación), y Debemos ver que una de las quejas de los el conseguir beneficios en los juegos de azar inquisidores en Cartagena de Indias fue la (Crespo, 2013, 209). La sociedad era una muy falta de recursos (Medina, 1899). supersticiosa y los conocedores de las artes mágicas aprovechaban esto para mejorar su El proceso de Ana de Mena comenzó situación social y económica. unos meses antes, cuando fue acusada ante las autoridades inquisitoriales de La Habana Primer proceso inquisitorial por dieciséis individuos; acción que provocó su arresto y traslado a Cartagena de Indias. El primer proceso del Santo Oficio en contra El día del auto de fe, su causa fue la quinta de Ana de Mena culminó el 25 de junio de traída al púlpito. Para ello, se comenzó con 1628. Ese día el tribunal inquisitorial de la presentación de la joven rea. Se indicó su Cartagena de Indias celebró un auto de fe procedencia, su edad y composición racial. en la iglesia catedral de la ciudad donde se Luego, se mencionaron las acusaciones y el presentaron once causas o juicios (L. 1020, número de testigos, pero nunca se indicaban 286-300v). Los autos de fe se realizaban de los nombres de estos ya que era parte de la manera pública, aunque conocemos de casos metodología inquisitorial, la cual llamaban que fueron de manera privada y a escondidas el secreto. El secreto era, posiblemente, la (L. 1020), ya que las autoridades solo característica institucional de mayor peso 10


en la inquisición. Su mayor virtud, desde el punto de vista inquisitorial, era mantener la sacralidad del proceso. No obstante, para los detractores de la inquisición era muestra del deseo de impunidad y arbitrariedad de parte del sistema y de los inquisidores (Bennassar, 1984 y Galván, 2001). En el auto de fe de Ana de Mena se indicó que la joven había confesado y aceptado, lo que para la inquisición, eran sus pecados. Su sentencia espiritual fue una abjuración leve o de levi. En otras palabras, demostró arrepentimiento de una falla menor. Veamos cuáles fueron las acusaciones. Los testigos imputaron que Ana utilizaba las yerbas para ritos mágicos dirigidos al bienquerer, la búsqueda de secretos y del conocimiento futuro (del porvenir o destino de sus clientes). Como parte de estos ritos, también realizó suertes y conjuros que demostraban, según los testigos, la utilización de procedimientos mágicos (L. 1020, 288Bis-288Bisv). Ahora bien, ¿Qué son las suertes y los conjuros? Las suertes son definidas como “las inmemorables ceremonias y ritos de hechizo o maleficio” (Spleandianni, vol. 4, 54). En el caso de los conjuros, estos son prácticas mágicas donde se utilizan oraciones y cuyo fin es obtener algún beneficio o lanzar un maleficio (Spleandianni, vol. 4, 41). Según podemos notar, ambos términos tienden a ser parecidos, no obstante, se diferencian en que las suertes tienden a ser más estructuradas que los conjuros, ya que implican una especie de ceremonia de mayor complejidad que la utilizada en los conjuros. Sobre las suertes que se le achacaban, las cuales son mencionadas pero no redactadas en su totalidad en las actas, estaban: la del huevo

con la oración de San Juan, la de medir el brazo, la de las habas, la de San Zebrián, la de Santa Marta y la del cedazo. Añaden que Ana de Mena tenía el poder de hacer bailar a una escoba y que sus suertes y conjuros la habían llevado a adivinar situaciones desconocidas para sus clientes. La suerte de Santa Marta y la oración de San Juan eran utilizada para que los amigos (o posibles amores) regresaran. Entre los conjuros se encontraban: el del umbral de la puerta, el de la piedra imán, el de la estrella, la cual ella reverenciaba y adoraba, y otro que decía: “besuete, besuete como Cristo cochavete (sic)”. Algunos conjuros que realizaba iban invocados a demonios. Por ejemplo, el conjuro al señor compadre donde el primer pecado realizado con un amigo (posible acto sexual) era dedicado a los seres maléficos. Otros conjuros considerados diabólicos eran el de San Erasmo y uno que comenzaba “con dos te miro”. En todos ellos se promovía el que una persona se enamorara perdidamente y conviviera con otra (L. 1020, 288Bis.-288Bis.v.). Lo interesante de todo, no era que Ana de Mena supiera conjuros y maleficios o que a su corta edad fuera bien reconocida, sino que era considerada una maestra de hechiceras y que la mayoría de sus hechizos dieran los resultados esperados tal como confirmaron los testigos y la misma acusada. Para los inquisidores, esta mulata nacida en la Isla de San Juan Bautista: “parecía saber cuántas supersticiones y sortilegios la malicia humana había inventado” (L. 1020, 288Bis.v). Durante el proceso fue necesario utilizar un “curador” o persona encargada a asistir a los menores de edad durante un juicio inquisitorial o legal, ya que Ana de Mena no era considerada adulta (L. 1020, 288Bis.v.). Según 11


la tradición jurídica castellana establecida en el códice de leyes redactado y aplicado desde 1265 (fecha aproximada) por una comisión del monarca Alfonso X, llamado Siete Partidas, y continuada en el Ordenamiento (leyes) de Alcalá de Henares de 1358, la mayoría de edad jurídica en los reinos castellanos era de veinte y cinco años (Rodríguez Otero, 2013). La sentencia de este primer juicio fue que Ana de Mena saliera en el auto de fe con insignias de hechicera, que abjurase de levi (abjuración leve), que fuese traída a la vergüenza y el destierro de los obispados de Cartagena de Indias y de La Habana por un periodo de cinco años (AHN, Inq., L.1020, 288Bis.v).

dos ocasiones por el mismo delito podía ser declarado relapso y entregado al brazo secular (a las autoridades civiles) para ser ejecutado ( Jiménez Monteserín, 1984, 184-217). Debemos indicar que no necesariamente se seguían los estatutos tal cómo se estipulaban, ya que varios acusados fueron reincidentes teniendo la abjuración de vehementi en su primer juicio y esto no implicó su ejecución.

En el caso de Ana de Mena, el delito de hechicería era uno menos grave dado a que la Inquisición española lo catalogaba como una falta por creencias supersticiosas y no implicaba un peligro para el estado. Las brujas de Zugarramurdi en 1610 (Henningsen, 1983) y los procesos en Cartagena de Indias en contra Durante los procesos inquisitoriales, los de Paula de Eguiluz en 1624 y 1634 (Maya, reos sentenciados debían vestir unos símbo- 2003) son las mayores representaciones que se los o insignias que los identificaban con el tienen para entender que los delitos relaciocrimen por el cual habían sido acusados. Por nados con las prácticas supersticiosas, desde tanto, Ana de Mena utilizaría una insignia de el punto de vista castellano, eran atendidos hechicera por el tiempo designado. De ella no con menor severidad en comparación con hacerlo se atenía a ser procesada nuevamente, otros delitos dentro de la misma institución pero con agravantes, pues se consideraba una y con los procedimientos ocurridos en contra falta mayor el no acatar la decisión del Tribu- de creencias supersticiosa en otras regiones y nal. tribunales de Europa Occidental. La acusación a Paula de Eguiluz fue una muy peculiar, La abjuración era una condena que de- porque fue el proceso de brujería más sonado mostraba que el convicto estaba arrepentido y estudiado de los acontecidos en Cartagena de su pecado y que se comprometía a no re- de Indias. En todo sentido, la Inquisición esincidir. La abjuración estaba dividida en tres pañola demostró ser un mecanismo estatal dicategorías: abjurado “en forma”, levi (leve) y rigido a aplacar los peligros que la monarquía vehementi (grave). La abjuración formal im- afrentaba en su vida como institución, siendo plicaba declaración de culpabilidad y confe- los judaizantes, los protestantes y los islámicos sión del reo. La abjuración leve era dada por su mayor foco de atención. un delito no grave o cuando era la primera vez que el acusado cometía su falta. La abLa pena de vergüenza pública que recibió juración grave (vehementi) era utilizada para Ana de Mena fue aplicada de la siguiente delitos más complejos y de un nivel de peli- forma: la rea fue llevada a la plaza pública; grosidad mayor para la sociedad o cuando el allí comenzaba un recorrido, montada en un reo era reincidente. Una persona acusada en burro, por distintas calles de la ciudad, donde 12


se exponía, no solamente a su identificación como hechicera, sino que era vejada por el pueblo llano, el cual veía esta situación como un momento de desahogo. Para cumplir con el destierro, Ana de Mena debía abandonar el territorio de la diócesis de Cartagena de Indias y no podía regresar al obispado de La Habana por un periodo de cinco años. El destierro siempre implicaba la zona donde estaba enclavado el tribunal que había procesado al reo y la región de donde provenía este. Los destierros rara vez se cumplían. En muchas ocasiones, como fue este caso, los acusados por un delito reincidían en la misma comarca donde fueron procesados inicialmente. Ana de Mena decidió permanecer en la zona de Cartagena de Indias, ya que esta representaba una gama de posibilidades para su desarrollo como, diríamos en nuestro tiempo, “empresaria” de las artes mágicas. Segundo proceso inquisitorial El 26 de marzo de 1633, cuatro años, nueve meses y un día luego de su presentación en auto de fe, Ana de Mena es traída a la iglesia mayor de Cartagena de Indias para la culminación de un segundo proceso. Aunque no se indica su edad, debía estar rondando los veinte y cinco años, por lo cual, ya era, jurídicamente hablando, mayor de edad (L. 1020, 314). Este segundo caso fue realizado con la testificación de tres mujeres, una de ellas menor de veinte y cinco años, pero mayor de veinte y dos años. A Ana Mena se le acusaba de realizar sortilegios, suertes y conjuros, de hechicera y de invocadora del demonio. Sobre esre acto se indica que en una noche llamó a tres demonios, uno de ellos identificado como el diablo Cojuelo, a quien le prometió consa-

grarle el primer bocado que comiese o el primer pecado que realizara. Entre los conjuros mencionados están el de San Erasmo, el del cedazo, el del “palmo y estrella” y el del “señor compadre”, este último para invocar a los demonios. Entre las suertes mencionadas estaba la de las habas y la del cedazo (en la documentación se indica que era repetida, tanto para los conjuros, como para las suertes). También, utilizaba la oración de Santa Marta y, por último, se le acusaba de hechizar (ligar) personas (L. 1020, 314-314v). Estando presa y conociendo que su causa era por brujería, Ana de Mena, acepta haber cometido las faltas que se le imputaban, incluyendo la invocación a los demonios, aunque indicó que nunca tuvo un pacto con este, lo cual hubiese sido un agravante en su contra (L. 1020, 314v, 367v). Para los inquisidores, el determinar si la persona realizó algún pacto con el demonio era uno de los indicadores de que el acusado era practicante de brujería. La brujería, al ser considerada por las autoridades como un crimen de mayor gravedad a la hechicería, podía acarear penas funestas, aparte de que el reo terminaba siendo estigmatizado. Muchos de los acusados por supersticiones procuraban evitar el que fueran procesados por este delito. En nuestra tradición hispana, las diferencias entre ambas categorías son palpables, mientras que en otras culturas ambos términos son sinónimo. Por ejemplo, para el mundo anglosajón, especialmente dentro de la antropología moderna, los términos witchcraft y sorcery son similares (Russell, 2017; Gregor, 1972; y Robbins, 1971). Desde los tiempos a los que hacemos referencia, la brujería y la hechicería presentaban características distintas.

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La brujería era considerada un delito mayor porque implicaba adoración al demonio. Su práctica colectiva provoca juntas y sectas. Su culto es contrario al cristiano y por ello se podrían realizar prácticas que son consideradas prohibidas, tales como: el asesinato, la antropomorfia, las orgías sexuales (entre otras actividades consideradas por el cristianismo como contra naturales), la destrucción de bienes colectivos y cosechas, la desaparición de ganado y el sacrificio humano. En general, se consideraba que la brujería buscaba perpetuar el mal y adorar al demonio de la misma forma que los cristianos adoran a Dios (Crespo, 2013 y 2014; Lisón, 1992; Cordete, 1990; y Blázquez, 1985). Por otro lado, la hechicería era la práctica de ritos mágicos por individuos que trabajaban enmarcados en las creencias que seguía la población en general, que en este caso era la cristiana. La hechicería se diversificaba en varias ramas como el curanderismo, la adivinación y el sortilegio, entre otros (Lisón, 1992; Cordete, 1990; y Blázquez, 1985). Estas prácticas se desarrollaban en el espacio urbano e implicaban, en una gran cantidad de ocasiones, un beneficio económico para los que la trabajaban. Por lo general, no se desarrollaban cultos específicos ni se representaban como contrarios a la fe oficial. No obstante, el uso de la magia y las supersticiones eran un agravante que la inquisición no podía dejar pasar desapercibido, dado a la implicación religiosa que representaban.

mención especial dentro de la demonología castellana. Este demonio no era un personaje del todo tenebroso, sino todo lo contrario, una burla a las creencias supersticiosas de la época (Delpech, 2004). El diablo Cojuelo, dentro del folclor castellano, más que un ser malévolo era uno ignorante, chistoso y travieso que cualquier hombre podía vencer. Esta visión está claramente establecida en la obra de Luis Vélez de Guevara (1641), titulada El diablo Cojuelo: Novela de la otra vida. En el auto de fe, Ana de Mena fue presentada con hábito de media aspa. Su abjuración fue vehementi y su condena fue la de recibir 200 azotes, destierro por seis años y la confiscación de la tercera parte de sus bienes, aunque según el informe no tenía ninguno. De hecho, se indica que la joven estuvo alimentándose con los fondos del real fisco, mientras estuvo encarcelada (L. 1020, 313-313v., 367v.).

Luego de este acontecimiento no se tiene conocimiento de otras acciones documentadas de Ana de Mena. Sin embargo, dado a la gran movilidad existente en ese periodo histórico no nos sorprendería que Ana de Mena haya terminado en algún otro poblado viviendo de lo que mejor podía hacer: hechizos y sortilegios para aquellos que no estaban complacidos con las contestaciones espirituales que brindaba la religiosidad oficial. Por tales razones, Medina (1899) nos habla constantemente sobre la queja de los inquisidores por no contar con el recurso humano, menos económico, para cubrir toda la jurisdicción del La mención del diablo Cojuelo durante el tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias, segundo auto de fe de Ana de Mena estableció la cual abarcaba el territorio de Nueva Granaun atenuante que pudo llevar a los inquisidores da, la provincia de Venezuela, el Caribe hispaa pensar en una condena mucho más severa, no y llegaba hasta el obispado de Nicaragua, incluso, se pudo sentenciar a Ana a la hoguera. en total, una extensión de casi mil quinientos No obstante, el diablo Cojuelo merece una kilómetros cuadrados. 14


Otros casos en la historiografía puertorriqueña

la población las utilizaba y buscaba beneficiarse de ellas. Ana de Mena, como muchas otras mujeres de su época, optaron por desaEn la historiografía puertorriqueña son pocos rrollar una serie de prácticas que la oficialidad los casos documentados, pero antes que Ana de no aceptaba y que eran vistas como contrarias Mena hubo otras personas que se dedicaron a al orden establecido, para susbsistir. El caso promover la magia para variados fines. Anterior de las tres africanas quemadas por el obispo a los procesos descritos en este artículo, se dio el Ramos, aunque distinto al de Ana de Mena, caso del juicio de tres supuestas brujas africanas nos presenta el aspecto del fanatismo religioso quemadas por el obispo de Puerto Rico, Nicolás que algunos líderes utilizaron para adelantar Ramos, entre 1591 y 1592 y que fue presentado sus agendas y que llevaron a que muchas vidas por Cayetano Coll y Toste (1916, III, 48-49). se perdieran. Esta acusación es muy llamativa en dos aspectos. Primero, las tres mujeres africanas posiblemente Ambos acontecimientos se diferencian mantenían culto a sus deidades ancestrales, ac- en la forma en que se manifestaron las sución que fue mal interpretada como adoración al puestas artes mágicas. Por un lado, las tres demonio y que provocó el que fueran enviadas a africanas ejecutadas sufrieron esta pena por la hoguera. Segundo, Nicolás Ramos se atribuyó el hecho de seguir unas creencias ancestrales funciones de inquisidor ordinario y de manera traídas desde sus tierras nativas. Estas creenexcesiva mandó a ejecutar a tres personas que cias eran consideradas en el mundo cristiano bajo un juicio inquisitorial hubieran sido conde- de la época como diabólicas y malignas, aunnadas a una pena menor. A todas luces, Nicolás que para sus practicantes representaban todo Ramos, quien al siguiente año fue nombrado lo contrario. En el caso de Ana de Mena, naobispo de la diócesis de Santo Domingo, no co- cida dentro de una misma sociedad, y adapnocía el procedimiento inquisitorial ni los obje- tada a las creencias dominantes, utilizó el cotivos de este, desde el punto de vista de la corona nocimiento mágico (el cual se transmite de española. No obstante, es una muestra más de una generación a otra) y el poco arraigo en cómo el fanatismo religioso afectó la vida de la población de una religiosidad oficial para seres humanos que simplemente pensaban y sacar provecho a un conocimiento que no actuaban distinto. Posiblemente, Ana de Mena todos dominaban, pero que la mayoría de la corrió mejor suerte, aunque nunca lo sabremos, población seguía, dado a su inclinación hacia ya que su historia ha quedado en la oscuridad las supersticiones. Ana de Mena desarrolló luego de su segundo juicio. su mundo mágico, utilizando muchas de las creencias cristianas que eran el resultado de Conclusión prácticas sincréticas y antiguas, para poder crear un modo de vida sustentable en una El uso y conocimiento de las artes mágicas sociedad donde lo mágico tenía un sitial. siempre ha sido un elemento indispensable en la religiosidad del ser humano. El caso de Ana de Mena es solo una muestra de cómo ciertas costumbres en el siglo XVII eras vistas como extrañas y distintas, aunque una gran parte de 15


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“Los dos indios” y “A Borinquen” de Ramón Emeterio Betances: La subversión de la figura indígena en la literatura puertorriqueña del siglo XIX

JORGE LEFEVRE TAVÁREZ “ ‘Hace tiempo que he publicado una novelita. (...). Mi idea fue hacer a mi indio bastante interesante para que una española muriese por él’ ". (Betances)

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a Darío Goitía

Ramón Emeterio Betances compone la narración “Los dos indios” (que se encuentra, junto al poema “A Borinquen”, en su libro Les deux Indiens, escrito en francés) como una respuesta a “La palma del cacique”de Alejandro Tapia y Rivera. Así mismo se lo confiesa el propio Betances a su amigo en una carta: “Hace tiempo que he publicado una novelita. Debo decirte que me fue inspirada por tu heroína. Mi idea fue hacer a mi indio bastante interesante para que una española muriese por él” (Betances, “Carta núm. 18”, 87-88). Este motivo tiende a ser el punto de partida para acercarse a la obra narrativa de Betances. Los comentarios críticos de esta narración, para destacar su originalidad, suelen concentrarse en los contrastes entre (Moscoso; Acevedo; Córdova Iturregui) las transformaciones en aspectos narratológicos, en el trato de la naturaleza y en los componentes ideológicos que fundamentan ambos textos. Se suele pasar por alto que la composición de Betances no es solo una respuesta a “La palma del cacique”, sino que debiera interpretarse como toda una manera distinta de hacer y pensar la literatura indianista en las Antillas. La literatura indianista, común a toda la América Latina, se inició en el siglo XIX con el propósito de exaltar el pasado indígena del

continente.1 “Los dos indios” es una respuesta que se distancia de las fuentes ideológicas de esta literatura y parece proponernos otros caminos posibles. Aunque las diferencias en los aspectos narratológicos e ideológicos de ambas propuestas formen parte de esta respuesta estético-política, en este ensayo nos concentraremos en uno solo de los contrastes: las alegorías que presentan.2 “La palma del cacique”, subtitulada “Leyenda histórica de Puerto Rico”, es la historia de un triángulo amoroso inscrito dentro de 1

Por la naturaleza de este escrito, no entraremos a

discutir esta literatura en detalle. Sobre la literatura indianista y los debates alrededor de ella, ver, en particular: “El proceso de la literatura” de José Carlos Mariátegui, “La novela indianista” de Concha Meléndez y El indio en la poesía de la América Española de Aida Cometta Meléndez. En el caso de Puerto Rico, ver: El indio en la poesía puertorriqueña de Carmen Corchado Juarbe, además de los ensayos “La poesía indianista puertorriqueña en el siglo XIX” y “Los límites de la narrativa indianista en Puerto Rico: Tapia, Betances y Marqués” de Ramón Luis Acevedo. 2 Este ensayo forma parte de un proyecto amplio sobre la literatura indianista en las Antillas hispánicas, cuyo primer adelanto fue el ensayo “Nuevos apuntes sobre el indianismo en Puerto Rico”. En este proyecto se le espera dedicar mayor atención a los textos de Alejandro Tapia y Rivera y de Ramón Emeterio Betances. 19


un evento histórico: la rebelión indígena del 1511. El cacique Guarionex está enamorado de Loarina, indígena que, por otro lado, ama al español Cristóbal de Sotomayor. Sotomayor no solo carece de interés por la raza indígena, sino que se encuentra comprometido con una española que espera su regreso de las Antillas. “La palma del cacique”, por lo tanto, a nivel erótico, se caracteriza por el amor no-correspondido. Ninguna parte de este triángulo amoroso se reciproca y se consuma.

que se le dice al lector que vive todavía: “no da frutos” pero “renuévase de continuo” (77). Al leer este final alegórico, coincidimos con la crítica que previamente ha tratado esta novela corta (Acevedo; Córdova Iturregui). Dado que ningún amor se corresponde y se consuma, “La palma del cacique” concluye con la imagen de una palma sin frutos, imagen que funciona como símbolo de estos romances fallidos: si bien es cierto que no muere, la palma no es dadora de vida.3 Quizá el hecho de que la palma continúe renovándose sea El texto de Tapia termina con una alego- una referencia a que se recuerde la presencia ría poco alentadora. Cristóbal de Sotomayor indígena de la isla. Sin embargo, la idea que muere en la revuelta indígena. Guarionex, predomina es la de la pérdida de ese grupo quien sabía que Loarina no lo ama y reco- social.4 La palma sin frutos recuerda el pasado, noce que la avanzada española amenaza la pero a su vez destaca su ausencia presente. sobrevivencia indígena, decide terminar con su vida, lanzándose desde las alturas de una Es ante esta alegoría romántica, ante esta montaña a una superficie rocosa. Ante su imagen infecunda, que “Los dos indios” de muerte, los indígenas se encuentran con un Betances se rebela. Por eso, la rearticulación dilema, pues Guarionex debiera ser enterra- de su historia de amor. En lugar de tener do con su esposa, como se dice que era la una indígena enamorada de un español, es costumbre indígena. “¡Infeliz Guarionex… Carmen, hija del “comandante de la pla¿quién se prestaría a enterrarse viva con un za” Pedro Sánchez, quien queda enamorada cacique destronado?” (75). En esta circuns- de Otuké, descendiente del cacique rebelde tancia, Loarina se ofrece para enterrarse jun- Aymá. Estos se conocen cuando Otuké es to a él, como un intercambio por este haber prisionero de los españoles, previo a su escasalvado su vida anteriormente. pe y a la trifulca que ocurre entre españoles e indígenas al final del texto. Solicito el honor de ser enterrada con el más valiente, con el más 3 “Tapia es contundente en el cierre de su final joven y generoso de los caciques. narrativo… Aún cuando la melancólica palma pueda Y tú Guarionex no creas que hago renovarse, no tiene descendencia: su historia queda sacrificio alguno; la vida que me encerrada en sí misma” (Córdova Iturregui 36). salvaste, de nada me sirve… Al pie 4 El propio Guarionex, previo a terminar con su del sepulcro te ofrezco un corazón vida, se lamenta al prever la desaparición de su infiel; no era digno de ti, pero tú lo raza: “Oh graciosos bosquecillos, ya no seréis el anhelabas, y yo te lo entrego. (76) Años después, al pie de donde fueron enterrados ambos cuerpos, nació una palma 20

asilo misterioso del amor, ni el recreo de nuestros hijos; y vosotras cumbres elevadas, en adelante no presenciaréis el culto de nuestro Cemí. ¡La raza de Agüeybana acabó para siempre!” (72).


La centralidad de esta inversión amorosa es clave: humaniza al indígena en la medida en que es capaz de ser amado por una española. No se puede olvidar que incluso el propio Betances reconoce la importancia de este cambio en la carta que le escribe a Tapia: “(…) hacer a mi indio bastante interesante para que una española muriese por él” (Betances, ibíd).

errantes en los bosques” (163). Por otro lado, no se hace referencia a la muerte de Toba. Se sabe que no muere en la embestida española, pero no se reintegra a los indígenas que permanecen en los bosques. En todo caso, se convierte en una presencia fantasmagórica, que pareciera amenazar con su regreso, en un punto futuro y distante.

A diferencia de “La palma del cacique”, Betances crea en “Los dos indios” un amor correspondido, aunque evidentemente tenga grandes obstáculos, como la oposición del hermano mayor de Otuké, Toba, el gran guerrero, quien ve en este amor un acto que traiciona a su gente. Carmen, sin embargo, es capaz también de “traicionar” a su pueblo, aunque dentro de la cosmovisión que presenta “Los dos indios”, sea una traición que se vea bajo una luz positiva: está dispuesta a abandonar el campamento de los españoles para ir a vivir en la selva con Otuké. Toba, al escuchar esta noticia en boca de un amigo y mensajero, se alegra, pues transforma su parecer tanto de la amada de su hermano como de lo que implicaría este amor. Sin embargo, esta revelación y este cambio de percepción por parte de Toba ocurren muy tarde: al regresar a su posada, encuentra que Otuké, incapaz de vivir como traidor, se mató, atravesando su pecho con una saeta.

La gran sorpresa de “Los dos indios” es que, a diferencia de la palma alegórica que cierra la novela corta de Tapia, aquí sí existen frutos. Carmen y Otuké lograron consumar su amor previo al desenlace trágico, y su descendencia nace en el espacio más adecuado para preservar el legado indígena: la selva. No solo eso, sino que el texto apunta a que será Toba quien criará aquel hijo.

“Los dos indios” concluye con una victoria militar por parte de los españoles, aunque sea una victoria que arrastre cierta ambigüedad. De parte de los indígenas, estos reconocen que ya no pueden tener una vida sedentaria en lo que antes fue su hogar. Sin embargo, no perecen, como en otros textos indianistas de las Antillas, sino que buscan refugio en la selva. “Los Indios jamás reconstruyeron sus chozas en la aldea destruida. Se mantuvieron

La joven India [que acompañaba a Carmen] contó que esa noche su ama había dado vida al fruto de sus entrañas y que no había cesado de respirar cuando la sombra del gran guerrero apareció en la gruta. Aquella sombra cumplió el deseo de la joven blanca. Luego, llevándose al recién nacido que lloriqueaba en sus brazos, la sombra repetía: – Este vivirá en las selvas. ¡Será de la raza de Aymá, hijo de Borinquen! (164) La lectura de esta descendencia y de la alegoría presente en “Los dos indios” es compleja, pero en el sentido en que enriquece y beneficia al texto. Tanto Francisco Moscoso como Félix Córdova Iturregui se refieren a este fruto como símbolo del mestizaje, siendo el hijo mitad indígena y mitad español.5 5

“Diferente al final trágico de la obra de Tapia y Ri-

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Si bien en un sentido estricto son ciertos estos planteamientos, habría que preguntarse, dentro de la visión del texto, cuán español es verdaderamente este fruto, si es hijo de una española que abandonó a su pueblo y se interna en la selva. Además, es adoptado por el cacique Toba, “el gran guerrero” que toma al hijo para criarlo en las selvas. Más que un símbolo o una alegoría del mestizaje, este fruto extraño, si bien condensaría la entrelazada historia social de la isla desde la llegada de los españoles, en última instancia no hace más que recalcar y fortalecer el legado indígena rebelde y la descendencia del linaje de Aymá. Carmen, en todo caso, se “indianiza”, no para desarrollar una cultura mestiza, sino para dejar atrás su herencia española, por lo que no le lega a su hijo sus raíces europeas. No es fortuito que en las últimas páginas ella también pierda su nombre, pues los indios la conocen meramente como “la mujer blanca”. Si se lee de esta manera, la presencia indígena, en lugar de “mezclarse” con la española, late como una fuerza amenazante en la sociedad isleña, que buscará revivirse en un futuro para darle continuidad a aquella raza de Borinquen. Esta alegoría presente en “Los dos indios” ya implica un distanciamiento considerable con las propuestas históricas e ideológicas que subyacen gran parte de la literatura indianista antillana, aquí representada por “La palma del cacique”, que apuntan a la desaparición de los vera, en la de Betances se simboliza el devenir de la formación de la sociedad criolla, al darse la síntesis mestiza, fruto del amor entre Otuké y la hija de un conquistador. Con dicho enlace se vislumbra otro camino para el resurgimiento nacional libertador” (Moscoso iv). “Su novela queda abierta. La pareja de amantes, Carmen y Otuké, dejan descendencia: un ser que ya no es indio, pero tampoco es español. Su mesticidad corre por el interior de sus venas” (Córdova Iturregui 36). 22

indígenas de las islas. Sin embargo, Betances no concluye su propuesta indianista aquí, pues el complejo cuadro alegórico que presenta se viene a completar con el poema “A Borinquen”. Cuando por primera vez se publica “Los dos indios” en el 1857 como Les Deux Indiens. Épisode de la conquête de Borinquen, el poema “A Borinquen” aparece al final de aquella novela corta. El espacio que tenía este poema como cierre de aquel relato en gran medida se ha olvidado o desatendido, dado que cuando se vuelve a publicar “Los dos indios”, en el 1998, no se incluye el poema ni se hace mención de él en los paratextos correspondientes (Moscoso, Lugo Filippi). Una década más tarde, en el 2008, al recopilar los escritos literarios de Betances bajo el proyecto de las Obras Completas, coexisten “Los dos indios” y “A Borinquen” en un mismo volumen. Sin embargo, la división de los textos por género literario vuelve a separar ambas piezas indianistas que originalmente conformaban una totalidad. Así, “A Borinquen” se incluye en la sección dedicada a sus poesías y “Los dos indios” a la sección que incluye “relatos, cuentos y fantasías”. Si bien es cierto que el tomo Escritos literarios se refiere a través de su prólogo y de las notas al calce correspondientes a esta unión previa de ambos textos, la división ha facilitado que, hasta ahora, se estudien como elementos aislados el uno del otro. Por ser un texto mayormente desconocido, le dedicaremos a él más espacio que a las obras narrativas de Tapia y de Betances.

“A Borinquen”, poema que debiera considerarse e incluirse entre los primeros cantos a la isla de Puerto Rico, explica la génesis de la isla a partir de un plan celestial. Dios, en las primeras estrofas, dado su deseo de “crear una obra de sus manos” y “un nuevo


género humano”, envía una estrella a posarse cerca del Nuevo Mundo y convertirse en “su paraíso”. Así, le ordena: … cuida que la esclavitud sombría, ese Demonio que roe el universo, no venga un día a mancillar tu playa con sus pies negros cargados de cadenas. (54) En las estrofas que siguen, Borinquen, efectivamente, se presenta como un Paraíso ajeno a los excesos del viejo mundo, y el pueblo indígena que la habita como ajeno a su sistema económico y sus desigualdades (“Lejos del ruido y la opulencia / […] Nada de odio o de altiva casta”, 55). Siguiendo la tradición de la idealización de la isla como un Edén cuya naturaleza proveía lo necesario para la vida pacífica (“El árbol ofrecía frutos para todos”, 55), se podría decir que la descripción de la naturaleza en “A Borinquen” se asemeja mucho más a la tendencia de la literatura indianista antillana que la selva de “Los dos indios”. Dentro, también, de esta tradición, la conquista y colonización se presentan como un quiebre en aquel paraíso perdido.

esclavitud, la llegada de los españoles vendría a deshacer todo aquel proyecto celestial. La intrusión a la vida isleña de la esclavitud – en este caso, implícitamente, el sistema de encomiendas que instauran los españoles – terminará por echar al traste todo aquel proyecto celestial ideado por Dios. No solo eso: la esclavitud, a lo largo del poema, estará asociada con la muerte y la exterminación de sociedades humanas. La llegada de este sistema de trabajo forzado implica también la desaparición de los indígenas que habitaban la isla. Así mismo lo reconocen los propios habitantes indígenas: Adiós, Borinquen con tus bosques, oh, nido jubiloso de un pueblo libre! Adiós llanos con tus frutos adiós valles, adiós montañas, adiós caricias de nuestros hijos, adiós dulces cantos de nuestros campos. Oh montes tantas veces recorridos, la esclavitud a la muerte nos conduce. […] Y ese pueblo pereció bajo el acero [extranjero. No sabemos si alguien quedó para vengarlo.

La llegada de los españoles es descrita únicamente desde la perspectiva indígena.6 Los indios del poema van hacia aquel “triste viajero” para ayudarlo. Sin embargo, rápidamente reconocen en aquel un enemigo: “¡Su canoa lleva cadenas!” (56). Si en la estrofa previamente citada, Dios le advertía a la estrella y futura isla de Borinquen cuidarse y evitar la

El trastoque del plan original celestial se expresa con gran conmoción en las estrofas que siguen, donde se cuestiona por qué la isla no ha sido devorada por el mar.

La focalización exclusivamente indígena fue señalada previamente por Córdova Iturregui. “La llegada de los conquistadores es presentada en el poema desde un punto focal indígena… La voz poética coloca al lector fuera del punto de vista de la cultura española. Su objetivo es resaltar la extranjeridad del colonizador” (30).

Aunque la última estrofa pasa juicio rápidamente sobre la historia de Borinquen posterior a la desaparición de los indígenas, trae a colación otro elemento relacionado con el tema del rompimiento con el plan celestial: la trata esclava de África. Nuevamente, las

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¡Oh mi Borinquen noble y bella, llora, llora, tus hijos han muerto! (56-57)

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alusiones a este sistema de trabajo forzado se acompañan de señales de exterminio físico: “trajeron nuevos esclavos / para hacerlos perecer una vez más” (57). Lo más importante que deseamos resaltar de este poema es que logra incorporar un tema que suele ser ajeno a la literatura indianista en las Antillas: la esclavitud africana. A nuestro modo de ver, Betances reconocía que la subversión alegórica que llevó a cabo en “Los dos indios” y que le daba vida y vigor al legado indígena no era lo suficientemente abarcador como para englobar la compleja historia antillana. Dicho de otro modo, y visto desde una perspectiva más amplia, la literatura indianista tiene un defecto inherente: su materia histórica no le permite hablar de la esclavitud africana, a su vez un elemento fundamental de la sociedad antillana. La insuficiencia de la alegoría de “Los dos indios” debió haber hecho necesario, para Betances, un revolucionario comprometido con la abolición de la esclavitud, incorporar este poema como coda a su narración. El poema, más que suplemento, completa la visión antillana de Betances. Por eso, era necesario traer la esclavitud africana al poema “A Borinquen” y de esta manera crear otra alegoría, una que se inserta al final de la publicación original de Les Deux Indiens. Con esta alegoría termina el poema: Pero mira, bajo la espesa maleza de aquel empinado peñasco, ¿quién es este cuerpo estremecido? ¿Quién será el vigía? – Es el Indio.– En la lejanía, bosque adentro, muy apartado el camino, ¿quién será ese hombre de frente umbría? – Es el Negro que le tiende la mano. 24

Son esclavos, son hermanos, ambos reunidos bajo el yugo, con las mismas plegarias y los mismos dioses, hacen para ti los mismos votos: “¡Borinquen, Borinquen amada! – Gritan al unísono, – ¡humanidad! ¿Cuándo por fin renacerá la patria?” ¡En la primavera de la libertad! (58) A pesar de que se había dicho que había perecido, “el Indio” reaparece al final de “A Borinquen”. Aunque se destaque la importancia metafórica de su regreso, no debiera descartarse la posibilidad de que haya permanecido escondido en los bosques y en las selvas, alejado de la presencia española, como ocurre en “Los dos indios”. Si bien la conquista de Borinquen se presenta como un acto sacrílego, que va en contra de los propios deseos del Dios creador, se podría pensar que esta unión final entre el Indio y el Negro haría surgir el “nuevo género humano” del que se hace mención en la primera estrofa. La unión del Indio y el Negro, así, sería una manera de recobrar aquel plan celestial original, dado que se estaría “creando”, nuevamente, un género humano para la isla. La unión del Indio y el Negro se presenta como algo, no extraño, sino parte de la historia de Borinquen, isla a la que se alude con evidente sentimiento (“Borinquen amada”, “la patria”). Este mestizaje simbólico sería una manera de restablecer el equilibrio universal que fue dislocado previamente por la conquista española y la llegada de la esclavitud a la isla, primero por vías del sistema de encomiendas y luego a través del tráfico de esclavos de África. En ese sentido, cabe destacar la ausencia total del legado español en “A Borinquen” y


en su alegoría, hecho que debilitaría las lecturas de una alegoría mestiza en “Los dos indios”, dado que se podría decir que en ambos textos estaríamos frente a una “desespañolización” de la sociedad criolla7, y, por otro lado, frente a un fortalecimiento, en el primer caso, del legado indígena y, en el segundo, del legado y la unión del componente indígena y africano, los dos componentes marginados de las sociedades antillanas modernas. Al incursionar dentro de la literatura indianista antillana y desarrollando sus propias alegorías, Betances ha respondido subvirtiendo el género y retando sus propios supuestos históricos e ideológicos. En “Los dos indios” y en “A Borinquen”, no solo rescata y revive el legado indígena, sino que incorpora el tema de los esclavos africanos para completar el cuadro complejo de la sociedad criolla contemporánea. Esta subversión de Betances, sin embargo, tuvo un alcance limitado, dado que sus textos apenas lograron circular en las Antillas. Betances inauguró un diálogo con la literatura indianista que, desafortunadamente para el mundo literario, quedó trunco, y no pudo desarrollarse más allá de esta propuesta inicial. Por otro lado, sabemos que Betances no se ocupó de continuar con este proyecto literario que inauguró en el 1857. Digamos que en las próximas décadas otros asuntos más apremiantes lo ocuparon. “El indio y el negro se dan la mano en el proceso de reafirmación de Borinquen de cara al futuro. La intención poética de Betances es clara: la liberación de Puerto Rico exige un proceso radical de desespañolización. La función metonímica de lo negro y lo indígena es precisamente acentuar, en esa imagen de manos enlazadas, lo distintivo del país, su corte, y la separación radical con respecto al pasado colonial” (Córdova Iturregui 31). 7

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Del espiritismo a la poesía mediumnímica: Entrevista inédita a don Francisco Matos Paoli

CARLOS R. ALBERTY FRAGOSO “La vida del espíritu y la vida de la materia es una conjunción suprema y creo que ésa es la misión suprema de todo poeta de verdad”. (Francisco Matos Paoli) 28


Para doña Isabel y, desde luego, para don Paco. Que posean estas palabras el valor de mi gratitud.

Entre los días 19 y 25 de enero de 1987, siendo entonces estudiante doctoral, entrevisté a Francisco Matos Paoli en su casa. Ahora se publican, por primera vez, algunos fragmentos de esa entrevista.1 ¿Por qué es usted espiritista, don Paco? Yo recibí un golpe muy duro en la vida, a la edad de quince años perdí a mi madre. Y desde luego hizo centrar mi vida ese acontecimiento hacia una especie de misticismo religioso. Como el espiritismo era un credo que quería romper la incomunicación entre materia y el espíritu, entre Dios y el hombre, me interesé profundamente en la manifestación de los espíritus, verdad desde luego que había cierta parte, nunca me gustó, lo que ellos llaman extracción de causa, eso de bregar con espíritus atrasados. Mayormente las comunicaciones eran de espíritus atrasados que tenían una deuda, algo que pagar, que tenían que evolucionar espiritualmente, que tenían venganza contra ciertas personas, y esa parte a mí no me llamaba profundamente la atención. Lo que me llamaba la atención era las comunicaciones de los espíritus elevados, verdad, que instruían moralmente a uno. Yo leí las obras de Allan Kardec… esas obras, y me convencieron, además que yo empecé a tener experiencias de carácter espiritista también. ¿Qué experiencias? Por ejemplo, de médium sensitivo.

En efecto, esta entrevista, realmente un fragmento de una conversación más extensa, estuvo inédita hasta que se publicó en el suplemento cultural “En Rojo” del semanario Claridad (10 al 16 de marzo de 2005) como parte de un número especial dedicado a la reedición del Canto de la locura de Francisco Matos Paoli, a cinco años de su muerte. 1

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¿Usted cogía espíritus? No. En el hombro mío se posaba la mano que después en ciertas comunicaciones llegué a conclusiones que era la mano de mi madre. Que se formó en una especie de guía espiritual mío. Y ella movía las falange de los dedos sobre el hombro mío. Cosa que también desde el punto de vista práctico me convenció que el espiritismo era una realidad. Los fluidos que recibía yo también. ¿Cuándo fundan el Centro Luz y Progreso. ¿Quiénes fundan ese Centro, en Lares? Ese centro se fundó creo que para esa misma época en 1930. Había un médium, Francisco Ismael Segarra, un compueblano mío. Habíamos estudiado juntos en la escuela superior, el curso comercial, de maquinilla y taquigrafía, y él fundó el Centro Luz y Progreso y yo fui a las sesiones de él. Esas sesiones llegaron hasta el extremo de publicar un libro: Relicario de un Espíritu del guía espiritual de ese centro que se llama Antonio Vera, un doctor español. ¿Qué tenía el libro? ¿las comunicaciones de los espíritus? Las comunicaciones de Antonio Vera. ¿Y qué experiencias tuvo usted en ese centro? Bueno, las experiencias de que muchas de esas comunicaciones que él daba en un centro allá en España (él era español, ese guía espiritual, Antonio Vera), las mandaban los hermanos de allá de España mecanografiadas, entonces nosotros nos reuníamos de noche y se aportaban en rollos esas comunicaciones. Había aporte, ese fenómeno del aporte. Cosa curiosa, pero eso se daba. ¿Qué era el aporte? Aportar un objeto. Material físico dado en un centro espiritista que los espíritus transportan a través de fuerzas fluídicas de un espacio a otro. Se aportaban flores también. ¿De allá pa’cá? Sí, sí.

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Las reuniones de Luz y Progreso de Lares son para el 30, ¿qué relación tienen con Habitante del Eco y Teoría del Olvido que son del 37 al cuarenta y pico? Es que yo he seguido siendo espiritista siempre. Desde luego espiritista católico, no protestante. Sí, porque hay ciertos espiritistas protestantes. ¿Cómo se concilia el catolicismo con el espiritismo? Bueno, a través, del misticismo. Yo creo que todos estos grandes místicos como Santa Teresa de la Cruz y San Juan de la Cruz, fueron espiritistas y recibían experiencias espirituales en su vida. ¿Usted habló alguna vez con Don Pedro sobre el espiritismo? Sí, una vez yo vine de Lares al Hotel Palace en San Juan a traerle una comunicación que había dado Don Rosendo Matienzo Cintrón en Lares, y que yo había transcrito taquigráficamente, sobre un plan de constituir la república de nuevo en Lares a través de adhesiones del pueblo a otro municipio, municipio libre desde luego no esclavo, y yo le traje esa comunicación. ¿Y qué dijo don Pedro? Don Pedro dijo que ésa era una idea capital de don Rosendo, verdad, y dijo él que había que tener noción de inmortalidad. Don Pedro respetaba mucho el espiritismo. ¿Nunca le habló negativamente? No. No hablaba. Y es que los católicos son espiritistas en el fondo. Los que son anti-espiritistas son los protestantes, que dicen que nosotros tenemos comunicación con el diablo. ¿Usted tenía una tarea específica, asignada, en las reuniones del Centro Luz y Progreso? Yo estaba en la directiva.

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¿Qué hacía usted en las reuniones, tomaba notas, también era secretario? También teníamos una especie de experimento, una especie de pantalla con una caja sonora detrás y el médiun espiritista que era inconsciente, Ismael Segarra, le llamaba a esto sinanec, de la lengua que se habla en el planeta Marte. Lo que queríamos era revolucionar el espiritismo a través de una televisión espiritual. [Risas.] Entonces no existía la televisión espiritual para que se oyera, se viera en la pantalla la figura del espíritu y la caja sonora registrara la voz. Una especie de televisión espiritual. ¿Qué resultados obtuvieron? Ciertos cráteres en el planeta Marte, ciertas figuras, ciertos objetos que existían en el planeta. ¿Entonces Segarra cogía el espíritu y…? Y...con un flashlight él iluminaba la pantalla. ¿Salían formas en la pantalla? Sí, salían ciertas figuras. ¿Y se oía algún tipo… Él era el que hablaba? La caja nunca habló, él hablaba, sí. ¿Y ustedes tomaban notas? Sí. ¿O usted solamente tomaba notas, usted era el secretario? Bueno, tomábamos nota, pero eso era un grupito selecto del Centro, no todo el mundo pertenecía a ese grupito. ¿Quiénes estaban en la directiva, Usted...? Ismael Segarra, Yo, Nolasco Jiménez, Juanito, había unos cuantos ahí.

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¿Eran todos jóvenes, de veinte a veinticinco años? No. Había viejos también. Juanito era bastante viejo y Nolasco Jiménez era un viejo ya. ¿Cuándo muere su hermano, Javier? Porque hay unos poemas dedicados a Javier al final de uno de los libros… Javier desgraciadamente se convirtió en un tuberculoso, nosotros lo trajimos acá al antiguo sanatorio que estaba donde está ahora el Centro Médico, y murió ahí, un jovencito, un adolescente. También tuve la experiencia de que un policía me mató a un hermano en un motín, pero él no estaba participando en el motín, él estaba de curioso. El disparó una bala y lo cogió inopinadamente, a mi hermano Roberto, jovencito, también un adolescente. ¿Usted tuvo experiencias con los espíritus? Sí, con Roberto. Una vez se me presentó a través de Ismael Segarra, era el que traía el agua a casa de la casa del vecino, porque no podíamos pagar. Entonces él me dijo “cómo puedo ahora cargar el agua”, yo le dije: “olvídate de eso, ya tú eres un espíritu, no tienes que cargar agua alguna”. ¿Habló a través de él? Sí, a través del médium. ¿Y Elihud? Es un espíritu que se presenta. ¿Elihud es un espíritu de luz? Sí, y él, Eugene Emmanuelli, un espíritu que decía que en otra existencia nosotros habíamos sido monjes franciscanos y que yo me había portado mal con él y tenía cierta persecución. Las sesiones espiritistas que se hicieron lo convencieron de que no debía seguir persiguiéndome espiritualmente, entonces este espíritu se transfiguró, y hubo una noche que se presentó transfigurado en un capitán general. Ése es Eugene Emmanuelli, hay un poema ahí.

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Sí, ¿pero eso no salió en la pantalla? No...no, en la pantalla no. Todo eso es lo que narra Segarra. Cuando usted era profesor en la Universidad, ¿asistía al Centro Luz y Progreso? Volvía de nuevo, de vez en cuando iba a Lares, sí. ¿Viajaba de Río Piedras a las reuniones del Centro? Sí...sí, también he visitado ciertos centros aquí, uno en Sabana Llana y otros así, pero en realidad hace mucho que no voy a sesiones espiritistas. ¿Qué puntos de contacto habría entre el espiritismo y el nacionalismo? Había muy pocos puntos de contacto, ¿sabes? Don Pedro en eso era un poco rígido con su catolicismo y aunque él nunca expresó ideas en contra del espiritismo, una vez en broma me dijo: “mira éste que es espiritista, es de los brujos”. ¿De los brujos? Je, je, me dijo, sí. Una vez, en el teatro municipal de San Juan el invitó a los espiritistas a formar parte del nacionalismo. Curioso… don Pedro siempre invitaba. Sí, invitaba a todo el mundo. Invitaba a comunistas, espiritistas. Don Pedro era profundamente católico. Decía que había que poner la tribuna del Partido Nacionalista cerca del templo católico. Siempre, siempre. ¿Cómo interviene, si interviene, el espiritismo en su proceso de creación? ¿Usted cree que haya alguna presencia? Sí, yo creo mucho en mi inspiración, y por eso fue que me llamó profundamente la atención el movimiento surrealista en Francia con Andrés Bretón, porque Breton iba a visitar los manicomios. ¿Él era doctor? Sí, era doctor y también tenía relación con los espiritistas. Andrés Bretón definió el surrealismo como un automatismo psíquico de la palabra. Yo creo que uno tiene pleno dominio intelectual sobre lo que uno escribe. Yo soy médium 34


consciente, que tengo desde luego la voluntad de estilo propia que proviene de mí, pero hay cierta parte que no la domino desde el punto de vista intelectual, y esa es la que yo creo proviene de las voces secretas que anidan en el espacio. ¿Pero usted era espiritista antes de entrar en contacto con el surrealismo? Sí, desde luego, después confirmé eso con el surrealismo, que no hay duda influyó a través del libro la Destrucción o el amor de Aleixandre. Tú sabes que él se puso en contacto con el surrealismo y tiene un libro propiamente surrealista Pasión de la Tierra, que es en prosa. En Destrucción o el amor también hay cierta base surrealista, también hay cierta base surrealista en Sobre los Ángeles de Rafael Alberti, y Poeta en Nueva York de Federico García Lorca y en cierta poesía de Luis Cernuda. Es decir, que nunca he creído que la razón es todo en la poesía, que la poesía tiene su propia lógica interna. Que es desecretiva, mediumnímica. Esa ponencia que usted escribió, que impresionó mucho a Don Ramón Negrón Flores, ¿qué ponencia es esa? ¿De qué habla usted en esa ponencia? Caray, esa ponencia. ¿Era sobre espiritismo? Esa ponencia se ha perdido, fue un discurso que yo pronuncié en el teatro en Lares.

la locura… una posición espiritual.

Yo creo que eso de la locura también fue una posición espiritual, sabe. ¿Cómo, qué usted quiere decir? Que me perturbaba a mí. ¿Una causa? Sí, me perturbaba a mí y tiene que ver mucho con el espiritismo, la locura. Pero usted llegó a perder la lucidez totalmente. Totalmente. Distorsionaba la realidad de una manera tremenda, vivía en un mundo de sueños, de fantasía, de ficción. 35


Los poemas escritos en cárcel, los de Canto nacional, ¿son poemas lúcidos, no? El loco no siempre es loco; tiene sus momentos lúcidos. Ese libro lo escribí estando loco, y el Canto de la locura estando cuerdo ya. El Canto de la locura es un regreso ya de la cordura. El canto de la cordura se podría llamar, mejor que Canto de la locura. ¿O desde la cordura? Desde la cordura a la locura. Sí, y hay un hecho simbólico también en mí, religioso, del misticismo religioso, y es que una vez tuve en la cárcel un sueño con la Virgen María; yo soy muy devoto de la Virgen María, y ella me dijo en el sueño: ”te voy a curar de la locura ésa que tienes, no te apures, que te voy a curar”. Y tal como ella lo dijo, así sucedió. Por eso es que yo creo que era una perturbación espiritual lo que yo tenía. El médium, el secretario y los espíritus Estas comunicaciones espirituales, apreciaciones espirituales firmadas por Eugene Emmanuelli, ¿eran obtenidas a través de un médium? ¿Ismael? Un médium inconsciente, Francisco Ismael Segarra. ¿Pero él tomaba el espíritu, el cogía el espíritu? Sí, lo cogía. Él se parlaba, como se dice en el lenguaje espiritista. El texto que tengo aquí, ¿quién lo hizo? ¿quién lo pasó? ¿Quién fue el secretario de esta comunicación? ¿Quién pasó esto a máquina? Me parece que fui yo mismo. Pero al momento en que se está dando la comunicación, ¿hay alguien escribiendo esto inmediatamente o esto es el recuerdo suyo, que usted lo puso después? No, no, la comunicación yo la cogía taquigráficamente. Ah, simultáneamente a la comunicación se está haciendo esta transcripción y, claro, el espíritu hablaría a través del lenguaje mismo del médium, de Segarra. Exacto. 36


O sea, que la retórica que hay aquí… Pero influye muy poco, porque él [Segarra] era inconsciente. El médium influye ahí muy poco. ¿Y le cambiaba la voz a él? Cambiaba un poco la voz, sí. (Isabel Freire de Matos) ¿Cuándo era que se escribía, Paco? (Alberty) Inmediatamente, dice que él lo cogía en taquigrafía. (Isabel Freire de Matos) Ah… ¿Qué estudios tenía Segarra? ¿Él escribía, no? ¿Era literato también? Él estudió hasta octavo grado y después cogió el Curso Comercial en la Escuela Superior de Lares, de dos años, y se graduó. ¿Se puede decir que cuando el espíritu habla a través de la mediumnidad, se apropia o utiliza el conocimiento literario de la mediumnidad? Porque aquí hay una redacción literaria en esto, las imágenes, etc… Sí, él era una persona culta, el médium. ¿Y qué sabemos de Emmanuelli, como el espíritu…? Él también era un monje franciscano cuando yo también era monje, franciscano en otra existencia. Se comunicaba ahí, en el Centro de Lares. Anteayer estábamos hablando don Paco, sobre el espiritismo, el Centro Luz y Progreso de Lares, y usted me contestó unas preguntas y yo quisiera que estuvieran ahora grabadas. La primera es: ¿Qué clases daba usted en el Centro Luz y Progreso de Lares? Yo daba clases sobre Evangelio según el espiritismo de Allan Kardec y sobre todo enfatizaba el aspecto moral y religioso del cristianismo. En esa clase nosotros hablábamos de la teoría de la multiplicidad de mundos según un astrónomo francés, Flamarion. Y sobre todo enfatizábamos el aspecto de las parábolas de nuestro Señor Jesucristo.

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¿Según el espiritismo? Según el espiritismo y aquel momento en que Él dijo aquellas famosas palabras: “tenemos que renacer de nuevo”. Nosotros interpretábamos esas palabras como la ley de la reencarnación. Esas clases eran informales, asistían mayormente adolescentes, entre niños y niñas. Me acuerdo como ahora que en ellas se hablaba también del aspecto evangélico de la vida de Jesús, de su dedicación al bien, de su verdad, de su consagración a los valores eternos del espíritu y, sobre todo, enfatizábamos aquel aspecto de su doctrina en que decía que su reino no era de este mundo, sino de otro mucho mayor. También aludíamos a la ley de la encarnación, al aspecto también un poco atrasado en nuestro planeta Tierra y cómo esta vida que se llevaba en la Tierra era una vida meramente purgativa y, sobre todo, enfatizábamos el hecho del valor que Dios nos debía dar a nosotros para soportar las pruebas de la vida. En el espiritismo encontrábamos un camino abierto hacia la certidumbre espiritual y, por ejemplo, el dogma central del cristianismo, que es la Resurrección, nosotros lo entendíamos a base de la ley de la reencarnación. Usted me habló de las profesiones, de las personas que asistían a esas clases. Me comentó algo de que había sastres. ¿Qué otras profesiones u oficios? No, esas clases eran para muchachos, adolescentes. A las sesiones espiritistas iban sastres, agricultores, comerciantes, maestros, pulperos, iban a esas clases, a esas sesiones espiritistas. También teníamos las sesiones de simanec, de la televisión espiritual, que ése era un grupo aparte exclusivo, de los más connotados miembros de la sociedad Luz y Progreso. Allí nosotros queríamos por medio de esa experimentación científica, suprimir el médium, porque el médium en parte pone algo personal de él y por medio de un aparato físico de … suprimir el médium, la parte subjetiva del médium. ¿Y la caja, cómo se iba a manifestar el espíritu si no había una mediumnidad? Bueno sí, la mediumnidad alumbraba la pantalla con un… ¿Con una linterna? Sí, un flashlight, una linterna de ésas, eléctricas. Pero la caja sonora nunca funcionó. Nosotros vimos allí objetos que se usaban en el planeta Marte, cráteres en la Luna, etc.

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¿Eso eran figuras que se formaban en la pantalla? Sí, que se formaban en la pantalla. Sí. ¿Ustedes interpretaban qué eran (esos objetos) o eran fotografías exactas? No, el médium lo decía. ¿El médium estaba participando de la interpretación de la imagen? Sí, … sí. La caja de resonancia, ¿cómo se esperaba que funcionara? Nunca funcionó ¿Pero cuál era la teoría que ustedes estaban usando, qué hipótesis tenían? Bueno, la hipótesis nuestra era esa que te dije anteriormente, la televisión espiritual. ¿Pero cómo iba a funcionar? Un aparato físico, completamente objetivo, que reprodujera la vida de ultratumba. ¿Pero cómo el sonido…? Entiendo que la mediumnidad tiene la linterna y alumbra, entonces, ¿cómo la caja va a funcionar? Sería el espíritu que se pronunciaría por medio de la caja sonora. Otra pregunta que le tengo, ¿qué otros libros ustedes utilizaban? ¿Los libros de Amalia Soler? Leíamos los libros de Amalia Domingo Soler. ¿Los estudiaban, los discutían con los estudiantes? Los discutíamos sí, sobre todo Las memorias del Padre Germán, pero los libros que más se utilizaban eran El libro de los espíritus de Allan Kardec y El libro de los médiums. ¿Aún más que el Evangelio [según el espiritismo]? Aún más que el Evangelio.

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¿En su casa ya había tradición espiritista? No, no había. Mi familia pertenecía a la Iglesia Católica. De ahí mi primera inclinación de que mi espiritismo es católico, fundamentalmente católico, yo lo asocio con el catolicismo y, desde luego, el culto a Jesús y a la Virgen María es primordial en mi espiritismo. ¿Cuándo usted dejó de estar en contacto con el Centro Luz y Progreso? Cuando me vine aquí a Río Piedras, que me trajo Ramón Lebrón Flores, a trabajar en la División de Agricultura, acá en la PRERA, en Río Piedras. Entonces yo me ausenté del Centro y no iba, de vez en cuando iba a algunas sesiones cuando iba a Lares, pero no tan a menudo como antes. […] ¿Melita, es quién? Un espíritu que había identificado como una mujer mía en otra existencia. Pero usted había sido monje franciscano. Sí, también, en otra existencia. ¿Pero la Melita viene antes o después de su encarnación como monje franciscano? Yo creo que después. En el Canto de la locura, yo hago alusión a eso de que yo fui monje […] El tema central de la poesía y los temas subsidiarios; ¿cuál sería? El tema central es el místico. ¿En su poesía? La investigación absoluta de Dios, de las esencias espirituales del ser, eso es lo fundamental en mí. El tema subsidiario sería el tema patriótico, el tema comprometido, el tema erótico, por ejemplo, que sería el tercero. ¿Y porqué esto es así? Porque yo me veo precisado a usar la poesía comprometida porque soy un colono, soy hijo de una tierra esclava y tengo que, pues, desarrollar un sentido ético de la vida, responder a esa situación de desgracia de nuestro pueblo y solidarizarme con ella, con la esclavitud política de nuestro pueblo a base de una ansia infinita de libertad. Pero déjame decirte que en la poesía comprometida yo utilizo un procedimiento de poesía un poco pura, es decir, ambas concepciones, la de poesía pura y la comprometida, 40


de tal manera que mi poesía comprometida no vaya a finalizar en mera propaganda política, en partidismo político, consignas, en comecandelismos, en el valor panfletario de las frases líricas. Yo, desde luego, quiero salvar las esencias estéticas de la poesía, sobre todo cuando me veo comprometido con la realidad política de mi pueblo. Nunca olvido esa dignidad artística que es el valor sumo de mi poesía, por lo tanto, hay una relación entre la poesía comprometida y la poesía mística, no se pueden divorciar entre sí porque el valor sumo de la libertad yo lo elevo en la capacidad mística y en ese sentido hay una identificación entre lo real y lo imaginario del ser a través de la metáfora, a través de la imaginación. ¿Qué son las esencias del ser? Bueno, tú sabes que en el inicio de las filosofías hay dos corrientes: el realismo y el idealismo. Platón, idealista; Aristóteles, realista. Yo oscilo entre ambas posiciones filosóficas porque algunas veces afirmo la inmanencia de la vida, pero otras veces afirmo la trascendencia de la vida. ¿Cuál es la vida más importante, la vida del espíritu después de la muerte o la vida del encarnado aquí en la tierra? Es un problema que yo he querido solucionar pero que me es difícil llegar una conclusión definitiva. Yo creo que la vida aquí en la tierra es una especie de peregrinaje, como creen los espiritistas, que se justifica a la luz de una conquista de un reino espiritual mayor absoluto que son las propias esencias espirituales, las propias esencias del ser. No puede haber absoluta realidad si no hay esencia y existencia entrelazadas. El realismo, pues, lleva a la esencia, por tanto no es propiamente realidad. Está cojo en ese sentido y yo he querido unir ambas. La vida del espíritu y la vida de la materia es una conjunción suprema y creo que ésa es la misión suprema de todo poeta de verdad.

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In memoriam: Alberty, Carlos R. "Habitante del eco: hacia una retórica espiritista de lo inefable". RICP. Segunda serie, año 2, núm. 3, 2001, p.74.

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Cuando la muerte tocรณ a mi puerta

SHIRLEY M. SILVA CABRERA "La muerte vestida con las metรกforas del umbral trascendente, de la finitud y de la continuidad de los ciclos(...) me reforzarรก la importancia de estandarizar una apreciaciรณn colectiva formal y una experiencia socio-cultural que la recupere de 'lo distinto'".

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Exploro el campo de la muerte desde hace unas décadas. Lo visito desde entonces. He tenido la oportunidad de recorrer sus paisajes sin que nada adverso acontezca. La práctica clínica ha sido muy diversa hasta beneficiar y ser beneficiada por nuestro único Hospital de Cuidado Agudo Especializado en Pacientes Politraumatizados de la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico, conocido como el Hospital de Trauma. Desde entonces, sé que la muerte también tocará a mi puerta. Entonces, tuve una llamada anticipatoria: “Te haré una visita constructiva para sostener una conversación de repaso administrativo. Prepárate”. “Bien. De mi parte recibe esta garantía…estaré preparada”, le contesté (esto lo ensayé con Séneca hace mucho tiempo atrás). “ Ya veremos”, respondió con amabilidad. Terminó la comunicación. De pronto pensé: ¿Un repaso administrativo? La creencia en que el tema de la muerte puede ser peligroso o hasta detestable no habita en su estudio. Puede estar fundamentada en la actitud del ser humano hacia ella, ya sea en sus diferentes etapas y experiencias de desarrollo, en los patrones de actitudes dominantes hacia la muerte, en los diferentes contextos históricos y socioculturales y, más aún, en una carencia de conocimiento propio. Una postura radical en todo ello pudo o puede conducir a una relación o a una proyección personal disfuncional y hasta en un trauma derivado de una tragedia cuyo autor no es la muerte. Esta es producto de él o ella (del ser humano); lo creado, lo existente.

Podemos considerar que la muerte es “lo distinto” porque es como es y no como suponemos. No obstante, es un constructo que puede ser evidente a través de conceptos personales– abiertos o cerrados, rígidos o flexibles–, de mitos sobre la muerte y el duelo (Silva Cabrera, 2018) o desde un estimado cultural y hasta de una iconografía funeraria particular (Lugo Ramírez, 2016). Mientras me preparo, pienso en lo distinta que será para mí esta visita de la muerte sin sentirme abrumada ni en un riesgo relativo. Sonrío al recordar que Aristóteles me había compartido una vez una simiente de su concepto de relatividad: “Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella”. ¿Cabrá aquí una posible referencia implícita sobre la muerte? Recuerdo nuevamente de Séneca esta reflexión: “Nos engañamos al considerar que la muerte está lejos de nosotros, cuando su mayor parte ha pasado ya, porque todo el tiempo transcurrido pertenece a la muerte”. ¿Qué? ¿Acaso esta muerte que podría llamarle cotidiana se halla detrás de mi umbral? Me acerco sigilosamente a la entrada y abro de manera repentina la puerta. ¡Sorpresaaaa! El Silencio. Lo Profundo. Nada. Todo. La Oscuridad. La Luz. Un Más Allá. Lo Distinto. ¿Está y no la vemos? Un poco antes de volver a cerrar completamente la puerta, noto que por debajo de ella se cuela inesperadamente una carta milenaria con entrega especial: Epicuro. ¡Tanto tiempo! De manera increible una de sus citas 45


ilustra lo que me acabó de acontecer. La sorpresa fue para mí: “No nos encontramos nunca con ella [la muerte]. Cuando todavía estamos aquí, ella aún no está. Y cuando ella está, nosotros ya no estamos”. “Recuerda (añade Epicuro en la misiva a modo de despedida): Ataraxia. Imperturbabilidad. Serenidad. Prudencia. Según él, “los placeres del espíritu son superiores a los del cuerpo, y ambos deben satisfacerse con inteligencia, procurando llegar a un estado de bienestar corporal y espiritual”.

del morir, la muerte, el duelo y las pérdidas. El aspecto principal de la práctica clínica en tanatología se describe como ciencia y rama de la salud que estudia, investiga, analiza, e interviene en el proceso y manejo del evento de la muerte desde el diagnóstico de una enfermedad terminal o muerte inesperada (súbita, traumática) hasta el duelo en sus diferentes manifestaciones individuales y socioculturales. Es extensiva a todo tipo de pérdida significativa.

Entiendo que la Tanatología es la maLa Tanatología relaciona a los profesioteria de estudio que bien nos puede arrojar nales con seis categorías medulares2 de conomayor luz al respecto y que, por lo tanto, cimiento y servicio: también constituye parte de nuestro ejercicio administrativo ontológico, es decir del propio 1. Morir: la experiencia física, conser (me atrevería a proponer, desde que deductual, cognitiva y emocional de visarrollamos un concepto maduro sobre la vir con una condición o enfermedad muerte). ¡Ajá! Creo que la visita de la muerte amenazante o limitante de la vida, puede estar dirigida a este tópico: La tanael cuidado del enfermo terminal, el tología constituye también administración. proceso de morir y la experiencia de Probablemente, por tal razón he defendido y la muerte. custodiado desde el 1999 y particularmente desde el 2006 en la legislatura de Puerto 2. Toma de decisiones al final de la Rico a la práctica de la tanatología como un vida: las elecciones, decisiones y conejercicio a favor del bienestar total de ser huductas legales, éticas e interpersonales mano.1 de individuos, familias y profesionales mientras la vida se acerca a su final y “Tanatología” significa la educación, esque están asociadas frecuentemente pecialidad o sub-especialización en el campo con una enfermedad terminal. Para efectos de reglamentación en Puerto Rico se propone un proyecto de ley para que el profesional practicante sea residente en la isla o cualquier jurisdicción de los Estados Unidos y licenciado en Puerto Rico o en cualquier jurisdicción de los Estados Unidos en las áreas de profesiones relacionadas a la salud, medicina, conducta humana, educación, ciencias mortuorias, consejería, policía (criminología), las artes, letras y filosofía, comunicaciones, relaciones públicas, espiritualidad, leyes y terapias complementarias. 1

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Estas categorías de conocimiento son definidas y destacadas por la organización internacional más antigua de credenciales en Tanatología conocida como la “Association for Death Education and Counseling® (ADEC®)” cuyas certificaciones realzan la designación profesional establecida por la disciplina académica base y que reconoce la educación específica en el campo del morir, la muerte y la pérdida (www.adec.org). 2


3. Pérdida, duelo y luto: la experiencia (física, conductual, cognitiva y emocional) y las reacciones hacia la pérdida, el proceso de duelo así como también los rituales y prácticas que rodean al duelo. 4. Estimado e intervención: la información recolectada, las decisiones hechas y las acciones tomadas por los cuidadores profesionales para determinar y/o proveer las necesidades de las personas quienes están muriendo, sus seres queridos e individuos con pérdidas significativas. 5. Muerte traumática: una muerte que ocurre de una manera impactante, sin anticipar o violenta; puede ser infligida, autoinfligida o accidental. 6. Educación sobre la muerte: métodos formales e informales de adquirir y diseminar conocimiento acerca del morir, la muerte y la pérdida. Hoy día los profesionales requieren de una formación académica, especializada o certificada para poder promoverse como tales. El tanatólogo no es la excepción. Desde el año 2003 se inició un proceso de aplicación y de satisfacción de requisitos (lo cual incluye la aprobación de una prueba estandarizada) para con ello aspirar a la posible designación o credencial en tanatología, es decir, a la certificación profesional como tanatólogo. Los requisitos incluyen evidencia de un mínimo establecido de horas de estudio y de experiencia verificable en el campo de la muerte, el morir y la pérdida. Desde el año 2006 se han realizado radicaciones continuas a favor de la reglamentación

de la práctica de la tanatología en nuestra isla. Puerto Rico cuenta desde el 2004 con profesionales certificados en tanatología. Al presente (2020) dos Fellow in Thanatology® (“FT®”) y cinco Certified in Thanatology® (“CT®”). La Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras ha egresado cientos de participantes del Certificado Profesional en Tanatología, el cual ofrezco, desde el 2006, en esta institución. Otros tipos de ofrecimientos académicos y seculares también han proliferado en la isla. Dos congresos de tanatología (2008 y 2010) ofrecidos también por la Universidad de Puerto Rico a través de los recintos de Río Piedras y de Ciencias Médicas en alianza con la Universidad Carlos Albizu, recinto de San Juan galardonan, junto a toda experiencia clínica en el campo, la historia del desarrollo de la tanatología en Puerto Rico. La consecución de un marco estructural sólido tanto en el ámbito profesional (educativoclínico) como administrativo es la meta de una reglamentación cónsona con fundamentos de otras leyes pre-existentes: “Nuestra naturaleza está en la acción. El reposo presagia la muerte” (Séneca). Recojo del suelo un marcador de libros con la siguiente cita impresa: “Siempre hacer para que la muerte no llegue.” (Silva Cabrera, 2001). Creo que la muerte reiría al leer esto. El marcador, que se me había escurrido silenciosamente al quedarme dormida mientras leía, tiene también inscrito otra cita “Ningún ruido perturbará la serenidad del sabio…” (Séneca). Esta serenidad es la que procuro cultivar ante los largos y complejos caminos de la vida. Le añado lo que Séneca también llama un “espíritu recogido” pues él indica que de nada sirve el 47


silencio exterior si nos agitan las pasiones y que tampoco es cierto que todo sea apacible en la noche, cuando el alma está inquieta y con mala conciencia… “¡Que ningún griterío exterior nos perturbe!” Puntualiza él, yo lo trato y lo logro. Ha sido nuestro motivo declarar, activamente, como profesionales comprometidos con la tanatología en Puerto Rico y a favor de su reglamentación, ante comisiones y foros legislativos desde el año 2006 y tan reciente como el 2020. Esto, sin contar toda gestión desde el 1999 a favor de un movimiento para nutrir la conciencia sobre el impacto de la muerte en nuestros escenarios de salud especialmente hospitalarios. Vistas públicas, orientaciones para líderes gubernamentales y de empresas privadas; reuniones con los líderes y el personal de diferentes comisiones de Cámara de Representantes y de Senado del Gobierno de Puerto Rico son parte de las actividades que se realizan, tanto como tanatólogos certificados, educadores en Tanatología y como peticionarios de la atención y el reconocimiento que este tema y profesión requiere en el ámbito de la salud integral, con sus consecuentes implicaciones socioculturales libres de credo. La Tanatología es ciencia y profesión. Así se ha evidenciado y dado a conocer. Aportaciones investigativas han sido realizadas con la finalidad de identificar necesidades educativas y de servicio. Estimados sobre dilemas de cuidado al final de la vida ocupan actualmente un espacio de gran interés interhospitalario. La muerte vestida con las metáforas del umbral trascendente, de la finitud y de la continuidad de los ciclos tocará a mi puerta hoy y me reforzará la importancia de estandarizar una apreciación colectiva formal y una experiencia socio-cultural que la recupere de “lo 48

distinto”. La Tanatología no carece de estructura u orden. Recibiré a mi visitante investida con "la toalla del servicio" (Maldonado, 2007) y con un tributo a las primeras enseñanzas de hace más de 60 años, destacando el origen de la tanatología en Estados Unidos, y lo que acontece y está aconteciendo más recientemente en la historia de la tanatología en nuestra isla.3 La tanatología ya tiene una trayectoria definida y unos principios, los cuales hay que emular o superar, nunca reducir. Aunque la Tanatología se nutre de diversas disciplinas y de otras fuentes, su enfoque es altamente especializado. Sin embargo, más de una docena de diferentes grupos ocupacionales, actualmente, están comprometidos y derivan su práctica de ella, porque aunque está evidentemente relacionada a tópicos relacionados a la muerte, también es verificable su relación con la vida y el vivir (Fertziger,1992). La Tanatología no está supeditada ni es privativa de credos religiosos o filosóficos. No obstante, las diversas perspectivas filosóficas o religiosas en torno a una ciencia o práctica no sustituyen la regulacion estatal de la profesión. Puede haber distintas escuelas de pensamiento (sostenidas incluso en principios de compasión, misericordia o voluntariado), pero las profeConsidero el año 1999 como el del inicio de una nueva conciencia sobre la muerte, la pérdida y el duelo en el ámbito de la salud integral en Puerto Rico porque es el año en el cual se fomenta y refuerza el reconocimiento de los derechos del paciente moribundo y sus dolientes en un ambiente hospitalario a través de una justificación de servicio especializado en el tema y de la fundación del primer programa de tanatología de base hospitalaria en el país. Este acontecimiento estimuló el interés de agencias gubernamentales y privadas en el modelo propuesto. 3


siones, incluyendo las relacionadas a la salud, deben responder a su debida ley o estándares de práctica. Los profesionales en Tanatología, remunerados o no, ostentan deberes y responsabilidades ante un gobierno. La Tanatología es el término introducido por el médico ruso Elie Metchnikoff en el 1903, quien la denominó como la ciencia encargada de la muerte. En ese momento la Tanatología fue considerada como una rama de la medicina forense que trataba de ella y de todo lo relativo a los cadáveres, desde el punto de vista médico legal. Esta consideración trascendió luego, a partir de los 1950, hasta el reconocimiento de la Tanatología como un nuevo campo de práctica y estudio interdisciplinario (Kastembaum & Kastembaum, 1989 en Ellis, 1992). Este reconocimiento conlleva desde entonces la responsabilidad para realizar estudios formales en Tanatología por parte de profesionales que puedan identificar, definir necesidades en este campo de estudio y que contribuyan a los temas de la muerte, el morir y las pérdidas a través de la investigación, la educación, la práctica profesional y las leyes, entre otros (Haley, 1992).

Es importante aclarar que una comunidad tanatológica no está compuesta únicamente por tanatólogos. Ningún profesional relevante en esta comunidad debe sentirse excluido de ella si no posee la designación de tanatólogo; lo que se espera es la debida presentación del título profesional u oficio que se ostente para no incidir en falsas representaciones, lo cual lamentablemente ocurre.4 Haley (1992) aportó que el tremendo aumento de la atención hacia el morir, la muerte y el duelo ha aumentado considerablemente la participación de profesionales en muchas disciplinas diferentes y ha aumentado logarítmicamente los tipos y niveles de problemas y el público objetivo. La identificación de personas y recursos en tanatología en las diversas organizaciones y disciplinas aumentaría la eficacia de todos. La definición de campos y subcampos conduciría al desarrollo de normas, programas de capacitación y certificación. Esto podría incluir procedimientos de desarrollo, identificación y contratación para personas que trabajan específicamente en tanatología.

Feifel (1992) compartió que en la medida en que el tema de la muerte y nuevas fantasías La Tanatología se origina de una base de negación contemporánea sobre la muerte científica y centrada en aspectos de la salud, accesen más la educación, las humanidades, los la medicina y la educación. Ahora son más de medios de comunicación y las redes sociales, cinco décadas desde que los pioneros revo- cobra también mayor importancia las deliberalucionarios de lo que sería la disciplina de la ciones políticas y judiciales en torno al tema y Tanatología hablaron en contra de la negación el compromiso para expandir y profundizar en destructiva de la muerte la cual ha alcanzado 4 Debido a esto, a su alcance y a su delicado proporciones insufribles en el cuidado de la salud. La nuestra es una disciplina que está entramado de atención profesional consideramos apremiante la reglamentación de la Tanatología. tan comprometida con el estado y destino del Un proyecto de ley contiene las ventajas, la alma como lo estamos con el cuerpo. Nosotros naturaleza, la estructura y la función de la en la Tanatología estamos bien posicionados profesión y los requisitos para la designación para trabajar con el significado simbólico de de sus profesionales, entre otros detalles de la muerte (Fertziger, 1992). importancia. 49


la política pública. El advenimiento de la revolución industrial con su énfasis en la especialización, la profesionalización y el empoderamiento de la productividad es representativo del respaldo a la tanatología como especialidad generalista (integral) y de su superación, a partir de los 1950, cuando en un principio dominaba la ausencia de una comunidad tanatológica coordinada y transdisciplinaria. No se justifica lo arbitrario en la tanatología. Es tiempo de una tanatología profesionalizada que pueda aportar estrategias de intervención a los diversos retos de este siglo y de los venideros.5 Feifel (1992) incluyó lo siguiente: el movimiento de la muerte ha tenido un desempeño admirable en elevar la conciencia académica y cívica de que morir no es sólo un acontecimiento biológico, sino también humano. Estamos ayudando a rehumanizar el tratamiento médico de los enfermos terminales y hemos remitido los derechos de los moribundos, dolientes y seres humanos experimentando pérdidas significativas. El llamado es a alterar la perspectiva cultural, no sólo lograr un interés paliativo. Hemos confirmado la viabilidad y la contundencia de un enfoque transdisciplinario en el trabajo con pacientes moribundos y sobrevivientes. La muerte es demasiado multiesplendorosa e intrincada para ser la provincia especial de una sola disciplina.6 La Asociación de Tanatología Integral de Puerto Rico y el Caribe, Inc.®, se fundó en el año 2003, su gesta prudente y transformacional sobre el modelo de liderazgo más apropiado para ella, continua vigente. 6 El proyecto de ley para reglamentar la práctica de la tanatólogía en Puerto Rico documenta dentro de sus incisos los principios correspondientes para una reglamentación particular, ordenada y correcta. 5

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Cotejo nuevamente cada tópico de naturaleza administrativa que deseo presentarle a mi visitante. Creo que para hoy son suficientes, aunque se que podrá pedir más. Me miro al espejo y me arreglo el vestido. Contemplo bordados en él: los principios de los doctores y preciosos maestros Kübler Ross, Saunders, Feifel, Kastembaum, Lindemann, Tagore, Dowling Singh, Hallifax, Bach, Furth, Sogyal Rimpoché, Gibrán, Jung, Bertman, Neimeyer, Doka, Worden, Bowlby, Jordan, Attig, Rando, Nadeau, Stroebe, Parkes, Karnes, Murphy, Wogrin, Weiss y los de muchísimos otros exponentes de la tanatología internacional. A veces siento que estos principios están tan integrados en mí como si fueran parte de mi propia piel y de mis sentidos…Me siento una con ellos. Llega la hora de la visita y aún ante el espejo doy una última mirada a mi arreglo personal. Espero atenta a que la muerte toque a mi puerta, pero escucho, en vez, un susurro cantadito al oído que eriza la piel: “Incierto es el lugar en donde la muerte te espera; espérala, pues, en todo lugar.” (Séneca). Otra vez, la sorpresa es para mí. ¡Parada allí, dentro del espejo, está ella y sé que mirándome feliz! Tal y como la recordaba. No ha cambiado en nada. Lo distinto, aún la distingue. Aquel rostro sin rasgos faciales no atemoriza, desea sonreirse ampliamente, pero no tiene éxito: en su rostro están contenidos los de toda la humanidad y los de todas las épocas. Pienso que tampoco para ella es fácil. Sin embargo, percibo claramente que está contenta; extiende hacia los lados, a modo de saludo, su falda elaborada con las telas y brocados de la historia como una vez la describí (Silva Cabrera, 2019). Escucho que me dice: “Vine porque lo acordamos, pero el objetivo de la visita se cumplió con antelación. Te preparaste.” ¿Cómo lo supo? ¡Hasta la vista, querida! añade y ríe satisfecha. Ondulando con gracia y lentamente la falda amplísima de


su vestido, se “despareció”, como solía decir mi abuelo Paco.

Puertorriqueña, San Juan, Puerto Rico, 2016.

Me quedo examinando con mucha curiosidad el espejo de la muerte, que refleja también la propia mortalidad. Lo rodeo mirando con detenimiento sus detalles y no dejo de preguntar: ¿Pero qué clase de puerta es esta?

Maldonado, Guillermo. “La toalla del servicio: el camino para llegar al éxito”. ER Publicaciones, 2007.

Bibliografía “Aristóteles”. En “Frases sobre pensamiento y razón”. proverbia.net. “Category Definitions”. Association for Death Education and Counseling® (ADEC®), https://www.adec.org

Ellis, Richard. Educational Needs in Thanatology. Loss, Grief and Care, vol 6, no.1, 1992, 25-35. “Epicuro”. Frases de famosos. https://citas. in/autores/epicuro/muerte/ Feifel, Herman. “The Thanatological Movement: Respice, Adspice, Prospice.” Loss, Grief and Care, vol 6, no.1, 1992, 5-16. Fertziger, Allen P. “Thanatology: Wither Thou Goest?”. Loss, Grief and Care, vol 6, no.1, 1992, 85-91. Haley, Harold B. “What Should a Thanatology Organization Do?”. Loss, Grief and Care, vol 6, no.1, 1992, 93-97. Lugo Ramírez, Doris E. Ante El Espejo De La Muerte: aproximación a la iconografía funeraria en Puerto Rico. Isla Negra Editores y Editorial del Instituto de Cultura

Proyecto de Ley de Senado de Puerto Rico Núm. 1355: “Ley para Reglamentar la Práctica de la Tanatología en PR”, establecer la Junta Examinadora, sus facultades, deberes e imponer penalidades; y para otros fines relacionados. Presentado por Vargas Vidot (por petición), Gobierno de Puerto Rico, 18va Asamblea, 6ta Sesión legislativa, 27 de agosto de 2019. Séneca. “Ataque de disnea y meditación sobre la muerte” y “Ningún ruido perturbará la serenidad del sabio”. Cartas Filosóficas, https://seminariofilantunc.files.wordpress.com/2013/11/seneca-lucio-anneo-cartas-filosoficas.pdf ---. “Incierto es el lugar donde espera la muerte”, https://pensamientoscelebres. com/autor/seneca/ Silva Cabrera Shirley M. “Ante el espejo de la muerte: Aproximación a la iconografía funeraria en Puerto Rico” (reseña). Revista Exégesis. Segunda época, año 31, núm.1, 2019.

---. Cuando Los Dibujos Hablan: Percepciones Tanatológicas: Un estudio contemplativo sobre la muerte y el duelo. Publicaciones Metamorfosis, 2018. ---. Mi Violeta: Un cuento de amor y transformación, inédito, 2001.

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‘Un neutrino azorado en su carrera’: El canto cósmico homoerótico de Víctor Fragoso

DINORAH CORTÉS-VÉLEZ “(…) En este devenir continuo “la regla es ser distinto”, verso que recuerda ese “Todo fluye, todo cambia, nada permanece” heracliteano. La conciencia del agua es fundamental para entender la manera en que Fragoso maneja temas como el de la conciencia del ser y de la insularidad y el modo en que la misma incide en dicha conciencia”. 52


no poder hacer menos que cantar una canción hacia delante –Víctor Fragoso, Ser islas

En el año 2012, Erizo Editorial reeditó los únicos dos libros publicados por Víctor Fragoso (1944-1982), poeta puertorriqueño en la diáspora. Ambos libros, titulados El reino de la espiga (1973) y Ser islas (1976), reaparecen, así, bajo el título de Poesía reunida. La poesía de Fragoso1 hay que entenderla desde el contexto de la experiencia diaspórica que marcó su vida a partir del año de 1965, en que emigró a Nueva York.2 Se doctoró en la Universidad de Connecticut con una disertación sobre el poeta dominicano Pe-

dro Mir. No sólo escribió obras dramáticas originales, sino que en los años setenta se encontraba muy activo en el teatro hispano en Nueva York. Publicó en la revista Zona carga y descarga y también en el semanario puertorriqueño Claridad. Escribió siete libros de poesía de los cuales tan sólo dos han sido publicados. Al momento de su muerte, enseñaba en Rutgers University y es el primer poeta puertorriqueño en morir de SIDA.3

El poema que analizo, Ser islas, comprende la totalidad del libro homónimo. Se trata 1 En una entrevista realizada a la Dra. María Josefa de un poema en verso libre, relativamente Canino, quien fue amiga cercana de Víctor Fragoso, le hago la siguiente pregunta: “A modo de dato cu- corto para un libro, pero de extensión conrioso, ¿por qué cree que existe la tendencia a referirse siderable para un poema. Fragoso enmarca su al poeta (yo incluida) por su segundo apellido, Frago- poema en el contexto de un ciclo, interminaso, en lugar de por su primer apellido, Fernández (algo ble acaso, el ciclo del cosmos que nos excede así como sucede con Lorca)?” A lo que ella responde: como especie. Dicho ciclo marca el periplo “Para Víctor, su madre era a quien honraba con tomar su poético de Ser islas, el cual comienza con “al apellido materno como el que acostumbraba usar. Él nunca mar”, como reza el verso inicial, y cierra con me mencionó a su padre” (n. pág.). La entrevista a la Dra. Canino fue publicada en el periódico digital El post an- la imagen de “galaxias, nébulas y quásares”. tillano y se puede acceder a través del siguiente enlace: En el presente ensayo me propongo explorar http://elpostantillano.net/index.php?option=com_ el tropo de la insularidad en Ser islas, a fin content&view=article&id=12122:dinorah-cortes-vel de demostrar que Fragoso delinea una poétiez-sp-62329081&catid=309:creativo&Itemid=1019. ca homoerótica que parte de la insularidad También se puede encontrar la copia original del docupara catapultarse hacia una conciencia cósmento en .pdf con la entrevista bajo el perfil de la Dra. Canino en https://www.academia.edu/. 2 El presente resumen biográfico es una paráfrasis de David William Forster en Latin American Writers on Gay and Lesbian Themes: A Bio-critical Sourcebook (154).

Apunta Forster que: “Fragoso produced the first two books of poetry by a Puerto Rican that explicitly textualize homosexuality…” (155); estos libros son El reino de la espiga y Ser islas. 3

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mica del ser. En Ser islas, el canto al cosmos de Fragoso se vuelve metáfora de unidad desde una diversidad marcada por la conciencia homoafectiva del hablante poético.4 Al retratar una insularidad puertorriqueña desplazada no sólo hacia las Antillas o hacia al mundo, sino hacia “galaxias, nébulas y quásares”, Fragoso trasciende el determinismo insularista de un Antonio S. Pedreira, tal y como se verá.

Pierre Teilhard de Chardin y la del sacerdote, poeta y político nicaragüense Ernesto Cardenal representan un valioso estudio de contrastes a la hora de estudiar el canto cósmico homoerótico de Fragoso. Teilhard de Chardin concibe el cosmos como el resultado de una evolución ascendente, cuya más poderosa energía evolutiva es el amor. Dice el sacerdote francés:

La “poesía del cosmos”5 del filósofo, teólogo, paleontólogo y sacerdote jesuita francés

Love is the most universal, formidable and mysterious of cosmic energies. (45) Para Teilhard de Chardin, “this strange energy of love” no es otra cosa que “the attraction/ which is exercised upon each conscious element/ by the center of the universe” (45). Teilhard de Chardin caracteriza, asimismo, el universo como “mujer” y afirma que el universo avanza hacia el encuentro con “el hombre”. A su ver, el fallo en reconocer la naturaleza de este amor entre universo y género humano genera caos (46). La síntesis cósmica teilhardiana se caracteriza, así, a partir de la metáfora del abrazo de la pareja heterosexual (49).6 En

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De acuerdo con Rubén Ríos Ávila: Víctor Fragoso es una figura ejemplar para un tipo de radicalismo que hoy se va haciendo cada vez más jeroglífico, casi, podría decirse, inimaginable: un activista revolucionario, independentista, vanguardista, puertorriqueño, latino de Nueva York, caribeñista, estudioso de la obra de Pedro Mir, poeta, dramaturgo, director de una unidad del Travelling Theater de Miriam Colón, profesor universitario y abiertamente homosexual. Sí, homosexual a secas, porque aunque Fragoso llega a Nueva York en 1965, y escribe sus libros en aquellos primeros años de efervescencia por las protestas que se originaron con los motines de Stonewall en 1969, todavía no puede hablarse en su obra de lo que hoy llamaríamos una subjetividad gay. (n.pág.)

Ríos Ávila concede, con todo, que “Fragoso forma parte de una generación pionera de escritores homosexuales radicales puertorriqueños, la mayoría escribiendo desde Nueva York, en los años setenta” (n. pág.). Como se verá en el presente estudio, en Ser islas, la conciencia del despertar a la propia homosexualidad y del salir del clóset, por parte del hablante lírico, es parte fundamental del canto cósmico que se enuncia. Esa conciencia de la propia homosexualidad, con toda la violencia que acarrea, es parte de la conciencia de insularidad del hablante. 5 Uso el entrecomillado para indicar que, estrictamente hablando, la teología cósmica de Pierre Teilhard de Chardin no es poesía, si bien en su escritura se revela una alta poeticidad como parte de un estilo en que se funden teología, paleontología y filosofía. 54

Teilhard de Chardin defiende, empero, una función del amor de la pareja heterosexual que trasciende meramente lo reproductivo y afirma primariamente una función unitiva: 6

This means that love is tending, in its fully hominized form, to fulfill a much larger function than the mere call to reproduction. Between Man and Woman, a specific and reciprocal power of sensitization and spiritual fertilization [demands] to be released in an irresistible upsurge toward everything which is truth and beauty. (75)


Teilhard de Chardin, el amor es la fuerza primordial evolutiva que genera el ordenamiento del cosmos y disipa el caos y en Jesucristo se consuma de manera perfecta más la síntesis de los esfuerzos humanos por alcanzar un estado de unidad con el universo (40).7 Para Teilhard de Chardin, tal esfuerzo evolutivo apunta, a fin de cuentas, hacia el Dios judeocristiano como centro que atrae, incorpora y unifica lo múltiple (62). Con todo, la síntesis teilhardiana preserva “whatever is unique and incomunicable” en “each nucleus of human energy” (76), a la vez que la diversidad se revela como una operación infinitamente variada de un mismo contacto universal (86).8 Teilhard de Chardin llama “Noosphere” a un universo unificado como “centro consciente de total convergencia” (93), en virtud del amor como fuerza evolutiva que todavía reconoce la individualidad de la persona.

en soledad iluminada, la noche de los amantes […] El cosmos palabra secreta en la cámara nupcial. (29) De manera similar a Teilhard de Chardin, Cardenal concibe dicha dialéctica creadora de ordenamiento cósmico a partir del abrazo copulativo de la pareja heterosexual, la cual remite a la pareja del Cantar de los cantares. Dice, con “cósmico rubor”, una “naturaleza: tímida, vergonzosa”, en la “Cantiga 2”: “Mi secreto es para mi amado” (29). Ella es amante del cosmos, con quien comparte “palabra secreta en la cámara nupcial” (29). La “Cantiga 2” de Cardenal cierra con la revelación de “un secreto de amantes en la noche”: “Yo soy tú y tú eres yo. Yo soy: amor” (31). La palabra creadora es el amor, esa “Palabra” con la abre la “Cantiga 2”, y que fue “en el principio” (25). El amor, entendido como Dios, es la fuerza evolutiva del cosmos tanto En la “Cantiga 2” de su Canto cósmico, para Cardenal como para Teilhard de CharErnesto Cardenal también recurre a la din. “El que es y a la vez expresa lo que es”, imagen del abrazo entre los amantes para Cardenal lo denomina. Teilhard de Chardin, caracterizar la dialéctica generadora de por su parte, se refiere a: armonía universal o cosmos. Dice el hablante lírico de la “Cantiga 2”: the ultimate one, the passage of the circles Todo el cosmos cópula. to their common Center, Y toda cosa es palabra, the realization of God palabra de amor. at the heart of the Noosphere (99) Sólo el amor revela pero vela lo que revela, A igual que Teilhard de Chardin y a solas revela, Cardenal, Fragoso le canta al cosmos, pero a solas la amada y el amado a diferencia de ellos, el poeta puertorriqueño pone el canto en boca de un sujeto lírico ho7 Dice De Chardin que Cristo es: moerótico.9 En Fragoso, hay, además, una …the most perfect approximation to a final and total object toward which the universal human effort can tend (40) 8 “To totalize without de-personalizing”, dice De Chardin (89).

Luce López Baralt identifica la manera en que Ernesto Cardenal aplica los misterios cosmológicos a su vida íntima como uno de los aspectos más originales de su poesía (110). Algo parecido hace Fragoso en Ser islas. 9

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tensión entre insularidad y conciencia cósmica que concluye con una apertura hacia “galaxias y nébulas y quásares”, a partir de la dialéctica que genera el abrazo homoerótico de los amantes. El agua es el elemento que configura la travesía del hablante hacia una conciencia de su lugar en el cosmos como sujeto homosexual. El agua no sólo demarca sino que trasciende la insularidad. La conciencia del cosmos se vuelve antídoto contra la miopía insularista y la violencia homofóbica que la misma acarrea. Por ejemplo, el hablante lírico de Ser islas recuerda la siguiente escena de violencia asociada con su despertar homosexual, cuando una figura de autoridad le recrimina: indiscutiblemente estás enfermo enciérralo allá dentro con dos vueltas de llave te exijo que seas otro […] niño esconde esas palabras mátate por el amor de dios 10 por el bien de tus padres por tu patria tápate detrás de una metáfora sé otro porque si no te mondamos el culito a correazos 11 Justo en la próxima estrofa hay un cambio de atención hacia “un verso…saltando por las fibras del lenguaje” y una afirmación de la conciencia de ser “islas flotando…en incontenibles mares de plasma/ a que llamamos ser”. Esta apertura demuestra una trascendencia a un estado de conciencia que se eleva sobre la miopía insularista que inflige

Fragoso trasgrede, como se verá las reglas de las gramática al no emplear mayúsculas para nombres propios (dios, caribe, puerto rico, etc.) y al no emplear signos de puntuación para marcar unidades de sentido en sus versos. Esta licencia poética signa la conciencia rebelde del poeta. 11 Las páginas del poema no están enumeradas. 10

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violencia homofóbica y que progresa hacia una plena aceptación del propio ser. Estamos ante un poema que demarca la travesía del artista como poeta homosexual, para quien el exilio representa, más bien, un sexilio. Yolanda Martínez-San Miguel analiza el “desplazamiento sexual” (18) en “la literatura sexílica caribeña” en su enfoque “explícitamente en la representación de los vínculos entre la identidad nacional y el deseo homoerótico masculino, así como en el cuestionamiento del pasado colonial puertorriqueño…” (23).12 Éstas son condiciones que se verifican en Ser islas, pero Fragoso le imprime su muy personal sello de originalidad a su pronunciamiento “sexílico” al enmarcarlo en un canto cósmico. En el canto cósmico homoerótico de Fragoso la palabra no se visualiza como el logos trascendental, tal y como ocurre con Cardenal. Para Fragoso, en cambio: la realidad es un ángulo dado en un momento dado el agua refinada convertida en especial misión múltiple porque existe el proceso las ideas se forman en el agua diciendo cada imagen Aunque la cita hace referencia a Manuel Ramos Otero, la misma tiene aplicación a la situación de Fragoso. En la entrevista con la Dra. Canino, ésta compara a estos dos escritores “sexílicos” y diasporriqueños. Dice al respecto: Eran contemporáneos, ambos poetas en Nueva York, ambos políticamente comprometidos con la independencia de Puerto Rico. Manuel llevaba más tiempo en la gran urbe que Víctor. Manuel, más estridente, más duro y fuerte en sus imágenes; Víctor más lírico, menos solitario, más dado a las colaboraciones con otros colegas, y esfuerzos de base comunitarios. (6) 12


existiendo para que las vea formar estas palabras consumiéndose La palabra figura como proceso e instancia que sirve de materia prima para el poeta que da cuenta de su proceso de formación artística y de un proceso creativo que remite al agua (“las ideas se forman en el agua”). El hablante lírico demuestra su conciencia del oficio cuando enfatiza la importancia de: medir con qué cuidado para que la palabra no diga más allá de lo que dice no cobre otro sentido no sea más realidad que un movimiento de izquierda a derecha arriba abajo y exprese lo que es más allá del lenguaje Esta cautela con respecto a la capacidad expresiva de la palabra, desde dentro de los confines del lenguaje, se manifiesta con más fuerza en los siguientes versos: no hay uso en el decir cuando alerte el oído a mi respiración morirán los conceptos de momento En esta tercera estrofa del poema, el hablante concede que su “ocupación”, “meta final” y “origen” tiene que ver con que “toda la isla se aúpa desde el fondo/ hasta por sobre el mar hallar su forma”. Porque el hecho es que el agua del mar no sólo marca el proceso creativo, sino que también remite al tropo de la insularidad que vertebra el poema como un todo y que se evidencia desde el título del mismo, Ser islas. El verso inicial, “al mar”, marca el circuito marino que delimita y define la condición insular. Pero en la segunda estrofa del poema encontramos a un viajero y la procura de una armonía que “cual chorro luminoso alum-

brará el camino”; una preciosa sinestesia en la que Fragoso funde luz y agua como guías del viajero/ poeta. El agua marca el fluir del poema y de la realidad, que transcurre en un devenir o “proceso” que desemboca en la muerte “donde todo fluir invierte su proceso”. En este devenir continuo “la regla es ser distinto”, verso que recuerda ese “Todo fluye, todo cambia, nada permanece” heracliteano. La conciencia del agua es fundamental para entender la manera en que Fragoso maneja temas como el de la conciencia del ser y de la insularidad y el modo en que la misma incide en dicha conciencia. Dice, por ejemplo, el sujeto poético: “mar fuente de vida mar muralla/ mar infinito…el mar buscando por todas partes las playas”. En la tercera estrofa, dice el hablante que “la verdad figurará en el plasma”, lo que sugiere una equivalencia entre la verdad de nuestro origen con un mar que bien pudiera ser de plasma. Para Fragoso no parece haber separación entre lo personal y lo cósmico,13 como sugiere esta asociación entre el plasma y el mar. En el medio líquido de un mar de plasma encontramos nuestra ocupación de estar vivos y ser fluidos, de ser islas. Somos islas y como toda isla nos levantamos desde el fondo, de nuestra propia sangre acaso, pero también, nos levantamos del fondo del mar de la idea de nosotros mismos que se forma en el agua, para encontrar nuestro fondo, nuestra forma y nuestro origen. Fragoso, empero, no habla de solipsismo, como se ve en los siguientes versos: cara vista por primera vez de pasada una energía cruza a través de unos ojos y otros ojos […] Se dice en el poema: “no hay nada que hagas/ que no sea personal”. 13

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reconociendo donde se vieron de pasada las caras por primera vez los cuerpos se apresuran a decir lo que ocultan las palabras conversan los gestos y se intercambian las respiraciones Los cuerpos son en su entreverarse más elocuentes que las palabras. Estos versos recrean una erótica que alcanza dimensiones cósmicas. Hay un intercambio energético (“una electricidad que se detiene”) en este encuentro de caras y cuerpos. En ese intercambio, dice el hablante lírico, “eres esa persona y la otra,/ la nuclear reacción de las partículas”.14 El canto cósmico de Fragoso comienza con un mar que signa palabras elusivas que marcan la lucha del poeta con el lenguaje, la insularidad de una isla que “se aúpa desde el fondo” tratando de encontrar su forma en la superficie marina y la marea de nuestra propia sangre que demarca los confines de nuestros cuerpos-islas. Pero se trata de cuerpos elocuentes, capaces de expresar lo inexpresable en el encuentro amoroso. Hay un pulso erótico en dicho encuentro (“los cuerpos se apresuran”), pero también hay una profunda conciencia ética de la responsabilidad de los unos para con los otros. Dice el hablante: i am here tos ay [sic] precisely what i’m saying because i have the right and obligation to my others and self De modo que, para Fragoso, lo cósmico y lo ético son lo personal y viceversa.15 En la “Cantiga 9” dice Cardenal, por su parte: “A lo mejor el amor, es partícula y es onda” (96). 15 Estos versos presentan ecos de la ética de la alteridad planteada por el filósofo judío-lituano Em14

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Los versos de Fragoso reconocen que somos islas, pero también que “la tierra se disuelve en agua” y por eso, “yendo y viniendo siempre” terminamos encontrándonos en “una circunferencia/ que nace de mi fin/ y muere de tu origen”. En esa circunferencia, que marca la continuidad entre fin y origen de las almas que se comunican, emerge el deseo homoerótico en la imagen de un hermoso mancebo que aparece “vestido con estrellas en la frente/ alas negras guindando”. Luego, él mismo: corre y descorre el velo de la noche […] hace cantar al laundry abandonado […] en su mano la dura noche izquierda caliente incircuncisa deja venir su leche en las iglesias el ángel del silencio cruza sobre nosotros La imagen de “las estrellas en la frente” recuerda la referencia a la Virgen María como “una Mujer, vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas”, en Apocalipsis 12:1. Dado que Fragoso está describiendo la belleza del mancebo que exalta el deseo homoerótico, esta alusión trasgrede la moral sexual tradicional que proscribe las relaciones homosexuales en el contexto judeocristiano. Tal transgresión se acentúa con la imagen de la “dura noche/ caliente incircuncisa” que alude a la idea de un miembro masculino erecto manuel Lévinas (1906-1995). Lévinas, un sobreviviente de la Shoah postula una fenomenología de la alteridad que se constituye en denuncia de una ontología de la totalidad que, en su peor forma, le niega la posibilidad de existir al Otro. Lévinas afirma la primacía radical del reclamo ético del Otro y de su derecho a ser y a entrar en conversación.


que eyacula en las iglesias a raíz del intercambio sexual homoerótico. “El ángel del silencio” cruza sobre los amantes sin reproche ni anuncio. Ese nosotros eróticamente entreverado lleva al sujeto poético a la reflexión subsiguiente sobre las plantas, “que adoramos en macetas/ para no olvidar nuestro origen” porque “con ellas/ empieza y termina el universo”. Así el hablante lírico afirma que el universo comienza con un nosotros que llega a conjugarse en “una mente sola”, imagen que evoca el homoerotismo de los amantes entreverados en el laundry: la luz sobre los cuerpos con nosotros termina y comienza el universo una mente sola vivir una pequeña luz inmensa Esa búsqueda tan erótica como metafísica lo aboca de regreso al agua: agua no te demores que tenemos que vivir habla el agua ya siento a tu sed ser respuesta ya regreso por el agua se llega al universo Poco más adelante, las imágenes evocan la idea de un ser que está siendo dado a luz a través del canal del parto: me despeño por profundas gargantas me deslizo a gran velocidad hacia muelles estómagos donde espera la otra vida Así, pues, el sujeto poético traspasa “una húmeda/cortina de carne”; siendo éste en uno de los versos más bellos del poema. Tanto el hablante lírico como el poema transcurren “al ritmo de la arteria/ confiable de la

madre”, una imagen de regreso al útero materno que es también el mar y la sangre. Continúa la evocación de la niñez por “la ranura abierta de la memoria”, con la experimentación homosexual a temprana edad: el sueño cae pesado sobre los seis años su vientre despierta invadido de calor misterioso hace algo prohibido al acariciar con un menudo pie del cuerpo tendido sobre el cemento rojo en plena tarde abierta los sedosos vellos adolescentes Como indica Ríos Ávila: “En este viaje cósmico del regreso a la infancia, donde los límites del sueño se desdibujan con los del recuerdo, se le aparece al poema un niño de seis años…en el trance de su primera experiencia erótica con otro niño, mayor, más cerca de la adolescencia” (n. pág.). Se pasa entonces a la evocación de esta primera experiencia sexual: AHORA16 el tiempo se detiene la erección floreciente roza la calidez de los seis años Tras la censura y la recriminación, hay un pedaleo que representa el ingreso al clóset: vienen vecinas a tirarnos palabras ¿qué pocasvergüenzas están haciendo en la escuelita oscura? pedaleo para escapar de las acusaciones el sueño durará trece años Trece años más tarde precisamente, junto con un olor a plátanos fritos, le llega al sujeto poético un ángel “que ha venido a ofrecerte/ el sudoroso toque de fiebre”. Justo en esta coyuntura “un niño delante de un adolescen16

Mayúsculas en el original. 59


te/ con la espalda desnuda dice AHORA”. En ese “ahora” que marca la experiencia de los seis y de los diecinueve años radica, finalmente, el abrazo de la propia homosexualidad, o sea, el salir del clóset. Con la salida del clóset, emergen recriminaciones y violento acoso:

determinista como la de Antonio S. Pedreira. Según Pedreira, en Puerto Rico: “Llevamos encima la tara de la dimensión territorial. No somos continentales, ni siquiera antillanos: somos simplemente insulares que es como decir insulados en casa estrecha” (44). Fragoso reconoce que hay soledad en “ser islas”:

los hombres se fajan con los hombres matan a los hombres pero no aman a los hombres indiscutiblemente estás enfermo A esta recriminación sigue una exhortación al joven al suicidio: “mátate por el amor de dios” y la exhortación a reingresar al clóset: “tápate detrás de una metáfora”. Pero, en lugar de “taparse” detrás de una metáfora, el sujeto poético se adentra en la energía del verso a fin de explorar el potencial de la poesía para la salvación y la autoafirmación:

desde una isla la soledad se conoce mejor atacada de mar por todas partes mar fuente de vida mar muralla mar infinito y cielo repetido Sin embargo, para el hablante lírico de Ser islas:

un verso hacia toda energía saltando por las fibras del lenguaje de elemento a compuesto de color a luz […] otra vez en el universo que todos somos Estos versos reflejan una estrecha afinidad entre poesía y cosmos, que recuerda el siguiente verso de Cardenal en la “Cantiga 2”: “La Creación es poema” (28). En Fragoso, un verso contiene “toda energía” y en un verso se refracta el universo. El viaje cósmico de la poesía, en Ser islas, revela una conexión universal íntima: porque eres agua en especial arreglo hidrógeno que piensa que se enlaza con otros elementos para fingir lo orgánico todo agua combate al agua Aunque Fragoso reconoce que “cada isla es un ser mareado por las costas/ de equívoco”, no se contenta con una resolución geográficamente 60

el ser deviene masa y masa en la energía y la partícula es todo siempre y ante todo ella transistora transistorio radar hacia delante […] que recrea universos Esta conciencia cósmica es lo que le permite ver: un grano de universo en puerto rico una gota de isla desde el cosmos un neutrino azorado en su carrera Para Fragoso, Puerto Rico es un neutrino, bella imagen de gran resonancia cósmica. Los neutrinos son partículas más pequeñas que los átomos (Close 119), reliquias fosilizadas del Big Bang que han estado viajando por el espacio por más de trece billones de años (Close 2-3).17 De acuerdo con Enrique Fernández: Su nombre viene del italiano ‘neutron bambino’ y ya nos da idea de qué le distingue de las otras partículas elementales. Es neutro, sin carga eléctrica y con interacciones extremadamente débiles con el resto de la materia. También es increíblemente ligero. De hecho, la masa de los neutrinos es tan pequeña que no ha podido medirse directamente aún. Sólo sabemos que debe ser menor que una 17


Si bien inicialmente existía la idea acerca de los neutrinos como “passing through our universe like mere spectators…so shy that it is remarkable that we know that they exist at all” (Close 3), estudios posteriores han revelado que “the chance of a neutrino interacting grows with energy” (Close 86).18 Al referirse a Puerto Rico como un “neutrino”, Fragoso pone de relieve su pequeñez geográfica, pero a la misma vez exalta que tiene su lugar en el universo (“un grano de universo en puerto rico”).19 Antonio Ruiz de Elvira millonésima parte de la masa del electrón, la siguiente partícula más ligera que conocemos. Estas dos propiedades hacen que los neutrinos sean más de mil millones de veces más numerosos que todos los átomos del Universo pero que, al mismo tiempo, apenas podamos detectar su presencia. (n. pág.) La imagen del neutrino en el poema de Fragoso recuerda a la “Cantiga 1” de Cardenal, en donde se habla de la Gran Explosión del Big Bang: En el principio no había nada ni espacio ni tiempo. El universo entero concentrado en el espacio del núcleo de un átomo, y antes aun menos, mucho menor que un protón, y aun menos todavía, un infinitamente denso punto matemático. Y fue el Big Bang. La Gran Explosión. (11) 18 Esta idea contradice la idea tradicional de la interacción mínima de los neutrinos con el resto del universo, tal y como se revela en la siguiente pasaje de Antonio Ruiz de Elvira: “Los neutrinos son partículas muy, muy pequeñas, como los electrones, que se mueven casi a la velocidad de la luz, y no interaccionan casi con nada en el universo” (n. pág.). 19 De acuerdo con Pilar López Sancho: “Los neutrinos surgen en procesos nucleares: en el Big Bang, en los núcleos de las estrellas y también en los aceleradores de partículas” (n. pág.).

exalta la importancia de los neutrinos a pesar de su aparente insignificancia. Dice que “si no se las necesitase para explicar la desintegración del neutrón, podríamos prescindir de [estas partículas]. Pero tienen que existir” (n. pág.). Enrique Fernández, por su parte, titula su artículo, “¿Le debemos nuestra existencia a los neutrinos?” y explica que: Aún es un misterio el por qué nuestro Universo está formado por materia si partículas y antipartículas se producen y destruyen juntas en la mayoría de procesos conocidos. En algún momento se debió crear un exceso de materia sobre antimateria para poder crear galaxias, estrellas, planetas y personas. Pero quizá los neutrinos tengan la respuesta. Al no tener carga, sería posible que…su masa también permitiera a neutrinos oscilar en antineutrinos, rompiendo la barrera entre partículas y antipartículas y plantando la semilla del exceso de materia en el Universo al que, a la postre, debemos nuestra existencia. (n. pág.) Aplicada a Puerto Rico y al contexto del poema, esta explicación permite asociar la metáfora del neutrino con una afirmación de valía no sólo nacional sino cósmica de Puerto Rico. A pesar de su aparente “debilidad” e “insignificancia”, la colonia conocida como Puerto Rico20 existe y tiene un lugar importante en el diseño del cosmos. Puerto Rico existe y tiene 20

Dice el hablante lírico sobre Puerto Rico: somos también la isla un empujón de sal en el Caribe una acumulación que destinada a fluir un botón que prende la memoria un proyecto abortado por energías opuestas una unidad truncada que se busca 61


que existir, parece estar sugiriendo el hablante desde el cosmos”). Agrega el sujeto lírico: lírico de Ser islas.21 Ser islas ubica a ese “neutrino azorado” cada isla es la voz de una conciencia que es Puerto Rico en una conciencia de cada conciencia es voz su pertenencia al cosmos (“una gota de isla de la gran isla que somos Tras esta reflexión que apunta a la idea del 21 Esta afirmación de Puerto Rico hay que entenderla “centro consciente de total convergencia” en el contexto de la conciencia diasporriqueña de Frateilhardiano (93), o sea, a la idea de un unigoso. José M. Irizarry Rodríguez afirma acerca de escritores diasporriqueños como Jesús Colón, Pedro Juan verso unificado, se reflexiona sobre la muerte con una bella paradoja: “la muerte con la vida Labarthe y Arturo Alfonso Schomburg que: por lo tanto/ una canción de luz sale de las Their experiences in the United States cenizas”. Así se borran las líneas entre grande made these writers acutely aware of and y pequeño, vida y muerte, sombra y luz. Al fiself-conscious about their ethnicity, their nal de todo, “seremos esta agua ionizada y este racial identity, and led them to adopt a dyarreglo de esferas de la mente” (Fragoso), y namic sense of puertorriqueñidad, which en esas múltiples esferas se asumen múltiples ultimately evolved into a new identity— identidades, puertorriqueño en una, zurdo the Nuyorican. (49) en otra, homosexual en otra, mujer, hombre, Como se dijo al comienzo del presente ensayo, Fra- blanco, negra, tal y como puntualiza el hablangoso emigró a Nueva York en la década de los sesenta te lírico. Es significativo que es ésta la única del siglo pasado. En la entrevista realizada a la Dra. vez que se invoca la palabra “homosexual”, Canino, ella comenta que Fragoso estaba comprometido con la independencia de Puerto Rico (6). En con todas sus letras, en el poema, que cierra la misma entrevista, Canino puntualiza que aunque con imágenes de gran lirismo cósmico tales era un profesor muy querido en Livingston College como: de Rutgers University por su trabajo en el Departamento de Estudios Puertorriqueños, Fragoso fue discriminado “por su identidad Puertorriqueña-Caribeña y, sin duda, por su orientación sexual...” y agrega: “Aunque a Víctor le otorgaron la permanencia, fue sin subirlo de rango a Catedrático asociado, acción rarísima en la academia” (4). En su nota biográfica acerca de Fragoso, Forster dice, por su parte, que sí fue Catedrático Asociado en Rutgers University. La producción poética de Fragoso ocurre, asimismo, en el idioma español en un entorno como el del Nueva York de los años sesenta a los años ochenta, lo cual reducía el circuito de su público lector en los Estados Unidos. Vemos, pues, que Fragoso experimentó marginación y discriminación desde un espacio diaspórico de toma de conciencia de su puertorriqueñad. Esto puede verse en su tratamiento de la insularidad de Puerto Rico en Ser islas. 62

explosión del universo en todos […] …fiero estruendo hacia delante por donde el agua romperá los diques […] siguiendo un solo curso en el espacio […] y el sol comiendo de sus propias carnes y galaxias y nébulas y quásares Entre el desbordamiento del agua por el espacio y la autofagia del sol, el poema catapulta al sujeto lírico homosexual hacia un cosmos infinito en donde el “ser islas” ya no es una “tara” o algo que “superar” sino celebración de lo uno en lo diverso, “en igualdad en especial distintos” (Fragoso).


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López-Baralt, Luce. El cántico místico de Ernesto Cardenal. Madrid: Editorial Trotta, 2012.

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Estadía en la bombilla

GERARDO LAMADRID CASTILLO “Desde que nos presentaron nuestres viejes en aquel cumpleaños de Luis, tuvimos la manía de mirarnos demasia’o, de arribabajo, y sentarnos muy juntos a hablar de maestres y actores y jugadores de soccer que usaban más gel y tinte que nosotros, y lo pagaban con esos millones que soñábamos y jamás veremos”. 64


After all, the greatest migration of them all is love: that constant, mutual migration between us and them. Lin-Manuel Miranda Porque estoy solito… no hay nadie aquí a mi lado. No habrán problemas hoy – de mí ya se han burlado… ¡AMIGOS DEBES TENER! Burro (Shrek)

Summer break. Aquí planta’o sobre este puente estrecho, en la entrada haci el Poblado en Boquerón – ligándome otro atardecer chinita sobre esta corriente algosa y estancá – desde aquí te veo, Pedro, la sombra en nuestra bombillita, esa silueta inundada, imitando la voz de tu pai cuando regresaba después de un rato de habernos apaga’o el abanico, diciendo, “Buenos días. Ya el desayuno está frío”. Te veo como sombrilla – no – más – como cielo de sombrillas en la calle Fortaleza, así, sobre mi feto acurrucado – oscuridad friíta desdel borde deshilacha’o de mi sábana hasta las escamas amarillas de la pared. Escucho la lluvia – se casó la bruja – y te siento más cercano, te me caes encima, te me derramas encima como aguacero de poros y vellos – siento las chivitas de tu barbilla en mi nuca y pajareando detrás de mi oreja está tu bigote finito y verde que ni te tapa los barritos. Te veo con los ojos cerra’os todavía – te imagino en la penumbra de mis pupilas: tus cornrows alinea’os cual varillas de sol – trencitas rubias de farmacia que te llegan hasta los hombros – siento tus hombros sobre los míos, te siento, te siento cerquita al cerquillo – te tengo cuando me agarraste, te cargo en las costillas – las cosquillas – te cuelo entre mis dedos, tus yemas y mis huesos… Pedro. Pedrito. Peter Pan. Tu nariz chata y pecosa se me acomoda en la sien – no temo, no tengo por qué temer. Donde te tengo carpetea’o – en ese entonces eterno de calor y humedad, de sudor amalgamado – estamos solos, solos en esa casa tuya/nunca tuya, en esa caja de zapatos guillá de bombilla, en ese adiós, que te vaya bien todo rencor y sin perdón, y sin querer queriéndolo y y ¿y qué más da? En San Lorenzo ni me molestaba el calor – me daba igual, me tenía acostumbra’o y hasta aborrecío – pero aquí en Poughkeepsie, desde que llegué (y todavía), cada calor me fastidia más – cada calor se me pega sin permiso y me siento nervioso, como queriendo respirar sin querer soltarlo, así, ansioso y pequeño, a la merced de un calor de miel espesa en el té, un

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sofocón largo que insiste, que hiciste – que se desprende en un viento fugitivo, así, como dientes de león esfumándose sobre el lodo de una noche de zafiro. Aprendimos a pararnos en el patio, casi esnús, en los spídoj que tío Guille nos compró a los tres de broma (tú azul, yo amarillo – Luis rojo), entre los chorros del sprinkler mohoso y tranca’o, cogiendo viento como arrendajos azules, así, con las alas abiertas, desesperados y alegres, ligándonos – ligándonos los tres a la vecina, Priscila, la gringa más alta y machúa que nosotros, la que estaba en pista y campo en Marist pero se pasaba los fines de semana con les abueles en Arlington. Allí nos parábamos de puntita pa’ asomarnos por encima de la verja podría y gris, pa’ verle los ojos verdes entre las pecas borrosas. A mediodía cada domingo, escuchábamos las campanas (jamás supimos si eran las de la capilla de Vassar o las del campanario de la First Presbyterian, que vi por primera vez cuando fuimos a aquella protesta por les inmigrantes – porque tú insistías que son “como nosotros”), y al repicarse en ecos, corríamos afuera, a quemarnos (yo más, tú menos – Luis casi siempre demasia’o) y a empaparnos – a respirar ese aire de humo diesel y cigarrillos y barbacoas ya casi apagás. Desde que nos presentaron nuestres viejes en aquel cumpleaños de Luis, tuvimos la manía de mirarnos demasia’o, de arribabajo, y sentarnos muy juntos a hablar de maestres y actores y jugadores de soccer que usaban más gel y tinte que nosotros, y lo pagaban con esos millones que soñábamos y jamás veremos. Pedro me hacía chistes y hablaba malo. Pedro me enseñó a beber con latas de Medalla que se tumbaba de la nevera del pai en la terraza de su mansión en Navarro. Pedro me compraba ropa de regalo de cumpleaños – y pa navidad también. “Te debo la gorra”. “Cabrón, pichea, no te preocupes”. “Pa’ la próxima entonces”. Y así gastaba su mesada en el Pacsun de Plaza hasta que pasó Irma y después María y la mansión por poco se les va volando como hojarasca de noviembre en un pleigraun de Wappingers Falls. Pedro comoquiera donó medio closet y convenció a sus viejes pa’ que aportaran también. “Pedro, nos vamos a mudar a Nueva York”. “¿A la ciudad?”. Me imagino sus ojazos y el gallito que se le debe haber zafa’o. “La ciudad es muy cara. A Poughkeepsie. Tus primos segundos viven cerca, en New Paltz. Hay muchas universidades buenas alrededor, pa’ cuando te gradúes”. Pedro, Pedrito, Peter Pan nunca había escuchado esa expresión: “muy cara”. Sus sníquers Nike, sus relojes Nixon, sus gafas Oakley (que le quedaban grande, y tenían esos lentes azules y feos, espejos tornasolados) – todo lo que Pedro se ponía pa’ ir a la escuela, al Pueblo los jueves o al Viejo San Juan los viernes, al Econo y a la iglesia (cuando iban) – todo era “muy”, pero muy caro. Y si no se estaba comprando algo, le estaba comprando algo a Luis, alguna camiseta de Hot Topic o un juego en Gamestop o Best Buy, porque a Luis le dejaron de dar mesada a los diez, porque siempre la perdía, o la prestaba y no cobraba, o se la daba entera al deambulante que caminaba por el colegio. 66


Yo empecé a usar alarma en la high pa’ llegar a tiempo al colegio, pero dejé de usar alarmas cuando nos mudamos con les Martínez a su nueva casa (que no tenía nada de nueva, todo de madera y cartón corrugado) en Poughkeepsie, Nueva York. Dejé de necesitar las alarmas que programaba en mi celular cada noche antes de acostarme a dormir como rezándole a mi ángel de la guardia, dulce compañía, que no me desamparara de noche y que por lo menos me levantara de día. Dejé de usar el reloj despertador de mi Galaxy, dejé de conectar mi Galaxy al cargador que siempre estaba enchufa’o, y dejé de esconder mi Galaxy debajo de mi almohada y empecé a ponerlo en el escritorio que nadie usaba de escritorio, que todos usamos de vertedero; dejé de preocuparme por la hora y por estar despierto, dejé de preocuparme por hacer lo que vi a mi papá haciendo cada noche en San Lorenzo: eso de tener que acordarme de programar la alarma pa’ las 4:00 am pa’ acostarme refunfuñando por tener que levantarme temprano pa’ levantarme a las 4:15 refunfuñando por haberme acostado a las 11:30 pa’ tener tiempo pa’ hacerle café a mami y ver las noticias y meter todo en el carro pa’ coger el tapón por la 183 o el tapón de la 30 o el tapón en el Chayanne pa’ llevarme al colegio en Caguas pa’ coger el tapón en el expreso pa’ llegar muy temprano a Hato Rey refunfuñando por haber llegado muy temprano y que Miguel, el guardia no haya abierto la oficina todavía. Dejé de usar alarma porque ya no tenía que levantarme a las 5:30 y papi no me tenía que levantar tampoco así que dejó de usar alarma (y me consta porque la siguió usando las primeras semanas cuando llegamos, porque la costumbre es más fuerte que el amor, y se escuchaba por las paredes de cartón, pero ya en julio no la usaba). Además, dejé de usar alarma porque ya no tenía por qué despertarme y el sol por sí solo hacía lo suficiente agitándome las pupilas, como gallo que picotea en vez de cantar, como café que arde en vez de oler. En San Lorenzo teníamos paredes de cemento y ventanas con rendijas anchas de aluminio y maniguetas que siempre necesitaban WD-40 pa’ cerrar las rendijas y que no entrara la luz ni el sereno ni la lluvia, pero en Poughkeepsie teníamos paredes de madera y cartón y ventanas francesas amplias y transparentes que parecían puertas con escrines como los de San Lorenzo, pero éstas las podíamos abrir, pero nadie tenía permiso porque siempre necesitaban WD-40 y ya no había chavos pa’ eso y nuestro patio estaba infesta’o de mosquitos como el patio en San Lorenzo, y ya no había chavos pa’l exterminador. Les Martínez les colgaron cortinas muy delgadas y muy estrechas porque estaban en especial y no tenían chavos pa’ ponerle las cortinas que necesitaba cada ventana en la casa, así que nos conformamos con lo que nos tocó y nos acostamos a dormir cada noche esperando la mañana cuando el sol entraba como Pedro por su casa, puesto pa’l alboroto. Pedro, Pedrito, Peter Pan (que tenía 17, uno más que yo) dormía en la cama al otro lado de mi mesa de noche – mejor dicho, su mesa de noche – que era prácticamente al otro lado de mi cuarto – mejor dicho, su cuarto (que también era de Luis, su hermano de 12, que dormía 67


en la misma cama que Pedro y la primera noche juntos meó la cama y la segunda noche me pegó en la cara porque Luis era sonámbulo, Luis era inquieto, Luis tenía problemas que nadie quería entender). El cuarto era pequeño y apenas daba abasto pa’l escritorio y su reguero, el armario (de los tres también) y el reguero (casi todo de Pedro), la cama queen de Pedro y Luis con el boxspring chillón, y mi cama nueva (lo único nuevo), que siempre fue mía porque nos mudamos antes de que mi hermana Penélope dejara de caber en su cuna (también nueva – la cuna, aunque también Penélope, la bebé “gringa” por ser tan jincha); Pene dormía y durmió en esa cuna hasta que no cupo, y hasta incómoda dormía como querubín anestesiada pegadita a la cama cuín de mis viejes. Las mañanas en esa casa parecían sueños hasta que el sueño se acababa, hasta que entraba tío Guille y nos apagaba el abanico y entonces la mañana se hacía verano corto, verano volátil, verano en miniatura arropado y sofocado en ese verano interminable del 2018 cuando el seguro falló y se fue ajuste la hipoteca y botaron a mami y nos tuvimos que mudar a la casa de les Martínez (que iban de mal en peor) en Poughkeepsie en el Hudson Valley en Nueva York en la Gran Corporación. Llegamos cuando se acabaron mis clases, el 6 o 7 de junio, así que tenemos que haber llegado el 8 o el 9 de junio, pero les Martínez habían llegado en enero, el 7 o el 8, justo después de la fiesta de Reyes en Barranquitas, cuando todo Poughkeepsie parecía una mallorca vieja en el frizer: cubierta de azúcar y mantequilla, como una piragua aplastá, grasosa y saturada, sin sirop. Y ya en abril Pedro se había conseguido una novia, flaca y alta, flaca como él pero con curvas; alta – hasta más alta que él, porque Pedro ya había dejado de crecer por levantar pesas desde muy joven. Pedro, Pedrito, Peter Pan. Flaco y bajito, con ojos miel y pelo en olas de miel y hecho mielda la primera vez que la jeva gringa lo besó. La novia de Pedro era gringa y estaba dura, aunque tenía el pelo muerto o a lo mejor por eso, pero lo dudo, blanca como la nieve como la azúcar como la mantequilla – fría. Me contaba Pedro, “Sabe mamar,” y se sonreía con esa sonrisa de pendejo que lo caracterizaba. De dirigirme la palabra pal de veces ya me caía mal la chica. Y yo, siempre mudo y mirándola de reojo, le caí peor. “Vamos a jugar”, decía Luis, jodiendo la pita de su manera respetuosa y cariñosa, “vamos a jugar Play”. Y nos atragantábamos lo que quedara en el plato (bistec, arroz instantáneo, habichuelas en lata, siempre Goya, porque si es Goya…), y lo seguíamos a la sala a jugar en nuestro PlayStation 4 (que tuvimos que vender cuando les Martínez nos botaron en septiembre). Luis no se daba cuenta cuando Pedro y yo estábamos sobrios o cuando andábamos arrebata’os, y por eso nos arrastraba y nos atrapaba en estas situaciones que, cuando llegaban tío Guille y titi Lulu y mami y papi, siempre se tornaban tan difíciles – tan difíciles que siempre (hasta con lluvia) nos largábamos pa’l carajo a jugar basquet en el parque o a escuchar música en nuestro cuarto pa’ poder evitarlas. (Mi filosofía de vida, my motto: “Ay chico, evita el rose…”)

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Un día, Luis entra al cuarto con el control de Play en la mano y dice, “Vengan, vamos a jugar”, y yo que por primera vez quiero jugar y a ti se te ocurre ese “No gracias” pendejo, y Luis te mira mal y yo le digo a Luis (bien tranquiiilo), “Pichéale a tu hermano. Yo juego contigo”, y tú sonríes con esa sonrisa de pendejo que te caracteriza. Luis se tarda media hora escogiendo el juego y conectando el segundo control, y yo estoy hambriento con esa hambre que me caracteriza y voy a la cocina enloque a calentar unos Hot Pockets de pizza – pa’ compartir, viste. Nos sirvo vasos con Coca-Cola – casi espumando, como cascada tímida, tibia, deslizándose por las grietas del poco hielo que tenemos a pesar de sufrir medio año embadurnados y empolvorados con hielo blanco como rayadura pa’ piragua. Comemos y jugamos, y Luis me dice, “Dialo, Andy, te estoy dando una pela, te estoy comiendo el culo”, y yo lo miro con cara de ¿Qué carajo tú me dijiste, chamaquito? Ni yo hablo así y yo te llevo cuatro años y él más que me ignora y resetea el juego. “Tengo que ir al baño”, le digo, y me paro y me voy esperando que no se percate, que no se dé cuenta que me fugué pa’ mi cuarto. Llego y abro la puerta y te veo jalándote y vuelvo a cerrar la puerta, y vuelvo a la sala y Luis me mira con cara de ¿Tan rápido? y yo lo ignoro y reseteo el juego. No me hablaste por dos días, hasta que yo te hablé. Colonizaste la cama grande, pienso, pensando en cómo declaraste tuya esa cama que compartías con Luis y que compartiste conmigo esa única vez en septiembre de 2018 cuando empezabas en Dutchess Community College y Luis estaba en Vassar Brothers por los ataques de epilepsia y yo volví a levantarme temprano pa’ coger pa’ Poughkeepsie High, pero no con alarma, sino porque tío Guille nos seguía levantando cada mañana aunque el sol ya nos hubiese levantado. Y por eso nos encontró juntitos. ¿Verdad, Pedrito? Pedro. Pedrito. Peter Pan. Llegamos con pocos motetes, y no por tener pocos sino por todos los que dejamos en San Lorenzo y zonas limítrofes porque no iban a caber en esa casa toda blanca y amarilla casi siempre iluminada por el resplandor metálico del sol – esa casa como bombilla, encendida por la estrella suspendida en el patio… y aneblinada por los suspiros de nuestras bocas cuando tuvimos la bombilla solita para Pedro y para mí – para ambos, pa’ nosotros. ¿Verdad, Pedro? Llegamos a la conclusión una noche fresca, es decir sin calor como el calor consumidor de ese verano en Nueva York que retaba el calor quimérico de San Lorenzo las noches húmedas e hirvientes de aquel otoño pasado que tuvimos que abrir las ventanas porque no había luz. Llegamos a esa conclusión esa noche como aquella primera vez en el segundo o tercer slipovel que tuvimos en mi casa en San Lorenzo: que dormiríamos juntos y nos levantaríamos temprano para separarnos. Tú, mayor que yo pero más pequeño, te me acurrucabas entre los muslos y el pecho, y así dormíamos, hasta mejor que solos.

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Aquel entonces fue de problemas, de papi encojona’o como nunca (papi que na’ más se quejaba de los hoyos en las carreteras como el cráter frente a casa y el de la curva frente al HIMA, los mismos hoyos que no existían ni en Poughkeepsie, ciudad fea, pueblo pobre), papi encojona’o porque dejamos la puerta sin seguro o estamos haciendo ruido o llegamos tarde o estamos pidiendo mucho (siempre, demasia’o), encojona’o porque nos robamos unos dulces en el mol de la tienda de a peso nueva y polpoco nos cogen, encojona’o encojona’o, casi hasta con mami y eso nunca… Hasta que le pegó pa’ no pegárselos, pero yo fui el único que me enteré (hasta que te lo conté y se lo contaste a Luis y Luis a tío Guille y hasta ahí llegó porque tío se lo dijo a papi y nadie se lo dijo a mami ni a titi Lulu – nadie) – yo fui el único que lo vi porque les Martínez no estaban (estaban “en el loquero” con la sicóloga de Luis) y a papi le dio con que mami se las quería pegar con tío Guille, “El maricón ese…”, pero mami le alzó la voz y él le alzó un puño a la quijá, cuadra’o, que se escuchó como turrón de almendra partiéndose, la quijá gruesa y lisa de mami, ella llorando y aguantándose el moretón con una mano y el mentón con la otra, llorando llorando a carcajá como gotera ‘e muerte – yo le llevé la siploc con hielo y papi por poco me daba el otro crucete a mí pero me miró, me miró de arribabajo, yo flojo pero grande como adolescente casi adulto, me miró de cerquita, yo tratando de ayudar a mami, y me dijo, “Más te vale, flaco. Más te vale que la cuides, que ya estás bastante manganzón, ¿oíte?” y yo le grité “¡Pendejo!”, como la coach de sóquel que le grita al contención cuando tiene que botar esa pelota “¡pa’ lejos!”, tan duro que le duele, que se queda casi ronca, y él que polpoco me palte la cara pero ni me toca ni toca a mami de nuevo, le busca tres pedazos de papel toalla y le dice, “Levántate. Cuando te pregunten, dices ‘me caí’, más na’, oíte”. Eso mismo te dije, Pedrito, te lo dije, puñeta, pero tú rápido dijiste, “¡Embuste!” y la pegaste, la pegaste, cabrón. “Tú sí que estás aborrecío, ah”. “Y tú”, le dije yo, “tú te crees que te las sabes to’as…”. “Y las que no,” me dijo él, “las que no me las invento”. Senta’o en mi cama me dijiste – Luis con tus pais en el Burger King por el K-Mart en la 44, mis pais en el hospital “pa’ arreglarle la cara a mami,” y nosotros solos en mi cama, uno en cada extremo – me dijiste, “A Luis por fin le encontraron lo de educación especial” y dijiste ese “por fin”, pedropedritopeterpan porque Luis llevaba desde segundo diciendo, “No es mi culpa, yo soy de educación especial” y era por vago porque comoquiera sacaba todas A – por eso el “por fin”: porfín, que ya era hora, que pobre Luisito, que mami y papi se pusieron a llorar de camino pa’ acá y ahora volvieron a salir porque se les olvidó comprarle comida a Luis y titi no tiene ganas de cocinar. La semana pasá Luis me dijo la verdad, que les gringuites le decían “retard” y les maestres gringues se lo creyeron, se lo creyeron tanto que convencieron al principal que lo mandará a evaluar. Y el pobre de Luis que ni sabía inglés. Luis decía que esos eran “días de mucho sol y poca lluvia”, pero días de ambos, acumulándose en ese cubo, en ese prisma invertido, ese rubiks cube ínsaid aut que nunca completamos – quizás un lado a la vez, sí, tú a mi lado y yo al tuyo, pero nunca entero – días leeentos, días 70


calurosos, días eslemba’os mirando un celular – cualquiera, el tuyo o el mío – en el borde de esa cama o la otra, esperando, queriendo que rinda, pensando “ojalá” a la vez, tocando poquito a poco (solo lo que se puede esconder ligero), lamiéndonos las yemas de los dedos pa’ pasar la página y bajar el queso, pa’ escribirte y recordarte y olvidarte y dejarlo todo resuelto – el sol clarito en la ventana, la humedad tras el aguacero, y saber decir adiós (aunque nos toque primero). Escuchen a Pedro: Cuando llegamos al Consolidated, no ha amanecido todavía. El frío es de neblina en la Cordillera Central, pero el aire está despejado y vacío. “A mí me gusta entrar por una puerta que está allá – por atrás – y uno sube directo a la oficina de la psicóloga. Pero a esta hora está cerrá”, dice Papi, pero en vez entramos por la cafetería, que ya huele a tostadas con margarina, café quemao y huevos revueltos sosos y malcocidos. Esperamos en el lobby por el elevador (había otro, pero estaba out of service) y justo cuando llega se nos acerca un don desconocido, con polo apretá y pipa casi descubierta, y una gorra de camionero con visera blanca como huevo sin yema y frente azul celeste y malla roja fresa. “Ave María, ¡como están los asesinatos!” “Sí, está terrible”, dice Papi. Presionamos el 3 y el don se sonríe. “Sabes que yo hablé con un pana ex policía mío que me cuenta que lo que pasa es que los que estaban preso pues... que los están... sacando, ¿viste? Y entonces sacan to esos ex convictos y se reúnen con los de ellos de antes y rápido reinciden. Hay algunos que tienen hasta muchachas preñás, las de los amigos. ¿Tú puedes creer eso?” Abre el elevador. “Buen día”. “Igual”. En la oficina de la psicóloga, Luisito me dice que tiene frío. Yo no siento ningún frío. “Toma”, le doy mi suéter. Se queda tranquilo, jugando FIFA en el celular. Cuando Papi regresa de apuntarlo, un don de mahón, camiseta tie-dye de Pacsun y bastón de bambú le pasa por el lao y le toca el hombro. Después de apuntarse, se nos acerca. “¿No se acuerda de mí?” 71


“Claro que me acuerdo”. “No te había visto hace tiempo. Ni a tu hermano tampoco. ¿Sigue corriendo? A tu papá sí, lo vi los otros días”. “Sigue corriendo, pero está en la casa todo el tiempo con el nene – y si no, está trabajando. Papi sale a caminar todos los días; ese sí que se pasa dando vueltas”. “Ah… ¿Y estas son las crías?” “Eso es así”. “Qué grandes están. Yo estoy con diálisis desde María”. “¿Ah sí?” “Síiii, yo me puse bien malito después del huracán. Hasta bajé de peso. De 32 de cintura estaba en 29, 28. Pero no me salió tan mal, porque... yo tengo una amiga que yo he ayudado mucho y cuando... cuando me enfermé, ella está en la Cámara de Representantes y conoce a medio mundo, así que me presentó a un señor de Arecibo que coopera mucho”, se soba el índice y el corazón con el pulgar, “y tiene una fundación. Nos lo encontramos en una parroquia en Vega Baja que él estaba allí con unos ingenieros pa arreglar el techo de la iglesia que se le fue volando. Y él enseguida me dijo que me podía ayudar. Le di mi información porque me quería depositar tres mil pesos. Chacho, cuando chequeo... ¡cuatro mil pesos me metió! Eso no se ve mucho. En la iglesia tenían un padre colombiano que hasta me puso los óleos y me llevó a rezar al sagrario. Allí tenían un retrato del beato Chali y él me dice que lo mire y me pregunta, ‘¿Sabes quien es?’ Y yo miro el cuadro, con la cita famosa de Chali, tú sabes, la de ‘Vivimos para esa noche’, y le digo al cura, ‘¡Claro que sé! Si ese es mi apóstol cagüeño, como yo. Además que ¿cómo se llama él?’ ‘Pues Carlos Manuel Rodríguez Santiago’. Ajá, ¿y yo? Domitilo Negrón Santiago Rodríguez. ¡Viste! Yo tengo los dos apellidos también’ ”. “Mira qué bien”. El don me mira a los ojos y me toca los tenis con el bastón. “Y tú, ¿no corres?” “No”, pero me sonrío. “Debes meterte a correr, eso es bueno. Nos vemos por ahí. Buen día”. “Buen día”. 72


Al rato, en el televisor se ponen a hablar de Trump y una doña en la sala de espera nos sale al paso a defenderlo. “Pues menos mal que está siendo bravo con esos inmigrantes. Ya era hora”. Otra señora le responde. “¿Y esos pobres niños que separó de las familias y los acuarteló?” “¿Pero qué niños? ¿Los cien mil que venían sin invitación a quedarse con to’ el país? Nombre no, así no se puede”. “Pero es que los niños son indefensos. Ellos no saben, ellos dependen de los padres”. “Sí, pero hay que tener leyes. Todo lugar tiene sus leyes – incluso usted y su casa. Imagínese que a su casa lleguen veinticinco a decirle, ‘Mire, llegamos, ahora vivimos aquí. Denos de comer’. Usted no soportaría eso. Pues eso está haciendo Trump. Alguien tiene que impedir eso, especialmente después de Obama que estuvo ocho años dando y dando y dando...”. En eso a Luis le da por toser a to jenderete – le entra un ataque de asma – y tenemos que salir al pasillo a darle espaldarazos. Ahí llega la psicóloga: bata blanca, con maletín y el pelo en ponyteil. Nos mira de arribabajo, sonríe cuando Luis la ve y se ahoga tanto que deja de toser, y sigue de rolimpín a su oficina, como Pedro por su casa, aunque la oficina esté alquilá. “Buenos días”. “Buenos días”. Ay Peter, si te pudiese ver. Estoy en Vassar y te extraño. Se qué si me trepo en el techo de Kenyon y miro hacia la ciudad, te podría ver algunas noches, a lo lejos, si tan solo te imagino. Y te imagino a cada rato, leyéndome memes y reseñas en voz baja, mi cabeza sobre tu falda, arrebata’o, oyéndote los latidos y tratando de concentrarme pa’ pensar lo que me cantas. A veces bajo a la Babel de Hierro y me encuentro con panas nuestros en un negocio en los Heights – perdón, “Little Dominican Republic” – que le pusieron La Bombilla, Venezuela y se pasan tocando salsa gorda: Lavoe, Blades – hasta Maelo. Allí comemos arepas veganas y bebemos maltas y malteadas y piñas coladas con bacardí de más y snowmen esmongona’os de wipcrim con cabezas de cheri. Y les cuento de Penélope, la modelo de la familia, y les enseño fotos en las que sale haciendo muecas y riéndose; ellos me dicen que te han hablado y disque estás bien. Que supuestamente estás vendiendo ganja, y hasta productos infused, como una barra de jabón que parece una batata pelá. Me dicen que te has puesto blancusino y que te pasas cantando, “hace calor, hace calor, la gente en Puerto Rico necesita amor”, como hacía tu pai.

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Pero otras veces me dicen: “A mí me tocó de uber. Se veía tan bonito. Bien baby face. Se afeitó, se recortó, hasta tenía una camisa de botones negra. Si te digo: me acuerdo de todo porque me chocó. Tenía cargadores de celular en la parte de atrás, musiquita pop, luces de colores debajo de los asientos. Una Nissan Rouge blanca. En la foto de Uber tenía uniforme de chef. ¿Será que está en el CIA?” “Chica, en el Liceo debe estar... A ese no lo cogen ni en Hostos Community College”. A veces me dedico a ponerle subtítulos en español a videos en inglés en YouTube. Es una buena práctica de traducción. Imagíname: double major en Inglés y Hispanic Studies. Yo nunca uso esos subtítulos, pero me acuerdo que tu sí. Siempre son una mierda, y por eso me agitaba, pero a ti te gustaban porque te daban gracia los errores. A veces cuelo chistes bobos en videos que tú verías, y me imagino que todavía te ríes conmigo, de mis chistes, y nunca de mí, nunca te reirías de nadie, tú no matas moscas, tú estás muy ocupa’o siendo decente, tú no te le has reído en la cara a nadie desde que a Luis le lavaron la boca por hablar malo y salió del baño cantando, Pimpón era un muñeco, muy guapo y de cartón… Se lava la carita con agua y con jabón… Ay, Pedro. Si supieras el terror que le tengo a usar un uber en Poughkeepsie y que me toques de chofer. Cuida’o y ni nos reconocemos. Cuida’o y esta luz blancusina nos ha lava’o la cara tanto que pasamos por gringos, nos ignoramos los nombres, y pichando las ganas de escaparnos a Canadá sin dirigirnos la palabra, me llevas de Vassar a la estación del tren, te regresas a tu hogar a darle tutorías de geometría a Luis, y me olvidas derretido, como la primavera olvida ese resplandor que se alza de la alfombra que dejó la nevada – como olvida las huellas que le dejamos cuando hacemos atajos porque las aceras de este campus no tienen sentido. En mayo vuelvo pa’ PR – de visita. No creo que te vea – no sé si quiera – pero uno nunca sabe a quién se encuentra. Intentaré cambiar mis rutas, pero acuérdate que la costumbre es más fuerte que el amor.

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Ser joven otra vez como quien es invulnerable

EDGARDO NIEVES-MIELES “Por un instante olvido mi anónimo oficio de sastre (“pues el viento, el viento gracioso, se extiende como un gato para dejarse definir”) y me convenzo de que la poesía me completa. (En las paredes de mi cráneo resuena esa ola que no se cansa de estrellar su terquedad contra la roca.) Y, a pesar de que el amor me pegó en el pecho sin decirme por qué y de las cosas que ya nunca hablaremos, el mar florece en mis alveolos”. 76


tuve un amigo para nunca y su muerte para siempre -Jorge A. Morales Santo Domingo a la memoria de Jorge A. Morales Santo Domingo y René Rodríguez Soriano; a Eugenio García Cuevas

Espanto mi terror a jugar al escondite con mi sombra envenenada. A eso y a almorzar solo. Sobre todo, ahora que apenas emergemos del encierro a causa de la pandemia. De cuando en cuando por la boca del restorán entran y salen grupos bullangueros que me recuerdan los spring breakers apoltronados a sus anchas en las playas como si fueran inmunes al terrible virus. (¿Será eso o que habrán ingerido alguna mágica poción que garantiza la inmortalidad?) Y nosotros, aún reos de la incertidumbre. Acá, el Gobierno ordena cuarentena a los nuestros con altas penalidades para los insumisos, y así, ofrendarle las calles limpiecitas a una buena tanda de turistas en pantaloncitos cortos paseando su temeraria enajenación por la ciudad vieja. (Recuerdo la terquedad montaraz de mi primo diabético, quien ni cuida ni vela de sus azúcares, pero no escatima en violar el mandato de confinamiento para ir por licor y cigarrillos.) Entonces, a regañadientes, uno traga hondo y se vende a sí mismo la idea de que esto es un estridente capítulo más de nuestra asilvestrada hospitalidad tercermundista. (Colonia de mierda.) Se trata de mujeres que participan de una campaña publicitaria y señores elegantes que no despegan sus orejas del móvil. (Por lo bajo sigo rumiando mi descontento. “Con razón ahora resulta visionario el antes ridículo rótulo con letras de baratillo de Humberto Vidal que el herrero de la vecindad desplegó el año pasado frente a su negocio: Fabricamos rejas (y algo más) para embellecer su encierro Taller PAPO REJA”.) Vadeo la mesa de ónix, un par de sillas verdes y el tiesto con girasoles. Arrojo sobre la mesa el borrador de mi investigación en progreso, a la que intuyo sólo le falta un poco de taller para diafanizarle la sonrisa y sintonizarle la mirada: “La poética de Enrique Molina: errancia, asombro, vértigo y deseo”. (Ya no bromeo diciendo que mi tesis versa sobre las salchichas como símbolos fálicos.) Halo una de las sillas y me siento a contemplar el desfile de pingüinos cuyo amor propio a esta hora ilumina el centro comercial. (De seguro, hoy, entre mogotes y pitirres insomnes, Claudio exclamaría con saludable sorna: “Hasta ahora me entero que acá se celebra una convención de Búfalos Mojados… Malditos incrúpulos”. A lo que yo respondería con un oportuno “buenas salenas cronopios cronopios”.) 77


Todavía inunda mi cerebro la garata final. Volteada la sensibilidad para mis adentros, la coloco bajo un cono de luz arenosa. Valquiria bañada en caliente y espesa sangre de dragón, en todo momento con la insolente quilla del mentón apoyada sobre las manos cruzadas, escuchó mi descarga sin inmutarse: “Hay que ver cómo malgastas tu tiempo quejándote y haciendo berrinches por casi todo; intercambiando mensajes insulsos con amoríos virtuales; mendigando migajitas de afecto; soñando con pajaritos preñados y bordando la letanía sobre lo difícil que son las relaciones de pareja”. Balanceando sobre su cabeza, no ya la corona de miosotis, sino de reproches, colocó sus manos entre las mías como quien procura calentar a un niño que acaba de entrar en casa luego de construir un muñeco de nieve. Desenvainó el relámpago de su maligna sonrisa y ripostó: “¿Sabes algo, papi? A leguas se te notan esas ojeras producto de tanto leer a Arreola, a Onetti y a D. H. Lawrence. Ya va siendo tiempo de que alternes leyéndote alguito de Ana Lydia Vega, Ángeles Mastretta o Marvel Moreno. A ver si con ello aprendes acerca de cómo tratar a una mujer de a verdura”. Giró sobre sus altos tacones rojos y echó andar calle abajo sin volver la vista para desaparecer por siempre de mis días y mis ganas. Como si en mi interior alguna tubería se hubiera roto y el chorro no acabara, junté los párpados y sentí que la lejanía se me erizaba de atalayas y pirámides. (“San Juan de la Cruz, santo patrón de los poetas, aplaca este huracán categoría 5 que azota mi corazón.”) Sólo pude contemplar cómo la tarde incendió los hemisferios de sus bien puestas redondeces. (A medio camino entre ambos ojos, se me incrustó la escena escolar en la cual el maestro Juan Bautista nos explicaba que el escarabajo vive muy atento a su preciadísima y nutritiva bola de estiércol.) No me fue quedando otra que lamentar que la bruma jacarandosa del trópico se llevó consigo el sano calcio de su iluminada sonrisa de estrella cinematográfica y los frutales efluvios de su umbrosa entrepierna. Así, salió ella de mi vida, llevándose consigo mi amor y sus ojos color avellana. Desde entonces, la voz de Rocío Jurado arrulla mi conciencia como una ola. Con todos los huevitos de mi cariño, otra vez me visita Yoryi. Cuando la marea del recuerdo remonta con fuerza el río de las 9 vueltas, opto por añorar el de nuestra lejana niñez, allá en Orocovis. Se me enreda en la materia viscosa de los globos oculares el laberinto de la infancia y sus juegos por donde anduvimos a horcajadas sobre caballos de palo. Me parece verlo sonriendo junto a una enorme yautía cimarrona antes de darme la espalda y lanzarse al agua. Después, a nuestro regreso, en el traspatio de la casa de sus abuelos, descubrimos la maravilla de aquel árbol al que, de la noche a la mañana, le había nacido una alfombra tupida y rosada debajo de su amplia estructura. Ese día, de labios de tití Edna aprenderíamos que existe un color llamado “fucsia” para nombrar los estambres que forraban el suelo. Éstos anunciaban que el pomarroso venía cargado de futuro. Un nudo me cierra la garganta. Y es que en este país se nos mueren los poetas y no pasa nada. A nadie parece importarle. Ni siquiera en las instrumentalidades que velan por la cultura parecen inmutarse. Como si no valiese nada el tesonero quehacer de toda una vida que, de por sí, ya viene sazonada de bastante incertidumbre. (Siento que una hilera de mayas me nace en el alma.) Nadie dice ni hace nada. Como quien quisiera toparse con la 78


gárgola canovanense, zambullimos la mirada esquiva en los confines del horizonte. Torcemos la boca, levantamos y dejamos caer los hombros. Hacemos buche y volteamos la cara. Y ya, el espectáculo debe continuar. (Oigo que mi pensamiento repite la sempiterna sentencia de Celso, anciano filósofo pepiniano fiel seguidor de Schopenhauer: "Hay que joderse...") Le hago señas a la mesera. Se acerca desenvuelta. Engalanando el aburrido paisaje con su roja cabellera tan larga como el más crudo invierno. (“Los más extensos cabellos y el agua más recordada.”) Intentando infructuosamente apaciguar la música de sus desquiciadas caderas. (Como el río entre las piedras, la sangre me espumea.) Con la voz empapada de jazmines y haciendo gala de fotogénicos modales, pregunta si estoy listo para ordenar. El yacimiento de esmeraldas que almacena en sus retinas pone mi corazón a brincar cuica. (Me trueno los dedos.) Una inusitada timidez me embosca la voz con alevosía, nocturnidad y malas intenciones. (Sobre mi cabeza, imaginarios vencejos se mecen. Por la esquina de mi ojo izquierdo veo pasar un par de casuarios del otro lado de la barda. Y, por aquello de no perder viejas costumbres literarias, me parece ver que, en el batey del Burger King, ya sin acólitos ni discípulos, una desteñida “Maldición Despeinada” sigue hablando sola.) Para completar mi tortura china, desde la barra al fondo, la rocola (ah, esas benditas máquinas que cada vez cantan mejor) desgrana la inconfundible y magnífica voz de Luis Miguel que no para de echarme puñaditos de sal en la herida abierta. De repente, no sé por qué le comparto que soy sastre. Que esta mañana atendí a un caballero de 72 años que hace 30 compró la ropa que quiere vestir cuando muera y que, según engorda o rebaja, viene para que le ajuste el ajuar con el cual espera recibir a la pelona. Por sus húmedos labios escapa un improbable: “El incesante y vasto universo ya se apartaba de él”. (Me pareció verle un collar de gotas de sangre.) Acto seguido, aún sorprendida por su ocurrencia, insiste en tomar mi orden. (Ruego para mis adentros: “Dame la mano, Poesía, acércate y habítame”.) Logro asordinar el súbito y denso clamor de las chicharras en mi cabeza. Extraigo un pañuelo azul cianótico del bolsillo trasero de mi mahón. Me lo paso por la frente caliente y lo guardo. Finalmente respondo. Ella dibuja unas nerviosas patas de araña en la libreta de apuntes. Añado: “Ojalá mi hígado no me mande señales en código morse”. En eso, una turista gringa de edad avanzada interrumpe y, mientras se escarba una oreja, pregunta si en el Oeste del país hay casinos, Marshall´s y flea market. Con tal de ahuyentar su inoportuna intervención, entorno los ojos de tortuga soñolienta y, con la solemnidad con la cual Mersault disparó su fatídica pistola, respondo que no lo sé. Ella, violenta, le tuerce el pescuezo a uno de los hirsutos girasoles. Lo arroja al pecho de mi pulóver uvita Welch y se aleja mascullando maledicencias dirigidas contra mi santa progenitora. (En el epicentro de mi materia gris brilla la figura de Yunito, el de ña Marcia, quien justo antes de avionarse para los niuyores en busca de mejor ambiente para su desaforada creatividad, me regaló la miel del abrazo más cálido que en la colmena de su corazón guardaba para mí y, como quien gandules desgrana, soltó al vuelo esta regia paloma mensajera vestida de adiós: “Pai, no malgastes todo ese dinero en vicios y maldad”.) 79


Con tal de salvar la situación, burbujeante de palabras, asevero: “Antes que las autoridades me reciten su más exitosa balada: ´Queda Ud. arrestado. Tiene derecho a guardar silencio. De lo contrario, todo lo que diga podría ser usado en su contra´, sólo diré que me está vedado revelar los resortes secretos que me llevaron a emprender esta cruzada y que, con tantos ladrillos que me han arrojado, terminé construyéndome este humildísimo castillo impermeable y a prueba de sismos y mandoblazos”. Aparto los espejuelos de mi rostro. Los coloco sobre el cuaderno de mi tesis. Recién descubro que, mientras cavilaba y encontraba qué responder, ella se ha ocupado de recoger en una trenza cobriza la larga cabellera que ahora le cruza el lado derecho del pecho. Desnuda su nacarada y perfecta dentadura y, sin pronunciar palabra alguna, se convierte en una especie de rosa náutica que extiende sus tentáculos por todas las esquinas del viento. (Imagino que desenfunda su blusa, la abre y me ofrece ese jugoso par de higos en su punto.) Empapada en una canción de Gal Costa, se despide dispuesta a escapar por otro prado de girasoles rumbo la cocina. Por un instante olvido mi anónimo oficio de sastre (“pues el viento, el viento gracioso, se extiende como un gato para dejarse definir”) y me convenzo de que la poesía me completa. (En las paredes de mi cráneo resuena esa ola que no se cansa de estrellar su terquedad contra la roca.) Y, a pesar de que el amor me pegó en el pecho sin decirme por qué y de las cosas que ya nunca hablaremos, el mar florece en mis alveolos. (Con temblorosa fiebre su sedoso y amarillo perfume regresa y se me instala en la sangre. Añoro su cuerpo cantando sudores junto al mío.) Mi frente se tiñe de ardor y, por lo bajo, de mi garganta alza vuelo una mariposa de acero: “Ser joven otra vez como quien es invulnerable”. Segundos antes de emprender su alada fuga, al darme la espalda, su blusa transparente me permite notar que en la espalda trae tatuado el “Soneto de las estrellas” de Esteban Valdés. (Una incandescencia espolvorea su fino polvo de diamante sobre mí hasta arroparme. Es que bajo mis pies siento correr el río de Corozal, el de la leyenda dorada.) Una sonrisa me sube a los labios. No puedo dejar de interpretar el hondo y puro instante de ese guiño como aprobación de la Providencia para que siga adelante con mi plan de, a primera hora, mañana, piquetear frente a la Coca-Cola para reclamar que me devuelvan el sabor original.

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De vuelta a las uñas de mi madre

GERARDO LAMADRID CASTILLO “(…) que se trata de saber que puedo hacer lo que me plazca con estas uñas mías(…)”. 82


La misma autopista de siempre con los mismos hoyancos de siempre. El mismo tufo a Splenda de la acetona misma que me presta mi madre. Las uñas desiguales (como siempre) con el esmalte astillándose por las mismas extremidades de siempre. Esa frescura imprescindible del bollo de algodón ya cetrino –es decir, usado, maculado– pero todavía empapado en acetona– frío sin frío, pura brisa sólida y líquida y jamás gaseosa– aquel algodón tan fácilmente desgastado de siempre, de a peso la bolsa con cien ejemplares. Y más que eso, el mismo cariño ciego de siempre, amor materno, imperturbable. Que no se trata de pintarme las uñas o dejar que me las pinten o querer decir algo con el acto o no querer que me digan un carajo al respecto, sino que se trata de saber que puedo hacer lo que me plazca con estas uñas mías que me has dado indirectamente y saber que me amas igual, o hasta más.

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Sin título

CARMEN R. MARÍN “de qué citoplasma surge como en espejo esa imagen invertida cuando en mis manos cae un olvido” 84


ante la instalación Memoria de Bibiana Suárez I de qué proteína se hacen los recuerdos en qué charco de sinapsis nace el fluir de conciencia y con él torrente abajo las palabras que nos abrasan y derrumban las que arrastran olores y sabores y vestigios de tumbas qué ácidos conjugan los nombres determinantes de nuestras dichas y frustraciones cada vez que miramos atrás de qué citoplasma surge como en espejo esa imagen invertida cuando en mis manos cae un olvido por qué lóbulos navegan (con)fundidas pero alegres la niña y la senil qué píldora mágica las devolverá a casa 85


con qué síntesis con qué siglas con qué energía se construirá otra vez su casa dónde queda la casa II venga a darles la vuelta a las tarjetas todavía que ha explotado la rejilla y tal parece que alguna vez hubo vida la nemotecnia es importante la nena apenas se gradúe de prekínder será admitida a las universidades gringas para ella y para las demás vaya esta lección suicida américa latina no existe sus países son un sueño de hace muy poquitos siglos que se paseaba entre tipos de uniformes muy bonitos y gustaban de posar con sus ojitos de viento mirando a la posteridad el caso es que más al norte otros tipos también soñaban y se cruzaron sus pajas con las de los demás 86


desde entonces la memoria es proteasa entre bloques de murallas que se erigen con condiciones flexibles según le convenga al hombre tras la puerta de cantina un juego de asociaciones un sumar y dividir unos pares de tres pares de cojones y de ovarios mutilados o quemados y tarjetas que no pegan y lenguas que no encajan y pronunciaciones toscas que vuelan siempre al garete sobre uno u otro mapa de la felicidad y barquitos vomitados en boca azul que nada traga portátiles aparatitos que se insertan en los puertos en esa tierra inexistente es también la memoria reacción química vigente en una fruta podrida el muñequito invertido doblemente por espejos de identidades cruzadas caricaturas cargadas de odio y risa dolida cuando voltee una tarjeta rece o cruce los dedos por que la imagen salga cada vez más blanqueada y que aterricen los pájaros raros y que el pendejo ratón deje ya de correr a toda velocidad y que los perros chihuahuas dejen el puto acento fingido 87


y que las flores patrióticas de todas las patrias puedan comprarse a dos pesos porque ninguna de ellas está ya comprometida ni atacada ni acorralada y que sus memorias también sean escritas como explosiones en cerebro colectivo dicen que en ese territorio la memoria no es del hecho sino del último recuerdo sobre el evento ocurrido memoria sobre memoria cada vez que usted hace refresca trae a la o algo le viene a la memoria tenga cautela, pues, al darle vuelta a la ficha la nemotecnia es peligrosa III cuando se fortalecen las sinapsis se degradan las proteínas pero a la misma vez se sintetizan nuevas es así como se fija la memoria degradación y síntesis simultáneas todos los días reconstruyéndote perforándome 88

para R.



DOSSIER “(…)

ANTONIO RAMÍREZ CÓRDOVA

¿Loco yo? ¿Loco yo? ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!

¿Loco, porque mañana voy a tocar el horizonte? ¿Loco, porque clamo esta noche por paraísos imposibles? (…)”. (Adán enloquecido) 90


Primer asalto En el centro del ring, JUAN y MARCOS se miran fijamente. Se dicen palabras de aliento con voz entrecortada. JUAN: (Exaltado.) Amor. Amor. Sabiduría. Rosaleda. MARCOS: (También exaltado.) ¡Ensueño, ternura, abrazo! (Se abrazan.) JUAN: Esperanza, besos... MARCOS: Candor. JUAN: Amistad, afecto. MARCOS: ¡Paz! JUAN: (Lo zarandea.) ¡Amanecer, amanecer, amanecer! MARCOS: (Con voz grave.) ¡Claridad! JUAN le pasa el brazo por el hombro. JUAN dice, entre leves sonrisas palabras de ternura. MARCOS: (Con un gesto de impaciencia.) Encanto, sol, camino, ala. JUAN: (Guarda silencio, pero ensaya pasos de box.) MARCOS: (Cortante.) ¡Pájaro, duende... horizonte, clavel! JUAN: (Intenta colocar un golpe de upercut en la mandíbula de Marcos.) MARCOS: Primavera, estrella... alborada, anémona.

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JUAN: (Apaciguándose.) Paraíso, victoria. (Una pausa breve.) MARCOS: (En señal de victoria.) Aventura, cielo. JUAN: (Volviéndose ante el público vivamente.) ¡Libertad anhelo!

TELÓN Utuado, Puerto Rico, 14 de septiembre de 1973.

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Adán enloquecido – poema escénico ¡Es inútil! No podrán vencerme. ¡No podrán! ¿Testarudo? Lo sé. Los soy. Lo seré siempre. Por eso voy a tocar el horizonte. Lo haré mañana… ¡Ya verán! ¡El horizonte! Tan sólo necesito un pedazo de pan, un pedazo de queso y una mochila. ¡Nada más! Tal vez encuentre un pequeño unicornio escondido en la hierba. ¿Qué dice usted? ¿Que no es verdad? ¿Qué miento yo? ¿Y para qué mentir? ¿Por qué mentir? ¿Cómo dice? ¿Qué miento yo? ¿Para qué? ¿Para qué? ¡Escuche! ¡Escuche! Yo no desciendo a discutir pequeñeces ni estupideces. A mí, nadie me obliga a hablar estupideces. A mí, me gustan los poemas, las canciones y los pájaros… Me gusta todo lo que tiene sentido, lo que ayuda a vivir. Escuche, yo siempre espero mucho de los hombres. El hombre para el hombre, el hombre con el hombre, el hombre por el hombre. ¡Eso es todo! ¿Qué no me creen? ¿Qué no es verdad? ¿Que no me van a creer? 93


Bueno, mejor. Piensan que estoy loco, ¿verdad? S-e e-q-u-i-v-o-c-a-n. Yo no estoy loco. Yo nunca he estado loco ¿Vagabundo? ¡Oh, sí, lo soy! ¡Vagabundo! Por eso mismo voy a tocar el horizonte. Me llamarán, entonces: el caminante, el caminante con su sueño. Pero, ¿loco yo? ¿Loco yo? ¿Dijo usted loco? Mire, mire, yo lo discuto pequeñeces ni estupideces. ¡Y resuelto el problema! ¡Problema resuelto! ¡Sí señor! ¡Problema resuelto! Mañana voy a tocar el horizonte. Mañana mismo voy a tocar el horizonte, ya verán. ¡Oh, qué alegría! Porque… Pero, ¿qué dice usted? ¿Qué miento yo? Pero, ¿por qué mentir? ¿Para qué? ¿Para qué? ¿Qué saco con mentir? No, no, no, yo no meto gato por liebre. 94


Yo no meto gato por libre, créame. Bueno, ¡allá ustedes! ¿Ustedes piensan que estoy loco? Loco de atar, ¿verdad? Loco. Loco ¡Pero no se vayan! ¡Pero no se vayan! ¡Pero no se vayan! ¡Vengan acá! ¡Vengan acá! ¡Vengan acá! Ustedes se equivocan, yo no estoy loco. ¿Loco yo? ¿Loco yo? ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¿Loco, porque mañana voy a tocar el horizonte? ¿Loco, porque clamo esta noche por paraísos imposibles? ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Voy a sacar lo mejor de mí... eso es todo Voy a sacar lo mejor de mí... ¡Ya verán! ¡Ya verán! ¡Ya verán! Señores, síganme, síganme... síganme.

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Juego de niños – Microteatro

Un canto de flauta en el fondo del callejón sombrío. El ladrido nocturno de un perro

sato a lo lejos. Es un día de marzo de este tiempo. Un hombre balanceándose con las piernas entreabiertas le toma las manos a su mujer como un niño inocente. Es lindo,

dice. La mujer y el hombre dan vueltas en el mismo sitio. La mujer joven, bonita, con ojos brillantes, afirma con la cabeza. – Estamos divirtiéndonos, ¿ves? – Es hermoso, ¿verdad? –¿Qué? – Es divertido. – Es fantástico. –¿Qué? – El juego. – Es maravilloso. –¿Qué? – Nosotros, jugando a ambos a dos. –¿Nosotros? – Sí, nosotros. –¿Y por qué nosotros? – Es estupendo. –¿Qué? – Jugar como los niños.

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Se detienen. Se queda mirĂĄndose fijamente. Entonces desaparece la mĂşsica, pero los

corazones de ambos brillan en el oscuro lugar como un navajazo en el aire.

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Lo que ustedes olvidan – Poema escénico ¡Lo que ustedes olvidan, el hombre grita como un muerto! ¡Y el mundo hiede! ¡Huele mal! ¡Aquí, en este lugar, transitamos todos por un laberinto! Y yo digo, ¡mirar, observar, ver! Miren hacia arriba, ¿no ven? Porque yo no voy a poner la cabeza gacha. Ni ustedes tampoco. ¡Por eso nunca debimos desplegar la banderita blanca! ¡Y ahora, no queda más remedio que gritar! Porque la tierra se destruye. ¡Fíjese allí! ¡La tierra grita! ¡La tierra grita como un condenado a muerte! ¡La tierra está gritando! ¡La tierra grita! Digo esto, porque tengo en mi hombro una mochila cargada de experiencias. ¡Y necesito que me escuchen! ¡Y tengo la sensación de que me van a escuchar! 98


Mire allí… La vida se hace dura como las rocas, como las tumbas, como los acantilados. ¡Qué pena! ¿Verdad? ¡Digo esto, y sé que chapoteo sobre muchas caras! ¡Por eso no me queda más remedio que gritar! ¡Fíjese allí… ¡Un hombre quedó teso entre cuatro velas! ¿Acaso era muñeco estofado, relleno de algodón y alambre? ¿O un muñequito de cuerda? ¿O un patito de hule, amarillo, flotando sobre el agua de una bañera? ¡Ya sé, ya sé, la vida es corta! Pero es que ya somos muchos los hombres que gritamos. ¡Igual que aquel hombre que quedó teso, que gritó! ¡Pero qué se puede decir, si en el principio, lo primero que hizo fue gritar y desplegar a los cuatro vientos la banderita blanca, pegando gritos, emitiendo alaridos! ¡Socorro, socorro! Pero nadie quiso escucharlo. Miren allí… Fíjense allá. Estupideces… fanatismos… odios… ¡Puedo decirlo sin miedo! Porque yo planto mis zapatos sobre la realidad. ¡El hombre va seguir gritando como un muerto! 99


¿Y usted, qué dice? ¿Que yo veo visiones? ¡Usted es el que no quiere ver, ni escuchar! ¿Cómo dice? ¿Qué digo estupideces? ¿Por qué digo que el mundo hiede, que huele mal? ¡Entonces, permíteme preguntarle! ¿Es que Dios nos ha olvidado para siempre? ¿Es que estamos condenados a estrellarnos contra una pared? Ya sé, ya sé que digo palabras amargas. En un país amargo. A-M-A-R-G-A-D-O (alza los ojos en actitud implorante) ¡Ay, padre mío, no nos abandones! ¡No nos abandones! ¡Qué nos quedamos solos! ¡Solos! ¡solos! ¡Auxilio! ¡auxilio! ¡Qué pena! ¡No he visto a nadie que haya estado a punto de llorar! Pero no importa, lo mejor que hizo Dios de un día tras otro día. Y ya lo saben, no hay vuelta atrás. ¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Auxilio! 100


Pobrecito Hablador – Monólogo ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡Esta vez voy a enseñar las costuras de mi alma, y por eso, tal vez pongan ustedes el grito en el cielo! ¿No vez que soy un espíritu nervioso de carne y hueso, y que no pienso andar por ahí con la cabeza gacha? ¡Pero sí, voy andar como un caballo galopante, seré para ustedes un ser delirante. ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡A pesar de todo, voy a ser implacable, terrible, porque tendré el dudoso honor de decir mis palabras! Mi suerte y mi desgracia. ¿Saben por qué? Porque voy a imponer la sinceridad sin ningún esfuerzo. ¿No se han dado cuenta? Algo huele a podrido en esta isla. Y todavía aquí, casi nadie distingue el gato de la liebre. ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡Quiero que sepan que soy una persona que le gusta cantar sus verdades y después reír a carcajadas!

¡Por eso seré esta vez, demoledor, contundente, implacable! ¡Así que ya lo saben, soy un disidente, que es mi fortuna, mi riqueza! Pero si no dijera mi verdad, merecería que me escupieran en la cara, como un Judas cualquiera.

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Total, la vida dura cuatro jueves a cuatro días. Eso sí, es bueno que lo sepan: yo no gozo ni gozaré nunca de olor a santidad. ¡Puritanismos dignos de monjas y de curas, jamás de los jamases! Ya sé, ya sé, tal vez por decir esto yo juegue con fuego, pero aquí estoy, con el sartén cogido por el mango. ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡Lo más importante y admirable para mí es y será mi independencia, mi libertad! Y yo sé que, si quiero, puedo poner a mucha gente contra las sogas y no dejar un solo títere con cabeza. ¿Saben por qué? ¡Porque no soy ni seré un eco que se apaga! Y esto no es un discurso. ¿Y cómo mentirles, si los estoy mirando a la cara? ¡Es mi persona! ¡Que quede claro! ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡Esta isla está podrida y huele mal y si lo digo parece que una guillotina va a caer sobre mi!

¡Por eso tengo esta rabia entre los dientes! ¡Veo, veo, multitudes en sombras! ¡La evidencia está ahí!

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Miren, seguramente a esta hora, alguien está encerrado bajo siete llaves maquinando algo para llevarse a mucha gente por delante.

Y tal vez en este lugar, alguien está moviendo la colita como un perrito faldero. ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡La picaresca nacional! ¡Y vuelvo a repetirlo, con mis simples palabras voy a ser duro, implacable, contundente! ¡Demoledor! Y sépanlo bien, no pienso tirar la toalla. ¡Qué cosas! Escucho en este instante una larga ovación. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Muchas Gracias! ¡Me hace sentir como si fuera un cisne entre patos, pero ahora mírenme bien! ¡A la cara! ¡Con los ojos brillantes! ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡Quiero recordarles que yo soy uno que le fascina gritar su verdad en cada esquina! ¡Y una de ellas es que, para mí, el mundo es una odiosa bolita que gira sin sentido! ¿Qué provocar es un derecho? Claro que sí. Estoy de acuerdo con usted. Provocar es un derecho.

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¡Principalmente si aparece por ahí alguno de esos que le gusta menear la colita como un perrito faldero!

¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! Soy fuerte, como un campeón y no miro para atrás. ¡Y jamás me voy a parecer a un pez atrapado en un anzuelo! ¡Lo sé mejor que nadie! Sé que mis palabras podrían convertirse en un santiamén en un buen jab, en un buen uppercut.

¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡El teatro es libertad! La vida es realidad, pero el teatro también es realidad. Y yo, ahora, voy a ser un relámpago de genialidad, y voy a retar a ese señor

que anda por ahí moviendo la colita, como un perrito faldero y que le gusta vivir a tarjetazo limpio.

¡Tirando a dar y de cerca, y que por unos washingtones es capaz de todo! Ustedes lo conocen mejor que yo. Es el que tiene siempre listo su antifaz. Su disfraz de perrito faldero. ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! Diré que la cultura aquí es una cucaracha, una mosca, una cosa color ratón. ¡A ver usted señor! ¿Qué piensa usted?

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¿Piensa que soy un pobrecito hablador? Dígalo, dígalo. ¡No tenga miedo! Si quiere, diga que sólo viene aquí para poner una rosa en la boca de aquella dama, para después besarla.

¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! Yo siento por ustedes cariño y respeto. Y ese señor va a decir lo que piensa de mí. Tal vez lo que va a decir es que me va a dejar tirado aquí como un saco de papas. Y todo, porque me paso atento al momento presente. ¡Y que quede claro! ¡No es un discurso! Es mi persona. ¡Que quede claro! Porque quiero que sepan, que no hay nada que desee más en esta vida que la relación cordial con la gente.

Al final, todos ustedes terminarán adorándome. Total, mi vida siempre ha sido un libro abierto. Y si mi palabra se vuelve un upercut, no es mi culpa. ¿Qué quieren? ¿Qué me pase la vida sonriendo igual que los conejos, cuando esta isla huele mal? Ya lo dije y lo repito, lo voy a repetir otra vez, algo huele a podrido en este país.


¡Y todo este tiempo lo que más deseo, es que mis palabras se iluminen! ¡Si las veo ascender, deliraré de gusto para seguir adelante, como un soldado que seencamina sin miedo hacia la muerte! ¡Sí señor, hacia la muerte! ¡Por mi país, hacia la muerte! Pero ahora voy a recuperar el aliento, y el que quiera comer sardinas que se moje el... ¡Atención! ¡Atención! ¡Atención! ¡Ahora me voy a acostar, que ya empiezo a roncar! ¡Que ya empiezo a roncar!

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Sepulturero – Microteatro A Gregorio "Goyito" Rivera 1 : ¿Quieres saber lo que leí en una lápida? 2 : Por supuesto. Todo epitafio conlleva una lección. 1 : ¡Jamás olvidaré lo que dice! 2 : No hay nada que decir. Cuéntame. 1 : Vas a tener que poner el oído en la tierra cuando te lo cuente. 2 : Antes que empieces, déjame recordarte que soy un enamorado de la vida. 1 : Yo también, ¿qué tú te crees? 2 : Yo también quiero contarte una experiencia vivida que sería ideal para un epitafio. 1 : Estoy seguro que cantarás algo interesante, pues tienes mucha imaginación. 2 : Te vas a sorprender, ponle cruz y raya. 1 : No creo que sea peor de lo que leí esta mañana en el periódico. 2 : Estoy seguro que cuando me escuches se te pondrán redondos los ojos. 1 : Tú lo sabes, yo estoy curado de espantos. He cavado demasiadas tumbas. 2 : Sumando los míos seguramente pasan de quinientos. 1 : ¿Y entonces? 2 : Entonces lo que puedo decir es que vivimos un extraño destino. 1 : ¿Quién dijo eso? Pareces un catedrático. 2 : Me expreso como alguien que tiene miedo. 1 : ¿Miedo? ¿Tú dices miedo? ¿Miedo por qué? 107


2 : Miedo, igual que mucha gente que no sale de sus casas. 1 : Seguro que tarde o temprano tendrán que salir. 2 : No olvides que el mapa de este país está manchado de sangre. 1 : ¿Y por eso es que tú sientes miedo? 2 : Miedo, no, terror, aunque no le tengo miedo a la muerte. 1 : No debes olvidar que según pasa el tiempo, pasan las cosas. 2 : Cualquier cosa puede suceder, eso lo sabes tú tan bien como yo. 1 : Habrá que esperar. 2 : Es cierto, habrá que esperar. 1 : Si, siempre hay que esperar. 2 : Pero no te olvides. Cuéntame lo que leíste en la lápida que mencionaste hace un rato. 1 : Pero primeramente cuéntame por qué tú dices que el mapa de este país está manchado de sangre.

2 : ¿De verdad quieres que te lo cuente? 1 : Pago por escucharte. 2 : No me lo vas a creer. 1 : ¿Y por qué no? Tú siempre me dices la verdad. 2 : ¡Agárrate! ¡Vi muchas caras decapitadas en plena calle! ¡Senos de mujeres colgados

de los alambres! ¡Gente dando zancadas muy grandes; no pude gritar, me quedé mudo, había algunos cuerpos lanzados por el aire, di mucha gente haciendo muecas! 1 : Te escucho y pienso que tenemos muchos vientos en contra. 2 : Lo que tenemos es mucha gente que piensa que vivimos en el país de las maravillas. 1 : Es lo que trajo el barco, como se decía en otros tiempos. 108


2 : Yo he visto gente quemando incienso delante de los poderosos. 1 : Exageras. 2 : No exagero. Lo único que le falta a esos poderosos es creerse dioses, a lo mejor se lo creen.

1 : Posiblemente, ¿por qué no? 2 : En este momento allá afuera hay tantos cadáveres que el aire ya está contaminado. ¡Este país apesta a muerto! 1 : Tranquilízate, tranquilízate, que debo contarte lo que leí en la lápida. 2 : Ya me olvidaba. 1 : Aquel epitafio decía que una persona libre lo puede todo. 2 : ¡Qué interesante! Una persona libre lo puede todo. 1 : Lo puede todo. 2 : Ahora déjame decirte lo que pienso en este momento. 1 : Desembucha. 2 : Desembucho. 1 : Se me ocurre que vas a comentar lo que leí en la lápida. 2 : No, te voy hablar de la muerte. 1 : No me sorprende. 2 : Después de tantos años como sepulturero pienso que la muerte es vida y que la vida es muerte. Muerte, vida, vida, muerte.

1 : Estoy contigo. Vida, muerte, muerte, vida. Los todos al unísono lo siguen repitiendo... 109


Otras obras del poeta Antonio Ramírez Córdova: Renovada Penumbra (1986), Para cantarle al amor (1998), Un caballo violeta para el sueño (2001), Al pie del Sigilo (2009) –Segundo Premio en el Certamen José Gautier Benítez–, Sobre el reloj del tiempo (2010) –Homenaje al poeta Universal Miguel Hernández en su centenario–, Indeclinable Asombro: Haikus (2011), Más allá de las sombras (2019) –Ganador del XI Certamen Internacional de Poesía “Vicente Rodríguez Nietzsche”–.


Antonio Ramírez Córdova. Foto tomada y facilitada por Hilda Vélez-Rodríguez, presidenta Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico (FIPPR) en ocasión del "Premio Internacional de Poesía Vicente Rodríguez-Nietzsche, convocado y concedido por unanimidad por el FIPPR, el 17 de marzo 2019, en el teatro de la Universidad Interamericana Recinto Metro.

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Colaboradores


Colaboradores Pablo Crespo Vargas (Lajas, Puerto Rico, en 1974). Profesor universitario y maestro en el Departamento de Educación de Puerto Rico. Obtuvo un Doctorado en Filosofía en Historia de América de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, recinto metropilitano, en 2014. Es autor, coautor y colaborador de diversas publicaciones impresas y cibernéticas. Trabaja el tema de los imaginarios en el siglo XVII, desde la historia cultural, religiosa y militar. En el 2013, fue galardonado con el Primer Premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña en la categoría de investigación por su libro: La inquisición española y las supersticiones en el Caribe Hispano a principios del siglo XVII Jorge Lefevre Tavárez (Arecibo, Puerto Rico, en 1990). Es profesor del sistema de la Universidad de Puerto Rico, en los recintos de Arecibo y de Río Piedras. Posee un bachillerato de la UPR y obtuvo su doctorado en la Universidad de Chicago, IL, EE. UU. Es colaborador de En Rojo, el suplemento cultural del semanario Claridad y editor de la revista The Puerto Rico Review. Actualmente, forma parte de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) y de distintas organizaciones políticas del país. Carlos R. Alberty Fragoso (1957-2019) fue poeta,

escritor y profesor de la Universidad de Puerto Rico. Obtuvo su doctorado de la Universidad de Massachusetts en Amherst con una tesis sobre el espiritismo en la poesía de Francisco Matos Paoli. Desde entonces, se dedicó a la obra del poeta, a la de su padre: el artista Roberto (Boquio) Alberty, y a la suya propia. Entre otros libros, publicó dos colecciones de su poesía, Meditaciones (1998) y Topografía (2015), la antología Escritos de Boquio (2002) y la colección de ensayos críticos En busca de Francisco Matos Paoli (2015), con motivo del centenario del poeta. Colaboró con sus escritos en varias revistas, particularmente en el En Rojo, suplemento cultural del semanario Claridad, y fue por treinta años profesor de Español de la Facultad de Estudios Generales. Al momento de su inesperada muerte, dejó en prensa la novela juvenil El monstruo de cada día, y varios libros inéditos de poesía y ficción.


Shirley M. Silva Cabrera es una profesional de la salud con un Doctorado en Filosofía en Psicoterapia Eclesiástica. Posee una certificación avanzada en tanatología: – Fellow in Thanatology® (FT®)­, por la Association for Death Education and Counseling® (ADEC®). Fundó la Asociación de Tanatología Integral de Puerto Rico y el Caribe, Inc© y la página web Organización Espigas (www.espigaspr.org). Ejerce su profesión en el Hospital de Trauma de la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico (ASEM). Además, es profesora y diseñadora de los Certificados Profesionales en Tanatología de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, y de la Escuela de Profesiones de la Salud del recinto de Ciencias Médicas de la UPR. En el 2018, publicó el libro: Cuando Los Dibujos Hablan: Percepciones Tanatológicas: Un estudio contemplativo sobre

la muerte y el duelo (Publicaciones Metamorfosis).

Dinorah Cortés-Vélez (Isabela, Puerto Rico, en 1971). Escritora y catedrática asociada en Marquette University, Milwaukee, WI, U.S.A. Obtuvo su doctorado en literatura colonial latinoamericana en la Universidad de Wisconsin-Madison, WI, EE.UU. Ha publicado tres libros de ficción con la Editorial Isla Negra (San Juan, Puerto Rico): El arca de la memoria: una biomitografía (2011), Cuarentena y otras pejigueras menstruales (2013) y Fugas de duermevela. Prosas heridas (2018). También, publicó el poemario Poemas de la soledad en Wisconsin (San Sebastián, Puerto Rico, Indómita Editores, 2015). Ha publicado diversos artículos de prensa cultural en: Claridad, El Post Antillano y Revista Cronopio. Es la creadora y organizadora de la conferencia bienal de estudios caribeños, Calibanías y caribeñidades, que se celebra en Marquette University. Tiene terminado el manuscrito

de su primer libro académico sobre Sor Juana Inés de la Cruz.

Gerardo Lamadrid Castillo (Caguas, Puerto Rico, en

1998) Escritor. Recientemente obtuvo su bachillerato con concentración en Inglés de Vassar College, Poughkeepsie, N.Y y pronto comenzará una maestría en Creación Literaria en la Universidad de California en Davis, CA, EE.UU. Ha publicado los siguientes poemarios: Retratos hispánicos (Poemas sin rumbo) (Sial-Pigmalión, Madrid, 2016), Yéndome (Publicaciones Gaviota, San Juan, 2018) y bocados (Ediciones del Flamboyán, San Juan, 2019). Además, ha presentado sus obras cortas El nido y Último verano en las quinta y sexta ediciones, respectivamente, del Festival de Teatro Al Fresco en Bayamón, PR. Sus cuentos han sido incluidos en Pa la posteridá: Antología sobre el paso del Huracán María por Puerto Rico


(Ediciones del Flamboyán, San Juan, 2018) y en la antología del 2do Certamen Nacional de Microcuentos José Luis González (Ediciones Mágica, San Juan, 2019). También contribuye a la columna “Buscapié” de El Nuevo Día. Edgardo Nieves-Mieles (1957). Es el feliz culpable de 12 poemarios, entre éstos: El amor es una enfermedad del hígado (1993; 2013), Con las peores intenciones (2012), 69 (2014) y La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015). Compiló la antología Este juego de látigos sonrientes (Poesía puertorriqueña de fines de siglo XX y comienzos del XXI), en 2015. Es autor de tres relatarios. El más reciente, Un monstruo no debe tener hermanos (2014). Muy a la tradición Lennon & McCartney, José M. Liboy-Erba y él armaron otro, Las aventuras del Pez Gato (2012). De sus industrias cerebrales (y mano izquierda) también salieron: la novela Los mejores placeres suelen ser verdes (2013), el ensayo En el mall la vida es más sabrosa (2015) y el libro anfibio ¿Qué traes en tu calavera, Yoni Coyote? (2019). Como parte de su compromiso insobornable con el conocimiento y la descentralización cultural, desde 2014, administra un quiosco de libros, McHondo, en San Sebastián de las Vegas del Pepino. Desde 2006, junto a Herminia Alemañy-Valdez comanda

las huestes de Espejitos de Papel Editores e Indómita Editores.

Carmen R. Marín es autora de los poemarios Salvahui-

das (Erizo Editorial, 2013) y Encamadas (Trabalis, 2020), y del libro de microtextos Cosmogonías y otras sales (Editora Educación Emergente, 2019 y Editorial Corpus, 2014). Ha sido colaboradora de la revista CRUCE y fue editora de la Oficina de Publicaciones y Grabaciones del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Ganó el premio del Certamen de Poesía José Gautier Benítez, en el 2012, y fue una de las autoras puertorriqueñas invitadas a la edición de 2014 del Festival de la Palabra en San Juan, Puerto Rico.

Antonio Ramírez Córdova (Bayamón, Puerto Rico en,

1941). Poeta, dramaturgo, ensayista, narrador, crítico literario y catedrático universitario retirado. Inicia su quehacer poético en la Universidad de Barcelona, España, donde cursaba estudios. Allí nació el poemario: Humo y viento (1962).


Su poemario: Si la violeta cayese de tus manos (1984) ganó el Premio Mairena y el Premio Nacional de Poesía del Pen Club (1985). En el 2007, participó como jurado del Premio Internacional de Teatro Ricardo Miró en Panamá. Ramírez Córdova ha cultivado la décima y sus trabajos han sido musicalizados y grabados por artistas de su país y por el cantautor uruguayo, Abel García. Sus obras de teatro han participado en variedad de festivales, entre los que se destacan: el Festival de Teatro Puertorriqueño (1973) y XXVI Festival de Teatro de Vanguardia del Ateneo Puertorriqueño (2003). Su amor por la poesía le ha llevado a incursionar en los haikus japoneses. En el 2011, el Instituto Tozai “Oriente y Occidente” de Buenos Aires reconoció su poesía haiku. Sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, portugués e islandés. Es el primer puertorriqueño en ganar el XI Certamen Internacional de Poesía “Vicente Rodríguez Nietzsche” (2019). Este año, el Instituto Cultural Latinoamericano seleccionó siete de sus poemas haikus en el Concurso Internacional de Poesía y Narrativa "Renacer de las Palabras". Estas obras poéticas serán incluidas en la Antología Internacional Renacer de las Palabras.

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publicación por internet). 11. Todo trabajo investigativo debe ser de 2. Debe estar redactado en español o en

tema puertorriqueño.

español e inglés (bilingüe). 12. Cualquier escrito de crítica o reseña debe 3. El manuscrito debe tener tamaño 8.5” x

tener vigencia. No aceptamos escritos sobre

11” (tamaño carta).

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4. El manuscrito debe estar presentado en

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título de la obra y un breve resumen del

recientemente.

contenido. 3. El autor o la autora deberá incluir con el 9. Si el manuscrito incluye fotografías,

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