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Uruguay frena al virus sin cuarentena obligatoria

Un ejemplo de gestión, conciencia social y comunicación durante la pandemia

Líderes a lo largo del mundo enfrentan una situación sin precedentes, gestionan la incertidumbre y ansiedad propia y de sus ciudadanos. Muchos luchan para que no se hunda su nivel de aprobación popular, otros se enfocan en ganarle la batalla al coronavirus. Mientras que las economías se desploman y se declaran cuarentenas obligatorias, el índice de aprobación de la gestión del presidente uruguayo va en aumento y la curva en ese país se está “achatando”.

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Escribe: Lic. María Beis @maria_beis

En una situación única, el presidente recién asumido recoge apoyo de la ciudadanía en medio de lo que podría ser uno de los peores escenarios: desocupación, problemas sociales, incertidumbre, ansiedad, enfermedad y muerte. Luis Lacalle Pou (Partido Nacional), ocupó la presidencia de Uruguay el 1 de marzo de este año y lidera el partido que llegó al gobierno con el apoyo de la llamada coalición multicolor (conformada por el tradicional Partido Colorado, Partido Independiente, Cabildo Abierto y Partido de la Gente).

Al mes de haber cumplido su mandato, Lacalle Pou, en un contexto totalmente inimaginado, muestra una aprobación del 65% de la población según la encuesta desarrollada por la empresa uruguaya Equipos Consultores. Los datos arrojan una aprobación del presidente del 65%, una desaprobación del 20%, y un 15% que tiene juicios intermedios o no opina. No resulta casualidad este nivel de aprobación si analizamos lo que está pasando en este pequeño país, las medidas tomadas por las autoridades y la estrategia de comunicación aplicada.

Mucho más que acciones

En Uruguay el Ministerio de Salud Pública confirmó los primeros cuatro casos de COVID-19 el viernes 13 de marzo pasadas las 16 horas. Los contagiados procedían de Milán y habían ingresado entre el 3 y el 6 de ese mes. Ese día el actual presidente cumplía 13 días en la administración. Ante esa situación, y a diferencia de varios de sus colegas de la región, el presidente y su junta asesora decidieron tomar las siguientes medidas inmediatas: cierre de fronteras, suspensión de espectáculos públicos y privados, suspensión de clases presenciales en todos los niveles de enseñanza (preescolares, escolares, media y universitarios) y la exhortación al distanciamiento social y al uso de tapabocas en general y obligatorio en ómnibus y supermercados. Se invitó a toda la población a permanecer en su casa, apelando a la conciencia social y responsabilidad colectiva. La fuerza política opositora demandó la instalación de la cuarentena obligatoria, mientras Lacalle Pou contestó que no lo haría por respeto a la libertad y porque no estaba dispuesto a reprimir si la gente no cumplía.

Compartir la responsabilidad con la población a través de medidas no obligatorias es una acción que comunica mucho más que la defensa de la libertad. Está dirigiéndose a sus ciudadanos con el nivel de responsabilidad que se espera de ellos e integrando a su interlocutor a la solución del problema; se rompe la unilateralidad y el autoritarismo de las comunicaciones tradicionales de crisis. Casi dos meses después del anuncio de la cuarentena voluntaria, la movilidad en Uruguay en cafés y centros comerciales disminuyó 36% y de 53% en parques y plazas, según datos de Google Mobility.

La comunicación respecto a la situación del coronavirus es una las grandes fortalezas de este gobierno. Con esta primera medida ya se deja ver la estrategia y el tono de lo que sería toda la gestión de esta crisis en Uruguay.

Daniel Salinas, ministro de Salud Pública

Los datos arrojan una aprobación del presidente del 65%, una desaprobación del 20%, y un 15% que tiene juicios intermedios o no opina. No resulta casualidad este nivel de aprobación si analizamos lo que está pasando en este pequeño país, las medidas tomadas por las autoridades y la estrategia de comunicación aplicada.

Roberto Lafluf, director de la agencia Avisa y actual asesor del gobierno en materia de comunicación, comentó a la revista Imagen y Comunicación que los ejes de comunicación en este contexto fueron básicamente los mismos que los utilizados para la campaña nacional sustentados en la transparencia y en la capacidad de sostener un mensaje abierto en tiempo real. “Se trata de una cultura que ya se venía practicando desde la propia campaña política y se cristalizó, aún antes de asumir la gestión el primero de marzo a través de la divulgación previa del contenido de la Ley (Ley de Urgente Consideración) más importante que el ejecutivo promovió para su gestión”, explicó Lafluf – quien integró el equipo que desarrolló la estrategia de comunicación del entonces candidato a la presidencia-. Y agregó que la “cercanía y la simpleza de la comunicación está diseñada para que la opinión pública participe permanentemente de la evolución del gobierno y así se materializó en este primer gran desafío que nos planteó la pandemia”.

Roberto Lafluf, director de la agencia Avisa y actual asesor del gobierno

Los números van marcando los resultados de las acciones y cómo la población uruguaya respondió a ellas. Según datos del Coronavirus Resource Center de la Universidad John Hopkins, al día de hoy (25 de mayo) Uruguay tiene 787 casos confirmados en total, 629 recuperados y 22 fallecidos. La tasa mortalidad de 0,64 por cien mil de habitantes ubica a Uruguay entre los países de más bajo índice, y la tasa de fatalidad (número de muertes dividido el número de casos confirmados) en Uruguay es de 2,9%, mientras que en España es de 12,2%, en Brasil 6.2%, y en México de 10,8% . Con una población de poco más de 3,4 millones de habitantes, estas tasas y el nivel de imagen positiva de su presidente confirman que las medidas que adoptó este gobierno hasta el momento han sido aprobadas y aceptadas por la población. Y a estos resultados se le suma un sistema de salud que no está saturado y las camas de CTI vacías.

Como dice el reconocido comunicólogo Joan Costa, “La comunicación es acción, y la acción es comunicación”. La suma de las acciones comunica claramente el espíritu de estrategia de comunicación de Uruguay en esta crisis.

La creación del Fondo COVID-19, formado a partir del aporte de entre el 5 y 20% de los sueldos de todos los altos cargos del gobierno fue votada por una amplia mayoría. Esta acción se sabe es a nivel económico insuficiente para todos los gastos originados por la pandemia, pero sin duda un claro mensaje de comprensión de la seriedad de la crisis y del compromiso del gobierno. “Sabemos que el Uruguay la está pasando mal, hay un sinnúmero de gente que se ha quedado sin trabajo, hay un sinnúmero de uruguayos que no tienen alimentación, y todos tenemos que empujar el carro”, dijo Lacalle Pou en conferencia de prensa.

Roberto Lafluf, director de la agencia Avisa y actual asesor del gobierno en materia de comunicación, comentó a la revista Imagen y Comunicación que los ejes de comunicación en este contexto fueron básicamente los mismos que los utilizados para la campaña nacional sustentados en la transparencia y en la capacidad de sostener un mensaje abierto en tiempo real.

Acompañó esta acción, en respuesta a las necesidades de la emergencia sanitaria, con la intervención de varias asociaciones privadas, grupos de empresarios, ONGs y particulares que sumaron aportes en el marco de la campaña #NosCuidamosEntreTodos para la compra de camas, respiradores e insumos. Esta última campaña y el Fondo COVID-19 son auditadas por estudios contables. Para comunicar, nada más claro que las acciones.

Otra cara de la situación generada por la pandemia es la cantidad de personas que quedaron aisladas lejos de sus respectivos países. Miles de personas están aún varadas en ciudades donde esperaban un vuelo de regreso a casa. En este sentido, Uruguay se ha destacado mundialmente por su rápida acción de rescate de sus compatriotas y de ayuda humanitaria para los extranjeros que estaban en Uruguay. Inmediatamente de declarada la pandemia se activaron acciones con los consulados y embajadas en los diferentes países coordinando vuelos chárter o vuelos con aeronaves de la Fuerza Aérea Uruguaya, repatriando uruguayos desde decenas de lugares. Mientras llegan uruguayos repatriados que luego cumplen cuarentena (sin vigilancia) en sus hogares, cerca de 1.000 personas de unos 40 países volvieron a sus lugares de origen con la mediación del Ministerio de Relaciones Exteriores uruguayo con diferentes embajadas.

El caso de mayor repercusión mundial fue el del crucero australiano Greg Mortimer que estuvo fondeado frente a las cosas uruguayas desde el 31 de marzo. La embarcación zarpó del puerto de Ushuaia (Argentina) con 132 pasajeros y 82 tripulantes. El día 06 de abril, luego de la visita de médicos y enfermeros uruguayos, el crucero presentaba más de 60 de los 200 pasajeros con síntomas de coronavirus, y 6 personas tuvieron que ser hospitalizadas en tierra por complicaciones. El ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Talvi, expresó en un reciente reportaje de la BBC: "En ese buque había mucha gente contagiada con el coronavirus, algo que supimos porque mandamos un equipo de avanzada de laboratoristas que testearon a todo el buque y luego un equipo de médicos para atender a todos y cada uno de los pasajeros y tripulantes".

En total se realizaron 2 vuelos humanitarios en aviones sanitarios especialmente equipados para trasladar a personas diagnosticadas con COVID-19 y así repatriar a todos los pasajeros y parte de la tripulación. La operación se desarrolló en medio de las más rigurosas medidas de seguridad en todos los pasos, pero no evitó la demostración de afecto del pueblo uruguayo en la despedida de los repatriados, que se dejó ver en las banderas y saludos de miles de personas a lo largo del trayecto que hicieron los buses sanitarios desde el crucero hasta el aeropuerto.

Miles de personas están aún varadas en ciudades donde esperaban un vuelo de regreso a casa. En este sentido, Uruguay se ha destacado mundialmente por su rápida acción de rescate de sus compatriotas y de ayuda humanitaria para los extranjeros que estaban en Uruguay.

Finalmente, otra acción que ha puesto a Uruguay en la vanguardia de la lucha contra el COVID-19 ha sido el trabajo de articulación entre el sector público, el privado, la universidad y la comunidad científica. Organizaciones públicas y laboratorios privados se unieron para la producción de kits de testeo nacionales para aumentar la capacidad a más 1300 testeos diarios, acción fundamental para identificar a los infectados y contener la difusión del virus, siguiendo las experiencias de Corea del Sur y Nueva Zelanda, según explicó a VTV Noticias una fuente del Ministerio de Salud Pública.

También se sumó la iniciativa de la empresa uruguaya de tecnología Genexus, que rápidamente trabajó para desarrollar una App única en el mundo que brinda un mecanismo seguro de autoevaluación para el COVID-19 y evita saturar las líneas telefónicas de los servicios de emergencia. Además cuenta con las funciones del testing por Drive-Through, y telemedicina para quienes dieron positivo en el test. Este sistema ya ha sido descargado por más de 250.000 usuarios y optimiza la comunicación entre la población y los servicios de sanidad, al colaborar con los ciudadanos que requieren una evaluación médica.

Finalmente, otra acción que ha puesto a Uruguay en la vanguardia de la lucha contra el COVID-19 ha sido el trabajo de articulación entre el sector público, el privado, la universidad y la comunidad científica.

El medio es el mensaje

Por primera vez en la historia, Uruguay tiene un gobierno que es activo desde las redes sociales. Lacalle Pou es el primer presidente en comunicar a través de Twitter y otras plataformas. Desde el inicio de su gestión, valorizó el rol de la comunicación, y hoy cada ministerio comunica desde su cuenta oficial de redes sociales, y cada ministro o jerarca, replica la información en sus redes personales. Comenzó su gestión con equipos de comunicación en todos los ministerios, compuestos por periodistas y profesionales conectados con el medio periodístico. Se han mantenido los medios tradicionales, pero se han optado mayormente por entrevistas y conferencias de prensa, herramienta que ha utilizado el gobierno uruguayo desde el inicio de la pandemia. Como vocero clave para cumplir con esta tarea surge la figura del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, quien ha oficiado de vocero y que cuenta con un 71% de imagen positiva dentro de la ciudadanía uruguaya.

Desde ese 13 de marzo hasta el día de hoy el presidente de la República ha dado más de 12 conferencias de prensa en la Torre Ejecutiva, frente a la Plaza Independencia de Montevideo. Todas las conferencias de prensa se realizan en el horario central –que coincide con todos los informativos centrales- y han sido voluntariamente trasmitidas en vivo por todos los canales de televisión, radios, medios gráficos y portales de internet.

Las conferencias que lleva a cabo el equipo de gobierno constan de una parte de presentación de resultados numéricos de cantidad de tests, casos positivos, negativos, recuperados y otros. Otra parte más conceptual se refiere a las decisiones macro que se van tomando respecto a medidas económicas y sociales de cómo avanzar día a día y por último el espacio para las preguntas de los periodistas de forma ordenada y por lista.

Se usa el formato de conferencia y no de cadena nacional, lo que ha sido también un diferencial respecto a la comunicación de otros países durante esta pandemia. Sobre esto Lafluf comenta que “la cadena es desde nuestro punto de vista un recurso que fuerza una comunicación y eso es exactamente lo que no queremos hacer. Nuestro objetivo es brindar valor y cercanía, la conferencia es casi una conversación con los ciudadanos y eso se alinea perfectamente con el espíritu de nuestra estrategia de comunicación de gobierno”. Comentó que la cadena nacional es opuesta a libertad, cercanía y transparencia que son los valores que quieren difundir.

Por primera vez en la historia, Uruguay tiene un gobierno que es activo desde las redes sociales. Lacalle Pou es el primer presidente en comunicar a través de Twitter y otras plataformas. Desde el inicio de su gestión, valorizó el rol de la comunicación, y hoy cada ministerio comunica desde su cuenta oficial de redes sociales, y cada ministro o jerarca, replica la información en sus redes personales.

El último desafío de comunicación hasta el momento fue la comunicación del reinicio de las actividades presenciales en la educación pública y privada. Aunque fue considerado por muchos una comunicación confusa –hasta surgieron memes en las redes- el hecho es que Uruguay está preparándose a reactivar las aulas tanto públicas como privadas.

Uruguay está venciendo al coronavirus, o por lo menos para no ser triunfalistas frena su avance sin cuarentena obligatoria. Desde el 1ero de junio se pondrá en marcha un extenso protocolo de retorno a clases, según ubicación geográfica y nivel de estudios.

Un detalle no menos importante: este retorno a clases no es obligatorio, los padres podrán decidir si quieren enviar o no a sus hijos y cada centro educativo puede tomar medidas adicionales de prevención respecto al distanciamiento social, higiene, cantidad de alumnos por clases y horarios.

En varios medios, autoridades uruguayas llaman a “no cantar victoria”, que “hay que tomar los números con cautela” y esperar la evolución de la “curva”. De todas maneras, hasta el momento, aún luego de enfrentar las esperadas críticas y cuestionamientos, Luis Lacalle Pou a través de sus acciones se mostró como una figura que transmite confianza. Demostró habilidad para balancear en su comunicación los intereses de los diferentes actores al tiempo que creó diálogo. Hasta el momento nos confirmó que la clave es comunicar con estrategia y sensibilidad, lograr el compromiso de todos y encontrar soluciones para sobrellevar esta época de pandemia.

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