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Vacunagate (Parte II)

El escándalo de las vacunas en Perú y la imagen pública

El rebrote de la pandemia por coronavirus en Perú es incesante, la agresividad de la enfermedad debido a la variante por la cepa brasileña está cobrando la vida de personas muchos más jóvenes. Mientras médicos y personal de salud tratan de salvar vidas en medio de un sistema de salud colapsado, nuevos sucesos en torno a las vacunas golpean los cimientos de la sociedad y ponen en jaque al poder ejecutivo. Todo esto ocurre a solo pocos días de las elecciones generales, en medio de una campaña electoral con 18 candidatos que aspiran a la máxima representación nacional.

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Por: Kathy Perales Ysla. Periodista, maestrando en filosofía y docente universitaria @KathyPeralesY

En este contexto convulso, entender y analizar las formas de comunicación que han utilizado los actores resulta ser un desafío. Vivimos una situación de crisis sanitaria, social y económica sin precedentes, en la que se hace evidente la dificultad para comunicar de manera efectiva, debido a lo vulnerable que se convierte la imagen de los políticos a la presión mediática y el riesgo que enfrentan de perder su posición de poder. Situación complicada, si lo que se espera es tratar de generar confianza en una población que hoy más que nunca se siente abandonada a su suerte.

Vacunas chinas en entredicho

Solo tres semanas después que se conociera el escándalo del vacunagate, en el que estuvo involucrado el entonces presidente de la República Martín Vizcarra, sale a la luz a través de una denuncia periodística el reporte del ensayo clínico a cargo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en el que se señala que la vacuna con la cepa Wuhan tiene una eficacia de solo el 11.5% mientras que la de Beijing alcanza el 33.3%, las dos vacunas pertenecientes al laboratorio Sinopharm de China.

Frente a la alarma provocada por esta información, las respuestas del ejecutivo a través de la presidenta del Consejo de Ministros, Violeta Bermúdez, no se hicieron esperar. Sostuvo que Perú adquirió las vacunas Sinopharm en base a estudios internacionales y ensayos clínicos realizados en otros países que reportaban su efectividad y que la investigación periodística se habría basado en un informe preliminar sobre los resultados del ensayo clínico hecho en Perú. Además, emplazó directamente al medio de comunicación Willax, a quien dijo que “transmitir información manipulada es un atentado contra el derecho de la información”, por lo que esperaba se rectifiquen.

En esta misma línea, el Instituto Nacional de Salud, organismo encargado de autorizar y revisar los ensayos clínicos en Perú, ha informado que la investigación clínica no ha concluido que “requiere un análisis de datos exhaustivo, con un adecuado control de sesgos y variables”, indicando además que la interpretación de los resultados deberá darse de manera objetiva e imparcial. Además, ha pedido a los investigadores, esclarecer las versiones periodísticas que se vienen difundiendo en torno a los ensayos clínicos fase III.

Nuevamente la embajada China en Perú ha estado presente en la polémica, hasta ahora no se conoce quienes son las 600 personas que fueron inoculadas con las vacunas que ingresaron al país. Para la embajada, que ha hecho público un comunicado del laboratorio Sinopharm, “el informe periodístico carece de veracidad y es irresponsable revelar datos no verificados, no científicos e incompletos que pueden confundir a la opinión pública”.

En medio de este conflicto, un grupo de 110 personas desde la sociedad civil han presentado una denuncia colectiva contra el periodista Beto Ortiz de Willax TV, por la supuesta “campaña de desinformación con la finalidad de desestabilizar el gobierno”. Ha sido sorprendente comprobar que son funcionarios públicos del actual gobierno que laboran actualmente en diversas instituciones los que integran la lista de denunciantes. Todo parece indicar que el gobierno impulsa este tipo de acciones tras bambalinas, estrategia equivocada en un momento en que se requiere dar mensajes claros y unificadores que permitan intentar crear frentes contra el verdadero enemigo, el coronavirus. No ayuda en nada en estos momentos enfrentarse al medio de comunicación que se ubica en la oposición y crítica.

Vivimos una situación de crisis sanitaria, social y económica sin precedentes, en la que se hace evidente la dificultad para comunicar de manera efectiva, debido a lo vulnerable que se convierte la imagen de los políticos a la presión mediática y el riesgo que enfrentan de perder su posición de poder.

A pocos días del proceso electoral

Todos los aspirantes a la presidencia de la República usan la incertidumbre que produce la falta de vacunas en el país como tema central de sus campañas electorales, prometiendo que de ser elegidos habrán vacunado al total de la población a fin de año. Para esto, se imponen dos posiciones antagónicas, por un lado, un grupo exige al gobierno que se autorice a las empresas privadas adquirir y distribuir directamente entre sus trabajadores las vacunas, mientras que otros candidatos reclaman que sea el Estado quien asuma la responsabilidad de inmunizar a toda la población bajo parámetros previamente establecidos.

Como sabemos las crisis son también una oportunidad para perfilar nuevos protagonismos, y es a lo que apuntan los candidatos con sus promesas de campaña, esto también pasa en criticar al gobierno, quien tampoco ha logrado establecer un mensaje claro a la población que le permita mantener el liderazgo en medio de la crisis.

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