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Giorgio Armani: “Recuperar una dimensión más humana"
Turbulencia en el sector de la moda
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Escribe: Jhoselyn Pfuño @jhospfuno
“El momento por el que estamos pasando es turbulento, pero también nos ofrece la oportunidad única de arreglar lo que está mal, para recuperar una dimensión más humana. Es bueno ver que, en este sentido, todos estamos unidos.” Esta es una de las reflexiones de Giorgio Armani que se lee en la carta abierta enviada a Miles Socha, editor en jefe de la publicación especializada en moda, WWD Women's Wear Daily.
En el documento publicado el 3 de abril en el portal web de la revista, Armani explica su posición sobre el estado actual de la industria de la moda y señala cuáles han sido sus errores y excesos. “El declive del sistema de moda, tal como lo conocemos, comenzó cuando el segmento de lujo adoptó los métodos operativos de la moda rápida, imitando el ciclo de entrega interminable de este último con la esperanza de vender más, pero olvidando que el lujo lleva tiempo, se logra y se aprecia”.
El diseñador, reconocido como autoridad en la industria de la moda, advierte que es tiempo de cambiar esta forma de trabajo en medio de las nuevas condiciones generadas por la pandemia. “La emergencia actual, por otro lado, muestra que una desaceleración cuidadosa e inteligente es la única salida, un camino que finalmente devolverá valor a nuestro trabajo y que hará que los clientes finales perciban su verdadera importancia y valor”.
La industria y su ritmo de producción conocido como fast fashion o moda rápida han sido ampliamente cuestionados por Armani y por otros personajes representativos como Pierre Mahéo, fundador y director creativo de Officine Générale, quien cuestionó el sistema actual de las grandes tiendas comerciales de ropa. “¿Los clientes realmente necesitan comprar ropa de primavera en enero? ¿Es realmente justo para el mercado en general que las tiendas entren en modo de descuento tan pronto? (…) Creo que este es el momento para que reconsideremos y recalibremos el ritmo y las entregas en general", dijo a WWD.
En la misma línea, Guram Gvasalia, cofundador de Vetements, sugiere que las prácticas de la industria tendrán que cambiar teniendo en cuenta las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19. "El principal desafío para las marcas será crear productos de alta calidad a un precio razonable y sin temporada que puedan seguir siendo relevantes durante un período de tiempo más largo (…) Las cosas estacionales en constante cambio perderán su atractivo. La moda rápida pasará de moda”, señaló.
Tendencias que contaminan
Las controversias que ha motivado el fast fashion o moda rápida no son visibles solo en la industria del sector sino también en el impacto que generan en el medio ambiente. Hablamos de un fenómeno de producción y consumo masivo de prendas de vestir cuyos insumos o materia prima cambia de acuerdo a la tendencia en la moda y estilo.
El incremento en la producción de las prendas, la materia prima con la que se confeccionan y el corto tiempo de vida útil de estas son los elementos que han llevado a la industria a ser la segunda más contaminante según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). En ella se expusieron las cifras de contaminación que produce la industria; esta es responsable del 8-10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y en un 20% del desperdicio total de agua a nivel global. Asimismo, según el informe de la ONU: “El coste ambiental de estar a la moda” del 2019 muestra que cada año la industria textil consume 93.000 millones de metros cúbicos de agua, esta cantidad es suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas.
Por otro lado, las materias primas que se emplean para la elaboración de estas prendas son las más contaminantes como por ejemplo el algodón: “Casi el 25% de los insecticidas y herbicidas se utilizan en la producción de algodón y cada año mueren centenares de trabajadores como consecuencia del uso de químicos. Ingentes cantidades de agua dulce se utilizan para la irrigación de los campos de algodón, lo que genera escasez de agua para usos básicos y una baja dramática en las reservas”, señala Pierre Hupperts en su artículo “Moda y sostenibilidad”.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales fundada en 1948 con sede en Suiza estima que alrededor de 1.7 millones de toneladas de microfibras acaban en mares u océanos cada año. Además, otras fibras sintéticas o semi-sintéticas como el poliéster también es muy contaminante pues para su fabricación se necesitan grandes cantidades de petróleo y al ser desechado desprende microplásticos que terminan en el mar o en grandes botaderos. Por otro lado, fibras como el rayón, también muy común, proceden de la celulosa por lo que son responsables de la tala o la plantación irresponsable de millones de árboles.
Olga Algayerova, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (Unece, por sus siglas en inglés) señaló que se deben promover hábitos de consumo sustentable para la industria. “Está claro que la industria de la moda debe cambiar sus engranajes y ser responsable con el medio ambiente”.
Hacia una industria sostenible
Los datos de la ONU también muestran que la producción de las prendas de vestir se duplicó entre 2000 al 2014, provocando que cada segundo se entierre o queme una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura. Ello es debido a que la industria aún considera que las fases por la que atraviesan sus productos son “adquirir, utilizar y desechar” sin contemplar los componentes de reciclaje que podría hacerla más sostenible.
Teniendo en cuenta las consecuencias de la contaminación textil, diez agencias de las Naciones Unidas lanzaron en la Asamblea sobre Medio Ambiente: la Alianza de la ONU para una Moda Sostenible con el objetivo de “frenar las prácticas ambientales y sociales destructivas de la industria del vestido y de aprovechar la pasarela para proteger los ecosistemas”, se escribe en la nota de prensa de la ONU. La Alianza de la ONU para una Moda Sostenible cuenta con la página web https://unfashionalliance.org/ donde reúne las actividades y acciones que propone para seguir visibilizando esta problemática ambiental.
En enero de este año se celebró la Cumbre Anual de Sostenibilidad de la Moda organizada por The Slow Factory en colaboración con la Oficina de Asociaciones de las Naciones Unidas en Nueva York. En el evento se aterrizaron estrategias para implementar la moda sostenible y cómo comunicar adecuadamente las iniciativas y los productos que se realizan. Asimismo buscan introducir los conceptos de circularidad, materiales innovadores y diseño centrado en el ser humano que generarían cambios positivos en el proceso de desarrollo del sector.
De otro lado, Global Fashion Agenda (GFA), organización sin fines de lucro, destaca por ser “el principal foro de liderazgo para la colaboración de la industria en la sostenibilidad de la moda”. La entidad organiza la cumbre anual de la moda de Copenhague, evento líder mundial sobre sustentabilidad en moda, que en 2017 instó a sus aliados estratégicos a firmar el Compromiso del Sistema de Moda Circular 2020 (en adelante, Compromiso 2020) con lo cual se concretarían las propósitos de la industria textil para girar hacia ser más sostenible.
Este año se tenía previsto desarrollar la cumbre el 27 y 28 de mayo, no obstante las consecuencias de la pandemia han hecho que se aplace hasta mediados de octubre, así lo señaló Eva Kruse, directora general de Global Fashion Agenda. “Esta es una situación delicada con muchos obstáculos, pero estoy convencida de que juntos podemos seguir siendo optimistas, incluso ante esta incertidumbre. En los últimos días hemos estado en contacto con muchos de nuestros participantes clave, y nos ha impresionado su comprensión, flexibilidad y apoyo. Hemos visto una verdadera solidaridad de toda la industria de la moda y nuestra motivación para hacer que la industria de la moda sea más sostenible sigue siendo más fuerte que nunca”.
La industria textil en el mundo si bien es cierto tiene identificado el problema aún está lejos de mitigarlo, debido principalmente a dos factores, el proceso de fabricación y la utilización de materiales contaminantes. No obstante, la pandemia ha ayudado a que las mentes detrás de la moda tengan una mirada más humana, consciente que las prioridades de las personas hoy están puestas en la salud y en la alimentación.
En el marco de la ODS 12 –“Producción y consumo responsable”, la sostenibilidad debe ser un componente a agregar en los procesos de elaboración de la prendas, donde la idea de utilidad, durabilidad y calidad agregue mayor valor para los consumidores dejando de lado la tendencia al consumismo exagerado. Así lo ha entendido Giorgio Armani quien también ha establecido nuevos criterios para su marca: “El lujo no puede y no debe ser rápido. No tiene sentido que una de mis chaquetas o trajes viva en la tienda durante tres semanas antes de quedar obsoleta, reemplazada por productos nuevos que no son muy diferentes. No trabajo así, y me parece inmoral hacerlo”.
La industria textil debe tener en cuenta que la pandemia ha reforzado la conciencia ambiental en el mundo así como ha generado turbulencia en el sector de la moda que a su vez abre nuevas oportunidades para reenfocar el actuar. Los consumidores buscarán marcas amigables, interesadas en el medio ambiente y la sostenibilidad. Estos conceptos serán transformadores de las tendencias en consumo, centrará la atención en soluciones como el reciclaje y el utilizar materias primas menos contaminantes que mitiguen los impactos ambientales, sociales y económicos para cuidar nuestra salud y la del planeta.