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Teorías contemporáneas de la persona

Reseña del primer ciclo

Miguel García Baró, Alfonso López Quintás y Jacinto Choza propusieron en nuestro seminario su propia teoría de la persona. He aquí un resumen.

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Por: Juliana Peiró juliana.peiro@hapax.ac

Instituto de Ciencias de la Acción -localizado en la Ciudad de México- ha organizado un Seminario Permanente de Antropología Filosófica con el fin de propiciar el estudio y la profundización del hombre desde el saber superior. Con este Seminario Permanente, Hápax desea impulsar el nacimiento y desarrollo de una comunidad filosófica internacional, en la que prime el diálogo abierto y la sinergia interuniversitaria. El Seminario está organizado en ciclos semestrales, de tres sesiones cada uno, en los que se quiere dar voz a distintas personalidades de prestigio internacional en el ámbito de la filosofía, de habla hispana.

El primer ciclo del Seminario, Teorías contemporáneas de la persona, ha estado a cargo de los prestigiosos filósofos Miguel García-Baró, Alfonso López Quintás y Jacinto Choza. Y, en cada una de las sesiones se ha contado con un número muy nutrido de participantes del ámbito universitario y académico de toda Latinoamérica y España.

En la sesión magistral del profesor Miguel García-Baró, el filósofo español expuso su propia teoría de la persona como la vía de renovación de la filosofía primera y de la actividad del filosofar mismo, en su significado más genuino. Para el pensador español, la filosofía no nace del paso del mito al logos, sino cuando el ser humano descubre que es “el ser al que le pasan cosas” porque le acompaña el fenómeno de la verdad, el cual supone una revelación de lo que le ocurre. El ejercicio filosófico, entonces, consiste en la reflexión nacida tras la experiencia originaria de “la individualidad expuesta”. En este sentido, el profesor Miguel García- Baró quisó resaltar que el ser humano es filósofo sólo “cuando el otro le preocupa más que él mismo; de ahí que la reflexión filosófica surja, más que de la admiración, de la experiencia de la culpa, al caer en la cuenta de que podemos ser causa de la desesperación absoluta de otros”. Se trata de recuperar el ejercicio filosófico en relación con la conquista de la Sabiduría, en su comprensión más vital; esto es, “se filosofa por necesidad de no seguir siendo un canalla”.

Así considerado, para García-Baró, la Antropología Filosófica debe tratar de abordar la realidad que es el hombre como una individualidad que, sin embargo, está llamada a albergar dentro de sí algo que sea lo absoluto y relativamente distinto de sí: es decir, “llamada a encarnar y realizar en sí la unión hipostática.” Y esto, en la medida en que, siendo el hombre una soledad radical, sin comunicación interpersonal no se constituye como individuo, pues solo así descubre que es una apertura radical a la alteridad, en sus múltiples formas. Por eso -concluye Baró- no se puede hacer Antropología Filosófica a priori. En este sentido, hacer Antropología a priori equivale a filosofar desde el miedo; “pero el miedo -afirmó con rotundidad es la muerte de la vida del espíritu humano”.

Instituto de Ciencias de la Acción -localizado en la Ciudad de México- ha organizado un Seminario Permanente de Antropología Filosófica con el fin de propiciar el estudio y la profundización del hombre desde el saber superior. Con este Seminario Permanente, Hápax desea impulsar el nacimiento y desarrollo de una comunidad filosófica internacional, en la que prime el diálogo abierto y la sinergia interuniversitaria.

Por el contrario, hacer Antropología Filosófica reclama una reflexión a posteriori que equivalga a “abrir la verdad al acontecer de lo que nos pasa y a eso que nos pasa”. Y esto, en la medida en que “la verdad crece gracias a la acción, siendo así que la acción debe estar cimentada en la verdad”.

Para concluir, Miguel García-Baró resaltó que cada ser humano es un Hápax. Es decir, cada hombre es único, individual e irrepetible. Sin, por otra parte, perder de vista que la individualidad del ser humano solo florece en el contexto de una libertad que ante todo es apertura al misterio de lo que está por venir, de suyo inobjetivable.

En la segunda sesión del Seminario, el reconocido filósofo español Alfonso López Quintás expuso su propia comprensión filosófica de la persona como la mejor vía teórica capaz de dotar a la cultura imperante de esperanza. Solo recuperando el ejercicio filosófico y científico en coordenadas antropológicas -subrayó López Quintásle es posible al hombre contemporáneo acceder a la experiencia originaria de su ser personal. Pues, aunque cualquier consideración en torno a la persona que cada uno es, es “especialmente difícil, sin embargo, nuestra reflexión en torno a ella es ineludible porque nos va mucho en ello”.

Es urgente, subrayó el pensador español, que la reflexión filosófica en torno al ser humano centre su atención en el carácter relacional de la noción de persona. “La persona es un ser dinámico, relacional, creativo, que tiene un impulso muy fuerte a crecer desde dentro, a superar límites, a alcanzar altas metas”, reiteró ennumerosas ocasiones a lo largo de su brillante ponencia.

Al igual que la belleza surge en lo relacional, “la persona humana surge del encuentro amoroso entre dos. Tal surgir contiene en su interior un elemento de ambigüedad prometedora”, que es necesario acoger. Así considerada, enfatizó López Quintás, “la persona humana pertenece a este tipo de realidades que surgen; que son acontecimiento; y por serlo, está cargada de novedad”. Para captar la persona, por tanto, es necesario “hacerlo captando la relación genética que es su origen, en su génesis, de la que surge como un acontecimiento”.

En este sentido, el profesor Miguel García-Baró quisó resaltar que el ser humano es filósofo sólo “cuando el otro le preocupa más que él mismo; de ahí que la reflexión filosófica surja, más que de la admiración, de la experiencia de la culpa, al caer en la cuenta de que podemos ser causa de la desesperación absoluta de otros”.

Para concluir, el doctor Alfonso López Quintás, destacó que comprender a la persona como acontecimiento relacional permite dar razón de su libertad de manera radical, como apertura al bien, a la verdad y al amor”.

Por su parte, en la tercera sesión, el doctor Jacinto Choza presentó un panorama muy esclarecedor de cuál ha sido la evolución de la noción de persona desde sus orígenes griegos hasta nuestros días. Con ello fue capaz de mostrar un progreso que explica con nitidez los planteamientos modernos y contemporáneos, en los que es posible explicar los orígenes antropológicos e históricos de la Declaración de los Derechos Humanos; entendida esta como “la respuesta de la historia al hallazgo de la dignidad de la persona”.

A lo largo de su exposición, el profesor Choza quiso resaltar en qué medida, la evolución del concepto de persona apunta a comprender que “la persona es una realidad viviente, encarnada en tres dimensiones imbricadas: actor-viviente-persona”. “¿Qué contenido tiene el yo? Y, más aún, ¿quién soy yo?”, se han convertido en cuestiones ineludibles para el hombre contemporáneo. En este sentido, la pregunta clave que el momento histórico urge que afronte la reflexión filosófica es la que gira en torno al contenido ontológico del yo.

“¿Qué es un yo?”, se preguntó Jacinto Choza. “Un fondo insondable y misterioso, de profundidad infinitamente rica, manifestación de lo inefable del ser humano, su ser personal; el cual, como el autor de una obra, es mucho más que el actor y los múltiples papeles que interpreta a lo largo de su vida”. Así da razón de la persona buena parte de las teorías contemporáneas que abordan la cuestión del ser humano en su sentido más radical, en la medida en que la persona acoge en sí al sujeto singular de conciencia incomunicable. De aquí, la importancia que tiene el conocimiento de lo singular en el ser humano, como lo nuclear que trata de abordar la fenomenología de las vivencias; que, en este contexto, se torna en verdadera fuente de comprensión y reconocimiento de la diversidad personal. Más allá de los planteamientos transhumanistas que tratan de ampliar las capacidades humanas mediante la técnica.

Jacinto Choza

Al concluir su exposición, Jacinto Choza remarcó la importancia y la responsabilidad que tiene en la actualidad la actividad filosófica en torno al ser personal, pues solo poniendo en el centro de la reflexión a la persona humana le es posible a la sociedad no caer en interpretaciones de la verdad parciales que deshumanizan a las sociedades, porque desencarnan a las culturas en donde se despliega la vida personal. Urge, pues, adentrarse en la consideración rigurosa y humilde de la pregunta por el yo personal, que siempre es “además” de ideologías, estructuras o presupuestos morales.

Tras la exposición de cada uno de los ponentes, se abrió un espacio para el diálogo y la reflexión común en el que los participantes que así lo quisieron, pudieron trasladar a los profesores sus preguntas, creando con ello un clima de seminario muy fructífero y enriquecedor.

Finalizado el primer ciclo de sesiones del Seminario Permanente de Antropología Filosófica, Hápax invita a todos los interesados en las teorías contemporáneas de la persona, a participar en el segundo ciclo semestral que contará con la presencia de personalidades de prestigio mundial como Blanca Castilla y Mauricio Beuchot.

Por su parte, en la tercera sesión, el doctor Jacinto Choza presentó un panorama muy esclarecedor de cuál ha sido la evolución de la noción de persona desde sus orígenes griegos hasta nuestros días. Con ello fue capaz de mostrar un progreso que explica con nitidez los planteamientos modernos y contemporáneos, en los que es posible explicar los orígenes antropológicos e históricos de la Declaración de los Derechos Humanos; entendida esta como “la respuesta de la historia al hallazgo de la dignidad de la persona”.

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