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LA TRILOGÍA DEL BIEN

Una alianza entre empresa, academia y Estado

Un grupo de investigadores de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) planteó la creación de ventiladores mecánicos denominado MASI –nombre en quechua que significa “compañero”- iniciativa que unió los conocimientos de la academia, convocó la participación de la empresa y venció las barreras burocráticas del Estado para dar paso a un proyecto pensado en aliviar la salud de las personas afectadas por la pandemia. La relevancia de esta gestión multistakeholder concentró los esfuerzos de las distintas organizaciones y las enfocó en un solo propósito, el bien común.

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Por: Jhoselyn Pfuño @jhospfuno

La llegada al Perú de la COVID-19 en marzo del 2020 desnudó la precariedad del sistema sanitario y su ausente articulación. Los pacientes eran atendidos por las instituciones de salud en hospitales, clínicas y módulos especiales implementados ante la emergencia. Conforme aumentaban los contagios, poco a poco se iban descubriendo cuáles eran las deficiencias y carencias del sector para ofrecer una atención oportuna a los casos más severos que presentaban síntomas como neumonía, fiebre alta e insuficiencia respiratoria aguda.

El conteo de las personas contagiadas iba en aumento, se registraron 36,976 entre los meses de marzo y abril según fuentes del Gobierno. Los pacientes que requerían de ventilación mecánica se convertían en una alta necesidad de atención, más aún al conocer que el Ministerio de Salud (MINSA) solo contaba, en ese momento, con 504 respiradores mecánicos instalados en las camas UCI de los principales hospitales del país. La coyuntura demandaba iniciativas efectivas que pudieran contribuir a enfrentar la realidad que tocaba vivir. Ante ese escenario, un grupo de investigadores de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) formuló la creación de ventiladores mecánicos que dieran respuesta de manera inmediata a los infectados por la COVID-19 para salvar sus vidas.

A pesar de las restricciones al libre tránsito y en pleno estado de emergencia, el grupo de investigadores logró el apoyo de las empresas Brein, Diacsa, EATech y Zolid quienes se unieron en esta retadora labor. El gobierno, interesado en el objetivo común de salvar vidas, se sumó facilitando la asistencia técnica para sacar adelante el primer prototipo llamado “Proyecto MASI, ventilador para la crisis del COVID 19”.

El ventilador mecánico creado con éxito, luego de contar con los permisos y registros sanitarios, se multiplicó a 150 unidades. En ceremonia oficial el 8 de octubre se hizo entrega del donativo al Ministerio de Salud, con la asistencia del presidente Martín Vizcarra y la ministra de Salud, Pilar Mazzetti. “Tenemos que aumentar la capacidad de respuesta con este tipo de acciones, esta suma de esfuerzos nos permite encarar cualquier problema actual y futuro, y se dio gracias a la Universidad y todos los actores que se han visto comprometidos en esta tarea”, enfatizó el mandatario.

Equipo de científicos a cargo del proyecto de ventiladores mecánicos MASI.

La coyuntura demandaba iniciativas efectivas que pudieran contribuir a enfrentar la realidad que tocaba vivir. Ante ese escenario, un grupo de investigadores de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) formuló la creación de ventiladores mecánicos que dieran respuesta de manera inmediata a los infectados por la COVID-19 para salvar sus vidas.

Un enfoque multistakeholder

La propuesta del grupo de científicos con el proyecto MASI, nombre en quechua que significa “compañero”, fue la elaboración de un ventilador mecánico para afrontar las etapas críticas y los diferentes tratamientos de los pacientes internados en los hospitales por el virus.

El paso a paso y los avances del proyecto fueron registrados en la red social Facebook (@proyectomasi), con fotografías y videos que mostraban la importante intervención de cada uno de sus actores en un trabajo conjunto dirigido al bien común.

En la página web del proyecto, creada no sólo para informar sino también recaudar fondos destinados a su fabricación, explican que MASI “se basa en una bolsa resucitadora que se encarga de ventilar al paciente de forma adecuada. Para controlar este proceso, se monitorean variables claves, como la presión, el flujo y el volumen de todo el sistema. Con esta información, un médico intensivista podrá utilizarlo en uno de sus tres modos de ventilación: volumen control, presión control y presión soporte”.

Asimismo, el equipo cuenta con una pantalla interactiva que le permite al personal médico monitorear constantemente las variables y la condición de la persona hospitalizada. Además, el sistema detecta las anomalías y genera alarmas que serán recibidas por el médico intensivista a cargo en su celular de manera automática, esta función de teleconsulta le ofrece una plataforma de acceso seguro para evaluar el estado del paciente en cualquier momento.

Dr. Benjamín Castañeda, coordinador general del proyecto MASI

El paso a paso y los avances del proyecto fueron registrados en la red social Facebook (@proyectomasi), con fotografías y videos que mostraban la importante intervención de cada uno de sus actores en un trabajo conjunto dirigido al bien común.

Hacer realidad el ventilador mecánico no sería posible sin un enfoque multiactor que reunió a la academia (PUCP), al sector privado (Brein, EAT, Diacsa y Zolid) y al Gobierno. Como lo destaca para la revista Imagen y Comunicación, el Dr. Benjamín Castañeda, coordinador general del proyecto MASI. “Cada socio ha sido vital y ha cumplido una función específica dentro de la creación y fabricación de los prototipos de MASI, también en la etapa de producción. El conocimiento, electrónica y mecánica deben engranar con el fin de apuntar hacia un ventilador mecánico que salve vidas, esa es la consigna. En esta etapa de emergencia, este grupo humano, muy especializado, se ha unido para realizar un extraordinario trabajo donde todos han encajado perfectamente”.

El aporte de cada miembro del equipo que se planteó desarrollar un ventilador mecánico en siete semanas fue fundamental. La PUCP facilitó la infraestructura (la planta de producción está en el campus), conocimiento y especialistas, del mismo modo, Brein (Hub de innovación del grupo BRECA) contribuyó con especialistas a tiempo completo. Por su parte, Diacsa, EATech y Zolid, intervinieron en la etapa del software de MASI; así como en el diseño del mismo ventilador que conecta la parte electrónica (software y hardware) y la mecánica.

Al inicio, las barreras burocráticas presentaron un reto para los investigadores pues no contaban con procedimientos establecidos como lo precisa Néstor Gallo de Brein: “Nunca en la historia del Perú, Digemind, que son los que emiten los registros sanitarios, le ha otorgado un registro sanitario a un equipo médico diseñado, producido y desarrollado en el Perú”.

Pero los obstáculos fueron rápidamente superados con el trabajo constante del gobierno quienes a través del MINSA y Digemid dieron el respaldo para salir al mercado. “Este dispositivo nos va a permitir manejar al paciente incluso fuera de las unidades de cuidados intensivos siempre bajo la vigilancia de nuestro intensivista”, indicó el Dr. Jaime Zegarra del Hospital Cayetano Heredia.

Otras variables de intervención son la capacitación del personal médico que operará los ventiladores mecánicos. Al respecto, el coordinador general del proyecto MASI aseguró que el trabajo de la PUCP es integral. “El compromiso que tiene la PUCP, al ser fabricante de los ventiladores, significa que la universidad entrega los equipos, pero esto no termina ahí, se necesita capacitar a los médicos y personal de salud que van a utilizar los ventiladores y hacer seguimiento de estos equipos. Por ejemplo, habrá un call center las 24 horas, donde estaremos atentos a que ningún ventilador falle y pendientes a realizar los cambios que sean necesarios para garantizar el funcionamiento con la mejor calidad”.

Cabe destacar que esta labor científica no solo ha reunido los esfuerzos de estas organizaciones, también cuenta con un equipo humano multidisciplinario trabajando en distintas áreas como ingeniería, mecánica, derecho, economía, ética, biología, medicina, veterinaria, finanzas y comunicaciones. El grupo de investigadores y científicos contribuyó con su talento y conocimientos para hacer realidad este emprendimiento en beneficio de los ciudadanos.

Hacer realidad el ventilador mecánico no sería posible sin un enfoque multiactor que reunió a la academia (PUCP), al sector privado (Brein, EAT, Diacsa y Zolid) y al Gobierno.

Un solo propósito, el bien común

El proyecto MASI es una respuesta innovadora a la crisis sanitaria que afronta el Perú y una herramienta más contra la COVID–19 que pretende continuar con su producción. “Ya hemos realizado la primera entrega de 150 equipos y tenemos el compromiso de llegar a 300. Actualmente, tenemos financiamiento de 275 ventiladores, y estamos a la espera de más donaciones”, precisa el Dr. Benjamín Castañeda.

La trilogía del bien es viable; la labor impulsada por la academia, empresa y gobierno se hace posible cuando el interés se enfoca en el bien común. La creación de los ventiladores mecánicos ha logrado promover esta forma de trabajo y ponerla a disposición en pro de la salud de las personas y del sector, que vio minimizada su capacidad de atención ante la alta tasa de infectados. El modelo de gestión multiactor es aplicable en todos los sectores, su alcance se hace posible desde la voluntad y gestión articulada que entiende las necesidades sociales, da respuesta oportuna a esa demanda y construye confianza.

Cabe destacar que esta labor científica no solo ha reunido los esfuerzos de estas organizaciones, también cuenta con un equipo humano multidisciplinario trabajando en distintas áreas como ingeniería, mecánica, derecho, economía, ética, biología, medicina, veterinaria, finanzas y comunicaciones.

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