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Un año de la pandemia
Reflexiones, comunicación y realidad
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Por: Jhoselyn Pfuño. @jhospfuno
El 11 de marzo se cumplió un año de la oficialización de la pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero ese no fue el primer llamado de alerta que hizo el ente rector de la salud en el mundo; el 30 de enero del 2020, tras una reunión con sus especialistas científicos, la COVID-19 fue señalada como la sexta epidemia en presentar una “Emergencia sanitaria de preocupación mundial” (Public Health Emergency of International Concern - PHEIC) denominada así según el Reglamento Sanitario Internacional del 2005.
Frente al primer llamado, la respuesta de los gobiernos no fue el esperado. El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló en una rueda de prensa que los países que advertían del ingreso del virus en sus jurisdicciones no tomaron acciones rápidamente para detenerlo frente a la primera llamada de emergencia. “Ante el crecimiento de casos, describimos la COVID-19 como una pandemia el 11 de marzo del pasado año, pero el más alto nivel de alarma de la OMS se hizo sonar el 30 de enero (…) por qué algunos países actuaron ante las primeras advertencias, pero otros fueron más lentos en reaccionar”.
La COVID-19 fue catalogada pandemia al contar con estos tres elementos que caracterizan su denominación: Gran rapidez y expansión a escala, el número de contagiados ascendía velozmente. Gravedad de la enfermedad, que derivó en un 20% de quienes la sufrieron a padecer cuadros graves o críticos. Y, finalmente, la perturbación social como económica que generó un descontrol en la efectividad de las acciones.
Algunas reflexiones que se han compartido al recordar esta fecha se centran en señalar que el virus no culminará este año y que el objetivo principal es bajar los niveles de contagio para evitar la propagación de las nuevas variantes. Así lo señaló Myke Ryan, director de emergencias de la OMS, “Sería muy prematuro y diría carente de realismo pensar que vamos a terminar con el virus para fines de año (…) Pero pienso que con lo que sí podemos terminar, si somos inteligentes, es con las hospitalizaciones, las muertes y la tragedia que trae esta pandemia”.
Otra de las reflexiones es la creación de un nuevo tratado mundial para estar preparados a enfrentar otras pandemias. Esta es una propuesta de la Unión Europea planteada en enero y busca garantizar el compromiso político de los países para combatir futuros brotes de otras enfermedades causadas por virus o bacterias.
El aporte de la comunicación durante la crisis
El contexto en el que se enmarcó el mundo en el 2020 fue la incertidumbre sobre el virus y como combatirlo. Este se expandió rápidamente en Asia y Europa, donde los contagios se contaban por miles; el coronavirus se extendió por el continente americano, siendo los primeros países en presentar casos EE.UU., Brasil, Canadá y México.
La OMS se pronunció constantemente sobre las acciones que los líderes políticos debían asumir para controlar la pandemia y entre las recomendaciones se enfatizó en adoptar las medidas sanitarias: distanciamiento social, uso de mascarillas, alcohol en gel y el lavado de manos; información que llegó a todas partes del mundo a través de los medios tradicionales, las redes sociales y el desarrollo de aplicaciones que monitoreaban el avance diario del virus, así como el seguimiento liderado por la OMS.
Una de las medidas que más impactó fueron los confinamientos y la restricción del libre tránsito de los ciudadanos. Decisión que afectó directamente en las organizaciones de todos los sectores económicos y llevó al cierre de oficinas para trabajar en remoto desde el domicilio de los colaboradores. No obstante, las diversas entidades tomaron esto como un reto dando un paso acelerado hacia la digitalización y la reorganización de sus equipos hacia la virtualidad.
La COVID-19 condujo a las empresas a acelerar su transformación digital en un 80%, así lo dio a conocer el informe CEO Outlook 2020: COVID-19 de la consultora KPMG. Una de estas experiencias fue relatada por Valeria Abadi, gerente corporativo de Comunicación Institucional del Grupo Arcor Argentina, quien destacó la activación de este proceso. “Tuvimos que unir la comunicación con las herramientas digitales en el año de la conectividad, no el año de lo tecnológico, ya que encontramos en estas herramientas la oportunidad de seguir conectados y seguir siendo seres sociales”.
Es así que las mediciones en cuanto al consumo de las redes se incrementaron, “pasamos alrededor de 6 horas y 54 minutos conectados a las redes sociales”, según Hootsuite y We are social. También nuestra forma de consumo cambió, ahora el 45% de población mundial compra productos online que antes solo adquiría físicamente.
Aplicaciones web como WhatsApp y Zoom incrementaron su uso, se convirtieron en canales imprescindibles para organizar y hacer fluir la comunicación. Algunos datos recogidos por empresas como Business of Apps destacaron al cierre del 2020, que 700 mil compañías a nivel mundial lo empleaban como el principal canal de comunicación y 90 mil escuelas en 20 países distintos lo usan como aula virtual. En el Perú, el uso de WhastApp se incrementó en un 164% durante el periodo de confinamiento según el Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones, OSIPTEL.
En el cambio organizacional destacó el protagonismo de la comunicación interna, las empresas buscaron que el vínculo del colaborador se fortalezca a pesar de la distancia. Este acercamiento fue tangible con experiencias vivenciales como las registradas por Laboratorios Bagó de Ecuador, quienes con una cultura sólida e información oportuna implementaron diversas campañas como “Bagó te cuida” orientada al cuidado físico y emocional de su gente, según precisó a la Revista Imagen y Comunicación N° 91 la jefa de Comunicación Interna, Paulina Cevallos. “La escucha ha sido la gran estrategia y no solamente escuchar, no solamente recibir de ellos información valiosa para que nosotros podamos realizar acciones, sino que la empresa también pueda explicar algunas cosas”.
Asimismo, empresas como Bimbo reconoció el esfuerzo de sus colaboradores al colocar el nombre de cada uno de ellos en el empaque del pan. “Bimberos extraordinarios es un programa de reconocimiento que lanzamos este año a los vendedores y colaboradores del mes” señaló Sofía Montenegro, gerente regional de Comunicación y Asuntos Corporativos a la Revista Imagen y Comunicación N°96.
En medio de la pandemia, Corporate Excellence presentó el informe de Tendencias de la Reputación y Gestión de Intangibles que da cuenta del interés de las organizaciones por contar con un propósito corporativo, intención que se venía registrando desde años anteriores. “En 2020 hemos ido un paso más allá: a través del propósito podemos definir un nuevo modelo económico global que permita contribuir y generar valor en el largo plazo para las personas y el planeta”, destacó Angel Alloza, CEO de la organización.
Por otro lado, la pandemia impulsó a las organizaciones a encaminar sus esfuerzos en soluciones para aliviar los problemas de salud que enfrentaban las personas por el coronavirus, males como neumonías severas y falta de oxigenación en el organismo afectaban a los más vulnerables. Esta problemática fue atendida por Ford Motor Company, empresa que se alió con 3M, GE Healthcare y el sindicato UAW para prestar sus servicios de manufactura e ingeniería en la producción de equipo médico llegando elaborar 50 mil ventiladores mecánicos y más de 100 mil protectores faciales.
Asimismo, otras compañías en diferentes continentes colaboraron en la implementación de plantas de oxígeno, requisito indispensable para la atención de un paciente grave con COVID-19. Sin embargo, aún existe un déficit de este insumo en Latinoamérica, tal como lo señala el proyecto Respuesta Global al Cuidado Respiratorio del COVID-19 de la organización de salud mundial PATH, Brasil aparece en rojo con más de 2,2 millones de metros cúbicos requeridos. “En naranja estaban México (628.000 m3) y Colombia (537.000 m3) y, en amarillo, Argentina (393.000 m3) y Perú (257.000 m3)”.
Ante la realidad que presenta al virus y sus variantes más agresivas, los esfuerzos emprendidos por las organizaciones deben continuar de la mano de la información y los canales de comunicación confiables, si se tiene en cuenta que uno de los males que apareció en medio de la pandemia fue la infodemia definida por la OMS como “la cantidad excesiva de información, en algunos casos correcta o no, que dificulta encontrar fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan”. En la línea de la desinformación, derivado del colapso de los sistemas sanitarios y la falta de respuesta de los especialistas, las personas tuvieron como fuentes informativas a las redes sociales y el WhastApp, cuyos mensajes de recomendaciones muchas veces contenían noticias falsas.
Gestión de la crisis sanitaria
Si bien la gestión de la crisis sanitaria pasó por momentos críticos tanto en Europa, Asia y América, uno de los aciertos fue el desarrollo de las vacunas. En diciembre del 2020 el laboratorio Pfizer/BioNTech anunció que la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios de Reino Unido había aprobado su vacuna y que esta era segura. Inmediatamente se empezaron a realizar los cronogramas para la vacunación masiva de sus ciudadanos.
Cabe destacar que fue la Sputnik V, vacuna desarrollada en Rusia, la primera en ser registrada en agosto del 2020 por el Instituto de Investigación Gamaleya en Moscú, pero desde diciembre comenzó a administrarse a sus ciudadanos en la capital. A estas le siguieron las vacunas creadas por Moderna, la sueco-británica de Oxford, AstraZeneca, y la india Covaxina, entre otras.
De otro lado, la OMS se pronunció con relación a la distribución de las vacunas y pidió una repartición equitativa tanto a países de primer mundo como a los países menos favorecidos.
Asimismo, Tedros Adhamon, criticó a aquellos gobiernos que “prefieren vacunar a gente joven y que no está en ninguna categoría de riesgo a costa de que otros países puedan vacunar a sus trabajadores sanitarios y personas mayores”. Enfatizó, además, la importancia de la gestión de la crisis sanitaria a nivel mundial. “Perdimos una gran oportunidad de incorporar las vacunas como una medida integral. No es solo un fracaso moral catastrófico, sino un fracaso epidemiológico y un fracaso en la práctica de la salud pública”.
Este pronunciamiento se apoya en la necesidad de aumentar de manera masiva la producción de vacunas contra el coronavirus para paliar la falta de dosis y que esto impulse a otros laboratorios a generar alianzas como el realizado por el laboratorio Sanofi que puso a disposición su infraestructura de fabricación para apoyar la producción de la vacuna de Pfizer/BioNTech.
Por otro lado, las críticas hacia los gobiernos por un manejo ineficiente e ineficaz para controlar la pandemia no se hicieron esperar con denuncias sobre la veracidad de los datos que aportaban a la OMS en la contabilidad de infectados y muertes.
Asimismo, fueron los liderazgos y las opiniones de algunos jefes de Estado que generaron controversia sobre las acciones a tomar. Este fue el caso de Jair Bolsonaro, quien señaló desde el principio que el virus se trataba solo de una gripe, minimizando sus efectos, lo que ha llevado al país a convertirse en el nuevo epicentro mundial de la pandemia, según Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) de Brasil que reportó 71.704 nuevos casos de contagio.
La apreciación del mandatario brasilero ocasionó múltiples manifestaciones de los ciudadanos que lo culpan por no dar solución a los problemas sanitarios, piden que se fortalezca el plan de inmunización y se otorgue el retorno de la ayuda de emergencia mensual de 600 reales (unos 110 dólares) hasta el final de la pandemia.
En el resto del mundo se viven nuevas manifestaciones de la pandemia. Recientemente, Maria Van Kerkhove, doctora responsable de enfermedades emergentes y zoonosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que el virus está en auge y presenta un 12% de aumento en toda Europa. “En Europa y en otros zonas se está dando una combinación que favorece la transmisión como, por ejemplo, las presiones para abrir las economías, las dificultades para cumplir con las medidas que hay en vigor, así como el hecho de la distribución de la vacunación que no es equitativa y las variantes que están surgiendo son más contagiosas”, puntualizó en rueda de prensa.
Es así que el viejo continente asume su tercera ola redoblando sus restricciones. En Alemania, la canciller Angela Merkel y los jefes de Gobierno de los 16 estados federados anunciaron un “freno de emergencia”, un paso atrás en su hoja de ruta de apertura que había iniciado hace solo dos semanas y que confina nuevamente a sus ciudadanos hasta el 18 de abril.
La misma suerte lo vive el país español, que sumó en un día 5.516 nuevos contagios confirmando un notable ascenso de las personas infectadas por el virus. Esto también ha llevado al Gobierno y a las comunidades autónomas a pactar un cierre perimetral de todas las regiones por los días festivos durante la Semana Santa. Asimismo, en Italia se ha determinado el confinamiento desde el pasado 15 de marzo hasta el 6 de abril donde las personas solo pueden salir de casa por trabajo o salud. El Gobierno italiano se encuentra discutiendo la aplicación de un reglamento para que todo el personal sanitario sea vacunado así no haya dado su autorización al encontrar casos de reinfección en estos equipos.
De la misma manera, Francia también ha decretado confinamiento en 16 departamentos incluido París con una multa que llega a los 135 euros para los que incumplan. Esto después de que su primer ministro, Jean Castex, señalara que la situación sanitaria es “extremadamente preocupante” por la saturación de los hospitales con enfermos de COVID-19. “Estamos en una tercera ola, que está golpeando fuerte y que está llenando las unidades de cuidados intensivos de pacientes cada vez más jóvenes”, manifestó los últimos días de marzo.
En suma, queda claro que a la fecha la pandemia está lejos de ser controlada a nivel global. No obstante, esta coyuntura ha ayudado a que las organizaciones contribuyan a proteger lo más importante que es la salud. En este escenario de incertidumbre la comunicación ha jugado un papel preponderante en la difusión de las nuevas forma de hacer las cosas con ingrediente más humano a través de la implementación de herramientas que vienen facilitando las interacciones sociales para hacer viable las labores, evitar contagiarse y salvaguardar la vida de las personas.